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La tarea inicial por parte de cada Hombre y Mujer, es reconocer su ciudadanía,

esto implica asumir a plenitud los deberes y derechos que se tienen como
ciudadano. Seguido a esta decisión es dar curso a desarrollar plenamente su
individualismo asumiendo los limites que este conlleva, es decir si soy consiente
del acto que ejecutare sabré que no podre afectarme y afectar a otros con la
ejecución del mismo. Si no acepto realizar una fila para acceder a un derecho,
entonces tampoco tengo por que acceder a ese derecho.

Cuando se hable de ciudadanía se tiene que hablar desde un fundamento


esencial, el ser ciudadano es inherente a mi naturaleza humana, en cualquiera de
mis roles diarios. Cuando existe un pensamiento, decisión y acción este tiene que
tener una ruta que permita mi desarrollo como ciudadano en función de sentirme
tranquilo del deber cumplido. Ejemplo: detenerme cuando el semáforo esta en
rojo, bajar la velocidad cuando este en amarillo. Suena trivial, pero acaso no es
un ser humano “ciudadano” el que esta conduciendo, o los seres humanos
“ciudadanos” los que pasaran la calle.

En un estado como el nuestro, donde impera la cultura de la “colombiana”, es


decir el atajo, resulta una tarea épica tratar de promover hábitos ciudadanos que
resulten en una cultura ciudadana de armonía individual y colectiva, por que el
concepto de ciudadanía se remite a un solo hecho, portar la cedula de ciudadanía,
que en ultimas se convierte en nuestra vida diaria en portar un documento de
identidad, que por si solo no hace de cada individuo un ciudadano.

Para formar buenos ciudadanos debería existir una catedra de formación desde la
familia, la academia, la sociedad, etc. que permita preparar al individuo desde su
esencia humana, es decir un ser pensante y consciente de lo que implica ser
ciudadano.

Lograr consolidar unas prácticas diarias que resulten en un ejercicio cotidiano


donde el ciudadano se comporte como tal, es un proceso que debe iniciar
indefectiblemente en el seno de la familia. Es el primer “estado” que nos reconoce
y que reconocemos, donde poseemos un rol y por lo tanto una serie de normas,
nacidas en un cumulo de costumbres, valores y modos de vida propios de cada
familia que a su vez están sumergidos en una sociedad con unas costumbres,
valores y modos de vida. Más allá que estás llegaron de acuerdo al contexto
histórico de cada territorio, Ejemplo: en algunos Estados el aborto es una práctica
ciudadana, lo que resultaría para otras culturas una práctica inaceptable. Entonces
surge un interrogante, en que termina ser un buen ciudadano, en entender el
momento histórico y adaptarlo de tal manera que, ¿Ciudadanía por encima de
Humanidad?
Con lo anterior se debe entender que se tiene una condición jurídica que te
vincula directamente en el bienestar individual y colectivo, como ciudadano hago
parte de un territorio, donde me desarrollo en coexistencia con otros ciudadanos,
por tanto mi derecho no puede irrumpir el derecho que tiene otro ciudadano. En el
ejemplo anterior el derecho a la Vida. En el diario vivir cada acción que desarrolle
debe estar en función de lo vinculante que este termina siendo, siendo deber de
cada ciudadano analizar este hecho antes de llevarlo a cabo.

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