Está en la página 1de 2

La afectividad componente de la naturaleza humana, y por lo tanto una necesidad que

según sea desarrollada, marcará el accionar de una persona, primero con la persona misma
y luego en la relación con los demás, guarda relación con el amar y sentirse amado, con
sentimientos que despiertan la voluntad de comprometernos de manera particular con otras
personas, con disciplinas, contenidos y valores, lo que nos lleva a encausar nuestras vidas
hacia lo que estimamos. La afectividad viene desde los agentes sociales: madre, padre,
hermanos, otros familiares, compañeros, amigos, maestros, otros adultos, algunas
instituciones, medios de comunicación (TV. cine, prensa...) libros, juguetes, etc. El
aprendizaje es el proceso mediante el cual se origina o se modifica una actividad
correspondiente, se adquieren o modifican habilidades, conocimientos, conductas o valores.
El aprendizaje es una de las funciones 5 mentales de una persona y está relacionado con la
educación en el desarrollo personal.

Puede parecer extraño e incluso descontextualizado, hablar de la afectividad en un mundo


tan racionalista como el de la segunda década del siglo XXI, donde además abunda la
propensión (inclinación) a los beneficios materiales y, de hecho, a su obtención rápida,
segura y mucho mejor si es fácil y debajo costo. Pero son estas mismas características las
que condicionan la necesidad de tratar ese otro tipo de temas, como el de la afectividad, que
esta encaminado a la parte espiritual humana, aunque no está totalmente desligado de las
mismas, tampoco se limita a ellas; mas bien las sobrepasa, porque, también se relacionan en
toda su extensión con las ideas, los ideales, las ideologías, los valores, la moral, y entre
otros aspectos más.la afectividad y las diversas ideas que existen en torno a ella constituyen
un enramado verdaderamente cautivante
La educación de la afectividad en ultima instancia plantea el problema del dominio
emocional del hombre. Recientemente diversos autores han abordado este tema, resaltando
su importancia en la educación, puesto que cada vez con más claridad se comprueba que las
buenas relaciones humanas presuponen el gobierno adecuado de la propia subjetividad.
Mas la práctica pedagógica que proponen tales autores en su mayoría, consiste en un
dominio teórico y discursivo el cual poco resuelve la cuestión.
Desde la filosofía clásica, Tomas de Aquino enseña que los sentimientos son fuerzas
interiores que exigen un dominio suave mediante dos virtudes cardinales formadas en la
subjetividad. Éstas, lejos de sumergir la afectividad o controlarla despóticamente, la dirigen
convenientemente en provecho de la acción buena y eficaz. De este modo la templanza es
la virtud que modera los movimientos tendenciales que se dirigen al bien sensible, entre los
que destaca el placer, emoción fundamental para la constitución corporal.
Por su parte, la fortaleza permite la resistencia y afirmación del bien humano frente a los
diversos obstáculos sensibles y afectivos que se presentan en la acción del individuo, como
puede ser el temor, emoción mediata que retrae a la actividad.
Si bien en general la afectividad se conduce mediante estas virtudes, en el planteamiento
global del crecimiento interior del hombre ambas constituyen la base primaria para el
desarrollo personal y social. En efecto, la efectividad es el punto de unión entre lo corporal
y lo espiritual y, por tanto de su correcta disposición depende el uso propio de la
racionalidad

El concepto de Afectividad, en sentido estricto, es la respuesta emocional y sentimental que


se da de una persona a otra persona, a un estímulo o a una situación. En sentido amplio, en
el término de afectividad se suele incluir tanto las emociones y los sentimientos como las
pasiones.
Se designa como afectividad aquel tipo de actividad vital en el que la realidad exterior entra
en el sujeto y le afecta. ( WOJTYLA, amor y responsabilidad, Plaza y Janés. Barcelona,
1996, p. 95-96)
Cambia su interioridad y le dispone de una manera distinta respecto al mundo circundante.
La vivencia afectiva se puede entender como respuesta a un requerimiento del mundo; pero
tiene también una connotación activa de pedir, de esperar, algo del mundo que se enraíza
precisamente en lo que yo soy y me sé, es un modo de estar, un modo de sentirse en la
realidad (ZUBIRY, X., sobre el sentimiento y la volición, alianza, Madrid, 1992, p. 55-58,
p.333- 334)

Educar en la afectividad, eugenio gonzalez, facultad de educación, universidad,


Madrid,internet, 08112021, 16:33 horas.

También podría gustarte