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FEBRERO 2022
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TEMAS:
2. EL PARENTESCO.
Concepto. Clases. Líneas. Grados. Efectos
4. EL MATRIMONIO.
Naturaleza. Tipos. Formalidades para su celebració n. Impedimentos. Efectos
personales. Celebració n del matrimonio.
5. LA SEPARACIÓN DE CUERPOS.
Concepto, causales, procedimientos y efectos. Conversió n.
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8. UNIONES CONVIVENCIALES.
Uniones de hecho. Unió n Concubinaria. Efectos personales y patrimoniales.
9. FILIACIÓN.
Por naturaleza: Matrimonial y no matrimonial – Emplazamiento y
desplazamiento.
Por pacto de progenitura: Matrimonial y no matrimonial – Emplazamiento y
desplazamiento.
Por adopció n: Matrimonial y no matrimonial – Emplazamiento y
desplazamiento.
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TEMA 1: LA FAMILIA Y EL DERECHO DE FAMILIA
A) CONCEPTO DE FAMILIA
Si bien es reconocida la importancia de la familia dentro de la sociedad resulta
complejo lograr una definició n de la misma que contemple los aportes de las diversas
ciencias que la estudian y los cambios a la que se ve sometida constantemente en
cuanto a su conformació n y organizació n.
La importancia de la familia queda de manifiesto en el texto constitucional
uruguayo, cuando declara en su artículo 40 que “la familia es la base de nuestra sociedad
y que el Estado velará por su estabilidad moral y material, para la mejor formación de los
hijos dentro de la sociedad.”
La familia siempre ha sido vista como una institució n fundamental de la sociedad,
debido a que desempeñ a mú ltiples papeles de primordial importancia, tanto con
relació n a sus miembros, como a la sociedad en su conjunto.
Como se ha expresado con acierto, la importancia de la contribució n de la familia
al orden social resulta má s visible cuando la Institució n funciona mal que cuando
funciona bien.
Lo cierto a nuestro entender es que no existe un ú nico e indiscutido concepto de
familia y ello en virtud de la multiplicidad de disciplinas que la estudian y la diná mica
de los cambios a la que la misma se ve sometida.
Lo que si se puede analizar son los lineamientos generales con relació n al rol de la
familia.
Segú n lo expuesto por Kaztman y Filgueira, es mú ltiple y fundamental el papel
que cumple en la socializació n de las nuevas generaciones, protecció n y apoyo a los
individuos cuando aú n carecen de instrumentos y recursos (materiales e inmateriales)
para desenvolverse en el mundo, formació n de identidades, desarrollo de la
personalidad y sustento emocional de los niñ os.
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a.1) Cambios en la estructura y el funcionamiento de la familia.
Datos estadísticos.
De estudios realizados en las ú ltimas décadas surge que ciertas transformaciones han
erosionado su papel integrador generando una cantidad de problemas de distinta
naturaleza. Hay factores culturales, econó micos y demográ ficos cuyo estudio facilita la
comprensió n de esos cambios.
Entre esos cambios, se señ alan el aumento de la proporció n de mujeres en el
mercado de trabajo, modificaciones en los patrones de constitució n, disolució n y
reconstrucció n familiar y otros factores culturales.
Si bien a principios del siglo XX, y desde antes, se observan mujeres actuando en
el mercado laboral, su nú mero era proporcionalmente mínimo en comparació n con el
desarrollo posterior. Es así, segú n informació n publicada en “Mujer y Estadísticas”, que
durante los primeros 60 añ os del siglo XX se multiplicó por diez la presencia de
mujeres en tareas reconocidas en el mercado de trabajo.
Esta situació n continuó creciendo y de 245.681 mujeres econó micamente activas
relevadas en el censo de 1963 pasaron a 588.111 en el realizado en 1996.
A diferencia de los hombres, la actividad laboral del sexo femenino está
relacionada con cambios en el estado civil. Las tasas de actividad má s elevadas se
registran en mujeres que son solteras, viudas, divorciadas o separadas.
En todo ello, tiene mucha incidencia el incremento de acceso de la mujer al sistema
educativo, especialmente en los niveles superiores.
En nuestro país, durante el añ o 1997, del porcentaje de egresados del tercer nivel
pú blico, 61.58% pertenecía al sexo femenino y 38.42% al masculino.
También se observan, como ya expresamos, cambios en los patrones de constitució n,
disolució n y reconstitució n familiar.
Si bien en nuestro país el divorcio fue recogido tempranamente en el
ordenamiento jurídico, en las primeras décadas del siglo pasado, los matrimonios
mayoritariamente se disolvían por fallecimiento de uno de sus integrantes.
Sin embargo, esta situació n fue variando y, dentro de una tendencia de largo
plazo, la disolució n de los matrimonios por fallecimiento viene cediendo lugar frente a
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la expansió n del divorcio o la separació n de hecho. Y debemos tener presente ademá s
que estos ú ltimos afectan a sectores de edad cada vez má s jó venes.
Evidentemente no tiene las mismas consecuencias para los hijos que el matrimonio de
sus padres se disuelva cuando estos ú ltimos son jó venes y ellos menores, a que se
disuelva cuando los hijos son adultos.
Como veremos, desde el punto de vista normativo, el divorcio se caracteriza no
solamente por su temprana recepció n en nuestro derecho sino ademá s por su ampliada
regulació n en el marco de un derecho de familia que en general no ha experimentado
grandes modificaciones.
Estas realidades sociales han tenido una fuerte repercusió n en el funcionamiento
de la familia, en la que se puede ver ademá s en la de clase media y alta una baja
natalidad, al contrario de lo que ocurre en las familias pobres.
Es una realidad que en nuestro país se ha reducido el tamañ o medio de los
hogares.
Grosman – Martinez Alcorta expresan que, como resultado de la menor
estabilidad conyugal, en el momento histó rico actual, se pueden observar distintas
formas familiares.
Ahora bien, a lo largo de la historia han existido diferentes modelos de familia.
Los cambios que histó ricamente han aparecido en la conformació n de la familia
se extienden desde su cará cter político en el antiguo derecho romano segú n señ ala
Bonfante, pasando por un concepto de familia como centro de poder en la Edad Media
hasta las distintas manifestaciones que en la actualidad observamos en el plano social.
Por otro lado, como señ alara Kaztman, el concepto de familia ha evolucionado
desde la familia empresarial que era al mismo tiempo un á mbito de consumo, de
procreació n y de producció n (en el que todos sus miembros trabajaban en la empresa
familiar), pasando por el de familia en la que existía una separació n clara entre el lugar
de trabajo y el de residencia de sus integrantes, con una distinció n entre el rol
masculino (el que trabaja y gana dinero) y el femenino (la que se encarga de las tareas
domésticas) hasta su fisonomía actual en la que tanto el hombre como la mujer trabajan
fuera del hogar.
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No obstante los cambios operados podemos encontrar ciertos rasgos comunes
que la distinguen de otras agrupaciones humanas.
Los grandes cambios que ocurrieron en los tipos de familia predominantes fueron
acompañ ados de problemas de desajuste y tensió n entre sociedad y familia. El caso de
la transformació n actual no parece ser una excepció n a la regla.
De los estudios empíricos realizados en América Latina se señ alan una serie de
efectos sobre niñ os, adolescentes y adultos.
Si bien muchos de estos cambios no tienen necesariamente efectos negativos, los
resultados de las investigaciones permiten apreciar una mayor precariedad de la
funció n socializadora de la familia; un desentendimiento creciente del hombre para con
sus responsabilidades paternas que se refleja, entre otros aspectos, en el crecimiento
de las tasas de hijos habidos fuera del matrimonio y de madres jó venes que no cuentan
con el respaldo de un esposo o un compañ ero; y un debilitamiento del “capital social”
de la familia.
Es notorio que la familia ha experimentado cambios y estos se asocian,
ló gicamente, a cambios globales.
En esta línea, Scherzer expresa que los orígenes de la crisis contemporá nea de la
familia hay que buscarlos en las transformaciones a las que permanentemente se ha
visto sometida en el cambiante contexto de las sociedades modernas.
Incluso algunos autores como Mazzinghi señ alan que las normas legales han
estimulado la crisis de la familia, posició n que Ramos y Rivero no comparten pues
usualmente las normas no generan los conflictos de familia, ya que éstos obedecen a
causas mucho má s profundas.
Ademá s de todos los factores analizados, Ramos y Rivero entienden que en la
actualidad podemos observar en la sociedad un verdadero ocaso del concepto DEBER y
ello repercute fuertemente en la familia.
Hace unas décadas a nivel social se alimentaba el principio de que frente a todo
derecho existía un correlativo deber. Sin embargo, en la actualidad se reconocen
derechos sin el correspondiente deber, en una sociedad hedonista como la actual
(hedonismo: considera el placer como el ú nico y supremo bien de
la existencia humana)
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B) DERECHO Y FAMILIA
Si lograr una definició n de familia es difícil, debemos aceptar que la relació n entre
los conceptos de familia y derecho no resulta una tarea sencilla.
Diez-Picazo sostiene que los juristas tienen el há bito de contemplar la familia
como institució n jurídica, formada por un complejo o entramado de relaciones, que
está n regidas por normas jurídicas. Por lo que, segú n este autor, para los juristas la
familia seria una realidad jurídica.
En esta línea, es familia aquello que el derecho acota como familia y por ende
aquello que él regula.
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Agustín Cisa señ ala que la familia en nuestro país se organiza en torno a unidades
de tipo nuclear, esto es, la integrada por padres e hijos.
Unidades de tipo nuclear quiere decir unidades relativamente pequeñ as o de
familia reducida (pareja e hijos), por oposició n a la familia extendida, en la cual
convivía má s de una generació n en el mismo nú cleo familiar.
En Uruguay predomina la familia de tipo nuclear. No obstante en los ú ltimos añ os
ésta comienza a experimentar transformaciones hacia otra clase de hogares.
Se señ ala en la publicació n “Mujer y Estadísticas” que la mayor longevidad de las
personas, el aumento de las disoluciones de uniones y la separació n temprana de los
hijos del hogar, lleva paulatinamente a la conformació n de otro tipo de hogares
nucleares como los formados por solamente la pareja sin hijos, que se encuentran en la
etapa de nido vacío, o los monoparentales en que ú nicamente uno de los có nyuges está
presente.
Es que la realidad social nos muestra que es má s adecuado en la actualidad
referirnos a tipos de familia que a la familia tipo.
La informació n del ú ltimo censo (añ o 1996) muestra que si bien la mayor parte
de los hogares siguen teniendo como eje a la pareja con o sin hijos, su peso dentro del
total de hogares se reduce y aumentan los hogares unipersonales.
Algunos autores entre los que se encuentra Diez-Picazo consideran que cuando
las leyes modernas refieren a familia no llegan má s allá de la llamada familia nuclear.
Otros, como Fanzolato, definen a la familia como una comunidad natural de
personas que se agrupan sobre la base de las relaciones intersexuales que genera la
convivencia matrimonial o de hecho y los vínculos de sangre o nexos bioló gicos.
Es decir que para este autor, la familia es una entidad prejurídica que no es
creada por el derecho.
Dentro de nuestro ordenamiento jurídico existen diversas disposiciones que
refieren a la familia y lo hacen adoptando los distintos criterios expuestos.
Pero la ley no define de modo general a la familia, sino que solamente puede
encontrarse alguna conceptualizació n específica, referida al uso y la habitació n, como
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en el artículo 545 del Có digo Civil y que responde a una realidad social de la época de
aprobació n del mismo.
Dicho de otro modo, no es posible encontrar un concepto legal de familia que sea
aplicable a los distintos aspectos en que es considerada por diferentes á mbitos del
derecho.
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monoparental femenino mientras que tan só lo 1 de cada 100 son monoparentales
masculinos,
Un sexto modelo de familia del que habla la doctrina es la pareja homosexual con
hijos bioló gicos no comunes o comunes adoptados.
En el modelo de familia tradicional la jefatura de la misma la desempeñ aba el
varó n. La realidad demuestra que ello ha variado.
De acuerdo a la Encuesta de Hogares la jefatura de familia presenta distintas
variantes. Con relació n a la jefatura femenina de los hogares encontramos que un tercio
de las mujeres que se declaran jefas viven en un hogar unipersonal; otro tercio en un
hogar monoparental y el resto se dividen entre hogares de tipo familia extensa.
En cuanto a la jefatura masculina encontramos que el cuarenta y tres por ciento de los
varones que se declaran jefe residen en hogares biparentales con hijos de ambos
miembros de la pareja, el veintitrés por ciento integran hogares nucleares sin hijos, el
seis por ciento en hogares nucleares sin hijos, el seis por ciento en hogares biparentales
con al menos un hijo de uno de los integrantes de la pareja. Por lo que siete de cada diez
varones que se declaran jefes conforman hogares nucleares. Los restantes integran
hogares unipersonales, familias extensas y otros tipos de hogares.
Como se puede observar de los datos extraídos, las jefaturas femeninas
predominan en los hogares unipersonales y en los hogares sin nú cleo conyugal,
mientras las jefaturas masculinas predominan ampliamente en los hogares
biparentales, las familias extensas y compuestas.
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Del texto se desprende la importancia que a la familia le reconoce la norma
constitucional, pero es de preguntarse si el constituyente se refiere a un determinado
tipo de familia.
No surge de la Constitució n qué tipo de familia es la que se considera base de
nuestra sociedad.
En efecto, la Constitució n
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