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NAUFRAGIOS

Capítulo III

En Florida, llegaron a una isla donde Alfonso Enríquez, un miembro de la expedición y oficial, y los nativos
trocaron. Al día siguiente el gobernador trató de visitar los nativos para el Viernes Santo, pero los nativos
habían abandonado sus buhios o casas y salieron durante la noche en sus canoas. El gobernador reclamó
que la tierra era de su Majestad. En los días siguientes los nativos regresaron para hablar con el
gobernador, pero sin un interpretador, ellos no podían comunicarse. Los españoles pensaron que los
nativos estaban diciéndoles que se fueran de la tierra, con señales que les parecían muy amenazantes.

Capítulo IV

El Gobernador tocó tierra con su partido hasta llegar a una baya grande por la tarde para descansar
la noche, y después regresar a su barcos. Cuando llegaron de regreso, el Gobernador mandó un
bergantín hacia la Habana para encontrar el barco de Álvaro de la Cerda para aprovisionarse y
regresar.

Ya salido el bergantín, el partido regresó a tierra. Pasando la baya grande, se encontraron con cuatro
Indios y les preguntaron sobre maíz. Los Indios llevaron los Cristianos a su pueblo y los Cristianos
vieron cajas parecidas a cajas de Castilla con cuerpos muertos cubiertos en cueros de venado
pintado. Y después el comisario quemó las cajas. También encontraron pedazos de oro, lienzo, y
paño y los Indios les dijeron que venían de una ciudad llamada Apalache. Tomando los Indios como
guías, recorrieron diez o doce leguas y encontraron otro pueblo con mucho maíz. Descansaron dos
días y regresaron a los barcos para contar lo que habían visto y las noticias de los Indios.

El primero de Mayo el Gobernador reunió un grupo de personas para preguntarles por consejo sobre
cómo encontrar el puerto, por tierra o por mar. Cabeza de Vaca dijo que no debían de desembarcar
sin saber la tierra pero el comisario dijo que todo saldría bien. El notario solo agregó que deberían
de dejar los barcos en un puerto conocido y después ir por tierra.

El Gobernador decidió ir por tierra y trató de mandar Cabeza de Vaca que se quedara con los
barcos. Cabeza de Vaca lo rechazó, diciendo que tenía por cierto que los barcos y el Gobernador no
se volverían a ver de nuevo y que todavía quería aventura en su vida. El Gobernador concedió a
Cabeza de Vaca y dejó Caravallo encargo de los barcos mientras Cabeza de Vaca se fue con el
Gobernador hacia la tierra.

CAPITULO VI
Llegamos a Apalache,el gobernador mandó que yo tomase nueve de caballo, y cincuenta
peones, y entrase en el pueblo, y ansí lo acometimos el veedor y yo; y entrados, no hallamos
sino mujeres y muchachos; mas de aquía poco, andando nosotros por él, acudieron, y
comenzaron a pelear, flechándonos,
y mataron el caballo del veedor; mas al fin huyeron y nos dejaron. Allí hallamos mucha
cantidad de maíz
que estaba ya para cogerse, y mucho seco que tenían encerrado. Hallámosles muchos cueros de
venados, y entre ellos algunas mantas de hilo pequeñas, y no buenas, con que las mujeres
cubren algode sus personas. Tenían muchos vasos para moler maíz. En el pueblo ha
bía cuarenta casas pequeñas y edificadas, bajas y en lugares abrigados, por temor de las
grandes tempestades que continuamente en aquella tierra suele haber. El edificio es de paja, y
estan cercados de muy espeso monte y grandes arboledas y muchos piélagos de agua,
donde hay tantos y tan grandes árboles caídos, que embarazan, y son causa que no
se puede por allí andar sin mucho trabajo y peligro.

Capítulo VII

La tierra que atravesaron del lugar de desembarco a Apalache era muy llana. Había mucha variedad
de árboles y plantas, algunas similar a las de Castilla. También había muchas lagunas, grandes y
pequeñas, que a veces eran difícil de cruzar por causa de árboles caídos. Parcelas de maíz habían
bastantes pero casas eran esparcidas. También había multitud de animales y aves, incluyendo un
animal con bolsa sobre la barriga donde cargaban los hijos.

Dos horas después de estar en Apalache, los Indios que habían huido regresaron en paz preguntando
por sus mujeres e hijos que fueron devueltos menos un Cacique que se quedó el Gobernador.
Después los Indios regresaron y pusieron a fuego las casas. Los Cristianos huyeron hacia las
lagunas, matando a un Indio en el camino. Al siguiente dia más Indios pusieron a fuego de nuevo
las casas sin sufrir muchas heridas. Los Cristianos se quedaron en este pueblo veinticinco días. Le
preguntaron al Cacique de la condición de la tierra enfrente que les platico que la ciudad más
grande era Apalache y que al sur había una ciudad llamada Aute que tiene pescadores y mucho
maíz.

Después de los veinticinco días, los Cristianos empezaron rumbo hacia Aute. En el camino fueron
emboscados por Indios mientras atravesaban una laguna y sufrieron muchas víctimas. Describieron
los Indios como siendo gigantes y desnudos, con arcos grandes que podían encontrar su objetivo a
doscientos pasos. Más adelante vieron evidencia de Indios enfrente y los emboscaron. Pasaron ocho
días sin evento hasta que los Indios atacaron por detrás y mataron a un Cristiano, Avellaneda. Los
demás cargaron a Avellaneda hasta llegar a Aute.

Llegaron a Aute después de nueve días. Encontraron la ciudad abandonada, casas quemadas, pero
con mucha comida. Después de descansar por dos días, Cabeza de Vaca con un partido fue a buscar
el mar. Caminaron hasta la tarde y encontraron ancones muy grandes. Con esta información,
regresaron a Aute para encontrar el Gobernador y muchos otros enfermos y paran de viajar allí.

Capítulo XII

Los indios les trajeron a Cabeza y sus hombres pescado, raíces y nueces. Los exploradores,
proveídos con recursos, decidieron que estaban listos para salir. Su barco estaba en la arena, y
cuando trataron de moverlo, se volcó y se ahogaron tres hombres y perdieron sus recursos. Los
indios regresaron y encontraron los exploradores tristes, depravados y algunos muertos. Al ver esto,
huyeron ( de miedo), pero de Vaca los llamó para regresar. Les explico (por señales) lo que les
pasó. Después de entender lo que les había sucedido, los indios se sentaron entre ellos y lloraron
durante más de media hora.

Cabeza de Vaca sugirió que ellos regresaran con los indios para obtener comida y recursos, pero los
cristianos dijeron que no era buen idea porque los indios los sacrificarían y los comerían. Sin
embargo de Vaca decidió regresar con los indios. Cuando llegaron a su pueblo los indios hicieron
fiestas para ellos y los trataron muy bien. Después de esto, su miedo de ser comido se calmó un
poco.
Capítulo XV

En la isla de Mal Hado, los indios les quisieron hacer medicos (sin examinación o prueba). Su
manera de curar era soplar al enfermo. Les mandaron a los exploradores a curar de esta manera. Los
exploradores hicieron este ritual a la gente enferma y también santiguándolos y rezar para ellos en
el nombre de Dios ( “un Pater Noster” y un “Ave Maria”).

Cabeza comentó que su situación de hambre era tan extrema que algunas veces pasaron tres días sin
comer. Los indios que tenían sus otros compañeros (Alonso del Castillo y Andrés Dorantes) eran de
otra parentela y así pasaron a otra parte de la Tierra Firma a comer ostiones. Cabeza nota que toda
le gente en esa región va desnuda con la excepción de las mujeres. El pueblo tiene costumbres
diferentes. Todos los que son de la misma familia quedan juntos. A veces, después de conocerse, se
hablan y entonces lloran durante media hora, y entonces él que está visitando da al otro cuanto
posee. Ellos tenían diferentes lengua como Capoques y Han.

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