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EL ARTE ROMANO
1.- CARACTERÍSTICAS GENERALES
Roma fue la gran ciudad de la Antigüedad. Desde sus remotos orígenes a mediados del siglo VIII a. de
C., a orillas del río Tíber, se fue extendiendo progresivamente hasta crear un gran imperio. Esa
evolución finaliza en el año 476 d.C. con la invasión de los ostrogodos y la deposición del último
emperador romano de occidente, en ella podemos diferenciar varias etapas. Al principio Roma
estaba poblada por un pueblo de origen desconocido, los etruscos, su forma de gobierno era la
monarquía, estos etruscos aportaron a los romanos elementos decisivos desde el punto de vista
artístico y cultural. Tras la Monarquía se impuso un régimen republicano que fue el que inició el
proceso expansivo con la conquista de toda Italia (recordemos que en el sur estaban asentados los
griegos en la Magna Grecia y que también van a influir sobre los romanos), Hispania, norte de África,
Asia Menor... Esta forma de gobierno, insuficiente para gobernar territorios tan inmensos, va a dar
lugar al Imperio, con un príncipe o emperador que se coloca a la cabeza de las instituciones (27 a. de
C.), su final en Occidente, se produjo como consecuencia de las invasiones germánicas, aunque el
Imperio se encontraba ya en profunda decadencia.
Sobre el arte romano influyó el arte de dos pueblos que entraron en contacto con ellos: etruscos y
griegos.
La influencia etrusca. Los etruscos, van a aportar a los romanos varios elementos arquitectónicos: la
utilización del arco y la bóveda, que eran inusuales en los griegos; la columna toscana, que sustituirá
a la dórica griega; y en general el carácter práctico y utilitario que dan los romanos a todas sus
construcciones, con razón son ellos los mejores ingenieros de la Antigüedad y algunas de sus obras
están todavía en uso. En el terreno de la pintura legarán a los romanos la técnica de la pintura al
fresco. En escultura el culto a los muertos hará que se reproduzcan las imágenes de los difuntos y
que esto dé lugar en los romanos a una retratística tremendamente realista.
La influencia griega. Es su base fundamental, los romanos adoptaron las formas griegas pero
adaptándolas a sus propias necesidades. Los primeros contactos con los griegos tuvieron lugar en la
Magna Grecia, con la conquista de los reinos helenísticos no solo no dejaron de llegar a Roma artistas
y obras griegas, sino que lo hicieron todavía en mayor medida.
Caracteres propios. Todo esto no quiere decir que los romanos se limitasen a copiar
sistemáticamente sin elaborar nada, tomaron modelos etruscos y griegos como referencia, pero los
adaptaron a sus necesidades, a su concepción del mundo, así surgen obras diferentes, y, en algunos
casos, partiendo de lo griego se logran formas totalmente nuevas, como es el caso de los anfiteatros.
De hecho ya en el s.II a. C. podemos decir que hay un arte propiamente romano, que en los
siguientes cinco siglos llevará a cabo un proceso de uniformización o romanización en todo el
Mediterráneo, que dio lugar al primer arte de ámbito europeo.
2.- EL ARTE ROMANO EN PROVINCIAS. LA ROMANIZACIÓN DE HISPANIA
Durante la etapa republicana las diferencias entre la metrópolis (Roma) y las provincias eran muy
grandes, los habitantes de los territorios conquistados no recibían la ciudadanía romana, con los
derechos que esto entrañaba. Sin embargo durante la época imperial la situación varió, se produjo
un proceso global de romanización que, favorecido por la amplísima red de calzadas, se extendió a
todos los ámbitos de la vida de las provincias conquistadas, desde el político, hasta el social, el
cultural y el artístico, formando una entidad diversa pero coherente. El arte impuesto por Roma, sin
Para evitar la acumulación de agua en las calzadas los romanos las construían abombadas, con unas
pequeñas zanjas en paralelo (la fossa).
Escultura ecuestre de Marco Aurelio. Se trata de una escultura ecuestre de bulto redondo, de
grandes dimensiones (4,24 m de alto), hecha en bronce fundido por partes, según la técnica de la
cera perdida, y ensambladas con posterioridad. El bronce era dorado aunque, con el tiempo, ha
perdido gran parte de dicha pátina conservando el color verdoso característico de este metal. Se
esculpió hacia aproximadamente el año 173, por un autor desconocido, para conmemorar la victoria
romana sobre los partos. Esta obra se salvó de ser fundida para reaprovechar su metal, como sucedió
durante la Edad Media con el resto de las esculturas ecuestres imperiales, por creerse de manera
errónea que representaba al emperador Constantino, introductor del cristianismo en Roma.
El emperador Marco Aurelio es representado como un hombre maduro de cabellera rizada y poblada
barba, según la moda de la época para representar a los filósofos estoicos (el emperador era
miembro de esa escuela filosófica), va vestido con túnica corta sobre la que lleva el manto de soldado
o paludamentum. Siguiendo el modelo de los retratos ecuestres imperiales se lo representa en el
acto de la allocutio o revista militar, por eso tiene el brazo extendido en un gesto de saludo al pueblo
y al ejército. El caballo presenta tres patas sobre la base, que le dan estabilidad, mientras que la pata
delantera derecha, según crónicas medievales (Mirabilia urbis Romae, año 1140), apoyaba la pezuña
sobre la escultura de un pequeño rey bárbaro agachado y con las manos atadas a la espalda, pero
que no tenía ninguna función de soporte. La barba y el pelo se realizan con la técnica del trépano y
permiten un juego de claroscuros.
Nos encontramos ante una escultura que presenta una clara finalidad propagandística de manera
que recurre a la representación idealizada del emperador, pero alejada del clasicismo griego. Todo
en ella está sabiamente estudiado, el gesto del emperador y la actitud del caballo para transmitir
seguridad, grandeza, a la vez que veracidad y nobleza en un emperador que sabe ser enérgico en la
guerra como magnánimo en la paz.
Esta escultura tuvo una gran trascendencia ya que sirvió de modelo a multitud de esculturas
ecuestres, tanto en la Edad Media (Apóstol Santiago) como, y sobre todo, en el Renacimiento, el
condottiero Gattamelata de Donatello y el condottiero Colleone de Verrocchio se inspiraron en ella.
En 1538 Miguel Ángel la situó en el centro de la plaza del Capitolio (Roma). Hoy en día ese espacio lo
ocupa una copia mientras que el original está en el Museo del Capitolio.
El Arco de Tito, que se encuentra en el Foro de Roma fue construido en el año 81 para conmemorar
la victoria del emperador Vespasiano y su hijo Tito sobre los judíos y la conquista de Jerusalén. Está
realizado en mármol y tiene una altura de 15,4 m. Se desconoce el nombre del autor tanto del
elemento arquitectónico como de los relieves que lo decoran. En el interior del pasadizo del arco, se
El otro relieve es un altorrelieve hecho con mármol pentélico que ofrece una visión puramente
histórica del mismo desfile y no hay en ella nada sobrenatural, sino sólo la masa más compacta aquí,
más holgada allí, de los portadores del botín y de ciertas enseñas en un lugar y momento concretos,
el de su entrada por la Porta Triumphalis, reconocible por las dos cuadrigas que la coronan. El relieve
tiene un único punto de vista. Las figuras de esta obra están dotadas de cierto movimiento: están
andando mientras cargan el botín del templo de Jerusalén. Apreciamos también los músculos en
tensión en algunas piernas de las tropas, que visten trajes de la época romana, así como su pelo,
cortado según se exigía a los militares en ese período. Sabemos que se trata del botín de guerra del
Templo de Jerusalén por el candelabro de siete brazos (menorá). Es de carácter realista. Su función
es clara: propagandística. Esta concepción y este tratamiento del fondo le dan al relieve una gran
profundidad espacial, y su claroscuro una plasticidad tan intensa y tan pictórica cómo es posible en
un relieve.
A lo largo de su enorme fuste, que alcanza los 30 metros de altura hay un relieve histórico, de forma
helicoidal continua que va narrando las distintas etapas de la conquista de este territorio, son 155
escenas que se unen sin ninguna transición y dan 23 veces la vuelta a la columna. Originalmente el
relieve estuvo policromado, lo que lo hacía mucho más espectacular. Cabe destacar el rigor narrativo
que se observa en el realismo con el que se representan uniformes, armamento así como el orden
cronológico de los distintos momentos de la guerra, comenzando por el cruce del río Danubio, que
aparece personificado como un hombre barbudo que observa a las legiones cruzando por un puente
de barcas, continuando por las campañas de asedio, construcción de murallas, hasta finalizar con la
rendición de los dacios al emperador. A lo largo de la serie, la figura de Trajano aparece no menos de
sesenta veces. Se lo representa sereno y, por lo general, acompañado por sus consejeros. Actúa
como líder arengando y pasando revista a sus tropas, como Sumo sacerdote ofreciendo sacrificios o
como político y juez recibiendo embajadas y prisioneros. Pero también como general arrojado que
dirige la carga de la caballería contra los dacios. La intención es presentar al emperador como
"compañero de armas" de sus hombres, como commiliton. Sin embargo, este rigor narrativo e
histórico prima frente al realismo en la representación de la perspectiva de manera que el tamaño de