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Metodo Inductivo Hendricks
Metodo Inductivo Hendricks
Programa
a) ¿Qué veo?
b) Herramientas de la observación
Aprendiendo a leer
1. Leyendo con el entendimiento
2. Leyendo repetidamente
3. Leyendo pacientemente
4. Leyendo selectivamente
5. Leyendo en oración
6. Leyendo con imaginación
7. Leyendo en meditación
8. Leyendo con determinación
9. Leyendo con apropiación
10. Leyendo con el telescopio
a) El valor de la interpretación
b) ¿Por qué la interpretación?
1. Barreras lingüísticas
2. Barreras culturales
3. Barreras literarias
4. Barreas de la comunicación
Preguntas a responder
1. ¿Hay un ejemplo a seguir?
2. ¿Hay un pecado a evitar?
3. ¿Hay una promesa que creer?
4. ¿Hay una oración a repetir?
5. ¿Un mandamiento a obedecer?
6. ¿Hay una condición que debo conocer?
7. ¿Hay un verso que memorizar?
8. ¿Hay un reto que enfrentar?
Que irónico que siendo el libro más vendido en todo el mundo, sea también el más abandonado.
Existe una palabra para definir la verdad contenida en este pasaje: Actitud. El bebé
recién nacido desea la leche porque la necesita para nutrir su cuerpo. La pide cada tres o
cuatro horas y es mejor que no lo ignores porque te llorará hasta que le des. Pedro usa
esta figura para expresar cuál debe ser nuestra actitud ante la Palabra.
Hay un propósito en todo esto: crecer. Note que dice: para que por ella crezcáis; no para
que por ella conozcáis. Aunque resulta obvio que no se puede crecer sin conocer; pero
si se puede conocer y no crecer. La Biblia no fue escrita solo para satisfacer la curiosidad
sino para ayudarnos a ser conformados a la imagen de Cristo. No para hacernos unos
pecadores más “listos” sino para hacernos como el Salvador. No para llenar nuestra
cabeza de una colección de hechos bíblicos sino para transformar nuestra vida.
En términos naturales es cierto que los adultos dejan de crecer pero nunca de
alimentarse; en Cristo nunca dejamos de crecer, y por tanto nunca deberíamos dejar de
alimentarnos. La premisa es: desead como niños recién nacidos la leche espiritual.
Dinámica
¿Por qué crees tú que muchos creyentes no tienen el deseo de estudiar sus Biblias?
- ¿Te has sentido alguna vez así?
- ¿Cómo puede una persona llegar a desear la Palabra tanto como un niño la leche?
- ¿Piensas tomar alguna acción para hacerlo una realidad en ti?
2. El estudio de la Palabra, esencial para madurar espiritualmente Heb. 5.11-14
La palabra clave aquí es tiempo (vers.12) El escritor tiene mucho que decir, pero es “difícil
de explicar” ¿Por causa de la revelación? No, sino por la densidad de la recepción. Son
lentos para aprender por la falta de uso (vers. 14) El escritor dice que los sentidos son
ejercitados en el discernimiento del bien y el mal por el propio uso y el entrenamiento
propio de cada creyente. La madurez espiritual no es cuánto entiendes, sino cuánto usas.
En el campo espiritual, lo opuesto a la ignorancia no es el conocimiento sino la
obediencia.
Dinámica
Pablo menciona que toda la Escritura es inspirada pro Dios y es útil para:
¿Cuál es el propósito general de todo esto? Q ue seamos equipados para toda buena
obra. Creo que alguna vez nos hemos dicho que desearíamos que nuestra vida fuera más
efectiva para Jesucristo, o ¿no? Si es así, ¿Qué hemos hecho para prepararnos? El estudio
de la Biblia es la herramienta principal para ser un efectivo siervo de Jesucristo.
Dinámica
¿Podemos confiar en la Biblia? Sin duda es la pregunta que el todo mundo se ha hecho a lo largo
de la historia. Sin embargo, nunca antes el mundo había estado tan desesperado por respuestas
a preguntas cruciales, y tan confrontado a su realidad de que no hay respuestas, sino en la Biblia.
Pero una actitud moderna de parafrasear la Biblia es. “Padre, perdónanos porque no sabemos lo
que estamos haciendo- y por favor no nos lo digas” Muchos de nosotros queremos una palabra de
Dios; sin embargo no queremos la Palabra de Dios. Muchos poseemos una Biblia; pero no
queremos que la Biblia nos posea a nosotros.
La pregunta es ¿Podemos confiar en la Biblia? ¿Es creíble? ¿Es fidedigna? ¿Es un libro actual?
Consideremos lo que la Biblia nos dice de sí misma.
1. Su unidad. Si alguna vez has estudiado algún tema complejo o controversial a fondo, sabrás
la frustración de intentar encontrar dos o tres autoridades en el tema que puedan coincidir en
todos los puntos. Básicamente esto no sucede.
La Biblia se erige en un marcado contraste. Esta es única en cada una de sus partes que forman
un todo. La Biblia no es solamente un libro, sino una colección de sesenta y seis libros que
forman un solo volumen. Los sesenta y seis libros separados fueron escritos en un período de
más de 1600 años, por más de cuarenta autores que vinieron de una amplia gama de contextos:
algunos eran ricos, otros fueron reyes, otros pescadores, y hasta un publicano. Es pues la Biblia
una unidad singular.
2. Su inerrancia. En lo que se refiere a su autoridad, la Biblia debe ser verdadera, esto es, sin
error. Como alguien dijo: “o la Biblia es totalmente sin error, o está totalmente equivocada” no
hay un campo medio. No puede ser parcialmente inerrante. ¿Por qué? Consideremos el siguiente
punto:
3. Inspirada por Dios. Alguien dijo: “La Biblia es la Palabra de Dios, así que, en cierto sentido,
cuando la Biblia habla, Dios habla.” Esa es una buena descripción para inspiración. La razón por
la cual le llamamos a la Biblia La Palabra de Dios, es porque ésta nos revela aquello que Dios
quiere comunicarnos. Por supuesto que muchos tienen un problema con este concepto porque
la Biblia fue escrita por autores humanos. Si ellos fueron “inspirados” (hablo en términos
humanos) a escribir, esto sería entonces que –como un artista- fueron “inspirados” a producir
un buen arte. Pero eso no es lo que la Biblia dice. Recordemos 2 Tim. 3.16-17 “Toda la Escritura
en inspirada por Dios.” La palabra traducida como inspirada significa divinamente soplada. Y
también la palabra soplo o aliento puede significar “espíritu” así que podemos ver la obra del
Espíritu Santo como superintendente de la redacción de su Palabra.
Concluimos pues, que la Palabra de Dios es veraz, y digna de ser creída y aceptada por todos
debido a su unidad, inerrancia e inspiración.
Tarea
Muy “interesante” resultaría que un Chef profesional no supiera después de años cuál es la
pimienta; o que uso le dará a cada uno de los diferentes tipos de sartén que existen. Muy
“interesante” resultaría también que después de aprender a usar este método inductivo no
supiéramos cuáles son y cómo se clasifican los libros de la Biblia.
- Génesis - Isaías
- Exodo - Jeremías
- Levítico Pentateuco - Lamentaciones
- Números - Ezequiel
- Deuteronomio
- Josué Profetas menores (13)
- Jueces
- Ruth -Daniel
- 1 y 2 de Samuel - Oseas
- 1 y 2 de Reyes - Joel
- 1 y 2 de Crónicas - Amós
- Esdras - Abdías
- Nehemías - Jonás
- Ester - Miqueas
- Nahúm
Libros Poéticos (5) - Habacuc
- Sofonías
- Job - Hageo
- Salmos - Zacarías
- Proverbios - Malaquías
- Eclesiastés
- Cantares
Introducción
El Método Inductivo es aquel que extrae las realidades del pasaje. Toma en cuenta el contexto
inmediato anterior y posterior; el contexto de libro; y por supuesto el contexto de toda la Biblia
También no deja nada a un lado, sino que considera todo el consejo de Dios ya que, como vimos
anteriormente, creemos que toda la Escritura es de inspiración divina. Pero el método inductivo
requiere también de un proceso. No enseñamos a nuestros hijos a nadar ubicándolos a la orilla
de una alberca, y diciéndoles “OK, nada”. No, comenzamos lentamente, enseñándoles como
flotar, luego como permanecer bajo el agua, luego a mover sus pies, sus manos. Les damos
dirección y un proceso por el cual ellos gradualmente desarrollarán sus propias habilidades. Esto
es entonces un método. Bueno, de igual manera el método inductivo tiene un desarrollo y un
proceso que en realidad, no es del otro mundo, ni tampoco requiere que seamos unos grandes
teólogos para entenderlo; solamente, siguiendo estos sencillos pasos que a continuación
analizaremos (observación, interpretación, aplicación) podremos tener un estudio bíblico más efectivo.
¿Qué veo?
El primer paso en el estudio Bíblico es la Observación; es ahí donde la pregunta ¿Qué veo?
queda contestada. David escribe: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal.119.18)
¿Qué es lo que hace a una persona una mejor estudiante de la Biblia que otra? Que puede ver
más; es todo. Pero ver, va más allá de una simple mirada. Sherlock Holmes dijo: “Tu puedes ver,
pero no observas”.
Si deseas obtener más de tu estudio Bíblico, esto te ayudará a saber lo que estás buscando. Usa
la siguiente lista de preguntas para guiarte en tu búsqueda en la Escritura. Quizás no uses todas
la preguntas en algunos pasajes que estudies pero al menos te proveerán de un buen punto de
partida. Entre más completas estén tus respuestas a estas preguntas, mucho mejor observarás
la verdad de Dios y te proveerá de un fuerte fundamento para tu Interpretación y Aplicación.
Nunca contestes sin antes haber leído varias veces el pasaje.
En la medida que avancemos estás preguntas serán muy comunes en tu estudio bíblico.
Herramientas de la observación
Ahora que sabemos a donde vamos echemos un vistazo a cómo es que llegaremos allá.
Analicemos el proceso mismo. Recordemos que el primer paso es la observación. Estas son
algunas herramientas que nos ayudarán en nuestro proceso de estudio. Cada una de ellas es una
llave para abrir el sentido del texto. “Abrir el sentido del texto” es una frase que repetiremos
constantemente y quiere decir: descubrir la idea o pensamiento original del escritor. Somos
expertos en descontextualizar pasajes de la Biblia y es precisamente lo que trataremos de evitar
abriendo el sentido del texto.
Términos. Un término es más que una simple palabra. Es la palabra clave para encontrar qué es
lo que el autor quiso decir. Por ejemplo, en el evangelio de Juan, la palabra creer aparece no menos
de 79 veces siempre. Haz una investigación y descubrirás que Juan usa la palabra creer con
múltiples propósitos. Este es un término que abre el sentido. La Biblia está llena de términos
que deben ser reconocidos y tomados muy en cuenta porque ellos son las piedras angulares con
las que construiremos el sentido.
Primero está la estructura gramatical; aprendamos a leer con la gramática en mente. El sujeto,
el verbo, los tiempos en lo que se escribe una oración, etc… Entre más familiarizados estemos
con la gramática, más podremos extraer del pasaje. Te recomiendo comprar un pequeño libro
que te pueda refrescar la memoria acerca de estos temas.
También está la estructura literaria donde hay preguntas y respuestas; hay un clímax y una
resolución; hay una causa y efecto. En otras palabras, el pasaje tiene forma y sentido. Más
adelante hablaremos de esto con más detalle, ya que cada libro estructura su contenido de manera
diferente.
Géneros Literarios. Es increíble como ignoramos los géneros cuando vamos a los libros de la
Biblia. Los tratamos todos de la misma manera.
Hay una diferencia enorme entre la poesía hebrea de los Salmos y los complejos escritos de
Pablo; entre la gran narrativa de Génesis y Éxodo y lo conmovedor de las parábolas en el Nuevo
Testamento. Hay alegorías, hipérboles, poesía de amor, sátira, profecía, comedia, tragedia, y
mucho más. El Espíritu Santo usó cada una de estas formas para comunicar Su mensaje. Si
queremos descifrar el mensaje, debemos leerlo entonces conforme a sus propias “reglas”.
Leer. Bueno, parece obvio; pero al decir leer nos referimos más bien a la lectura sistemática de
la Biblia. Hay muchos que al ver TV pasan de canal en canal viendo todo y nada a la vez,
esperando que algo les capture el interés. Y lo mismo sucede muchas veces con la Palabra; pero
esta no se lee así, sino que requiere de una lectura concienzuda y concentrada. Entre más se lee
un pasaje, más claro se volverá, cualquiera que éste sea.
Tomar notas. Anota todo lo que veas en el texto. Usa una hoja de papel, una libreta o lo que
tengas a la mano; usa tus propias palabras; compara tus observaciones y aquello en lo que has
profundizado que después todo eso te hará el camino más fácil. Haciendo esto recordarás todo
lo que hayas descubierto y úsalo entonces.
Meditar. Esto es tomar un tiempo para pensar acerca de lo que has visto. Pocos tomamos tiempo
para meditar en la Palabra mientras la leemos. Pensamos que es algo así como un cómic que no
necesita pensarse sino solo leerse; pero estamos hablando de un libro profundo, espiritual y
excelso, y requiere de nuestro tiempo para que las verdades en él contenidas puedan ser
reveladas. Esto tiene relación con la atmósfera o experiencia que ya hemos considerado
anteriormente.
Manos a la obra
¿Estamos listos para sumergirnos en la Escritura por nosotros mismos? Espero que si. En este
capítulo comenzaremos observando una porción de la Biblia que tu tutor ya habrá designado.
Es el proceso de observación en acción. Recordemos que el asunto principal en la observación
es ¿Qué veo? A través de este capítulo y considerando los puntos que hemos tratado con
anterioridad intentemos clarificar tanto la gramática como las ideas que el escritor pretende
comunicarnos. Recuerda que el objetivo de esto es abrir el sentido del texto.
Dinámica
En el pasaje que tu tutor haya designado:
- Lee por lo menos 3 veces el pasaje
- Anota en una hoja aparte todas las palabras que no entiendas o que te parezcan extrañas. Como
una tarea trata de buscar en otras versiones o en un diccionario de palabras griegas el significado
de estas.
- ¿Cuál consideras que es la palabra más importante o el término que más se repite en el pasaje?
Anótalo o si deseas subráyalo en tu Biblia.
- En una hoja aparte ¿podrías describir la atmósfera en la que se encuentra el escritor?
- ¿Puedes ver cuál es la razón por la que escribió esto?
Tarea
Leamos una o dos veces el libro completo durante la semana y al final de cada día anota lo que
para ti sería el tema general o propósito del libro. Te asombrarás de que cada día observarás
cosas nuevas o diferentes. Trae tu resumen la próxima clase.
Investiga todo cuanto puedas acerca del libro; del escritor; de las personas involucradas; etc…
Entrégalo en una hoja a tu tutor.
III. El valor de la observación -Parte II-
Aprendiendo a leer
El paso de observación requiere de nosotros que asumamos el rol de un detective bíblico buscando
pistas para encontrar el sentido del texto. Pero como cualquier detective te lo diría, hay más de
una manera de resolver un caso.
Sherlock Holmes, el maestro sabueso, se encontró muchas veces sobre sus manos y rodillas,
inspeccionando en el piso por cenizas de cigarro o huellas de zapato. Otras ocasiones daban
vueltas al asunto por horas, moviendo cosas una y otra vez en su mente buscando respuestas.
Hacía cualquier cosa por resolver el misterio.
En la misma forma, encontrar pistas en el texto bíblico demanda más que un vistazo solamente.
La Biblia debe ser leída para ser entendida; pero hay más de una manera de leerla. De hecho,
consideraremos diez estrategias que nos ayudarán a ser lectores de primera. Cada una de ellas
nos brinda diferentes herramientas para encontrar el sentido del texto. La primera de ellas es:
Proverbios 2:4 nos brinda un interesante principio acerca de la búsqueda de las riquezas de Dios.
La sabiduría bíblica es como un preciado tesoro, encontrado no en una búsqueda superficial,
sino en una que es más profunda. Una buena analogía para nuestros días podría ser los enormes
depósitos de petróleo bajo los secos desiertos del Medio Este. Por milenios, la gente caminó por
todos esos inexplorados terrenos, ignorantes de que a tan solo unos mil pies abajo existía una
enorme e inimaginable riqueza.
Así es con la Escritura. La misma verdad de Dios está ahí, dispuesta a transformar tu vida. Pero
deberás sondear por ella. Tendrás que penetrar la superficie con más que un simple vistazo. En
otras palabras, tendrás que pensar.
Un grupo de estudiantes cristianos del Kellogg College de Michigan, exhortó a Josh Mc´Dowell
a que examinara intelectualmente las afirmaciones del cristianismo. Josh estaba seguro, por lo que
sabía, que el cristianismo no valía la pena, pero aceptó el desafío y puso en el punto de mira la
resurrección de Cristo como el primer acontecimiento que debía desacreditarse. En su lugar, sin
embargo, descubrió prueba histórica convincente para la fiabilidad del Nuevo Testamento y la
resurrección; y el 19 de Diciembre de 1959 a las 8.30 pm entregó su vida a Cristo y es hoy por
hoy unos de los defensores de la fe más prominentes.
Este es un ejemplo entre muchos otros de hombres que, al sumergirse en las profundidades de
la Escritura, no pueden si no quedar cautivados por ella y por las riquezas que ahí encontraron.
La fe cristiana no es una fe ciega. Leer con el entendimiento implica que nuestra mente y corazón
serán cautivados por el conocimiento de Dios.
Tarea
¿Cómo acostumbras leer tu Biblia? ¿Eres de una búsqueda profunda o solo lees
superficialmente? ¿Profundizas en la Escritura o te conformas con lo que alguien más te pueda
enseñar?
Aplica Prov. 2.4 a la lectura que tu tutor establezca para esta semana. (No es necesario un resumen,
pero si es necesario que esto lo apliques cada vez que consideres la Palabra de Dios)
H. Hendricks escribió:
“Años atrás leí un libro en el cual el autor decía: Cuando leí este pasaje 100 veces, la siguiente
idea vino a mí…Hendricks añade: Yo pensé dentro de mí: debe estar bromeando. En
aquellos días si leía una porción de la Escritura dos veces, esto sería increíble. Si la llegaba
a leer tres o cuatro veces sería un milagro; pero aquí estaba este estudiante de la Biblia
diciéndome que necesitaba leer una y otra vez; no una ni dos, sino hasta cien veces si
fuera necesario para obtener profundidad”
No cabe duda que bien se dice que nuestro cerebro no retiene todo lo que escucha y esto
obviamente aplica a lo que leemos. ¿Será por eso que Dios dijo: …las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas en tu casa, en el camino, al acostarte, al levantarte…estarán en los postes de tu casa y en tus puertas.
(Paráfrasis) ¿Será repetición? Creo definitivamente que sí. Esta es nuestra segunda estrategia para
ser un lector de primera.
Lo increíble de la Palabra de Dios es que nunca pierde su poder y autoridad; se mantiene firme
en la exposición repetida de la misma. De hecho, es lo que la hace diferente de cualquier otro
libro. Podríamos ser expertos en algún tema (secular) y si leyeras un libro dos o tres veces, ya la
tienes hecha. Pero eso nunca aplica en la Escritura. Léela una y otra vez y siempre verás cosas
que nunca habías visto antes.
Un buen consejo para ayudarnos en este proceso sería escuchando la Palabra grabada en audio.
Cambiar la experiencia visual a audible es de mucha ayuda. Incluso, todas las enseñanzas de
Jesús, incluyendo las parábolas y el sermón del monte fueron presentadas verbalmente. El libro
de Job fue probablemente recitado mucho tiempo antes de ser escrito. Los salmos fueron en su
mayoría cantados, no leídos. Oír la Palabra es una experiencia mucho más envolvente que la
lectura. No un substituto, pero si una muy buena experiencia.
Existen varias producciones de la Palabra hablada, y si la voz del lector es apropiada parecerá
que es una traducción diferente. Las palabras pueden ser las mismas, pero el énfasis es diferente.
Además, si el lector sabe lo que está haciendo, puede hacer que el texto cobre vida haciendo
entonces de eso una buena experiencia.
Otro buen hábito es el de leer la Palabra en voz alta. ¿Por qué? Porque leer en voz alta te fuerza
a poner atención a cada palabra. Algo así como lo que leíamos en Deuteronomio 6, donde la
repetición es definitivamente audible; aunque también la Biblia nos enseña a meditar en ella, pero
de eso hablaremos más adelante.
Tarea
Con la porción que tu tutor haya designado aplica este principio leyendo tantas veces puedas el
pasaje durante la semana. Sería fabuloso que pudieras obtener el disco o casete que contuviera
la lectura del pasaje o el libro que estén estudiando y lo escucharas en tus ratos libres.
La próxima reunión trae tus experiencias respecto de este principio de repetición y compártelo
con la clase.
Hay un viejo dicho que dice que nada bueno sucede rápido. No sé si eso aplica a todas las cosas,
pero sí al estudio de la Biblia. A menos que tengamos muy desarrollado nuestro hábito de lectura
es imposible que nos sumerjamos en ella por cinco minutos y salgamos con mucho significado.
De hecho, los más expertos lectores dedican mucho más que cinco minutos al cometido. Han
aprendido a acercarse a la Escritura usando la tercera estrategia de lectura: Leer con paciencia.
Es una tarea difícil para muchos de nosotros. Vivimos en una sociedad instantánea. Las cosas
que generalmente usábamos al día siguiente, las queremos hoy; y las cosas que necesitábamos el
mismo día las queremos para “ayer”. Ponemos el agua en el micro-ondas y está lista en solo
segundos; descolgamos el teléfono y de inmediato estamos en contacto con personas a miles de
kilómetros; qué diremos del internet. Así que no es de sorprender que decidamos abrir nuestras
Biblias y queramos resultados instantáneos y con poco o nada de esfuerzo. Si no sacamos el
sentido de “balazo” nos frustramos muy rápido y nos alejamos.
Pero el fruto de la Palabra toma tiempo para madurar. Así que si eres de los impacientes, eres
candidato a huir muy pronto y perder una rica cosecha. Mucha gente hace eso. Se desilusionan
con el proceso. Quizás están buscando entretenimiento más que iluminación. Es como aquel
que, impactado por la interpretación musical de un pianista, al día siguiente decide tomar clases
de piano y quiere desde la primer clase ejecutar alguna que otra canción ¡imposible! se requiere
de un proceso y sobre todo de mucha, muchísima paciencia antes de recoger el fruto de tu
trabajo.
Las llaves para leer la Biblia con paciencia son: Sé paciente con el texto, y sé paciente contigo
mismo.
De mucha ayuda sería tomar la disciplina de que al comenzar la lectura de un libro de la Biblia
le brindemos por lo menos de cuatro a seis semanas. Es un ciclo que nos permitirá leer varias
veces el texto; hacer observaciones; tomar notas; identificar los términos o palabras clave; indagar
acerca del autor; del entorno social al escribirse; etc… Si nos dedicamos solamente a un libro
podremos sacar mucho de el; pero si comenzamos la lectura de uno y a los treinta minutos nos
parece difícil y saltamos en busca de otro más claro o interesante habremos perdido mucho en
el camino.
Esto es, sin duda, un principio difícil especialmente para aquellos que recién están
involucrándose en el estudio de la Biblia. Sucede en algunas ocasiones que escuchamos a
oradores dar una increíble exposición de la Escritura. Somos motivamos a estudiarla y tratar de
sacar en otros pasajes las mismas riquezas que él obtuvo. Pero olvidamos que el orador dedicó
sin duda muchas horas de estudio a la misma. Algo así como el pianista del que les hablé.
Echemos un vistazo a lo que Pablo dice en I Ti. 4.12-16 y 2 Ti.4.13 y nos daremos cuenta que
estos hombres eran de lectura y sin duda que una lectura paciente y profunda.
Así que, cuantas veces te sumerjas en la lectura de la Biblia por ti mismo, relájate y disfruta la
experiencia. La verdad de Dios está ahí, y tú la encontrarás si solo te das el tiempo para leer
pacientemente.
Te ha pasado que deseas arreglar algún desperfecto en casa que es hasta cierto punto algo
sencillo; como por ejemplo apretar el tornillo de una puerta para que esta pueda cerrar
correctamente; tomas un desarmador y vas a la puerta a arreglar el desperfecto y te encuentras
que el tornillo es de cabeza plana y tu desarmador es de cruz; y para tu desgracia es el único que
tienes.
Leer la Biblia selectivamente quiere decir usar la herramienta adecuada para cada trabajo. Aquí
tenemos seis “desarmadores” que puedes usar prácticamente con cualquier texto; seis preguntas
a responder a cada pasaje de la Escritura. Les hemos denominado las preguntas del reportero.
Recuerda que el propósito de la observación es “abrir el sentido del texto” es decir: descubrir la
idea o pensamiento original del escritor; y cada una de estas preguntas del reportero son como
llaves con las cuales abriremos los pequeños “candados” que encontraremos en nuestro camino
hacia el conocimiento de la verdad.
¿Quién?
¿Quiénes son las personas en el texto? Es una pregunta simple de contestar. Solo lee el texto.
Pero una vez identificadas las personas en el texto, sugiero observar dos cosas.
Primero, ¿qué se dice de la(s) persona(s)? Por ejemplo, Josué 2.1 nos presenta a Rahab,
pero aquí se le identifica como “una ramera llamada Rahab” y de ahí en adelante se le conoce
así, como Rahab la ramera. ¿Cómo verías que se te colgara del cuello? Nunca se le ve de nuevo
en la Escritura sin el título completo (incluso en el nuevo testamento).
Que tal Andrés, el hermano de Simón Pedro. Conoces a alguien que tenga un hermano(a)
o pariente famoso? La presentación de Andrés siempre era algo así como, “El es Andrés, tú
sabes, el hermano de Pedro” Es como si no tuviera identidad propia. Este era el predicamento
de Andrés. El punto es, hacer notar lo que nunca se dice de una persona.
Es necesario consultar otros pasajes para aprender todo lo que podamos acerca de las personas
de la Biblia. Hay incluso ayudas externas que nos pueden auxiliar en esta tarea como el libro de
Josefo, o Eusebio Historia de la Iglesia Cristiana entre otros.
En segundo lugar, ¿qué dice la persona? Por ejemplo, en Mateo 14.22 donde se nos relata
a Jesús caminando sobre las aguas, Pedro dice: “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre
las aguas” ¿Ves? Pedro era de los que decían: No me conformo con mirar, quiero ser parte del
paquete.
Dinámica
Siguiendo la lectura que tu tutor te haya indicado elabora en una hoja un breve resumen donde
apliques la pregunta ¿Quién? Por ejemplo, si están considerando Efesios en el capítulo 6 se
menciona a un tal Tíquico. ¿Quién es Tíquico? ¿Qué más se sabe de él? ¿Qué relación tenía con
Pablo? ¿Qué otras cartas le mencionan? O también pudieras aplicar esa pregunta a los mismos
efesios (los destinatarios de la carta) ¿Quiénes son ellos? ¿Cuál es su cultura? Etc….
¿Qué?
Una segunda pregunta a responder es ¿Qué está pasando en el texto? ¿Qué eventos están
sucediendo? ¿En qué orden? ¿Qué sucede después? ¿Qué es lo que el escritor trata de comunicar?
Otro ¿qué? es ¿qué está mal en este asunto? Hay muchas de esas en el Antiguo Testamento. Por
ejemplo, el Rey Saúl hizo guerra a los amalecitas en I Sa.15; mató a todos; capturó a su rey;
reservó algún ganado; y se preparó para ofrecer sacrificio al Señor. Pero, ¿qué está mal en este
asunto? Samuel puso el dedo en el problema (15.19) “¿Por qué no obedeciste al Señor?” Saúl
obedeció al Señor, pero no completamente. Y en la economía de Dios, la obediencia parcial es
desobediencia.
Dinámica
Aplica a la lectura de esta semana esta estrategia. Establece preguntas que te ayuden a abrir el
sentido del texto. Incluso aquellas que parezcan muy obvias. Pueden hacerlo en grupos de 3 o
más si es que el número de estudiantes lo permite.
¿Dónde?
Esto nos da una ubicación. ¿Dónde está tomando lugar la narrativa? ¿Dónde está la gente de la
que se está hablando? ¿De dónde son? ¿A dónde van? ¿Dónde está el escritor? ¿Dónde están los
lectores originales del texto?
La pregunta ¿dónde? Es una buena razón para tener un set de mapas o un atlas siempre que
estudiemos la Biblia. Es por eso que al final de la mayoría de las Biblias está una sección de estos.
No están porque los editores no supieran el camino; sino para mostrarnos donde tuvieron lugar
los eventos bíblicos.
Obviamente no tenía idea de la geografía bíblica; pero lamentablemente no está sola. Eso se ha
vuelto común en muchos de nosotros. Cuando leas acerca de un lugar en la Biblia, no asumas
nada si no estás plenamente seguro de que lo conoces; podrías decepcionarte.
Dinámica
¿Qué libro o carta estás estudiando? Conoces la ubicación de los lugares que se mencionan?
Considera los mapas al final de tu Biblia e identifica el lugar.
Tarea
Para la próxima clase tu tutor traerá un mapa de la zona donde se ubican los lugares
mencionados en la lectura de la semana. Identifica cada uno de ellos sin ver los mapas en tu
Biblia.
¿Cuándo?
Esta es la pregunta del tiempo. ¿Cuándo tuvieron lugar estos eventos? ¿Cuándo ocurrieron en
relación con otros eventos en la Biblia?
En pocas palabras, determinemos que hora era. Por ejemplo en Marcos 1.35 leemos:
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto y ahí
oraba” Parece que es fácil determinar a que hora sucedió esto; muy temprano. Pero, ¿en qué
mañana? Era la mañana después de un día muy ocupado en la vida de nuestro Señor. Hay
solamente 52 de esos en los evangelios. Este en particular está lleno de milagros, sanidades, y
enseñanza.
Me gustaría decir reverentemente que Jesús tenía tantas razones para dormir esa mañana
hasta un poco más tarde. Pudo incluso usar esta excusa “Padre, he estado bastante ocupado en
tus negocios y quiero descansar hasta las 12” pero en su lista de prioridades estaba una mayor,
hablar con el Dios infinito; así que se levantó muy temprano y fue a un lugar solitario y oraba.
Ahora, si Jesucristo que tenía una comunión inquebrantable con el Padre necesitaba orar,
¿cuánta será mi necesidad? ¿Cuánta será tu necesidad?
Aprendemos esto por el simple hecho de hacer la pregunta: ¿Cuándo tomó lugar esto? Aplícalo
si es que el texto lo permite a la lectura que estés considerando.
¿Por qué?
Hay una infinidad de ¿por qué? ¿Por qué se incluye? ¿Por qué está puesto aquí? ¿Por qué este
personaje dijo esto? ¿Por qué nadie dijo nada? ¿Por qué sucedió así? ¿Por qué? Es una pregunta
que busca y abre el sentido del texto.
Por ejemplo, la parábola del hijo pródigo es encontrada solo en el evangelio de Lucas –no en
Mateo, no en Marcos, no en Juan- ¿Por qué? ¿Por qué solo Lucas relata esta poderosa parábola?
O vayamos al libro de los Hechos, y francamente, no hay final. Pablo está en Roma, enseñando
y predicando. Pero nunca sabemos que sucede después; o a la iglesia primitiva; o a los otros
apóstoles. ¿Por qué? ¿Por qué Lucas no continuo la narración? ¿Por qué nadie más continuó lo
que él comenzó?
La pregunta ¿Por qué? sondea el texto más que ninguna otra. Contestar esta pregunta
inevitablemente nos guiará a nuevas profundidades.
Dinámica
Conforme a la lectura del pasaje que se esté estudiando en equipos de 2 o 3 máximo elaboren y
contesten una lista de 10 preguntas que incluyan ¿Por qué? Compártanlas con los demás
miembros del grupo.
¿Cómo?
Esta pregunta está más relacionada con la aplicación del texto a mi vida, que la observación del
mismo para obtener información. ¿Cómo aplica esto a mi vida? ¿Cómo repercute en mi manera
de pensar? ¿Cómo afecta mi manera de vivir? ¿Cómo me confronta? ¿Cómo me exhorta? ¿Cómo
me anima? Y un sin número de ¿Cómo? que tienen que ver conmigo mismo. Esta pregunta se
puede parafrasear así: ¿y entonces qué?
Tarea
De la lectura de la semana hazte 5 preguntas como las que acabamos de identificar (¿cómo?) y
pon tus propias respuestas. Entrégalas a tu tutor la próxima clase. Esta tarea es más bien práctica
que teórica.
Como verás hemos aprendido la importancia de estos “desarmadores” que sin duda nos
ayudarán a encontrar el sentido del texto de una manera mucho más profunda. Estas seis
preguntas deben acompañarnos siempre que abramos nuestras Biblias para estudiarlas.
5. Lee la Biblia en oración
Tendemos a pensar que el estudio de la Biblia y la oración son disciplinas separadas, pero el
hecho es que están integralmente relacionadas. La oración es en realidad una llave para el estudio
bíblico efectivo. Aprende a orar antes, durante y después de leer las Escrituras.
Bien se dice que las canciones son poesía acompañadas con música. Lástima que en nuestros
días tengamos más interpretación pero menos inspiración. Muy buena música, pero letras muy
pobres. Pero la Palabra tiene todo el contenido del soplo divino; así que bien podrías usar la
Palabra como una oración. Que interesante sería que cada vez que vayas a la Biblia la leas y a la
vez sea un canal abierto de adoración y exaltación a Jesucristo. Convierte la Escritura en una
oración. Dios ama que le recuerden sus promesas. Lo vemos muchas veces en la Biblia; hombres
que le recordaban a Dios todas aquellas cosas que El había prometido. ¿Se le olvidan al Señor
sus promesas? Por supuesto que no, pero cuando lo hacemos significa que conocemos aquello
que está escrito y que tenemos una relación con el que lo dijo.
Leamos acerca de Nehemías y observemos esta dinámica de la que estamos hablando dividida
en tres pasos.
Adoración
“Y dije: te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y
temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y
guardan sus mandamientos” (1:5)
Hay una lección aquí. Nehemías siente la necesidad de orar. En su oración, la primera cosa que
hace es adorar. Pudiéramos poner al lado de este versículo la palabra “adoración”. Antes de
cualquier otra cosa, Nehemías se ocupa de quién Dios es. ¿Es esa la manera en la que oramos?
Generalmente no. Más bien: “Señor, estoy con este problema ¿podrías arreglarlo? Estamos más
acostumbrados a enfocarnos en nosotros.
Pero aquellos que oraban en la Escritura tenían algo en común: siempre se enfocaban
en la Persona a quien la oración estaba dirigida. Esto es adoración.
Ahora Nehemías cambia su oración. Se ha ocupado de quién Dios es y ahora su siguiente paso
es confesar su pecado y el de su pueblo:
Confesión
“está ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo,
que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y
confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; si,
yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido
contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que
diste a Moisés tu siervo”.(1:6-7)
Pongamos “confesión” al lado de estos versículos. La oración ahora se enfoca en el pecado –
no solo en el pecado del pueblo, sino en el pecado de Nehemías también. Si tienes hijos sabrás
que por lo general están siempre confesando los pecados de sus hermanos. Pero Nehemías tenía
un patrón diferente.
¿Notas la conexión entre el entre el enfoque de Nehemías al pecado, sin perder el enfoque en
Dios? ¿Es muy claro no? Un reconocimiento de nuestro pecado siempre nos lleva a una
percepción de la santidad de Dios.
Pongamos mucha atención a los versos siguientes porque en ellos está el punto central de la
oración de Nehemías. Comenzó con adoración, enfocado en quién Dios es. Luego paso a la
confesión. Ahora concluye clamando por las promesas de Dios:
Petición
Una gran lección tenemos aquí. Siempre oremos sobre la base de las promesas de Dios.
Después de todo, la cuestión con cada promesa es ¿Quién la hizo? Cuando se trata de las
promesas en la Biblia nunca debes dudar que Aquel que las hizo es Fiel y Verdadero.
Es triste pero cierto que la mayoría de las personas consideran la lectura de la Biblia como algo
aburrido. De hecho, piensan que la cosa más aburrida después de leer la Biblia es escuchar a
alguien hablar de la Biblia. Ojalá fuera el caso solamente de aquellos que no son creyentes. Al
menos alguna excusa tienen para no oír. Pero lamentablemente es el caso de muchos cristianos
de hoy en día que consideran aburrido leer la Palabra; se sientan un domingo a escuchar al
predicador, pero difícilmente se hallarán entre semana abriendo sus Biblias por considerar
aburrida la lectura.
Será muy diferente si aprendemos a usar la sexta estrategia de un lector de primera: leyendo con
imaginación.
¿Recuerdas que en el capítulo de Herramientas de la Observación hablamos de la “atmósfera”;
donde aprendimos a considerar la experiencia que el escritor estaba pasando en ese momento?
Estamos hablando de lo mismo. Ponernos en los zapatos del escritor; considerar su entorno; su
sentir; sus razones; sus motivos; etc… Es como montar la escenografía en una obra teatral.
Imagínate que vas a ver una obra de Teatro clásica y muy buena; pero, se les olvidó montar el
escenario y se la van a aventar así, como caiga. ¿No sería algo aburrido? Por muy buena que esté
la obra necesita crearse el ambiente. Haz lo mismo con la Biblia. Repitiendo las palabras citadas
anteriormente quisiera recordarte:
Quisiera brindarte dos ayudas para hacer más fácil la lectura con imaginación:
Existen diferentes versiones de la Biblia. Reina Valera; NVI; Las Américas; Dios habla hoy; La
Biblia al día (paráfrasis), etc… Esta es sin duda una herramienta excelente para ayudar tu
imaginación.
Somos ricamente bendecidos al tener una gran variedad de traducciones de la Biblia en nuestros
días. A parte de tener ayudas para entender el significado de las palabras Hebreas y Griegas sin
prácticamente saber nada del idioma. Compara la lectura de un pasaje en cuantas versiones
puedas y verás que se torna interesante y con un significado mucho mayor.
Esto es una extensión de lo que hemos observado. Los traductores debieron usar mucho de su
imaginación al traducir un texto de la Escritura al español, puesto que se trata de dar el énfasis
correcto a la misma. De igual manera, al rescribir el texto del español a tu “propia” paráfrasis y
después de haber realizado todo un proceso de observación, expresa con tus propias palabras
el sentido que el pasaje tiene para ti. Es una dinámica excelente. Te dará mucha claridad en tus
ideas.
Tarea
Cada uno de los alumnos podrá seleccionar libremente el capítulo o la historia o parábola de la
Biblia que más le guste y elaborar una paráfrasis donde pueda expresar su imaginación y recrear
la atmósfera en la que tuvieron lugar los hechos. Tráela para la próxima clase y entrégala a tu
tutor.
Nota: El uso de tu imaginación no implica que puedas descontextualizar el pasaje o lo que es peor, especular
demasiado.
7. Lee la Biblia en meditación
La séptima estrategia para ser un lector de primera es una bastante poderosa para cada uno de
nosotros ya que apela a reflejar de manera viva en nuestros corazones lo que hemos leído. Es
más que un ejercicio, es una actitud.
Pero la meditación de la que nos habla la Escritura, nada tiene que ver con lo que el
mundo conoce hoy como meditación.
La raíz primaria de meditación es síakj (nada fácil de pronunciar ¿verdad?) que significa
-por implicación- conversar (con uno mismo) musitar (hablar en voz baja) mascullar (hablar entre
dientes) orar, reflexionar, considerar, contemplar. Y por extensión también significa devoción.
Josué 1:8
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás
prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
Aunque aquí el verbo usado para meditar no es síakj sino jagá la idea es la misma:
meditar, hablar, pensar, susurrar. Resulta muy interesante que cuando Dios le da estas
instrucciones a Josué acerca de meditar en la Palabra le dice que lo haga día y noche. Esto me
lleva a preguntar ¿Qué porción de la Escritura estaba en mi mente al levantarme esta mañana?
mientras iba al trabajo; camino a casa; o por lo menos, ¿cuándo fue la última vez que medité en
las verdades bíblicas y en sus principios?
Proverbios 23.7
Alguien dijo por ahí: Tú no eres lo que piensas que eres. Lo que piensas, eso eres” Así
que cuida lo que piensas. Pablo escribe: “…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo
justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensad” Que importante resulta que meditemos en la Palabra todo
el tiempo. Jesús dijo a sus discípulos: “Ya vosotros estáis limpios por la Palabra que os he
hablado” (Jn.15.3) La Palabra nos limpia y purifica (Ef.5.26). La Biblia Dios habla hoy traduce
Romanos 12.2 así: “…cambien su manera de pensar, para que así cambie su manera de vivir…”
Interesante ¿no crees?
Salmo 1.1-2
Salmo 119.97
¿Te has puesto a pensar cuánto tiempo desperdiciamos cada día? Haciendo fila en el banco; en
el súper; esperando que el tráfico avance; transportándote a tu trabajo; esperando que lleguen
los clientes a tu negocio; etc… ¡Es mucho tiempo! La pregunta es, ¿qué hacemos con nuestra
mente en esos momentos? Supongo que muchos de nosotros ocupamos casi todo ese tiempo
con la mente en neutral. Es hora de poner la mente a trabajar. La experiencia de escuchar la
Palabra hablada en tu auto o en tu casa mientras haces tus quehaceres, o en tu trabajo (si este te
lo permite) es única como ya lo hemos expuesto anteriormente.
Salmo 19
También nos dice cuales son los efectos de ella, por ejemplo: “Convierte el alma; Hace
sabio al sencillo; Alegran el corazón; Alumbra los ojos. No importa de qué Colegio te hayas
graduado o cual sea tu IQ. Lo que importa es cuán enseñable seas; cuán deseoso estés de llenar
tu mente con la sabiduría que la Palabra de Dios provee. El clímax del Salmo es una oración,
“Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová,
roca mía, y redentor mío.”
Tarea
Escoge tu pasaje favorito de la Biblia y pon en práctica esta herramienta. Será personal.
8. Lee la Biblia con determinación
¿Recuerdas 2 Timoteo 3:16-17? Dice que la Escritura es dada por inspiración divina y es “útil”.
En otras palabras, sirve a un propósito. Los cuatro propósitos citados ahí son: Enseñar,
redargüir, instruir y corregir en justicia; esto sugiere la octava estrategia de lectura de primera:
leer la Biblia con determinación.
Leer con determinación apunta al propósito u objetivo del autor. Ningún texto de la
Biblia fue puesto ahí por accidente. Cada palabra contribuye al sentido. Nuestro desafío como
lectores es discernir ese sentido.
Muchos autores bíblicos comunican sus pensamientos por medio de una cuidadosamente
seleccionada gramática. Existe una creciente tendencia el día de hoy a desechar la gramática
como si fuese esta el coco de cualquiera. Pero la Biblia no es simple en la selección de sus
palabras y el orden de éstas. De hecho, la gramática es determinante para la doctrina. Así que
necesitamos poner especial atención a los siguientes distintivos del texto.
Verbos
Los verbos son sumamente importantes. Son la acción que determina quién está haciendo qué.
Por ejemplo, en Efesios 5.18 Pablo escribe: “Sed llenos con el Espíritu.” El verbo “sed llenos”
es pasivo. No dice, “llénate a ti mismo con el Espíritu”. El nos desafía a abrirnos al control del
Espíritu Santo, para ceder a su voluntad. Esta es una importante observación porque Efesios
nos dice como la vida en el Espíritu se refleja en la iglesia.
Recomendaciones
Los modificadores son palabras descriptivas como los adjetivos y adverbios. Ellos incrementan
el sentido de las palabras que modifican y a menudo hacen la diferencia. Por ejemplo, Pablo da
gracias a los Filipenses en el capítulo 4 por el regalo que le han enviado. No sabemos qué era
ese regalo, pero Pablo alienta a aquellos que lo hicieron con estas palabras: “Mi Dios, pues,
suplirá todo lo que os falta, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”
Este versículo es sacado muy a menudo de su contexto y hecho parecer como que Dios
suplirá todos nuestros deseos y no nuestras necesidades. Pero Pablo nunca intentó aludir al
materialismo. Al contrario esta es una declaración de su absoluta confianza en la provisión de
Dios. ¿Cuánta confianza tenía él? El modificador “todo” es definitivo: “Mi Dios pues, suplirá
todas mis necesidades,” literalmente, “todas y cada una de sus necesidades.” No nos devuelve el
cambio solamente; no solo suple lo que necesitamos; El suple todo lo que necesitamos.
Frases preposicionales
Preposiciones son esas pequeñas palabras que te dicen donde la acción está teniendo lugar: en,
sobre, arriba, por, a través, abajo, etc. Considera algunas frases preposicionales que aparecen en la
Escritura y verás cuán importante es marcarlas cuando las observes: “En Cristo,” “En el
principio,” “Por el Espíritu,” “Según el Espíritu,” “En la carne,” “Bajo la ley,” “Por fe,”
“Conforme a la palabra del Señor,” “Por medio de la Iglesia,” Por medio de Cristo” etc…
Conexiones
Dos de las palabras más poderosas en la Biblia son y y pero. Observa en Hechos 1.8 lo crucial
que es la conexión pero. Ve también Números 13.31 (mas); 2 Samuel 11.1; Lucas 22.26 (mas); 1
Juan 3.17 y muchas, muchas otras más a través de toda la Escritura. Observa cuanta importancia
hay en estas conexiones.
Otra importante conexión es por lo tanto. Siempre que te encuentres con esta conexión
regresa y observa que es lo que hay ahí. Romanos está lleno de por lo tanto, como si Pablo
estuviese construyendo su argumento a través una ajustada estructura. Los profetas del Antiguo
Testamento usan por lo tanto extensivamente. Una y otra vez exponen su caso en contra del
pueblo, y lloran, y dicen “por lo tanto, así dice el Señor”
Dinámica
Si estás estudiando una carta Paulina estás en un terreno excelente para aplicar esta estrategia.
En equipos de 3 o 4 máximo identifiquen los verbos, modificadores, conexiones y frases
preposicionales que se encuentren en el texto que su tutor les haya indicado; subráyenlos o
anótenlos en un cuaderno y comenten entre ustedes el porqué la importancia de estos y su
aplicación. Después coméntenlo con el resto del grupo o como su tutor les indique.
Propósito a través de la estructura literaria
Además de los recursos gramaticales, los escritores bíblicos comunican sus objetivos a través de
la estructura literaria. Incluso si eres inexperto como lector, probablemente estás familiarizado
con la estructura literaria. Las pantallas de televisión la usan una y otra vez.
Por citar algún ejemplo, piensa en cuantos programas de suspenso, o de acción usan esta
estructura: (1) presentación de los personajes (2) Asignación del crimen, generalmente robo o
asesinato; investigación por parte del protagonista; (4) evasión por parte de los criminales; (5)
crisis, como un choque de autos o disparos al por mayor; y (6) resolución, como cuando los
criminales son llevados esposados y los protagonistas son los campeones. Esta es una estructura
común para programas televisivos.
La Biblia tiene una estructura literaria también, aunque ésta es usualmente más
sofisticada. Cuando vayamos al paso dos: Interpretación, veremos como los diferentes tipos de
literatura usan diferentes tipos de estructura literaria. Pero por ahora aquí tenemos cinco formas
que observar.
Comúnmente encontrada en los libros históricos, la estructura biográfica descansa sobre los
personajes principales de la historia. Por ejemplo, Génesis 12-50 se enfoca en las experiencias
de los patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob y José. Jueces alrededor de los líderes de Israel en el
período entre Josué y el primer monarca hebreo, Saúl. En 1 y 2 de Samuel, la narrativa se mueve
desde Samuel a Saúl y a David. En Hechos, el apóstol Pablo comanda la acción en las postreras
porciones del libro.
Aquí la clave es el lugar. La estructura de Éxodo depende en gran parte de los lugares que Israel
visitó en su camino de Egipto a la Tierra prometida.
Los eventos principales son la base de la estructura histórica. El libro de Josué es un buen
ejemplo. El libro comienza con Josué recibiendo su cargo de parte del Señor. Luego el pueblo
cruza el jordán. Después toman Jericó. Y así, a través del libro vemos como el pueblo va en
marcha a poseer la tierra.
Una relación muy estrecha con la estructura histórica es la cronológica, donde un autor organiza
su material alrededor de los tiempos clave. Hay una progresión temporal; los eventos de la
historia suceden secuencial mente. 1 y 2 de Samuel usan la estructura biográfica, pero también
la estructura cronológica. La narrativa se mueve como un diario en los primeros días del reino
de Israel. Incidente tras incidente dan comienzo con la palabra “entonces…”
La mayoría de las cartas paulinas a las iglesias están estructuradas alrededor de ideas y conceptos.
Romanos es un clásico en este respecto. Expone de manera convincente y comprensiva una
idea principal, redactada en 1.16: “el evangelio es poder de Dios para salvación.” Al exponer su
caso, Pablo toca conceptos como el pecado, la ley, la fe, la gracia y la vida en el Espíritu.
La estructura ideológica hace más fácil la tarea de bosquejar un libro. Una vez que
entiendes el tema central y el propósito, puedes entonces determinar que porción en particular
contribuye al entendimiento de ese tema y propósito.
Dinámica
Comenten a nivel grupal la estructura del libro que se esté estudiando. Consideren toda la
estructura literaria si es que ésta existe en el pasaje.
Tarea
Los libros de la Biblia están llenos con declaraciones que expresan el propósito de los autores
(escritores). Juan 20:30-31 es una de las más francas. Otras son poco menos obvias. Pero un
buen observador puede usualmente encontrarlas. Aquí tenemos un buen número de
declaraciones del propósito de cada libro. Lee cada una de ellas con detenimiento y después
échale una hojeada al resto del libro y observa donde se encuentra esta relación. Ve como el
escritor lleva a cabo su propósito en la manera que presenta su material. Haz un pequeño
resumen de lo que hayas encontrado y tráelo la clase siguiente.
Muy común es la figura de que por un oído nos entra y por el otro se nos sale. Estamos muy
acostumbrados a recibir información (cualquiera que esta sea) pero a retener muy poco. Oímos
mucho, pero poco es lo que queda en nuestras mentes. Podemos escuchar un mensaje el domingo
por la mañana y para ese mismo día por la tarde no recordar ni pizca de lo que se dijo. Como si
fuésemos cisternas rotas que no retienen.
Pero debemos aprender un nuevo enfoque si es que deseamos poseer la verdad bíblica.
Consideremos la novena estrategia de lectura de primera: leer con apropiación.
Esto es leer no solo para recibir, sino para retener; no solamente para percibirla sino para poseerla.
Pon tu bandera en el texto. Hazlo de tu propiedad.
¿Cómo puede suceder esto? La clave es envolverse activamente en el proceso. Hay un viejo
proverbio que dice: “Yo oigo y olvido. Veo y recuerdo. Hago y entiendo.”
Estudios que muchos ya conocemos han comprobado que una persona solo recuerda el
10% de lo que oye; 50% de lo que ve y oye; pero 90% en lo que hace, ve y oye.
Envuélvete en el proceso
De la misma manera, este curso te ayudará a desarrollarte en la medida que lo pongas en práctica.
Debes envolverte en el proceso por tu cuenta. ¿Qué diferencia haría si después de haber leído cada
página de este método y de haber invertido horas de clases, si tu Biblia estará guardada en el librero?
El propósito es ver una vida transformada como resultado de tu interacción personal con la Palabra
de Dios.
¿Qué ideas concretas vienen a tu mente para hacer de esto algo permanente? En pocas
palabras, haz lo que sea necesario para convertirte en un lector que se apropia de aquello que lee.
Cásate con la Palabra por propio interés y experiencia –a través de un compromiso personal con
el proceso- así harás más que recordar la Escritura, la harás de tu propiedad.
La décima y última estrategia de un lector de primera es la lectura telescópica, que quiere decir
viendo las partes a la luz de un todo.
Así que cada vez que leas y analices las Escrituras, cada vez que observes una porción ten
en cuenta que solo haz hecho la mitad del trabajo. Tu siguiente paso será ponerla de nuevo en su
lugar. Es decir, no debemos aislarlo.
Observa las conexiones
Ya hemos visto anteriormente el poder de las palabras pero, y, y por lo tanto. Estas palabras -entre
otras- son conexiones que ligan el texto en uno solo. Son como los grandes ensambles que
mantienen unidos los vagones de un tren; así mismo asocian las palabras que trabajan juntas para
comunicar el mensaje. La lectura telescópica demanda de nosotros el poner atención a esas
uniones; así tendrás todo el mensaje del autor en mente.
El principio a recordar es que siempre que estudies un verso o un pasaje, siempre consulta a los
vecinos de estos para que puedas saber que tan extenso es el contexto. La lectura telescópica se
basa en este principio. Esta nunca permite acercamientos aislados; siempre demanda una
perspectiva de ángulo extenso. Esta siempre te pregunta ¿Cuál es la panorámica completa?
Esta es la extensión final para evaluar el contexto. Es como volar un planeador sobre alguna
superficie con la finalidad de evaluar las distancias y las relaciones.
Por ejemplo, el evangelio de Juan tiene un propósito desde el primer capítulo hasta el
último: reconocer a Jesucristo como el Hijo de Dios y que creyendo en El tengamos la vida eterna;
pero al ir transcurriendo la lectura podríamos perder de vista la intención del autor e irnos por un
camino diferente. Es por eso que la lectura telescópica nos mantiene en la línea al evaluar el pasaje
a la luz del contexto de todo el libro.
Solemos pensar que la historia es uno de los temas más interesantes en la Biblia. Y lo es. El asunto
es que muchas veces pasamos por alto los detalles históricos que nos darían (si los conociéramos)
una perspectiva mucho más amplia de lo que había en la mente del autor al escribir. Por ejemplo,
estamos muy familiarizados con la historia del nacimiento de Cristo, pero ¿cuánto sabemos de
César Augusto? ¿Qué sabemos del censo? Y tantos otros “detalles” que muchas veces ignoramos,
pero que ilustrarían mucho más nuestra concepción de un pasaje y nuestra percepción del sentido.
Existen muchas fuentes externas de información que nos pueden dar una ayuda invaluable en este
sentido.
Dinámica
En equipos de 3 o 4 (si el número de estudiantes lo permite) y a la luz del libro de la Biblia que se
esté estudiando, busquen aquellos pasajes en los que haya conexiones que liguen un pasaje con su
contexto anterior y cada grupo haga un resumen donde dará sus razones de haberlo seleccionado
para exponerlo al final de la clase ante todo el grupo.
Bueno, hemos llegado al final de esta primera etapa -la observación-. ¿Estás listo para seguir en nuestro
peregrinaje? Bien, pero si consideras que aún hay muchas lagunas en ciertos temas o no crees
dominarlo del todo bien, te recomiendo que no sigas adelante hasta que todo lo que hemos visto
anteriormente sea parte integral de tu manera de estudiar la Biblia. Recuerda que la observación es
la base de interpretación. Sin una buena observación no habrá una buena interpretación; sin una
buena interpretación no habrá una buena aplicación.
En esta segunda etapa no encontrarás más dinámicas ni tareas a menos que tu tutor las defina en
clase. La interpretación aquí –como hemos advertido antes, es la recopilación de la información y
estructuración de la observación. Si la observación no fue la correcta, difícilmente podrás seguir
adelante, ya que los pasos en la interpretación son algo así como aduanas donde se verificará la
autenticidad de tus observaciones.
Alguien dijo que una ocasión escuchó a un orador dar una brillante exposición de un pasaje de la
Escritura. Al salir del auditorio vio de reojo a un par de personas que hablaban entre si.
“Bueno, -preguntó uno de ellos- ¿qué piensas de eso? El otro respondiendo, dijo: No
mucho, no hizo nada especialmente espiritual, solo explicó la Biblia”
¿Sólo explicó la Biblia? ¡Pero si es el mayor cumplido que una persona puede recibir!
Después de todo, la tarea primordial de cualquier maestro de la Biblia es explicar lo que el texto
quiere decir. Es imposible aplicar la Palabra de Dios a menos que la entiendas. De hecho, a mayor
entendimiento, mejor aplicación.
Hechos 8 relata la historia de Felipe. Felipe era el Billy Graham de sus días. Predicó el evangelio en
Samaria, y la región entera respondió. Pero un día el Espíritu de Dios le dijo “ve al sur, camino del
desierto, de Jerusalén a Gaza” (v.26)
“¿Qué?” –pudo haber argumentado- “Soy un hombre de ciudad. Solo hago grandes
cruzadas. No viajo tanto solo por una persona.”
Pero en lugar de eso se encaminó al sur, y en el camino conoció a un hombre, un eunuco
Etíope. Actualmente sería el Secretario del Tesoro de su país. Se envolvieron en una conversación.
El oficial había estado leyendo un pasaje de la Escritura.
Así que Felipe le pregunta ¿Entiendes lo que estás leyendo?
Te imaginas que subes a un avión y te sientas junto a alguien que está leyendo el periódico
y le preguntaras “oye, ¿entiendes lo que estás leyendo?” ¿Qué respuesta esperarías recibir?
Pero Felipe debió saber como hacer esta pregunta, pues el hombre respondió: “Bueno,
¿cómo podría, a menos que alguien me lo explique?” Checa esto, el hombre tenía una copia de las
Escrituras, pero necesitaba ayuda para el entendimiento de esta. Felipe ayudó al hombre a ganar
profundidad acerca de lo que el texto significaba. Y después de que lo entendió estuvo listo para
responder con fe. El verso 39 dice que volvió a casa gozoso. Así que en un sentido real, el paso de
Interpretación ayudó a abrir África al evangelio.
Cada libro de la Escritura tiene un mensaje, y este mensaje puede ser entendido. ¿Te has asombrado
de que a veces la Biblia parece un gran enigma? Dios proyectó esto como una revelación. 2 Timoteo
3.16 dice que “Toda la Escritura es útil”. Esto es, tiene un propósito, tiene sentido. Dios no nos
invita a su Palabra para confundirnos o hacernos quebrar el coco. El está más interesado en que la
entendamos que lo que nosotros pudiéramos estar.
Pero la pregunta es ¿qué queremos decir con sentido? Pues bueno, imagina que eres
daltónico y no puedes distinguir claramente entre toda la gama de colores y alguien te muestra su
sweater color azul y tú insistes en que lo ves de un color diferente.
Eso sucede todo el tiempo con la interpretación bíblica. Dos personas verán el mismo verso
a la vez y saldrán con dos diferentes interpretaciones del mismo. Incluso, pueden ser
interpretaciones contrarias. ¿Pueden ambas partes estar en lo correcto? No, si las leyes de la lógica
se aplican a la Escritura.
Pero desafortunadamente, muchas personas han decidido que las leyes de la lógica no aplican a la
Escritura. Para ellos, en realidad no importa si tú ves el texto azul y yo lo veo verde. De hecho, no
importa el verdadero color del texto; para ellos el sentido del texto no está en el texto, está en su
respuesta al texto. Y cada uno es libre de tener su “propia” respuesta. El sentido se vuelve algo
meramente subjetivo.
Ahora, hay buenas razones por las que muchos cristianos discuerdan en la interpretación
de un pasaje. De eso hablaremos más adelante con detalle. Pero si tenemos la esperanza de
interpretar la Escritura de manera precisa, tenemos que comenzar con una premisa fundamental:
“El sentido” que no son nuestros pensamientos subjetivos enfocados hacia dentro del texto, sino
que la verdad objetiva de Dios leída hacia fuera del texto. Los pensamientos de Dios que ha
revelado en su Palabra.
El milagro está en que Dios usó autores humanos para hacerlo; a través de sus
personalidades, sus circunstancias y sus intereses, y el Espíritu Santo como superintendente en la
elaboración de estos documentos. Y cada uno de estos autores –coautores de Dios, mejor dicho-
tuvieron un mensaje específico en mente que escribieron en cada porción de la Escritura.
Pero la pregunta sigue en el aire ¿por qué debemos interpretar la Escritura? ¿Por qué no
simplemente abrimos la Biblia, leemos lo que supuestamente debemos hacer, y luego lo hacemos?
¿Por qué tenemos que meternos en tantos líos para entender el texto? La respuesta es que el tiempo
y la distancia han levantado barreras entre nosotros y los escritores bíblicos, que bloquean nuestro
entendimiento y nuestra comprensión acerca de lo que en realidad se nos quiere decir.
1. Barreras lingüísticas
¿Conoces otro idioma a parte del propio? Si la respuesta es sí, sabrás que aprender las palabras no
es suficiente. Tienes que aprender acerca de ideas, la cultura, la perspectiva de aquellos que
escribieron si en verdad quieres entender lo que están diciendo. En el mismo sentido cuando se
trata de la Biblia, que fue escrita originalmente en arameo, hebreo y griego.
A pesar de haber excelentes traducciones hispanas de ella, siempre encontraremos algo que se
aproxime más al sentido del escritor y que nos dará más luz acerca de su significado. Por eso el
proceso de interpretación conlleva el uso de diccionarios u otros recursos similares. Debemos
recuperar el origen del sentido que palabras traducidas por sí solas no podrían.
2. Barreras culturales
Esto está ligado a los problemas de lenguaje. La Biblia es el producto y la presentación de culturas
que son dramáticamente diferentes a la nuestra y también diferentes entre sí. Para apreciar lo que
se presenta en la Biblia tenemos que reconstruir el contexto cultural en las áreas de comunicación,
transporte, comercio, agricultura, ocupaciones, religión, y muchas otras más. La arqueología es la
herramienta más indispensable en este sentido.
3. Barreras literarias
Otro obstáculo que encontramos en la interpretación de las Escrituras es la variedad del terreno.
Si eran montañas, desiertos, océanos, podremos encontrar fácilmente las respuestas, pero en lo que
respecta a géneros literarios de la Biblia, son muy diversos y requieren cada uno de un enfoque
diferente. No podemos leer Cantares de Salomón con la misma lógica que leeríamos Romanos. No
podemos leer las parábolas con el mismo método exhaustivo de observar y traducir las palabras
escritas en Gálatas.
4. Barreras de comunicación
Como criaturas finitas que somos, nunca podremos saber lo que está pasando completamente en
la mente de alguien más. A pesar de tener la misma cultura y el mismo lenguaje muchas veces nos
resulta extremadamente difícil entender o comprender a cabalidad lo que otra persona trata de
comunicarnos. Lo mismo pasa cuando leemos la Escritura; no es que ella tenga problemas para
comunicarnos una verdad, sino que nosotros estamos limitados y pudiéramos tener problemas para
entender lo que la Biblia quiere decirnos. Siempre nos encontraremos con pasajes difíciles de
entender aún después de conocer el sentido de cada palabra, el contexto cultural, literario, etc.
siempre estaremos limitados a entender completamente todo.
El Espíritu Santo es quien inspiró a los escritores; así que es solo El quien nos puede ayudar
en nuestras limitaciones para que podamos comprender cada verdad plasmada en su Palabra.
No sé Griego ni Hebreo
¿Te has sentido alguna vez ajeno a entender la Biblia porque no sabes los idiomas en que ésta fue
escrita originalmente? Pues no tienes que seguir sintiéndote así; hoy existen muchas ayudas extra-
bíblicas que han sido desarrolladas en los últimos años para ayudarnos a comprender –sin necesidad
de ser expertos en estas lenguas- el sentido de los escritos bíblicos.
En la siguiente tabla encontraras ayudas externas para tu proceso de interpretación. Nota que estos
son libros de consulta y te ayudarán a comprender mejor la Biblia, y en ningún sentido la sustituyen.
Recursos para la investigación
En este capítulo quiero darte una breve introducción a seis tipos de escritura que aparecen en la
Biblia y cómo éstas influyen en nuestra comprensión. Seguramente hay más de los que hemos de
mencionar, pero aquí están los principales géneros literarios que Dios usó para comunicar su
mensaje.
1. Expositivo
Una exposición es un argumento sencillo o la explicación del cuerpo de una verdad objetiva. Esta
es una forma de escritura que apela principalmente a la mente. El argumento usualmente tiene
una estructura bien ajustada que se desliza de un punto a otro en un modo lógico.
Por ejemplo, él establece conexiones de sus textos y capítulos usando conectores como
para, por lo tanto, y, y pero. Hace un uso extensivo de cuestiones retóricas (por ejemplo, 2:17-23; 3:1,
3, 5; 4:1, 3, 9) Usa largas y elaboradas oraciones (por ejemplo, 1:28-32; 9:3-5). Por otra parte,
también emplea cortos y explosivos pasajes que sacuden tu mente (por ejemplo, 7:7-25; 12:9-21).
Los libros expositivos son ideales si tú apenas comienzas a involucrarte en el estudio de la
Biblia. Su significado espera cerca de la superficie. Apelan a la lógica, estructura y orden. Sus
propósitos son fáciles de identificar; prácticamente en sus propias líneas. Aunque también te
invitan a un excitante análisis a profundidad porque sus verdades son inexhaustas debido al
lenguaje que se usa. La clave para entender un trabajo de exposición es poner atención a su
estructura y a los términos que éste emplea.
2. Narrativo y Biográfico
La narrativa es historia. La Biblia está llena de historias, y es una razón por la que es tan popular.
Por ejemplo, Génesis relata la historia de la creación de Dios, la historia del diluvio, la
historia de la Torre de Babel, y la historia de los patriarcas, Abraham, Isaac, Jacob y José. Éxodo
continúa la historia retomando la partida de Israel de Egipto, dirigida por Moisés. Ruth nos narra
la historia de Ruth, la bisabuela del rey David.
En el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios nos narran las historias de Jesús desde
cuatro puntos de vista diferentes. Uno de ellos, Lucas, continúa la narrativa en los Hechos de los
Apóstoles. Dentro de la historia de Jesús, encontramos otras historias que él mismo contó a sus
seguidores (más de eso en un momento).
Así que la Biblia está densamente compuesta de historias. Esto hace de la lectura algo
interesante, pero también lo hace de la interpretación. ¿Qué haremos de las historias de la Biblia?
¿Cómo determinaremos su sentido y significado?
T. S. Eliot recalca que “No hay método excepto ser muy inteligente”. No creo, pero
déjame sugerirte tres cosas que puedes hacer para prestar mayor atención.
Primero, ¿cuál es la trama? Puede ser física, como es el caso de los Israelitas moviéndose en la
península del Sinaí en Éxodo; puede ser espiritual como el caso de Sansón en Jueces, o Jonás en
el libro que lleva su nombre; puede ser también relacional como el caso de Ruth; o política como
en 1 y 2 de Reyes. La pregunta es: ¿Qué desarrollo encuentras en la historia? ¿Qué hay de diferente
al final del libro y porqué?
Un tercer elemento a considerar es ¿De qué manera esta historia es aplicable a la vida? Esta es
una puerta que nos abre el camino al entendimiento. Las historias de la Biblia nos muestran como
quiere Dios que veamos la vida. Así que podemos preguntar: ¿Qué cuestiones plantea esta
historia? ¿Qué problemas deben enfrentar los personajes? ¿Qué lecciones aprendieron y qué
lecciones no? ¿Qué situaciones encontraron que nosotros debemos estar seguros de evitar? O
¿Cómo enfrentaron las cosas que en la vida son imposibles de evitar? ¿Qué descubrieron acerca
de Dios?
Hay mucho más de la narrativa bíblica. Pero si comienzas haciéndote a ti mismo este tipo
de preguntas avanzarás mucho en tu entendimiento de qué son en realidad las historias de la Biblia.
3. Parábolas
Muy relacionado con el narrativo está la parábola y con su primo, la alegoría. Una parábola es una
breve historia que ilustra un principio moral. Muchas de las parábolas en la Escritura vienen de
las enseñanzas de Jesús. De hecho, podemos deducir del relato de Mateo que la parábola pudo
haber sido su método preferido de comunicación (Mt.13.34).
Es fácil ver porque. Las parábolas son simples, fáciles de recordar, y entretenidas. Muchas
son también fáciles de entender. Se valen de cualquier cosa como la pesca, los viajes, dinero o
relaciones humanas. Las parábolas pueden tener un impacto poderoso. Hacen uso de los
principios éticos básicos como lo correcto y lo equívoco (el sembrador), el amor y la compasión
(el hijo pródigo, el buen samaritano), la justicia y la misericordia (el Fariseo y el recaudador de
impuestos). La alegoría es ficción en virtud de la cual una persona o cosa representa o simboliza
otra distinta. Por ejemplo: La paloma es una alegoría de la paz.
4. Poesía
La Biblia contiene algunas de las más refinadas líneas de verso jamás compuestas. La característica
distintiva de la poesía es que esta apela a las emociones, tanto como a la imaginación. Es por eso
que los Salmos son tan populares. Estos expresan algunos de los más profundos sentimientos,
nostalgia, éxtasis y dolor del corazón humano.
Pero cuando estudies un verso bíblico, asegúrate de que entiendes la dinámica de la poesía
Hebrea. En primer lugar, muchos de los salmos fueron escritos para ser cantados, no leídos.
Fueron compuestos para la adoración y muchos incluyen notas introductorias acerca de qué
instrumentos debían acompañarlos.
Una de las principales características de la poesía Hebrea es su extensivo uso del
“paralelismo”. Si observas los Salmos, por ejemplo, verás que la mayoría de los versos tienen dos
líneas. Las dos líneas se entrelazan para comunicar el sentido. Algunas veces la segunda línea
reforzará a la primera al repetir su pensamiento. Por ejemplo: Salmo 103.15 dice:
Aquí tienes otras preguntas de interpretación a considerar en la manera que te sumerges la poesía
bíblica: ¿Quién compuso este material? ¿Puedes determinar por qué? ¿Cuál es el asunto central del
poema? ¿Qué emociones conlleva este verso y qué respuesta produce? ¿Qué preguntas hace? ¿Qué
preguntas el mismo verso contesta y cuáles deja sin contestar? ¿Qué dice el poema acerca de Dios?
¿Acerca de la gente? ¿Qué imágenes usa el poeta para despertar la imaginación? ¿Hay referencias
a lugares, gentes, o eventos con los cuales no estés familiarizado? Si es así ¿Qué puedes encontrar
acerca de eso en otras partes de la Escritura o en recursos secundarios?
5. Proverbios y libros de Sabiduría
Una de las más ricas minas a explotar en el material bíblico es la extensa categoría conocida como
Sabiduría. En este género, el escritor asume el papel de un -ya arrugado por los años- veterano de
la vida preparado para compartir sus experiencias con un joven, inexperto, pero enseñable lector.
El libro de Proverbios obviamente pertenece a esta categoría. Un proverbio es un corto,
pero valioso trozo de verdad, comúnmente práctico, y a menudo concierne con las consecuencias
de la conducta. Como en la poesía de los salmos que vimos atrás, los proverbios hacen un uso
estratégico del paralelismo, especialmente cuando pone por pares las líneas que son opuestas.
Y Proverbios 20.3:
Los Proverbios van directo al grano. De todo el material bíblico, estos son por supuesto los más
fáciles de entender, y a la vez los más difíciles de aplicar. Si necesitas una “vitamina espiritual”
para reanimar tu vida, aliméntate de los Proverbios. Este será un festín para tu alma.
6. Profético y Apocalíptico
El último y por supuesto más retador tipo de literatura en la Biblia es el profético. Tendemos a
pensar de la profecía como una predicción para el futuro. Ciertamente los libros proféticos ven
adelante. Pero una característica sorprendente es el tono precautorio y de juicio y el uso de la
fórmula que denota palabras directas de Dios: “Así dice el Señor”
El rol del profeta en la Escritura no era decir el futuro ni era pronosticar el mañana, sino
proclamar las Palabras de Dios. Dios levantó profetas en Israel cuando fue muy claro que el pueblo
había determinado resistirle. La tarea era prevenir al pueblo de las nefastas consecuencias de su
desobediencia, en espera de una pizca de arrepentimiento y de su regreso al Señor.
Al leer los profetas es de suma importancia que recreemos la situación. Es absolutamente
indispensable que bombardeemos el texto con las preguntas de la lectura selectiva (de reportero)
–qué, quién, cuándo, cómo, por qué, donde- Contestándolas obtendrás una invaluable base de
información para considerar los siguientes asuntos: ¿Cuál es el problema principal que el profeta
está tocando? ¿Qué imágenes usa para describirlo? ¿Cuál es la respuesta de la gente? ¿Qué dice
este mensaje profético acerca de Dios? ¿Qué sucede después de que el profeta entrega su mensaje?
¿Por qué piensas que Dios incluyó este libro en su Palabra?
Parábola Una breve historia oral ilustrando una moral; la 2 Sa. 12.1-6
verdad frecuentemente recae en típicos Ec.9.14-16
personajes y estereotipos; presenta escenas y Mat.13.1-53
Mar.4.1-34
actividades comunes a la vida diaria; invita a la Lucas 15.1 a 16.31
reflexión y a la propia evaluación.
Género Características Libros Bíblicos
y ejemplos
1. Contenido
Cuando el Salmista oraba a Dios, “Dame entendimiento, y miraré (observaré) tu ley; y la guardaré
con todo mi corazón” (Salmo 119.34) estaba tocando a la puerta de la interpretación. Comprendió
que sin un entendimiento del sentido del texto, quizás no habría aplicación de la Palabra en su
vida. Por otro lado, una vez que el Espíritu le ha abierto la puerta de la comprensión, el estará
preparado para actuar en aquello que Dios ha dicho.
¿Y tú? ¿Es ese tu objetivo cuando abres las Escrituras? ¿Un cambio de vida? Si es así, pues
prepárate para la acción, ya que Dios siempre abre la puerta a todo aquel que llama con esa
motivación.
Así que todo lo que hagas en observación te proveerá del contenido básico con el cual
interpretarás el sentido del texto.
2. Contexto
3. Comparación
Todos estamos familiarizados con la reforma protestante. Una de sus declaraciones era sola scriptura
–Solo la Escritura es nuestra autoridad final en fe y práctica. Eso llevo a un desarrollo crucial en
la historia del Cristianismo, el derecho a la interpretación privada. La Reforma, asociada con la
Biblia de Gutemberg, puso a la Escritura de vuelta en las manos de la gente común. De cualquier
manera, como R. C. Sproul dijo muy acertadamente:
¿Cómo puedes evitar distorsionar el mensaje de Dios? Hemos visto ya dos principios básicos de
la interpretación para ayudarte a abrir la puerta del entendimiento preciso de las verdades bíblicas
–contenido y contexto. Ahora vamos a una tercera, la cual es por supuesto el mejor seguro contra
la distorsión: la comparación.
En la comparación cotejaremos la Escritura con la Escritura. Esto ofrece gran seguridad puesto
que el gran intérprete de la Escritura es la Escritura misma.
Donald Grey Barnhouse lo puso muy claro al expresarlo así: “Muy rara vez tienes que ir
fuera de la Biblia para explicar algo de la Biblia”. Esto es muy instructivo viniendo de alguien que
era increíblemente buen lector y quien sabía cómo usar una amplia variedad de recursos
secundarios. Pero entendió la prioridad de la Palabra de Dios. Entendió que entre más compares
la Escritura con ella misma, más se aproxima por sí mismo el sentido.
4. Consulta
Un carpintero dijo una vez: “Entre más herramientas un carpintero tenga, más se acerca a ser un
mejor carpintero” El mismo principio es aplicable al estudio de la Biblia. Puedes ir adelante en tu
proceso de estudio solo con tus ojos puestos en el texto castellano. Pero puedes ir mucho más
lejos si agregas más herramientas al proceso. Es por eso que el cuarto principio de interpretación
es la consulta.
La consulta tiene que ver con el uso de recursos secundarios. Estos te dan luz y te ayudarán a
encontrar el sentido que estás buscando.
Nunca debemos volvernos arrogantes en nuestro proceso de estudio pensando que
tenemos todas las respuestas, y que el Espíritu nos hablará a nosotros como a nadie más. La
realidad es que miles han transitado este camino antes que nosotros. Y muchos de ellos han dejado
tras sí invaluables tesoros. Ellos son como escaladores de montañas que han dejado sus estacas
clavadas en la roca por las cuales otros podrán escalar después de ellos.
Pero una palabra de precaución: Nunca olvides el orden. Primero el texto de la Escritura,
luego los recursos secundarios. Ir a ayudas secundarias sin primero consultar el texto da un lugar
de menor importancia a la Palabra de Dios. Es por eso que lo primero que necesitas hacer antes
de ir a cualquier otra fuente es considerar el texto bíblico. Primero haz eso; después podrás ir
añadiendo ayudas en la medida que avanzas.
Algunas de estas ayudas son las Concordancias; los Diccionarios Bíblicos; Diccionarios de
la lengua Hebrea y Griega; Comentarios Bíblicos; Atlas; libros de consulta manuales.
5. Cultura
Una pista para el estudio bíblico es observar el escenario en el cual se ha montado la “obra”.
Observar con la luz correcta brillando sobre el para capturar el sentido. Ya hemos visto la
importancia del contexto –poner atención a lo que está antes y lo que vine después del pasaje que
estás estudiando. De la misma manera, debemos poner atención al contexto histórico y cultural –
los factores que guiaron a la escritura del pasaje, las influencias que tuvieron en el texto, y que
pasó como resultado del mensaje. Es el quinto principio básico de la interpretación bíblica: la
cultura.
Permíteme ilustrar lo que quiero decir con contexto cultural con varios ejemplos.
Ruth
El libro de Ruth, por ejemplo, es una hermosa historia de amor y coraje. Pero muchos pasan por
alto el hecho de que esto tuvo lugar en el período de los Jueces, la era del oscurantismo religioso
de Israel. Esto es porque fallamos en observar Jueces 21:25, el cual establece el contexto para Ruth
1.1. Esto demuestra que la nación estaba envuelta en una cloaca de iniquidad. Este era un tiempo
en la cultura en el que no hacían diferencia entre su mano derecha y su izquierda. Leyendo el
panorama general de este período debes maravillarte, pues, ¿había alguien fiel a Dios en esta
época?
Una clásica ilustración de esta tendencia a no considerar el contexto cultural es la obra maestra de
Leonardo Da Vinci, La Última Cena. Es un trabajo de arte increíble, sin duda. Pero ese no es el
lugar correcto para ir en busca de lo que en realidad fue la última cena. Te da una impresión
distorsionada del escenario –es en realidad una interpretación del siglo XV.
En primer lugar, Leonardo tiene a Jesús y sus discípulos sentados en una mesa. Pero la gente no
se sentaba a la mesa en los tiempos de Cristo; se reclinaban. Se recostaban en una especie de sillón,
apoyados sobre un codo que permitía a la otra mano estar libre para comer. Esto es importante
porque recuerda que Pedro le pregunta a Juan, ¿De quién habla Jesús cuando dice que uno de
nosotros lo va a traicionar? El resto de los discípulos no pudieron oírle. ¿Por qué? Porque Pedro
estaba en posición para inclinarse hacia atrás y Juan se pudo acercar a él, y así ambos pudieron
comunicarse.
Leonardo los tiene también sentados a todos en un mismo lado de la mesa, como la mesa
de un orador. Es un acomodo interesante, como si alguien hubiera dicho, “Oigan muchachos,
pónganse todos para la foto; una última toma antes de que el Señor se vaya”. Pero por supuesto
que cuando lees el relato te das cuenta que esa no era la manera de sentarse.
Otra peculiaridad de la última cena es que Leonardo ha pintado un friso del siglo XV en
la pared. Esto obviamente refleja los tiempos de Leonardo, no el primer siglo. Y si observas
cuidadosamente, notarás que en la pintura de Leonardo, afuera es de día. Pero de acuerdo con el
relato bíblico la última cena tuvo lugar en la tarde, y muy probablemente en la noche.
Ahora, no mal entiendas. Como pintura, La última Cena es una obra maestra de gran valor. Pero
desafortunadamente las personas que ven esta obra obtienen una idea distorsionada del pasaje
bíblico por concebir que fue así como la pintura lo expresa. Exactitud demanda que uno debe
regresar a ese período y cultura para saber que fue exactamente lo que pasó y cómo fue que pasó.
En otras palabras, a menos que comprendas el contexto original de la última cena, no podrás
apreciar por completo el momento en que esta se llevó a cabo.
Permíteme darte otra ilustración. Lee el Salmo 24.7-10. ¿De quién está hablando el pasaje? Parece
no tener mucho sentido, y aun que sabemos que esta fracción de este salmo tiene una relación
con el Mesías ¿Qué tenía David en mente?
La historia dice que antes que David llegara a ser rey, de donde quiera que él quisiera ir del
sur del país al norte, debía pasar por una ciudad llamada Jebús. Jebús era una fortaleza antigua -
desde los días de Josué.
Así que siempre que David pasaba por Jebús, sus defensores se aparecían en la muralla y
le decían “Oye, David, cuando seas Rey no trates de tomar este lugar. Pondremos lisiados en las
puertas. Pondremos ciegos en las torres vigías. Pero de todas formas no podrás conquistarnos”.
Cuando David se volvió rey nunca olvidó esas palabras. Dijo a sus solados, “lo primero
que vamos a hacer, es limpiar Jebús”.
Es de lo que el Salmo 24 está hablando. David derrotó Jebús y la hizo su capital (la cual
conocemos como Jerusalén, 2 Samuel 5:3-10). Una de sus primeras acciones como rey fue traer
el Arca del Pacto a Jebús. El salmo 24 es el himno procesional que él y el pueblo cantaron mientras
llevaban el Arca a la cuidad: “Alzad oh puertas vuestras cabezas, alzaos vosotras puertas eternas y
entrará el Rey de Gloria.” Y las paredes, como mostrando la antigua antipatía de sus defensores
preguntaban: “¿Quién es el Rey de Gloria que demanda que alcemos nuestras puertas?” La
respuesta viene de nuevo: “Jehová de los Ejércitos. El es el Rey de la Gloria”.
Así que una vez que comprendes el contexto histórico y cultural, el salmo 24 vuelve a la
vida.
1 Corintios 8
Una final ilustración está en 1 de Corintios 8, donde Pablo discute el problema de comer carne
ofrecida a los ídolos –que no es exactamente un problema que tengamos hoy en día. ¿Entonces
es 1 de Corintios 8 irrelevante para nosotros hoy? Lo es si no tenemos una idea del contexto
cultural de este pasaje. Nota que el versículo 1 dice: “En cuanto a lo sacrificado a los ídolos,
sabemos que todos tenemos conocimiento.” Otra vez en el versículo 4: “Acerca, pues, de las
viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo.”
Pero el versículo 7 declara: “Pero no en todos hay este conocimiento”. Así que Pablo
advierte que debes ser muy cauteloso en este asunto. ¿Por qué? Aquí es donde el contexto cultural
juega su papel. Un poco de investigación revela que la mejor carne en la ciudad era reservada para
ser ofrecida a los ídolos. No es de sorprender que los mercados y restaurantes con la mejor carne
estuvieran localizados muy cerca del templo. Así que si querías llevar a alguien a tomar una cena
debías quizás llevarlo ahí.
Pero supón que la persona era recién convertida. Supón que viene de un contexto pagano
donde acostumbraba sacrificar y ofrecer a los ídolos. Ahora le pides que vayan a comer la misma
carne –en efecto, llevándolo de regreso a sus pre-cristianos días. ¿Cómo podría sentirse él?
Pablo dice claramente que “nosotros sabemos que los ídolos nada son,” esto es, que los
ídolos no tienen poder alguno; son dioses falsos. Pero ese no es el punto. El punto es hacer lo que
es mejor para mi hermano o hermana en Cristo. Incluso prácticas inofensivas pueden ser una
ofensa para el hermano débil que tiene aún una conciencia ineducada.
Con esa perspectiva cultural, ¿tiene 1 de Corintios 8 algo que decirnos hoy? ¿Hay cosas
que algunos cristianos practican hoy libremente, mientras otros se ofenden? Te dejo a ti
contestarlo. Pero cuando estudies un pasaje de la Biblia asegúrate de recrear la cultura porque solo
ahí el texto cobra vida.
VII. El valor de la interpretación Parte IV
El viejo terminó abruptamente, y ningún sonido se pudo escuchar, tan solo el zumbido de
las moscas. Nadie se movió. Cada hijo estaba perturbado por las palabras que acababa de escuchar.
No se dieron cuenta que el tembloroso patriarca había dicho sus últimas palabras, había hundido
su cabeza en su pecho y exhalado su último suspiro.
¿Qué vamos a hacer con esta historia bíblica? Ah, perdón, olvidé decirles que ésta es una moderna
reconstrucción de Génesis 49, donde Jacob reúne a sus doce hijos y profetiza sobre el linaje de
cada uno.
Si lees el relato, te darás cuenta de las extrañas descripciones asignadas a cada uno de ellos:
Judá es llamado el “cachorro de león” (v.9); Zabulón es “puerto de naves” (v.13); Isacar es “un
asno fuerte” (v.14); Dan es “una serpiente junto al camino, una víbora junto a la senda” (v.17);
Neftalí es “una cierva suelta” (v.21); José es “una rama fructífera junto a una fuente” (v.22); y
Benjamín es “lobo arrebatador” (v.27).
Nuevamente, ¿qué haremos con estas descripciones? ¿Debíamos esperar que Noé hablara
con sus hijos de esta manera después de haber sido encerrados en el arca? Pero, ¿qué están
haciendo estas palabras en la boca de Jacob? ¿Debemos tomarlas de manera literal? Si no, ¿Por
qué no? ¿Cómo sabemos cuando la Escritura está representando la realidad y cuando está
solamente describiendo la realidad?
El asunto aquí es el sentido figurado. Todos estamos familiarizados con el sentido
figurado. Lo usamos todo el tiempo: “deja que él marque la pauta” “estoy muerto de cansancio”
“no me calienta ni el sol” “hemos metido la pata” “ya la regué” “me lleva el tren” “no tiene en
qué caerse muerto” y cuántos otros más, ¿no es cierto?
Bueno, el texto y los personajes bíblicos no son diferentes. Enlazan su material con
imágenes vívidas y muy peculiares maneras de comunicar. David dijo que la persona que sigue la
Palabra de Dios será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas; pero que los malos son
como el tamo (Salmo 1). La novia en Cantares 2.1 dice que es “La Rosa de Sarón, el Lirio de los
Valles.” Ella llama a su amor una gacela o joven cervatillo “saltando sobre los montes, brincando
en los collados” (2.8-9). Jesús llamó a Herodes una zorra (Lucas 13.32), a los fariseos sepulcros
blanqueados (Mateo 23.27), a Jacobo y Juan llamó los Hijos del Trueno (Marcos 3.17). Pablo llamó
a ciertos falsos maestros, perros (Filipenses 3.2).
Por supuesto, el lenguaje figurado en la Biblia puede ser más elaborado todavía, en sus
palabras o representaciones gráficas. Dios dijo a Jeremías que comprara una vasija de barro, la
llevara a los líderes, profetizara en contra de ellos, y luego quebrara la vasija como muestra de lo
que Dios haría con la nación (Jeremías 19). A Oseas se le dijo que se casara con una adúltera como
símbolo del fiel amor de Dios por su pueblo, y de la infidelidad del pueblo hacia El (Oseas 1.2-9;
3.1-5).
Cuando vamos al Apocalipsis de Juan, nos encontramos con el mismo lenguaje inusual.
Un Gobernante en el cielo aparece como una piedra de Jaspe envuelto por un arco iris (4.3). El
ve un Cordero con siete cuernos y siete ojos (5.6). También ve una bestia que sale del mar con
diez cuernos y siete cabezas (13.1). Y al final del libro, una ciudad entera cubriendo más de dos
millones de millas cuadradas (21.16).
Estas cosas hacen la lectura más interesante. Pero ¿qué significan éstas? ¿Cómo hemos de
interpretarlas durante nuestro proceso de estudio bíblico? ¿Cómo vamos a saber cuándo leerla
literalmente y cuándo en sentido figurado?
Te daré diez principios para entender el sentido figurado. Pero primero, asegurémonos de
haber entendido bien la diferencia entre “literal” y “figurado”. La gente habla de una
“interpretación literal de la Escritura”. Significa esto que en Génesis 49, ¿ven a Judá como un
verdadero cachorro de león? O ¿a José, parado junto a un arroyo con raíces plantadas en el suelo?
O ¿a Benjamín como un hombre lobo? Si es así, pues conozco a un muy buen psiquiatra al que
puedo recomendar.
1. Usa el sentido literal a menos que no haya una buena razón para no hacerlo.
Esto está claro por las razones que ya hemos expuesto. En la lectura de la Biblia, debemos asumir
que los escritores eran gente normal, racional, que se comunicaban de la misma manera que
nosotros lo hacemos hoy. Y una y otra vez, la gente “espiritualiza” el texto, intentando hacer que
este diga cualquier cosa, menos lo que de manera llana y simple éste dice.
Una ilustración clásica es Cantares de Salomón. Por años, los intérpretes han dicho que esta es
una alegoría de la relación entre Cristo y su Iglesia. Pero ¿cómo puede eso encajar con el texto?
El poema fue escrito cientos de años antes de Cristo. Este tiene una forma lírica definida y necesita
ser leída de acuerdo a las reglas de ese género. Más aún, hay una simple, y más sensible
interpretación: es un libro que celebra el amor erótico en el matrimonio, tal como Dios pretendió
que éste fuera. Lee el libro de Cantares y di si encuentras un sentido diferente.
Algunos pasajes te indican directa y claramente que están usando figuras imaginarias. Por ejemplo,
cuando te encuentras cruzando por un sueño o una visión, puedes esperar encontrar lenguaje
simbólico porque este es el lenguaje de los sueños. En Génesis 37, está claro que los sueños de
José están hablando acerca de cosas que pasarían en el futuro. Lo mismo es para los sueños de
Faraón en Génesis 41 y las visiones proféticas de Daniel en Daniel 7-12.
En Juan 6.53-55, Jesús desconcertó a ciertos Judíos que se lo oponían con estas palabras:
En verdad, en verdad os digo que a menos que comáis la carne del Hijo del Hombre,
y bebáis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es
verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
Esta es una manera muy extraña de hablar ¿no? Pero, ¿estaba El sugiriendo que sus seguidores se
volvieran caníbales? No, eso sería una violación repulsiva de la ley del antiguo testamento. Y
ninguno de sus seguidores lo tomaron así. Fueron desconcertados por sus palabras al decir:
“¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” replicaron los Fariseos (6.57). ¿Ves? Ellos tuvieron
que lidiar con el problema de la interpretación. Otros dijeron: “dura es esta palabra ¿quién la puede
oír?” (6.60). Pero aún así, reconocieron que estaba hablando figuradamente.
Dios nunca viola su propio carácter. Y desde el momento que basó su Palabra en su
carácter podemos estar seguros que sus mandamientos son consistentes con lo que El es. Nunca
nos pide hacer algo que El no hará o que ya haya hecho antes.
El texto bíblico incluso señala el uso de figuras del habla. Los símiles por ejemplo, usan las palabras
cómo o así como para hacer comparaciones: “Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la
mujer hermosa y apartada de razón.” (Prov. 11.22). “Los hizo saltar como becerros; al Líbano y al
Sirión como hijos de Búfalos.” (Salmo 29.6).
La Escritura usa otras figuras del habla que solo cobran sentido cuando se leen de manera
figurada. Cuando Isaías predice que “La luna se avergonzará y el sol se confundirá” (24.23) está
usando una obvia personificación. Cuando Pablo cita Oseas, “¿Dónde está oh muerte tu aguijón?
¿Dónde oh sepulcro tu victoria?” (I Co. 15.55), está usando una forma llamada apóstrofe,
llamando a una cosa como si ésta fuera una persona. Expresiones tales como “se reunió con su
pueblo” o un hombre “conoció” a su mujer, el Señor entregó al pueblo “en manos de” sus
enemigos, o que alguien “durmió” son comunes eufemismos y modismos.
Apocalipsis 5.1-5 describe una fascinante escena ante el trono de Dios. Leemos acerca del “León
de la Tribu de Judá.” ¿Está el autor hablando literalmente de un animal? Obviamente no, pues no
tendría sentido con el contexto. Un poco de estudio comparativo muestra que es un título dado
al Mesías. Así que lo que necesitamos es determinar qué representa ese título y por qué lo usa.
Recuerda que para entender el sentido figurado una de las mejores guías es el contexto.
Esto es en realidad una extensión de lo que acabamos de ver en el punto seis. Recuerda, el contexto
de cualquier versículo es el capítulo, la sección, y finalmente el libro del cual éste es parte.
Este principio aplica especialmente a dos tipos de literatura: la profética, la cual toma
sentido solamente si se lee figuradamente; y la poética, la cual emplea lenguajes imaginarios como
asunto de rutina.
Por ejemplo, el salmista dice, “En la sombra de tus alas, me regocijaré” (Salmo 63.7). Esto
no significa que Dios tenga plumas. Pero El protege a sus hijos con el mismo cuidado que un
águila madre cuida a sus aguiluchos. Esta imagen encaja muy bien con la atmósfera general y estilo
de ese salmo.
8. Usa el sentido figurado si una interpretación literal es contraria al plan y propósito del
autor.
Una vez más, el contexto es crucial. ¿Has oído a alguien exponer la interpretación de un texto que
suena convincente en aislamiento pero herética en comparación con versículos colindantes? Este
es el caso del patito feo. No encaja. Algunas veces está fuera de lugar. De hecho, un buen hábito
a cultivar cuando interpretes un pasaje es retroceder, mirar la interpretación previa, y preguntar,
¿Cómo encaja con este asunto?
Vimos en el Salmo 1 que la persona que se deleita en la ley del Señor será como árbol junto a
corrientes de aguas. El versículo 3 añade, “y todo lo que hace prosperará.” Ahora, algunas
personas vienen a esto y reclaman que esto garantiza prosperidad material para cualquier creyente
fiel. Pero ¿Encaja esto realmente al contexto del propósito del autor?
Difícilmente. Mirando el Salmo 1 y el resto de los Salmos, es claro que el salmista estaba
más interesado en que la gente caminara con Dios, que con su prosperidad financiera. Este Salmo
toma su verdadero significado si entendemos que el versículo 3 describe la calidad del resultado
en la vida de una persona, no la cantidad de bendiciones que éste disfruta.
9. Usa el sentido figurado si una interpretación literal envuelve una contradicción de otra
Escritura.
¿No sabéis que sois Templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
Si alguno destruye el Templo de Dios, Dios lo destruirá a El. Porque el Templo
de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”
Este es un lenguaje muy severo. ¿Qué quiso decir Pablo con “Si alguno destruye el Templo de
Dios, Dios le destruirá a él”? ¿Es ésta una amenaza de que si una persona comete suicidio pierde
su salvación? Algunos lo toman de esta manera. Pero no solo compromete el contexto, sino que
esto crea conflicto con la seguridad de la vida eterna, la enseñanza de que Dios preservará a sus
hijos. Por el contrario, Pablo nos anima a leer este pasaje y su contexto en sentido figurado (4.6).
Una interpretación literal no tendría sentido.
Figuras de dicción
Antropomorfismo
“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído
para oír.” (Isaías 59.1)
Apóstrofe
Eufemismo
Hipérbole
Figura retórica que consiste en exagerar la expresión para producir una fuerte impresión.
“He despojado (saqueado) a otras iglesias recibiendo salario para serviros a vosotros” (2
Co. 11.8)
“Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti…” (Mt.5.29)
Modismo
Metáfora
Paradoja
“Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de
mí, la hallará.” (Mt. 16.25)
Personificación
No te detengas ahora
Vivimos en una sociedad que está ahogada en un mar de información. Y la ola sigue creciendo.
Estamos en una explosión de información.
Este exceso de datos posee un dilema de buenas y malas noticias. Por un lado, no tenemos
que estar encadenados a la ignorancia. Menciona casi cualquier tema, y hay una buena probabilidad
de que alguien en algún lugar ya lo haya desarrollado. Este tipo de pericia de gran alcance y tan
variada ha brindado increíbles desarrollos en campos como la medicina, física, biotecnología,
agricultura y transportación.
Por otro lado, ¿Cómo encontramos la información que estamos buscando? Ya no buscamos,
como dice el proverbio, la aguja en el pajar; estamos buscando la aguja en un pajar hecho de agujas.
Además, aun que tengamos tanta información, mucha de esta es poco practicable. Y este es el
punto principal ¿no? Como usar la información. Muchas carreras están basadas en una
información-creciente más que en una información-productiva.
El mismo fenómeno se observa en el estudio de la Biblia. La mayoría de las personas que estudian
la Escrituras se detienen en el paso de interpretación. O incluso, empiezan ahí, lo cual es un gran
error; y ahí se detienen lo cuál es un error todavía más grande.
El resultado es que adquieren montañas de información acerca del texto, y muchas especulaciones
acerca de lo que éste significa. Pero ¿qué diferencia hace éste en sus vidas? La Biblia se convierte
en un poco más que una colección de rompecabezas teológicos, en vez de ser un mapa para saber
cómo vivir.
Qué tragedia, porque la Palabra de Dios no produce fruto cuando ésta es entendida, sino cuando
es aplicada. Por eso Santiago nos exhorta a “recibir la Palabra implantada” (1.21). En otras
palabras, deja que la Palabra de Dios eche raíces en tu vida. ¿Cómo? Siendo un hacedor de la
Palabra, y no solo un oidor de ella (v.22).
Imagínate que aras un campo, esparces las semillas en la tierra, cuidadosamente te ocupas
de las plantas que han crecido tan desmedidamente, arrancas la mala hierba que crece junto a ellas,
esperas las lluvias, y luego llega el tiempo de la cosecha, y tú te vas a hacer algo más y abandonas
tu trabajo. Una persona moriría de hambre haciendo eso. Y eso es lo que sucede si fallas en
moverte al siguiente paso en el proceso de estudio inductivo, la aplicación. Puedes pasar por toda
la compleja etapa de observación y asegurarla en el paso de Interpretación preparando una rica
cosecha y seguir hambriento espiritualmente por negarte a seguir adelante.
Espero que hasta aquí estés hambriento por ver cambios en tu vida. Si es así, te invito a
moverte a la siguiente sección, donde exploraremos algunas maneras de tornar las investigaciones
bíblicas en aplicaciones prácticas.
VIII. El valor de la aplicación. Parte I
Observación más interpretación sin aplicación es como un aborto. En otras palabras, cada
vez que tú observas e interpretas la Escritura, pero fallas en aplicarla, ejecutas un aborto a la luz
de su propósito. La Biblia no fue escrita para satisfacer tu curiosidad, fue escrita para transformar
tu vida. Entonces, el objetivo final del estudio de la Biblia no es hacer algo con la Biblia, sino dejar
que la Biblia haga algo contigo; que la verdad sea tangente en tu vida.
¿Ves? Frecuentemente vamos a la Biblia para estudiarla, para enseñarla, para predicarla,
para trazarla –todo, excepto ser transformados por ella.
Substitutos de la aplicación
¿Qué pasa cuando fallamos en la aplicación de la Escritura? Permíteme sugerir cuatro substitutos
de la aplicación, cuatro rutas las cuales, desafortunadamente, muchos cristianos toman en su
proceso de estudio de la Palabra. Cada una de ellas son callejones sin salida.
Qué fácil es decidir por el conocimiento más que por la experiencia. De acuerdo con la Biblia,
saber y no hacer, es no saber del todo.
La historia de una mujer llamada Kitty Genovese, pudiera ilustrarnos esto. Ella era una joven
que fue brutalmente atacada, golpeada, violada y finalmente asesinada en un barrio decente de la
ciudad de Nueva York. En la etapa posterior al crimen, los reporteros entrevistaron innumerables
vecinos con la finalidad de encontrar algunas pistas. Increíblemente, hubo treinta y ocho personas
habían escuchado los gritos de Kitty. De hecho, muchos de ellos habían presenciado el ataque.
Pero ninguno de ellos vino en su rescate. Solamente uno llamó a la policía, y eso después del tercer
y fatal ataque.
¿Cómo hemos desarrollado una sociedad en la cual el ser humano puede ser atacado furiosa y
repetidamente, con el conocimiento del público, y ninguno responder en su ayuda? Esta es la
tragedia del conocimiento que no crea responsabilidad.
En otra ocasión Jesús dijo, “muchos me dirán en aquel día, Señor, Señor (nótese la exacta
terminología), ¿no hicimos muchas cosas poderosas en tu nombre?” (Mt. 7.22). Jesús nunca negó
que no fuera así. Pero sin embargo El les reprocha: “Apartaos de mí, nunca os conocí.”
¿Qué significa esto? ¿Que nunca les conoció cognitivamente? No, eso sería herejía. Jesús era
(es) omnisciente; Él conoce todo. Pero hablaba de un conocimiento relacional: “Yo nunca os
conocí en términos de una relación personal.”
Este es más común que el problema que acabamos de considerar. ¿Puedes identificar porqué?
Aquí, aplicamos la verdad bíblica a áreas donde ya la hemos estado aplicando con anterioridad, y
no a áreas donde aún no la hemos aplicado. Resultado: no hay cambios evidentes en nuestra vida.
Por ejemplo, dile a un hombre del mundo de los negocios que atraviese por Efesios 4.25, el
cual trata con el tema de la honestidad: “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada
uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.”
Bastante claro ¿no? Así que, ¿qué ha de hacer? El piensa en todas las áreas en las que de
antemano ya practica la honestidad. Por ejemplo, él es honesto con su esposa; nunca pensaría en
engañarla. De igual manera habla con la verdad a sus hijos; ellos saben que Papá siempre será
honesto con ellos. El es honesto con sus colegas en el trabajo; la gente confía en él. Cuando lee
Efesios 4.25, él piensa en todas esas áreas en las cuales el ya está obedeciendo la verdad y se da
palmaditas en la espalda a sí mismo.
Pero mientras tanto, observa el hecho de que es parcialmente honesto con sus competidores.
Nunca considera esa área. Es una puerta que no se atreve a tocar. El resultado: que la verdad
nunca ha de afectar esa área de su vida.
¿Qué pasaría si él siempre evaluara su honestidad de esta manera? Probablemente tomaría la
tercera ruta…
3. Substituimos arrepentimiento con racionalización
¿Cómo funcionaría esto con el hombre de negocios hablando acerca del tema de la honestidad?
Bueno, el racionalizará su carencia de integridad. No puede evitar la realidad de que él miente para
avanzar hacia delante en su trabajo, así que dice: “Está bien, lo admito. Tengo mis mañas aquí y
allá contra mis competidores. Pero tienes que entender; todos ellos no son cristianos; todos ellos
mienten; quiero decir, no puedes esperar que yo sea una perita en dulce cuando debo competir
con tipos como esos. Debo trabajar en un mundo real. Entiendo que uno debe ser tan honesto
como uno pueda, pero admítelo, es la única manera que esto se juega.” El punto es que, no va a
cambiar. Lo peor de todo es que él se siente cómodo con eso.
¿Cómo lo sé? Porque cada uno de nosotros tenemos un arsenal de razones para que cuando la
verdad se aproxime demasiado, tengamos sesenta razones para explicar porque la verdad aplica a
todos menos a mí mismo. Entre más viejos nos hacemos, más experiencia adquirimos haciendo
esto.
En otras palabras, estudiamos la Palabra de Dios, nos impacta y nos emocionamos, pero no
hay ningún cambio real. No hay nada malo con responder emotivamente a una verdad espiritual.
De hecho, los creyentes pueden tener mucho de eso hoy en día; pero si esa es su única respuesta
–si todo lo que hacemos es mojar nuestros pañuelos y sollozar un poco de oraciones lastimeras, y
seguimos tranquilamente nuestro camino sin alterar nuestro comportamiento en lo más mínimo-
entonces nuestra espiritualidad va en picada a ser nada más que una experiencia emocional
insípida.
¿Qué tal aquello que llamamos la ceremonia de “La glorificación del gusano”? Eso es lo que
sucede en la puerta de la Iglesia después del servicio. La gente se acerca, estrecha tu mano y dice:
“Oiga hermano “X”, fue un sermón glorioso. Fue como escuchar a Pablo mismo; no cabe duda
que Dios lo usa mucho. Ojalá que en todas las iglesias predicaran como usted lo hace.” Etc… y
ya sabes, todo el rollo que hay en esas palabras. ¿Están realmente pensando en aplicar la Palabra
a sus vidas y que ésta haga una transformación en sus vidas? Dios quiera que si. Pero la mayoría
de las veces la Palabra solo causa una experiencia emocional que permanece el tiempo que dura la
reunión. Después parece que se ha evaporado. No hubo un cambio.
Nunca debemos estar satisfechos con sólo estar expuestos a la Palabra de Dios o ser
convencidos por ella; debemos ser cambiados por la Palabra. Hacer una decisión voluntaria en
respuesta a lo que Dios ha dicho. Es ahí donde el verdadero cambio comienza –en la voluntad.
Una mirada al espejo
El apóstol Santiago hace una pregunta penetrante en el primer capítulo de su libro: ¿sirve la
Palabra? Respuesta: Si, por supuesto, si se recibe (v.21). Usa una palabra interesante. Esta
básicamente significa ponerle un tapete de bienvenida. ¿Le das la bienvenida a la Palabra en tu
vida? ¿Le das la bienvenida en la puerta y le permites trabajar en ti?
Verás, cuando salimos de la Iglesia el domingo, el punto no es, qué dijo el expositor, sino, ¿qué
vas a hacer como resultado de lo que dijo? Sin embargo, oímos un sermón o vamos a un estudio
bíblico y escuchamos una tremenda lección –muy convincente- y ¿qué hacemos? Simplemente
preguntamos ¿Cuándo es el próximo estudio bíblico?
Santiago dice, “Miren, deben abrazar la verdad bíblica.” Y ofrece una interesante ilustración para
desarrollar su punto –la analogía del espejo (v.23-25). Muchos de nosotros invertimos mucho de
nuestro tiempo en un espejo cada día, ocupándonos de aquello que necesita más atención.
Santiago habla de una persona que hace exactamente lo contrario.
“Buenos días –dice alguien que se mira al espejo- necesito una afeitada, y peinar esos cabellos
que tan mal acomodados están.” Pero en lugar de hacer algo, se dirige a su trabajo sin hacer nada
al respecto. ¿Te imaginas la reacción de su jefe al verle entrar por las puertas de la compañía? Pues
es la situación que Santiago está describiendo. Si te miras al espejo y te das cuenta que necesitas
lavar los dientes, rasurarte, lavar tu cara, peinar tu cabello y en vez de ello no haces nada, estarías
entonces como aquel a quien Santiago describe, estudiando la Palabra de Dios pero no siendo
cambiado por ella.
Hay una alternativa: “Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado
en lo que hace” (v.25).
Dinámica
Como parte de esta etapa de estudio, comenta con tus compañeros de clase como ha sido tu
propia experiencia respecto de oír la Palabra y en determinadas ocasiones no ponerla en práctica.
Puede ser una buena oportunidad para que juntos resolvamos como podemos mejorar esta
situación.
Tenemos cuatro formas de sustituir la aplicación. Comenten en grupo cada una de ellas y las
experiencias que cada quien ha vivido.
Ojo: no tomes demasiado tiempo para que puedas dar oportunidad a tus compañeros.
IX. El valor de la Aplicación –Parte II-
La Palabra de Dios está llena de promesas –promesas que fueron hechas por la Persona que
nunca miente y que es capaz de cumplirlas totalmente. ¿Recuerdas nuestro estudio de Nehemías
1? Nehemías clamó por las promesas de Dios acerca de la restauración de la tierra y de las personas
que confesaran y se arrepintieran de sus pecados. Dios honró su Palabra. Usó incluso a Nehemías
como parte de la respuesta a la oración.
Por supuesto, no todas las promesas de la Biblia fueron dadas para ti o para mí. Algunas
promesas Dios las dio a ciertas personas, no al pueblo en general (Ge.12.2). Otras las hizo a algún
grupo de personas, como la nación de Israel (varias en Isaías). Pero seguramente podemos clamar
por las promesas hechas para la Iglesia; así mismo como las hechas para los justos en Proverbios
y otras porciones de la literatura sapiencial o como tantas otras en la Escritura que son para todos
y cada uno de nosotros.
4. ¿Hay una oración que repetir?
Abraham nos enseñó algo acerca de la oración en Génesis 18. Así como Nehemías. Te animo
a que hagas un estudio de las grandes oraciones de la Biblia: por ejemplo, la confesión de David
en el Salmo 51; la de Ana en agradecimiento por el nacimiento de Samuel (1 Sa.2.1-10); la de Jonás
desde el vientre del gran pez (Jonás 2); la de María en Lucas 1.46-55; La oración de Pablo por los
Efesios (Ef.3.14-21); La oración de Jesús en el huerto de Getsemaní (Mt. 26.36-46); y la oración
del Señor, que es en realidad la oración por los discípulos, y de hecho, nuestra oración (Mt.6.5-
15).
En la medida que estudies estos pasajes, pregúntate a ti mismo, ¿Qué hay en estas oraciones
que necesito yo estar incluyendo en las mías?
La Biblia está llena de mandamientos. Solamente en el libro de Santiago hay cincuenta y cuatro.
De la misma manera las secciones aplicativas de las epístolas Paulinas –Romanos 12-15, Gálatas
5-6, Efesios 4-6, Colosenses 3-4 –son primeramente de exhortación.
A un sabio y viejo erudito se le preguntó una vez cómo determinar la voluntad de Dios. Su
respuesta fue simple: “Noventa y cinco por ciento de la voluntad de Dios está revelada en los
mandamientos a través de la Escritura. Si tú inviertes tu tiempo atendiéndolos, no tendrás mucho
problema en ejercitar el otro cinco por ciento.”
Muchas de las promesas de Dios están basadas en condiciones establecidas en el texto. Por
ejemplo, Jesús dijo, “Si permanecéis en mí, y mis Palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo
que queréis, y os será hecho” (Jn 15.7). ¿Viste las condiciones? “Si permanecéis en mí, y (si) mis
palabras permanecen en ustedes.” Jesús hace una increíble promesa: “pedid todo lo que queréis,
y os será hecho.” Pero la condición debe ser conocida.
Obviamente, cualquier verso de la Escritura puede ser memorizado. Pero algunos traerán
mucho más significado para ti que otros. Es por eso que debiéramos comenzar cada uno con un
programa de memorización bíblica. También podrías memorizar largas porciones de la Escritura.
Sus beneficios son inmensurables.
¿Has leído alguna vez una porción de la Biblia y has sentido la convicción de que necesitas
actuar en base a lo que has leído? El Espíritu de Dios provocará eso. Cuando lees la Palabra, Dios
te desafiará a que respondas en alguna área de tu vida, o en alguna situación que estés enfrentando.
Quizás necesitas quitar algo que te está separando de Dios. O quizás hay algún hábito que necesitas
cultivar. Lo que sea, el Espíritu usa la Escritura para promover cambios en tu vida.
La pregunta es ¿Estás abierto a tal cambio? ¿Estás preparado para aceptar sus desafíos? Te
garantizo que si te apropias de su Palabra con un espíritu enseñable y de honestidad, el Espíritu
no te dejará ir decepcionado.
Me temo que muchos asistentes a la Iglesia de hoy están escuchando, pero no aprendiendo.
Son espectadores pero no estudiantes. Son pasivos, no participantes. ¿Por qué? porque nosotros,
los que enseñamos a menudo les damos las flores cortadas que fácilmente se apagan y se marchitan
en lugar de enseñarles como hacer crecer las plantas por ellos mismos. Descubrir de primera mano
la verdad que Dios ha revelado en su Palabra.
Por supuesto, ese es el propósito de este método de estudio inductivo, introducirte en el
gozo de escudriñar la Biblia por ti mismo. Puedo asegurarte que apenas hemos raspado la
superficie en este sentido. Hemos puesto apenas nuestros pies en la entrada de una gran mansión.
La pregunta ahora es ¿cómo puedo conservar estas ganancias? ¿Cómo puedes hacer permanente
esto que has comenzado a aprender de este proceso?
En un póster una vez había una leyenda como ésta: “En veinte años, ¿qué desearías haber hecho
hoy? Bajo esta pregunta había, en letras muy grandes, la frase: “¡Hazlo ahora!”. Pienso que de aquí
a veinte años desearás haber comenzado hoy un programa de estudio bíblico personal. Así que
¿por qué no comenzar ahora?
Todo lo que debes hacer es resolver cuatro problemas. Primero, debes determinar tus objetivos.
¿Qué es lo que quieres? No solo ahora, sino al final de tu vida. ¿Cómo deseas llegar al final? Quizás
te desenvuelves muy bien en tu campo y has logrado conquistar muchas metas; pero, entre tus
proyectos ¿figura el estudio de la Biblia?
Segundo, debes establecer tus prioridades. Esto es, ¿cuánto lo deseas realmente? ¿Qué precio estás
dispuesto a pagar? Hay una gran cantidad de cosas que yo quisiera hacer pero no tanto como para
pagar el precio por hacerlas. Me gustaría hablar ruso por ejemplo. Pero de gustarme a estar
dispuesto a invertir tantas horas y dinero para aprenderlo hay una gran diferencia.
Establece un calendario
La tercera cosa que necesitas es un calendario o programa. Esto implica el preguntarte ¿Qué formas
puedo emplear para mantener mis prioridades y cumplir mis objetivos? Desafortunadamente, para muchos
los programas son como un chaperón indeseable, alguien vigilándote, siempre listo para
molestarte. Pero en realidad, los programas o calendarios son solo una herramienta para cumplir
tus objetivos y alcanzar tus metas. Determina tu propia agenda de estudio bíblico.
La cuarta cosa que necesitas es disciplina. A fin de cuentas, es un fruto del Espíritu. El puede
proveerte de la dinámica por la cual mantendrás tu programa, tus prioridades y cumplirás tus
objetivos. Pero a menudo la gente dice “Me gustaría mucho estudiar la Biblia, pero no estoy seguro
de tener suficiente tiempo.” En realidad, tenemos todo el tiempo del mundo para hacer lo que es
esencial. La pregunta es ¿has determinado tú que el estudio bíblico es esencial? ¿Lo has hecho tu
objetivo? y ¿Estás dispuesto a pagar el precio?
No estoy tratando con esto de desanimarte ni mucho menos, sino de desafiarte a comenzar algo
que más que una llamarada de petate sea parte integral de tu andar diario con Jesús.
Que el Señor te bendiga y que este curso que ya habrás terminado, sea solo el comienzo de una
relación personal y más profunda con el Autor de Libro de libros, Dios.
1. El liderazgo es la clave
Si hay un factor determinante en los estudios bíblicos de grupos pequeños, es el líder. Los líderes
de estudio bíblico deben ser personas que disfruten permitir a otros desenvolverse en el proceso,
no dominantes con sus propias ideas. Deben ser confiables, organizados, capaces de mantener
una discusión en la línea y dispuestos a preparase para la reunión del grupo. Necesitan ser gente
relajada, hábiles para manejar la Escritura. Y por supuesto, gente que ame la Palabra de Dios.
Los grupos de estudio bíblico existen por una variedad de razones: para enfocarse en un
entendimiento más profundo de la Biblia; para aplicar la verdad bíblica a necesidades o temas de
actualidad; para usar la Palabra como plataforma de partida para tiempos de oración; para
introducir a no creyentes al estudio de la Palabra. Cualquiera que sea el propósito del grupo,
asegúrate de hacerlo saber a todos los que se integren.
El objetivo del líder es envolver a cada uno con la Palabra y con los demás miembros del grupo.
El peligro a evitar es permitir a cualquiera dominar el proceso –incluyendo al líder.
5. Promueve la discusión
El formato más efectivo para grupos pequeños es la discusión, no la lectura. Cada uno necesita
una oportunidad para decir algo. El líder puede facilitar eso preparando una simple, pero bien
organizada hoja de discusión. Deberás imprimir el texto en la parte de arriba de la hoja (así cada
quien verá la misma traducción) y abajo unas cuantas preguntas inductivas.
6. Persevera en la Palabra
7. Muestra entusiasmo
Una de las mejores maneras de motivar a las personas en su estudio personal de la Biblia es
celebrar sus descubrimientos. Fascínate con las perspectivas de los integrantes del grupo, esto les
animará a seguir participando.
Seis a ocho en un grupo es ideal. Si tienes más, divide el grupo en grupos más pequeños. Recuerda,
el objetivo es 100% participación, y es difícil cumplir el cometido si el grupo es demasiado grande.
Los estudios en grupo tienden a sufrir el mismo problema que el estudio bíblico personal: invierten
mucho en Interpretación, y abandonan la observación y la aplicación. Balancea el tiempo entre las
tres. Si te encuentras llegando al final de la reunión diciendo: “bueno, tendremos que hablar de
los cambios que esto puede provocar en nosotros la próxima semana,” es una señal de que pasaste
mucho tiempo en Interpretación.
Asegúrate que el grupo mantenga su curso, que realice los objetivos por los que fue formado. A
la vez, marca el paso en las reuniones del grupo. Comienza y termina el curso en un período
establecido. Obtendrás una mejor respuesta si cada uno sabe cuándo empezaremos; hacia donde
nos dirigimos; y cuándo terminaremos. Eso es trazar objetivos y determinar el tiempo para
alcanzarlos. En cierta forma, a todos nos gustaría un poco de organización.
Traducido del libro “Living by the Book” de Howard G. Hendricks y William D. Hendricks.
Moody Publishers.
Por Juvenal Martínez