Está en la página 1de 116

E L drama L a Casa d e T é es una desta-

cada obra de Lao She. L a historia está


ubicada en la casa de té Y u tai en B ei­
jing y narra las peripecias del dueño y
de sus clientes, durante tres períodos de
la vieja sociedad de China. Se compone
de tres actos: i. L a derrota del M ovi­
miento Reform ista a fines de la dinas­
tía Q ing; 2. Las sucesivas guerras entre
los caudillos militares del N o rte; 3. La
corrupción bajo la dominación del Guo-
mindang después del triunfo de la G u e­
rra Antijaponesa. L a obra abarca cin­
cuenta años y muchos personajes, y con­
cierne a distintos aspectos de la socie­
dad. E l autor reúne a gente de todos
los círculos sociales en una casa de té
para reflejar los cambios sociales me­
diante el desarrollo de su vida personal.
Los personajes de la obra hablan un
lenguaje muy conciso pero fluido, pre­
ciso y vivo, con el cual el autor expresa
tanto su fisonomía como su mundo mo­
ral. A sí provoca una fuerte atracción
tanto para espectadores como lectores,
haciéndoles disfrutar plenamente de esta
pieza dramática.
Contiene una serie de fotos esceno­
gráficas.

D ibujos d e Y e Qianyu
CASA T
Drama en tres

E D IC IO N E S E N L E N G U A S E X T R A N JE R A S
B E IJIN G
Impreso en la República E D IC IO N E S E N L E N G U A S
Popular China E X T R A N JE R A S

Baiwanzhuang N .° 24
Beijing, China
PERSONAJES

WANG LIFA Al com enzar la obra, tiene poco más de


20 años. Ya es gerente de la casa de té Y utai, en v ir­
tud de la m u erte prem atura de su padre. Perspicaz,
un poco egoísta, pero no de m al corazón.
TANG EL ORACULO A lrededor de 30 años. Vive a
costa de sortilegios. Fum ador de opio.

SONG ER De unos 30 años. Cobarde y charlatán.


CHANG SI Más o menos 30 años. H onrado y robusto.
Buen amigo del anterior. Ambos son clientes asiduos
de la casa Yutai.
LI SAN Poco m ás de 30 años. Servidor de la casa Y u­
tai. Laborioso y de buen corazón.
ERDEZI A lrededor de 25 años. Custodia im perial.
MA WU Más de 30 años. Déspota local, a sueldo de los
m isioneros extranjeros.

LIU EL PICADO 30 años aproxim adam ente. Casam en­


tero, astuto y cruel.
KANG LIU De unos 40 años. Cam pesino pobre de las
afueras de Beijing.

HUANG EL CORPULENTO Cuarentón. Cabecilla de


canallas.

QIN ZHONGYI Al com enzar la obra tiene más de 26


años. Propietario de la casa de té que dirige W ang.
H om bre joven y rico. Después se convierte en un
capitalista de tendencia reform ista.

EL VIEJO 82 años. . Sin nadie que lo m antenga.

LA CAM PESINA A lrededor de 35 años. Cam pesina


m uy pobre que debe vender a su hija.
LA NIÑA 10 años. H ija de la anterior.
PANG EL EUNUCO 40 años. Enriquecido, desea to­
m ar esposa.
XIAO* NIU 16 años. S irviente de Pang el E u n u co .,

SONG ENZI A lrededor de 26 años. Agente secreto al


viejo estilo.
WU XIANGZI Com pañero de Song Enzi, de la m ism a
edad.
KANG SHUNZI En el prim er acto de la obra, 15 años.
Hija de Kang Liu, es vendida como esposa a Pang el
Eunuco.
WANG SHUFEN Cuarentona. Esposa de W ang Lifa.
Más im parcial que él.
POLICIA A lrededor de 25 años.
VENDEDOR DE DIARIOS 16 años.
KANG DALI 12 años. Hijo adoptivo de Pang el E unu­
co. Considera a K ang Shunzi como su verdadera
m adre.
LAO** LIN D esertor, de más de 30 años.

* “ X ÍA O ” : Tratamiento que se da en China previo al apellido, con el


significado de “ joven” .
* * “ LAO ” : Igual que lo anterior, significando “ viejo ” .
LAO CHEN 30 años. D esertor. H erm ano juram entado
del anterior. ' ,

CUI JIU FEN G 47 años. A ntiguo m iem bro del p a rla ­


m ento. H uésped del hostal adjunto a Y utai. Se entrega
al estudio canónico del budismo.

OFICIAL 30 años.

WANG DASHUAN A lrededor de 40 años. Hijo m ayor


de W ang Lifa. Honesto.

ZHOU XIUHUA 40 años. Esposa de W ang Dashuan.

WANG XIAOHUA 13 años. Hija del m atrim onio a n ­


terior.

DING BAO 17 años. C am arera de vida alegre. V alien­


te, perspicaz.

XIAO LIU,
EL PICADO 32 años. Hijo de Liu el Picado. Continúa
las actividades de su padre, tratando de increm entar­
las.

COBRADOR DE LOS GASTOS DE


ELECTRICIDAD 45 años.

XIAO TANG,
EL ORACULO 34 años., Hijo de Tang el Oráculo, con­
tin ú a la carrera de su padre soñando con ser un m aes­
tro celestial de la fe taoísta.

MAESTRO M ING 54 años. Cocinero renom brado.

ZOU FUYUAN 42 años. Célebre n arrad o r profesional


de baladas.
WEI FU X I 34 años. Com pañero de Zou Fuyuan. Al
principio, n arrador de baladas, después actor de la
. O pera de Beijing.
FANG LIU 43 años. A stuto c o m ercian te.de m ercade­
ría usada.
CHE DANGDANG A lrededor de 30 años. T raficante
de piezas de plata.
PANG SI 40 años. Esposa del cuarto sobrino de Pang
el Eunuco. M ujer fea y de carácter repulsivo, sueña
con ser em peratriz.
CHUNMEI 19 años. S irvienta de la anterior.
LAO YANG 34 años. V endedor am bulante.
XIAO ERDEZI 30 años. Hijo de Erdezi. M atón profe­
sional.
YU HOUZHAI 45 años. Profesor de W ang Xiaohua.
XIE YONGREN 38 años. Colega de Yu Houzhai.
XIAO SONG ENZI A lrededor de 30 años. Hijo de Song
Enzi. A gente secreto, como su padre.
XIAO WU XIANGZI En la tre in te n a de la edad. Hijo
de W u Xiangzi. Agente secreto, como su padre.
PEQUEÑO ESPIR ITU 19 años. C am arera galante.
DIRECTOR SHEN 40 años. Jefe de un departam ento
de la gendarm ería.
CLIENTES Todos hom bres.
UNO O DOS SERVIDORES
REFUGIADOS De ambos sexos y de todas edades.
TRES O CINCO SOLDADOS
ALGUNOS HUESPEDES DEL HOSTAL ADJUNTO A
YUTAI Todos hombres.

PATRULLA DEL ORDEN


CUATRO GENDARMES
YANG EL TONTO N arrador de shulaibao'*.

* Especie de balada folklórica cuyo metro básico es


A b A, A b A,
A b A b A b A.
" A ” representa la sílaba acentuada y “ b ” la no acentuada. E l número de
versos puede variar y el verso final puede ser alargado para ajustarse a las
palabras del cantante. L a última sílaba de cada verso debe rimar. El
shulaibao se recita con acompañamiento de un par de castañuelas de bambú.
ACTO I

E P O C A : Una mañana d e l comienzo d e l otoño de iSgS, d es­


pués d e la derrota del M ovim iento Reform ista encabezado
por K an g Y o u w e i y Liang Qicbao*.

LU GAR: B eijing, en la casa d e té Yutai.


«
SE LEVANTA EL T E L O N : Estas casas d e té ya no existen
en nuestros días. Vero hace algunos decenios se po día se­
guramente encontrar por lo menos una en cada distrito de
la ciudad d e B eijin g. A llí se servían, adem ás d e té, pasteles y
comidas simples. L os aficionados a los pájaros, después d e ha­
ber paseado sus zorzales y sus oropéndolas, iban allí a descan­
sar todos los días. Y a veces, con gusto, delan te de una taza de
té reconfortante, hacían cantar y jugar a sus aves. Los negocios
y las entrevistas d e los casamenteros se hacían también alre­
d ed o r de las mesas de té. Las peleas, entonces, eran h abi­
tuales. A cada pelea correspondía una m ediación; y ésta
también se realizaba allí. A sí se agrupaban a veces una
treintena y hasta una cincuentena 'de peleadores que un m e­
diador trataba d e apaciguar con su elocuencia. . . y todos
term inaban sentándose juntos. 'Tomando té y com iendo f i ­
deos con carne muy cocida — un alim ento barato, fácil de
preparar, servido únicamente en las grandes casas d e té —,
las dos partes se dejaban reconciliar. Y los contrincantes
d e la riña muchas veces se convertían en buenos amigos. Se
pone entonces en evidencia hasta qué punto las casas d e té
jugaban en el pasado un papel importante. . . E ra un lugar
do n de se p o d ía permanecer, con tiempo, sin tener necesaria­
mente algo que hacer.

* Promotores de la Reform a de 1898.


E n las casas de té circulaban a m enudo las historias más
extravagantes. Por ejem plo, se contaba que una araña gi­
gantesca, convertida en espíritu maligno, había sido golpea­
da por el rayo. Se enunciabán también las más peregrinas
ideas, entre otras, la d e construir a lo largo d e la costa d el
mar una gran m uralla para preven ir la invasión extranje­
ra. . . Se trasmitía la m ejor receta para preparar el opio o
la nueva m elodía que cierto actor d e la O pera de B eijin g
acababa d e crear. Otras veces se podía adm irar allí algún
objeto d e arte, muy raro — un colgante d e jad e para abanico o
una cajita para rapé en cerámica pintada — descubierto re­
cientemente. . . E n este caso, el papel d e las casas d e té
era particularm ente interesante: ocupaban el lugar d e cen­
tros d e intercambios culturales.
H enps aquí en una de esas casas, la casa d e té Y utai.
E l salón es muy alto y espacioso. E l m ostrador y el
horno están cerca de la entrada. N o se coloca el horno en
la escena si produce mucha m olestia; se puede hacer algún
ruido de aparatos d e cocina fuera d el escenario. L as mesas,
rectangulares o cuadradas, rodeadas d e bancos y de tabu­
retes, están dispuestas por todas partes para los clientes.
P or las ventanas se v e el patio trasero, cubierto d e esteras,
d o n d e también hay mesas. Eln el patio, como en el salón,
hay ganchos para colgar las jaulas de los pájaros. Sobre las
paredes se puede leer este aviso: “ N o hablar d e asuntos
de E sta d o ” .
D os clientes tararean, con los ojos entrecerrados, una
canción que acompañan con un ritmo d e la cabeza y las ma­
nos. Otros tres, están absorbidos por el espectáculo d e unos
grillos que pelean en una vasija. Song E n z i y W u Xiangzi,
con túnicas d e tela gris, conversan en voz baja. Por su solo
aspecto se reconoce en ellos a agentes d e l Yam en del Norte,
la autoridad d e seguridad d e aquel entonces.
Se inicia una riña. Parece que se disputa por una pa­
loma, y la disputa, que se está enconando, puede en cual­
quier momento degenerar en gresca y concluir en una v io ­
lenta refriega que costará seguramente la v id a d e algunos
hombres, pues los contrincantes a quienes se ha llam ado, ya
sean guardias d e l almacén im perial o custodias im periales,
son todos excelentes pugilistas. Por suerte los m ediadores
han intervenido antes de la llegada de los rivales en pugna.
Y las dos partes se encuentran ahora en la casa de té Y u ta i.
E n grupos d e dos o d e tres, los contrincantes, vestidos d e
túnicas cortas, entran en el salón con act tnd marcial y se
dirigen al patio trasero.
M a W u saborea su té en un rincón tum quilo.
W ang L ifa perm anece sentado detrás d e l mostrador.
E n tra T ang el Oráculo. Usa una túnica' larga muy su­
cia. A lgunos trozos de papel sobresalen d e sus orejas. C a­
m ina sobre el contrafuerte d e su calzado y arrastra los pies.

W A N G L IF A : ¿Por qué no v a a vagar un poco afuera, se­


ñor Tang?

T A N G E L O RA CU LO (con una risa crispada) ■. ¡H ágam e


el honor, señor patrón, de ofrecerme una taza de té! A cam ­
bio, usted será mi primer cliente. L e vo y a leer las líneas
de la mano. ¡P or nada! CToma enseguida la mano d e
W ang L ifa ) Estam os en el vigésimo cuarto año del reinado
del em perador G uangxu, año del Perro. Y usted ha naci­
do. . .

W A N G L I F A (retirando la m ano) : ¡B asta, basta! L e vo y a


d ar una taza de té pero termine con su juego. N o necesito
que se me diga la buenaventura. Puesto que somos todos
náufragos en este mundo, todos tenemos, naturalmente, el
mismo destino desgraciado. (D eja el m ostrador y ofrece un
lugar a Tang.) Por favor, siéntese y escúcheme. U sted no
podrá tener buena suerte si no renuncia a l opio. M e doy
cuenta sólo con verlo. Y créame, ¡m i predicción es más in­
falible que la suya! (Song E r y Chang Si entran llevando
sendas jaulas d e pájaros. W ang L ifa los saluda cordialm ente.
Cortés y elegante, Song E r sostiene una pequeña jaula don de
está encerrada una oropéndola mientras Chang Si, que tiene
el aire robusto e im ponente, lleva una gran jaula con un zor­
zal. L i San se apresura a servirles agua caliente en tazas con
tapa.t H an traído sus propias: hojas d e té. Cuando el té
está listo, se levantan y saludan a los clientes d e las mesas
vecinas)

SO N G E R ) ■■ , „ '
V : ¿Quieren probar nuestro te, señores? {Echan
C H A N G SI J
una m irada hacia el patio trasero)

SO N G E R : ¿Pasa algo todavía?

C H A N G S I: E s evidente que la pelea se evitó. Si no, ha­


brían salido de la du d ad . ¿Por qué se han juntado aquí?
(E rdezi, un matón, escucha estas palabras cuando en tra)

E R D E Z I (acercándose)-. ¿A quién está haciendo alusión?

C H A N G SI (sin intimidarse)-. ¿M e habla a mí? ¡Y o pago el


té que bebo; no tengo que rendir cuentas a nadie!

S O N G E R (m irando d e arriba abajo a E rd ezi, con desdén)'.


¡A h , señor! Usted es un custodia imperial, si no me equi­
voco. Siéntese, por favor. N os podemos entender, puesto
que somos hombres de mundo.

E R D E Z I: ¡Q ue yo sea em pleado o no, eso a usted no le im­


porta !

C H A N G S I: ¡H a ría mejor en ir a com batir a los extranjeros,


• si quiere hacerse el importante! ¡C uando las fuerzas anglo-
francesas quemaron nuestro Jard ín Yuanm ingyuan, yo no lo
vi lanzarse sobre ios invasores, y sin embargo a usted le paga
el E s ta d o !
E R D E Z I : ¡A ntes de hablar de los extranjeros, yo lo vo y a
hacer entrar en razón! (Levanta el p u ñ o ) (Los otros clientes
no prestan ninguna atención; solamente acude W ang L ifa )
W A N G L I F A : ¡Cálm ense, hermanos! Siempre se puede lle­
gar a un acuerdo, puesto que son hombres de mundo. Y
La casa de té Yutai (Acto I).
Erdezi busca pelea con el señor Chang SI (Acto I).

Qin Zhongyi se burla de Chang Si porque éste ha ofre­


cido dos tazones de fideos a una campesina muy pobre
que debe vender a su hija (Acto 1).
Pang el Eunuco desea comprar a Kang Shunzi como esposa Esta,
aturdida, se ha desmayado al ver a un tal fenómeno que será su
esposo (Acto I).
La soldadesca de los caudillos militares extorsionando a W ang Lifa (Acto II)
Liu el Picado actúa como casamentero para Lao Lin y Lao Chen (Acto II)
Xiao Liu, el Picado, Xiao Tang, el O ráculo y Ding Bao dis
cuten el plan para form ar un tru st (Acto III).
Q in Zhongyi, W ang Lifa y Chang Si cuentan sus peripecias (Acto III)
Los tres ancianos esparciendo monedas de papel (Acto III).
adem ás, en el fondo, somos todos amigos. Señor E rd ezi,
i haga el favo r de ir a descansar al patio!
(In diferente a su consejo, E rd e z i arroja bruscamente una, taza
d e té que se rom pe en el suelo. D espués, trata d e agarrarle
d e l cu ello )

C H A N G S I (esquivándolo con presteza): ¿A donde quieres


llegar? ,

E R D E Z I : ¿Crees que te tengo miedo porque no hice nada con­


tra los extranjeros?

M A W U (siem pre sentado)-. ¡Q u é importancia «se da usted


aquí, E rd ezi!

E R D E Z I {echando una m irada circular por el salón y a d v ir­


tiendo la presencia d e M a): ¡O h ! ¡E s usted, señor! ¡D i s ­
cúlpeme! ¡Y o no lo había v isto ! (Se acerca a M a y lo saluda
en form a tradicional.)

M A W U : Siempre pueden haber explicaciones. ¿Por qué irse


a las manos por tan poco?

E R D E Z I : Sí. Usted tiene razón. M e voy a descansar al p a ­


tio. ¡L i San, ponga eso en mi cuenta! (Sale al patio )

C H A N G SI (acercándose a M a y tom ándolo como testigo):


¡Júzguelo usted, señor!

M A W U (levan tándose): ¡T en go que hacer! ¡H asta la v ista!


(Sale.)
C H A N G SI (a W ang L ifa ): ¡E h ! ¡Q ué tipo raro!

W A N G L IF A : E s M a Wu. ¿N o lo conoce? ¡Con razón lo


ofen dió!
C H A N G S I: ¿Y o lo ofendí? ¿Y o ? i D ecididam ente, hoy no
tengo suerte!

W A N G L I F A (en voz baja): Usted cometió recién la indis­


creción de hablar de los extranjeros, eso es como nombrar la
cuerda en casa del ahorcado. ¿Acaso no sabe que él está a
sueldo de los extranjeros? E se individuo cree en su religión,
habla su lengua. Si él quiere, puede tratar directamente con
las autoridades de Beijing, y hasta ciertas altas personalida­
des no se atreven a contradecirlo.

C H A N G S I {volvien do a su lu g a r): IH um ! |Y o no puedo


. apreciar a los individuos que están a sueldo de los extran­
jeros !

W A N G L I F A (haciendo un gesto con la cabeza a Chang, en


dirección d e Song E n z i y d e W u Xiangzi)'. ¡Controle un
poco la lengua! (E n voz alta.) ¡O tra taza de té, L i San! (R e­
coge los pedazos d e la taza rota)

S O N G E R : ¿Cuánto cuesta esa taza? ¡S e la pago! ¡Los


hombres de mundo no deben conducirse como mujercitas!

W A N G L I F A : ¡N o hay apuro, se verá más tarde! (Se va.)


(E n tra L iu el Picado, seguido d e K an g Liu. L iu el Picado
saluda a Song E r y a Chang Si.)

L IU E L P IC A D O : ¡Buenos días, hoy vienen muy temprano,


señores! (Saca su caja d e rapé y ofrece tabaco.) ¿Quieren
probar, señores? ¡E s de producción inglesa, fino y puro!

C H A N G S I: ¡A h ! ¡H asta se importa rapé! ¡C uánta plata


fluye para fuera todos los añ o s!

L IU E L P IC A D O : Nuestro G ran Imperio Qing está cons­


truido sobre una montaña de plata y oro. ¡Sus recursos son
inagotables! ¡Excúsem e! ¡Tengo que hacer ahí!
(Busca un lugar para K an g Liu.)
(L i San les sirve té.)

L IU E L P IC A D O : ¡D ígam e si está de acuerdo con diez onzas


de plata! ¡D ígam elo sin vueltas! ¡Y o no tengo tiempo para
perder!

K A N G L IU : Señor Liu, ¿acaso una joven de quince años no


vale más que diez onzas?
JT l í E L P IC A D O : ¡Y o le dije que la vendiera a l b urdel!
Quizás hasta podría obtener una o dos onzas más. ¡P ero
usted no quiere!

K A N G L IU : ¡E s mi propia hija! ¿Cómo podría yo . . . ?

L IU E L P IC A D O : Sí, es su hija. Pero si usted no puede si­


quiera alim entarla, ¿de quién es la culpa?

K A N G L I U : Todo esto es porque nosotros, los campesinos,


¡y a no tenemos m anera de v iv ir! . . . ¡Sería una bestia si qui­
siera vender a mi hija teniendo aunque más no fuese, un
tazón de caldo por d ía ! f

L IU E L P I C A D O : Eso es asunto de la gente del campo, no


es mío. Pero puesto que usted me ha confiado el asunto, me
he encargado de pagarle convenientemente y d e encontrar un
lugar donde su hija pueda comer. ¿Q ué más quiere?

K A N G L IU : ¡Q u isiera saber a quién dará usted mi hija!

L IU E L P I C A D O : Apuesto a que usted estará en el colmo


de la alegría cuando sepa su nombre. ¡E s alguien que trabaja
en el Palacio Im perial!

K A N G L I U : ¿A lguien que trabaja en el Palacio Im perial?


¿Cómo puede querer una niña del campo?

L IU E L P I C A D O : ¿N o es una suerte extraordinaria para su


hija?

K A N G L IU : ¿Q uién es?

L IU E L P I C A D O : ¡E l adm inistrador general Pang! ¿O yó


hablar de él? D esd e hace mucho tiempo cuida a Su M ajes­
tad, la em peratriz viuda, de quien se ha convertido en su gran
favorito. Se dice que hasta su botella de vinagre es de ágata.

K A N G L I U : Señor Liu, ¿cómo podría ver de nuevo a mi


hija si la casara con un eunuco?

L IU E L P I C A D O : D e cualquier manera que sea, vendiendo


a su hija, ¿cómo la vería de nuevo? ¡U sted tiene el cerebro
totalmente confundido! Reflexione un poco, reflexione un
poco. U na vez casada su hija estará bien alim entada y ves­
tida de brocados. ¿N o es una suerte para ella? Entonces,
¿está acordado? ¡D ecíd ase de una vez!

K A N G L IU : D esde tiempo inmemorial, jamás . . . ¿M e


dará solamente diez onzas de plata?

L IU E L P IC A D O : ¡V a y a a buscar en todas las casas de su


pueblo y verá si puede reunir diez onzas! ¡E n el campo, en
la actualidad, se cambia un niño por cinco libras de harina!
Usted no lo ignora, sin duda.

K A N G L I U : Pero yo . . . yo. iAh! ¡Tengo que consultarlo


con mi hija!

L IU E L P IC A D O : ¡Sep a que más allá del pueblo no encon­


trará ninguna posad a! ¡L o lamentará si deja escapar la
ocasión! ¡V u elv a pronto!

K A N G L IU : ¡S í, vuelvo enseguida!

L IU E L P IC A D O : ¡Y o lo espero aquí!
(K ang L iu sale lentam ente.)

L IU E L P IC A D O (acercándose a Song E r y a Chang Si) : ¡A h !


¡E stos campesinos son terribles! ¡N unca hacen un negocio
sin rodeos!

SO N G E R : ¿Otro gran negocio?

L IU E L P IC A D O : N o será tan grande. Si marcha bien ga­


naré nada más que veinte taeles de plata.

C H A N G S I: ¿Q ué está pasando en el campo? ¿Cómo es


posible que se llegue a vender a los niños?

L IU E L P IC A D O : ¡Sólo D ios lo sabe! Pero es verdad lo


que se dice, que es mejor ser un perro en la ciudad de Beijing
que un hombre en el campo.

C H A N G S I: ¡Señor Liu, usted debe tener el corazón duro


para ocuparse de estos negocios!
L IU E L P IC A D O : Si yo no me ocupara de él, ¿dónde en­
contraría un com prador? (Para cambiar d e tema, saca un re ­
lo j d e su b o lsillo ) ¡M ire esto, señor Song!

S O N G E R (tomando el reloj)-. ¡Q u é hermoso reloj!

L IU E L P I C A D O : ¡Escuche qué dulce tic tac!

S O N G E R (escuchando)-. ¿Cuánto cuesta?

L IU E L P IC A D O : ¿Le gusta? Y bien, ¡se lo doy por cinco


onzas de p la ta ! M e lo podrá devolver cuando ya no lo quie­
ra. Y yo le devolveré entonces esa suma. ¡E s un reloj de
excelente calidad y apropiado para legarlo a la descendencia!

C H A N G S I: Y o pienso . . . pienso justamente en todo lo


que esto significa . . . ¡V ean cuántas cosas extranjeras hay
sobre cada uno de nosotros! Por ejemplo, usted, viejo Liu,
su reloj, su tabaco, su túnica, su chaleco, la tela de su pan­
talón, todo eso es extranjero . . .

L IU E L P IC A D O : ¡Pero también puede comprobar qué be­


llas son las cosas extranjeras! Y o no me impondría a nadie
si me vistiera como un patán, con ropa de tela rústica, de
producción artesanal.

C H A N G S I: Sin embargo, yo creo que con nuestro satén y


nuestra seda de Sichuan, uno está más elegante.

L IU E L P I C A D O : ¡Q uédese con el reloj, señor Song! ¡V erá


que se le respeta de una m anera muy especial si lleva en la
muñeca un reloj de marca extranjera! .

SO N G E R (le gusta el reloj pero lo encuentra muy caro) -.


Yo. . .

L IU E L P I C A D O : ¡U selo desde ahora, me lo pagará más


ta rd e!
{E n tra H uang el C orpulento)

H U A N G E L C O R P U L E N T O (está casi ciego a causa d e un


grave tracoma. Cuando entra saluda a los parroquianos
juntando las manos)-. ¡Buenos días, hermanos! ¡N o olvide­
mos que somos todos hermanos y que esta am istad debe
existir siempre!

W A N G L I F A : Se equivoca, señor, ILos que usted está bus­


cando, están en el patio!

H U A N G E L C O R P U L E N T O : ¡A h ! ¡E sto y confundido!
¡N o veo bien! Señor patrón, ¡prepárenos fideos con carne
cocida! ¡T an pronto como Huang el Corpulento esté allí, la
pelea será imposible! (Se dirige al patio.)

E R D E Z I (entrando y dirigiéndose a H uang): ¡V en ga pronto!


¡L a s dos partes se han encontrado!
(E rd ez i y Huang el Corpulento se apresuran hacia el p a tio )
(M ovim iento incesante d e los mozos que sirven té )
(Entra un viejo sosteniendo en la mano sus mercancías —
escarbadientes, peines, escarbaorejas, etc. Cam ina lentam ente,
con la cabeza baja, entre los bancos. A parentem ente nadie
quiere sus mercancías. Pretende dirigirse hacia el patio tra­
sero. Pero L i San lo detiene.)

LI SA N : Abuelo, ¿por qué no v a a vender sus mercancías


afuera? A hora en el patio, la gente se está reconciliando.
A hí no va a encontrar compradores. ( Y ofrece al viejo el
resto d e una taza de té )

S O N G E R (en voz baja, señalando hacia el patio): L i San,


¿de qué se trata exactamente? ¿C uál es el asunto que los
ha hecho reñir de esa forma?

L I S A N (en voz baja): O í decir que pelean por una paloma.


Parece que la paloma de la fam ilia de los Zhang voló a la
de los L i, y que ellos se niegan a devolverla a sus due­
ños. . . ¡E h ! ¡M ás vale no decir palabra! (A l viejo.) ¿Q ué
edad tiene usted, abuelo?

E L V I E J O (después de haber tomado un trago de té): ¡G r a ­


cias por su am abilidad! Tengo ochenta y dos años, y estoy
sin amparo. H oy en día un hombre v a le menos que una
paloma. ¡A y ! . . . (Sale lentam ente)
(E n tra Q in Zhongyi, vestido con gran refinam iento y resplan­
deciente d e a leg ría )

W A N G L I F A : ¡O h , usted, señor Q in ! ¿Cómo dedica su


valioso tiempo para visitar esta casa de té? ¿N i siquiera
vienen sus servidores con usted? -

Q IN Z H O N G Y I : ¡V engo a ver si a pesar de tu juventud lle­


vas bien este negocio!

W A N G L I F A : Aprendo el oficio practicándolo., ¡N o puedo


abandonarlo puesto que es mi sustento! ¡N o me queda otra
alternativa porque la muerte de mi padre ha sido tan prem a­
tura! Por suerte, mis clientes son todos amigos de mi padre.
Cierran los ojos a mis deficiencias . . . P ara vivir en este
mundo hay que tener amigos. A dem ás, continúo practicando
el método de mi padre: halagar el oído de mis clientes;
saludarlos cada vez que vienen, en fin, hacer todo lo posible
para agradarles. A sí es como puedo llevar el negocio sin
dem asiadas dificultades . . . ¡Siéntese, por favo r! ¡L e vo y
a ofrecer una taza de mi mejor té!

Q IN Z H O N G Y I : N o quiero tomar té ni asiento.

W A N G L I F A : A l menos quédese un momento. Su presencia


es un honor para mí.

Q IN Z H O N G Y I : ¡B ie n ! (Se sien ta) ¡Pero no es necesario


adularm e!

W A N G L I F A : ¡L i San, una taza del mejor té para el señor!


Señor Qin, ¿en su fam ilia todo bien? Y sus negocios, ¿m ar­
chan siempre como usted lo desea?

Q IN Z H O N G Y I : ¡N o , no tan bien!

W A N G L I F A : ¡E n todo caso usted que tiene tantas em­


presas, no puede temer nada! ¡Su dedo meñique sobrepasa
toda mi altura!
T A N G E L O R A C U L O (acercándose a ellos)-. ¡E l señor tiene
un rostro feliz! ¡M i señor! Usted tiene la frente ancha, la
cara redonda y el mentón cuadrado . . , ¡E s la figura de
un hombre muy importante! ¡Sin tener el poder del primer
ministro, usted debe ser rico como creso!
Q IN Z H O N G Y I : ¡A lé ja te ! ¡V ete! .
W A N G L I F A : Señor Tang, ahora que ya bebió su té, de­
bería ir a estirar las piernas. (E m puja suavem ente a Tang.)
T A N G E L O RACU LO : ¡E h ! (Sale con la cabeza b a ja )
Q IN Z H O N G Y I : Pequeño W ang, ¿no se debería aumentar
el alquiler de esta casa? ¡L a cantidad que tu padre me
pagaba antes no alcanza ni para pagar un té!
W A N G L I F A : ¡C laro que sí! Usted tiene razón, señor Qin.
¡U sted tiene toda la razón! Pero, ¿por qué se molestó vinien­
do usted mismo en persona? ¡U sted no tenía más que en­
viarm e a alguno de sus empleados! ¡ Y lo hubiera escuchado
tan bien como lo escucho a usted! ¡ Y el problema se habría
arreglado como usted lo entendiera m ejor! ¡S í, señor, lo
h aré!
Q IN Z H O N G Y I : ¡V e o que eres aún más astuto que tu pa­
dre! ¡H um ! ¡E sp e ra! ¡Tendrás que desalojar mi casa tarde
o temprano!
W A N G L IF A : ¡U sted bromea! Conozco la deferencia que
usted tiene conmigo. Jam ás podré creer que usted piense
hacerme vender té en la calle llevando hervidores en una
pértiga.
Q IN Z H O N G Y I : ¡Y a verás!
(Una campesina entra con una niña d e diez años aproxim ada­
mente. E sta lleva una paja en el p e lo * L i San, después de
haber tratado d e detenerlas, siente p iedad por ellas y fin a l­
m ente las deja pasar. A m bas se dirigen lentam ente hacia el

* En la' antigua China, la persona que se vendía debía llevar una paja
en el pelo que servía de señal.
fon do d e l salón. L os clientes, d e pronto, dejan de hablar y
reír y las miran en' silencio.)

N I Ñ A (deteniéndose en el centro d el salón): ¡ M am á, tengo


hambre! ¡Tengo hambre!
(La m ujer m ira a la niña con aire angustiado . . . Luego,
d e repente, le flaquean las piernas y se deja caer. Y com ien­
za a. sollozar cubriéndose el rostro.)

Q IN Z H O N G Y I (a W ang L ifa ): ¡H ágalas salir!

W ANG L IF A : ¡Salgan, por favo r! ¡N o pueden quedarse


aquí! *

C A M P E S I N A : ¡T engan la bondad, señores, de quedarse con


la niña! ¡Solam ente pido dos onzas de plata!

C H A N G S I: L i San, por favor, dé a cada una un tazón de


fideos. ¡ Y que vayan a comer afuera!

L I S A N : ¡B ueno! ¡Levántese! ¡Esperen en la puerta! ¡L e s


vo y a servir!

C A M P E S IN A (la campesina se levan ta secándose las lágrimas.


D espués se va sola, como si hubiera olvidado a su hija. Sin
embargo, después d e algunos pasos, se detiene, vu elve y
abraza a la niña con a rd o r): ¡M i querida! ¡M i tesoro!

W A N G L I F A : ¡A pú rese!
(La campesina y la niña salen. L i San las sigue con dos ta-
. zones.) .

W A N G L I F A (a C hang): ¡Señor Chang, usted es dem asiado


bueno dándoles de comer! E sta clase de situaciones es de­
masiado frecuente para que uno se ocupe de ellas. (A Q in
Zhongyi.) ¿N o tengo razón, señor Q in?

C H A N G SI (a Song E r ) : ¡E l G ran Imperio Q ing se acaba! -

Q IN Z H O N G Y I (im periosam ente): Que acabe o no, no d e ­


pende de ningún modo de la caridad de aquellos que se
dignan ofrecer un tazón de fideos a los pobres. T e digo
, francamente, pequeño W ang, ¡ tengo grandes deseos de volver
a tomar este local! ■ .

W A N G L IF A : ¡M il veces no, señor Q in!

Q IN 7 JT O N G Y T : TV: voy a desalojar de esta casa, y venderé


mis tierras en el campo y mis empresas de la ciudad . . .

W A N G L IF A : ¿Pero por qué?

Q IN Z H O N G Y I : ¡Reuniré mis capitales para instalar fábri­


cas!

W A N G L IF A : ¿Instalar fábricas?

Q IN Z H O N G Y I : ¡S í! ¡Instalaré fábricas gigantescas! ¡E s


la única manera de socorrer a los pobres, de detener la in­
vasión de productos extranjeros y en fin, de salvar al E stad o!
(Se dirige a W ang, pero m irando a Chang de re o jo ) ¿Pero
para qué te digo todo esto? ¡T ú no comprendes nada!

W A N G L I F A : ¿Usted v a a liquidar sus bienes en interés de


los otros? ¿N o se preocupa por sus propios intereses?

Q IN Z H O N G Y I : ¡N o comprendes nada! ¡E s el único ca­


mino para convertir a nuestro país en un país próspero y
poderoso! Bueno, me voy. ¡V eo que tu negocio marcha
bien! ¡P ero no te pases de listo conmigo! ¡E s necesario
aumentar el alquiler de esta casa!

W A N G L IF A : E spere que le llame un vehículo.

Q IN Z H O N G Y I : ¡N o vale la pena! ¡Prefiero estirar un poco


las piernas!
(W ang L ifa acompaña a Q in Zhongyi hacia la puerta)
(Entra Pang el Eunuco, sostenido por Xiao N iu. E ste lleva
en la mano la pipa de agua de su dueño.)

PAN G E L EUNU CO : ¡O h ! ¡E s usted, señor Qin!

Q IN Z H O N G Y I : ¿E stá usted un poco más tranquilo después


de estos últimos días?
P Á N G E L E U N U C O : ¡P or supuesto! Puesto que ia paz ha
retornado al país. Según la orden imperial, T an Sitong* ha
sido condenado a muerte. ¡Sep a que todos aquellos que tra­
tan de marchar fuera de las huellas trazadas por nuestros
antepasados, serán decapitados!

Q IN Z H O N G Y I : ¡L o sé desde hace mucho tiempo!


( E l salón ha quedado suspendido en el silencio. Los clientes
escuchan a los dos hombres, reteniendo el aliento.)

P A N G E L E U N U C O : ¡U sted es de una sagacidad adm ira­


ble, señor Q in! L a fortuna que usted ha hecho en tan poco
tiempo, lo prueba. *

Q IN Z H O N G Y I : ¡M i fortuna! ¡N i siquiera vale la pena


hablar de eso!

PAN G E L EUNU CO : ¡U sted .es demasiado modesto! ¡Su


nombre es conocido en toda la ciudad! Su poder sobrepasa
al de los funcionarios . . . E n efecto, he oído decir que
muchos ricos trataban de introducir reformas.

Q IN Z H O N G Y I : ¡U sted me halaga dem asiado! E n rigor,


yo no le llego ni hasta el tobillo! ¡J a ! i J a ! ¡J a !

P A N G E L E U N U C O : ¡B ien dicho! Pero me parece que e s ­


tamos haciendo como los ocho inmortales que atraviesan el
mar mostrando cada uno sus cualidades. ¡J a ! ¡J a ! ¡J a !

Q IN Z H O N G Y I : Excúsem e por tener que despedirme. ¡H a s­


ta la vista! (Sale.)

P A N G E L E U N U C O (hablando para si)-. Verdaderam ente


el mundo ha cambiado. D e otro modo, ¿cómo es posible que
un pequeño rico como él se atreva a mostrarse tan locuaz
conmigo? (A W ang Lifa.) ¿E stá Liu el Picado aquí?

W A N G L IF A : ¡D escanse un poco, señor adm inistrador g e ­


neral! '

* Uno de los promotores de la Reform a de 1898.


(L iu e l Picado, que ya había advertido la presencia d el eunu­
co, no lo había abordado para no interrum pir su conversación.)

L IU E L P IC A D O : ¡O h ! ¡Monseñor!! ¡Q ue D ios lo bendiga!


Lo espero desde hace un largo rato. (Se apura para sostener
al eunuco. A m bos se dirigen hacia el fon do d el salón)
(Song E n zi y W u Xiangzi, se acercan a saludar al eunuco, con
las manos unidas. E ste les cuchichea álgimas palabras.)
(D espués d e un momento de silencio, se renuevan las discu­
siones en el saló n )

C L IE N T E A : ¿Q uién es Tan Sitong?

C L I E N T E B : M e parece que escuché ese nombre en alguna


parte. Seguramente es un criminal. D e otro modo, ¿cómo
lo iban a condenar a muerte?

C L I E N T E C : ¡Y a hace tres meses que los funcionarios y los


intelectuales están tramando no se sabe qué! ¿Cómo podría­
mos nosotros saber algo de los entretelones de ese juego?

C L I E N T E D : ¡D ejem os esto! ¡E n todo caso, mi “ cultivo


de hierro” * está a salvo! ¡T anto T an Sitong como K an g
Y ou w ei pretendían apropiarse de nuestro dinero y obligarnos
a ganarnos la v id a ! ¡Q u é crueldad!

C L I E N T E C : ¡D e cualquier manera tenemos una vid a difícil


puesto que los de arriba retienen siempre más de la mitad de
nuestras subvenciones!

C L I E N T E D : ¡M ás vale poco que nada! . . . ¡M e m oriría de


hambre si tuviera que ganarme la vid a con el sudor de mi
frente! ¡E s mejor v iv ir miserable que morir honorable!
i C réanm e!

* En nuestros días se dice “ tazón de hierro” , expresión que se refiere a


los recursos estables y seguros. D urante-la dinastía Qing, una de las unida­
des de administración social y militar se llamaba Q i (la bandera). Los qi,
en su origen estaban integrados solamente por manchúes. En aquel entonces,
los miembros qi tenían derecho a una asignación regular y hereditaria que,
cubriendo aproximadamente sus gastos, los dispensaba de todo trabajo.
W A N G L I F A : ¡E v ite n hablar de asuntos de Estado, señores
clientes!
( E l silencio s e i instala d e inm ediato. D espués, rápidam ente,
cada cual retoma su conversación.)

P A N G E L E U N U C O (después de haberse sentado)-. ¿Cóm o?


¿Doscientas onzas de plata por una chica del campo?

L IU E L P IC A D O (siem pre d e pie)-. Sí, es una chica del cam ­


po, ¡pero eso no impide que sea extremadamente hermosa!
Cuando usted la adorne con joyas y suntuosos vestidos, y la
inicie en el buen vivir, ¡verá su belleza y su fidelidad! M e
puede creer. Cuando es algo para usted, ¡lo hago con más
devoción que si se tratara de mi propio padre!
(Retorna Tang el O ráculo.)

W A N G L IF A : ¿Por qué viene de nuevo, oráculo?

T A N G E L O RACU LO : L a calle está convulsionada. ¡N o


sé qué pasa!

P A N G E L E U N U C O : ¿Cómo no perseguir a los partidarios


de Tan Sitong? Pero quédate tranquilo, Tang, ¡nadie v a a
tocarte!

T A N G E L O R A C U L O : ¡E sta ría encantado si tuviera el ho­


nor de recibir de usted un poco del opio preparado! (T e ­
m iendo que aparezcan complicaciones, los clientes se van unos
tras otros.)

SO N G E R : Se hace tarde; vayam os nosotros también.

C H A N G S I: ¡B ien , partam os! ■


(D os honibres d e túnica gris — Song E n zi y W u Xiangzi — ,
se acercan.)

SO N G E N Z I: ¡U n momento, esperen!

C H A N G S I: ¿Q ué pasa?

S O N G E N Z I : ¿E s usted el que hace un rato dijo que el


Im perio Q ing se acabará?
C H A N G S I: Y o quiero a nuestro Imperio y tengo miedo de
, que acabe.

W U X I A N G Z I (a Song E r ) : ¿L o escuchó? ¿E s verdad lo


que está diciendo?,

S O N G E R : ¡H erm anos! Somos todos clientes de esta casa


de té. Y el patrón W atjg sabe que somos todos personas de
bien.
WU X IA N G Z I: ¡L e pregunto si lo ha escuchado!

SO N G E R : ¡Cálm ese, todo esto se puede aclarar! ¡P o r favor,


siéntese!
S O N G E N Z I : ¡S i usted no dice la verdad, será inculpado
como él! ¡E l hecho de haber dicho que el Im perio Q ing va
a terminar, prueba que es un partidario de Tan Sitong!

SO N G E R : Y o . . . yo lo o í . . . d i jo ...

S O N G E N Z I (a C han g): ¡V am o s!

C H A N G , S I: ¿A donde? ¡Prim ero me tiene que explicar!

S O N G E N Z I : ¿T e atreve's a resistir al arresto? ¡A q u í he ,


traíd o,la “ ley” ! (Saca una cadena d e su bolsillo.)

C H A N G S I: ¡Sep a que soy un qi!

WU X IA N G Z I: ¡U n qi traidor es más culpable aún! ¡P rén ­


dalo!
C H A N G S I: N o va le la pena. N o tengo la intención de huir.

SO N G E N Z I: ¡H uir, no; no te creo tan audaz! (A Song E r )


¡U sted también debe seguirme! ¡Q u ed ará en libertad en
cuanto diga la verdad!
(Entra H uang el Corpulento, acom pañado de un grupo d e
hombres que vienen d el patio.)

H U A N G E L C O R P U L E N T O : ¡Y a está! Las nubes se han


disipado. ¡N o he venido inútilmente!

SO N G E R : ¡Señor H uang! ¡Señor H u an g!


H U A N G E L C O R P U L E N T O (frotándose los ojos): ¿Q uién
es?
S O N G E R : ¡S o y yo, Song E r ! ¡Por favor, acérquese e in­
terceda por nosotros!

H U A N G E L C O R P U L E N T O (reconociéndolos)-. ¡A h ! ¡Son
ustedes., señor Song, señor W u! ¿Están tratando algún asun-
, to. oficial? ¡N o puedo molestarlos! ¡S ig an ! ¡S ig a n !

SO N G E R : ¡Señor Huang, haga el favor de interceder por


nosotros!

H U A N G E L C O R P U L E N T O : Y o sólo me ocupo de cues­


tiones que están fuera de la esfera del gobierno; me cuido
de intervenir en las cosas las que se ocupa el gobierno.
(A los presen tes) ¿E stá bien, verdad?

TO D O S: ¡Sí, está bien!


(Song E n zi y W u Xiangzi llevan afuera a Chang Si y a Song
: E r)
S O N G E R (a W ang L ifa ): ¡T en ga la gentileza de cuidar
nuestros pájaros!
W A N G L I F A : ¡N o se preocupe! ¡L os haré enviar a la casa
de ustedes!
(Chang Si, Song E r , Song E n z i y W u Xiangzi salen ju n to s)
(Tang el Oráculo dice a H uang que Pang el Eunuco está en
la sa la )

H U A N G E L C O R P U L E N T O (a Pang): ¡A h ! ¡E stá usted


aquí, Monseñor! ¡M e han dicho que se va a casar, y quiero,
entonces, felicitarlo desde ya!
PAN G E L EUN U CO : ¡E sp ere a beber el vino de mi boda!
H U A N G E L C O R P U L E N T O : ¡Q ué honor para mí! ¡S e
lo agradezco de todo corazón! (S a le)
(L a campesina, seguida por su hija, regresa con los tazones
vacíos. L os d eja sobre el m ostrador)
N IÑ A : ¡T o d a vía tengo hambre, mamá!
W A N G L IF Á : ¡E h ! ¡S alg an ! ¡N o tienen nada que hacer
aquí!

L A C A M P E S IN A : ¡Vam os, hijita!

N IÑ A : ¿ Y a no me vendes, m am á? ¿ Y a no me vendes?

L A C A M P E S IN A : ¡M i querida! . . . (Llorando, sale con


la niña.)
(E ntra K ang Liu , seguido d e K an g Shunzi. A m bos se d e ­
tienen en e l m ostrador.)

K A N G L IU : ¡H ija m ía! ¡Shunzi! ¡A h ! ¡N o soy digno de


ser hombre! ¡S o y una bestia! . . . ¿Pero qué otra cosa
puedo hacer? Si no puedes alimentarte, te vas a morir de
ham bre; y si yo no consigo algunas onzas de plata, ¡m i pro­
pietario me v a a matar a golpes! . . , ¡O h ! M i Shunzi,
¡acepta tu suerte! ¡Y perdóname! .

K A N G S H U N Z I: Y o . . . yo. . . (N o puede pronunciar


ninguna palabra.)

L IU E L P IC A D O (acercándose hacia los K a n g ): ¿Regresa­


ron? ¿Se pusieron de acuerdo? ¡Perfecto! ¡V en ga, peque­
ña! ¡V en ga a saludar a Monseñor, el adm inistrador general
Pang! ¡A rrod íllese!

K A N G S H U N Z I: Yo. . . (Está a punto d e desvanecerse.)

K A N G L IU (sosteniendo a su h ija ): ¡Shunzi! ¡Shunzi!

L IU E L P IC A D O : ¿Q ué le sucede?

K A N G L IU : ¡S e ha desm ayado, por el. hambre y la turba­


ción!. ¡Shunzi! ¡Shunzi! ¡H ija m ía!

PAN G E L EUNU CO : ¡Y o la quiero viva, no muerta!


(Silen cio )

C L I E N T E A (jugando al ajedrez con el cliente B ) : ¡ Jaque


m ate! ¡G an é!

(T elón.)
ACTO II

EPOCA: D iez años después. Y a murió Y u a n Shikai. Los


caudillos m ilitares chinos, a instigación d e los im perialistas,
establecieron regím enes separatistas por la fuerza. P or lo
tanto, el país estaba som etido a incesantes guerras civiles.
Una mañana d el comienzo d e l verano.

LU GAR: E l mismo que en el prim er acto.

S E L E V A N T A E L T E L O N : E n B eijing, las grandes casas de


té han cerrado una tras otra. Y u ta i es la única que ha p o d i­
do só brevivir gracias a las innovaciones que sus dueños se
esfuerzan en introducir, tanto en el arreglo como en el estilo
d e la casa. A h ora se sirve el té solam ente en el salón. E n
la parte posterior funcionan habitaciones para pensión. E n
e l salón se pueden hallar, adem ás d e té, sem illas d e sandía
y otros bocadillos. Sin em bargo, los fid eo s con carne cocida
ya son cosa d e l pasado. L a cocina, reinstalada en el interior,
está solam ente a disposición d e los pensionistas. Tam bién
se han reform ado los asientos para los clientes bebedores d e
té. E n lugar d e mesas y bancos, se han instalado me sitas
con claros m anteles verd es y rodeadas d e sillas d e m im bre.
L o s cuadros, que muestran belda des d e m oda — los carteles
d e publicidad d e cigarrillos, han sustituido a los frescos que
antes representaban a “ los ocho inmortales borrachos” . L a
estatua d el D io s d e la Riqueza ha desaparecido. L o único
que ha sido conservado es la advertencia “ N o hablar de
asuntos d e E s ta d o ” ; pero ahora, en tamaño mayor. E n la
actualidad, W ang L ifa es conocido como un hombre muy ca­
paz que ha sabido adaptarse a la época. N o solamente ha
preservado a Y u ta i sino que hasta le ha traído una cierta
prosperidad.
Para repintar la fachada se ha cerrado la casa durante algunos
dias. H oy se ocupan d e los arreglos necesarios para reabrir
mañana. W ang Shufen y L i San están ocupados en concluir
los arreglos d e l salón. M u even y rem ueven las mesas y sillas
buscando que queden perfectam ente. W ang Shufen está peina­
da a la moda, con un rodete redondo, en tanto que L i San
mantiene, su coleta.
A l salir d e la parte posterior y atravesar el salón, dos o tres
estudiantes, todos huéspedes d el hostal, saludan a W ang Shu­
fen y L i San.

W A N G SH U FEN (que encuentra desagradable la coleta de


L i) : ¿N o podría cortarse la coleta, señor L i? V ea usted, ¡si
hasta nuestro salón se ha reform ado I

L I S A N : ¡R eform ar! ¡R eform ar! ¡Parece que todo es más


frío con la reform a!

W A N G S H U F E N : ¡N o es verd ad ! Usted puede constatar


que las otras grandes casas de té, como D etai en X izhim en;
Guangtai en Beixinqiao, y T iantai frente al Pabellón del T am ­
bor, han cerrado todas. Solamente la nuestra continúa abier­
ta. ¿G racias a qué? ¡A l espíritu reform ador de nuestro
patrón, por supuesto!

L I S A N : ¡H um ! E l emperador ya no está, ¿no es esa una


gran reform a? Pero, con todas aquellas reformas, Y u an Shi-
kai aún quería ser emperador. Después de su muerte, ¡el
desorden completo! ¡H o y se cañoneaban y, m añana cerraban
las entradas de la ciudad! ¿Para qué sirven entonces las re­
form as? ¡H um ! M ás me vale retener mi coleta, por si acaso
retorna el emperador, después de las reformas.

W ANG SH U FEN : ¡N o sea tan terco, señor L i! Se nos ha


dado la república con la reform a; ¿cómo no seguir la corrien­
te? ¡M ire! Con nuestros esfuerzos, ¿no le hemos dado a
nuestra casa un aspecto más limpio, más agradable? ¿N o
sería un honor para nosotros recibir únicamente personas cul­
tas? Y en ese caso, ¿no cree que usted encontrará desagra­
dable su coleta?

L I S A N : Puede ser desagradable para usted, pero yo estoy


disgustado por otras cosas.

W AN G SH U FEN : ¿D e qué se disgusta? ¿P or qué?

L I S A N : ¿U sted no ve nada? A hora está el salón de té de­


lante y el hostal detrás. Pero no somos más que el patrón
y yo para mantener el orden y la limpieza, i N o se puede
estar al mismo tiempo en el horno y en el molino!

W A N G S H U F E N : Sí, él se ocupa de los asuntos de ad elan te;
en cuanto a los, de atrás, usted cuenta conmigo para darle
una mano.

L I S A N : Adm itam os que usted me ayude. ¡ Pero vea cual es


mi ritm o! C ad a día tengo, yo solo, una veintena de cuartos
para barrer y arreglar. Y sirvo la comida a más de veinte
pensionistas. A dem ás, debo preparar el té, llenar los termos,
hacer las compras, y enviar cartas para nuestros clientes. . .
¡Póngase en mi lugar, e imagínese!

W A N G SH U FEN : ¡Tiene razón, señor L i! Sin embargo, en


estos días convulsionados por la guerra, hay que agradecer
a D ios si uno tiene un trabajo. ¡Cualquiera que sea! ¡T odos
debemos tener la mayor paciencia!

LI SA N : ¡E sto me sobrepasa! ¡Tengo apenas cuatro o cinco


horas de descanso por día ! ¡U no no es de hierro!

W A N G S H U F E N : H oy en día nadie está cómodo. ¡Sea pa­


ciente ! M i hijo mayor D ashuan terminará pronto sus estu­
dios prim arios; el menor, también ha crecido. Tendremos
menos tareas cuando ellos puedan trabajar. Creo que puede
comprendernos, usted que es nuestro viejo amigo y nuestro
viejo colaborador. Usted estaba al servicio de Y u tai desde
que el antiguo patrón estaba todavía aquí, ¿verdad?
(W ang L ifa entra, con aire seguro de sí m ism o)
LI SAN : ¡S í; ya hace veinte años que estoy al servicio de uste­
des ! ¡ Pero ustedes nunca pensaron en aumentarme el sala rio !
¡Reform aron todo, menos mi salario!

W A N G L I F A : Lo que dice no es justo, señor L i. Si el


negocio marchara bien, ¿cómo no le aumentaría el salario? . . .
E n fin, mañana será la reapertura, dejemos de lado esta dis­
cusión, para que no nos traiga m ala suerte. A ll right?*

LI SAN : ¡Y o no trabajaré más si no se reajusta mí salario!


(.Llam an desde el interior: “ ¡L i San! ¡L i San!” )

W A N G L IF A : ¡E l señor Cui le llam a, vaya enseguida! Con­


tinuaremos la discusión en otro momento.

LI SAN : ¡H um !

W A N G S H U F E N : N o sé si cerrarán las puertas de la ciudad,


como ayer . . . ¡Señor L i, tenga la bondad de ir a comprar
verduras! E l patrón se ocupará de la casa durante su ausen­
cia. Si no' hay nada, por lo menos haga una provisión de
verduras saladas.
(D esde el interior, llam an nuevam ente: “ ¡ L i S a n !” )

LI SAN : ¡Q ué lindo! ¡M e tiran de los dos lados! ¡T en d ría


que cortarme en dos! (Sale, fu rioso )

W A N G L IF A : Bueno, mi vieja, él ya tiene edad, tendrías


que.

W A N G S H U F E N : Se queja toda la mañana. Y aunque no


se lo digo, creo que tiene razón. T e diré lo que pienso: nos
hacen falta nuevos brazos.

W A N G L I F A : ¿A caso se gana para pagar más em pleados?


¡A h ! ¡T e juro que no tendría una casa de té si pudiera ejer­
cer otro oficio!
(A lo lejos, se escuchan cañonazos)

* En inglés en el original, lo mismo que todas las expresiones en ese


idioma, a lo largo del texto.
W A N G L IF A : ¡Escucha, todavía se oyen cañonazos! Si sigues
con tus historias mañana no podremos abrir.

W A N G SH U FEN : ¡Estás diciendo cosas absurdas! ¿A caso


es culpa mía que arrojen cañonazos?

W A N G L IF A : ¡B asta de discusión! ¡M ejor te ocupas de tu


trabajo!

W A N G S H U F E N : Ciertamente, uno de estos días me voy a


morir. O por el cansancio o por los cañones.
(Se dirige lentam ente hacia el p a tio )

W A N G L I F A (un poco más suave): ¡N o tenías, mi v ie ja !


¡M uchas veces has escuchado el cañón, pero jamás nos ha
to cado ! ¡B eijin g es un lugar protegido por D io s!

W A N G S H U F E N : ¡Pero eso no impide que cada día me


muera de m iedo! ¡B ien! ¡V oy a buscar dinero para las
verduras que debe traer el señor L i! (Sale.)
(U na m ultitud d e refugiados, hombres, mu]eres y niños, tiende
la mano delante de la puerta.)

LO S R E F U G IA D O S : ¡C arid ad , señor patrón! ¡T enga pie­


dad de nosotros!

W A N G L IF A : ¡H oy no doy lim osna; mi casa todavía no está


ab ierta!

LO S R E F U G IA D O S : ¡Tenga piedad! ¡Somos refu giad os!

W A N G L IF A : ¡M e hacen perder tiempo! ¡N i yo mismo ten­


go con qué m antenerm e!
(Entra un agente de policía.)

A G E N T E D E P O L I C IA : ¡F u e ra ! ¡F u era! ¡R ápido!
(Los refugiados se dispersan )

W A N G L IF A : Señor, ¿es violento el combate?

A G E N T E D E P O L IC IA : ¡M u y violento! Imagínese, si no,


¿de donde vendrían estos refugiados? Tengo una orden del
organismo superior: debe preparar, antes del mediodía,
cuarenta kilos dé tortillas. ¡P a ra que puedan salir de la ciu­
dad a luchar, los soldados tienen que tener algo que comer!

W A N G L IF A : ¡E so es razonable! Pero sabe que ahora so­


lamente me ocupo de la comida de los pensionistas. M i
casa de té no vende ninguna comida y usted ve que aún no
está abierta. N o puedo preparar tortillas, ni siquiera una
libra.

A G E N T E D E P O L IC IA : ¡U sted tiene su excusa! ¡Y o ten­


go mis órdenes! ¡H aga lo que quiera! (H ace intento de
salir.)

W A N G L I F A : ¡E sp e re un poco, por favo r! E n verdad mi


casa está cerrada todavía. Seguramente lo molestaré cuando
esté a b ie rta .. . Por favor acepte esto para comprar hojas de
té. . , (Le tiende un billete d e ba n co ) Cuento con su am a­
bilidad para que interceda a mi favor, y le agradezco de todo
corazón.

A G E N T E D E P O L IC IA (tomando el billete)-. ¡H aré lo po­


sible; pero no puedo prometerle nada!
(D e tres a cinco soldados, con uniform es andrajosos y fusiles
al hombro, irrum pen en el salón)

A G E N T E D E P O L IC IA : Señores soldados, estoy controlan­


do la documentación de residencia. ¡E sta casa todavía no
está abierta!

UN SO LD A D O : ¡C aram ba!

A G E N T E D E P O L IC IA : Señor patrón, ¿quiere ofrecerles


algo para que tomen el té en otra parte?

W A N G L I F A : ¡D iscúlpenm e, señores soldados! L a casa de


té no ha abierto todavía. Si no, ¡ustedes serían bienvenidos!
(Entrega algunos billetes al agente d e policía.)

A G E N T E D E P O L IC IA (distribuyendo los billetes a los solda­


dos): ¡Excúsenlo, señores soldados! ¡H oy no hay manera
de recibirlos!
UN SO LD AD O : ¡C aram ba! ¡Billetes! ¡E so no tiene ningún
valo r! ¡D énos algunas piezas de plata!

W A N G L IF A : ¡P o r D ios! ¿D ón de podría encontrar yo pie­


zas de plata?

UN SO LD AD O : ¡A l diablo! ¡Corrijam os a este pillo!

A G E N T E D E P O L IC IA (a W ang L ifa ) : ¡Pronto! ¡Un poco


m ás!

W A N G L I F A (buscando en sus bolsillos)-. ¡Señores soldados,


ustedes pueden quemar mi casa si me encuentran un solo
billete más! (T ien de algunos billetes a los soldados.)

UN SO LD AD O : ¡Por D ios! (G u arda los billetes en el b o l­


sillo, y al pasar, se apodera de dos manteles nuevos.)

A G E N T E D E P O L IC IA : ¡Y bien, le he evitado un gran


desastre! ¡S i no fuera por mí le hubieran roto tcdo; hasta
la última taza de té!

W A N G L IF A : ¡N o olvidaré jamás su bondad!

I A G E N T E D E P O L I C IA : Por mi bondad, ¿no merezco a l­


guna otra recompensa?

W A N G L I F A : ¡S í, tiene razón! ¡D ebía haberlo pensado!


Pero puede registrarm e; no tengo ni una sapeca más. (L e v a n ­
tando su chaqueta.) ¡R egístrem e! ¡R egístrem e!

A G E N T E D E P O L I C IA : Por hoy, gana usted. ¡V erem os


mañana! ¡Quién sabe si habrá lluvia o viento! (Sale.)

W A N G L I F A : ¡H a sta la vista! (M ientras m ira alejarse al


policía, patalea d e rabia.) ¡M ierd a! ¡Com bate, combate, to ­
dos los días hay combate! ¡Por qué quisiera saber, por qué!
(Entra Tang el Oráculo. A pesar d e estar sucio y delgado
como d e costumbre, lleva una túnica de seda.)
T A N G E L O RACU LO : ¡M is felicitaciones, señor .patrón!
W A N G L I F A (todavía en o ja d o ): i O h! ¡Señor Tang, es usted!
¡Y a no le voy a ofrecer té gratuito! (D espués, exam inando
al recién llegado, esboza una sonrisa to rp e) ¡Pero veo que
ha m ejorado! ¡H elo aquí vestido de seda!

T A N G E L O RACU LO : M is asuntos marchan mejor. ¡D ebo


agradecer a esta época!

'W A N G L I F A : ¿M erece el agradecimiento esta época? ¡Q ué


gracioso!

T A N G E L O RACU LO : ¡M ientras peor es la época, mejor


van mis negocios! ¡E n estos días de caos, se cree ante todo
en el destino! Si se vive o si se muere . . . se piensa que es
la fatalidad. Por eso a la gente le gusta hacerse decir la
buenaventura. . . ¿N o me cree?

W A N G L IF A : ¡Y e s ! E s una manera de observar las cosas.

T A N G E L O R A C U L O : M e dijeron que había abierto un


hostal en su patio. ¿M e puede alquilar una habitación?

W A N G L I F A : Señor Tang, me temo que haya algún incon­


veniente a causa de su costumbre. . .

T A N G E L O RACU LO : ¡Pero ya no fumo opio!

W A N G L IF A : ¿D e verdad? ¡B ien, entonces va a hacer for­


tuna !

T A N G E L O R A C U L O : Actualm ente fumo heroína. (Señala


una publicidad d e tabaco que hay en la p a r e d ) ¡E l cigarrillo
H adem ent es largo y suave! (Saca uno para hacer una d e ­
mostración.) V ea, si se golpea uno de sus extremos contra un
objeto duro, se hace un agujerito. Entonces, ¡allí se coloca
la heroína! . . . E n casa tengo heroína de Japón, cigarrillos
de G ran Bretaña. . . ¡D o s grandes potencias que están a mi
servicio! ¿N o es un gran honor para mí?

W A N G L I F A : ¡Sí, usted tiene honor y felicidad! ¡Pero, por


el momento, mi hostal está com pleto! ¡Cuando tenga cuar­
tos libres, le voy a reservar uno!
T A N G E L O R A C U L O : Y a veo que usted me mira desde
arriba. ¿Q uizás teme que no le pueda pagar mi alojam iento?

W A N G L IF A : ¡D e ningún m odo! INo soy persona de despre­


ciar a nadie, cualquiera que sea; somos todos humanos! - ¡L e
digo la verdad!

T A N G E L O RACU LO : ¡Su lengua es más dulce que la m ía!


¡ ,
: W A N G L I F A : Usted sabe que no solamente hablo sino tam ­
bién soy leal y generoso. L o ha constatado muchas veces.
E n estos últimos diez años, ¿cuántas veces le he servido el
té gratis? ¡D ebe recordar el total! Y ahora #que sus nego­
cios van bien, ¿me va a pagar?

T A N G E L O R A C U L O : L e pagaré uno de estos días. D e


cualquier form a es una suma irrisoria. (Se retira, in cóm odo)
( E l ven d ed o r de diarios: “ ¡L e a n ! ¡L e a n ! ¡L a s últim as
noticias d e la batalla de C hangxindian! ¡L a batalla de Chang-
xindian !” M ientras grita, el ven d ed o r asoma la cabeza en el
interior d e l saló n )

V E N D E D O R D E D IA R I O S : ¡L e a , señor patrón! ¡L e a las


noticias de la batalla de Changxindian!

W A N G L IF A : ¿H ay noticias que no se relacionen con las ba­


tallas?

V E N D E D O R D E D IA R IO S : ¡Q uizás! IV ea usted mismo!

W A N G L IF A : ¡N o ! ¡V ete! ¡Y o no leo eso!


V E N D E D O R D E D IA R I O S : ¡Aunque usted lea o no lea los
diarios, las batallas continúan! (A Tang el O rácu lo) ¡Sea
bueno, señor!
T A N G E L O R A C U L O (señalando a W ang L ifa ) : ¡N o soy
como él! ¡Y o me intereso por los asuntos del E sta d o !
(Torna un diario y se v a sin pagar.)
( E l ven dedor d e diarios corre persiguiendo a T ang el O rácu lo )
W A N G L I F A (hablando consigo m ism o): ¡ C hangxindian!
¡C h an gxind ian! ¡E s muy cerca! (Llam ando.) ¡Señor L i!
¡A pú rese a comprar las verduras! ¡N o encontrará nada cuan­
do cierren las puertas de la ciudad! ¡E h ! (Como nadie le
responde, se precipita furioso al p atio )
(E n tra Chang Si, lleva n d o en la mano dos pollos y nabos en
salm uera)

C H A N G S I: ¡Señor patrón!
(W ang L ifa regresa)

W A N G U F A : ¿Q uién es? ¡A h ! ¡E s usted, señor Chang!


¿Q ué hace por aquí?

C H A N G S I: ¡V endo verduras! ¡A hora vivo de mi trabajo!


¡H oy reina el tumulto en los suburbios! N o encontré ver­
duras por ninguna parte y es gracias a un gran esfuerzo que
conseguí estos pollos y estas pocas libras de nabos en salmuera.
Como supe que su casa abrirá mañana, se los traje. Pensé
que esto podría serle útil.

W A N G L I F A : ¡S í, muy ú til! ¡L e agradezco mucho! ¡Ju sta­


mente me estaba preocupando por la falta de verduras!

C H A N G SI (dejando errar la m irada por el salón ): ¡Form i­


dable! ¡Perfecto! ¡Q ué bien arregló todo esto! Todas las
casas importantes de té han cerrado. Solamente la suya
marcha, y cada vez mejor. E s porque usted es un hombre
capaz y sabe adaptarse a la época.

W A N G L IF A : ¡G racias por sus elogios! ¡Se hace lo que se


puede! ¡Pero me preocupa ver al país en tal desorden!

C H A N G S I: E n el momento actual, las personas como yo no


pueden pensar más en venir a una casa tan importante.
(Entra Song E r. A unque pobrem ente vestido, todavía tiene
su jaula de pájaros.)

S O N G E R : ¡Señor patrón! ¡Com o supe que su casa abre


mañana, vengo a desearle buena suerte! {V iendo a Chang S i)
¡V ay a ! ¡E res tú! ¡Señor Chang, viejo amigo mío, no te
imaginas cuánto pienso en ti!
C H A N G S I: ¿Cóm o estás, hermano mío?

W A N G L I F A : . ¡P or favor, siéntense!

S O N G E R : ¿Señor patrón, va todo bien por su casa? ¿U sted,


la señora, sus jóvenes hijos, en fin, sus asuntos?

W A N G L I F A : ¡S í, todo va bien! ¡G racias a D ios! (T om an ­


do los pollos y las verduras.) ¿Cuánto es, señor Chang?

C H A N G S I: ¡L o que usted quiera!

W A N G L IF A : ¡Bien, les voy a servir té!


(Sale, llevando los pollos y las verduras.)

SO N G E R : ¿Cóm o va eso, hermano Chang?

C H A N G S I: ¡V endo verduras! D esde que el “ cultivo de


hierro” no existe más me veo reducido a trabajar con las
manos. ¿ Y tú, marcha todo bien en tu casa?

SO N G E R : ¿Y o ? ¡A h ! ¡Q u é decirte! ¡Tengo ganas de


llo ra r! ¡M ira cómo estoy! ¿Parezco un hombre?

C H A N G S I: ¿N o puedes encontrar un oficio, tú que sabes


escribir y calcular?

S O N G E R : ¡A h ! ¡B ien hubiera querido trabajar, para no


pasar ham bre! ¿Pero quién quiere recibir a un qi? . . . E l
Im perio Q ing no era bueno. ¡Pero con la República, paso
ham bre!
(E n tra W ang L ifa con una tetera )

W A N G L I F A (sale con la tetera. T ien d e unos billetes a C h a n g ):


L e doy esta cantidad pero no sé si corresponde a lo que usted
gastó.

C H A N G SI (guardando los billetes sin contarlos): ¡E so no es


nada!

W A N G L I F A (señalando la jaula con el d e d o ) : ¿E s siempre


la oropéndola? ¿Cómo canta?
S O N G E R : ¡S í, la oropéndola! ¡Y o prefiero quedarme sin
comer antes que hacerle pasar hambre! (Se repone un poco.)
¡M iren! (L eva n ta la cubierta d e la jaula.)' ¡Q ué linda es!
¡C uando la veo no quiero morir!

W A N G L I F A : ¡L e prohíbo hablar de la muerte, señor Song!


¡ V erá que llegará un día en que la fortuna le v a a sonreír!

C H A N G S I: ¡Vam os, viejo, vamos a beber una copa! ¡E l


vino ahogará tus pesares! ¡Excúsem e por no invitarlo, señor
patrón! ¡M i bolsillo no me lo perm ite!

W A N G L I F A : ¡Excúsem e por no poder acompañarlos! (Chang


Si y Song E r se van, al mismo tiem po que entran Song E n zi
y W u Xiangzi. Usan, como siem pre, túnicas d e tela gris, pero
con mangas ajustadas, y chaquetas negras.)
S O N G E R {reconociéndolos y saludándolos con las manos jun­
tas) : ¡Ustedes, señores!
(W ang L ifa , que parece contagiado por la solicitud d e Song
E r, los saluda d e l mismo modo. Song E n z i y W u Xiangzi
se sorprenden frente a esta vieja costumbre d e saludar.)
SO N G E N Z I: ¿Q ué significa esto? Vivim os en una república
hace varios años; ¿por qué nos saludan todavía de esa form a?
¿N o se pueden inclinar?
S O N G E R : Sus túnicas de tela gris me recordaron el Imperio
Qing. ¡N o pude evitar saludarlos así!
W A N G L I F A : ¡A mí tam bién! Y además me parece que in­
clinarse es menos solemne que saludar con las manos juntas.
W U X IA N G Z I: ¡J a ! ¡J a ! ¡J a ! Usted ha perdido su “ cultivo
de hierro” , señor Song, pero nuestras túnicas grises se han
convertido en “ cultivos de hierro” . ¡J a ! ¡Ja ! (A d v ir­
tiendo la presencia d e Chang Si.) E s el señor Chang, si no
me equivoco.
C H A N G S I: ¡S í, usted tiene buena vista! E n 1898, yo dije
en esta casa que el Imperio Qing se acabaría. Por eso, uste­
des me arrestaron. ¡E stu ve preso un año entero!
SO N G E N Z I: ¡T ien e buena memoria! ¿ Y cómo está ahora?

C H A N G S I: ¡B ien, gracias a D io s ! Cuando salí de la pri­


sión, en 1900, fue cuando se encarnizaron para sostener el Im ­
perio Qing y resistir a la agresión extranjera. Entré en la
Y ihetuan*, y luché en muchos campos de batalla. Finalm ente
el Imperio Q ing fue derrumbado. ¡Bien que lo m erecía! D ebo
hablar imparcialmente, aunque soy un qi. Ahora, me levanto
todos los días a las cinco de la mañana. Y vo y a las afueras
para conseguir dos canastos de legumbres que traigo a la ciu­
dad en una pértiga. Generalm ente termino la venta a las
diez. . . ¡V ivien d o así, con el sudor de la frente, siento que
me ha vuelto el v ig o r! ¡ Y estoy dispuesto a volver al frente
si los extranjeros se atreven a atacarnos otra vez! A sí es, soy
un qi. ¡Pero un qi es también un chino! ¿ Y ustedes, qué
tal?

W U X I A N G Z I : Uno se conforma viviendo al día. Hemos


servido al em perador cuando todavía estaba aquí; después
hemos servido al Presidente Y u an S h ik ai; y ahora, ¿qué hay
que decir, Song E n zi?

SO N G E N Z I: ¡ Estam os al servicio de todos los que nos den


de comer!

C H A N G S I: ¡C ó m o! ¿ Y si los invasores extranjeros les die-


• ran de comer?

SO N G E R : ¡V am os, señor Chang!

W U X IA N G Z I: ¡Sepa, señor Chang Si, que todos aquellos


para los que servimos están sostenidos por los extranjeros!
¿U sted cree que se puede pelear sin armas extranjeras?

SO N G E R : ¡U sted tiene razón! ¡Vámonos, hermano Chang!

C H A N G S I: ¡H asta la vista! ¡Les deseo un enriquecimiento


veloz y una rápida prom oción! (Sale con Song Er.)

* Organización popular cuyo objetivo principal era luchar contra los in­
vasores extranjeros.
SO N G E N Z I: ¡Q ue lo lleve el diablo!

W A N G L I F A (sirviendo té): N o se enoje con él por eso. E s


siempre porfiado. ¡Tom en té, por favo r! ¡A cabo de pre­
pararlo para ustedes!

SO N G E N Z I: ¿ Y sus pensionistas, de dónde vienen?

W A N G L I F A : E n su m ayoría son estudiantes. Tam bién hay


algunos conocidos míos. ¡Tengo un registro! Y presento
regularmente los informes en el comisariado. Puedo mos­
trarles el registro. . .

W U X IA N G Z I: ¡N o , no queremos ver el registro, queremos


ver a la gente!

W A N G L IF A : ¡N o vale la pena que se molesten! Les ase­


guro que -son todas personas de bien.

S O N G E N Z I : ¿Por qué aloja estudiantes? ¡N o son personas


que se contentan con su suerte!

W A N G L I F A : E n estos días de confusión uno no se atreve a


hospedar ni a funcionarios que pueden ser revocados en cual­
quier momento, ni a comerciantes que están siempre amena­
zados por la quiebra. D e hecho, solamente los estudiantes
pueden pagar regularmente su hospedaje. Los pobres, por
supuesto, no siguen, estudios superiores. V en, yo calculo las
cosas de esta manera. ¿N o es así?

S O N G E N Z I : ¡T iene el olfato de un zorro viejo, u sted ! ¡H oy


en día ni siquiera nosotros alcanzamos a cobrar en término!

W U X I A N G Z I : Por eso necesitamos, sin falta, arrestar a al­


guien, para poder tener algún dinero extra.

S O N G E N Z I : Por cada arresto,, nos dan un premio. . . D es­


pués, ¡se libera a los inocentes y los culpables quedan en pri­
sión! ¡Bien, al hostal!

W U X IA N G Z I: ¡Sí, vayam os!


W A N G L IF A : ¡Señores, les puedo asegurar que les estoy d i­
ciendo la verd ad !

SO N G E N Z I: ¿Cóm o podremos tener premios si no hacemos


arrestos ?

W U X I A N G Z I : Quizás el patrón W ang nos podría dar algún


subsidio. . . Y a que no nos deja ver su hostal. . . Tenemos
que salvaguardar su dignidad, ¿no es cierto, señor patrón?

W A N G L IF A : Y o .. .

S O N G E N Z I : Tengo una idea, que quizás le parecerá ba­


nal. . . Usted podría, señor patrón, subvenir, en adelante, a
nuestras necesidades, ¡y mensualmente! Por ejemplo, el p ri­
mer día de cada mes, según el calendario solar, iría a entre­
garnos esta . . . esta. . .

WU X IA N G Z I: ¡ E sta prueba de am istad!

S O N G E N Z I : Sí, una prueba de amistad. E so le va a aho­


rrar muchas preocupaciones, y a nosotros también.

W A N G L IF A : ¿Cuánto significa, esa prueba de amistad?

W U X IA N G Z I: ¡Júzguelo usted! i Pero no olvide que nuestra


amistad es una am istad de larga data! ¡ Y yo creo que usted
es dem asiado inteligente como para transform arla en enemis­
tad!

L I S A N {entra sosteniendo un canasto para v erd u ra s): ¡ A h !


iSon ustedes! ¡Buenos días, señores! (Saluda a Song E n zi
y W u Xiangzi, uniendo las m an os) ¿T o d avía se cierran las
puertas de la ciudad? (Se va sin tener respuesta.)
(D os o tres estudiantes entran precipitadam ente.)

U N E S T U D IA N T E : ¡N o salga, señor L i! ¡E n la calle están


haciendo una incorporación forzada para conseguir cam illeros!
(Se precipita hacia el patio )

L I S A N (con aire in d iferen te): ¡Si me incorporan, no cambiará


nada! E n todas partes seré un culi.
(L iu el Picado acude corriendo, como si su v id a estuviera en
peligro. A l entrar, choca con L i San.)

L I S A N : ¿Q ué pasa? ¿ E l miedo le hizo perder la cabeza?


¿Q ué pasa ahora?

L IU E L P IC A D O (completamente sofocado)-. ¡N o . . . no . . .
no salga! ¡P o r poco me agarran!

W A N G L IF A : ¡E sp ere uri poco, señor L i!

L I S A N : ¿Pero qué se va a hacer para el almuerzo de los pen­


sionistas?

W A N G L IF A : ¡L es dirá que se les va a servir arroz y verduras


salad as! ¡N o tenemos medio de hacer otra cosa! ¡L o s dos
pollos serán para la cena!

LI SAN : ¡E stá b ien ! (Retrocede el camino.)

L IU E L P I C A D O : ¡D ios mío! ¡E s espantoso! ¡U no se


muere de m iedo!
í
S O N G E N Z I : Si te mueres, eso hará que haya menos niñas
para ser vend id as; eso es todo.
L IU E L P IC A D O : H ay vendedores y com pradores; yo hago
solamente el papel de intermediario. ¿Se me puede criticar
por eso? (M ientras habla se bebe las tres tazas que había
sobre la m esa)
W U X I A N G Z I : Debes saber que, durante el Imperio Qing,
no nos ocupamos más que de los partidos revolucionarios. Los
asuntos sucios, como el tráfico de hombres y la compra y venta
de mujeres no eran de nuestra incumbencia. Pero eso no
quiere decir que ahora puedas hacer todo eso en nuestras pro­
pias narices. ¡Y a no seremos más, tan generosos contigo! ¡E n
realidad, las personas como tú deberían estar en la prisión, y
am arrados!
L IU E L P IC A D O : ¡N o hable así, señor! ¿A caso no voy a
pasar hambre yo también? E n otro tiempo v ivía a costa de
los qi nobles y los eunucos. ¡L a revolución destruyó comple­
tamente mi carrera! A hora los ministros y viceministros, los
jefes de regimiento y los generales de división solamente quie­
ren cantantes célebres o actrices famosas, como concubinas.
Y gastan, pará eso, de tres a cinco mil piezas de plata. ¡N o
puedo menos que mirarlos con ganas, sin encontrar el medio
de entrar en esos negocios! ¡D ebe saber que mi comercio
me resulta verdaderam ente irrisorio!

SO N G E N Z I: ¡N o dirás la verd ad más que cuando te encuen­


tres am arrado en la tortura, me parece!

L IU E L P IC A D O : ¡N o hablemos más de eso! _ ¡Si hoy no


les puedo ofrecer nada, seguramente podré en los próximos
días! ¡M i palabra de honor!

W U X IA N G Z I: ¡Seguram ente estás esperando algún negocio,


hoy! ¡S i no, no habrías salido en un día tan tumultuoso!

L I U E L P IC A D O : ¡N o ! ¡N o !

SO N G E N Z I: ¡N unca dices la verd ad ! ¡Pero ya sabes que


mintiéndonos no ganas nada! Señor patrón, vamos a mirar
un poco por ahí. E l primer día del mes próximo, del calen­
dario solar. ¡N o lo olvide!

W A N G L IF A : ¡ Antes olvidaría mi propio nombre!

W U X IA N G Z I: i C om prendido! {Sale con Song E n z i)

W A N G L I F A : Señor Liu, creo que usted ha bebido bastante


té ; ¿quiere ir a pasear un poco afuera?

L IU E L P IC A D O : ¡Ocúpese de lo suyo! ¡Y o espero aquí a


mis amigos!

W A N G L I F A : ¡L e advierto que, en lo sucesivo, sus prácticas


comerciales no pueden realizarse aquí! He reform ado mi casa
de té; ¡hay que comportarse de una manera civilizada!
(K an g Shunzi entra se g u id a 'd e K ang D alí, con un pequeño
paquete debajo d e l brazo. Se asoman al salón.)

K A N G D A L I: ¿ E s aquí?
K A N G S H U N Z I: Sí, es aquí. Pero la casa ha cambiado.
(.Entra en el salón, y l o . exam ina atentamente. A l fin , a d ­
vierte a L iu el P ic a d o ) ¡E n tra , D alí.! ¡A qu í es!

K A N G D A L I: ¿E stás segura, mamá?

K A N G S H U N Z I: ¡S í! Si él está aquí, puedo estar segura de


no equivocarme.

W A N G L IF A : ¿Q ué buscan?

K A Ñ G S H U N Z I (precipitándose sobre L iu el P icado) : ¿M e


reconoces, Picado? (T ien e deseos d e pegarle pero tío atina a
levantarle la mano. T iem bla d e em oción.) Tú . . . tú . . . tú. . .
(E n vano querría cubrirlo de injurias.')

L IU E L P IC A D O : ¿D e dónde sale esta mujer furiosa que


busca pelearme sin sentido y sin razón?

K A N G S H U N Z I (agitándose): ¿Cóm o? ¿Sin sentido y sin


razón? ¡M ira quién soy! Puede ganarse la v id a como un
hombre sin perjudicar a los demás. ¡¿Pero tienes que seguir
tu negocio s u c io ? !. . . ¡B asu ra! ¡B a su ra !

W A N G L IF A : ¡Cálm ese! H able tranquilamente, cuñada.

K A N G S H U N Z I: Usted es el patrón, si no me equivoco.


¿Q uizás se olvidó que hace más de diez años, un eunuco, aquí,
quiso tomar esposa? . . .

W A N G L IF A : ¿U sted . . . usted . . . ijsted e s . . . de Pang el


Eunuco?

K A N G S H U N Z I (señalando a L iu e l P ic a d o ): ¡E l hizo eso!


¡Y hoy le voy a arreglar las cuentas! (Q uiere pegar a L iu , pero
no lo consigue.)

L IU E L P IC A D O (tratando de esqu ivarse): Si te a tre v e s . . .


Si. . . V a m o s .. . ¡Y o soy un hombre honesto; me rehúso a
luchar con una m ujer! (R etirándose.) Y adem ás, vo y a
buscar a alguien para que juzgue quién de nosotros tie n e ra­
zón. (Se precipita al patio.)
W A N C r L I P A (a K a n g Shunzi) : ¡ Siéntese, cunada! ¡Fiable
tranquilam ente! ¿D ónde está Pang el Eunuco?

K Á N G S H U N Z I {se sienta, jadeante)-. ¡E s t á muerto! Sus


sobrinos le hicieron morir de hambre. D espués de la fun d a­
ción de la República, aunque todavía era muy rico, perdió
todo el poder. Y así sus sobrinos pudieron m altratarlo a
gusto. . . ¡T an pronto como murió, nos echaron sin dam os
ni siquiera una m anta!

W A N G L IF A : E s t e ... ¿E ste es? . . .

K A N G S H U N Z I: ¡E s mi hijo!

W A N G L IF A : ¿Suyo . . . ?

K A N G S H U N Z I: iE l también fue com prado! ¡E l eunuco lo


compró como hijo adoptivo!

K A N G D A L I: ¿A q u í te vendió tu papá, mamá?

K A N G S H U N Z I: ¡S í, mi querido! Perdí el conocimiento tan


pronto como entré aquí. ¡A h ! ¡E s ta casa de té, no la o lv i­
daría jam ás!
K A N G D A L I : ¡Y o ya no me acuerdo del lugar donde mi
padre me ven d ió !
K A N G S H U N Z I: Entonces tenías apenas un año. Soy yo
quien te crió. M e quieres como a tu verdadera madre, ¿no
es cierto?
K A N G D A L I : N o me olvidaré de esos días desgraciados en
que ese viejo salvaje te m altrataba tan cruelmente. T e gol­
peaba, m altrataba tu piel, hasta te m o rd ía .. . ¡Tam poco
podré olvidar cómo me hería con su lim piapipas! ¡N o po­
díamos nada contra él puesto que tenía una fam ilia numerosa!
¡Sin ti, yo ya no estaría en este mundo!
K A N G S H U N Z I: ISí, ellos son muchos! Por otra parte, somos
verdaderam ente benignos. A l ver a Liu el Picado, tuve de­
seos de morderlo con todos los dientes. ¡ Y sin embargo no
alcancé siquiera a darle una bofetada!
K A N G D A L I : ¡ Y o te ayudaré, mamá, cuando sea más gran-
dé! ¡E re s mi mamá, mi verdadera m adre, no conozco a otra!

K A N G S H U N Z I: ¡M u y bien, mi querido! ¡E n lo sucesivo,


no nos separaremos jam ás! ¡V o y a trabajar con mis propias
manos para ganar lo necesario y sostener tus estudios! (D uran ­
te un momento queda como en un estado d e estupor.) Señor
patrón, el hecho de que me hayan vendido aquí, en su casa,
me permitió conocerlo. Y me tomo la libertad de pedir su
ayuda para encontrar un trabajo. Por mí, me importa poco
conservar la vid a. M i única preocupación es que este querido
niño no muera de hambre.
(Entra W ang Shufen. Se detiene para escuchar sin ser v is ta )

W A N G L IF A :. ¿Q ué es lo que usted sabe hacer?

K A N G S H U N Z I: Puedo hacer el zurcido, el lavado, y pre­


parar todos los días la co m id a .. . Como crecí en el campo,
no le tengo miedo a los trabajos pesados. ¡Soy capaz de en­
frentar todos los dolores del mundo, menos el de ser la mujer
de un eunuco! -
W A N G L IF A : ¿Cuánto quiere ganar?
K A N G S H U N Z I: Solamente la comida, un lugar donde dor­
mir, y un poco de dinero para pagar los estudios de mi hijo. . .
¡E s todo!
'W A N G L I F A : ¡V o y a buscarle trabajo! . . . Aunque ya hace
una decena de años de eso, yo no olvidé ese suceso doloroso
del que usted fue víctima. . . ¡S e me aprieta el corazón cada
vez que lo pienso!
K A N G S H U N Z I: Pero ahora, ¿adonde iremos, mi hijo y yo?
W A N G L IF A : ¿N o puede volver al campo y buscar a su viejo
padre? ,
K A N G S H U N Z I: ¿Buscar a mi padre? ¡N i siquiera sé si
está vivo o m uerto! Y además aunque estuviera vivo, no
podría dirigirme a él. ¡Y a no reconozco como padre a ese
hombre indigno!
W A N G L I F A : ¡U sted quiere un trabajo enseguida? ¡L e tengo
que decir que eso no es nada fácil!

W A N G S H U F E N (avanzando): ¡Q ue se quede conmigo, ya


que sabe lavar y coser! ¡Y además ella no pide demasiado
dinero!

W A N G L IF A : ¿T ú ?

W A N G S H U F E N : ¿Por qué no yo? ¿A caso no soy la p atra­


ña de la casa? ¿A caso debemos dejarnos morir de cansancio,
L i San y yo?
*
K A N G S H U N Z I: ¡U sted puede tenerme a prueba, señor pa­
trón! ¡M e iré si usted no está contento de m í!

W A N G SH U FEN : ¡Sígam e, cuñada!

K A N G S H U N Z I: A quí es donde fui vendida. . . Por lo tanto


considero esta casa como la de mis padres.

K A N G D A L I : ¡N o vay a a pegarme, señor patrón! ¡Y o pue­


do ayudar a mi mamá en los trabajos! (Sale con W ang Sbu­
fen y K an g S bu n zi)

W A N G L IF A : ¡T errib le ! ¡D e repente tengo dos bocas de


más para alim entar! i E l eunuco no está más pero su fam ilia
está en mi casa!

L I S A N {entra protegiendo a L iu el P ic a d o ): ¡V áyase pronto


de aquí! {L i regresa al p a tio )

W A N G L I F A : ¿Q uiere irse, ahora? ¡Si no, se arriesga a re­


cibir un par de bofetadas!

L IU E L P I C A D O : ¡P ero ya le dije que esperaba amigos!

W A N G L IF A : U sted. . . ¿Q ué debería decir de usted?

L IU E L P I C A D O : ¿Q ué quiere? ¡C a d a uno con su oficio!


¡U sted tiene su casa de té; yo, ejerzo siempre mi vieja pro­
fesión!
{Entran L ao L in y L a o Chen, ambos, radiantes d e alegría.)
L IU E L P IC A D O {aunque d e más ed a d que los recién llegados, ,
los llam a “ herthanos m ayores” ) -. ¡Buenos días1, hermano L in !
¡Buenos días hermano Chen! {Después, al ver la m irada dis­
gustada d e W ang L ifa , se apresura a excusarse.) ¡Excúsem e,
señbr patrón! ¡V e a , aquí no hay nadie ahora! ¡Sea indul­
gente! ¡N o voy a empezar otra vez!

W A N G L I F A {señalando el patio) -. E lla está todavía allí.

L IU E L P IC A D O : ¡N o importa! ¡E lla no es mujer de pegar


a liad le! Y adem ás, si quisiera pegarme, mis dos amigos
podrían darme una mano.

W A N G L IF A : ¡U sted ! . . . ¡H u m ! {Se dirige hacia e l patio.)


L IU E L P IC A D O : ¡Siéntense, por favo r! ¡V am os a charlar
un poco!

LA O L IN : ¡D íselo, Chen!

LAO C H EN : ¡T ú se lo debes decir, hermano!

L IU E L P IC A D O : ¡Vam os, no importa quién!

LAO C H EN : ¡M ejor tú, que eres el hermano mayor!

LA O L IN : ¡V e a ! ¡N osotros somos hermanos juram entados!

L A O C H E N : S í; somos hermanos juramentados, amigos ínti­


mos que compartimos el mismo pantalón.

LAO L IN : ¡E l tiene algunas monedas de plata!

L IU E L P IC A D O : ¿M onedas de plata?

LAO CH EN : ¡M i hermano Lin también tiene!

L IU E L P IC A D O : ¿Cuánto tienen en total? ¿Cuánto?

L A O L IN : ¡S e le dirá, pero no enseguida!

LAO C H EN : Se lo diremos, cuando el negocio quede con­


cluido.

L IÜ E L P IC A D O : ¡C on monedas de plata se puede llegar a


todo!
L A O L IN ) . ,
>: ¿D e verdad?
LAO CH EN I

L I U E L P IC A D O : ¡Pero condenado sea el que mienta!

LA O L IN : ¡Entonces, díselo, C h en !

LA O C H EN : ¡D ebes decirlo tú, hermano!

LA O L IN : ¿Somos dos hombres, verdad?

L I I J E L P IC A D O : ¡S í!

LAO C H EN : ¡L a intimidad entre nosotros es tal, que com­


partimos el mismo pantalón! *

L IU E L P I C A D O : ¡S í! ■

L A O L IN : ¿A lguien se ríe de nuestra am istad?

L I U E L P IC A D O : ¡N o , de ningún modo!

LA O C H E N : ¿ Y reiría alguien de una am istad entre nosotros


- tres?
L IU E L P I C A D O : ¿Ustedes tres? ¿Pero adonde está el otro?

LAO L IN : ¡S e ría una mujer!

L IU E L P I C A D O : ¡O h! ¡O h ! Y a he comprendido. ¡E so
no es fácil! N unca hice esta experiencia. ¡S e habla de una
pareja, jamás de un trío !

LA O L IN : ¿N o es fácil?

L IU E L P I C A D O : ¡M u y difícil!

L A O L I N (a C hen) : ¿Tú qué piensas? ,

LAO C H E N : ¿Deberem os renunciar a este proyecto?

L A O L IN : ¡N o ; no renunciamos! Después de diez años de


servicio militar, ¿no se puede llegar a conseguir la mitad de
una esposa? i M ie rd a !

L IU E L P I C A D O : ¡U stedes no tienen que renunciar! ¡R e ­


flexionem os! ¿Cuánta plata tienen en total?
(W ang L ifa y C ui ]iu fen g regresan lentam ente d e l patio. Á l
oírlos, L iu el Picado y sus clientes interrum pen la conversa­
ción.) - ,

W A N G L I F A : ¡Señor Gui! A yer, el señor Qin envió a al­


guien para invitarlo a pasar por su casa; ¿por qué rechazó la
invitación? " ¡E s muy lamentable que un hombre de una eru­
dición enciclopédica como usted, y además antiguo miembro
del parlamento, se confine en mi hostal para leer las escrituras
budistas, en lugar de asumir una función pública! ¡U n hom­
bre con sus méritos debería ser funcionario! ¡Solam ente con
funcionarios íntegros como usted, podrá v ivir bien el pueblo!

CUI JIU F E N G : ¡M e hace sentir avergonzado! ¡Cuánto la-


ráento haber sido miembro del parlam ento! ¡Fue pura y sim­
plemente, pecar contra el pueblo! ¿P ara qué sirvió entonces
la revolución? ¡F u e perderse y perder a los otros, nada m ás!
¡E h ! ¡A hora, no tengo más que encerrarme en mi cuarto para
cultivar mi fuerza vital, y hacer mi examen de conciencia!

.W A N G L I F A : ¡Pero el señor Qin es siempre tan dinámico!


¡Se ha propuesto montar fábricas, y abrir bancos!

C U I J I U F E N G : S í; se está rompiendo la cabeza para montar


fábricas y abrir bancos. ¿Pero acaso hizo avanzar algo? ¡P re­
tendía salvar al país con la industria! Y finalmente, ¿qué
ha salvado? ¡N o ha salvado más que a sí mismo! ¡H elo
allí, cada vez más rico! . . . ¡Sin embargo sus empresas son
tan insignificantes y tan frágiles que los extranjeros podrían
hundirlas con sólo levantar el dedo meñique!
W A N G L I F A : ¡N o hable de esa m anera, señor C ui! E n ­
tonces, según usted, ¿ya no hay ninguna esperanza para noso­
tros ?
C U I J I U F E N G : ¡E so depende! ¡E so depende! ¡V e a en qué
desastre se nos ha sumido! ¡H oy, el mariscal W ang ataca al
mariscal L i ; máñana, será el mariscal Zh ao quien atacará al
mariscal W ang! ¿Q uién, al fin de cuentas, hace que se com­
batan tan encarnizadamente?
W A N G L IF A : ¿Q uién? ¿L os bastardos?

CUI JIU F E N G : ¡L o s extranjeros!

W A N G L IF A : ¿L os extranjeros? ¡N o com prendo! -

C U I J I U F E N G : ¡Com prenderá tarde o tem prano! ¡L legará


un día en que,seremos todos esclavos de los países extranjeros!
¡Y o he sido un revolucionario, no hablo en el aire!

W A N G L I F A : Entonces, ¿por qué usted no busca soluciones


y hace esfuerzos para evitar a nuestro pueblo esa suerte trá­
gica?

C U I J I U F E N G : ¡T en ía esa idea cuando todavía era joven! . . .


E n mi juventud estaba totalmente decidido a compartir la
suerte de mi país. . . Pero ahora, he perdido todas mis ilu­
siones. . . ¡L a ruina de China es inevitable!

W A N G L I F A : ¡D e cualquier modo, hay que cuidar este ca­


ballo muerto con la misma diligencia que se pondría para
curar un caballo enfermo!

CUI JIU F E N G : ¡E s pura y simplemente un espejismo! ¡L e


digo que el caballo muerto nunca volverá a vivir, y que el
caballo enfermo morirá tarde o temprano! ¡N o hablemos
más .de esto! A hora me voy al templo Hongji. Si. el señor
Qin envía otra vez a alguien para buscarme, dígale que no
estoy dispuesto a nada más que a leer las escrituras budistas.
{Sale.)
(V u elven a entrar Song E n zi y W u Xiangzi.)

W A N G L IF A : ¿Q ué hay de nuevo?
(E n silencio, Song E n z i y W u Xiangzi, perm anecen sentados
cerca de la puerta vigilando d e reojo el grupo d e L iu el
P icado.)
{Este, sin saber qué hacer, baja la cabeza.)
(Lao L in y L ao Chen, también turbados, se miran sin decir
nada)
( E l silencio continúa.)
LAO C H EN : ¿Si nos vam os, hermano Lin ?

LA O L IN : ¡D e acuerdo!

S O N G E N Z I : ¡E speren un momento, por favo r! (Se levanta


e im pide la salida a L in y a Chen.)

LAO CH EN : ¿Q ué significa esto?

W U X I A N G Z I (levantándose también)-. ¡Ustedes tienen que


decir qué significa esto! (Los cuatro hombres se miran d e hito
en hito en silencio)

SO N G E N Z I: ¡E s mejor para ustedes que nos sigan tranquila­


mente !

LA O L IN : ¿Para ir dónde?

W U X I A N G Z I : ¿Ustedes son desertores y tienen ganas de


esconderse en Beijing con su dinero, verdad? ¡B ien ! ¡Se
esconden cuando tienen p lata; y se convierten en bandidos
cuando no les queda nada! ¿N o es así?

LAO CH EN : ¡E so no le concierne a usted, de ningún m od o!


¡Sepa que soy capaz de reducir a migajas a una media docena
de tipos como usted! (Levanta el p u ñ o )

SO N G E N Z I: ¡Pero, desgraciadamente, ya no tiene su fusil!


¿L o ha vendido, verdad? ¡U n hombre con las manos vacías
no vale como un hombre arm ado! (Palm eteando la pistola
que lleva en la cintura) ¡M ás bien soy yo quien puede re­
ducir a migajas una docena de tipos como usted!

LAO L IN : ¡ N o vale la pena exaltarnos, somos todos her­


manos!

W U X I A N G Z I : ¡Sí, tiene razón! ¡Sentémonos, entonces!


■ ¿Q ué prefieren: conservar la vid a o las monedas de plata?

L A O C H E N : ¡E s con el precio de nuestra sangre que ganamos


esta p lata! Peleamos solamente por los que nos pueden pagar.
¡Si usted supiera cuántas veces hemos peleado! . . .
S O N G E N Z I : ¡Pero usted no debe ignorar a qué penas se
expone un desertor!

L A O U N : ¡D iscutam os el asunto! Se puede discutirlo, puesto


que somos todos hermanos.

W U X IA N G Z I: ¡E so es lo que hay qué decir entre amigos!


¡V eam os, entonces!

W A N G L I F A {desde la p u erta ): ¡L a patrulla del orden está


ahí, señores clientes!

LA O L IN ¡O h ! {Presas d e l pánico tratan de lanzarse


LA O CH EN hacia el p atio )

SO N G E N Z I: ¡N o seagiten! ¡Sostengan lo dicho: nos dan la


m itad de su bolsa y nosotros responderemos por 1a. seguridad
de ustedes! ¡Som os todos hermanos!

L A O L IN
: ¡D e acuerdo! ¡Sí, somos herm anos!
LAO CH EN
{L a patrulla d e l orden entra. E stá compuesta por un verd u go
arm ado con un gran sable ornado d e seda roja. V iene p re­
cedido por un soldado arm ado d e fu sil; un agente que lle v a
el edicto ejecutivo d e la patrulla con form a d e flecha está en
el centro y cuatro jóvenes m unidos de palos pintados en negro
y rojo. Un oficial cierra el cortejo.)

W U X I A N G Z I {hace la ven ia y también Song E nzi, Lao L in y


L ao C hen ; después, saca d e su som brero una insignia que
muestra al oficia l): ¡Inform e! ¡H em os hallado a un deser­
tor a quien estamos interrogando!

E L O F IC IA L : ¿ E s él? {Señala a Liu el P ic a d o )

W U X I A N G Z I {señalando a L iu e l P ic a d o ) : ¡S í, él es!

E L O F IC IA L : ¡A tenlo!

L IU E L P IC A D O {gritan do): ¡N o , señor, yo no soy!


E L O F I C I A L : ¡A ten lo !
{Salen, em pujando a L iu el Picado.)

W U X I A N G Z I (a Song E n z i) : ¡V ayam os ahora a detener al­


gunos estudiantes del hostal!

SO N G E N Z I: ¡V am o s! (Song E n z i y W u X ia n g z i se dirigen
al patio.)

(T e ló n )
ACTO III

E P O C A : Una m añana d e otoño, después d e la victoria d e la


G u erra d e Resistencia contra el Japón, en la época en que los
soldados am ericanos y los agentes secretos d e l G uom indang
hacían la ley en B eijing.

LU G AR: E l mismo que en actos anteriores: ,

S E L E V A N T A E L T E L O N : L a casa Y u ta i ha p erdido su
elegancia anterior. L as sillas d e m im bre desaparecieron; fu e ­
ron reem plazadas por bancos y taburetes. E l am biente es te­
nebroso; la casa misma, su fachada, el interior y los m uebles.
L a única cosa que puede llam ar la atención es solamente la
advertencia: “ N o hablar d e asuntos d e E s ta d o ” , escrita con
enorm es caracteres, y pegada en varios lugares d e las paredes.
A un costado, figura el nuevo reglam ento d e la casa: “ Se
paga por adelantado” .
E s d e m adru gada; antes d e abrir la puerta, W ang D ashuan,
el hijo d e W ang L ifa , está arreglando el salón, con aspecto
abatido.
Zhou Xiuhua, l a esposa d e W dng Dashuan, sale d e l patio con
su hija W ang Xiaohua. M ientras caminan, charlan.

W A N G X I A O H U A : ¿M am á, me vas a preparar sopa de


fideos para el alm uerzo? ¡H ace mucho tiempo que no come­
mos !

Z H O U X IU H U A : ¡Y a lo sé, querida! ¡Pero no estoy segura


de poder comprar la harina! ¡Y aún si tuvieran en la tienda,
yo no sé si nos queda bastante dinero para comprar! ¡A h !

W A N G X I A O H U A : ¡Bueno, suponiendo que tuviéramos d i­


nero y que hubiera harina!
Z H O U X IU H U A : ITé haces ilusiones, pequeña! A hora, nada
es fácil. ¡V ete enseguida! ¡C u id ad o con los jeeps en el
camino!

W A N G D A S H I JA N : ¡E sp erá un momento, X iaohua!

W A N G X IA O H U A : ¿Q ué quieres, papá?

W AN G D ASH U AN : A ye r a la noche.

Z H O U X IU H U A : ¡Y a se lo dije! ¡E lla es juiciosa!

W A N G D ASH U AN : ¡C uida bien tu lengua en lo q u e'co n ­


cierne a tu tío D a li! ¡T o d a nuestra fam ilia puede morir, si
revelas no importa qué! ¿H as comprendido?

W A N G X lA O H U A : ¡Q uédate tranquilo! ¡N o diría nada,


áunque me mataran a golpes ! Y si me preguntan por mi tío
D ali, diré que se fue hace mucho tiempo y jamás tuvimos
noticias de él.
{K ang Shunzi vien e d e l patio. T o d a vía tiene buen porte,
aunque está un poco encorvada. Llam a a la niña.)

K A N G S H U N Z I: ¿T o d avía no te fuistg, Xiaohua?

W A N G X lA O H U A : ¿Q ué quiere, abuela K an g?

K A N G S H U N Z I: ¡D éjam e mirarte un poco más, mi querida!


{Acaricia la cabeza d e W ang X ia o h u a ) ¡Q ué linda eres!
¡Pero seguramente serías más linda aún, si estuvieras suficien­
temente alim entada!

Z H O U X IU H U A : ¿V a a dejarnos, tía?

K A N G S H U N Z I: Sí, tengo que partir. ¡A sí ustedes gasta­


rán menos! Y o misma eduqué a D ali, y tengo que reunirme
con él cuando me llama. ¡ Y pensar que no tenía ni siquiera
el tamaño de Xiaohua cuando lo traje aquí por prim era vez!
W A N G X lA O H U A : ¡ Y qué robusto y fuerte es ah o ra !
K A N G S H U N Z I: ¡S í! . . . Aunque se quedó tan poco tiem­
po . . . apenas el tiempo de fum ar una pipa . . . me sentí rejuve­
necida. N o tengo nada, pero desde que lo vi, sentí que todo
lo poseía. Sí, es necesario que lo siga, que va y a allí donde
él está, las fatigas y las penas que me esperan serán dulces
para mí. ¡A h ! ¡Tenían que haberlo visto ! ¡Con sus gran­
des manos y sus enormes pies, tenía verdaderam ente el aspecto
de un hombre!

W A N G X IA O H U A : ¡Y o iré con usted, abuela K a n g !

K A N G S H U N Z I: ¡Pórtate bien! ¡V e a la escuela! ¡Y o no


dejaré de venir a verte!

W ANG D ASH U AN : ¡V e a la escuela, X iaoh ua! ¡N o llegues


tarde!
«*
W A N G X IA O H U A : A buela, prométame no irse mientras yo
no esté aquí.

K A N G S H U N Z I: Sí, mi querida, está prometido. (L a niña


sale.)

W A N G D ASH U AN : ¿Tía, mi padre le permite partir?

K A N G S H U N Z I: T o d avía no se ha decidido. Temo sola­


mente que el regreso de D a li y mi partida brusca produzcan
problemas para ustedes. Como bien sabes, se detiene gente
todos los días. N o debo hacer nada que pueda comprometer­
los a ustedes.

Z H O U X IU H U A : ¡Tiene que irse, tía! ¡Q uien pueda ev a ­


dirse de'esta situación podrá tener vid a! H asta nuestros clien­
tes murmuran: “ Los que quieren continuar viviendo deben ir
a las montañas del O este” .*

W AN G D A SH U AN : ¡Sí, así es! :

K A N G S H U N Z I: ¡V en , mamá de X iao h u a ! Ven, hay que


discutir un,poco. E s necesario que mi huida no sea un riesgo
para ustedes. ¡D ashuan, tu también tienes que reflexionar!
(Sale con Zhou X iu h u a )

■* E n ese tiempo, los guerrilleros comunistas desarrollaban actividades en


las montañas del Oeste cerca de Beijing.
(Entra D in g Bao.)

D IN G B A O : ¡A qu í estoy, señor patrón !

W AN G D ASH U AN : ¿Q uien es usted?

D IN G B A O : Y o soy X iao D ing Bao. X iao Liu, el Picado me


hizo venir. M e dijo que el viejo patrón, su señor padre, que­
ría una camarera.

W A N G D A S H U A N : Puede constatar usted misma, señorita,


si una casa de té tan ruinosa como la nuestra puede emplear
una camarera. Nuestro viejo patrón, en efecto, abrumado por
la miseria, ya no sabe a qué expedientes recurrir.
(W ang L ifa entra lentam ente. A unque está vestido en form a
desaliñada, aún parece bastante sólido.)

W A N G L I F A : ¿D ashuan, por qué te gusta hablar de los viejos


a sus espaldas? ¿M e quieres decir que abrumado por la mise­
ria recurro a todos los expedientes? . . . ¡A b re pronto las per­
sianas! ¿Cómo puedos dejar la puerta cerrada a esta hora?
(W ang Dashuan abre las persianas.)

D IN G B A O : ¡U sted parece muy fuerte, viejo patrón!

W A N G L I F A : ¡S í; si me sirvieran fideos con pasta de soya


podría comer tres tazones! ¡D esgraciadam ente, no h a y ! . . .
¿Q ué edad tiene usted, señorita?

D IN G B A O : ¡D iecisiete años!

W Á N G L IF A : ¿Solamente diecisiete años?

D I N G B A O : S í . . . M i madre me educó con los bienes deja­


dos por mi difunto padre. Después de la victoria, el gobier­
no nos confiscó la casita dejada por él pretendiendo que era
la “ propiedad de un traidor” . Como no pudo soportar el golpe,
mi madre murió poco después. . . Y como no encontré otro me­
dio de vid a, me hice camarera. Q uiere decirme, viejo patrón,
¿qué es la “ propiedad de un traidor” ? E s un término que
yo nunca entendí.
W A N G L I F A : ¡T en ga cuidado y controle su lengua, señorita!
¡Con una palabra errada, todo puede convertirse en “ propie­
dad de un traidor” . A quí, en el patio, se encontraba hace
un tiempo el depósito del señor Qin. Pero un día alguien
determinó que era la “ propiedad de un traidor” . ¡Y lo con­
fiscaron enseguida! ¡E h ! ¡Siempre es de esta manera como
marchan las cosas!
■(Wang D ashuan regresa.)

D I N G B A O : ¡T ien e razón, señor patrón! Y o también soy la


“ propiedad de un traidor” porque solamente me pongo al ser­
vicio de hombres influyentes. A los diecisieta años ya estoy
obsesionada por la idea de la muerte. Pienso que con la
muerte podría conservar mi cuerpo puro. ¡Pero ejerciendo mi
oficio, me pudro en vid a!

W A N G D ASH U AN : ¿E n realidad quieres tomar una moza,


papá?

W A N G L I F A : Por casualidad, hablé con X ia o Liu, el Picado.


Sabes que en un tiempo yo era un apasionado por las innova­
ciones. A hora, viendo que el negocio no marcha bien, la an­
gustia me carcome.

W A N G D A S H U A N : ¡Y o no estoy menos angustiado que


tú ! . . . ¡ Pero has olvidado la norma de nuestra casa, la nor­
ma de Y u ta i, con más de sesenta años! ¿Encuentras con­
veniente em plear una camarera bajo un nombre tan conocido
como el nuestro?

D IN G B A O : ¡Se burlan del viejo nombre conocido de ustedes!


¡M ientras más vieja es una cosa, menos valor tiene! Si yo,
por ejemplo, tuviera veintiocho años, en lugar de diecisiete,
nadie se dignaría mirarme, aunque me llam ara X iao D in g B ao,
o tesorito D in g.*
(.Entran los clientes A y B .)

* En chino, bao significa tesoro.


W A N G L I F A : ¡Buen día, señores! ¡B ien, ustedes tienen hojas
de té! IDashuan, ve a buscar agua hirviendo! (W ang D a-
shuan s a le ) ¡Perdonen, señores! ¡H a y que pagar an tes!

C L IE N T E A : ¿Pagar antes? ¡N unca se ha visto eso!

W A N G L IF A : ¡Y o tampoco lo he visto, desde que tengo la


casa de té! Pero ustedes saben que el precio del té y del
carbón suben de un minuto a otro. ¡M ientras ustedes beben
su té, el precio de las hojas de té ya ha aum entado! . . . ¡E s
por,eso que se les pide pagar antes; para evitar molestias!

C L I E N T E B : Se evitarán las molestias si no tomamos té.


{Sale con el cliente A.)

W A N G D A S H U A N {regresando con un h ervidor en la m ano) :


¿Q ué? ¿Se fueron?

W A N G L IF A : ¡Y a lo ves!

D I N G B A O : Les hubieran dejado una moneda de plata si yo


mq hubiera acercado a decirles: “ ¡H ola, muchachos!”

W A N G L I F A {a W ang D ashu an ): ¡E re s de una terquedad


increíble! ¡Pareces una piedra!

W A N G D A S H U A N {depositando el h e rv id o r): ¡M e voy a


dar una vuelta! ¡Y a no puedo respirar aquí! {Sale.)

W A N G L I F A : ¡Si tú no respiras, yo me asfixio!


{Entra X iao Liu, el Picado. L le v a un traje occidental, con
portafolios de cuero bajo el brazo)

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¿E stás aquí, X iao D ing B ao ?

D I N G B A O : ¡Cuando tu decides que debo venir, no puedo


hacer otra cosa!

X IA O L IU , E L P I C A D O : Señor patrón, ¿qué le parece este


tesorito que le encontré? ¡V ea que es notable de todo punto
de vista: la edad, la belleza, el arreglo, la experiencia! . . .

W A N G L IF A : ¡Pero no pienso que pueda pagarle!


X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡N o se preocupe! i E lla no quiere
■ ninguna remuneración! ¿N o es así, X iao D in g Bao?

W A N G L IF A : ¿N inguna remuneración?

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡O h ! ¡V iejo, usted puede ahorrarse


toda preocupación! D ing B ao y yo, hemos puesto en marcha
un proyecto. ¿N o es verdad D ing B ao?

D IN G B A O : Sin tus proyectos cómo podrías dejar de ser un


deshonesto.

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¿ D e s h o n e s to ? ... ¡Sí, es verd a d !


E n el pasado, mi padre fue detenido aquí. Si no me crees
pregúntale los detalles al patrón Wang. ¿N o es cierto que
digo la verdad, señor patrón?

W A N G L IF A : S í; ¡lo vi todo con mis propios ojos!

X IA O L IU , ,E L P IC A D O : ¿V es, D ing B ao ? ¡N o exageré


nada! E se día, después de amarrarlo, llevaron a mi padre
a la c a lle ... Después, izas!, ¡un sablazo! ¿V erdad, señor
patrón?

W A N G L IF A : ¡S í; lo oí con mis propios oídos!

X IA O L IU , E L P IC A D O : X iao D ing B ao , ves bien que no


miento. . . M i padre, después de todo, era bastante mediocre.
N o brilló mucho en su vida. Pero ahora es mi tumo de poner­
me en estrella; ¡para triunfar tengo que deslumbrar a la gente
de.la ciudad! (A bre su portafolios y saca el proyecto) ¡M ira,
D ing B a o ! i M ira mi proyecto!

D IN G B A O : ¡N o tengo tiempo! Tengo que volver a casa


para descansar. M añana debo trabajar.

W A N G L IF A : ¡D ing Bao, todavía no decidí nada!

X IA O L IU , E L P IC A D O : Y o ya tomé la decisión por usted,


señor patrón. ¡V erá que mañana, cuando X iao D ing B a o se
ponga a, la puerta, con la cabeza suavemente inclinada a un
lado, tendrá enseguida una muchedumbre en su casa! ¡T en d rá
clientes por centenas! ¡Escucha X iao D in g B ao ! ¡Escucha
mi proyecto'! ¡E sto te con ciern e!. . .

D IN G B A O : ¡O ja lá que no ,me concierna!

X IA O L IU , E L P I C A D O : ¡D in g B ao, no tienes mucho entu­


siasmo! ¡Escucha, por f a v o r ! . . .
(E n tra el cobrador de electricidad)

COBRADOR: ¡H e venido para cobrar los gastos de electrici­


dad, señor patrón! »

W A N G L I F A : . ¿Cuánto le debo?

CO BRADO R: ¡T res meses!

W A N G L I F A : ¡A h o ra no puedo pagarle! D entro de tres


meses tampoco podré pagarle.

COBRADOR: ¡U sted bromea!

X IA O L IU , E L P I C A D O : ¡N o , habla en serio! E sta casa está


bajo el control 'del director Shen. ¿U sted conoce al director
Shen? E s miembro del comité municipal del Guom indang, y
actualmente está en fundones como director de un departa­
mento de la gendarmería. ¿Q uiere reclam arle a él los gastos
de electricidad? ¡H able!

C O B R A D O R : ¡N o , por supuesto que no! ¡Les pido discul­


pas ; me equivoqué de pu erta! (Sale.)

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡Usted ve, señor patrón! ¿Se da


cuenta que tiene que seguir mis consejos? ¡Sus procedimien­
tos, que remontan a la época G uangxu, ya no son válidos hoy
en día!

W A N G L IF A : ¡Sí, tienes razón! ¡H a y que aprender siem pre;


a cualquier edad!

X IA O L IU , E L P I C A D O : ¡ Sí, así e s !
(Entra X iao Tang, el Oráculo. Usa una túnica de seda forra­
da y calzado d e satén, nuevos.)
X IA O L U I, E L P IC A D O : ¡O h ! ¡C aram ba, eres tú, X iao
■ Tang, el O ráculo!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡T ú, X iao Liu, el Picado!


¡V en ! Ven para que te vea más de cerca. (Lo exam ina por
todas partes.) ¡E re s adm irable, muchacho! ¡Con ese traje
occidental te pareces a un extranjero más que un verdadero
extranjero! ¡Y sobre todo si se te mira de espaldas! . . .
¡ Señor patrón, he observado los signos celestes! ¡L a O sa •
M ayor brilla con un fulgor extraordinario! ¡E s el signo pre­
monitorio de un soberano! Por eso trato de h^cer una unión
amistosa con X iao Liu, el Picado y esta. . .

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡X ia o D ing B ao, célebre en muchas


ciudades!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Y esta X iao D ing B a o !


¡V ea ! ¡ Somos todos hermosos, talentosos y capaces en letras
y en arrojo! ¡E s respondiendo al llam ado del siglo que vamos
a cumplir nuestro rol! ¡E n esta época nos sentimos como
peces en el agua! ¡Levan te la cabeza, patrón, para que pueda
verle él rostro! ¡B ie n ! ¡Su frente b rilla ! ¡E s o significa que
la buena suerte aún no le ha abandonado! ¡S e a gentil y sírva ­
me una taza de té!

W A N G L IF A : ¡X iao Tang, el O ráculo!

X IA O ¡T A N G , E L O R A C U L O : ¡L e ruego que no me llam e


más T ang el O rácu lo ! ¡ A hora soy el M aestro Celestial T a n g !

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¿Q uién te dio ese título?

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : _ ¡L o sabrás en dos días!

W A N G L IF A : ¡N o olvides, M aestro Celestial, que tu padre


bebió mi té durante toda su vid a sin pagar nunca! ¡E s una
costumbre que no hay que heredar!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Lam entará lo que me está


diciendo, el día en que me ponga el hábito de M aestro C e­
lestial! ¡Entonces verá con qué madera me caliento!
X IA O L IU , E L P IC A D O : T e invitaré a tomar un café dentro
de un momento. X iao D in g B ao nos acompañará. Pero pri­
mero tienes que escucharme. Tengo que hablarte de asuntos
serios, ¿entiendes?

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡D eb e reflexionar bien, se­


ñor patrón! Si el M aestro Celestial bebe hoy un poco de
su té, ¡m añana le dará un puesto de director de distrito! (A
X iao Liu , el Picado.) ¡D ig a, X iao L iu !

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡Tengo un gran proyecto, que


justamente iba a comunicarle a X iao D in g B ao !

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡B ie n ! ¡So y todo oídos!

X IA O L IU , E L P IC A D O : Pienso fundar un trust*. ¡E s una


expresión americana que quizás aún no com prendes! ¡ Si se
traduce en beijinés, eso significa “ monopolio” !

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Y a comprendo! ¡E so signi­
fica que vas a monopolizar el comercio de todas las mucha­
chas!

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡S í, eso es! ¡E res form idable!


¡Escucha bien, D ing B a o ! ¡E l negocio te interesa tanto como
al patrón W ang!

D IN G B A O : ¡T e escucho!

X IA O L IU , E L P IC A D O : V oy a agrupar a las bailarinas, las


prostitutas, públicas o n o ; también especialmente a las prosti­
tutas para los extranjeros, junto con las camareras, para for­
mar un trust gigantesco.

X IA O T A N G , E L O R A C U L O (con los ojos cerrados) : ¿P e­


diste el permiso de las autoridades?

* E n el original, se usa el carácter chino que reproduce el sonido de la


palabra inglesa; también significa arrastrar, tirar y desgarrar.
X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡Seguro! E l director Shen será
el presidente del consejo de administración y yo, ¡seré el
gerente general!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¿ Y yo?

X IA O L IU , E L P IC A D O : i Si le encuentras un nuevo hombre


a esta organización, te tomaré como consejero!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡E spero que para los viáticos


no se me den billetes nacionales!

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡Q uédate tranquilo] ¡Sólo se te


pagará en dólares!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Continúa!

X IA O L IU , E L P IC A D O : L a empresa va a mantener cuatro


departam entos: de compra y venta, desplazamiento, entrena­
miento y servicios. A sí la empresa misma se encargará de la
compra y venta de muchachas, de su transferencia de un lugar
a otro — por ejemplo de Shanghai a Tian jin , de Hankou a
Chongqing —, y dél entrenamiento de las camareras y de las
“ muchachas de jeeps” ; servirán a los soldados americanos y
a nuestros funcionarios. Será una fuente de servicios completa
que, estoy seguro, podrá satisfacer a todo el mundo. ¿Q ué
te parece?

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡E xcelen te! ¡Perfecto! T e ó ­


ricamente la organización es conforme al principio de la “ di­
rección ejercida sobre todos los asuntos” , y prácticamente
favorece al E stad o, porque puede satisfacer, en primer lugar,
las necesidades de los soldados americanos.

X IA O L IU , E L P IC A D O : Búscale un lindo nombre, un nom­


bre que evoque la idea de “ . . . la belleza de cejas arqueadas
como hojas de sauce llorón, de ojos alm endrados y boca pe­
queña y dulce como una cereza. . .”

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : Trust, i . . . arrastrar, tirar


y desgarrar! . . . ¡N o , es demasiado vu lgar! Parece que se
está diciendo “ arrastrár las chicas hasta aquí y desgarrarlas
si no son dóciles” . , ¡N o , no sirve! ¡E s demasiado vulgar!
¡M ás bien parece un secu estro !. . . ¡D em asiado vulgar!

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡P o r más vulgar que sea, es una


palabra americana, una palabra que está de m oda!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡L a palabra “ combinado” es
muchó m ejor! E s de buen gusto, y agradable al oído.
X IA O L IU , E L P I C A D O : ¿Com binado? ¿Q ué combinación?
D IN G B A O : ¡L a combinación de los inm orales!
X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡N o digas tonterías, D in g B ao !
¡Se está hablando de cosas serias! ¡S i trabajas bien podrás
ser la entrenadora general de las mozas!
X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¿Qué dices de “ combinado
Huahua” ? . . . Después de todo, ¿qué son las chicas? ¡ Son
flo res! ¡ Y para tener a las chicas hay que gastar mucho dine­
ro! Partiendo de ese doble sentido se em plea la palabra hua*.
A dem ás, se puede encontrar su origen en una ópera titulada
“ L a montaña de los W u ” . ¡E scu cha! “ D elante de los ojos,
las montañas verdes, el agua azul y un universo tapizado de
flores.
X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡M il gracias! (.A prieta la mano a
X iao Tang, el Oráculo, efusivam ente.) V o y a estudiar los
detalles del proyecto con el director Shen. Si él consiente,
¡serás enseguida nuestro consejero! (Tom a su portafolios y
se apresta a partir.)
W A N G L IF A : ¿ Y el asunto de D in g B ao ?
X IA O L IU , E L P I C A D O : Y a le dije que puede ahorrarse
toda preocupación. E l trust se ocupará de todo. ¡Prim ero
haré un ensayo en su casa!
D IN G B A O : ¿N o habías dicho que nos invitabas a tomar
un café?

* En chino, flor y gastar se pronuncian de la misma manera: hua.


X IA O L IU , E L P IC A D O : E so d e p en d e. . . si el pequeño
Tang acepta mi invitación. •

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡V ayan delante; yo espero


unos amigos aquí! ,

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡V am os, D ing B a o !

D IN G B A O : IPlasta mañana, Señor patrón! ¡H asta la vista.


M aestro Celestial! (Sale con X iao Liu, el P ica d o .)

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡P o r favo r déme un diario,


señor patrón!

W A N G L I F A : ¡V o y a buscarte uno! ¡T o d a vía deben que­


darme algunas hojas de un diario de hace dos años!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Pam plinas, no!


(Entran tres clientes: E l maestro M ing, Z ou Fuyuan y W ei
F uxi. E l maestro se instala solo en una m esa; Zou Fuyuan
y W ei Fuxi, en otra. W ang L ifa los reconoce y saluda con
una inclinación d e cabeza.)

W A N G L IF A : ¡Perdonen, señores clientes! ¡H a y que pagar


por adelantado!

M A E S T R O M IN G : ¡E sté tranquilo, herm ano!

W A N G L I F A : ¡A h ! “ Pagar por adelantado.” ¡Tengo v e r­


güenza de pronunciar esas palab ras! (Se apresura a servir
té a los recién llegados.)

Z O U F U Y U A N : Señor patrón, ¿quiere que hagamos una se­


sión de cuentos, esta noche?

W A N G L I F A : ¡N o , eso no sirve! ¡Y a he probado! Lo único


que se consigue es gastar electricidad. N o hay suficiente
auditorio.

Z O N F U Y U A N : ¡U sted tiene razón, señor patrón! A nteayer,


en la casa de té Huixian, di lo mejor de mi repertorio: “ L a
historia de los caballeros errantes” , “ L a conquista del monte
del F én ix” , “ Cien pájaros rinden homenaje al Fén ix” , “ L a
golpiza a las patas del Fén ix” , etc. ¡Y bien! ¿U sted cree
que hubo muchos oyentes?

W A N G L I F A : ¿Cuántos? ¡Son números que solamente usted


es capaz de interpretar hoy en día!

Z O U F U Y U A N : Usted dice eso porque es un conocedor.


Pero mi asistencia se componía tan sólo de cinco personas,
dos de las cuales no habían pagado nada.

W E I F U X I: ¡D e cualquier form a tu situación es mejor que


la mía! Y a sabes que estoy en paro forzoso desde hace más
de un mes.

ZO U FU Y U A N : ¡E s tu culpa! ¿Por qué cambiaste de traba­


jo? ¿Por qué te hiciste actor?

W E I F U X I: • ¡Porque lamentaba mi voz y mi apostura!

Z O U F U Y U A N : Y ya que subes a un escenario, ¿por qué no


te esfuerzas en ser un buen actor?

W E I F U X I: ¡Sabes que una interpretación no me daría ni


siquiera para comprar tres galletas de harina mezclada!
¿V ale la pena hacer esfuerzos? ¡E staría loco!

Z O U F U Y U A N (suspiro) : ¡N uestra carrera se ha arruinado .


con las canciones de moda y viles operetas como L a hilande­
ría^. ¡Q ue vivam os o muramos, poco im porta! ¡Lo más trá­
gico es que nuestro arte va a desaparecer dentro de pocos
años! ¡E so me entristece seriamente! ¡A h ! ¡N o somos dig­
nos de nuestros legendarios m aestros! Se dice que el malo
nunca puede vencer al bueno. ¡ Sin embargo, ahora se pasan
tiempos malos, y se están desarraigando todas las cosas
buenas!

W A N G L I F A (aproxim ándose al maestro M ing) : ¡H acía mu­


cho que no se le veía por aquí, maestro M ing!

M A E S T R O M I N G : Actualm ente me ocupo de preparar la


comida para los detenidos de una cárcel. E so ocupa todo mi
tiempo.
W Á N G L I F A : ¿Se tiene que r e b a ja r a cocinar pan de maíz
para los presos, cuando es capaz de preparar banquetes para
cientos de comensales? .

M A E S T R O M I N G : ¡Q ué quiere! ¡A h ora, solamente las cár­


celes están llenas! Los banquetes. . . ¡term inados! ¡Y a he
vendido toda mi va jilla!
(Entra Pang L iu , sosteniendo en la mano algunos cuadros.) '

M A E S T R O M I N G : ¡V en ga aquí, señor F a n g ! ¿ Y mis dos


juegos de porcelana? E stoy esperando el dinero.

F A N G L IU : ¿Q uisiera elegir un cuadro, maestro M ing?

M A E ST R O M IN G : ¿Un cuadro? ¿Qué haré con él?

F A N G L IU : Son obras de D'ong Ruomei, ¡m uy bellas! V ea,


ésta representa las seis ermitas.

M A E ST R O M IN G : ¡Por más hermosas que sean, no me van


a llenar el estómago!

F A N G L IU : ¡E s penoso vender estos cuadros! ¡E l que me


los dio, casi lloraba!

M A E S T R O M I N G : Cuando le entregué mis juegos de porce­


lana yo también estuve a punto de llorar.

F A N G L IU : ¡Sé quien llora y sé quien come! ¡D e otra form a,


me preocuparía menos por los dem ás! ¡E n mi trabajo, con
redoblar el tambor* no es suficiente!

M A E S T R O M I N G : N o se puede engañar a un viejo amigo,


¿verdad, señor Fang? ¡C a d a uno de nosotros tiene que es­
cuchar la voz de su conciencia!

F A N G L IU : Son nada más dos juegos de porcelana. ¡N o me


hable de nuevo! ¡N o quiero pensar que no es mi am igo!
(Entra Che D angdang haciendo sonar dos piezas de p la ta )

* Se refiere a que compra y vende artículos de segunda mano, llamando,


Cpn yp tambor, a ios clientes,
C H E D A N G D A N G : , ¡Com pren objetos de plata! ¡Compren,
señoras y señores! ¡ Sea generoso, M aestro C elestial! (Xiao
Tang, el,O ráculo no dice n a d a )

W A N G L I F A : ¿P or qué no vas a buscar compradores afuera,


D angdang? ¡Y a he olvidado cómo son los objetos de plata!

C H E D A N G D A N G : Entonces, ¡m írelos a su gusto! Señoras


y señores, les dejo mirar mi m ercadería, ¡gratis! ¡M iren, por
favor! (Siem pre gritando, arroja los objetos sobre la m esa)
(Entra Pang Si, seguida d e Chunm ei. A ta via d a como una
bruja, llam ativam ente, lleva en las manos toda clase d é ani­
llos. Lao Y an g entra d etrá s)

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡M i homenaje, señora em pe­


ratriz!

F A N G L IU ) ¡N uestro homenaje, señora empera-


CHE D A N G D A N G {' triz!

P A N G S I: ¡M aestro Celestial!

X I A O T A N G , E L O R A C U L O : ¡A sus órdenes, señora!


(H ace sentar a Pang Si y le ofrece t é )

P A N G S I (al v e r que C he D angdang quiere retirarse)-. ¡E sp e ­


ra un momento, D angdang!

CHE D A N G D A N G : ¡A su disposición!

L A O Y A N G (abriendo su cofre d e mercaderías)-. ¡M e permi­


to ofrecerle esto para que lo examine, señora!

P A N G S I: ¡M e gustaría más escucharte cantar tus lindas


coplas!

L A O Y A N G : ¡A sus órdenes! (Recita): ¡H ilos americanos,


agujas americanas,
dentífricos americanos y comprimidos de
sulfam ida am ericana;
lápiz de labios, crema de belleza,
medias de seda e hilos de lana fina!
¡M enos la bomba atómica,
mi cof recito contiene todo!

P A N G S I: ¡J a ! ¡J a ! ¡J a ! (E lig e dos pares d e m edias)


¡G uárd am e esto, Chunmei! ¡D angdang, arregla tus cuentas
con Lao Y a n g !

CHE D AN G D A N G : ¡N o haga eso conmigo, señora em pe­


ratriz!

P A N G S I: ¡Soy yo quien te ha dado el capital! Con el inte­


rés y el interés del interés, ¿cuánto me debes? ¡Por favo r,
consulte su libro de cuentas, M aestro C e le stia l!'

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡A sus órdenes, señora!


(H urga en sus bolsillos)

C H E D A N G D A N G : ¡N o se moleste, M aestro Celestial!


¡V o y a hacer las cuentas con L ao Y an g !

L A O Y A N G : ¡S e a generosa, señora em peratriz! ¿Usted cree


que él me va a pagar?

P A N G S I: Y o te protejo, Lao Y an g . ¡E l no puede ro b arte!

LAO Y A N G : ¡A sus órdenes! (A los otros clientes) ¿C om ­


pran alguna cosa, señoras y señores? (Retom a su estrib illo )
Hilos y agujas americanos. . .

P A N G S I: ¡Y a es bastante, vete!

L A O Y A N G : ¡A sus órdenes! Hilos y agujas aníericanos., .


¡Sería un tonto si me quedara! ¡V am os, D an gdan g! (Sale
con C he D a n g d a n g )

F A N G L IU (aproxim ándose a Pang S i) : ¡H e conseguido un


servicio ritual en esmalte cloisoné, de fabricación antigua!
¡E s de excelente calidad y muy barato! ¡Y va muy bien para
,el altar! Supongo que Su M ajestad la emperatriz querrá a d ­
mirarlo.

P A N G S I: ¡Q u e lo examine el em perador!
F A N G L IU : ¡A sus órdenes! Su M ajestad el emperador, Vá
a subir al trono, ¿verdad? ¡Perm ítam e anticiparle mis felici­
taciones! ¡T om aré el servicio de porcelana y lo haré llegar
al altar! ¡Tenga la bondad; de interceder por mí ante Su
M ajestad el em perador! ¡L e agradezco de todo corazón!
(iQ uiere irse) .

M A E ST R O M IN G : ¿ Y mis juegos de porcelana, señor Fang?

F A N G L IU : ¡Q uédese primero con mis cuadros! (S a le )

M A E S T R O M IN G : ¡E sp ere! ¡A unque usted me ha robado


los juegos, todavía me queda un cuchillo! (Persigue a F a n g )

P A N G S I: ¡Señor patrón! ¿L a madre K a n g se aloja en su


casa? Quisiera verla.

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡V o y a buscarla! (Se dirige


hacia la puerta d el fondo.) ¿Q uiere venir, señora K an g?

W A N G L IF A : ¿D e qué se trata?

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Se trata de un asunto de


gran importancia que se relaciona con el trono! (Entra K an g
Shunzi)

K A N G S H U N Z I: ¿Q ué sucede?

P A N G SI (yendo hacia K a n g ) : ¡Buen día, suegra! Y o soy su


cuarta sobrina, esposa de su cuarto sobrino. H e venido aquí
expresamente para buscarla. ¡ Siéntese, por fa v o r ! (Hace
sentar a K a n g Shunzi en un banco)

K A N G S H U N Z I: ¿L a cuarta sobrina? 1

P A N G S I: ¡S í! Y o todavía no me había casado cuando usted


dejó a los Pang.

K A N G S H U N Z I: ¿Por qué me busca? ¡H e roto definitiva­


mente con los Pang!

: P A N G S I: Haishun, su cuarto sobrino, es el jefe del altar de


la secta taoísta Sanhung, miembro del Guom indang, y her­
mano juramentado del director Shen. ¡V a a subir al trono!
¿Acaso eso no la regocija?

K A N G S H U N Z I: ¿Subir al trono?

P A N G S I: ¡S í! ¡Su capa im perial ya está lista! ¡L a corona­


ción tendrá lugar en el monte del Oeste!

K A N G S H U N Z I: ¿E n el monte del Oeste?

X I A O T A N G , E L O R A C U L O : ¡S í, señora! L as tropas del


V I I I E jército ocupan ahora el monte del O este; el señor Pang
aniquilará a las tropas rebeldes en ese lugar, y se hará coronar
allí. ¡E l gobierno de N anjing sabrá seguramente apreciarlo!

P A N G S I: N uestro cuarto señor es un hombre p e r fe c t o ...


aparte de su costumbre reciente de beber v frecuentar mu­
jeres. ¡Y a ha tomado varias concubinas!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : A dem as de las esposas


oficiales, un em perador tiene que tener setenta y dos concu­
binas. ¡E n los libros de historia se encuentran numerosos
ejem plos!

P A N G S I: ¡T ú no puedes apreciar lo que atormenta a la


emperatriz, puesto que no estás en su lu g a r! M e permito,
mi señora, hacerla partícipe de mi proyecto. Si usted lo desea,
se le dará el título de emperatriz viuda, y juntas velarem os
para que el em perador se comporte con dignidad. A sí, mi
posición también será más favorable. ¡V en ga conmigo,
señora! Tendrá ropa adecuada y comodidades: Y escuchará
sonar en sus bolsillos la música de las monedas de plata.
¡P a ra usted es una suerte!

K A N G S H U N Z I: ¿ Y si yo no quisiera seguirla?

P A N G S I: ¡C óm o! ¿N o quiere? (A punto d e cambiar d e


cara)

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡D a le tiempo para reflexio­


nar!
K A N G S H U N Z I: ¡N o vale: la pena reflexionar! ¡H e roto
definitivam ente con los Pang! (A Pang Si.) ¡Continuaré
siendo una m^jer pobre, mientras usted será em peratriz!
¡C a d a una de nosotras irá por su lado! M e doy cuenta que
usted quiere asustarme. ¡ Y bien! ¿Cree que tengo miedo?
¡D e ninguna manera! H e vivid o lejos de ustedes desde hace
muchos años, y durante ese tiempo me he fortalecido. ¡H asta
me atrevo a levantar la mano a los que quieren asustarme!
(K ang Shunzi se levanta. Se dirige hacia el p atio )

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Señ ora!

K A N G S H U N Z I (se detiene, se vuelve, y dirigiéndose al joven


T a n g ): ¡Recapacita, muchacho, y gánate la v id a honesta­
mente! (S a le)

P A N G SI (dirigiendo su cólera sobre W ang L ifa ) : ¡Acérquese,


señor patrón! ¡L e pido que Convenza a la vieja! ¡S i lo
consigue, lo voy a recompensar con una bolsa de harina de
trigo! D e lo contrario, ¡haré destruir su casa de té! ¡V a y a ­
mos, M aestro Celestial!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡Señor patrón, regresaré esta


tarde a buscar su respuesta!

W A N G L IF A : ¿ Y si me muero a la tarde?

P A N G S I: ¡B a h ! ¡T o d a v ía no ha llegado el momento de su
muerte!
(Sale con Chunm ei y X iao T a n g )

W A N G L IF A : ¡H um !

ZO U F U Y U A N : ¡H erm ano! ¿Q ué teatro es éste? ¡J a ! ¡J a !

W E I F U X I : H e interpretado cientos de obras teatrales. Sin


embargo, ésta no la conozco. ¿Conoces el pasado de esta
emperatriz?

Z O U F U Y U A N : ¿Cómo no lo voy a conocer? E s la hija


del déspota del Este. Cuando todavía era una niña dio a
luz a . . . ¡E n fin, no vale la pena detenerse en esos deta-
l i e s ! ., .. ¡E sto y seguro .que esos canallas no vivirán mucho
tiempo! ¡E s te es su último fulgor!
(E n tra W ang D ashuan.)

W A N G L IF A : ¡D ashuan, vigila un poco! ¡T en go que hacer!


(Sale.)

X IA O E R D E Z I (vociferando entre bastidores): ¡A pártense!


(Entra.) ¡Sírvam e el mejor té, hermano D ashuan! ¡T en go
dinero! (Saca cuatro m onedas d e plata que deposita una a
una sobre la m esa) i Y cuenten! ¡A cabo de gastar una mone­
da de plata y todavía me quedan cuatro! . . . ¡C ada vez que
golpeo a alguien recibo medio yuan en monéda de p la ta !
¿ Y a cuántos he pegado?

W A N G D ASH U AN : ¡A diez!

X IA O E R D E Z I (contando con los d e d o s ): ¡S í! Cuatro an­


teayer, seis ayer, eso hace un total de diez. ¿Q uiere tom ar
una o dos, hermano D ashuan? E n otro tiempo muchas veces
tomaba su té sin pagar. A h ora que tengo plata, le pago
todo. ¡Tom e, por favor! (Sopla sobre una m oneda, la pone
en el oído y escucha) E sta es la mejor, ¡v a le por dos! ¡S e
la doy!

W A N G D A S H U A N (que no quiere aceptar el d in ero ): ¿Q ué


negocios marchan tan bien? ¡L a s monedas de plata son raras
hoy en día!

X IA O E R D E Z I : ¡A h ora voy a la escuela!

W A N G D A S H U A N : V as a la escuela, tú que siempre con­


fundes el número uno con una barra.* ¿Q ué escuela es?

X IA O E R D E Z I (en voz baja después d e haber beb ido té a


grandes sorbos con el pico de la'tetera)-. ¡E s el instituto de
ciencias políticas y jurídicas! H e sido enviado por la C om i­
sión M unicipal del Guom indang. ¡Por prim era vez, tengo
suerte! ¡E s algo m aravilloso pegar a la gente para ganar

* En chino, el número “ uno” se escribe como una barra horizontal.


dinero! ¡E sto y totalmente satisfech o !. . . ¡A q u í la vid a es
mucho más fácil que en T ian qiao!* C ada vez que golpeo a
un estudiante, ¡m e dan media moneda! ¡A cuántos he gol­
peado ayer?

W ANG, D ASH U AN : ¡A s é i s !

X IA O E R D E Z I : ¡S í! ¡Seis, de los cuales dos eran m uchachas!


. . . ¡Y o daba y daba puñetazos aquí y allá! ¡E s o me gustaba!
¡Toque, hermano D ashuan! ¡T oque mi brazo! (E x tie n d e el
brazo) E s cemento, y por dentro, ¡un armado de hierro!
¡Con esto golpeo a los estudiantes! ¡Im agínese qué gusto!

W A N G D A S H U A N : ¡D eben ser bien blandos para dejarse


golpear sin reaccionar!

X IA O E R D E Z I : ¿M e cree tan loco como para golpear a


los fuertes? N o, ¡solam ente pego a los más débiles!

W A N G D ASH U AN : ¡Escúcham e E rd e zi! ¡N o hay que


golpear a la gente!

X IA O E R D E Z I : L o que usted dice no siempre es verdad.


Todos los días, cuando nuestro director de estudios, que dicta
clases sobre teoría del Partido, entra en el aula, coloca ante
todo su revólver sobre la mesa. Y o no hago más que usar
los puños, sin descargar jamás un arma de fuego,

W ANG D ASH U A N : ¡E s e director de escuela es verdadera­


mente un p illo !

X IA O E R D E Z I : ¡Sí, es un p illo ! . . . ¡E n fin, no! ¡Si él es


un pillo yo también lo soy! . . . ¿Cómo me injuria así, con
palabras veladas? ¿Usted no tiene miedo de mis brazos de
cemento?

W A N G D A S H U A N : ¡Y o no te obedecería, ni siquiera mu­


riendo por tus golpes!

* Antes de la liberación, un barrio bajo de Beijing.


X IA O E R D E Z I : ¿Cómo puede hablar coa tantas vueltas?
¡T ien e talento! Usted debería dar cursos sobre la teoría del
Partido . . . D e cualquier form a, hoy no voy a golpear a
los estudiantes.

/W A N G D A S H U A N : ¿Por qué solamente hoy? ¡D i más bien


que jamás golpearás más gente!

X IA O E R D E Z I : H oy tengo otra misión.

W AN G D ASH U AN : ¿O tra misión? ¿C uál?

X IA O E R D E Z I : ¡G o lp ear a los profesores!


*
W A N G D A S H U A N : ¿P o rq u é ? Y a es bastante terrible gol­
pear a los estudiantes. ¿Tam bién vas a m altratar a los pro­
fesores?

X I A O E R D E Z I : ¡Y o no hago más que ejecutar las órdenes


de arriba! Los superiores me han dicho que los profesores
van a desatar una huelga. L a huelga es una prueba de deso­
bediencia. Por lo tanto, toda desobediencia merece un correc­
tivo. M e ordenaron esperar aquí y pasar por los puños a
todos los profesores que encuentre.

Z O U F U Y U A N (advirtiendo el p elig ro ): ¡V ám onos, hermano!

W E I F U X I: ¡D e acuerdo! (Sale con Zou F u y u a n )


X IA O E R D E Z I : ¡A cepte esta moneda de plata, hermano
D ashuan!
W A N G D A S H U A N : ¡N o , yo no quiero el dinero que has
ganado golpeando a las estudiantes!
X IA O E R D E Z I (tom ando otra m on eda): Tenga, le doy este
dinero que recibí golpeando no a las estudiantes sino a los
estudiantes. ¿A sí está bien?
(V iend o que W ang Dashuan continúa negando con la cabeza)
! Entonces, lo invito con una Comida fría ! Acaso todo el
mundo no lucha por lo mismo, ¿por una buena com ida?
¡Espérem e un m om ento! ¡V o y a comprar alguna cosa para
com er! (Junta sus m onedas y s a le )
(K ang Shunzi entra con un pequeño paquete bajo el brazo..
V ien e seguida d e W ang L ifa y Z b o u ' Xiuhua.)

K A N G S H U N Z I: ¡Señor patrón, si usted ha cambiado de


idea, yo puedo quedarme!

W A N G L IF A : Yo...

Z H O U X IU H U A : ¡F an g la Cuarta no debería atreverse a


destruirnos la casa!

W A N G L I F A : ¿Cómo sabe? ¿E s fácil tratar con, la secta


taoísta Sanhuang?

K A N G S H U N Z I: L o que más me preocupa es el problema


del regreso de D ali anoche. Si se escapa la noticia, ¡m orire­
mos todos! ¡ Y eso es mucho más grave que la destrucción
de la casa!

W A N G D A S H U A N : V áyase tía, ¡yo la acompaño! Papá,


¿me permite acompañar a la tía?

W A N G L IF A : B u e n o ...

Z H O U X IU H U A : D esde que estuvo con nosotros la tía par­


ticipó de nuestras penas y nuestras alegrías, y nos ayudó
siempre y mucho en todos nuestros problemas. Por lo tanto,
ya que se va, hay que acompañarla.

W A N G L I F A : N o he dicho que no. ¡V ay a n a acompañarla,


vayan a acompañarla!

W A N G D A S H U A N : ¡Espérem e un momento, tía! ¡V o y a


buscar un abrigo! (Sale.)

Z H O U X IU H U A : ¿Q ué le sucede, papá?

W A N G L I F A : N o me preguntes nada, ¡te lo ruego! Estoy


preocupado por una multitud de pensamientos mezclados . . .
¡ideas que se contradicen, y que nunca en mi vid a he tenido!
¡V ete con la tía, nuera! ¡L e diré a D ashuan que se reúna
con ustedes! ¡T ía , usted siempre puede volver a mi casa,
si no encuentra refugio en otra parte!
Z H O U X IU H U A : ¡N u estra casa será siempre la suya!

W A N G L IF A : E n fin, ¿quién sabe . . . ?

K A N G S H U N Z I: Por mi parte, ¡yo no los olvidaré jam ás!


¡L e deseo buena salud, señor patrón! (Sale con Zhou X iu h u a )

W A N G L I F A (después de hacer algunos pasos en dirección a


ellas): ¿Para qué sirve una buena salud?
(Entran X ie Y on g ren y Y u Houzai.)

X I E Y O N G R E N (lee el nuevo reglam ento pegado en la pared,


y pone el dinero sobre la m esa): ¿Quiere servirnos té, tío?
(Se sienta.) '

W A N G L I F A (recogiendo el d in e ro ): ¡B ien !

Y U H O U Z A I: Yongren, quizás es la última vez que tomamos


té en esta casa.

X I E Y O N G R E N : A lo mejor yo podré venir a menudo, por­


que voy a cambiar de oficio, para hacerme tirador de ricksha.

Y U H O U Z A I: ¿T e vas a hacer tirador de ric k sh á ? . . . ¡Sin


duda eso será m ejor que la enseñanza prim aria!

X I E Y O N G R E N : ¡L a desgracia es que yo doy clases de


gim nasia! M is alumnos y yo, tenemos todos la misma hambre,
¡y se nos hacen hacer ejercicios físicos! ¿N o te parece rid í­
culo?

W A N G L IF A : Xiaohua, ¿por qué regresas tan temprano de


la escuela?

W A N G X I A O H U A : ¡M is profesores están en huelga!


(A d vierte la presencia de Y u H ouzai y d e X ie Y o n g ren .)
¡B u en día, profesor Y u ! ¡B u en día, profesor X ie ! ¿No fue­
ron a la escuela hoy? ¿ Y a no nos.darán clases? ¡Q ué pena
para nosotros! ¡Saben que todos lloramos cuando no encon­
tramos a los profesores! Y después tuvimos una reunión y
¡juram os ser disciplinados y hacer todo lo posible para satis­
facerlos !
Y U H O U Z A I: Xiaohua, tú sabes que los profesores, por su
parte, no quieren que les falten lecciones a ustedes. Pero
¿cómo se puede enseñar con el estómago vacío? Y adem ás,
nosotros también tenemos hijos. ¡N o se puede dejar a los
propios hijos con hambre para enseñar a los hijos de los de­
m ás! ¡N o , no es justo! ¡N o te preocupes, pequeña! ¡T en d re­
mos una reunión y quizás podremos encontrar el medio para
salir de esto!

X I E Y O N G R E N : ¡S é obediente y repasa lecciones en tu casa,


no vayas por las calles, X iaohua!
(W ang Dashuan entra por la puerta d el fondo, con un pequeño
paquete de ropa bajo el brazo)

W A N G X IA O H U A : ¡E stos son mis profesores, papá!

W A N G D A S H U A N : ¡V áyan se pronto de aquí, señores p ro ­


fesores! ¡L es han preparado una celada!

W A N G L IF A : ¿Quién se esconde aquí?

W A N G D A S H U A N : ¡X ia o E rd ezi! ¡H a salido, pero volverá


de un momento a otro!

W A N G L I F A : ¡L es devuelvo su dinero, señores! (T ien d e el


dinero a los profesores.) ¡V áyan se pronto!

W A N G D A S H U A N : ¡Síganm e!
(Entra X iao E r d e z i)

X IA O E R D E Z I : ¡M ierd a! ¡L a calle está atestada de mani­


festantes! ¡N o pude comprar nada! ¿Adonde va usted,
hermano D ashuan? ¿ Y estos dos señores?

W A N G D A S H U A N : ¡Son nuestros clientes! (Se va con Y u


Houzai y X ie Y ongren)

X IA O E R D E Z I : ¡A lto ! (Los tres hombres parecen no es­


cuchar) ¿Cómo? ¿N o me oyen? ¡L es voy a ajustar las
cuentas enseguida!

W A N G L IF A : ¡X ia o E rd ezi!
X IA O E R D E Z I (con el puño levan tado): ¡Pruebe esto!

X I E Y O N G R E N (trom peando a E rd ez i al mismo tiempo que


le da una patada): ¡Pruebe esto, mejor!

X IA O E R D E Z I : ¡ A y ! . . . (Cae.) '

W A N G X lA O H U A : ¡B ien hecho!

X IE .Y O N G R E N : ¡Leván tate, que ahora vam os a pelear!

X IA O E R D E Z I (se levanta cubriéndose el rostro): ¡A y ! ¡A y !


¡A y ! (R etrocedien do .) ¡A y !

W A N G D ASH U AN : ¡V am os, pronto!

X IA O E R D E Z I (dirigiendo su cólera a W ang L ifa ): ¡U sted


tendrá noticias mías, señor patrón! ¡U sted los dejó huir!
¡V olve ré para arreglarle las cuentas! ¡ Y si no puedo cargar
contra ellos, de cualquier form a seré capaz de corregir a un
viejo decrépito como usted! (S a le)

W A N G X lA O H U A : Abuelo, ¿v a a perseguir a mis profeso­


res? ¿Q ué hacemos, abuelo?

W A N G L I F A : N o , él no tiene el valor. ¡Conozco a estos


tipos! ¡U ltrajan a los débiles, pero tiemblan delante de los
fuertes!

W A N G X lA O H U A : ¿ Y si regresa a buscarlo a usted?

W A N G L IF A : ¡Y o sabré amansarlo con buenas p alab ras!

W A N G X lA O H U A : ¿Qué hace mi papá?

W A N G .L I F A : V a a volver enseguida. ¡E so no es cosa tuya!


¿Quieres ir a repasar tus lecciones en el patio, mi querida?

W A N G X lA O H U A : Espero que no pase nada con mis p ro ­


fesores. ¡ E stoy preocupada por ello s! (Sale.)
(D ing Bao entra corriendo)

D IN G B A O : ¡P atrón ! ¡P a tró n ! Tengo algo que decirle.

W A N G L IF A : ¡L a escucho, señorita!
D I N G B A O : - ¡X iao Liu, el Picado tiene malas intenciones con
usted! ¡Q u iere apropiarse de su casa de té!

W A N G L I F A : ¿Cóm o? ¿A propiársela? ¿Acaso esta casa de


té arruinada merece que se preocupe tanto?

D I N G B A O : ¡E l v a a llegar enseguida! ¡N o tengo tiempo


de explicarle todo ahora! ¡A usted le corresponde encontrar
una solución!

W A N G L IF A : Le agradezco, señorita.

D I N G B A O : L e he revelado esto por la amistad que siento


hacia usted; ¡no me ponga en evidencia!

W A N G L I F A : ¡Q uédese tranquila, señorita! ¡A ú n tengo


razonamiento, a pesar de mi edad!

D IN G B A O : ¡B ien ! ¡H asta luego! (S a le)


. (Regresa Zhou X iuhua.)

Z H O U X IU H U A : ¡H an partido, papá!

W A N G L IF A : ¡B ueno!

Z H O U X IU H U A : E l padre de Xiaohua dijo que v a a volver


después de acompañar a la tía K an g, y que por lo tanto,
¡usted no debe inquietarse por él!

W A N G L IF A : ¡Q ue haga como le parezca mejor!

Z H O U X IU H U A : ¿Q ué le sucede, papá? ¿Por qué está tan


triste?

W A N G L I F A : ¡N a d a ! ¡N a d a ! ¡V e a ocuparte de la pe­
queña! ¿N o quiere sopa de fideos? V e a prepararle un
tazón, todavía queda un poco de harina. L a niña me da
pena. ¡E stá tan desnutrida!

Z H O U X IU H U A : ¡D e la harina de trigo ya no hay ni una


m iga! L e voy a preparar una sopa de pasta con harina mezcla­
da. (Sale.)
(Regresa X iao Tang, el Oráculo.)
X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¿ L a convenció, señor patrón?

W A N G L IF A : T e daré mi respuesta esta noche.

X I A O - T A N G , E L O R A C U L O : Señor patrón, usted se queja


de que mi padre bebiera toda la v id a de su té, sin pagarle.
A hora, voy a ponerlo en guardia para salvarlo con algunas
advertencias. Escúchem e: L a .secta Sanhuang es más po­
derosa ahora que durante la ocupación japonesa. Puede des­
truir su casa de té con menos esfuerzo del que se necesita
para romper un frasco. ¡D esconfíe!

W A N G L I F A : ¡L o sé! Y también sé que tratas de com pla­


cerme alardeando delante de la emperatriz, ¿no es así?
{Entran X iao Song E n zi y X iao W u Xiangzi- Usan trajes
occidentales, com pletam ente n uevos.)

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡ Señores, veo que hoy están


muy ocupados!

X I A O S O N G E N Z I : Sí, ¡completamente sum ergidos! ¡L o s


profesores y los maestros están fomentando un motín!

W A N G L I F A : Señores, ¿así que una huelga tiene hoy en


día el nombre de motín?

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¿Qué es lo que pasa?

X IA O W U X I A N G Z I : ¡Pueden rebelarse cuanto qu ieran !


¡N o llegarán a nada! H asta ahora se han hecho' más de
doscientos arrestos ¡y los aporreados son cerca de setenta!
¡Q u e se rebelen!

X IA O S O N G E N Z I : E sas gentes no distinguen el bien del


mal. Si se quedaran tranquilos, ¡los americanos les ofrecerían
arroz y harina de trigo!

X IA O T A N G , E L O R A C U L O : ¡N o se olviden de mí cuando
haya arroz y harina de trigo! ¡E sta ré a su servicio cuando
necesiten la geomancia para encontrar cementerios! Bueno,
¡disculpen, pero debo retirarm e! (Sale.)
X IA O W Ü X I A N G Z I : Señor patrón, usted me acaba de pre­
guntar si la huelga ha tomado el nombre de motín, ¿verdad?

W A N G L I F A : Les he preguntado para instruirme. A causa


de mi edad, ¡conozco poco las novedades!

X IA O S O N G E N Z I : ¡H um ! ¡Y a veo que usted y ellos, son


¡pájaros del mismo bosque!

W A N G L IF A : ¡U sted me adula dem asiado!

X IA O W U X I A N G Z I : Y a lo pondremos en vered a; ¡ahora


no tenemos tiempo para perder!

W A N G L IF A : ¿Adonde quieren llegar?

X IA O S O N G E N Z I : Si los profesores hacen revueltas, ¡hay


alguien que los incita!

W A N G L IF A : ¿Quién?
X IA O W U X I A N G Z I : ¿Quién lo visitó ayer por la noche?
W A N G L IF A : ¡K a n g D a li!
X IA O S O N G E N Z I : ¡ Sí, exactamente él! i Entregúenoslo,
ya!
W A N G L I F A : Si hubiera sabido quién era, ¡no hubiera re­
velado su presencia con tal ligereza! ¡Conozco bastante los
métodos de Ustedes ya que he frecuentado a sus padres duran­
te largos años!
X IÁ O W U X I A N G Z I : ¡N o nos cante más ese viejo estribi­
llo! ¡D íganos la v e rd a d !
W A N G L IF A : Entregar al hombre o entregar dinero, ¿no
es así?
X IA O S O N G E N Z I : Usted conoce bien nuestra manera de
actuar. Sí, así es. Si usted no quiere entregarnos el hombre,
¡tiene que darnos sus lingotes de oro! ¡E l hecho de que usted
haya podido evitar la bancarrota que destruyó tantas otras
empresas, demuestra que su riqueza no es despreciable!
(Xiao E rd ezi entra precipitadameitte.)
X IA O E R D E Z I : ¡V engan rápido! ¡S e necesitan refuerzos en
la calle!

X IA O W U X I A N G Z I : ¿Qué haces tú, entonces?

X IA O E R D E Z I : ¡Y o no me rasco las pu lgas! ¡M iren mi cara


hinchada!

X IA O S O N G E N Z I : ¡U sted decide, señor patrón! ¡N o s


volverem os a ver pronto!

W A N G L IF A : ¿N o tienen miedo de que me vaya?

X IA O W U X I A N G Z I : L o dice a propósito pqra irritarnos,


¡viejo bribón! ¡Pero sepa que lo atraparemos, aun si desa­
parece en el infierno! (D a un golpe a W ang L ija y sale con
X iao Song E n z i y X iao E rd e z i•)

W A N G L I F A (llam ando en dirección al p a tio ): ¡ X iao h u a !


¡M a d re de X iaoh ua!
(Zhou X iuhua entra corriendo, seguida por su h ija )

Z H O U X IU H U A : O í todo. ¿Q ué haremos?

W A N G L IF A : ¡Partan enseguida! ¡V áyan a reunirse con la


madre K a n g ! IPronto!

W A N G X IA O H U A : ¡V o y a buscar mi bolso! (Sale)

Z H O U X IU H U A : Recoge alguna ropa, ¡X iaohu a! ¿Cómo hará


usted, papá, cuando se quede solo?

W A N G L I F A : E sta es mi casa de té; i aquí me quedaré vivo


o m uerto!
(W ang X iaohua entra corriendo, con su bolso en la espalda y
ropas bajo el b ra z o )

Z H O U X IU H U A : ¡P a p á ! . . J

W A N G ' X IA O H U A : i A b u elo ! . . .

W A N G L I F A : ¡N o estén tristes! ¡D ejen pronto esta casa!


(Saca d e su bolsillo una vieja foto y todo su d in ero ) ¡T om a
este dinero, nuera! ¡G u a rd a esto, X iaohua! ¡E sta foto re­
presenta el Y u tai de hace treinta a ñ o s!. Se la darás a tu
papá. ¡V áyanse, pronto!
(Entran X iao L iu , el Picado y D in g Bao.)

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡M e imagino que te vas a lo de


tu abuela, por la huelga de profesores!

W A N G X IA O H U A : Sí.

W A N G L I F A (con intención)-. ¡R egresa pronto, nuera!

Z H O U X IU H U A : ¡V olverem os en pocos días, papá! (Sale


con W ang X iaohua.)

X IA O L IU , E L P I C A D O : L e anuncio una buena noticia,


I
señor patrón. ¡E l director Shen ha aprobado mi proyecto!

W A N G L IF A : ¡L o felicito!

X IA O L IU , E L P IC A D O : Usted también tendrá beneficios.


E l director Shen consintió además, en la reparación de esta
casa . . . Apenas había terminado mi exposición él me dijo
bao (bien.) ¡Siem pre pronuncia hao como how, para tener
acento extranjero!

W A N G L IF A : ¿Q ué quiere decir todo esto?

X IA O L IU , E L P IC A D O : Sin embargo, usted puede ahorrarse


toda preocupación. ¡Y o mismo voy a dirigir los; negocios de
esta casa! ¡ Y le anuncio que tiene que irse para no causarme
problemas después!

W A N G L I F A : ¡Im posible causarle problem as! ¡Justam ente


estoy pensando en mudarme!

D I N G B A O : Pequeño L iu , ¡piensa en los años que el viejo


patrón trabajó aquí! ¿N o le harás ningún favor?

X IA O L IU , E L P IC A D O : Se verá. ¡P ero puedes creer en


mi generosidad! Señor patrón, voy a buscar al director Shen
para mostrarle el lugar. ¡Ponga todo en orden! D in g Bao,
¡haz venir a Pequeño Espíritu para recibir al director Shen!
T rae un poco de agua de colonia:' H ay que perfum ar el
salón. ¡T ien e olor a basura! (Sale con D in g Bao.)

W A N G L I F A : ¡M u y bien! ¡P erfecto ! ¡E xcelen te! ¡ J a !


¡J a ! ¡ J a ! (E n tra Chang Si lleva n d o en el brazo un canasto d e
maníes y m onedas d e papel destinadas a los muertos. A ú n
no está muy encorvado, a pesar d e tener más d e setenta a ñ o s)

C H A N G S I: ¿Q ué hay tan divertido, viejo amigo?

W A N Q L IF A : ¡O h ! ¡E s usted, hermano Chang! ¡Ju sta ­


mente quería charlar con usted! ¡V o y a preparar el m ejor
té para nosotros dos! (Se va a preparar la infusión.)
(Entra Q in Zhongyi. A hora es un viejo ruinoso, vestido con
andrajos.)

Q IN Z H O N G Y I : ¿E stá el señor patrón aquí?

C H A N G S I: Sí. ¿Usted es . . .?

Q IN Z H O N G Y I : M e llamo Qin.

C H A N G S I: ¡A h ! ¡Señor Q in!

W A N G L I F A (regresando con una tetera): ¿Quién e s ? . . .


¿Señor Q in? ¡Justam ente le iba a anunciar la gran innova­
ción que tendrá lugar aquí! ¡Siéntese, por favo r!

C H A N G S I: A quí tengo maníes. (Tomd algunos.) Podemos


comerlos mientras bebemos té. ¡Será muy bueno!

Q IN Z H O N G Y I : ¿Pero quién tiene dientes todavía para


masticarlos?

W A N G L I F A : ¡Q u é farsa! ¡Tenemos cacahuetes pero no


tenemos dientes para partirlos! ¡E s para reírse a carcajadas!
¿Q ué le sucede, señor Qin?
(Los tres se sientan a la m esa)

Q IN Z H O N G Y I : Como nadie se digna hablarme, he venido


a visitarlo. Recientemente fui a Tianjin para ver mis fáb ri­
cas.
W A N G L I F A : ¿N o habían sido confiscadas? ¿Se las devol­
vieron? ¡M is felicitaciones!

Q IN Z H O N G Y I : ¡L a s demolieron!

¿iL as dem olieron!?

Q IN Z H O N G Y I : ¡D em olidas! ¡E ra n el fruto de un trabajo


penoso que hice durante cuarenta añ os! L a gente ignora eso,
pero usted, señor patrón, usted es testigo. ¡ Sabe que tuve
la idea de salvar al país por la v ía de la industrialización,
desde mi juventud, cuando tenía apenas veintitantos añ os!
¡Pero ya ve, se apoderaron de mis fáb ricas! . . . ¡S o y débil,
no puedo contra ellos! . . . ¡ Y no habría dicho nada si ellos
hubieran velado por el buen funcionamiento de esas empresas
con las que me prometí enriquecer la nación y m ejorar la
suerte del pueblo! Pero vean, ¡las dem olieron! . . . ¡L a s de­
molieron y las convirtieron en hierro viejo para vender! ¡A h !
¡U n gobierno de tamaña ineptitud! ¡M e pregunto si se podrá
encontrar otro igual en todo el mundo!

W A N G L I F A : E n un tiempo, yo tenía un hostal en el patio.


Pero usted vio demoler mi hostal para construir un depósito.
Y bien, el depósito fue confiscado, y las mercaderías, robadas.
F ue en vano que yo le aconsejara guardar una. parte de sus
bienes. ¡V endió todo para montar fábricas!

C H A N G S I: ¿Se acuerdan? Ustedes dijeron frases poco


amables cuando le ofrecí un tazón de fideos a aquella mujer
que vendía a su hija.

Q IN Z H O N G Y I : H oy, ¡veo claro ! Solamente le pido una


cosa, señor patrón. (Saca d e su bolsillo algunas piezas d e
repuesto y una estilográfica estropeada?) ¡D em olieron las
fábricas y nivelaron el terreno! Esto es todo lo que pude
encontrar en el lugar: Una estilográfica con mi nombre
grabado . . . Saben. . . ¡con esto firm é cantidades de cheques
y elaboré montones de p lan es! . . . A hora se la confío, i Podrá
mostrarla a sus clientes para hacerlos reír! Les hará saber
que un tal Qiri, sin poder distinguir el bien del mal, se
apasionó por las empresas industriales. D espués de decenas
de años de dura labor, no hizo más que ridiculizarse reco­
giendo los restos en el lugar de sus fábricas, ¡en el lugar de
lá dem olición! ¡L o s aconsejará para que gasten su dinero
en comida, mujeres y juegos cuando lo tengan! Deben saber
que, aprovechar los placeres cuando se tienen medios, vale
más que emprender algo por el interés del pueblo . . . ¡Y
les dirá también que ese Qin comprendió la verdad cuando
ya tenía setenta años! Por lo tanto, ¡es el idiota más grande
del m undo!

W A N G L I F A : G u arde esas cosas usted mismo, porque yo


voy a mudarme . . .

C H A N G S I: ¿M udarse? ¿A donde se muda?

W A N G L I F A : ¡N o importa dónde! . . . Señor Qin, hermano


Chang, ¡saben que yo no estoy en la misma situación que
ustedes! A usted, señor Qin, si han tratado de perjudicarlo,
es porque es rico y tiene ambiciones. ¡A l palo alto más ataca
el vien to ! E n tanto que usted, hermano Chang, se atrae el
odio de ciertas personas a causa de su rectitud y su intransi­
gencia. Ustedes tienen la audacia de combatir, no se someten
jamás a la injusticia, y están siempre junto a la gente humilde
y ultrajada . . . Pero yo ¿qué es lo que hice? ¡N o soy más
que un pobre hombre, siempre temeroso y sometido durante
toda mi v id a ! N o buscaba más que satisfacer a mis clien­
tes , C ada día, saludaba a todo el mundo, inclinándome .
con una reverencia, ¡y hasta con las manos ju n tas! Solamente
esperaba que mis hijos crecieran en fuerza y sabiduría, y que
no sufrieran ni frío, ni hambre, ni enferm edad . . . Sin em­
bargo, durante la ocupación japonesa, mi hijo menor se fugó,
no se sabe,dón de; y mi mujer murió de pesar . . . ¡C reí res­
pirar un poco con la partida de los japoneses! . . . D esg ra ­
ciadamente . . . (R íe con una risa crispada y convu lsiva) ¡ J a !
¡J a !
C H A N G S I: Y o tampoco estoy en una situación mejor. ¡T u ve
una v id a bien inútil ganándome el pan con el sudor de mi
frente y obedeciendo a la voz de mi conciencia! . . . Y heme
aquí, pasados los setenta años, reducido a vender cacahuetes
para vivir. E n fin, la persona, después de todo, no tiene que
hacer cuentas. ¡ Solamente deseo que nuestro país se con­
vierta en un país poderoso y que no lo humillen los extran­
j e r o s ! . . . Sin embargo. . . ¡Ja ! ¡J a ! i Ja !

Q IN Z H O N G Y I : B ajo la ocupación, los japoneses, pretex­


tando colaboración, se apropiaron de todas mis fábricas. Pero
después, tan pronto como retornó nuestro gobierno, ¡m e las
confiscaron calificándolas como “ propiedad de un traidor” !
(Señalando el patio.) ¡M i depósito estaba lleno de m erca­
derías! . . . Pero ahora, ¡todo term in ó !. . . ¡J a ! ¡J a ! ¡Ja !

W A N G L IF A : ¡A h ! ¡L a reform a! ¡L a innovación absorbió


todas mis energías! ¡ Y todo porque no quería resignarme a
quedar atrasado en relación con los otros! . . . Cuando la
,venta de té ya no marchaba, abrí un hostal; cuando ya no
pude tener hostal, hice venir a los narradores; cuando éstos
ya no atrajeron a los clientes, tuve la idea de hacer venir
camareras, ¡sin tener en cuenta mi respetabilidad! ¡D e cual­
quier forma era necesario v ivir! ¡N o sabía' qué inventar para
v iv ir! . . . Y me apuraba a abrir la bolsa cada vez que tenía
algún problema con individuos venales . . . Nunca hice mal a
nadie. ¿Por qué no se me deja vivir? ¿A quién he ofendi­
do? . . . H asta los fascinerosos, del género del em perador y
la emperatriz, pueden vivir a su gusto. ¿Por qué no. se me
permite a mí comer el simple pan de maíz? ¿D e dónde viene
eso, esa m aldita idea?

C H A N G S I: Se esperaba, se esperaba . . . Se esperaba el día


en que todo el mundo sería razonable, en que nadie trataría
de humillar a los otros . . . Sin embargo . . . M is viejos ami­
gos desaparecieron uno detrás de otro . . . M urieron, o de
hambre o asesinados . . . D em asiado abrumado, ya no llego
ni a derramar una lágrim a . . . Song el Segundo, uno de mis
mejores amigos, ¡m urió de ham bre! ¡G rac ia s a que hice una
colecta pude comprarle un ataúd de cuatro tablas! D e todos
modos tenía un amigo como yo. ¡ Imaginen lo que sucederá
cuando llegue mi turno! . . Sí, ¡ yo quiero a mi p a ís! Pero
¿quién me quiere a mí? ¡M iren, amigos! (M uestra sus m one- \
das d e p a p e l) Viniendo hacia aquí, crucé un entierro, y
recogí esto en el camino. Y o sé que no tendré ni m ortaja
ni ataúd; me contentaré con algunas monedas de papel. ¡J a !
¡J a ! ¡J a !

Q IN Z H O N G Y I : ¡E stá bien para nosotros tres! ¡A rró jelas


enseguida, Chang! ¡H agam os ofrendas para nosotros mismos!

W A N G L I F A : ¡B u en a idea! ¡G rite un poco, hermano Chang!


¡H a y que seguir las viejas costumbres!

C H A N G SI (se levanta y pregona): i Ciento veinte mil sape­


cas para los cuatro portadores en los cuatro ángulos! (A rro ja
m onedas d e pap el al a ire )*

Q IN Z H O N G Y I
¡ Ciento veinte mil sapecas!
W A N G L IF A

Q IN Z H O N G Y I (tomando con una mano a W ang y con la


otra a Chang)-. Bien, no tengo nada más que decir. ¡A d ió s!
(S a le)

W A N G L IF A : ¡A d ió s!

C H A N G S I: ¡V o y a tomar todavía una taza de su té! (y a c ía


la taza de un solo trago) ¡A d ió s! (Sale.)

* E n la antigua China, entre los ricos, el entierro se realizaba con gran


pompa. Treinta y dos, cuarenta y ocho y hasta sesenta y cuatro hombres
llevaban el féretro. Los portadores se dividían en varios equipos y se re­
levaban en el camino. Cuatro portaestandartes, marchando en los cuatro
ángulos del cortejo, dirigían el relevo y la marcha de los portadores. En
cada parada, o cuando se hadan ofrendas en el camino, el jefe de los porta­
dores debía gritar “ recompensa suplementaria” . Los parientes del muerto
debían dar el dinero. Se anunciaba la suma con gran exageración. Y al
mismo tiempo se esparcían monedas de papel en el camino.
W A N G L I F A : ¡A d ió s!
(Entran D in g Bao y Pequeño E sp íritu )

D IN G B A O : ¡Y a vienen, abuelo! (R ocía el salón con agua


de colonia)

W A N G L I F A : Bueno, ya que vienen, me retiro. (D espués


d e recoger algunas m onedas d e papel se dirige hacia el patio.)

P E Q U E Ñ O E S P IR IT U : ¿Por qué estas monedas de papel,


abuelo?

W A N G L I F A : ¡D ios lo sabe! (Sale.)


(Entra X iao Liu , el P icado)

X IA O L IU , E L P IC A D O : ¡Coloqúense a los costados de la


pu erta!
(D ing Bao y Pequeño E spíritu encuadran la puerta, una a la
derecha, la otra a la iz q u ierda )
(Entra enseguida el director Shen protegido por cuatro gen­
darmes. L le v a uniform e m ilitar, con botas altas de espuelas
en punta. E n la mano, sostiene una fu sta)

D IR E C T O R S H E N (como un general que pasa revista a sus


tropas, exam ina por turno a D in g Bao y a Pequeño E spíritu.
D espués d e cada examen, lanza una exclam ación) : ¡H o w !
(D ing Bao ofrece una silla al director Shen.)

X IA O L IU , E L P IC A D O : Señor director, Y u tai es una casa


de té que tiene más de sesenta años, y célebre en nueve ciuda­
des. A dem ás está situada en un buen lugar. Con ese apoyo,
y porque tiene también un nombre reconocido, podemos estar
seguros del éxito . . . Pienso continuar la venta de té tomando
a D in g B ao y a Pequeño Espíritu como mozas. Tendré el
oído atento, y vigilaré a todos y a todas las corrientes ideoló-
' gicas. ¡D e esa forma podré abastecerlo de información en
gran cantidad y ayudarlo a prender a los comunistas!

D IR E C T O R S H E N : ¡H o w !
(D ing Bao ofrece a Shen un cigarrillo que Pequeño Espíritu
enciende con un en cen d edo r)
X IA O L IU , E L P IC A D O : E n el patio estaba ese famoso
depósito cuyas mercaderías fueron puestas en lugar seguro
por usted, señor director. Por el momento, la construcción
está vacía. Cuando sea arreglada, tengo la idea de acomodar
en el centro, un salón de baile y, de los dos lados algunos dor­
mitorios con instalaciones higiénicas. Cuando usted tenga
tiempo, podrá venir a bailar, tomar café, jugar a las cartas.
¡ Y si lo desea, podrá pasar la noche aquí! E ste lugar será
para usted como un pequeño club personal del que yo seré
gerente. ¡L e apuesto que será más confortable y más anim a­
do que su propia residencia!

D IR E C T O R S H E N : IH o w l

D IN G B A O : ¿M e permite, señor director? . . .

D IR E C T O R S H E N : ¡H oto!

D I N G B A O : ¡E l viejo patrón me da p e n a !. . . ¿Se lo puede


tomar como portero? Si se le da un traje, podrá velar por
la seguridad de la casa y orientar a nuestros clientes. E s
conocido por todos, ya que trabajó aquí desde hace decenas
de años. Podría servirnos como publicidad. ¡ Sería una m a­
ravillosa “ M arca del viejo ” * !

D IR E C T O R S H E N : ¡H o w ! ¡H áganlo venir!

X IA O L IU , E L P I C A D O : i A sus órdenes! (Se precipita en


el p atio ) ¡ Señor patrón! i V iejo patrón! . . . ¡ Am igo d e mi
padre! . . . ¡A buelo! . . . (R eg resa ) Se ahorcó, señor director.

D IR E C T O R S H E N : ¡H o w ! ¡H o w !

(T e ló n )

* Alusión a una marca de cigarrillos.


APENDICE

Los entreactos deben ser relativam ente largos para


p erm itir a los actores el cambio de ropa y de m aquillage.
D urante cada una de estas pausas, el actor que in te rp re ta
a Yang el Tonto recita un poem a con acom pañam iento
rítm ico. Así el tiem po parece más breve a los especta­
dores, que se sum ergen en la acción poco a poco.

. Acto I (Antes de levantarse el telón)

Yo soy el tonto, el tonto Yang


y esta es la casa de té;
“Rico y tranquilo” lugar,
casa de té, viejo Y utai
es u n negocio de floreciente andar.
En el am biente revoltoso
hay m ucha gente de toda edad:
pajareros de ruiseñores,
narradores y m usiqueros;
hay quien bebe y hay quien come
si hay dinero, que así puede;
y el que no tiene dinero,
nunca puede, nunca puede.
Pero juegue al ajedrez,
porque se puede apostar
albóndigas fritas.
Echele pim ienta a la harina!
Eche pim ienta al tazón!
Quiere ser sabio y discreto!
Quiere ser un gran señor!
Se im portan mercaderías
y e l opio se multiplica;
el ham bre se disemina,
se m ueren los campesinos;
los padres venden los hijos,
los hijos quedan sin padres.
Están ricos los señores
y pobres los pobladores;
pero dicen que un rebelde
en la corte apareció:
Tan Sitong, yo lo escuché,
Kang Y o u w ei y Liang Qichao.
Ellos piensan el im perio reform ar!
La reform a! La reform a!
La em peratriz se enojó!
y manda que a los rebeldes
los lleven a ejecutar.
Pero a callar! De esto es m ejor no hablar!
porque la cabeza nos querrán cortar!
(El telón sube lentam ente. Yang el Tonto e n tra en
la casa de té.)
Entro con frío y helado,
entro a la casa de té!
A lguien quisiera escuchar
las historias que yo sé?
“La llegada de M u K u iy in g ”,
“La ejecución del hijo del mariscal”?
Señoras y señores,
yo se las puedo contar!
(Wang Lifa se acerca y le dice que salga.)
Que prospere, patrón W ang
y que gane oro y plata hasta el final!
Y o no tengo oro n i plata ni m arfil!
Sólo soy u n narrador,
sólo cuento las historias
que m e cuentan por ahí! . . . (Sale.)
Acto II (Antes de levantarse el telón)

Otra vez estoy aquí


con mis cañas de bambú.
No sirven como riqueza;
pero suenan, y si suenan,
m e sirven para contar!
El patrón Wang trabaja con fervor;
todo lo mejora, todo es innovación.
(en voz baja) Pero él no sabe que es inútil,
que nada se logrará!
El imperio ya cayó,
pero mirad:
Zhao contra Qian,
S u n contra Li,
Zhao, Qian, S u n y Li
contra sí.
Mas para luchar, señores,
hay que tener cañón y fusil;
los venden los extranjeros
a cambio de buen dinero!
Cuando pasan los soldados
se va y perece el amigo,
se va y perece el ganado,
se va y perece el cereal.
Se va y perece
pero el patrón Wang
cómo sabe reformar!
La casa Y utai parece
una Universidad:
los estudiantes, atrás,
hablan un lenguaje cultural
pero llegan los militares. . .
A y! A y! A y ! La casa se arruinará!
No le diré m i tem or;
felicitarlo será lo mejor.
Y o lo tengo que alabar
y . él m e cree m u y sagaz!
(Sale y reaparece en la casa de té.) ■
Viejo Y utai, qué innovación!
Le doy una felicitación!
.(Wang Lifa: Hoy no doy limosna; la casa ab rirá
m añana.)
Hoy no, mañana sí!
Mañana es siem pre mejor!
(Suena un cañonazo.)
Oh! A bre la casa de té
y tam bién se abre el cañón!
Vam os a testim oniar
algunas cosas sin igual!
(Wang Lifa: ¡Vete!)
(Yang el Tonto sale.)

Acto III (Antes de levantarse el telón)

El árbol viejo perdió las hojas.


El hom bre viejo perdió las esperanzas.
Me pasaron tristes cosas,
le pasaron tristes cosas
al amigo, el patrón Wang.
Está viejo y sin dinero. . .
Y a no piensa en innovar!
Llegaron los japoneses
y B eijing se doblegó;
el que no peleó fue m uerto
y el que peleó se murió.
El Octavo Ejército, bendito!
La esperanza popular,
a soldados japoneses
m uchas veces derrotó.
Y soñamos y peleamos
porque siem pre hay que confiar.
El poder lo m antiene el Guom indang
y dirige la injusticia
con las fuerzas del Japón.
Derrotado por la suerte
W ang sólo espera la m uerte.
Casa de Té, casa Y utai,
cómo perdió su encanto y su calor!
El tiem po la deterioró,
la época la venció! (Sale.)
(Después de la m uerte de W ang Lifa, aparece nue­
vam ente y m ira a Ding Bao, que llora.)
No llores, niña;
después de la sombra, llega el día.
No sufras, niña;
el agua del m onte del Oeste, llega al Este.
D espués del agua amarga, el agua dulce vendrá;
después de la esclavitud, la libertad! , . .
RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS
SO B R E LA CASA D E T E

Después de la puesta en escena de La Casa de Té,


m uchos amigos se tom aron la molesti,a de escribirm e in ­
quiriendo cómo había escrito esta pieza dram ática. D e­
bido a m i exceso de trabajo no puedo contestar las cartas
una a una. Aquí, intento breves respuestas a las p reg u n ­
tas m ás im portantes.
Pregunta: ¿Por qué escogió una casa de té como es­
cenario? .
Respuesta: U na casa de té era el lugar donde se encon­
tra b a gente de distintos caracteres, de todos los círculos
sociales. U na gran casa de té constituía, en cierto modo,
un microcosmo de la sociedad. Esta pieza sólo se com­
pone de tres actos y n a rra cambios ocurridos d u ran te
medio siglo. P a ra describir estos cambios no se puede
eludir los problem as políticos. Sin embargo, yo no es­
tab a fam iliarizado con altos oficiales y hom bres de fuste
en la escena .política. No pude describir con conocim ien­
to de causa el papel que ellos jugaron p ara acelerar o
detener la m archa de la historia. Además, no soy m uy
fuerte en política. P or el contrario, conocía bien a gente
sencilla, en especial a quienes acudían frecuentem ente
a las casas de té. Entonces, pensaba, si se les reu n iera
en una casa de té y se refleja ra n cambios sociales m e­
diante acontecim ientos de su vida personal, ¿no tra s ­
m itiría indirectam ente m ensajes políticos? Por eso, to ­
mé la decisión de reu n ir m is personajes en una casa de
té.
Pregunta: ¿Cómo hilvanó los caracteres y el argum en­
to de la pieza?
Respuesta: En esta pieza hay tantos personajes y se
a ta re a u n período tan largo que era difícil encontrar el
tem a central. R ecurrí entonces a cuatro m edios: 1.
Los personajes principales se presen tan desde el com ien­
zo hasta el final de la pieza. De este modo, las circuns­
tancias aparecen un poco flojas, pero la continuidad de
los personajes centrales previene la divagación excesiva.
En la obra hice que los personajes mismos lleven la ac­
ción. Así, se aproxim a a una parodia de actualidad, pero
no es, lo mismo. Describí principalm ente a los persona­
jes en tanto en una parodia de actualidad se tra ta en
general de un acontecim iento como centro. 2. Los p er­
sonajes secundarios se extienden de padres a hijos y son
representados por los mismos actores. Esto contribuye
a la continuidad de la historia. Fue sim plem ente una
nueva m anera de crear y no estaba basada en ninguna
teoría. En la vida real, no necesariam ente los hijos con­
tinúan la profesión de sus padres. En el escenario, el
mismo actor desem peña ambos papeles, de padre e hijo,
facilitando la com prensión a los espectadores a p esar de
la diferencia de años entre los actos. 3. T raté de hacer
que todos los personajes contaran con su lenguaje sus.
propias historias, y al mismo tiem po, intenté situarlas
en el contexto de la época. Por lo tanto, el cocinero se
sem ejaba a un cocinero real y el n arrad o r se sem ejaba
a un n arrad o r real, porque ellos hablaban de sus propios
problem as. Además, estos problem as estaban vincula­
dos con la época dada. P o r ejem plo, un cocinero re ­
nom brado se reb aja a cocinar para los presos dem ostran­
do que, en aquel m om ento, la cárcel estaba apiñada. La­
m entando que hubiera poco interés en su arte, el n a rra ­
dor señala que el Estado estaba arruinándose, y las artes
tradicionales en peligro de perderse. . . El relato de la
propia vida de los personajes reflejó algo del tiem po en
que vivían. De esta m anera, los espectadores pueden
echar un vistazo a la época,dada a través del comporta,-
m iento de los personajes. Algunos de ellos sólo dicen
unas pocas palabras con las cüales, en realidad, ya están
exponiendo su suerte. 4. Los personajes secundarios han
sido puestos a escena o sacados de ella sin form alidades,
según las necesidades del momento.
Es fácil acom odar el argum ento después de haber
dispuesto bien a los personajes. Cuando h ay personajes,
siem pre pueden encontrarse tem as para que hablen.
Algunos consideran que esta pieza carece de acción y
suponen que si hubiera podido asir la historia de las p e ­
ripecias de K ang Shunzi y de la participación en la r e ­
volución de K ang Dali, habría escrito una pieza m ejor
que la presente. Les agradezco por esta sugerencia, pero
no puedo aceptarla. Si la hubiera escrito de esta m anera,
sería difícil realizar mis propósitos de e n te rra r las tres
etapas de la vieja sociedad. Si hubiera desarrollado la
obra en base a un solo acontecim iento, la casa de té se
habría arruinado antes de ser ocupada por el G uom in-
dang. No estaba restringido por viejos convencionalis­
mos y procuré seguir algunos métodos originales.
P reg u n ta : Haga el favor de contarnos algo sobre el
lenguaje usado en la pieza.
Respuesta: No tengo m ucho que hablar de la lengua.
Todo lo que quiero señalar es que un lenguaje vivo no
puede provenir sino de experiencias vividas. He vivido
en la vieja sociedad y me fam iliaricé con la gente que
frecuentaba las casas de té. Conocí bien cómo vivían y
por eso, sabía cómo hablaban. Partiendo de esto, exageré
y retoqué aquí y allá los diálogos de los personajes p ara
transform arlos en sus propias palabras y tam bién en las
mías. Por ejem plo, Tang el Oráculo dice: “Ya no fum o
opio. . . A ctualm ente fumo heroína.” Estas son sus
propias palabras, pues él es un sinvergüenza. Pero hice
que salieran por su boca los siguientes com entarios: “En
casa tengo heroína de Japón, cigarrillos de G ran B re ta ­
ña. . . ¡Dos potencias que están a mi servicio! ¿No es
un gran honor para m í?” Son com pletam ente creíbles
estas declaraciones deshonestas hechas por dicho desca­
rado. Al m ism o tiem po, le hice referirse a las atrocida­
des de los im perialistas en aquel entonces, ¡quienes ro­
baban nuestras riquezas y quitaban nuestras v id as!
Pregunta: Perm ítam e que haga una pregunta más. Un
personaje como el director Shen solam ente sabía rep e tir
la palabra hao (bien). ¿Acaso eso se basa en algo de la
vida real?
R espuesta: Sí, en efecto. Observé a muchos altos ofi­
ciales y funcionarios del Guom indang. Dándose ín fu ­
las, se veían siem pre hoscas expresiones en sus caras.
Estrechaban con desdén la m ano a otros, dándoles sólo
algunos dedos fríos (fríos, por la debilidad de su salud)
y los retirab an rápidam ente. E ran presuntuosos e insó­
litos, capaces de contar sucios chistes con gente de su
m ism a calaña; pero, cuando hablaban con los subalter­
nos, soltaban las menos palabras posibles para acentuar
su im portancia. Sí, esa palabra hao tuvo tam bién su
fundam ento. En suma, uno no puede dom inar bien la
lengua sin experiencia de la vida.

1958
SO BRE EL AUTOR

Lao She (1899-1966) es el. seudónim o (por el cual


generalm ente se le conoce) del escritor Shu Sheyu,
nacido en Beijing, En 1924 viajó a Inglaterra, donde se
desem peñó como catedrático de chino en la Escuela de
Estudios O rientales de la U niversidad de Lqndres. Fue
en esa ciudad donde escribió sus tres prim eras novelas.
Después de su regreso a China, en 1930, trabajó como
profesor de lite ra tu ra china en la U niversidad de Qilu
(Jinan) y en la U niversidad de Sharidong (Qingdao) m ien ­
tras continuaba escribiendo. D urante la G uerra de R e­
sistencia contra el Japón (1937-1945), cuando estaba en
Chongqing, se esforzó por la organización de la Asocia­
ción Nacional de R esistencia de Escritores y A rtistas, e
hizo una aportación activa a la reunión y actividades de
los trabajadores del arte y la litera tu ra en el trabajo de
la propaganda antijaponesa. Luego se trasladó a los
EE.UU., donde dictó conferencias y enriqueció su crea­
ción. . Desde que en 1949 regresó a la patria, tomó p a rte
entusiastam ente en diversos trabajos de la Nueva China.
Fue m iem bro de la Comisión de C ultura y Educación
del Consejo A dm inistrativo de Estado, diputado a la
A sam blea P opular Nacional, m iem bro del Comité P e r ­
m anente de la Conferencia Consultiva Política del P u e ­
blo Chino, vicepresidente de la Federación de Escritores
y A rtistas de China, vicepresidente de la Asociación de
Escritores de China, y presidente de la Federación de
Escritores y A rtistas de Beijing.
Antes de la liberación, escribió no pocas obras lite ­
rarias, incluso su novela El Tirador de Rieksha, (cuya
versión en inglés conocen los lectores occidentales con
el nom bre de R ickshaw Boy), que denuncian y critican
la oscuridad de la vieja China. Después de la fundación
de la RPCh, creó m uchas obras más, bien acogidas y es­
tim adas por las m asas populares; entre ellas, figuran
piezas de teatro m oderno como El Canal de la Barba del
Dragón,* Flores de Prim avera y Frutos de Otoño, Fang
Zhenzhu y La Casa de Té. Gozó de la m ás alta fam a
dentro del país y fue reconocido escritor popular y gran
m aestro de la lengua.

* Publicada en español por nuestra Editorial en 1979.

104
I NDI CE'

La Casá de Té
Acto I 7

Acto II 27
Acto III 55
Apéndice 94

Respuestas a algunas preguntas sobre La Casa de Té 99


Sobre el a u to r 103
s ÍÜ
(H ffif;® ) )
¿e. g¡ w
#
«UiWtffiffi
if>H dtsW ZÍJl;024^
IB815PC 2 8 ? f ) » - ) 8
« i í : ( f f i ) 10050—988
00130
10— S — 1515P

También podría gustarte