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¿De qué manera la violencia interna del Perú en los años 1980 y 1990 afectó la vida de los

pueblos indígenas y nativos, al medio ambiente y los recursos naturales?

Para el caso de Perú, existía diferencias ideológicas entre el Estado que intentaba normalizar su
situación de violencia interna y “Sendero Luminoso” que se encontraba en una posición de lucha
armada. Todo esto afectando la vida de los indígenas y nativos incluyendo al medio ambiente y sus
recursos.

“Sendero Luminoso”: una organización terrorista que ha realizado actos de violencia armada contra la
vida, la salud, el patrimonio y la libertad de las personas de un modo sistemático y planificado
tendientes a crear una situación de inseguridad y de peligro colectivo para alterar el orden
constitucional o la organización jurídica del sistema democrático; para la toma del poder político y
desde allí aplicar sus doctrinas económicas sociales y educativas. En suma, para modificar la forma de
vida de la población y de las relaciones entre los distintos actores del quehacer nacional.

Indigenas

El campesinado comenzó a organizarse contra Sendero. Las rondas funcionaban mejor bajo la presión
de las Fuerzas Armadas o cuando la presencia militar era intensa, pero tendían a desactivarse apenas la
presión disminuía. A fines de la década de 1980 las rondas comenzaron a multiplicarse por toda la
región de Huanta. Las rondas eran un movimiento social, configuraban una forma de acción colectiva
con objetivos propios, capaces de tomar opciones, estaban armados y militarizados, eran jerárquicos y
actuaban en estrecha relación con las Fuerzas Armadas. Los campesinos rechazaban a Sendero
Luminoso debido a la sustitución y asesinato de las autoridades comunales, lo que motivó la
realización de múltiples asambleas de coordinación entre comuneros. Pero cuando la población sufrió
la represión de las Fuerzas Armadas tuvo un efecto contraproducente, rechazaron a las milicias y
apoyaron a Sendero Luminoso. El principal logro de Sendero fue el haber aterrorizado a la población,
logrando el apoyo comunal. Lo primero que los ronderos debían hacer para enfrentarse a Sendero
Luminoso era vencer el miedo. En segundo lugar, había que crear una conciencia colectiva de
democracia, Estado y Fuerzas Armadas para que los vecinos se agruparan en rondas y lucharan contra
Sendero. Era ilógico pensar que una sociedad que se sentía abandonada y distante del Estado se uniera
y peleara contra el terrorismo.

Los dirigentes vecinales se resistían a colaborar con las fuerzas del orden debido al terror a las
represalias senderistas y a que ni la policía ni las fuerzas armadas brindaban plena seguridad a la
población. Lo principal en la organización de la autodefensa del pueblo era que debía estar presente el
municipio, la población organizada y la iglesia. Era necesario luchar contra la pobreza y por una
verdadera justicia social. (Violencia et al., n.d.)
Comentario

Lo que me impactó más fue escuchar a una sobreviviente llamada Cirila Pulido de la masacre de
Accormarca relataba que cuando era niña tuvo que huir con su papá y hermanos que aún era
pequeños. Lamentablemente a su madre y su hermano de 8 meses fueron asesinados por el Ejército
en 1985. Abandonaron su casa, chacras, animales. Lo dejaron todo se fueron con lo que tenían
puesto, tuvieron que huir para salvar sus vidas.

Un testimonio importante acerca de Luz Yangali relata que su padre Victor Yangali en ese entonces
alcalde de Huanta fue asesinado junto a su madre por Sendero Luminoso en la puerta de su hogar, en
1987.

Nativos

Un elemento importante en la estrategia utilizada por PCP-SL para el reclutamiento y adoctrinamiento


de Asháninkas, fue la oferta persistente de promesas que se podrían calificar de «utópicas». Según los
testimonios recogidos, PCP-SL les ofrecía de todo: carros, dinero, y todo tipo de bienes venidos de
fuera. El caso de Otica ilustra cómo los líderes Asháninka jugaron un rol importante en convencer al
resto de la comunidad para aceptar las promesas «utópicas» de PCP-SL. Evidentemente, no todos los
Asháninkas aceptaron la presencia del PCP-SL. Muchos no entendían exactamente en qué consistía la
ideología senderista. Otros, que habían tenido contacto con las ciudades, dudaban seriamente si las
promesas podían cumplirse. Otros se habían enterado de los daños y asesinatos cometidos por el PCP-
SL en Ayacucho.

Un comunero de Quempiri cuenta que en Chichireni había escuchado sobre el PCP-SL, e intenta huir,
pero es capturado y llevado con el resto de la gente. Otro caso es el de un pastor evangélico de
Quempiri, quien aprovechando un viaje a Satipo para un curso de capacitación, decidió refugiarse en
dicha ciudad. Como estos casos, hubo otros que rechazaron las propuestas del PCP- SL. Algunos
lograron escapar a tiempo del control del PCP-SL, otros huyeron a esconderse en el monte, y unos
pocos se desplazaron a las ciudades cercanas, como Satipo. Para entonces, la mayoría de colonos que
no simpatizaban con el PCP-SL ya habían abandonado el valle del Ene y se habían desplazado hacia
Satipo o hacia otras ciudades. A diferencia de los colonos, el desplazamiento hacia la ciudad no era
una opción real para las comunidades Asháninka. En primer lugar, porque no podían huir ya que el
PCP-SL había cercado la zona y controlaba todos los ingresos y salidas del lugar. En segundo lugar,
porque no tenían a dónde ir. Pero, sobre todo, porque tradicionalmente los Asháninka prefieren buscar
refugio en «el monte» o bosques tropicales de la región, antes que vivir en la ciudad.

Para lograr el control de las comunidades, PCP-SL hizo uso de diversos mecanismos de dominación y
disuasión. Uno de los principales medios utilizados fue el miedo. Los Asháninka eran amenazados
constantemente con castigos, torturas y la muerte, si no cumplían con lo que se les indicaba o incluso
si alguien manifestaba su descontento o desconfianza frente al partido.
El PCP-SL logró aislar física y psicológicamente a los Asháninka. Mantenía un control estricto sobre
el territorio «liberado»: había cerrado todos los aeropuertos y restringido el acceso fluvial. Sólo podían
navegar por el río quienes tenían previa autorización del partido.

En esta época, PCP-SL comenzó a llevarse a los niños Asháninka entre 10 y 15 años para ser
adoctrinados y entrenados militarmente. Un joven, llevado por PCP-SL cuando tenía 10 años, contó
que PCP-SL enseñaba cómo matar, saquear, cómo traumar a la gente, asustar para que huyan y
quedarse con las cosas. Nos llevaban para saquear, mataban a las gentes (Asháninkas). A las mujeres
les enseñaban a trabajar. Una mujer era comando. Mataban a la gente que flojeaba, (que) estaban
pensativos, o por traición a tu patria.

Personas rescatadas «recuperadas» eran llevadas a las «comunidades de refugio» o «núcleos


poblacionales»51, donde eran vigiladas de cerca. En muchos casos, los «recuperados» fueron
sometidos a intensos interrogatorios por parte de los militares. Durante estos años, Puerto Ocopa,
Poyeni y Betania en la cuenca del Tambo, y Cutivireni y Valle Esmeralda en el río Ene se convirtieron
en comunidades que recibieron a cientos de familias que escaparon de PCP-SL o que fueron
rescatadas en patrullajes.

Las condiciones de hacinamiento, aislamiento y escasez de recursos hicieron difícil la supervivencia


en las comunidades de refugio. Los niveles de morbilidad y mortalidad eran altos debido a las
condiciones de desnutrición o malnutrición con que llegaban los Asháninkas refugiados. El
hacinamiento aceleraba la propagación de enfermedades infecto-contagiosas como tuberculosis, cólera
y malaria. Esta situación se agudizó por la escasez de recursos, el aislamiento debido a la destrucción
de vías de acceso, y la presencia constante de PCP-SL en la región. Como consecuencia, los espacios
para la producción (chacras) y para la vivienda eran reducidos. Los servicios de salud y educación
eran insuficientes, así como el acceso al soporte de instituciones de las ciudades más cercanas. El
deterioro en las condiciones de vida en estos centros poblados hizo que se requirieran con urgencia
ayuda alimentaria y asistencia médica52. Sin embargo, muchos Asháninka no deseaban recibir
alimentos a los que no estaban acostumbrados (como harina de soya, leche o trigo). La desnutrición se
acentuaba en la medida en que faltaba una alimentación adecuada. La dieta básica de una familia
nativa se compone usualmente de carbohidratos (yuca, plátano) y proteínas (maní, frejol, carne de
monte y pescado). Pero dadas las condiciones de violencia, en las que era prácticamente imposible
cultivar, cazar o pescar con tranquilidad, las fuentes proteínicas se redujeron considerablemente. Las
condiciones de salud de los recién llegados era la peor, sobre todo entre los niños

Grupos de PCP-SL «hostigaban» constantemente a estas comunidades, es decir, disparaban


frecuentemente en dirección de las casas, o destruían, durante la noche, las chacras y cultivos. Ningún
comunero podía alejarse de las casas sin protección, y las actividades usuales para conseguir
alimentos, como la pesca, caza o agricultura, se vieron restringidas y tenían que realizarse siempre
bajo la protección de las rondas. Sin embargo, estas medidas de precaución no pudieron evitar la
muerte de varios Asháninka que fueron emboscados mientras iban a sus chacras o a pescar en el río.
También se multiplicaron las tensiones y conflictos, solapados o explícitos, entre familias provenientes
de diferentes comunidades, o debido al grado de simpatía o de rechazo que se tuvo hacia PCP-SL54.
Tal fue el caso de los refugiados de Otica en Poyeni. (Indígenas & Caso, 1995)

BIBLIOGRAFÍA

Indígenas, L. O. S. P., & Caso, Y. E. L. (1995). 2.8. los pueblos indígenas y el caso de los asháninkas,
241–277.

Violencia, L. A., En, T., Perú, E. L., Luminoso, S., Internacional, Y. L. A. P., & Parte, P. (n.d.). La violencia
terrorista en el perú, sendero luminoso, y la protección internacional de los derechos humanos.
ANEXOS

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