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Extensión Chone
Carrera:
Asignatura:
Deontología
Profesional
Tema:
Solidaridad profesional
Estudiante:
Docente:
Periodo:
2021
Introducción
SOLIDARIDAD. Es un término derivado del Derecho Romano, en el que la
“obligación solidaria” (in solidum) indicaba una obligación con pluralidad de sujetos pero
con identidad del objeto. Así, varios deudores o acreedores podían tener derecho a una
misma prestación pero sobreentendiéndose que cada uno respondía por todos “in
solidum.”
Solidaridad profesional
En la sociedad moderna las agrupaciones profesionales ya se han convertido en órganos
esenciales, que cada día se hacen más necesarios, exigiendo mayor autoridad
y autonomía para el desarrollo del bien común. (Recordemos lo expuesto en los
capítulos III y IV de la Primera parte). Pero la Profesión, (prestación de servicios o
producción de bienes) en tanto puede desempeñar la función orgánica que le ha
asignado la civilización moderna, en cuanto los profesionistas tienen conciencia de que
deben ser una institución disciplinada y organizada por el vínculo del deber, y sienten la
responsabilidad de ese deber (in solidum), hasta el punto de convertirlo en virtud.
A. SENTIDO INSTITUCIONAL. No es difícil entrever en la actividad profesional todo
un estilo de claridad, de serena seguridad, de cortés desenvoltura, de energía
generosa, conciencia iluminada, voluntad eficiente y honesta libertad que debe
cualificar y caracterizar el grupo constituido en organismo indispensable del
bienestar colectivo.
Desde el punto de vista institucional, la solidaridad requiere de todos los
miembros de una profesión esta unidad y organización, que es condición de eficiencia y
bienestar colectivo.
Para que esta solidaridad sea una realidad viva y operante en el cuerpo social,
es indispensable que entre los profesionistas haya unión, mutua ayuda, estatuto
jurídico, jerarquía de los bienes y servicios, responsabilidades y frutos. Para lo cual se
necesita que exista en forma permanente:
a) La suficiente personería civil que consagre los derechos de poseer, adquirir, y
actuar judicialmente ante los Tribunales en representación de los intereses
profesionales, ya sean comunes de la profesión, ya sean de cada uno de sus
miembros.
b) La posibilidad que tienen todos los sindicatos, de socorro mutuo, de retiro o
jubilación, de subvencionar cooperativas, de organizar servicios de compras en
común, de promover cursos profesionales de perfeccionamiento; siempre que
tales iniciativas no se vicien con el fin mercantilista de “realizar ganancias”.
c) La facilidad de cumplir con su misión social, que ya dijimos es orientadora,
educadora, organizadora y constructora del porvenir.
B) SENTIDO MORAL. La solidaridad comienza a ser genuina cuando está inspirada
por la ley moral de la caridad. La que procede exclusivamente del espíritu
corporativo, comienza a languidecer cuando reverdecen los motivos e intereses
personales. Si desciende de la presencia de un perjuicio o peligro común, se extingue
apenas cesa el perjuicio o el peligro. Si está ligada a factores emotivos, adquiere
automáticamente el carácter variable y efímero de esos factores.
La solidaridad debe cultivarse enérgicamente, como educación, especialmente desde la noble
eminencia de las cátedras universitarias, para que pueda luego vitalizarse con la virtud de la
caridad. La misma caridad necesita de otras virtudes que la sostengan en su pureza
moral: necesita suficiente generosidad y desprendimiento del corazón, para ser libre;
humildad, para ser nítida y resistente; prudencia, para no ser torpe; sencillez, para ser
accesible. (Gutiérrez Sáenz, 1993)
Conclusión
El profesionista que, al fin y al cabo, es el protagonista de la solidaridad como virtud, sabe
perfectamente que no se puede alimentar ni con la utilidad, ni con el bienestar, y menos aún
con el dominio o el terror. Resulta demasiado claro que ningún instrumento político o jurídico
puede garantizar la solidaridad. La única garantía de que dispone el género humano es la
virtud de la caridad, porque es la única que puede convertir la unión corporativa de la
solidaridad en concordia perdurable de las almas.
Bibliografía
Dukuen, J. y. (2016). Solidaridad, esquemas morales y dispoiciones políticas.
Gutiérrez Sáenz, R. (1993). Introducción a la Etica . México: Editorial Esfinge.