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Ida Vitale. Cada Uno en Su Noche (1960)
Ida Vitale. Cada Uno en Su Noche (1960)
II
Pero no pienses,
no procures,
teje.
Da a poco vale hacer memoria,
buscar favor entre los mitos.
Ariadna eres sin rescate
y sin constelación que te corone.
LO INÚTIL
En el vacío espacio
alguien tañe una cuerda,
poco a poco.
Ya es otoño, tan pronto.
No hay ya tiempo.
CULPA Y COROLARIO
No era verdad
el fabuloso vuelo
pero fingíamos creerlo
por casi hermoso.
Le miramos llegar
a un cielo falso
subiendo su proclama
de oro en oro
en rosa sombría de teatro,
en inerte crepúsculo.
Seguíamos su vuelo
con ácida paciencia.
Pronto,
roído el día
por sus mismos vapores
fue cediendo
ante la noche limpia.
Aguardábamos
el fruto del incendio,
lo imprevisible
figurado en gloria.
Al cabo fue cayendo
hacia la tierra,
entre sombras
de vuelos de ceniza.
Y no vimos batir
ala ninguna.
IMPACIENCIA
Es la campana
arrebatando el aire,
obligando a cantar
lo entredormido,
la espada inatacable,
el rayo horizontal
que rompe alegre
la muralla del frío.
Es una flor flamígera
que llama a cielo
y libra, alegra, augura,
todo lo puede:
el corazón,
el fiel sin estaciones
que por sus fuegos vuelve.
MISTERIOS
Esperábamos algo:
y bajó la alegría
como una escala prevenida.
LA VARA SOBRE LA PIEDRA
Todo es víspera.
Todo sueña un renuevo
y mueve el corazón a defenderse
de los derrumbaderos.
Cada uno en su noche
esperanzado pide
el despertar, el aire,
una luz seminaria,
algo donde no muera.
Algo inviolado, exacto, fehaciente,
para afrentar la sombra,
un puro manantial,
raíz de agua, algo
como esa jarra tuya, Isabel,
donde acaso
hay claridad humana,
amor con su poder resplandeciente,
más misterioso que la sombra misma.