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DEFINICION INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia emocional nace a raíz de algunas insuficiencias de CI que ha sido

utilizado como indicador o predictor de comportamientos exitosos y una carrera

profesional económicamente favorable. Pero en 1990 la inteligencia emocional

despierta un gran interés, ya que se considera que tener un elevado C.I (Coeficiente

intelectual) no es garantía de éxito en la vida. Pese al énfasis que las escuelas y los

exámenes de ingreso ponen en el CI, es asombroso el poco peso que esto tiene en el

éxito laboral y en la vida. Por ello surge la inteligencia emocional, que sería la

encargada del conocimiento y control de las propias emociones y de las que expresan

las personas con quienes vivimos. La inteligencia emocional es como el timón que

conduce y controla nuestras emociones y que, administrada de manera eficiente, se

puede obtener resultados favorables. Este tipo de inteligencia consistía en la habilidad

de manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos

conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones (Bisquerra, 2008).

COMPONENTES DE LA I.E

1. Autocontrol

El autocontrol es uno de los componentes de la Inteligencia Emocional más

importantes. Pensar antes de hablar o de actuar, la capacidad de reflexión, así

como la habilidad de controlar nuestros impulsos son clave para ser más hábiles

emocionalmente.

2. Conocimiento de uno mismo

Conocer las fortalezas, debilidades de uno mismo para utilizarlas en los

momentos de crisis.
3. Automotivación
La motivación intrínseca es el mejor motor para la mente y el corazón. Es la

fuente de la superación personal y la energía positiva capaz de darnos aliento aún

cuando lo que nos rodea o lo que nos llega no es satisfactorio.

La motivación que uno mismo se dedica le insta a ser mejor cada día, a focalizarse

en lo que es importante para desplegar mejores recursos y adecuadas emociones

para alcanzar los objetivos que se propone.

4. Empatía
Es el vínculo con el que mejorar las relaciones con los demás, ese canal con el que
conectar con quien tenemos en frente, pero sin dejar de ser nosotros en ningún
momento. Ser capaces de ponernos en los zapatos ajeno, pero también mantener esa
compostura sabia y firme con la que responder en consecuencia, siendo la mejor
ayuda, el mejor facilitador.

5. Habilidades sociales
Conscientizarnos que debemos ser para nosotros mismos “la mejor ayuda” y no nuestros

propios enemigos. 

Somos nuestros propios enemigos cuando no somos asertivos, cuando no sabemos

comunicar, cuando no nos respetamos a nosotros mismos, cuando nos falta paciencia,

apertura, compasión, positividad… Todo esto y mucho más es lo que se contiene en esa

caja de herramientas llamada “habilidades sociales” y que todos deberíamos dominar.

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