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en tus manos
Carlos Seoane
Gratitud, un tesoro en tus manos 2
Indice
Capítulo 1
La gratitud es la llave
Cuenta esta historia que hace mucho tiempo, en un pueblo pequeño, vivía un
sabio anciano muy feliz que cada mañana con mucho esfuerzo subía a un alto
cerro... Unas horas después regresaba radiante y con una enorme sonrisa en
el rostro, sonrisa que no perdía a lo largo de todo el día.
Un día un joven del pueblo, que siempre lo veía subir y bajar, comenzó a
preguntarse: “¿De dónde saca este anciano esa vitalidad y tanta alegría? ¿Qué
hace cada mañana allá arriba? Debe ser un mago y allá arriba realiza los
hechizos que lo mantienen tan contento… tengo que descubrir su secreto”
Llegó hasta lo más alto del cerro y allí, detrás de un árbol, observó lo que
hacía. El sabio se sentó en una piedra, contempló el valle con mucha calma y,
juntando sus manos, dijo:
“Gracias, Señor, por este lugar, gracias por este momento, gracias por el
cielo, por la tierra, por el viento y los ríos... gracias por todo lo que he vivido y
gracias por todo lo que aún tienes preparado para mí... gracias por mi vida y
gracias por la vida del muchacho que hoy me ha acompañado.”
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 4
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 5
Estas razones deberían ser más que suficientes para que nos animemos a
expresar gratitud con más regularidad. Pero, todos sabemos que es más fácil
decirlo (¡y escribirlo!) que practicarlo, ¿verdad?
Alguien dijo que la mente «es como velcro para las experiencias negativas y
teflón para las positivas». Es decir, lo negativo se queda adherido mientras
que lo positivo resbala rápido.
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 6
Dice San Pablo en 1 Tesalonicenses 5,18: “En todo dad gracias, pues esto
es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros.” Como diría Luis Miguel,
“no sé tú, pero yo...”, muchas veces me he preguntado, ¿qué querrá Dios
de mí?... Te lo preguntaste alguna vez? En este versículo, tenemos una
respuesta muy clara... Dar gracias a Dios en todo, esto es lo que Dios quiere
de nosotros...La mayoría de las personas están muy dispuestas a agradecer
a Dios sus bendiciones, su amor, su consuelo...incluso algunos van más lejos
y son capaces de ver cómo el Señor los sostiene en los momentos difíciles
y agradecen en esos momentos duros por su compañía y fortaleza... Pero
dar gracias por los momentos difíciles no es algo que solemos hacer cuando
estamos en medio de los problemas...Es que no es fácil experimentar
gratitud en medio de un gran dolor o cuando buscamos razones que
expliquen un desengaño o una enfermedad que llegó sin avisar... En esos
momentos, la gratitud no nos va a fluir naturalmente... a menos que ya la
hayamos incorporado a nuestra vida con la práctica diaria, porque todos
nosotros somos lo que hacemos en forma repetida.
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 7
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 8
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Capítulo 1: La gratitud es la llave 9
Empieza por reconocer todo lo bueno que ya hay en tu vida, ese es el único
secreto. No necesitas ser lo suficientemente bueno, ni estudiar mucho, ni
aplicar una fórmula enigmática y confidencial... Simplemente el desafío
será empezar a buscar cada día motivos y razones para agradecer, y si te
comprometes a hacerlo diariamente, vas a comprobar que el amor le ganará
al miedo, la risa superará a las lágrimas y la esperanza vencerá al desánimo. Y
todo empieza por reconocer la belleza que nos rodea. Como decía San Pablo,
“en Dios vivimos, nos movemos y existimos”. Todo empieza conectándonos
con la frecuencia de la gratitud.
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 10
Capítulo 2
Abriendo nuestro corazón
a la gratitud
“Una historia china habla de un anciano labrador, viudo y muy pobre, que
vivía en una aldea, también muy necesitada.
Quiso el destino que el animal fuera a parar al establo del anciano labrador,
donde encontró la comida y la bebida deseadas. El hijo del anciano, al oír el
ruido de los cascos del caballo en el establo, y al constatar que un magnífico
ejemplar había entrado en su propiedad, decidió poner la madera en la
puerta de la cuadra para impedir su salida.
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 11
La noticia corrió a toda velocidad por la aldea y los vecinos fueron a felicitar
al anciano labrador y a su hijo. Era una gran suerte que ese bello y joven
corcel salvaje fuera a parar a su establo. Era en verdad un animal que
costaría mucho dinero si tuviera que ser comprado. Pero ahí estaba, en el
establo, saciando tranquilamente su hambre y su sed.
Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para felicitarlo por tal
regalo inesperado de la vida, el labrador les replicó: «¿Buena suerte? ¿Mala
suerte? ¡Quién sabe!» Y no entendieron…
Pero sucedió que, al día siguiente, el caballo ya saciado, al ser ágil y fuerte
como pocos, logró saltar la valla de un brinco y regresó a las montañas.
Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse con
él y lamentar su desgracia, éste les replicó: «¿Mala suerte? ¿Buena suerte?
¡Quién sabe!» Y volvieron a no entender…
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 12
estaba bien de la cabeza. Era indudable que tener, de repente y por azar,
más de cuarenta caballos en el establo de casa sin pagar un céntimo por
ellos solo podía ser buena suerte.
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 13
Quiero invitarte a recibir cada día, con estas palabras del profeta Ezequiel,
abriendo tu nuevo corazón a la gratitud.
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 14
Por eso, hoy la gratitud será nuestra única arma y nuestro único escudo y
será tan poderosa que nadie podrá defenderse de ella.
Y así, nos uniremos a la creación entera que alaba todos los días con
gratitud a nuestro Buen Dios. Nosotros también sumaremos nuestras
voces a esta sinfonía invisible que mantiene la vida del planeta en
equilibrio...y este simple secreto cambiará nuestra vida.
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 15
Agradeceremos también por todas las personas que hoy se crucen en nuestro
camino. Agradeceremos y admiraremos sus dones, sus talentos, sus virtudes.
Derribaremos las murallas de indiferencia que durante muchos años hemos
construido alrededor de nuestros corazones, y edificaremos puentes de
gratitud para llegar hasta el alma de nuestros hermanos.
En silencio daremos gracias a Dios por la vida de cada persona que se cruce
en nuestra vida a partir de hoy y esa gratitud se reflejará en nuestra mirada y
hará que una sonrisa se asome en nuestros labios. ¿Quién va a negarse a ser
bendecido cuando en su corazón sienta nuestra gratitud?
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 16
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Capítulo 2: Abriendo nuestro corazón a la gratitud 17
Por eso, hoy comenzamos una nueva vida abriendo nuestro corazón a
la gratitud... Ya hemos descubierto que nuestra calidad de vida no está
determinada por lo que nos pasa sino por cómo respondemos a cada
una de las situaciones que se nos presentan.
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 18
Capítulo 3
Abriendo nuestros labios
con gratitud
“Un rey soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar,
mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.
Más tarde envió a por otro sabio y le contó lo que había soñado.
Se iluminó el semblante del rey y ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Cuando el sabio salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
«La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el
primer sabio. No entiendo por qué él le pagó con cien latigazos y a ti con cien
monedas de oro.»
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 19
Hoy quiero invitarte a recibir este día abriendo nuestros labios con gratitud.
Dice San Pablo en Col 4, 6: “Que vuestra conversación sea siempre amena,
sazonada con sal, sabiendo responder a cada cual como conviene.”
Por eso, la propuesta de hoy es que, en primer lugar, te animes a poner bajo
la lupa y a cuestionar la manera en que hablas de manera automática todos
los días, porque las palabras que usamos definen nuestra interpretación de
la realidad. No podemos controlar aquello que nos sucede, pero sí podemos
controlar las palabras que utilizamos para definir lo que nos sucede.
Por eso, te propongo que hoy recibamos este día abriendo nuestros labios
con gratitud, porque sabemos que lo que decimos influye muchísimo en
cómo nos sentimos… Vivimos en un mundo que está despoblado de lenguaje
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 20
Por eso, te propongo que hoy recibamos este día abriendo nuestros labios
con gratitud y las palabras agradecidas que brotarán desde nuestros labios,
servirán para impulsarnos a construir acciones que cambien el mundo, o al
menos, que lo dejen un poco mejor que como lo encontramos, acciones que
nos ayuden a crear una sociedad más justa.
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 21
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros labios con gratitud y
ya no hablaremos acerca de lo que no queremos que pase en nuestra vida.
Somos conscientes de que ya perdimos demasiado tiempo hablando de
todo lo que va mal, poniendo nuestra atención en los problemas en lugar de
enfocarnos en las soluciones... ¿Para qué expresar con nuestras palabras lo
que ya sabemos que no queremos que pase en nuestra vida? ¿Por qué no
hablar, en cambio, de lo que nos gusta, de lo que nos motiva, de lo que sí
queremos que llene nuestros días? De aquí en adelante, pondremos nuestras
palabras al servicio de lo que nos impulsa, de lo que nos anima, de lo que
construye... y sólo con eso nuestro corazón se llenará de confianza y gratitud.
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros labios con gratitud
y ya no hablaremos mal de nadie... ni siquiera de nosotros mismos...
porque ya nos hemos hecho mucho daño con nuestras palabras cuando
nos culpamos, cuando nos menospreciamos y nos tratamos mal... Por eso,
desde hoy trataremos a todos y también a nosotros mismos con suavidad,
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 22
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Capítulo 3: Abriendo nuestros labios con gratitud 23
Latido a latido, todos los días hasta que esas palabras que ahora habitan
nuestra vida, construyan los puentes que llegarán al corazón de otras
personas. De esta manera, ellos también se llenarán de alegría.
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 24
Capítulo 4
Cerrando nuestros labios a la
queja y a las críticas
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 25
Hasta que un día, otro pájaro se acercó a la jaula y me abrió los ojos... Me
dijo: «Deja de lamentarte y llorar, porque son tus lamentos y gemidos los
que te tienen encerrado en esa jaula». Y, por eso, partir de ese día, decidí
callarme y no canté más”. El sabio le tradujo estas frases al dueño del pájaro
y el hombre conmovido pensó: “Para qué seguir teniendo encerrado a este
ruiseñor, si ya no canta…” Y lo dejó en libertad. Y una vez en libertad, el
pájaro volvió a cantar.
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 26
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 27
Muchas veces escuchamos amigos, familiares, que nos dicen: “Me siento
frustrado, desanimado/a, quiero sentir alegría, paz, quiero ser feliz”...
Pero no saben bien qué pueden hacer. Al practicar la gratitud, nos
damos cuenta de que era esa emoción lo que habíamos buscado tanto
tiempo. Antes, no sabíamos cómo alcanzarla en nuestra vida. Pero hoy ya
conocemos ese maravilloso secreto que consiste en agradecer por todo
aquello que tenemos.
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 28
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Capítulo 4: Cerrando nuestros labios a la queja y a las críticas 29
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 30
Capítulo 5
Escuchando con empatía
y gratitud
“El herrero del pueblo contrató a un aprendiz dispuesto a trabajar duro por
poco dinero. El muchacho era joven, alto y muy fuerte, aunque un poco
despistado. Era obediente y hacía las tareas que le encomendaban, pero
se equivocaba a menudo y tenía que repetirlas porque prestaba muy poca
atención a las instrucciones que el herrero le daba.
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 31
Dice el dicho popular que tenemos dos orejas y una boca para que podamos
escuchar el doble de lo que hablamos... ¡aunque habitualmente lo hagamos
al revés! Los que estudian los fenómenos de la lingüística distinguen varios
tipos de escucha, pero hoy yo quiero que nos detengamos en dos tipos:
La escucha previa o prejuiciosa y la escucha empática. Es en la escucha
previa donde escuchamos desde nuestros juicios y prejuicios y, por lo tanto,
filtramos la información de lo que nos dicen escuchando solamente lo que
concuerda con lo que nosotros pensamos y prejuzgamos. Y en ese tipo
de escucha estamos el 95% de nuestro tiempo en automático. Pero estoy
seguro de que algunas veces en la vida también te pasó de escuchar a otra
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 32
Por eso, hoy quiero invitarte a escuchar con empatía y gratitud a quienes
hoy se crucen en nuestro camino... porque ahora sabemos que ese es
el antídoto contra la indiferencia: escuchar con empatía es el remedio
contra la soledad, la garantía del respeto por los demás... ¿Hay acaso
alguna melodía más maravillosa que la que ejecutan dos personas
que se escuchan con empatía y se conectan con profundidad aún en
el silencio? Así queremos escuchar. A partir de hoy comenzaremos a
escuchar a nuestros hermanos sin prejuicios, poniéndonos en su lugar,
apoyándolos y aprendiendo de su experiencia. Los escucharemos con la
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 33
Por eso, hoy quiero invitarte a escuchar con empatía y gratitud todo lo que
nos rodea y fundamentalmente a quienes nos rodean… porque, a partir
de hoy, nos resistiremos a juzgar a la persona que estemos escuchando;
ya tenemos muy claro que no queremos seguir ejerciendo el cargo de juez
sabelotodo... Queremos abandonar definitivamente ese hábito de juzgarlo
todo que se nos había hecho tan común pero nos impedía escuchar de
verdad las necesidades de nuestros hermanos.
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 34
Por eso, hoy quiero invitarte a escuchar con empatía y gratitud a nuestros
hermanos; queremos preparar nuevos surcos en nuestro corazón para
sembrar la buena semilla de la escucha con gratitud y empatía. Y si
perseveramos en esta práctica, llegará un momento en que ya no nos será
posible volver a escuchar a nadie de una manera superficial. Y así nacerá en
nosotros un hábito tierno y nuevo, que, además, al realizarlo con frecuencia,
se convertirá en una rutina maravillosa que nos permitirá escuchar no sólo
las palabras, sino los sentimientos de los demás. Y también aprenderemos a
sentirnos cómodos con los silencios de nuestros hermanos, porque a veces
es necesario dar a las personas tiempo para pensar y encontrar las palabras
más precisas para transmitir lo que quieran decirnos. Dejaremos ese espacio
sin querer llenarlo con nuestras palabras.
Hoy comenzamos una nueva vida y nada demorará el cambio que haremos
en nuestra manera de escuchar. No dejaremos que pase un solo día sin
practicar con alguien esta escucha con empatía y gratitud, porque el día que
no lo hagamos, no podremos recuperarlo...
Por eso, hoy quiero invitarte a escuchar con gratitud y empatía y así
ya no expresaremos juicios acerca de las opiniones de los demás, no
interrumpiremos a nadie cuando está hablando, esperaremos a que cada
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Capítulo 5: Escuchando con empatía y gratitud 35
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 36
Capítulo 6
Abriendo nuestros ojos
con gratitud
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 37
Por eso, hoy quiero invitarte a recibir este día abriendo nuestros ojos con
gratitud por la vida que nos ha sido dada...Quiero invitarte a abrir los ojos y
mirar con agradecimiento lo que ves el día de hoy. Generalmente, el apuro,
el estrés y la costumbre de pensar siempre en el pasado o en el futuro nos
impiden observar y disfrutar nuestro momento presente, obligándonos a
mirar siempre más allá de donde estamos. Y así, nos habituamos a fijar la
mirada dónde vamos a pisar, en lugar de mirar adónde estamos pisando.
Siempre vamos intentando ver más lejos cuando lo más recomendable es
mirar cómo y dónde estamos caminando ahora.
Dice San Pablo en Flp 4,8: “Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de
verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, todo
cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso tenedlo en cuenta.” Es
decir, pongan su mirada y su atención en todo lo que es bueno...
Por eso, hoy quiero invitarte a recibir este día abriendo nuestros ojos con
gratitud, en primer lugar, por la vida que tenemos frente a nosotros... hoy
contemplaremos el mundo despojándonos de esos lentes conceptuales
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 38
Hoy abriremos los ojos y miraremos el cielo... Los que vivimos en grandes
ciudades apenas nos acordamos que el cielo está detrás de los edificios...y
muy pocas veces notamos cómo cambia a cada momento con nubes que
van y vienen, con distintos colores y formas... Hoy miraremos al cielo y nos
sentiremos más serenos, más cerca de Dios.
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 39
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros ojos con gratitud
por la vida.
Se nos han dado ojos para que veamos y podamos entender que
todos nuestros problemas y sufrimientos son grandes oportunidades
escondidas. No nos dejaremos engañar entonces por el disfraz que lleven
esos problemas, porque nuestros ojos ya se han abierto y pueden ver
más lejos. Ahora podemos ver más allá de la máscara de los problemas y
las circunstancias.
Mantendremos los ojos fijos en las promesas del Señor para nosotros,
porque ya sabemos que, donde termina el desierto, crecen las flores de
la fe y la esperanza. Miraremos cada obstáculo que se nos presente como
una gran oportunidad para crecer, o, a lo sumo, lo consideraremos como
un pequeño desvío en el camino que, al retomarlo, nos acercará a la meta.
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros ojos con gratitud
por la vida.
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 40
Y al observar cada día la vida con ojos nuevos, mirar la vida con gratitud
se convertirá en un hábito y cada mañana, con sólo abrir los ojos,
descubriremos más de mil razones por las cuales estar agradecidos.
Y con el paso de los días, nuestra mirada será cada vez más aguda, al punto
de poder ver en cada obstáculo o dificultad una nueva oportunidad para
agradecer. Mirar con gratitud hará que aprendamos de cada experiencia
y consideremos cada acontecimiento como algo positivo en lugar de verlo
como algo común o trivial.
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros ojos con gratitud
por la vida.
Y también elegiremos ver las virtudes de los demás sobre sus errores o
faltas. Ya hemos vivido muchos años reclamando, exigiendo, mirando
siempre lo que falta... y ahora comprendemos que eso es lo opuesto
a agradecer. Por eso, a partir de hoy elegiremos que nuestros ojos se
enfoquen en ver y apreciar aquello que sí está bien. Ahora sabemos
que cuando miramos la vida con gratitud, nos convertimos en personas
más amables y a la vez inspiramos esto mismo en los que nos rodean. Al
llenar nuestros ojos con gratitud, saboreamos la vida y el aire se purifica a
nuestro alrededor.
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Capítulo 6: Abriendo nuestros ojos con gratitud 41
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros ojos con gratitud
por la vida y miraremos con gratitud también quiénes somos. Lo sepas
o no, lo creas o no, tú ocupas un lugar especial en el corazón de Dios. Tal
vez, a ti no te guste algo sobre tu apariencia o sobre uno de los rasgos de
tu personalidad. Pero nadie puede realizar una buena acción como tú lo
haces... ¿Quién puede compartir palabras de ánimo y de aliento como tú?
¿Quién puede llenar las necesidades que tal vez solo tú y Dios puedan ver?
Estás “hecho a medida” para las buenas obras que Dios ha preparado para
ti; por eso hoy también vas a mirarte a ti mismo, a ti misma, con mucho
agradecimiento. Y pediremos a Dios que podamos ver el valor que tiene el
hecho de vivir para Él, y así comenzarás a ver también tu verdadero valor y
el valor de los que están a tu alrededor. Hoy vamos a mirarnos a nosotros
mismos y a los demás a través de los ojos de Dios. ¡Entonces la vida se
volverá más brillante y llena de esperanza!
Por eso, hoy vamos a recibir este día abriendo nuestros ojos con gratitud por
la vida. Porque ya sabemos que, cuando cambiamos la forma en que vemos
las cosas, las cosas que vemos cambian.
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 42
Capítulo 7
Abriendo nuestras manos
con gratitud solidaria
Un muchacho pobre vendía mercancías casa por casa para pagar sus
estudios universitarios. Un día vio que solo le quedaba una simple moneda
de diez centavos y tenía hambre. Decidió que pediría comida en la próxima
casa. Sin embargo, sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora
mujer le abrió la puerta. Y, en lugar de comida, pidió un vaso de agua. Ella
percibió que el joven tenía hambre, así que le trajo un gran vaso de leche.
Él lo bebió, y entonces preguntó: “¿Cuánto le debo?”
“No me debes nada”, contestó ella. “Mi madre siempre nos enseñó que
nunca debemos aceptar dinero por amar y ayudar al prójimo.” Él le dijo
entonces: “¡Le agradezco de todo corazón...!”
Cuando Howard Kelly se fue de esa casa, no solo se sintió más fuerte, sino
que también su fe en Dios y en los hombres era más sólida. Había estado
a punto de rendirse y dejarlo todo, pero la actitud de esa mujer lo animó a
seguir adelante.
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 43
llamaron al Dr. Howard Kelly para consultarle. Cuando este oyó el nombre
del pueblo de donde venía la paciente, se le iluminaron los ojos.
Dice Jesús en el evangelio de Mateo, 7,12: “Por tanto, todo cuanto queráis
que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque
ésta es la Ley y los Profetas.” Esta enseñanza del Señor es impresionante,
porque habla con mucha claridad de cuál debiera ser nuestra norma
principal para vivir. No se trata de no hacer algo malo para que no te
lo hagan. Es común escuchar personas que dicen: “yo no le hago mal a
nadie”... No se trata solamente de no hacer mal; se trata de hacer lo bueno
que quisieras que hagan contigo... Dice San Pablo en Col 3,17: “y todo
cuanto hagáis, de palabra y de boca, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.”
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 44
Por eso, hoy quiero invitarte a recibir este día abriendo nuestras manos
con gratitud solidaria hacia todos aquellos que se crucen hoy en nuestro
camino, porque, si vivimos agradecidos por lo que somos y tenemos...
¿cómo podríamos ser indiferentes ante las necesidades de los demás? ...
Jesús, que conocía como nadie el corazón del hombre, decía que hay más
felicidad en dar que en recibir y todos buscamos la felicidad, ¿no? Por
eso, a partir de hoy, a todas las actividades que tenemos previstas para
el día, vamos a agregar una más y esa actividad se convertirá en nuestra
preferida, porque a partir de hoy, cada día, decidiremos intencionalmente
ayudar a alguien, porque el mundo cambia desde cada uno de nosotros,
tal vez con acciones pequeñas, sin muchas pretensiones… simplemente
ayudando a quien veas con alguna necesidad. Seguramente ya lo
sabes, pero por las dudas te lo recuerdo: tienes en tu interior un poder
maravilloso para ayudar a los demás, una enorme capacidad para dar una
mano a quien lo necesite…
Y por eso hoy hemos decidido convertirnos en un milagro para los demás.
Ya hemos descubierto ese simple y maravilloso secreto que es el siguiente:
hacer el bien hace bien.
Seguro cerca tuyo hoy hay alguien a quien puedes ayudar para que no baje
los brazos, para que levante la mirada, para que vuelva a sonreír. En tu
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 45
Por eso, hoy recibiremos este día abriendo nuestras manos con gratitud
solidaria y elevaremos nuestros brazos agradecidos al cielo por esta
misión maravillosa que se nos ha encomendado: que seamos solidarios y
ayudemos a nuestros hermanos. Hoy hemos decidido vivir con gratitud y
solidaridad cada momento del día porque sabemos que el día de hoy no
retornará jamás... no lo podremos conservar para vivirlo mañana. Por lo
tanto, lo viviremos con suma gratitud hoy porque su valor es incalculable.
Y la felicidad que experimentaremos al ayudar a alguien será mayor a la
que hayamos soñado jamás, porque ahora hemos comprobado que hay
más felicidad en dar que en recibir y obrando con solidaridad y gratitud
podremos dar nueva vida a tantos que la necesitan... Esa gran felicidad
será nuestra celestial recompensa.
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 46
Cada día buscaremos ayudar a alguna persona. Puede ser dándole a alguien
un poquito de nuestro tiempo, prestándole nuestra escucha, diciéndole algo
positivo, haciendo algo que lo ayude...y así, casi sin darnos cuenta podremos
darle algo que jamás se olvide y que marque una diferencia en su vida.
Hoy hemos decidido recorrer definitivamente el camino de la fraternidad,
caminando por esta tierra con toda la solidaridad de la que seamos capaces,
y mañana ayudaremos a más gente que hoy, y el día siguiente socorreremos
a más todavía, porque ya hemos descubierto el secreto, ya sabemos que
siempre, las personas que dan reciben. Por eso, ayudar nos convierte en
personas más felices. Ya sabemos que hay una parte de nuestro cerebro
a la que le encanta ayudar a los demás. Por eso, desde hoy, dedicaremos
tiempo a vivir agradecidos y a ayudar todos los días a cuantos podamos. Y
naturalmente, sólo por eso, seremos más felices...
Por eso, hoy recibiremos este día con las manos abiertas a la solidaridad y a
la gratitud, y definitivamente, dejaremos de pensar que las otras personas
están obligadas a hacer cosas por nosotros o que nos deben algo... hoy
decidimos aceptar la gran verdad que es que nadie nos debe nada, y por fin,
tomaremos responsabilidad sobre nuestras vidas y nos haremos cargo de
nuestra felicidad hoy, dejando de ponerla en las manos de los demás.
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Capítulo 7: Abriendo nuestras manos con gratitud solidaria 47
Estamos viendo con claridad que toda virtud que valga la pena conquistar
requiere esfuerzo de nuestra parte. Y la gratitud solidaria no es la
excepción. Para que se transforme en un rasgo de nuestro carácter, no
tenemos que ser especiales; solo tenemos que estar dispuestos a no dejar
de buscar motivos para practicarla.
Y, por último, te pido que pienses en todas las personas que han sido de
bendición para tu vida... ¿Cuándo fue la última vez que agradeciste por
ellas? ¿Cuándo fue la última vez que les dijiste gracias?¿ Qué tal si decides
llamar a esa persona, enviarle un mensaje de WhatsApp, o incluso, si es
alguien que ha fallecido, recordarlo con memoria agradecida en el corazón?
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 48
Capítulo 8
Anunciando el evangelio
con gratitud
Ese día el Paraíso estaba de fiesta. Por fin, luego de 33 largos años, el
Hijo del buen Dios iba a retornar para siempre con ellos. Allá abajo,
en la tierra, Jesucristo daba sus últimas instrucciones a los apóstoles
y se despedía de ellos. Mientras tanto, en el Cielo reinaba una gran
conmoción. Todos los angelitos se habían reunido en la puerta del Paraíso
para dar la bienvenida a aquel niñito que había bajado a la tierra hace 33
años y que ahora retornaba hecho un hombre. Todos se arremolinaban
alrededor de Jesucristo para abrazarlo y preguntarle cómo le había
ido. No podían faltar, por supuesto, las cámaras de los noticiosos más
importantes del Paraíso, que venían a cubrir el gran evento.
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 49
“Me parece”, prosiguió el angelito, “que todo lo que hiciste allá en la tierra fue
muy lindo. Eso de enseñarles acerca del Reino de los Cielos, de enseñarles
a amarse y a amar a tu Padre estuvo muy bien. Y ese broche de oro de
salvar a la humanidad resucitando después de morir en la cruz estuvo de
diez. Pero creo que te olvidaste de algo”. Jesús, un tanto sorprendido, pero
siempre sonriente, preguntó: “¿De qué me olvidé, angelito?”.
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 50
“No es que quiera ser negativo, Señor”, volvió a la carga el angelito. “Puede
que tu plan no resulte. No te olvides de que ellos son humanos y tú ya
sabes cómo son los humanos. Primero se entusiasman y te prometen
fidelidad hasta la muerte, pero al poco tiempo te dan la espalda. Mira si
no cuántas veces se lo hicieron a tu Padre a lo largo de la historia”. Jesús,
armado de paciencia, contestó dulcemente: “Esta vez va a ser distinto. Yo
personalmente les enseñé y yo personalmente los envié para que enseñen
todo lo que aprendieron a todo el mundo. Ellos son buenos chicos. Vas a
ver que mi plan resulta”. Otra vez aplausos y vivas, si bien esta vez ya eran
un poco nerviosos.
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 51
Del mismo modo, muchas veces le pedimos al Señor que nos envíe, cuando
en realidad, ¡ya nos envió! Dice Mt.28, 19: “Id, pues, y haced discípulos
a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo”. El Señor dijo claramente: ¡vayan! ...Sin embargo, pasan
los años y seguimos diciéndole a la gente: “¡Vengan a la Iglesia”! Jesús dijo
“vayan”, pero nosotros decimos “vengan”... ¡exactamente al revés!
Por eso, hoy quiero proponerte que, a partir de hoy, decidamos anunciar
el Evangelio con gratitud. Y, tal como dice la canción “Alma misionera”,
“iremos cantando, por pueblos predicando, tu grandeza, Señor,” por
caminos y senderos. Y llegaremos al destino más alejado que hoy
podamos, ya que mañana, con nuestras fuerzas renovadas, llegaremos
más lejos aún, y el día siguiente más todavía. Y el mismo viento del Espíritu
nos impulsará en la travesía. No cometeremos el gran error de quedarnos
al costado del camino siendo comentaristas y jueces del recorrido de los
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 52
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Capítulo 8: Anunciando el evangelio con gratitud 53
que nada ni nadie nos quite hoy nuestro gozo; no permitiremos que
los desengaños y los reveses nos desalienten. No nos enfocaremos en
los problemas o en los errores, porque hemos tomado la decisión de
disfrutar de este día que el Señor nos ha regalado. Si no tuviéramos este
día, sencillamente, no tendríamos nada... Por eso, ya hemos decidido vivir
felices y con gratitud hoy. Y cuando nuestros pies ya no puedan soportar
las piedras del camino, seguiremos adelante con voluntad y perseverancia.
Aceptaremos las exigencias y las dificultades y no dejaremos que nuestra
alegría se debilite. Y cantaremos para todos aquellos que quieran
escucharnos hasta que, un día, el celestial director indique el final de la
obra. Y al finalizar este caminar, daremos muchas gracias porque, sin
dudas, en el camino, recibimos mucho más de lo que dimos.
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Capítulo 9: ¿Estar agradecido o ser agradecido? 54
Capítulo 9
¿Estar agradecido o ser
agradecido?
En una ocasión, Jesús sanó a diez leprosos y solo uno, extranjero, regresó
a darle gracias. Dice el evangelio de Lucas en Lc. 17,11-19: “Y sucedió que,
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Capítulo 9: ¿Estar agradecido o ser agradecido? 55
Jesús los miró mientras se alejaban, pero solo uno de ellos, cuando vio
que estaba sanado, volvió donde estaba Jesús, glorificando a Dios y cayó
a sus pies dándole las gracias por lo que había hecho. Este hombre era un
samaritano. Hasta Jesús se sorprendió. ¿Dónde estaban los otros nueve?
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Capítulo 9: ¿Estar agradecido o ser agradecido? 56
¿Será que ese samaritano era el único que estaba agradecido de los diez?
Sinceramente, yo creo que los diez estaban agradecidos, pero no es lo
mismo estar agradecido que ser agradecido. Hay una diferencia enorme
entre estar y ser. Para decir que somos agradecidos, debemos expresar
agradecimiento o ese sentimiento se quedará escondido, sin cumplir
su función de exaltar y bendecir a Dios y a quienes nos hacen bien. ¡Por
eso yo creo que los diez estaban agradecidos y muy agradecidos! Pero
solamente uno era agradecido. Imagino a los nueve que no regresaron
corriendo a ver a sus familiares, buscando a sus amigos y contando lo que
pasó... recuperando una vida que ya creían que no tenían... volviendo con
su familia, abrazando nuevamente a sus hijos... Sinceramente, yo creo
que estaban muy agradecidos con Jesús... ¿Cuál es la diferencia, entonces,
con el que sí volvió? El que regresó era un hombre agradecido; los otros,
seguramente estaban agradecidos en ese momento, pero pronto lo
olvidarían. Muy probablemente pensaron en volver a agradecerle al Señor,
pero más tarde... Antes tenían que hacer otras cosas.
Y aunque tal vez no nos demos cuenta, pagamos un costo muy alto por esto:
para quien no es agradecido, el cielo nunca está lo suficientemente celeste;
la comida no estará tan sabrosa y la temperatura del agua al ducharse nunca
será la correcta. Pero las personas agradecidas se concentran menos en las
cosas que le faltan y más en las bendiciones que ya tienen.
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Capítulo 9: ¿Estar agradecido o ser agradecido? 57
Dice San Pablo en 1 Cor, 11,23-24: “Porque yo recibí del Señor lo que os
he transmitido: Que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó
pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se
da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»”
La palabra “gracias” es corta. Solo tiene siete letras. Pero tiene un enorme
poder en nuestra relación con Dios y con las demás personas. Es tan
poderosa la acción de dar gracias que el samaritano que expresó gratitud
recibió una doble bendición ya que, además de sanidad, recibió la
salvación. Esto nos enseña que, cuando somos agradecidos, duplicamos
las bendiciones que recibimos.
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Capítulo 9: ¿Estar agradecido o ser agradecido? 58
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 59
Capítulo 10
Derramando nuestra vida
con gratitud al Señor
“Mi papá falleció cuando yo tenía un año; fue mi madre la que pagó”,
respondió. “¿Dónde trabajaba tu madre?”, quiso saber el director. “Mi madre
era lavandera”.
El director pidió al joven que le mostrara sus manos. El joven mostró un par
de manos perfectamente suaves y lisas. “¿Alguna vez ayudaste a tu madre a
lavar la ropa?”, agregó. “Jamás; mi madre siempre prefirió que yo estudiara y
leyera. Además, ella lava la ropa más rápido que yo.”
Entonces, el director le dijo: “Te tengo un encargo: cuando vayas hoy a casa,
limpia las manos de tu madre y ven a verme mañana”.
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 60
Esa fue la primera vez que el joven se dio cuenta de que esas manos
lavaron ropa diariamente para que él pudiera ir a la escuela. Las heridas
fueron el precio que ella pagó por la educación y el futuro de su hijo.
El director notó las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó:
“¿Podrías decirme qué aprendiste ayer en tu casa?”
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 61
sería el hombre que ahora soy. Al ayudarla, aprendí lo difícil y duro que es
tener tus propios logros. Y ahora aprecio la importancia y valor de ayudar
a la familia.”
En este último capítulo, quiero que meditemos juntos una escena que se
describe en el evangelio de Jn. 12, 1-8.
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 62
cómodo. Faltaban sólo 6 días para que fuese crucificado y sus amigos de
Betania, que obviamente no sabían este detalle, decidieron agasajarlo con
una cena en su honor.
En primer lugar, María dio algo de mucho valor: Ella tenía un perfume de
mucho precio. Era tan valioso que podría considerarse un tesoro en esa
sociedad: era el salario de un trabajador en todo un año...
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 63
Así que ella fue y tomó su perfume –su vida– y la derramó sobre el Señor.
No reservó nada para sí misma; comprendió que sólo de esa forma su vida
tendría sentido y verdadero valor.
Ungió los pies del Señor, y los secó con sus cabellos: En aquel tiempo,
la honra y el honor de una mujer estaba en su cabello. María se humilló
haciendo que lo más digno de ella se transforme en una toalla para los pies
del Señor. Lavó sus pies, algo muy necesario en esa época y que sólo los
siervos de más baja condición hacían. Si Jesús, siendo el Rey, se hizo siervo
por amor, ¡cómo no rendir nosotros nuestra vida a sus pies!
Se anticipó: Ella lo hizo antes que nadie. Cuando otras mujeres fueron a
ungir al Señor luego de su muerte, él ya había resucitado; era tarde.
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Capítulo 10: Derramando nuestra vida con gratitud al Señor 64
Del mismo modo, nos puede pasar que tengamos nuestra vida guardada,
esperando el momento oportuno para entregarla a Dios. A muchos les
pasa, que quieren esperar un tiempo más; sin embargo, actuando de este
modo, sólo estamos dejando claro que aún no hemos comprendido la
riqueza que hay en el Señor.
La casa se llenó del olor del perfume: En pocos minutos todo olía al
perfume; era inevitable, ese aroma no podía pasar desapercibido.
Asimismo, los que seguimos al Señor llevamos su aroma a todo lugar. Dice
San Pablo que nosotros somos para Dios el buen aroma de Cristo.
Por eso, al llegar al final de este libro, déjame preguntarte: ¿Vas a derramar
tu vida con gratitud sobre el Señor o la guardarás para ti?
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