La Brillumba

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LA BRILLUMBA

La Brillumba nace del Mayombe, pero ha sido muy influenciada por la Ocha y algunas
manifestaciones acriolladas del espiritismo. Esta mezcla puede encontrarse en todas las ramas
de Palo Monte, que no son excluyentes de otras creencias. De hecho, la mayoría de sus
seguidores son también católicos.
La Brillumba surgió a finales del siglo pasado. Su núcleo original puede situarse
geográficamente en la provincia de Matanzas, donde la religiosidad popular tiene profundas
raíces, y donde coexisten la Ocha, el Palo Monte, la Sociedad Secreta Abakuá y los cultos y
deidades de los descendientes de ararás, gangas, iyesás y muchas otras etnias africanas que
practican aquellos ritos parecidos a los que la desaparición física de quienes los trajeron a Cuba,
antes de que pudieran difundirlos, han hecho casi caer en el olvido.
Esta rama del Palo Monte es la conjunción del Mayombe, la Ocha y —siempre presente— el
espiritismo a la usanza criolla. Los que en el siglo pasado se dedicaban a practicar algún culto,
solamente lo hacían de acuerdo con sus formas más puras, aquéllas que vivían en sus recuerdos
y eran transmitidas por la tradición oral. Pero, al paso de los años, aislados de sus orígenes, esos
cultos fueron adquiriendo estilos propios y uniéndose a los de otros grupos con los que más se
relacionaban en la vida cotidiana, aunque no fueran los de su misma etnia.
Las iniciaciones en las distintas casas de Brillumba difieren en la forma de hacer las marcas y en
el instrumento que se emplea para ello. Los viejos Tatas las realizaban a la usanza de sus
mayores, con espuelas de gallo o, mejor aún, de gavilán. Pero esto ha caído en desuso y sólo
continúan haciéndolo las casas de tradiciones ortodoxas o en las zonas rurales del país.
Los cortes o trazos son profundos, para que la sangre corra sobre la prenda y ésta pueda
identificar a sus hijos. Mientras se practican las incisiones, se canta el siguiente mambo:
"Menga va correr, como corre tintorera o guarironga," La sangre que queda en el instrumento se
enjuga con un poco de aguardiente sobre la prenda. Hasta no hace tanto, muchas iniciaciones se
hacían en el campo, en ceremonias privadas a las cuales únicamente asistían los padrinos y el
mayordomo o bakonfula, por considerarse ritos de profunda comunión con los espíritus. Sólo
después se dirigían todos a la casa donde se efectuaba una fiesta con la concurrencia de otros
ahijados y amigos y parientes de los iniciados.
También era costumbre en las casas de respeto llevar al iniciado al n fin da y dormir junto a las
Tumbas, para que éste recibiera las vibraciones de los espíritus, y para demostrar su entereza.
Puesto que la Regla de Palo Monte se basa en el pacto con el nfumbe, desde el momento en que
se marca a una persona ésta recibe las emanaciones y protección que brindan los nfumbes a
sus seguidores. Generalmente es el "nerro de prenda" quien hace el rayamiento, para que el
iniciado reciba las ibraciones del nfumbe de la prenda. En ese momento, se eleva un canto para e
ei espíritu se posesione del nuevo gajo. En algunas casas, donde saben que I iniciado puede ser
"prendido" por el nfumbe, no lo dejan salir hasta que haya sido posesionado, demostrando así el
poder de la casa. Cuando esto ocurre en la iniciación de un mayombero, sus mayores ponen en
su mano un kisengue o bastón de muerto, que usualmente es una de las tibias del nfumbe. Pero
en las tierras de Brillumba, Shamalongo y Kimbisa, lo dotan de un garabato, cargado
mágicamente según la costumbre de cada una de esas tres ramas. Hemos podido observar que
algunos de estos bastones que representan al nfumbe están rematados por una cabeza tallada y
una moña de tela negra.
Es tradición que el nuevo iniciado duerma la víspera de la ceremonia en la casa de sus padrinos
junto a la nganga. Antiguamente permanecían allí 21 días con sus noches. Actualmente, sin
embargo, se ha perdido este rigor: se permite a los iniciados regresar a sus casas
inmediatamente después de la ceremonia, y llevar una vida normal, sin el recogimiento de
antaño. Esto se aparta de la ética y !a tradición de las primeras generaciones de cubanos
descendientes de congos y ngolas.
Sarabanda-Oggún, señor de todos los metales, es el guía principal de los bríllumberos. Cuando
los Tatas, personajes enigmáticos e introvertidos, fueron abordados por religiosos que tenían
asentado un orisha, pero que querían incursionar en el Palo, tan íntimamente asociado a las
fuerzas de la naturaleza, se estableció la interrelación entre la Brillumba y la Ocha.
Algunas casas comenzaron a montar ngangas en cuyo contenido constaba una fracción del
fundamento del orisha que tuviera asentado el iniciado. Como los descendientes de congos y
ngolas adoran también los elementos de la naturaleza —el aire, el fuego, el agua, la tierra—,
fabricaron sus ngangas con elementos de la Ocha. Esas prendas recibieron nombres en congo, a
los cuales se añadían los "apellidos" de la nganga original. Así quedaban complacidos los que
tenían asentada Ocha, y los mayomberos seguían practicando sus ritos de forma pura, tal como
se los enseñaran sus padrinos.
Pongamos un ejemplo de esta conjunción: Tiembla Tierra-Obbatalá es el camino de la prenda,
pero su apellido es el de la nganga de la que nació la Prenda Batalla Sacara Empeño.
En acápites aparte se tratan tanto la interrelación entre las deidades de la Ocha y las ramas de
Palo, como lo que gustamos en llamar el árbol genealógico fe algunas prendas, para mejor
comprensión de esta simbiosis.
Aunque las formas que adopta la iniciación son similares, actualmente se omiten algunos de los
pasos a seguir por descuido, por "modernismo" o por desconocimiento de las prácticas más
ortodoxas. /
Hemos podido comprobar, asimismo, que muchos oddunes de Ifá prohiben / tener prendas o
rayarse. Antiguamente esto no ocurría. Y nos preguntamos por lúe ahora se prohibe tanto la
mayombería. El lucro está haciendo estragos entre los religiosos. Es hora de reflexionar sobre el
respeto que debemos a nuestras tradiciones, a nuestros antepasados y a sus enseñanzas.
La Brillumba, como el Shamalongo, la Kimbisa y e! Mayombe, son nuestras, como son estas tierras
en las que se asientan y de las que se nutre la religj0, sidad popular. No hay que dejar que manos
inescrupulosas tergiversen esta expresión tan importante de la cultura nacional. Respetemos el
legado místico del que es depositario el pueblo cubano. .

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