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EL CAMBIO DE JERÓNIMO
Enrique Cortés de Abajo
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Así las cosas, ya hace más de 6 años que Jerónimo aceptó el puesto de Sub-
director General de Normativa y Relaciones Institucionales. Un periodo de
tiempo suficiente para valorar meditadamente las propuestas de cambio que se
le presenten.
Su periplo en la Unidad ha pasado por diferentes etapas. Al principio, el
hecho de asumir por primera vez la responsabilidad de una Subdirección Gene-
ral y su forma de ser le hizo implicarse de lleno en cambiar muchas de las cosas
que se había encontrado. La Subdirección estaba compuesta por 71 personas y
estructurada en 8 Áreas de Trabajo, unas destinadas a un trabajo de reflexión,
análisis y estudio (Informes, Elaboración de Normativa, Publicaciones y Estu-
dios, Estadística), otras más propias de una Unidad de Gestión (Atención al
Ciudadano, Registro y Archivo) y finalmente otras dos destinadas a las Rela-
ciones Institucionales con las Comunidades Autónomas y con las Asociaciones
Empresariales y de Usuarios de los sectores de competencia del Departamento.
Se trataba, en consecuencia, de una Subdirección atípica, con Áreas de Trabajo
aparentemente inconexas, todas ellas con un personal muy diferente, poco co-
hesionado y con un sistema de trabajo poco unificado. Todo ello fruto de las
diferentes reestructuraciones Ministeriales en las que, parecía ser, se había en-
contrado en esa Unidad un cajón de sastre donde insertar todas las Áreas sin
peso suficiente para conformar una Subdirección propia. Sin embargo, el pro-
pio perfil de la Subdirección hizo que Jerónimo se sintiese especialmente
cómodo, saltando de unos temas a otros y evitando así la rutina.
Durante los dos primeros años, sus objetivos principales se circunscribieron
a mejorar los procedimientos en las Áreas de Gestión, con especial énfasis en
la introducción de nuevas tecnologías, a pesar de las resistencias iniciales del
personal. Luego, a reordenar los procedimientos y reequilibrar las cargas de
trabajo. Y, finalmente, a mejorar las relaciones con las Asociaciones del Sector
del Transporte y de Construcción Civil.
Fue un trabajo duro, especialmente porque los Jefes de Área de cada Unidad
eran muy veteranos y observaban con gran escepticismo, cuando no con cierta
socarronería, las iniciativas de mejora, empezando por la reunión semanal, el
lunes por la mañana, de fijación de objetivos de cada una de las áreas y de se-
guimiento de proyectos de mejora. Le llevó mucho tiempo y esfuerzo, al mar-
gen de alguna jubilación anticipada de algún Jefe de Área muy esperada, con-
seguir implicar a gran parte de la subdirección, nunca a toda, en la nueva forma
de gestionar. Pero al final, creía haber conseguido una mejora muy sustancial
en los métodos de trabajo y crear un clima de confianza tanto entre sus Jefes de
Área como en el resto del personal. Para ello fue clave contar con el apoyo de
una Subdirectora Adjunta, amiga suya personal, de carácter completamente
opuesto y que le servía de contrapunto y de filtro a la hora de tratar los temas
espinosos con los Jefes de Área.
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Así estaban las cosas cuando Jerónimo recibió la llamada del nuevo Director
General de Aviación Civil quien, según le comentaba, había recibido muy bue-
nas referencias de él y quería saber si estaba dispuesto a tener una entrevista
para ocupar la Subdirección General de Regulación y Relaciones Internaciona-
les de la Dirección General. Jerónimo accedió a hacer la entrevista, sin más
compromiso que analizar la oferta con más detenimiento.
La entrevista con el Director General fue cordial. Se trataba de una persona
ajena a la Administración Pública, muy emprendedora y con muchos proyectos.
Dos de ellos eran, precisamente, mejorar la representación de España en los
Organismos Internacionales con competencias en Navegación Aérea y acome-
ter una modernización de la regulación del Sector Aéreo, aprovechando las
nuevas Directivas Comunitarias. Por otra parte, se acercaba la Presidencia Es-
pañola de la Unión Europea y quería cambiar el enfoque, a dos meses vista, del
planteamiento del Director anterior. Para ello quería una persona joven pero
con cierta experiencia, con ganas de innovar y con una mentalidad «poco fun-
cionarial». Un detalle era importante conocer: ahora alguien que carecía de la
confianza del Director estaba al frente de la Subdirección, alguien al que el
Director estaba decidido a relevar de su cargo, aceptara él o no. Esta situación
había enrarecido el ambiente entre el personal de la Unidad.
Aun halagado y correspondiendo con cortesía, no dejó, sin embargo, de
plantearle al Director la importancia que él daba a gestionar con cierta autono-
mía los horarios y a trabajar en base a objetivos. Asimismo, le planteó la posi-
bilidad de contar con alguien de confianza para trabajar con él. El Director pa-
reció comprometido a respetar los horarios, salvo urgencias, y a trabajar sobre
la base de un plan de objetivos. Aunque él mismo reconocía ser muy anárquico
en los horarios y poco ordenado en la forma de trabajar. Respecto a la segunda
cuestión, la Subdirección contaba con 23 puestos de trabajo, de los cuales 4
eran niveles 28 y solo uno de ellos estaba vacante. Aunque podrían ver en el
futuro una petición de reforma de la Relación de Puestos de Trabajo, si él lo
estimaba oportuno.
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