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de la agenda pública sobre educación sexual durante la cuarta ola feminista en América
Latina, 2015-2021: estudio comparado entre Colombia, Argentina y Uruguay.
“El sexo es siempre político, pero hay períodos históricos en los que
la sexualidad es más intensamente contestada y más abiertamente
politizada. En tales períodos el dominio de la vida erótica es, de
hecho, renegociado” Gayle Rubin
1. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
Baez (2015) afirma que los movimientos feministas han presentado en su agenda
demandas encaminadas a la desprivatización de la sexualidad, a la realización de la mujer y al
ejercicio efectivo de los derechos sexuales y reproductivos. No obstante, en su
materialización, estos proyectos y programas terminan por desenvolverse en visiones
retardatarias, heterosexuales y heteronormativas, que terminan por aminorar el impacto de los
movimientos feministas y de la perspectiva de género en la construcción de la agenda pública
de educación sexual. Sobre dicho fenómeno, la autora señala:
Por lo tanto, se presenta una situación general que ignora la enseñanza integral de la
sexualidad; es decir, en la cual se abarquen todas las dimensiones del ser humano:
psicológica, biológica, social y trascendente (Mejia, 2013), lo cual logra obstaculizar el
desarrollo de las adolescencias -entendidas “como un periodo de la vida de ajuste emocional
y social en las cuales la juventud define su identidad sexual y modos de vida” (UNESCO,
citado por Baez, 2016, p.73)-, pero además desconoce la participación política de los diversos
movimientos feministas que en Colombia, Argentina y Uruguay han traído la consigna de un
disfrute y autonomía entorno a la sexualidad por diversas vías, entre ellas la educación
sexual. En suma, el desatender las demandas de dichos sectores feministas otorgaría
continuidad al letargo que evita la efectividad de los derechos humanos de la sociedad;
especialmente del desarrollo y formación de ciudadanas y ciudadanos en el ejercicio pleno de
su sexualidad como una realidad de la esfera pública (Ministerio de Educación Nacional,
2008).
La selección de casos se dio en base a que en la región existen hitos importantes como
la Ley 26.150 en Argentina enmarcada en el Programa Nacional de Educación Sexual
Integral la cual establece que “Todos los educandos tienen derecho a recibir educación
sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de
las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
municipal. A los efectos de esta ley, entiéndase como educación sexual integral la que
articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos (de Lourdes, 2021). En
el caso Uruguayo se contempla la Ley 18.426 de 2008 denominada “defensa del derecho a la
salud sexual y reproductiva” junto con la Estrategia nacional para la igualdad de género 2030
la cual se contempla “como hoja de ruta, integral e integradora, para orientar el accionar del
Estado en materia de igualdad de género a mediano plazo. La estrategia concibe la política de
género como política de Estado y propone delinear un horizonte de igualdad de género al
2030.” (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 2018).
Para Colombia, a nivel nacional se encuentra la ley 1620 de 2013 “por la cual se crea el
Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos
Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia
Escolar” (Mineducación, 2013).
A pesar de las consideraciones de dichas leyes sobre los derechos y libertades de los
individuos, en la práctica el abordaje que se le sigue dando al tema se ha mantenido en
muchos casos bajo el prohibicionismo, la inhibición y el negacionismo en los colegios y
escuelas dificultando el acceso adecuado de los adolescentes y jóvenes a una apropiación de
su sexualidad así como a la consideración de que la sexualidad abarca muchos más aspectos
que lo que la tradicional enseñanza sobre embarazo, enfermedades y abstención predica. Por
lo anterior, se tomarán en cuenta las diferentes normativas anteriormente mencionadas dentro
de los procesos y sistemas políticos de estos países para analizar a fondo su contenido, y de
esta misma manera mencionar la influencia y el alcance del movimiento feminista dentro de
la articulación de la agenda publica sobre educacion sexual de manera que se pueda hacer una
comparación adecuada y completa de dicha participación.
Tras la cuarta ola feminista en América Latina iniciada en el año 2015 y la inserción
de nuevas demandas por parte del movimiento ¿Cúal ha sido el impacto de la participación
política de los movimientos feministas en la inclusión del enfoque de género en la
construcción de agendas públicas sobre educación sexual en Uruguay, Argentina y
Colombia?
2. Hipótesis:
3. Objetivo general:
Establecer el impacto de la participación política de los movimientos feministas en la
construcción de agendas públicas sobre la inclusión en la educación sexual del enfoque de
género en Argentina, Uruguay y Colombia durante el período 2015-2021, para la promoción
del disfrute de una sexualidad integral, paritaria, libre y responsable.
3. 1. Objetivos específicos:
4. Argumentación comparativa:
La elección de los tres países anteriormente mencionados se hizo con base en las
entidades y lineamientos que orientan y rigen la educación sexual, en los que ha sido
partícipe el movimiento feminista, pues cada país posee una ley especifica entorno a la
educación sexual con enfoque de género. Se contemplan para Argentina la Ley nacional Nº
26.150 denominada "Programa Nacional de educación sexual integral” y el Ministerio de las
mujeres, política de género y la diversidad sexual del gobierno de Buenos Aires. Para
Colombia la Ley 1751 de 2015 denominada "Plan educativo de transversalización de la
igualdad de género en Colombia” y las Secretarías de Mujeres ubicadas en el país. Para
Uruguay se considera la denominada “Estrategia nacional para la igualdad de género 2030”
creada entre el Ministerio de Desarrollo Social, el Instituto Nacional de la Mujer y el Consejo
Nacional de Género de Uruguay; este último creado a partir de la Ley Nº 18.104 del 2007.
Así mismo, es de destacar la Ley 18426 de 2008 sobre salud sexual y reproductiva y la Ley
General de Educación 18.437 de 2009, las cuales incluyen una perspectiva de derechos y de
género en la educación sexual de la república de Uruguay.
Además de ser países enmarcados en un mismo contexto latinoamericano, lo anterior
da cuenta de la existencia de entidades y normatividad frente a la educación sexual en los tres
países y permite identificar las similitudes y diferencias del impacto feminista a través del
contraste del abordaje del enfoque de género en cada uno de los casos para identificar qué
tanto estos han sido impactados por la corriente e ideas del movimiento feminista.
En primer lugar es pertinente definir qué se entiende por movimiento social, en ese
orden de ideas este se define como «el proceso de (re)constitución de una identidad colectiva,
fuera del ámbito de la política institucional, por el cual se dota de sentido a la acción
individual y colectiva» (Revilla Blanco, 1996, Citado por Fuentes, 2018). Dicha definición
pertenece al enfoque cognitivo de los movimientos sociales, el cual se encuentra más
enmarcada en el aspecto cultural; dicho enfoque permite entender la creación de identidades
desde la praxis cognitiva, en suma entiende los movimientos sociales como:
Formas de praxis cognitiva las cuales están conformadas por procesos políticos
internos y externos. Los movimientos sociales expresan cambios en la conciencia de
los actores a partir de la manera en que están articulados en las interacciones entre los
activistas y sus opositores en un contexto político y cultural determinado” (Eyerman y
Jamison, 1991. Citado por Villafuerte, 2008)
Por otra parte Valderrama (2018) expone que los movimientos sociales son:
… aquellas construcciones sociales, culturales, jurídicas y políticas establecidas por
un grupo de personas que en su mayoría son vulneradas en algún plano de la vida, que
tienen uno o varios motivos para organizarse y exigir un cambio dentro de la
sociedad, por medio de acciones colectivas que logran incidir y transformar
situaciones mediante una organización estructurada, con una metodología de proceder
establecida entre sus partes, para así lograr modificar o evitar un acontecimiento en la
sociedad (p.22)
Así mismo, el autor afirma como junto con la democratización del continente se da un
aumento del acceso a la información en la región, por lo que en últimas existe una creciente
concientización de las diversas contradicciones, segregaciones e injusticias en nuestro la
región que explican los crecientes nuevos movimientos y estallidos sociales de los últimos
años. Bajo esta misma línea argumentativa, Villafuerte (2008) afirma la existencia de una
doble fisura en el siglo XXI en los sistemas políticos de América Latina:
(...)por un lado, (a) movimientos que luchan por el medio ambiente, los derechos
humanos e igualdad de género, se empiezan a plantear en función de problemas
civilizatorios propiciados por un sistema capitalista que se preocupaba más por su
preservación que por las sociedades humanas y, por el otro lado, (b) un agotamiento
de los canales de representación política tradicional, ya que los partidos políticos, el
parlamento, los canales corporativistas de intermediación entran en una crisis de
legitimidad (p.235)
Ahora bien, el análisis de los movimientos sociales se ha llevado a cabo según Ibarra,
Gomá y Martí (2002. Citados por Fernández, 2014) a partir de tres direcciones: nivel externo,
nivel interno e impacto:
…Por nivel externo se entiende, según estos autores, que el objetivo sería analizar
“cómo los movimientos sociales realizan la tarea de captar y vehicular las demandas
de los ciudadanos, contribuyen a su participación e impactan en las instituciones (...)
La perspectiva que opta por un nivel interno del análisis hace referencia, en cambio, a
un intento por observar al movimiento como un tipo concreto “de acción colectiva,
con un repertorio propio, con una forma singular de organización y una simbología
específica.” Por último, los análisis interesados por el impacto de los movimientos se
centran en estudiar los rendimientos que éstos obtienen en cada una de las
dimensiones sobre las que inciden o pretenden incidir (simbólica, interactiva,
institucional y sustantiva (Citado por Fernandez, 2014, p 31)”
A partir de lo expuesto anteriormente por Fernandez y López, se toma como punto de partida
el impacto político de los movimientos sociales, pues esta línea permite medir la intervención
de los movimientos en una pluralidad de campos, entre ellos las políticas públicas y la
formulación de agendas públicas.
Asimismo, Bocardi (2017) plantea como pilar fundamental en la educación sexual una
perspectiva de género con “el objetivo de resquebrajar los supuestos de la predeterminación
biológica y visibilizar y problematizar las normas sociales que construyen las identidades”
(p.7). Por otra parte, Celina de Jesús (2014) propone que la educación es una de las grandes
reivindicaciones del movimiento feminista, pues ésta es “la clave para cambiar radicalmente
la cultura patriarcal, por lo cual deben propiciarse las condiciones para una formación integral
que equipare la mirada femenina y masculina sobre la construcción de un mundo más justo”
(P.56). Esta investigación se centra en la educación y la praxis de las mujeres, la autora
afirma que las teorías feministas han refutado el pensamiento elaborado únicamente desde
“una visión masculina, desarrollando categorías feministas para comprender y deconstruir el
poder patriarcal, y han suministrado herramientas teóricas a los diferentes feminismos”
(2014, p.57).
En últimas, De Jesús abre el panorama sobre cómo la teoría feminista permite la
comprensión de dicha la educación con ese enfoque; en este marco, la educación continúa
siendo trascendental en los procesos de liberación de las mujeres, cómo lo afirma Hierro
(1999. Citada por De Jesús, 2014). En suma, los planteamientos e ideas que parten de las
propias mujeres y de sus circunstancias, contribuyen a construir conocimiento y a crear
teorías que permiten la participación en la elaboración de las agendas públicas en educación
sexual.
Por esta razón, Gonzalez (2019) resalta que en Argentina la educación sexual es
regida por:
Por otra parte, de acuerdo con la literatura estudiada sobre feminismo en Colombia, se
puede afirmar que la mayoría de las acciones colectivas y debates políticos que acompañan
a las mujeres y sus luchas identitarias son el resultado de su emancipación como movimiento
social. En el caso Colombiano una de las banderas de lucha feminista es la perspectiva de
género en la educación sexual, por lo cual, es pertinente ofrecer el concepto de perspectiva de
género dado por López & Gárcia, (2019) quienes afirman que:
… el enfoque de género permite visualizar los distintos mecanismos, formas y efectos
de la construcción social de los géneros haciendo énfasis en la necesidad de poner en
el centro del análisis las relaciones de poder entre hombres y mujeres para hacer
visibles las desigualdades de género que derivan de estas relaciones, así como
reconocer que la vida social no es absoluta ni fija, y por lo tanto los mecanismos a
través de los cuales se intenciona, conduce o reproduce, son transformables, por esta
razón se observan cambios en la situación de las mujeres a través de la historia o de
un país a otro ( p. 19-2)
Por esta razón, Valderrama (2018) expone que el movimiento feminista colombiano
ha tenido una gran incidencia en las políticas públicas, pues un 20 a 30% de ellas han sido
implementadas, ejemplo de ello es el CONPES 16, una política pública netamente feminista
(p. 30). A partir de lo expuesto con anterioridad, se puede lograr articular la educación sexual
y el enfoque de género con los movimientos sociales y la agenda pública, López & García
(2019) enuncia que gracias a la movilización social se han logrado un avance en materia de
derechos sexuales y reproductivos, gracias a esta, las necesidades del movimiento feminista
se han logrado ubicar en la agenda pública (Pp 20).
Dentro del significativo impacto que ha tenido la cuarta ola feminisa en la región, el
caso particular de la República de Uruguay es quizá el que mayor avance tiene en materia de
enfoque de género sobre la agenda pública de educación sexual. Desde el ascenso de los
gobiernos progresista de Tabare Vazquez y Jose “Pepe” Mujica, Uruguay se ha destacado
durante los últimos 15 años por la gran relevancia dada al asunto de la igualdad de género
como un asunto relevante para el desarrollo sostenible, el bienestar y el ejercicio de derechos
de la ciudadanía. Tanto así, que desde el año 2007 se creó el Consejo Nacional de Género
como un espacio interinstitucional de concertación de líneas estratégicas de las políticas
públicas de género, producto del cual, en el año 2017 Uruguay se comprometió con los
desafíos y las deudas en materia de igualdad de género desarrollando para ello la Estrategia
Nacional de para la Igualdad de Género 2030, como una hoja ruta de mediano plazo
(Consejo Nacional de Género, 2017).
Las sinergias y los esfuerzos que desde la estrategia en mención llaman la atención de
este trabajo, radican pues en el rol activo que han desempeñado colectivos, movimientos,
plataformas y organizaciones feministas dentro de la realidad más reciente del Uruguay en
materia de educación sexual bajo una visión de igualdad y de justicia. Es precisamente ese
carácter de ciudadanía activa del que se han dotado los movimientos feministas en ese país, lo
que ha permitido que estos participen en el diseño de las políticas, así como en el constante
monitoreo a la ejecución de las mismas. Entre las apuestas más destacadas de los
movimientos feministas en la agenda pública de educación sexual se destaca la
implementación de un enfoque de género en el sistema educativo, el recibir una educación
sexual integral e informativa que no solamente garantice la prevención sino el derecho al
disfrute de la sexualidad y la desterritorialización de la política pública de educación sexual
para llegar a las poblaciones rurales y más periféricas (Consejo Nacional de Género, 2017).
➢ Variable dependiente:
➢ Variables independientes:.
- Uso de los marcos normativos específicos de educación sexual.
- Juego político entre diversos actores intervinientes: entidades
gubernamentales, movimientos internacionales y nacionales.
- Desarrollo de procesos y discursos de enmarcamiento.
- Efectividad de la acción colectiva (disposición de recursos: tiempo,
dinero)
- Factibilidad técnica de las demandas.
1. 1. Argentina: 1. Ley
Institucionalización Decretos,normas, N.26.15o nacional
del enfoque de leyes y acuerdos de Argentina
género en la agenda sobre la "Programa Nacional
pública institucionalizació de educación sexual
n del enfoque de integral. 2.
género.2 Ministerio de las
Instituciones mujeres, política de
encargadas de la género y la
formulación de diversidad sexual
las leyes y del gobierno de
normas. 3. Buenos Aires.
Instituciones Colombia 1. Ley
Factibilidad encargadas de 115 (1994) 2. Ley
técnica de las llevar a cabo la 1620 de 2013
demandas. "Sistema Nacional
implementación. de convivencia
escolar y formación
para el ejercicio de
los derechos
humanos, la
educación para la
sexualidad y la
prevención de
mitigación de la
violencia de escolar.
3. (PETIG-2014-
2024) Resolución
No. 800 del 14 de
mayo de 2015 ``Plan
educativo de
transversalización de
la igualdad de
género en Colombia.
4. Secretarias de
Mujeres.
Uruguay.1. Ley
18437. 2 Ley 18426.
3. Consejo Nacional
de Género de
Uruguay. 4.
Estrategia nacional
para la igualdad de
género 2030.
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