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Manifiesto

Contra la Academia como educación

Esta palabra es para todo aquel que tiene oídos para oír

y ojos para ver,

Pues a vosotros hablo, oh hijos de los hombres,

Y a todo aquél que quiera adquirir sabiduría,

Porque hablaré cosas excelentes,

Y abriré mis labios para cosas rectas.

Porque mi boca hablará verdad,

Y la impiedad abominan mis labios.

Justas son todas las razones de mi boca;

No hay en ellas cosa perversa ni torcida.

Todas ellas son rectas al que entiende,

Y razonables a los que han hallado sabiduría.

Oh, hombres, entended:

El conocimiento envanece,

Pero el amor edifica.

No hay fin de hacer muchos libros,

Y el mucho estudio es fatiga de la carne,

Pues nunca se sacia el ojo de ver

Ni el oído de oír.

¿Es más valioso tener mil libros en la mente que saber amar al prójimo?

Pues si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia,
y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor,

Nada soy.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,

Y si entregase mi cuerpo para ser quemado,

Y no tengo amor,

De nada me aprovecha.

Si no tengo amor, nada soy.

Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre;

Pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.

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