Está en la página 1de 3

.

Invasiones imperiales

Así, el Imperio Español llegó a ser uno de los más vastos del mundo con una
superficie total de 20 millones de kilómetros cuadrados en el siglo XVIII.

La expansión imperial dio sus primeros pasos tras la unificación de la nación y en fin de
la reconquista de los territorios ocupados por los moros, ambas cosas en el siglo XV.

No contentos con expulsar a los musulmanes de sus tierras, los españoles continuaron
expandiéndose sobre el África mediterránea (Orán, Túnez, Argelia) al menos hasta el
reinado de Carlos de Austria (Carlos I de España), quien prefirió centrar sus esfuerzos
en la recién descubierta América.

Durante los tiempos posteriores, España controló una inmensa porción de los territorios
americanos, junto a las Islas Filipinas, sus inmediaciones y algunas regiones puntuales
de África. Fueron cedidas a otras potencias de mayor capacidad militar, negociadas
como parte de pago de deudas, o finalmente perdidas mediante cruentas guerras de
independencia en el siglo XIX.

La economía colonial en América Latina


En el caso del continente latinoamericano, la colonización a manos hispanas condujo al
llamado “Pacto colonial”, en el que se establecía un sistema económico controlado
desde España.

Dicho contrato suponía una especie de intercambio: la colonia debía suministrar a la


metrópoli los suficientes recursos para pagar la “inversión” en su administración,
establecimiento y desarrollo, junto con un excedente o beneficio.

La metrópoli controló la economía colonial con puño de hierro, obedeciendo a la teoría


mercantilista que vinculaba la riqueza de un país con el oro que estuviese depositado en
sus arcas.

Así, España hizo todo lo posible por acumular el oro de las Américas, mientras
entregaba los suelos americanos en encomiendas y otros sistemas administrativos de
exploración y explotación de recursos.

Por ende, la economía colonial latinoamericana consistió en el empleo de la mano de


obra indígena en condiciones de semiesclavitud (o franca esclavitud). Posteriormente
se sumó la mano de obra africana. Ambas fueron utilizadas para la explotación minera,
agropecuaria y pesquera de insumos altamente codiciados en Europa, como el oro, la
plata, las perlas, el tabaco, el café, el cacao, el azúcar y otros productos.

También podría gustarte