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El camino a la Vida.

1) Encamina: Nuestra vida tiene un objetivo y tu vida apuntala a un fin. ¿Vos tenés en claro hacia
dónde querés llegar? Porque nosotros en tu vida somos de paso, hoy estamos y mañana no. Hasta yo
soy uno que pasa por tu vida, pero sos vos el protagonista de tu vida y solo vos sabes cuál es tu
Jerusalén y hacia ese lugar tenés que ir. Jerusalén es el lugar de la pasión, muerte y resurrección.
Jerusalén es donde vos serás lo más pleno, lo perfectamente vos. Volvé a encaminarte hacia el
objetivo de tu vida y no te atontes con tantas voces o situaciones, eso pasa, pero tu vida sí tiene un
fin y un término.

2) Estrecho: Uno normalmente en la vida se agiganta, se hace tan autónomo que se cree que puede
con el mundo y que no tiene barreras, límites. Es allí donde uno se pierde y no entra en Dios (por más
que esté en las cosas de Dios). Cuando vos entras en una actitud de desprenderte del hermano y
aislarte porque te crees que lo podés todo, te haces tan pedante y tan infumable que hasta te
quedas solo. Te agarra incluso ese síndrome «del superhéroe» y eso es lo que une a Batman con
Robin: salva a todo el mundo, pero queda siempre solo. Que no te tome ese síndrome, porque a vos
y a mí nos gusta ayudar a todos, pero si no te controlas pagarás el precio que ello implica: quedar
sólo.

3) Los últimos: Los tiempos de Dios no son los mismos que los nuestros. El Señor te respeta tanto,
que para él no hay cristianos de primera o de segunda, para Dios somos sus hijos todos. Es por ello
que no te decaigas, búscalo a Dios en todo momento y volvé a él, no te desanimes en esta vida;
porque con Dios podés salir adelante siempre. ¡A seguir!

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