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Cayetano Santos Godino fue detenido en la ciudad de Buenos Aires en el año 1912, autor
confeso de 4 homicidios (3 de estos a niños), 7 tentativas de homicidios o lesiones a niños,
7 incendios intencionales, 8 mutilaciones de animales y diversos hurtos. No todos estos
hechos pudieron ser comprobados por la policía y los jueces capitalinos, sin embargo, el
“Petiso Orejudo” encuadraba perfectamente en el estereotipo del delincuente de la
Criminología Positivista por entonces muy en boga. Incluso, la atemorizada población
encontraba de esa manera una suerte de tranquilidad frente al “monstruoso asesino” que
percibía un cierto goce sexual ante el sufrimiento y la agonía de los niños a los que mataba;
que asistió al velatorio de una sus víctimas; que coleccionaba los reportes periodísticos de
sus hechos (leídos por un tercero dado su analfabetismo) y que se fascinaba en cegar
caballos. Tenía en ese momento 16 años, y en sus manifestaciones dejaba entrever una
clara satisfacción por la notoriedad social que había alcanzado.
Cayetano Santos Godino nació el 31 de octubre del año 1896, y según las pericias de la
época fue clasificado como débil mental, con insuficiente desarrollo físico, y con una
personalidad altamente perturbada y agresiva. Hijo de campesinos pobres provenientes de
Calabria, vivió en un conventillo hacinado entre sus numerosos hermanos, y padeció las
golpizas de su padre alcohólico: 27 cicatrices en la cabeza daban cuenta de los golpes que
le dio su progenitor, y aparentemente otros niños en distintas peleas callejeras. También
sufrió una infección intestinal (enteritis) que lo tuvo muy grave en varias ocasiones. A los
12 años de edad sus padres decidieron internarlo en la Colonia Marcos Paz, cansados de sus
reiteradas expulsiones de los colegios a los que asistía, lo que lo llevaría a nuevas peleas
con los otros niños allí alojados, además de la separación de su familia. Luego de su paso
por la Penitenciaria Nacional (lugar en el que mantuvo conducta ejemplar) fue trasladado al
mítico penal de Ushuaia, dónde finalmente según las autoridades carcelarias perdió la vida
por una hemorragia interna, aunque hay indicios de que fue asesinado por sus propios
compañeros, dejando huérfano el bombo de la banda del penal que solía tocar. Fue en el
año 1944, Cayetano Santos Godino tenía la edad de 48 años y había pasado encarcelado
alrededor de 35, es decir, más de dos tercios de su vida.
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