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Es en ese orden, que el advenimiento de la ley orgánica 15-19 del Régimen Electoral, vino a
cumplir y sustanciar la facultad de perseguir y acusar los hechos punibles que trastocan el plexo
o conjunto de normas que interactúan en el proceso electoral dominicano. Esta nueva figura
contempla un nuevo marco de función, competencia y límites, que a partir de la norma vigente
desde el 2019, otorga a la sede del Tribunal Superior Electoral, un nuevo rol para juzgar y hacer
ejecutar lo juzgado en la esfera de su competencia y atribución.
En República Dominicana, desde 1962, según se puede encontrar en página virtual o Web de la
Junta Central Electoral (JCE)1, se han celebrado elecciones generales, que si bien es cierto, se ha
contado con la concurrencia de los sufragantes, no menos cierto es, que la mayoría de ellas no
1
https://jce.gob.do/Dependencias/Elecciones/Elecciones-Anteriores
estuvieron revestidas de las garantías, ni de la confianza que supone un sistema democrático
genuino.
Por ende, no faltaron los traumas y los fraudes tales como: compras de cedulas, coartar el
derecho a elegir, falsificación de documentos entre otros, que en algunas ocasiones fueron el
producto de crímenes y Delitos que no fueron tipificados en ninguna legislación, ni perseguido
por ninguna autoridad competente.
Por citar un caso, las primeras elecciones en la Republica dominicana se celebraron el 1962,
después del derrocamiento del Dictador Rafael L. Trujillo, otorgándosele el título de presidente
el 20 de diciembre de 1962 al Prof. Juan Bosch, en representación del Partido Revolucionario
Dominicano al recibir 628,495 votos. https://elnacional.com.do/elecciones-de-1962/
En ese sentido, mediante este estudio, se propone la creación de una fiscalía especializada, como
órgano persecutor de los crímenes y delitos que han afectado, y en algunos casos, hasta
interrumpieron los procesos electorales en diferentes periodos.
Por lo antes expuesto, a la luz de que establecen las leyes y los reglamentos para enjuiciar los
culpables de los crímenes y delitos, tipificados como: soborno a electores, comercialización y
venta cédulas, ejercer el votar más de de una vez, votar estando inhabilitado, distraer votos
electorales, en los que se fundamenta esta propuesta, surgen las siguientes interrogantes del
problema:
¿Cuál es el rol que debe jugar la Procuraduría Especializada en Crímenes y Delitos Electorales
en la investigación en los casos de crímenes y delitos electorales en los lugares en que ocurren
estas violaciones?
¿En qué medida la figura del fiscal electoral resguardará la legalidad de los procesos electorales
como garante de la observación de la normativa electoral?
¿De qué manera la designación del fiscal electoral garantiza los procesos democráticos tanto a lo
interno de los partidos políticos como en los procesos electorales?
¿Qué garantía ofrece la figura del fiscal electoral para eficientizar la persecución de los crímenes
y delitos electorales y garantizar la libertad del sufragio?
¿Cómo operará la entidad jurídica de la Procuraduría Especializada: ¿Competencia, Jurisdicción
y límites?
Un estado democrático, tiene el deber de ofrecer garantía electoral para que el resultado de las
votaciones sea fidedigno donde quede reflejado el deseo de la mayoría o del pueblo, sin
distorsión. En muchos países de América Latina se procura la corrección y persecución de los
actos delictivos en materia electoral a través de sus ministerios públicos, que ejercen la acción
penal con el fin de determinar la ejecución de un hecho delictivo en materia electoral. Según se
ha investigado la Fiscalía General Electoral de Panamá, en su experiencia en la persecución de
los actos delictivos electorales; es constitucional y totalmente independiente, autónoma, posee un
presupuesto propio, así como su administración propia desempeñando sus funciones en una
jurisdicción penal electoral especial.
Es justo lo que esta investigación procura que sea en nuestro país, un fiscal electoral
independiente, que investigue y persiga los delitos y crímenes electorales con transparencia,
eficacia e independencia. Importante ver cómo funciona la tipificación de delitos en el código
electoral panameño y tenemos al respecto, que al crearse la Jurisdicción Electoral, en 1956 y
reglamentarla en 1958, y con un Código Electoral novísimo, se requería producto de las
innovaciones al sistema electoral que se estaban dando, un Código que contemplara conductas y
sanciones punitivas en contra de las acciones que contravinieran el desenvolvimiento de las
elecciones.
Así las cosas, en el Título Segundo del Decreto de Gabinete número 2 de 1972, se tipifican
delitos electorales, y se consagra a su vez, la detención preventiva de los sindicatos por delitos
electorales y en la cual no se admitían acusaciones particulares. Respecto a delitos tipificados
hasta ese entonces, se consagra una gama de estos, tales como la compra y venta de votos, el
coartar la libertad del sufragio, la alteración y falsificación de cédulas para votar, entre otras
conductas. Por su parte, también se consagran como delitos aquellas conductas tipificadas como
antijurídicas, pero que recaían sobre los funcionarios electorales, miembros de las juntas
comunales de escrutinio o de las juntas de votación.
Creación de una Fiscalía Electoral Adscrita al Tribunal Electoral: Con el amparo del Decreto de
Gabinete n.° 2 de 1972, y como muestra de que el sistema electoral panameño tendría la
particularidad de contar con una Agencia de Instrucción independiente al Poder Judicial, función
que hasta ese momento, tal como se establecía en el primer Código Electoral panameño de 1958
y la misma reforma constitucional de 1956, recaía en el Ministerio Público, se crea una Fiscalía
Electoral adscrita al Tribunal Electoral. En principio este novedoso organismo electoral funciona
como parte integral del Tribunal Electoral, con el propósito de brindar una atención a los delitos
y las faltas electorales.
Dentro de las atribuciones que se establecen para el Fiscal Electoral estaban, en primer lugar, la
de representar los intereses de la sociedad en todos los asuntos de conocimiento el Tribunal
Electoral, y la de emitir conceptos de cualquier queja o recurso que se presentase ante esa
corporación y, en segundo lugar, la de perseguir los delitos electorales. Respecto a la persecución
e investigación de los delitos electorales, se establece que el fiscal electoral realizará todas las
diligencias de instrucción necesaria para investigar los hechos punibles y a sus autores, con
iguales facultades que las inherentes a los agentes del Ministerio Público.
Fernández, Ml. (2017) plantea que el termino licitud proviene del latín licitus, es decir, lo justo y
permitido. Constituye entonces la calidad de las conductas que cumplen con los deberes
prescritos en las normas jurídicas. Puede ser entendido también como sinónimo de la juricidad, si
se le quita su connotación de cumplir con la moral además del derecho.
Leiva López, A (2013) explica que así se afirma, que las conductas con la calidad de ilícitas son
por una parte la omisión de los actos ordenados y por la otra de los actos prohibidos, en tanto que
las conductas susceptibles de ser consideradas con la calificación de licitud son contrario sensu:
la ejecución de los actos ordenados, la omisión de los actos y la ejecución u omisión de los actos
potestativos.
Sin pretender de manera alguna agotar el tema espinoso de si la sanción es parte esencial de la
norma, debe quedar sentado desde ahora, en términos generales esta establece un deber jurídico y
correlativamente también prevé una sanción que garantiza su cumplimiento por parte del
obligado.
Maldonado Fuentes, F. (2018) cita que nos atreveríamos a afirmar entonces, que la ilicitud
electoral puede producir efectos jurídicos en dos campos totalmente distintos del derecho, a
saber: en el campo electoral y en el campo del derecho penal. Y por ello es así, porque en
algunas ocasiones el legislador atribuye una misma conducta ilícita, bien el doble carácter de
causa de nulidad y delito electoral, como habremos de precisarlo al referirnos a los delitos
electorales susceptibles de ser cometidos por los funcionarios electorales, o bien el de una falta
administrativa sancionada administrativamente y un delito electoral sancionado con la
imposición de una pena, como ocurre en el caso de los ministros de cultos religiosos.
Lo anterior, nos permite intentar una clasificación de la ilicitud electoral en: ilicitud electoral
plena, e ilicitud electoral relativa. La ilicitud electoral plena, se daría cuando la conducta ilícita
cometida tenga un doble carácter y produzca efectos de derecho tanto en el campo del derecho
electoral como en el del derecho penal.
Estaríamos en presencia de la ilicitud electoral relativa, cuando la conducta ilícita tenga un solo
carácter: causal de nulidad o falta administrativa o delito electoral.
Desde el momento mismo en que las formas democráticas permiten a los ciudadanos intervenir y
participar en la organización política de los pueblos a través del ejercicio del voto, aparecen
también las conductas punibles en materia electoral, que restan sinceridad al sufragio y
corrompen el régimen representativo. Ya en Grecia merecía pena de muerte el ciudadano que
votaba dos veces, y se castigaba con la misma pena a quien vendía el voto o lo compraba.
Robles Velasco, LM. (2015) plantea que en el Derecho Romano, surge con autonomía destacada
el delito de ámbitos o ámbito con la Ley Julia de Ámbito, (ámbitos, de ambire, ir en rededor),
promulgada probablemente por Augusto, expresaba el concepto general del que va de un lugar a
otro mendigando votos para ser elegido en algún día cargo político. De ahí devienen igualmente
los términos ambicionar, ambición y ambicioso, en italiano ambire, ambizione, ambizioso.
Muchos años después aparece la figura del broglio, que significa intriga y que en el lenguaje
común de Italia, reemplaza a la palabra ámbito, por lo cual al ambicioso intrigante se le conocía
como brogliatore. El broglio aludia a la compra de votos, que era considerada entre las intrigas
ilícitas, pues se partía del presupuesto de que no es delito desear un empleo, ni lo es tampoco
emplear medios honrados para obtenerlo, la criminosidad del hecho no consiste en desear o pedir
un cargo, sino en los medios inmorales que se emplean para conseguirlo, lo que genera la
distinción entre las intrigas licitas y las ilícitas, según haya sido honestos o inmorales, los medios
escogidos para ganarse el favor de los electores.
Posteriormente, el clásico Código Penal Francés de 1810, instituye en sus preceptos las tres
normas específicas de suplantar la voluntad popular: la violencia o coerción; la corrupción y el
fraude electoral, que lesionan respectivamente, la libertad, la honestidad y la sinceridad del
sufragio.
Los delitos electorales por primera vez que son tratados, coincide con el inicio histórico de la
codificación penal federal que se inicia con el Código Penal de 1871, conocido con los nombres
de “Código Martínez de Castro” o “Código Juárez”, que se expide bajo el régimen del gobierno
de Benito Juárez después del triunfo del Partido Liberal contra la Intervención Francesa, y que
entro en vigor el primero de abril de 1872, este ordenamiento de orientación clásica, fue
influenciado como es sabido, por el Código Penal Español de 1870.
Los delitos electorales en concreto se recogen en los artículos 139 a 150 de la Ley, pudiendo
sistematizarse los mismos en los siguientes grupos: 1º) delitos que obstaculizan el proceso
electoral; 2º) Falsedades; 3º) Fraudes electorales; 4º) Abandono de funciones; 5º) Sobornos y
coacciones; 6º) Desordenes públicos; 7º) propagandas ilegales; 8º) Calumnias e injurias; y 9º)
Mal versación de fondos.
Vargas, S. (2012) explica que de igual manera que en los apartados anteriores, cabe preguntarse
si era necesaria una relación tan prolija de tipos penales y si no hubiera sido mucho más lógico
recoger solo aquellos que, de modo exclusivo, ataquen el bien jurídico objeto de protección, es
decir la pureza y transparencia del proceso electoral. Camino este que a simple vista se observa
que no ha seguido la Ley. En efecto, ésta, al regular los tipos penales constitutivos de delito
electoral, no se limita a la tipificación de aquellas conductas que constituyen patentes
infracciones de las normas electorales sino que, junto a ellas, recoge las que, de un modo directo
o indirecto, se encuentran relacionadas con el proceso electoral, bien porque así lo ha querido el
legislador especial, bien porque esa relación es necesariamente circunstancial en relación al
tiempo en que se producen.
El segundo grupo, que previamente lo hemos titulado «Falsedades», comprende en especial los
delitos de falsedades documentales, tanto cometidas dolosa como culposamente; la vulneración
de las normas para emitir el voto por correo; así como el falseamiento de las cuentas por parte de
los administradores generales y los de las candidaturas. Por tanto en base a estos tipos delictivos
la Ley persigue proteger la veracidad del proceso electoral.
Finalmente, por lo que se refiere a las falsedades previstas en el artículo 149, referidas a los
administradores de las candidaturas, hay que señalar que se trata de un delito de «propia mano»,
puesto que, según el tenor literal del artículo, sujetos activos sólo pueden ser candidatos,
administradores generales, los de federaciones, ligas o agrupaciones de índole electoral. Por
tanto, habrá que acudir a las normas generales del Código, respecto a estas conductas, cuando
sean cometidas por personas que no tengan tal condición como copartícipes o cómplices.
En el tercero de los grupos enunciados se recogen los fraudes electorales. A ello se refiere el
artículo 142 que castiga «a quienes voten dos o más veces en la misma elección o quienes voten
dolosamente sin capacidad para hacerlo». Este precepto es del todo necesario, pues, dicha
conducta, no tiene posibilidad de ser incardinada en los tipos penales del Código.
El cuarto grupo, en el que hemos incluido el abandono de funciones, está sometido a las
directrices del artículo 143 que castiga «al Presidente y los vocales de las mesas electorales, así
como a sus respectivos suplentes que dejen de concurrir o desempeñar sus funciones, las
abandonen sin causa legitima o incumplan sin causa justificada las obligaciones de excusa o
aviso previo que les impone esta Ley». De nuevo estamos ante un artículo completamente
necesario si se pretende la protección de la buena realización del proceso electoral el día de las
elecciones. Cabe señalar que, en relación a este tipo delictivo, el Tribunal Supremo en reiteradas
sentencias no ha admitido como causa de justificación la objeción de conciencia por pertenecer a
una determinada religión.
En el quinto apartado comprendemos las conductas penadas en relación al proceso electoral que
podríamos denominar como conductas constitutivas de sobornos o coacciones para solicitar o
inducir al voto en un determinado sentido. Dichas conductas se recogen en el artículo 146 en sus
apartados 1 y 2, castigándose tanto estas conductas cuando son realizadas por el particular, como
por los funcionarios públicos, constituyendo este segundo caso un supuesto agravado.
Es lógico que la Ley contemple estas conductas, desde el momento que el soborno, la
intimidación o la coacción tienen una finalidad (el obligar a votar en un determinado sentido)
que difícilmente, a excepción de la coacción, podría incriminarse en el Código Exceptuamos de
esta afirmación a las coacciones, ya que, constituyendo un delito contra la libertad genéricamente
considerada, el tipo del Código puede ser perfectamente aplicable cuando lo que se cercena es la
libertad de voto, por lo que estos delitos no eran necesario tipificarlos en la Ley Electoral.
El sexto apartado se refiere a los desórdenes públicos y se recogen en el artículo 147 de la Ley.
Este artículo es de todo punto innecesario, desde el momento que dicha conducta esta prevista y
penada en el artículo 558 del Código Penal.
El octavo apartado hace referencia a los delitos de calumnia e injuria. Realmente en el artículo
148 no se tipifican conductas constitutivas de ser calificadas de calumnia o injuria. Lo que el
artículo establece es una agravación de las penas cuando éstas (las calumnias y las injurias) se
cometan en periodo electoral y con motivo u ocasión de ella. Por tanto, habrá que acudir al
Código para determinar la conducta y, como consecuencia de ello, todos los límites impuestos al
derecho al honor y a la propia imagen por «el derecho a la libertad de expresión» y el «derecho a
la comunicación veraz» y deberá tenerse en cuenta a la hora de calificar si, realmente, ha existido
tal delito.
De igual forma, dado el contexto en que se produce la conducta, la existencia del «animus
iniuriandi» cobra una especial importancia, puesto que el «animus criticandi», propio de todo
proceso electoral, eliminará la culpabilidad y por ende el delito.
1.4 Justificación de la Investigación:
La Procuraduría Especializada de Delitos Electorales, debe ser autónoma, aunque forme parte de
la Procuraduría General de la Republica, pues la misma busca garantizar la imparcialidad y la
equidad de los procesos electorales, de ahí la necesidad de la creación de una Procuraduría
Especializada en los Delitos Electorales, además de la incorporación de nuevos tipos penales
como el lavado de activo en el financiamiento de los Partidos Políticos.
En el año 2010 fue contemplada en nuestra Constitución la configuración del Tribunal Superior
Electoral, entrando en vigencia mediante su ley 29-11 en el año 2011, trayendo este bajo sus
hombros la responsabilidad de tutelar y garantizar los derechos fundamentales electorales, bajo
el esquema de un Estado Social y Democrático de Derecho, sin embargo, para la persecución de
la Justicia Penal Electoral, en las infracciones y delitos electorales, cometidos por los particulares
o bien por los servidores que ostenten determinada posición en las instituciones afines al Sistema
Electoral, bien puede crearse la Procuraduría Especializada de Delitos Electorales y así
coadyuvar al fortalecimiento y transparencia del Sistema de Justicia Electoral Dominicano.
Los motivos de la presente investigación surgen por el interés de que terminen los actos que
conllevan violación a las normas electorales que son reinantes por décadas en todo el territorio
dominicano. La Ley Electoral inculpa la persecución e investigación de los hechos punibles
electorales al Ministerio Público y encontrándose, que la normativa electoral que está vigente no
conforma la Procuraduría Especializada para perseguir e investigar los hechos calificados como
crímenes y delitos electorales, como es el caso de algunos países de américa latina, como
México, Costa Rica, Panamá y otros países de la región.
La Ley 133-11 (Orgánica del Ministerio Público) en el artículo 53, confiere facultades al
Consejo Superior del Ministerio Publico como organismo de gobierno interno que puedan crear
Procuradurías especializadas con alcance Nacional o regional.
El sentido del punto de vista cualitativo lo define Hernández Sampieri como aquel que usa la
recolección y análisis de los datos para afinar las preguntas de investigación o revelar nuevas
interrogantes en el proceso de interpretación. El autor plantea su método en 9 pasos: Idea,
planteamiento del problema, inmersión inicial en el campo, concepción del diseño del estudio,
definición de la muestra inicial del estudio y acceso a ésta, recolección de los datos, análisis de
los datos, interpretación de los resultados y elaboración del reporte de resultados. En base al
enfoque cualitativo, pretendemos analizar la problemática que presenta la falta de un órgano que
investigue y persiga los crímenes y delitos electorales contemplados en la normativa electoral.
1.6 Objetivos:
Ministerio Público: El Ministerio Públicos definido por su ley orgánica 133-11 como el
organismo del sistema de justicia, es responsable de la formulación y ejecución de la política del
Estado contra la criminalidad, dirige la investigación penal y ejerce la acción penal pública en
representación de la sociedad. Este organismo ejecuta sus funciones respetando la Constitución y
el ordenamiento jurídico
dictado conforme a este documento constitucional, garantizando los derechos fundamentales que
asisten a los ciudadanos, defiende el interés público tutelado por la ley, promueve la resolución
alternativa de disputas y protege a las víctimas y testigos, (Law , C. s/f (fc-abogados.com).
Consejo Superior: Es el órgano de gobierno interno del Ministerio Público, está integrada por
esta característica, sin ninguna superioridad jerárquica en las actuaciones que estas realicen los
miembros del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones.
Dirección General de Persecución del Ministerio Público: Esta entidad estará a cargo de un
director general que será seleccionado por el Procurador General de la República entre los
procuradores generales adjuntos. Su mandato durará cuatro años y podrá serle renovado por un
segundo y único período consecutivo.
Dirección General Administrativa: Esta dirección estará a cargo de un director general que
será designado por el Procurador General de la República y ratificado por el Consejo Superior
del Ministerio Público.
Política Criminal:
El Ministerio Público es el órgano responsable de la formulación e implementación de la política
del Estado contra la criminalidad, que está dirigida a prevenir, controlar, gestionar y perseguir
los hechos punibles. 10 Para garantizar su eficacia y vinculación, las políticas preventivas y de
control serán articuladas bajo la responsabilidad directa del Procurador General de la República
en colaboración con los otros órganos e instituciones que corresponda. Las políticas de gestión y
persecución serán adoptadas exclusivamente por el Consejo Superior del Ministerio Público para
garantizar la autonomía funcional que dispone la Constitución.
Crímenes Electorales:
El Diccionario electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH) define como
delito electoral aquellas conductas y acciones e inclusive omisiones atentatorias en contra de los
principios que deben regir un sistema electoral en un Estado donde se ejerce democracia, con
carácter peculiar, que son castigadas, definidas definidas y castigadas, por lo general, no en el
código penal, sino en la propia ley electoral.
Delitos Electorales: El delito electoral se define como aquellas acciones u omisiones, que
golpean, laceran o ponen en peligro el desarrollo normal de las funciones electorales, atentando
contra el orden de los comicios afectando el voto, siendo que estas acciones deben ser libres,
universales, directa, personal, en secreto sin transferencia, exhibiendo claramente la equidad en
las votaciones.
1.8 Conceptos
1.8.1 Método:
El método es la parte del informe que describe cómo se llevó a cabo la investigación. Esta parte
abarca, según lo expone Hernández Sampieri: contexto, ambiente o escenario de la investigación
lugar o sitio y tiempo, así como accesos y permisos, muestra o participantes, tipo, procedencia,
edades, género o aquellas características que sean relevantes en los casos, y procedimiento de
selección, diseño o abordaje principal, teoría fundamentada, estudio narrativo, y procedimientos,
que consiste en un resumen de cada paso en el desarrollo de la investigación, inversión inicial y
total en el campo, estancia en el mismo, primeros acercamientos. Descripción detallada del
proceso de recolección de los datos que fueron recabados, cuándo fueron objetivos y cómo,
forma de recolección y técnicas utilizadas en la verificación y triangulación de fuentes y el
posterior acercamiento de los datos.
El método también se define como el modo ordenado de proceder para llegar a un fin
determinado: la verdad, el poder, la persuasión, el cuidado de sí, Es un camino, una manera de
proceder, que puede constituirse en un modo de ser al incorporarse como un estilo de vida, lo
que expresa su dimensión ética.
Método Analítico:
El Método analítico es aquel método de investigación que consiste en la desmembración de un
todo, descomponiéndolo en sus partes o elementos para observar las causas, la naturaleza y los
efectos. El análisis es la observación y examen de un hecho en particular. Es necesario conocer la
naturaleza del fenómeno y objeto que se estudia para comprender su esencia. Este método nos
permite conocer más del objeto de estudio, con lo cual se puede: explicar, hacer analogías,
comprender mejor su comportamiento y establecer nuevas teorías. Es un camino para llegar a un
resultado mediante la descomposición de un fenómeno en sus elementos constitutivos. En esta
investigación usaremos el método analítico para estudiar y examinar la jurisdicción, competencia
y límites de la Procuraduría Especializada en Crímenes y Delitos Electorales en la Republica
Dominicana.
Método Inductivo:
Para Hernández Sampieri, R., et al (2006, p. 107) “el método inductivo se aplica en
los principios descubiertos a casos particulares, a partir de un enlace de juicios, para ello,
procede a partir de premisas particulares para generar conclusiones generales. A través este
método se observa, estudia y conoce las características genéricas o comunes que se reflejan en un
conjunto de realidades para elaborar una propuesta o ley científica de índole general. Plantea un
razonamiento ascendente que fluye de lo particular o individual hasta lo general. Utilizando este
método iniciaremos nuestra investigación desde lo particular, estudiando el tema de la
Procuraduría especializada en los Crímenes y Delitos Electorales, jurisdicción, competencia y
límites en la Republica Dominicana.
Método Comparativo:
El método comparativo de investigación es un procedimiento sistemático de contrastación de uno
o más fenómenos, a través del cual se buscan establecer similitudes y diferencias entre ellos.
Ayuda a distinguir entre sucesos o variables que son repetitivos en realidades estudiadas. Permite
identificar de una manera simple a los elementos de la realidad que pertenecen a la categoría de
elementos comunes, delimitando a un área de factores y causas originarias y conduciendo a
hipótesis básicas que fundamentan a la investigación. Acogeré el método comparativo, en el
tenor de comparar las funciones de la procuraduría especializada en Crímenes y Delitos
Electorales en Panamá y ver el ámbito de aplicación llevado a cabo en ese país a lo largo de su
historia, analizando la efectividad y la posible implementación en la Republica Dominicana de
este órgano investigador.
1.8.3 Instrumentos:
En ese sentido, la Procuraduría General de una nación, es la entidad que representa a los
ciudadanos ante el Estado. En la Republica Dominicana, se da en llamar Procuraduría General
de la República, disponiendo de un amplio número de dependencias entre las que se encuentra la
Secretaría General, el Departamento contra el Tráfico y la Trata, la Dirección Nacional de la
Persecución de la Corrupción Administrativa o la Dirección Nacional de Atención a Víctimas de
la Violencia, además de otras procuradurías especializadas que se definen en páginas posteriores.
Por otro lado, el Reglamento 247 del 1851, que crea el Régimen Interior de la Suprema Corte de
Justicia, la Ley 387 del 19 de mayo de 1855 (Organización Judicial) amplían las funciones del
Fiscal y de los Procuradores Fiscales. La Ley 476 de 1857 (Organización Judicial), el órgano del
Fiscal se convierte en enlace entre la Suprema Corte de Justicia y el Ministro de Justicia para
todo lo concerniente a la justicia, (Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental
(DIGEIG).
La Ley 137-03 con jurisdicción nacional, procura de hacer cumplir lo que establece respecto de
la persecución de los casos de tráfico ilícito de migrantes, la trata de personas, explotación sexual
de niños, niñas y adolescentes, proxenetismo, polizonaje y delitos conexos, a fin de sancionar los
responsables, salvaguardando los derechos de las víctimas y testigos. Actualmente, esta
procuraduría cuenta con un equipo de investigadores que realizan operativos y vigilancias para
detectar casos de trata, cuenta con una línea gratuita de recepción de denuncias y un correo
institucional para los mismos fines, además de las denuncias tomadas de manera directa en las
oficinas.
Procuraduría Especializada Anti Lavado de Activos: tiene como función principal la
implementación y procedimientos tácticos para la lucha contra el Lavado de Activos, de la
disciplina y cumplimiento de sus obligaciones por el personal bajo su dependencia, en adición a
lo establecido en el Art. 88 del código Procesal Penal de la República Dominicana.
Las procuradurías especializadas darán asesoría y asistencia a las fiscalías en el ámbito que le
corresponda. Podrán dictar a los procuradores fiscales titulares las instrucciones particulares que
correspondan en sus ámbitos especializados por intermedio del Director General de Persecución
y asumir personalmente, con la autorización del Director General de Persecución, cualquier
proceso penal de acción pública de su ámbito especializado cuando el interés público lo haga
necesario. Esta avocación estará precedida de un dictamen motivado al efecto y comporta el
traslado la responsabilidad de la gestión del caso, no pudiendo ser devuelto al Ministerio Público
originariamente apoderado.
Adicionalmente, según la Ley 15-19 Orgánica de Régimen Electoral, de fecha 18 de febrero del
2019, la Procuraduría Especializada se crea con el propósito de investigar y perseguir los
crímenes y delitos electorales contemplados en esta Ley. La Procuraduría será regida conforme
a lo dispuesto por la Ley Orgánica del Ministerio Público (Artículo 289, Ley 133-11, del 9 de
junio de 2011).
Países como Panamá, El Salvador, México, Costa Rica y Brasil, han implementado sus propios
modelos y denominaciones, creando instituciones para la persecución de los delitos electorales.
En este sentido, haciendo uso de la figura jurídica de la comparación de derecho, esta
investigación proyecta abarcar escenarios jurídicos y administrativos de las Procuradurías
Especializadas de Panamá, realizando un análisis de esta legislación así como de las
procuradurías especializadas de los países señalados, a los fines de fortalecer los cimientos
legales que permitan tener un enfoque del funcionamiento y alcance en estos países donde ya se
han establecido estos Ministerios, para comparar el funcionamiento y eficiencia en la justicia
electoral internacional, lo que servirá de aporte al desarrollo de la propuesta de la procuraduría
especializada en delitos electorales en República Dominicana.
Asimismo, Panamá cuenta con una jurisdicción penal electoral que goza de autonomía e
independencia. En la mayoría de estos países, esta jurisdicción recae sobre los órganos o poderes
judiciales de esos Estados. A diferencia de otros países de la región en asuntos electorales, la
investigación y persecución de los delitos o contravenciones electorales incurren de forma
privativa sobre la Fiscalía General Electoral, como institución autónoma e independiente a
cualquier órgano Estatal.
Esta fiscalía electoral adscrita al Tribunal Electoral, se crea mediante el Decreto de Gabinete N°.
2 de 1972, en la cual se especifica que el Tribunal Electoral contará con una Fiscalía Electoral,
que tendrá jurisdicción a nivel de la República.
La Fiscalía General Electoral de Panamá, fue creada mediante el Decreto de Gabinete No. 2 del
13 de enero de 1972, elevada a rango constitucional mediante el Artículo No. 144 de la
Constitución Política de la República de Panamá, como una agencia de instrucción en calidad de
“Ministerio Público Electoral”, independiente, con derecho a administrar su presupuesto, con
autonomía, que de manera conjunta y armónica coadyuva con el Tribunal Electoral, que forma
parte del sistema de administración de justicia electoral nacional.
Asimismo, la Fiscalía Electoral, como expresa Carpanetti (2017) cuenta con un titular llamado
fiscal electoral y que dentro de la estructura de la fiscalía se contaría con un secretario, un oficial
mayor, un escribiente y un citador. En principio este novedoso organismo electoral funciona
como parte integral del Tribunal Electoral, con el propósito de brindar una atención a los delitos
y las faltas electorales.
En este país latinoamericano por mandato constitucional, sobre la Fiscalía General Electoral
recae la función de procuradora de justicia penal electoral, su deber es prevenir, investigar y
perseguir los delitos electorales que se manifiestan por medio de acciones que atentan contra la
liberta y pureza del sufragio; así como también es la institución garante de los derechos políticos
de los ciudadanos.
De acuerdo al artículo 144 de la Constitución panameña, las funciones de la fiscalía consisten en:
Vale destacar, que en Panamá como país de referencia de esta investigación, la Jurisdicción
Electoral Especial surge en 1958, con la creación del primer Código Electoral, anterior a esto, la
actividad electoral de Panamá se regía por leyes y decretos desarrollados de forma simple, y en
donde la primera Constitución Política, solamente desarrollaba como temas electorales el
sufragio y la ciudadanía.
La creación de una fiscalía electoral adscrita al Tribunal Electoral nace con el amparo del
Decreto de Gabinete n.° 2 de 1972, y como muestra de que el sistema electoral panameño tendría
la particularidad de contar con una Agencia de Instrucción independiente al Poder Judicial, tal
como se establecía en el primer Código Electoral panameño de 1958 y la misma reforma
constitucional de 1956, recaía en el Ministerio Público, se crea una Fiscalía Electoral adscrita al
Tribunal Electoral.
La historia electoral salvadoreña, en base a un juego libre y democrático cuenta, desde 1994, con
siete elecciones legislativas y municipales, y cuatro presidenciales. En 2009 se tuvo una primera
experiencia de alternancia en la presidencia lo cual demostró una consolidación de la
institucionalidad democrática del país. La polarización, concentración y competitividad entre las
dos fuerzas políticas mayoritarias (112).
En El Salvador las campañas electorales comienzan cuando los partidos deciden comenzar y el
Tribunal Supremo Electoral no muestra capacidad de regular este tema. Al mismo tiempo, se han
dado en algunos eventos electorales anteriores hechos de campañas sucias, organizaciones
fantasmas y ataques a candidatos que no se han averiguado y sancionado por las autoridades.
Hasta 2018, la figura del fiscal electoral, como dependencia de la Fiscalía General de la
República, no contaba con un instrumento que consolidará las atribuciones que le confiere a este
actor la Constitución, el Código Electoral y el resto de la normativa electoral. Con la publicación
del “Manual de actuaciones del fiscal electoral y sus delegados”1, en adelante el manual, los
fiscales, los partidos políticos, los candidatos y la población en general, podrán identificar con
claridad las obligaciones jurídicas y administrativas en el ámbito electoral de la Fiscalía General
de la República (ver cuadro 1). Este texto administrativo establece que “la persona designada
como fiscal electoral depende de la Fiscalía General de la República. Su actuación debe ser
independiente, en estricta observancia de la Constitución.
El Salvador no tiene una normativa especial que regule los delitos electorales. El Código Penal
salvadoreño, contempla el delito de fraude electoral sancionado con pena de prisión de cuatro a
seis años. Las condiciones que comprende este tipo de delictivo son las siguientes:
1. Ejercer el voto sin tener derecho, suplantar a otro elector o votar más de una vez en la misma
elección; 2. Ofrecer dinero o especies para inducir el voto o para coartar la libertad de ejercerlo;
3. Alterar el registro electoral; 4. Destruir o sustraer material electoral; 5. Destruir o sustituir las
papeletas de votación; 6. Destruir o sustraer las urnas de votación; 7. Impedir la elaboración del
registro electoral, el libre ejercicio del sufragio o el escrutinio de votos; 8. Coaccionar la
voluntad del elector o violar el secreto del voto; 9. Cambiar de domicilio y modificar el lugar de
residencia para votar en una circunscripción distinta a la que legalmente le corresponde.
Durante los últimos tres años ha habido mucha producción de jurisprudencia constitucional en
materia electoral a instancia de las demandas de inconstitucionalidades presentadas por
ciudadanos afiliados y no a organizaciones de la sociedad civil. Estas han logrado cambios en el
juego electoral como: el voto por persona (listas cerradas y desbloqueadas), las candidaturas
independientes, entre otros. Por ejemplo, previo a la Sentencia de Inconstitucionalidad 2-2006
del 22 de junio de 2011 emitida por la Sala de lo Constitucional, los partidos políticos eran los
únicos habilitados para interponer denuncias en materia electoral ante el Tribunal Supremo
Electoral (TSE). Sin embargo, en esta Sentencia la Sala de lo Constitucional determinó que
también los ciudadanos tienen habilitada la facultad de interponer recursos ante el TSE siempre
que ―comprueben su interés y resulten afectados en casos concretos, en sus derechos político.
A partir del resultado de la convención, está prohibido, aún para la radiodifusión, transmitir
programa presentado o comentado por el candidato elegido en la convención. (Redactado por la
Ley no. 11.300, 2006). El párrafo único del artículo 55, sin perjuicio de lo dispuesto en la
inobservancia de lo dispuesto en este artículo sujeta a la emisora al pago de una multa por la
cantidad de veinte mil a cien mil UFIR, que se duplica en caso de reincidencia.
En la Republica de El Salvador, la figura del fiscal electoral surge con los Acuerdos de Paz de
1992. Artículo 278. Código Electoral:
1. Código Electoral
2. Ley de partidos y su reglamento
3. Ley especial para el ejercicio del voto desde el exterior para las elecciones presidenciales
4. Disposiciones especiales para la postulación de candidaturas no partidarias.
5. Organismos electorales temporales
6. Junta electoral departamental (JED) Autoridad electoral en el departamento de su
circunscripción
7. Junta Electoral Municipal Autoridad electoral en el municipio de su circunscripción.
8. Junta receptora de votos: Autoridad en la mesa de Junta Receptora de Votos el día de las
elecciones.
Brasil: Sobre asuntos electorales de Brasil se conoce la Ley No. 9.096 del 19 de septiembre de
1995, también conocida como la Ley de Partidos Políticos, la cual regula el financiamiento de
los partidos políticos. Esta ley abarca todos los aspectos relacionados a los partidos políticos: su
organización y funcionamiento, su contabilidad y finanzas y el acceso gratuito a la radio y la
televisión, (pág. 32).
En Brasil, los candidatos a elecciones se encuentran obligados a presentar una declaración jurada
de sus bienes según la Ley 9.504/9721. Esta Ley establece en su art. 11: “Los partidos y
coaliciones solicitarán a la Justicia Electoral el registro de sus candidatos hasta las diecinueve
horas del día 5 de julio del año en que se realizan las elecciones
El Tribunal Supremo de Elecciones en Costa Rica podemos definirlo como una institución de
carácter constitucional superior en asuntos electorales, este es responsable de la organización,
dirección y control de las situaciones vinculadas al sufragio electoral. Goza de independencia en
el desempeño de su función y de este dependen el Registro Civil y las juntas electorales. Estas
últimas son de carácter temporal y se clasifican en juntas cantonadas y juntas receptoras de
votos.
Los principios fundamentales y funciones principales del Tribunal Supremo de Elecciones son
los siguientes, supervisar las elecciones, verificar el cumplimiento de las leyes electorales
orgánicas, también responder a las demandas de nulidad ejercidas por los partidos políticos,
servir de árbitro para garantizar la igualdad de los actores políticos participantes y la
transparencia del voto, convocar formalmente a elecciones declarando iniciadas y terminadas las
campañas proselitistas, anunciar los resultados y declarar los ganadores, esto es todo el proceso
eleccionario desde su planificación hasta su validación final.
Está compuesto por tres magistrados cuyo número asciende a cinco en época electoral, y de entre
los cuales se elige al presidente del TSE.
CAPITULO III
LAS FISCALÍAS COMO PARTE DE LA CARRERA DEL MINISTERIO PÚBLICO
La Institución del Ministerio Público es una dependencia del Estado, el cual actúa en
representación de la sociedad en el ejercicio de la acción penal y la tutela social en todos
aquellos casos que le asignan las leyes, es un órgano sin género, de naturaleza muy singular que
adopta una variedad de fases en su ejecución.
Según la Ley 78-03, Estatuto del Ministerio Publico, el Ministerio Público debe responder a las
expectativas de la sociedad en cumplimiento del rol de contribuir a la reducción de la impunidad,
siendo necesario que su actuación se realice por medio de una eficiente labor coordinada con los
estamentos investigativos de la policía y demás organismos afines del Estado, asegurando así la
labor de la acción pública con criterios de objetividad, con el propósito de que permita una justa
aplicación de la ley penal en defensa del interés general.
El Ministerio Público estará representado ante la Suprema Corte de Justicia por el Procurador
General de la República y por las y los procuradores adjuntos, de conformidad con la ley. Su
representación ante las demás instancias judiciales será dispuesta por ley. (PÁRRAFO 11, Art.
171).
Es así como el Ministerio Público se convierte en una institución del estado, con funciones
autónomas, el cual es creado constitucionalmente para velar por el cumplimiento del orden
jurídico y representar los intereses del estado y de la sociedad en general y de la persona en
particular, especialmente de los más desprotegidos.
Es hasta en la sociedad esclavista en donde según Alsina se cimientan los antecedentes remotos
del Ministerio Público que se encuentran en el Imperio Romano, no así en la sociedad Primitiva
ya que no existía ningún poder coercitivo que controlará su organización estatal; es decir
tampoco existían instituciones que velaran por los intereses de la sociedad.
En cuanto a su localización institucional, puede estar insertado dentro del Poder Ejecutivo, en
defecto, el presidente tiene las facultades conferidas por la constitución en su conducción e
interviene directamente en el nombramiento y destitución de sus autoridades, como también los
demás fiscales, como acontece en los sistemas francés, mexicano, alemán y estadounidense,
incorporado en el poder judicial, en el cual podría quedar supeditado a la función jurisdiccional
como inserto en el poder legislativo; el ejercicio de su función el cual puede quedar de cierta
forma determinada por la contingencias política del momento.
El Ministerio Público está integrado, de acuerdo con el artículo 17 de la Ley 78-03, por los
siguientes funcionarios:
1. El Procurador General de la República, quien lo encabeza;
2. Un Primer Procurador General Adjunto;
3. Un Segundo Procurador General Adjunto;
4. Los Procuradores Generales Adjuntos, cuyo número no será menor de siete (7);
5. Los Procuradores Generales ante las Cortes de Apelación;
6. Los Procuradores Adjuntos de Cortes de Apelación, cuyo número no será menor de dos;
7. Los Procuradores Fiscales ante los Juzgados de Primera Instancia;
8. Los Fiscales Adjuntos, cuyo número será determinado por el Procurador
Velar porque todo imputado sea instruido de sus derechos para garantizar el efectivo
cumplimiento de las normas del debido proceso y el respeto de la dignidad humana, sin
discriminación alguna.
Atender las solicitudes de las víctimas y procurar que sean informadas acerca de sus
derechos.
Disponer las medidas para proteger la vida e integridad física de las víctimas y testigos,
así como de sus familiares y demás intervinientes en el proceso penal, cuando fuere
necesario.
Representar los intereses del Estado ante cualquier jurisdicción de conformidad con la
Constitución y la ley.
Adoptar medidas para proteger los intereses de los menores, los incapaces y los
indigentes.
3.2 Fiscalías adjuntas y delegadas ordinarias, como parte de la carrera del Ministerio
Público.
“Las fiscalías provinciales son las que tienen la competencia territorial para investigar y
procesar todos los delitos, incluidos los delitos electorales que ocurran en sus jurisdicciones,
salvo casos excepcionales en los que por efectividad procesal se decida lo contrario.”
(Constitución Dominicana, 2015).
El objetivo de una procuraduría adjunta es cumplir con las políticas institucionales establecidas
por la Fiscalía General del Estado, aplicado a las áreas del Ministerio Publico que estén a su
cargo y velar porque sean implementadas de manera eficiente.
Las fiscalías adjuntas ejercen supervisión sobre los fiscales delegados del área de su
competencia.
Los agentes fiscales asignados a las unidades operativas del área de su competencia.
La dirección técnica especializada en el área de su competencia.
El asistente de Fiscalía Adjunta, el secretario de Fiscalía, el auxiliar de Fiscalía adjunta y los
demás funcionarios asignados al área de su competencia.
Fiscalía adjunta: Asistente de fiscalía adjunta: El objetivo principal de esta es brindar apoyo
técnico-jurídico al fiscal adjunto, en el estudio y análisis de las documentaciones concerniente al
área de su competencia. Así como colaborar en las gestiones de asuntos administrativos.
Conforme al Párrafo I: de la Cuarta Resolución de la 10ma. Sesión del Consejo Superior del
Ministerio Público de fecha 13 de junio del 2013, se crea El Departamento Técnico de Gestión
de Fiscalías bajo la dependencia directa de la Dirección de Estadísticas y Análisis la cual tiene
como objetivo principal brindar la asistencia técnica necesaria para la gestión operativa a nivel
de todas las Procuradurías Especializadas, las Procuradurías Regionales y equivalentes y sus
respectivas Fiscalías.
Es el consejo de Ministros; parte del poder ejecutivo de un Gobierno, que engloba al conjunto de
los ministros y su presidente como primer ministro.
2. Poder Judicial: Consejo del Poder Judicial (CPJ), Dirección Nacional de Mensuras
Catastrales, Dirección Nacional de Registros de Títulos, Oficina Nacional de Defensa
Publica y la Suprema Corte de Justicia.
4. Poder Ejecutivo
Ministerios: Los ministros son veinticuatro actualmente, entre los que se mencionan:
Contraloría general de la república (CGR), Ministerio administrativo de la presidencia
(MAPRE), Ministerio de administración pública (MAP), Ministerio de agricultura (MA)
Ministerio de Cultura (MINC), Ministerio de Defensa (MIDE), Ministerio de Deportes y
Recreación (MIDEREC), Ministerio de economía, planificación y desarrollo (MEPYD),
Ministerio de educación (MINERD), Ministerio de educación Superior, Ciencia y Tecnología
(MESCYT), entre otros ministerios, (www.sismap.gob.do).
CAPITULO IV: LOS DELITOS ELECTORALES
Un delito electoral es considerado como el acto u omisión que contraviene las disposiciones
legales y que atentan contra la certeza y efectividad del sufragio, mismo que realizan los
ciudadanos, los funcionarios electorales, funcionarios públicos, representantes de partido y
ministros de culto religioso, y por otra parte, los delitos electorales son conductas o acciones que
vulneran las disposiciones constitucionales y legales, poniendo en riesgo la función electoral y el
sufragio en cualquiera de sus modalidades (López Sanavia, 2002: 98 y ss.).
Barreiro (2000), en su obra sobre Derecho Penal Electoral, que desde el instante que las formas
democráticas permiten a los ciudadanos participar en la organización política de los pueblos para
ejercer el voto, surgen también las conductas punibles en material electoral, lo que constituye
que estos actos resten sinceridad al sufragio corrompiendo el régimen representativo.
Afirma además, que “Los delitos electorales subvierten la democracia misma, ya que la libertad
política de carácter electoral es esencial al funcionamiento del régimen representativo”, (pág. 6).
Esto es así, continua señalando el autor, porque los bienes jurídicos tutelados por las infracciones
electorales, no son únicamente, más que atentar contra la libertad del lector, se agravia el
principio mismo de soberanía sobre la base de la organización del Estado.
Partiendo de la anterior definición, los delitos electorales son cometidos por personas que
muestren acciones de conductas que atentan contra la libertad del sufragio, afectando el sistema
y violando las normas electorales. Estas personas pueden ser partidistas, profesionales
partidistas, organizaciones religiosas o cualquier individuo que por intereses personales o
inducción cometa estas acciones señaladas por la Ley como delitos electorales.
Para Barreiro, F. (2000) los delitos electorales son los que atentan contra la libertad del sufragio
o el libre ejercicio de los derechos electorales, han recibido diversas denominaciones, desde
simples hasta aquellas que con mayor rigor científico hacen alusión de modo preferente a la
objetividad jurídica, es decir, al bien jurídico tutelado por la norma siendo vulnerado por la
comisión del ilícito.
De acuerdo al citado autor, la primera vez que aparece sistemáticamente tratados de delitos
electorales concuerdan con el primer momento histórico de la codificación penal federal que se
inicia con el Código Penal de 1871, conocido con los nombres de “Código Martínez de Castro” o
“Código Juárez’”, que se expide bajo el régimen del gobierno de Benito Juárez después del
triunfo del Partido Liberal contra la Intervención Francesa, y que entro en vigor el primero de
abril de 1872, este ordenamiento de orientación clásica, fue influenciado por el Código Penal
Español de 1870.
Los delitos y faltas, como son llamados en otros países, en materia electoral son aquellas
acciones u omisiones que, de una forma u otra, entrañan la puesta en peligro del proceso
electoral, vulnerando la normativa que intenta garantizar la transparencia y la limpieza del
mismo.
4.2 ¿Quiénes pueden cometer delitos electorales?
Los delitos electorales lo realizan, en sentido general los ciudadanos en sus diferentes posiciones
que persiguen intereses propios, en este sentido, cometen delito electoral los funcionarios
electorales, funcionarios públicos, representantes de partido, y ministros de culto religioso,
omitiendo o cometiendo actos que revelan conductas o acciones que vulneran las disposiciones
constitucionales y legales, que ponen en riesgo la función electoral y el sufragio en cualquiera de
sus modalidades.
Vale señalar aquí, de manera ilustrativa, la Ley Orgánica De Régimen Electoral General
(LOREG), de la Constitución Española (CE), en la sección 2da. del Capítulo Primero del Título
VIII, clasifica en atención a los sujetos activos de los delitos en función de que los mismos sean
funcionarios públicos o particulares, basado a este último criterio se podrían clasificar los delitos
electorales en: delitos exclusivamente electorales y delitos comunes cometidos en el ámbito
electoral, (Cruz, M. 2013)
Igualmente la LOREG clasifica, en atención a los sujetos activos de los delitos en función de que
los mismos sean funcionarios públicos o particulares, los delitos en:
1. Falsedades electorales:
Omitir de manera que induzca a error sobre su autenticidad los nombres de los votantes
en cualquier acto electoral.
Alterar las fechas, horas o lugares en que deba celebrarse cualquier acto electoral.
Cambiar, alterar u ocultar o alterar la boleta electoral.
Inexactitud en el recuento de electores en actos referidos al Censo electoral.
Proclamación indebida de personas.
Omitir la verdad en manifestaciones verbales que se deban realizar en algún acto
electoral.
Imprimir, confeccionar o utilizar papeletas o sobres electorales con infracción de la
normativa.
2. Obstaculización del proceso electoral (art. 139)
Formación, conservación y exhibición al público del censo electoral
Constitución de las Juntas y Mesas electorales, y en las votaciones,
acuerdos y escrutinio de las Mesas
No extender las actas, certificaciones y cualquier otro documento electoral en forma y
tiempo, entre otros.
3. Abandono injustificado de las funciones electorales (art. 143).
4. Coacciones y cohecho electorales (art. 146)
Por otro lado el Código Penal Español, sustenta que quienes eran susceptibles de cometer los
delitos electorales eran los individuos, los funcionarios electorales y los funcionarios públicos.
Se establecían sanciones tanto pecuniarias como de privación de la libertad, que eran impuestas
conjuntamente en la mayoría de los casos, estableciéndose como sanción excepcionalmente solo
la de multa, (artículos 957 y 958).
a) Funcionarios públicos: Para mayor claridad, son aquéllos personas que desempeñan
funciones públicas durante en el proceso electoral que cometen delitos electorales, dentro de los
cuales se
- Funcionarios públicos en sentido estricto que es la participación política de determinados
funcionarios públicos en el proceso electoral cuando aquélla va más allá del mero ejercicio de su
derecho al voto.
- Personas que desempeñan funciones públicas en el proceso electoral. Al igual que en el caso
anterior, el delito puede consistir en el incumplimiento de funciones o en el abuso de poder en el
ejercicio de éstas.
b) Partidos políticos. No existen casi delitos en los que los partidos políticos aparezcan como
sujeto activo. Sólo se regulan algunos supuestos especiales: propiciar propaganda electoral sin
respeto a los valores democráticos (art. 333 del CE de Paraguay), y la recepción ilícita de
donaciones (Art. 243-b de la LEOP de Honduras).
Las faltas electorales a diferencia de los delitos electorales, podrían ser definidas, en general,
como el conjunto de conductas ( omisiones y acciones) que, aun no revistiendo la gravedad de
los delitos electorales, atentan contra la obligación de emitir el sufragio, entrañan el
incumplimiento de funciones electorales, constriñen de una u otra forma su libertad de emisión o,
de modo más amplio y general, inciden compulsivamente sobre las garantías con que los
ordenamientos electorales democráticos rodean el proceso electoral en su conjunto y, muy en
particular, el momento vital de la emisión del voto. (Fernández et al., 2007, p. 1049).
La Legislación Latinoamericana en materia de delitos electorales contiene una gran lista de los
tipos de delictivos electorales que, sin perjuicio de otras posibles clasificaciones, podrían
agruparse de la siguiente manera:
a) Obstaculización del proceso electoral. Incluimos en este apartado todas aquellas acciones que
normalmente no serían delictivas, pero que en el proceso electoral son consideradas como tales
por constituir un grave entorpecimiento del mismo.
c) Fraude electoral. Consiste en votar dos o más veces en la misma elección, o votar sin tener
derecho a ello. En la mayoría de las legislaciones latinoamericanas se regula esta clase de delitos.
Vale destacar que en algunos países, concretamente en Brasil (Art. 309 del CE), Costa Rica
(Art. 152. Q del CE), Cuba (art. 172 b y c de la LERC).
d) Abandono de funciones: este delito lo cometen las personas que teniendo el deber de
desempeñar una función electoral, dejan de cumplirlas o las abandonan sin justa causa.
e) Propaganda ilegal. Supone este tipo de delito la comisión de infracciones de las normas
relativas al tiempo y la forma en que debe desarrollarse la propaganda electoral y la celebración
de reuniones, así como cualquier otro acto público dirigido a la consecución ilegal de votos.
Los delitos antes definidos son señalados por el Instituto Internacional para la Asistencia
Electoral (IDEA) por sus siglas en inglés, donde en un artículo sobre la materia de delito
electoral, plantean una sistemática enfocando 19 países latinoamericanos( Fernández &
Martínez, 2007).
1. “Los que incluyeren en las boletas oficiales para cualquier elección los nombres de
personas que no deban figurar en ellas.”
2. “Quienes aceptaren un documento de propuesta con conocimiento de que es ilegal o
fraudulento en su totalidad o en parte.”
3. “Los que maliciosamente se negaren a admitir el voto de cualquier persona que tuviere
derecho a que se admita.”
4. “Los que se negaren a admitir una propuesta presentada en el tiempo y la forma debida,
con arreglo a las prescripciones de esta ley.”
5. “Los que se negaren a incluir o dejaren de incluir en las boletas oficiales para cualquier
elección, el nombre de algún candidato que debe figurar en ellas.”
6. “Los que permitieren votar a cualquier persona, a sabiendas de que el voto de ésta no
debe recibirse.”
7. “Los que ilegalmente agregaren o permitieren que otro agregue alguna boleta a las
legalmente votadas.”
8. “Quienes sacaren o permitieren que otros saquen alguna boleta de las legalmente
votadas.”
9. “Los que sustituyeren una boleta por otra.”
10. “Quienes hicieren o permitieren que otro haga un escrutinio o relación fraudulenta de
votos emitidos.”
11. “Aquellos que firmaren un certificado de elección en beneficio de persona que no tenga
derecho a ello. “
12. “Quienes se negaren o dejaren de firmar un certificado de elección a favor de cualquier
persona que tenga derecho al mismo.”
13. “Aquellos miembros de los colegios electorales en los cuales desaparecieren las boletas y
que sean responsables.”
14. “Los que actuaren o pretendieren actuar con el carácter de funcionarios autorizados por
esta ley.”
“Otros delitos electorales señalados en la Ley 15-19 (artículo 285), que deben ser castigados con
prisión correccional de tres (3) meses a un (1) año y multa de uno a cinco salarios mínimos del
sector público, son los siguientes:”
1. “Los que no cumplieren las obligaciones o deberes que la ley les señale, conforme el
término que en ella se establece, y si la demora fuere maliciosa y tuviere por objeto
preparar o cooperar a la comisión de la preparación de un escrutinio o relación
fraudulenta de votos emitidos, incurrirán en las penas señaladas para dicho delito en el
citado artículo.”
2. “Los que dejaren sin permiso o autorización el cargo, función o comisión que, de acuerdo
con esta ley, se les hubiere encomendado.”
3. “Los que obstruyen a cualquier elector en el acto de votar o al dirigirse o retirarse de los
colegios electorales.”
4. “Los que sin permiso ni calidad se mezclaren en las operaciones legales de cualquier
elección, o en la determinación del resultado de esta.”
5. “Los que intervinieren indebidamente en el ejercicio de los deberes oficiales que la ley
electoral imponga a cualquier persona o corporación.”
6. “Los que siendo de cualquiera junta electoral, hicieren propaganda electoral en el día de
elecciones.”
7. “Los que de manera ilegal retiren cualquiera boleta oficial del lugar de votación.”
8. “Los que mostraren su boleta mientras la estuvieren preparando o después de preparada
para votar, a cualquier persona, dándole conocimiento de su contenido, o en cualquier
otra forma dieren a conocer el sentido en que hayan votado o se proponen votar, a no ser
con el propósito y en ocasión de obtener el auxilio autorizado por la ley en la preparación
de su boleta, entre otros.”
9. “El que votare con alguna boleta que no hubiere recibido debidamente el colegio
electoral.”
10. “Quienes siendo miembros del colegio electoral recibieren de algún elector la boleta ya
preparada para votar.”
11. “Los que, al auxiliar a un elector para la preparación de la boleta, llenaren ésta de manera
distinta de los deseos expresados por aquél, o después de auxiliar a un elector revelaren el
contenido de la boleta.”
12. “Los que cometieren algún hecho que infringiere la presente ley que no esté penado de
otro modo por ella.”
13. “Los que extrajeren fuera del recinto del colegio electoral cualquiera boleta.”
14. “Los que desobedecieren cualquier orden legal de una junta o colegio electoral.”
15. “Los que, en algún caso no previsto por la ley, abrieren cualquier paquete sellado que
contenga boletas, listas de inscritos, pliegos de escrutinio, relaciones de votación o
cualquier otro documento determinado por esta ley.”
Se pueden entender el derecho electoral como conjunto de normas y principios que regulan el
proceso electoral, compuesto por un sistema jurídico particular, sin dejar de reconocer la
necesaria unidad del derecho como disciplina humana, ((Nohlen, Zovatto, Orozco y Thompson).
El derecho electoral, acotan los citados autores, incluye un conjunto de conocimientos amplio
que incluye los principios políticos, parámetros comparativos, antecedentes históricos y
sociológicos, además de experiencias del pasado que permiten vincular el estudio de la materia
con reflexiones sobre la representación política, los partidos, la democracia, el parlamento, el
presidencialismo y el parlamentarismo, etc. Así, el derecho electoral significa también ciencia,
teoría o saber, e incluye, un saber crítico sobre las normas. En este tenor, el derecho electoral
constituye toda una disciplina con elementos característicos propios.
“Los caracteres originales del Derecho Electoral se explican y justifican por su función, que
consiste en respetar el principio democrático. Ello se manifiesta especialmente en el terreno
contencioso, de forma notable con la noción de Juez electoral, pero también en la fisonomía de
sus fuentes” (Masclet, J.C. 1989, citado por Álvarez, 1991).
Para Álvarez (1991) los estudios de Derecho Electoral se han centrado en el análisis por sus
repercusiones, sin embargo, el ámbito del Derecho Electoral va más allá del estudio de los
sistemas electorales, no debiendo identificarse tampoco con la problemática del derecho de
sufragio, por lo que el Derecho Electoral debe entenderse tanto el conjunto de normas jurídicas
que regulan la elección de los órganos representativos, como el conjunto de normas jurídicas que
afectan al derecho del individuo a participar en la designación de esos órganos representativos.
El Derecho electoral es una disciplina autónoma por varias razones: porque en materia legislativa
cuenta con sus propias disposiciones; en lo científico o doctrinal especialistas que exponen sus
puntos de vista en torno a diversos aspectos del campo del Derecho Electoral; en lo institucional
cuenta con instituciones específicas para desempeñar la función electoral; en terminología
existen vocablos propios de cada especialidad, que han requerido su propia definición y
tratamiento, en el aspecto docente, en diversas entidades de enseñanza superior, tanto oficiales
como particulares, se imparte desde hace tiempo, disciplinas, especialidades y maestrías en
materia propia del Derecho Electoral, por lo que ya tiene presencia en créditos académicos y en
la obtención de grados universitarios, (Pérez 2006, p. 295).
Asimismo, Ruiz (2010) sostiene que en el ámbito del Derecho se habla de autonomía de
determinada ciencia jurídica cuando esta se ocupa de un orden jurídico especial, con objeto,
reglas, principios, técnicas y herramientas metodológicas particulares.
Asimismo, el Juez presidente del alto Tribunal, señaló además, que en el ámbito
latinoamericano, uno de los elementos que fortalece el fuero de la autonomía de que goza el
derecho electoral, es la posibilidad de que los órganos de justicia electoral puedan declarar la
nulidad de unas elecciones.
Para Álvarez (1991) el Derecho Electoral es susceptible de una doble consideración, posee las
determinaciones jurídicas positivas y consuetudinarias que regulan la elección de representantes
o de personas para los cargos públicos. Está constituido por el conjunto de normas que regulan
las elecciones de los órganos del estado, siendo, en este sentido, una parte importante de su
contenido el estudio de los sistemas electorales.
También el Derecho Electoral, asevera Álvarez (1991) puede ser entendido desde una
perspectiva más estricta, viniendo a referirse, en este segundo aspecto, a aquellas
determinaciones legales que afectan al derecho del individuo a influir en la designación de los
órganos, condicionando la capacidad electoral de los ciudadanos.
Esta rama del derecho, se integra no solamente por reglas sino también por principios, el cual
tienen una doble finalidad, servir para interpretar el ordenamiento teniendo una proyección
normativa, derivada del grado de indeterminación que los principios tienen con respecto a las
reglas, que hace que en ellos estén configurado ciertos contenidos normativos que informan todo
el ordenamiento y que corresponde a los jueces desarrollar bajo ciertos parámetro.
El Fiscal General Electoral, conforme a la definición del portal gubernamental de Panamá, como
país donde se ha constituido una Fiscalía Electoral, es el máximo representante y autoridad de la
institución y es nombrado por el Órgano Ejecutivo y ratificado por la Asamblea Nacional; el
período estipulado para ejercer sus funciones es de 10 años y se le ha otorgado la misma
categoría, remuneración, prerrogativas, garantías, y restricciones que los Magistrados de la Corte
Suprema de Justicia. (http://fiscalia-electoral.gob.pa/).
En otros países de Latinoamérica ya existe el Fiscal General Electoral quien debe cumplir los
requisitos siguientes:
Ser ciudadano por nacimiento, haber cumplido treinta y cinco años, hallarse en pleno goce de
los derechos civiles y políticos, poseer Licenciatura en Derechos y Ciencias Políticas, y haber
registrado su título universitario. Tener 10 años de haber ejercido la profesión de Abogado, en
cualquier cargo del Órgano Judicial, del Ministerio Público, del Tribunal Electoral o de la
Defensoría del Pueblo que requiera el título universitario de Derecho o de profesor de Derecho
en un establecimiento de enseñanza superior.
5.1 Antecedentes
En República Dominicana, no existe “perce” una Procuraduría Electoral, de modo que como
antecedente del tema se puede mencionar el la decisión de designar una procuradora Electoral
interina, para las elecciones del 2020, operando esta desde el antiguo edificio donde funcionaba
la procuraduría, y donde actualmente funciona las corte de apelación.
La Procuraduría Especializada fue habilitada la sede para investigar y perseguir los crímenes
electorales, para el proceso de elecciones generales, a requisición de diferentes organismos
sociales y políticos, que encabezó la fiscal Gisela Cueto.
En este orden de ideas, el ex magistrado Román Jáquez Liranzo, presidente del Tribunal Superior
Electoral, expreso en torno a lo anteriormente señalado que: En la República Dominicana,
históricamente, no se registran antecedentes de ninguna condena penal por violación a la norma
electoral., en la conferencia “Procesos electorales desde una dimensión ética y cívica”, como parte del
cuarto Congreso Laicos en la Vida Pública: “Compromiso Ético Político y Tiempo Electoral”, donde
además insistió en la urgencia de que sea puesta en marcha la procuraduría especializada para perseguir
los delitos y crímenes electorales.
El magistrado catalogó las leyes electorales como “las leyes con el nivel más bajo de eficiencia”.
Llamadas por Hans Kelsen ‘leyes desuetudos’ que son aquellas que se incumplen sin que a nadie les
importe; se violan, y ni el ciudadano ni el Estado hacen nada porque se respeten”.
5.2 Contexto
¿Porque crear una Procuraduría Electoral? Haciendo uso del derecho electoral, que otorga
derecho al ciudadano de ejercer su voto sin obstáculo y bajo las normas electorales establecidas,
se hace necesaria la creación de dicha entidad, para investigar y procesar todos los delitos
electorales, dado que en la actualidad estos delitos se ejecutan en las fiscalías provinciales,
según su jurisdicción.
Las infracciones a las normas en materia electoral, es como los crímenes y delitos electorales se
cometen en las elecciones cada vez que estas son celebradas, sin embargo, aunque existe una
larga lista de estos delitos, no se ejecutan conforme a lo establecido por la Ley 15-19.
“La organización de la sociedad civil, recordó, que desde el año 1996 hasta el 05
de julio del 2020, se han desarrollado 12 exitosas experiencias de observación en
los niveles presidenciales, congresuales y municipales, integrando masivamente a
la ciudadanía en el monitoreo de estos procesos. “La experiencia en la observación
electoral en el discurrir de los tiempos ha permitido el involucramiento y la
permanencia de un voluntariado que participa y se moviliza de forma cívica por la
transparencia del proceso. A pesar de la situación de la pandemia, contamos con un
gran equipo de hombres y mujeres que se incorporaron a desarrollar la valiosa
tarea de la observación electoral”, señala el movimiento cívico, a través de su
informe.”
CAPITULO VI
PROCURADURÍA ESPECIALIZADA EN CRÍMENES Y DELITOS ELECTORALES
EN REPUBLICA DOMINICANA
6.1.1 Competencias
Esta Procuraduría deberá establecer una metodología con el objetivo de realizar evaluaciones
periódicas de la actualización sobre el desempeño laboral de los funcionarios o fiscales adjuntos
al Procurador titular, que se encuentren en las distintas zonas o localidades para garantizar la
eficiencia del servicio público de la entidad.
Las fiscalías provinciales o fiscalías adjuntas son competencia territorial para investigar los
delitos electorales que sucedan en sus jurisdicciones, excepto en los casos excepcionales en los
que por alegado nivel de efectividad del proceso se decida lo contrario, todo ello en virtud de lo
contemplado en sus artículos 53 y el artículo 54 de la Ley Orgánica del Ministerio Público No.
133-1 por la que se rigen los órganos especializados de esta institución.
Elaborar planes de acción a nivel nacional para el control y vigilancia del proceso electoral en
sus diferentes etapas, el cual contendrá las tareas a través de las cuales los servidores del
Ministerio Público deberán cumplir las funciones de control e intervención ante las autoridades
electorales.
Coordinar comités de control y asuntos electorales regionales, provinciales y distrital del país,
cumplimiento las directrices y parámetros establecidos por la Comisión Nacional de Control y
Asuntos Electorales para el adecuado y efectivo control e intervención electoral.
Canalizar la ejecución de las sentencias y decisiones judiciales en torno a las faltas, crímenes y
delitos electorales.
Las demás atribuciones que establezcan las leyes.
6.1.2 Jurisdicción
El vocablo jurisdicción indica el ámbito territorial en el cual el Estado ejerce su soberanía, señala
el territorio dentro del cual cumple sus funciones un juez muestra el conjunto de poderes de un
órgano del poder público (legislativo, ejecutivo o judicial), además, se refiere a la aptitud que
tiene un juez para entender en una determinada categoría de pretensiones y, por fin, tipifica la
función de juzgar.
Algunos actores han definido la jurisdicción como una potestad que encierra la actividad pública
realizada por órganos competentes sean estos nacionales o internacionales, conforme a la Ley, en
virtud de la cual, mediante juicio se aplica el orden jurídico establecido para dirimir conflictos y
controversias en la toma de decisiones susceptibles de adquirir autoridad de cosa juzgada,
eventualmente de ejecución factibles, (Couture, E. 1960).
La Procuraduría tendrá competencia territorial para investigar y procesar todos los delitos,
incluidos los delitos electorales que ocurran en las jurisdicciones provinciales, todo ello en la
búsqueda de garantizar la equidad, legalidad y transparencia de las elecciones nacionales en los
casos ocurridos de manera competente.
6.1.3 Limites
Se propone una Procuraduría Especializada, con autonomía técnica y de gestión; que prevenga,
investigue y persigue las conductas tipificadas como delitos electorales en el marco legal de la
Ley Electoral.
En base a que las procuradurías especializadas son designadas por el Consejo Superior del
Ministerio Público confirme a la Ley Orgánica del Ministerio Público, 133-11, sus el límites
abarcan todo el territorio nacional o regional, en atención a la complejidad de los casos, la
vulnerabilidad de las víctimas, el interés público comprometido o las prioridades institucionales.
Esta entidad jurídica contra crímenes y delitos constituiría una revolución de fortalecimiento a la
democracia, con miras a los comicios y con un especial enfoque el combate a los crímenes
delitos cometidos en las elecciones, pues como tal implementara, administrara los lineamientos y
herramientas necesarias que sancionen aran a personas involucradas en actos delictivos en
materia electoral.
Ser el Órgano institucional que ejerza y procure justicia en materia penal electoral, en
concordancia con la democracia nacional, tal como lo establecen las Leyes y Constitución de la
Republica.
6.1.5 Objetivos específicos
6.1.6 Funciones
- Asesorar a los ciudadanos víctimas de un delito electoral y los tramites de canalizar con previa
valoración de estas.
- Orientación jurídica por personal especializado en delitos electorales, a la sociedad en general.
- Creación de distintos programas de prevención del delito para prevenir su comisión a la
sociedad.
6.2 Autonomía
“La Procuraduría Especializada en Delitos Electorales, debe poseer autonomía técnica para el
ejercicio de sus funciones, coordinar investigaciones de los delitos en materia electoral presentes
en el país, además, debe establecer mecanismos de coordinación con autoridades municipales,
estatales y del país para promover convenios, recopilar e intercambiar datos, de la incidencia
delictiva con las autoridades competentes, fomentando la participación de la comunidad,
instituciones académicas para que coadyuven en los procesos de evaluación de las políticas de
prevención a los delitos electorales.”
Por tal motivo es fundamental que en la prevención y persecución de los delitos de índole
electoral, estén en consonancia con las normas electorales y penales de la nación, a fin de que se
conozca, se investigue y se persigan las gestiones contrarias a los procesos de elección popular y
que se encuentren plasmadas como delitos electorales.
Vale mencionar, que en el país existen los medios y mecanismos para prevenir y resolver
conflictos electorales; sin embargo, es lógicamente aceptable que no existe fórmula única que
funcione para todos los casos y para todos los países. En este contexto, se han analizado
distintos sistemas de resolución de controversias electorales que generalmente, han servido como
fundamento en el ámbito histórico, político y social.
6.2.2 Organismos legislativos que sustentan y amparan la creación de la PECDE
El Manual de Justicia Electoral Internacional (IDEA), usa como criterio de clasificación global el
tipo de órgano o autoridad a la que se le atribuye la decisión última para garantizar que los
resultados electorales cumplan con lo establecido en la ley. Con base en esta característica hay al
menos cuatro tipos distintos de SRCE (Sistema de Resolución de Conflictos Electorales, a saber:
En este sentido se asume la idea conceptual poder hacer realidad derechos fundamentales, como
el recurso efectivo ante un organismo independiente e imparcial previamente establecido, el
debido proceso legal y el acceso una audiencia pública en la que se garantice la defensa del
derecho electoral.
Existen estándares a nivel internacional relacionado a asuntos electorales, que se han observado
en la presente investigación, dentro de las que ilustrativamente se puede mencionar los
convenios, pactos y tratados internacionales ratificados por mayoría global, los cuales se señalan:
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada por las Naciones Unidas
(ONU), su adopción reconocía que los derechos humanos son la base de la libertad, la justicia y
la paz. En este sentido, de los 30 derechos y libertades contenidos en esta declaración, están
incluidos los derechos civiles y políticos, como los derechos a la vida, a la libertad y a la vida
privada.
El artículo 25 del PIDCP establece que “todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de las
distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin restricciones indebidas, de los siguientes
derechos y oportunidades:
“Dentro de las observaciones del Pacto Internacional de Derecho Civiles, establece que cuando
los ciudadanos participan en la dirección de los asuntos públicos por conducto de representantes
libremente elegidos, esos representantes ejercen un auténtico poder de gobierno y que, en virtud
del proceso electoral, son responsables ante los ciudadanos del ejercicio de tal poder. También se
infiere que los representantes ejercen solamente las facultades que se les atribuyen de
conformidad con las disposiciones de la constitución.”
Este organismo internacional conocida también como la Convención de Mérida, por haber sido
adoptada en esa ciudad de México, en diciembre de 2003, entró en vigor el 14 de diciembre de
2005, tiene dentro de sus objetivos la adopción de medidas en busca de prevenir y combatir de
manera eficaz y eficientemente la corrupción, así como el fortalecimiento de las normas
existentes.
La Convención reconoce que una función pública eficiente y transparente es la base de un buen
gobierno. Indica además, que para evitar los efectos nocivos de la corrupción, es indispensable
que sus normas sean aplicables también al sector privado y se involucre a la sociedad en el
diseño e implementación de estrategias en la materia.
Entre otros convenios y pactos específicos que se han dictado en busca de establecer la justicia,
la equidad y la paz internacional.