CONSULTORA BIBLICA SINAI

Edificando vidas bajo los principios eternos de Dios

GUIA DE ESTUDIO

Semana 1 Lectura 1

EDITADO: Lic. Mgr. Milton Arancibia Aguilera

ESTUDIANTE: ___________________________

SANTA CRUZ – BOLIVIA

2021
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Resolución de Conflictos Matrimoniales

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en
palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar
todo el cuerpo… Porque donde hay celos y contención, allí
hay perturbación y toda obra perversa. Santiago 3:2 y 16

Introducción

A. Todos hemos ofendido a nuestra pareja con palabras, actitudes y

acciones negativas.
B. Quien se une en matrimonio tiene grandes expectativas y las
diferencias no tienen importancia, pero con el paso del tiempo
ocurre el desgaste de la relación y surge el conflicto.
C. La frase con la que terminan los cuentos: “Y fueron felices para
siempre” no es parte del mundo real. Los desacuerdos son parte
normal de la vida y se deben solucionar con el dialogo lo antes
posible.
D. El cántico para después de la boda debería ser: “¡a vencer !” La
pareja debe ir al matrimonio con una actitud de fe y coraje para
poder resolver sus conflictos.

I. Niveles de conflicto

Existen cinco niveles de conflicto:

A. Desacuerdo. Es normal no estar de acuerdo en algunas cosas.
B. Discusión. Cuando hay desacuerdo existe la necesidad de que cada
uno escuche el punto de vista del otro, Stg. 1:19.
C. Atolladero. Si no hay solución del asunto después de la discusión
llegamos a un tope, o sea, una dificultad insuperable.
D. Batalla. La discusión no resuelta puede convertirse en una batalla
donde cada uno trata de ganar al otro para su propia causa. Tengan
cuidado de evitar las palabras acaloradas, la crítica y la tendencia de
culpar al otro. El silencio o el resentimiento son peores en este
punto.

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E. Resolución. Si hay un verdadero deseo de desarrollar una

relación armoniosa la pareja buscará una solución que los
dos puedan aceptar, aun cuando cada uno tenga que ceder
en algo. Practiquen Efesios 5:21 para evitar una dictadura.
F. Armonía. La pareja busca de nuevo la unidad de espíritu y el acuerdo.
Hallan nuevas formas de pensar y tratar problemas, Ef. 4:2-3; Am. 3:3

II. Algunas razones por las que tendemos a desarrollar conflictos

A. Altas expectativas. Muchas veces esperamos demasiado de nuestro

compañero. Dios nos comprende aun en las flaquezas, Sal. 103:13-
14. Adán trato a Eva así, Gn. 3:12
B. La falta de comunicación. En nuestra prisa es fácil creer que el
compañero sabe lo que pensamos. El resultado es que en la discusión
explicamos bien lo que pensamos.
C. Malos entendidos. A veces interpretamos mal lo que el compañero
dice y a veces nos cuesta expresar lo que nosotros mismos
pensamos. Esto da lugar a la resistencia de nuestra pareja.
D. Egocentrismo. A veces insistimos en algo porque eso nos hace sentir
más cómodos. Cuando hay un desacuerdo nuestros planes de
comodidad son afectados y el conflicto empieza. Fil. 2:3-4
E. Diferencias de personalidades. Dios junta dos personalidades
diferentes en un matrimonio. Las mismas diferencias muchas veces
resultan ser punto de irritación y conflicto. Además hay diferencias
de trasfondos, experiencias e intereses.
F. Las asechanzas del enemigo. El enemigo de nuestras almas el diablo
es un enemigo real y un experto en colocar asechanzas, Ef. 6:11. Una
asechanza es un mecanismo para que la relación matrimonial no
funcione adecuadamente. El proceso comienza poco a poco: por una
mala comunicación, una reacción de enojo, un olvido, un descuido,
pequeñas irritaciones y discusiones, etc.

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III. Temas comunes de desacuerdo

A. El dinero.
1. ¿Cómo lo vamos a gastar?
2. ¿Por qué compraste tal y tal cosa?
3. ¿Debe la esposa trabajar fuera del hogar? Tito 2:5
4. ¿Qué cosas necesita el hogar? 1 Ti. 6:6-8
5. ¿Cuánto dinero debemos donar? 2 Co. 9:6-11
B. Los hijos.
1. ¿Cómo vamos a disciplinar a nuestros hijos?
2. ¿Quién es responsable de educar a los hijos? Ef. 6:4
3. ¿Qué vamos a permitir que hagan nuestros hijos?
C. Responsabilidad.

1. ¿A quién le toca hacer los diferentes trabajos de la casa? Ro.

12:10-13
2. ¿Quién es responsable de la vida espiritual de la casa? 1 Ts 5:11

IV. El respeto como base para la solución de conflictos.

A. Honrar es una decisión que tomo para atribuir a otra persona un alto
valor; un reconocimiento e importancia al visualizarla como un regalo
de grande estima; darle una posición de gran respeto en mi vida, Mt.
7:12

B. Respetar = Honrar= Valorizar. En hebreo significa “aumentar el

peso”, mientras que deshonrar es “disminuir el peso” (esto es,
tenerlo en poco).

C. Una ilustración: La tarjeta de crédito. Se le da honor si es recibida y

aceptada; es válida y legítima. Se le da deshonor si es rechazada y no
recibida; es inválida e ilegítima.

D. Maridos y esposas comprenden el sentido de valor de forma

diferente.

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1. Para los Maridos: El valor es encontrado en la

importancia de su propia vida. Su sentido de importancia
está en el compromiso y responsabilidad de un proyecto
o trabajo.

2. Para las Esposas: El valor es encontrado en la seguridad. Su

seguridad está en sentirse amada total e incondicionalmente sin
la necesidad de cambiar para alcanzar ese amor.

V. Sentimientos generados dentro de la pareja cuando hay conflicto

A. Durante el conflicto los maridos se sienten acusados injustamente,

ineptos y desagradables.

El piensa de este modo:

1. “Ella está siempre descontenta conmigo”
2. “En su visión, no consigo hacer nada bueno”
3. “Cuando me empeño en hacer algo muy especial para ella, todo lo
que ella hace es reclamar”
4. “Ella continúa infeliz, aunque yo gasto todo mi tiempo y energía
intentando agradarla”
5. “Desde su punto de vista soy simplemente un marido, padre,
cristiano y hombre inadecuado”.
B. Durante el conflicto las esposas no se sienten amadas ni cuidadas.

Ella piensa:
1. “El no me ama de verdad. El simplemente no piensa en mí”
2. “El es totalmente egoísta”. En la lista de sus prioridades estoy en
el último lugar”
3. “El invierte en su carrera, en los amigos, en el ministerio, en los
pasatiempos, en el deporte y todo lo demás, menos en mí”
4. “No significo nada para él. Si yo muriera mañana, su vida
continuaría igual, contrataría una empleada, niñera o cocinera”
5. “No importa cuánto yo me esfuerce, no consigo ganar su
atención”

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VI. Maneras en que los cónyuges se deshonran entre sí

A. La esposa puede faltarle el respeto a su marido al:

1. Negar su amor por él.
2. Rehusar el sexo usando eso como un arma de manipulación.
3. Actuar con violencia física.
4. Tener momentos de rabia.
5. Adulterar.
6. Ser autoritaria.
7. Criticarlo y reclamar constantemente.
8. Compararlo con otros hombres.
9. Hacer de él su dios.
10. Hacer de sus hijos su dios.
11. Retener perdón contra él (llevar cuenta de lo que me debe).

B. El marido puede deshonrar a su esposa al:

1. Negarle acceso a su corazón.
2. Violarla sexualmente antes del matrimonio.
3. Ser sexualmente insensible durante el matrimonio.
4. Adulterar.
5. Ser autoritario.
6. Criticarla constantemente.
7. Abusarla física y sexualmente.
8. Tener accesos de rabia.
9. Hacer de su profesión o ministerio su dios.
10. Negar abrazarla o demostrarle afecto físico.
11. Tener orgullo: nunca compartir una necesidad.

VII. Tácticas que aumentan los conflictos.

A. El silencio. Alguien en la pareja no habla ni quiere comunicarse.
B. El enojo. Este cambia la dinámica y hace la discusión más difícil.
C. Emociones reprimidas. Cuando se guarda todo en el corazón habrá
más daño tarde o temprano.

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D. El ataque. Atacamos al compañero en lugar de atacar al

problema.
E. Desviaciones. Introducimos otros asuntos no relacionados con el
punto que se está tratando, lo que complica la discusión.
F. Generalidades. Usar frases como “Tú siempre” o “Tú nunca”
G. Amenazas. No resultan en nada, ni producen comprensión.
H. Apuros. No hay tiempo para lograr soluciones sabias.
I. Ganar/Perder. Ese no debe ser el fin, sino aprovechar la
oportunidad para aumentar la comprensión mutua.
J. Otras tácticas: Escape, frialdad, malhumor, indiferencia,
justificación.
VIII. Maneras típicas de resolver los conflictos.
A. Ceder a lo que el otro dice.
B. Escapar. Existe paz pero no es saludable.
C. Arreglo en que cada uno cede un poco. Pero se quedan con las
reservas.
D. Ganar el argumento sin el consentimiento del compañero. Produce
resentimiento y fricción.
E. Una de las partes se retira de la discusión. No ofrece resoluciones, ni
paz.
F. Comprensión de las necesidades de cada uno para llegar a una
resolución. Esto sí honra a Dios, beneficia al hogar y bendice al
cónyuge.
IX. Ayudas para tratar sabiamente los conflictos.
A. Dale tiempo a tu cónyuge para exponer su punto de vista sin
interrumpirlo.
B. Préstale todo tu atención y trata de entender cómo se siente. Busca
discernimiento en cuanto a las verdaderas necesidades de tu esposo
(o esposa), ya que no comprender esas necesidades muchas veces es
causa de conflictos.

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C. Si sientes que se sube la temperatura (el enojo), pide tiempo

para retomar el control, y después sigan platicando.
D. Si el desacuerdo sigue, tomen tiempo para orar juntos o
separados, para buscar la sabiduría divina
E. No insistas en una conclusión rápida cuando no se requiera una
acción inmediata.
F. Cuando estés equivocado reconoce tu error, pero cuando tengas
razón, no lo enfatices.
G. Toma tiempo para analizar puntos a favor y en contra, y áreas de
acuerdo y desacuerdo, antes de tomar una decisión.
H. Buscar honrar y agradar a Dios en la discusión (Él está escuchando); y
sé fiel a su Palabra en lo que decidan hacer.
I. Debes ser generoso y amoroso con tu cónyuge durante todo el
tiempo del desacuerdo.
J. A veces, Dios permite el conflicto para ayudarnos a aprender
lecciones de perdón, mansedumbre y paciencia. Col. 3:12-14; Fil. 4:5
K. El conflicto nos puede enseñar cómo trabajar en equipo para llegar a
soluciones, y para no seguir actuando como personas
independientes.
L. Jesucristo convirtió el agua en vino en una fiesta de bodas (Jn 2:9-11).
Hay hogares que son aguados, insípidos, sin emoción, sin romance.
Tenemos que pedirle a Jesús que intervenga en nuestro matrimonio
para que sea mucho mejor. Es posible comenzar con el vino nuevo
del amor de Dios.
X. Cómo dar y recibir perdón.

A. Al percibir que tu cónyuge está lastimado(a), no te quedes

argumentando si él (ella) debería o no sentirse de esa forma. Haz dos
preguntas a Dios:

1. “¿De qué forma maldije la identidad de mi cónyuge?” (Tú eres…

Nunca haces…)
2. “¿Cómo lo he hecho sentir?”

B. Verifica cómo están los sentimientos de tu cónyuge.

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C. Convence a tu pareja

1. De que entiendes tu participación en cómo él/ella fue

herido.
2. De que quieres cuidarlo(a) y te preocupas que esté herido (a).
3. De que harás tus mejores esfuerzos para no herirlo de la misma
manera de nuevo.
D. Lo que se debe evitar al pedir perdón:

1. No te defiendas o intentes explicarte.

2. No te disculpes banalmente.
3. No ataques.
4. No digas: “No deberías sentirte así”.
5. No des consejos.
6. No reprendas.

E. Arrepiéntete y pide perdón a tu cónyuge por haberlo (la) lastimado.

1. Si hubo engaño, mentiras, infidelidad, abuso, falta de cuidado,

deshonra… perdona, Mt. 18:21ss

2. Si tuvimos relaciones sexuales con antes de casarnos debemos

perdonar y pedir perdón. (Muchos se han casado “fragmentados”,
con un pedazo de alguien más en su alma).

3. Esposo, pide perdón por no haber sido cabeza de tu hogar y por

no haber amado a tu esposa como te lo ordena el Señor (Ef 5:25).
Esposa, pide perdón si no has respetado y honrado a tu esposo (Ef
5:22, 33).

F. Bendice a tu pareja.