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Lobos Milenarios
Lobos Milenarios
LEYVA
SINOPSIS
un secreto: es virgen.
se olvida de su autocontrol.
LEYVA
Algo inhumano.
Y ahora las bocas no estaban gimiendo, estaban gritando.
Cuando sentí que una raíz serpenteaba alrededor de mi pierna, tropecé y caí
por un agujero en el centro del bosque. Pero no era lo que parecía.
Era una boca con dientes afilados y lengua negra, que se lamía los labios, a
punto de tragarme entera.
Intente
gritar,
pero
no
tenía
voz.
Me
caí.
Muy
lejos.
Muy profundo.
LEYVA
Parpadeé.
¿Qué
demonios
estaba
dibujando?
Eso sólo podía significar una cosa: que la Bruma estaba llegando.
Aiden Norwood.
Nunca lo había visto aquí. No en la orilla del río donde acudía a dibujar y a
despejar mi mente. No se suelen encontrar muchos de los nuestros por aquí.
Tal vez sea la calma cuando se espera que siempre seamos salvajes.
Tal vez sea el agua cuando cada uno de nosotros arde con su fuego interior.
O tal vez sea un sitio que sólo yo he considerado mío.
Un lugar secreto donde no soy una más de la manada. Donde sólo soy yo:
Sienna Mercer, una artista autodidacta pelirroja de diecinueve años. Una
chica aparentemente normal.
El Alfa se dirigió hacia el agua, ignorando a la pandilla de chicas que le
seguían. Parecía que quería que le dejaran en paz. Me produjo curiosidad,
dándome ganas de atraerlo.
Yo sabía que era un riesgo dibujar al Alfa, pero, ¿cómo iba a resistirme?
LEYVA
Siempre lo había observado desde lejos. Nunca había estado tan cerca. Pero
ahora podía ver cómo sus biceps sobresalían de su camisa, como su
columna vertebral se curvaba para adaptarse a su transformación.
Imaginé lo rápido que podría cambiar. Agazapado, con los ojos observando
cómo un animal salvaje, parecía, en este caso, estar ya a mitad de su
transición.
Era un hombre, sí. Pero era mucho más que eso: un hombre lobo.
Una o dos veces del año, este hambre impredecible, esta necesidad física
nos infectaba a toda la manada.
Los que no tenían pareja se buscaban un compañero temporal y flirteaban a
su antojo.
LEYVA
Algunos decían que hacía meses que Aiden no se llevaba a ninguna mujer a
la cama, que se estaba distanciando de todas.
Entonces, ¿qué era? ¿Qué iba a pasar con nuestro querido Alfa si no tenía
pareja cuando la Bruma golpeara?
Era diez años más mayor que yo y, como la mayoría de los hombres lobo,
sólo se interesarían por alguien de su edad.
LEYVA
A los diecinueve años, era la única loba virgen de toda nuestra manada.
Había pasado por tres temporadas y, por mucho que me llamara la atención
el sexo, nunca había cedido a mis deseos carnales.1
No es que fuera una mojigata. En nuestra sociedad, no existía tal cosa. Pero,
a diferencia de la mayoría de las chicas, me negaba a conformarme hasta
encontrar a mi pareja ideal.
Iba a encontrarlo.
Me giré para ver que estaba de pie junto a mí, mirando mi boceto....
El
jodido.
Aiden.
Norwood.
LEYVA
Eso sólo podía significar una de dos cosas: Estabas desafiando el dominio
del Alfa, es decir, un deseo de muerte. O estabas invitando al Alfa a tener
sexo.
Como no tenía intención de hacer ninguna de las dos cosas, mi única opción
era apartar la mirada antes de que fuera demasiado tarde y rezar para que no
malinterpretara su significado.
Esa voz. Incluso diciendo las palabras más educadas posibles, sonaban
cargadas de amenaza. Como si en cualquier momento pudiera arrancarte la
garganta con sus dientes desprovistos de forma humana.
Estaba tan cerca que podía extender la mano y tocar sus marcados músculos
y su piel dorada. Levanté los ojos y eché un vistazo.
Su cara brutal y basta no debería ser atractiva, pero lo era. Gruesas cejas
que parecían toscas al tacto, destacando su forma de hombre lobo.
Y una nariz, aunque ligeramente torcida —sin duda rota en alguna pelea
pasada—, le daba un aspecto tan sexy que me hacía temblar.
El Alfa se acercó un paso más, como si quisiera probarme. Sentí que todos
los pelos de mi cuerpo se erizaban de miedo. O... ¿era excitación?
LEYVA
Incluso un leve olfateo hacia una hembra, especialmente con una joven
inexperta como yo, bastaría para que las perras más cachondas entraran en
frenesí, derribando los muros de la Casa de la Manada sólo para probarlo.
Una situación de esa magnitud seguramente estresaría al Alfa. Y un Alfa
estresado significaba un Alfa disfuncional..... ya te haces una idea.
Decidí, con la poca luz que quedaba del día, terminar de dibujar para
despejar mi mente. A solas frente a la paz del río.
Y que mal los había dibujado. El Alfa tenía razón. Podría hacerlo mejor.
LEYVA
Sienna
Mamá,
¿cuántas
veces
tengo
que
decirte...
Mamá
¡Pero es más especial así! Como una carta sólo para ti.
Sienna
Mamá
Sienna
Volveré
pronto.
Sienna
LEYVA
—No tienes que responder a eso, abogado —dijo Selene, lanzando a mamá
una mirada divertida.
LEYVA
La mujer actuaba más como una adolescente que sus dos hijas juntas.
Selene puso los ojos en blancos. Mamá siempre había querido que Selene
tuviera una carrera más estable. La moda, pensaba mi madre, no era una
ocupación, sino un hobby.
Pues bien, ahora Selene había triunfado, demostrando que los consejos de
su madre se habían equivocado durante años, y estaba trabajando
activamente en una de las principales empresas de diseño de moda de la
ciudad.
En todos los niveles, ella era la versión más bonita, más inteligente y más
exitosa de mí. Cada vez que lo decía en voz alta, que lo hacía a menudo,
Selene me empujaba suavemente y se limitaba a decir:
LEYVA
—Está bien, mamá —dijo Selene, cambiando de tema—. Los chismes son
más interesantes de todos modos. Hablando de eso....
Por un segundo, mi familia parecía que iba a seguir adelante. Tenía una
manera de despistarlos: dirigía las conversaciones, tomaba el control,
mantenía la atención en cualquiera que no fuera yo. Aunque era la más
joven, siempre había tenido esa capacidad de autoridad.
—dije.
—No hay nada que ocultar. Sé que tu padre está ciertamente deseando que
llegue la Bruma de este año, ¿no es así, cariño?.
—Estoy contando los segundos —dijo papá, levantando su copa de vino y
sonriendo con picardía.
LEYVA
Era asqueroso, eso seguro. Pero esa no era la razón por la que me molestaba
tanto. Mi madre siempre había sido una criatura sexualmente liberada. No,
lo que no me gustaba era la mentira.
JODER.
LEYVA
Un áspero jadeo salió de mi boca antes de que pudiera detenerlo, y cuando
abrí los ojos, que no recordaba haber cerrado, vi que todos los demás en el
comedor tenían la misma reacción que yo.
No,
no,
no.
No
aquí.
No
alrededor
de
la
familia.
La
cocina.
El
pasillo.
La puerta principal.
Y salí a la fría noche donde me desplomé sobre mis rodillas.
Oh, Dios. La Bruma nunca había sido tan fuerte. Probablemente era una
acumulación de todas las necesidades y frustraciones sexuales que había
reprimido a lo largo de las últimas tres estaciones. Debería haberlo
imaginado. Por supuesto, esto iba a suceder. ¿En qué estaba pensando? No
lo pensé. Y ahora estaba pagando el precio.
LEYVA
Aquí
mismo.
Ahora
mismo.
Cerré los ojos y sentí el placer de cambiar. Por lo general, sentía cada uno
de los cambios: los miembros que se estiraban, los músculos que se
tensaban, el cuerpo que crecía y el pelaje rojo, a juego con mi pelo humano,
que brotaba de mi piel, cubriéndome por completo.
Pero ahora no. Ahora, no sentía nada más que la Bruma. Respiré y mi voz
fue un gruñido. Mis dedos ahora eran garras negras como el carbón. A
través de lo ojos de un lobo, tose se percibía más agresivo, más violento.
Especialmente ahora, cuando la Bruma apenas comenzaba.
LEYVA
El viento frío soplaba mi pelaje, el duro suelo estaba húmedo bajo mis patas
y los olores del bosque llenaban mi nariz. Los aullidos resonaban en el
bosque. Eran los gritos de quien no tenía pareja, de los que buscaban una.
Un juego, un desafío, para ver quién ganaba primero a la loba sin pareja.
Aunque mi cuerpo me pidiera lo contrario, no cedería tan fácilmente.
Estos lobos podían tener todo el sexo que quisieran. No estaba juzgando,
pero estaba esperando.
LEYVA
¿O no?
UNA INVITACIÓN
Sienna
LEYVA
Un gran lobo rubio, una visión extraña si no se sabía que era un rubio con
forma humana, rodeó un árbol, acechando lentamente hacia mí.
Sus ojos, como los de la mayoría de los lobos, eran de un dorado brillante.
Yo era una excepción; mis ojos eran tan azules como el hielo tanto de lobo
como en forma humana.
Por la mirada apreciativa que me dirigió el lobo rubio, supe que él también
reconoció su singularidad.
La mayoría de los hombres lobo prefieren tener sexo cuando están con
forma humana, pero estos cinco estaban enganchados a la Bruma y lo
querían ahora.
La cara de Emily.
Tenía el control.
LEYVA
Gruñí tan fuerte como pude, asegurándome de que estos lobos supieran que
no estaba interesada. Pero a los —típicos machos— no les gusta seguir
órdenes. Siguieron lamiendo y acercándose.
Cansada de esta mierda, gruñí de nuevo. Este gruñido decía: "Ponme una
pata encima y me aseguraré de que la pierdas".
El único que parecía tener un problema para leer —o más bien — las
señales era el que estaba atrás de mí. El que había conseguido un buen olor.
Se inclinó hacia adelante de nuevo.
Grito de dolor, luchando por retroceder, pero no lo dejé ir. Este lobo
aprendería su lección hoy.
LEYVA
Esta vez, sentí cada detalle insoportable, los huesos que se encogen, el
cuello que se vuelve delgado, las patas traseras que se estiran, los brazos
que se doblan y se despliegan.
Tomé aire, orientándome, allí de pie, desnuda como el día en que nací.
Agradecí a Emily que viniera en mi ayuda.... por muy doloroso que fuera
ese recuerdo.
No iba a ir allí, no ahora. No, lo que importaba era que había resistido.
Selene
Sienna Ew.
Tmi.
Selene
Sienna
STOP. PLZ.
Selene
Sienna
LEYVA
Gracias
por
eso.
Selene
Me
voy
ahora.
Sienna
No te importa.
Selene
Selene
Sienna
Lo dudo.
Selene siempre tuvo una forma de ver el futuro. Una especie de sexto
sentido animal. Pero no veía cómo este futuro podía ser posible.
Cuando llegué a mi casa mis padres ya se habían quitado las ganas por la
noche.
LEYVA
—Asqueroso,
mamá.
. ¿Crees que las historias on ciertas? ¿Sobre la vida amorosa del Alfa? Eso
explicaría por qué ha estado tan alejado.
Con Aiden Norwood tenía que admitir que las ganas de cotillear, de
entrometerme, y de saber todo lo que había que saber hacían volar mi
imaginación. El solo hecho de pensar en él hizo que la Bruma se levantara
de nuevo. Sonrojada, subí las escaleras.
—Dulces sueños, querida —dijo mamá—. Espero que sean extra dulces....
si me entiendes.
Puse los ojos en blanco y no pude evitar reírme. Pero cuando cerré la
puerta, apagué las luces y me desplomé en la cama, lo único que pude
imaginar fue a Aiden Norwood.
LEYVA
Esto era una tortura. Al quedarme dormida, recé para no tener que volver a
ver al Alfa.
******
Michel e
Sienna
¿Oír qué?
Sienna ?????
Sienna
Sienna
MICHELLE.
Sienna
HOLA???
Michel e
Sienna
Sienna
De ninguna manera.
Sienna
Michel e
Michel e
LEYVA
Sienna
Oh, pero solo 5 familias llegan a ir eso es todo.
Michel e
Nunca se sabe...
¿Esto? Este era uno de esos artículos que ni siquiera leías, sólo lo ojeabas
mientras seguías dando sorbos a tu café y posponías el ir al trabajo o a la
escuela.
Vale que era algo fuera de lo común, pero tan solo era una forma de que los
dirigentes demostraran que se preocupaban por todos los miembros de la
manada.
LEYVA
De
ninguna
manera.
No
puede
ser.
—¿Por qué... por qué nosotros? —fue todo lo que logré decir.
—Ya sabemos cómo funciona, —dijo Selene—. Es una lotería. Eso o...
Jeremy lo amaño.
LEYVA
¿Pero cómo?
Un hecho que sería obvio para cada hombre lobo no emparejado dentro del
radar de mi olor.
No sabía que otras familia asistirían a la cena, pero sí de una persona que
acudiría sin estar casada y muy al acecho.+ Tragué saliva. Esto iba a ser un
desastre.
LEYVA
EL VESTIDO
Aiden
Es esencial.
Probablemente era el único hombre lobo de toda la manada que tenía las
suficientes pelotas como para hacer contacto visual directo con su Alfa.
Pero eso fue porque, cuando Josh me miró, no lo hizo como un retador. Fue
como mi mejor amigo. Yo sabía la diferencia.
LEYVA
—¿Pero ahora mismo?
—Por supuesto. Es que... creo que esta noche será buena para ti. Para la
moral de la manada. Y, quién sabe, tal vez para alguna dama afortunada...
—Sonrió con picardía.
Josh se sentó frente a mí, y supe por los brazos cruzados , que me esperaba
una de sus características <>.
Grandioso.
Sentí que mi labio se curvaba. Josh debió darse cuenta porque bajo la
mirada y cambió rápidamente de tema.
LEYVA
Cuando los Alfas no tenían un compañero durante la Bruma e —incluso
sólo un compañero de sexo fiable— su liderazgo se resentía. Pero, al final,
todos los Alfas tenían que encontrar a su pareja o, de lo contrario, sus
poderes se debilitarían lentamente y serían reemplazados por un Alfa más
fuerte.
Tenía un secreto que valía la pena guardar esta temporada. Una razón para
esperar.
Ahora, miré fijamente a Josh. Había una tensión palpable entre nosotros.
Por un segundo, su mirada se mantuvo. Ya no me miraba como mi amigo.
********
Sienna
LEYVA
Bien chicas.
Sienna
La hora de la confesión.
Michel e
¿Qué? ¿Cómo?
Erica
Mia
Yasss zorra
Michel e
Sienna
Michel e
Mia
Harry y yo
Mia
Puede que nos hayamos... apareado Sienna
¿¡QUE!?
LEYVA
Michel e
❤❤❤
Michel e
Erica
¡yay Mia!
Erica
Mia
Gracias chicas.
Mia
Mia
Sienna
No hay promesas
Sienna Sé que probablemente debería haber estado distraída con el evento
en la casa de la manada esta noche, pero todo lo que podía pensar era en
Mia y Harry. No podía creerlo.
Durante años, los dos habían sido los mejores amigos. Eran cien por cien
una relación platónica.
LEYVA
Esto era cierto para mis padres, para Jeremy Selene y para casi todos los
que conocía.
Incluso las personas que resultaban ser compañeras después de años de ser
amantes eran más comunes que lo que les había sucedido a Mia y Harry.
Admito que estaba un poco celosa. Era un sueño, encontrar una pareja que
supiera todo sobre ti, en la que confiaras. Sonaba tan maravillosamente
simple.
Abrí mi armario y busqué algo que ponerme para la cena. No tenía nada lo
suficientemente elegante.
En sus manos había un hermoso vestido de noche, de seda verde claro, tan
largo que parecía no acabar nunca. Sólo necesitaba una mirada para saber
que era perfecto.
LEYVA
—Lo compré para un baile hace dos años, pero con mi complexión...
Puedo
ver
por
qué
no
habría
funcionado.
Selene era rubia platino. El verde requería el pelo rojo, como el mío.
—Lo he hecho a medida, sólo para ti —dijo Selene, guiñando un ojo, como
si leyera mi mente.
Sí. Podía ver lo que decía Selene. El vestido era innegablemente sexy.
LEYVA
—Sabes —dijo mamá, acercándose a mí—, viéndote así, casi puedo olvidar
por un segundo que sólo tienes diecinueve años. Me hace preguntarme... si
cierto Alfa sentiría lo mismo.
LEYVA
Lo último que necesitaba era que Aiden Norwood buscara una amante esta
noche y se decidiera por mí. Especialmente después de nuestro encuentro
casual en la orilla del río.
No iba a ser segundo plato de ningún lobo, Alfa o no. Quería un compañero
de por vida.
Así que no había manera de que fuera mi pareja. En todo caso, sólo quería...
La sola idea bastó para que se encendiera de nuevo mi Bruma. Había estado
latente hasta ahora, exactamente como esperaba mantenerla durante toda la
noche.
LEYVA
Y...
Como si supiera, con sólo ver la Casa de la Manada, que con lo que me
esperaba a dentro... valía la pena despertarse.+
Sienna
Sienna
No puedo entrar
Sienna
Michel e ?!?
Michel e
Michel e
Michel e
¿qué pasa?
Sienna
Michel e
😲
Sienna
Y con la Bruma....
Michel e
Chica para. Eres tan jodidamente caliente. Entra ahí y diviértete Michel e
Michel e
LEYVA
**********
Sienna
¿Lo peor que podría pasar? Oh, Michelle. No tienes ni idea, pensé.
Todo el mundo iba vestido de punta en blanco. Con cada paso, podía sentir
que se acercaba mi perdición.
—Oh, esto será tan bueno para nuestra posición en la manada —dijo mamá,
sin darse cuenta—. No puedo esperar a conocer al Alfa. Juro que si tuviera
unos años menos...
Justo cuando estábamos asistiendo a la cena. Por favor, le rogué una vez
más a mi ardiente cuerpo. No tengo tiempo para esto.
LEYVA
Cuando nos sentamos, me di cuenta de que nuestra mesa era la más cercana
a la del Alfa.
Desde mi asiento, por fin tenía buena visión para juzgar a los demás damas
presentes.
—¿Qué hace una chica como esa aquí? —Oí a una de las mujeres susurrar a
sus amigas. Ellas se rieron.
Perras malas...
LEYVA
Sabía exactamente lo que era, y no era una loba de la cabeza a los pies,
suplicando ser montada por un lobo importante de la Manada.
En algún lugar había un compañero que valía la pena esperar. Alguien que
me mirara a los ojos y me viera de verdad. Alguien que, a primera vista, me
amaría. Y yo a él.
Casi me planteé marcharme en ese mismo momento noté que uno de los
chicos de otra mesa me miraba el escote. No podía explicar el por qué, pero
me sentí halagada. En ese momento, una mujer entró por la puerta y los
ojos del chico se dirigieron a ella inmediatamente.
Era el Beta del Alfa, su número dos. Josh Daniels. La besó en la mejilla y
tomó asiento junto al Alfa.
¿Qué?
¿Por
qué?
LEYVA
Supe, por ese toque, que Jocelyn debía ser una sanadora. A pesar de su
belleza, era el doble de agradable que la mayoría de las chicas de aquí.
Pero antes de que pudiéramos seguir hablando, nos interrumpieron los
jadeos de todos.
Llevaba un esmoquin caro con una corbata verde oscura, que destacaba el
verde de sus ojos dorados. Tenía el pelo alborotado, como si acabara de
salir de la cama. Su mandíbula estaba apretada en una sonrisa agresiva.
Tenía que admitir... que su sola visión era suficiente para a hacer que una
chica se mojara.
LEYVA
Así que los rumores no eran ciertos. Eso no era lo que le torturaba.
¿Entonces qué?
Ahora mismo sabía un par de cosas sobre la tortura. La Bruma me estaba
destrozando en silencio.
Ser novata en público era como darle al mundo una invitación para que
fuese a joderte.
Mientras se servía el primer plato, el hombre lobo sin pareja que servía
nuestra mesa me olió y sus ojos se iluminaron, lo que significaba que había
empezado a desprender el aroma de la Bruma.
LEYVA
Casi me sobresalto cuando mamá habló. Me giré para dedicarle una sonrisa
tensa y asentí, apretando los dientes.
—En un minuto.
Los ojos todavía estaban sobre mí. Podía sentirlo. Y, lo que es peor, ahora
podía sentir que otros me miraban también.
LEYVA
Ahora.
Prácticamente corrí al baño. Por suerte, estaba vacío. Cerré la puerta del
retrete y me apoyé en la pared, respirando con dificultad.
La delgada capa de seda que me cubría era demasiado. Mis bragas eran
demasiado. Todo era demasiado.
Antes de que pudiera detenerme, tiré del dobladillo del vestido hasta la
cintura . Deslicé la mano por debajo de las bragas y, al contacto con mi
dedo con el clítoris, casi exploté.
Empecé a masajear y no pude parar. Ardía por todas partes. Por dentro y
por fuera, consumiéndome.
LEYVA
Pero entonces lo oí. La puerta del baño se abrió y unos pasos resonaban en
el suelo de baldosas. No era el sonido agudo de los tacones de las mujeres.
Era un ruido sordo y plano como... el de los zapatos de vestir de los
hombres.
LEYVA
Antes
de
que
pudiera
detenerme,
le
espeté:
—¿Esa es tu opinión?
Y allí estaba.
LEYVA
Menos mal que me había subido las bragas a tiempo, o quién sabe que
habría pasado.
—Mi nombre.
¿Me atrevo? Nadie debía pronunciar ese nombre, salvo sus asesores más
cercanos y sus parejas sexuales.
LEYVA
No podía creer mi propia audacia. Por primera vez, pude ver su rostro de
cerca. El tormento nadaba dentro de esos ojos verdes dorados.
Llevó mis dedos —los mismos que acababan de estar dentro de mí— a su
nariz.
LEYVA
Gemí.
Era demasiado.
—No... yo...
Pero me sentí impotente para resistirme a la Bruma que nos había atrapado
a los dos.
Sus manos. Dios, sus manos. Dejaron mis muñecas, serpentearon por
debajo de mi vestido, y agarraron mi culo desnudo.
LEYVA
—Suéltame —dije con los dientes apretados—. Esta vez lo digo enserio.
Una vez más, empujó su miembro palpitante debajo de mí. Tuve que resistir
el impulso de jadear.
¿Cómo he podido perderme así? Durante los tres años de Brumas, había
sido capaz de controlarme. De aguantar y rechazar todas las tentaciones.
Hasta ahora.
LEYVA
—Sé que eres el Alfa —gruñí—. Sé que se supone que debo someterme.
Pero...
Pero sus ojos decían algo totalmente diferente. Parecían decir, esto es sólo
el comienzo.
Cuando la puerta se cerró, todavía podía sentir los ojos verdes dorados de
Aiden Norwood clavados en mi espalda. ¿Qué demonios acababa de pasar?
*******
LEYVA
comer
en
silencio,
por
favor?
Cuando Aiden volvió a la habitación, nadie me hizo caso. Tal vez, pensé,
saldría de esta Casa de la Manada con mi reputación y mi cuerpo indemnes.
Tal vez...
LEYVA
El pasillo que conducía al exterior estaba ahora vacío. Podía oír a algunas
de las familias, al otro lado de la puerta, charlando entre ellas, a punto de
irse a casa.
Mis dedos habían tocado el pomo de la puerta cuando sentí. Una presencia
amenazante justo detrás de mí. Un olor que reconocí.
Me mordió.
LEYVA
Eso fue lo que vi cuando miré a Emily, mi mejor amiga, sentada junto a la
parada del autobús, esperándome, dando patadas a sus zapatos
distraídamente y con una gran sonrisa tonta en su cara.
LEYVA
—Vamos, Em —dije, dándole un codazo—. Sólo soy yo. Sabes que puedes
contarme cualquier cosa.
Emily suspiró, con los ojos en el suelo, pateando una piña. Pero me di
cuenta de que iba a ceder. Éramos las mejores amigas. Nunca nos
guardábamos secreto. ¿Por qué iba Emely a empezar ahora?
—En mi vida.
LEYVA
Y lo dije en serio. Los ojos de Emily por fin se encontraron con los míos, y
vi que un atisbo de esa radiante sonrisa se asomaba a las comisuras de su
boca. Apenas podía contenerse.
—Sólo dime una cosa —dije, poniéndome seria—. ¿Estás segura de que es
la persona correcta?
—¿Diez años?
LEYVA
Y pude ver por la mirada de Emily, por la sonrisa en su cara, que tenía
razón. Su edad no importaba nada.
*******
Mierda. Emily podía haber sido un sueño, pero esta marca no lo era.
Michel e ¡chica!
LEYVA
Michel e
Sienna
Sienna
¿Qué pasa?
Michel e
Tienes que dar algunas explicaciones.
Sienna ???
Michel e
Michel e
Michel e
LEYVA
Cada vez que lo tocaba, podía volver a sentir los dientes de Aiden
Norwood.
*******
Michel e, que tenía un nuevo compañero cada vez que se presentaba, estaba
charlando con las chicas sobre su última conquista. Ahora mismo, creo que
el afortunado era...
¿Ralph?
¿Russell?
No, Ross. Eso es. Es difícil llevar la cuenta cuando se trata de Michelle.
Fue Michelle quien trató de emparejarme con tres de sus amigos y Michelle
quien mantuvo alimentando los chismes.
LEYVA
Erica nunca fue buena para ocultar su amargura. Otra temporada sin pareja
parecía hacerla sentir más frustrada sexualmente que de costumbre.
LEYVA
No era fácil estar sola durante la Bruma, podía dar fe. Pero ahora tenía
problemas aún mayores. Y parecía que Michelle estaba a punto de
descubrirlos.
No me gustó la mirada cómplice de sus ojos. Pero sabía que ella no podía
saberlo. Nadie lo sabía. Nadie había visto al Alfa marcarme.
—Maldita sea, Erica —se burló Michelle—. ¿No podías mantener la boca
cerrada y dejar que Sienna nos lo contara por ella misma?.
LEYVA
Estaba tan acalorada por la rabia que tuve que aflojarme la bufanda y, al
hacerlo, vi que los ojos de Michel e se abrían de par en par.
—Espera —dijo ella—. ¿Qué es eso?
La peor parte era que, mientras estaba marcada así, la mayoría de los lobos
machos me evitaban. Eso significaba otra temporada más sin encontrar a mi
verdadera pareja.
Otra Bruma sin nadie a quien l amar mío. Con un mordisco, Aiden me
había quitado todo eso.
Frunció el ceño.
LEYVA
—Podrías estar más agradecida —dijo Erica—. ¿Ser marcada por el Alfa de
todas las personas? Eso es algo grande, Si.
El problema era que ninguna de las chicas conocía mi secreto. Nadie sabía
que todavía era virgen. Entonces, ¿cómo podría explicarlo de forma que me
entendieran?
Y ahora podía ver que, a pesar de que Michelle estaba emparejada con Ross
para la Bruma, había algo de celos en esos ojos. Sobre todo por el estatus,
supuse.
Selene
LEYVA
Selene
Le dije a mamá que lo dejara, pero ya sabes que es muy entrometida Sienna
¿Qué es?
Sienna
¿Qué quiere?
Selene
Si...
Selene
Quiere
que
te
mudes
con
él.
No pude soportarlo.
LEYVA
Eso era debido a lo mucho que quería hacerle daño. Podía imaginar mis
colmillos desgarrando su garganta. Pero justo cuando empecé a
transformarme, cuando vi que el pelo empezaba a brotar en mis manos, mis
uñas se alargaban, mi columna se doblaba, me detuve.
No.
LA CONFRONTACIÓN
Sienna
¿Era posible que las hembras marcadas no pudieran oler? No, sería eso una
bonita guinda para el ya machista mundo de los hombres lobo.
El guardia me miró con desconfianza, así que esbocé una sonrisa femenina
y me acerqué.
—Disculpe —dije de forma sugerente—, ¿está el Sr. Norwood aquí?
LEYVA
Norwood.
El primer olor que me llegó fue el hedor de la habitación y luego los olores
de los otros hombres lobo y los humanos.
LEYVA
Aiden Norwood pensó que podría darme órdenes como a una fanática
babosa porque era el Alfa. No podía estar más equivocado.
Seguí el rastro del olor hasta el tercer piso, donde llegué a una gran puerta
de roble. Oí voces apagadas al otro lado. Escuché tras la puerta. Lo había
encontrado. El Alfa.
Aiden
Sólo preste atención a medias. Algo más había agudizado mis sentidos.
LEYVA
—No estoy tratando de poner a la chica en juicio. Sólo digo que el futuro de
esta Manada es más grande que cualquiera de nosotros.
—Dudo que Josh haya querido poner en duda la lealtad de nadie, pero ha
sacado a relucir un punto importante. Aiden, ¿qué vas hacer?
Me debatí sobre si decirles la verdad, pero tal vez fuera demasiado pronto.
No podía permitirme el lujo de dejarlo al descubierto. Pero conocía a Josh,
y no podía seguir dándole largas.
—Todo lo que quiero es que seas sincero con nosotros —respondió Josh.
¿Qué te pasa últimamente?
Antes de que pudiera responder, un estruendo rasgó el aire y la puerta del
despacho se abrió de golpe.
Sienna
Los ojos de todo el mundo se habían fijado en mí, incluidos los de Aiden,
que brillaban tanto como siempre.
LEYVA
—¿Halagado? ¿Es eso lo que crees que es? ¿Que estoy aquí por ti? —
LEYVA
Ya había tenido suficiente juego. Alfa o no, nadie me hablaba así y se salía
con la suya.
Sus caderas me presionaban mientras una mano sujetaba las mías y la otra
mantenía cerrada mi mandíbula.
No estaba dispuesta a ceder y gruñí entre dientes. Me agarró con más fuerza
y se apretó contra mí, haciendo que mi Bruma cobrase vida.
—Mujer —murmuró, posando sus labios sobre la marca que me había
hecho—. Te dije que eras mía, y lo dije en serio. Acéptalo, ríndete.
LEYVA
Antes de darme cuenta, mi loba se había retirado y lo único que quedaba era
la Bruma y sus exigencias carnales. Maldita sea.
—No quiero pelear contigo —dijo, apartando sus labios de mi piel caliente
—, pero no vuelvas a desafiarme públicamente.
Por supuesto. Qué tonta fui al pensar que podría estar realmente interesado
en mí cuando la realidad era que yo no era más que un nuevo reto.
Otra hembra sumisa para que él dominase y luego se jactase ante sus
chicos.
La Bruma que había cobrado vida hacía unos momentos se desvaneció tan
violentamente como había llegado. Si quería una persecución, la tendría.
LEYVA
—No.
Qué imbécil.
Volvió a reírse, sólo que esta vez me dieron ganas de partirle la cara.
Me vio irme, pero antes de que llegara a la puerta, gritó en un tono grave y
retumbante:
—Sienna.
—Llámame Aiden.
Volví a establecer contacto visual con él. Sus ojos parecían más dorados y
menos verdes de lo que nunca los había visto. Pero no le daría la
satisfacción.+
LEYVA
—Selene me dijo que hoy hiciste una pequeña visita a la Casa de la Manada
para ver a alguien especial.
—Yo... eh...
LEYVA
¿Pero yo? Como era adoptada, tenía algunos rasgos que eran completa y
totalmente míos.
¿Quién me había hecho así? Mis misteriosos padres estaban por ahí, en
alguna parte.
—No hay nada que compartir —mentí, dejando de lado todos esos
pensamientos dispersos.
LEYVA
Por no hablar de esa estúpida Bruma que me hacía derretirme cada vez que
se acercaba.
En momentos así me retiraba al río para despejarme, pero ese era un lugar
más que Aiden me había arruinado.
El exterior no era más que una vieja puerta de metal con pintura azul
desconchada. Pasaría totalmente desapercibida si no conocieras lo que hay
dentro.
Corrí hacia allí tan rápido como mis piernas podían llevarme.
LEYVA
*****
Michel e
¡Hola! ¿estas bien?
Michel e
Michel e
Me ocultas algo
Michel e
Sienna
Michel e
LEYVA
Puedes contármelo
Sienna
Sienna
Sólo necesito aclarar mi cabeza
Michel e
¿Dónde estás?
Sienna
Michel e
Sienna
Creo que quiero estar sola ahora mismo Michel e envíame un mensaje
cuando llegues a casa, ¿vale?
Sienna
Claro
Michel e
Michel e tenía buena intenciones, pero estaba demasiado loca por los chicos
como para entenderlo. Por eso siempre me había gustado recurrir a Emily.
LEYVA
Las obras de arte en la pared eran una serie de collages de técnica mixta.
Algunos eran paisajes urbanos, mientras que otros eran retratos abstractos
de gente corriente.
Una en particular se identificaba perfectamente con mis emociones
actuales. Era una litografía de una joven con sus mejores galas.
La puerta se abrió detrás de mí, y sentí una ráfaga de aire frío que golpeaba
mi piel. Se me erizó el vello de la nuca.
—¿Me buscabas? —pregunté, sin saber que querría alguien como Jocelyn
con alguien como yo.
—No sería una buena sanadora si no pensara que necesitas a alguien con
quien hablar después de lo que acaba de pasar.
LEYVA
Hizo una pausa, esperando que yo dijera algo, pero no estaba segura de
estar preparada para confiar completamente en ella.
Parpadeé.
—¿De mi mano?
Su sonrisa se intensificó.
—¿Saber qué?
¿Qué
quería
decir
con
<
primera>>?
LEYVA
—La mayoría de las reglas de los hombres lobo no se aplican a los Alfa. He
curado a unos cuantos a lo largo de los años, y puedo decirte que... durante
la temporada... los Alfas tienden a no sentirse afectados por la Bruma.
Tienen un control férreo sobre el a, y aunque no lo tuvieran, las mujeres que
marcan casi siempre alivian su Bruma antes de que sea crítica...
Normalmente.
—Entonces, lo que estás diciendo es que soy la primera mujer que lo niega
y ahora se siente... frustrado.
LEYVA
¿Estaba aburrido de que las mujeres se dejaran hacer por él siempre que le
daba la gana?
—Está bien. Sé que no lo dijiste como un insulto. Estar con el Alfa es difícil
de manejar, especialmente ahora. Aiden no ha sido él mismo en los últimos
meses. Estoy segura de que te has enterado —dijo Jocelyn.
—Sí, mi madre es la cotilla del pueblo —dije, poniendo los ojos en blancos.
—El Alfa tiene mucho en sus manos. Y hasta que no se aparee, su fuerza, y
la de nuestra manada, seguirá flanqueando.
—Tal vez, pero todavía tiene una Bruma que necesita ser templada.
—Tuve que hacerme la misma pregunta, Sienna. Eso lo tienes que decidir
tú. Puedo decirte esto. Amo a mi Alfa, y sólo quiero lo que es bueno para
él. Es un buen hombre. Lo verás si le das la oportunidad de demostrarlo.
Si una mujer así podía se la amante de Aiden, no podía ser tan malo.
Mamá
Sienna
Mamá
¡Hasta
pronto!
LEYVA
LA CITA
Sienna
—Pensé que habías dicho que era una emergencia —dije, de forma irónica
a mi madre.
—Sí, incluso entonces se podía decir que crecería para ser una mujer fuerte
y hermosa —respondió, desviando sus hipnotizantes ojos verdes bañados en
oro hacia mi dirección—. Este té está delicioso, Sr. Mercer.
LEYVA
Por su sonrisa pícara, me di cuenta de que sabía que estaba luchando por
evitar que mi Bruma se disparara.
LEYVA
Creo que nunca te había visto con el pelo recogido. Te queda bien, sobre
todo con esa marca que tienes.
Había olvidado por completo que me había recogido el pelo en una coleta
suelta cuando llegué a la galería. Había mechones encrespados y barridos
por el viento por todas partes. El sudor seco se pegaba a mis sienes.
Creía que después de esa tarde era inútil tratar de actuar civilizadamente.
—Soy un hombre con una misión —dijo, divertido—. Quiero saber más
sobre ti y tu familia. Me he dado cuenta tarde de que apenas nos
conocemos.
Sin embargo, este cambio de actitud me hizo pensar que Jocelyn había
transmitido mi mensaje de que sería mejor que se pusiera las pilas. Qué
rápido, pensé.
LEYVA
Tal vez, pensé. Pero le hice esperar. No iba a ceder tan fácilmente.
—Sí —respondí. Luego, pensando que era mejor ser cautelosa, respondí—:
Por esta vez.
Sabía que no debía dejar que el Alfa me atrapara. Pero, hasta ahora había
sido educado, tranquilo, incluso caballeroso. ¿Por qué correr cuando nadie
te persigue?
El viaje fue tranquilo y rápido. Aiden paró ante una boutique y entramos.
Todavía estaba en guardia, pero cada vez me resultaba más fácil estar cerca
de él.
LEYVA
—
¿En qué puedo ayudarle, Sr. Norwood? —dijo. Los dos nos miramos
fijamente, y su sonrisa se transformó inmediatamente en un resplandor.
Hacía veinte minutos habría dejado que se lo quedara, pero por un segundo
me sentí extrañamente posesiva. Antes de que pudiera detenerme, mi labio
se curvó en un gruñido.
Me miré por última vez en el espejo antes de salir. Me veía muy bien.
LEYVA
Mi Bruma, gracias a Dios, estaba bajo control por una vez. No podía
entender por qué. Nunca habíamos compartido un momento tan intimó
como este.
Debería haber estado ardiendo. Pero en lugar de eso, me encontré con que
me sonrojaba y miraba hacia otro lado. No estaba caliente.
La anfitriona nos condujo a una mesa íntima en el rincón más alejado, lejos
de las miradas indiscretas de los demás clientes.
LEYVA
Eso depende —dije, y él levantó una ceja—. De lo buena que sea la comida.
Los dos nos reímos. Y me di cuenta de lo mucho que tenía que aprender
sobre el Alfa. Nunca le había creído capaz de un comportamiento tan
sencillo. Era un líder. Un hombre al que temer.
No... esto.
Ninguno de los dos había querido que esto sucediera. Pero estaba
ocurriendo. Y ahora no sabía si seríamos capaces de detenerlo.
—Sienna, estás...
Norwood.
LEYVA
Eso me parecía bien, pero algo dentro de mi cabeza seguía dándome el fol
ón, tratando de sacarme de mi Bruma.
Esto no era una niebla normal. No, era como si apenas me reconociera a mi
misma.
Con un beso en mi mano, Aiden había borrado todo lo que pensaba de mí;
mi pasado, mis deseos, mis miedos.
Una parte de mí sabía que esto estaba mal, pero no quería que se detuviera.
No quería interrumpir la tensión que se acumulaba en mi interior mientras
olía a ese hombre tan apetecible.
Aiden pidió algo elegante, pero el único plato que yo quería probar no
estaba en su menú.
—¡Oh, por el amor de Dios, cállate! —dije en voz alta, sin quererlo.
Aiden
me
dirigió
una
mirada
interrogativa.
LEYVA
—¿Sí? —dijo, con los ojos encendidos—. Pensé que querías ser perseguida.
LEYVA
Un momento. ¿él pensó que yo quería ser perseguida? ¿Es eso lo que había
sacado de nuestra conversación?
—Tómame.
Nunca en mi vida me habían besado en los labios. Pero estos últimos días,
mi cuello había recibido más que suficiente acción para compensar eso.
LEYVA
Gemí de placer cuando una de las manos de Aiden se deslizó entre mis
piernas y las yemas de sus dedos acariciaron el interior de mi muslo.
Sus dedos presionaron mis bragas mojadas y una oleada de placer me nubló
la vista.
Me había tocado allí innumerables veces. Pero no era nada como sentir las
manos de un hombre, las manos de Aiden, sobre mí.
Caí bajo la Bruma más fuerte que jamás había experimentado cuando la voz
regresó, gritando en mi mente.
¡Recuerda tu voto!
Salí de mi nube como alguien que sale de un trance. El placer que sentí se
transformó en puro terror cuando empujé a Aiden y salí corriendo por la
puerta.
Una vez que andaba en cuatro patas, todo se volvía instintivo. Y ahora
mismo mis instintos me decían que corriera.
LEYVA
EL ESPECTRO
Sienna
Desde el extremo opuesto del claro, otro lobo irrumpió entre los árboles.
Era enorme, el lobo más grande que había visto nunca, y sus ojos dorado—
azulados se clavaron en mí.
No iba a poseerme.
Pero el miedo que se apoderó de mí no tenía nada que ver con su masa o mi
seguridad. Tenía todo que ver con la forma en que podía controlarme ahora
que estaba marcada.
LEYVA
Tal vez eso era todo lo que la cita significaba. Una oportunidad para
tenerme en mi estado más indefenso. Una oportunidad de liberar su tensión
para poder volver a sus responsabilidades de Alfa.
Todavía no conocía todo mi poder, pero sabía que no lo quería tener cerca.
Gruñí
profundamente
como
una
loba.
LEYVA
Un enorme lobo rubio salió de la hilera de árboles detrás de Aiden con una
manada de cuatro lobos a su lado.
Era
Josh,
parecía
tenso.
Algo
iba
mal.
El lobo Josh miró fijamente a Aiden. Me sorprendió que ninguno de los dos
los oliera, pero ambos estábamos concentrados en los olores del otro.
Fuera lo que fuera, debía ser importante porque, al principio, Aiden se puso
furioso al ver a su subordinado.
Cuando los últimos rayos de sol se desvanecían entre los árboles, una figura
brillante me llamó la atención mientras corría.
Estar convertida en loba hacía que mi visión fuera mucho más aguda que
cuando era humana, así que me detuve en seco y pude ver con gran claridad
a una mujer de piel blanca nacarada y ojos nebulosos de color púrpura, azul
y gris eléctrico.
LEYVA
Pensaba que Jocelyn era preciosa, pero esta mujer la superaba sin duda.
Sus rasgos y su simetría estaban formados con tal perfección que debía ser
algún ser sobrenatural e inmortal bajado a la Tierra.
Pensé que tal vez era una excursionista, pero no llevaba mochila ni ningún
otro equipo.
Además, no había miedo en sus ojos cuando me miraba. No era una mujer
loba, lo supe de inmediato, pero tampoco olía como una humana.
Olisqueé el aire, pero lo único que pude oler fue el almizcle húmedo del
bosque y las criaturas habituales que lo habitan.
Si era real, ¿qué quería de mí? ¿Por qué se expondría y luego simplemente
desaparecería? Nada de eso tenía sentido.
Sólo había conocido la Bruma durante tres temporadas, mientras que Aiden
era un amante experimentado que conocía todos los trucos.
Y encima, era un Alfa, por lo que sus poderes eran más fuertes que los del
típico macho.
Para poder encontrar alguna oportunidad contra él, tenía que buscar una
manera de mantenerlo alejado de mí mientras nos conocíamos.
LEYVA
¿De qué sirve tener un Alfa si no puede mantenerse en el poder por sí
mismo?
Las mujeres humanas no tenían que soportar esta mierda. No tenían que
someterse a ser marcadas y engañadas para acostarse con alguien, amante o
no. Nunca perdían el control de si mismas.
Sólo los machos más desesperados y sin pareja salían a merodear a estas
horas de la noche.
La última vez había tenido suerte. No podía quedarme aquí por más tiempo.
LEYVA
Aun así, no era mi naturaleza l amar la atención, así que tomé caminos
secundarios y me mantuve en las sombras hasta llegar a mi calle.
Intenté saltar la valla del patio trasero, pero me enganché con las patas
traseras en un listón y aterricé con un fuerte golpe. Levanté la vista y vi una
figura sombría que se acercaba a mí.+
Corrí hacia la puerta trasera y arañé con impotencia, sin que mis patas
pudieran accionar el pomo, sin tiempo para volver a ser humana.
Estaba acorralada, sin poder huir. Quería aullar, arañar, luchar, pero estaba
paralizada por el miedo.
LA CHARLA
Sienna
Me sentí como una perra acobardada, pero mi mente estaba perdida por el
bosque.
LEYVA
Me pregunté si esto tendría algo que ver con la huida de Aiden con su
manada. Deben haber estados conectados. No podía pensar demasiado en
ello ahora, o probablemente me desmayaría.
—Estoy bien, papá. Sólo necesito descansar. Ha sido una noche larga y
extraña —respondí.
Aiden
Mi oficina empezaba a parecerse a una celda. Estaba más inquieto que
nunca, pero no podía salir corriendo sin que nadie lo notara.
LEYVA
Admito que no me parecía bien venir con las manos vacías, pero la única
alternativa era mentir a Josh y a los cuatro soldados, y ya estaba haciendo
más de lo que me gustaría.
Hasta ahora éramos sólo yo, Josh, Jocelyn, Nelson, Rhys y los cuatro
soldados.
—Dímelo tú.
Aiden.
Estoy
hablando
como
tu
amigo.
LEYVA
mismo, y todo lo que te preocupa es una chica. Una chica que está
rechazando tus acercamientos hasta ahora.
—Cuidado, Josh.
—La cuestión es, Aiden —dijo Josh—, que esta noche estuvimos así de
cerca de descubrir algo nuevo. Sé que oliste lo que yo olí. No es humano. Y
no es un hombre lobo. Así que si es algo nuevo, ¿cuáles son sus puntos
fuertes? ¿Cuáles son sus debilidades? ¿Acaso tiene debilidades? Siento que
no estás tomando esta amenaza lo suficientemente en serio.
—la idea de que este vagabundo sea algo nuevo se me pasó por la cabeza,
pero no hay nada que hacer salvo esperar. Sea lo que sea, lo último que
quiero es que se sienta amenazado. Si es pacífico, quiero que siga siéndolo.
Como dijiste, no tenemos idea de sus poderes.
—¿Y si no ha venido aquí por asuntos pacíficos?
LEYVA
Sin embargo, tenía razón en estar preocupado. Desde que había marcado a
Sienna, mi cabeza estaba nublada por el deseo.
Tal vez si pasara unos días fuera, podría encontrar el equilibrio. Este
vagabundo era buena distracción.
Sienna
dije.
LEYVA
—Sé que tu madre está emocionada de que te hayas emparejado con el Alfa
para la temporada.
LEYVA
—Papá...
Decirlo por fin en voz alta fue como una liberación, como si me quitara un
gran peso de encima.
LEYVA
Sabía, en el fondo, que era cierto, que tenía una vena dominante que no se
podía domar. Era la razón por la que había tenido tanto éxito en resistir los
avances del Alfa hasta ahora.
Pero decirlo en voz alta lo hacía menos real. Como si no fuera verdad.
Tal vez me estaba engañando a mí misma y mi naturaleza era ser otra loba
sumisa que hacía lo que le decían.
Lo bueno de tener un padre humano era que era mucho más sentimental que
mamá y Selene, o que cualquier hombre lobo.
LEYVA
hasta tu arte. Llorar no te quita eso, Sienna. Sigues siendo la mujer loba más
fuerte que conozco.
—No pensarías eso si hubieras visto lo que pasó esta noche. ¿Quieres
contármelo?
—Lo único que importa es que hice el ridículo. No quiero volver a verlo.
—¿Alguna vez pensaste que tal vez no puede dejarte en paz? ¿Qué tal vez
vio a la misma mujer hermosa y poderosa que yo y se sintió tan abrumado
por la emoción que no tuvo más remedio que marcarte?
—Hablo en serio, Sienna. No eres una cobarde, así que no dejes que te
convierta en una. Como dice tu madre, podría tener a cualquier mujer de la
Manada, pero te eligió a ti. Recuérdalo. No lo necesitas a él. El te necesita a
ti.
—¿A qué debemos este placer? —preguntó papá, abriendo más la puerta
principal—. ¿Está todo bien?
LEYVA
Selene estaba en pijama y llevaba una bolsa de viaje. Era evidente que
había salido de su casa con prisa.
LEYVA
sucedió, la Manada se encerró. Siento aparecer así sin avisar, pero sabía que
me sentiría más segura aquí que sola en el apartamento.
¿Interrupción
en
la
frontera?
¿Cierre
patronal?
Por un momento pensé que debía contarle a Aiden lo que había visto, pero
si él no creía necesario mantenerme informada, yo también lo mantendría
sin saberlo.+
No iba a dar el primer paso. Si quería hablar, tendría que venir a buscarme.
LA COMBINACIÓN DE
COLORES
LEYVA
Mia
Erica
Prometemos no contarlo
Michel e
SIENNNAAAA
Michel e
Erica
Erica
Mia
¡Traeré la bebida!
Michel e
¡entrando en 5!
Sienna
Michel e
EV RY THING !
Sienna
LEYVA
Sienna
Mia
Erica
Entrando en el coche...
Sienna
Mia
Mia
Sienna
Michel e
¡quiero detalles!
Michelle
Mia
LEYVA
Sienna
Ey. STOP
Erica
¿Cómo de grande? ? ? ?
Sienna
Erica
¿qué pasa?
Erica
Michel e
Sienna
Mia
Sienna
No estoy de humor
LEYVA
Mia
Mia
Mia
¡Exactamente!
Sienna
¡Prometido!
Erica
¡Prometido!
Michel e
...promesa 😉
Sienna
LEYVA
Sin duda, había algunos miembros del personal que le habían visto deslizar
mi dedo en su boca, y sabía que no habíamos sido discretos en nuestra
huida a la trastienda.
Me estremecí al pensar en lo que podría haber oído mi madre. Por suerte,
todavía estaba en el trabajo y no volvería hasta la noche.
Las ceremonias de apareamiento eran como las bodas humanas, pero aún
más importantes porque los lobos se emparejaban de por vida.1
La familia de Mia era numerosa, por lo que estaba muy acostumbrada a las
ceremonias de apareamiento, lo que pensé que haría que la planificación de
la suya fuera un asunto fácil.
Su pelo caramelo estaba sin arreglar y recogido en una coleta mal hecha.
Mia siempre cuidaba mucho su pelo, por lo que su estado desaliñado era un
claro indicador de lo estresada que estaba.
—Ahí está nuestra tímida zorra —chilló Michelle con una sonrisa tortuosa
—. Erica, acércate.
LEYVA
—Me alegro mucho de que estés aquí —dijo Mia, agarrándose la cabeza—.
Estoy totalmente abrumada. Necesitamos a alguien que sepa lo que está
haciendo.
Al principio buscaba colores cálidos, que pensé que estarían fuera de lugar
para una ceremonia de apareamiento invernal, así que, después de mucho
engatusarla, conseguí que decidiera por el lila, el bígaro y el cerceta.
Michel e protestó porque no creía que le quedaran bien esos colores, pero le
recordé que no era su decisión y que le quedaba bien cualquier color que se
pusiera, cosa que Erica y Mia apoyaron, así que todas quedaron contentas.
LEYVA
—Al menos tienes una para planificar —se lamentó Erica—. ¿Por qué no
puede uno de mis amigos varones enamorarse de mí de repente?
Todas nos reímos porque, incluso antes de que empezáramos a tener nuestra
Bruma, Mia ya iba a fiestas con chicos mayores, buscando hombres con los
que pudiera experimentar.
—Si, sal con nosotras esta noche —rogó Michelle—. Estamos celebrando
el inminente matrimonio de Mia. El hermano de Erica dice que puede
meternos en un nuevo club de moda. Se llama Lupine.
El encierro se había cancelado, claro. Pero todavía estaba agotada por el día
anterior y no tenía ganas de estar rodeada de gente o metida en una
habitación oscura y sudorosa con la música tan alta que no pudiera ni oír
mis pensamientos.
Necesitaba estar sola y pintar. Agradecí el gesto y sabía que Michelle tenía
buenas intenciones, pero no me pareció bien.
LEYVA
—¿Por qué no quieres venir? ¿Tienes otra cita con el Sr. Alfa?
—Somos tus amigas y apenas te vemos. Estás saliendo con el lobo más
sexy que existe y no nos cuentas nada. ¿Te avergüenzas de nosotras porque
no somos tan geniales como todos los amigos de Aiden de la Casa de la
Manada?
Apenas habían salido las palabras de mis labios cuando mi teléfono zumbó
sobre la mesa.
LEYVA
Aiden
Aiden
Aiden
Sienna
Aiden
No volverá a ocurrir.
Sienna
Aiden
Sienna, lo siento.
Aiden
Sienna
Sienna
LEYVA
Sienna
Sienna
Lo que quieras. 2
Aiden
Dímelo
Sienna
Aiden
Sienna
Es complicado.
Aiden
LEYVA
Sienna
Sienna
Aiden
Sienna
Sienna
¿Estuve en peligro?
Aiden
No lo sé.
Aiden
De verdad.
Sienna
Adiós,
Aiden
Es decir, claro que tenía el cuerpo más delicioso que jamás había visto, pero
si no fuera por esta molesta Bruma, me repugnaría demasiado su
comportamiento como para volver a querer tenerlo sobre mí.
Todavía me estremecía al pensar lo que habría pasado si Josh no hubiera
aparecido. Probablemente corría más peligro con Aiden allí que después de
que se fuera.
LEYVA
Me pinté las uñas a juego con el color rojo de la falda y me alboroté el pelo
en capas desordenadas que caían por la espalda y los hombros como una
cascada de cobre.
Me delineé los ojos con alas y apliqué una máscara de pestañas con
volumen y un lápiz de labios de color burdeos. Para terminar, me puse mis
pendientes favoritos y un col ar de plata junto con los anillos a juego.5
LEYVA
Michel e incluso dijo que era lo suficientemente sexy como para morder, lo
que para los hombres lobo era el mejor cumplido que se podía recibir.
Sin embargo, Erica nos había conseguido pases VIP —uno de sus hermanos
tenía contactos con todos los porteros del centro, incluido Lupine's— y
entramos sin tener que esperar.
La entrada del club tenía un techo bajo que daba la sensación de estar
entrando a una cueva.
LEYVA
—¿Crees que deberíamos conseguir más ya que estamos aquí? —gritó por
encima de la música.
—Dos rondas por lo menos —respondió Mia—. ¡Ahora estoy fuera del
mercado! ¿Habéis oído, chicos? No tenéis ninguna posibilidad con esta
carne —dijo ella, sacudiendo su trasero.
Nos tomamos los chupitos en la barra antes de encontrar una mesa de pie
para acurrucarnos con nuestra copa llena de ginebra, tequila, ron y vodka.
Jugamos a que cada una cogía una pajita y chupaba hasta que no pudiese
más.
—Mañana vamos a estar hechas una mierda —Erica soltó una risita—
LEYVA
Lo único que se me daba bien en la vida era pintar, pero al menos tenía
suficiente ritmo para mover los pies y las caderas al compás.
LEYVA
también pueden percibir cuál es cada una, para evitar problemas graves —
explicó.
Era un hombre lobo sin pareja y parecía ser dominante, ya que sostenía mi
mirada sin problemas.
También estaba bastante bueno, con el pelo dorado, unos ojos oscuros muy
sexys y un físico delgado y bien formado.
LEYVA
—Sin nombres —dije. Era simplemente una cara bonita para mirar y un
cuerpo bonito para bailar. Quería mantenerlo así.
Este pobre bastardo. Estaba claro que quería follar conmigo, pero eso no iba
a ocurrir.
Al principio era divertido tener las manos de otro hombre sobre mí, pero
según avanzaba la canción, más incómodo se volvía.
No era como cuando me tocó Aiden, que me hizo arder la piel hasta
dolerme. No dije nada y seguí bailando. Después de todo, estaba allí para
divertirme, no para que me hicieran nada más.
Sentí que su agarre se intensificaba mientras se apretaba más contra mí,
balanceando la parte inferior de su cuerpo con la mía.
LEYVA
Me puse blanca.
Me apretó contra la pared de ladrillo del callejón vacío, con sus ojos
luminosos y llenos de lujuria.
LEYVA
Las lágrimas me quemaban los ojos mientras tanteaba la bragueta, con los
ojos desorbitados.
Cerré los ojos y traté de alejar la imagen, de ignorar sus dedos helados
tirando de mi piel, abrasándome con punzadas viscerales de ira,
arrepentimiento e impotencia.
LEYVA
Sentí que salía de mi cuerpo, y al mirar hacia abajo, era la forma de Emily
en lugar de la mía.
Intenté gritar al bastardo para que se apartara de ella, pero no salió ningún
sonido. Intenté golpearle, pero mis manos atravesaron su cuerpo.
Volví
en
mí.
Me esforcé por mantener las piernas cerradas y poner las manos cubriendo
mis partes, pero él utilizó su muslo para separar las mías y me arrancó la
mano con facilidad.
LEYVA
EL CUENTO DE HADAS
Sienna Nunca había visto a Aiden con un aspecto tan aterrador: el pelo
levantado en la nuca, los colmillos sobresaliendo de su boca gruñendo,
encorvado sobre mi atacante con una sed de sangre en sus ojos.
Golpeó las costillas de ese bastardo una y otra vez con una rabia animal
hasta que...
CRACK.
Emily. Oh, Dios mío. Esto era lo que había vivido hacía cuatro años.
Mientras veía a Aiden arrastrar el cuerpo inerte del hombre por el callejón,
casi me sentí culpable, culpable de que yo hubiera sobrevivido y ella no.
LEYVA
—No voy a hacerte daño —dijo suavemente.
Nunca me había sentido así de vulnerable con él, pero algo en su forma de
abrazarme me hacía sentir segura.
Mis amigas seguían en el club, sin saber nada de los horrores que acababan
de ocurrir fuera, y yo quería que siguiera así. No quería enfrentarme a ellas
esta noche. Ir a casa tampoco era una opción.
Mis padres me mirarían y sabrían que algo iba mal. No estaba preparada
para las preguntas, las lástima o el juicio.
Ir con Aiden era mi mejor opción. Todavía no confiaba en él, pero lo que
acababa de hacer por mí...Me ponía enferma pensar en lo que habría pasado
si él no estuviera aquí.
LEYVA
¿Dijo que quería estar ahí para mí? Bien, entonces iba a dejar que lo
demostrase.
Mientras observaba los edificios y los árboles borrosos que vislumbraba por
la ventanilla, intenté hacer desaparecer también los recuerdos de esta noche,
pero fue imposible.
Clavé las uñas en los caros asientos de cuero de Aiden. No quería volver a
sentirme impotente de esa manera. Nunca dejaría que un hombre me hiciera
sentir así de nuevo.
¿Tal vez no lo sabía todo sobre Aiden después de todo? Debió de notar mi
sorpresa, porque sonrió ante mi expresión de asombro.
LEYVA
Se dio cuenta de que no estaba preparada para hablar, así que me ayudó a
salir del coche y me puso la mano en la parte baja de la espalda, guiándome
suavemente por la puerta. No me importó.
Su cercanía me hizo sentir segura, algo que nunca pensé que obtendría de
Aiden. No sentía que estuviese tratando de controlarme. Notaba que trataba
de reconfortarme.
*****
El chisporroteo del café era el único sonido que rompía el silencio que
había entre nosotros mientras estábamos sentados uno frente al otro sin
mirarnos.
Por supuesto, ninguno de los dos sabía qué decir. ¿Qué debía decir a un
hombre que acababa de ver cómo partía a otro por la mitad? ¿Qué le decía a
una mujer que casi acababa de ser violada? ¿Las palabras realmente
mejorarían algo? No, pero al menos su presencia era reconfortante.
—Nunca deberías haber estado a solas con otro hombre cuando estás de
novatada. Es la maldita temporada. ¿Por qué te pones en esa situación? —
respondió.
Me levanté de golpe.
LEYVA
—¿Hablas en serio? ¿Estás insinuando que lo que me pasó fue culpa mía?3
—Es mi asunto saber dónde estás en todo momento, Sienna. Como mujer
marcada, no deberías estar...
—¿Y de quién es la culpa? —le contesté—. ¡Tu fuiste quien me marcó!
—¿No entiendes que una vez que llega la temporada y estás marcada, la
Bruma no se irá a menos que cedas y tengas sexo con quien te ha marcado?
—¡Ya lo sé! —solté, furiosa—. ¡Por eso nunca quise que me marcaran para
empezar!
No iba a venir a por mí. Nunca se atrevería después de lo que había pasado
en el club. Pero aún así me encontré agitada, incapaz de mantener el pasado
y el presente en orden.
Se acercó a mí, no de forma agresiva, pero aún así sentí que me quedaba sin
espacio para escapar, encontrándome una vez más inmovilizada contra la
pared.
LEYVA
—Por favor, estás demasiado cerca, estás... —susurré. Las lágrimas llenaron
mis ojos y aparté la mirada de él, avergonzada de mí misma por sentirme
tan débil.
—Por supuesto que sí —dijo en voz baja, estrechando su brazo hacia mí—.
Ya entonces sentí tu poder. Tu aroma irradiaba una fuerza y una sensualidad
a la que no pude resistirme.
LEYVA
—La Bruma me golpeó, y tuve que seguirte, para saber más de ti, para
simplemente estar en tu presencia. Nunca me ha sobrecogido tanto algo en
mi vida. Esa es tu fuerza, el tipo de poder que tienes sobre mí. Por eso te he
marcado.
¿Qué demonios estaba diciendo? Ninguno de los dos estaba atrapado por la
Bruma y, sin embargo, me miraba con un deseo inconfundible en sus ojos,
sólo que un tipo de deseo diferente, un deseo de estar cerca de mí.+
LEYVA
El corazón parecía que se me iba a salir del pecho cuando Aiden se acercó.
—Ambos sabemos que eres más que fuerte para liderar una manada.
Podía sentir mi necesidad física, pero también sabía por lo que había pasado
hoy. Me rodeó suavemente la cintura con sus brazos.
LEYVA
Sin previo aviso, se inclinó y sus labios encontraron los míos. Todo se
desvaneció y mi mundo estalló en una bomba de sensaciones mientras cada
uno de mis sentidos totalmente agudizados se volvía loco por la
estimulación.
******
Mantuve las distancias con Aiden durante varios días después del incidente
en el club. Necesitaba un poco de espacio para superar lo que había estado a
punto de ocurrirme, y como la Bruma no le importaba lo que fuera
apropiado, me pareció la mejor decisión.
Pero después de ese beso, Aiden era lo único en lo que podía pensar.
No había tenido la oportunidad de darle las gracias después de que me
trajera a casa esa noche, así que ahora me encontraba en su puerta una vez
más.
Dios, sólo verle hace que mi Bruma se ponga en marcha después de días de
separación.
LEYVA
Pude ver que lo decía en serio. Y quería darle las gracias. Necesitaba darle
las gracias. Sin palabras.
LEYVA
Estaba segura de que este tipo de sensación sólo podía provenir del poder
de un verdadero Alfa. Perdí el control de mi loba y mis uñas se convirtieron
en garras, que clavé en su espalda, rasgado su camisa, lo que le hizo gruñir
de sorpresa.
Yo también iba a dejar mis propias marcas, finas y rojas, por toda su
espalda.
El orgasmo me partió en dos, y eso fue sólo por sus dedos. De repente,
estaba ansiosa por saber qué se sentiría con algo mucho más grande dentro
de mí.
Dios, la Bruma se estaba apoderando completamente de mí. No pensaba
con claridad. Sólo sabía que el placer era tan bueno que no quería que
terminara.
LEYVA
¿Por qué no había dejado que esto sucediera antes? Mi mente estaba tan
confusa que no podía recordar. Aiden empezó a bajarse la cremallera de los
pantalones.
Culpé a la Bruma por ser tan dura, pero no tenía fuerzas para luchar contra
mi deseo en ese momento.
Su expresión de confusión lo decía todo. Era inaudito que una mujer loba
fuera virgen a mi edad. El sexo estaba imbuido en nuestros seres, pero yo
tenía mis razones para seguir siendo virgen, y Aiden no necesitaba
conocerlas.
Cerré los puños con fuerza, clavándome las uñas en la piel, intentando
bloquear los amargos recuerdos.
Enseguida quedó claro que Aiden podía ver que no estaba contando toda la
historia. Se acercó a mí y me abrió las palmas de las manos.
LEYVA
—Sienna, necesito que me digas qué está pasando. No puedo dejar pasar
esto.
Está claro que algo te está destrozando por dentro, sea lo que sea
—gruñó Aiden. —¿Cómo esperas que lo ignore y finja que no pasa nada?
Cuando dos personas llegan a un punto muerto, una tiene que ceder, y yo
estaba cansada.
—Te mudarás aquí mañana para que pueda vigilarte. Sin excusas, sin
retrasos. Mañana.
—No voy a tener sexo contigo —le dije, sólo para que se quitara cualquier
idea caliente de su mente—. No hasta que sepamos si eres mi pareja o no.
Además, no vas a dominarme. No voy a dejar que me des ordenes, así que
si estás pensando que me convierto en tu propiedad por mudarme contigo,
entonces sacaré las garras y dejaré de portarme bien.+
LEYVA
EL COMPROMISO
Sienna
—¿Por qué tiene que ser así? —cuestionó mi padre, sin intentar ocultar la
preocupación en su voz.
—Sé que tienes que averiguar si es tu pareja o no, pero eso no significa que
no vaya a estar muy preocupado por mi niña. Me gustaría que te quedaras.
Cuanto más pensaba en ello, más sabía que era algo que tenía que hacer,
quisiera o no. Nunca sabría si Aiden y yo teníamos una oportunidad real de
tener una relación si no le daba al menos una oportunidad, aunque tenía mis
dudas sobre sus intenciones.
Mi última hija saliendo de casa y apareándose con un Alfa. ¡No puedo creer
que hayas crecido!
LEYVA
Recordé cómo habían actuado mis padres cuando Selene se había mudado.
Había sido igual. Aunque ella era su hija de sangre y yo había sido
adoptada, eso no les importaba en absoluto.
Eso me hizo amarlos aún más por el o. Los iba a echar de menos.
—¡Ese debe de ser mi conductor! Tengo que irme, ¡pero os quiero mucho!
—grité mientras me escabullía por la puerta.
Condujo en un incómodo silencio durante un rato hasta que por fin Josh
giró la cabeza para mirarme.
LEYVA
—También debe de ser bueno estar en tu posición —dijo Josh con un tono
acusador—. Así que, ahora que estamos aquí, ¿por qué no me dices cómo lo
hiciste?
—Si tienes tanta curiosidad por mí, ¿por qué no le preguntas a tu mejor
amigo por qué me marcó? —le contesté.
Me miró.
—Si Aiden no té dijo nada, entonces ¿por qué diablos lo haría yo? Tal vez
sólo estás tratando de obtener información para usarla contra él.
LEYVA
—Debería haber dejado que Jocelyn se encargará de esto. Ella está
acostumbrada a tratar con gente desquiciante.
repliqué.
—El tiempo lo dirá. Ahora sal de mi coche —dijo Josh con suficiencia.
Salí del coche de Josh, cerrando la puerta tras de mí. Cogí mis maletas y me
dirigí al otro lado del puente hacia mis vacaciones en la Bruma del infierno.
Sin embargo, una cosa estaba clara. No dejaría que Josh ni nadie me
subestimará.
*****
LEYVA
Intentó agarrarme y tirar de mí, pero me las arreglé para pasar por debajo de
su enorme cuerpo y entrar en la casa. Se creía muy listo, pero no iba a
atraparme tan fácilmente.
Me esforzaba al máximo, pero era casi imposible con su olor por todas
partes, y con él sin camiseta y sudado, a sólo unos pasos.
LEYVA
No podía creer lo que veían mis ojos. ¿Acababa de hacer que Aiden se
comprometiera con algo? ¡Hice que el Alfa de la manada de la Costa Este
se comprometa!
Quería que me quitara la ropa. Quería que los dos estuviéramos desnudos y
que nuestra piel sudada se tocara. Era una forma de tortura tenerlo tan
cerca, pero no lo suficiente.
LEYVA
No podía esperar hasta saber si éramos compañeros. Tenía que tenerlo aquí
y ahora, o me volvería loca.
¡Mierda, contrólate, Sienna! Por fin había ganado la partida y le había
hecho transigir. No podía tirar eso por la borda ahora.
Y tal vez me merecía esta maldición. Alfa o no, nadie podía quitarme estos
demonios.
Para empeorar las cosas, ahora tenía que estar cerca de Aiden todos los días.
No podía volver a pasar por esto a diario. Sólo habían pasado unos minutos
desde que había llegado y ya estaba desesperada. Si no podíamos sobrevivir
a menos de una hora juntos, ¿cómo podríamos sobrevivir las próximas
semanas?
LEYVA
Mi periodo.
LA GRIETA
Sienna
La expresión de la cara de Aiden al olfatearme cuando salí de mi habitación
por la noche fue divertidísima. Su nariz se arrugó con insatisfacción y
gruñó: —¡Joder! —, antes de volver a su propia habitación y dar un
portazo. 3
LEYVA
La sangre era un problema obvio para los hombres lobo, pero por alguna
razón, la sangre de la regla hacía que los machos huyesen hacia las colinas
con el rabo entre las piernas. Y por eso, estaba agradecida.
Michelle Sienna...
Michelle
¿de verdad?
Sienna
Lo siento, realmente no tengo ni idea
Michelle
Vamos a comprar el vestido de la ceremonia de apareamiento de Mia
Michelle
Lo sabes desde hace tiempo
Sienna
Oh, Dios mío, me olvidé por completo.
Sienna
Las cosas han estado muy revueltas.
LEYVA
Sienna
Desde, ya sabes...
Michelle
Me he dado cuenta...
Michelle
No has estado mucho por aquí últimamente
Sienna
Lo sé, lo sé
Sienna
Es que
Sienna
Aiden
Sienna
Y la Bruma
Sienna
Y todo esto de irse a vivir juntos
Sienna
Siento que me estoy volviendo loca
Michelle
Lo entiendo
Michelle
Tienes mucho que hacer
Michelle
Por cierto, estoy bien
Sienna ¿Qué?
LEYVA
Michelle
Nada
Michelle
¿Vienes o no?
Sienna
Lo intentaré
Michelle
Sienna
Sienna
Bien, sí, voy.
Michelle
Nos vemos allí
*****
LEYVA
¿Hay algún hombre en esta ciudad al que no le hayas clavado las garras en
algún momento?
—Te estás acostando con tu mejor amigo —dijo Erica con reproche.
—Sí, supongo que eso también está bien. Sólo déjame fantasear un poco,
¿de acuerdo? —Mia salpicó con su champán en uno de los vestidos.
—No, Mia tiene que contarme todo sobre ese tatuaje, y necesito saberlo
ahora mismo —grité, intentando cambiar de tema.
LEYVA
—Oye, lo que pasa en la feria del condado se queda en la feria del condado.
Quizá tú y Aiden podáis conseguir unos a juego cuando vayáis juntos este
año.
Preferiría morir.
—¿Por qué no nos dices por qué te fuiste del club con Aiden durante la
noche de chicas sin siquiera despedirte? —preguntó Michelle, haciendo que
toda la sala se quedara en silencio. Todas me miraron expectantes como si
fuera una discusión inevitable que iba a ocurrir.
—No puede ser —gritó Mia—. ¿Hablas en serio? Oh, Dios mío, esto lo
explica todo, por qué has estado tan distante y rara últimamente.
Esto es SUPERFUERTE.
LEYVA
—Parece que vas a ser la siguiente en pasar por una boda se burló Erica.
—Tal vez, pero puedes hacerte una idea de por qué está enojada. Si
hubieras estado más cerca en estas últimas semanas, habrías sabido por lo
que estaba pasando.
Maldita sea, ¿tenía razón? ¿Había estado tan ensimismada con todo lo que
estaba pasando que había descuidado completamente a mi mejor amiga?
Me dolía tanto ocultar la verdad a mis amigas, pero tenía que hacerlo por mi
cuenta. Esperaba que lo entendieran en algún momento, pero ahora no era
el adecuado.
*****
LEYVA
—Pensé que no querías que te consideraran una mujer sumisa que no hace
más que cocinar para su hombre —comentó secamente.
Lo
haría,
pero
me
contuve
por
ahora.
—Suéltame —gruñí, pero en lugar, me besó. Esta vez el beso no fue tan
apresurado como antes.
—Creo que es suficiente por esta noche —dijo, haciéndose eco de mis
propias palabras, que había utilizado contra él en múltiples ocasiones.
Vaya imbécil. ¿Así es como quería jugar este juego? Bueno, el juego es,
perra. No es el único que tiene control sobre su Bruma.
LEYVA
Lo masajeé con cuidado mientras sus ojos se cerraban y una mirada de puro
placer aparecía en su rostro. Dejé de tocarlo bruscamente y le tiré la toalla
cubierta de salsa a la cara.
—Estás un poco caliente ahí abajo —me burlé—. Deberías limpiar eso.
Cuando la risa se calmó, nos sonreímos el uno al otro, y pude ver que sus
ojos se suavizaban. El silencio que siguió a la carcajada fue el más
confortable que había sentido con alguien, y mientras nos mirábamos,
sonriendo así, sentí que todo encajaba.
Ver a Aiden comer lo que había cocinado con tanta hambre, con tanta
satisfacción, era un placer diferente.
¿Qué pensaba? ¿Qué sentía? Quizás algún día nos entenderíamos de verdad.
+
LEYVA
LOS IGUALES
Aiden
Estoy en lo más profundo. Ya no hay vuelta atrás, no es que la haya habido
para mí.
¡Joder!
Pasé mis garras por mi escritorio, tirando al suelo todo lo que había, desde
pilas de documentos firmados hasta viejos trofeos deportivos.
—Estoy seguro de que es sólo la Bruma —dijo Josh con cautela, mientras
trataba de recuperar lo que quedaba de las invitaciones.
LEYVA
¿Pero que me sienta así cuando ella ni siquiera estaba cerca? Me dieron
ganas de arrancarme los ojos.
—¿Cómo diablos estás lidiando con esto? —pregunté, caminando en
círculos—. ¿Acaso Jocelyn no te distrae de tus tareas más importantes, se te
mete en el cerebro como un parásito y te dan ganas de partir algo por la
puta mitad?
LEYVA
Sienna
Suena a ocupado
Sienna
Tal vez pueda encontrar una manera de hacer tu día menos estresante
Sienna
😉
Por alguna razón, una sonrisa tonta se extendió por mi cara mientras me
vestía. Cuando me miré en el espejo y me recogí el pelo rojo en una coleta,
vi mi marca bajo una luz diferente.
LEYVA
****
Cuando llegué a la puerta, vi al guardia que había estado allí la última vez
que atravesé la Casa de la Manada. Me miró y se puso blanco como un
fantasma. Sin decir siquiera hola, abrió la puerta y me hizo pasar,
intentando evitar el contacto visual. 1
Cuando entré, percibí el olor de Aiden, pero estaba un poco camuflada por
otros olores masculinos. Me pregunté si él podría olerme o si el mío
también estaba enmascarado. Mientras olfateaba el aire, casi choco con
Jocelyn.
LEYVA
Maldita sea, su hermosa apariencia era una cosa, pero también tenía un
aroma que podía matar. Era absolutamente embriagador. Me bajó el hombro
de la camisa, dejando al descubierto mi marca.
LEYVA
—Sienna, Aiden está loco por ti. Y si lo que Josh me ha dicho es cierto,
entonces podría estar literalmente volviéndose loco por ti.
Mientras se alejaba, sentí que realmente podía confiar en ella sin reparos.
LEYVA
Aiden intentó luchar contra su Bruma, pero por una vez, no quería que
luchara contra ella. Quería que lo envolviera por completo. No era
exactamente una venganza —yo también lo quería—, pero estaba
disfrutando de cada dulce segundo de su incomodidad.
Eso era todo lo que necesitaba. Antes de que me diera cuenta de lo que
estaba pasando, me levantó y me golpeó contra la mesa, haciendo que el
resto de su mochila se sacudiera.
LEYVA
—No tienes ni idea —gruñó y volvió a besarme. Esta vez dejé que me
besara tan posesivamente como quisiera mientras le rodeaba el cuello con
los brazos y le rodeaba la cintura con las piernas. Agarré un puñado de su
pelo y tiré de él con toda la fuerza que pude hasta que enseñó los colmillos.
¿Qué estaba haciendo? ¿Entregándome al Alfa? Esta era una idea tan
jodidamente estúpida.
—No puedo estar con alguien que es superior a mí. No puedo estar en una
relación en la que me siento constantemente insignificante y
LEYVA
—Sienna, no te veo como una plebeya que tiene que someterse a todos mis
caprichos —sonrió—. Te veo como una igual.
—Lo que estoy tratando de decir es... —se giró para mirarme con una
ráfaga de confianza. Creo que es hora de que nos vayamos. +
LEYVA
LA CARRERA
Sienna
Hola, Selene
Sienna
¿Estás despierta?
Selene
Ugh, apenas
Selene
Más vale que sea algo de vida o muerte
Selene
Son las 2 Am
Selene
¿Qué pasa?
Sienna
¿Cuando lo supiste por primera vez?
Selene
¿Saber qué?
Sienna
Que estabas enamorada de Jeremy
Selene
Espera, ¿qué?
LEYVA
Selene
Sienna..
Selene
¿No podría esto esperar hasta mañana?
Sienna
Aiden me pidió que hiciéramos una carrera
Selene
¿QUÉ?
Selene
OH MI DIOS
Selene
¿Por qué no has empezado por eso?
Selene
Estoy como hiperventilando por aquí
Selene
Espera, déjame ir a la sala de estar
Selene
Jeremy está roncando
Selene
Sienna
Um, de acuerdo, respira profundamente
Sienna
Yo soy la que va a la carrera
Selene
LEYVA
LEYVA
Sienna
Esto podría arruinar todo si no estamos preparados
Selene
No puedo darte una respuesta a eso
Selene
Pero si ya has dicho sí, creo que tienes tu respuesta
Selene
Sienna
Gracias, hermana.
Sienna
Tengo que irme
Sienna
Aiden acaba de entrar
Sienna
Miré al hombre con el que estaba a punto de celebrar una carrera —
Se rumoreaba que una carrera era lo que había acabado con la relación de
Aiden y Jocelyn. Ya que no conectaban en absoluto en forma de lobo.
LEYVA
Miré a Aiden. Quizá era la primera vez que sentía que era libre de tomar
mis propias decisiones, sin presiones ni manipulaciones. Aiden me dejaba
hacer esto a mi ritmo, a mi manera.
Ambos sabíamos que este era el lugar. Era perfecto. El corazón se me salió
del pecho.
Ya era hora.
LEYVA
—¿Por qué? —se rió—. Te veré desnuda de una forma u otra. Es natural. 1
Tenía razón. Era otro código tácito entre los lobos. La desnudez antes y
después del cambio era inevitable, así que los hombres lobo no le daban
importancia. Era lo mismo que perder la virginidad cuando llegaba la
primera Bruma. Pero las reglas se volvieron diferentes para mí después de
Emily.
—Ya hemos dejado claro que no soy como las demás lobas que conoces
—respondí mientras tanteaba la cremallera de mis vaqueros.
Ser un Alfa no trataba sólo sobre el control. A veces había que mantener a
la Manada con la cabeza despejada.
LEYVA
Su sedoso pelaje negro azabache y sus penetrantes ojos color avellana eran
preciosos bajo el cielo nocturno. Nuestras miradas se reconocieron al
instante, y cualquier duda que tuviera sobre que nuestros lobos no
conectarían desapareció al momento.
Se dió la vuelta con elegancia y señaló con la cabeza el bosque, y esa fue mi
señal. Clavé mis patas en la tierra y me adentré en la maleza.
LEYVA
atraparme, no se lo iba a poner fácil. Sabía que lo primero que tenía que
hacer era ocultar mi olor.
Estaba jugando conmigo, pero también me dio una ventaja. Ahora sabía su
ubicación.
Me sumergí en el río y nadé hasta la otra orilla. Con suerte, tenía ganas de
mojarme. Me sacudí el pelaje hasta secarlo una vez que estuve en la otra
orilla y continué adentrándome en el bosque.
Habían pasado horas desde que empezamos la persecución. Sólo podía
imaginar la frustración que estaba sintiendo. Algunos dirán que debes dejar
que tu pareja sienta que lleva la delantera, pero a la mierda, esto era un
juego de dominación. 1
Subí a la cima y traté de orientarme. Con todas las vueltas que había dado,
incluso yo me había perdido un poco.
Mis oídos se dispararon cuando, sin previo aviso, un fuerte golpe empezó a
resonar desde el este, y se acercaba rápidamente a mí.
LEYVA
Volvimos a la forma humana, Aiden seguía encima de mí, con los colmillos
clavados en mi marca. Nos miramos sin movernos, sin hablar, sin hacer
nada, en realidad.
Fue el momento más íntimo e intenso de toda mi vida —como había dicho
Selene— y nunca habría pensado ni en un millón de años que lo compartiría
con Aiden Norwood.
LEYVA
LEYVA
LA BAJADA
Sienna
Habían pasado tres días desde la carrera, y el periodo posterior fue como
una bajada de tensión, lo que significaba que mis emociones estaban a flor
de piel.
Aiden también lo sintió. Se había vuelto más distante en los últimos días,
enterrándose en el trabajo. Selene omitió convenientemente que a la mejor
experiencia de mi vida le seguiría una agobiante sensación de malestar.
Necesitaba hacer algo para sacarnos a los dos de la depresión, así que decidí
cocinarle a Aiden su postre favorito, la tarta de manzana.
Jocelyn me dijo que el Alfa era muy goloso, y aún no había utilizado esa
arma de mi arsenal contra él. Esta vez, sin embargo, usaría la comida para
el bien.
LEYVA
para saber cuándo llegaría a casa. No sabía cuánto tiempo podría esperar
para ver su cara.
Sienna
Oye, ¿estás de camino a casa?
Sienna
Tengo una sorpresa
Sienna
😊
Aiden
Sigo atascado en el trabajo
Aiden
Hoy tenemos nuestra propia sorpresa
Aiden
Un invitado VIP de última hora para el Baile de Navidad
Aiden
Voy a trabajar hasta tarde
Sienna
¿Otra vez?
Sienna
Es la tercera vez esta semana
Aiden
Lo sé
Aiden
No es lo ideal
LEYVA
Aiden
Así son las cosas ahora mismo
Aiden
El baile de Navidad es en dos semanas
Aiden
Esto es un caos
Sienna
¿Volverás al menos antes de que me duerma?
Aiden
No sé
Aiden
Yo no esperaría despierto
Sienna
Oh, de acuerdo
Sienna
Hablamos
más
tarde,
supongo
LEYVA
Solía rezar por este tipo de distancia entre nosotros. A veces deseaba que
estuviéramos en lados opuestos de la Tierra. Pero ahora no podía soportar
que se fuera por un día.
Sólo su olor era suficiente para enviarme una punzada visceral de añoranza
a través de mí. Desde la carrera, cuando nos habíamos acercado como
lobos, mi loba interior tenía esta necesidad constante de estar cerca de él.
Era como si él irradiara algo que nos conectaba, y yo quería estar atada a
esa conexión en todo momento.
Las lágrimas inundaron mis ojos. Puse la mano sobre mi marca mientras mi
cuerpo temblaba.
Sabía que estaba siendo dramática. Me sentía como una adolescente tonta.
Pero no me importaba. Sólo lo quería aquí conmigo, abrazándome,
besándome, diciéndome que todo se arreglaría entre nosotros.
LEYVA
Odiaba hacerle esto a Sienna. Apenas la había visto en los últimos tres días
porque parecía que estaba viviendo en la Casa de la Manada.
Por un lado, era un honor que un invitado de ese calibre asistiera a nuestra
humilde celebración. El Alfa Milenario era el emperador de, bueno, de
todo. Era el faro del poder que todo el mundo veneraba, y agraciarnos con
su presencia era un honor que quizá no volveríamos a tener.
Pero, por otro lado, era sospechoso. ¿Por qué el Alfa Milenario decidió
venir a nuestro Baile de Navidad, y además con tan poco tiempo de
antelación? ¿Sólo estaba interesado en la celebración anual, en visitar
nuestra Manada, o había algún motivo más?
LEYVA
Paranoico.
No tan fuerte.
Solitario.
Era más bien que...estaban preocupados por mí. Querían lo mejor para su
Alfa, y no sabían cómo ayudarme a conseguirlo.
Siempre se trataba de encontrar una pareja. Eso estaba claro. Las miradas,
los susurros, nada de eso sucedería si ya me emparejaba.
Pero de nuevo, tal vez tenían razón al preocuparse por mí. No podía dejar
que mi mente se alejara de Sienna ni un maldito minuto. Debería estar
centrado en la Manada, en el Baile de Navidad y en la aparición del Alfa
Milenario, pero en lugar de eso estaba preocupado por unos cuantos
mensajes...
Mi lobo interior gruñó. Suficiente. Yo era el Alfa. El Alfa no se cuestiona a
sí mismo.
LEYVA
Me giré para mirar al otro lado de la mesa de la sala de juntas, donde Josh
estaba leyendo unos documentos. Habíamos acordado pasar por lo legal y
conseguir las firmas, pero Jeremy se estaba retrasando.
Necesitaba alguien con quien hablar. Alguien que entendiera esta ansiedad
por la separación. Normalmente, ese alguien sería Michelle, pero no
habíamos hablado desde que compramos el vestido de la ceremonia de
apareamiento de Mia.
LEYVA
Hice una pausa. Mirando fijamente la pantalla. Pasó un minuto, luego dos.
Sabía que no podía fingir que no había pasado nada, que no habíamos
tenido nuestra mayor pelea. Estaba segura de que si no me disculpaba
ahora, ella no respondería.
LEYVA
Sabía que no podia culparla. No me permitiría hacer eso. Pero aún así,
darme cuenta de que había sido yo quien la había alejado...me hizo sentir
aún más aislada.
Miré en el rincón donde todos mis materiales de arte sin usar y mis cuadros
a medio terminar estaban acumulando polvo. Al menos mis materiales de
arte estaban allí para mí. Me levanté de la cama, estiré un nuevo lienzo y lo
coloqué en un caballete.
LEYVA
Por último, un marco delgado y con forma de sauce, desvanecido por la luz
de la luna.
Di un paso atrás. Había pintado a una mujer. Una mujer hermosa, pero
triste. Me resultaba extrañamente familiar. ¿Por qué era tan inquietante? Me
quedé boquiabierta al hacer la conexión.
Casi me había olvidado de ella, así que ¿por qué me miraba ahora desde mi
lienzo? Una parte de mí se preguntaba si era real. Tal vez mi mente estaba
tan desesperada por la interconexión que estaba fabricando alucinaciones
que parecían lo suficientemente reales como para el resto de mí se lo
creyera.
Algo
que
nunca
había
sentido
antes.
Aiden
Me subí a la mesa de la sala de juntas en la que estaban sentados los
miembros de mi manada. Me paseé de un lado a otro mirando a todos y
cada uno de ellos a los ojos, afirmando mi dominio.
LEYVA
-Todo el mundo, escuchad -ordené-. Las cosas van a cambiar por aquí, a
partir de ahora. El verdadero Alfa viene, y necesito que esta Manada sea un
frente unido. Tan fuerte que ninguna amenaza pueda atravesarlo.
¿Entendido?
Así que continúe. -Si estamos divididos, somos débiles. Y si somos débiles,
entonces algo como la ruptura del perímetro volverá a ocurrir. Eso no es
una posibilidad. ¿Entendéis? Este es el maldito Alfa Milenario. Si no
podemos protegerlo, entonces no somos una maldita Manada -ladré.
-Sí, mi Alfa -dijo, con los ojos finalmente fijos en los míos-. Tengo plena
confianza en ti como líder de la manada. Te seguiré.
-Sin duda.
LEYVA
-¡Más fuerte!
La Manada aulló como los guerreros que eran, y sentí una oleada de orgullo
que no había sentido en meses. Esta era nuestra casa, y la protegeríamos
con nuestras vidas.
por
mis
venas.
Sienna
Un verdadero Alfa no dejaría a su mujer sola Maldita sea. Me molestó,
rodeado de pura energía de lobo, listo para ir a la batalla. Y aquí estaba ella,
cuestionando mi forma de actuar, cuestionando mi masculinidad.
No lo iba a permitir.
LEYVA
CONTINUARA………………………………