Número 3

•
Año 2
•
Junio 2010

El resarcimiento en los
presupuestos públicos
Índice
Presentación 1

Programa Nacional de Resarcimiento 3

El rol del Ejército y la situación del PNR

en tiempos de solidaridad 9

La discusión sobre las políticas de

reparación o resarcimiento a nivel
internacional 12

El resarcimiento desde las mujeres

sobrevivientes de la violencia sexual
durante el conflicto armado 17

Créditos
Maya Alvarado
Directora Ejecutiva
Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas
UNAMG
3ª avenida 2-23 zona 1 Ciudad de Guatemala
Guatemala, Centroamérica
Teléfonos (502) 2230-4851 • 2230-6049
unamg.guatemala@gmail.com
Jorge Santos y Evelyn Blanco
Coordinadores
Centro Internacional para Investigaciones
en Derechos Humanos
CIIDH
2ª calle 4-42 zona 2 Ciudad de Guatemala
Guatemala, Centroamérica
Teléfonos (502) 2251-6146 • 2220-0217
ciidh@intelnet.com
Trabajado por:
Diana Herrera - CIIDH
Norma Herrera - UNAMG
Brisna Caxaj - UNAMG - UNITERRA
Elisabeth Desgranges - UNAMG
UNITERRA -
Revisión de texto: Brisna Caxaj,
Elisabeth Desgranges - UNAMG
Revisión de diseño: Ada Valenzuela
Revisión final: Maya Alvarado - UNAMG -
Ilustración del Logo: Carla Caxaj
Diseño: Angela Morales
Diagramación: Evelyn Ralda
Impresión: Serviprensa, S.A.
3ra. Avenida 14-62, zona 1, Guatemala
PBX: 2245-8888
e-mail: relacionespublicas@serviprensa.com
Presentación
Este tercer número de La Lupita, revista de
monitoreo a presupuestos públicos desde una
perspectiva de género, se publica en el marco
de las celebraciones del Día Internacional de
las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas
de la Tortura1. En la presente edición tratamos
de resaltar los esfuerzos y falta de voluntad
presupuestaria en materia de resarcimiento a
víctimas y sobrevivientes de violaciones a los
derechos humanos en el conflicto armado, es-
pecialmente en materia de violencia sexual.
El equipo de redacción, compuesto de investi-
gadoras de la UNAMG y del CIIDH se propuso
analizar las inversiones para la reparación y el
resarcimiento. Este análisis muestra que la ma-
yoría de los gastos van en contra de las medi-
das promovidas por los Acuerdos de Paz.
Esta publicación presenta un análisis del presu-
puesto del Programa Nacional de Resarcimiento
(PNR) con un énfasis hacia el resarcimiento diri-
gido a las mujeres víctimas del conflicto armado.
En su artículo Programa Nacional de Re-
sarcimiento, Norma Herrera da una revisión
al quehacer del PNR y resalta la debilidad que
ha tenido en ejecutar sus fondos con las con-
secuencias directas a los y las beneficiarias de
este programa.
El segundo artículo: El rol del Ejército y la
situación del PNR en tiempo de solidari-
dad, se concentra en visualizar el gasto públi-
1 “El 12 de diciembre de 1997, la Asamblea, por reco-
mendación del Consejo Económico y Social (decisión
1997/251), proclamó el 26 de junio Día Internacional
de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la
Tortura (resolución 52/149, de 12 de diciembre). El Día
tiene como objetivo la erradicación total de la tortura
y la aplicación efectiva de la Convención contra la Tor-
tura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o De-
gradantes, de 1984, que entró en vigor el 26 de junio
de 1987.” (http://www.cinu.org.mx/eventos/observan-
cias.htm#divictort) consultado el 18 de junio 2010.
co dirigido a la policía y al ejército, resaltando
la incoherencia de una asignación tan grande
para una nación en construcción de la paz. Dia-
na Herrera recuerda que los Acuerdos de Paz
llamaban a una disminución de los efectos mi-
litares cuando lo que se vive en la actualidad es
una reapertura de destacamentos militares en
zonas directamente afectadas por las masacres
donde, en cambio, se tendría que implemen-
tar programas de reparación y resarcimiento
integral.
En la tercera parte: La discusión sobre las
políticas de reparación o resarcimiento a
nivel internacional, Brisna Caxaj da una mi-
rada general a la experiencia internacional en
materia de resarcimiento ¿Cómo se resarce? ¿A
quién? y ¿Bajo qué marcos? La firma y ratifi-
cación por el Estado de Guatemala de varios
convenios internacionales lo compromete a asu-
mir responsabilidades frente a las violaciones a
los derechos humanos cometidas por el ejército
guatemalteco dentro de su estrategia contrain-
surgente en el conflicto armado. El artículo nos
recuerda el trabajo por hacer y su importancia
para la construcción de un Estado democrático.
Finalmente, La Lupita decidió retomar la pala-
bra a las mujeres sobrevivientes de violencia
sexual en el conflicto armado para promover
sus opiniones y experiencias en el tema de re-
sarcimiento y reparación. Elisabeth Desgran-
ges, en su artículo El resarcimiento desde
las mujeres sobrevivientes de la violencia
sexual durante el conflicto armado, revisa
1
 las dificultades provocadas por el resarcimiento
económico y las vías a explorar para una real
reparación integral de los daños sufridos.
Esta tercera publicación de La Lupita quiere
apoyar el esfuerzo de las organizaciones de
mujeres en su trabajo con las miles de mujeres
y niñas que han sufrido las violaciones sexuales,
torturas y pérdidas de seres queridos en el con-
flicto armado y a aquellas, en específico, que
decidieron romper el silencio emprendiendo
2
procesos de dignificación como fue el Tribunal
de Conciencia realizado al inicio del mes de
marzo del presente año. Para terminar con esta
presentación, recordamos que: “La reparación
no tiene como objetivo permitir a las mujeres y
niñas reconstruir sus vidas como eran antes de
la guerra o el conflicto, sino de manera a trans-
formar las injusticias socioculturales y desigual-
dades estructurales que anteceden al conflicto.”2
2 Derechos y Democracia Centro internacional de Dere-
chos Humanos y Desarrollo Democrático, 2007. De-
claración de Nairobi sobre el derecho de las mujeres y
niñas a interponer y obtener reparaciones. Canadá
Programa Nacional de Resarcimiento
Por Norma Herrera –UNAMG–

Miles de guatemaltecas y guatemaltecos nunca podrán ser completamente felices. El fardo de sufrimiento
que llevan encima parece condenarlos a estar reviviendo, en forma constante, el infierno al cual fueron
sometidos. Para quien experimentó en carne viva el secuestro, la tortura, la pérdida de un ser querido,
el exilio, el arduo caminar por agrestes montañas buscando la salvadora frontera mexicana… no hay
resarcimiento posible. Ninguna cantidad podrá pagar la vida de un padre, de un esposo, ha dicho.
[UMAÑA, Helen (2007): Rosalina Tuyuc: Testimonio de Dignidad Humana. Proyecto “Testimonios de Paz”, Colección
“Testimonios de Paz”, número 1. Coordinación: Juan Antonio Canel. Fundación ProPaz, Ciudad de Guatemala, 13
de mayo 2007. Accesible en línea en la dirección: http://www.propaz.org.gt/archivos/testimonios/RosalinaTuyuc.pdf]

En Guatemala, el término resarcimiento se ofi- respecto la Comisión para el Esclarecimiento

cializó, como un compromiso de Estado, en el
“Acuerdo Global sobre Derechos Humanos”, en
donde las partes reconocieron que “es un deber
humanitario resarcir y/o asistir a las víctimas de
violaciones a los derechos humanos. Dicho re-
sarcimiento y/o asistencia se harán efectivos a
través de medidas y programas gubernamenta-
les, de carácter civil y socioeconómico, dirigidos
en forma prioritaria a quienes más lo requieran,
dada su condición económica y social”.3
También, en el “Acuerdo sobre Bases para la
Incorporación de la Unidad Revolucionaria Na-
cional Guatemalteca a la Legalidad” se con-
templaron, entre otras figuras, dentro de los
componentes del Programa de Incorporación,
en el Área Jurídica: la Ley de Reconciliación Na-
cional, el derecho a la verdad y el derecho a la
reparación. En el Acuerdo se estableció textual-
mente que: “Con base en el principio de que
toda violación de un derecho humano da lugar
a un derecho de la víctima a obtener la repara-
ción e impone al Estado el deber de reparar, la
Ley dispondrá que una entidad estatal tenga a
su cargo una política pública de resarcimiento
y/o asistencia a las víctimas de violaciones a de-
rechos humanos. La entidad encargada tomará
en cuenta las recomendaciones que formule al
Histórico”.4
Así mismo, ya en los considerandos del “Acuer-
do sobre el Establecimiento de la Comisión para
el Esclarecimiento Histórico de las violaciones a
los derechos humanos y los hechos de violen-
cia que han causado sufrimientos a la pobla-
ción guatemalteca” se había hecho referencia
al derecho del pueblo de Guatemala a cono-
cer plenamente la verdad, cuyo esclarecimien-
to contribuye a que no se repitan esas páginas
tristes y dolorosas y a que se fortalezca el proce-
so de democratización del país.5
El tema del resarcimiento, desde la perspecti-
va de los Acuerdos de Paz, implica reparación
integral para la población víctima del enfrenta-
miento. Esto derivaría en la aplicación integral
de dichos Acuerdos, y no solamente de un pro-
grama específico. Pero el cumplimiento de lo
pactado no se ha realizado de manera integral,
lo cual ha debilitado la coherencia interna y los
efectos del proceso. En términos generales, se
puede decir que el avance más importante es la
existencia en sí del programa, lo cual implica
un reconocimiento de la responsabilidad
4 Ver ABIL (1996: numeral III, párrafo 19).
5 AECEH (1994: Considerando 2).

3 Ver AGDH (1996: numeral VIII, párrafo 1).

3
 del Estado. No obstante existe un serio rezago
en el compromiso político, económico y social
con respecto al tema. El incumplimiento de la
meta tributaria ha reducido el impacto poten-
cial de las políticas públicas; y, por consiguien-
te, ha debilitado el papel rector del Estado, que
es esencial en la concepción de los Acuerdos.6
Programa nacional de resarcimiento
El Programa Nacional de Resarcimiento (PNR)
es la institución del Estado guatemalteco que
contribuye al proceso de paz y reconciliación.
Además sigue las recomendaciones hechas por
la Comisión para el Esclarecimiento Histórico
(CEH) de implementar un programa de repara-
ción a víctimas sobrevivientes del conflicto ar-
mado interno (CAI), para restituir, indemnizar
y reparar los daños ocasionados por el Estado
guatemalteco.
En los documentos del PNR se plantea que su
quehacer es generar acciones de reparación
con un enfoque integral para la dignificación de
las víctimas de violaciones a los derechos hu-
manos y crímenes de lesa humanidad ocurridos
durante el CAI7. Sin embargo, en la práctica las
medidas planteadas no se han logrado realizar
de esa manera.

Durante el conflicto armado interno en Guatemala hubo un gran número de víctimas estima-
do en más de 200,000 personas asesinadas; 45,000 desaparecidas; 1.500,000 refugiadas
internas y externas; 200,000 huérfanas; y 40,000 mujeres viudas, debido a la implementación
de la estrategia militar de “quitarle el agua al pez”. Los territorios de operaciones del conflicto
fueron las aldeas, caseríos, parajes, cantones, barrios, colonias, fincas, baldíos, montañas y
valles de los municipios urbanos y rurales de Zacapa, Alta Verapaz, Chiquimula, Guatemala
e Izabal, entre 1962 y 1978. De Quiché, Huehuetenango, Chimaltenango, Alta Verapaz y
Baja Verapaz, entre 1979 y 1985. Y de Petén, Quiché, Sololá, San Marcos y Chimaltenango,
entre 1986 y 1996. Durante las tres fases del conflicto se cometieron crímenes atroces que
pueden tipificarse, según los parámetros actuales del derecho internacional, como delitos de
lesa humanidad y como actos de genocidio de poblaciones indígenas. [Ver CEH (1999: IV, nn.
108-1026) y la afirmación de MINUGUA (2004: 6-8) sobre la segunda y tercera fase: “... La concentración territorial
de las operaciones efectuadas por el Ejército, que afectaron casi de manera exclusiva a la población maya, unida a
los elevados niveles de violencia y de extrema crueldad que los caracterizaron, principalmente mediante el mecanismo
de las masacres (626 casos de masacres atribuibles al Ejército) permitieron a la CEH concluir que, al menos en cinco
áreas lingüísticas mayas del país, agentes del Estado, en el marco de estas operaciones contrainsurgentes, cometieron
actos de genocidio.”]

6 PNR. 2007. La vida no tiene precio. Acciones y omi-

siones del resarcimiento en Guatemala, Pág. 7. Terra 7 Ver artículo de Diana Herrera donde se detalla presu-
Editores. puesto del PNR.

4
El PNR tiene la responsabilidad de implementar
las siguientes acciones:
• Atención psicosocial a las víctimas de viola-
ciones a derechos humanos a nivel indivi-
dual, familiar y colectivo.
• Atención integral a personas con discapaci-
dad física producto del CAI.
• Recuperación de la cultura de los pueblos
y respeto a la identidad cultural de las
personas.
• Facilitar y coordinar con las autoridades
de gobierno para que las personas benefi-
ciarias del programa tengan acceso a pro-
gramas de educación formal, universitaria,
para adultos mayores, etc.
• Atención a mujeres víctimas de violencia y
violación sexual durante el CAI.
• Emprender acciones encaminadas a desa-
rrollar proyectos para la búsqueda y reen-
cuentro de niñas y niños desaparecidas du-
rante el CAI.
• Promover procesos de investigación antro-
pológica forense en comunidades donde
existan cementerios clandestinos, para la
recuperación de osamentas y su inhuma-
ción en condiciones dignas.
• Apoyar la promoción y cabildeo para la
aprobación de proyectos de ley y reformas
encaminadas a beneficiar a la población
guatemalteca, en especial a las víctimas so-
brevivientes del CAI.
EL PNR contempla las siguientes medidas de
resarcimiento:
II. Dignificación de las víctimas del
CAI
Son todas aquellas acciones dirigidas a promo-
ver y restablecer la dignidad de las víctimas de
violaciones a los derechos humanos ocurridas
durante el conflicto armado interno y la divul-
gación de los informes de la CEH y el proyecto
Interdiocesano para la Recuperación de la Me-
moria Histórica (REMIH) para preservar la me-
moria histórica y todas aquellas iniciativas de
preservación de la memoria y dignificación de
las víctimas que provengan de las comunidades
afectadas.
Para dignificación de la memoria históri-
ca. Esta medida incluye:
1) Acciones de dignificación y memoria histó-
rica a nivel nacional;
2) Acciones a nivel regional y departamental;
3) Acciones de recuperación, preservación
y divulgación de la memoria histórica del
conflicto armado interno de la región/de-
partamento o localidad;
4) Conmemoración del Día de las Víctimas
por departamento o municipio;
5) Acciones de dignificación por comunidad o
al nivel de aldea;
6) Acciones de recopilación y sistematización
de historias de sobrevivientes, a nivel comu-
nitario o a nivel de aldea;
7) Construcción de Altares Maya o Casas de
Oración Nimajay;
8) Acciones de reparación moral acordadas
por el Estado de Guatemala, en los pro-
cesos de solución amistosa ante la Comi-
sión Interamericana de Derecho Humanos
(CIDH), u ordenadas por la Corte IDH,
cuando no modifiquen el espíritu de las ac-
ciones de dignificación del PNR;
9) Atención de Casos Paradigmáticos, tales
como centros de estudio, centros comuni-
tarios, cooperativas, sindicatos o institucio-
nes destruidas sistemáticamente durante el
conflicto armado interno; y
10) Diseño e implementación del Museo Na-
cional de Natajbal Tinamit Re Ixim Uleu
(Recordación de Pueblo de Guatemala).
II. Resarcimiento cultural
Con el propósito de contribuir al proceso de re-
conciliación y reconstrucción del tejido social
de las comunidades indígenas afectadas
en sus derechos colectivos por el en-
5
 frentamiento armado, se plantea esta medida
como una alternativa que contribuya a la dig-
nificación y respeto a la identidad cultural de
las víctimas, siendo un elemento clave para la
política de reparaciones del programa la recu-
peración de la cultura de las comunidades que
fueron afectadas.
a) A nivel nacional y regional se aplicarán
acciones generales que contribuyan a
la recuperación y reivindicación cultural
de los pueblos en Guatemala. Los pro-
yectos nacionales y regionales (por co-
munidad lingüística o según el sistema
de administración político-administrati-
vo del país) son una política del PNR y
se realizarán de la siguiente manera: a
nivel nacional y regional serán uno por
año durante los 13 años que dure el
PNR.
b) Las iniciativas de proyectos culturales
pueden originarse de las comunidades
lingüísticas, organizaciones o institucio-
nes indígenas de cobertura regional y
nacional, y organizaciones de mujeres
e instituciones nacionales no indígenas.
c) Los proyectos comunitarios deben tener
un dictamen colectivo. Solamente se
aprobará un proyecto por comunidad
con una duración de tres años.
III. Reparación psicosocial y
rehabilitación8
Consiste en la atención psicosocial a víctimas de
violaciones de derechos humanos, durante el
enfrentamiento armado, tanto en el ámbito in-
dividual como en el familiar y comunitario. Para
fines de ejecución, la medida de rehabilitación
se realizará en los servicios de salud, debido a
que el modelo de salud es de tipo comunitario e
incluye alianza sectorial con el Ministerio de Sa-
lud en el primero, segundo y tercer niveles. La
medida comprende dos componentes: atención
psicosocial al nivel comunitario y atención a la
niñez desaparecida.
8 Ver PNR (2007-b) y PNR (2007-a: 15-17).
6
a) Atención psicosocial comunitaria:
Para la atención psicosocial a nivel co-
munitario se ha definido un modelo de
atención con dos modalidades: conven-
cional y con adecuación y/o pertinencia
cultural. Los servicios de recuperación
psicosocial se otorgarán por 16 meses
en las diferentes etapas: (a) Atención
psicosocial, (b) Grupos de reflexión
para recuperación del tejido social, (c)
Resignificación de medidas de resarci-
miento integral; (d) Atención individua-
lizada para duelos no resueltos; y (e)
Atención a grupos de énfasis, como víc-
timas de tortura, de violaciones sexua-
les, discapacitados y ex patrulleros. Las
comunidades podrán ser atendidas con
el modelo de reparación psicosocial
con adecuación y/o pertinencia cultural,
el modelo alopático y el modelo mixto
(con adecuación cultural y alopática).
b) Atención a la niñez desaparecida:
Consiste en la búsqueda de niños y ni-
ñas que fueron sustraídos o separados
en forma ilegal de sus padres biológi-
cos o entregados en adopción fraudu-
lenta en el marco del conflicto armado
interno. Considerando que esta aten-
ción se ofrece por demanda expresa,
y que implica atención psicosocial es-
pecializada, los casos serán atendidos
mediante convenio con instituciones
especializadas en el tema.
IV. Restitución material
Son todas aquellas medidas que pretenden re-
establecer, poner en su lugar o compensar las
pérdidas o la situación material existente de las
personas antes de la violación. En este compo-
nente se estará abordando la restitución de tie-
rra, vivienda y la seguridad jurídica de la tierra
y la inversión productiva.
a) Restitución de tierras:9 Consiste en
la restitución o la obtención de la certe-
za jurídica de las tierras de quienes las
perdieron durante el conflicto armado
interno.
9 Ver PNR (2006-a) y PNR (2007-a: 2-4).
 b) Inversión productiva:10 Consiste en
la restitución de los medios de produc-
ción de las víctimas civiles del conflicto
armado interno. La restitución se hace
mediante proyectos que brinden a los
beneficiarios capital-semilla, asistencia
técnica y capacitación laboral, para
desarrollar actividades productivas y
generar ingresos. Como política de ac-
ción afirmativa de género, se incluyen
proyectos productivos para mujeres,
complementados con alfabetización.
c) Restitución de vivienda:11 Consiste
en la restitución a las víctimas civiles
del conflicto armado interno de sus vi-
viendas, perdidas a causa del despla-
zamiento o por la destrucción total o
parcial de las mismas. Se entiende que
esta medida es diferente a las medidas
implementadas por el Gobierno para
reducir el déficit habitacional. Sin em-
bargo, para potenciar el impacto de la
restitución de viviendas, se establece-
rán alianzas estratégicas con las institu-
ciones estatales y municipales y con las
organizaciones del sector.
V. Resarcimiento económico
La indemnización económica es una medida de
resarcimiento por medio de la cual el Estado
guatemalteco reconoce el daño moral, físico,
emocional y material producido por las graves
violaciones a los derechos humanos durante el
conflicto armado interno. El PNR prestará aten-
ción prioritaria a los casos de discapacidad fí-
sica o mental que no permita a la persona la
inserción; así mismo, a los casos de los adultos
mayores víctimas del conflicto armado interno,
a quienes por su edad se les dificulta el acceso
a otras medidas establecidas.
12
13
14
10 Ver PNR (2006-b) y PNR (2007-a: 4-6).
11 Ver PNR (2006-c) y PNR (2007-a: 6-7).
a) Indemnización económica:12 Con-
siste en proporcionar ayuda monetaria
a las víctimas civiles, o familiares de las
víctimas del conflicto armado, a quie-
nes aplique esta medida. El orden de
elegibilidad de beneficiarios de vícti-
mas fatales, es el siguiente, en orden
excluyente: (1) Cónyuge o conviviente;
(2) Hijos e hijas; (3) Madre y/o padre;
(4) Hermanos o hermanas.
b) Becas de estudio:13 Mediante las be-
cas se busca resarcir a los habitantes de
las comunidades, víctimas y sobrevivien-
tes afectados/as, por las oportunidades
de capacitación y formación perdidas
por el conflicto armado interno. La me-
dida incluye pago de becas para cuarto,
quinto y sexto grados de primaria. Asi-
mismo, incluye becas de preprimaria,
para contribuir al desarrollo de la mo-
tricidad fina y gruesa y a la socialización
de niñas y niños menores de seis años,
como apoyo a la reforma educativa.
c) Servicios de salud y rehabilitación
física:14 Consisten en servicios o pro-
gramas complementarios de salud in-
tegral para hombres y mujeres que ha-
yan sufrido violaciones a sus derechos
humanos durante el conflicto armado
interno y a quienes sufran secuelas o
hayan perdido oportunidades de pro-
mover y prevenir la salud individual y
comunitaria. Se atenderá a la promo-
ción, prevención y curación de la salud
en alianza con el SIAS del primer ni-
vel de atención del Ministerio de Salud
Pública y Asistencia Social. En la etapa
preventiva y curativa se utilizarán la tra-
dicional y la medicina alopática. Esta
medida incluye servicios de rehabili-
tación y suministro de fármacos a las
víctimas que lo requieran. En la reha-
Ver PNR (2007-a: 8).
Ver PNR (2006-d) y PNR (2007-a: 8-10).
Ver PNR (2006-e) y PNR (2007-a: 10-11).
7
 bilitación física se atenderá a sobrevi-
vientes de tortura con prótesis, órtesis y
cirugías, así como mediante la rehabi-
litación social comunitaria.
En cuanto a programas y proyectos
especiales de vivienda ejecutados
En 2009 bajó la ejecución en vivienda debido a
la crisis económica mundial, así como a la baja
recaudación tributaria que alcanzó alrededor
del 9.9% del Producto Interno Bruto. Cabe re-
cordar que los Acuerdos de Paz en relación con
el compromiso de vivienda establecen una asig-
nación, como mínimo, del 1.5% de los ingresos
tributarios, incrementando sostenidamente di-
cha asignación; meta que no se ha alcanzado.
No es casualidad que el departamento con
mayor beneficiarios y beneficiarias con pro-
yectos de vivienda fue Quiché en el año 2009,
ya que éste fue uno de los departamentos ma-
yormente golpeados durante el conflicto arma-
do interno con la estrategia militar de tierra
arrasada.
Limitaciones del pnr
El PNR no reconoce la condición de ciudadanía
de las personas que demandan resarcimiento
y que constituyen sujetos políticos y sociales a
quienes se les violó sus derechos fundamentales.
El mal llamado “resarcimiento económico” se
convirtió en un fin en sí mismo, a través de la
entrega de cheques, lo que ha generado, in-
clusive, enfrentamientos dentro de las mismas
comunidades y ha representado un alto costo
al Programa por los problemas administrativos
y de organización que acarreó ese proceso de
entregas, no siempre bien planificado.
El Programa no dispone de la infraestructura ni
de los recursos necesarios para que la atención
8
psicosocial, y los objetivos asociados al desa-
rrollo integral de las poblaciones afectadas por
el conflicto, puedan ser un hecho.
Una de las principales debilidades del PNR ha
sido la poca capacidad de ejecución presu-
puestaria que ha tenido no sólo este año si no
también en los anteriores.
Aunado a esto las transferencias presupuesta-
rias ignorándose el destino de ese dinero que
tanta falta le hace a las y los sobrevivientes del
conflicto armado interno.
Sin duda alguna hay limitaciones para obte-
ner la información de las y los beneficiarios del
Programa, debido a la complicación que se
da en el RENAP ya que los trámites son muy
lentos y engorrosos, además de que el presu-
puesto asignado no es suficiente para atender
la demanda de resarcimiento y justicia ante el
Estado.
Otra limitación es la falta de voluntad política
del gobierno de Álvaro Colom para que este
Programa alcance sus objetivos, ya que es una
institución sumamente débil y muy dependiente.
Lo que lo ha convertido, y así lo percibe la po-
blación, en una institución de carácter asisten-
cial y burocrático-administrativo.
No se impulsan medidas orientadas a la repa-
ración y desarrollo del tejido social en las co-
munidades afectadas por el conflicto armado
interno en el que se recuperen los modelos tra-
bajo comunitario y organizativo.
La política de no dialogar con la sociedad civil
limita el actuar y encausar de mejor manera los
resultados planteados por el PNR.
“Porque sólo reparando los crímenes del pasado
alcanzaremos la paz”, PNR.
El rol del Ejército y la situación del PNR
en tiempos de solidaridad
Por Diana Herrera –CIIDH–

Hay que recordar que durante la época de la Re-
forma Liberal, bajo el gobierno de Justo Rufino
Barrios, se establece el 4 de febrero del año 1873
el ejército de Guatemala, como una institución
profesional, permanente y tecnificada creada
bajo los criterios de salvaguardar los intereses y
proteger a los ricos emergentes de aquella época.
Así es como la aparición formal e institucionali-
zada del ejército ha permanecido al servicio de
las cúpulas del poder, ya que desde sus inicios
se conformó para este propósito, legitimizando
el factor del poder real como elemento estra-
tégico para la gobernabilidad, y no con el fin
de garantizar las necesidades de la población,
tales como la seguridad.
Hoy en día la herencia militar de las dictadu-
ras pasadas aún permea en la sociedad, y aún
continúa estando presente en las estructuras del
Estado, tal como se puede reflejar en las asig-
naciones presupuestarias.

Cuadro 1
Asignación Presupuestaria del Ministerio de la Defensa 2005-2009

Año 2005 Año 2006 Año 2007 Año 2008 Año 2009
Q.1,309,010,650.00
Q.1,110,891,670.00 Q.1,043,067,948.65 Q.1,261,303,130.00
(El Congreso asignó
Q.965,793,610.00
(30 mil efectivos (15,500 efectivos (15,500 efectivos 250 millones más,
militares) militares) militares) 15,500 efectivos
militares)
Fuente: Elaboración propia con datos extraídos del SICOIN WEB y de Centro de Estudios Guatemala.

Han pasado catorce años de la firma de los
Acuerdos de Paz, y una de las aspiraciones que
perseguía dicho Acuerdo era la reducción gra-
dual del presupuesto del gasto militar, el cual se
muestra en el Cuadro 1, que en vez de disminuir
sigue aumentando significativamente. Hay que
hacer énfasis que en el tiempo del conflicto ar-
mado interno el gasto militar era el más alto de
todos los ministerios, y en la actualidad en tiem-
pos de paz existen aumentos, a pesar que se ha
reducido paulatinamente el ejército, solamente
han sido efectivos que la cúpula militar misma.
Hoy en día la presencia militar ha aumentado
bajo la excusa del narcotráfico y crimen orga-
nizado, pero en realidad la reapertura de los
viejos destacamentos militares, sólo han signifi-
cado abrir las no sanadas heridas del pasado,
sino sienta precedentes en donde aún se con-
tinúa utilizando al ejército como grupo de po-
der paralelo para preservar los ahora intereses
empresariales, además de seguir cometiendo
violaciones a los derechos humanos en su
involucramiento en las redes de violen-
cia organizada del país.

9
 Es por eso que es importante señalar que los
antiguos destacamentos militares fueron algu-
nos utilizados para puestos de salud o para
extensiones educativas, los cuales con la re-
apertura de las bases militares fueron cerrados
o limitados. Además de traer presencia militar
recordando a las poblaciones la represión y el
sufrimiento vivido.
Datos a tomar en cuenta:
• Este gobierno es el primero en reaperturar las
bases militares.
• Destacamentos nuevos o reaperturados:
1. Playa Grande, Quiché
2. Sacapulas, Quiché
3. Joyabaj, Quiché
4. San Marcos, San Marcos
5. Puerto Barrios, Izabal
6. Fray Bartolomé de Las Casas, Alta
Verapaz, Santa Bárbara
7. San Juan Cotzal, Quiché
8. Rabinal, Baja Verapaz
La función estratégica de la reapertura de las
bases militares puede responder, además de
otros intereses, al especial interés de la cons-
trucción de la Franja Transversal del Norte, ya
que en las zonas donde se reaperturaron los
destacamentos militares son pueblos que sufrie-
ron represión histórica por parte del ejército y
terratenientes y habitan en la zona de la Franja.
Propiamente queda claro que la estrategia es,
a futuro, cuando se inicie la construcción de di-
cha carretera, y la función del ejército seguirá
siendo salvaguardar los intereses del empresa-
riado, como siempre fue su rol histórico.
¿El resarcimiento estará llegando a las
víctimas y a sus familiares?
En el primer trimestre de este año 2010 el pre-
supuesto del Programa Nacional de Resarci-
miento (PNR) presentó una ejecución nula, es
decir que representa un 25% anual que no se ha
ejecutado y por ende las víctimas durante enero
a marzo no han recibido ningún beneficio.
10
Ejecución del presupuesto enero-marzo 2010
Programa Nacional de Resarcimiento
Mes Vigente Ejecutado
Enero Q. 107,416,096.00 0%
Febrero Q. 107,416,096.00 0%
Marzo Q. 107,416,096.00 0%
Fuente: SICOIN WEB
Presupuesto 2010
Ejecución abril-mayo 2010
Programa Nacional de Resarcimiento
Asignado Q. 220,000.00
Modificado Q. -112,583,904.00
Vigente Q. 107,416,096.00
Ejecutado 89.03%
Fuente SICOIN WEB
Uno de los principales obstáculos que enfrenta
el PNR es que no está incluido dentro del Pre-
supuesto Nacional, así como el aumento del
presupuesto para cumplir con los 300 millones
de quetzales de la política. Además otro de los
problemas a mencionar, es que desde el mo-
mento de su creación en el año 2003 hasta la
actualidad, el presupuesto destinado al PNR
está vinculado a la falta de voluntad política del
gobierno de turno. Juana Tipaz15 señala que
“los fondos para el presupuesto del PNR provie-
nen de bonos, préstamos o donaciones emitidos
por el gobierno cuando es un compromiso que
lo asume el Estado y debería estar incluido en
el Presupuesto Nacional de Ingresos y Egresos”.
• El Número de Beneficiados del PNR asciende
aproximadamente a 28 mil personas.
• Del presupuesto asignado al programa sola-
mente se puede destinar el 10% para admi-
nistración y funcionamiento.
Se puede observar que durante los últimos
dos meses, es decir abril y mayo fue cuando
se empezó a ejecutar el presupuesto del Pro-
grama, y esto significa que el funcionamiento
del PNR empezó hasta esos meses, quedando
15 Juana Tipaz, secretaria y miembro de la Coordinación
del Movimiento Nacional de Victimas Q´anil Tinamit.
así una atención tardía a las necesidades de las
víctimas.
Debido a que la asignación del PNR está con-
dicionada a la voluntad del gobierno, ha hecho
también que el presupuesto asignado al pro-
grama sufra recortes significativos afectando
los avances de los ejes del PNR. Los ejes del
PNR son (véase también el artículo de Norma
Herrera: Programa Nacional de Resarcimiento):
1. El resarcimiento monetario: Es donde
se hace efectivo un pago de 44 mil quet-
zales a aquellas personas que han sufrido
la pérdida de hasta dos familiares directos,
y víctimas de violación y tortura de 20 mil
quetzales.
2. Restitución material: Es la reconstruc-
ción de las viviendas que fueron destruidas
durante el conflicto armado interno. Según
Juana Tipaz “en el año 2008 se reconstru-
yeron 880 viviendas, y durante el año 2009
se estimó que se construyeran tres mil vi-
viendas las cuales en la actualidad están en
proceso”.
3. Dignificación de las víctimas produc-
to del CAI: Aquí la pregunta principal es
¿Cómo dignificar a las víctimas? Según
Juana Tipaz “Existe el Día de la Dignidad
de las Víctimas del Conflicto Armado Interno
que es el 25 de febrero, y también hay otras
actividades como ponerle nombres a las ca-
lles en honor a las víctimas”.
4. Reparación psicosocial y rehabilita-
ción: Consiste en brindar acompañamien-
to en el resarcimiento económico y en las
exhumaciones.
5. Resarcimiento cultural: Se centra en una
pregunta ¿Cómo se puede recuperar la cul-
tura? Consiste en construir centros culturales
en cuatro departamentos, entre estos están:
Quiché, Sololá, Cobán y Huehuetenango. Y
construir un Museo Nacional de las Víctimas
del Genocidio por el Conflicto Armado In-
terno, como se ha hecho en otros países en
donde ha ocurrido genocidio. Estos ejes son
los principales en requerir recursos moneta-
rios para poder lograrse.
Para que el Programa Nacional de Resarci-
miento pueda funcionar y cumplir con su misión
se tiene que incluir en el Presupuesto Nacional
para lograr la estabilidad del Programa, y no
dejarlo a merced de prestaciones o donaciones,
los cuales alivian la responsabilidad del Estado.
A pesar que es un compromiso de Estado, y se
hayan firmado varios compromisos entre las
víctimas y el presidente para reafirmar el apo-
yo al Programa, aún el tema no es de trascen-
dencia en la agenda gubernativa, dejando así
en peligro la existencia del PNR a merced de
la voluntad política de cada gobierno de turno,
además agregando el incremento paulatino del
presupuesto militar anualmente, lo cual se tra-
duce en atentado para el cumplimiento de los
Acuerdos de Paz, y en pocas palabras se puede
medir el grado de interés del Estado en asumir
sus compromisos con las víctimas así como en
la realización del PNR16.
16 Fuentes consultadas: CONADEHGUA “Análisis Com-
parativo entre el Gasto Social y el Militar”; Instituto
Centroamericano de Estudios Fiscales –ICEFI– (2009).
“¿Derechos o Privilegios? El compromiso fiscal con la
salud, educación y la alimentación en Guatemala”.
Guatemala: Guatemala; Héctor Ruano Barrientos
(2003). “El Ejército de Guatemala y sus Relaciones
con el Imperio”. Guatemala: Guatemala; Presenta-
ción Power Point de Centro de Estudios de Guatemala
–CEG– (2010) “Situación en Seguridad, Justicia y De-
rechos Humanos”.
11
 La discusión sobre las políticas de
reparación o resarcimiento a nivel
internacional
Resarcimiento parte de la justicia
transicional
Hablar de resarcimiento o medidas de repara-
ción a víctimas de violaciones sistemáticas de
derechos humanos, es abordar uno de los ele-
mentos importantes de lo que se ha denomina-
do justicia transicional. Esta conlleva una serie
de acciones en sociedades que han vivido con-
flictos o guerras que implicaron violaciones de
derechos humanos y que se encuentran en mo-
mentos “post-conflicto” y en proceso de tran-
sición, que requiere transformaciones políticas.
Algunas de las acciones que incluye la justicia
transicional son: procesos judiciales, comisio-
nes de la verdad, programas de reparación
o resarcimiento, reformas al sistema de segu-
ridad, recuperación de la memoria histórica,
justicia de género17, y tribunales de conciencia.
Aunque estas han sido las acciones principales
que se han implementado en países en transi-
ción, las acciones de la justicia transicional no
se limitan a éstas.
Debido a que estas son acciones que se im-
plementan en países post-conflicto, que no se
han consolidado política y democráticamente,
17 ICTJ (International Center for Transitional Justice).
What is transitional justice? Consultado en: http://
www.ictj.org/en/tj/782.html (4/5/10)
12
Por Brisna Caxaj –UNAMG-UNITERRA–
la impunidad y la persistencia de altos índices
de violencia son aspectos que limitan las accio-
nes de la justicia transicional. Por lo tanto los
cambios políticos, económicos y sociales son
fundamentales, y deben estar interrelacionados
para lograr los cambios de justicia a las vícti-
mas de los conflictos armados.
A nivel internacional existen instrumentos lega-
les que respaldan las acciones que conlleva la
justicia transicional. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos estableció que los Estados
tienen la responsabilidad de tomar las medi-
das necesarias para prevenir las violaciones a
derechos humanos, realizar investigaciones se-
rias cuando ocurren violaciones a los derechos
humanos, imponer sanciones adecuadas a los
responsables de las violaciones, y asegurar la
reparación a las víctimas de las violaciones.18
En la medida que ha sido necesario el acompa-
ñamiento internacional en los Estados que han
sido represivos y violadores de derechos huma-
nos, en los procesos de transición, los instru-
mentos legales internacionales que respaldan
las acciones de reparación han sido una herra-
mienta importante en estos procesos.
18 Ibídem.
 Entre la normativa internacional se pueden mencionar las siguientes: la Declaración Univer-
sal de Derechos Humanos (artículo 8), Pacto Internacional Sobre Derechos Civiles y Políticos
(artículo 2), Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discri-
minación Racial (artículo 6), Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes (artículo 14), la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo
39), la Convención de La Haya Relativo a las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre (artículo 3),
el Protocolo Adicional a las Convenciones de Ginebra Relativo a la Protección de las Víctimas
de los Conflictos Armados Internacionales (artículo 91) y el Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional (artículos 68 y 75). (ICTJ. What is transitional justice?)

Guatemala ha ratificado todos los instrumen-
tos mencionados en el recuadro, a excepción
del Estatuto de Roma, el cual permitiría llevar a
la justicia internacional actos de genocidio. En
el dictamen de la Corte de Constitucionalidad
no se encontró ninguna incongruencia con la
constitución del país19, sin embargo a la fecha
el Estado no lo ha ratificado.
Las políticas de resarcimiento
La demanda por las políticas de la reparación o
resarcimiento han sido impulsadas por las víc-
timas o familiares de víctimas de violaciones a
los derechos humanos. Parten del supuesto de
que el Estado reconozca los hechos de violación
y que por lo tanto debe resarcir o reparar los
daños causados a las víctimas y a las familias.
Por lo general las políticas del resarcimiento
han incluido respuestas materiales y simbólicas
como pagos económicos, actos y monumentos
por la memoria histórica, y declaraciones públi-
cas de perdón.
La Oficina del Alto Comisionado para los Dere-
chos Humanos de Naciones Unidas realizó un
estudio a partir de las experiencias de los paí-
ses que han implementado acciones de repara-
ción y en su informe plantea que las formas de
implementar acciones han variado de país en
país, y ha habido experiencias exitosas como
no tan exitosas. En el estudio se reconocen los
principales objetivos de los programas de repa-
ración, así como identificar una serie de limita-
ciones en las acciones ligadas principalmente
con los contextos sociopolíticos de los países
con debilidad institucional y la poca experiencia
sobre reparaciones de quienes elaboran políti-
cas y programas.20
En la medida que las políticas buscan ser más
integrales tienen mayores posibilidades de bue-
nos resultados. Es decir que deberían de im-
plementarse políticas de reparación al lado de
procesos de justicia legal, de acciones por la
memoria, por ejemplo.

En el debate sobre qué debe incluirse en los

20
programas de resarcimiento, se plantea que no
existe una solución o receta a seguir. Más bien
cada país debe construir, en conjunto con los y
las sobrevivientes y las familias de víctimas, las
políticas de la reparación que respondan a su
propio contexto político, económico y cultural.
Naciones Unidas. Oficina del Alto Comisionado para
los Derechos Humanos. Rule –of Law Tools for post-
conflict states. Reparations programmes. [Herramien-
tas para el Estado de Derecho en Estados post-conflic-
to. Programas de Reparación]. Nueva York y Ginebra.
2008.

19 Polo Gálvez, Luis Felipe. Procesos Constitucionales

para la ratificación del Estatuto de Roma en los países
latinoamericanos. Instituto de investigaciones jurídicas.
UNAM.

13
 Una de las dificultades que han tenido los pro-
gramas de resarcimiento es en la delimitación
de qué violaciones deben ser objeto de repara-
ción y en la definición de las víctimas que deben
ser “beneficiarias” de estos programas. Ningún
programa ha logrado ser incluyente de todos
los derechos violados durante los regímenes
militares y represivos. La mayoría se ha centra-
do en los derechos civiles y políticos. En este
sentido las violaciones a los derechos de las
mujeres casi no han sido visibilizadas y toma-
das en cuenta en los programas de reparación.
El cuadro siguiente muestra las principales vio-
laciones a derechos humanos a las cuales se
han centrado algunos países.

País Violaciones sujetas a reparación o resarcimiento

No existe ningún programa de resarcimiento o reparaciones. Existen distintas iniciativas
derivadas de leyes específicas y orientadas a distintos grupos de víctimas. Las principales le-
Argentina yes abordan desaparición, detención ilegal, lesiones graves o muerte durante la detención.
Luego se incluyeron otras iniciativas relacionadas con los derechos de las hijas e hijos de
mujeres embarazadas y detenidas, detención y desaparición de niñez.
Reparación restringida, únicamente a víctimas de desaparición y muerte no natural en esta-
Brasil
blecimientos de policías o similares. No incluyó detenciones ilegales ni torturas, por ejemplo.
Se han impulsado diferentes medidas de compensación a través de leyes específicas y se
han ido ampliando a través de los años. Al inicio se enfocó en violaciones a derechos hu-
manos vinculadas a desapariciones, y ejecuciones políticas durante la dictadura. También se
impulsaron iniciativas para exiliados que retornaban, presos políticos, desplazados, perso-
Chile
nas excluidas de la reforma agraria. Además se impulsó un programa de atención integral
en salud para víctimas de violencia política que incluyó atención médica y de salud mental.
En el 2004 una comisión recomendó que se incluyera compensación económica a víctimas
de detención ilegal y tortura.
En el 2002, la comisión de equidad y reconciliación recopiló información para dar compen-
sación a víctimas de desaparición forzada, detención arbitraria con o sin debido proceso y/o
Marruecos
seguido de ejecuciones, asesinatos, detenciones o desapariciones durante manifestaciones
urbanas, exilio forzado y violencia sexual.
Se establecieron recomendaciones de mayor alcance, definiendo a víctimas y violaciones
de derechos humanos sistemáticas. Una víctima se definió como alguien que había sufrido
física, mental o emocionalmente o había tenido impedimentos de sus derechos humanos
como resultado de una violación a sus derechos humanos o como resultado de un acto aso-
Sudáfrica
ciado con algún objetivo político que tiene amnistía internacional. Así mismo una violación
sistemática se definió como el asesinato, secuestro, tortura o maltrato de cualquier persona,
o cualquier atentado, conspiración, incitación u orden para matar, secuestrar, torturar o
maltratar.
Fuente: Elaborado con datos de: Naciones Unidas. OACDH. Rule –of Law Tools for post-conflict states. Reparations
programmes. Nueva York y Ginebra. 2008

Las reparaciones hacia las violaciones
a los derechos de las mujeres y de las
niñas
En general una de las grandes limitaciones que
han tenido los programas de resarcimiento a
nivel internacional ha sido la exclusión de las
violaciones basadas en el género. Aunque al-
gunas comisiones de la verdad registran hechos
de violación sexual, embarazo forzado, des-
nudez forzada, esclavitud sexual, entre otros,
y hacen recomendaciones de reparación, los
programas han tenido dificultades para imple-
mentar acciones específicas para las mujeres y
niñas víctimas.

14
Para construir programas o acciones de repara-
ción en torno a estas violaciones es importante
comprender que la violencia de género sucede
en todo momento y que se agudiza en momen-
tos de conflicto. Dado que la violencia hacia las
mujeres y las niñas tiene que ver con el poder,
esta se vuelve en una estrategia de guerra con-
virtiendo a los cuerpos femeninos en campos de
batalla. Por lo tanto las acciones de reparación
deben ser específicas y atender esta realidad.
En marzo del 2007, un grupo de organizacio-
nes, coaliciones y sobrevivientes de conflictos de
varios países se reunieron en Nairobi y elabora-
ron la Declaración de Nairobi sobre el derecho
Oportunidades
√ Priorizar a las mujeres más vulnerabilizadas (viudas,
madres solteras, sobrevivientes de violencia sexual).
√ Empoderar a las mujeres en el proceso de repa-
ración incluyéndolas en la participación y toma de
decisiones.
√ Retar prácticas discriminatorias (compartir más equi-
tativamente las reparaciones dadas a las mujeres y
no dar prioridad a otras figuras masculinas como los
hijos)
√ Educar a las comunidades sobre lo que implica la
violencia sexual.
de las mujeres y las niñas a interponer recursos
y obtener reparaciones21. En ella se hace una
serie de recomendaciones sobre las acciones
de reparación para mujeres y niñas víctimas de
violencia de género.
En la declaración se establece que es importan-
te atacar las estructuras políticas que colocan
a las mujeres en condiciones de desigualdad y
que los programas de reparación deben buscar
cambios más profundos.22
Kelli Muddell toma esta declaración y otras
investigaciones realizadas y propone algunas
oportunidades y retos en la implementación de
acciones de reparación para mujeres.23
Retos
√ Riesgo de reforzar las inequidades.
√ Asegurar el acceso a las reparaciones.
√ Que las mujeres hablen y cuenten lo
sucedido.
√ Balancear la tensión existente entre afirmar
la realidad de las mujeres y afirmar prácti-
cas discriminatorias.
21 Declaración de Nairobi sobre el derecho de las muje-
res y las niñas a interponer recursos y obtener repara-
ciones. Publicación de: CONAMUACAI Coordinadora
Nacional de Mujeres Afectadas por el Conflicto Ar-
mado Interno, DEMUS Estudio para la Defensa de los
Derechos de la Mujer y PCS Consejería en Proyectos.
Perú, febrero 2008
22 Ibídem.
23 Muddell, Kelli. Limitations and Opportunities of Repa-
rations for Women’s Empowerment. ICTJ Briefing. In-
ternational Center for Transitional Justice. Septiembre,
2009.
15
 Las oportunidades presentan posibilidades de
implementar acciones que logren cambios a
nivel de las relaciones de poder y del empo-
deramiento de las mujeres, no como víctimas
sino como actoras y sujetas de su propio pro-
ceso de reparación. En este sentido es impor-
tante recuperar la autoría y/o participación de
mujeres en las organizaciones revolucionarias.
Existe una polémica en cuanto a si participantes
o militantes de grupos revolucionarios pueden
ser considerados “víctimas.”
Al impulsar procesos de educación o sensibiliza-
ción a las comunidades sobre violencia sexual
da la oportunidad de reducir el estigma hacia
las mujeres violadas y mejora las posibilidades
de participación política, económica y social de
las mujeres. Asimismo da la oportunidad de ha-
blar sobre temas tabú.
Uno de los principales riesgos en la implemen-
tación de acciones de reparación a mujeres es
la naturalización y normalización de las inequi-
dades, que pueden reforzar otras formas de
exclusión. Esto está ligado con el acceso de las
mujeres a las reparaciones. Si no se toman en
cuenta las condiciones de vida de las mujeres
que pueden limitar su participación o desplaza-
miento a ciertos espacios por sus responsabili-
16
dades domésticas, se pueden aplicar medidas
que las sigan limitando. Por lo tanto es impor-
tante que los programas se “adelanten” a estas
limitaciones y piensen en formas alternativas.
Otra de las limitaciones es que las mujeres se
atrevan a hablar. Debido al estigma que tiene
la violación sexual, muchas mujeres no quieren
que su familia o comunidad sepa lo que ocurrió.
Por otro lado, puede ser un riesgo reforzar los
roles tradicionales de las mujeres. En este sen-
tido Muddell propone que es importante saber
manejar la tensión al tratar de rescatar los efec-
tos de la violencia en la realidad de las mujeres
sin afirmar prácticas o ideas discriminatorias.
Por ejemplo, la violencia sexual afectó a algu-
nas mujeres en su capacidad reproductiva, sin
embargo no se quiere reforzar el valor de las
mujeres únicamente a partir de su papel re-
productor. Más bien es importante resaltar los
aspectos políticos, económicos y sociales que
afectó la violación.
Esta mirada a los programas a nivel internacio-
nal y las experiencias de mujeres sobrevivientes
y organizaciones de mujeres da aportes para
pensar en las acciones que podrían discutirse y
definirse en Guatemala.
El resarcimiento desde las mujeres
sobrevivientes de la violencia sexual
durante el conflicto armado
La cuestión del resarcimiento y de la reparación
hacia las mujeres víctimas de violencia sexual
durante el conflicto armado y a sus familiares es
un punto de partida para que el Estado asuma
su responsabilidad en los hechos, y comenzar
un proceso de transformación de imaginarios
colectivos que condenen este tipo de violencia.
Estos cambios son cruciales para terminar con
la marginalización de las víctimas de violencia
sexual y de sus descendientes y para la forma-
ción de una Guatemala justa e inclusiva. Nu-
merosas mujeres sufrieron daños incalculables
por la política contrainsurgente dirigida contra
la población indígena y las mujeres que incluía
explícitamente a la violencia sexual: “Los solda-
dos tenían órdenes de violar a las mujeres con el
fin de derrotar a las organizaciones guerrilleras,
humillar a las comunidades y destruir el tejido
comunitario y social, a través del cuerpo de las
mujeres.”24 Hoy en día, 14 años después de la
firma de los Acuerdos de Paz, ninguna ha sido
resarcida de manera integral, sólo algunas han
recibido resarcimiento monetario, y la violencia
feminicida sigue siendo una problemática ur-
gente de atender.
El Programa Nacional de Resarcimiento (PNR)
reconoce las violaciones sexuales como actos
de violación de los derechos humanos, y así les
contempla dentro de su programa. Las sobre-
vivientes y las organizaciones de mujeres que
trabajan con ellas apuntan a un resarcimiento y
24 UNAMG y ECAP (Consorcio Actoras de Cambio).
2006. Resarcimiento para mujeres víctimas de violen-
cia sexual en el conflicto armado. Guatemala. Comu-
nicación integral.
Por Elisabeth Desgranges, –UNAMG-UNITERRA–
una reparación integral: “El resarcimiento impli-
ca que el Estado reconoce su responsabilidad en
las violaciones de los derechos humanos ocurri-
dos, los (sic) condena y repara el daño causado
por las mismas. Reparación debe incluir restitu-
ción de la dignidad, de su reputación, reconoci-
miento público de los daños sufridos y garantía
de no repetición. Asimismo restitución de bienes
perdidos, indemnización y satisfacción.”25 El
Estatuto de Roma de la Corte Penal Interna-
cional propone acciones y medidas como la
“reconstrucción de comunidades, programas
de sanación para las víctimas y medidas de ca-
rácter educativo que integren las atrocidades
cometidas a la historia y memoria colectiva.”26
No obstante, las mujeres encuentran muchas
dificultades en el camino de la reparación.
Los procesos para ser resarcidas provocan, a
menudo, una re-victimización de las mujeres.
Muy poco se hace para restablecer la verdad
y muchas no logran ser resarcidas por el PNR
por las pesadas, costosas e inapropiadas exi-
gencias administrativas. Por ejemplo, para el
resarcimiento por viudez se pide que el certifi-
cado de fallecimiento haga constancia de una
muerte violenta pero muchas madres y esposas
silenciaron por miedo o firmaron, bajo amena-
zas, actas de fallecimiento falsificadas. Hoy no
se les reconocen sus testimonios. Una mujer
indignada pide que saquen los huesos
de su esposo, oficialmente muerto
25 Ibídem.
26 Ibídem.
17
 por fiebre, con la idea de que “allí encontrarán
las balas, porque allí se quedaron en su cuerpo”
(actora de Huehuetenango).
Además, cada trámite con el PNR es un proceso
aislado que exige un expediente nuevo. Eso con-
tribuye a re-victimizar una vez más a las víctimas
y duplica los gastos para una población de esca-
sos recursos, además de alargar los tiempos de
espera… Se necesita una revisión del PNR para
incluir una perspectiva cultural propia a cada lu-
gar que incluye una atención en el idioma local
sin limitarse en eso. Es importante notar que el
PNR sufrió modificaciones importantes en el año
2005. De ser casi exclusivamente dirigido por
representantes de organizaciones civiles, pasó
a ser controlado enteramente por funcionarios
del Organismo Ejecutivo. La reforma del 2005
plantea la conformación de un Consejo Consul-
tivo de organizaciones de víctimas que todavía
falta por conformar. La noción de resarcimien-
to y reparación tiene una carga cultural fuerte
en la cosmovisión maya que hay que tomar en
cuenta en el desarrollo del PNR. Urge constituir
este Consejo Consultivo para incluir a las vícti-
mas en el diseño de los proyectos del PNR.27
En 2009 se produjeron 847 muertes violentas de
mujeres en Guatemala y más de 4.300 casos de
violencia sexual asistidos por los servicios foren-
ses. La impunidad alcanza al 96% de los homici-
dios, según la Comisión Internacional Contra la
Impunidad en Guatemala. El país es el segundo
de la región, después de México, con la tasa más
alta de violencia contra las mujeres.
[Cuello, 2010. Guatemala: cuatro activistas de uno de
los países con los índices más elevados de violencia ma-
chista hacen balance de una ley pionera en América
Latina que persigue los crímenes de odio. Público, Abril
2010. P.14]
En paralelo al PNR, asociaciones y organizacio-
nes de mujeres implementan acciones de acom-
pañamiento psicosocial y empoderamiento
27 Impunity Watch, 2008. Reconociendo al pasado: De-
safíos para combatir la impunidad en Guatemala. Re-
sumen y Recomendaciones. Holanda. Consorcio Impu-
nity Watch – Guatemala.
18
político a víctimas sobrevivientes. Según la pro-
motora del Programa de No Violencia y Cons-
trucción de la Paz de la UNAMG, los procesos de
sanación son los que más necesitan las mujeres.
Porque: “Ellas tienen una herida en el corazón.”
La iniciativa del Tribunal de Conciencia, reali-
zada en marzo 2010 por cinco organizaciones
de mujeres, es una acción simbólica para rom-
per el silencio y dignificar a las víctimas y a las
mujeres sobrevivientes y una contribución a la
recuperación de la memoria histórica.
Las conclusiones del Tribunal de
Conciencia
Al cerrar el Tribunal de Conciencia, las Magis-
tradas, en presencia de las testigas de honor,
originarias de varios países, presentaron un
pronunciamiento a título de condena que pro-
ponía varias medidas reparadoras:
1. Condiciones dignas para que las mujeres
puedan hablar de la violencia sexual.
2. La dignificación: romper el silencio y descul-
pabilizar a las mujeres.
3. Restitución integral.
4. Garantías de no repetición.
UNAMG y ECAP (Consorcio Actoras de Cambio).
2006. Resarcimiento para mujeres víctimas de violen-
cia sexual en el conflicto armado. Guatemala. Comu-
nicación integral.
1. Poner fin a la impunidad por medio
de acciones legales. La implementación
de la ley contra el femicidio es una acción
que, si se aplica con la voluntad política y
los presupuestos adecuados, podría tener
un impacto importante para disminuir de
forma significativa la violencia actual con-
tra las mujeres. Sin embargo, es necesario
cerrar casos del pasado, identificar culpa-
bles y punir legalmente a los responsables
de las violaciones ocurridas en el conflicto.
Para eso es necesario proceder a una refor-
ma del Sistema de Justicia para la repara-
ción de estos crímenes y la aplicación de la
ley contra el femicidio; Firmar y ratificar el
Estatuto de la Corte de Roma como com-
promiso del Estado guatemalteco para la
 prevención de los crímenes sexuales en el
futuro (Ver artículo de Brisna Caxaj); Velar
activamente a la aplicación de los derechos
de las mujeres, incluyendo a los derechos
sexuales y reproductivos. También imple-
mentar acciones para corregir la discrimi-
nación étnica. Siendo mayormente mujeres
indígenas quienes fueron sujetas de las
violencias sexuales en el conflicto armado
como parte de una estrategia genocida.
2. Que el Estado promulgue la ley na-
cional de reparación integral a favor
de las mujeres sobrevivientes. Sensibi-
lice y capacite al personal del PNR implica-
do en los procesos de resarcimiento para
evitar la re-victimización de las mujeres al
momento de emprender acciones para su
reparación; Implemente procesos legales
y de reparación que superen las dificulta-
des religiosas y consuetudinarias para la
autonomía de las mujeres. Es también ne-
cesario empoderar a las mujeres para que
participen de la reparación por medio de
capacitaciones de participación política,
talleres de derechos y programas de salud
física y mental para que se involucren en la
identificación, desarrollo y ejecución de las
estrategias, prácticas y procedimientos de
reparación para que sean procesos trans-
formadores que beneficien realmente a las
mujeres y a las comunidades.
3. Finalmente es primordial involucrar
a la sociedad civil en la reparación
para asegurar una real dignificación de las
víctimas, una reapropiación de la memoria
histórica y cambiar los patrones patriarca-
les que hacen posible la banalización de la
violencia contra las mujeres y su impunidad.
El trabajo con las mujeres sobrevivientes de
violencia sexual durante el conflicto armado re-
salta la necesidad de implementar acciones y
programas que permitan:
El resarcimiento económico o
monetario
El resarcimiento económico no es una medida
integral. El resarcimiento integral incluye restitu-
ción, indemnización, satisfacción y garantía de
no repetición. Hasta la fecha el PNR con los re-
sarcimientos económicos provocó más divisiones
y el resarcimiento “perdió su sentido político de
dignificación, restitución y reparación satisfacto-
ria para las mujeres. […] Lejos de ser reparadores
y dignificantes para las mujeres, los efectos fue-
ron devastadores, fomentando nuevas líneas de
rupturas y divisiones comunitarias y familiares.”28
Al recibir el cheque, muchas mujeres sintieron
culpa por recibir dinero por la muerte de un es-
poso, de un hijo. ¿Cuánto cuesta la vida de una
persona? Unas sienten que “se están comiendo
a los muertos”… Lastimosamente, la entrega de
cheques por el PNR ocasionó divisiones en las
comunidades y en las familias, contribuyendo
aun más a estigmatizar a las sobrevivientes. Y las
heridas nunca se cierran… El resarcimiento eco-
nómico permite resolver problemas financieros,
ir al médico, pero como lo menciona la promo-
tora: “puede complicarle la vida a la mujer por
peleas en la repartición del dinero en la familia”.
“Las mujeres llaman susto a los padecimientos
que enfrentan luego de la violación sexual. […]
El síndrome cultural del “susto” es provocado
por un evento asustante que puede involucrar
otra persona, un animal o una situación o even-
to. Según la literatura existente, la explicación
popular es que la experiencia asustante o sobre-
saltante conduce a una pérdida de sustancia o
fuerza vital. […]También mencionan que el susto
se interpreta comúnmente como la salida del es-
píritu del cuerpo de las personas.”
[UNAMG y ECAP (Consorcio Actoras de Cambio),
2009. Tejidos que lleva el alma: Memorias de las muje-
res mayas sobrevivientes de violencia sexual durante el
conflicto armado.]
28 UNAMG y ECAP (Consorcio Actoras de Cambio),
2009. Tejidos que lleva el alma: Memorias de las muje-
res mayas sobrevivientes de violencia sexual durante el
conflicto armado. Guatemala.
19
 Lo que quieren las sobrevivientes
La búsqueda de justicia, el reconocimiento pú-
blico de lo ocurrido y la recuperación de su dig-
nidad por medio del trabajo de recuperación
de la memoria histórica en las comunidades, la
identificación de los responsables para iniciar
un proceso de construcción de nuevas relacio-
nes sociales y el apoyo a proyectos productivos
son algunas de las necesidades de las sobrevi-
vientes en sus procesos de reparación. Además,
sostienen que un programa de resarcimiento
tiene que contemplar, también, proyectos de
salud destinados a apoyar a las sobrevivientes
a curarse del “susto” de la violación. Las con-
secuencias físicas, psicológicas y sociales son
también parte importante de la ecuación.
“El Tribunal de Conciencia es un espacio simbó-
lico, de ejercicio de soberanía, donde todos te-
nemos que escuchar, aprender y revisar lo que
creíamos. Empezar a trabajar para que el tema
de la erradicación de toda forma de violencia y
discriminación se vuelva una prioridad política y
financiera en nuestros países”. Ana Guesmes,
directora regional de UNIFEM. [Pacay, 2010. El
Lado Oculto de la Guerra. Revista Amiga. 2010.]
La perspectiva de proyectos productivos co-
lectivos, como resarcimiento, no recibe mayor
apreciación de parte de las mujeres con quien
trabaja la promotora de la UNAMG porque: “El
resarcimiento colectivo está más pensado como
proyectos productivos [y] no les parecen los pro-
yectos colectivos porque las experiencias no han
funcionado” en el pasado. Hay unas experien-
cias dirigidas, por ejemplo, por el Equipo de Es-
tudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP)
de apoyo a mujeres sobrevivientes del conflicto
con proyectos productivos individuales que reci-
ben mejor aceptación por parte de las mujeres.
Todavía falta explorar otras vías de resarcimien-
to individual y colectivo, apuntando a la recupe-
ración de la memoria histórica, la divulgación
del pasado y la sensibilización de la población
en general sobre lo que sucedió en el tiempo de
20
la guerra. Las mujeres quieren que se conozca
su historia; que se incluyan las consecuencias
de la guerra en los currículos escolares, que se
cuente en la televisión. Hacer justicia es otra de-
manda de las sobrevivientes. Muchas de ellas
tienen identificados a sus agresores, quienes
siguen viviendo en sus comunidades, incluso
ocupando cargos públicos y su presencia con-
tribuye a mantener el miedo y el “susto” que
viven las mujeres desde más de 25 años. Para
que se haga justicia, es indispensable identificar
responsables y depurar la administración públi-
ca de quienes fueron culpables de estos críme-
nes. Hay que llevar a cabo más tribunales de
conciencia y también que asuma el Estado su
responsabilidad frente a los hechos de forma
que, como lo dice una sobreviviente: “dejen de
criticar y burlarse de nosotras en la comunidad”.
Para que la violencia en contra de las mujeres
termine las autoridades tienen que reconocer
que la violación es un delito y que las institu-
ciones como la policía y el ejército castiguen
a los que cometen estos crímenes. También es
necesario impulsar programas de apoyo a las
víctimas de violencia sexual como centros de
atención a mujeres violentadas, asistencia jurí-
dica, capacitación de jueces como a empleados
del Ministerio Público, etc.
“Los Gobiernos no deben realizar proyectos de
desarrollo en vez de otorgar reparaciones. Todas
las sociedades que salen de un conflicto necesi-
tan reconstrucción y desarrollo. Los programas
de reparación son parte de este proceso…” (Ar-
ticulo 3-B) Derechos y Democracia Centro inter-
nacional de Derechos Humanos y Desarrollo De-
mocrático, 2007. Declaración de Nairobi sobre
el derecho de las mujeres y niñas a interponer y
obtener reparaciones. Canadá.
Hay que seguir apoyando procesos de atención
a salud física y psicológica y de empoderamien-
to de las mujeres en una visión de resarcimiento
integral y de reparación. Pero tampoco hay que
olvidar, como lo recuerda la promotora de la
UNAMG, que estas mujeres que sufrieron vio-
lencia sexual: “Están vivas y necesitan comer”
así que es necesario seguir reflexionando el
resarcimiento económico de manera que real-
mente contribuya a mejorar las condiciones
de vida de las sobrevivientes y de sus comu-
nidades. Por lo general, ellas son marginadas
social y económicamente y viven en condicio-
nes de extrema pobreza. Se podría pensar en
acompañar y capacitar a las mujeres para la
administración del resarcimiento económico o
pensar a una retribución mensual de tipo pen-
sión, asegurándoles un ingreso mínimo, ya que
“no tienen la misma fuerza que antes” y siguen
excluidas de sus comunidades… Pero lo seguro
es que el Estado guatemalteco tiene que invertir
de forma sustentable para cumplir con sus po-
líticas y las recomendaciones de la CEH sobre
resarcimiento a víctimas del conflicto armado
y finalmente realizar los Acuerdos de Paz junto
con la sociedad civil. Tiene que incluir al PNR en
su presupuesto nacional de ingresos y egresos y
asegurar su transparente ejecución.
21
 Centro Internacional
para Investigaciones
en Derechos Humanos

Con el apoyo financiero de:

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orientado a la representación de las mujeres y participación paritaria en los espacios
sociales y políticos, a través del apoyo a las organizaciones sociales de promoción y
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