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I.-DEFINICION DE LA EUTANASIA
1.1.-CLASIFICACION
II-HISTORIA
IV.-NOCIONES
4.1.-SOCIEDAD
4.2.-RELIGION:
V.-LEGALIZACION
6.1.-APLICACIÓN DE LA EUTANASIA
8.1.- AUTONOMIA
8.2.-LIBERTAD: LA EUTANASIA LIBREMENTE ELEGIDA.
IX.- LA VIDA FRENTE A LA EUTANASIA
X.-ETICA MÉDICA
XII.-ETICA DE LA FAMILIA
OBJETIV…………………….
I.-DEFINICION DE LA EUTANASIA
1.1.-CLASIFICACION:
Eutanasia pasiva: el agente deja de hacer algo que permite proseguir con la
vida del paciente. Hay omisión al no iniciar o discontinuar una medida
terapéutica que sostiene la vida.
-Por su Voluntariedad
II.-HISTORIA
IV.-NOCIONES
La muerte no sea un tema tabú, sino un hecho natural que forma parte de la
vida humana como el nacer, el crecer, la condición sexuada o la inteligencia;
nadie, ni jueces, ni legisladores, ni médicos puedan atribuir el derecho a decidir
que algunos seres humanos no tienen derechos o los tienen en menor grado
que los demás por sus deficiencias, color, sexo, edad o estado de salud.
La familia sea respetada y querida como ámbito natural de solidaridad entre
generaciones, en las que se acoge, se protege y se cuida a los miembros
sanos y a los enfermos, a los jóvenes y a los ancianos, a los no deficientes y a
los que lo son.
No se considere la organización hospitalaria como el ámbito en el que son
abandonados los enfermos y ancianos, sino que el hogar vuelva a ser lugar de
acogida natural en la enfermedad y ancianidad y donde la muerte se viva con
cariño y lucidez.
Surjan iniciativas sociales de atención a los enfermos terminales en un
clima humano, respetuoso con la persona y su dolor y técnicamente preparado
para ayudar a afrontar dignamente la muerte sintiéndose persona.
La Medicina se oriente hacia la atención de la persona, no limitándose a un
esfuerzo tecnológico por alargar la vida.
Este último aspecto merece una especial atención, pues la mentalidad eutanásica
transforma, aun sin quererlo, a los médicos en una especie de verdugos, y se
hace preciso que los médicos sean impulsores y protagonistas de una práctica
médica preocupada por el hombre y su dignidad; se conoce como Medicina
paliativa.
El derecho, lejos de someterse a exigencias ideales en nombre de una u otra
perspectiva moral, debe atender a la situación real de las relaciones
intersubjetivas en una sociedad dada. Las circunstancias actuales muestran un
riesgo cierto de abandono terapéutico, por razones económicas respecto a vidas
que se consideran indignas. De ahí que sea aún más arriesgado aumentar el
poder del médico y del sistema sanitario para poner fin a una vida humana
dependiente, aumentando las presiones sobre los pacientes o generando
protocolos de actuación que objetivamente favorecen la eutanasia.
4.2.-RELIGION:
La eutanasia es una grave ofensa a Dios, autor de la vida, en cuanto viola su ley.
No es lícito matar a un paciente para no verle sufrir o no hacerle sufrir, aunque
aquél lo pida. Ni el paciente, ni los médicos, ni los familiares tienen la facultad de
decidir o provocar la muerte de una persona. No tiene derecho a la elección del
lugar y del momento de la muerte, porque el hombre no tiene el poder absoluto
sobre su persona y su vivir, con mayor razón, sobre su muerte.
No se puede decir que una vida es mas o menos plena dependiendo del estado de
la salud o si es útil o no. Toda vida merece ser vivida. Todo hombre tiene el deber
de vivir su vida conforme al designio de Dios. Esta le ha sido dada para dar frutos
en la tierra, y no para ser destruida a su antojo.
La religión Católica piensa, respecto a la eutanasia activa, que dar muerte a una
persona disminuida, enferma, o moribunda es inaceptable, pues constituye un
homicidio gravemente contrario a la dignidad humana y moralmente inaceptable.
Pero principalmente se basa en el hecho de la creencia en un Dios superior, al
cual debemos nuestra vida, es decir, aunque podamos emplear la vida en lo que
queramos, nuestra vida le pertenece y la voluntad de quitarla es única y exclusiva
de él. Sin embargo, sí acepta la pasiva, a un enfermo que necesita unos cuidados
excesivamente costosos, tanto económica como socialmente, no cree que se le
deba prolongar la vida, pues se considera que su estancia terrenal llega a su fin,
en el caso de que se evitase la eutanasia muy extremamente, se considera
distanasia (mal morir). Cuando se practica la eutanasia pasiva, se hace por
rechazar el "encarnizamiento terapéutico", con esto no se quiere provocar la
muerte, simplemente se acepta no poder impedirla. Esas reflexiones han de ser
tomadas por el paciente siempre que tenga capacidad para ello y en caso
contrario deben hacerlo los que posean sus derechos legales siempre con el uso
de la razón.
Esto supone una dura prueba para el equilibrio a veces ya inestable de la vida
familiar y personal, de modo que, por una parte el enfermo, no obstante la ayuda
cada vez más eficaz de la asistencia médica y social, corre el riesgo de sentirse
abatido por la propia fragilidad; por otra, en las personas vinculadas afectivamente
con el enfermo, puede surgir un sentimiento de comprensible aunque equivocada
piedad. Todo este se ve agravado por un ambiente cultural que no ve en el
sufrimiento ningún significado o valor, es más, lo considera el mal por excelencia
que se debe eliminar a toda costa. Esto acontece especialmente cuando no se
tiene una visión religiosa que ayude a comprender positivamente el misterio del
dolor."
La naturaleza con que suele plantearse a la opinión pública un tema tan complejo,
lleva a dudar del valor real de las abundantes encuestas a favor de la eutanasia
que utilizan sus partidarios, y cuyo objetivo es crear la falsa imagen de una "amplia
demanda social".
Por tanto, lo que justifica aquí el homicidio por piedad no es la voluntad autónoma
del paciente, sino el presunto amor compasivo del médico. Los médicos nunca
deben provocar la muerte; la medicina no está para eso, aunque alguna ley lo
permitiera o sea solicitado por el paciente, su familia o un comité de cuidados
hospitalitarios.
Canadá:
Se sostiene que el suicidio es legal, mas nunca un medico puede intervenir en él.
Sin embargo, por más que existe un número alto de casos que involucran a
enfermos terminales en busca de asistencia para el suicidio, el gobierno, al
parecer, evita discutir este tema.
Estados Unidos:
Cambodia:
Holanda:
6.1.-APLICACIÓN DE LA EUTANASIA
b.- La decisión de morir debe ser por la libre voluntad del paciente, sin ser
persuadido por nadie, y este perfectamente conciente de su situación y no haya
posibilidades de mejora.
Japón:
Nuestro Código Penal, en el título referido a los Delitos contra la vida, el cuerpo y
la salud, tipifica el delito de "Homicidio por piedad", en el artículo 112 del citado
cuerpo normativo; no se utiliza pues el término eutanasia.
"El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera
expresa y consciente para poner fin a sus intolerables dolores, será reprimido con
pena privativa de libertad no mayor de tres años".
Uno de los deberes primordiales del Estado es el de respetar y hacer respetar los
derechos fundamentales de la persona, el primero de los cuales es el derecho a la
vida, y la eutanasia no es sino la destrucción de vidas humanas inocentes en
determinadas condiciones.
No obstante, en los últimos años algunas leyes han roto el tradicional principio de
protección absoluta del derecho a la vida, permitiendo, o no castigando, el atentar
contra la vida de los concebidos y aún no nacidos mediante el aborto, o la
destrucción de los embriones humanos creados en el laboratorio. Tales leyes
sobre el aborto y las técnicas de procreación artificial han abierto una brecha en la
línea coherente de protección jurídica de la vida humana, que algunos pretenden
ahora a - ampliar aún más mediante la permisión de la eutanasia.
8.1.- AUTONOMIA
Es indudable, que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo ser humano
es el de la vida, pero cuando se ve afectado por unas condiciones de salud
lamentables, que llevan a quien las padece a verse en una situación en la cual se
ve recluido en una unidad de cuidados intensivos, de la cual no se sabe si saldrá,
donde su existencia está en la cuerda floja, donde puede existir una salida
irreversible, donde la existencia dependerá en el futuro de medios extraordinarios,
conectado a máquinas como el respirador artificial, cabe preguntarse si se está
cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte.
9.1.- LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS
Pero por normas internacionales, la eutanasia constituyó casi el 20% de todas las
muertes en los Países Bajos porque la definición internacional incluye casos
como:
Para 1995, había casi 26.600 casos de eutanasia, y sólo 13.300 tenían la
demanda del paciente.
Un cambio en la ley holandesa hace posible hoy para un médico acabar la vida de
un paciente si el médico se rige por lo escrito en "las pautas". La nueva ley
protege a médicos que matan a sus pacientes y no a pacientes que son muertos
por médicos.
X.-ETICA MÉDICA:
Por dos razones: por un lado es fácil que el médico se deslice hacia una
habitualidad en la práctica de la eutanasia una vez admitido el primer caso; y, por
otro lado, la eutanasia acaba con la base del acto médico: la confianza del
paciente en el médico.
Cuando un médico ha dado muerte a un paciente por piedad hacia él, ha dado ya
un paso que tiene muy difícil retorno. Los que padecen una misma enfermedad se
parecen mucho entre sí en los síntomas, las reacciones, los sufrimientos. Cuando
un médico se ha sentido "apiadado" de un enfermo hasta el punto de decidir
quitarle la vida para ahorrarle padecimientos, será ya relativamente fácil que
experimente idéntico estado de ánimo ante otro que padezca el mismo mal; y esta
circunstancia puede sobrevenir con relativa frecuencia, porque la especialización
profesional impone a la práctica totalidad de los médicos la necesidad de tratar a
enfermos muy semejantes unos de otros. En tal situación, las virtudes propias del
médico (la no discriminación en el tratamiento a unos u otros enfermos, la
previsión de dolencias o complicaciones futuras) se convierten en factores
potencialmente multiplicadores de la actividad eutanásica, porque es muy difícil
determinar la frontera que separa la gravedad extrema de la situación crítica, o los
padecimientos enormes de los padecimientos insoportables, sean físicos o
anímicos.
Por otro lado, no es posible que exista la Medicina si el paciente en vez de tener
confianza en su médico hasta poner su vida, salud e integridad física en sus
manos, llega a tenerle miedo porque no sabe si el profesional de la Medicina o la
enfermera que se ocupan de su salud van a decidir que su caso es digno de
curación o susceptible de eutanasia.
XII.-ETICA DE LA FAMILIA:
Dado que todos los ordenamientos jurídicos reconocen en una u otra medida, el
derecho de los familiares más cercanos a decidir por el enfermo o incapaz no
posibilitado de expresar por sí mismo su voluntad, la posibilidad teórica de que los
familiares decidan que procede la eutanasia introduce en las relaciones familiares
un sentimiento de inseguridad, confrontación y miedo, totalmente ajeno a lo que la
idea de familia sugiere: solidaridad, amor, generosidad. Esto es así sobre todo si
se tiene en cuenta la facilidad con que se pueden introducir motivos egoístas al
decidir unos por otros en materia de eutanasia: herencias, supresión de cargas e
incomodidades, ahorro de gastos, etc.
Desde otra perspectiva, en una familia donde se decide aplicar la eutanasia a uno
de sus miembros, la tensión psicológica y afectiva que se genera al haber
propiciado un homicidio puede ser, y es de hecho, fuente de problemas e
inestabilidades emocionales, dadas las inevitables connotaciones éticas de tal
conducta.
Los mismos ejecutantes podrían ser tomados como crueles, lo que puede
implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confianza en la
persona tratante de la enfermedad.
Podrían aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia, con
el sólo fin de cobrar jugosas herencias.
Podría aplicarse la eutanasia sólo para surtir el jugoso negocio del tráfico
de órganos, lo que muestra que podrían haber intereses económicos y políticos
tras su aprobación.
Podrían disminuir los recursos destinados a la cura de una enfermedad, ya
que podría salir más económico dejar morir a las personas y con ello se
disminuye así mismo, el esfuerzo de investigación en la medicina.
Se puede perder la esperanza de vivir, si como viejos las personas son
dejadas de lado, aisladas en asilos, como enfermos pueden ser eliminados
simplemente.
Deber cívico de permanecer vivo.
La decisión que conlleve al acto, es del todo irreversible.
Nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea
feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante.
Nadie, además, puede pedir ese gesto homicida para sí mismo o para otros
confiados a su responsabilidad, ni puede consentirlo explícitamente o
implícitamente.
Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo.
Se trata de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen
contra la vida.