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1 La Cosa Suya

Pues sı́, yo soy de Little Italy de toda la vida. Born and Raised. De toda la
vida como te digo. Perdona, creo que no te dije aún cómo me llamaba. Me
llamo Vinny Portello. Igual te puede sonar ese apellido. ¿No? ¿Te suena Sharp
Joe? Ya me parecı́a. Vaya tipo, ¿no? Pues resulta que es mi hermano. Sı́, no
me mires con esa cara. Sharp Joe, el mismo, es mi hermano. ¿A qué parece
mentira, eh?
Pero eso no importa porque no es verdad. Se apellida Portello, lo bautizaron
como Joe Portello. Del ’14 y yo del ’18. Nacimos ambos en este barrio, de una
familia humilde. Mi papá era sastre. Tenı́a una tiendecita muy muy pequeña.
¡Parecı́a una lata de sardinas! Sı́, no era muy grande no. Vendı́a buenos trajes.
De él saqué mi gusto refinado por ellos. ¿Por qué me miras ası́?
Me distraje, lo siento. ¿Qué estaba diciendo? Ah sı́, bueno, las cosas tam-
poco le iban viento en popa como quien dice. Eso lo heredé también de él, ¿eh?
Siempre quiso mandarnos a Joe y a mı́ a la universidad pero nunca pudo. No,
no se lo gastaba en alcohol, era un hombre honrado.
Papá murió cuando era un crı́o aún. Joe era mayor que yo, tenı́a que man-
tener a la familia. Sabes, y por eso está donde está. Cuida muy bien de mamá,
sı́. Ella está mayor tampoco puede hacer mucho. En eso me parece bien lo que
hace. No es que lo apruebe no, pero sabes, tienes que concederle eso.
Nunca hablaba de lo que hacı́a en el trabajo en casa. Sı́, lo llamaba el trabajo.
Hermoso pseudofemismo. No, no, quise decir eufemismo. A veces me lı́o. Lo
que decı́a, Joe nunca hablaba de lo que hacı́a. Pero todo el mundo sabı́a lo
que hacı́a. Desde el 31 cuando mataron a Masseria más o menos está en el
ajo. Antes era un pringao pero poco a poco se fue ganando su reputación. No
apruebo lo que hace, pero mentirı́a si dijera que no fuera bueno en ello. No
entraba en detalles pero sabı́a, todo el mundo sabı́a que lo era.
Muchas veces, cuando invitaba a los camaradas a cenar me decı́a ”Eh, Vinny,
¿a qué esperas? ¿por qué no charlamos un rato largo y tendido?”. Y yo le decı́a
”No, gracias”. Siempre que salı́a el tema estaba incómodo. Y que me aspen
si no hay otra cosa que le guste a Joey que hacerme sentir incómodo. A ver
sı́, somos hermanos, le gusta hacerme jugarreta. Pero te digo que sus colegas
daban miedo. Sonrı́en, pero tú no. Mamá siempre dicı́a que me buscase la vida
como mi hermano. Yo le decı́a que no me gustaba el negocio de Vinny. Pero
ella dale que dale. Y sabes, no me gusta discutir, entonces asentı́a. Pero nunca
llegué a hablar con los amigos de Joey, largo y tendido, sabes.
No me malentiendas, no odio a Joey. ¡Es mi hermano, maldita sea! Él me
ayuda cuando tengo algún lı́o con los chicos. No demasiado, no quiere abusar
de su confianza. Pero me cubre el culo, que es lo importante. Yo también le
hago algún recado. Si me pregunta sobre alguien pues le cuento, si tengo que
compartir una foto lo hago. Me rechinan los dientes, pero me callo. Joey hace
mucho por mı́, es lo menos. Pero sabes, a mı́ me parece demasiado. No lo que
me pide Joey, no no, la situación.
¿Lo has visto en persona? A Joey digo, Sharp Joe, perdona. Impacta su
mirada, ¿no? Puede desollar a un hombre con ella. Por eso lo llaman Sharp
Joe. Sı́, también va vestido muy bien, sı́, sı́ lo sé. Es un doble significado.
Double entendre, como quien dice. Pero sı́, te digo, su mirada puede desollar a
un hombre. Eso si le enfadas, claro, en casa es otro hombre. Se mete conmigo,
lo admito, pero no con maldad.

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Pues eso, su mirada. Mucha gente piensa que es como de un ave rapaz, ¿no?
Escudriñando su presa desde lo alto. Pues bien, te voy a decir algo, que quede
entre tú y yo, ¿vale?
A veces, cuando visita a nuestra madre y toma un café, se queda mirando
ensimismado a la ventana. Y le miro entonces. No mucho, porque luego me mira
y dice ”Eh, Vinny, a quien miras” y yo digo ”A nadie Joe, estaba distraı́do”.
Pero me fijo en él. En sus ojos en concreto. Y hay algo en ellos. Es difı́cil
de explicar. Tú no conociste la guerra, eras muy joven. Pero hay algo en su
mirada que me recuerda a la de los marineros con los que servı́, hace ya bastante
tiempo. Pasa un buen tiempo y sus ojos toman un brillo peculiar. No cuando
los miras de frente, en los momentos de debilidad. ¿Tristeza?, no lo llamarı́a ası́
pero es cercano. Ya te digo, si no sabes a qué me refiero es difı́cil de explicar. A
veces me pregunto si piensa en papá. Que pensarı́a de él y eso. Bueno, olvı́date.
Cambiemos de tema.

2 Tipo Raruno
¿Que por qué me puse a hablar de los ojos de mi hermano? Y por qué no.
Sabes, sé bastante de los ojos de mi hermano, los llevo viendo la tira de tiempo.
No me mires con esa cara, sé lo que estás pensando. ”Vaya tipo más raro, vaya
verdadero personaje”. Pues tienes razón. Vaya personaje.
¿Te hablé de mi busto de César? Lo tengo sobre mi esa. Ineludible. Lo
has visto ya. Imposible pasárselo. A mı́ siempre me fascinó la Antigua Roma.
Con el poco dinero que traı́a mi padre a casa, compraba libros para nosotros.
Querı́a hacernos chicos cultos, que supieramos acerca de nuestra historia. A Joe
le daba igual eso, pero yo los devoraba. No hubo otra civilización como Roma,
y quiero hacerles un homenaje en mi sitio de trabajo.
Te sorprenderá que pienso que César es un cretino. Y un tirano. Y un
verdadero imbécil. Sı́, entiendo que es uno de los mejores generales de la historia
y todo eso. Pero era un sátrapa. Se cargó la república y sometió a Occidente
a siglos de tiranı́a y despotismo. Hasta que llegamos nosotros y restauramos la
democracia. Sı́, fue como Mussolini o Hitler o Stalin. Pero no encontré otro
maldito busto romano. Otro que pudiera permitirme, claro, hay muchos por allı́,
en el Smithsonian deben haber muchos.Pero querı́a tener un busto romano. Un
recordatorio de lo que somos los italianos. Sin nosotros no hubiera ni senado, ni
república ni nada de nada. Los italianos creamos la república romana y todas las
repúblicas son algo de romanas, y por tanto de italianas. Y se pueden perder las
repúblicas. Mira Alemania, mira Rusia. Me recuerda a los valores republicanos.
No republicanos como McCarthy y esos cesariones, digo los valores republicanos
de verdad.
Si me preguntas, vivimos en una era decadente. No soy un comunista ni de
lejos, pero sabes, esta sociedad está corrupta. No me gustan los polı́ticos, todos
tienen un poco de César en ellos. Especialmente el histérico de McCarthy. Hay
muchos cesariones por la calle y hay que defenderse de ellos. Gente que se cree
mejor que tú, que cree que puede cruzar el Rubicón y mandarte a tomar por el
culo. Que te pega la zancadilla. Que te insulta cuando te das la espalda.
Los romanos eran maestros de la retórica. Los romanos en los viejos tiempos
en vez de pegarse espadazos discutı́an en el senado. Yo soy capaz de pegar
espadazos- siempre llevo a Brutus encima- pero prefiero discutir. Sı́, no tengo la

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labia de Cicerón , pero tengo mis trucos bajo la manga. Los romanos guerreaban
con las palabras, y en la guerra y en el amor todo vale. Pues bien, estoy
guerreando contra ti. Llevándote por tangentes bien definidas. Cambiando de
tema, desequilibrando tu centro de gravedad dialéctico. Analizando tus puntos
débiles, tus arrugas argumentales. La gente me subestima, porque soy el tipo
raruno. Allı́ es donde lucho con mi lengua. Si los galos rodean mi Alesia, los
asedio de vuelta. Y años en el oficio me han ayudado a afilar mi lengua-espada.
Acaban deslizando y escupiendo lo que ocultan. Te haces el sueco, y mientras
no miran les aflojas en cinturón y paf, se quedan en gayumbos. Muy eficaz.

3 Pictures of a City
Creo que ya te mencioné que fui a la guerra. Sı́, estuve en el Pacı́fico con la
Armada. La Armada de los Estados Unidos de América. A mı́ siempre me
atrajo estudiar, y me dije, ¿qué mejor manera de estudiar y servir a la patria al
mismo tiempo? Yo pienso que la guerra se parece mucho a las Guerras Púnicas,
¿no? Nosotros somos Roma y los japos Cartago. Bueno olvı́date.
Lo más importante que aprendı́ en mis años de servicio es que las naves son en
cierto modos un ser vivo. Sı́, es cierto. Tienen una vida propia, respiran, cagan,
comen munición y digieren combustible en las salas de máquina y engendran
cazas y bombarderos. Es algo de lo que sólo te das cuenta si estás en Máquinas.
Bueno, no todos se dan cuenta, de hecho sólo yo me di cuenta. Ellas son un
puto ser vivo.
Los maquinistas somos médicos en cierto aspecto. Unos médicos que vivimos
dentro del paciente. También lo sé porque sé algo de primeros auxilios. Cuando
los japos nos dieron tuve que hacer un torniquete a un marinero de Kansas,
Jimmy creo que se llamaba. Si yo no lo hubiera hecho, le tendrı́an que haber
cortado la pierna. Pero de eso no estaba hablando.
Sı́, las naves son seres vivos y nosotros somos sus médicos. Si falla la radio,
quedan mudas, si fallan las máquinas se quedan paralizadas, si quedan sin com-
bustible se mueren de hambre. Tampoco es que saber eso te ayude a ser mejor
maquinista, pero carajo, ¿no es acaso una hermosa reflexión?
Cuando acabó la guerra y estuve trabajando para el viejo Fred, me di cuenta.
Me llevé las manos a la frente y dije ”¡Carajo!¡Nueva York también es un ser
vivo!” Fred al principio me miraba como si me hubiera metido algo, pero poco
a poco lo fue entendiendo. Creo que lo entendı́a de antes, pero no sabı́a decirlo
con esas palabras. Un maquinista y un detective tienen muchas más similitudes
de lo que uno piensa. Ambos trabajas dentro de las entrañas de una gigantesca
bestia, de un leviatán motorizado de metal. Si pasas mucho tiempo al lado de
una bestia, como todo dueño de un perro o un gato o lo que narices tengan
esos esnobs de Hollywood, descubres que tienen personalidad. Y si conoces su
personalidad, puedes domarlas. Un detective que sabe leer el estado de ánimo
de la ciudad, que puede leer sus entrañas como los augures de la antigua Roma,
es un detective que llega lejos. La ciudad dice mucho a quien sabe hablar su
idioma.

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4 Heredero de Nosy Fred
Sı́, yo trabajé con Nosy Fred. Fui su aprendiz, de hecho. Siempre quise ser
un detective, ¿sabes? Me dije que ası́ podı́a ayudar a la gente y conseguir
algo de dinero. Y también servı́a para alejarme de los colegas de Joey. Pues
bueno, a lo que iba, Nosy Fred me tomó como aprendiz cuando era mozo. Era
uno de los pocos zagales que no estaban metidos en los asuntos del barrio ya
sabes. A Fred no le gustaban esas cosas y a mi tampoco. Mucha gente afirma
entusiásticamente lo contrario, pero es verdad, Fred Polanski tenı́a estándares.
Los suyos pero los tenı́a.
¿Por qué le llamaban Nosy Fred ? Bueno, en parte porque se metı́a en sitios
donde no le llamaban. Era buen detective, pero no era un detective muy orto-
doxo. Casi va a la trena por los pelos, por poco le quitan la licencia, pero él
se sabı́a manejar. Y bueno, un poco también por su nariz. Se la habı́an roto
muchas veces de tanto husmear. Y también porque era judı́o. Sobre todo porque
era judı́o de hecho.
Pero era un buen maestro, carajo. Aprendı́ un montón de trucos de él. Era
uno de los mejores que habı́a. Antes me dedicaba con el papeleo en la oficina
pero poco a poco me fue llevando a casos. Me ayudó con la licencia y el permiso
de armas. Era un buen tipo, siempre me tuvo cariño, ese perro viejo. Ya te
digo, me fue enseñando sus trucos, y vaya trucos, colega.
Hicimos un montón de trabajos juntos. Desapariciones, esposas celosas,
esposos infieles, robos, lo que quisieras. Vinny y Fred te lo resolvı́an. Tenı́amos
hasta secretaria, las cosas iban bien. También llegamos a trabajar para ese
harapo mugriento, el Confidential creo que se llama, no me acuerdo del nombre
no lo leo ni quiero leerlo. De si famosos esto, drogas aquello u homosexuales lo
otro. Yo siempre me quejaba a Fred, pero él decı́a ”hijo, cien dólares son cien
dólares”. ¡Qué razón tenı́a ese perro! Si le hubiese escuchado de veras otro gallo
cantarı́a.
Y sı́, soy su heredero. En el sentido literal. Sabes, en sus últimos años estaba
raro. No enfermo, raro. Como si temiese que el cielo le iba a caer encima de
la cabeza, como los galos de otrora. Le decı́a, ”vamos, Fred, ¿qué pasa?” y él
respondı́a, ”nada en absoluto, Vinny, sólo estoy pensando”, y allı́ quedaba la
cosa, porque era el Viejo Fred y no querı́a atosigarle.
Recuerdo esa mañana como si hubiera ocurrido ayer. Maldita sea, lo estoy
viendo ahora mientras te lo cuento. Subı́ al despacho como siempre, abrı́ la
puerta y noté que el despacho de Fred estaba abierto. Dios mı́o. Allı́ estaba,
en la silla, con un revólver en la mano, con la mirada perdida hacia la pared.
No sé que coño pasó ni quiero averiguarlo. No quiero pensar en ello más de lo
necesario. Era demasiado bueno para eso.
La policı́a dijo que era un suicidio. No sé si tenı́an razón, pero eso no
importa. No hablé mucho del teme con Joey, mis tripas me decı́an que no me
iba a gustar lo que me dijese, pero igual sólo son conjeturas mı́as. Me quedé con
la agencia. No trabaja nadie más que yo allı́; tuve que despedir a la secretaria,
no habı́a dinero, pero mantuve su despacho tal y como lo dejó. En respeto al
hombre. No dejo que nadie pase y lo limpio cada poco.
A veces, cuando bebo más whisky de la cuenta, pienso ”que manera de
marcharse”. Que pérdida de cerebro. Tendrı́an que haberlo conservado, como
el de Einstein. Creo que los cientı́ficos aprenderı́an mucho de él. Ambos eran
judı́os, ¿no? Si se hubiera dedicado a la ciencia creo que hubiera sido uno de

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los grandes. Hubiéramos tenido la bomba mucho antes. Pero no creo que Fred
hubiera trabajado en ese tipo de cosas.

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