Está en la página 1de 2

Domingo III de Cuaresma – Ciclo C – 23 de Marzo

Lc. 13, 1 – 9

Creo que todos hemos experimentado en nuestras vidas ese momento cuando algo no nos sale como queríamos o como
debíamos hacerlo y necesitamos otra “oportunidad”.

Esta palabra proviene de la palabra “opportunitas” y significa frente a una salida. Como que tengo un camino por donde
avanzar.

Porqué hablamos de oportunidad en este tercer domingo de Cuaresma, o más bien de otra oportunidad sin ponerle un
número.

Creo que la relación con el Evangelio de este domingo es clara, al final del Evangelio el viñador le pide al dueño de la viña que
le dé una nueva oportunidad a la higuera para ver si da fruto. El viñador se compromete a cavarle alrededor y a echarle
abono para ver si da fruto.

Como siempre decimos siempre es bueno tener los ojos puestos en Jesús, ver su vida, oír sus palabras. Las palabras de Jesús
no son palabras vacías o dichas al pepe, hablando mal y pronto, tienen una enseñanza un significado. ¿Cuál es el significado
de estas palabras?

¿Quién es la higuera? La higuera somos cada uno de nosotros. Cada uno de nosotros debe dar fruto. Pero por sí solos no
podemos. Necesitamos de Jesús. Que Él cave a nuestro alrededor y nos eche abono, solo así podemos dar fruto.

¿Para qué se cava alrededor de una planta? Para sacar los yuyos y para que tenga una taza donde contener el agua. A
nosotros Jesús nos hace los mismo nos ayuda a que estemos limpios de esos yuyos que no nos hacen bien y que podamos
contener el agua que nos da la vida, el agua que Él mismo nos da.

¿Para qué se abona una planta? Para que obtenga todos los nutrientes necesarios para crecer y dar fruto. Para que sea una
planta fuerte. Jesús hace lo mismo con nosotros, nos da los nutrientes necesarios para que en nuestro espíritu estemos
fuertes.

Y esto Jesús lo hace cada año. Nos da nuevas oportunidades.

Pero en la primera parte del Evangelio cuenta dos sucesos trágicos. En el primero parece que a unos hombres los mataron y
mezclaron la sangre con el sacrificio y en el segundo una torre se desplomó y mató a 18 hombres.

El primer relato se lo cuentan a Jesús y por las palabras de Jesús parece que lo hacen con la intención de interpretar que eso
le ocurrió por ser pecadores. Pero el Señor los corrige claramente. ¿Piensan que esto pasó porque eran más pecadores? Les
aseguro que no. Y si no se convierten todos terminarán igual.

Y acá retomamos el tema de la oportunidad.

A veces las personas piensan que las cosas malas suceden como un castigo divino. Y tratan de interpretar el modo de obrar
de Dios. Y no todo las cosas malas que les pasan a los pecadores es por ser pecadores. Algunas sí pero otras no. No nos
corresponde a nosotros saber si esto me pasó o le pasó a otro por ser pecador; eso lo sabe Dios, a todos nos corresponde
tratar de luchar contra el pecado.

Es cierto que Jesús dice “Vete y no peques más, no sea que algo peor te pase”, pero esto no quiere decir que Él sea el autor
de esos males.

Lo que sí debemos tener siempre presente es que Dios da muchas oportunidades, y tenemos que tratar de aprovecharlas
porque somos frágiles, limitados, nuestra vida no está en nuestras manos. Y lo más importante es la salvación de nuestras
almas.

¿Quién puede saber el final de su vida? Nadie. ¿Cuántos habrán pensado vivir más de lo que vivieron? ¿Cuántos habrán
pensado vivir menos de lo que vivieron? Lo importante es dar fruto para que nuestra partida de este mundo, sea cuando sea,
no nos agarre con las manos vacías. Esto nos quiere enseñar Jesús con estas palabras. Nuestra vida puede terminarse en
cualquier momento, puede ser por la libertad de los otros y los descuidos humanos.

Este tiempo de Cuaresma es para eso. Para replantearnos las oportunidades que Dios nos da. Pero no nos confiemos porque
la parábola que Jesús cuenta dice “Si el año que viene no da fruto la cortarás”, es decir hay un momento final.

Que el Señor nos ayude a no desperdiciar nuestras vidas. También se lo pedimos a la Virgen. Que también puede ocupar es
lugar de viñador, porque Ella también ruega por nosotros a su Hijo para que nos deje un tiempo más para que demos frutos.
Ella es Madre de Misericordia.
“Señor ten piedad de nosotros, haz que demos fruto y que nuestro fruto sea duradero. Así sea”.

También podría gustarte