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@®SGOGeeeseeeeveeaeee@eeeéi CAPITULO 1 LA CIUDAD, AVENTURA DE LIBERTAD Giudad, espacio piblico y ciudadanta Este libro se articula en rorno a tres conceptos: ciudad, espacio publico y ciudadanfa: Tres conceptos que pueden parecer casi redundantes, puesto gue la ciudad es ante todo un espacio puiblico, un lugar abierto y significante en el que confluyen todo tipo de flujos. Y la ciudadania es, histéricamente, el estatuto de la persona que habita la ciudad, una creacién humana para que en ella vivan seres libres ¢ iguales. ‘También se puede considerar que estos conceptos forman parte de sistemas tedricos distintos, 0 por lo menos que corresponden a disciplinas indepen- dientes, La ciudad es una realidad histérico-geogréfica, sociocultural, incluso politica, una concentracién humana y diversa (urbs), dotada de identidad o de pautas comunes y con vocacién de autogobierno (civitas, polis). El espacio piiblico es un concepto propio del urbanismo que a veces se confunde (erréneamente) con espacios verdes, equipamientos o sistema via- tio, pero que también ¢s utilizado en filosofia politica como lugar de repre- sentacién y de expresién colectiva de la sociedad. Y la ciudadania es un con- cepto propio del derecho piblico, que ademés se ha independizado de la 22 LA CIUDAD CONQUISTADA ciudad a partir del siglo Xvill, parg.vincularse al Estado o a la nacién, como entes que confieren y reconocen con exclusividad este estatuto. El concepto de-ciudadania se ha extendido a otros campos, y ademés de la ciudadanfa ci- y politica, que es la propia en sentido estricto, se habla de ciudadania so- cial, administrativa, cultural, laboral, etc. Es decir, que nos encontramos con conceptos que por una parte Genden a confundirse (o encapsularse los unos dentro de los otros) y por otra a con- fundirnos por su tendencia expansiva, sicdo hoy considciados usualmence polisémicos. La hipétesis subyacente a lo largo de todo el texto es considerar que estos ures conceptos estén relacionados dialécticamente, que ninguno de ellos puede existir sin los otros dos y que nuestra vida depende en buena medida de esta relacién. Los valores vinculados a la ciudad, de libertad y de cohe- sién social, de proteccién y desarrollo de los derechos individuales y de ex- presién y construccién de identidades colectivas, de democracia participati- va y de igualdad bésica entre sus habitantes, dependen de que el estatuto de ciudadanja sea una realidad material y no sdlo un reconocimiento formal. Y también de que la ciudad funcione realmente como espacio ptiblico, en un sentido fisico (centralidades, movilidad y accesibilidad socializadas, zonas social y funcionalmente diversificadas, lugares con atributos o significantes) y en un sentido politico y cultural (expresién y representacién colectivas, identidad, cohesién social ¢ integracién ciudadana). Dialéctica de la ciudad actual Esta concepcién dialéctica de la ciudad y la ciudadanfa nos conduce a no considerar como antagonismos insuperables aquellos que por su cardcter an- tinémico y expresién conflictiva se nos presentan en el andlisis urbano. Ejemplos de ello son: a) La ciudadania como estatuto que garantiza derechos individuales y como conjunto de derechos colectivos. La ciudad es histéricamente reconocedota y protectora de los derechos-del individuo, en todas sus dimensiones, desde el derecho a su privacidad (y deber de respe- tar la de los otros) hasta el derecho (y deber) de recibir asistencia (0 darla) en caso de necesidad, desde el derecho a participar en la ges- tién de la ciudad hasta el derecho de refugiarse en ella. Pero no hay ciudadanos solos: los derechos individuales tienen una dimensién colectivas sin derechos y deberes colectivos reales no hay ciudad '. _@ © © _©@_@_@_ © @ @ © _@ 6_@ _® ®@_4 ©Oeeee eeeeode LA CIUDAD, AVENTURA DE LIBERTAD 23 b) La ciudad es una realidad politico-administrativa que no coincide con la realidad territorial (aglomeracién) ni funcional (area metro- politana) y tampoco muchas veces con la «sociedad urbana» (las ex- clusiones y las segregaciones dejan a un parte de la poblacion «extra- muros») ni con la imagen que tienen Jos ciudadanos de ella. Pero esta complejidad y esta polisemia han sido siempre propias de la ciu- dad. La ciudad tiene una dindmica especifica que surge de las con- flictividades que generan estas contradicciones. Conflictos entre ins- tituciones, entre colectivos de poblacién, y de las unas con los otros. Por ejemplo, en la medida que la ciudad posee, es, un espacio puibli- co, hay mas ciudadania, pero también més conflicto sobre el uso de este espacio. ©) La ciudad es un ente juridico, una realidad social determinada por el derecho. No solo porque éste determina su «institucionalidads, sino cambién y sobre todo porque es inherente al estatuto de ciudadano, que supone participar en la constitucién de las instituciones repre- sentativas y ser sujeto libre ¢ igual de las politicas piblicas. Pero al mismo tiempo presupone inevitablemente momentos de alegalidad, cuando no de ilegalidad, puesto que la resolucién de los conflictos y Ja conquista de nuevos derechos o la construccién de nuevas institu- ciones que la dindmica urbana (territorial y social) impone no pue- den realizarse siempre en el marco legal preexistente. Desde el ejerci- cio de nuevas competencias por parte de los gobiernos locales hasta el reconocimiento del estaruto de ciudadano a toda la poblacién re- sidente, los ejemplos de conflictividad al margen de los cauces estric- tos de la legalidad son miiltiples. La ciudad es a la vez «estado formal de derecho» y «derecho real a la transgresi ny? Sobre la muerte de la ciudad y su renacimiento? zLa ciudad ha muerto? Ahora ¢s la globalizacién la que la mata. Antes fue la metropolitanizacién que se desarrollé con la Revolucién Industrial. Y antes fue la ciudad barroca, que se extendié fuera del recinto medieval. Pe- riédicamente; cuando el cambio histérico parece acelerarse y es perceptible en las formas expansivas del desarrollo urbano, se decreta la muerte de la ciudad. Enconces se asume, con pesar 0 con realismo «moderno», el «caos urba- no», Se critica 0 se expresa con nostalgia la revalorizacién de las formas y de las relaciones sociales construidas por la historia. Se sustituye el urbanismo, 24 LA CIUDAD CONQUISTADA que ciertamente demanda nuevos,paradigmas, por la arquiteccura o las in- fraestructuras, por productos propios del poder o del'mercado. Y sin embar- go la ciudad renace cada dia, como la vida humana, y nos exige creatividad para inventar las formas deseables para la nueva escala territorial y para combinar la insercién en redes con la construccién de lugares (0 recupera- cién de los existentes). Es preciso superar las visiones unilaterales que enfati- zan la ciudad «ompetitivay y la ciudad «dispersa» como la unica posible en nuestra época. O, en un sentido opuesto, mitificar la ciudad «clasicay y la ciudad «comunidad», como si fuera posible y deseable el imposible retorno al pasado. No es aceptable tampoco instalarse en la cémoda posicién de la consideracién tan radicalmente negativa o positiva de la modernidad como tun proceso ineluctable que necesariamente arrasa con este pasado. Hoy la ciudad renace, también politicamente, Es un ambito de confron- tacién de valores y de intereses, de formacién de proyectos colectivos y de hegemonias, de reivindicacién de poder frente al Estado. gLa ciudad contra el Estado? ‘También se ha podido decir «La Reptiblica contra las ciudades» +. Y todo lo contrario: el Estado actual como «reptiblica de ciudades» 0 quizds, como expresa el nuevo federalismo, como democra- cia territorialmente plural de nuevas-viejas regiones que son hoy sistemas urbanos més o menos polarizados por una capital y/o fuertemente articula- dos por un conjunto de ciudades-centro. En todo caso se cuestiona la rela- cién tradicional de subordinacién de la ciudad al Estado y se propone un nuevo reparto de competencias y de recursos. No tanto una relacién basada en la jerarquia y en la compartimentacién de comperencias como una rela- cién de tipo contractual y cooperador. Con independencia de que los suje- tos de esta relacién sean los estados, la regiones (0 «comunidades auténo- mas» en Espafia, «estados» en paises federales, Lander en Alemania, etc.) 0 las ciudades. O todos a la vez. En cualquier caso esta traslacién politico-juri- dica del Estado soberano a la contractualidad supone una importante inno- vacién legal. Es la concepcién «soberanista» del droit administratif que nece- sariamente se quebranta. El nuevo derecho publico que se precisa deberé tomar elementos no sélo propios del self-government, del federalismo coope- rativo y de la democracia participativa, sino también del derecho privado, por ejemplo en lo que se refiere a la contractualizacién de las relaciones in- terinstitucionales o a la cooperacién publico-privada en el marco del planea- miento estratégico. La flexibilidad que hoy demanda el urbanismo operacio-

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