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UNIVERSIDAD PRIVADA

SAN PEDRO
SEDE HUACHO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO:

DOCENTE:

TEMA: PRIMERA GENERACIÓN DERECHOS CIVILES Y

POLÍTICOS

ALUMNO: NIKOLAI ALEJANDRO URQUIAGA SESAREGO

HUACHO
2020
ÍNDICE

I. DERECHO A LA VIDA..................................................................................................................1

II. DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL..............................................................................2

1. La integridad personal en el ámbito del derecho penal..............................................................3

2. La integridad personal en el Código Civil..................................................................................4

III. GARANTÍAS JUDICIALES...........................................................................................................5

IV. DERECHO DE REUNIÓN..............................................................................................................7

V. DERECHO DE ASOCIACIÓN.......................................................................................................9

VI. DERECHO AL NOMBRE.............................................................................................................10

VII. REFERENCIAS DIGITALES:..................................................................................................12

3. Páginas web...............................................................................................................................12

4. Fuentes electrónicas..................................................................................................................12
I. DERECHO A LA VIDA

El Derecho peruano reconoce la personalidad jurídica del embrión como ser humano

en sentido pleno y protege la vida desde la fecundación hasta la muerte natural. Es

sujeto de derechos desde su concepción. Por lo tanto tenemos normas protectoras de la

vida humana y de la persona física.

La Constitución peruana en los dos primeros artículos plantea la defensa de la

persona humana y el respeto de su dignidad como el fin supremo de la sociedad y del

estado. Toda persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral,

psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en

todo cuanto le favorece.

El art. 1 de la Constitución peruana establece que “la persona es el fin supremo de la

sociedad y el Estado”. En su art. 2º prescribe: “El concebido es sujeto de derecho en

todo cuanto le favorece”. Si conjugamos lo señalado en la Constitución y en el Código

civil, lo coherente es conceder como lo más importante, la protección a la posibilidad de

seguir viviendo, y como algo accesorio la posibilidad, por ejemplo, de adquirir una

herencia, una donación u otra ventaja patrimonial, condicionada a que nazca vivo.

Todos somos conscientes de los problemas más importantes que plantean los avances

científicos en relación con el inicio de la vida humana.

Se denomina embrión al ser humano desde el momento de la fecundación, esto es,

desde el momento de la unión del óvulo y el espermatozoide hasta los primeros meses

de vida. Se trata de un individuo de la especie humana distinto y dinámicamente

autónomo respecto de la madre cuyo desarrollo es un proceso continuo ordenado por

tres principios: la coordinación ―de acuerdo a la información contenida en el

genoma―, la continuidad y la gradualidad. En este punto existe un amplio acuerdo en la

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doctrina científica, aunque algunos autores apoyándose en los datos que nos dan las

ciencias biológicas niegan la condición individual del cigoto.

El Código civil, en su artículo 1° regula lo siguiente: la vida humana comienza con

la concepción. El concebido es sujeto de derecho para todo cuanto le favorece. La

atribución de derechos patrimoniales está condicionada a que nazca vivo.

Continúa en el art. 1: “El niño y el adolescente tienen derecho a la vida desde el

momento de la concepción. El presente Código garantiza la vida del concebido,

protegiéndolo de experimentos o manipulaciones genéticas contrarias a su integridad y a

su desarrollo físico o mental”. Queda clara la protección al concebido, que le da una

especial consideración en cuanto señala que se es niño desde el momento de la

concepción.

II. DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL

El derecho a la integridad personal es aquel derecho humano fundamental que tiene

su origen en el respeto a la vida y sano desarrollo de ésta. El ser humano por el hecho de

ser tal tiene derecho a mantener y conservar su integridad física, psíquica y moral.

 La integridad física

Implica la preservación y cuidado de todas las partes del cuerpo, lo que conlleva

al estado de salud de las personas.

 La integridad psíquica

Es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales, psicológicas e

intelectuales.

 La integridad moral

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Hace referencia al derecho de cada ser humano a desarrollar su vida de acuerdo a

sus convicciones.

En otra definición se lee… “el derecho a la integridad personal se entiende como

un conjunto de condiciones físicas, psíquicas y morales que le permiten al ser humano

su existencia, sin sufrir ningún tipo de menoscabo en cualquiera de esas tres

dimensiones”. El reconocimiento de este derecho implica, que nadie puede ser lesionado

o agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan

conservar su estabilidad psicológica. Este derecho se encuentra consagrado en el

derecho internacional desde el Estatuto del Tribunal Militar de Nuremberg de 1945, la

Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 (artículo 5), los Convenios de

Ginebra de 1949 relativos a los conflictos armados (protocolo II, artículo 4). Es a

mediados de los años 60, cuando tienen origen los tratados generales de derechos

humanos como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966

(artículo 7) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos "Pacto de San José de

Costa Rica" de 1968 (artículo 5), que este derecho pasará a tener un mayor desarrollo

legislativo internacional.

1. La integridad personal en el ámbito del derecho penal

Los seres humanos gozan por naturaleza de un conjunto de libertades básicas que son

inherentes a su personalidad; esas libertades básicas requieren garantías para asegurar su

disfrute y no verse restringidas o violadas.

El artículo 5o. de la Convención Americana de Derechos Humanos, en concordancia

con la también vigente Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,

Inhumanos o Degradantes, han regulado en forma prohibitiva la afectación directa o

indirecta de la integridad física o sicológica de la persona. Ello implica entre otras cosas

la prohibición de las mutilaciones o reducción de la capacidad orgánica de una persona,

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las lesiones, la esterilización, la experimentación humana, la tortura y los tratos

inhumanos, crueles y degradantes.

De más estará decir que lo dicho vale para todas las personas incluidas aquellas que

se encuentran privadas de libertad, pues como veremos más adelante tal situación

implica, objetivamente, la restricción de determinados derechos, pero en ningún caso

puede afectarse la vida, la dignidad o la integridad de las personas.

Nadie debe ser víctima de violencia moral, síquica o física, ni sometido a tortura o a

tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir de inmediato el examen médico

de la persona agraviada o de aquella imposibilitada de recurrir por sí misma a la

autoridad. Carecen de valor las declaraciones obtenidas por la violencia. Quien la

emplea incurre en responsabilidad.

2. La integridad personal en el Código Civil

El artículo 5o. del Código Civil establece que "El derecho a la vida, a la integridad

física, a la libertad, al honor y demás inherentes a la persona humana son irrenunciables

y no pueden ser objeto de cesión. Su ejercicio no puede sufrir limitación voluntaria,

salvo lo dispuesto en el artículo 6o.".

Cabría preguntarse si, en el contexto que nos encontramos, una persona puede

disponer libremente de su integridad física y el artículo 6o. del Código Civil establece

que la prohibición es la regla general.

El Código Civil consagra el derecho irrenunciable a la integridad física. Surgen en

este punto tres temas que merecen algún nivel de desarrollo por su especial vinculación

con nuestra materia:

 La donación de órganos;

 La esterilización, y

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 El cambio de sexo

Las disposiciones contenidas en los artículos 6o., 7o. y 9o. que se refieren a la

protección del cuerpo y a la cesión de órganos, tejidos o partes del organismo que no se

regeneran constituyen una novedad en relación con el Código Civil de 1936.

La regla contenida en este artículo tiene como objetivo la protección del cuerpo,

considerado como una unidad sicosomática, es decir de la llamada "integridad

personal". De ahí que la norma, en su primer párrafo, prohíbe los actos de disposición

del propio cuerpo cuando ocasionan una disminución permanente del mismo o cuando

de alguna manera son contrarios al orden público o a las buenas costumbres.

Sin embargo, y excepcionalmente, puede disponerse de órganos en los siguientes

casos:

 Cuando exista estado de necesidad médico o quirúrgico pues en este caso se trata de

una especial medida tendente a proteger la salud y en última instancia la vida.

 Cuando el acto está orientado a fines humanitarios (donación de órganos, sangre,

etcétera) siempre que no se perjudique la salud o reduzca el término de vida.

En ambos casos es indispensable (de acuerdo con el artículo 7o. del mismo Código

Civil) que la disposición no disminuya el tiempo de vida del donante, que exista un

consentimiento expreso y escrito del donante y por último que no se persiga un fin de

lucro.

III. GARANTÍAS JUDICIALES

El artículo 8o. de la Convención Americana establece, en sus numerales 1 y 2, que:

1. Numeral primero

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Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un

plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,

establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación

penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones

de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

2. Numeral segundo

Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia

mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda

persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:

a) Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete,

si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal.

b) Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada;

c) Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la

preparación de su defensa.

d) Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un

defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor.

e) Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el

estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se

defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por

la ley.

f) Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de

obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan

arrojar luz sobre los hechos.

g) Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable.

h) Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.

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Si bien el artículo 8o. de la Convención Americana se titula “Garantías Judiciales”,

su aplicación no se limita a los recursos judiciales en sentido estricto, “sino el conjunto

de requisitos que deben observarse en las instancias procesales”10 a efecto de que las

personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del

Estado que pueda afectar sus derechos.

El artículo 25 de la Convención Americana dispone que:

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro

recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra

actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución,

la ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por

personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.

2. Los Estados parte se comprometen:

a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del

Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso.

b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial.

c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda

decisión en que se haya estimado procedente el recurso.

IV. DERECHO DE REUNIÓN

El derecho de reunión es la libertad pública individual que faculta a un grupo de

personas a concurrir temporalmente en un mismo lugar, pacíficamente y sin armas, para

cualquier finalidad lícita y conforme a la ley. Se considera una libertad y un derecho

humano de primera generación.

Es el reconocimiento del pluralismo político y de la libertad de expresar las propias

opiniones, aparejado al reconocimiento del derecho a transmitir a otros tales opiniones,

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escuchar las ajenas y a obrar en consecuencia. La conflictividad del ejercicio del

derecho de reunión surge cuando ésta se celebra en lugares abiertos al público y, más

precisamente, cuando se desarrolla en la vía pública, en lo comúnmente conocido como

manifestación.

En algunos países, la autoridad gubernativa puede prohibir la reunión en caso de

alteración al orden público o que se ponga en peligro personas o bienes, al no existir

leyes especiales que prohíban o limiten este derecho.

Artículo 15. Derecho de Reunión: El derecho de reunión pacífica y sin armas, se

reconoce. No podrán imponerse otras restricciones al ejercicio de ese derecho, salvo las

establecidas de conformidad con la ley y necesarias en una sociedad democrática, en

interés de la seguridad nacional, seguridad pública o el orden público o para proteger la

salud o la moral públicas o los derechos o libertad de los demás.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos expresa en su Artículo 21 que:

Se reconoce el derecho de reunión pacífica. El ejercicio de tal derecho sólo podrá estar

sujeto a las restricciones previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad

democrática, en interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública o del orden

público, o para proteger la salud o la moral públicas o los derechos y libertades de los

demás.

La normativa detallada previamente demuestra que los derechos a la libertad de

reunión y asociación han sido reconocidos en lo principales tratados internacionales

como fundamentales para el funcionamiento y la consolidación del sistema

democrático. Son derechos civiles individuales imprescindibles para el ejercicio de la

libertad y la participación en la vida pública.

V. DERECHO DE ASOCIACIÓN

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El fundamento del Derecho de Asociación nos conduce siempre, al derecho natural.

Por ente, debe admitirse la fundamentación natural de la asociación y, por lo tanto, la

existencia en el hombre de un derecho natural de asociarse sin más limitaciones que las

que este mismo derecho impone.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos expresa en su:

Artículo 16. Libertad de Asociación

1. Toda persona tiene derecho a asociarse libremente con fines ideológicos, con fines

religiosos, políticos, económicos, laborales, sociales, culturales, deportivos o de otro

tipo.

2. El ejercicio de este derecho sólo puede estar sujeto a las restricciones previstas por

la ley que sean necesarias en una sociedad democrática, en interés de la seguridad

nacional, seguridad pública o el orden público o para proteger la salud o la moral

públicas o los derechos y libertades de los otros.

3. Las disposiciones del presente artículo no impide la imposición de restricciones

legales, y aun la privación del ejercicio del derecho de asociación, a los miembros de las

fuerzas armadas y la policía.

Por otra parte, la Declaración Universal de Derechos Humanos4 establece:

Articulo 20

1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

La sociabilidad del hombre representa la solidaridad entre los seres humanos, que

constituye móvil principal de toda sociedad humana. En todos los tiempos, los

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individuos se han agrupado con un fin: inicialmente esa solidaridad tenía por principal

objetivo la conservación y la defensa, después surgió la cooperación. Podemos de

nuevo, recalcar que ciertos fines no podrían alcanzarse con los esfuerzos aislados de los

individuos y que exigen, imperiosamente, el concurso de varios. Aislados, los

individuos no podrán obtener esas mejoras que les son necesarias, y que se hacen más

sensibles conforme la aglutinación natural de grandes empresas y de capitales que

posibilite la formación de un frente único natural. Situación tal, obliga a crear

asociaciones donde los empeños mancomunados de sus miembros permiten obtener,

sumadas en ellas diversas voluntades, una fuerza tan poderosa como la que se le

enfrenta. La necesidad de asociarse se torna más vehemente en el hombre “cuando se

trata de individuos ligados por la solidaridad de clase y de oficio”; por esa causa, “las

prohibiciones legales en el pasado obligaron a las asociaciones que se formaban a

permanecer secretas y a transformar en una actitud delictuosa una actividad que debió

ser fecunda; así como los que ejercen el mismo oficio tienen necesidad de asociarse para

estudiar las cuestiones concernientes al ejercicio de su profesión, defender los intereses

comunes y lograr que prevalezcan sus reivindicaciones frente a los poderes públicos.

VI. DERECHO AL NOMBRE

El derecho a tener un nombre que condice con la identidad de género de la persona

es el elemento más esencial e inmediato que se desprende de la protección debida a la

identidad de género de las personas en el ámbito de la Convención Americana sobre

Derechos Humanos (en adelante, “CADH”). Debe recordarse que la Corte IDH ha

establecido claramente en su reciente jurisprudencia que la identidad de género es una

categoría protegida en el marco de la CADH. Esta protección proclamada por la Corte

IDH requiere como mínimo elemento el reconocimiento del nombre de la persona,

10
como surge indudablemente de la jurisprudencia internacional en materia de derechos

de las personas trans.

Se mencionó que el libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la vida privada

y a la intimidad, implican el reconocimiento de los derechos a la identidad personal,

sexual y de género, pues a partir de éstos la persona se proyecta frente a sí mismo y

dentro de una sociedad. El nombre como atributo de la personalidad, constituye una

expresión de la individualidad y tiene por finalidad afirmar la identidad de una persona

ante la sociedad y en las actuaciones frente al Estado. Con él se busca lograr que cada

persona posea un signo distintivo y singular frente a los demás, con el cual pueda

identificarse y reconocerse como tal. Se trata de un derecho fundamental inherente a

todas las personas por el solo hecho de su existencia. Además, esta Corte ha indicado

que el derecho al nombre reconocido en el artículo 18 de la Convención y también en

diversos instrumentos internacionales, constituye un elemento básico e indispensable de

la identidad de cada persona, sin el cual no puede ser reconocida por la sociedad ni

registrada ante el Estado.

Además de lo anterior, esta Corte sostiene que la fijación del nombre, como atributo

de la personalidad, es determinante para el libre desarrollo de las opciones que le dan

sentido a la existencia de cada persona, así como a la realización del derecho a la

identidad. No se trata de un agente que tenga por finalidad la homologación de la

persona humana, sino por el contrario es un factor de distinción. Es por ello que cada

persona debe tener la posibilidad de elegir libremente y de cambiar su nombre como

mejor le parezca. Es así como la falta de reconocimiento al cambio de nombre de

conformidad con esa identidad auto-percibida, implica que la persona pierde total o

parcialmente la titularidad de esos derechos y que si bien existe y puede hallarse en un

determinado contexto social dentro del Estado, su existencia misma no es jurídicamente

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reconocida de acuerdo a un componente esencial de su identidad. En tal circunstancia

también se ve menoscabado el derecho al reconocimiento de la personalidad jurídica y

el derecho a la identidad de género.

Los Estados deben respetar y garantizar a toda persona, la posibilidad de registrar y/o

de cambiar, rectificar o adecuar su nombre y los demás componentes esenciales de su

identidad como la imagen, o la referencia al sexo o género, sin interferencias por parte

de las autoridades públicas o por parte de terceros. En esa línea, lo expresado implica

necesariamente, que las personas que se identifiquen con identidades de género diversas

deben ser reconocidas como tal. Además, el Estado debe garantizarles que puedan

ejercer sus derechos y contraer obligaciones en función de esa misma identidad, sin

verse obligadas a detentar otra identidad que no representa su individualidad, más aún

cuando ello involucra una exposición continua al cuestionamiento social sobre esa

misma identidad afectando así el ejercicio y goce efectivo de los derechos reconocidos

por el derecho interno y el derecho internacional.

VII. REFERENCIAS DIGITALES:

1. Fuentes electrónicas

 Omar Sar Suárez (2007), Derecho a la integridad personal en el Perú. Aspectos

constitutivos y limitaciones. El caso de las personas privadas de libertad,

obtenido de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?

script=sci_arttext&pid=S1405-91932008000200008

 CASO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. PERÚ, Delia Revoredo

Marsano de Mur, Manuel Aguirre Roca y Guillermo Rey Terry, magistrados del

Tribunal Constitucional del Perú, fueron destituidos, el 28 de mayo de 1997, por

el Congreso de la República del Perú por haber inaplicado la Ley 26.657, ley

12
que habilita una segunda reelección presidencial, supuestamente en contra de lo

dispuesto en la Constitución peruana, obtenido de

https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2003/1898.pdf

 Alianza Regional, Informe sobre el derecho a la libertad de asociación y reunión

en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, obtenido de

http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con4_uibd.nsf/3ECB59D64D3712

A105257C5A006FF498/$FILE/Informe-El-Derecho-a-la-Libertad-de-Reuni

%C3%B3n-y-Asociaci%C3%B3n.pdf

 Sahira Karine Núñez Moncada, El Derecho de Asociación, obtenido de

file:///D:/Descargas/1251-Texto%20del%20art%C3%ADculo-4440-1-10-

20131127.pdf

 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Cuadernillo De Jurisprudencia De

La Corte Interamericana De Derechos Humanos Nº 19: Derechos de las

personas LGTBI, obtenido de

https://www.corteidh.or.cr/sitios/libros/todos/docs/cuadernillo19.pdf

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