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El impacto del movimiento feminista en la inclusión de la perspectiva de género dentro

de la agenda pública sobre educación sexual durante la cuarta ola feminista en América
Latina, 2015-2021: estudio comparado entre Colombia, Argentina y Uruguay.

“El sexo es siempre político, pero hay períodos históricos en los que
la sexualidad es más intensamente contestada y más abiertamente
politizada. En tales períodos el dominio de la vida erótica es, de
hecho, renegociado” Gayle Rubin

Camilo Andres Amaya Villamil


Rosa Maria David Castaneda
Karol Juliana Riaño Lopez
Juliana Andrea Velosa Ortiz

1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

1.1. Planteamiento del problema:

En América Latina la inclusión de la educación sexual en la agenda de la política


pública educativa ha estado presente desde los años 60 's; como toda política pública, su
desarrollo e incorporación ha sido objeto de disputas entre diversos actores sociales que
componen los sistemas políticos de la región, donde destacan la iglesia católica y los
movimientos feministas (Baez, 2016; Muñoz, 2017). Este contexto permite el señalamiento
en América Latina de un escenario de lucha donde son latentes las relaciones de poder entre
los distintos actores que participan en la construcción de la agenda pública sobre educación
sexual; así pues, se configura en latinoamérica un campo de lucha donde se confrontan el
saber científico, el poder político y el saber-poder de la religión, en la construcción de
subjetividades respecto a diversas formas de incorporación y adopción de las políticas
públicas de educación sexual; esto en función de las dinámicas propias de cada país (Baez &
Gonzales, 2014; Muñoz, 2017).

Ciertas disputas han permeado distintas características de educacion sexual presentes


en diversos países, entre ellos Colombia, Argentina y Uruguay; pues se ha legitimado y
privilegiado la heterosexualidad como norma, además del predominio de contenidos
vinculados a la planificación familiar, cuidado de la salud, reproducción humana, embarazo
en la adolescencia, maternidad y paternidad responsable (Baez, 2015). Por el contrario,
producto de los debates en torno a las sexualidades, así como de la inclusión de la agenda de
movimientos feministas, Baez y Gonzales (2014) aseveran como recientemente se han hecho
intentos en latinoamérica por reconfigurar la agenda pública alrededor de la educación
sexual desde una visión de los derechos sexuales y reproductivos, así como una progresiva
instalación de la perspectiva de género e integral de la sexualidad.

El feminismo como movimiento ha sido el encargado de cientos de logros para las


mujeres y para la sociedad en general a lo largo del tiempo. Dichos logros le han merecido la
adhesión de miles de personas a lo largo del mundo que se identifican en sus causas y que
apoyan la equidad de género en una sociedad permeada por el machismo y la desigualdad.
Parte de dicha lucha se enmarca en lo que se denominó como “la cuarta ola feminista” que en
latinoamérica creció gracias al movimiento #MeToo. (ITAM, 2021) Gracias a esta
sublevación histórica, el feminismo ha logrado que temas como los feminicidios, el acoso
sexual y la despenalización del aborto sean considerados en las agendas públicas de los
diferentes gobiernos. Una de las frases de la lucha feminista más representativa, menciona
que se necesita “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal
para no morir”, en donde se resalta la necesidad inicial de una educación sexual adecuada que
le permita a los individuos decidir sobre su sexualidad de manera informada, consciente y
responsable.

Baez (2015) afirma que los movimientos feministas han presentado en su agenda
demandas encaminadas a la desprivatización de la sexualidad, a la realización de la mujer y al
ejercicio efectivo de los derechos sexuales y reproductivos. No obstante, en su
materialización, estos proyectos y programas terminan por desenvolverse en visiones
retardatarias, heterosexuales y heteronormativas, que terminan por aminorar el impacto de los
movimientos feministas y de la perspectiva de género en la construcción de la agenda pública
de educación sexual. Sobre dicho fenómeno, la autora señala:

Sin embargo la persistencia de las violencias de género, las dificultades para


materializar leyes que legalicen el aborto o cómo aún perduran condiciones de vida
desiguales para los sujetos según las formas de vivir los géneros y las sexualidades
nos advierten sobre las trampas y complejidades que estamos atravesando en la región
(Idem, p.2)

Por lo tanto, se presenta una situación general que ignora la enseñanza integral de la
sexualidad; es decir, en la cual se abarquen todas las dimensiones del ser humano:
psicológica, biológica, social y trascendente (Mejia, 2013), lo cual logra obstaculizar el
desarrollo de las adolescencias -entendidas “como un periodo de la vida de ajuste emocional
y social en las cuales la juventud define su identidad sexual y modos de vida” (UNESCO,
citado por Baez, 2016, p.73)-, pero además desconoce la participación política de los diversos
movimientos feministas que en Colombia, Argentina y Uruguay han traído la consigna de un
disfrute y autonomía entorno a la sexualidad por diversas vías, entre ellas la educación
sexual. En suma, el desatender las demandas de dichos sectores feministas otorgaría
continuidad al letargo que evita la efectividad de los derechos humanos de la sociedad;
especialmente del desarrollo y formación de ciudadanas y ciudadanos en el ejercicio pleno de
su sexualidad como una realidad de la esfera pública (Ministerio de Educación Nacional,
2008).

En últimas, la incorporación de la educación sexual con enfoque de género puede


permitir en países como Argentina, Colombia y Uruguay el desarrollo de competencias para
el ejercicio libre, saludable, autónomo y placentero, que permita el reconocimiento como
sujeto o sujeta; lo cual supone un ejercicio por el análisis crítico de los roles y la construcción
de comportamientos culturales de género basados en el sexo biológico (idem). Por
consiguiente, la incorporación del enfoque de género abanderado por los movimientos
feministas tiene un potencial enmarcado en la visibilización y contraposición con la
reproducción de desigualdades y la constitución de una vida digna para cada ser.

1.2. Delimitación del problema:

El problema y su desarrollo acá contenidos están enmarcados en el periodo de tiempo


comprendido entre 2015 y 2021, años en los que se desarrolló la cuarta ola feminista en
América Latina. De manera específica, se encarga de analizar la agenda pública en materia de
educación sexual en Colombia, Argentina y Uruguay, teniendo en cuenta la participación e
influencia del movimiento feminista en la proposición y aplicación del enfoque de género en
la agenda pública. Para ello, el trabajo se vale del ejercicio comparativo para establecer
similitudes y diferencias entre los movimientos feministas de los casos seleccionados que
permitan establecer el abordaje que se le ha dado en los últimos años al problema del libre
desarrollo de la sexualidad. Esto debido a la necesidad planteada por dicho movimiento de
generar esfuerzos desde lo político por una educación sexual mucho más inclusiva,
participativa y consciente de todos los aspectos que rodean la sexualidad de los individuos,
especialmente en la adolescencia en donde la sexualidad forma parte fundamental de su
desarrollo y que es donde necesita una mayor atención integral.

La selección de casos se dio en base a que en la región existen hitos importantes como
la Ley 26.150 en Argentina enmarcada en el Programa Nacional de Educación Sexual
Integral la cual establece que “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación
sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de
las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que
articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos (de Lourdes, 2021). En
el caso Uruguayo se contempla la Ley 18.426 de 2008 denominada “defensa del derecho a la
salud sexual y reproductiva” junto con la Estrategia nacional para la igualdad de género 2030
la cual se contempla “como hoja de ruta, integral e integradora, para orientar el accionar del
Estado en materia de igualdad de género a mediano plazo. La estrategia concibe la política de
género como política de Estado y propone delinear un horizonte de igualdad de género al
2030.” (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2018).
Para Colombia, a nivel nacional se encuentra la ley 1620 de 2013 “por la cual se crea el
Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos
Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia
Escolar” (Mineducación, 2013).

A pesar de las consideraciones de dichas leyes sobre los derechos y libertades de los
individuos, en la práctica el abordaje que se le sigue dando al tema se ha mantenido en
muchos casos bajo el prohibicionismo, la inhibición y el negacionismo en los colegios y
escuelas dificultando el acceso adecuado de los adolescentes y jóvenes a una apropiación de
su sexualidad así como a la consideración de que la sexualidad abarca muchos más aspectos
que lo que la tradicional enseñanza sobre embarazo, enfermedades y abstención predica. Por
lo anterior, se tomarán en cuenta las diferentes normativas anteriormente mencionadas dentro
de los procesos y sistemas políticos de estos países para analizar a fondo su contenido, y de
esta misma manera mencionar la influencia y el alcance del movimiento feminista dentro de
la articulación de la agenda publica sobre educacion sexual de manera que se pueda hacer una
comparación adecuada y completa de dicha participación.

La temporalidad escogida para el desarrollo del trabajo obedece a los contemplados


dentro de la cuarta ola feminista en latinoamerica, debido especialmente a la importancia que
ha tenido la legalización del aborto desde el año 2015 hasta el 2021 y que ha servido para
poner en discusión los diferentes temas que de allí se desprenden como lo es la
implementación de una educación sexual integral debido a las evidentes fallas que tienen los
sistemas educativos de la región. Así mismo, se buscará identificar a las entidades encargadas
del tema y que por ende están relacionadas, así como a los diferentes grupos sociales y
facciones de la sociedad que se han encargado de hacer de la sexualidad un tabú o por el
contrario, incentivar su socialización de manera que sea más accesible para todos y todas.

Debido a la continua demostración de los gobiernos por asumir y abordar la


educación sexual desde una visión sesgada, heteronormativa y prohibicionista, se busca
comprender y explicar los esfuerzos que se han hecho desde el movimiento feminista por
acompañar e implementar el enfoque de género en la agenda pública, buscando un impacto
efectivo sobre las juventudes que se les permita informarse y optar por una vida sexual
saludable, responsable e integral que garantice sus derechos y les posibilite decidir sobre sus
vidas y cuerpos.

1.3. Pregunta Problema:

Tras la cuarta ola feminista en América Latina iniciada en el año 2015 y la inserción
de nuevas demandas por parte del movimiento ¿Cúal ha sido el impacto de la participación
política de los movimientos feministas en la inclusión del enfoque de género en la
construcción de agendas públicas sobre educación sexual en Uruguay, Argentina y
Colombia?

2. Hipótesis:

En el marco de la cuarta ola feminista en latinoamérica y su fuerza como movimiento


social, se han generado propuestas de articulación con los gobiernos y entidades en la
búsqueda de una educación sexual integral con enfoque de género y que permita el desarrollo
de los individuos en su aspecto biológico, psicológico, social, afectivo y ético. Sin embargo,
el impacto de los diferentes movimientos feministas de la región sobre la construcción de la
agenda pública alrededor de la educación sexual se encuentra delimitado y condicionado por
un sinfín de variables entre las que se destacan el uso de marcos normativos específicos de
educación sexual dadas las legislaciones que existen en los tres países; el juego político entre
diversos actores intervinientes como entidades gubernamentales y los movimientos
internacionales y nacionales. De la misma forma, los discursos dentro de los que se enmarcan
las solicitudes del movimiento social, la efectividad de la acción colectiva y la factibilidad
técnica de las demandas.
Dichas variables explican el impacto disímil de los movimientos feministas en
Argentina, Uruguay y Colombia. En principio, el juego político y la factibilidad técnica en el
contexto político progresista, junto con el uso de marcos normativos, los discursos de
enmarcamiento y la acción colectiva por parte de los movimientos han destacado en Uruguay
siendo el país con mayor avance en términos de inclusión del enfoque de género. Por otra
parte, Argentina ha tenido avances y retrocesos en el uso de su marco normativo, a pesar de
esto el juego político entre actores privilegia y presiona la inclusión del enfoque de género,
además destaca la capacidad del movimiento feminista en términos de enmarcamiento y
acción política. Finalmente, Colombia ha contado con una ley específica sobre educación
sexual que ha sido ignorada y tergiversada entorno a la inclusión del enfoque de género, el
juego político ha sido determinante pues ha presentado un escenario desfavorable para su
inclusión, sin embargo el movimiento feminista ha logrado posicionarse en la agenda por
medio de su discurso, acción colectiva y el uso del marco normativo vigente.

3. Objetivo general:
Establecer el impacto de la participación política de los movimientos feministas en la
construcción de agendas públicas sobre la inclusión en la educación sexual del enfoque de
género en Argentina, Uruguay y Colombia durante el período 2015-2021, para la promoción
del disfrute de una sexualidad integral, paritaria, libre y responsable.

3. 1. Objetivos específicos:

1. Identificar el impacto de los movimientos feministas en Argentina,


Uruguay y Colombia en la temporalidad 2015-2021 según su
participación en la inclusión del enfoque de género en la agenda
pública.
2. Describir los factores que permiten el impacto de los movimientos
feministas de Argentina, Uruguay y Colombia en la temporalidad
2015-2021 en el escenario de inclusión del enfoque de género en la
agenda pública.
3. Comparar el impacto de los movimientos feministas en Argentina,
Uruguay y Colombia en la temporalidad 2015-2021 según su
participación en el escenario de inclusión del enfoque de género en la
agenda pública.

4. Argumentación comparativa:

La acción e influencia del movimiento feminista en latinoamerica ha sido


determinante para visibilizar una gran cantidad de problemáticas cotidianas, principalmente
correspondientes al rol de la mujer en la sociedad, asi como en la liberación de los cuerpos de
todo tipo, apoyando con esto la liberación de la sexualidad de los individuos que en los
últimos años ha estado guiada por la presión social que han ejercido como movimiento sobre
la adopción, a nivel gubernamental, de un proceso de vivencia de la sexualidad plena que
empieza por el planteamiento y ejecución de una educación sexual integral que se ocupe de
todos los aspectos del ser humano, más allá de lo preventivo y que contemple las
necesidades, deseos, derechos y deberes de las personas frente al disfrute efectivo,
responsable e informado de su sexualidad.

Como lo menciona Boccardi, “la educación sexual aparece configurada como un


espacio en disputa: un lugar constituido por la lucha entre teorías, doctrinas, perspectivas,
instituciones, disciplinas y políticas. Haciendo foco en esta lucha, visualizamos las zonas
impactadas por una serie de discursos que pueden ser identificados como feministas o
pertenecientes a los estudios de género.” (Boccardi, 2021). Como parte de dicha disputa, se
busca que la argumentación comparativa aquí presente evidencie el rol de los diferentes
movimientos feministas sobre la agenda pública en materia de educación sexual en
Colombia, Argentina y Uruguay que les garanticen a los individuos la libertad de llevar una
vida sexual que parta desde la información adecuada.

Dentro de este ejercicio, el método comparado permite la identificación de ciertos


fenómenos comunes -variable dependiente- en todos los casos para así mismo identificar el
desarrollo que se le ha dado al problema dentro de cada una de las variables independientes y
de esta manera, obtener resultados mucho más cercanos a la realidad. En el presente trabajo
se tienen en cuenta cinco distintas variables independientes relacionadas con el impacto de la
participación política de los movimientos feministas en la inclusión del enfoque de género en
la construcción de la agenda pública sobre educación sexual. La primera de estas está
orientada a los marcos normativos en los que se contienen los lineamientos de educación
sexual de cada país y en donde entran la legislación y programas sobre el tema anteriormente
mencionados. En segundo lugar se encuentran las entidades, grupos y movimientos sociales
que se ven involucrados, es decir, entidades gubernamentales, los diferentes movimientos
feministas, la ciudadanía, las juventudes y adolescencias, entre otras. En tercer lugar se
encuentra la varible relacionada con el desarrollo de procesos y discursos en donde se analiza
el uso que hacen los diferentes actores de los medios de comunicación, las demandas del
movimiento feminista y sus pronunciamientos al respecto. Como cuarta variable se tiene la
efectividad de la acción colectiva a través de la cual se buscará contrastar qué tanta influencia
han tenido los actores relacionados y si ha sido positiva o negativa para la adopción del
enfoque de género en la agenda pública. Por último, la variable denominada factibilidad
técnica de las demandas busca analizar la institucionalización real del enfoque de género en
la agenda pública.

La elección de los tres países anteriormente mencionados se hizo con base en las
entidades y lineamientos que orientan y rigen la educación sexual, en los que ha sido
partícipe el movimiento feminista, pues cada país posee una ley especifica entorno a la
educación sexual con enfoque de género. Se contemplan para Argentina la Ley nacional Nº
26.150 denominada "Programa Nacional de educación sexual integral” y el Ministerio de las
mujeres, política de género y la diversidad sexual del gobierno de Buenos Aires. Para
Colombia la Ley 1751 de 2015 denominada "Plan educativo de transversalización de la
igualdad de género en Colombia” y las Secretarías de Mujeres ubicadas en el país. Para
Uruguay se considera la denominada “Estrategia nacional para la igualdad de género 2030”
creada entre el Ministerio de Desarrollo Social, el Instituto Nacional de la Mujer y el Consejo
Nacional de Género de Uruguay; este último creado a partir de la Ley Nº 18.104 del 2007.
Así mismo, es de destacar la Ley 18426 de 2008 sobre salud sexual y reproductiva y la Ley
General de Educación 18.437 de 2009, las cuales incluyen una perspectiva de derechos y de
género en la educación sexual de la república de Uruguay.
Además de ser países enmarcados en un mismo contexto latinoamericano, lo anterior
da cuenta de la existencia de entidades y normatividad frente a la educación sexual en los tres
países y permite identificar las similitudes y diferencias del impacto feminista a través del
contraste del abordaje del enfoque de género en cada uno de los casos para identificar qué
tanto estos han sido impactados por la corriente e ideas del movimiento feminista.

Estado del arte:

El impacto de los movimientos sociales feministas en la agenda pública ha sido


brevemente estudiado en Nuestra América, especialmente en el campo de la inclusión del
enfoque de género en la agenda pública de educación. No obstante, los pocos estudios
realizados en torno a movimientos sociales y repercusión en la política pública son
pertinentes en la medida en que logran establecer guías de interpretación y análisis para los
casos de Argentina, Colombia y Uruguay. Además cada país cuenta con su propio desarrollo
investigativo.

En primer lugar es pertinente definir qué se entiende por movimiento social, en ese
orden de ideas este se define como «el proceso de (re)constitución de una identidad colectiva,
fuera del ámbito de la política institucional, por el cual se dota de sentido a la acción
individual y colectiva» (Revilla Blanco, 1996, Citado por Fuentes, 2018). Dicha definición
pertenece al enfoque cognitivo de los movimientos sociales, el cual se encuentra más
enmarcada en el aspecto cultural; dicho enfoque permite entender la creación de identidades
desde la praxis cognitiva, en suma entiende los movimientos sociales como:
Formas de praxis cognitiva las cuales están conformadas por procesos políticos
internos y externos. Los movimientos sociales expresan cambios en la conciencia de
los actores a partir de la manera en que están articulados en las interacciones entre los
activistas y sus opositores en un contexto político y cultural determinado” (Eyerman y
Jamison, 1991. Citado por Villafuerte, 2008)

Por otra parte Valderrama (2018) expone que los movimientos sociales son:
… aquellas construcciones sociales, culturales, jurídicas y políticas establecidas por
un grupo de personas que en su mayoría son vulneradas en algún plano de la vida, que
tienen uno o varios motivos para organizarse y exigir un cambio dentro de la
sociedad, por medio de acciones colectivas que logran incidir y transformar
situaciones mediante una organización estructurada, con una metodología de proceder
establecida entre sus partes, para así lograr modificar o evitar un acontecimiento en la
sociedad (p.22)

Valderrama abre el panorama a un aspecto importante por considerar en la definición


de los movimientos sociales, pues señala la vulnerabilidad de un grupo social. Es importante
señalar que para entender dicho fenómeno se debe considerar el cómo los movimientos
sociales están siempre inmersos en un contexto socio histórico determinado. Bajo esta línea
se encuentra la definición de Fernandez (2014) quien afirma que “los movimientos se
inscriben en procesos históricos dinámicos, cambiantes y de continuos avances y retrocesos.
De esta forma, los éxitos, además de poder ser siempre reversibles, pueden ser concebidos
más tarde, como fracasos y viceversa” (p.5). Además, la enmarcación en un contexto
determinado permite entender cómo los movimientos sociales se desenvuelven en el marco
de antagonismo y luchas en la generación de identidades; sobre esto Touraine precisa a los
movimientos como “interacciones normativamente orientadas entre adversarios con
interpretaciones en conflicto y modelos societales opuestos, en un campo cultural
compartido” (Citado por Villafuerte, 2008).

En últimas, Villafuerte (2008) clasifica tres extremos de los movimientos sociales


según su naturaleza, aunque cabe aclarar que estos están interconectados entre sí. Estos son:
(a) identidad se refiere a la definición del actor en sí mismo, el principio aglutinador
de grupos sociales por la afectación de un problema determinado, (b) oposición en
relación a que el conflicto determina a un adversario, el cual representa al enemigo, y
por lo tanto, refuerza el principio de la identidad y (c) totalidad, que hace referencia al
proyecto social en su conjunto, que es donde el movimiento social aporta el germen
del cambio en términos sociales; comenta que la totalidad es “el sistema de acción
histórica” en donde los adversarios se disputan el poder y el control social.

Para efectos prácticos del presente protocolo, se tomará en cuenta la totalidad a la


cuál hace referencia Villafuerte, pues ésta nos permite entender el conjunto de la agenda
programatica y demandas del movimiento social feminista en Nuestra América, sin ignorar
del todo la importancia de su identidad -clave para la construcción y organización del
movimiento- pues se hará mayor enfasis en los aportes y cambios que realicen dichos
movimientos en Argentina, Colombia y Uruguay. Particularmente, se centra la atención en el
estudio de lo interno del movimiento que genera su propia identidad y hace mayor hincapié
en el individuo, para así considerar los procesos socio históricos concretos, sus demandas de
cambio y la persistencia de un estado de vulnerabilidad.

Al hacer referencia a lo socio histórico debemos considerar la implementación del


modelo neoliberal en Nuestra América, pues según autores como Villafuerte (2008) y
Fuentes (2018) los nuevos movimientos sociales -incluido la lucha de género- son producto
de la crisis de las sociedades postcapitalistas, pues según Villafuerte (2008) estos se
acompañan de nuevas identidades diferenciadas y producidas por el consumo y la democracia
política. Por su parte, Fuentes afirma como:
(...) el período 2011-2015 se caracterizó por el surgimiento de este nuevo tipo de
activismo social en América Latina. Esta forma de activismo emerge en un contexto
regional específico de crecientes contradicciones, producto de un desarrollo
socioeconómico excluyente y de un desarrollo humano incompleto, caracterizado por
desigualdades sociales radicales en democracias que siguen sin atender las
necesidades de gran parte de la sociedad (2018, s.p)

Así mismo, el autor afirma como junto con la democratización del continente se da un
aumento del acceso a la información en la región, por lo que en últimas existe una creciente
concientización de las diversas contradicciones, segregaciones e injusticias en nuestro la
región que explican los crecientes nuevos movimientos y estallidos sociales de los últimos
años. Bajo esta misma línea argumentativa, Villafuerte (2008) afirma la existencia de una
doble fisura en el siglo XXI en los sistemas políticos de América Latina:
(...)por un lado, (a) movimientos que luchan por el medio ambiente, los derechos
humanos e igualdad de género, se empiezan a plantear en función de problemas
civilizatorios propiciados por un sistema capitalista que se preocupaba más por su
preservación que por las sociedades humanas y, por el otro lado, (b) un agotamiento
de los canales de representación política tradicional, ya que los partidos políticos, el
parlamento, los canales corporativistas de intermediación entran en una crisis de
legitimidad (p.235)

En últimas, es de resaltar de esta línea investigativa la insistencia por considerar que


el sistema capitalista en su forma neoliberal ha profundizado y creado nuevas problemáticas
en latinoamérica que dan origen a nuevos movimientos y banderas sociales. En ese sentido,
“la aparición de nuevos actores sociales se explica tras su intento por tratar de resolver a
partir de sus valores la legitimidad política y dar sentido a la estructura social” (Villafuerte,
2008, p.235), además de ser actores fundamentales en los procesos de democratización y su
acondicionamiento (Fernandez, 2014).

Ahora bien, el análisis de los movimientos sociales se ha llevado a cabo según Ibarra,
Gomá y Martí (2002. Citados por Fernández, 2014) a partir de tres direcciones: nivel externo,
nivel interno e impacto:
…Por nivel externo se entiende, según estos autores, que el objetivo sería analizar
“cómo los movimientos sociales realizan la tarea de captar y vehicular las demandas
de los ciudadanos, contribuyen a su participación e impactan en las instituciones (...)
La perspectiva que opta por un nivel interno del análisis hace referencia, en cambio, a
un intento por observar al movimiento como un tipo concreto “de acción colectiva,
con un repertorio propio, con una forma singular de organización y una simbología
específica.” Por último, los análisis interesados por el impacto de los movimientos se
centran en estudiar los rendimientos que éstos obtienen en cada una de las
dimensiones sobre las que inciden o pretenden incidir (simbólica, interactiva,
institucional y sustantiva (Citado por Fernandez, 2014, p 31)”

En lo referido al impacto de los movimientos, ha sido tradicionalmente, según


diversos autores (Ibarra, 2000; Casquette, 1998; Calle, 2007; Amenta y Caren, 1999. Citados
por Fernandez, 2014) la dirección menos atendida en los estudios sobre conflictos sociales,
dicha desatención del impacto de los movimientos sociales es producto del
“ensimismamiento” en los estudios de estos. Según Ibarra (2000) el ensimismamiento surge
de una secuencia dentro-fuera desde el propio movimiento; así, esta “mirada interna” sólo se
cuestiona sobre el origen del movimiento, su dinámica y contempla el mundo exterior al
movimiento como conformador del mismo. Por lo tanto, la literatura e investigación sobre los
movimientos sociales ha sido escasa en relación con los resultados tras el accionar de los
movimientos (López, 2012).
No obstante, las investigaciones existentes han vinculado el impacto con “Los
resultados (...) con la idea de "éxito", evaluado desde cuatro perspectivas generales: cultural,
social, económica y política” (idem, s.p). Bajo esa línea, Fernandez (2014) señala cómo una
constante la estrategia para el análisis de los movimientos sociales a partir de Ibarra, Gomá y
Martí (2002), la cual consiste el tener como guía y objetivo el responder ¿Cuáles son los
resultados de la movilización? con herramientas de análisis como: análisis de políticas
públicas, trayectorias biográficas (carreras activistas, historias de vida), encuestas y cambio
socio-cultural (valores). Según la autora la importancia del impacto se encuentra en su
potencial para acercarnos al alcance de los movimientos sociales. Bajo esta misma
perspectiva se encuentra López, (2012) quien señala como los resultados, consecuencias e
impactos son usados como referencia para el objetivo último de cualquier movimiento: el
desafío del cambio.
Conceptualmente, en la investigación social, el impacto ha sido también denominado
éxito, resultado y consecuencias. Una de las primeras definiciones en el área ha sido realizada
por Gamson (1990, 2003) “quien tenía presente esta idea de "éxito" (que calificó como
"elusiva") al pensarla dividida en dos clusters básicos: el destino de la organización y la
distribución de nuevas ventajas para los beneficiarios de la acción del grupo que protesta”
(López, 2012, s.p). Es de anotar como el estudio de los impactos en los movimientos sociales
suele ser un campo muy amplio al momento de analizarlo pues existen varios campos de
aplicación, ya que:
pueden ser culturales, en cuanto a la creación de nuevas identidades; sociales, en lo
correspondiente a la generación de una movilización extensiva e intensa; económicos,
por lo que toca a la obtención de presupuestos para programas de atención social, o
políticos, cuando se refiere a la participación en actos de autoridad, sólo por citar los
más recurrentes (idem)

Por su parte, Fernandez (2014) enuncia la clasificación según McAdam (1999) y


Giugni (2004), quienes enuncian tres tipos de impactos:
Impactos biográficos: (...)se relacionan con dos ámbitos de estudio: los trabajos sobre
los ciclos vitales de los individuos y, por otro lado, los análisis sobre los procesos de
participación y socialización política (Giugni: 2004).
Impactos culturales: Los impactos culturales producidos por los movimientos
sociales son aún más complejos de estudiar debido a los problemas metodológicos
que plantea su análisis (...) . Así, se ha venido haciendo una diferenciación entre tres
niveles de cultura para atender a estos efectos de los movimientos (...)Esta
clasificación divide en tres niveles diferentes los posibles impactos culturales de los
movimientos: (1) la cultura entendida, desde una visión psicológica, como las
opiniones y creencias sociales y los cambios producidos en las mismas; (2) la cultura
como signo y significado, es decir, el impacto material sobre la creación de productos
y prácticas culturales y su significado; (3) la cultura como creación de comunidad,
cosmovisiones e identidades compartidas
Impactos políticos: (...) En cualquier caso, en tanto en cuanto los movimientos se
configuran como actores políticos, éstos se constituyen en desafiadores políticos y en
señal de un conflicto de naturaleza política (Giugni:1999). Y, de esta forma, una vez
que consiguen sus objetivos se convierten en parte activa de los procesos políticos y
de aprobación de las políticas públicas (Gamson: 1990) (negrilla propia, p. 10-16)

A partir de lo expuesto anteriormente por Fernandez y López, se toma como punto de partida
el impacto político de los movimientos sociales, pues esta línea permite medir la intervención
de los movimientos en una pluralidad de campos, entre ellos las políticas públicas y la
formulación de agendas públicas.

En el campo de estudio de las políticas públicas los movimientos sociales no han


tenido un gran desarrollo investigativo, sin embargo López (2012) afirma cómo la valoración
general de todo el ciclo de política pública debe tener inmersa una referencia secundaria a la
participación de grupos o movimientos sociales, en especial en el proceso y definición del
problema público. Es entonces, cuando el autor hace mayor énfasis en la fase de la formación
de la agenda pública pues es en “donde se incluyen las propuestas o iniciativas de las
múltiples agrupaciones de la sociedad civil organizada. Por esa razón, aquí se explora la
influencia de los MS” (idem, s.p). Es de añadir las etapas del ciclo de política pública que
facilitan el análisis de este instrumento, las cuales son:

Definición del problema, identificación de respuestas, evaluación de opciones,


selección de opciones, implementación y evaluación (Parsons 2007). En términos de
González Madrid (2007), manifestación de problemas, formación de la agenda
pública, decisión de alternativas, instrumentación e implementación de acciones y
evaluación de resultados e impactos (idem, s.p)
En este contexto los movimientos sociales se relacionan con la agenda a partir de la
disposición de la autoridad por la inclusión de las demandas y la admisión de propuestas del
movimiento social, en últimas la intervención del movimiento en términos de López es de
carácter procedimental. Sobre la definición de la formación de la agenda de gobierno, Elder y
Cobb (2003) la caracterizan como "el proceso a través del cual ciertos problemas o cuestiones
llegan a llamar la atención seria y activa del gobierno como posibles asuntos de política
pública" (idem, s.p). Bajo la misma línea, existen cuatro planos en la formación de la agenda
en la cual los movimientos sociales inciden, estos son pertinentes para el establecimiento del
impacto del movimiento social feminista gracias a su lectura a largo plazo, según Barbara J.
Nelson son:
a) el reconocimiento del asunto, cuándo se advierte por primera vez una cuestión y se
le reconoce potencial para la elaboración de un programa específico; b) la adopción,
la decisión de dar o no respuesta; c) la priorización, el reordenamiento de la agenda
existente, para dar cabida al nuevo asunto y d) el mantenimiento del interés en él
(2003, Citado por López s.p)
Finalmente, en términos del impacto político de los movimientos sociales en la
agenda pública se entiende para efectos prácticos del presente a la agenda como un proceso
de definición y contraposición entre distintos valores y significantes para el abordaje de un
problema y su respectiva operacionalización. La agenda es entonces el momento de decisión
sobre un problema social de la realidad, el cual se considera posteriormente como público y
visibiliza por parte del gobierno, en ese sentido la acción de los movimientos sociales tiene
efectos de carácter procedimental por medio de la incorporación y sustancial gracias a la
integración de demandas, con la claridad de que ésta no considera la transformación del
régimen político. En últimas, se considera a los movimientos sociales desde su impacto
político debido a su interlocución en la conversación, disputa y definición de los asuntos
públicos de gobierno, en este caso en el campo de la agenda de la política pública gracias a su
capacidad para la elaboración de identidad y significados alternativos, en este caso particular
sobre la perspectiva de género.
Ahora bien, la inclusión de la sexualidad en las políticas educativas destinada a
jóvenes en la región latinoamericana hace parte de un proceso lleno de batallas,
negociaciones y disputas en que el movimiento feminista apunta a la ampliación de los
horizontes de justicia de género y resituar la ciudadanía de género como eje (López & Gárcia,
2019). Debido al ejercicio comparado del proyecto es importante resaltar las investigaciones
acerca de los movimientos feministas en los casos de Colombia, Argentina y Uruguay en
torno a los conceptos de educación sexual y perspectiva de género, especialmente sobre el
aporte central de los movimientos feministas habilita la tematización de la educación sexual
con enfoque de género en las sociedades latinoamericanas.

Para iniciar, es pertinente revisar los estudios e investigaciones acerca de la educación


sexual con enfoque de género en latinoamérica. Inicialmente, Facundo Bocardi (2008; 2017)
expone que la lucha por la educación sexual constituye un espacio situado en la convergencia
de diferentes dimensiones que lo hacen atravesar tanto el campo educativo como el de la
salud y el de las políticas demográficas y sanitarias; desde el punto de vista del autor la
educación sexual es un espacio de disputa:
“un lugar constituido por la lucha entre teorías, doctrinas, perspectivas, instituciones,
disciplinas y políticas. Haciendo foco en esta lucha, visualizamos las zonas
impactadas por una serie de discursos que pueden ser identificados como feministas o
pertenecientes a los estudios de género” (Bocardi, 2017, p.2)

Asimismo, Bocardi (2017) plantea como pilar fundamental en la educación sexual una
perspectiva de género con “el objetivo de resquebrajar los supuestos de la predeterminación
biológica y visibilizar y problematizar las normas sociales que construyen las identidades”
(p.7). Por otra parte, Celina de Jesús (2014) propone que la educación es una de las grandes
reivindicaciones del movimiento feminista, pues ésta es “la clave para cambiar radicalmente
la cultura patriarcal, por lo cual deben propiciarse las condiciones para una formación integral
que equipare la mirada femenina y masculina sobre la construcción de un mundo más justo”
(P.56). Esta investigación se centra en la educación y la praxis de las mujeres, la autora
afirma que las teorías feministas han refutado el pensamiento elaborado únicamente desde
“una visión masculina, desarrollando categorías feministas para comprender y deconstruir el
poder patriarcal, y han suministrado herramientas teóricas a los diferentes feminismos”
(2014, p.57).
En últimas, De Jesús abre el panorama sobre cómo la teoría feminista permite la
comprensión de dicha la educación con ese enfoque; en este marco, la educación continúa
siendo trascendental en los procesos de liberación de las mujeres, cómo lo afirma Hierro
(1999. Citada por De Jesús, 2014). En suma, los planteamientos e ideas que parten de las
propias mujeres y de sus circunstancias, contribuyen a construir conocimiento y a crear
teorías que permiten la participación en la elaboración de las agendas públicas en educación
sexual.

En el caso particular de Argentina, se encuentran distintas investigaciones que se


enfocan en los impactos del feminismo y los estudios de género en la educación sexual con
enfoque de género. Gonzalez (2019) destaca que dicho país posee un programa de educación
sexual que en su enunciación es universal e integrador (párr 6); un programa que ha sido
producto de las distintas luchas de los movimientos sociales sobre todo feministas, que
intentan la aprobación de la despenalización del aborto y la integraciónn de una educación
sexual integral con enfoque de género. .

Por esta razón, Gonzalez (2019) resalta que en Argentina la educación sexual es
regida por:

El Programa Nacional de Educación Sexual Integral surge como parte de una


iniciativa del Ministerio de Educación de Argentina luego de ser aprobada la Ley N.
26.150 Nacional, para hacer cumplir el derecho de niños, niñas, adolescentes y
jóvenes de recibir una adecuada ESI, según él mismo refiere. Se estableció que
tendría una aplicación gradual y progresiva, acorde al desarrollo de las acciones
preparatorias en aspectos curriculares y de capacitación docente (Citado por Gonzalez
2019, p 3)

En este sentido, Gody (2021) afirma que la implementación de la educación sexual


integral (con enfoque de género) en Argentina remite a un proceso complejo que implica
decisiones políticas, acuerdos para garantizar el alcance federal, con lineamientos curriculares
básicos y nuevas metodologías, y la producción de materiales y capacitaciones para docentes
(Citado por Gody, FAUR, 2018). Por otro lado, según De Jesús (2014) cómo la perspectiva
de género en la educación sexual integral Argentina permite tener una visión crítica de las
determinaciones sociales del rol impuesto y modificarlo, junto con las instituciones que lo
propician, de manera que se ajuste más a los intereses femeninos, sin que eso signifique
aplicar principios universales o tener una mirada ahistórica sobre la naturaleza femenina.

Por otra parte, de acuerdo con la literatura estudiada sobre feminismo en Colombia, se
puede afirmar que la mayoría de las acciones colectivas y debates políticos que acompañan
a las mujeres y sus luchas identitarias son el resultado de su emancipación como movimiento
social. En el caso Colombiano una de las banderas de lucha feminista es la perspectiva de
género en la educación sexual, por lo cual, es pertinente ofrecer el concepto de perspectiva de
género dado por López & Gárcia, (2019) quienes afirman que:
… el enfoque de género permite visualizar los distintos mecanismos, formas y efectos
de la construcción social de los géneros haciendo énfasis en la necesidad de poner en
el centro del análisis las relaciones de poder entre hombres y mujeres para hacer
visibles las desigualdades de género que derivan de estas relaciones, así como
reconocer que la vida social no es absoluta ni fija, y por lo tanto los mecanismos a
través de los cuales se intenciona, conduce o reproduce, son transformables, por esta
razón se observan cambios en la situación de las mujeres a través de la historia o de
un país a otro ( p. 19-2)

Bajo esta línea argumentativa, la inclusión de la “perspectiva de género” en la


educación sexual y en las políticas públicas en Colombia, ha sido según los autores
ecuánime en su abordaje, pues la mayoría de los documentos que acompañan estas políticas
lo mencionan explícitamente, sin embargo, las definiciones y sentidos de intervención son
profundamente diferentes (idem, p. 15). Ejemplo de lo anterior, es la Ley 1620 de 2013
"Sistema Nacional de convivencia escolar y formación para el ejercicio de los derechos
humanos, la educación para la sexualidad y la prevención de mitigación de la violencia de
escolar “ y el plan educativo de transversalización de la igualdad de género (PETIG
2014- 2024) que según Valderrama (2018) son instrumentos orientadores de carácter político
e institucional para alcanzar la igualdad de oportunidades de niñas, jóvenes y mujeres,
sin perjuicios de los planes operativos anuales que con base en este plan se ejecuta (p 25).

Por esta razón, Valderrama (2018) expone que el movimiento feminista colombiano
ha tenido una gran incidencia en las políticas públicas, pues un 20 a 30% de ellas han sido
implementadas, ejemplo de ello es el CONPES 16, una política pública netamente feminista
(p. 30). A partir de lo expuesto con anterioridad, se puede lograr articular la educación sexual
y el enfoque de género con los movimientos sociales y la agenda pública, López & García
(2019) enuncia que gracias a la movilización social se han logrado un avance en materia de
derechos sexuales y reproductivos, gracias a esta, las necesidades del movimiento feminista
se han logrado ubicar en la agenda pública (Pp 20).

Dentro del significativo impacto que ha tenido la cuarta ola feminisa en la región, el
caso particular de la República de Uruguay es quizá el que mayor avance tiene en materia de
enfoque de género sobre la agenda pública de educación sexual. Desde el ascenso de los
gobiernos progresista de Tabare Vazquez y Jose “Pepe” Mujica, Uruguay se ha destacado
durante los últimos 15 años por la gran relevancia dada al asunto de la igualdad de género
como un asunto relevante para el desarrollo sostenible, el bienestar y el ejercicio de derechos
de la ciudadanía. Tanto así, que desde el año 2007 se creó el Consejo Nacional de Género
como un espacio interinstitucional de concertación de líneas estratégicas de las políticas
públicas de género, producto del cual, en el año 2017 Uruguay se comprometió con los
desafíos y las deudas en materia de igualdad de género desarrollando para ello la Estrategia
Nacional de para la Igualdad de Género 2030, como una hoja ruta de mediano plazo
(Consejo Nacional de Género, 2017).

Al respecto, Benedet (2020) afirma que durante esta década y media:


“(...) se construyó una agenda de derechos plasmada en un conjunto de marcos
normativos y líneas programáticas en distintos sectores. Entre ellos se pueden
mencionar las leyes sobre: derechos sexuales y los derechos reproductivos (2008),
interrupción voluntaria del embarazo (2012), matrimonio igualitario (2013), derecho
al cuidado (2015), identidades trans (2019) y violencias de género (2019). La
articulación robusta entre diversos actores ha sido y es una de las claves para asegurar
que estas conquistas se mantengan y se expandan.

Las sinergias y los esfuerzos que desde la estrategia en mención llaman la atención de
este trabajo, radican pues en el rol activo que han desempeñado colectivos, movimientos,
plataformas y organizaciones feministas dentro de la realidad más reciente del Uruguay en
materia de educación sexual bajo una visión de igualdad y de justicia. Es precisamente ese
carácter de ciudadanía activa del que se han dotado los movimientos feministas en ese país, lo
que ha permitido que estos participen en el diseño de las políticas, así como en el constante
monitoreo a la ejecución de las mismas. Entre las apuestas más destacadas de los
movimientos feministas en la agenda pública de educación sexual se destaca la
implementación de un enfoque de género en el sistema educativo, el recibir una educación
sexual integral e informativa que no solamente garantice la prevención sino el derecho al
disfrute de la sexualidad y la desterritorialización de la política pública de educación sexual
para llegar a las poblaciones rurales y más periféricas (Consejo Nacional de Género, 2017).

La mencionada estrategia tiene un su precedente en el trabajo que hasta la fecha había


adelantado la Comisión de Educación Sexual de Uruguay creada en el año 2005, a partir de la
cual, se ha abierto la agenda institucional para recibir las recomendaciones y observaciones
de la agenda nacional del movimiento de mujeres y feministas de modo que la estrategia se
constituye ahora no solo política de género sino también como una política de Estado
(Consejo Nacional de Género, 2017). Derivado de ello, hoy en día Uruguay cuenta con una
educación sexual integral con un enfoque de género transversal a este y cuya aplicabilidad
permea todos los niveles del sistema educativo incluyendo la Educación Inicial y Primaria.

Desde otra perspectiva, es de resaltar la fortaleza y la entereza con que los


movimientos feministas del Uruguay han logrado resistir a las trabas y a los discursos
opuestos que se les hacen desde sectores retardatarios y conservadores -particularmente desde
la iglesia católica- quienes han intentado desde sus posturas “demonizar” el enfoque de
género dentro del sistema educativo nacional tildandolo de “ideologia de genero” (Cortes,
2020). Estas posturas que gozan de un gran poder social en el país se contraponen a la
implementación de la política de género en el sistema educativo como una política de Estado,
pues argumentan que esto es propio de un Estado totalizador y que junto al movimiento de
diversidad sexual intenta crear un pensamiento único e impositivo de una moralidad
deconstructiva que se entromete en un tema íntimo como la sexualidad y que debería estar
exclusivamente bajo el cargo de la familia como institución formadora del ser humano (Uval,
2020).
5. Variables y operacionalización:

➢ Variable dependiente:

- Impacto de la participación política de los movimientos feministas en la inclusión del


enfoque de género en la construcción de la agenda pública sobre educación sexual.

➢ Variables independientes:.
- Uso de los marcos normativos específicos de educación sexual.
- Juego político entre diversos actores intervinientes: entidades
gubernamentales, movimientos internacionales y nacionales.
- Desarrollo de procesos y discursos de enmarcamiento.
- Efectividad de la acción colectiva (disposición de recursos: tiempo,
dinero)
- Factibilidad técnica de las demandas.

VARIABLES SUBVARIABLES INDICADORES FUENTES


1. Relaciones 1. Cantidad de 1. Prensa. 2.
existentes entre los propuestas Comunicados
cambios aprobadas en la oficales de las
estructurales y agenda pública propuestas del
Impacto de la sociatales. 2. realizadas por el movimiento
participación Propuestas de los movimiento feminista. 3,
política de los movimientos feminista. Informes sobre los
movimientos feministas. 3. 2.Logros del logros del
feministas en la Posicionamiento del movimiento movimiento
inclusión del movimento feminista en feminista. 4.
enfoque de feminista en la materia de Revisión
género en la agenda pública. 4. edicación sexual. bibliográfica de los
construcción de la Intervención de los y derechos casos seleccionados.
agenda pública movimientos reproductivos y
Dependien sobre educación feministas en la sexuales.
te sexual agenda pública
1.Implementación 1. Impacto 1. Prensa. 2.
efectiva de los generado por los Documentos
programas, programas, informativos de los
proyectos, leyes de proyectos, leyes impactos generados
educación sexual. 2. de educación por los programas y
Logro de bienes sexual. 2. leyes. 3. Informes de
colectivos por Cantidad de leyes gestión sobre los
medio de la y normas que planes y proyectos
legislatura (Amenta favorecen los con enfoque de
Uso de los y Young. Citado bienes colectivos género. 4.
marcos por López, 2012) de la educación Investigaciones
normativos sexual. sobre el éxito de los
específicos de movimientos
educación sexual feministas.
1. Creación de 1. Cantidad de 1. Prensa. 2.
alianzas duraderas y alianzas Comunicados
potenciales en el estratégicas con oficiales del
debate público. 2. otros sectores. 2. movimiento
Contexto político Eventos políticos feminista frente a
favorable para el que transcurren sus alianzas con
beneficio de la en el sistema otros movimientos
movilización. social para la sociales. 3. Foros
elaboración de realizados. 4.
agendas públicas. Investigaciones
3. Acceso a los sobre el acceso del
canales movimiento
Juego político institucionales de feminista a los
entre diversos decisión (López, canales
actores 2012) instituvionales de
intervinientes: decisión.
entidades
gubernamentales,
movimientos
internacionales y
nacionales

1. Discurso 1. Cambio de 1. Prensa. 2.


democratizador. 2. agenda según las Comunicados y
Discurso colectivo demandas en el pliegos de demandas
Desarrollo de de la organización. discurso del de los movimientos
procesos y 3. Definición movimiento. 2. feministas en cada
efectiva de las Establecimiento país. 3.
Independi discursos de
enmarcamiento demandas y (parcial o total) de Intervenciones
entes
objetivos. un tema en la públicas de los
agenda de movimientos. 4.
gobierno. 3. Revisión
Creación propia bibliográfica de los
de definiciones casos seleccionados.
sobre
problemáticas y
demandas.

1. Disposición de 1. Consecuencias 1. Revisión


recursos: tiempo según su bibliográfica sobre
(Mauss idem, citado temporalidad: las el análisis de los
por López, 2012). 2. inmediatas, movimientos de los
Disposición de mediatas y de casos seleccionados
recursos: dinero largo plazo (Puga, a nivel interno y
(idem). 3. 2005. Citado por externo. 2.
Disposición de López). 3. Documentos y
medios de difusión Difusión pública comunicados de los
y comunicación. 4. de las decisiones, movimientos de los
Coordinación entre cambios y casos seleccionados.
las líderes sociales consensos de la 3. Prensa oficial y
del movimiento. agenda alternativa.
programática por
medio de prensa,
redes e
Efectividad de la interlocuciones
acción colectiva. sociales.

1. 1. Argentina: 1. Ley
Institucionalización Decretos,normas, N.26.15o nacional
del enfoque de leyes y acuerdos de Argentina
género en la agenda sobre la "Programa Nacional
pública institucionalizació de educación sexual
n del enfoque de integral. 2.
género.2 Ministerio de las
Instituciones mujeres, política de
encargadas de la género y la
formulación de diversidad sexual
las leyes y del gobierno de
normas. 3. Buenos Aires.
Instituciones Colombia 1. Ley
Factibilidad encargadas de 115 (1994) 2. Ley
técnica de las llevar a cabo la 1620 de 2013
demandas. "Sistema Nacional
implementación. de convivencia
escolar y formación
para el ejercicio de
los derechos
humanos, la
educación para la
sexualidad y la
prevención de
mitigación de la
violencia de escolar.
3. (PETIG-2014-
2024) Resolución
No. 800 del 14 de
mayo de 2015 ``Plan
educativo de
transversalización de
la igualdad de
género en Colombia.
4. Secretarias de
Mujeres.
Uruguay.1. Ley
18437. 2 Ley 18426.
3. Consejo Nacional
de Género de
Uruguay. 4.
Estrategia nacional
para la igualdad de
género 2030.

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