Está en la página 1de 4

Agosto 10, 1916

Penas de muerte de Jesús por las almas que


se pierden. En la Voluntad de Dios nuestras
penas se encuentran junto con las penas de
Jesús.
Continuando mi habitual estado, me sentía
amargada por la privación de mi amable
Jesús, y me lamentaba con Él de que cada
privación que me hacía era una muerte que me
daba, y muerte cruel, pues mientras se siente la
muerte, no se puede morir, y decía: “¿Cómo
tienes corazón de darme tantas muertes?” Y
entonces Jesús, viniendo por unos instantes me
dijo:
“Hija mía, no te abatas, mi Humanidad
estando en la tierra contenía todas las vidas
de las criaturas, y todas estas vidas salían de
Mí, pero, ¿cuántas no volvían a Mí porque
morían y se sepultaban en el infierno? Y Yo
sentía la muerte de cada una en forma tal que
se desgarraba mi Humanidad. Estas muertes
fueron la pena más dolorosa y cruel de toda
mi Vida, hasta el último respiro. Hija mía, ¿no
quieres tomar parte en mis penas? La muerte
que sientes por mi privación no es otra cosa que
una sombra de las penas de la muerte que sentí
por la pérdida de las almas, por eso dame tu
pena para endulzar las tantas muertes
crueles que sufrió mi Humanidad. Esta pena
hazla correr en mi Voluntad y ahí encontrarás
la mía, y uniéndose juntas correrán para bien
de todos, especialmente por aquellas que están
por caer en el abismo. Si la tienes sólo para ti, se
formarán nubes entre Yo y tú y la corriente de
mi Querer quedará rota entre tú y Yo, tus penas
no encontrarán las mías y no te podrás
difundir para bien de todos, y sentirás todo el
peso de tu pena. En cambio, si todo lo que
puedas sufrir, piensas cómo hacerlo correr en
mi Querer, para ti no habrá nubes y las mismas
penas te llevarán luz y abrirán nuevas
corrientes de unión, de amor y de gracias.”
Libro de Cielo. Agosto 10, 1916 Volumen 11
“Hágase tu Voluntad En la Tierra Como En El
Cielo”

“Hija mía, mi Humanidad, siendo Hombre y Dios,


veía presentes todos los pecados, los castigos, las
almas perdidas; habría querido aferrar en un solo
punto todo esto y destruir pecados, castigos y salvar
a las almas, así que habría querido sufrir no un
día de Pasión, sino todos los días para poder
contener todo en Sí estas penas, y ahorrarlas a las
pobres criaturas. Con todo esto que habría querido,
y podido, habría podido destruir el libre albedrío de
las criaturas y habría destruido este cúmulo de
males, ¿pero qué sería del hombre sin méritos
propios? ¿Sin su voluntad al obrar el bien? ¿Qué
papel haría él? ¿Sería objeto digno de mi Sabiduría
creadora? No, ciertamente.
Noviembre 13, 1904 Vol. 6

“Tú debes saber que las almas están tan unidas


conmigo que forman muchos eslabones unidos
juntos en mi Humanidad, y conforme las almas se
pierden rompen estos eslabones, y Yo siento por ello
un dolor como si se arrancase un miembro del
otro.” Abril 2, 1917 Vol. 12

También podría gustarte