Mucho antes de que Jesús naciera, algunos de los profetas de
Dios le dijeron a la gente que Jesús vendría. Las palabras de los profetas están escritas en el Antiguo Testamento. Dos de los hombres que contaron sobre el nacimiento de Jesús fueron el profeta Isaías y el profeta Miqueas. Isaías el profeta vivió cientos de años antes de que Jesús naciera en la tierra. El primer mensaje sobre Jesús fue acerca de quién sería la madre de Jesús y quien sería Jesús.
Isaías dijo: "El Señor
mismo les dará una señal: la virgen concebirá, tendrá un hijo y lo llamará Emanuel".
Isaías dijo que Dios
elegiría a una mujer que aún no estuviera casada y ella sería la madre de Jesús.
Dijo también que uno de los nombres de Jesús sería: Emanuel,
que significa "Dios con nosotros". Algún tiempo después, Isaías volvió a hablar de Jesús. Él dijo: “Nos nacerá un niño, se nos dará un hijo a nosotros, y el gobierno estará sobre sus hombros. Se llamará maravilloso Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de paz. ¡Aún más nombres para Jesús! Todos estos nombres nos dicen quién es Jesús y las grandes cosas que haría. Jesús venía a la tierra para ayudar a las personas y protegerlas. Jesús sería un rey que se preocupa por su pueblo y traerá paz a todo el mundo.
El tercer mensaje de Isaías fue sobre la familia de Jesús
y Su poder. Isaías dijo que Jesús sería parte de la familia de Isaí. Isaí era el padre del rey David. Isaías dijo que el Espíritu de Dios estaría con Jesús y que Jesús sería sabio y fuerte. Jesús haría lo correcto y sería un gobernante justo. Finalmente, el profeta Miqueas contó dónde Jesús nacería. Miqueas dijo que Jesús nacería en un pueblo llamado Belén. Miqueas también dijo que Jesús gobernaría a Israel. Cientos de años después, todo lo que los profetas Isaías y Miqueas dijeron sobre Jesús se hizo realidad.
Conexión con Cristo: El plan de Dios para salvar a las
personas del pecado y la muerte no era un plan secreto. Dios usó a los profetas para dar esperanza a su pueblo. Dijeron que Dios enviaría un Mesías, nacido en el mundo como un bebé, para vivir la vida perfecta que la gente deja de vivir y morir la muerte culpable que merecemos.