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El documento resume las lecturas del domingo 11 de octubre de 2020. Isaías describe un banquete al que todos los pueblos están invitados como imagen de la salvación. Pablo habla de vivir con austeridad y fe en Dios. El Evangelio presenta una parábola sobre un banquete al que todos están invitados pero se requiere vestirse adecuadamente para participar.
El documento resume las lecturas del domingo 11 de octubre de 2020. Isaías describe un banquete al que todos los pueblos están invitados como imagen de la salvación. Pablo habla de vivir con austeridad y fe en Dios. El Evangelio presenta una parábola sobre un banquete al que todos están invitados pero se requiere vestirse adecuadamente para participar.
El documento resume las lecturas del domingo 11 de octubre de 2020. Isaías describe un banquete al que todos los pueblos están invitados como imagen de la salvación. Pablo habla de vivir con austeridad y fe en Dios. El Evangelio presenta una parábola sobre un banquete al que todos están invitados pero se requiere vestirse adecuadamente para participar.
Con mucho gozo hemos atendido hoy la invitación de Jesús a participar de su banquete, en este XXVIII domingo del Tiempo Ordinario, en el que la Palabra nos hablará precisamente de ese banquete universal al que estamos invitados todos, para lo que debemos prepararnos bien previamente, con una sincera conversión. En las lecturas de hoy, el Reino es comparado una vez más con un Extraordinario banquete al que están invitados todos los pueblos de la tierra. Para Isaías, este festín es una celebración de victoria y de consuelo en la que se enjugarán las lágrimas de todos los rostros. También el evangelio proclama la invitación universal y la invitación a convertirse primero. Mientras llega ese día, recuerda san Pablo a los filipenses, hay que prepararse para vivir fiel a Dios bajo cualquier circunstancia. Comencemos esta gran fiesta dominical con mucha alegría. De pie, cantamos..
Monición a la Primera lectura (Isaías 25, 6-10a)
Con la imagen de un banquete, al que todos los pueblos serán invitados,
el profeta Isaías hoy describe la soñada salvación para un pueblo, que vive la amenaza de una total destrucción. Un mensaje similar escucharemos en el Evangelio de hoy.
Monición a la Segunda lectura (Filipenses 4, 12-14. 19-20)
En contraste con las demás lecturas de hoy, que hablan de banquetes, en este texto que escucharemos de San Pablo se habla de cierta austeridad y parece hombre de pocas exigencias en lo material.
Monición al Santo Evangelio (Mateo 22, 1-14)
La salvación es para todos; pero el Evangelio de San Mateo propone, al
final de la parábola de hoy, una importante enseñanza dirigida a los cristianos de su comunidad: la invitación al banquete del Reino exige un vestido de fiesta. Cantemos todos el aleluya. Oración de los fieles 1. Por el Papa Francisco, para que refleje siempre esa imagen del pastor que acompaña al pueblo en su camino hacia el banquete del Reino Celestial. Oremos. 2. Por nuestros gobernantes, para que, gobernando con sabiduría, busquen favorecer a los más desposeídos. Oremos. 3. Por los enfermos, para que se sientan también invitados al banquete y se vistan con ese traje de fiesta. Oremos. 4. Oremos por todas las vocaciones, para que el señor siga mandando obreros a su viña y puedan seguir trabajando por la construcción del reino de Dios. Oremos 5. Por nosotros, para que aprovechemos el tiempo para acercarnos más a Dios y poder de ese modo participar un día del banquete en el Reino de los Cielos. Oremos. Oración de Acción de Gracias Gracias te doy, Señor Dios Padre todopoderoso, por todos los beneficios que de ti recibo y porque has querido admitirme a la participación del sagrado Cuerpo y Sangre de tu Unigénito Hijo. Suplicándote, Padre clementísimo, que esta sagrada Comunión no sea para mi alma lazo ni ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; Gracias por permitirme esta oportunidad de presenciar tu palabra que me otorga vida y te pido que sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad y exterminio de todos mis carnales apetitos y aumento de caridad. Gracias por tu eterna bondad, paciencia y verdadera humildad y todas tus virtudes; Gracias porque tú con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida y gozo perdurable, dicha completa, y felicidad perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.