EL SER Y EL UNO
J. A. MILLER
CURSO 2011Orientacién Lacaniana Ill, 13
Jacques-Alain Miller
Primera sesion del Curso2011 / Miércoles 19 de enero 2011
(I)
Pues bien, les doy los buenos dias.
Si ubiqué lo que pude decirles el afio pasado bajo el titulo Vina DF LACAN, me
pregunto si fue acaso para conversar con Uds. este afio acerca de |a obra de Lacan,
« Vida y obra » es un binario conocido, pero a decir verdad, gexiste /a obra de Lacan ?
Si hay un término ausente a lo largo de su produccién, un término del que Lacan no se
vale jams para designar el fruto de su trabajo, es precisamente el de «obra» (/’aeuvre).
Con mayor precisién, insistié en presentar lo que ofrecia al péblico sélo como entradas
(hors-d'ceuvre), si puedo expresarme asi, anunciando indefinidamente el plato
principal ; toda una variedad de entradas destinadas a abrir el apetito para lo que
habria de venir a continuacién.
jSigue en el préximo némero | Lacan nunca propuso un mend, como no sea bajo
la forma de una novela por entregas, en la tradicién cll folletin. Si la actualizamos, la
encontramos, por ejemplo, en las series de televisién que responden al modelo
americano y hoy ‘estan de moda. Ajio tras afio, en ellas se ve salir al ruedo a los mismos
personajes, embarcados en nuevas aventuras. | Seminario de Lacan es una serie de
este tipo.
Si puede hablarse de la existencia de una obra en Lacan, el eje de esa obra lo
constituye en todo caso el Seminario. El Seminario es, me atrevo a decir, la Gran Obra
de Lacan (le Grand Euvre),' un interminable work in progress cuyo cuerpo abarca no
menos de veinticinco libros, como los di en llamar, que van desde « Los escritos tecnicos
de Freud » hasta aquél al que acordé el titulo de « El momento de concluir ».
Ese cuerpo de veinticinco libros aun resulta desbordado en sus extremos : antes,
corresponde situar dos Seminarios, ofrecidos en la intimidad de su casa ; se ocupa en
ellos de dos casos de Freud : « El Hombre de las Ratas » y « El Hombre de los Lobos ». Y
después de «El momento de concluir», siguen tres Seminarios. Dos de ellos estan
consagrados a la topologia de los nudos y llevan por titulo, respectivamente : «La
topologia y el tiempo » y « Objeto y representacién ». De este Ultimo queda muy poco ;
«a parlir de lo que permite recuperar la copia taquigréfica, pude poner a salvo algunas
articulaciones. Del tercero y ultimo, contemporéneo de la disolucién de la Escuela
Freudiana de Paris, asi como del intento de Lacan de crear una nueva escuela, subsisten
integramente las lecciones escritas por anticipado.
Se trata, en suma, de una amplitud que se extiende a lo largo de treinta afios,
entre 1951 y 1980. Treinta afios que constituyen, se dirla, la época lacaniana del
JAM se reporla en estos pérrafos al valor diferente que tiene en francés el mismo témino, aeuvre (obra),
segin se lo emplee en género femenino o masculino. En el primer caso (aqui: ceuvre / hors-
dceuvre), designa el trabajo del agente 0 bien aquel producto que subsiste después de su
intervencién, En el segundo (aqui : le Grand Eurre), la acepcién remite, por un lado, a la bisqueda
de la piedra filosofal planteada por los alquimistas y por otro, al conjunto de las obras de un arrista
Diferenciamos en lo sucesivo el género indicando (fem.) / (masc.) segin aparezca empleado el
{érmino en el original (N de la.)psicoandlisis, si no fuese porque se hacen necesarios otros treinta afios més aun para
que ese Seminario termine de cobrar una forma cumplida
En eso estamos. Es decir, el conjunto esta alli, 0 casi, porque todavia falta la
publicacién. Evoqué recién los dos Seminarios topolégicos de Lacan; lo que pudo ser
fecuperado de ellos serd publicado bajo forma de anexo del Libro XXV, “El momento de
concluir”. En cuanto a los dos Seminarios iniciales, sdlo disponemos de indicaciones
para el segundo de ellos, aquél consagrado al Hombre de los Lobos. Se trata de notas
de los auditores que circularon entre los alumnos; cuento publicarlas con el siltimo de los
Seminarios, el contempordneo a la disolucién de la Escuela; lo haré en un pequefio
volumen titulado “En los exiremos del Seminario” / “En los confines del Seminario” (“Aux
extrémes du Séminaire”).
Recapitulando |a\publicacién por venir de! Seminario, diré que retno en un
volumen los Seminarios XXI (“Los no incautos andan errantes” / “Les non-dupes errent’)
y XXll (“RSI”), y en otto el XXIV (“Linsu que sait...”)y el XXV, “El momento de concluir”.
Entonces, aparte del pequefio volumen referido a los extremos del Seminario, quedan
otros ocho por publicar. Trataré de convencer al editor para que vayan apareciendo a
razén de dos por afio. Como las intenciones de su parte son las de seguir un ritmo de
uno por afio, cuento con la insistencia de la que sabré valerse la vox populi, para
manifestarse de manera tal que logre acelerar esa produccién editorial y dispongamos
por fin del séquito de los Seminarios que deja tras de si Jacques Lacan
Decia, entonces, que Lacan nunca hablé de “mi obra” (fem.); no era por eso que
hablase mas de “mi teoria”, sino que la designaba como “mi ensefianza”. No
pretendis ser un autor, no se pensd como tal ni se identificé con la posicién del autor,
sino con la del ensefiante. Como este término ha sido desgastado por el mal uso que se
hizo de él, recurramos a uno empleado por el propio Lacan, el de enseigneur. 7
Esto no quiere decir sdlo que su Gran Obra (masc.) es oral
éCémo se distingue un autor de un enseigneur? Ocurre, en primer lugar, que el
autor tiene lectores, en tanto el enseigneur tiene alumnos. Mads aun, el autor habla
potencialmente para todos, en tanto el enseigneur habla para algunos, para un cierto
grupo. Esto nos evoca, por supuesto, los happy few desde Shakespeare hasta Stendhal
Ese pequefio nimero que constitvia el auditorio a quien destinaba Lacan su
discurso, destino constante més alla de los obstdculos y las dificultades que
determinaron la renovacién de esa audiencia, eran psicoanalistas. Lacan eligié
delimitar ese auditorio de manera tal que resultase compuesto por psicoanalistas y
especificamente, por aquellos que se desplazaban para escucharlo, psicoanalistas que
oportaban su cuerpo como uno lo aporta a una sesién de psicoandlisis.
Si la publicacién del Seminario se demoré tanto durante la vida de Lacan -diria
que asf fue hasta mi llegada-, no es sdlo debido a la incapacidad de los demas calumnos
para asegurarla, ni tampoco solo a causa de las exigencias y de las reticencias que
habria manifestado al respecto Lacan. Ocurre que la materia misma de ese discurso,
dirigido a un pequefio numero, en cierlo modo entraba en contradiccién, resultaba
~ enseigneur: enseignant/ seigneur. Enseignant: quien lransmite un saber teérico o una préictca
Por homofonta, préximo de : Ensejgne : insignia / inscripcién / emblema // Oficial encargado de
llevar lo bandera // Seal de reunién en las formaciones militares.
Seigneur: odemés de las connotaciones religiosas, el término remite al poseedor de fierras en la Edad
‘Media (Cr. « feudos ). Califica asimismo a quien detenta la potencia y la autoridad (Cf. : « Amo y
sefior). (N. delaT.)antinémica de lo que representaba venir a ofrecerla a quienquiera que fuese en libreria
y Lacan, en definitiva, se habituaba muy bien al hecho que sus Seminarios se
acumularan en un pequefio placard, Rue de Lille, placard que abrié un dia delante de
mi.
No cabe duda que al mismo tiempo, ejercia en él una presién importante el
anhelo de que todo eso no quedase alli. Pero fue necesario que surgiese la ocasién y
surgié tardiamente. E| Seminario sdlo se convierte en obra (fem.) y Lacan en autor por
mediacién, por intermedio de un otro que toma a su cargo esa transformacién, que se
posiciona como el agente de ella.
En qué consiste dicha transformacién? En pasar de aquello que fue mds o
menos audible al registro de lo lisible. Una transformacién que, si puedo decirlo asi,
universaliza el discurso.
Sin duda Lacon ha sido, por otra parte, un autor. Alli estan los “Escritos” y, desde
hace diez afios, los “Otros escritos”. Por cierto, Lacan empez6 a escribir antes de hacer
su Seminario, pero una vez iniciado el Seminario, sus escritos son, segdn sus propias
palabras, otros tantos depésitos, cristalizaciones del Seminario; son recortes, desechos,
desprendimientos del Seminario; testimonios de los momentos en los que él habia
sentido que se manifestaban alli especiales resistencias a seguirlo. Se trata también,
cabe decirlo, de manera muy general, de ocasiones que suscitaron en Lacan el
movimiento de cerrar por escrito el despliegue de una articulacién. Y esto es asi, con
mayor frecuencia, bajo presién de una demanda. De modo que los Escritos, cada uno
de ellos, también tienen una destinacién precisa. Se dirigen, uno por uno, a quienes le
solicitan que escriba.
Es el caso de mi propia demanda, en el sentido de que escriba un prefacio para
el Seminario XI, que escriba “Television”, cuando él se mostraba incapaz de improvisar
delante de una cémara ... En fin, lo que quiero decir es que Lacan era perfectamente
capaz de improvisar, pero cuando uno filma, uno coria y reanuda, hay empalmes y
entre tanto, entre cada toma, la reflexién de Lacan continuaba avanzando. El resultado
era que cuando uno se proponia hacer el empalme, jamds habfa una ligadura que lo
asegurase como tal. Al cabo de una jornada, cafamos en la cuenta de que su
pensamiento no se tenia quieto un momento; me decidi entonces a decir: no nos
gastemos més. Y a Lacan: seré necesario que escriba todo esto. Fue lo que hizo.
De una manera que ignoro ~pero sin duda menos familiar-, sus Escritos fueron
todos escritos respondiendo a una demanda: la de presentar un informe para un
congreso, la de participar en una enciclopedia o en un coloquio, la de redactar un
prefacio 0 presentarse en la radio 0 en la televisién ~como acabo de consignarlo-, es
decir, para ocasiones puntuales.
El ultimo texto de los “Escritos”, titulado La ciencia y la verdad, Lacan lo compuso
‘orque le pedi uno para el primer nimero de una publicacién de la Escuela Normal de
& que por entonces yo era alumno. Me proponia hacer salir esa revista y a instancias
de mi pedido vino ese texto que cierra la compilacién de los “Escritos”. Por eso digo
que se trata de ocasiones, ya que la redaccién de esos textos -a mi entender, sin
excepcién- esté marcada por la contingencia, en tanto la continuidad del Seminario
obedece a una necesidad, diria, interna.
Es respecto de esta extraordinaria continuidad a lo largo de treinta afios del
Seminario que corresponde situar los Escritos, cada uno de los escritos de Lacan, en
tanto vienen a escanciar un momento, cristalizar una aritulacién, precisar aquello que
habia figurado a titulo aproximativo. Digamos que de ahora en mas, Lacan seré leido
segtn una dialéctica entre los Escritos y el Seminario.En fin, esta perspectiva existia ya por cierto con el buen némero de sus Seminarios
que estaban en circulacién -trece si no me equivoco-, pero desde mi propio punto de
vista, después de haber completado el recorrido -algo que ustedes sdlo podran hacer
cuando esté todo publicado, dentro de poco-, el conjunto cambia, hay un efecto de
aprés-coup que viene a resituar la naturaleza de los elementos.
Lejos de mi la idea de desvalorizar la obra escrita de Lacan. Nada de lo
evocado aqui se orienta en ese sentido. ;Oh, si! Sé bien que una cierta cantidad de
prosistas, tanto como pueden alabar a Lacan en su Seminario porque los hacia vibrar,
pueden deplorar la rugosidad de su estilo escrito, calificéndolo de ilegible, torpe,
forturado. En fin, ése no es en absoluto mi punto de vista. Es en el texto escrito y a
través de él -ese escrito cuya funcién distinguié Lacan mucho antes de que se ponga a la
‘orden del dia en la filosofia contempordnea-, donde Lacan fija su doctrina, el uso que él
hace de los términos que emplea.
En especial, Lacan acordé su lugar a la escritura en el Seminario IX, “La
identificacién” y lo hizo en términos precisos, sefialando su primacia. Separando, por
decir asi, el grano de la paja, Lacan selecciona en su Seminario aquello que a su
entender merece ser aislado, preservado. Es alli donde acumula intentos, se adelanta
‘en multiples direcciones, a veces arriesga -mesuradamente, pero aun asf lo hace
evocaciones difusas, empuja hasta su limite ciertas analogias.
En sus escritos, establece la linea divisoria entre lo que merece ser preservado
bajo esta forma y lo que puede permanecer en su placard, por decir asi. Y tanto menos
me inspira la idea de desvalorizar los escritos, la obra escrita de Lacan, cuanto que, en
el plano personal, son esos escritos los que me condujeron a Lacan. Exhortado por Louis
Althusser, hacia fines de 1963 tomé conocimiento de lo que estaba disponible en librerfa
por entonces; abordé esos articulos de Lacan y fue por ahi que quedé atrapado.
Pero una vez sefialado esto, vuelvo a subrayar Bae ‘obra escrita de Lacan, sus
“Escritos”, se recortan sobre el fondo del Seminario, se desprenden a partir de él, que
constituye hablando con propiedad el lugar de a invencién de un saber.
Precisamente porque Althusser -o sus allegados- remitieron a un instituto-museo
sus archivos, contamos hoy con una carta que Lacan le dirigiera a Althusser en
noviembre de 1963, en el momento en que a la bésqueda de un refugio, habia entrado
en relaciones con este ensefiante de la Escuela Normal para obtener alli una sala donde
habria de ofrecer “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis” y los cuatro
Seminarios siguientes.
En esa carta, Lacan hablaba de su Seminario en los téminos siguientes: “El
Seminario donde intentaba desde hacia diez afios [por consiguiente, a partir de “Los
escritos técnicos de Freud”, primer Seminario pUblico que tuvo lugar en un anfiteatro del
hospital Sainte Anne, cuando su protector era el Dr. Jean Delay] trazar las vias de una
dialéctica, cuya invencién fue para mi una tarea maravillosa”
Ese Ultimo adjetivo, “maravillosa”, nos aporta, al fin de cuentas, un pequefio
panorama acerca de lo que fue para Lacan la alegria (oie) de llevar adelante ese
Seminario, del que fue por entonces su goce (fovissance) ~para decir la palabra- y del
que algo alcanza a entrar en circulacién, pasa lo suficiente como para que esos
Seminarios que tienen mas de medio siglo, cuando son publicados y se publicaran hoy,
no sean recibidos como el testimonio de lo que se pensaba por entonces, sino
conjugados en presente e indicando vias para el futuro.
Puedo sacar partido de esta expresién de Lacan para dar testimonio, al menos
una vez, acerca de mi tarea en lo que hace al Seminario de Lacan: esa tarea también es
para mi maravillosa. Es algo que, para decirlo todo, voy a extrafiar (ca va memangquer). Dentro de un rato me detendré precisamente en el detalle acerca de cémo la
veo, cémo vivo esa tarea
Leer el Seminario es asistir a la invencién de un saber en el momento en que
surge. Y no es posible decir que esa invencién proceda a partir de un didlogo, aun
cuando Lacan, aqui, acuerde la palabra a algunos de los presentes. Pero es una
invencién que supone, como ya lo indiqué, una formulacién destinada al otro, a los
psicoanalistas. Esto es asi sin que su calificacién como tales venga a quedar
necesariamente validada por Lacan; por el contrario, es un tema recurrente en el
Seminario la discusién abierta acerca de ese otro constituido en su destinatario, el
examen de la calificacién de los psicoanalistas, su cuestionamiento. En el fondo, no es
algo que cobre la forma del elogio -es lo menos que pueda decitse. Pero hay un
homenaje permanente: precisamente el hecho que ese discurso los elige como
destinatarios.
Recortiendo el diltimo de los Seminarios a los que me consagré ~que me guardé
como lo mejor para el final-, “La identificacién”, quedé sorprendido por la cantidad de
veces que Lacan dice: “Para Uds.”; “Aqui esta lo que construi para Uds.”; “Aqui les dejo
para que Uds, vean”, ... y ofra vez “para Uds.” y una vez més “para Uds.”... A tol
punto que me decid a retirar algunos de ellos, algunos de esos “Uds.” (Vous), porque
ya empezaban a funcionar como tapones (faire bouchon). Pero desde este punto de
vista, el Seminario es como tal un homenaje constante a los psicoanalistas.
No obstante, en el marco mismo de ese homengje... jqué mal los trata! ¢Acaso
estén tan siquiera a la altura? Antes de consagrarse a pensar aquello con lo que tienen
que vérselas, la mayoria de ellos recurre a coartadas, olvida lo esencial de las cosas,
gue les fueron dichas, de modo que es preciso repetirselas, insisir en ellas. Y segon lo
sefiala Lacan, la insistencia es, si puedo decirlo asi, el pecho nutricio de la ensefianza.
‘Al mismo tiempo, no obstante, esos psicoanalistas son los testigos de la
invencién, por cuanto son ellos quienes pueden dar testimonio de la adecuacién de los
propésitos de Lacan a lo que esta en juego en la experiencia, a lo que pasa en ella y en
ella se revela de cuanto se refiere a la transferencia, de una verdad intima, incluidas sus
variaciones.
En el fondo, Lacan lleva adelante su Seminario teniendo en cuenta esta
comunidad de experiencia, aquello mismo que esos psicoanalistas -tan desfallecientes
como los muestra en su discurso- comparten con el enseigneur, esto es: la experiencia
de los fenémenos analiticos. Entonces, que esos psicoanalistas no entiendan nada de lo
que esté en juego alli, es una cosa; que lo consideren al revés y lo conduzcan a
impasses, en el fondo poco importa, porque no obstante estan en contacto con quello
mismo de lo que se trata.
En el momento de iniciarlo, califiqué mi trabajo de intermediario, de intérprete,
sefialando que establecia un texto. Lo dije con cierto humor, en la medida en que
indicaba, al mismo tiempo, que era cuestién de establecer un texto cuyo original no
existia. Hablé de “establecer”, porque es el verbo empleado cuando se trata de ofrecer
ediciones de textos antiguos, griegos o latinos; en esos casos, en francés se consigna:
“texlo establecido por...”. En el momento en que me puse manos a la obra con el
Seminario, cuando encaré la tarea del Seminario, no habia dejado atras desde hacia
tanto tiempo la época en que recorria los textos de Tacito e incluso de Aristételes en las
ediciones de las Belles Lettres, donde esa indicacién se repetia y donde las notas
marcaban las diferentes versiones, segin las copias de los manuscritos a las que se
reportaran.Pero, claro esté, aqui el original no existe. En primer término, no hay otro
manuscrito que no sea la copia taquigrafica de un discurso oral. Si afirmo que el original
no existe no es sdlo en funcién de los errores de la taquigratia, sino el hecho que se
desprende de la naturaleza misma de un discurso auténticamente oral, esto es, que no
se reporta simplemente a la lectura de un texto escrito. Como es sabido, Lacan
improvisaba su discurso a partir de notas escritas, pero acordande libre curso, « partir
de e505 pilotes, a la invencién en el momento.
Pues bien, la copia taquigrdfica guarda la huella de aquello que distingue
profundamente el discurrir oral de la expresién y su discurrr escrito: ustedes empiezan a
decir algo y se explayan hasta que llega el momento en que se les ocurre una manera
de decirlo mejor o un dngulo preferible para capiar lo dbordado; abandonan asi la
intencién primera para seguir la direccién de lo que surgié después. Podrian detenerse
y decir: “Retomo, para expresarme mejor”, pero resulta pesado: serfa algo asi como
subrayar el propio error. Entonces, cuando les surge una mejor manera de formula lo
que estan abordando, establecen una continuidad con lo que venian diciendo para
derivar siguiendo el nuevo curso. La copia estenografica conserva asi sdlo una frase,
pero esta frase se encuentra rota en su interior por el modo en que fue divagando la
intencién; de haber llegado a reproducir ese divagar, la continvidad se hubiese
disgregado y se hubiesen encontrado ‘en medio de un galimatias. Si pudo llegar a ser
‘audible en su momento, es en funcién de la distraccién general, del conjunto de los
gestos y actitudes, de la entonacién incluso. Ocurte también que el discurso oral se
precipite hacia una conclusién, donde el mismo orador queda atrapado bruscamente,
quemando las etapas.
Por consiguiente, en mi trabajo no se trata sélo de restituir sin mas lo dicho por
Locan. $i asi fuese, bastaria dactilografiar la copia taquigrdfica, tarea a la que se
consagra gran cantidad de personas, a quienes nunca impedi que lo hiciesen. ‘De lo
que se trata en mi trabajo ... jes de reencontrar lo que Lacan quiso decir! Y que no dijo
-o que dijo de manera imperfecta, oscura.
De toda evidencia, se trata de algo arriesgado. Es un ejercicio arriesgado el de
‘evalvar lo que quiso decir y no dijo. {No lo dijo porque el significante resiste! Resiste a
la intencién de decir. Por consiguiente, es cuestion de reencontrar lo que quiso decir tan
cerca como posible de lo que dijo, pero sustrayéndose a la dictadura ejercida por lo
que permanece en la copia taquigratica de lo dicho. Esto resulta especialmente vélido
‘cuando se trata ~como ocurre con el Seminario “La identificacién’- de miltiples figuras
topolégicas, cuyo aprendizaje hacia Lacan al mismo tiempo que las ensefiaba. En todo
caso, se adiestraba en dibujarlas y queda claro que una parte de lo que dice al
respecto, lo enunciaba mientras dibujaba. De no reportarse alli a la regla de lo que
quiso decir, hay que reconocer que uno no entiende absolutamente nada.
Por lo tanto, alli domina precisamente la intencién, tal como se la puede
reconstituir teniendo en cuenta lo que dijo. Dicho de otro modo, si desde este punto de
vista tuviese que calificar lo que hice y, quizds, lo que hubiese debido hacer ain mas,
diria que reside en fraducir a Lacan. Se trata de una traduccién.
Lacan se expresaba en una lengua no hablada més que por uno solo y su
esfuerzo consistia en ensefiarla a los demas. Se trata de comprender esta lengua y
puedo decir que estos tltimos afios me di cuenta que en definitiva, no la comprendia
verdaderamente sino después de haberla traducido.. Antes de hacerlo, sin duda, en el
recortido hecho repetidas veces de sus Seminarios -gcmo decirlo?-, sentia de qué se
trataba. Lo registraba con suficiente nitidez como para deducir a partir de alli los
teoremas susceptibles de inspirarme a mi mismo para este Curso. Pero al fin de cuentas,