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Este poema describe una mañana de desayuno donde la luz del sol entra por la ventana y el perro lame los platos. Aunque el sueño se disuelve con la vida real, el tintineo de los platos podría ser una señal para aceptar un nuevo día, aunque el poeta busca razones para salir a la calle en lugar de quedarse. Se pregunta si merece más que el perro de la familia negar esta nueva oportunidad de alimento.
Este poema describe una mañana de desayuno donde la luz del sol entra por la ventana y el perro lame los platos. Aunque el sueño se disuelve con la vida real, el tintineo de los platos podría ser una señal para aceptar un nuevo día, aunque el poeta busca razones para salir a la calle en lugar de quedarse. Se pregunta si merece más que el perro de la familia negar esta nueva oportunidad de alimento.
Este poema describe una mañana de desayuno donde la luz del sol entra por la ventana y el perro lame los platos. Aunque el sueño se disuelve con la vida real, el tintineo de los platos podría ser una señal para aceptar un nuevo día, aunque el poeta busca razones para salir a la calle en lugar de quedarse. Se pregunta si merece más que el perro de la familia negar esta nueva oportunidad de alimento.
La primera línea de sol divide la mesa del desayuno.
Hay una especie de porvenir en el fulgor de la mermelada una convicción todavía incompleta entre las tazas y en el entusiasmo del perro lamiendo cada cosa que empieza a moverse. Lo soñado se disuelve en la profundidad burocrática de la vida real. El tintineo de la vajilla ¿es una buena señal para aceptarlo todo nuevamente? Si todo está bien, si el día vuelve a tragarme, ¿por qué busco un motivo para salir a la calle y alcanzar sin morirme la esquina próxima? Posible desatino de la creación ¿soy algo más digno que el perro de la familia para negar esta nueva oportunidad, un alimento donde todos van a morder por una ciega razón?