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Las problemáticas del sistema laboral mexicano pre y post COVID: una

perspectiva marxista

Cruz Bocanegra Andre Jared

Introducción

La teoría marxista, en la economía política, es el eje de una crítica directa al


sistema capitalista además de que interpreta el funcionamiento y desarrollo de este
mismo, teniendo así como común denominador el trabajo como fuente de todo
valor creado. Es aquí donde radica la importancia de analizar un sistema laboral
precarizado como lo es el sistema mexicano (de 3 años a la actualidad) a través
de esta ideología, misma que causa revuelo, genera contraposiciones respecto a
su vigencia y genera preguntas a pesar de que su origen fue en el siglo XIX,
¿cómo es que, después de casi dos siglos, la teoría marxista sigue presente en la
actualidad?

Misma explotación por la cual es caracterizado el sistema laboral mexicano actual


desde el no tan reciente outsourcing o tercerización del trabajo, jornadas laborales
mayores a las establecidas y no remuneradas que acrecientan esta brecha del
ingreso y generan desigualdad social. Aunado a esto el sistema laboral mexicano
se ha enfrentado a nuevos retos dados por la pandemia de COVID 19, desde las
nuevas formas de trabajo denominadas home office1 hasta las problemáticas que
surgen entre la fricción de un confinamiento necesario y un país con una
importante fracción de comercio informal que necesita del transitar de las
personas, escogiendo esta temática en pro de resaltar la explotación existente y
cómo afecta a la productividad y al crecimiento de la economía.

Con el objetivo de describir algunos de los fenómenos trazados por Marx, que han
sido observados en el sistema de trabajo mexicano de los últimos años y durante
la pandemia de COVID 19, la cual ha contribuido al aumento de la disparidad
social. El presente ensayo se ocupará de abordar la relevancia de esta teoría, que
ha sido transportada a la época contemporánea, y cómo la forma en la que se
manifiesta no ha sido afectada a pesar de los cambios producidos por nuevas
tecnologías. Así mismo, se mencionan diferentes categorías marxistas y su
desarrollo en la postmodernidad.

1
(Rodríguez García, 2020, pp. 96). García define al home office como una práctica laboral que cada
vez tiene más penetración en las organizaciones, por los enormes beneficios que aporta tanto a la
organización como a los empleados.

1
Desarrollo

El sistema laboral mexicano actual

La teoría marxista analiza la existencia del desarrollo desigual y las posiciones que
cada uno de los individuos asume en la producción, pues éstos no participan de
manera igualitaria en el proceso productivo y tampoco en la distribución de
riquezas. (Molina, 2018, párr. 1) Mientras los capitalistas incrementan sus ingresos,
al vender sus productos, los trabajadores sólo ganan lo suficiente para cubrir sus
necesidades básicas y así, reproducir su fuerza de trabajo.

El campo laboral mexicano se caracteriza por tener dichas condiciones, las cuales
se agravan aún más en relación a la situación de los trabajadores, ya que el salario
mínimo es uno de los menos remunerados en América Latina (Barcenas, 2014,
como se citó en Romero et al, 2014, párr. 1), lo que mantiene un poder adquisitivo
por debajo del mínimo necesario, privando al trabajador de acceder a cuestiones
vitales, como lo es una buena dieta, una vivienda digna, una buena educación y
demás servicios necesarios para llegar a un nivel de vida considerado decente.

El poder adquisitivo de hace 30 años (1987), cuando eran necesarias 4 horas y 53


minutos para comprar la canasta básica, sufrió un decremento exponencial, pues
en la actualidad es necesario laborar 24 horas y 31 minutos para adquirir la misma
canasta básica (Hernández, 2018, párr. 1 y 2), ésto orilla al trabajador a no poder
cubrir sus necesidades en su totalidad y a no reproducir de la mejor manera su
fuerza de trabajo, impactando en su estado emocional, su estado físico y su
calidad de vida en general, pues se genera un ciclo sin fin en el que trabajar más
no significa generar más, sin embargo, si el trabajador no labora lo requerido, no
obtendrá lo suficiente y de negarse será obligado a formar parte del ejército de
reserva2.

Ésto es claramente visible en México, donde la precariedad de las condiciones


laborales va aumentando día con día, dejando al obrero sin protección social e
incrementando los trabajos con carentes remuneraciones (Oliveira, 2006, párr. 4),
bajo un sistema de contratación llamado outsourcing3 o tercerización del trabajo,
que deja caer el peso de su ineficiencia y poca rentabilidad en los hombros del
trabajador, empobreciendo sus derechos laborales y dejando de lado el reparto de

2
Neilson (2009, p.15) define el ejército de reserva como: “[..] fuerza de trabajo altamente flexible que
puede ser reincorporada sólo cuando y donde el capital lo necesite”.
3
Barrios (2016, p.11) define al outsourcing como: “servicio temporal y especializado que se presenta en
empresas, a las que por sí mismas no sería rentable, ni productivo, asumir estas actividades”.

2
utilidades al firmar un contrato que abusa de sus necesidades (Barrios, 2016.
p.11), pero que acepta por urgencia de dar a su familia lo suficiente.

La subcontratación u outsourcing no es sólo la principal forma de flexibilizar el


trabajo, sino también la principal herramienta de precarización económica, social y
política, que ha sido el centro de la dinámica del llamado capitalismo flexible o
acumulación flexible, en tiempos de supremacía del capital financiero. (Druk, 2016.
p. 4).

El aumento de esta forma de contratación en México originó el surgimiento de un


debate en el que las dos posturas sobre el outsourcing son claras, su regulación o
su prohibición. Dentro de este debate ideológico surge la propuesta de la
permanencia de la regulación, como ya está establecida desde 2012 en la Ley
Federal del Trabajo, permitiendo la subcontratación sólo para actividades no
esenciales de las empresas.

El outsourcing es aprovechado por las empresas para ignorar diversas


obligaciones con los trabajadores, evitando pagos de seguridad social, impuestos
sobre la nómina y declaraciones fiscales, además de los precarios salarios
otorgados por parte de las empresas reclutadoras, a cambio de largas jornadas
laborales, quienes injustamente obtienen las utilidades del trabajador. Éste hecho
ha sustentado una postura prohibicionista.

Aunado a la subcontratación podemos agregar dos formas de analizar la jornada


laboral: a partir de su duración y por la plusvalía que genera, lo que remarca aún
más la explotación y encarecimiento del trabajador. Para ejemplificar la extensión
del horario de trabajo como medio de explotación vemos la nota publicada por
Forbes, en la cual el tema principal es la jornada laboral de los mexicanos. Según
los reportes, el horario laboral en México es uno de los más extensos en el mundo:

“De los empleados que trabajan más de 56 horas a la semana (cifra que
rebasa las 8 horas diarias promedio de la jornada laboral estipuladas en la
Ley Federal del Trabajo), el 49% no cuenta con un salario suficiente, el 44%
no tiene seguro social y el 53% está sin un contrato estable.” (Ordaz, 2010,
párr. 2).

Hecho que también se puede observar en la figura 1 elaborada con información de


la OCDE4, donde el porcentaje de trabajadores que desempeñan actividades solo
está por debajo de países como Corea del Sur y Turquía, países con serios
problemas de explotación laboral:

4
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​por sus siglas OCDE

3
Figura 1
Trabajo: 60 horas son

Nota: Porcentaje de empleados que trabajaron 60 o más horas semanales en su empleo principal. Extraído de: Las jornadas de 60 horas
semanales ¿todavía una realidad?, por A. S. Orus, 2018, Statista

Ahora, para ejemplificar la plusvalía generada a partir de la explotación de 8 horas


extra a la semana, concluimos que el obrero mexicano con salario mínimo genera
el valor de su salario solamente con 9 minutos de trabajo, dejando las 7 horas y 51
minutos restantes como plusvalía, éste es un ejemplo de la plusvalía absoluta5,
que genera el aumento en la tasa de explotación de los trabajadores. (Miranda,
2012, párr. 1).

En este ámbito, la teoría marxista hace una crítica al actual sistema económico,
que posee características injustas consustanciales, en las cuales, el capitalismo no
puede existir sin ganancias y las ganancias no pueden existir sin la explotación de
los trabajadores. Esta teoría está relacionada directamente con la intensidad del
esfuerzo laboral, donde el aumento de éste, junto al aumento de la jornada laboral,
tiende al crecimiento del trabajo total y por lo tanto, al trabajo excedente.

Una vez que se establecen los límites legales sobre la duración de la jornada de
trabajo, dentro del medio por el cual se busca aumentar la mano de obra, serán los
cambios tecnológicos los que aumenten la productividad y reduzcan el trabajo
necesario. Es importante destacar que dichos cambios tecnológicos continuos son

5
Según Moreno (Marx, 2009, como se citó en Moreno, 2015, p. 8): “[...] la producción de plusvalor
absoluto consiste simplemente, por un lado, en la prolongación de la jornada laboral más allá de los
límites del tiempo de trabajo necesario para la subsistencia del propio obrero, y por otro, en la
apropiación del plustrabajo por el capital […]”.

4
característicos del sistema capitalista, el cual los considera externos a él, pero
constantes y necesarios. (Moseley, 2019, p.3).

Es por estas razones que el marxismo, como una crítica al capitalismo, es


fundamental para entender el proceso productivo que ha llenado las arcas de los
capitalistas con la plusvalía generada dentro de este mismo proceso;
mundialmente, ésto se refleja en la distribución del ingreso de distintos países.

“Un indicador que demuestra este hecho es, en gran medida, el crecimiento
financiero y económico de la población mundial: por ejemplo, en Rusia, el
1% de las personas más ricas posee el 56% de su riqueza, en los EE. UU.,
el 1% de esta población pertenece al 38% de la riqueza del estado, en
Alemania - 32%, en Canadá - 26%, en Francia - 22%, etcétera”. (Zinchenko,
2015, citado por Khazoeva, 2019, p.3).

Ésto es un ejemplo de la disparidad mundial, que es la razón por la cual estas


condiciones de trabajo siguen existiendo en la época moderna. Estrategias como
el outsourcing o el home office sólo son una herramienta actualizada del capitalista
para seguir perpetuando la explotación en tiempos modernos y mantener el poder
adquisitivo del proletariado lo más bajo posible, a costa de la vida del trabajador,
convirtiéndolo en un número más, un elemento reemplazable del sistema de
producción; es por ello que, a pesar de que el análisis marxista se dio durante el
siglo XIX, éste puede dar una crítica inquebrantable a la doctrina capitalista en la
actualidad, sin verse afectada por el tiempo, siendo ésta una razón por la cual el
marxismo puede ser utilizado como herramienta de unificación humana. (Bauman,
1967, p. 401).

El sistema laboral mexicano y la pandemia por COVID 19

Podría pensarse que en una pandemia como la que estamos viviendo, la


enfermedad no distingue de clases, pero esto no es verdad, la fuerza de trabajo de
las actividades esenciales radica en su mayoría en los estratos sociales bajos,
donde hoy no tienen elección, si quieren cumplir con sus necesidades deberán
ejecutar su rol dentro de este sistema capitalista para recibir un salario muy
acotado que ni siquiera reúne las condiciones esenciales para garantizar una
atención médica óptima, una dieta balanceada, educación de calidad, etcétera.
(Harvey, 2020, párr. 18).

“La crisis sanitaria que actualmente se vive, se ha traducido en un


incremento en la tasa de desempleos por el cierre o situación crítica de
pequeñas y medianas empresas, a consecuencia de las medidas y de las

5
estrategias, que a nivel de los distintos gobiernos se han impulsado para
frenar los contagios”. (Luna, 2020, p. 22).

Este incremento de desempleados es visto desde marzo de 2020 en la figura 2,


tocando las cifras más bajas en Julio del mismo año:
Figura 2
Trabajo formal se desplomó durante el segundo trimestre del 2020

Nota: Millones de Trabajadores afiliados al IMSS. Extraído de 5 gráficos sobre el impacto del coronavirus en el mercado laboral, por A. K.
García, 2020, El Economista

Es así como el sistema laboral mexicano cual ha tenido que enfrentarse a cambios
radicales a partir del año 2020; actividades que podrían pensarse no tan
esenciales tomaron un protagonismo importante, como son las pequeñas y
medianas empresas que se dedican a la distribución de servicios de primera
necesidad y las actividades que se desarrollaban en los grandes centros
financieros u oficinas de cualquier tipo, que tuvieron que adaptarse a una nueva
modalidad,el trabajo a distancia ya conocido por la mayoría como home office

La necesidad del capitalista de continuar acumulando capital, ha generado que


busque alternativas ante el escenario que se está viviendo, por lo que el trabajo
desde casa le brinda múltiples beneficios, incluyendo el aumento de productividad
al disponer del trabajador al momento en el que él lo necesite. Sin embargo esto
podría suponer una violación a su derecho a la privacidad, el esparcimiento y la
paz del trabajador al terminar su jornada laboral de ley, generando, en algunos
casos, problemas emocionales (tales como el estrés y la ansiedad) y de salud
(relacionados con la mala postura y el tiempo que pasa el trabajador frente a la
computadora).

6
Rodríguez García, (2020, pp. 94) pronostica que: “[...] a finales de 2020, y en el
primer semestre del 2021, al menos un 80% de las actividades laborales podrán
realizarse de manera remota''. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que no
toda la clase trabajadora puede realizar su trabajo desde casa, debido a su
naturaleza, pero esto no significa que sea una actividad sin importancia para la
sociedad.

Al afrontar la realidad, el capitalista se ha percatado de que la única manera de


seguir produciendo ganancias es la apertura de las llamadas “actividades no
esenciales”, ya que cada día sin producción se traduce en pérdidas.
Desgraciadamente, el principal afectado por esta situación es el asalariado, el cual
no tiene elección, el trabajador moderno debe adaptarse a las nuevas condiciones
de trabajo, siendo consciente de que el riesgo de contagiarse y poner en peligro a
su familia es inminente.

Debemos ser claros, las reglas del juego no han cambiado: la explotación del
trabajador sigue siendo la misma, el salario que recibe a cambio de sus servicios
no ha aumentado (considerando el riesgo que ahora implica salir a trabajar), pero
hoy el maltrato es más visible y se ha hecho notar lo protegido que se encuentra el
capitalista ante una situación tan alarmante como la que se está viviendo, ya que si
el trabajador no quisiese producir bajo este escenario y con estas condiciones, al
capitalista sólo le bastaría con escoger uno de cientos de miles que se encuentran
en el ejército de reserva6 que harían lo que fuese por conseguir un lugar dentro de
la esfera de producción capitalista.

Además, el trabajador se hará acreedor de deudas en su necesidad de tener un


poco más, lo que produce que en un futuro existan bancarrotas, ya que la falta de
flujo de dinero a través del sistema económico dará como única opción a los
prestamistas perdonar la deuda causando una recesión importante en la
economía. (Galbraith, 2021, párr. 6).

La clase trabajadora le ha exigido al Estado una ayuda para hacerle frente a la


crisis, pero los capitalistas prefieren que se levante el confinamiento. Finalmente el
estado prometió dar apoyo a las grandes corporaciones dejando de lado a los
trabajadores, el gobierno estadounidense y los gobiernos europeos prometieron
billones de dólares en préstamos y subsidios a las corporaciones privadas. Esos
billones de dólares se encuentran en las clases sociales altas y ésto aumenta la

6
Neilson (2009. p.15) define el ejército de reserva como: “[..] fuerza de trabajo altamente flexible que
puede ser reincorporada sólo cuando y donde el capital lo necesite”

7
desigualdad: mientras los productores tendrán préstamos para recuperarse, los
trabajadores pasarán por más dificultades y explotación. (Robinson, 2020, párr. 8).

“La Organización Internacional de Trabajo advirtió que centenares de


millones de personas podrían perder su empleo, en tanto la agencia
internacional Oxfam calculó que hasta 500 millones están en riesgo de caer
en la pobreza. Aún más ominoso, el Programa Mundial de Alimentos advirtió
sobre hambruna de proporciones bíblicas, calculando que hasta 130
millones de personas podrían morir de hambre por el posible colapso de las
cadenas de abastecimiento de alimentos.” (Robinson, 2020, párr. 9).

El impacto económico no sólo ha sido a pequeña escala, este brote pandémico ha


tenido muchas repercusiones a nivel macroeconómico: a inicios del año pasado
(2020), uno de los recursos naturales más preciados a nivel mundial, el petróleo,
tuvo una caída histórica en sus precios. Así mismo las importaciones y
exportaciones disminuyeron debido a que muchos países decidieron bloquear sus
fronteras y dar un toque de queda.

La falta de flujo monetario generó poco a poco un panorama preocupante para el


capitalista, pues estas medidas frenaron bruscamente la producción y la
acumulación de capital que se generó durante tantos años, afectando a países
como China, una de las principales potencias económicas y uno de los principales
proveedores de mano de obra mundial. (Harvey, 2020, párr. 18).

“La pandemia de COVID-19 se ha producido en el contexto de un régimen


global de capital financiero monopolista neoliberal que ha impuesto
austeridad mundial, incluida la salud pública. La adopción universal de la
producción apresurada y la competencia basada en el tiempo de la
regulación de cadenas mundiales de productos básicos ha dejado a
corporaciones e instalaciones como hospitales con pocos inventarios, un
problema agravado por el almacenamiento urgente de algunos bienes por
parte de la población”. (Foster y Swandy, 2020, párr. 16).

La preocupación de los gobiernos alrededor del mundo, por impedir que sus
economías decayeran, forzó poco a poco la desaparición de las pequeñas y
medianas empresas, lo que produjo el nacimiento de monopolios, los cuales
borraron del mapa a las grandes transnacionales, que eran la competencia directa,
en áreas vitalmente importantes como el sector salud y el sector alimenticio. Ésto
benefició más al capitalista, el cual ha generado ganancias conforme al incremento
de la histeria; la poca información a la que ha tenido acceso la clase trabajadora ha
creado pánico colectivo y esto a su vez los hizo abastecerse de manera

8
imprudente, sin percatarse que lo único que lograron fue la sobredemanda de
estos bienes, los cuales aumentaron su precio, además de generar escasez
afectando principalmente al sistema de salud pública y a las personas que
realmente lo necesitaban, generando más riqueza para el monopolista. (Schwab,
2020, párr. 8).

Bajo el capitalismo, las personas están desconectadas de los medios directos de


producción y se ven obligadas a participar en las actividades del mercado para
sobrevivir dentro de este caos, generado por la escasez de medios esenciales
para la vida, podemos percatarnos de los privilegios que posee la llamada clase
social alta, la cual no tiene nada de qué preocuparse ante este infortunio, pues
siempre obtiene más que el trabajador asalariado. La sobredemanda sigue
generando ganancias para el capitalista, mientras que, para la mano de obra, la
explotación y el nulo privilegio de quedarse en casa se ha convertido en un círculo
vicioso donde es víctima de sus propias necesidades. (Mair, 2020, párr. 10).

Es así como el capitalismo ha sufrido cambios en la forma de reproducir las


relaciones sociales a lo largo de la historia, la clase trabajadora es cada vez más
autómata y los cambios que ha sufrido el mundo capitalista a partir de la pandemia
han abierto aún más la brecha de desigualdad que existe entre el explotador y el
explotado, donde los valores materiales dominan a los valores espirituales e
incluso morales, el trabajo se ha convertido en el significado de la existencia de las
personas en una sociedad de formación social donde el consumo es el centro de la
existencia. (Bauman, 2020, pp. 3).

La pandemia ha aumentado las diferencias que existen entre el trabajador y el


capitalista. El confinamiento y la transición a esta nueva normalidad serán muy
duros para la mano obrera que día con día arriesga su integridad para brindarle a
su familia una vida “digna”, a pesar de trabajar jornadas extensas y sólo recibir una
miserable remuneración, que apenas alcanza para cubrir sus necesidades básicas,
además de contar con un servicio de salud deplorable que ha sufrido una
saturación sin precedentes desde el inicio de la pandemia, mientras tanto el
capitalista buscará a toda costa seguir acumulando capital, sin importarle el riesgo
que ésto implica para los asalariados, para él sus deseos son la prioridad y pasará
por encima de quien sea con tal de cumplir con su objetivo de seguir generando
ganancias, tal como estaba acostumbrado a hacer antes de la pandemia.

9
Conclusiones

Después de analizar los factores más importantes que fungen como problemáticas
dentro del sistema laboral mexicano podemos concluir que estos son el
outsourcing junto con el aumento de horas de trabajo son problemáticas, que si
bien tienen efecto en los trabajadores, estas inciden en la productividad del
sistema económico mexicano, ya que a pesar de mantener largas jornadas
laborales estas tienen una baja productividad, abriendo entonces a la discusión si
la productividad está mermada por las pobres condiciones económicas en las que
se desarrolla el obrero o si esta baja productividad viene de efectos meramente
internos de la sociedad mexicana como puede ser la educación.

Tarea que facilita el desarrollo de planes de acción donde las principales opciones
son el mejoramiento de la productividad a través de la educación y calificación de
los obreros o por otro lado la mejora de las condiciones de vida de estos mismos.
Condiciones que parecen crear un círculo vicioso o trampa de productividad.

Es de suma importancia resaltar que estas problemáticas no son meramente


laborales, estas problemáticas tienen como cimientos fallas sistemáticas que
acrecientan la desigualdad año con año y no son solamente actuales, estas tienen
raíces en la reconfiguración del sistema económico mexicano del siglo XX, aunado
y resaltando que estas problemáticas están siendo observadas a través de una
perspectiva marxista en la cual se omiten diferentes rasgos particulares de la
economía por lo tanto este análisis es complementario a las demas teorias
economicas.

Opinion final

Dado este trabajo en mi opinión, las problemáticas del sistema laboral mexicano
son un impedimento para, por un lado, el crecimiento de producción total pues
estas jornadas largas aunado a los bajos salarios percibidos dan razón a él porque
el trabajador mexicano es uno de los más improductivos a nivel internacional,
mermado por una mala alimentación y mal preparación educativa, sin embargo
esto no quita del radar el potencial existente en el ingenio y adaptabilidad del
obrero.

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