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La masonería española (II)

Interior de una logia

Reuniones o tenidas.

Las primeras logias masónicas se reunían en tabernas y discutían sus asuntos mientras
cenaban. La principal forma de instrucción era la lectura, una especie de catecismo que
incluía los elementos de la metafísica occidental, tal y como estaban representados por
los símbolos masónicos. Los rituales, que se celebraban con los hermanos alrededor de
la mesa, eran muy sencillos. Tras la fundación de la “Gran Logia” se pasó de las
lecturas a unos rituales más complejos y, a comienzos del siglo XVIII, la mayoría de las
logias trabajaban ya con un sistema que tenía dos grados más o menos comparables a
los actuales de “aprendiz” y “maestro”; a mediados de siglo la práctica se hizo casi
universal. En la tercera década del siglo XVIII muchas logias de Inglaterra, Francia,
Escocia y Suecia seguían un ritual que incluía tres grados de la forma común que se
sigue utilizando en nuestros días. En todos los países sólo puede existir una obediencia
masónica regular, es decir, reconocida por todas las obediencias del mundo; en España,
ésta es la “Gran Logia de España”, y su referente es Inglaterra. Una “Gran Logia” o un
“Gran Oriente” es el nombre que representa la agrupación de todos los estamentos de
una institución masónica de un país. La “Gran Logia de España” agrupa a las logias
provinciales; a su vez, éstas, concentran a todas las logias de la provincia. Las logias
pueden trabajar en el rito que hayan escogido en el momento de su fundación los siete
“maestros” masones, obligatorios para fundarlas. Los grados en los que se trabaja en
una logia, sea el rito que sea, son:“aprendiz”, “compañero” y “maestro”. Los grados
superiores a partir del de maestro están integrados en otros organismos independientes,
aunque deben estar integrados en una “Gran Logia” o en un “Gran Oriente”. El “Rito
Escocés Antiguo y Aceptado” es el más practicado actualmentey el de mayor contenido
iniciático, permite que en sus tenidas se presenten se presenten escritos (planchas es el
nombre simbólico de los documentos masónicos) por parte de los hermanos que lo
deseen, que son discutidos por todos los asistentes. Las planchas presentadas por los
aprendices son dirigidas por el llamado Segundo Vigilante, que es el encargado dentro
de la logia de instruir a los aprendices. Abrir los trabajos (o tenida) en una logia no es
más que el consentimiento de los miembros activos que se reúnen para empezar las
sesiones.

La logia es un símbolo de la estructura metafísica del individuo. El individuo es un


conjunto de facultades, y la “escuadra” es el símbolo de los organismos físicos. El
mundo físico se compone de cuatro elementos, y la “escuadra” es un recordatorio de
que en un organismo se compone de todos elementos en equilibrio. En la logia “física”,
en contraposición a la “simbólica”, la habitación donde se celebran las reuniones y
ceremonias es llamada el Cuadrado Oblongo. Las logias constituyen las células base de
la masonería, una institución masónica básica.

Una logia es una agrupación de masones, dentro de un edificio de cuatro caras, cuyo
fundamento es la educación y formación de sus miembros, un taller (nombre dado en la
masonería a todos los cuerpos iniciáticos, ya se trate de logias que trabajen en los tres
primeros grados, o de entidades constituidas por los grados superiores) de
perfeccionamiento de los hermanos que la componen. En él se procura mejorar la
condición moral, humana y social. Cada logia es igual en derechos y obligaciones y es
soberana e independiente con las limitaciones impuestas por los Estatutos y
Reglamentos Generales de la obediencia de quien dependa. Una obediencia es una
agrupación voluntaria de logias que se establece bajo la coordinación y tutela de un
organismo superior. La constitución de una logia requiere que sean siete los maestros
fundadores.

El Rito Escocés Antiguo y Aceptadocuenta con un Venerable Maestro, un Primer


Vigilante, un Segundo Vigilante, un Orador, un Tesorero, un Hospitalario, un
Arquitecto Revisor, un Primer Experto, un Segundo Experto, un Limosnero, un
Secretario, un Maestro de Ceremonias, un Guarda Interior del Templo, un Guarda
Exterior del Templo y los hermanos que ayudan al desarrollo de las tenidas.

El Venerable Maestro es el presidente de la logia y se sienta a Oriente que es el lugar


más importante, donde está simbólicamente el Trono de Salomón; convocará las
tenidas, abrirá y cerrará los trabajos y provocará las discusiones sobre los temas de
interés del taller, así como la evolución de los trabajos, y velar por el cumplimiento de
los Reglamentos Generales de la logia, las disposiciones y decretos emanados de los
organismos superiores bajo los cuales la logia está auspiciada. Los Vigilantes, que
deben tener el grado de “maestro”, dirigen el trabajo de los “aprendices” para que éstos
puedan ir subiendo de grado hasta llegar al grado de “maestro” a través de los rituales
correspondientes en cada obediencia. El Primer Vigilante, presidiendo la columna de los
“compañeros”, se sienta al lado de la puerta de Occidente y el Segundo, que preside la
columna de los “aprendices”, al lado de la puerta Sur. El Orador es un “maestro”, cuya
función es la de velar por el cumplimiento de las leyes, encargado de sintetizar las
discusiones de los “aprendices” y “compañeros” de logia, responsable también de que
los trabajos se ajusten a la ley masónica y, que sean justos y perfectos;se sienta a la
izquierda del Venerable Maestro de la logia. El Secretario se sienta a la derecha del
Venerable Maestro y se encarga de convocar a los hermanos a las tenidas, redactar las
planchas, sehace cargo de todos los expedientes, actas, registros y libros de la logia,
señalando todos los acuerdos tomados, así de conservar los sellos y timbres del taller. El
Tesorero es el encargado de percibir las cotizaciones que se obtienen de los derechos de
iniciación, afiliación, regularización y aumento de salario (aumento de categoría
masónica), contabilizará el dinero procedente de donaciones para determinados actos
benéficos y sus cuentas estarán claramente reflejadas en un libro y será responsable de
los pagos regulares de la logia a la Gran Tesorería de la obediencia a que pertenece. El
Hospitalario se sitúa a la derecha del Secretario y se hace cargo del “tronco de la viuda”
(bolsa de color negro para que los hermanos depositen sus óbolos para las obras de
beneficencia de la logia). El Arquitecto Revisor, a la izquierda del Tesorero, es el
encargado de organizar los preparativos para la celebración de los trabajos, fiestas y
ágapes. El Primer Experto se sitúa delante del Hospitalario. El Segundo Experto se
coloca cerca de la puerta del Templo. El Maestro de Ceremonias se sitúa frente al
Primer Experto y se encarga de la decoración y de introducir a los visitantes,
señalándoles su lugar en el templo. El Guarda Interior del Templo se coloca en la parte
Norte. El Guarda Exterior del Templo está situado fuera del templo y vela para que
nadie interrumpa los trabajos de logia.

Cada logia tiene una Comisión de Hacienda que confecciona los presupuestos; una
Comisión de Beneficencia que estudia las peticiones de socorro de los hermanos,
ayudas a familiares, a enfermos, etc.; una Comisión de Asuntos Generales que cuida de
la redacción del Reglamento Interno de la logia y de las memorias del taller masónico;
una Comisión de Justicia que es la encargada de incoar los procesos masónicos
necesarios; la Comisión de Instrucción forma a los hermanos, no sólo en el mecanismo
de la logia y en el saber masónico, sino también en el conocimiento iniciático, que
dependerá de la tendencia de cada logia; también puede haber Comisiones de
publicaciones y bibliotecas. Finalmente están los trabajos y tenidas en los talleres.

Las tenidas pueden ser semanales, quincenales o mensuales y en éstas se puede trabajar
con el grado de “aprendiz”, “compañero” o “maestro”. Las tenidas pueden ser
Ordinarias, donde se discuten asuntos de interés general y se llevan a cabo trabajos de
iniciación o afiliación; Extraordinarias, para una finalidad concreta; de Instrucción,
sobre estudios de simbolismo, mecánica de la logia e iniciación; de Familia, dedicadas
al examen de cuentas y gestión; de Boda, donde se celebra una boda masónica;
Fúnebres, dedicadas a la muerte de algún hermano; y Blancas, en la que la logia se abre
a los profanos (no masones).

Por último, cabe destacar que todas las Grandes Logias (organismo que engloba a las
logias de un país) tienen sus órganos de gobierno, que funcionan como el Consejo de
Administración de una empresa civil. El equivalente del presidente del consejo es
llamado “Gran Maestro de La Logia”. La máxima representación de una obediencia
masónica es la “Gran Asamblea” (Junta General para los profanos), compuesta por
todos los miembros de la institución, que se reúne una vez al año y es presidida por el
“Gran Maestro”. Por lo general, las grandes decisiones sobre rituales, patrimonio, etc.,
se toman en la “Gran Asamblea”.

Las obligaciones de todo masón son seguir las normas concernientes a: Dios y a la
Religión, al Magisterio Supremo y Subordinado, a las Logias, a los “Maestros”,
“Compañeros” y “Aprendices”, a la Conducta de la Corporación durante el trabajo, a la
Conducta cuando la logia esté constituida, cuando esté cerrada, entre los Hermanos y en
presencia de extraños o de un extranjero.
Las constituciones de Anderson

Literatura masónica.

La mayor parte de los libros de la masonería se produjeron a partir de 1800; con


anterioridad a esta fecha, el material es escaso, aunque de gran valor. El documento más
antiguo es el conocido con el nombre de “ManuscritoRegius”, de 1390; así como el
denominado “Harleian”, de 1670, que se halla en el Bristish Museum de Londres; y las
“Old Charges”, a las que se les da el nombre de “Manuscritos Antiguos”, de 1686. Todo
son fragmentos de la masonería “operativa”. En 1721, el pastor presbiteriano James
Anderson, junto con el pastor anglicano Jean Théofile Désaguliers,redactaron las
“Constituciones de Anderson”, que fueron aprobadas por 14 hermanos masones, con
algunas enmiendas en 1722, y que se convirtió en el texto más importante de la
francmasonería. Fueron las primeras “Old Charges” impresas de la historia de la
masonería, junto con las “Constituciones de J. Roberts”, también de 1722. Se
publicaron en 1723, siendo “Gran Maestro” el polémico duque de Wharton. Anderson,
que conocía la lengua hebrea, ennobleció en las “Constituciones” la historia del pueblo
hebreo, vinculándolo a la masonería. Sus “Constituciones” no hacen referencia al
Nuevo Testamento para evitar conflictos con los cristianos y se basan los orígenes de la
masonería, en la Biblia.

El origen de la masonería “especulativa” actual comienza en 1717, pero el


reconocimiento como institución de una forma seria no sería hasta que la Iglesia se
preocupa del tema en 1738 (bula “In eminenti” de Clemente XII). La masonería ha sido
objeto de muchas más condenas; Benedicto XIV, en la bula “Providas”; Pío VII, en
1821, León XII, en 1825; Pío IX (nono), en 1845, 1865 y 1869; León XIII, en 1884 y
1902; y Pío XI y Pío XII en reiteradas ocasiones la condenan. Benedicto XV en la
promulgación del Código de Derecho Canónico el 27 de mayo de 1917, excomulgaba a
los masones.

Durante el pontificado de Juan XXIII, se notó un cambio radical; hubo más tolerancia.
En la reforma del Código Canónico de 1983, iniciada a raíz del Concilio Vaticano II, la
mención expresa de excomunión a los masones desapareció. Gran parte de los masones
de España, América del Sur, Irlanda, Italia y otros países, son católicos, y muchos de
ellos practicantes. En obediencias de muchos países, como “La Gran Logia de España”,
la más numerosa y más reconocida en el mundo masónico internacional, es preceptivo
creer en el Gran Arquitecto Del Universo ((G.A.D.U.) – versión masónica de Dios),
trabajar en las tenidas con la Biblia, y prestar los juramentos, sobre los Evangelios,
dando a éstos una gran importancia. Antes de que Joseph Ratzinger fuese elegido Papa
con el nombre de Benedicto XVI, era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe (sucesora de la antigua Inquisición), y consejero de moral de Juan Pablo II, y durante
el pontificado de éste último, publicó en 1983, de forma casi simultánea al nuevo
Código de Derecho Canónico, un artículo en el que dejaba claro que la masonería estaba
incluida implícitamente en el apartado de asociaciones nocivas, aunque no supusiera la
excomunión, como antes.

En 1983, la Santa Sede precisó que los católicos “que se adhieran a asociaciones
masónicas se encuentran en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa
Comunión”. El 3 de mayo de 2005, los medios de comunicación filipinos difundieron la
noticia de que el obispo de la diócesis de Davao Oriental, Patricio Alo, había prohibido
a los afiliados a la masonería entrar en las iglesias de la provincia de la isla de
Mindanao.

Ritual masónico

Rituales masónicos.

La logia masónica es una representación del universo, mucho más que las ordinarias
ideas de longitud, latitud y altura. En un plano masónico, la longitud de la logia se
extiende de Oriente a Occidente, de Norte a Sur y, desde el cenit al centro de la Tierra.
La forma del local de la Logia ha de ser un paralelogramo de al menos una tercera parte
más largo de Oriente a Occidente que de Norte a Sur. Debidamente orientado, aislado
de cualquier otro edificio y muy alto de techo, a fin de que al mismo tiempo de ser
saludable, dé la impresión de una espaciosa sala. El acceso al local ha de ser oblicuo,
porque “una entrada recta es antimasónica y no debe tolerarse”. Debe tener dos entradas
situadas en Occidente, a cada lado del sitio del Primer Vigilante. La entrada de la
derecha sirve para los hermanos del cuadro y los visitantes, y se llama puerta externa o
del Templo;la de la izquierda se llama interna o puerta Noroeste, y se comunica con la
“sala de preparación”. El pavimento de la logia es un mosaico de cuadros blancos y
negros en la que su forma exacta es un doble cuadrado, rectángulo de doble longitud
que de anchura, como un doble cubo con el pavimento por base.

Considerado en su conjunto el local de la logia, es un templo de la humanidad, y como


tal, simboliza un hombre tendido de espaldas. En esta posición, los tres grandes sostenes
corresponden a importantes centros del cuerpo humano;la columna del Venerable
Maestro ocupa el lugar del cerebro; la del Primer Vigilante a los órganos reproductores,
símbolo de fortaleza y virilidad, así como el plexo solar, el gran centro gánglico del
sistema simpático; y la del Segundo Vigilante corresponde al corazón, considerado
antiguamente como la sede de los efectos.

El ritual expone tres razones del porqué la logias han de estar orientadas de Este a
Oeste. En primer lugar, el Sol sale por Oriente que en la masonería es el símbolo de la
Divinidad. Segundo, todas las naciones occidentales reconocen en Oriente el manantial
de su sabiduría, y en tercer lugar, los masones siguen el precedente del templo de
Salomón, que estaba orientado de Este a Oeste. El techo de una logia masónica es una
bóveda celeste de diversos colores, y a su alrededor los signos del zodíaco, que puede
simbolizar el cielo estrellado que cubre el verdadero templo de la humanidad,  cuando
consideramos la logia en su significado universal. El altar se puede colocar bien en el
centro del pavimento, un poco al Oriente del centro o en el medio, o puede no haber
altar, y en ese caso se pone un taburete junto al pedestal del Venerable Maestro de modo
que cuando el candidato presta juramento, se arrodilla ante dicho pedestal. Todo
dependiendo de las distintas obediencias. En el altar o cerca del mismo, o pendiente
sobre él, en el centro del cuadrado oriental, hay una pequeña luz encendida, con
bombilla de cristal de rubí, que simboliza el reflejo de la Divinidad en la materia y que
corresponde exactamente a la lámpara que en las iglesias católicas arde perpetuamente
ante el Sagrario, dentro del cual está la Sagrada Hostia.

El adorno interior de una logia son los ornamentos, las joyas y los utensilios. Los
ornamentos son el pavimento de mosaico, símbolo del espíritu y la materia; la Estrella
Flamígera, que constantemente recuerda la presencia de Dios en su Universo, y la franja
festoneada o Pared protectora. El pavimento de mosaico es el enlosado de losetas
cuadradas, alternativamente blancas y negras, que simbolizan el ritual de la Orden y su
diversidad, la de los seres animados e inanimados, que decoran la Creación. La Estrella
Flamígera es de seis puntas, de cristal y se coloca en el centro del techo, iluminada por
dentro por luz artificial, en el suelo y debajo directamente de ella, ha de haber otra
móvil. Es el símbolo de la Divinidad y en la misma hay grabada la letra “G”, que
significa Dios. También simboliza al Sol, dispensador de grandes beneficios a los seres
humanos y al mundo en general.

Las joyas son: la escuadra, el nivel, la plomada, la biblia, dos plumas de ave cruzadas,
dos llaves cruzadas, una alabarda, el templo, la cornucopia, el mercurio, dos espadas
cruzadas. Los utensilios de la logia sonel martillo o mallete, la regla de 24 pulgadas, el
mandil, el cincel, la escuadra, el compás, el nivel, la plomada, la cuchara de albañil, las
espadas, el Libro Sagrado que incluye la Biblia de los cristianos y las Sagradas
Escrituras de otras religiones. Los utensilios están destinados a ayudar en la andadura.
Entre las joyas, la más importante es la Espada, que luce el Venerable Maestro, y
simboliza la tercera oleada de vida divina procedente de la Primera Persona de la
Trinidad.

Iniciación de un neófito

Ritual llevado a cabo en la iniciación masónica de un neófito.

Antes de nada, es introducido en una sala oscura, llamado “gabinete de reflexión”,


iluminada sólo por la luz de una vela. En las paredes estaban representadas un reloj de
arena, un gallo y una inscripción: “VITRIOL” (iniciales del latín de “visita al interior de
la Tierra, rectificando hallarás la piedra escondida”). En una mesa hay un cráneo, un
recipiente conteniendo agua y tres copas con mercurio, sal y azufre. Tras mediar cierto
tiempo, se le lleva papel y pluma para que responda por escrito a las preguntas: ¿quién
soy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy? También debe redactar su testamento espiritual,
terminado lo cual comenzaba el verdadero rito de iniciación. Se le conduce a una puerta,
tras la cual se encuentran reunidos los masones; lleva los ojos vendados, habiéndosele
despojado de los objetos de metal que llevara. Se le sube la pernera izquierda del
pantalón por encima de la rodilla, se le desabrocha la camisa, dejando al descubierto el
pecho izquierdo, se le descalza el pie derecho, poniéndole una zapatilla. También se le
coloca un dogal alrededor del cuello. Entonces, el Promotor, acompañante del neófito,
llama a la puerta con un golpe y poco después con otros dos. Desde el interior el “Gran
Maestro” pregunta quién llama y qué quiere. La respuesta era que uno desea ser masón.
Se le pregunta si es por su expreso deseo y la respuesta es afirmativa. Asimismo se le
pregunta si lleva metales y si tiene los ojos vendados. Con las respuestas pertinentes, la
puerta se abre y todos los masones hacen ruido con sus espadas (en la actual masonería,
una espada se usa para proteger la puerta o el portal de los intrusos y preservar la
confidencialidad de las tenidas).

En el suelo de la sala está dibujado el Sol y en su centro la palabra “Geometría”, estando


a su alrededor todos los hermanos masones. El “Gran Maestro”, que tiene en su mano
un martillo de madera y un compás colgado de su cuello, hace dar una vuelta al
aspirante por la sala, seguidamente le pregunta si desea salir de las tinieblas; tras la
respuesta afirmativa realizada sobre la Biblia, se procede al juramento masónico [ver
artículo (I) de este tema], y poco después se le quita la venda.Todos los masones
colocan su mano izquierda sobre el pecho a manera de escuadra. Al neófito se le hace
pasear por el dibujo del Sol y una vela encendida, y con este requisito el “Gran
Maestro” le ciñe el delantal y le ofrece un par de guantes de color blanco. Seguidamente
se le comunica las señales de la masonería: con su dedo pulgar le toca el dedo medio en
la parte superior del nudillo y luego el nudillo con el índice, pronunciando la palabra
“B” y siendo respondido “O”, así hasta completar el vocablo “BOAZ” (no hay que
olvidar que a la entrada del Templo de Salomón había dos columnas: la de la derecha
era conocida con el nombre de “Yakin” y la de la izquierda con el de “Boaz”). A
continuación cualquier otro masón le roza el índice, se lo separa del dedo medio y
sucesivamente, ambos, le estrechan la mano, descendiendo esos dedos hacia el pulso,
apretándoselo.

El ritual ha terminado y a continuación se pasa a la cena masónica, que suele ser


costeada por el nuevo masón. Primero se brinda por el rey o gobernante. El “Gran
Maestre” levanta el vaso con la mano y hace la señal de la escuadra, repitiendo todos lo
mismo; beben y colocan los vasos sobre la mesa, dando tres palmadas, la primera más
suave y las restantes más fuertes, cuyo simbolismo es el ruido que se hace al golpear las
piedras. Seguidamente se puede  brindar por Anfión, que construyó Tebas; por
Alejandro Magno, que ordenó edificar Alejandría y por otros personajes históricos
relacionados con la construcción o el urbanismo.

Tras un cierto tiempo, el “aprendiz” pasa al grado de “compañero”. Se le explica el


significado de la Estrella Flamígera o de cinco puntas, que simbolizan los cinco órdenes
de la Arquitectura, y de la “G”, encerradas en su centro (significado de Dios o de
Geometría). Se dan cinco toques, significado que el nuevo “compañero” tiene cinco
años de edad masónica: tres toques seguidos en el primer nudillo y los dos restantes en
el segundo. Cinco son los pasos que se dan para entrar en el templo: rectos los tres
primeros y en forma de escuadra, los dos restantes. La mano derecha se pone en forma
de garra sobre el corazón y levantando en forma de escuadra el brazo izquierdo,
significa que antes se dejaría arrancar el corazón que desvelar ningún secreto que le
fuera confiado. La palabra de pase era “JAKIN”, significando fuerza. La palabra
sagrada era “XIVOLET”, significando “los masones son tan numerosos como las
espigas de trigo” (abundancia).

Saludo masón

Cuando el “compañero” ascendía al tercer grado o “maestro”, el templo se viste de luto,


adornado con calaveras y otros objetos similares. A la entrada se coloca un ataúd, que
simboliza el entierro de Hiram. El futuro “maestro” había de llevar al menos siete años
de masón. La palabra sagrada es“MACHABEN o MACHBINNA”, que significa “la
carne se desprende de los huesos”, y la de pase es“GIMBLIM”. El toque se hace dando
la mano en forma de garra, quedando las yemas de los dedos en los pulsos de quienes
saludaban; así dan tres suaves sacudidas, diciendo: “salud, fuerza, unión”.
Seguidamente juntan sus rodillas derechas, ponen  sobre el hombro izquierdo la mano
del mismo lado y se comunican al oído la palabra sagrada. Este grado tiene el llamado
signo de socorro, para el que se levantan las manos hasta la frente, cruzadas de forma
que las palmas quedasen hacia fuera, retroceden un poco la pierna derecha y exclaman:
“A mí los hijos de la viuda”.Su frase para darse a conocer era: “La rama de acacia me es
conocida”. El signo es colocar la mano derecha sobre el costado izquierdo, como si se
fuese a desenvainar la espada, y luego se describe una línea recta hasta el costado
derecho, pasando la mano por el estómago, simbolizando que se dejará rajar antes que
revelar secretos.

Requisito previo e imprescindible para el ingreso en la masonería era prestar juramento


de no revelar, aun a riesgo de su vida, nada de cuanto allí viese, so pena de terribles
castigos, pero que no son más que simples rituales, pero que, desvirtuados por los
profanos, son la representación de la perversidad desgarradora de los masones con
quienes les traicionaban.
Ritual femenino

Ritual femenino.

Para la admisión al primer grado, la logia es presidida por la “Gran Maestra” y el


Venerable Maestro de la logia fundadora. La palabra sagrada es “FE, FE”que significa
“academia de virtudes”; la de pase, “EVA”. El signo se hace poniéndose en pie, las dos
manos colocadas sobre el pecho, la derecha sobre el izquierdo y viceversa, formando
escuadra. La señal esdescribir una línea desde el hombro a la cadera derecha con la
mano diestra, luego esa misma mano se eleva al hombro izquierdo y se deja caer hasta
la cadera izquierda. A continuación la mano se coloca en el estómago, los dedos
abiertos, y por cada uno de ellos se hace descender la mano siniestra, simbolizando
cinco escalones, en recuerdo de la escala de Jacob. Para el toque, la mano derecha con
los dedos juntos y extendidos, las puntas hacia arriba y aplicando las palmas una contra
otra. Se dan cinco golpes iguales; luego baten tres veces las puntas de los dedos,
exclamando: “Eva, Eva”. En el grado segundo la palabra sagrada es“ABEL”,
significando confusión, y la de pase, “EVA”, como en el anterior. Señales: se toma la
oreja izquierda por encima del zarcillo y se oprime ligeramente con los dedos pulgar y
meñique. El toque es tomándose recíprocamente las manos diestras, entrelazándose los
dedos. En el grado tercero la palabra sagrada era “LIBERTAD” y la de pase, “EVA”.
Para la señal se toman mutuamente las puntas de los dedos índices y corazón, de forma
que los dos primeros quedasen palmas con palmas y el pulgar sobre las uñas de los
otros.
Ojo fúnebre

Ritual fúnebre.

La logia se reviste totalmente de negro. El frontispicio del altar se encuentra adornado


con una calavera y dos huesos cruzados, de plata, y a sus lados hay cestas de flores.
Veintisiete velas amarillas agrupadas en nueve grupos de a tres iluminan el recinto, en
cuyo centro se levanta el catafalco, cubierto de negro y blanco, y sobre él están
depositadas las condecoraciones que tuviese el difunto, sus guantes y su espada,ésta con
el puño enlutado. En la cabecera se halla una columna negra sobre tres gradas, de forma
triangular, con una urna funeraria y una lámpara; enfrente, el nombre del difunto, en
letras blancas, bajo el cual se halla representada una culebra mordiéndose la cola, y en
el centro, el Ojo del Eterno (Ojo masónico; el Ojo Que Todo Lo Ve), todo de plata. En
el segundo lado, una calavera, y sobre ella una mariposa saliendo de su crisálida. En el
tercero, un genio con una antorcha encendida en la mano derecha, y en la izquierda otra
antorcha, boca abajo y apagada. Delante del altar se encuentra un trípode tapado con un
pesado velo negro, sosteniendo un vaso de alcohol perfumado, y ambos lados, un
pebetero. Sobre una mesa está colocado un cesto repleto de flores y tres vasos
conteniendo vino, leche y agua. El lugar que en vida ocupó el fallecido se encuentra
vacío y cubierto con un paño negro. Todos los hermanos asisten vestidos de luto y con
guantes blancos y un brazalete negro en el brazo izquierdo. Las paredes de la logia están
adornadas con cuatro signos del Zodiaco: Géminis y Leo al norte, Libra y Acuario al
sur, recordando que en todo tiempo la muerte puede alcanzar al hombre en cualquier
edad.

Siglo XVIII.

En este siglo ya aparece un nuevo concepto de relación social: la de los círculos,


museos, clubs, sociedades literarias, sociedades económicas, gabinetes de lectura,
academias, seminarios, logias masónicas, etc. En este contexto la masonería va a aportar
una novedad, ya que frente al carácter local de otras sociedades, la masonería va a dar a
la sociabilidad un carácter universal y una pluralidad ideológica, religiosa, social y
política con la que las relaciones sociales adquiere un tinte democrático, a través de la
fraternidad, una tolerancia social a través de la igualdad, y un respeto a otras ideologías
políticas y creencias religiosas, a través de la libertad. La masonería, como otras
sociedades no oficiales, al no ser estadista, se vio privada del reconocimiento oficial,
que la consideró ilícita, ilegal, y por tanto fue prohibida, al menos, en la Europa
continental. O si se prefiere, fue considerada ilegal y, por lo tanto prohibida porque era
ilícita y nociva, ya que era clandestina.

El siglo XVIII, nacimiento y desarrollo de la masonería tal y como hoy la conocemos,


fue asimismo, un siglo en el que paralelamente a una gran difusión de la llamada Orden
del Gran Arquitecto del Universo (G.A.D.U.) existió una gran inquietud por su
existencia. Fueron pocos los gobiernos o Estados que no se ocuparan de los masones y
prohibieran las reuniones de esta organización que se presentaba como secreta y que se
iba extendiendo con una rapidez extraordinaria, especialmente en Europa.

Sin embargo, durante la mayor parte del siglo XVIII no se llegó a crear una masonería
organizada y estable en España ya que las escasas logias que se fundaron tuvieron una
vida breve y precaria debido a que la Inquisición española se ocupó muy pronto de
perseguirlas, haciendo cumplir las bulas papales.

No fue la Santa Sede, ni el gobierno de Fernando VI los primeros,  ni los únicos en
condenar y prohibir la masonería. En 1735 lo hizo Holanda; en 1736, el Cantón de
Ginebra; en 1737, Francia y Suecia; en 1738, la ciudad de Hamburgo; en 1739, los
Estados Pontificios; en 1743, Austria; en 1744; las ciudades de Avignon, París y
Ginebra; en 1745, el Cantón de Berna; las ciudades de Hannover y Paris, en 1748;
Constantinopla, en 1763; Dantzig, en 1770; las islas Madeira, en 1784; Mónaco, en
1794; y en 1798, Prusia, por citar los más conocidos. Las razones alegadas
prácticamente en todos los casos que corresponden a gobiernos protestantes, católicos e
incluso musulmanes coinciden con las expuestas por Clemente XII y Benedicto XIV.
Los motivos de su prohibición se reducían al secreto riguroso con que los masones se
envolvían, así como al juramento hecho bajo graves penas y la jurisdicción de la época
– basada en el derecho romano – por la que toda asociación o grupo no autorizado por el
gobierno, eran considerados ilícitos. En consecuencia, los masones fueron prohibidos y
perseguidos a pesar de que las múltiples comisiones en distintos países, empezando por
Holanda, decían que “en verdad no habían averiguado nada en la hermandad de los
masones que fuera contrario al buen orden y deber de los buenos súbditos”.

El hecho de que fuera un país protestante el primero en prohibir la masonería en sus


territorios, es un dato a tener en cuenta a la hora de valorar ciertas motivaciones
alegadas desde los países católicos para prohibir la masonería en el siglo XVIII. Está
claro que existían razones de Estado para condenar la masonería. Al fin y al cabo, los
Papas no hicieron sino seguir el ejemplo de otros gobiernos, molestos e intranquilos
ante el ambiente de secreto y juramento con que se rodeaba la masonería. A la Santa
Sede y a los gobiernos europeos, tanto católicos como protestantes, no les gustaba esa
actitud de clandestinidad, que les impedía estar al corriente de lo que pudiera tratarse en
esas reuniones.

Así pues el secreto iniciático y la sociabilidad no oficial llevaron a la masonería a su


proscripción. Es público y notorio que no todo lo oculto y secreto es malo. Todas las
sociedades tienen secretos y los usan: en la Justicia existe el secreto del sumario; en la
religión católica, el de la confesión y la elección papal, por no hablar de la propia
Inquisición. En muchos casos el secreto es no sólo positivo, sino necesario. Es
importante destacar que en el siglo XVIII la masonería jamás fue condenada como
institución, lo que se prohibieron fueron las reuniones de masones en cuanto que
escapaban al control oficial ya existente en las corporaciones, cofradías, comunidades
religiosas y órdenes estamentales. Resultaba difícil declararla herética, que es lo que
pretendía Roma, pues no defendía ni formulaba ninguna herejía, ni siquiera en
las“Constituciones de Anderson” de 1723, cuyo artículo fundamental dice:

“Todo masón está obligado, en virtud de su título, a obedecer la ley moral; y si


comprende bien el arte, no será jamás un estúpido ateo, ni un irreligioso libertino. Así
como en los tiempos pasados los masones estaban obligados, en cada país, a profesar la
religión de su patria o nación, cualquiera que ésta fuese, en el presente nos ha parecido
más a propósito el no obligar más que a aquella en la que todos los hombres están de
acuerdo, dejando a cada uno su opinión particular: ser hombres buenos y verdaderos,
hombres de honor y probidad, cualquiera que sea la denominación o creencias con que
puedan distinguirse. De donde se sigue que la masonería es el centro de unión y el
medio de conciliar una verdadera amistad entre personas que (sin ella) permanecerían
en una perpetua distancia”.

El siglo XIX.

Durante el período 1815-1823 había tres vertientes de la masonería española: una con
ribetes conservadores, difundida por los franceses; otra liberal, de reminiscencias
inglesas; y, otra sustentada por militares, con ideas más o menos liberales. Ya en este
siglo se diferenciaban la masonería anglosajona o regular y la latina. La primera
abarcaba la inglesa, americana, alemana, danesa, noruega y holandesa y todas aquellas
“reconocidas” o legalizadas por la “Gran Logia de Inglaterra” o las Grandes Logias
Norteamericanas.

En los países donde se implantó la masonería anglosajona, gozó de una situación oficial
y de una elevada posición. Al actuar a cielo abierto, contó con personalidades
eminentes, de forma que en algunos países, incluso en nuestros días, el “Gran Maestre”
es el rey o en quien él delegue. Es el caso de Dinamarca y Suecia. En Inglaterra siempre
lo ha sido un miembro de la familia real (actualmente el duque de Kent). En Estados
Unidos, hasta la fecha, al menos 17 presidentes han pertenecido a la masonería,
empezando por el propio George Washington.

La masonería latina o liberal comprendía la francesa, belga, italiana, española y


portuguesa. Una diferencia importante entre las dos es la presencia de mujeres. Es
rechazada por la masonería inglesa (las “Constituciones de Anderson “excluyó a las
mujeres “era necesario ser varón y de buenas costumbres”), pero era admitida o tolerada
en las latinas y por algunas masonerías “liberales” de hoy día. En pleno siglo XX, se
fundó en París, por iniciativa de la “Gran Logia de Francia”, una masonería
exclusivamente femenina e independiente adoptando el nombre de “Gran Logia
Femenina de Francia” adoptando los rituales y signos del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado. Hoy día, dicha masonería se encuentra bastante extendida por varios países
de Europa, África y América.

Existen tópicos dentro de la literatura que identifican a la masonería con el judaísmo


internacional, quienes se preguntan si la francmasonería es judía, hay otros que
identifican sin más a los masones con los judíos, o a éstos, con la tolerancia moderna y
el odio a la Iglesia. El tema judeo-masónico tuvo un gran arraigo y profunda
vinculación en los países que experimentaron las dictaduras fascistas en el periodo entre
guerras, llamando la atención que en la mayor parte de los casos, la única fuente de
información fueron los célebres “Protocolos de los Sabios de Sión” (libelo
antisemita publicado por primera vez en 1902 en la Rusia zarista, cuyo objetivo era
justificar ideológicamente los pogromos (persecuciones) que sufrían los judíos. El texto
sería la transcripción de unas supuestas reuniones de los “Sabios de Sión”, en la que
estos “sabios” detallan los planes de una conspiración judía, que consistía en el control
de la masonería y de los movimientos comunistas, en todas las naciones de la Tierra, y
tendría como fin último hacerse con el poder mundial), que se han convertido, por así
decirlo, en la obra “clásica” que sirve para justificar una pretendida conspiración judía
para dominar el mundo. Y la masonería es señalada como uno de los medios utilizados
por los judíos para apoderarse de las palancas del mando de la sociedad.
En los “Protocolos” se encuentran todos los temas
“clásicos” contra la judeomasonería para la esclavización y conquista del mundo,
tramada en el Congreso judío-sionista de Basilea de 1897, y que debe conducir a
nuestro corrompido mundo – dicen  – a su inevitable ruina. Sin embargo, es conocido
desde 1921 el fraude que suponen los “Protocolos”, que no son otra cosa que un plagio
y manipulación de la obra “Dialogo en los infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu, o
la política de Maquiavelo en el siglo XIX”, de Maurice de Joly, publicados en 1864,
como una virulenta sátira contra la política de Napoleón III (1808-1873), presidente de
la Segunda República Francesa, al que se presenta como un déspota que sabe guardar
las apariencias de un régimen liberal. De tal forma que los “Protocolos”, no son otra
cosa que la copia tendenciosa de una sátira escrita más de 30 años antes, contra un
régimen que había desparecido en 1870.

Sin embargo, los “Protocolos” se siguen publicando en nuestros días como si fueran
auténticos. Quienes muestran tanta preocupación por el problema judeomasónico, no
solo no aportan pruebas dignas y convincentes en apoyo de sus asertos, sino que en
muchos casos, las interpretaciones son perfectamente contradictorias. Tan pronto la
judeomasonería, identificada con la plutocracia, es acusada de asegurarse el dominio del
mundo por las finanzas,la alta Banca, o incluso la moda, como esta misma
judeomasonería es vilipendiada porque ella es la que organiza y sostiene la revolución
proletaria, al mismo tiempo que inspira toda la doctrina marxista.

Comunismo y masonería.

La identificación o binomio masonería-comunismo, tan arraigado en algunos países,


resulta tanto más desconcertante cuanto que durante mucho tiempo las únicas naciones
en las que la masonería estaba prohibida y perseguida fueron precisamente España,
Portugal y la Unión Soviética con los países de su área. Es decir, los países totalitarios
de derechas y de izquierdas; los que han necesitado vitalmente de los llamados “antis”
como táctica mentalizadora sobre la que echar las culpas de las cosas que no marchaban
como deberían ir. Actualmente, con los cambios experimentados en Europa, estas
dificultades han desaparecido. Sin embargo, con la aparición de los fundamentalismos
musulmanes, la masonería está siendo prohibida y perseguida en algunos países
musulmanes(Irán, Arabia Saudita, etc.) aunque por causas que están más ligadas con el
supuesto complot sionista-masónico. Si hoy resulta incomprensible el intento de
identificar la masonería con el comunismo, todavía lo es más, el que sistemas tan
radicalmente anticomunistas como los de Salazar en Portugal o Franco en España,
supieran explotar, con tanta insistencia, este supuesto contubernio masónico-comunista,
cuando si algo está claro e incontestable, a nivel nacional e internacional, era
precisamente el absoluto y radical antimasonismo de los comunistas.

Fascismo y masonería.

También los regímenes de carácter fascista y totalitario prohibieron y persiguieron la


masonería. En 1923 y a raíz de la deliberación del Gran Consejo Nacional Fascista, en
el que se abordó el tema Partido y Masonería, con la participación de Mussolini, y otros
14 miembros de dicho Consejo, el resultado fue invitar a los fascistas que fueran
masones a elegir entre pertenecer al Partido Nacional Fascista o a la masonería. Dos
años después, Mussolini dijo en su informe al partido fascista, que tras reconocer que de
todos era conocido el papel que en el “Risorgimento” italiano desempeñaron las
sociedades secretas, éstas se justificaba en tiempos de esclavitud, no en tiempos de
libertad y que por el hecho del secreto masónico, estas sociedades eran incompatibles
con la soberanía del Estado, y la igual libertad de los ciudadanos frente a la ley. En el
Portugal de Oliveira Salazar, centró su atención en el peligro de las sociedades secretas
como responsables de la decadencia portuguesa. En 1935, en Portugal se aprobó una ley
similar a la ley fascista italiana, por lo que la masonería fue perseguida y sus miembros
tuvieron que exilarse.

Franco y la masonería.

En 1935, Franco, como Jefe del Estado Mayor Central del Ejército, cesó a seis generales
masones, todos ellos altos jefes militares. En septiembre de 1936, dos meses después de
la sublevación, decretó en Santa Cruz de Tenerife que la masonería y demás sociedades
clandestinas eran declaradas contrarias a la ley y sus militantes eran considerados
criminales de rebelión, obligando a los masones, bajo penas severas, a quemar todo tipo
de papeles masónicos, emblemas, escritos de propaganda, etc., al tiempo que se
confiscaban los bienes de la masonería. En 1938 decretó otro bando similar. Durante la
Guerra Civil, se puede decir que, salvo muy raras excepciones, casi todos los masones
que no pudieron huir de la zona nacional fueron fusilados. El mero hecho de ser masón,
durante la Guerra Civil, fue considerado “delito de lesa Patria” y fue suficiente para que
muchas personas fueran pasadas por las armas, sin previo aviso.

Acabada la contienda, la primera ley dictada en contra de “todas las logias masónicas”
fue la Ley de Responsabilidades Políticas, de febrero de 1939, que incluía también a
todos los diputados que en 1936 hubieran pertenecido a la masonería. En marzo de
1940, dictó la “Ley para la Represión de la Masonería, Comunismo y demás sociedades
clandestinas” que en su preámbulo justifica históricamente los males que la masonería
ha producido en España, desde la pérdida del Imperio colonial, la Guerra de la
Independencia, las Guerras Civiles, la caída de la Monarquía, etc. Toda propaganda que
exaltara los principios o beneficios de la masonería era castigada con incautación de
bienes y la pena de reclusión mayor. Además los masones quedaron separados
definitivamente de cualquier cargo estatal, corporaciones públicas, entidades
subvencionadas, gerencia y consejos de administración de empresas privadas, cargos de
confianza y su inhabilitación  perpetua para los cargos citados y su confinamiento o
expulsión. También imposibilitaba formar parte de cualquier “Tribunal de Honor” a
quienes tuvieran algún familiar en segundo grado de consanguinidad o afinidad, que
hubiera sido masón. Para hacer cumplir esta norma se creó el Tribunal Especial para la
Represión de la Masonería y el Comunismo

Pétain y Hitler.

Su lucha contra la masonería estuvo íntimamente ligada no sólo a la prohibición de las


sociedades secretas y a la supresión del marxismo internacional, sino especialmente con
la cuestión del judaísmo, en gran medida inspirada en “Los Protocolos de los Sabios de
Sión”. Ya Hitler los utilizó repetidas veces en su obra “MeinKampf” en la que desarrolló
en 1924 su concepto de “pueblo y raza”, manifestando su decidida lucha contra las
potencias supraestatales que encarnaban “el judaísmo, el bolchevismo y la masonería”.
En Alemania la difusión de “Los Protocolos” sirvió de forma especial para la
propaganda hitleriana, que se convirtieron en credo y desde 1934, fueron incluidos en la
enseñanza. De esta forma se fue introduciendo paulatinamente en Alemania la obsesión
de la alianza subterránea de los judíos y masones por la conquista del mundo. Obsesión
compartida por los colaboradores más próximos a Hitler como Rudolf  Hess, Alfred
Rosenberg, Herman Göring, Otto Abetz, etc. En 1930, Hess, secretario de Hitler,
advirtió a los jefes nazis que ninguno podía pertenecer a la masonería. Ante esta actitud
de ataque y persecución, igual que las de Italia y Portugal, las logias alemanas cesaron
en sus actividades. El Gobierno alemán requisó todos sus bienes e inmuebles, que
transformó en museos en los que ridiculizaba a la masonería.

Alfred Dreyfuss y Alexander Stravisky

Con la llegada de los alemanes a Francia, se catalizaron viejos odios franceses derivados
de los “affaires” Dreyfuss (el capitán ingeniero politécnico del ejército francés, Alfred
Dreyfus, de origen judío-alsaciano, acusado de trabajar para los servicios secretos
alemanes, desató una oleada de antisemitismo impresionante en Francia, juzgado y
condenado en 1894, fue degradado y expulsado del ejército, y enviado a una prisión a la
isla del Diablo – cerca de la Guayana francesa – aunque el final, después de varios años
y diversos juicios, fue totalmente rehabilitado) y Stavisky(sucedido en diciembre de
1933, es el nombre dado a una crisis política francesa, acontecida como consecuencia de
la muerte en circunstancias misteriosas del judío ucraniano, Alexander Stavisky,
alias “El bello Sacha”, un conocido estafador bien relacionado con círculos próximos a
la clase política dirigente cuyo escándalo simbolizó la crisis de un régimen inestable,
bajo sospechas de corrupción de la Tercera República Francesa, y que llevó a la caída
del Gobierno de Camille Chautemps y al desencadenamiento de los disturbios
antiparlamentarios del 6 de febrero de 1934) y algunos adversarios destacados de la
masonería aprovecharon el gobierno de Vichy para relanzar el grito de alarma con el
“complot judeo-masónico”.

Apenas constituido el nuevo Estado, tras entrar los alemanes en Paris, se señaló a los
“responsables” de la derrota, y entre ellos, los primeros fueron los participantes del
Frente Popular, los francmasones, los judíos, los anglosajones y finalmente los
bolcheviques. La legislación antimasónica del gobierno de Vichy – impuesta por los
alemanes – debía recorrer tres fases: desenmascarar el lazo de unión entre judíos y
masones; dar a conocer los peligros de la Orden masónica y disolución de la masonería,
publicando los nombres de sus dignatarios. Se siguió la misma pauta antimasónica que
en Italia y Portugal, prohibiendo toda clase de actos masónicos y de cualquier tipo de
sociedad secreta, persiguiendo y deteniendo a sus miembros, confiscando sus bienes,
etc.

La otra masonería.

Frente a la visión negativa de las diferentes posturas antimasónicas que desde el siglo
XVIII han tenido especial empeño en presentar la masonería con tintes negativos y
tenebrosos, los llamados apologistas ofrecen otra visión muy edulcorada, en la que
destacan la gran importancia de las obras de beneficencia que atienden algunas
masonerías como hospitales, residencias de ancianos, residencias-talleres para niños
abandonados, cementerios, experiencias campesinas, etc., y en la que no suele faltar el
panteón de masones ilustres – aunque alguno lo fueran sólo durante un periodo breve de
su vida – que desde el siglo XVIII hasta nuestros días destacaron en diversos campos.
La masonería nace a raíz de las guerras de religión, después de un periodo de
intransigencia y de intolerancia político-religiosa. La “paz masónica” es la paz como
base de la fraternidad y de la tolerancia, la paz como lucha contra la superstición y
contra todo tipo de intransigencia o intolerancia. Lo que implica que resulte
incompatible con todo tipo de fanatismo racial, político o religioso de las tiranías e
intransigencias de ayer, y de las dictaduras y fundamentalismos de hoy. Solo puede
existir donde haya libertad, de ahí que haya podido desarrollarse únicamente en las
democracias y no con los absolutismos intolerantes o las dictaduras del tipo que sean,
especialmente las fascistas.

Destacable es la aparición del capitán de corbeta, Ángel Rizo Bayona (1887- 1959), en
la escena masónica. Aparte de crear las “logias flotantes” en la Marina – autorizado por
el masón Diego Martínez Barrio – en Cartagena, Vigo, Marín y Ferrol, ideó el Pacto de
San Sebastián, para conspirar en 1930 contra la Monarquía y sustituirla por una
República. Componentes de este comité, sin éxito, fueron Indalecio Prieto, Diego
Martínez Barrio, Francisco Largo Caballero, Alejandro Lerroux y Manuel Azaña, todos
masones. Una vez instalada la Segunda República en 1931, presidido por Niceto Alcalá
Zamora, la masonería copó diversas carteras en el gobierno provisional: Lerroux,
iniciado, Diego Martínez Barrio (maestro del “Gran Oriente Español”), Casares
Quiroga, Marcelino Domingo (vicepresidente del Oriente anterior), Álvaro de Albornoz,
José Giral y Fernando de los Ríos, todos pertenecían a la masonería y, a éstos se
añadieron 15 directores generales, cinco subsecretarios, cinco embajadores y 21
generales, también todos masones, sin contar los masones colocados y elegidos en las
diferentes listas electorales. De los 470 diputados electos – según el jesuita Ferrer
Benimeli – 183 tenían conexión con la masonería. En otras palabras, la masonería
extendió su influencia sobre partidos de izquierdas, derechas y nacionalistas, incluso
entre los marxistas revolucionarios.

Durante los meses siguientes y por influencia de la masonería, se trató el tema religioso
(expulsión de las órdenes religiosas “extranjeras” – léase los jesuitas, ya expulsados en
tiempos de Carlos III – y eliminar la presencia de la Iglesia Católica de la enseñanza)
por encima de la gran problemática de la reforma agraria. Se inició la redacción de una
nueva Constitución en la que se recogía, entre otras cosas, la libertad de cultos y la
separación de poderes Iglesia-Estado, defendida especialmente por Ortega y Gasset. Si
no llegó a buen término se debió de una manera indiscutible a la influencia masónica.
La nueva Constitución de 1931, después de multitud de reuniones y “sugerencias” de las
logias españolas, ya declaraba el laicismo del Estado y la disolución de la compañía de
Jesús, entre otras muchas cosas, todas favorables al pensamiento masónico de la época.

(Final de la segunda parte).

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