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alas calles de la ciu- de la alta sociedad portefia, En estas as y los vincu- sucesivas amplifieaci los de las novelas ant ‘grupos sociales se combinan para configurai racién, Esta imagen —que en Pot pourri resultaba ineficaz y recaia en el propio texto encuentra en la recomposicién del io de identidad del narrador con su grupo la posibilidad de construir un Otro que ya no es individual ni proviene del grupo, como el rastacuero o el decadent, sino que puede obj y concentrar todas las ansiedades de la ‘mas se acerca a las analogias biol discurso de la ciencia se presenta del desvio se busca en el interior de los dominios de la ficién. de identidad (de la familia, de los géneros, de la clases, de las eazas) en las 4) el miiclea de lo aberrante adopta una forma narrativa propia que condensa, modo de inversién o anomalia, Ia trama de los textos. Como la lente foroge: reproducia retratos aberrantes, estas ficciones también postulan hacia los margenes fantasia y realidad, deel Estado, la fiesta de bodas, e! baile del club o la intimidad fai 6, Pasiones gauchas y soluciones politicas en las novelas de Eduardo Gutiérrez : rama el g cme del ctimen a causa de la arbiter la serie de la novela popular con gauchos se Juan Moreira esctita encee fines de 1879 y prin, A Pastor Lana, que sale en folletin en 1885 y ex El carécter de serie que tiene este conjunto de folletines se v sentidos, pero hay dos que vienen a set consttutivos: por un conforma como tala lo largo de un eje hisrico temporal, ya que istorias que se remontan desdc los orfgenes de la patria lidad de la década de 1880; por ot lado, se organiza ae B00} éspacial en el cual las novelas recorren w ocupan todos los puntos de la cia de Bucnos Aires. Para poner de relieve las con alo largo de la serie, resulta revelador tomar el folletines, sin que ello que se desbarranca en srt a época, que plantean de la ley. No son los le 1820 como el famoso y legendario Santos Vega ni 1 de la época de Rosas como Juan Cuello, pero tos que con su banda siguen asolando la campafia dos personajes difieren totalmente: Moreira, casado y con un hijo, es tabajador inte y hasta prestamista, ademas de fel seguidor del politico autono- smoradizo, es pedn de estancia y obedece cicga- Areco, ‘Se trata, como se ¢ variantes circunstanciales y anecd6ticas? O transformacién de un proyecto que se escribe 10s histéricos, con otros discursos y con el cre- nta novelas populares en una década, habria que proponer una alter- lecturas criticas més frecuentes, que tenga en cuenta tanto el fol n su codificacién universal como el abordaje textual, y tanto la se a como la especificidad de cada uno de los textos.? En ese marco, let npo Juan Moreira y Pastor Luna permite ver que la serie folletine nites y sus variaciones, resulta un proceso 1a nuevos aspectos de cada una de las novelas. +ho hasta la muerte en manos de la pero la de Luna, encarcelado y ado es el fusilamiento del gaucho, hace posible in del espacio de la ciscel —como en Hormiga Negra o Et Tigre del Queguén- sino también la mencién de cada uno de los eslabones de (0 follesines con gauchos, se concentraban rte alcalde y el jen de paz. Bs que pese a rrararse de una crama hipercodificada que se organiza a partir de la configuracién de binarismos y de la representacién de todas sus variabl estas novelas populares operan cn un plano simbélico sumamente denso: 1879 y 1886, ya eravés de un género popular, ponen en euestin las p partido y del Estado, las transformaciones econéi i jén del gaucho como sujet Precisamente, mientras ‘gaucho no sca un ciudada- no de derecho y de hecho serd un personaje de novela. Es decir: un sujeto de pasiones violentas. Reproducciones Monsita~ [oo A ver conluyamosquees tad amigo Sarde. Vengo a que me pague ls dee mil pesos, oa ‘umplir mi palabra empenada. Saxoern.—Yo no tengo plata, amigo More unos dias mis ylejuro par dos quee he d “Morsita.— No espero mds: venga los diez mil pesos, 0 teabro diexbocas en al cuerpo, pa que po ells puedas «omtar que Juan Moreira cumple lo que promete, a dquelo lleveel diablo, Sacaladaga,)O pags en el acto, © ce abro como a un peludo. Eoukano Gumisaana - Jose Ponesta, Juan Morena, Drama en dos actos, 1886. 0 Sardetti, 0 sea que comete st primer crimen. Después de reiterados we le devuelva el dinero prestado y tras acudir en vano a las 10s 0 a cumplie mi palabra empeniada” tes de enfrentarse a punta de ci Ipero italiano que ests del otro lado del mostrador y después de contar ‘cémo fue puesto en el cepo por reclamar el dinero que e negaba a devolverle (JI la palabra argument socioeconémicos, el texto aconseja que los pactos de palabra deben ser recm- wados y que la escritura instrumental es uno de los modos para garantizar la ta adi ico: como la justicia de paz no reconocié la deuda del pulpe- Moreira y lo castigé por el eclamo, el gaucho decide hacer justicia vengéin- dose, Moreira se presenta ante Sardetti para cobrarse la deuda formulando una doble disyuncién, a través de la cual se pone de manifiesto que la violencia del gaucho emerge solo en canto sustiruto de un vacio juridico y legal. En prinei- pio, se trata de que o Sardetti paga la deuda originatia de los diez mil pesos, 0 Moreira cumple con stt propia deuda, también de palabra, que es la promesa (amenaza) de darle muerte. La segunda disyuncién se superpone a la primera y expresa el contenido material de la “palabra empefiada’ los dicz mil pesos o te abro diez bocas en el cuerpo, para ‘ontar que Juan Moreira cumple lo que promete, aun (IM: 29, destacado mi ‘cuerpo se pone en el lugar del dinero para hacer material el valor de la palabra, porque cuando el intercambio de dinero es imposible (y se quiebra el circuito porque fala la lea y se falta ala palabra), el gaucho calla a su adversario y lo hace hablar con el cuerpo. La palabra de honor ‘encuentra su complemento en el cuerpo como espacio donde se inscribe el honor y se cobra la deuda. Pero ef modo en el que Moreira expresa esos desplazami cuerpo, de la palabra al cuerpo) supone que el cuerpo puede ser leido espacio donde se reproduce la historia. En ese cuerpo con “ hi iex bocas” s ia de Moreira: su honor, su venganza, su caida en por otro lado el folletin en sefiala Nicolés Rosa respecto de Hormiga Negra~se trata de “la ser a “ldgica cuantitaciva y de preside la forma de ", Rosa, 197: 14 Pura acumulacién, el teabaja a partir del recurso narrativo de la iteracidn; en una misma novela, la sucesién de los enfie la cae ley y la sucesién de duclos entre paisanos se convierten en ou -0 cuya condicién es ser siempre seme} de un mismo y dnico mo; de una novela a o' hiscoria que necesita ser narrada una y otra vez. Forma narr pone de manifiesco una economfa del interés, el se fun ‘mente, en el exceso y la deuda con sus lectores. a reproduceién, en tanto nocin que encierta cu iacibn, laautonomia y la repeticin, esté en la base dela nan de manera tal gue sustenta, a la vez, Raymond Williams, quien distingue entre ~vinculada con el copiado—y una reproducci6n vari sentido bioldgico 0 genético; propone la nocién de repliaci reproduccién de las formas en términos de propagacién 0 se trata de obras idénticas, aclara nes meen tanto forma reproducible, per cca que también tiene aquells. No obstante, lo que se pone de bos sentids e potencian e porque su base técnica es la rey roducci in uniforme q porlaimprentay, antes ain, por el per ido co vvincula la novela por: esencialmente “predecible y rep ae que el alcivo paisano, cuando las recibla, ibaa curiselas donde nadie pudicra fan que una de aquellas cicatrices, que mareaba un largo de dos centi- ia en la segunda lucha con ‘contar nueve heri- la, se vefa una cicatiz de bala, y ‘estaba cruzado por un hachazo que habi centimetro de profundidad. Esta era la cota de malla que habia vestido Moreira para dn de yenganza que Cuerpo pasivo offecido a la contemplacién y el asombro, ls cicatrices que lo cruzan, hasta entonces heridas secretas, develan una nueva faceta de la h idad. En la escena, convergen distintas cuestiones: en primer término, la ‘en segundo lugar, [a apelacién a jones del cuerpo de Cristo que, sin perder su yinculacién con la légica de la historia, potencia la heroizacin efectiva del gaucl te; por tltimo, la contabilizaci6n obsesiva de las heridas que, al reproducit, en otro registro, la accién de haberlas contado (narrado) una a una y por entregas, produce una insospechada aproximacién entre el cuerpo cubierto con “un tejido de enormes cicatrices” y el cuerpo cuchillo”, Balderston, 2000: 13- lis cicatrices que cruzan el cuerpo de Moreira codifican una historia de vida mareada por la violencia, ipo de la historia y de su Pastor {Balderston, 2000: ha ocultado, y que solo se revel que contar porque ha sobrevenido k que se ha sido vencido en una le ven el cuerpo que remit graflactistiana, Esta imagen final, de todos modos, ya aparece an ‘orden de la historia, Porque si el cuerpo marcado de Moreira es péstumo de su heroicidad, la nuncio de la traicién posible se vislumbra en el cuerpo mareado ‘Amigo de Moreira ~aunque con actitud servl antes que fraternal- el C cumple el papel del traidor, ¢s una especie de Judas gauchesco mezcla de debilidad y resentimiento, lo entrega a las autoridades. La 0 con algtin “hachazo” en el Cuerudo: terpo. Veamos cémo se recuperaba su primera operacién era ise al campo y tenderse al rayo de sol di alguno le preguntaba qué estaba haci endo sobre los lomos los ardientes rayos d ‘quienes, para le viniese bi 296 HON DELA XC1ON necesatio, La relacién entre ambos superpone la de Judas y Cristo a la que ol ‘cueto de la piel del eraidor establece con la “cota de malla” que metaforiza la piel de Moreita; mientras uno se acerca a una degradante animalizacién, el otro se ‘aproxima al antiguo mundo de los héroes. La imagen final de Moreira evoca la xcer entonces lo que Moreira habia deseado inéitilmente: “se hizo Luna puede l doctor Alsina, a quien habia acompafiado como hombre de confianza en épocas de peligro, los igioa favor de! aust, Moreira, cuando recibi la cata del doctor Alsina, no supo resists, i6auno delos bandos fo de manera podeross” (JM: 86. "BY esto es preciso enfaizarlo: el inmigrante no el paritor del gach en los flleines de 34 INSTITUCION DE LA FICCION 5 en dl todo su 124), Para cerrar la escena, Gutiérrez cranscribe la carta escrita por el gaucho: “Me tiembla la mano y tiemblo todo . Pero esta figura, para ser aplicabl ‘que pueda reemplazar eficazmente la de los gaucho, requiere a su ver de ot idos en la por entonces cambiante alianza en- y la economia de estancia. De allf que solo la tun Estado que se haga cargo del “hijo del pafs” garantice la regulacién icamente con la recomposiciOn de este nexo puede rescablecerse una legalidad sin la cual emergen en el espacio piblico las i que conducen al gaucho a la "pendiente del crimen”. ares” donde la nece- como ciudadano esté més clara. Porque, alt, ‘me creencia en la justicia estén en boca de un gaucho, el padre de Juan sin Patria, procagonista de la novela: Mis derechos de ciudadano tiene que respetarlos la autoridad, porque contra la ley, que es cosa sagrada, nadie puede marchae, Por eso hemos peleado tanto por defender la leyesy el Gobierno, Por eso es que la ley ef cosa sagrada, porque cuando uno est{ bajo su amparo puede prendézsle del cl pl y gritarle: Sefiora ley, yo estoy bajo su proteccién, soy un buen hijo que ha peleado por usted y ‘que hoy viene a peditle un servicio.20 rica de paz en una eunién el padre de Juan, quien por 0 ONES POLITICAS a8 La historia de Juan sin Patria (condenado a servir e1 10 pese a poseer tuna papeleta de exencién), de su padre (asesinado por un teniente alealde) y de su hermano (quien escapa y se hace matrero hasta que lo matan), de conviccién enunciada por el gaucho. Las leyes por las que los gauchos han Jeado no se cumplen y el gobierno al que han defendido no los protege de la justicia, En esa misma {nea adquiere nuevas dimensiones el final de Pastor co del gaucho aprovechando su borrachera aparecen condena. Porque sien Juan Moreira los responsables de la injustic pricticamente los mismos que le dan k porlaespalda, en Pastor Lunael juicio yla condena ala pena capi an los modos de entender Ia justicia crcel no se representa como resulta apenas una farsa. cuando st aplicacién pasaa cargo de las autoridades provinc: autorizar la pena de muerte la reproducen. Si el desenlace de 1886 -en -va en desmedro de la eficacia narrativa, El ingreso efectivo del gaucho a la ciudadanta y no como “patid” sino como ciudadano por la via de lo que podemos ca local ala hace posi responsabilidades. En ese nuevo marco legal y juridico la fu ‘el gaucho puede reintegrarse ala sociedad y, en consecuencia, a a far cegrado igualitariamente al Estado moderno, la figura del gaucho- lano apunta a un doble frente: por un lado, el hijo del pals deja de ser un rez nunca abandona la teen un sujet a, en un sujeto responsable (ala vez.que obtiene sus derechos es objeto del derecho). La lectura en se inal de Juan Moreira. A la luz de la serie us de las primeras ma tAcons lo pronto, cional y la viabilidad del refor en el interior de la se zando su carécter popular més violentas del gaucho que se nartan para la nueva consume los diarios, las novelas populares parecen anus ambas propuestas sean coneiliables y complementarias cenlla sociedad, por la via del pater: Por supuesto, una vez que el gaucho deje de ser un pari tener vida privada e intereses, pero también dere lades, dejar de reunir las condiciones para ser protagonista novelesco. De hecho, ya en Pastor Luna existen momentos en los que la rama parece tentarse con ciertos conflictos sentimentales més propios de la vida privada que de la vida etrante y aventurera del gaucho. Ast, los remansos de Luna en la estancia de Areco, en los que vuclve a wt rutina de trabajo, y los breves periodos de c como sucede con Dolores, interfieren en la accién del folletin con gauchos y nden a orientar la trama hacia otro tipo de novela popular, que es precisamente aqutella que aparece obturada por la caida del gaucho Pese a estos desvios momentiineos y a estas interferencias, Gutiérrez no llega & hacer efectivo ese viraje hacia el folletin sentimental. Més todavia, justo después «de Pastor Luma, con la que abandona para siempre la novela con gachos, Gutiérrez scribe un “drama militar” en el que retorna decididamente al caso policial. En Ignacio Monges, su de 1886, cuenta k con alguna mujer, no perrenece 2 un pasado mds o menos cetcano, aun- 10 que es contemporanea de la escritura: en el mismo mo- Monges est siendo juzgado a rafz de un cito, empobrecido y harto de recla- Ia narracién | a5 sobre la base de. el gobierno, ya que el el Estado y lajusticia. En ese punto, los cesta ver, ala reproduccién propia de la narraci6n seriada sino a una cuestién més coyuncueal: el desenlace de la caus ia a Monges. Lo novelesco, en conse~ cuencia, termina apartindose de la ldgica de la novela popular con gauchos para tse al servicio de lo periodistico. Tanto es asf, que ahora la pasién ha dejado de iburo del gaucho para ser adjudicada a los representantes de la justia: {BL Jues del Crimen ha instruido este sumario con pasién, Todos sus procederes han sido hechos a puerta cerrada, sin dar al pueblo el derecho de presenciar las audie idando que asf como el juezes la garantia de las leycs, el pueblo debe 1 sus actos, tiene el derecho de controlarlos, para garantizarsecatn- é solo en defensa dela sociedad, a quien juez debe dar cuenta de sus actos. (..] Veremos quién ttiuafa en el duro combate de la inteligencia y la raxén, contra a sinrazén de una justicia apasionada.> icas ala justicia forman parte de la hi 10 que también las cexplicita para integrarse a la No solo las icas al Estado rebasan Ja zona de la den través dela figura del soldado correntino representante del Estado, fa imagen de la ica identidad del gaucho porteno y asu- los folletines, la figura del pueblo. atrojados los gauchos porteiios. que se hace justicia ante el pro} identidad nacional excede la meto ‘me, quizds por primera vez en tod Con ese “pueblo” que ocupa los “héroes excepcionales”, con la urgencia periodistica del caso pol absotbe lo novelesco, con la definitiva puesta en suspenso de los miicleos senti- mentales que aparecian en Pastor Lunay el retorno del género “caso” para cerrar a tiltimo folletin, se habré clausurado entonces el ciclo de la novela popular

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