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Encuentro con el Evangelio

1. La Oración

2. La Eucaristía

a) La Eucaristía, sacramento de la presencia de Cristo y viático del asceta


<<La Eucaristía es el sacramento de la presencia de Cristo. Es la Eucaristía
la que nos da la inmutabilidad espiritual en todas las pruebas de la vida
para que esa unión se consolide y llegue a ser tan íntima e indisoluble que
el alma alcance ya una seguridad plena de o moverse jamás de ese estado.
Esta es la Eucaristía>>. (Santa Cruz de Tenerife (residencia de san Pablo), 26 de febrero de
1961)

<<La Eucaristía es el viático diario del asceta. Es el centro sacramental de


todo el quehacer eclesial>>.
<<La recepción de la Eucaristía debe llevarnos a tener conciencia de ese
estado penetrante, que es como una intensidad voluminosa, tan aguda en el
ardor interior que se describe como dardo que penetra toda nuestra
personalidad>>.

<<Cuando Cristo revela que la Eucaristía es pan de vida (cf. Jn 6,35), no


restringe esta vida solo a la del espíritu, sino a una vida íntegra; es decir, a
una vida verdaderamente humana. Si hay un sacramento verdaderamente
medicinal, este es la Eucaristía>>.

La Eucaristía es alimento divino que incrementa la vida mística,


configurada por la gracia santificante, del bautizado

La grandeza que tiene la Eucaristía está en que en ella la naturaleza


humana de Cristo se una a la nuestra, fundiéndose así en una especie de
única naturaleza mística. Es entonces cuando recibimos la gracia para
crecer en abnegación de nosotros mismos, dejándonos que sea Él quien nos
afirme, quien nos otorgue la vida. Es por eso que la vida eterna será la
confirmación absoluta de una filiación divina que ha pasado por un proceso
sufriente.

3. El Evangelio
El Evangelio, es el amor de Cristo vivido y testimoniado entre cristianos,
es condición indispensable para la transformación del mundo. Es el
humanismo que Cristo revela al mundo para que los seres humanos
crezcan en sabiduría y gracia ante Dios y ante ellos mismos (cf. Lc 2,52).

La riqueza el Evangelio es estar sacando siempre del él cosas antiguas y


cosas nuevas.
4. Lección didáctica

"Lo primero que hay que decir es que se verifica una lectura del Evangelio
diaria y que se aplica a la propia vida espiritual, sacando naturalmente del
capítulo que he leído, cómo tengo que vivir las cosas. En vez de otro libro
espiritual es el Evangelio mismo." (Cát. Mística, 16/06/88, p. 1, párr.1)

"La lección didáctica está formada sobre la base del Evangelio" y sirve de
aplicación a mi propia vida espiritual. (Cát. Mística, 16/06/88, pp. 1, párr.7)

La manifestación en el examen ascético "no es leer ningún texto del evangelio


sino cuál es la lección que ha aprendido del conjunto de esas lecturas que
diariamente tiene que hacer del Evangelio". (Cát. Mística, 16/06/88, p. 1
párr.1). Se debe, asimismo, citar la frase evangélica de donde se ha sacada la
lección.

5. Defecto dominante –complejos anímicos

Concepto y localización en la naturaleza humana


- El defecto dominante es aquel vicio que caracterológico o del hábito natural y adquirido o
educacional impide el acto ecuánime de las facultades del alma. El defecto dominante tiene:
asumente, las pasiones con sus vicios; subsumente, los complejos anímicos a los que se
refiere la sicología (timidez, frustración, miedo, etc.). Todos ellos pueden resumirse en el
de despersonalización con su último estadio la afirmación anómala de la personalidad.

Despersonalización - defecto dominante -


Concepto que recoge las anomalías que causan en la persona las pasiones y los complejos
- Todos ellos (las pasiones con sus vicios y los complejos anímicos a los que se refiere la
sicología (timidez, frustración, miedo, etc.) pueden resumirse en el de despersonalización
con su último estadio la afirmación anómala de la personalidad. (Ver defecto dominante)

Defecto dominante
El defecto dominante es aquel vicio que caracterológico o del hábito natural y
adquirido o educacional impide el acto ecuánime de las facultades del alma. El
defecto dominante tiene: asumente, las pasiones con sus vicios; subsumente, los
complejos anímicos a los que se refiere la psicología (timidez, frustración, miedo,
etc.) Todos ellos pueden resumirse en el de despersonalización con su último
estadio la afirmación anómala de la personalidad. [carta F. 25/12/68]

Sed fieles, por tanto, hermanos, maravillosamente fieles a algo tan sencillo de
entender y tan difícil para tantos de ejercitar, cual es, que no os dejéis nunca llevar
de vuestras pasiones. Y cada uno tenéis la que es característica, la que es más
propia. Y, sobre todo, que entendáis maravillosamente por dónde hay que
comenzar esta batalla ascética que hace brevísimo el camino para alcanzar los
mayores dones divinos. El egoísmo, el amor al yo, a mi criterio como tal, al yo
frente a los demás y yo sobre los demás, a esto que decimos nuestro yo, es
nuestro ego, nuestro egoísmo, nuestra egolatría. [Debemos] abrirnos desde el
primer instante, pegando un corte a este nudo gordiano, y, abriéndonos a esta
generosidad, quedando ya así abiertos y proyectivos ante la luz divina, ella entra
inmediatamente, de frente, para iluminar, regar, todas esas estructuras, ese
mecanismo del mundo de nuestras pasiones. Ya todas las demás pasiones caen
al suelo como un castillo de naipes. No hagáis nunca lo que han hecho siempre
los fracasados y que Santa Teresa explica con comparación muy castellana. Al
explicar la vida espiritual la figura como un castillo en cuyo salón del trono se
encuentra Dios mismo, pero tiene una muralla y tiene unos fosos. Dice ella que,
claro, no puede entrar en el interior del castillo aquel que no hace el esfuerzo de
entrar por la puerta justa, es decir, por la única entrada que hay, porque esto
supone un esfuerzo y está dando vueltas alrededor de la muralla. ¡No vayáis
nunca alrededor de una serie de pasioncillas! Id a la raíz misma, que es vuestro
egoísmo, nuestro egoísmo, ese momento de egoísmo que tenemos todos los
seres humanos y que después adornamos y llenamos de vida con nuestro
afectivo; y después, con nuestra mente, lo elevamos a sistema filosófico, a
filosofía de la vida. [claustro F. nn/01/72 p. 8-9]

Sólo en una cosa se puede fallar o fracasar en la vida mística: en no atacar


verdaderamente el ególogo, esto es, expresándolo con palabra vulgar, el egoísmo,
el amor a uno mismo con toda suerte de manifestaciones, buscarse a uno mismo,
el egoísmo,… Todas las pasiones son perjudiciales, ciertamente; es decir, si no
las dominamos o las encauzamos rectamente a su objeto. [claustro F. 11/10/70 p.
5]

La soberbia es para el alma lo que la lujuria para la carne. Impregna totalmente la


inteligencia y la voluntad y las perturba. La soberbia ha sido llamada la pasión
satánica, el vicio angélico, pues radica exclusivamente en el espíritu y nada tiene
que ver ya con la carne. [lección F. 30/10/60 p. 3] [copiado de B.I.]

La percepción más honda consiste en observar el triste compromiso de dignidad y


de soberbia en nuestro corazón. La soberbia queda vencida con sólo digamos a
Cristo palabra sencilla: me alegro de que sea yo quien pueda pecar y no Tú.
Cúmplase, de este modo, la sentencia paulina: “donde abundó el pecado
sobreabundó la gracia” (Rm 5,20). Su redención es la respuesta a este exquisito
sentimiento. La alegría se ve incrementada con saber que la penitencia a la Iglesia
engrandece: el misionero idente es penitente pro Ecclesia. [Regla p. 23]

La vida espiritual en el cristiano se caracteriza por la espontaneidad del trato


familiar donde todo se resuelve [… en] la oración, en pedir unos por otros, que es
lo que dice San Pablo como norma: pedid unos por otros referente a lo bueno y a
lo malo que juzguéis, respecto de éste o respecto de aquél, porque para todas las
cosas se requiere la gracia. Y, a veces, se requiere verdadera gracia
extraordinaria para que un hábito “x”, el que sea, pueda ser modificado. No está
en nuestras manos. Las dependencias… Ya sea por órdenes culturales, por
tradiciones dadas, por prácticas aprendidas en la infancia o en la adolescencia o
en la juventud, en la primera juventud. En unos puede ser la tendencia a no
prestar mayor atención a la justicia; en otros será un encubrimiento de su gula; en
otros, de otro placer cualesquiera, que ya no se tienen como placeres sino,
sencillamente, como dependencias. Entonces, es la oración de pedir —unos por
otros— la unión y lo que se requiere de la unión. [claustro F. 12/03/88 p. 9]

¿Qué quiere decir ser santo? ¿Quién está llamado a ser santo?
San Pablo: “Dios nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que
fuésemos santos e intachables ante él por el amor” (Ef 1,4).

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