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Un trompetista, que dirigía con valentía a los soldados, fue

capturado por el enemigo. Él gritó a sus captores:

–Les ruego que me escuchen, y no tomen mi vida sin causa o sin


preguntar. No he matado a un solo hombre de su tropa. No
tengo ninguna arma, y solamente llevo esta trompeta de cobre.

–Es la justa razón por la cual usted debe ser sentenciado,–


dijeron ellos; –porque mientras usted no participa directamente
en la lucha, su trompeta mueve a todos los demás para luchar.

Moraleja: Tan responsable es quien ejecuta como quien


promueve.

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