Está en la página 1de 29

HECHOS/IDEAS

RAÚL PÉREZ TORRES

Breves apuntes sobre la literatura


ecuatoriana

¿D e dónde vengo? Vengo del ombligo del mundo. Del centro


del mundo. Mi país tiene un nombre que no define la histo-
ria, sino el azar: Ecuador. Si alguien toma el diccionario para
saber algo de él, se encontrará con que Ecuador es el círculo máximo
de la Tierra, perpendicular a la línea de los polos.
Y ecuatorial es aquel aparato que se compone de un anteojo móvil y
sirve para medir las ascensiones y declinaciones de los astros. Entonces
Revista Casa de las Américas No. 257 octubre-diciembre/2009 pp. 18-26

soy del país de la mitad, país que por secuencia histórica debió llamarse
Quito, porque antes de que pomposamente empezáramos a tener vida
propia como república independiente, nuestro pedacito entrañable de
tierra se llamaba Gobernación Independiente de Quito y luego Audiencia
y Presidencia de Quito.
Pero dejemos de lado este nombre «geográfico y geométrico», y diga-
mos que, como dice algún historiador, «para vivir a dos mil ochocientos
cincuenta metros sobre el nivel del mar –altura de Quito– todos los hom-
bres de todas las razas del globo tienen que ensanchar el perímetro del
tórax».
Ante todo no hay por qué asustarse. En algunos países creen que por
haber nacido nosotros bajo la línea ecuatorial, somos unos bárbaros de
taparrabo y lanza que comemos carne humana, y que bajo un sol abra-
sador celebramos rituales de orgía y sangre. Otros creen que estamos
situados en el África o en la América Central (por aquello de la mitad).
No, estamos en Sudamérica y somos hermanos de límites con Perú y
Colombia.

18
Nacidos entonces bajo la línea ecuatorial, sería atina- cismo, corrección formal, moderación expresiva, pu-
do decir que la geografía nos desune, nos dispersa, no dor, idealismo, amaneramiento (Juan Valdano).
nos permite una uniformidad, somos selva y trópico pero Pero hay alguien, fuera del cuento y de la novela,
también montañas y nieve, maravillosa fusión de cos- que distará mucho de esa moderación y ese optimis-
mogonías y sangre, negros, indios, cholos, mulatos, mo, y que fustigará con su pluma a los dictadores y a
mestizos, blancos, desde donde han salido un arte y una los poderosos, un hombre ecuatoriano que fue exalta-
literatura múltiples que ahora paso a narrarles. do por José Enrique Rodó, por Rubén Darío y por
De una manera vacilante, indecisa, como cuando el Miguel de Unamuno: Juan Montalvo, aquel escritor de
niño empieza a caminar, la literatura ecuatoriana inicia un casticismo irreprochable cuya pluma no tembló
su camino a pie, pero bajo la sombra tutelar, libertaria, cuando se decidió a escribir los Capítulos que se le
polemista, del indio quiteño Eugenio Espejo, quien, des- olvidaron a Cervantes. Empezaba entonces la confron-
de 1770, en panfletos, libros y periódicos, asumió su tación ideológica entre dos corrientes representadas en
valiente actitud anticolonialista, que finalmente le costa- las letras por Juan León Mera (conservador) y Juan
ría la vida a este conspirador e inspirador de la Indepen- Montalvo (liberal). En poesía, y luego de la gran poe-
dencia. Luego, en el último cuarto del siglo XIX, la litera- sía épica de José Joaquín Olmedo (que igual cantaba
tura ecuatoriana empezará a caminar bajo un optimismo las hazañas del Libertador Simón Bolívar, como las del
racionalista, un mundo inconmovible, prefigurado, quie- dictador Juan José Flores), el modernismo, al decir de
to, ordenado, feudal y conservador. En el cuento no se Jorge Enrique Adoum, aparece como la expresión más
va más allá del relato de costumbres, de la tradición o la cabal y más lograda de la frustración de la burguesía y
leyenda, y los temas estarán vinculados a un realismo el gamonalismo. Cuatro poetas trágicos, con tentati-
chato y luego a un romanticismo dulzón y desabrido, vas de evasión y muerte, irrumpen con sus cantos donde
cuyos padres putativos serían Chateaubriand, Lamarti- se nota la huella dolorosa de Baudelaire y Verlaine. Uno
ne, Víctor Hugo, Walter Scott, entre otros. de ellos, Ernesto Noboa y Caamaño, diría de sus cole-
En todo caso, los personajes de esta literatura son gas: «a unos los cesó la muerte y a otros... los mató la
cacasenos del pueblo, y el escritor desde una esfera vida» (quizá por esa falta de voluntad de vivir el gran
superior muchas veces se burla de ellos, los ridiculiza escritor y periodista Raúl Andrade los llamaría la Ge-
(Juan Valdano). El humor es concebido aquí como el neración Decapitada). Magníficos poetas, sus obras
trasfondo de una conciencia de clase privilegiada que son perlas de tristeza, exactas, puras, de donde no
desprecia lo popular. «La jerarquía de clases es clara emerge nada que no sea melancolía. Sus nombres:
y debe mantenerse tanto en la literatura como en la vida» Medardo Ángel Silva, Humberto Fierro, Ernesto No-
(Juan Valdano). Todo parte de lo clásico, de lo verosí- boa y Caamaño, y Arturo Borja.
mil, de lo realista. Estamos en las primeras décadas del Las luchas independentistas han llegado a su fin. Se
siglo XIX y los escritores apuntalan con sus sueños, un comienza a sentir la necesidad de asumir un compro-
poder omnímodo que respira quietud y vida sana. miso y fijar los cimientos de una literatura nacional y
Las características de esta literatura estarían dadas popular. El liberalismo asume el poder en 1895 y en-
por el punto de vista. El narrador es el Dios de los tonces aparece la novela de ese movimiento: A la cos-
hombres y las circunstancias, está en todas partes (y en ta, de Luis A. Martínez (1906).
ninguna se lo puede ver), por ello se utiliza la tercera El siglo XX se abre efectivamente para nuestra Amé-
persona, que prefigura la cosmovisión y el desarrollo rica, con ese gran cuentista uruguayo Horacio Quiro-
de todo el contenido. Se detalla el paisaje y se descri- ga, y en nuestro país empiezan a reafirmarse, a delimi-
ben los ambientes, el lenguaje es academicista, rancio, tarse, dos caminos del realismo: el realismo social y el
convencional, es decir el instrumento adecuado para realismo sicológico; dos vertientes copan la literatura
interpretar la burguesía decimonónica: pureza, casti- de los albores del siglo. En nuestro país aparece un

19
libro de alguien que a la postre moriría loco en un sa- militante comunista ecuatoriano: hablo de Las cruces
natorio para enfermos mentales, Pablo Palacio: Un sobre el agua, de Joaquín Gallegos Lara (el pueblo de
hombre muerto a puntapiés (1927). Ese libro marcaría Guayaquil cada año arroja cruces de madera o flores al
los derroteros de casi toda la literatura posterior. Los río en recuerdo de los obreros asesinados y tirados al
otros escritores significativos de la famosa generación agua, el 15 de noviembre de 1922).
de los treinta se adscribirían al realismo social por la En 1925, la Revolución Juliana que apenas quedó
necesidad de denunciar las injusticias sociales, de mos- en un tenue reformismo, llevada adelante por militares
trar la realidad del campo, de la tiranía feudal. En la de baja graduación en beneficio de la clase media en
poesía, a partir de 1925, aparecían las obras de tres ascenso, claudicaría más tarde frente a la presión oli-
grandes líricos de nuestra literatura: Jorge Carrera An- gárquica feudal. De igual manera, la Guerra de los Cuatro
drade, Alfredo Gangotena y Gonzalo Escudero. Reco- Días, en 1932, sirvió para masacrar al pueblo en la
jo aquí algunos de los contextos internos y externos lucha fratricida de liberales y conservadores por la he-
que marcaron esa literatura y que he tomado de algu- gemonía del poder. La depresión consiguiente a la Pri-
nos investigadores de mi país. mera Guerra Mundial se hace patente en el mercado
Contextos internos: Crecimiento de las ciudades, in- agrícola ecuatoriano.
dustrialización naciente, formación de un proletariado El movimiento de los años treinta (cuyas figuras máxi-
urbano, desencanto por la traición a los movimientos mas son Alfredo Pareja, Enrique Gil, José de la Cuadra,
revolucionarios del pasado y comienzos del presente. Demetrio Aguilera, Joaquín Gallegos, Pablo Palacio y
De 1920 a 1940 tenemos veinte presidentes, casi uno Jorge Icaza) se fortaleció dentro de un proceso y una
por año: inestabilidad política, búsqueda y agitación. coyuntura social específica, porque todo hecho artísti-
Contextos externos: 1914, año de la barbarie de la co recibe de su contexto social la savia que lo nutre.
Primera Guerra Mundial. Desengaño de la civilización Enrique Gil Gilbert escribe su mejor obra en 1940,
europea. Constantes intervenciones del imperialismo Nuestro pan, que recibe el segundo premio en el con-
norteamericano en la América Latina. Crisis económi- curso que ganó El mundo es ancho y ajeno, de Ciro
ca de 1929. Alegría. Demetrio Aguilera Malta es el álter ego del cholo
Revitalización del marxismo. Hechizo de las nuevas en A la Costa y en sus novelas Don Goyo y La Isla
ideas de Marx y Freud. Se fundan el Partido Socialista Virgen, sus cualidades sociológicas son impresionan-
y el Partido Comunista en nuestro país. tes. José de la Cuadra fue quizá el mejor escritor de
Corrían los años en que todo vestigio liberal de la cuentos de su época, tanto en Ecuador como en la
revolución de 1895 se había quemado en la misma América Latina. Sagaz, lúcido, de un poder de síntesis
«hoguera bárbara» en la que asesinaron y quemaron altísimo, el realismo mágico aparece de su pluma con
al líder máximo de este movimiento liberador: Eloy Los Sangurimas, novela corta que prefigura con va-
Alfaro, quien prefigura con sus derrotas y sus victo- rios años a Cien años de soledad.
rias al coronel Aureliano Buendía, de García Márquez. Nuestros escritores de los años treinta enfrentaban
Se vive el caos, la explotación y la miseria; empieza esta época de una manera consecuente con los intere-
a vislumbrarse el fantasma pavoroso de la Segunda ses del pueblo y con su política reivindicativa. Todos
Guerra Mundial. ellos militaron en organizaciones de izquierda, y su obra
En noviembre de 1922 la incipiente clase obrera, es crítica, realista y demoledora.
que había empezado a generarse a través de una in- De los inclaudicables escritores de esos años de nues-
dustria dependiente o privada, recibe su bautismo de tro país, diremos también lo que varios críticos literarios
sangre en la más inmisericorde matanza que se haya han encontrado en sus libros: descarnado verismo. Cru-
registrado en nuestro país. De esta dolorosa experien- deza. Revelación de la realidad, situaciones extraordina-
cia histórica saldrá la obra más firme escrita por un rias, no cotidianas. Violencia, crimen, sexo. Relaciones

20
de injusticia social. Una literatura que no divierte sino En uno de los manifiestos del Frente Cultural decía-
advierte, que no enuncia sino denuncia. Del tono in- mos que el desarrollo del capitalismo en Ecuador, el
formativo pasa al subversivo. Se encuentra incorpora- surgimiento de la clase obrera, la constitución de orga-
do el elemento mágico (el fondo de lo popular). Hiper- nizaciones políticas que reivindicaban los intereses pro-
boliza la realidad del montubio. Los personajes son letarios, fueron, entre otros, los elementos fundamen-
proletarios, o es la comunidad entera; se reivindica lo tales que determinaron la conformación de núcleos de
autóctono y, como dice Diego Araujo, llegan al diseño intelectuales del sector medio que ya no respondían a
de personajes prototípicos: el indio explotado, el pa- los intereses de las clases dominantes. Hasta la década
trón, el mayordomo, el cura... Por otro lado, no se de los años sesenta aparecen intelectuales progresistas
olvidan el sermón proselitista y la innovación técnica. que, al asumir su compromiso político con la historia,
Se reinventa el lenguaje. Encontramos un habla fresca devinieron en militantes de las organizaciones de iz-
y realista; uno de ellos, quizá el más experimental y quierda.
auténtico, José de la Cuadra, decía: fotografía y fono- Las décadas de los años sesenta y setenta se carac-
grafía de la realidad, eso es lo que buscamos. terizan por el emerger de movimientos iconoclastas,
Los años cincuenta, hasta cierto punto, son estériles agrupados alrededor de programas inmediatistas que,
y de una calma bonachona; década, empero, que se abre aunque mecánicos y románticos, se asumen dentro de
con una gran novela: El éxodo de Yangana, de Ángel la concepción sartreana del compromiso intelectual, y
Felicísimo Rojas, uno de los textos literarios más no- plantean una ruptura total con el oficialismo cultural.
vedosos, atrayentes, denunciativos y bellos de la historia Una muestra de esto es el grupo Tzántzico y su revista
literaria ecuatoriana. Todavía la bronca literaria se da en- Pucuna, que significativamente asumen la necesidad
tre los dos realismos. En el uno superviven Jorge Icaza, de «reducir cabezas» consagradas, es decir, el parrici-
creador de la novela que mayor fama ha tenido en el Ecua- dio. Esto, que fue más una actitud que una praxis real,
dor y en el mundo entero: Huasipungo, algunos cuentos logró sin embargo romper un lastre acumulado por el
de Gallegos Lara, Pedro Jorge Vera, Alfredo Pareja, Adal- conformismo, y llevó a alguno de esos grupos a plan-
berto Ortiz, con su deslumbrante novela Juyungo, «his- tearse su quehacer bajo una intención política, que fi-
toria de un negro, una isla y otros negros», y en el otro, nalmente redundaría en una mejor aprehensión de la
en el realismo sicológico, empiezan a aparecer muchos realidad cultural del país.
escritores que tienen ya una obra de consideración: César Dentro de este contexto –decía también el mani-
Dávila, Rafael Díaz Icaza, Jorge Enrique Adoum, y otros. fiesto– la historia y la dirección que esta toma, impul-
Finalmente, hace algunos años, en nuestro país, sin- sada por la clase trabajadora, hoy va demostrando que
tomáticamente a partir de la Revolución Cubana y los la única posibilidad de ser realmente un intelectual es ir
distintos movimientos de liberación con su significa- generando prácticas culturales insurgentes. Como esta
ción dentro de la América Latina, fueron surgiendo práctica no se da en el campo neutro sino en la historia
grupos, movimientos, talleres o escritores individuales real, caracterizada por la lucha de clases, el intelectual
que consideraron ya a la literatura dentro de su especi- –como agente reproductor de ideología– debía estar
ficidad como un factor necesario de cambio, de orien- vinculado a los frentes de masas y asumir de este modo
tación y de testimonio. Dentro de los diferentes géne- su función de intelectual orgánico, tal como lo con-
ros literarios, el cuento ha ido adquiriendo una mayor ceptualiza Gramsci. El proceso de transformación con-
resonancia, proporcional al rigor, a la disciplina y a los ducido por las clases explotadas exigía nuestra partici-
objetivos que el escritor contemporáneo se propone, pación en el sentido de investigar, aprehender, divulgar
en un mundo donde la desubicación, la desorientación y desarrollar la cultura del pueblo.
y la ambigüedad son los instrumentos diarios y alie- En estas circunstancias, reformulamos la cultura
nantes con que nos regala el contexto mundial. como la interrelación de las diversas manifestaciones

21
del pueblo, y esta interrelación en permanente contra- patria; a Jorge Rivadeneira (Las tierras del Nuaymas) a
dicción con las manifestaciones ajenas a él. Uno de los la caza de su guerrilla perdida; veremos a Vladimiro
símbolos inequívocos de esa literatura es justamente el Rivas (Los bienes) buceando entre los recuerdos fami-
de tomar el hecho artístico como una vocación, como liares, recordándonos a todos nuestra abuela y sus pe-
una dedicación, como una profesión rigurosa y diaria. ripecias; a Marco Antonio Rodríguez (Historia de un
No era obra y gracia de la inspiración o de las musas, intruso) atormentado por la trascendencia del hombre
era un hecho real, que requería investigación desde común, de su devenir y de su metamorfosis síquica
diferentes puntos de vista, investigación de la forma y frente a una sociedad vacía de valores; veremos a Raúl
del fondo, de lo que se dice y de cómo decirlo, del Vallejo (Máscaras para un concierto) convirtiendo en
lenguaje y de su profundidad conceptual. Entonces, lo personaje real al que un día fue poeta de los decapita-
aparentemente insignificante se llenaba de significado, dos; a Javier Vásconez (Ciudad lejana) desmembrando
lo cotidiano estaba lleno de latencias, de reflejos inte- los huesos de una aristocracia sin meta y sin salida; es
riores, la persona que pasaba por la calle, su actitud decir, a todos nosotros frente a una misma situación
frente a un niño, frente a una mujer, su manera de crítica y comprometida, utilizando algunas de las ar-
sentarse en el parque, las palabras, adquirían otros sig- mas del hombre, el pensamiento, la literatura, para ata-
nificados. car desde diversos ángulos el armatoste del mal del
Por otro lado, la necesidad de sentir la ciudad, de siglo, la corrupción.
redescubrir y amarla, de ahondar en nuestras raíces Vendrían entonces los extraordinarios, encantados,
históricas, de dónde venimos, a dónde vamos, era otro desencantados, apabullantes, libres, esquizofrénicos,
síntoma de nuestra literatura joven. Veremos a Iván trágicos, luminosos años sesenta, pero ya que hemos
Égüez (La Linares, Pájara la memoria) fantaseando llegado hasta aquí, bajo esas dos realidades de nues-
irónicamente en sus conventos y cúpulas, dándole al tros escritores de los años treinta –el realismo social y
personaje cotidiano un carácter épico, atacando el len- el realismo sicológico– es hora de preguntarme (ya
guaje, llenándolo de aliento, volviendo a crearlo, en- empiezo a estar involucrado) de qué realidad hablo.
carnándolo; a Abdón Ubidia (Ciudad de invierno) en La realidad no existe. Al menos no como la entien-
uno de sus cuentos, rastreando la ciudad, acometién- des tú. Sancho, diría Quijote. La realidad para noso-
dola, buscándola desde diferentes aristas, tratando de tros, los de los años sesenta, es una trampa. Y en lite-
provocarla, de quitarle sus velos, de explicarla y, por ratura, la realidad es apariencia. El escritor únicamente
su medio, explicarse, pensando quizá en que es su cli- entiende «la realidad» si va así, entre comillas. Vladi-
ma delicado el que nos tiene melancólicos, o que es su mir Nabokov, Franz Kafka y Faulkner lo sabían.
arquitectura la que nos brinda los chispazos barrocos Muchas realidades se inmiscuyeron y acicatearon nues-
de nuestro lenguaje. A Jorge Velasco (Como gato en tra agitada propuesta literaria de los años sesenta, pro-
tempestad) reinventando ese lenguaje popular guaya- puesta de identidad y de lenguaje, propuesta de una nueva
quileño que emerge de sus calles, de los que no tienen simbología y un nuevo «viaje» al interior del hombre, pro-
voz; a Eliécer Cárdenas (Polvo y ceniza) buscando las puesta que dejara a un lado el optimismo racionalista de
coordenadas misteriosas del bandolerismo criollo en la los doctos, el maniqueísmo posterior, la mirada exterior,
imagen de Naun Briones; a Jorge Dávila (María Joa- el realismo chato y unidimensional, el automatismo y el
quina en la vida y en la muerte) analizando y porme- objetivismo externizante, el tratamiento manipulador de
norizando los rasgos existenciales y alienantes de la un lector tibio, inocente e ingenuo, propuesta, en fin, que
beatería provinciana; a Francisco Proaño (Historias de nos comprometía y nos convertía en sujetos vivos de un
disecadores) aprehendiendo los ademanes histriónicos conflicto social, ético y estético.
y fantasmales de aquel personaje que durante cuarenta La Edad de Oro de nuestras letras (1925-1945) había
años fustigó con su dedo y su oratoria el alma de la pasado, y nosotros con gusto les dimos todo el oro que

22
merecían y nos quedamos sin nada. Pero fueron otras corazón de la inteligencia, evocación multiforme de un
«realidades» asombrosas y desgarradoras, internas y escritor de los años treinta (Gallegos Lara), con los
extremas, las que modificaron, nutrieron, apuntalaron recursos sicológicos, lingüísticos y humanos de los
nuestra necesidad de convertirnos en escribientes, en setenta. Y qué significa Pájara la memoria, ese per-
oráculos, en chamanes de una conciencia nueva, sub- manente homenaje a la lengua y a la vida, y qué signi-
versiva, caótica, violenta, ambigua, que contenía el hom- fican Polvo y ceniza, Bruna Soroche y los tíos, y qué
bre planetario, al hombre en sí y a su circunstancia. hacen allí los cuentos finos y profundos de Ubidia,
Pienso que ya no se trataba de matar a nuestros Velasco Mackenzie, Vásconez, Dávila Andrade, Proaño
inmediatos padres de los cincuenta, padres que no Arandi, y qué decir de aquella palabra secreta de Hum-
merecían la muerte de manos nuestras, porque ya la berto Vinueza, Euler Granda, Javier Ponce, Efraín Jara
llevaban implícita en un porfiado realismo social a ul- Idrobo, Carlos Eduardo Jaramillo y otros. O el aporte
tranza (excepción hecha de dos entrañables padres sustancial de aquellos pensadores como Agustín Cue-
putativos que más tenían de hermanos: Jorge Enrique va, Fernando Tinajero o Alejandro Moreano, que bus-
Adoum y César Dávila). Se trataba de mirar a nuestros caron darle organicidad a nuestra propuesta.
abuelos de los años treinta con mayor detenimiento, de Es una verdad que nuestra generación ha sido de
saldar cuentas, de acumular y decantar su experiencia, ruptura y aporte. Quizá esa ruptura y ese aporte se
su empuje, su vigor, retomar los rasgos espirituales del manifestaron luego de una tenaz asimilación y estudio
paisito, y seguir adelante, contemporanizando más bien de la obra fecunda de los escritores de los años treinta,
con los tíos de más allá del charco, es decir, Juan Car- especialmente de Pablo Palacio, pero es posible tam-
los Onetti, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Alejo bién que, como dice Vladimiro Rivas, nuestra adhesión
Carpentier y Juan Rulfo, quienes filtraban para ellos y a la obra de Palacio deba entenderse como un síntoma
para nosotros las sabias enseñanzas de Maupassant, de desamparo, de ausencia de padres, de ausencia de
Poe, Faulkner, Hemingway y Quiroga, en una dialécti- vasos comunicantes. Innegables, por otro lado, son
ca de circulación sanguínea. las virtudes literarias, políticas, ideológicas y sociales
La vertiginosidad de la vida en esa década nos im- que, dentro de un contexto específico, desarrollaron
ponía otros códigos y otros rostros espirituales. La nuestros escritores de los años treinta, pero pienso que
realidad para nosotros empezaba a ser lo que siempre suficientes romerías se han realizado hacia sus libros y
es: una epifanía. Una revelación inesperada. Un entra- es peligroso que, de tanto mirarlos, se nos conviertan
ñable escritor amigo, de mi generación, decía que la en espejismo. Parecería que nos ha dolido crecer huér-
obra de los escritores ecuatorianos de la generación de fanos. Y quizá por ello habremos contraído los vicios
los años treinta era simplemente insuperable. Eso lo del huérfano. Pero nuestro crecimiento ha sido vertigi-
decía completamente convencido, un escritor que se noso, solidario, en las calles, al aire libre.
desangra diariamente buscando la perla que yace en el Vuelvo al libro Desciframiento y complicidades, de
fondo de la ostra, y que ha dado grandes muestras en Vladimiro Rivas (cuyas virtudes como ensayista son
sus libros de una, no insuperable, pero sí nueva actitud innegables, no así su narrativa que tiene deudas litera-
frente al mundo, actitud que en esencia deviene estilo. rias demasiado obvias, especialmente con el clan bor-
Ya se sabe que a veces de tanto repetir una afirma- geano), quien dice, refiriéndose a nuestra generación:
ción cualquiera, se vuelve indiscutible; peor aún en
nuestro país, donde ningún concepto pasa por el aná- [...] le ha costado mucho tiempo descubrir el mun-
lisis sino por la crítica deportiva. Pero entonces, qué do que le rodeaba y descubrirse. Trabajosamente y
significan en nuestra vida intelectual novelas como Entre no sin sacrificio llega a la madurez literaria, esto es,
Marx y una mujer desnuda, lucidísimo collage de lo a entender lo que es una novela y cómo se vive su
que somos, de lo que buscamos, viaje estremecedor al escritura. El mismo Adoum llegó tarde a la novela.

23
Publicó Entre Marx y una mujer desnuda a los cin- por la reivindicación de sus derechos. La juventud del
cuenta años de edad. Pero Adoum ya había dicho mundo contra el monstruo de mil cabezas: el poder. La
su palabra en la poesía. Estaba de por medio el va- Teología de la Liberación. Los movimientos beat (es-
cío generacional de los cincuenta. Nos costó enten- pecialmente en poesía) y pop (en pintura). Los Beatles
der que no se escribe para cumplir un deber cívico y su profundo Let it Be. Mayo del 68, la revolución de
sino por razones más íntimas, que acaban finalmente los muros, es decir, aquella «expansión de las posibili-
tendiéndole la mano al imperativo social. dades» como le explicaba a Sartre aquel jovencito ju-
dío-alemán que encendió París con sus grafitos: Dany
Es decir, las nuevas realidades necesitan nuevas for- Cohn-Bendit. Recordemos de paso cómo hablaban las
mas, nuevos lenguajes, nuevos desafíos. Y cuáles eran paredes de Nanterre en ese entonces:
esas realidades que impulsaron y modificaron nuestra
expresión, que desempantanaron una literatura que ya Tenemos una izquierda prehistórica
olía a sahumerio, que le dieron una actitud vital bajo un La imaginación al poder
nuevo realismo más profundo y complejo. Veamos a Exagerar es el arma
vuelo de pájaro: nacimos en el centro de un cacareado Hablen con sus vecinos
sentimiento de derrota, por la guerra con el Perú. Todo lo Estamos tranquilos, dos más dos ya no son cuatro
que tocábamos se convertía en derrota. Empezamos a Prohibido prohibir
acumular una formidable vocación para la derrota. Y para Francia para los franceses es un slogan fascista.
el sufrimiento. Soportamos una larga, mediocre y folcló-
rica época de populismo y militarismo. Más tarde, la Sartre, Marcuse, Debray, Evtuchenko, Althusser,
fragmentación de la izquierda y sus luchas intestinas, Roland Barthes, Angela Davis, Julio Cortázar y muchos
que se dieron también entre nosotros y nos tornaron otros aireaban la política, la filosofía y la literatura. Se
enemigo del amigo y viceversa. dio entonces una liberación de los comportamientos, una
Varios compañeros de entonces eligieron un radica- búsqueda de autenticidad en los afectos, una apertura
lismo vehemente, a otros –como diría Hemingway– el de la mente, de sus posibilidades infinitas. Había una
marxismo les estropeó el estilo. Y más cercano a noso- tendencia a un acercamiento a la naturaleza que des-
tros, toda aquella avalancha de vida, de esperanza y echaba lo plástico y daba nuevos contenidos a los senti-
tragedia que se generó en la década del setenta. Pero, mientos, los deseos, las necesidades. Se buscaba una
¿qué es lo que no pasó en aquella década? El mundo espontaneidad descontrolada que se multiplicaba en toda
bullía por todas partes, la gente estaba viva, las cosas la hermandad latinoamericana. Estaba representada por
estaban vivas, la naturaleza estaba viva. Momentos los mochileros, los hippies, verdaderos chasquis de nues-
ejemplares con que salieron a flote las virtudes más tro tiempo, que traían en su barba descuidada la noticia
profundas del ser humano, y, obviamente, su contra- de la nueva vida, del nuevo deslumbramiento, que le
partida. Se empiezan a generar en nuestra América hizo decir a Cortázar aquello de que se estaba viviendo
grupos literarios iconoclastas y vagabundos como el un siglo de oro, independientemente de cuánto duraría.
nadaísmo, el tzantzismo, etcétera. Auge del petróleo Vendría luego la guerra de Vietnam. Nunca olvidaré
en el país, nos encaramamos en una modernidad pos- la despedida de los familiares de aquellos soldados,
tiza, que a duras penas nos convirtió en consumidores especialmente puertorriqueños, latinos, negros, en el
y nos «elevó» al estatus del jean y el rock and roll. La aeropuerto de Chicago, con la perplejidad de la muerte
epopeya de Cuba. Fidel. El Che. Las luchas de libera- rondando ya en sus rostros, con la indescifrable an-
ción latinoamericana. Los Tupamaros. Los Montone- gustia de no saber a dónde iban, ni para qué, ni qué
ros. Nuestra frustrada y también folclórica guerrilla de defendían, ni por qué. Y mucho más tarde, la Peres-
Toachi. La tenaz y ejemplarizadora lucha de la mujer troika, la caída del Muro de Berlín, la Guerra del Gol-

24
fo, los sucesos de Nicaragua, el desangre de la Revo- razón, y que quizá no entendimos nunca; los artistas e
lución Cubana, su espantosa soledad y aislamiento. intelectuales empezarían a enfermar de desencanto y
La tecnificación acelerada, la deshumanización, la melancolía. La gran generación o degeneración beat
robotización del ser, la vergüenza de ser humano en no llegaría a los años sesenta; con la muerte de Jack
esta humanidad. La manipulada posmodernidad y su Kerouac, Louis Althusser, al decir de Javier Ponce el
interesado fin de las ideologías, el descalabro del co- periodista ecuatoriano, «seguía recorriendo sanatorios,
munismo europeo y, por si fuera poco, el sida. y marcando, con su vida personal, el tránsito del marxis-
Estas y mil más han sido las realidades que han cons- mo intelectual a la tragedia personal, que culminaría
tituido nuestro marco sociopolítico y espiritual en el que más tarde con el asesinato de su mujer, Hélène, y su
ha crecido y se ha desarrollado nuestra literatura; una locura terminal». Roland Barthes moriría bajo las rue-
literatura de la ambigüedad, de la angustia, de la incer- das de un camión luego de decir desesperanzado: «Soy
tidumbre, del desencanto del hombre y sus institucio- un hombre disperso».
nes; una literatura que, sin embargo, busca la identidad Y Sartre moriría vomitando solo «Dans les toilet-
perdida, la inocencia, el gesto, el otro rostro de una exis- tes», mientras miraba el rostro de Dios. Ezra Pound
tencia urbanizada y encementada, literatura que fluye de exiliado y amargado en Venecia, diría mientras le ente-
la conciencia, que interioriza en los eslabones rotos del rraban:
ser humano, que desquicia lo cotidiano, que revela su
secreto, que envuelve, alumbra y oscurece la identidad Yo ya no sé nada. He llegado demasiado tarde a la
del hombre común, que se olvida de la anécdota para ir incertidumbre total. Es algo a lo que he llegado por
vertiginosamente a la esencia existencial de un gesto, el sufrimiento. No existe un hombre contemporá-
una palabra, una lágrima; una literatura hasta cierto pun- neo. Existe solamente un hombre que puede tener
to secreta, con el aura de un diario íntimo, donde el una mayor conciencia de los errores. Toda mi vida
antihéroe sin ornamentos se mira al espejo, hace mue- creí que sabía algo. Después llegó un día extraño y
cas, grita a la conciencia del lector para juntos empezar me di cuenta de que no sabía nada. Y las palabras se
siempre una faena lúdica y trágica de búsqueda de la han vaciado del sentido [...].
dignidad, de la libertad, del amor extraviado.
Es una literatura de crisis que se fortaleció dentro de Con su música, Bob Dylan, Joan Baez, Jimmy Hen-
la misma crisis, sin olvidar el punto de vista crítico, drix o Miles Davis matizarían esta angustia. Y en nuestra
mordaz, incisivo, a la sociedad de la cual se desprendía, América, asesinaban al Hombre Nuevo, moría el Che
y sin olvidar tampoco la autocrítica despiadada y la po- Guevara, masacraban a Salvador Allende, se instalaban
lémica sobre el objeto y el objetivo estético. Generación las dictaduras más sanguinarias y crueles, pero poetas y
que todavía tiene mucho que decir, quizá algo menos pensadores no dejaban de cantar: Ernesto Cardenal, Juan
estentóreo y espectacular, pero más reflexivo y sabio. Gelman, Roberto Fernández Retamar, Lezama Lima,
En todo caso, y recordando a T.S. Eliot (otro padre Silvio y Pablo, Cintio Vitier, Mariano Azuela, Mario
putativo), las palabras del año pasado pertenecen al Benedetti, Julio Cortázar, Juan Carlos Onetti, Jorge En-
año pasado, las palabras del año que viene aguardan rique Adoum, Juan Rulfo. Como corolario, en los Esta-
nueva voz. Pero las palabras de esos años pasados eran dos Unidos Richard Rodees, que salió de la banda de
palabras que escenificaban un mundo que se iba poco Tom Wolfe y de Richard West, del nuevo periodismo
a poco desencantando de un idealismo ilusorio, de la literario, diría también con profunda melancolía: «El si-
confraternidad y la esperanza iría pasando poco a poco glo XX ha perfeccionado una máquina total de muerte.
al individualismo, la soledad, la derrota y la duda. Gra- Producir cadáveres es nuestra mejor tecnología».
nada había sido invadida, Goliat contra David. Vietnam Pensemos con Nietzsche que hace falta tener un
era la tremenda guerra que todos llevábamos en el co- caos dentro de ti, para dar a luz una estrella bailadora,

25
y aunque el avance de las modernas técnicas satelitales que cuando vivo realmente. El arte es una especie de
de comunicación, la realidad virtual, esa otra realidad suero para el intoxicado, de bastón para el ciego, de
enmascarada, la globalización y la política neoliberal sillón del sicoanalista para el extraviado. Recuerdo que
nos desintegran como región (hablo de la América La- Albert Einstein, cuando escuchó tocar el violín al gran
tina) y nos absorben como polvo cósmico a un solo artista Yehudi Menuhín, exclamó: «Ahora sé que hay un
centro de desarrollo y de poder, siempre la literatura y Dios». Sin embargo, a este músico cuando tenía nueve
el arte estarán allí para contradecir, para polemizar, para años su profesor de francés lo traumatizó y le dijo: «mien-
subvertir, para revalorizar la dignidad humana. tras haya hombres habrá guerras». Desde aquel día
En mi país, de igual manera, están creciendo poetas Menuhín no ha dejado de utilizar su arco y su violín
desde las alcantarillas, desde las mazmorras, salen de como arma de paz: «Estoy convencido de que la música
los árboles, de los arupos y los jacarandás, de las mon- puede acercar a los hombres y curarlos», ha dicho.
tañas y la selva, de los suburbios, de las iglesias, y Quizá sea eso lo que yo he querido decirles. Quizá
hasta de los confesionarios. sea eso lo que yo busco con mi literatura. La paz y la
Por mi parte, he decidido concentrar mi vida en la solidaridad. El deslumbrante camino a la esencia del
literatura y a veces pienso que más vivo cuando escribo hombre. c

FRANCISCO CIFUENTES: de la serie «Huañurca», 1986. Plata/gelatina

26
FRANCISCO PROAÑO ARANDI

Quito, literatura y bicentenario

L
a celebración de los doscientos años de la Revolución de Quito
del 10 de agosto de 1809, fecha temprana frente a los pronuncia-
mientos independentistas de los demás países hispanoamericanos,
ha suscitado multiplicidad de reflexiones orientadas a revisar el significado
de la gesta desde la perspectiva de nuestra contemporaneidad.
En relación con su reflejo en la literatura ecuatoriana de la República,
extrañamente no es sino hasta finales del siglo XX, es decir, hasta hoy,
que encontramos una eclosión de obras que toman como tema central
asuntos y protagonistas de la independencia, en lo que pareciera una
aproximación ideológica y vivencial mucho más profunda de la que

Revista Casa de las Américas No. 257 octubre-diciembre/2009 pp. 27-32


podemos observar en la creación artística correspondiente a los prime-
ros años de vida independiente.
Extrañamente, porque lo lógico habría sido que esa eclosión fuese
más intensa en el período inmediato al proceso emancipador, con sus
luces y sombras y al calor del clima político o, mejor dicho, del espíritu
heroico y cívico propio de la época.
Sin embargo, al examinar la literatura de aquellos años primigenios,
hallamos que pronto, desde que el llamado Departamento del Sur se
separa de la Gran Colombia, esto es, en 1830, y aun antes, los temas
prevalecientes tienen que ver más bien con las pasiones políticas que se
desatan de manera intestina entre los sectores en pugna por el poder. En
este sentido, el ensayo se constituye en el género literario más socorri-
do, marcado, al igual que la poesía y el relato (que aparece tardíamente
hacia las últimas décadas decimonónicas), por el advenimiento del ro-
manticismo.
Junto a la explosión romántica, otro rasgo devendrá distintivo de la lite-
ratura de la época, un rasgo análogo a lo que sucederá con el pensamiento

27
político y sus secuelas en las modificaciones estructu- legitimidad en la herencia de un pasado del que se pro-
rales de la sociedad ecuatoriana a lo largo de los siglos clama como sucesor, ejerce tal reivindicación desde
XIX y XX . En efecto, producida la independencia, los su pedestal europeo, en su lenguaje, en su inspiración
nuevos sectores en el poder se plantean la posibilidad de y en la visión de la nueva realidad política que surge.
una suerte de identidad americana que los legitime, posi- Como se sabe, el propio Bolívar cuestionaría a Olme-
bilidad o conciencia que, sin embargo, estará atravesada do cuando, en carta que le dirige el 12 de julio de 1825,
y determinada por una cosmovisión acendradamente señala:
europea o europeísta, que se sustenta, pese a la retórica
utilizada, en la dicotomía civilización (lo europeo) y bar- No parece propio que Huaina-Cápac alabe indirecta-
barie (lo americano). Esta posible identidad en la nueva mente a la religión que lo destruyó; y menos parece
realidad política imperante era, más que nada, un su- propio aún que no quiera el restablecimiento de su
puesto utópico. trono para dar preferencia a extranjeros intrusos, que
Utópico puesto que para dichos sectores en el po- aunque vengadores de su sangre, siempre son des-
der, criollos de formación europea y continuadores del cendientes de los que aniquilaron su imperio.
régimen de servidumbre que no cambió sustancialmen-
te sino hasta el advenimiento de la Revolución Liberal Otra formulación literario-política, que reflejaría el pen-
y aun después, lo americano tenía que ser transfigurado samiento de la nueva clase en el poder, la haría el polí-
de acuerdo con los cánones provenientes de Europa, grafo cuencano fray Vicente Solano. En un ensayo
en particular de Francia. publicado en su periódico, El Eco del Azuay, disertaría
(hacia 1827) sobre la posibilidad de instaurar una suer-
Olmedo y Solano: primeras utopías te de monarquía constitucional que tendría como pro-
tagonista a Bolívar. El Libertador se alejaría de esa
El primero y quizá único monumento literario que gene- concepción, al reafirmar, frente a la propuesta de So-
ra el espíritu de la independencia es, sin duda, el Canto a lano, sus ideales republicanos. La literatura de la épo-
Bolívar (1826), del poeta guayaquileño José Joaquín de ca, en definitiva, reflejaría el proyecto de aquellos
Olmedo, poema épico-lírico de corte neoclásico, lo que estamentos que, detentando el poder político y econó-
evidencia su raigambre europea (determinación que, por mico, implantaban como nacional su propia concep-
lo demás, no podía ser de otro modo). América rompía ción de la cultura, mientras se invisibilizaba a los
las cadenas que la habían uncido a España, pero España sectores subalternos, entre ellos, el indígena.
misma y, con ella, sus colonias de ultramar, se desem- Más allá de estas dos muestras literarias que apare-
barazaban del espíritu de la Contrarreforma y encontra- cen coetáneas al proceso de la independencia y que
ban los nuevos modelos literarios en el neoclasicismo son, sin duda, asaz problemáticas, pronto, en el marco
propio de la Ilustración francesa. de los acontecimientos propios de la tormentosa vida
A más de anunciar ya el cambio del estilo neoclásico republicana posterior a 1830 y del advenimiento del
al romántico, fenómeno que pronto conocerá la literatu- estilo romántico y neorromántico, la literatura ecuato-
ra hispanoamericana, el Canto a Bolívar, conocido tam- riana no brindará mayor importancia a la gesta eman-
bién como La victoria de Junín, ensaya un intento de cipadora como tal, aunque la misma permanezca como
legitimación de la nueva clase en el poder que se formu- un fondo latente –sus batallas, sus leyendas, sus hé-
la volviendo la mirada al pasado precolombino: en la parte roes–, que de vez en cuando emergerá, en algunas ad-
crucial del poema aparece el Inca Huayna-Cápac quien mirables páginas de Juan Montalvo, por ejemplo, o en
sacraliza la victoria de Junín y anuncia el triunfo final de determinados poemas (de Julio Zaldumbide, Remigio
las armas libertadoras en Ayacucho; pero, en tanto el Crespo Toral o Juan León Mera). Ello, desde luego, ha-
nuevo poder que se entroniza en América reclama su ciendo abstracción de los ensayos históricos alusivos al

28
proceso emancipador de intelectuales como Roberto En la narrativa, cabe señalar, por su importancia,
Andrade, Celiano Monge, Pedro Fermín Cevallos o las novelas Manuela (1991), de Luis Zúñiga, en la que
Pedro Moncayo. la heroína discurre y recuerda en primera persona, lo
Solo a finales del XIX y principios del XX tendremos que permite al narrador adentrarse en el complejo es-
las dos obras de mayor relieve cuyo tema central esta- píritu de su personaje; Mientras llega el día (1989), de
rá constituido por la gesta independentista: Relación Juan Valdano, obra que inquiere en los días previos a la
de un veterano de la independencia (1895), de Carlos matanza del 2 de agosto de 1810 y profundiza en las
R. Tobar, novela a la vez romántica y costumbrista, causas de la tragedia y en el ambiente de la época;
que describe de manera dramática los trágicos aconte- Erophilia, conjeturas sobre Manuela Espejo (2001),
cimientos del 2 de agosto de 1810 (la masacre de que de Carlos Paladines, biografía novelada de la ilustrada
fueron objeto los próceres quiteños del 10 de agosto quiteña, hermana del precursor Eugenio de Santa Cruz
de 1809); y Leyendas del tiempo heroico (1905), de y Espejo; Manuela Sáenz, una historia maldicha y
Manuel J. Calle, interesante recopilación de hechos y Mariana Carcelén, una historia en el Estrado (2007),
figuras de la independencia, enfocadas dentro del gé- de Tania Roura, esta última referente a la esposa quite-
nero leyenda. ña del mariscal Antonio José de Sucre; Háblanos, Bo-
lívar, de Eliécer Cárdenas, inquisición cuasi policíaca
Realismo social y realismo abierto en torno a la muerte del Libertador.
El ensayo y el teatro han dado muestras interesan-
Superados el romanticismo y el costumbrismo deci- tes, también en esta etapa finisecular, relacionadas con
monónicos, y luego de una breve etapa de preeminen- el proceso emancipador decimonónico.
cia del estilo modernista, la tendencia dominante en la
literatura ecuatoriana del siglo XX es el realismo: realis- Quito: convivencia de lo real y lo mítico
mo social naturalista, en los años treinta y cuarenta;
realismo abierto o nuevo realismo, a partir de los años Quito, escenario del pronunciamiento revolucionario
sesenta y setenta, y que tiene sus antecedentes en la de agosto de 1809, es objeto central de indagación, en
obra de un adelantado, Pablo Palacio (1903-1946), y este bicentenario, de lo que ha significado, tanto como eje
en el espíritu de las vanguardias. de una construcción de lo nacional, cuanto como es-
En este marco, y solo a fines del XX y principios de cenario y proyección en algunos periplos creativos
la actual centuria, proliferan obras de ficción o de fic- literarios de especial trascendencia.
ción histórica relacionadas con la independencia, en El filósofo Carlos Paladines ha disertado sobre el
particular con una figura fascinante: Manuela Sáenz. cambio que implicó para la ciudad la transformación
En la poesía, las piezas de mayor relieve son: Tras la política derivada del proceso independentista. De una
pólvora, Manuela, de Jorge Enrique Adoum, uno de comunidad de vecinos, la urbe se convierte en una
los más hermosos poemas escritos por este gran es- entidad generadora de ciudadanía, en el sentido mo-
critor ecuatoriano recientemente fallecido; Los aman- derno, aunque solo experimentará un crecimiento ex-
tes de Quito (Manuela y Simón), de Humberto Vinue- ponencial, similar al de otras ciudades contemporáneas,
za, poeta proveniente del movimiento tzántzico (años a partir de los años cincuenta del siglo pasado.
sesenta), quien reflexiona en profundidad sobre los La narrativa que surge en las últimas tres décadas
amores de ambos personajes, con reminiscencias del atestiguará, desde distintas y personales perspectivas,
Cantar de los cantares; Dos encendidos, poemario de esa transformación.
Aleyda Quevedo, suerte de correspondencia poética Una transformación que, sin embargo, no se co-
imaginaria entre Bolívar y Manuela, y diario póstumo rresponde con los paradigmas occidentales (solamen-
de la heroína luego de la muerte del Libertador. te), sino que deviene signada por una multiplicidad de

29
factores: indígenas, europeos, paisajísticos, climáticos, sabemos es multidiversa y pluricultural. Pero esa con-
entre los cuales el ya aludido de ser un eje de la nacio- dición no se la asume impunemente, y deviene atrave-
nalidad, percepción propia del movimiento ilustrado que sada de contradicciones y conflictos que, en el sobre-
llevó a cabo el proceso de la independencia, a princi- venir de la historia, serán materia, no pocas veces, de
pios del siglo XIX, es uno de los principales. recreación literaria.
La ciudad es, así, también, su historia y la impronta Peter Thomas, profesor de la Universidad de Caro-
de esta en sus habitantes. Cada autor, desde su subje- lina del Norte e importante estudioso de la literatura
tividad, desde esa mirada interior intransferible, abor- ecuatoriana, en su libro Quito, sueño y laberinto en la
dará la realidad de una manera peculiar, pero segura- narrativa ecuatoriana, plantea la existencia de una
mente habrá puntos comunes a través de los cuales novelística quiteña signada por tres síndromes recu-
podremos reconocer un corpus narrativo, una literatu- rrentes: la idea de circularidad, el mito del «eterno re-
ra. Sobre todo, en las técnicas, que no son sino las torno» y la condición laberíntica de la ciudad. Basado
estrategias que la realidad de la ciudad, su condición en esta hipótesis acomete el análisis de una serie de
discontinua, plantea de manera incesante, proteica y obras significativas en esos aspectos, desde algunas
cambiante. publicadas a fines del siglo XIX y principios del XX, como
En sus efectos literarios, cabe subrayar que Quito Relación de un veterano de la Independencia (1895),
no es solo la urbe, sino, de algún modo, el país, vale de Carlos R. Tobar, o Para matar el gusano (1912), de
decir: el Reino, la Audiencia, la República. En las pos- José Rafael Bustamante, hasta otras muy recientes.
trimerías del siglo XVIII, en su atormentado exilio italia- La circularidad que se puede observar en la estruc-
no, el jesuita Juan de Velasco terminaba de escribir su tura de algunas novelas y la idea del «eterno retorno»,
obra magna: la Historia del Reyno de Quito. Mito o bien podrían ser una suerte de metáforas o correlatos
realidad, el hecho de que Velasco afirmara la existencia de lo que ha sido nuestra historia política a lo largo de
de una entidad política prehispánica, anterior inclusive estos años: la sucesión de hechos o procesos llevados
a la consolidación en esta parte del mundo, del imperio al límite de lo que podría ser una profunda y radical
incásico, respondía a la necesidad, sentida por el pen- transformación de la sociedad, en bien de las mayorías,
samiento ilustrado de la época, de vertebrar, con base y la usurpación final de los mismos, una y otra vez, en
en el pasado, un Estado independiente y libre, un Esta- beneficio de los usufructuarios de siempre: las oligar-
do que se correspondiera con una idea de nacionali- quías. Sucedió ello con la Revolución Alfarista que, si
dad, de identidad. bien transformó realmente determinadas estructuras
Carlos Paladines, en su ensayo ¿Vecinos o ciudada- económico-sociales del país, propiciando nuestro in-
nos?: la identidad del Reyno y la Audiencia de Quito greso en la modernidad, fue al cabo traicionada por el
a finales del período colonial, ahonda en este asunto y sector oligárquico del liberalismo. Sucedió con la Re-
es trascendente su información sobre el hecho de que volución Juliana de 1925; con la revolución del 28 de
aquella idea, la de la existencia de una entidad política mayo de 1944; con la caída de la dictadura militar en
precolombina que pudiera ser la base de un nuevo Es- 1966; con el derrocamiento de Lucio Gutiérrez, en 2005.
tado, circulaba entre los espíritus ilustrados de enton- En este sentido, la obra literaria reflejará siempre,
ces, y era objeto de correspondencias en las que se metafóricamente, la ciudad y su historia. Cada autor, sin
aludía a la obra de Velasco, todo lo cual abonaba el embargo, abordará aquello, es decir, esa «sombra» que
camino que, por vía del pensamiento precursor de Es- es la ciudad –ágora, enigma, territorio siempre fértil
pejo y sus discípulos, desembocaría en la Revolución para renovadas exploraciones– y que se inclina sobre
de Quito del 10 de Agosto. su quehacer creativo, con estrategias y problemáticas
Quito, pues –la ciudad, el Reino, el país–, se con- disímiles, según su propia perspectiva. Diría yo, incluso,
vierte en eje de una posible nacionalidad, que ahora según su particular experiencia.

30
Abdón Ubidia (Sueño de lobos, La madriguera), por iniciándose desde los sesenta en una poesía cuya prin-
ejemplo, transitará en una persistente indagación so- cipal preocupación parecía ser la problemática exis-
bre lo que ha sido el traspaso de la ciudad semirrural tencial del hombre en la ciudad moderna, se afinca luego
de mediados del siglo XX a la sociedad posmoderna de en una exploración rigurosa, crítica, iluminadora, llena
fines de ese siglo, luego de todo lo que significó el de descubrimientos de la ciudad llamada Quito, tanto
impacto socioeconómico y cultural de la era petrolera. como presencia real, cuanto como metáfora de una
En ese intento, su narrativa desplazará seres y situa- historia en incesante desvelamiento.
ciones que le permiten al autor descender a los mean- En algún momento de mi novela Del otro lado de
dros más oscuros de la condición humana, con una las cosas, cuando el narrador protagonista medita so-
conciencia inequívoca de universalidad. bre la condición barroca de la urbe quiteña, cita expre-
Raúl Pérez Torres (Micaela y otros cuentos, En la samente a estos dos poetas. A Estrella, en relación con
noche y en la niebla, entre otros), en sus relatos, en- la reinterpretación de un pasado que no ha sido expli-
hebrará una saga de los sectores medios y bajos, con- cado hasta ahora y que parece expresarse en la leyen-
frontados en el laberinto de una ciudad en perpetuo da de Cantuña, el prodigioso y mítico constructor del
crecimiento, sujetos de enajenación, pero siempre en pretil en el templo de San Francisco, «una obra ciclópea
una actitud de insurrección contra el orden impuesto. en la que –dicen– falta una piedra», falta que simboliza
El conjunto de su obra es una requisitoria contra la el vacío de una historia incompleta, en la que el ser
desesperanza, contra el poder prevaleciente, y una suerte humano no alcanza todavía su plenitud, inmerso en
de fresco fragmentario, persistente, concentrador de permanente y reiterada frustración. A Vinueza, en cuan-
las más variadas estaciones humanas, de una ciudad y to a la problemática del lenguaje, un lenguaje que pe-
de un país expresivos de la más amplia realidad lati- rennemente se nos escabulle más allá de las palabras,
noamericana. herencia a su vez –este escamoteo– de ese vacío, el
Iván Égüez proyectará hacia la realidad del presente y vacío contra el cual se rebelara Cantuña.
hacia la historia una mirada irónica, centrada en el desen- Otro poeta que ha explorado e inventariado, si se
trañamiento de los mecanismos del poder y en la revela- quiere, la ciudad y el país, en su multiplicada cotidiani-
ción de lo que nos ha sido escamoteado por la historia dad, en su historia, en su cultura profunda, es Julio Pa-
oficial. En este proceso, incorporará las técnicas más di- zos, en todo su periplo poético: Levantamiento del país
símiles y los géneros y subgéneros más idóneos a dichos con textos libres, Constancias, La peonza, Holograma,
propósitos. Son significativos en este sentido algunos de Documentos discretos, Mujeres, entre otros libros.
los títulos de sus libros: Pájara la memoria, El poder del Volviendo a la narrativa, Javier Vásconez (El viaje-
Gran Señor, Historias leves, El triple salto, Letra para ro de Praga, La sombra del apostador, Jardín Capelo)
salsa con final cortante, etcétera desmontará la degradación de una clase y descubrirá
En esa misma perspectiva, pero en el terreno de la la extrañeza y la culpa, como sustratos de una ciudad
poesía, encontraremos la obra de poetas como Hum- que se vuelve sobre sí misma y se desconoce, a la vez,
berto Vinueza y Ulises Estrella. incesantemente, todo en una exploración que rebasa la
Humberto Vinueza (Alias lumbre de acertijo, Poeta topografía reconocible, como si se tratara de cualquier
tu palabra) inquiere en la historia del país, en sus pro- otra urbe moderna, en el ancho y tortuoso mundo.
cesos culturales y en la palabra, abriéndose, cada vez Modesto Ponce Maldonado, al revés, incide, en su
más, a un proyecto que desmitifica, desmonta, cues- Palacio del Diablo, por ejemplo, en la ciudad concre-
tiona e inquiere permanentemente en la realidad de este ta, reconociéndola incluso en el nivel de las designa-
universo que llamamos humano. ciones precisas –calles, barrios, accidentes geográfi-
Ulises Estrella (Ombligo del mundo, Convulsiona- cos–, indagando los conflictos que solo allí, en su
rio, Cuando el sol se mira de frente, Peatón de Quito), realidad específica, pudiesen existir. En una novela

31
posterior, sin embargo, La casa del desván, la ciudad Yánez Cossío, Jennie Carrasco, Natasha Salguero. Sin
concreta parece difuminarse; pero su inmersión en los embargo, debe advertirse a la vez que sus temáticas se
laberintos de la locura simula convertirse en una metá- centran más que nada en el conflicto humano, cuando no
fora del entorno que aprisiona y moldea, desde la pre- específicamente en la situación de la mujer dentro de
sencia del mal, a sus habitantes. una sociedad que la oprime y reprime y no ha logrado
Huilo Ruales (Fetiche fantoche, Loca para la loca), rebasar el síndrome patriarcal del machismo.
otro escritor que ha hecho de Quito motivo de sus pre- Más allá de la ciudad real o de la ciudad soñada, de
ocupaciones, aborda la ciudad real y la ciudad mítica la cotidiana o de la imaginaria, que se superpone como
trasponiéndola en un lenguaje cuya sintaxis trata de una quimera en el mapa de aquella, la verdadera, siem-
corresponderse, en la textura del texto, en sus vericue- pre habrá otra ciudad, inalcanzable, inhallable, incluso
tos, a la fisonomía caótica, dispersa y a la par concén- en el sueño.
trica de la urbe. En ella, el discurso reproduce el caos Encontrar esa ciudad, esa utopía aún no lograda,
de la ciudad: las mitologías urbanas, su presencia om- metáfora de aquello que como humanidad buscamos
nímoda. Y esa divergencia radical entre la realidad real incesantemente, puede constituir la razón, el sentido
(dijéramos) y la construida desde la mirada secreta del que imprime y da sentido a la persistente y nunca con-
artista, ambas conjugan una verdad sin duda mucho cluida aventura humana en la que estamos inmersos y
más profunda. de la que no podemos ni debemos escapar. La ciudad,
Juan Valdano incide en momentos históricos clave entonces, deja de ser una sombra, y se convierte en
de la ciudad y en sus efectos, desde una perspectiva azar luminoso, en promesa de libertad y plenitud ver-
contemporánea, como en su novela Mientras llega el daderamente humana.
día, en la que aborda los trágicos días que preceden a Es acaso lo más importante que, desde la literatura
la masacre de los revolucionarios del 10 de Agosto. y en una inquisición sobre la ciudad y la celebración de
Cabe recordar también a otros autores, en especial estos primeros doscientos años de su independencia
mujeres, en cuyas obras Quito, o la ciudad en general, política, cabe subrayar, por encima de lo que implica el
lo urbano, adquieren una presencia insoslayable: Alicia bicentenario, cualquier bicentenario. c

32
ALBERTO ACOSTA

El buen vivir, una utopía


por (re)construir*
Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros
que tienen el decoro de muchos hombres. Estos son los que se
rebelan como fuerza terrible contra los que les roban a los
pueblos la libertad, que es robarles a los hombres su decoro.
En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero,
va la dignidad humana.

JOSÉ MARTÍ

La compleja declaración de un Estado constitucional

T
oda Constitución sintetiza un momento histórico. En toda Constitu-
ción se cristalizan procesos sociales acumulados. Y en toda Consti-
tución se plasma una determinada forma de entender la vida. Una
Constitución, sin embargo, no hace a una sociedad. Es la sociedad la
que la elabora y la adopta casi como una hoja de ruta. Además, la Cons-

Revista Casa de las Américas No. 257 octubre-diciembre/2009 pp. 33-46


titución no puede ser simplemente el resultado de un ejercicio de juris-
prudencia avanzada, vista desde la lógica de los entendidos en materia
constitucional. Tampoco manifiesta la inspiración de un individuo o grupo
de individuos iluminados. Una Constitución, más allá de su indudable
trascendencia jurídica, tiene que ser un proyecto político de vida en
común, que debe ser elaborado y puesto en vigencia con el concurso
activo de toda la sociedad.
Desde esta perspectiva, la reciente Constitución ecuatoriana –redac-
tada en Montecristi, pueblo en donde nació el general Eloy Alfaro (1842-
1912)–,1 fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuente
con las expectativas creadas, se proyecta como medio e incluso como
un fin para dar paso a cambios estructurales. En su contenido afloran
1 Presidente ecuatoriano. Líder de la Revolución Liberal. Luchador internacionalista
a favor de la libertad en varios países de Nuestra América, incluyendo el apoyo a la
* Este texto actualiza y amplía varios traba- independencia de Cuba del yugo español. Quizá por estos empeños, José Martí
jos anteriores de mi autoría. llegaría a afirmar que «Alfaro es de los pocos americanos de creación».

33
múltiples propuestas para transformaciones de fondo, mencionar apenas pocas fuentes de este derecho trans-
construidas a lo largo de muchas décadas de resisten- nacional), las que determinaron las relaciones políticas
cias y de luchas sociales. Transformaciones, muchas con el Estado. Esto implicó una desvalorización del de-
veces, imposibles de aceptar (e inclusive de entender) recho constitucional, con la consiguiente pérdida de so-
por parte de los constitucionalistas tradicionales. beranía por parte del pueblo. Y es por ello que esta de-
Es más, quienes ven amenazados sus privilegios por claración de un Estado constitucional resulta vital para
la Constitución de Montecristi o quienes se han asumido la recuperación de la soberanía nacional.
como los únicos portadores de la verdad constituciona-
lista, no descansarán en su empeño para combatirla. El buen vivir como una oportunidad
Como punto básico de la nueva Constitución ecuato-
riana tenemos que resaltar la declaración de un Estado En la Asamblea Constituyente de Montecristi, uno de los
constitucional de derechos y justicia, social, democrá- puntos medulares del debate fue el cuestionamiento al
tico, soberano, independiente, unitario, intercultural, régimen de desarrollo imperante. La discusión avanzó
plurinacional y laico. Con esta amplia definición se abre hacia propuestas que recogen elementos planteados den-
la posibilidad de un nuevo pacto de convivencia, de tro y aun fuera del país. Allí, desde la visión de los mar-
múltiples entradas. Sin pretender agotar los alcances ginados por la historia de los últimos quinientos años, se
de esta declaración, cabría resaltar que lo plurinacional planteó el buen vivir o sumak kausay (en quechua) como
conduce a repensar el Estado, en tanto toma en cuenta una oportunidad para construir otra sociedad, a partir
definitivamente la existencia de pueblos y nacionalida- del reconocimiento de los valores culturales existentes
des indígenas, afroecuatorianos, así como de otras en el país y en el mundo. Una concepción que, además,
comunidades nacionales, lo que significa un salto cua- desnuda los errores y las limitaciones de las diversas
litativo de la mirada monocultural eurocéntrica impe- teorías del llamado desarrollo.
rante hasta ahora. La pregunta que cabe en este punto es si será posi-
Por ello es preciso reformular las relaciones de po- ble y realista intentar un desarrollo diferente dentro del
der entre el Estado y los ciudadanos/las ciudadanas capitalismo. Se entiende un desarrollo impulsado por
para que sean estos los auténticos poseedores de la la vigencia de los Derechos Humanos (políticos, so-
soberanía. Ciudadanos y ciudadanas en tanto indivi- ciales, culturales, económicos) y los Derechos de la
duos viviendo en colectividad, se entiende. Naturaleza, como base de una economía solidaria. ¿Se-
La crisis de representación política, que ha afecta- guirá siendo acaso el desarrollo un fantasma que nos
do y aún afecta a las instancias parlamentarias, implicó continúe atormentando o utopía que nos oriente?
una crisis del derecho constitucional en la medida en La propuesta del buen vivir, que cuestiona el llamado
que la «soberanía popular» estuvo sometida (y todavía desarrollo, fue motivo de diversas interpretaciones en la
lo está) a varios apetitos privados. Esta contradicción Asamblea Constituyente y en la sociedad. En un debate,
con las exigencias ciudadanas creó un conflicto en el que en realidad recién empieza, primó el desconocimiento
sistema de legitimación. Entonces, no sorprende que e incluso el temor en ciertos sectores. Algunos asam-
el derecho constitucional, muchas veces y en muchas bleístas, contando con el eco perturbador de gran parte
partes, haya sido letra muerta. de una prensa mediocre e interesada en el fracaso de la
La tarea planteada en Montecristi fue la de superar la Constituyente, acostumbrados a verdades indiscutibles,
Constitución neoliberal de 1998. Es decir, aquel conjun- clamaban por concreciones definitivas. Para otros, el
to de normas acordadas explícita o implícitamente por buen vivir, al que lo entendían ingenuamente como una
los grandes agentes económicos. Fueron estas regula- despreocupada y hasta pasiva dolce vita, les resultaba
ciones emanadas desde los intereses privados, incluso inaceptable. No faltaron algunos, temerosos de perder
transnacionales (sean el FMI, la OMC o los TLC, para sus privilegios, que no dudaron en anticipar que con el

34
buen vivir se proponía el retorno a la época de las caver- personas, en las sociedades indígenas no existe el con-
nas. Incluso algunos que alentaron con su voto este prin- cepto de desarrollo, tal como nos recuerda el indígena
cipio fundacional de la Constitución de Montecristi, al amazónico Carlos Viteri Gualinga, quien ha confronta-
parecer, no tenían clara la trascendencia de esta deci- do los temas del llamado desarrollo con el buen vivir.
sión… Y unos cuantos, opuestos desde una izquierda au- Es decir, no hay la concepción de un proceso lineal
tista, se aferraron a tradicionales conceptos de cambio, que establezca un estado anterior o posterior. No hay
en realidad huecos, carentes de trascendencia al no haber aquella visión de un estado de subdesarrollo a ser su-
sido cristalizados en la práctica de las luchas sociales. perado. Y tampoco un estado de desarrollo a ser alcan-
Para entender lo que implica el buen vivir, que no zado. No existe, como en la visión occidental, esta di-
puede ser simplistamente asociado al «bienestar occi- cotomía que explica y diferencia gran parte de los
dental», hay que empezar por recuperar la cosmovisión procesos en marcha. Para los pueblos indígenas tam-
de los pueblos y las nacionalidades indígenas; plantea- poco hay la concepción tradicional de pobreza asociada
miento que también se cristaliza en la Constitución de a la carencia de bienes materiales o de riqueza vincula-
Bolivia. Eso, de plano, no significa negar la posibilidad da a su abundancia.
para propiciar la modernización de la sociedad, en par- Desde la cosmovisión indígena, el mejoramiento so-
ticular con la incorporación en la lógica del buen vivir cial –¿su desarrollo?– es una categoría en permanente
de muchos y valiosos avances tecnológicos de la hu- construcción y reproducción. En ella está en juego la
manidad. Es más, una de las tareas fundamentales re- vida misma. Siguiendo con este planteamiento holísti-
cae en el diálogo permanente y constructivo de saberes co, por la diversidad de elementos a los que están con-
y conocimientos ancestrales con lo más avanzado del dicionadas las acciones humanas que propician el buen
pensamiento universal, en un proceso de continuada vivir, los bienes materiales no son los únicos determi-
descolonización del pensamiento. Además, recuérdense nantes. Hay otros valores en juego: el conocimiento, el
las diversas instituciones de producción e intercambio reconocimiento social y cultural, los códigos de con-
indígenas: minga, maquipurarina, maquimañachina, ductas éticas e incluso espirituales en la relación con la
ranti-ranti, uniguilla, uyanza, chucchina, etcétera, sociedad y la Naturaleza, los valores humanos, la vi-
cuya connotación y vigencia podrían ser analizadas y sión de futuro, entre otros. El buen vivir aparece como
hasta recuperadas si se quiere potenciar las raíces cul- una categoría en la filosofía de vida de las sociedades
turales de una sociedad tan diversa y culturalmente rica indígenas ancestrales, que va perdiendo terreno por
como la ecuatoriana. efecto de las prácticas y mensajes de la modernidad
Además, esto nos lleva a reconocer, a partir de la occidental. Su aporte, sin embargo, sin llegar a una
realidad y complejidad de cada país, la necesidad de acep- equivocada idealización, nos invita a asumir otros «sa-
tar instituciones que podrían ser vistas como de transi- beres» y otras prácticas.
ción, o que, incluso, podrían ser el pivote para repensar Pero la visión andina no es la única fuente de ins-
otras formas de organización de lo que normalmente se piración para impulsar el buen vivir. Incluso, desde
entiende como una economía de mercado capitalista. Y círculos de la cultura occidental se levantan cada vez
en ningún caso es posible esperar a que la copia de ex- más voces que podrían estar de alguna manera en sin-
periencias foráneas rinda los frutos esperados en otro tonía con esta visión indígena y viceversa. En el mun-
contexto, pues un aspecto fundamental para crear y do se comprende, paulatinamente, la inviabilidad glo-
consolidar buenos mercados, en función de satisfacer bal del estilo de desarrollo dominante.
las demandas y necesidades de una sociedad, radica en Frente a los devastadores efectos de los cambios
el ámbito cultural de dicha sociedad. climáticos, se plantean transformaciones profundas para
Dicho lo anterior, entendamos que en la compren- que la humanidad pueda escapar con vida de los graves
sión del sentido que tiene y debe tener la vida de las riesgos ecológicos y sociales en ciernes. El crecimiento

35
material sin fin podría culminar en un suicidio colecti- trata de maximizar los resultados, reducir costes y
vo, tal como parece augurar el mayor recalentamiento conseguir la acumulación incesante de capital. Ésa
de la atmósfera o el deterioro de la capa de ozono, la es la regla de juego que para nada es atemperada
pérdida de fuentes de agua dulce, la erosión de la biodi- por la «mano invisible» de los sentimientos mora-
versidad agrícola y silvestre, la degradación de suelos o les de que hablaba Adam Smith, es decir, por el sen-
la propia desaparición de espacios de vida de las tido de la responsabilidad. Si «todo vale», el proble-
comunidades locales... ma no es de quién ha jugado qué cuándo, sino que
Para empezar, el concepto mismo de crecimiento el problema son las mismas reglas del juego. En otras
económico debe ser reubicado en una dimensión ade- palabras, el sistema mundial está maldesarrollado por
cuada. Crecimiento económico no es sinónimo de desa- su propia lógica y es a esa lógica a donde hay que
rrollo. Valga traer a colación la visión crítica del creci- dirigir la atención.
miento económico que tiene Amartya Sen, Premio Nobel
de Economía de 1997. Para reforzar la necesidad de Eso no es todo, a más de no obtener el bienestar
una visión más amplia, superadora de los estrechos material, se están afectando la seguridad, la libertad, la
márgenes cuantitativos del economicismo, él afirma: identidad de los seres humanos. Ese maldesarrollo,
generado desde arriba, sea desde los gobiernos centra-
que las limitaciones reales de la economía tradicio- les y sus empresas transnacionales, o desde las elites
nal del desarrollo no provinieron de los medios es- dominantes a nivel nacional, tan propio del sistema
cogidos para alcanzar el crecimiento económico, capitalista, implica entonces una situación de comple-
sino de un reconocimiento insuficiente de que ese jidades múltiples que no pueden ser explicadas a partir
proceso no es más que un medio para lograr otros de versiones monocausales. Por ello está también en
fines. Esto no equivale a decir que el crecimiento cuestión aquella taxonomía de países desarrollados y
carece de importancia. Al contrario, la puede tener, subdesarrollados, tanto como el mismo concepto de
y muy grande, pero si la tiene se debe a que en el desarrollo tradicional. Y, por cierto, aquella lógica del
proceso de crecimiento se obtienen otros benefi- progreso entendida como la acumulación permanente
cios asociados a él. [...] No solo ocurre que el cre- de bienes materiales.
cimiento económico es más un medio que un fin; En esta línea de reflexión, sobre todo desde la ver-
también sucede que para ciertos fines importantes tiente ambiental, podríamos mencionar los reclamos
no es un medio muy eficiente. de cambio en la lógica del desarrollo, cada vez más
urgentes, de varios pensadores de gran valía, como
Por lo tanto, no es la única vía a la que debería darse fueron o son aún Ernest F. Schumacher, Nicholas
necesariamente prioridad. Incluso a escala global, la Georgescu-Roegen, Iván Illich, Arnes Naess, Herman
concepción del crecimiento basado en inagotables re- Daly, Vandana Shiva, José Manuel Naredo, Joan Mar-
cursos naturales y en un mercado capaz de absorber tínez Allier, Roberto Guimarães, Eduardo Gudynas, entre
todo lo producido, no ha conducido al desarrollo. Lo otros. Sus cuestionamientos a las estrategias convenciona-
que se observa –como señala José María Tortosa, uno les se nutren de una amplia gama de visiones, experiencias
de los mayores sociólogos europeos–, es un «mal desa- y propuestas extraídas de diversas partes del planeta,
rrollo» generalizado, hasta en los países considerados inclusive algunas desde la misma civilización occiden-
como desarrollados. Tortosa va más allá. Y afirma que: tal. Sus argumentos prioritarios son una invitación a no
caer en la trampa de un concepto de «desarrollo sus-
el funcionamiento del sistema mundial contemporá- tentable» o «capitalismo verde» que no afecte la re-
neo es «maldesarrollador» [...]. La razón es fácil de valorización del capital. También alertan sobre los riesgos
entender: es un sistema basado en la eficiencia que de una confianza desmedida en la ciencia, en la técnica.

36
En definitiva, estos pensadores cuestionan la idea tra- mano. No cuentan tanto las riquezas o sea las cosas
dicional del progreso material acumulativo e indefini- que las personas puedan producir durante sus vi-
do, y para superarlo proponen nuevas formas de orga- das, sino lo que las cosas hacen por la vida de las
nización de la vida misma. personas: «El desarrollo debe preocuparse de lo que
La búsqueda de estas nuevas formas de vida impli- la gente puede o no hacer, es decir si pueden vivir
ca revitalizar la discusión política, ofuscada por la vi- más, escapar de la morbilidad evitable, estar bien
sión economicista sobre los fines y los medios. Al en- alimentados, ser capaces de leer, escribir, comuni-
diosar la actividad económica, particularmente al carse, participar en tareas literarias y científicas,
mercado, se han abandonado muchos instrumentos no etcétera. En palabras de Marx, se trata de “sustituir
económicos, indispensables para mejorar las condicio- el dominio de las circunstancias y el azar sobre los
nes de vida. La resolución de los problemas exige una individuos, por el dominio de los individuos sobre el
aproximación multidisciplinaria. Y eso es lo que se pro- azar y las circunstancias”».
puso en Montecristi.
Lo que se busca es una convivencia sin miseria, sin
Buen vivir para todos, no dolce vita para discriminación, con un mínimo de cosas necesarias y
sin tener a estas como la meta final. Esta es, a no du-
pocos
darlo, una visión equiparable con el buen vivir.
De ninguna manera es aceptable un estilo de vida fácil Por este motivo resulta inapropiado y altamente pe-
para un grupo reducido de la población, mientras el ligroso aplicar el paradigma de desarrollo tal y como es
resto, la mayoría, tiene que trabajar para sostener los concebido en el mundo occidental. No solo este para-
privilegios de aquel segmento privilegiado y opresor. digma no es sinónimo de bienestar para la colectivi-
Esta es la realidad del régimen de desarrollo actual, una dad, sino que está poniendo en riesgo la vida misma de
realidad propia del sistema capitalista. Ya lo apuntó –en la humanidad. El buen vivir, entonces, tiene una tras-
su obra clásica, Investigación sobre la naturaleza y cendencia mayor a la sola satisfacción de necesidades
causas de la riqueza de las naciones, de 1776– Adam y acceso a servicios y bienes. En este contexto, des-
Smith, profeta del liberalismo: «Allí donde existen gran- de la filosofía del buen vivir se precisa cuestionar el
des patrimonios, hay también una gran desigualdad. tradicional concepto de desarrollo. La acumulación
Por un individuo muy rico ha de haber quinientos po- material permanente de bienes materiales no tiene fu-
bres, y la opulencia de pocos supone la indigencia de turo. Desde esa perspectiva, al tan trillado desarrollo
muchos». sustentable habría que aceptarlo como una etapa de
El capitalismo ha demostrado una gran capacidad tránsito hacia un paradigma distinto al capitalista, en el
productiva. Ha podido dar lugar a progresos tecnoló- que serían intrínsecas las dimensiones de equidad, li-
gicos sustanciales y sin precedentes. Ha conseguido bertad e igualdad, incluyendo por supuesto la susten-
incluso reducir la pobreza en varios países. Sin embar- tabilidad ambiental.
go, produce también procesos sociales desiguales en- El desarrollo, mejor digámoslo un renovado concepto
tre los países y dentro de ellos. Sí, se crea riqueza, de desarrollo, visto desde esta perspectiva –planteada
pero son demasiadas las personas que no participan de por connotados tratadistas latinoamericanos como Aníbal
sus beneficios. Quijano, Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde, Jürgen
Aquí cobra renovado vigor las propuestas de Amar- Schuldt, José Luis Coraggio, entre otros– implica la
tya Sen, para quien: expansión de las potencialidades individuales y colecti-
vas, las que hay que descubrir y fomentar. No hay que
el «poder de crear riqueza» equivaldría a la posibili- desarrollar a la persona, la persona tiene que desarro-
dad de «ampliación de las capacidades» del ser hu- llarse. Para lograrlo, como condición fundamental,

37
cualquier persona ha de tener las mismas posibilidades res propios. Estos nuevos indicadores constituyen una
de elección, aunque no tenga los mismos medios. El gran oportunidad no solo para denunciar las limitacio-
Estado corregirá las deficiencias del mercado y actua- nes y falacias de los sistemas de indicadores dominan-
rá como promotor del desarrollo, en los campos que tes, que recrean permanentemente nuevas inequidades
sea necesario. Y si el desarrollo exige la equidad y la e incertidumbres, sino que, al discutir metodologías
igualdad, estas solo serán posibles con democracia –no para calcular de otra manera y con renovados conteni-
un simple ritual electoral– y con libertad de expresión, dos otros índices de desarrollo (es decir, del buen vi-
verdaderas garantías para la eficiencia económica y vir), se avanzará en el diseño de nuevas herramientas
el logro del buen vivir, en tanto camino y en tanto para intentar medir cuán lejos o cuán cerca estamos de
objetivo. la construcción democrática de sociedades democrá-
El buen vivir, más que una declaración constitucio- ticas y sustentables.
nal, se presenta, entonces, como una oportunidad para Con el buen vivir se pretende buscar opciones de
construir colectivamente un nuevo régimen de desa- vida digna y sustentable, que no representen la reedi-
rrollo, digámoslo más claramente, una nueva forma de ción caricaturizada del estilo de vida occidental y me-
vida. Constituye un paso cualitativo importante al pa- nos aún sostener estructuras signadas por una masiva
sar del desarrollo sustentable y sus múltiples sinóni- inequidad social y ambiental. Mientras que, por otro
mos a una visión diferente, mucho más rica en conte- lado, habrá que incorporar criterios de suficiencia an-
nidos, y por cierto, más compleja. tes que sostener la lógica de la eficiencia entendida como
Su contenido, entonces, no se refleja simplemente en la acumulación material cada vez más acelerada (fren-
una sumatoria de artículos constitucionales en los que se te a la cual se rinde la democracia, como reconoce
mencionan estas tres simples palabras: el buen vivir. Es certeramente Boaventura de Sousa Santos).
mucho más que la posibilidad de introducir cambios es- Desde esa perspectiva, el buen vivir, en tanto nueva
tructurales a partir del cumplimiento de los diferentes forma de vida en construcción y como parte inherente
artículos constitucionales en los que se aborda expresa- de un Estado plurinacional, tal como se aprobó en Mon-
mente o no el buen vivir. Esta propuesta, siempre que tecristi y fue ratificado mayoritariamente por el pueblo
sea asumida activamente por la sociedad, en tanto recep- ecuatoriano en un plebiscito en septiembre de 2008, pro-
ta las propuestas de los pueblos y las nacionalidades in- pone incluso una nueva arquitectura conceptual. Es de-
dígenas, así como de amplios segmentos de la pobla- cir, se requieren conceptos, indicadores y herramientas
ción, puede proyectarse con fuerza en los debates de propias, que permitan hacer realidad esa nueva forma
transformación que se desarrollan en el mundo. de vida equilibrada entre todos los individuos y las co-
El buen vivir, en definitiva, tiene que ver con otra lectividades, con la sociedad y con la Naturaleza. No se
forma de vida, con una serie de derechos y garantías puede olvidar que lo humano se realiza (o debe realizar-
sociales, económicas y ambientales. También está plas- se) en comunidad; con y en función de otros seres hu-
mado en los principios orientadores del régimen eco- manos, sin pretender dominar a la Naturaleza.
nómico, que se caracterizan por promover una rela-
ción armoniosa entre los seres humanos individual y La Naturaleza también en el centro
colectivamente, así como con la Naturaleza. En esencia del debate
busca construir una economía solidaria, al tiempo que
se recuperan varias soberanías como concepto central La acumulación material –mecanicista e interminable
de la vida política del país. de bienes–, apoltronada en «el utilitarismo antropocén-
Igualmente, con esta propuesta del buen vivir, al trico sobre la Naturaleza» –al decir del uruguayo Eduar-
cuestionar los tradicionales conceptos del llamado de- do Gudynas–, no tiene futuro. Los límites de estilos de
sarrollo, se convoca a construir sistemas de indicado- vida sustentados en esta visión ideológica del progreso

38
son cada vez más notables y preocupantes. El ambien- biopluralismo, otorgando a las especies el mismo
te, es decir, los recursos naturales no pueden ser vis- derecho «ontológico» a la vida.
tos como una condición para el crecimiento económi-
co, como tampoco pueden ser un simple objeto de las Estos planteamientos de Guimarães ubican con cla-
políticas de desarrollo. ridad por dónde debería marchar la construcción de
Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en una nueva forma de organización de la sociedad, si
tanto una construcción social, término conceptualiza- realmente pretende ser una opción de vida, en tanto
do por los seres humanos, debe ser reinterpretada y respeta a la Naturaleza y permite un uso de los recur-
revisada íntegramente. Para empezar, la humanidad no sos naturales adaptado a la generación (regeneración)
está fuera de la Naturaleza. La visión dominante, que natural de estos. La Naturaleza, en definitiva, debe te-
pretende ver al ser humano por fuera de la Naturaleza, ner la necesaria capacidad de carga y recomposición
incluso al definirla como Naturaleza, sin considerar a para no deteriorarse irreversiblemente por efecto de la
la humanidad como parte integral de esta, ha abierto la acción del ser humano. He aquí una aproximación éti-
puerta para dominarla y manipularla. Se la ha transfor- ca explicativa de los derechos que se otorgaron a la
mado en recursos naturales y también en «capital na- Naturaleza en Montecristi.
tural» a ser explotados. Cuando, en realidad, la Natu- Estos Derechos de la Naturaleza, que constituyen
raleza hasta podría existir sin seres humanos... «una hecatombe para la tradición jurídica francesa-ro-
En este punto hay que rescatar las verdaderas di- manista», fueron y son vistos aún como un «galimatías
mensiones de la sustentabilidad. Esto exige, desde la conceptual». A los conservadores del derecho (¿defen-
perspectiva del brasileño Roberto Guimarães, tener: sores de los privilegios de las oligarquías?), en esencia
incapaces de entender los cambios en marcha, les resul-
como norte una nueva ética del desarrollo, una ética ta difícil comprender que el mundo está en movimiento
en la cual los objetivos económicos de progreso estén permanente. A lo largo de la historia legal, cada amplia-
subordinados a las leyes de funcionamiento de los ción de los derechos fue anteriormente impensable. La
sistemas naturales y a los criterios de respeto a la emancipación de los esclavos o la extensión de los dere-
dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida chos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los
de las personas. [Para él] el crecimiento, definido niños fueron una vez rechazadas por las autoridades por
como incremento monetario del producto y tal como ser consideradas como un absurdo. Para la abolición de
lo hemos experimentado, constituye un componen- la esclavitud se requería que se reconociera «el derecho
te intrínseco de la insustentabilidad actual. [Esto, de tener derechos», y se requería también un esfuerzo
siguiendo al autor, nos conduce al] desplazamiento político para cambiar aquellas leyes que negaban esos
del crecimiento como un fin último hacia el desa- derechos. Para liberar a la Naturaleza de esta condición
rrollo como un proceso de cambio cualitativo. de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad,
es necesario un esfuerzo político que reconozca que la
Y eso –pensando desde ya en lo que podría ser una Naturaleza es sujeto de derechos. Este aspecto es fun-
economía de poscrecimiento, como lo entiende Enri- damental si aceptamos que, como afirmaba Arnes Naess,
que Leff– se logrará, para volver a Guimarães, el padre de la ecología profunda, «todos los seres vivos
tienen el mismo valor». Esta lucha de liberación es, ante
en la medida que se logre preservar la integridad de los todo, un esfuerzo político que empieza por reconocer
procesos naturales que garantizan los flujos de ener- que el sistema capitalista destruye sus propias condicio-
gía y de materiales en la biosfera y, a la vez, se nes biofísicas de existencia.
preserve la biodiversidad del planeta. [Para lo que Dotarle de derechos a la Naturaleza significa, enton-
habrá de] transitar del actual antropocentrismo al ces, alentar políticamente su paso de objeto a sujeto,

39
como parte de un proceso centenario de ampliación de a la acción organizada de amplios sectores de ella. Acep-
los sujetos del derecho, como recordaba ya en 1988 temos que los avances constitucionales fueron logra-
Jörg Leimbacher, jurista suizo. Lo medular de los Dere- dos por la lucha de diversas organizaciones sociales y
chos de la Naturaleza, de acuerdo al propio Leimbacher, que no son dádiva de ningún individuo. Entonces, como
centra la atención en el «derecho a la existencia» de los parte de la construcción colectiva de un nuevo pacto
propios seres humanos. Un derecho que Italo Calvino de convivencia social y ambiental, es necesario cons-
retoma en El barón rampante, a través del personaje truir nuevos espacios de libertad y romper todos los
del barón, Cosimo Piovasco di Rondò, quien en el siglo cercos que impiden su vigencia.
XIX , como consecuencia de la Revolución Francesa, Por eso, en forma pionera a nivel mundial, en la
propone un: nueva Constitución se ha establecido que la Naturaleza
es sujeto de derechos. Esta definición enfrenta la ac-
proyecto de Constitución para un ente estatal republi- tual crisis civilizatoria, cuando ya se ve la imposibili-
cano con la Declaración de los Derechos Humanos, dad de continuar con el modelo industrialista y depre-
de los derechos de las mujeres, de los niños, de los dador basado en la lucha de los humanos contra la
animales domésticos y de los animales salvajes, in- Naturaleza. No va más la identificación del bienestar y
cluyendo pájaros, peces e insectos, así como plan- la riqueza como acumulación de bienes materiales, con
tas, sean estas árboles o legumbres y yerbas.2 las consecuentes expectativas de crecimiento y con-
sumo ilimitados. En este sentido es necesario recono-
No será fácil cristalizar estas transformaciones. So- cer que los instrumentos disponibles para analizar es-
bre todo en la medida en que afectan los privilegios de tos asuntos ya no sirven. Son instrumentos que
los círculos de poder, los cuales harán lo imposible para naturalizan y convierten en inevitable lo existente. Son
tratar de detener este proceso de cambios. Una situa- conocimientos de matriz colonial y eurocéntrica, que
ción que, lamentablemente, también se nutre de algunas pretenden convencer de que este patrón civilizatorio
acciones y decisiones del mismo gobierno del presiden- es natural e inevitable, como acertadamente afirma el
te Rafael Correa, quien alentó con entusiasmo el proce- venezolano Edgardo Lander.
so constituyente y la aprobación de la Constitución de Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de dere-
Montecristi… pero que ahora, con algunas de sus pro- chos, en la búsqueda de ese necesario equilibrio entre
puestas de ley, por ejemplo con la Ley de Minería o la ella y las necesidades y los derechos de los seres hu-
Ley de Soberanía Alimentaria, aprobadas a poco de en- manos, enmarcados en el principio del buen vivir, se
trar en vigencia la nueva Constitución, atenta contra estaría superando la clásica versión por la que la con-
varios de sus principios constitucionales. servación del medio ambiente es entendida simplemente
Este conflicto, aunque pueda sorprender a algunos, como un derecho de los seres humanos a «gozar de un
puede ser positivo para la sociedad, en tanto convoca medio ambiente sano y no contaminado». Los dere-
chos de la Naturaleza tienen que ver con el derecho
2 Traducción del alemán realizada por el autor de este artículo. que tienen la actual y las siguientes generaciones de
Véase el libro de Jörg Leimbacher: Die Rechte der Natur (Los gozar de un ambiente sano. Pero estos derechos aco-
Derechos de la Naturaleza), Basilea/Fránckfort del Meno, 1988. gen criterios de justicia ambiental que superan la visión
Hay que anotar que cada vez más textos sobre esta materia tradicional de justicia, lo que provoca varios conflictos
llegan a mis manos como consecuencia de la expedición de la
conceptuales entre los constitucionalistas y los juristas
Constitución de Montecristi. Es más, con varios especialistas
en temas constitucionales, con capacidad para abrir la mente y tradicionales.
entender la trascendencia de dichas propuestas, se está traba- De esta nueva concepción jurídica –todavía en cons-
jando en lo que, en un futuro no muy lejano, podría ser la trucción– se derivan decisiones trascendentales. El agua
Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza. es asumida como un derecho humano fundamental, que

40
cierra la puerta a su privatización; en concreto se recono- caracterizada por una supuesta libre competencia, que
ce el agua como patrimonio nacional estratégico de uso anima al canibalismo económico entre seres humanos
público, dominio inalienable e imprescriptible del Estado,3 y que alimenta la especulación financiera. A partir de
en tanto constituye un elemento vital para la Naturaleza y esa definición constitucional se aspira a construir rela-
para la existencia de los seres humanos; así la Constitu- ciones de producción, de intercambio y de coopera-
ción de Montecristi plantea prelaciones en el uso del agua: ción que propicien la eficiencia y la calidad, sustenta-
consumo humano, riego para la producción de alimen- das en la solidaridad. Se habla de productividad y
tos, caudal ecológico y actividades productivas, en ese competitividad sistémicas. Medibles en avances de la
orden. La soberanía alimentaria, que incorpora la protec- colectividad y no solo de individualidades sumadas
ción del suelo y el uso adecuado del agua, que representa muchas veces en forma arbitraria.
un ejercicio de protección a los millares de campesinos El ser humano, al ser el centro de la atención, es el
que sí viven de su trabajo, se transforma en eje conduc- factor fundamental de la economía. Y en ese sentido,
tor de las políticas agrarias e incluso de recuperación del rescatando la necesidad de fortalecer y dignificar el
verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad. Además trabajo, se proscribe cualquier forma de precarización
se plasma aquí la necesidad de conseguir la soberanía laboral, como la tercerización; incluso el incumplimiento
energética, sin poner en riesgo la soberanía alimentaria o de las normas laborales puede ser penalizado y sancio-
el equilibrio ecológico. nado. Por otro lado, se prohíbe toda forma de perse-
En suma, el buen vivir debe ser sustentable ambien- cución a los comerciantes y los artesanos informales.
talmente en tanto compromiso con las generaciones fu- El mercado por sí solo no es la solución, tampoco lo
turas. En esa línea de pensamiento, si aceptamos que es es el Estado. El subordinar el Estado al mercado, con-
necesaria una nueva ética, hay que incorporar elemen- duce a subordinar la sociedad a las relaciones mercanti-
tos consustanciales a un verdadero proceso de trans- les y al egolatrismo individualista. Lejos de una econo-
formaciones radicales, como son la igualdad, las diver- mía sobredeterminada por las relaciones mercantiles, se
sas equidades,4 la libertad y la justicia social (productiva promueve una relación dinámica y constructiva entre
y distributiva), tanto como la ambiental, así como ele- mercado, Estado y sociedad, tal como lo planteó hace
mentos morales, estéticos y espirituales. En otras pala- muchos años Franz Hinkelammert. Se busca construir
bras, los Derechos Humanos se complementan con los una sociedad con mercado, para no tener una sociedad
Derechos de la Naturaleza, y viceversa, dentro de un de mercado, es decir, mercantilizada. No se quiere una
esfuerzo de democratización permanente de la socie- economía controlada por monopolistas y especulado-
dad, a partir de la construcción de ciudadanías sólidas. res, como en la época neoliberal. Tampoco se promue-
ve una visión estatista a ultranza de la economía.
Hacia la construcción de una economía El mercado, tanto como el Estado, requieren una
reconceptualización política, que conduzca a regula-
solidaria ciones adecuadas. El mercado es una relación social
El valor básico de la economía, en un régimen de buen sujeta a las necesidades de los individuos y las colecti-
vivir, es la solidaridad. Se busca una economía distinta, vidades, entendida como un espacio de intercambio de
una economía social y solidaria, diferente de aquella bienes y servicios en función de la sociedad y no solo
del capital. Es más,
3 Es de desear que se dé paso a una acción conjunta y concertada
de los Estados de países vecinos, si se tratara de fuentes de el buen funcionamiento de los mercados, para los
agua compartidas. fines instrumentales que la sociedad les asigna, exige
4 Económica, social, intergeneracional, de género, étnica, cultu- que no sean completamente libres. Los mercados
ral especialmente. libres nunca han funcionado bien y han acabado en

41
catástrofes económicas de distinta naturaleza. [Sin caso no es solo una cuestión de recursos físicos sino
un marco legal y social adecuado], los mercados que depende decisivamente de las capacidades de or-
pueden ser totalmente inmorales, ineficientes, injus- ganización, participación e innovación de los habitan-
tos y generadores del caos social, [nos recuerda el tes del país. Existen sobradas razones para afirmar que
economista español Luis de Sebastián]. un factor de estrangulamiento para asegurar una vida
mejor, en un mundo mejor, para todos y todas, radica
De ninguna manera se puede creer que todo el sis- en la ausencia de políticas e instituciones6 que permi-
tema económico debe estar inmerso en la lógica domi- tan fortalecer e impulsar las capacidades humanas de
nante de mercado, pues hay otras muchas relaciones cada una de las culturas existentes.
que se inspiran en otros principios de indudable impor- Está claro que en esta Constitución, no está en juego
tancia; por ejemplo, la solidaridad para el funcionamiento simplemente un proceso de acumulación material. Se
de la seguridad social o las prestaciones sociales. Si- precisan respuestas políticas que hagan posible un de-
milar reflexión se podría hacer para la provisión de sarrollo impulsado por la vigencia de los derechos fun-
educación pública, defensa, transporte público, servi- damentales (Derechos Humanos en términos amplios y
cios de banca central y otras funciones que generan Derechos de la Naturaleza), como base para una socie-
bienes públicos que no se producen y regulan a través dad solidaria, en el marco de instituciones que aseguren
de la oferta y la demanda. No todos los actores de la la vida.
economía, por lo demás, actúan movidos por el lucro. Se persigue una economía que garantice el derecho
Por lo tanto, siguiendo el pensamiento del gran pen- de propiedad bien habida. Pero sobre todo el derecho a
sador austríaco Karl Polanyi –«el mercado es un buen la propiedad de quienes nada o muy poco tienen. Esta
sirviente, pero un pésimo amo»–, al mercado hay que nueva economía consolida el principio del monopolio
organizarlo y controlarlo, pero no asumirlo como me- público sobre los recursos estratégicos, pero a su vez
canismo de dominación. El Estado deberá, en definiti- establece una dinámica de uso y aprovechamiento de
va, ser ciudadanizado, mientras que el mercado habrá esos recursos desde una óptica sustentable, con la ne-
de ser civilizado, lo que, en ambos casos, implica una cesidad de disponer de mecanismos de regulación y
creciente participación de la sociedad.5 control en la prestación de los servicios públicos. Igual-
Para enfrentar la gravedad de los problemas exis- mente considera diversas formas de hacer economía:
tentes en la economía hay que desarmar las visiones estatal, pública, privada, mixta, comunitaria, asociati-
simplificadoras y compartimentadas. El éxito o el fra- va, cooperativa… Busca, con esto, ampliar la base de
productores y propietarios, sobre todo colectivos, en
un esquema de economía solidaria que articule activa
5 Fernand Braudel, el gran historiador francés de los Annales,
reconoció oportunamente que el capitalismo no es un sinóni- y equitativamente a todos los segmentos productivos.
mo de economía de mercado, por el contrario, lo veía incluso En esta línea de reflexión habrá que fortalecer los es-
como el «antimercado», en tanto los empresarios –con diver- quemas de cogestión en todo tipo de empresas, para
sos grados de prácticas monopolistas– no se comportan como que los trabajadores y las trabajadoras sean también
el empresario típico-ideal de la teoría económica convencional. actores decisivos en la conducción de las diversas uni-
Braudel entendía al capitalismo como el visitante furtivo que dades productivas.
entra por la noche y se roba algo, en este caso entró en la
La redistribución de la riqueza (de la tierra, por ejem-
economía mediterránea y se apropió del mercado. En el mundo
indígena, mucho antes de que lleguen los conquistadores, el
plo) y la distribución del ingreso, con criterios de equi-
mercado estaba presente (y sigue presente), en tanto cons- dad, así como la democratización en el acceso a los
trucción social con prácticas de solidaridad y reciprocidad,
muy alejadas de lo que sería posteriormente la imposición del 6 Conjunto de normas y reglas emanadas de la propia sociedad,
capitalismo metropolitano. que configuran el marco referencial de las relaciones humanas.

42
recursos económicos, como son los créditos, están en estar garantizada por posibles ingresos petroleros u
la base de esta economía solidaria. Así, las finanzas otros similares. Los derechos deben ser garantizados
deben cumplir un papel de apoyo al aparato productivo por la sociedad para todos sus miembros, en cualquier
y deja de ser simples instrumentos de acumulación y tiempo o circunstancia, no solo cuando hay exceden-
concentración de la riqueza en pocas manos; realidad tes financieros.
que alienta la especulación financiera. Los bancos, por En el nuevo texto constitucional existe una sección
lo tanto, en un plazo perentorio, tendrán que desligarse completa sobre derechos y garantías para personas con
de todas sus empresas no vinculadas a la actividad fi- discapacidades, que constituyen, además, una temáti-
nanciera, incluyendo sus medios de comunicación. ca transversal a toda la Constitución.
La Constitución propone también la construcción En esta Carta Magna se consolidan los derechos de
de una nueva arquitectura financiera, en la que los ser- los y las emigrantes. No solo podrán votar en las elec-
vicios financieros son de orden público. Allí se reco- ciones nacionales y tendrán representantes a la Asam-
noce a las finanzas populares como promotoras del blea Nacional, elegidos por ellos, sino también podrán
desarrollo y se incentiva la creación de una banca pú- impulsar varias iniciativas políticas, hasta de ley. El
blica de fomento, como aglutinadora del ahorro inter- Estado generará incentivos al retorno del ahorro y de
no e impulsadora de economías productivas de carac- los bienes de las personas migrantes, para que dichos
terísticas más solidarias. Un tratamiento preferente a recursos se orienten hacia la inversión productiva de
las cooperativas de ahorro y crédito, así como a las calidad decidida por los propios emigrantes. También
diversas formas de ahorro popular, también está reco- se estimulará su afiliación voluntaria al Instituto Ecua-
nocido constitucionalmente. toriano de Seguridad Social; para lograrlo se contará
En lo social, se priorizaron las inversiones en edu- con el aporte de las personas domiciliadas en el exte-
cación y salud.7 En tanto derechos humanos, la educa- rior. En un gesto de coherencia con la defensa de los
ción y la salud serán servicios gratuitos; se incluyó derechos de los compatriotas en el exterior, esta Cons-
específicamente la gratuidad de la educación en el ni- titución asegura similares derechos a los extranjeros y
vel universitario. La gratuidad en el acceso a la justicia es a los nacionales: los extranjeros que tengan residencia
otro de los derechos consagrados en la Constitución. de cinco años en el Ecuador –por ejemplo– podrán
Se aprobó la universalidad de la seguridad social, de ejercer el derecho al voto, sin necesidad de acuerdos
ninguna manera su privatización. Todo este esfuerzo bilaterales con sus países de origen; no podrán ser de-
en lo social se complementa con una serie de disposi- vueltos o expulsados a un país donde su vida, libertad,
ciones para superar tanto el machismo como el racis- seguridad o integridad o la de sus familiares peligren
mo, así como toda forma de exclusión social. por causa de su etnia, religión, nacionalidad, ideología,
Todas las personas por igual tienen derecho a una pertenencia a determinado grupo social, o por sus opi-
vida digna, que asegure la salud, alimentación y nutri- niones políticas. En esa línea de compromiso se prohíbe
ción, agua potable, vivienda, saneamiento ambiental, la expulsión de colectivos de extranjeros. Los proce-
educación, trabajo, empleo, descanso y ocio, cultura sos migratorios deberán ser singularizados.
física, vestido, seguridad social y otros servicios so- Como se deja constancia en el párrafo anterior, no
ciales necesarios. Todos estos derechos, para su cumpli- se espera a que cambie el mundo para recién entonces
miento, exigirán ajustes en la distribución de la riqueza avanzar en el campo de la migración, se actúa para
y del ingreso, puesto que su vigencia no solo puede provocar el cambio del mundo…
En sintonía con estas propuestas en el ámbito de la
7 Cumpliendo el mandato popular de fines de 2006, se destinará movilidad humana se impulsa el principio de ciudada-
anualmente un 6 % y un 4 % del PIB, por lo menos, para nía universal, la libre movilidad de todos los habitan-
educación y salud, respectivamente. tes del planeta y el progresivo fin de la condición de

43
extranjero como elemento transformador de las rela- yente, así como una sociedad movilizada que impulse
ciones desiguales entre los países, especialmente Nor- la consecución de los logros constitucionales a través
te-Sur. Para lograrlo se promueve la creación de la ciu- de las correspondientes leyes y decisiones políticas
dadanía latinoamericana y caribeña; la libre circulación coherentes. En definitiva, un proceso de constitución
de las personas en dicha región; la instrumentación de de ciudadanía.
políticas que garanticen los derechos humanos de las La consolidación de las nuevas normas constitucio-
poblaciones de frontera y de los refugiados; y, la pro- nales en leyes y en renovadas políticas coherentes con
tección común de los latinoamericanos y caribeños en el cambio propuesto, es una tarea que convoca a los
los países de tránsito y destino migratorio. habitantes del campo y de la ciudad a seguir caminan-
Con esta Constitución, a diferencia del pensamiento do por la senda de las movilizaciones. Hay que impe-
neoliberal todavía dominante, se quiere recuperar lo dir, desde la sociedad civil organizada, que, por ejem-
público, lo universal, lo gratuito, la diversidad, como plo, a través de las nuevas leyes, se trate de vaciar de
elementos de una sociedad que busca sistemáticamen- su contenido histórico a la nueva Constitución, que
te la libertad, la igualdad y la equidad, así como la soli- recibió en las urnas el masivo respaldo de la sociedad.
daridad en tanto elementos rectores del buen vivir. En La Constitución ecuatoriana, quizá uno de sus ma-
su articulado, más allá de las simples interpretaciones yores méritos, abre la puerta para disputar el sentido
que hacen los constitucionalistas frustrados, encon- histórico del desarrollo. Estamos conscientes de que
tramos borradores de una utopía por construir. Una estas nuevas corrientes del pensamiento jurídico
utopía que implica la crítica de la realidad desde los no están exentas de conflictos. Al abandonar el tradi-
principios plasmados en la Constitución de Montecristi. cional concepto de la ley como fuente del derecho, se
Una utopía que, al ser un proyecto de vida en común, consolida la Constitución como punto de partida jurí-
nos dice lo que debe ser... alternativa imaginaria, polí- dico independientemente de las visiones tradiciona-
ticamente conquistada, a ser ejecutada por la acción les. No debe sorprendernos, entonces, que esta nueva
de la sociedad. Carta Magna genere conflictos con los jurisconsultos
Esta Constitución, la más ecuatoriana de toda la his- tradicionalistas, así como con aquellos personajes
toria, que ofrece una categórica propuesta de descen- acostumbrados a tener la razón en función de su pen-
tralización y autonomías, sobre bases de solidaridad y samiento (y sobre todo, de sus intereses).
equidad, abre la puerta también a la integración regio- No se trata simplemente de hacer mejor lo realizado
nal. Sin la integración de los pueblos de nuestra Améri- hasta ahora. Como parte de la construcción colectiva
ca Latina no hay desarrollo. Ese es un paso fundamen- de un nuevo pacto de convivencia social y ambiental
tal para que dichos pueblos puedan insertarse con es necesario construir nuevos espacios de libertad y
dignidad e inteligencia en el contexto mundial. Y para romper todos los cercos que impiden su vigencia.
hacerlo, la Constitución declara al Ecuador como un Para empezar, reconozcamos que, en la actualidad,
territorio de paz, en donde no podrán asentarse fuer- todavía están presentes tesis y prácticas desarrollistas
zas militares extranjeras con fines bélicos, ni ceder bases propias de una economía extractivista, que no han
militares nacionales a soldados foráneos. permitido el desarrollo y que están minando las bases de
la Naturaleza. Los actuales gobiernos progresistas en la
La Constitución de Montecristi, medio América Latina han tenido avances en algunas áreas,
y fin para cambios estructurales especialmente la social, pero muestran enormes difi-
cultades para generar nuevos estilos de vida, en particu-
Por todo lo expuesto anteriormente, recién ha empeza- lar por lograr otra apropiación efectiva de los recursos
do el verdadero proceso constituyente. Un proceso que naturales para la sociedad en su conjunto y reducir el
exige una mayor y más profunda pedagogía constitu- grado de deterioro ambiental.

44
En el Ecuador, el propio gobierno que impulsó acti- hasta con otras preferencias. Una situación que aflora
vamente la aprobación de la nueva Constitución en el en estos primeros años de la Revolución Ciudadana en
referendo, sigue atado a visiones y prácticas neodesa- el Ecuador, en los que todavía se registra un importan-
rrollistas, que no garantizan un verdadero desarrollo y te déficit de ciudadanía.
que, además, estarán en permanente contradicción con
el espíritu del buen vivir. Por tanto, no solo es indis- Hoy el patrimonialismo [al decir de García Linera]
pensable superar las prácticas neoliberales, sino que es es más «democrático», comienza a socializarse, ya
cada vez más imperioso garantizar la relación armóni- no es un privilegio de casta reducido al color de
ca entre sociedad y Naturaleza. Hoy más que nunca, piel, el apellido, o la herencia familiar, sino que es
en medio de la debacle financiera internacional, que es asumido como un derecho de todos, pero no deja
apenas una faceta de la crisis civilizatoria que se cierne de ser patrimonialismo popular. [Y] esto es compli-
sobre la humanidad, es imprescindible construir una cado porque, con quiebres, habla de una continui-
concepción estratégica nacional –otro mandato de la dad que no ha podido ser superada.
nueva Constitución–, sobre bases de creciente sobera-
nía, para insertarse inteligentemente y no en forma La conclusión es obvia frente a esta nueva realidad,
dependiente en la economía mundial. Hay que terminar por más que esta pueda ser vista como un avance en
con aquellas relaciones financieras especulativas que relación con las anteriores prácticas patrimonialistas de
han colapsado y, sobre todo, hay que cambiar aquella corte oligárquico: democracia sí, patrimonialismo no.8
visión que condena a nuestros países a ser simples Esa es la gran tarea.
productores y exportadores de materias primas. Para lograrlo hay que abrir todos los espacios de diá-
Se necesita dar vuelta a la página definitivamente. logo posibles, crear y consolidar todos los mecanismos
De todo lo anterior se desprende que hay que hacer un de participación ciudadana y control social necesarios.
esfuerzo enorme y sostenido para maximizar aquellos Es urgente, en suma, apropiarse democráticamente del
efectos positivos que se puedan obtener de la extrac- contenido de la Constitución de Montecristi. Los futu-
ción de recursos naturales, sin perder de vista que esta ros acuerdos políticos, indispensables para enraizar esta
actividad, sobre todo cuando se realiza a gran escala, Constitución, tienen como condición innegociable sus-
afecta a la Naturaleza y a las comunidades. Por lo tan- tentarse en el sentido de país, aportar al buen vivir y no
to, es ingenuo creer que ampliando dichas actividades sacrificar los intereses nacionales en beneficio particu-
extractivistas se obtendrán recursos para financiar otro lar de personas, gremios y corporaciones; los privile-
tipo de actividades que puedan sustituir a la extracción gios de unos pocos son insostenibles. A diferencia de las
masiva de recursos naturales... El «desarrollismo se- prácticas de los grupos oligárquicos (causantes de la
nil» (Joan Martínez Allier), por lo demás, no es el ca- crisis nacional) que han controlado el Estado durante
mino para el buen vivir. La consecución de una mayor décadas, no se quiere ganar posiciones simplemente con
disponibilidad de crecientes ingresos financieros no ha la fuerza del número, sino con la de los argumentos y
asegurado el desarrollo de ningún país. No podemos con la de la acción democrática. La Constitución debe
vivir prioritariamente de la renta de los recursos natu-
rales sino del esfuerzo de los seres humanos, viviendo
y conviviendo con la Naturaleza. Es preciso generar 8 Al patrimonialismo no solo se lo ve como sinónimo de autorita-
rismo y discrecionalidad en el manejo de la cosa pública. Tiene
capacidades sociales. que ver con la apropiación de los recursos por las elites domi-
Incluso hay que dejar atrás lo que el actual vicepre- nantes en beneficio propio y viene atado con una relación clien-
sidente boliviano, Álvaro García Linera, define como telar en el ámbito social. Este régimen social, sostenido por una
«patrimonialismo popular», en el que se recrean las serie de patrones no todos consagrados jurídicamente, reprodu-
prácticas rentísticas y clientelares con otras formas y ce una serie de formas de reclutamiento y de clientelismo

45
ser realmente de todos y de todas, no de un gobierno colectivo coexistan en armonía con la Naturaleza, en
en particular. la que la racionalidad económica se reconcilie con la
La responsabilidad es grande y compleja. Estamos ética y el sentido común.
ante el imperativo de construir democráticamente una Finalmente, el buen vivir –en tanto filosofía de vida–
sociedad realmente democrática, fortificada en valo- abre la puerta para construir un proyecto liberador y
res de libertad, igualdad y responsabilidad, practicante tolerante, sin prejuicios ni dogmas. Un proyecto que,
de sus obligaciones, incluyente, equitativa, justa y res- al haber sumado muchas historias de luchas de resis-
petuosa de la vida. Una sociedad «que incorpore el tencia y de propuestas de cambio, al nutrirse de expe-
anticapitalismo sin planificación burocrática y con plu- riencias nacionales e internacionales, se posiciona como
ralismo político», para ponerlo en palabras del econo- punto de partida para construir democráticamente una
mista argentino Claudio Katz. Una sociedad en la que sociedad sustentable en todos los ámbitos. Es decir,
sea posible que todos y todas tengamos iguales posibi- otra forma de socialismo, visto siempre como un pro-
lidades y oportunidades, en la que lo individual y lo yecto de democracia sin fin. c

CARLOS KOHN: Cargador de Guayaquil, 1939. Pastel/papel

46

También podría gustarte