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EL CUERPO DEL DELITO

Los restos de dos niños monstruosos, con cabezas y pies de cerdo, fueron
encontrados en un pozo en Montoiron (Francia), en 1613. Persuadidos de que se trataba del
fruto de los amores ilegítimos de un campesino con su cerda, la Iglesia hizo quemar ambos
cuerpos.

MALDITOS ROEDORES

Hay recetas para todo tipo de remedios. Como ésta, que era la fórmula magistral que
utilizaban las mujeres medievales para depilarse: inmundas ratas secadas al sol y tostadas en
una cazuela. Hoy en día, el sexo femenino cuenta con algunas facilidades más para estar
atractivas y seductoras.

PARTO SIN DOLOR

Durante la Edad Media, estuvo muy extendida la curiosa creencia de que la Virgen
María había concebido ¡nada menos que por las orejas!

PUDOR ECLESIÁSTICO

El Papa Pablo VI hizo vestir todas las estatuas de la Capilla Sixtina esculpidas por
Miguel Ángel.

PAPÁ, VEN EN TREN

Hasta bien entrado el siglo XX, las campesinas musulmanas del Alto Egipto creían
que una mujer estéril, para conseguir quedar embarazada, debía estirarse boca arriba en la vía
del tren y esperar a que el ferrocarril pasara por encima, con lo cual la fecundaría. En la India,
las mujeres que perseguían el mismo fin se colocaban muy cerca de un tren en marcha, al
tiempo que se levantaban las faldas con la esperanza de que la locomotora las fecundase.
PENDIENTES DE TRES HILOS

En el Medievo, los ladrones, infanticidas y bígamos eran ahorcados con tres cuerdas.

VARONES TRANSFORMISTAS

Tras el fallecimiento de un ser querido, los hombres gálatas, de Asia Menor, se


disfrazaban de mujer, ya que decían que el sexo femenino reza y se lamenta mucho mejor.

FOLLAR QUE TE FOLLAR HASTA PALMAR

Según De la Mettrie, médico y autor del ensayo El hombre máquina (1748), el ser
humano debe gozar de los placeres carnales y disfrutar de la repostería trufada hasta la
saciedad. Llevada a la práctica su teoría, De la Mettrie no pudo resistir el empacho: enfermó y
falleció. Muerte trufada, y se acabó el follar de la máquina.

AMOR A ESPALDAS

En las cárceles toscanas del siglo XIX, los presos autores de crímenes pasionales
portaban en su espalda una pancarta que decía: Assassino per amore (asesino por amor).

FALSA JUVENTUD

Las mujeres de la antigua Grecia empezaban a contar su edad desde que se casaban.

LA MUERTE PUEDE ESPERAR


Se cuenta que cuando al matemático alemán Karl F. Gauss (1777-1855) se le
comunicó que su esposa estaba a punto de fallecer, éste, que estaba inmerso en su trabajo,
respondió: "Sí, sí, pero pídale que espere un momento hasta que acabe con esto".

LA MUJER DEL SACO

Las esposas infieles de los sultanes turcos eran metidas en sacos con piedras y
arrojadas al vacío desde los muros de palacio.

BUEN TRATO PARA LA TROPA

Napoleón se excitaba acariciando con disimulo a los soldados en campaña.

TORITO BRAVO

Cuentan los cronistas que el rey Fernando el Católico era un gran consumidor de
criadillas de toro, para fortalecer -según él- su virilidad.

VÍRGENES DESHONRADAS

Para cumplir el mandato que impedía la ejecución de mujeres vírgenes, Tiberio


ordenó que antes fuesen violadas por el verdugo.

AMOR EN BANDEJA

Una de las perversiones del rey Enrique VIII de Inglaterra (1509-1547) era mantener
relaciones sexuales con sus numerosas mujeres arrojándolas sin contemplaciones encima de la
mesa donde acababa de comer.
LA CONDESA SANGRIENTA

La condesa húngara Elisabeth Bathory fue emparedada en 1611 por asesinar a más de
650 jovencitas y bañarse en su sangre, convencida de que por este método mantendría
eternamente la juventud.

DEVOCIÓN FORZOSA

En los siglos XVI y XVII era bastante común recluir en conventos a las mujeres que
se quedaban solteras.

MILES Y MILES DE FAVORES

Jahangir, gran mongol de la India (1569-1627), tenía un harén que estaba compuesto
por 300 esposas, 5.000 mujeres sirvientes y un millar de jovencitos que satisfacían todos sus
caprichos.

EL REY DE LOS OTROS

El temido rey de los hunos -pueblo nómada de origen asiático que invadió Europa-,
Atila, nacido en Circa y descendiente de una familia gobernante de este pueblo, que fue
conocido en Occidente como "el azote de Dios" y que su nombre significa "pequeño padre",
no murió en el campo de batalla, sino en el lecho conyugal, haciendo el amor con Hidegunda,
su esposa número 453, hija de un reyezuelo burgundio, en la noche de bodas, mientras
esperaba a la princesa romana Honoria, hermana del emperador Valentiniano III, con quien
también iba a casarse.

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