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Notas Variable Compleja
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Y APLICACIONES
1Instituto de Matemática y Ciencias Afines y Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Ingenierı́a, Lima.
Índice general
Índice de figuras V
Parte 1. Preliminares 1
Capı́tulo 1. Números complejos 3
1. Definición y propiedades 3
2. Módulo y conjugado, partes real e imaginaria 3
Capı́tulo 2. Espacios métricos y normados 5
1. Espacios métricos 5
2. Espacios normados 6
Capı́tulo 3. Sucesiones y series 7
1. Sucesiones y series numéricas 7
2. Sucesiones de Cauchy y completitud 7
3. Series y convergencia 8
Capı́tulo 4. Nociones básicas de topologı́a 11
1. Conjuntos abiertos 11
2. Conjuntos cerrados 12
3. Puntos de acumulación 13
4. Conjuntos compactos 13
Capı́tulo 5. Funciones en espacios métricos y normados 15
1. Lı́mites 15
2. Continuidad 15
3. Curvas 16
4. Conjuntos conexos 17
5. Sucesiones de funciones 18
6. Familias de funciones 19
10.1 Subdivisiones en el caso (a) del teorema 10.3. Hemos separado los triángulos que en
realidad están juntos, para hacer visiblemente notorios los lados adyacentes de los
triángulos de la descomposición, que se compensan al integrar . . . . . . . . . . . . . . 40
10.2 Situaciones del punto p en el teorema 10.3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
16.1 Ejemplos de ciclo y cadena. También se puede ver el conjunto como una sola cadena . . 64
16.2 Ilustrando gráficamente la condición (16.16) del teorema de Cauchy . . . . . . . . . . . 65
24.1 Ángulos formados por las curvas α, β : [0, 1] → C, α(t) = t, β(t) = t + it, en
t = 0 (punto P = 0) y sus imágenes mediante f (z) = (z + 1)2 , α∗ (t) = f α(t) y
β ∗ (t) = f β(t) en Q = f (0) = 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
V
VI Índice de figuras
oswaldo@imca.edu.pe
Parte 1
Preliminares
Capı́tulo 1
Números complejos
1. Definición y propiedades
En adelante, asumiremos conocidas por el lector todas las propiedades del conjunto de números
reales R, en particular la existencia y propiedades de las operaciones aritméticas.
D EFINICI ÓN 1.1. Definimos el conjunto de los números complejos, como el conjunto
C = {(a, b) : a, b ∈ R}
provisto de las operaciones binarias de suma y producto
+ : C × C → C
(a, b), (c, d) 7→ (a, b) + (c, d) = (a + c, b + d)
· : C × C → C
(a, b), (c, d) 7→ (a, b) · (c, d) = (ac − bd, ad + bc)
P ROPOSICI ÓN 1.2. El conjunto de los números complejos satisface las siguientes propiedades
(propiedades de cuerpo conmutativo):
S1) Asociatividad de la suma: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, (z1 + z2 ) + z3 = z1 + (z2 + z3 )
S2) Conmutatividad de la suma: para todo z1 , z2 ∈ C, z1 + z2 = z2 + z1 .
S3) Existencia del cero: si 0 = (0, 0), entonces para todo z ∈ C, 0 + z = z + 0 = z.
S4) Neutro aditivo: para todo z ∈ C, z = (a, b), el elemento w = (−a, −b) ∈ C satisface z + w =
w + z = 0. Se denota w = −z.
M1) Asociatividad del producto: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, (z1 · z2 ) · z3 = (z1 · z2 ) · z3 .
M2) Conmutatividad del producto: para todo z1 , z2 ∈ C, z1 · z2 = z2 · z1 .
M3) Existencia de la unidad o neutro multiplicativo: si 1 = (1, 0), entonces para todo z ∈ C,
1 · z = z · 1 = z.
a −b
M4) Inverso multiplicativo: para todo z ∈ C∗ = C\{0}, z = (a, b), el elemento w = a2 +b 2 , a2 +b2 ∈
C es tal que z · w = w · z = 1. Denotamos w = z . −1
D) Distributividad del producto en la suma: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, z1 ·(z2 +z3 ) = z1 ·z2 +z1 ·z3 .
E JERCICIO 1.1. Demuestre la proposición 1.2.
El conjunto {(a, 0) : a ∈ R} es un subcuerpo de C isomorfo a R, mediante el homomorfismo
R → C, a 7→ (a, 0). Escribimos (a, 0) ≡ a y
(a, b) = (a, 0) + (0, 1) · (b, 0) = a + i b
con i = (0, 1). Es por esto que nos permitimos escribir
C = {a + bi : a, b ∈ R},
donde se siguen las reglas algebraicas en R, y el número i satisface i2 = −1.
b) z1 · z2 = z1 · z2
D EFINICI ÓN 1.5 (Módulo). Se define el módulo de un complejo | · | : C → R por
p
|z| = |(a, b)| = |a + ib| = a2 + b2
P ROPOSICI ÓN 1.6. Se cumplen, para z1 , z2 ∈ C:
a) |z1 | > 0;
b) |z1 | = 0 si y sólo si z1 = 0;
c) |z1 + z2 | 6 |z1 | + |z2 |;
d) z1 · z1 = |z1 |2 ;
e) |z1 · z2 | = |z1 ||z2 |.
En particular, si z 6= 0,
z
z −1 = .
|z|2
D EFINICI ÓN 1.7. Dado un número complejo z = a + ib, con a, b ∈ R, definimos sus partes real e
imaginaria, respectivamente, como los números
a = ℜz, b = ℑz.
Observe que ambos son números reales, y
z = ℜz + i ℑz.
P ROPOSICI ÓN 1.8. Se cumplen, para z ∈ C
z+z z−z
ℜz = , ℑz = .
2 2i
E JERCICIO 1.2. Demuestre las proposiciones 1.4, 1.6 y 1.8.
Capı́tulo 2
1. Espacios métricos
D EFINICI ÓN 2.1 (Métrica, espacio métrico). Sea X un conjunto. Una métrica sobre X es una
aplicación d : X × X → R que satisface las siguientes propiedades:
I) d(x, y) > 0 para todo x, y ∈ X; d(x, y) = 0 si y sólo si x = y;
II ) d(x, y) = d(y, x) para todo x, y ∈ X;
III ) d(x, y) 6 d(x, z) + d(z, y) para todo x, y, z ∈ X.
El par (X, d) es llamado espacio métrico.
E JEMPLO 2.2. Fijado n ∈ N, consideramos el espacio n-dimensional
Rn = (x1 , x2 , . . . , xn ) : xi ∈ R, i = 1, 2, . . . , n .
Sobre Rn , podemos definir las métricas d1 , d2 , d∞ : Rn × Rn → R para x = (x1 , x2 , . . . , xn ), y =
(y1 , y2 , . . . , yn ) mediante
v
n u n
X uX
d1 (x, y) = |xi − yi |, d2 (x, y) = t |xi − yi |2 ,
i=1 i=1
E JEMPLO 2.5. Cualquier conjunto X se convierte en un espacio métrico con la métrica discreta
d : X × X → R definida por
0, si x = y,
d(x, y) =
1, si x 6= y.
5
6 Espacios métricos y normados
2. Espacios normados
D EFINICI ÓN 2.6. Sea E un K-espacio vectorial, donde K = R o C. Una norma sobre E es una
aplicación k · k : E → R que satisface las siguientes propiedades:
I ) kxk > 0 para todo x ∈ E; kxk = 0 si y sólo si x = 0;
II ) kλxk = |λ| · kxk para x ∈ E y λ ∈ K;
III ) kx + yk 6 kxk + kyk para x, y ∈ E.
El par (E, k · k) se denomina espacio normado.
E JERCICIO 2.1. Toda norma k · k : E → R induce una métrica de la siguiente manera: la función
d : E × E → R definida por
d(x, y) = kx − yk, x, y ∈ E
es una métrica, y se denomina métrica inducida por la norma.
E JERCICIO 2.2. Pruebe que la función d definida a partir de la norma k · k en el ejemplo 2.1, es
efectivamente una métrica sobre el espacio vectorial E.
E JEMPLO 2.7. Las métricas del ejemplo 2.2 son inducidas por las siguientes: para x = (x1 , x2 , . . . , xn )
en Rn , se definen v
n u n
X uX
kxk1 = |xi |, kxk2 = t |xi |2 ,
i=1 i=1
kxk∞ = máx |xi |,
i=1,...,n
Los espacios (Rn , k
· k1 ), (Rn , k
· k2 ), (Rn , k
· k∞ ) son entonces espacios normado. Las normas se
denominan, respectivamente, la norma de la suma, la euclidiana y la del máximo.
E JERCICIO 2.3. Verifique que las funciones k · k1 , k · k2 y k · k∞ del ejemplo 2.7 son normas sobre
Rn .
En particular, los conjuntos R y C, con sus respectivo valor absoluto y módulo, son espacios norma-
dos.
Capı́tulo 3
Sucesiones y series
D EFINICI ÓN 3.9 (Espacio métrico completo). Se dice que un espacio métrico (X, d) es completo si
toda sucesión de Cauchy es convergente.
D EFINICI ÓN 3.10 (Espacio de Banach). Un espacio normado (E, k · k) es un espacio de Banach si
es completo con la métrica inducida por su norma.
D EFINICI ÓN 3.11 (Conjunto acotado). Sea (X, d) un espacio métrico, A ⊂ X. Decimos que el
conjunto A es acotado si existen M > 0 y x ∈ X tales que d(y, x) 6 M para todo y ∈ A.
Con el mismo espı́ritu, decimos que una sucesión {xn }n>1 ⊂ X es acotada si lo es el conjunto de
imágenes {xn : n ∈ N}.
Observamos que en la definición de conjunto acotado, podemos reemplazar x por cualquier otro
punto de X. En particular, en el caso de un espacio normado (E, k · k), un subconjunto A ⊂ E es
acotado si y sólo si existe M > 0 tal que kxk 6 M para todo x ∈ A.
P ROPOSICI ÓN 3.12. En un espacio métrico (X, d), si una sucesión de Cauchy posee una subsuce-
sión convergente, entonces la sucesión es convergente.
P ROPOSICI ÓN 3.13. Toda sucesión de Cauchy es acotada.
P ROPOSICI ÓN 3.14 (Bolzano-Weierstrass). Toda sucesión acotada en (Rn , k · k2 ) posee una sub-
sucesión convergente.
Como consecuencia de este resultado, (Rn , k · k2 ) es un espacio métrico completo. En efecto, si
{xn }n>1 es una sucesión de Cauchy, es acotada por la proposición 3.13, de donde por el teorema anterior,
posee una subsucesión convergente {xkn }n>1 . Esto junto con la proposición 3.12 implica que {xn }n>1
es convergente. Por lo tanto, Rn es completo.
3. Series y convergencia
EFINICI ÓN 3.15. Sea (E, k · k) un espacio normado y {xn }n>1 una sucesión en E. Definimos la
DP
serie xn como la sucesión {sn }n>1 de sumas parciales de {xn }n>1 , definida por
s n = x1 + x2 + · · · + xn , n > 1.
P
Decimos que la serie xn es convergente si lo es la sucesión de sumas parciales sn . El lı́mite de esta
sucesión se denota por
X∞
xn = lı́m sn ,
n→∞
n=1
P
y se denomina la suma de la serie xn .
Si la sucesión de sumas parciales no es convergente, decimos que la serie es divergente.
P
En un abuso de notación, también denotaremos en ocasiones por ∞ n=1 xn a la serie y no necesari-
amente la suma de la misma.
P
P ROPOSICI ÓN 3.16. Sea (E, k · k) un espacio normado. Si la serie xn en E es convergente,
entonces lı́m xn = 0.
n→∞
P
D EFINICI ÓN 3.17. Sea (E, k · k) un espacio
P normado. Decimos que la serie xn es absolutamente
convergente si la serie de números reales kxn k es convergente.
P
T EOREMA 3.18. Sea P(E, k · k) un espacio de Banach. Si una serie xn es absolutamente conver-
gente, entonces la serie xn es convergente.
X
T EOREMA 3.19. Sea (E, k · k) un espacio de Banach. La serie xn converge absolutamente si
n>1
1/n 1/n
lı́m sup kxn k < 1 y diverge si lı́m sup kxn k > 1.
n→∞ n→∞
Series y convergencia 9
p
D EMOSTRACI ÓN . Sea 0 < r < 1 tal que lı́m sup n kxn k < r < 1. Como lı́m sup · es el mayor
p n→∞ n→∞
p
valor de adherencia de la sucesión n kxn k n>1 , entonces existe n0 ∈ N tal que n kxn k < r para
n > n0 . Luego,
kxn k < r n para n >0 , con r < 1.
P
El criterio de comparación [13,PCorolario del Teorema 16, Capı́tulo IV] implica que kxn k converge,
de donde por el teorema 3.18,p xn converge. p
Por otro lado, si lı́m sup n kxn k > 1, existe una subsucesión {xkn } ⊂ {xn } tal que lı́m sup n kxn k >
n→∞ n→∞
1 para n > n1 . Luego kxkn k > 1 para n > n1 , y en particular lı́m xn 6= 0 (en concordancia con la
P n→∞
proposición 3.5), de donde xn diverge (proposición 3.16).
El siguiente lema nos proporciona una manera sencilla de calcular el lı́mite en el teorema anterior
(cf. [13, Teorema 20, Capı́tulo IV]).
an+1
L EMA 3.20 (Criterio de la razón). Sea {an }n>1 una sucesión de números reales > 0. Si lı́m =
n→∞ an
√
L, entonces lı́m n an = L.
n→∞
1. Conjuntos abiertos
En adelante, en un espacio métrico (X, d), denotamos por
D(a, r) = x ∈ X : d(x, a) < r
el disco abierto de centro en a ∈ X y radio r > 0.
D EFINICI ÓN 4.1 (Punto interior. Interior). Sea (X, d) un espacio métrico. Decimos que a ∈ X es
punto interior de A ⊂ X, si existe ε > 0 tal que D(a, ε) ⊂ A.
El conjunto de puntos interiores de A se denomina interior de A, y se denota int(A).
Evidentemente int(A) ⊂ A.
D EFINICI ÓN 4.2 (Conjunto abierto). Un subconjunto A ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
abierto si todo punto de A es punto interior de A.
Equivalentemente, int(A) = A.
2. Conjuntos cerrados
D EFINICI ÓN 4.6 (Punto de adherencia. Clausura). Sea (X, d) un espacio métrico y A ⊂ X. El
punto x ∈ X es un punto de adherencia de A si, para cada r > 0
D(x, r) ∩ A 6= ∅.
El conjunto de puntos de adherencia de A se denomina clausura de A y se denota1 por A .
Es fácil probar el siguiente hecho, que es muy utilizado.
P ROPOSICI ÓN 4.7. El punto x ∈ X es punto de adherencia de A, si y sólo si existe una sucesión
{xn }n>1 de elementos de A, tal que x = lı́m xn .
n→∞
Se verifica directamente que para cualquier conjunto A, A ⊂ A. Nos interesa saber cuándo la
inclusión se vuelve una igualdad.
D EFINICI ÓN 4.8 (Conjunto cerrado). Un subconjunto F ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
cerrado si todo punto de adherencia de F pertenece a F .
Escrito de otro modo, F es cerrado si F = F .
E JEMPLO normado (X, d), fijado a ∈ X y r > 0, la clausura del disco abierto
4.9. En un espacio
D(a, r) = x ∈ X : kx − ak < r es el disco cerrado
D(a, r) = x ∈ X : kx − ak 6 r .
P ROPOSICI ÓN 4.10. Un subconjunto F ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es cerrado si y sólo si
X \ F es abierto.
D EMOSTRACI ÓN . Ver [15, Proposición 7, Cap. 3, & 3].
La proposición 4.3, via la proposición 4.10, implica el siguiente resultado.
P ROPOSICI ÓN 4.11. Sea (X, d) un espacio métrico.
I ) Los conjuntos X y ∅ son cerrados.
II ) Si A y B son subconjuntos cerrados de X, entonces A ∪ B es cerrado.\
III ) Si {Ai }i∈I es una familia de subconjuntos cerrados de X, entonces Ai es cerrado.
i∈I
E JEMPLO 4.12. Dado A ⊂ X de un espacio métrico (X, d), su clausura A es un conjunto cerrado,
esto es A = A.
D EFINICI ÓN 4.13. Sea (X, d) un espacio métrico. La distancia entre un punto x ∈ X y A ⊂ X es
el número
d(x, A) = ı́nf{d(x, y) : y ∈ A}.
P ROPOSICI ÓN 4.14. Sea (X, d) un espacio métrico. La distancia satisface las siguientes propiedades:
I ) d(x,
si x ∈ A.
A) = 0 si y sólo
II ) d(x, A) − d(y, A) 6 d(x, y) para todo x, y ∈ X.
D EFINICI ÓN 4.15 (Frontera). Sea (X, d) un espacio métrico. Definimos la frontera del conjunto
A ⊂ X mediante
∂A = A ∩ X \ A.
Equivalentemente podemos decir ∂A esta formado por los puntos x ∈ X, tal que cada disco abierto
centrado en x contiene al menos un punto de A y un punto de X \ A.
O BSERVACI ÓN . Para todo conjunto A ⊂ X se cumple que
A = int(A) ∪ ∂A ∪ int(X \ A).
D EFINICI ÓN 4.16. Sea (X, d) un espacio métrico y A ⊂ X un conjunto acotado. El diámetro de A
es el número
diam(A) = sup{d(x, y) : x, y ∈ A}.
T EOREMA 4.17. Sea (X, d) un espacio métrico completo. Si {Fn }n>1 es una sucesión de subcon-
juntos cerrados, no vacı́os de X con Fn+1 ⊂ Fn para cada n > 1, y lı́m diam(Fn ) = 0, entonces
n→∞
existe x ∈ X tal que
∞
\
Fn = {x}.
n=1
3. Puntos de acumulación
En lo que sigue, en un espacio métrico (X, d) denotaremos por
D ′ (a, r) = x ∈ X : 0 < d(x, a) < r}
el disco de centro en a ∈ X y radio r > 0, desprovisto de a, esto es D ′ (a, r) = D(a, r) \ {a}.
D EFINICI ÓN 4.18 (Punto de acumulación). Sea (X, d) un espacio métrico. Se dice que el punto
a ∈ X es punto de acumulación del conjunto A ⊂ X si, para cada r > 0
D ′ (a, r) ∩ A 6= ∅.
El conjunto de puntos de acumulación de A se denota A′ .
A diferencia de en el caso de la clausura, no necesariamente A′ ⊂ A. Pero en todo caso, A′ ⊂ A
para todo A ⊂ X.
4. Conjuntos compactos
D EFINICI ÓN 4.19 (Cubrimiento). Un cubrimiento de un subconjunto C ⊂ X de un espacio métrico
(X, d) es una familia {Ai }i∈I de subconjuntos de X, tales que
[
C⊂ Ai .
i∈I
Decimos que el cubrimiento {Ai }i∈I es abierto si Ai es abierto para todo i ∈ I. Ası́mismo, decimos que
el cubrimiento {Ai }i∈I es finito si I es finito. Por último, un subcubrimiento del cubrimiento {Ai }i∈I
es una subfamilia de conjuntos {Ai }i∈J con J ⊂ I.
D EFINICI ÓN 4.20 (Conjunto compacto). Un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
compacto si todo cubrimiento por abiertos de K admite un subcubrimiento finito. Más precisamente, si
{Ai }i∈I es un cubrimiento abierto de K, esto es
[
K⊂ Ai ,
i∈I
entonces existen i1 , i2 , . . . , in ∈ I (n ∈ N) tales que
n
[
K⊂ Aij .
j=1
14 Nociones básicas de topologı́a
E JERCICIO 4.1. Dado x ∈ X, donde (X, d) es un espacio métrico, el conjunto unitario {x} es
compacto.
P ROPOSICI ÓN 4.21. Si un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es compacto, entonces
K es cerrado.
T EOREMA 4.22. Un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es compacto, si y sólo si,
toda sucesión {xn }n>1 en K admite una subsucesión {xkn }n>1 convergente a un elemento en K.
P ROPOSICI ÓN 4.23. Un subconjunto de Rn es compacto si y sólo si es cerrado y acotado.
L EMA 4.24 (Descomposición de un abierto en compactos). Si Ω es abierto en Rn , entonces existe
una familia de compactos {Kn }n>1 en Rn tal que
I ) Para todo n > 1, Kn ⊂ int(Kn+1 )
II ) Si K es compacto y K ⊂ Ω entonces existe N = N (K) tal que K ⊂ KN .
[
III ) Ω = Kn .
n>1
1. Lı́mites
D EFINICI ÓN 5.1 (Lı́mites). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A′
y l ∈ Y . Decimos que la función f tiene lı́mite l cuando x tiende a a, y escribimos
lı́m f (x) = l
x→a
si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que dY f (x), l < ε si x ∈ A, 0 < dX (x, a) < δ.
P ROPOSICI ÓN 5.2. El lı́mite de una función definida sobre un espacio métrico en un punto, si existe,
es único.
P ROPOSICI ÓN 5.3. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A ∩ A′ y
l ∈ Y . Se cumple que
lı́m f (x) = l
x→a
si y sólo si lı́m f (xn ) = l para toda sucesión {xn }n>1 ⊂ A \ {a} con lı́m xn = a.
n→∞ n→∞
P ROPOSICI ÓN 5.4. Sean f, g : X → C funciones entre un espacio métrico (X, d) y el plano
complejo C, provisto de la métrica inducida por el módulo, y sea a ∈ A′ tal que ambas funciones tienen
lı́mite en a y lı́m f (x) = r, lı́m g(x) = s. Entonces
x→a x→a
1) f + g tiene lı́mite en a y lı́m (f + g)(x) = r + s;
x→a
2) si λ ∈ C, λf tiene lı́mite en a y lı́m (λf )(x) = λr;
x→a
3) f g tiene lı́mite en a y lı́m (f g)(x) = rs;
x→a
f f r
4) si s 6= 0, tiene lı́mite en a y lı́m (x) = .
g x→a g s
También hay propiedades de lı́mites en cuanto a la composición, pero no las mencionaremos aquı́.
Referimos al lector interesado a [14, Capı́tulo VI].
E JERCICIO 5.1. Demuestre la proposición 5.4.
2. Continuidad
D EFINICI ÓN 5.5 (Continuidad). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A →
Y , a ∈ A. Decimos
que la función f es continua en a si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que
dY f (x), f (a) < ε si x ∈ A, dX (x, a) < δ. Decimos que f es continua en A (o simplemente continua)
si es continua en todo punto de A.
Denotamos el conjunto de las funciones continuas en A por
C(A) = {f : A → Y ; f es continua en A}.
P ROPOSICI ÓN 5.6. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A.
La función f es continua en a si y sólo si lı́m f (xn ) = a para toda sucesión {xn }n>1 ⊂ A con
n→∞
lı́m xn = a.
P ROPOSICI ÓN 5.7. Sean f, g : X → C funciones entre un espacio métrico (X, d) y el plano
complejo C, provisto de la métrica inducida por el módulo, y sea a ∈ A tal que ambas funciones son
continuas en a. Entonces
15
16 Topologı́a y funciones
1) f + g es continua en a;
2) si λ ∈ C, λf es continua en a;
3) f g es continua en a;
f
4) si g(a) 6= 0, es continua en a.
g
E JERCICIO 5.2. Sea (X, d) un espacio métrico, f : X → C continua y
Z(f ) = {a ∈ X; f (a) = 0}.
Entonces, Z(f ) es un subconjunto cerrado de X.
P ROPOSICI ÓN 5.8. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . La función f es
continua si y sólo si, la imagen inversa de un abierto U en Y , f −1 (U ), es un abierto en A.
D EFINICI ÓN 5.9 (Función abierta). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y .
La función f es abierta si f (U ) es abierto (en Y ) para todo U ⊂ A abierto en A.
Con esta definición y la última proposición, tenemos el siguiente hecho: si f : X → Y es abierta y
biyectiva, entonces f −1 : Y → X es una función continua.
P ROPOSICI ÓN 5.10. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . Si f es
continua y K ⊂ A es compacto, entonces f (A) es compacto.
C OROLARIO 5.11. Sea (X, d) un espacio métrico, K ⊂ X compacto y f : K → R continua.
Entonces, f alcanza un máximo y un mı́nimo en K.
D EFINICI ÓN 5.12 (Continuidad uniforme). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f :
A → Y . Decimos que la función f es uniformemente continua en A (o simplemente uniformemente
continua) si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que dY f (x), f (y) < ε si x, y ∈ A, dX (x, y) < δ.
E JEMPLO 5.13. Fijado un subconjunto A de un espacio métrico (X, d), la función distancia x 7→
d(x, A) en la proposición 4.14 es uniformemente continua.
P ROPOSICI ÓN 5.14. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, K ⊂ X y f : K → Y . Si K es
compacto y f es continua, entonces f es uniformemente continua.
E JERCICIO 5.3. Pruebe que las funciones C → C, z 7→ ℜz, z 7→ ℑz z 7→ |z|, z 7→ z son
uniformemente continuas.
3. Curvas
En la siguiente definición, [a, b] es un intervalo compacto de la recta, con la métrica usual.
D EFINICI ÓN 5.15 (Curva). Una curva en un espacio métrico (X, d) es una aplicación α : [a, b] →
X continua. La imagen de la curva α es el conjunto α∗ = α [a, b] .
Si α(a) = α(b), decimos que la curva α es cerrada.
E JEMPLO 5.16. Dados dos puntos x, y en un espacio normado E, k · k , definimos α : [0, 1] → E
mediante α(t) = (1 − t)x + ty. Esta función α es una curva, y su imagen α∗ es el segmento que une x
ey
[x, y] = α∗ = (1 − λ)x + λy; λ ∈ [0, 1] .
Cuando no hay lugar a confusión, podemos denotar la curva y el segmento ambos por [x, y].
D EFINICI ÓN 5.17 (Reparametrización). Dada una curva α : [a, b] → X en un espacio métrico
(X, d), una reparametrización de α es una curva β : [c, d] → X de la forma β = α ◦ s, donde
s : [c, d] → [a, b] es una función continua y biyectiva.
La reparametrización es positiva si s es una función creciente, y negativa si s es decreciente.
Ası́mismo, la reparametrización es regular si s es una función derivable y s′ (x) 6= 0 para todo
x ∈ [c, d]; en este caso las reparametrizaciones positivas cumplen s′ (x) > 0 para x ∈ [c, d], mientras
que las negativas s′ (x) < 0 para x ∈ [c, d].
Conjuntos conexos 17
4. Conjuntos conexos
D EFINICI ÓN 5.21. Sea (X, d) un espacio métrico. Decimos que Y ⊂ X es conexo si, dados dos
conjuntos abiertos relativos a Y , A ⊂ Y y B ⊂ Y tales que Y = A ∪ B y A ∩ B = ∅, se tiene
forzosamente que A = ∅ o B = ∅.
E JEMPLO 5.22. En R, los únicos subconjuntos conexos son los intervalos.
P ROPOSICI ÓN 5.23. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . Si f es
continua y C ⊂ A es conexo, entonces f (C) es conexo.
E JEMPLO 5.24. Los subconjuntos conexos de la recta R son los intervalos.
D EFINICI ÓN 5.25. Un subconjunto C de un espacio métrico (X, d) es conexo por caminos si, dados
x, y ∈ C cualesquiera, existe una curva α : [a, b] → C tal que α(a) = x, α(b) = y.
P ROPOSICI ÓN 5.26. Si un subconjunto A de un espacio métrico (X, d) es conexo por caminos,
entonces A es conexo.
D EMOSTRACI ÓN . Supongamos primero que A es conexo por caminos, y por reducción al absurdo,
que A no es conexo. Entonces A = U ∪ V con U y V abiertos, U ∩ V = ∅ y U 6= ∅, V 6= ∅.Escogemos
x ∈ U , y ∈ V y una curva α : [a, b] → A con α(a) = x, α(b) = y. Como α∗ = α [a, b] ⊂ U ∪ V ,
entonces
[a, b] = α−1 (U ) ∪ α−1 (V ).
Observamos entonces que α−1 (U ) ∩ α−1 (V ) = ∅, α−1 (U ) 6= ∅ pues a ∈ α−1 (U ), α−1 (V ) 6= ∅ pues
b ∈ α−1 (U ), pero además α−1 (U ) y α−1 (V ) son abiertos relativos en [a, b]. Siendo el intervalo [a, b]
conexo, esto es una contradicción. Por lo tanto A es conexo.
D EFINICI ÓN 5.27 (Conjunto convexo). Un subconjunto C de un espacio vectorial E es convexo si,
dados x, y ∈ C y λ ∈ [0, 1], se tiene que [x, y] ⊂ C.
18 Topologı́a y funciones
5. Sucesiones de funciones
D EFINICI ÓN 5.30 (Convergencia puntual). Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones de X en Y ,
donde (Y, d) es un espacio métrico. Decimos que la sucesión {fn }n>1 converge puntualmente a la
función f : X → Y si, para cada x ∈ X
f (x) = lı́m fn (x).
n→∞
D EFINICI ÓN 5.31 (Convergencia uniforme). Con las notaciones de la definición 5.30, decimos que
la sucesión {fn }n>1 converge uniformemente a la función f : X → Y si, para cada ε > 0, existe n0 ∈ N
tal que, para todo n > n0 y x ∈ X
d fn (x), f (x) < ε.
D EFINICI ÓN 5.32 (Convergencia uniforme en compactos). Con las notaciones de la definición 5.30,
decimos que la sucesión {fn }n>1 converge uniformemente
en compactos a la función f : X → Y si,
para cada K ⊂ X compacto, la sucesión de funciones fn |K : K → Y n>1 converge uniformemente
a la función f |K : K → Y .
P ROPOSICI ÓN 5.33. Sean (X, dX ) e (Y, dY ) espacios métricos, y {fn }n>1 ⊂ C(X) que converge
uniformemente a una función f : X → Y . Entonces, f ∈ C(X).
Familias de funciones 19
E JERCICIO 5.9. Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones continuas fn : [a, b] → R, n > 1, donde
[a, b] es un intervalo compacto de R, que convergen uniformemente a una función f : [a, b] → R.
Entonces, f es continua (por lo anterior) y
Z b Z b
f (x)dx − fn (x)dx 6 sup f (x) − fn (x) · (b − a).
a a x∈[a,b]
6. Familias de funciones
D EFINICI ÓN 5.35. Sea F ⊂ {f : X → C}, donde (X, d) es un espacio métrico.
I ) Decimos que F es (uniformemente) equicontinua si para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que
para cada f ∈ F y x, y ∈ X, d(x, y) < δ implica f (x) − f (y) < ε.
En particular, cada f ∈ F es uniformemente continua.
II ) Decimos que F está acotada puntualmente si para x ∈ X, existe M = M (x) ∈ R tal que
para cada f ∈ F, f (x) 6 M (x).
III ) Decimos que F está acotada uniformemente en X si existe M ∈ R tal que
para cada x ∈ X y f ∈ F, f (x) 6 M.
T EOREMA 5.36 (Arzelá-Ascoli). Supongamos que F es una familia equicontinua, puntualmente
acotada de funciones complejas en un espacio métrico X que contiene en un subconjunto denso nu-
merable. Entonces, toda sucesión {fn }n>1 ⊂ F posee una subsucesión uniformemente convergente en
subconjuntos compactos de X.
D EMOSTRACI ÓN . Escribimos E = {xn }n>1 para indicar el subconjunto denso, numerable de X.
Sea S0 = N. Supongamos k > 1 y que un subconjunto infinito Sk−1 ⊂ S0 ha sido previamente elegido,
lı́m fn (xj ) converge para todo 1 6 j 6 k − 1 (en el caso k = 1 no exigimos esto). Como
tal que n→∞
n∈Sk−1
fn (xk ) : n ∈ Sk−1 es acotada, esto es, para cada n > 1, fn (xk ) 6 M (xk ) (observe que cada
M = M (xk ) depende de k), entonces posee una subsucesión convergente. Extraemos entonces esta
sucesión Sk ⊂ Sk−1 , de modo que n→∞lı́m fn (xk ) existe. Siendo cada sucesión fn (xj ) : n ∈ Sk ⊂
n∈Sk
fn (xj ) : n ∈ Sk−1 , 1 6 j 6 k − 1, tendremos que n→∞lı́m fn (xj ) converge para cada 1 6 j 6 k.
n∈Sk
El procedimiento inductivo anterior genera una sucesión de conjuntos
N = S0 ⊃ S1 ⊃ S2 ⊃ · · · ⊃ Sn−1 ⊃ Sn ⊃ . . .
lı́m fn (xj ) existe para todo 1 6 j 6 k.
tal que n→∞
n∈Sk
Escogemos ahora r1 ∈ S1 , r2 ∈ S2 con r2 > r1 , y prosiguiendo, rk ∈ Sk con rk > rk−1 , y
escribimos S = {r1 , r2 , . . . , rk , . . . }. Para cada k > 1, hay a lo más k − 1 términos de S que no están
20 Topologı́a y funciones
en Sk (pues rk ∈ Sk para j > k), a saber rj , 1 6 j 6 k − 1. Por lo tanto, para cada k > 1 lı́m frj (xk )
j→∞
converge. Esto prueba que para cada x ∈ E, n→∞
lı́m fn (x) existe.
n∈S
Sea K compacto y ε > 0, por equicontinuidad de {fn } ⊂ F, existe δ > 0 tal que, para cada n > 1
y p, q ∈ X, d(p, q) < δ implica fn (p) − fn (q) < ε. Siendo K compacto y teniendo un cubrimiento
[
por abiertos K ⊂ D(x, δ/2), existe un subcubrimiento finito
x∈X
m
[
(5.1) K⊂ D(xi , δ/2).
i=1
Como E es denso en X, para cada 1 6 i 6 m, existe pi ∈ E ∩ D(xi , δ/2) 6= ∅. Como pi ∈ E, existe
lı́m fn (pi ), y por lo tanto es una sucesión de Cauchy, existiendo Ni ∈ N tal que si l, n ∈ S, l, n > Ni ,
n→∞
n∈S
fl (pi )−fn (pi ) < ε. Tomando N = máx Ni , tenemos que para todo 1 6 i 6 m y l, n ∈ S, l, m > N ,
16i6m
fl (pi ) − fn (pi ) < ε.
Finalmente, dado x ∈ K, por (5.1) existe 1 6 i 6 n tal que x ∈ D(xi , δ/2), esto es d(x, xi ) < δ2 .
Luego, si l, n ∈ S y l > N , n > N , entonces
(5.2) fl (x) − fn (x) 6 fl (x) − fl (pi ) + fl (pi ) − fn (pi ) + fn (pi ) − fn (x) < 3ε.
Por lo tanto fn (x) n∈S es una sucesión de Cauchy en C, y converge a un valor
lı́m fn (x).
f (x) = n→∞
n∈S
Haciendo l → ∞ en (5.2), obtenemos que para todo x ∈ K, existe N ∈ N tal que, para n > N
f (x) − fn (x) 6 3ε,
lo que prueba la convergencia uniforme de la sucesión {fn } en K.
Como punto final, observamos que la construcción de f (x) con x ∈ K no depende de K, y que
reuniendo los compactos {x} con x ∈ X, definimos una función f : X → C con la propiedad de que
{fn }n>1 ⊂ F converge uniformemente a f en compactos de X.
Parte 2
Análisis complejo
Capı́tulo 6
2. Ecuaciones de Cauchy-Riemann
D EFINICI ÓN 6.6. Dado Ω ⊂ C y una función f : Ω → C, definimos las partes real e imaginaria,
respectivamente, como las funciones u, v : Ω → R (visto Ω como subconjunto de R2 ) definidas por
u(x, y) = ℜf (x + iy), v(x, y) = ℑf (x + iy),
para x + iy ∈ Ω, x, y ∈ R. Escribimos, para estos valores de x e y
f (x + iy) = u(x, y) + i v(x, y).
E JERCICIO 6.2. Con las notaciones anteriores, dado z0 = x0 + iy0 ∈ Ω′ (x0 , y0 ∈ R) y l ∈ C,
tenemos que
lı́m f (z) = l
z→z0
si y sólo si
lı́m u(x, y) = ℜl y lı́m v(x, y) = ℑl.
(x,y)→(x0 ,y0 ) (x,y)→(x0 ,y0 )
23
24 Funciones holomorfas o analı́ticas
E JEMPLO 6.8. La función f : C → C, definida por f (z) = |z|2 , es derivable sólo en el punto z = 0.
En efecto, para esta función, las partes real e imaginaria u, v : R2 → R son
u(x, y) = x2 + y 2 , v(x, y) = 0.
Luego, las ecuaciones de Cauchy-Riemann (verificar) dan 2x = 0, 2y = 0, lo que nos deja el punto
z = 0.
Funciones holomorfas 25
3. Funciones holomorfas
D EFINICI ÓN 6.9 (Función holomorfa). Sea Ω un abierto no vacı́o de C. Decimos que una función
es holomorfa en Ω si f es derivable en todo punto de Ω. El conjunto de funciones holomorfas se denota
por
H(Ω) = {f : Ω → C : f es holomorfa en Ω}.
Si f ∈ H(C), decimos que f es una función entera.
O BSERVACI ÓN . Para todo Ω ⊂ C, H(Ω) ⊂ C(Ω).
P ROPOSICI ÓN 6.10. El conjunto de funciones holomorfas en Ω, H(Ω) es un anillo con respecto a
las operaciones de suma y producto de funciones. En particular, si f, g ∈ H(Ω), entonces f +g ∈ H(Ω),
f · g ∈ H(Ω).
E JERCICIO 6.4. Demuestre la proposicion 6.10.
Capı́tulo 7
Series de potencias
Tomando q con rR−1 < q < 1 tenemos como en la prueba del teorema 3.19, que para n > n0
an (z − z0 )n 6 q n .
P
Por el criterio M de Weierstrass (teorema 5.34), la serie n>0 an (z − z0 )n converge absoluta y uni-
formemente en D(z0 , r).
2. Holomorfı́a y continuidad
T EOREMA 7.2. Con las notaciones del teorema 7.1, la serie de potencias
X∞
f (z) = an (z − z0 )n
n=0
es continua para |z − z0 | < R; además es diferenciable y
∞
X
′
f (z) = nan (z − z0 )n−1 , |z − z0 | < R
n=1
1Si obtenemos R−1 = 0, escribimos R = ∞ y interpretamos que a < ∞ para todo a ∈ R; si R−1 = ∞, escribimos
R=0
27
28 Series de potencias
δ
z0
R 0
R′
D EMOSTRACI ÓN . La continuidad de f en cualquier disco D(z0 , r) con r < R está asegurada por
la proposición 5.33: se trata de la convergencia uniforme de polinomios (las sumas parciales de la serie)
en el compacto D(z0 , r). Como todo elemento de D(z0 , R) está en algún D(z0 , r) para algún r < R,
obtenemos la continuidad de f en D(z0 , R).
Ahora vamos a probar la diferenciabilidad. Suponemos, sin pérdida de generalidad, que z0 = 0. La
función f toma la forma
∞
X
f (z) = an z n .
n=0
Definimos la serie
∞
X
g(z) = nan z n−1 ;
n=1
Sea z0 ∈ D(0, R), y δ > 0 tal que D(z0 , δ) ⊂ D(0, R′ ) con R′ < R. Dado z ∈ D(z0 , δ), calculemos,
para z 6= z0
∞
X zn − zn
f (z) − f (z0 )
(7.4) − g(z0 ) = an 0
− nz0n−1 ;
z − z0 z − z0
n=2
Luego
n−1
z n − z0n X
− nz0n−1 = (z − z0 ) kz0k−1 z n−1−k .
z − z0
k=1
Holomorfı́a y continuidad 29
∞
X an
1. ¿Cuál es el radio de convergencia de la serie de potencias zn?
n!
n=0
∞
X an
2. Determine lı́m e−x xn .
x→+∞ n!
n=0
La función exponencial
1. Definición y propiedades
Se define exp : C → C dada por la serie
∞
X zn
exp(z) :=
n=0
n!
Se cumple: R = ∞, de donde exp ∈ H(C) (la exponencial es una función entera), ver el ejemplo
7.3.
Gran parte de las propiedades de la función exponencial provienen de la siguiente.
P ROPOSICI ÓN 8.1 (Fórmula de adición). Dados a, b ∈ C, se cumple
exp(a) · exp(b) = exp(a + b).
D EMOSTRACI ÓN . Calculamos
∞ ∞ k
X (a + b)k X 1 X i k−i i
exp(a + b) = = a b
k! k! k
k=0 k=0 i=0
∞ X
k
X ak−i bi
= · ,
(k − i)! i!
k=0 i=0
pues, para 0 6 i 6 k,
k k!
= .
i (k − i)!i!
Puesto que se cumplen las condiciones del teorema 3.23,
∞ ∞
X ak X bk
exp(a + b) = · = exp(a) · exp(b).
k! k!
k=0 k=0
Como consecuencia de la última proposición, y dado que exp(0) = 1, podemos probar que exp(mz) =
exp(z)m para todo m ∈ Z y z ∈ C. Esto nos sugiere usar una notación de potencia para la función:
e ≡ exp(1), ez = exp(z).
T EOREMA 8.2. Para la función exponencial se cumplen:
a) Para todo z ∈ C, ez 6= 0.
d z
b) La función exp es holomorfa en C y e = ez , para todo z ∈ C.
dz
c) La restricción de exp a la recta real x 7→ ex , para x ∈ R es monótona creciente, ex → ∞ cuando
x → ∞, ex → 0 cuando x → −∞.
d) x → ex es una suryección de R sobre el conjunto de números reales positivos (0, +∞).
e) Existe una constante π tal que eπi/2 = i y
z
ez = 1 si y sólo si ∈Z
2πi
En particular, la función exp es periódica de perı́odo 2πi.
f) t 7→ eit es una suryección de R sobre la circunferencia unitaria z ∈ C : |z| = 1}.
31
32 La función exponencial
de donde sen(π/2) = ±1. Como sen(0) = 0, sen′ (t) = cos(t) > 0 para t ∈]0, t0 [; concluimos que
sen(π/2) = 1 y por lo tanto
π
ei 2 = i.
Se sigue que eiπ = i2 = −1, ei2π = (−1)2 = 1 y para cada n ∈ Z, e2πin = 1. En particular
exp(z + 2πi) = exp(z) · exp(2πi) = exp(z)
Sea ahora z = x + iy, donde x, y ∈ R. Si ez = 1, entonces
ex = ex · eiy = |ez | = 1,
de donde x = 0, puesto que e0 = 1 y x 7→ ex , x ∈ R es inyectiva. Nos queda entonces resolver
eiy = 1.
y y
Sea m = ⌊ 2π ⌋; m ∈ Z y m 6 2π < m + 1. Definiendo y ′ = y − 2πm, tendremos 0 6 y ′ < 2π.
′
Luego eiy = 1. Supongamos ahora que 0 < y ′ < 2π, y sea
y′
ei 4 = u + iv, donde u, v ∈ R.
y′
Como 0 < 4 < π2 , entonces u > 0, v > 0, de donde
′
eiy = (u + iv)4 = u4 − 6u2 v 2 + v 4 + 4iuv(u2 − v 2 ).
y′
De eiy = 1, obtenemos uv(u2 − v 2 ) = 0 y luego u2 = v 2 . Pero u2 + v 2 = |ei 4 | = 1, lo que con lo
′
anterior, nos da u2 = v 2 = 21 . Por lo tanto eiy = −1, una evidente contradicción. Esto prueba que
′
3. Representación polar
z
D EFINICI ÓN 8.4. Dado un número z ∈ C∗ , el número A[z] = , que cumple A[z] = 1, es la
|z|
dirección unitaria de z.
Dado z ∈ C∗ , escribimos por lo anterior z = |z|w, donde |w| = 1. Por el teorema 8.2 (f), w = eiθ
para algún θ ∈ R. Por la propiedad (e) del mismo teorema, podemos reemplazar θ por θ + 2kπ para
cualquier k ∈ Z.
D EFINICI ÓN 8.5 (Representación polar). La representación de un número complejo como
z = reiθ ,
donde r > 0 es el módulo de z, y θ es el argumento de z, es llamada representación polar del número z.
Por la observación anterior, siempre podemos elegir θ ∈ [0, 2π[ en la representación de un número
complejo,
4. Logaritmo complejo
Si restringimos el valor del argumento, podemos definir una función logaritmo sin ambigüedad.
Consideramos z = |z|eiθ la representación polar de z 6= 0, con 0 6 θ < 2π. Entonces z = eln |z|+iθ .
Restringimos la función hallada a un conjunto abierta, con el objeto de estudiar su holomorfia más
adelante.
D EFINICI ÓN 8.6 (Rama principal del logaritmo). Definimos la rama principal del logaritmo como
la función log : C\] − ∞, 0] → C que asigna, a cada número complejo z ∈ C\] − ∞, 0], el número
log z = ln |z| + iθ,
donde ln es la función logaritmo real, y θ es el único número en ] − π, π[ tal que z = |z|eiθ . Denotamos
arg z = θ el argumento principal de z.
De la definición, se deducen rápidamente las siguientes propiedades:
I) para todo z ∈ C \ {0}, log(ez ) = z;
II ) para todo z ∈ C\] − ∞, 0], elog z = z;
III ) para todo z ∈ C\] − ∞, 0], arg z = ℑ log z;
IV ) la imagen de log es el abierto R×] − π, π[.
Capı́tulo 9
1. Arcos
D EFINICI ÓN 9.1 (Curva, arco). Una curva en C es una aplicación continua γ : [α, β] → C, donde
[α, β] es un intervalo compacto de R. El rango de la curva se denota por
γ ∗ = γ [α, β] .
Si γ(α) = γ(β) decimos que la curva es cerrada.
La curva γ : [α, β] → C se dice que es un arco si γ es continuamente diferenciable excepto quizás
en un número finito de puntos ti ∈ [α, β], donde existen las derivadas por la izquierda y la derecha.
D EFINICI ÓN 9.5 (Integral a lo largo de un arco). Para un arco γ : [α, β] → C y f ∈ C(γ ∗ ),
definimos la integral de f a lo largo de γ mediante
Z Z β
f (z)dz = f γ(t) γ ′ (t)dt
γ α
35
36 Integración sobre arcos
Definimos ası́mismo Z Z β
f (z)|dz| = f γ(t) |γ ′ (t)|dt.
γ α
La definición de integral a partir de la integral de Riemann en el caso real hace que se hereden
propiedades tales como la linealidad de la misma con respecto a la función f , fijada la curva γ; es un
simple ejercicio para el lector probar esta linealidad. Estamos ahora interesados en otras propiedades.
Primero llevamos al caso diferenciable la definición 5.17.
D EFINICI ÓN 9.6 (Reparametrización regular). Una reparametrización regular (o simplemente reparametrización)
de un arco α : [a, b] → C es un arco β : [c, d] → C de la forma β = α ◦ s, donde s : [c, d] → [a, b] es
una función continuamente derivable, tal que s′ (x) 6= 0 para todo x ∈ [c, d].
La reparametrización es positiva si s′ (x) > 0 para todo x ∈ [c, d], negativa si s′ (x) < 0 para todo
x ∈ [c, d].
P ROPOSICI ÓN 9.7. Se cumplen:
I ) Si α es un arco, f ∈ C(α∗ ) y β es una reparametrización positiva de α, entonces f ∈ C(β ∗ ) y
Z Z
f (z)dz = f (z)dz.
α β
II ) Si α es un arco y f ∈ C(α∗ ), entonces f ∈ C (−α)∗ y
Z Z
f (z)dz = − f (z)dz.
−α α
III ) f ∈
Si α y β son arcos, C(α∗ ) ∩ C(β ∗ ) y los arcos admiten una yuxtaposición α ∗ β, entonces
f ∈ C (α ∗ β)∗ y
Z Z Z
f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz.
α∗β α β
D EFINICI ÓN 9.8 (Longitud de arco). Para un arco γ : [α, β] → C, la longitud de arco de γ es
Z Z β
′
ℓ(γ) = |dz| = γ (t)dt.
γ α
La siguiente proposición, con toda su simplicidad, es la clave para muchas pruebas, y se utiliza con
tanta frecuencia que omitiremos referenciarla en lo que sigue.
P ROPOSICI ÓN 9.9. Dados un arco γ : [α, β] → C y f ∈ C(γ ∗ ),
Z Z
f (z)dz 6 |f (z)||dz|.
γ γ
En particular
Z
f (z)dz 6 máx∗ f (z) · ℓ(γ).
γ z∈γ
Z
D EMOSTRACI ÓN . Sea I = f (z)dz. Escribimos I = |I|eiϕ para algún ϕ ∈ R. Entonces, por
γ
propiedades de la integral de Riemann
Z β
|I| = ℜ|I| = ℜ e−iϕ I = ℜ e−iϕ f γ(t) γ ′ (t) dt
α
Z β Z β Z β
−iϕ ′ ′ ′
6 e f γ(t) γ (t)dt = f γ(t) γ (t)dt 6 M γ (t)dt = M · ℓ(γ),
α α α
donde M = máx∗ f (z).
z∈γ
Índice de un arco cerrado 37
E JERCICIO 9.1. Muestre que para toda curva γ en C, el conjunto abierto C \ γ ∗ posee una única
componente conexa no acotada. ¿Puede estar C \γ ∗ conformado por un número infinito de componentes
conexas?
T EOREMA 9.11. Para un arco γ en C, se cumplen las siguientes propiedades:
a) indγ ∈ H(C \ γ ∗ ).
b) indγ (C \ γ ∗ ) ⊂ Z.
c) En cada componente conexa de C \ γ ∗ , indγ toma un valor constante.
d) En la componente no acotada de C \ γ ∗ toma el valor 0.
D EMOSTRACI ÓN . a) Efectuamos
Z Z
indγ (z) − indγ (z0 ) 1 dξ 1 1 1 1 1
− = − − dξ
z − z0 2πi γ (ξ − z0 )2 2πi γ z − z0 ξ − z ξ − z0 (ξ − z0 )2
Z
z − z0 dξ
= .
2πi γ (ξ − z0 )2 (ξ − z)
Sea d = d(z0 , γ ∗ ) > 0. Tomando z ∈ C \ γ ∗ tal que |z − z0 | < d/2, y ξ ∈ γ ∗ , tenemos
|ξ − z0 | > d y |ξ − z| > |ξ − z0 | − |z0 − z| > d/2,
y luego
indγ (z) − indγ (z0 ) 1 dξ |z − z0 | 2
− 2
6 · 3 ℓ(γ).
z − z0 2πi (ξ − z0 ) 2π d
Haciendo z → z0 , tenemos Z
1 dξ
ind′γ (z0 ) = .
2πi γ (ξ − z0 )2
Sea ϕ : [α, β] → C definida por
Z t
γ ′ (t)
ϕ(t) exp dt .
α γ(t) − z0
Entonces
ϕ(β) = exp 2πi · indγ (z0 ) .
Luego, indγ (z0 ) ∈ Z, si y sólo si ϕ(β) = 1.
Derivando logarı́tmicamente (justifique cuidadosamente)
ϕ′ (t) γ ′ (t)
=
ϕ(t) γ(t) − z0
38 Integración sobre arcos
para t ∈ [α, β], salvo en un número finito de puntos. Además, fuera de esos puntos
d ϕ(t) ϕ′ (t) γ(t) − z0 − γ ′ (t)ϕ(t)
= 2 = 0.
dt γ(t) − z0 γ(t) − z0
ϕ(t)
Por lo tanto, t 7→ es constante, de donde
γ(t) − z0
ϕ(α) ϕ(β)
= .
γ(α) − z0 γ(β) − z0
Siendo γ cerrada, tenemos γ(α) = γ(β) y por lo tanto ϕ(β) = ϕ(α) = 1.
Sea n = indγ (z0 ). Como indγ ∈ H(C \ γ∗) ⊂ C(C \ γ∗), podemos tomar r > 0 tal que
indγ D(z0 , r) ⊂ D(n, 1/2). Pero por el ı́tem anterior indγ D(z0 , r) ⊂ Z, entonces f D(z0 , r) ⊂
D(n, 1/2) ∩ Z = {n}. Por lo tanto, indγ (z) = n para todo z ∈ D(z0 , r). Esto muestra que indγ es
localmente constante.
Un argumento más directo nos da lo siguiente. Si C es la componente conexa de z0 en C \γ ∗ , siendo
indγ continua, indγ (C) es un conjunto conexo. Pero como indγ (C) ⊂ Z, forzosamente indγ (C) = {n}
para algún n ∈ Z.
Como γ ∗ es acotado (al ser compacto), podemos tomar R > 0 tal que γ ∗ ⊂ D(0, R). Luego, para
|z| > R + ℓ(γ) y ξ ∈ γ ∗ ,
|ξ − z| > |z| − |ξ| > |z| − R > ℓ(γ),
de donde Z dξ Z Z
indγ (z) = 1
1 |dξ| 1 |dξ| 1
6 6 = < 1.
2π γ ξ − z 2π γ |ξ − z| 2π γ ℓ(γ) 2π
Como indγ (z) ∈ Z, tenemos que indγ (z) = 0 para |z| > R + ℓ(γ). Por el ı́tem anterior, esto vale para
todo z en la componente conexa no acotada de C \ γ ∗ .
E JEMPLO 9.12. Fijados k ∈ Z, z0 ∈ C y R > 0, consideramos el arco cerrado γ : [0, 1] → C
definido por
γ(t) = z0 + Re2πikt , t ∈ [0, 1].
Entonces
k, |z − z0 | < R,
indγ (z) =
0, |z − z0 | > R.
De hecho, C \ γ ∗ está conformado de las componentes conexas indicadas arriba
{z ∈ C : |z − z0 | < R} y {z ∈ C : |z − z0 | > R}.
Para z con |z − z0 | > R, la componente conexa no acotada de C \ γ ∗ , tendremos indγ (z) = 0 por el
teorema anterior. Ahora bien,
Z 1 Z 1 Z 1
1 γ ′ (t) 1 Re2πikt 2πik 1
indγ (z0 ) = dt = dt = 2πik dt = k,
2πi 0 γ(t) − z0 2πi 0 (z0 + Re2πit ) − z0 2πi 0
por lo que indγ (z) = k en toda la componente conexa {z ∈ C : |z − z0 | < R} que contiene z0 .
Capı́tulo 10
O BSERVACI ÓN . Podrı́amos haber reemplazado la condición en el teorema por la condición más
simple que f ∈ H(Ω). Sin embargo, necesitaremos de esta condición técnica en la prueba de la fórmula
de Cauchy, teorema 10.5.
D EMOSTRACI ÓN . Sean a, b y c los vértices del triángulo ∆; de ser necesario escribiremos ∆a,b,c
para explicitar la dependencia de los vértices.
a) Primer caso: p no pertenece a ∆. Este es el caso más representativo a desarrollar.
Sea ∆(0) = ∆, y supongamos que para algún k > 1, ∆(k−1) está definido. Dividimos este
triángulo por los puntos medios de sus lados, construyendo, como en la figura 10.1, cuatro triángulos
∆i , i = 1, 2, 3, 4 idénticos (salvo
S4 rotaciones y(k−1)
traslaciones), semejantes al primero que cumplen
a) ∆j ⊂ ∆ (k−1) , 1 6 j 6 4, j=1 ∆j = ∆ ;
b) ℓ(∂∆ (k−1) ) = 2 · ℓ(∂∆j ), 1 6 j 6 4;
c) diam(∆(k−1) ) = 2 · diam(∆j ), 1 6 j 6 4.
39
40 Teorı́a local de Cauchy
F IGURA 10.1. Subdivisiones en el caso (a) del teorema 10.3. Hemos separado los
triángulos que en realidad están juntos, para hacer visiblemente notorios los lados ady-
acentes de los triángulos de la descomposición, que se compensan al integrar
Además
Z 4 Z
X
f (z)dz = f (z)dz,
∂∆(k−1) j=1 ∆j
bien entendido que las integrales en los lados que aparecen dos veces en la figura, en sentidos op-
uestos, se anulan. Luego, existe 1 6 j0 6 4 tal que
Z Z
f (z)dz
6 4
f (z)dz ;
∂∆(k−1) ∂∆j0
si |z − z0 | < δ. Tomamos además n > 0 tal que diam(∆(n) ) < δ/2; de este modo ∆(n) ⊂ D(z0 , δ).
Entonces, agregando términos nulos provenientes del teorema local de Cauchy (ejemplo 10.2, casos
n = 0, 1)
Z Z
n
f (z)dz 6 4
f (z)dz
∂∆ (n)
Z∂∆
n
′
64 f (z) − f (z0 ) − f (z0 )(z − z0 ) dz
∂∆(n)
Z
n
64 ·ε |z − z0 ||dz| 6 4n · ε diam(∆(n) )ℓ(∂∆(n) )
∂∆(n)
n −n
=4 ·ε·2 diam(∆) · 2−n ℓ(∂∆) 6 ε · ℓ(∂∆)2 .
Teorema de Cauchy, caso convexo 41
Haciendo ε → 0, obtenemos Z
f (z)dz = 0.
∂∆
Observe que no necesitamos realmente que p ∈ / ∆. Lo que ocurre es que no sabemos a qué punto cor-
responderá z0 , y lo que interesa es que z0 6= p, siendo p el único punto donde f no es necesariamente
derivable.
b) Segundo caso: p es uno de los vértices del triángulo. Suponemos p = a sin pérdida de generalidad.
Escogemos a′ ∈ [b, c], b′ ∈ [a, c] y escribimos
Z Z Z Z
f (z)dz = + + = 0.
∂∆ ∂∆c,b,a′ ∂∆c,a′ ,b′ ∂∆b′ ,a′ ,p
Las integrales sobre los triángulos que no contienen p son iguales a cero, por el caso (a). En el
triángulo restante, usamos
Z
f (z)dz 6 máx f (ξ) · ℓ(∂∆b′ ,a′ ,p ) 6 máx f (ξ) · ℓ(∂∆b′ ,a′ ,p ).
∂∆b′ ,a′ ,p ξ∈∂∆b′ ,a′ ,p ξ∈∂∆
c) Tercer caso: p no es uno de los vértices del triángulo, pero se encuentra sobre su frontera. Suponemos
en efecto que p ∈ [a, b].
Z Z Z
f (z)dz = + = 0,
∂∆ ∂∆c,b,p ∂∆p,a,c
siendo cada integral nula por el caso (b).
d) Cuarto caso: p es un punto interior del triángulo.
Z Z Z Z
f (z)dz = + + = 0,
∂∆ ∂∆c,b,p ∂∆b,a,p ∂∆a,c,p
Siendo Ω convexo, [a, z] ⊂ Ω, de modo que F está bien definida. Dados z0 , z ∈ Ω con z 6= z0 , nueva-
mente por convexidad, el triángulo de vértices a, z0 , z está contenido en Ω, de donde, por el teorema de
Cauchy para un triángulo (teorema 10.3)
Z
f (ξ)dξ = 0.
∂∆
Pero ahora escribimos el borde del triángulo como yuxtaposición ∂∆ = [a, z0 ] ∗ [z0 , z] ∗ (−[a, z]), de
donde la última ecuación se escribe como
Z
F (z0 ) + f (ξ)dξ − F (z) = 0,
[z0 ,z]
42 Teorı́a local de Cauchy
b b
a′
a c p = a b′ c
(a) (b)
b b
p
p
a c a c
(c) (d)
de donde
Z
F (z) − F (z0 ) 1
− f (z0 ) = f (ξ)dξ − f (z0 )
z − z0 z − z0 [z0 ,z]
Z
1
= f (ξ) − f (z0 ) dξ
z − z0 [z0 ,z]
Por lo tanto
F (z) − F (z0 ) 1
− f (z )
0 6
máx f (ξ) − f (z0 )ℓ [z, z0 ]
z − z0 |z − z0 | ξ∈[z0,z]
= máx f (ξ) − f (z0 )
ξ∈[z0 ,z]
E JERCICIO 10.3. Sea f ∈ H(Ω), y R un rectángulo contenido en Ω, salvo por un número finito de
puntos z1 , . . . zn interiores de R, en los cuales
lı́m (z − zk )f (z) = 0, 1 6 k 6 n.
z→zk
Representación local de una función holomorfa 43
Entonces Z
f (z)dz = 0.
∂R
|z−z0 | |z−z0 |
y como |ξ−z0 | 6 r < 1, la serie
∞ ∞
1 1 X z − z0 k X (z − z0 )k
= · =
ξ−z ξ − z0 ξ − z0 (ξ − z0 )k+1
k=0 k=0
para z ∈ D(z0 , r ′ ).
Por el teorema 7.1, la serie de f (z) converge absoluta y uniformemente para |z − z0 | 6 r ′ < r.
O BSERVACIONES . Si R el radio de convergencia de la serie dada por (10.7) y D(z0 , r) ⊂ Ω,
entonces R > r. En particular,
1. Si Ω = C (la función es entera), R = ∞. Este es el caso de la función exp;
44 Teorı́a local de Cauchy
y es una función del mismo tipo que Hk , obtenida cambiando f por ξ 7→ f (ξ)/(ξ −z0 ), función también
continua en γ ∗ . Notamos que Gk (z0 ) = Hk+1 (z0 ).
Derivando la fórmula de Cauchy 45
Calculamos
Z
1 1 1
Hk (z) − Gk−1 (z) = k−1 ξ − z
− f (ξ)dξ
γ (ξ − z) ξ − z0
Z
f (ξ)
= (z − z0 ) k
dξ = (z − z0 )Gk (z).
γ (ξ − z) (ξ − z0 )
Tomando como antes z ∈ C \ γ ∗ tal que |z − z0 | < d/2, tendremos
k
Gk (z) 6 2 máxf (ξ)ℓ(γ).
d k+1 ξ∈γ ∗
1. Estructura de ceros
Ahora queremos estudiar el comportamiento de una función analı́tica en la vecindad de un cero.
T EOREMA 11.1. Sea Ω una región (abierto y conexo), f ∈ H(Ω) y
Z(f ) = {a ∈ Ω : f (a) = 0}
Entonces Z(f ) = Ω o Z(f ) no tiene punto de acumulación en Ω.
En este último caso, para cada z0 ∈ Z(f ), existe un entero m = m(z0 ) > 1 tal que
(11.10) f (z) = (z − z0 )m g(z), para todo z ∈ Ω
donde g ∈ H(Ω) y g(z0 ) 6= 0. Además Z(f ) es contable.
D EFINICI ÓN 11.2. Dada f ∈ H(Ω) no idénticamente nula y z0 ∈ Z(f ), el único número entero
m = m(z0 ) > 1 tal que se cumple (11.10) con las condiciones dadas sobre g en el teorema, es llamado
multiplicidad de z0 como cero de f .
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . Por el corolario 10.9, si existe z0 ∈ Ω tal que, siendo r > 0 tal
que D(z0 , r) ⊂ Ω y la expansión en serie de potencias de f en z0
∞
X f (n) (z0 )
(11.11) f (z) = cn (z − z0 )n , con cn = para n > 0,
n=0
n!
se cumple que cn = 0 para todo n > 0, entonces f es idénticamente nula. En este caso Z(f ) = ∅.
Supongamos entonces, por el contrario, que para todo a ∈ Ω, en la expansión (11.11), no todos los
cn , n > 0 son 0. Sea z0 ∈ Z(f ); tenemos f (z0 ) = c0 = 0. Entonces, existe un menor ı́ndice m > 1 tal
que cm 6= 0. Esto implica la factorización
∞
X
m
(11.12) f (z) = (z − z0 ) cn+m (z − z0 )n , z ∈ D(z0 , r).
n=m
E JERCICIO 12.2. Sea f una función entera. Supongamos que existen A, B ∈ R, k ∈ N tales que
|f (z)| < A + B|z|k
para todo z ∈ C. Pruebe que f es un polinomio.
E JERCICIO 12.3. Sea f una función entera tal que ℜf (z) es acotada en C. Demuestre que f es
constante.
D EMOSTRACI ÓN . Sólo probaremos la desigualdad. Dado n > 1 entero, fijo pero arbitrario, la
fórmula de Cauchy (teorema 10.5) aplicada a f n nos da
Z n
n 1 f (ξ)
f (p) · indγ (p) = dξ.
2πi γ (ξ − p)
Escribiendo d = d(p, γ ∗ ) > 0 y M = máx∗ f (z),
z∈γ
n
f (p)n · indγ (p) 6 1 M ℓ(γ);
2π d
tomando raı́z n-ésima en la última desigualdad y haciendo n → ∞, obtenemos la desigualdad esperada.
E JERCICIO 12.4. Complete la prueba del principio del módulo máximo.
E JERCICIO 12.5.
Suponemos que Ω es una región no acotada. Sea f : Ω → C continua sobre Ω, holomorfa en Ω, y tal
que
lı́m f (z) = 0.
|z|→∞
Muestre que f es acotada y que
sup |f | = sup |f |.
Ω ∂Ω
(principio de Phragmén-Lindelöf).
E JERCICIO 12.8. Sea Ω ⊃ D = D(0, 1). ¿Existe una función f ∈ H(Ω), sin ceros en D, tal que
f (z) > 1 si |z| = 1
y f (0) = 12 ? Justifique.
E JERCICIO 12.9. Supongamos que h(z) es entera, h(0) = 3 + 4i, y h(z) 6 5 si |z| < 1. ¿Cuánto
vale h′ (0)? Justifique.
Logaritmo y raı́ces holomorfas en un dominio convexo 51
1. Preliminares
E JEMPLO 13.1. Si f : R → R, f (x) = x2 , entonces f (R) = [0, +∞[. Esto muestra que una
función derivable f , definida sobre R, no necesariamente lleva abiertos en abiertos.
L EMA 13.2. Sea f ∈ H(Ω), Ω abierto en C y sea g : Ω × Ω → C definida por
f (z) − f (w)
, z 6= w,
(13.13) g(z, w) = z−w
′
f (z), z = w.
Entonces, g ∈ C(Ω × Ω).
D EMOSTRACI ÓN . Evidentemente, g es continua en cualquier punto (z, w) ∈ Ω × Ω con z 6= w.
Veamos la continuidad de g en un punto (z0 , z0 ) ∈ Ω × Ω.
Como f ∈ H(Ω), entonces ′
′ f ∈ H(Ω) ⊂
C(Ω). Fijado ε > 0, tomamos r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂
Ω y para cada ξ ∈ D(z0 , r), f (ξ) − f ′ (z0 ) < ε. Sea (z, w) ∈ D(z0 , r) × D(z0 , r) ⊂ Ω × Ω. Como
D(a, r) es convexo, para cada t ∈ [0, 1], ζ(t) = (1 − t)z + tw ∈ D(a, r). Entonces
Z 1 Z 1
1 1
f ′ ζ(t) dt = f ′ ζ(t) ζ ′ (t)dt = f (w) − f (z) .
0 w−z 0 w−z
Luego, si w 6= z
Z 1
f (w) − f (z) ′
g(w, z) − g(z0 , z0 ) = − f (z0 ) = f ′ ζ(t) − f ′ (z0 ) dt
w−z 0
de donde Z 1
′
f ζ(t) − f ′ (z0 )dt < ε.
g(w, z) − g(z0 , z0 ) 6
0
Si en cambio w = z, Z 1
f ′ ζ(t) dt = f ′ (z) = g(z, z)
0
y también
Z 1
′ ′
g(z, z) − g(z0 , z0 ) 6 f ζ(t) − f (z0 dt < ε.
)
0
Esto prueba el resultado deseado.
L EMA 13.3. Sea f ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω, r > 0, tal que D(z0 , r) ⊂ Ω. Si f no tiene ceros en el disco
D(z0 , r), entonces, para cada z ∈ D(z0 , r)
f (z) > mı́n f (ξ).
ξ∈∂D(z0 ,r)
D EMOSTRACI
ÓN . Basta aplicar el principio del módulo máximo, teorema 12.3 a la función 1/f ∈
H D(z0 , r) , y observar que
1 1
máx f (ξ) =
f (ξ) .
ξ∈∂D(z0 ,r) mı́n
ξ∈∂D(z0 ,r)
53
54 El teorema de la aplicación abierta
2. El caso inyectivo
T EOREMA 13.4. Sea f ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω y f ′ (z0 ) 6= 0. Entonces Ω contiene un entorno V de z0 tal
que:
1) f es inyectiva en V ;
2) W = f (V ) es abierto; y
3) si ψ : W → V con ψ f (z) = z, entonces ψ ∈ H(W ). Luego, f |V : V → W tiene inversa
holomorfa.
D EMOSTRACI ÓN . La función g : Ω × Ω → C definida por (13.13) es continua por el lema 13.2.
Fijando
z0 ∈ Ω, tenemos
por continuidad de g en (z0 , z0 ), que para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que, si
(z1 , z2 ) − (z0 , z0 ) < δ, entonces
f (z ) − f (z )
1 2
− f ′ (z0 ) < ε.
z1 − z2
′
f (z0 )
En particular, para ε = , existe un entorno abierto V de z0 tal que si z1 , z2 ∈ V con z1 6= z2 ,
2
entonces
′
f (z0 ) f (z1 ) − f (z2 )
6 ,
2 z1 − z2
o
f (z1 ) − f (z2 ) > 1 f ′ (z0 )|z1 − z2 |.
2
Esto en particular implica (1)
Sea a ∈ V y r > 0 tal que D(a, r) ⊂ V ⊂ Ω; por lo anterior, para todo θ ∈ [−π, π]
Luego
mı́n λ − f (a + reiθ ) > c > f (a) − λ.
θ∈[−π,π]
Por el lema 13.3, λ − f debe poseer un cero en D(a, r), luego existe z ∈ D(a, r) tal que λ = f (z) ∈
f D(a, r) ⊂ f (V ). Luego D f (a), c ⊂ f (V ), lo que muestra (2).
Fijemos ahora w0 ∈ W , y probemos que existe ψ ′ (w0 ). Como w0 ∈ W = f (V ), existe un único
z0 ∈ V tal que w0 = f (z0 ). Si w ∈ W y ψ(w) = z ∈ V , tenemos que
ψ(w) − ψ(w0 ) z − z0 1
= = f (z)−f (z0 )
.
w − w0 f (z) − f (z0 )
z−z0
Ω C
V f W
z0
f (z0 )
3. Caso general
D EFINICI ÓN 13.5. Para un entero m > 1, definimos la potencia m-ésima πm : C → C mediante
πm (z) = z m .
Sabemos que si w 6= 0, entonces w = πm (z) para m valores distintos de z. Explı́citamente, si
2πk
w = reiθ en forma polar (r > 0, θ ∈ R), entonces z = r 1/m ei(θ+ m ) , para k = 0, 1, . . . , m − 1.
L EMA 13.6. Para todo m > 1, la aplicación πm es abierta.
D EMOSTRACI ÓN . Si V es abierto y 0 ∈
/ V , entonces πm (V ) es abierto por el teorema 13.4.
Si 0 ∈ V , escogemos r > 0 tal que D(0, r) ⊂ V ; luego
πm D(0, r) = D(0, r m ) ⊂ πm (V )
por la observación anterior. Esto prueba la afirmación.
O BSERVACI ÓN . Claramente la composición de dos aplicaciones abiertas es una aplicación abierta,
por lo que, en particular πm ◦ ϕ ∈ H(Ω) es abierta si ϕ ∈ H(Ω) con Z(ϕ′ ) = ∅.
T EOREMA 13.7. Sea Ω un abierto y f ∈ H(Ω) no constante, z0 ∈ Ω y w0 = f (z0 ) (f − w0 tiene un
cero en z0 ). Sea m el orden del cero de f −w0 . Entonces, existe una vecindad V ⊂ Ω de z0 y ϕ ∈ H(V ),
tal que:
m
1. f (z) = w0 + ϕ(z) para todo z ∈ V ;
2. Z(ϕ′ ) ∩ V = ∅ y ϕ es invertible de V sobre el disco D(0, r).
Equivalentemene, f − w0 = πm ◦ ϕ (luego f será abierta).
C OROLARIO 13.8. Si Ω es un abierto y f ∈ H(Ω) es no constante, entonces f es abierta.
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . Sea z0 ∈ Ω, w0 = f (z0 ) y r ′ > 0 tal que D(z0 , r ′ ) ⊂ Ω;
escribimos f (z) − w0 = (z − z0 )m g(z), donde m > 1 es entero, g ∈ H(Ω) y g(z0 ) 6= 0. Reduciendo
r ′ de ser necesario, por continuidad,
aseguramos que g(z) 6= 0 para todo z ∈ D(z0 , r ′ ). Por el teorema
12.5, existe h ∈ H D(z0 , r ) tal que g = hm ; además h(z0 ) 6= 0. Definiendo ϕ : D(z0 , r ′ ) → C,
′
ϕ(z) = (z − z0 )h(z), tenemos que f (z) − w0 = ϕ(z)m para todo z ∈ D(z0 , r ′ ), donde ϕ(z0 ) y
ϕ′ (z0 ) 6= 0. Por el teorema 13.4 existe una vecindad V ⊂ D(z0 , r ′ ) de z0 que cumple las condiciones
buscadas, reduciendo ϕ(V ) = W de ser necesario.
C OROLARIO 13.9. Sea Ω un abierto. Si f ∈ H(Ω) es inyectiva, entonces Z(f ′ ) = ∅ y f −1 ∈ H(U )
con U = f (Ω).
E JERCICIO 13.1. Demuestre el corolario 13.9.
E JEMPLO 13.10. La función exponencial
exp restringida a Ω = R×] − ×, ×[, es una función
inyectiva, con exp Ω = R×] − ×, ×[ = C\] − ∞, 0]. Concluimos del corolario anterior que su inversa,
la rama principal del logaritmo log de la definición 8.6 es una función holomorfa en C\] − ∞, 0].
Capı́tulo 14
Singularidades
f (D ′ (z0 ; r)) = C.
D EFINICI ÓN 15.7 (Polo y singularidad esencial). Sea z0 ∈ Ω y f ∈ H(Ω \ {z0 }). Siguiendo las
notaciones y casos del teorema 15.6:
a) en el caso (II ), se dice que f tiene un polo de orden m en z0 y c1 se denomina el residuo de f en z0
y se le denota por res(f ; z0 ), y
m
X ck
(z − z0 )k
k=1
es la parte principal de f en z0 .
En el caso particular m = 1, decimos que el polo es simple.
b) En el caso (III ), se dice que f tiene una singularidad esencial en z0 .
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . La condición (III ) se escribe como sigue: para cada r > 0 y cada
w ∈ C, existe una sucesión {zn }n>1 ⊂ D ′ (z0 , r) tal que zn → z0 y f (zn ) → w.
Supongamos que no se cumple (III ), entonces existen ε > 0, r > 0 y w ∈ C tales que
(15.14) 0 < |z − z0 | < r implica f (z) − w > ε.
Sea h : Ω \ {z0 } → C definida por
1
h(z) = .
f (z) − w
Por (15.14), h está acotada por 1/ε en D ′ (z0 , r). Por lo tanto, h posee una singularidad removible en z0
(teorema 15.4), de donde puede extenderse a h ∈ H(Ω).
Clasificación de las singularidades 61
De ahı́ en adelante se dan dos posibilidades. En el primer caso, h(z0 ) 6= 0. Esto implica que
1
(1/h)(z0 ) 6= 0, y luego f (z) = w + es acotada en la vecindad D ′ (z0 , r). Concluimos que f
h(z)
posee una singularidad evitable en z0 (nuevamente por el teorema 15.4), esto es, el caso (I ).
Puede ocurrir en otro caso que h(z0 ) = 0. Escribimos h(z) = (z − z0 )m g(z), donde m > 1 es un
entero y g ∈ H(Ω) con g(z0 ) 6= 0 (teorema 11.1). Por (15.14) h no tiene ceros en D ′ (z0 , r). Escribimos
nuevamente
1
f (z) = w + ,
(z − z0 )m g(z)
para z ∈ D ′ (z0 , r), donde 1/g no tiene ceros en D(z0 , r) (observando por separado z 6= z0 y z = z0 ),
y por lo tanto 1/g es holomorfa en D ′ (z0 , r). Expandiendo 1/g en serie de potencias alrededor de z0
(teorema 10.6)
∞
1 X
= bk (z − z0 )k
g(z)
k=0
para z ∈ D(a, r), con b0 = (1/g)(z0 ) 6= 0. De ahı́
∞
1 X
f (z) = w + bk (z − z0 )k
(z − z0 )m
k=0
m−1 ∞
X bk X
= + w + bk+m (z − z0 )k .
(z − z0 )m−k
|k=0 {z } | k=0
{z }
(z−z0 )k ,k<0 (z−z0 )k ,k>0
Luego z 7→ (z − a)m f (z) posee una singularidad removible en a, de donde podemos escribir
g(z)
(15.15) f (z) = ,
(z − a)m
1a ver más adelante, expansión de Laurent
62 Singularidades
donde g ∈ H D(a, r) , y g(a) 6= 0. La afirmación recı́proca también es cierta: una función que se
escribe como (15.15) posee un polo de orden m en a. Comparar esta expresión con (11.10) nos dice que
podemos ver un polo de una función como un cero de multiplicidad negativa.
z2
E JEMPLO 15.9. Consideramos f : C \ {−3} → C definida por f (z) = . Escribiendo
z+3
9
f (z) = z − 3 +
z+3
6 −3, vemos que f posee un polo simple en z = −3 con res(f ; −3) = 9.
para z =
E JEMPLO 15.10. La función f : C \ {kπ : k ∈ Z} → C, definida por
1
f (z) =
sin z
posee polos simples en cada punto z = kπ, k ∈ Z (verifique esta afirmación).
E JEMPLO 15.11. Sean f, g ∈ H(Ω), a ∈ Z(g). Escribimos
f (z) = (z − a)m f1 (z), g(z) = (z − a)n g1 (z),
donde f1 , g1 ∈ H(Ω), f1 (a) 6= 0, g1 (a) 6= 0. Sea f = hg . Entonces h ∈ H(Ω \ {a}) y para z ∈ Ω \ {a},
f1
h(z) = h1 (z)(z − a)m−n , con h1 = ∈ H(Ω), h1 (a) 6= 0.
g1
Entonces:
1. si m > n, h posee una singularidad removible en a.
a) si m = n, h se extiende a h ∈ H(Ω) (usamos la misma notación para la extensión) con
h(a) 6= 0;
b) si m > n, h se extiende a h ∈ H(Ω) con un cero de multiplicidad m − n en a;
2. si m < n, h tiene un polo de orden n − m en a.
E JERCICIO 15.1. Deduzca lo que ocurre en el ejemplo anterior
con el producto de dos funciones
con un polo común. En particular, deduzca que si f ∈ H Ω \ {a} con a ∈ Ω, posee un polo de orden
m en a, y k > 1 entero, entonces f k posee un polo de orden mk en a.
E JERCICIO 15.2. Determinar las singularidades aisladas de las funciones siguientes y precisar su
naturaleza:
1. f (z) = sinz z ;
2. g(z) = z 21−1 cos z+1
πz
;
1/z
3. h(z) = z e − 1 .
E JERCICIO 15.3. Sea f una función entera no constante. Muestre que f (C) es denso en C.
Capı́tulo 16
Γ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn .
Estas sumas formales se denominan cadenas y si los γi ’s son cerrados se denominan ciclos.
D EFINICI ÓN 16.2 (Suma de cadenas, ciclo opuesto). Sea Γ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn un ciclo.
La cadena opuesta de la cadena Γ es la cadena −Γ definida por
donde los −γi son los opuestos de los arcos γi , i = 1, . . . , n. Observamos que (−Γ)∗ = Γ∗ .
Por otro lado, si ∆ = δ1 +̇δ2 +̇ · · · +̇δm es otra cadena, definimos la suma de las cadenas Γ + ∆
como la cadena
Γ + ∆ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn +̇δ1 +̇δ2 +̇ · · · +̇δm .
Observamos que (Γ + ∆)∗ = Γ∗ ∪ ∆∗ . Denotamos además Γ − ∆ = Γ + (−∆).
Es trivial ver que la cadena opuesta de un ciclo es un ciclo, y la suma de dos ciclos es también un
ciclo.
Con esta preparación, ahora podemos generalizar el teorema de Cauchy para ciclos.
63
64 Teorema homológico de Cauchy
F IGURA 16.1. Ejemplos de ciclo y cadena. También se puede ver el conjunto como
una sola cadena
11111111
00000000 α 1111111111
0000000000
0000000000
1111111111
Ω
00000000
11111111
Ω
0000000000
1111111111 γ
00000000
11111111 γ
0000000000
1111111111
00000000
11111111
00000000
11111111 0000000000
1111111111
0000000000
1111111111
α
00000000
11111111 0000000000
1111111111
00000000
11111111 0000000000
1111111111
cumple 0000000000
1111111111 no cumple
w ∈ Γ∗ Z
g(z, w)dw = 0,
∂∆
de donde Z
h(z)dz = 0.
∂∆
Por lo tanto, por teorema 14.2 se sigue que h ∈ H(Ω).
el teorema de Morera,
Sea Ω1 = z ∈ C : indΓ (z) = 0 y h : Ω1 → C definida por
Z
1 f (w)
h1 (z) = dw.
2πi Γ w − z
Si z ∈ Ω ∩ Ω1 , entonces por definición de Ω1 y la hipótesis del teorema sobre Ω, h(z) = h1 (z). Por lo
tanto, existe una función ϕ ∈ H(Ω ∪ Ω1 ) tal que ϕ|Ω = h1 y ϕ|Ω1 = h1 . Como para todo α ∈ / Ω, se
tiene que indΓ (α) = 0, entonces C \ Ω ⊂ Ω1 ; luego Ω ∪ Ω1 = C y ϕ ∈ H(C).
Además, Ω1 contiene la componente no acotada de C \ Γ∗ , donde el ı́ndice es cero; por lo tanto
lı́m ϕ(z) = lı́m h1 (z) = 0,
|z|→∞ |z|→∞
1. Homotopı́as
D EFINICI ÓN 17.1. Sean γ0 , γ1 curvas cerradas en un espacio métrico (X, d), ambas parametrizadas
por el intervalo I = [0, 1]. Diremos que γ0 y γ1 son X-homotópicas (o simplemente homotópicas) si
existe una aplicación continua, llamada homotopı́a H : [0, 1] × [0, 1] → X tal que
I ) H(s, 0) = γ0 (s), para todo s ∈ I;
II ) H(s, 1) = γ1 (s), para todo s ∈ I;
III ) H(0, t) = H(1, t), para todo t ∈ I.
O BSERVACI ÓN . Dada una homotopı́a H como dada arriba, para cada s ∈ [0, 1].
γt (s) = H(s, t)
define una curva en X. Esta familia infinita de curvas representa las “deformaciones” sucesivas que sufre
la curva γ0 para “convertirse” en γ1 . Esto se ilustra en la figura 17.1.
E JERCICIO 17.1. La relación de homotopı́a es una relación de equivalencia en el conjunto de curvas
en X. Denotamos γ0 ∼ γ1 para indicar que las curvas cerradas γ0 y γ1 son X-homotópicas.
D EFINICI ÓN 17.2. Si γ0 es X-homotópica a una aplicación constante γ1 , se dice que γ0 es ho-
motópicamente nula.
γ0
γ1/3
γ2/3
γ1
Evidentemente H es una aplicación continua y, para todo s, t ∈ [0, 1], H(s, t) ∈ Ω por convexidad. Las
condiciones (I )-(III ) de la definición 17.1 son claramente satisfechas. Por lo tanto, dos curvas cerradas
cualesquiera en Ω son homotópicas. En particular, toda curva cerrada γ1 en un convexo es homótopa a
una curva constante γ0 (s) = x, x ∈ Ω.
E JERCICIO 17.2. En Ω = C∗ , si γ : [0, 1] → C∗ es una curva cerrada y n = indγ (0) ∈ Z, entonces
γ es homotópica a γn : [0, 1] → C∗ , definida por γn (s) = e2πins , s ∈ [0, 1]. Grafique la situación
y observe que se puede obtener el resultado llevando primero la curva al cı́rculo unitario, haciéndola
γ(s)
homotópica a α(s) = |γ(s)| , s ∈ [0, 1], luego reparametrizando la curva α.
2i 2i
H
−2 −1 1 2 −2 −1 1 2
−2i −2i
F IGURA 17.2. Contornos del ejemplo 17.9. Observe que puede deformarse el contorno
del cuadrado R al cı́rculo |z| = 2 sin tocar los puntos ±1
de donde finalmente indγ̃n (α) = indγ1 (α). Esta cadena de igualdades prueba el teorema.
El poder de este resultado se nota cuando se combina junto con el teorema de Cauchy, teorema 16.5.
Obtenemos directamente el siguiente corolario.
C OROLARIO 17.8. Sea Ω ⊂ C abierto y f ∈ H(Ω). Si γ0 y γ1 son dos arcos cerrados, homotópicos
en Ω, entonces
Z Z
f (z)dz = f (z)dz.
γ0 γ1
Gracias al corolario 17.8, estas integrales se calculan fácilmente, ya que el contorno es homotópico en
C \ {±} al contorno |z| = 2, como se observa en la figura 17.2; esto requiere una verificación rigurosa
que realizará el lector. De ahı́
Z
f (z)dz = πi · 1 − πi · 1 = 0.
∂R
Este ejemplo ilustra en general como calcular el ı́ndice de curva deformándola convenientemente.
iz
E JERCICIO 17.3. Integrando ez sobre la frontera de las semicoronas ℑz > 0, ε 6 |z| 6 R ,
0 < ε < R, calcular la integral
Z ∞
sin x
I= dx,
0 x
luego de haber justificado su existencia.
Logaritmos, raı́ces y demás, caso simplemente conexo 71
D EMOSTRACI ÓN . I ) Es una simple consecuencia del corolario 17.8, considerando que todo arco
cerrado γ es homotópico a un arco constante.
II ) Tomamos un punto z0 ∈ Ω fijo pero arbitratio. Por la proposición 5.29, dado z ∈ Ω cualquiera,
existe un camino poligonal γz uniendo z0 y z. Definimos entonces
Z
F (z) = f (ξ)dξ.
γz
Veamos que F está bien definida. Si ηz es otro camino poligonal partiendo de z0 y finalizando en
z, entonces γz + (−ηz ) es un camino poligonal cerrado en Ω, de donde por (I )
Z Z Z
f (ξ)dξ − f (ξ)dξ = f (ξ)dξ = 0.
γz ηz γz +(−ηz )
Z Z
Esto implica que f (ξ)dξ = f (ξ)dξ. Por lo tanto, F está bien definida, al no depender del
γz ηz
camino poligonal que une z0 y z.
Sea z ∈ Ω, y sea r > 0 tal que D(z, r) ⊂ Ω. Dado w ∈ Ω, [z, w] ⊂ D(z, r) por convexidad,
y luego, si γz es un camino poligonal uniendo z0 y z, entonces γz + [z, w] es un camino poligonal
uniendo z0 y w. Esto implica que
Z Z Z
F (w) = f (ξ)dξ = f (ξ)dξ + f (ξ)dξ.
γz +[z,w] γz [z,w]
Z
= F (z) + f (ξ)dξ.
[z,w]
Esta igualdad, como en la prueba del teorema 10.4, nos lleva a probar que F ′ (z) = f (z).
Las pruebas de los ı́tems (III ) y (IV ) son idénticas a aquellas de sus contrapartes en el caso convexo,
los teoremas 12.4 y 12.5, ahora que se ha demostrado el ı́tem (II ), necesario para sus pruebas.
E JEMPLO 17.11. Sea Ω = C\] − ∞, 0]. Entonces Ω es simplemente conexo y f (z) = z no posee
ceros en Ω. Por la proposición anterior, f posee un logaritmo holomorfo h; si además fijamos h(1) = 0,
obtenemos nada menos que h(z) = log z, la rama principal del logaritmo, definición 8.6. Observe
el rol fundamental de la conexidad simple para definir este logaritmo: en general, podrá definida un
logaritmo conveniente en cualquier subconjunto simplemente conexo de C∗ , como por ejemplo, el plano
C desprovisto de cualquier semirecta que parte del origen. Intentar aumentar cualquier punto extra al
conjunto destruye la conexidad simple e imposibilita definir el logaritmo.
E JERCICIO 17.4. Sean a0 , . . . , aN ∈ C no todos nulos. Mostrar que si Ω es simplemente conexo,
entonces, para toda función holomorfa f ∈ H(Ω), la ecuación diferencial
N
X
ak g(k) = f
k=0
admite una solución g ∈ H(Ω).
Capı́tulo 18
Serie de Laurent
1. El resultado
T EOREMA 18.1 (Serie de Laurent). Consideremos f holomorfa en el anillo
Ω = {z ∈ C : r < |z − z0 | < R},
donde 0 6 r < R < ∞, entonces existe una sucesión {an }n∈Z ⊂ C tal que, para z ∈ Ω
∞
X
f (z) = an (z − z0 )n ,
n=−∞
donde Z
1 f (ξ)
an = dξ para n ∈ Z, r < ρ < R.
2πi ∂D(z0 ,ρ) (ξ − z0 )n+1
D EMOSTRACI ÓN . Fijamos r1 , r2 con r < r1 < ρ < r2 < R, y formamos el ciclo
Γ = ∂D(z0 , r2 ) − ∂D(z0 , r1 ).
Podemos verificar que Γ satisface las condiciones del teorema 16.5: si |z − z0 | < r, entonces indΓ (z) =
ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) = 1 − 1 = 0, y si |z − z0 | > R indΓ (z) = ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) =
0 − 0 = 0. Para z con r1 < |z − z0 | < r2
indΓ (z) = ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) = 1 − 0 = 1,
y la fórmula de Cauchy nos da
Z Z Z
1 f (ξ) 1 f (ξ) 1 f (ξ)
f (z) = dξ = dξ − dξ
2πi Γ ξ − z 2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z 2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z
A partir de ahı́, el procedimiento de prueba del teorema 10.6 nos da
Z ∞
1 f (ξ) X
dξ = an (z − z0 )n
2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z
k=0
r
ρ
z0
F IGURA 18.1. Anillo r < |z − z0 | < R y ciclo Γ en la prueba del teorema 18.1
73
74 Serie de Laurent
donde Z
1 f (ξ)
an = dξ, para n > 0,
2πi ∂D(z0 ,r2 ) (ξ − z0 )n+1
y
Z −1
1 f (ξ) X
dξ = an (z − z0 )n
2πi ∂D(z0 ,r1 ) ξ−z
k=−∞
donde Z
1 f (ξ)
an = dξ, para n 6 −1.
2πi ∂D(z0 ,r1 ) (ξ − z0 )n+1
Finamente, el teorema de Cauchy homotópico (corolario 17.8) nos permite desplazar las integrales que
dan an , n ∈ Z de r1 y r2 a ρ, por homotopı́as.
C OROLARIO 18.2. Si r < R1 < R2 < R la serie de Laurent converge uniformemente en el disco
cerrado
{z/R2 6 |z − z0 | 6 R1 }.
Ası́, la serie de Laurent converge uniformemente en compactos de Ω.
E JERCICIO 18.1. Complete las pruebas del teorema y corolario anteriores.
O BSERVACI ÓN . Como en el caso de los polos, sea Ω = {z ∈ C/0 < |z − z0 | < R}. Si a−n 6= 0
para infinitos n’s, entonces f tiene una singularidad esencial en z0 y a−1 se denomina el residuo de f
en z0 y se escribe
res(f ; z0 ) = a−1 .
La serie
∞
X a−n
(z − z0 )n
n=1
se denomina la parte principal de f en z0 . Esto completa la clasificación de singularidades en función
de la serie de Laurent de f :
a) Si an = 0 para todo n < 0, f posee una singularidad removible en z0 ;
b) si an = 0 para todo n < m para algún m < 0, pero am 6= 0, f posee un polo de orden N en z0 ;
c) si an 6= 0 para infinitos valores de n < 0, f posee una singularidad esencial en z0 .
Capı́tulo 19
Variación de argumento
2. Cálculo de la variación
Fijado z0 ∈ C∗ ,r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂ C∗ , podemos hallar un logaritmo holomorfo local, esto
es, F ∈ H D(z0 , r) tal que
eF (z) = z, para todo z ∈ D(z0 , r).
En particular, si γ : [a, b] → C∗ , t0 ∈ [a, b] fijo, podemos hallar δ > 0 tal que si t0 ∈]t0 −δ, t0 +δ[∩[a, b]
(z0 = γ(t0 )),
eF (γ(t)) = γ(t).
Luego l(t) = F γ(t) es una determinación del logaritmo a lo largo de γ|]t0 −δ,t0 +δ[ . Observe luego
que basta con “pegar” un número finito de estas funciones (siendo [a, b] compacto, podemos obtener un
cubrimiento finito de intervalos ]t0 − δ, t0 + δ[ con t0 ∈ [0, 1] y δ > 0 como se busca) para obtener una
determinación del logaritmo a lo largo de γ.
Si γ es un arco, siendo F holomorfa, l será también un arco, derivable en los puntos donde γ es
derivable pues
l′ (t) = F ′ γ(t) γ ′ (t).
Si l1 es cualquier determinación continua del logaritmo a lo largo de γ,
el1 (t) = γ(t) = eF (γ(t)) , t ∈]t0 − δ, t0 + δ[
de donde el1 (t)−F (γ(t)) = 1 y por continuidad
l1 (t) = F γ(t) = 2πki, k ∈ Z.
Por lo tanto, l1 es derivable, salvo en un número finito de puntos, tal como γ.
Como el(t) = γ(t), entonces fuera de los puntos antes mencionados
el(t) l′ (t) = γ ′ (t),
o γ(t)l′ (t) = γ ′ (t), de donde
γ ′ (t)
l′ (t) = .
γ(t)
Esto nos da el siguiente resultado.
P ROPOSICI ÓN 19.6. Si γ : [a, b] → C∗ es un arco y l : [a, b] → C una determinación continua del
logaritmo a lo largo de γ, entonces
Z
dz
l(b) − l(a) = .
γ z
En particular, si θ : [a, b] → C es una determinación continua del argumento a lo largo de γ, entonces
Z dz
θ(b) − θ(a) = ℑ ,
γ z
donde θ es una determinación continua del argumento a lo largo de γ. Si además γ es un arco cerrado,
entonces Z
1 dz 1
indγ (0) = = θ(b) − θ(a) .
2πi γ z 2π
P ROPOSICI ÓN 19.7. Sea γ : [a, b] → C∗ un arco. Si V es la variación de argumento a lo largo de
γ, entonces
Z γ(b)
dz
= ln + iV.
γ z γ(a)
Por último, notamos que siempre podemos hallar una determinación continua del logaritmo en
fórmula cerrada.
Cálculo de la variación 77
P ROPOSICI ÓN 19.8. Si γ : [a, b] → C∗ es un arco y w es un logaritmo de γ(a) (esto es, un número
complejo tal que ew = γ(a)), entonces l : [a, b] → C, definida por
Z t ′
γ (s)
l(t) = w + ds,
a γ(s)
es una determinación continua del logaritmo a lo largo de γ.
P ROPOSICI ÓN 19.9. Si γ es un arco cerrado y p ∈ C \ γ ∗ , entonces
∆γ−p arg = 2π indγ (p).
Capı́tulo 20
D EFINICI ÓN 20.2. Una curva γ : [a, b] → C atraviesa la semirecta L en c ∈]a, b[ si γ(c) 6= p y si
existe ε > 0 tal que γ(t) esté a la derecha de L para t ∈]c − ε, c[ y a la izquierda de L para t ∈]c, c + ε[
o viceversa.
En el primer caso, diremos que γ atraviesa L positivamente, y en el otro caso diremos que γ
atraviesa L negativamente.
L L
z
p p
p a la izquierda de L p a la derecha de L
+ − L
p
F IGURA 20.2. Una curva γ atravesando primero positivamente (+), luego negativa-
mente (−) una semirecta L.
79
80 Cálculo práctico del ı́ndice
γ(c3 ) γ(c5 )
γ(c4 ) γ(c2 ) γ(c1 ) 0
Por otro lado, la variación de argumento a lo largo de γ[a,c1 ] y γ[cm,b] es ε1 π − arg γ(a) y arg γ(b) + εn π
respectivamente. Para i = 1, . . . , m − 1, la variación de argumento a lo largo de γ[ci ,ci+1] es (εi+1 + εi )π.
Finalmente, como γ(b) = γ(a), la variación total de argumento de γ es igual a
n−1
X
V = ε1 π + εn π + (εi+1 + εi )π = 2π(n+ − n− ).
i=1
+
+
+ +
2
1 +
2
−
−1
− 0
1
F IGURA 20.4. Ilustración del resultado de la proposición 20.3. Indicamos con + las
veces que γ atraviesa la semirrecta elegida positivamente, con − las veces que atraviesa
negativamente. Colocamos el balance, el ı́ndice calculado, al interior
1. Funciones meromorfas
D EFINICI ÓN 21.1 (Función meromorfa). Si Ω es abierto decimos que f es una función meromorfa
en Ω si existe A ⊂ Ω tal que
a) A no tiene punto lı́mite en Ω.
b) f ∈ H(Ω \ A).
c) f tiene un polo en cada punto de A.
El conjunto A se denomina conjunto de polos de f y se denota A = P (f ). El conjunto de funciones
meromorfas sobre Ω se denota por
M (Ω) = {f : f es meromorfa en Ω}.
Si f ∈ M (C), decimos simplemente que f es meromorfa.
Observamos que Ω \ A es abierto y además A es cerrado.
O BSERVACIONES . Se cumplen, para un abierto Ω ⊂ C:
1. H(Ω) ⊂ M (Ω);
2. El conjunto P (f ) es cerrado y no tiene punto lı́mite, tal como el conjunto de ceros de una
función holomorfa en Ω. En particular, P (f ) es a lo más numerable.
3. El conjunto M (Ω) es un anillo. En particular, f, g ∈ M (Ω) implican que f + g ∈ M (Ω) y
f · g ∈ M (Ω). En general P (f + g) ⊂ P (f ) ∪ P (g) y P (f · g) ⊂ P (f ) ∪ P (g), pero no
se da la igualdad en general. Esto se prueba siguiendo los argumentos del ejemplo 15.11 pero
con m, n ∈ Z y recordando el desarrollo local de una función meromorfa en un poco, ecuación
(15.15).
4. Los argumentos anteriores también muestran que si f ∈ M (Ω), entonces 1/f ∈ M (Ω), pero
más aún, Z(f ) = P (1/f ) y P (f ) = Z(1/f ). Si f tiene un cero (respectivamente polo) de
multiplicidad m > 0 (respectivamente, de orden m < 0), entonces 1/f tendrá un polo (respec-
tivamente cero) de orden −m < 0 (respectivamente, de multiplicidad −m > 0).
2. Cálculo de residuos
m
X ck
T EOREMA 21.2. Si Q(z) = es la parte principal de f en a, entonces f − Q tiene una
(z − a)k
i=1
singularidad removible en a y
1 dm−1
c1 = res(f ; a) = lı́m m−1
(z − a)m f (z) .
z→a (m − 1)! dz
T EOREMA 21.4 (Teorema del residuo). Sea f una función meromorfa en Ω y A en conjunto de los
polos de f . Si Γ es un ciclo en Ω \ A tal que
indΓ (α) = 0, para todo α ∈
/Ω
83
84 Funciones meromorfas y cálculo de residuos
entonces Z
1 X
f (z)dz = res(f ; a) indΓ (a).
2πi Γ a∈A
[−R, R] y el arco de circunferencia t 7→ Reit , t ∈ [0, π], recorrido en sentido antihorario. Este contorno
encierra el polo z = i, pero deja fuera el polo z = −i, obteniendo indγ (i) = 1, indγ (−i) = 0. Además,
por el teorema 21.2
1 d2 3
res(f ; i) = lı́m 2
(z − i)3 f (z) = lı́m 6(z + i)−5 = − i.
z→i 2! dz z→i 8
Cálculo de residuos 85
−R 0 R
1. El teorema base
T EOREMA 22.1. Sea f una función meromorfa en Ω, abierto en C, y γ un arco cerrado en Ω tal
que
i) indγ (α) = 0, para todo α ∈ / Ω.
ii) [Z(f ) ∪ P (f )] ∩ γ ∗ = ∅.
Donde Z(f ) es el conjunto de ceros de f y P (f ) es el conjunto de polos de f . Entonces
Z ′
1 f (z) X X
dz = ma indγ (a) − mb indγ (b),
2πi γ f (z)
a∈Z(f ) b∈P (f )
−R
Consideramos, para r > 0, el contorno γ consistente del segmento dirigido [ir, −ir], yendo en el
sentido de ir a −ir, y el semicı́rculo t 7→ reit , − π2 6 t 6 π2 . Para r > 0 lo suficientemente grande, este
contorno encierra todos los ceros de f en el semiplano ℜz > 0.
De hecho, f no posee ceros sobre la recta imaginaria iR. Para z = iy, y ∈ R
f (iy) = 1 − i(y − y 3 ),
de donde f (iy) 6= 0 para y ∈ R; además
arg f (iy) = arctan −(y − y 3 ) ,
π
de donde lı́m f (iy) = ± . Por lo tanto, la variación de f en [ir, −ir] cuando r → ∞ es
y→±∞ 2
∆f ◦[ir,−ir] arg = π + o(1).
En el arco de circunferencia
f (reit ) = 1 + reit + r 3 e3it = r 3 e3it (1 + r −2 e−2it + r −3 e−3it ),
pero
|r −2 e−2it + r −3 e−3it | 6 r −2 + r −3 ,
por lo que escribimos r −2 e−2it + r −3 e−3it = o(1) y
f (reit ) = r 3 e3it 1 + o(1) .
Por lo tanto, la variación de argumento de f en el arco, variando t en [− π2 , π2 ] es
∆f ◦rei(·) arg = 3π + o(1).
Esto implica que la variación total de argumento de f a lo largo de γ es
∆f ◦γ arg = 4π + o(1).
Siendo γ una curva cerrada, la variación de argumento de f a lo largo de γ es un múltiplo entero de 2π,
de donde para r suficientemente grande
∆f ◦γ arg = 4π.
Por los teoremas 22.1 y 22.2, el número de ceros de f al interior de γ es igual a 2, coincidiendo este con
el número de ceros en el semiplano ℜz > 0.
El teorema de Hurwitz 89
3. El teorema de Rouché
T EOREMA 22.4 (Rouché). Sean f, g funciones meromorfas en Ω, abierto en C y γ un arco cerrado
en Ω tal que
todo α ∈
I ) indγ (α) = 0, para / Ω.
II ) f (z) − g(z) < f (z), para todo z ∈ γ ∗ .
III ) Z(f ) ∪ P (f ) ∩ γ ∗ = ∅.
Entonces Z ′ Z ′
1 g (z) 1 f (z)
dz = dz
2πi γ g(z) 2πi γ f (z)
D EMOSTRACI ÓN . Observe que por (II ), g no puede tener ceros ni polos sobre γ ∗ , de modo que (III )
se cumple para g al igual que para f . El resultado es una simple reformulación del lema 17.5 para α = 0,
γ0 = f ◦ γ, γ1 = g ◦ γ; esto nos da
Z ′ Z ′
1 g (t) 1 f (t)
= indg◦γ (0) = indf ◦γ (0) = ,
2πi γ g(t) 2πi γ f (t)
las integrales siendo válidas a la condición III y la observación anterior.
E JERCICIO 22.1. Halle el número de raı́ces de la ecuación
z 2 − 4 2z 2 − 1
+ 2 =0
z2 + 4 z +6
que se encuentran en el disco |z| 6 1.
4. El teorema de Hurwitz
T EOREMA 22.5 (Hurwitz). Sea {fn }n>1 ⊂ H(Ω) que converge uniformemente en compactos a
f ∈ H(Ω), y z0 ∈ Ω. Si f posee un cero de multiplicidad m > 0 en z0 entonces, para cada ε > 0 tal
que
D(z0 , ε) ⊂ Ω y D(z0 , ε) ∩ Z(f ) = {z0 },
existe n0 ∈ N tal que, para n > n0 , fn posee exactamente m ceros en D(z0 , ε), contando multiplici-
dades.
D EMOSTRACI ÓN . Sean γ = ∂D(z0 , ε) y
Z
1 f ′ (z)
m= dz
2πi γ f (z)
el número de ceros de f al interior de γ, contando multiplicidades (cf. teorema 22.1). Sea
δ = mı́n f (z) > 0.
z∈γ ∗
Por el teorema 14.3, fn converge uniformemente a f en γ ∗ , de donde existe n0 ∈ N tal que, para n > n0
y z ∈ γ∗
f (z) − fn (z) < δ 6 f (z).
Luego, por el teorema de Rouché, para n > n0
Z ′
1 fn (z)
dz = m,
2πi γ fn (z)
de donde la conclusión del teorema.
C OROLARIO 22.6. Sea {fn }n>1 ⊂ H(Ω) que converge uniformemente en compactos a una función
f ∈ H(Ω) no idénticamente nula. Si existe n0 ∈ N tal que Z(fn ) = ∅ para n > n0 , entonces Z(f ) = ∅.
E JEMPLO 22.7. Las conclusiones del teorema anterior no se dan sin la condición de que f no sea
z
idénticamente nula, como lo muestra el ejemplo de la sucesión fn : C → C, fn (z) = en , n > 1.
90 Contando ceros y polos
F IGURA 22.2. Ilustración del movimiento de los ceros del ejemplo 22.8 en el caso m = 6
E JEMPLO 22.8. Para m > 1, sea fn : C → C definida por fn (z) = z m − 1/n, para n > 1. La
función lı́mite f (z) = z m posee un único cero en z = 0, de multiplicidad m, mientras que cada función
fn posee m ceros simples, dados por
1 2πik
zk = m √ e m , k = 0, 1, . . . , m − 1.
n
Variando n, los ceros de fn se “desplazan” hacia el cero múltiple en 0, lo que se ilustra en la figura 22.2.
E JERCICIO 22.2. Pruebe que si un polinomio no constante p(z) con coeficientes complejos posee
todas sus raı́ces en el semiplano ℜz > 0, entonces todas las raı́ces de su derivada se encuentran en el
mismo semiplano.
Capı́tulo 23
Productos infinitos
1. Definición y convergencia
Q
D EFINICI ÓN 23.1. Dada una sucesión {sn }n>1 de números complejos, la productoria sn es la
sucesión de productos parciales {pn }n>1 , definidos por
n
Y
pn = sk = s1 s2 · · · sn , n > 1.
k=1
Q
D EFINICI ÓN 23.2. Diremos que la productoria sn converge si existe el lı́mite
∞
Y
pn = lı́m pn .
n→∞
n=1
91
92 Productos infinitos
Observemos que en lo anterior, por continuidad de exp en 0, para todo ε > 0, podemos elegir δ > 0 tal
que c · (eδ − 1) < ε. En conclusión, dado ε > 0, existe N0 ∈ N tal que para M > N > N0 y todo s ∈ S
(23.21) qM (s) − pN (s) < ε.
Si ϕ es la función identidad de N en N, obtenemos qM (s) = pM (s). Si ε > 0 es arbitrario, obtenemos
N0 ∈ N tal que para N > N > N0 y s ∈ S
(23.22) pM (s) − pN (s) < ε.
El teorema de Weierstrass 93
Esto prueba que la sucesión {pN (s)}N >1 es de Cauchy para cada s ∈ S, de donde existe f (s) =
lı́mN →∞ pN (s). Esto define una función f : S → C; si en (23.22) hacemos M → ∞, obtendremos
(23.23) f (s) − pN (s) 6 ε;
Tomando M → ∞, obtenemos
f (s) > pN +1 (s)(1 − 2ε).
0
3. El teorema de Weierstrass
D EFINICI ÓN 23.6. Definimos los factores elementales E0 (z) = 1 − z,
z2 zn
En (z) = (1 − z) exp z + + ··· + , para n > 1.
2 n
Está claro que cada factor elemental posee un único cero simple en z = 1.
L EMA 23.7. Para |z| 6 1 y n > 0
1 − En (z) 6 |z|n+1 .
94 Productos infinitos
es uniformemente convergente en z ∈ C : |z| 6 r (luego en cualquier compacto de C). Por lo tanto,
Y∞ z
el producto Epn es uniformemente convergente en compactos de C, y es igual a 0 si y sólo si
n=1
zn
z z
Epn = 0 para algún n, esto es = 1 o z = zn .
zn zn
∞
X 1
E JEMPLO 23.9. Si es convergente, entonces podemos tomar pn = 0 para n > 1, y el
|zn |
n=1
producto canónico
∞ z Y ∞
Y z
f (z) = E0 = 1−
n=1
z0 n=1
zn
define una función entera.
∞ ∞
X 1 X 1
E JEMPLO 23.10. Si diverge pero converge, podemos tomar pn = 1, y el producto
|zn | |zn |2
n=1 n=1
infinito
∞ ∞
z
Yz Y z z
g(z) = E1 = 1− e n
n=1
z0 n=1
zn
define ahora la función entera con los ceros prescritos buscada.
El siguiente teorema vale reemplazando A ⊂ C por A ⊂ Ω, donde Ω es un abierto cualquiera, siendo
A un conjunto sin punto de acumulación en Ω, y obteniendo f ∈ H(Ω) como resultado. Sin embargo,
para mantener la simplicidad, nos remitiremos a este caso especial; detalles sobre el caso general pueden
hallarse en [18, Chapter 15].
T EOREMA 23.11. Sea A ⊂ C un conjunto sin punto de acumulación, tal que a cada elemento
a ∈ A, se le asigna un número entero ma > 1. Entonces, existe f ∈ H(C) tal que Z(f ) = A, y la
multiplicidad de cada a ∈ A como cero de f es exactamente ma .
D EMOSTRACI ÓN . El caso más simple ocurre cuando A es finito. En este caso A = {ak }16k6n y
cada ak tiene asociado el entero mk > 1. El polinomio
n
Y
P (z) = (z − ak )mk
k=1
La sucesión {zn }n>1 genera una función entera P (z) con las condiciones deseadas, mediante el teorema
23.8.
Finalmente, si 0 ∈ A, consideramos A1 = A \ {0}, y aplicamos el caso anterior a A1 , obteniendo
P1 ∈ H(C) con Z(P1 ) = A1 y las multiplicidades deseadas para los ceros no nulos. Luego
P (z) = z m0 P1 (z)
cumple los requisitos del teorema.
96 Productos infinitos
O BSERVACI ÓN . Con las notaciones del teorema anterior, una de las funciones P (z) que satisfacen
las condiciones toma, en el último caso, la forma
∞ z z z k−1
m0
Y z bk + 2b2k +···+ (k−1)bk−1
P (z) = z 1− e k .
bk
k=1
1. Transformaciones de Schwarz
En lo que sigue, denotaremos por
D = z ∈ C : |z| < 1
el disco unitario centrado en el origen, y
T = z ∈ C : |z| = 1
el cı́rculo unitario centrado en el origen.
L EMA 24.1 (Schwarz). Sea f ∈ H(D) tal que f (z) 6 1 para todo z ∈ D, y f (0) = 0. Entonces
(24.25) para todo z ∈ D, f (z) 6 |z|,
y
′
(24.26) f (0) 6 1.
Si se da la igualdad en (24.25) para algún z ∈ D \ {0} o en (24.26), entonces existe λ ∈ C con |λ| = 1
tal que
para todo z ∈ D, f (z) = λz.
f (z)
D EMOSTRACI ÓN . Como f (0) = 0 y f es derivable en 0, entonces la función z 7→ posee una
z
f (z)
singularidad removible en z = 0. Luego, existe h ∈ H(D) tal que, para todo z 6= 0, h(z) = .
′
z
Observe además que h(0) = f (0). Si z ∈ D, z 6= 0, |z| < r < 1, entonces, por el principio del módulo
máximo aplicado (teorema 12.3) a h
f (z)
f (ξ) 1
6 máx 6 .
z |ξ|=r |ξ| r
f (z)
Haciendo r → 1− , obtenemos
6 1, esto es f (z) 6 |z|, para todo z ∈ D. Si z → 0, obtenemos
′ z
f (0) 6 1,
Si f (z) = |z| para algún z ∈ D, z 6= 0, o f ′ (0) = 1, entonces h(z) = 1 para algı́n z ∈ D.
Nuevamente, el principio del módulo máximo implica h es constante, esto es, existe λ ∈ C tal que
h(z) = λ, para
todo z ∈ D. Volviendo a f , esto nos dice que f (z) = λz para todo z ∈ D; además
|λ| = h(z) = 1.
L EMA 24.2. Dado α ∈ D, sea
z−α
(24.27) ϕα (z) = .
1 − αz
Entonces:
I ) ϕα es un mapeo inyectivo tal que ϕα (T) = T, ϕα (D) = D, y ϕα (α) = 0.
II ) La inversa de ϕα es ϕ−α .
III ) ϕ′α (0) = 1 − |α|2 .
1
IV ) ϕ′α (α) = .
1 − |α|2
97
98 El teorema del mapeo conforme de Riemann
D EMOSTRACI ÓN . Vemos directamente que ϕα ∈ H C \ {1/α} , con 1/α ∈ / D pues |1/α| > 1.
Ahora
z−α
1−αz + α
z−α
ϕ−α ϕα (z) = ϕ−α = =z
1 − αz z−α
1 + α 1−αz
e, intercambiando α por −α, ϕα ϕ−α (z) = z, de donde ϕα es una biyección de C \ {1/α} en C \
{−1/α}. Esto prueba (II ) y parte de (I ).
Para t ∈ R
it it it
ϕα (eit ) = e − α · 1 = e − α = |e − α| = 1,
1 − αeit |e−it | e−it − α |e−it − α|
de modo que ϕα (T) ⊂ T. Del mismo modo ϕα (T) ⊂ T, de donde
(24.28) T = ϕα ◦ ϕ−α (T) ⊂ ϕα (T) ⊂ T
y por lo tanto ϕα (T) = T.
Por el principio del módulo máximo (teorema 12.3), para cada z ∈ D
ϕα (z) 6 máxϕα (ξ) = 1.
|ξ|=1
El principio
del módulo máximo, unido al hecho que ϕα no es constante, implica que para cada z ∈ D,
ϕα (z) < 1, y ϕα (z) ∈ D; en este caso ϕ(D) ⊂ D. Por lo tanto, análogamente a (24.28), tendremos
que ϕ(D) = D.
E JERCICIO 24.1 (Principio de subordinación). Sean f y F dos funciones holomorfas en D. Supong-
amos que f (0) = F (0), f (D) ⊂ F (D), y que F es inyectiva. Muestre que para todo r < 1, se tiene
que
f D ⊂ F D(0, r) ,
y por lo tanto
sup f (z) 6 sup F (z).
|z|=r |z|=r
2. Conservación de ángulos
Recordemos la definición de dirección unitaria A[z] de un número z ∈ C∗ (definición 8.4).
D EFINICI ÓN 24.3 (Conservación de ángulos). Sea Ω un abierto de C, f : Ω → C, z0 ∈ Ω tal que
existe r > 0 con la propiedad de D(z0 , r) ⊂ Ω y para todo z ∈ D ′ (z0 , r), f (z) 6= f (z0 ). Diremos que
f preserva ángulos en z0 si
lı́m e−iθ A f (z0 + reiθ ) − f (z0 )
r→0+
existe y no depende de θ ∈ R.
T EOREMA 24.4. Sea Ω ⊂ C abierto y f : Ω → C. Si f ′ (z0 ) existe para algún z0 ∈ Ω y f ′ (z0 ) 6= 0,
entonces f preserva ángulos en z0 .
D EMOSTRACI ÓN . Sin pérdida de generalidad, suponemos z0 = 0 y f (z0 ) = 0. Si f ′ (0) = a 6= 0,
entonces
f (reiθ ) f (reiθ )/(reiθ ) a
e−iθ A f (reiθ ) = e−iθ iθ
=
iθ iθ
→
f (re ) f (re )/(re ) |a|
+
cuando r → 0 .
O BSERVACI ÓN . Observamos que si reiθ1 , reiθ2 para r > 0, son dos rayos partiendo de z = 0 en la
prueba anterior, entonces
h f (reiθ2 ) i
A ≈ ei(θ2 −θ1 ) ,
f (reiθ1 )
mostrando que las imágenes de los rayos forman el mismo ángulo en el punto imagen. Dado que estas
imágenes son curvas en la imagen, lo que de hecho calculamos es el ángulo formado por sus tangentes.
Esto es ilustrado en la figura 24.1.
Familias normales 99
f β∗
β
π π
4 4
0 α 1 α∗
F IGURA 24.1. Ángulos formados por las curvas α, β : [0, 1] → C, α(t) = t, β(t) =
t + it, en t = 0 (punto P = 0) y sus imágenes mediante f (z) = (z + 1)2 , α∗ (t) =
f α(t) y β ∗ (t) = f β(t) en Q = f (0) = 1
3. Familias normales
D EFINICI ÓN 24.5 (Familia normal). Sea Ω ⊂ C un abierto conexo, F ⊂ H(Ω). Se dice que F es una
familia normal si toda sucesión de elementos de F posee una subsucesión que converge uniformemente
en compactos de Ω.
Más precisamente, dada {fn }n>1 ⊂ F, existe {fkn }n>1 ⊂ {fn }n>1 y f : Ω → C tal que fkn → f
uniformemente en compactos de Ω (no necesariamente f ∈ F, pero en todo caso f ∈ H(Ω) por el
teorema 14.3).
T EOREMA 24.6. Supongamos que F ⊂ H(Ω) es una familia uniformemente acotada en compactos
de Ω. Entonces F es normal.
D EMOSTRACI ÓN . Sea {Kn }n>1 una sucesión de compactos, asociada a Ω, con las propiedades del
lema 4.24; en este lema, asociado a cada n > 1, tomamos δn > 0 tal que para todo z ∈ Kn y ξ ∈ Ω con
1
|z − ξ| < 2δn , se tiene que ξ ∈ Kn+1 (en la prueba del lema δn = 2n(n+1) ). Todo compacto K ⊂ Ω
está contenido en algún KN para algún N > 1, por lo que las propiedades probadas para elementos de
las familia {Kn }n>1 .
Sean z ′ , z ′′ ∈ Kn con |z ′ − z ′′ | < δn y γ = ∂D(z ′ , 2δn ); entonces para cada f ∈ F, por la fórmula
de Cauchy (teorema 10.5)
Z 1
f (z ) − f (z ′′ ) = 1
′ 1
2πi f (ξ) ξ − z ′ − ξ − z ′′ dξ
γ
Z ′ ′′
1 f (ξ) |z − z | |dξ|,
6
2π γ |ξ − z ′ ||ξ − z ′′ |
y
|ξ − z ′ | = 2δn , |ξ − z ′′ | > |ξ − z ′ | − |z ′ − z ′′ | > 2δn − δn = δn ,
de donde
′ ′′
f (z ) − f (z ′′ ) 6 1 Mn |z − z | (2π · 2δn ) = 1 Mn |z ′ − z ′′ |,
′
2π 2δn2 δn
donde Mn es una constante tal que
para todo f ∈ F y ξ ∈ Kn+1 , f (ξ),
n o
εδn
constante existente gracias a la hipótesis del teorema. Por lo tanto, dado ε > 0, tomando δ = mı́n M n
, δn >
0, tendremos que si z ′ , z ′′ ∈ Kn , y |z ′ − z ′′ | < δ, entonces f (z ′ ) − f (z ′′ ) < ε. Esto prueba que F es
equicontinua.
Además F es puntualmente acotada en Kn , pues para cada x ∈ Ω, F es uniformemente acotada en
el compacto {x}. Por el teorema de Arzelá-Ascoli (teorema 5.36), F es una familia normal.
100 El teorema del mapeo conforme de Riemann
E JERCICIO 24.2. Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones holomorfas en un abierto conexo Ω ⊂ C.
Supongamos que {fn } está acotada en H(Ω), las fn no se anulan nunca, y lı́m fn (z0 ) = 0 para un
n→∞
cierto punto z0 ∈ Ω. Muestre que la sucesión {fn } converge a 0 uniformemente sobre todo compacto
de Ω.
4. Equivalencia conforme
D EFINICI ÓN 24.7 (Equivalencia conforme). Sean Ω1 , Ω2 subconjuntos abiertos, conexos de C. Di-
remos que Ω1 es conformemente equivalente a Ω2 si existe ϕ ∈ H(Ω1 ) inyectiva con ϕ(Ω1 ) = Ω2 .
O BSERVACI ÓN . Por consecuencia del corolario 13.9, si ϕ : Ω1 → Ω2 es una biyección holomorfa,
entonces ϕ−1 : Ω2 → Ω1 también lo es. Luego, la relación de equivalencia conforme es una relación de
equivalencia en los abiertos conexos de C.
T EOREMA 24.8. Todo abierto simplemente conexo de C, distinto de C, es conformemente equiva-
lente al disco unitario D.
El teorema nos dice que los abiertos conexos del plano están clasificados en dos clases de equiva-
lencia conforme, la del plano y la del disco unitario.
D EMOSTRACI ÓN . Sea Ω ⊂ C un abierto simplemente conexo y w0 ∈
/ Ω. Sea
Σ = ψ : Ω → D; ψ ∈ H(Ω) es inyectiva .
Vamos a probar que un elemento de Σ es una función sobreyectiva, probando el teorema.
Primera etapa: verificamos que Σ 6= ∅. Como Ω es simplemente conexo, si f : Ω → C f (z) = z −
w0 , entonces Z(f ) = ∅, de donde, por proposición 17.10 (IV ) existe ϕ ∈ H(Ω) tal que ϕ(z)2 = z − w0
para todo z ∈ Ω. Esta propiedad prueba por definición la inyectividad de ϕ, pero además prueba que, si
ϕ(z1 ) = −ϕ(z2 ), entonces z1 = z2 , de donde a su vez ϕ(z1 ) = 0 = ϕ(z2 ), lo que es absurdo.
Además, ϕ es abierta, al ser holomorfa y no constante (corolario 13.8). Existe entonces D(a, r) ⊂
ϕ(Ω) con 0 < r < |a|. De ahı́, si w ∈ D(−a, r) ∩ ϕ(Ω), esto es |w + a| < r, entonces | − w − a| < r y
por lo tanto −w = ϕ(z1 ) con z1 ∈ Ω. Pero w ∈ ϕ(Ω), de donde w = ϕ(z2 ) con z2 ∈ Ω. Por lo anterior,
la igualdad −ϕ(z2 ) = ϕ(z1 ) es contradictoria. Concluimos que D(a, r) ∩ ϕ(Ω) = ∅.
Definimos ψ : Ω → C mediante
r
ψ(z) = .
ϕ(z) + a
Como D(−a, r) ∩ ϕ(Ω) = ∅, ψ está correctamente definida, y es una función inyectiva y holomorfa
sobre Ω, y además, para z ∈ Ω
ψ(z) = r
ϕ(z) + a 6 1,
Por el principio del módulo máximo (teorema 12.3), la función r 7→ Mf (r) para r > 0 es creciente y
lı́m Mf (r) = ∞.
r→∞
D EFINICI ÓN 25.1 (Función de orden finito). Una función entera f es de orden finito si, para algún
k > 0 y r0 > 0, se tiene que
k
Mf (r) < er
para r > r0 . En este caso, el orden de la función entera f es el ı́nfimo de los valores de k > 0 para los
cuales se cumple esta desigualdad asintótica.
Si f no es una función de orden finito, decimos que es de orden infinito.
N OTACI ÓN (Desigualdades asintóticas). Dadas funciones reales f (r) y g(r) definidas para r > 0,
denotamos
f (r) <c g(r)
para indicar que existe r0 > 0 tal que f (r) < g(r) para r > r0 , mientras que usamos
f (r) <
n g(r)
para indicar que f (r) < g(r) para una sucesión r = rn de valores con lı́m rn = ∞.
n→∞
E JERCICIO 25.1. Sean f (r), g(r) funciones de la variable r > 0, y g(r) > 0 para r > 0. Con las
notaciones anteriores,
f (r)
α = lı́m sup
r→∞ g(r)
si y sólo si, para cada ε > 0
(α − ε)g(r) < <
n f (r) c (α + ε)g(r).
E JEMPLO Sea P un polinomio no constante y k > 1 su grado. Entonces, para ε > 0, si |z| = r
25.3.
y r grande, P (z) < r k+ε , o Mf (r) < r k+ε . Luego
ln ln Mf (r) ln(k + ε) + ln ln r
06 < ,
ln r ln r
de donde ρ = 0.
E JEMPLO 25.4. Si f es una función entera, representable para z ∈ C bajo la forma
X∞
f (z) = an z n ,
n=0
donde an > 0 para todo n > 0, entonces
Mf (r) = f (r).
Concluya que la función f (z) = ez cumple Mf (r) = er , de donde ρ = 1.
E JEMPLO 25.5. Sean f y g dos funciones enteras de orden finito ρf y ρg , respectivamente. Entonces,
si ρf 6= ρg , las funciones suma f + g y producto f · g son de orden finito y
ρf +g = máx{ρf , ρg }, ρf ·g = máx{ρf , ρg }.
En general, sólo tenemos que ρf +g 6 máx{ρf , ρg } y ρf ·g 6 máx{ρf , ρg }; dé ejemplos de casos donde
no se da la igualdad.
T EOREMA 25.7 (Schwarz). Sea f ∈ Ω, donde Ω ⊃ D(0, R). Escribimos f (z) = u(z) + iv(z),
donde u, v : Ω → R. Entonces
Z 2π
1 ζ +z
f (z) = u(ζ) dϕ + iv(0),
2π 0 ζ −z
donde ζ = Reiϕ , 0 6 ϕ 6 2π.
D EMOSTRACI ÓN . Consideremos a : Ω \ ∂D(0, R) → C definida por
Z 2π
1 ζ +z
a(z) = u(ζ) dϕ;
2π 0 ζ −z
esta función es holomorfa y su integral puede calcularse derivando bajo el signo integral, como en el
lema 10.7 (esto se ve separando el numerador y calculando dos integrales). Definiendo ahora F (z) =
ef (z)−a(z) , se cumple que
F (z) = eℜf (z)−ℜa(z) = e0 = 1,
por la ecuación (25.30). Por el principio del módulo máximo, teorema 12.3, concluimos que F (z) es
constante, de donde f (z) − a(z) es una función constante K, esto es
Z 2π
1 ζ +z
f (z) = u(ξ) dϕ + K,
2π 0 ζ −z
y evaluando para z = 0, tomando parte real en (25.31)
u(0) + iv(0) = u(0) + K,
de donde K = iv(0).
T EOREMA 25.8 (Nevanlinna). Sea f una función entera y a1 , . . . , an los ceros de f en el disco
D(0, R), repetidos según multiplicidad, y f (z) 6= 0 para z ∈ ∂D(0, R), f (0) 6= 0. Sea D el subconjunto
abierto obtenido de D(0, R) retirando los rayos {λam : λ > 1} y {λR2 /am : λ > 1}, de modo que D
es un subconjunto abierto, simplemente conexo y denso de D(0, R). Definimos un logaritmo holomorfo
log : D → C.
Sea z ∈ D(0, R). Escribiendo z = reiθ con r > 0 (r < R), θ ∈ R
Z 2π
1 Reiϕ + z X R(z − am )
(25.32) log f (z) = lnf (Reiϕ ) iϕ dϕ + log 2 + iC,
2π 0 Re − z R − zam
|am |<R
donde C ∈ R, y
Z 2π
1 R2 − r 2 X R(z − a )
m
lnf (Reiϕ ) 2
(25.33) ln f (z) =
2
dϕ + ln 2 .
2π 0 R − 2Rr cos(θ − ϕ) + r R − zam
|am |<R
106 Funciones de orden finito
D EMOSTRACI ÓN . Partimos del caso más simple, esto es, supongamos que f (z) 6= 0 para z ∈
D(0, R). Entonces, la función log f (z) es holomorfa y, por el teorema de Schwarz 25.7, para z ∈
D(0, R)
Z 2π
1 Reiϕ + z
log f (z) = lnf (Reiϕ ) iϕ dϕ + iC,
2π 0 Re − z
Observe que de hecho, estamos retirando los ceros de f con los denominadores de las fracciones, mien-
tras que los numeradores no agregan nuevos ceros en el disco D(0, R), pues R2 − am z = 0 implica que
|z| = R2 /|am | > R.
Escribiendo z = Reiϕ con ϕ ∈ R, tenemos que para cada m > 1
2
R − am z R − am eiϕ iϕ
= · 1 = |R − am e |
R(z − am ) Reiϕ − am |e−iϕ | |R − am e−iϕ |
R − am e−iϕ
= = 1.
|R − am e−iϕ |
Por lo tanto, ϕ(Reiϕ ) = f (Reiϕ ) para z ∈ ∂D(0, R), mientras que ϕ(z) 6= 0 para |z| 6 R. El caso
anterior se aplica, y podemos calcular log ϕ(z) reemplazando f por ϕ al interior de la fórmula:
Z 2π
1 Reiϕ + z
log ϕ(z) = lnf (Reiϕ ) iϕ dϕ + iC,
2π 0 Re − z
X R(z − am )
log ϕ(z) = log f (z) − log
R 2 − am z
|am |<R
para obtener (25.32). Tomando la parte real de esta ecuación, obtenemos (25.33).
3. La fórmula de Jensen
D EFINICI ÓN 25.9 (Función de conteo de ceros). Sea f una función entera. La función de conteo de
ceros de f es la función n = n(t), que a cada t > 0, le asigna el número de ceros de f (z) con |z| 6 t,
contando sus multiplicidades.
L EMA 25.10. Sea f una función entera tal que f (0) 6= 0, y R > 0 tal que f no posee ceros en
∂D(0, R). Entonces
Z R
X R n(t)
ln = dt.
|am | 0 t
|am |<R
La fórmula de Jensen 107
D EMOSTRACI ÓN . Sean 0 = t0 < t1 < t2 < . . . < tk = R tales que n(t) es constante en cada
intervalo [t0 , t1 , ]tj−1 , tj ], j = 2, . . . , k. Entonces n(0) = n(t0 ) = 0, n(R) = n(tk ) y
Z R k Z tj k
n(t) X dt X tj−1
dt = n(tj−1 ) = n(tj−1 ) ln
0 t tj−1 t tj
j=1 j=1
k
X k
X
= n(tj−1 ) ln tj − n(tj−1 ) ln tj−1 + n(t0 ) ln t1
j=2 j=2
k
X
= n(tk ) ln tk − n(tj−1 ) − n(tj ) ln tj
j=1
k
X X
= n(R) ln R − ln tj .
j=1 |am |=tj
X X X R
= ln R − ln |am | = ln .
|am |
|am |<R |am |<R |am |<R
T EOREMA 25.11 (Fórmula de Jensen). Sea f una función entera con f (0) 6= 0; entonces para
R>0
Z R Z 2π
n(t) 1
dt = lnf (Reiϕ )dϕ − lnf (0).
0 t 2π 0
D EMOSTRACI ÓN . Consideramos el caso f (0) = 1. La fórmula de Nevanlinna 25.33 en z = 0 nos
da
Z 2π
1 X R
lnf (0) = lnf (Reiϕ )dϕ − ln .
2π 0 |am |
|am |<R
O BSERVACI ÓN . Si f (0) = 0, siendo f no idénticamente nula, siendo k = n(0) > 1 la multipli-
cidad de z = 0 como raı́z de f , aplicando el teorema anterior a z 7→ f (z)/z k , obtenemos en toda su
generalidad la fórmula:
Z R Z 2π (k)
n(t) − k 1
iϕ
f (0)
dt + k ln R = ln f (Re ) dϕ − ln
.
0 t 2π 0 k!
P ROPOSICI ÓN 25.12. Sea f una función entera y n(r) su función de conteo de ceros. Entonces,
para r > 0
(k)
f (0)
n(r) < k + ln Mf (er) − ln ,
k!
donde k = n(0) es la multiplicidad de z = 0 como cero de f .
D EMOSTRACI ÓN . Si f (0) = 1, entonces para todo r > 0
Z er Z er Z er
n(t) n(t) dt
ln Mf (er) > dt > dt > n(r) = n(r).
0 t r t r t
Por lo tanto n(r) < ln Mf (er).
Si f (0) 6= 0 en general, entonces aplicamos lo recién probado a z 7→ f (z)/f (0) en lugar de f .
Finalmente, en el caso general agregamos n(0), la multiplicidad de z = 0 como cero de f .
108 Funciones de orden finito
y luego
am+1
lı́m = e,
m→∞ am
de donde por el criterio de la razón, lema 3.20
mm+1 1 √
m+1
lı́m = lı́m m+1 am+1 = e.
m→∞ m! m→∞
Por lo tanto, dado ε > 0, existe m0 > 0 tal que, para m > m0
eA mm+1 1
m+1
<
A + 2ε m!
o
eA m+1 (A + ε )m+1
2
< .
m m!
Esto nos permite escribir, para una constante C0 > 0 conveniente y m > 1
eA m+1 (A + 2ε )m+1
< C0 .
m m!
Reintroduciendo este estimado en el de f (z) tenemos finalmente
∞
X (A + 2ε )m+1 k m+1 ε k (A+ ε )rk k
f (z) 6 C0 (r ) 6 C0 A + r e 2 <
c e(A+ε)r ,
m=1
m! 2
como se esperaba.
T EOREMA 25.16. Si f es una función entera de orden ρ, con una representación (25.34), entonces
n ln n
ρ = lı́m sup .
n→∞ ln 1/|cn |
Observe que esto incluye el caso en que el orden de f es infinito, obteniendo como convenimos
previamente ρ = ∞.
D EMOSTRACI ÓN . La combinación de los lemas 25.14 y 25.15 nos da, para ε > 0, que
ρ−ε ρ+ε
er <
n Mf (r) <c er
implica
e(ρ − ε) n e(ρ + ε) n
ρ−ε < ρ+ε
n |cn | <c .
n n
Tomando entonces logaritmos y manipulando
ρ−ε < n ln n < ρ+ε
n c ,
ln e(ρ−ε) ln |c1n | ln e(ρ−ε)
1− ln n 1+ ln n
de donde se sigue el resultado.
E JEMPLO 25.17. La fórmula anterior implica que si una función entera f es de orden ρ, entonces
su derivada f ′ es también de orden ρ.
E JEMPLO 25.18. Fijado un número real ρ > 0, la función
∞
X 1 n
f (z) = n/ρ
z
n=1
n
tiene orden ρ.
E JERCICIO 25.2. Encuentre dos funciones enteras, una de orden 0, otra de orden infinito.
110 Funciones de orden finito
D EMOSTRACI ÓN . La prueba de este resultado de sigue de manera completamente análoga a la del
lema 25.10.
L EMA 25.23. Si la serie
∞
X 1
n=1
|an |λ
converge para algún λ > 0, entonces la integral
Z ∞
n(t)
dt
0 tλ+1
converge, y
n(t)
lı́m = 0.
t→∞ tλ
D EMOSTRACI ÓN . Del lema anterior, obtenemos la cota, para todo r > 0
Z r ∞
n(t) X 1
λ+1
dt 6 ,
0 t |an |λ
n=1
siendo la integral que depende de R creciente. De esto se sigue la convergencia de la integral impropia.
Pero además, trivialmente
Z ∞
n(r) n(r)
6 λ dt,
rλ r t λ+1
6. El teorema de Hadamard
T EOREMA 25.26 (Hadamard). Una función entera f de orden finito ρ puede ser desarrollada en la
forma
∞
Y z
(25.37) f (z) = z m eP (z) Ep ,
an
n=1
donde a1 , a2 , . . . , son todas las raı́ces no nulas de la función f , repetidas según su multiplicidad, m es
la multiplicidad de z = 0 como raı́z de f , p 6 ρ, y P (z) es un polinomio de grado q 6 ρ.
D EMOSTRACI ÓN . Por el teorema 25.25, en el teorema 23.8 podemos tomar pn = p = ⌊ρ⌋ para
n > 1, de modo que el producto infinito en (25.37) converge. Esto a su vez garantiza la buena definición
de la función definida por
∞
X z z zp i
P (z) = log f (z) − log 1 − + + ··· + p .
n=1
an an pan
Esta función está definida en el plano complejo C desprovisto de la colección de rayos {λan : λ > 1},
generando un conjunto D ∗ , abierto, simplemente conexo y denso en C.
Derivando p + 1 veces la función P , obtenemos
∞
(p+1)
(p+1) X p!
(25.38) P (z) = log f (z) − .
(an − z)p+1
n=1
112 Funciones de orden finito
Por otro lado, derivando p + 1 veces la fórmula (25.32) del teorema 25.8 tenemos, para R > 0
Z
(p+1) X p! (p + 1)! 2π
iϕ 2Reiϕ
log f (z) + = ln f (Re ) dϕ
(an − z)p+1 2π 0 (Reiϕ − z)p+2
|am |<R
(25.39)
X p!am p+1
+
(R2 − am z)p+1
|am |<R
Vamos a estimar los términos al lado derecho de esta última ecuación. Sea 0 < ε < 1, recordemos que
ln Mf (R) <c Rρ+ε , n(R) <c Rρ+ε ,
la última desigualdad asintótica dado que el orden de la función de conteo de ceros iguala al exponente
de convergencia de la sucesión de ceros, y éste no excede el orden de crecimiento de la función.
Siendo |z| = r, el primer término al lado derecho de (25.39) se estima como
(p + 1)! 2r < 2Rρ+1+ε
|·| 6 ln Mf (R) · 2π c (p + 1)!,
2π (R − r)p+1 (R − r)p+1
mientras que el segundo se estima como
X p!Rp+1 n(R)p! < Rρ+ε p!
|·| 6 = c .
(R2− Rr)p+1 (R − r)p+1 (R − r)p+1
|am |<R
la función f es una función entera de orden 1/2 (y por lo tanto género 0), con ceros simples en los
puntos z = n2 , n entero > 1, y f (0) = 1. Luego, f se factoriza como
∞
Y z
f (z) = 1− 2 .
n
n=1
Desarrollando f (z 2 ), obtenemos la factorización canónica de la función seno:
∞
Y z2
sen(πz) = πz 1− 2
n
n=1
para z ∈ C.
E JEMPLO 25.30. Con las notaciones del teorema, toda función entera f de género 1 se factoriza en
la forma
∞
Y z az
f (z) = z m eaz+b 1− e m,
am
n=1
donde a y b son constantes.
Capı́tulo 26
Para verificar la buena definición de Γ(s), verificamos la convergencia de la integral que define Γ(s).
En efecto, para t > 1, si k > σ + 1, tenemos
|ts−1 e−t | = |t|σ−1 e−t 6 k!|t|−2 ,
entonces la integral
Z +∞
ts−1 e−t dt
1
converge absolutamente para todo s ∈ C (no es necesario asumir σ > 0). Para σ > 0, 0 6 t 6 1,
tenemos
|ts−1 e−t | 6 |t|σ−1 ,
entonces la integral
Z 1
ts−1 e−t dt
0
es absolutamente convergente. Por tanto tenemos la convergencia de la integral sobre compactos del
semiplano σ > 0.
Para σ > 1,
Z +∞ +∞ Z +∞
s −t s −t
Γ(s + 1) = t e dt = [−t e ] +s ts−1 e−t dt,
0 0 0
de donde
(26.40) Γ(s + 1) = sΓ(s).
Además
Z +∞ +∞
−t −t
Γ(1) = e dt = [−e ] = 1,
0 0
donde el producto a la derecha se extiende sobre el conjunto de los números primos, y la convergencia
del producto es uniforme para σ > a > 1. En particular, ζ(s) no posee ceros en el semiplano σ > 1.
D EMOSTRACI ÓN . Tenemos
Y ∞
1 −1 Y X 1 k X 1
1− s = = ,
p6q
p p6q
ps ns
k=0 n∈Sq
donde Sq es el conjunto de todos los enteros que son producto de números primos 6 q (incluyendo
n = 1). Tenemos N∗ \ Sq ⊂ {n ∈ Z, n > q + 1} por el teorema fundamental de la aritmética, y
Y ∞
ζ(s) − 1 −1 X 1
1 − s
6 .
p
p6q
nσ n=q+1
2.2. La función theta. Ahora introducimos una función auxiliar que nos permitirá estudiar las
simetrı́as de la función zeta de Riemann.
D EFINICI ÓN 26.6. Para ℜ(z) > 0, escribimos
X 2
θ(z) = e−πn z .
n∈Z
L EMA 26.7 (Fórmula de Poisson). Sea f : R → R una función C ∞ tal que (1 + x2 )n f (x) es
acotada para todo n ∈ Z. Entonces
X X
f (n) = fˆ(n).
n∈Z n∈Z
Esta serie es absolutamente y uniformemente convergente, además F (x) tiene periodo 1. De donde F (x)
posee una expansión de Fourier X
F (x) = am e−2πimx
m∈Z
con coeficientes
Z 1 Z 1 X
2πimx
am = F (x)e dx = f (x + n)e2πimx dx
0 0 n∈Z
XZ 1 XZ 1
2πimx
= f (x + n)e dx = f (x + n)e2πim(x+n) dx
n∈Z 0 n∈Z 0
XZ n+1 Z ∞
= f (x)e2πimx dx = f (x)e2πimx dx = fˆ(m).
n∈Z n −∞
Entonces X
F (x) = fˆ(m)e−2πimx
m∈Z
Evaluando en x = 0 obtenemos el resultado.
T EOREMA 26.8 (Ecuación funcional de θ(t)). Para t > 0
1 1
θ(t) = √ θ .
t t
2
D EMOSTRACI ÓN . Consideramos ft (x) = e−πtx y calculamos
Z ∞ Z ∞
2
ˆ
ft (y) = ft (x)e2πixy
dx = e−πtx · e2πixy dx
Z−∞
∞
−∞
2 2
= e−πt(x−iy/t) −π/ty dx
−∞
Z ∞
2 2
= e−π/ty e−πt(x−iy/t) dx
−∞
Un desplazamiento en la variable del integrando no altera su valor (ejercicio 10.1). Tenemos asi
Z ∞ Z ∞ Z ∞
2 2 1 2 1
e−πt(x−iy/t) dx = e−πtx dx = √ e−πx dx = √ .
−∞ −∞ t −∞ t
En consecuencia
1
fˆt = √ f1/t .
t
118 Las funciones gamma y zeta
Desde que
X
θ(t) = ft (n),
n∈Z
obtenemos el resultado usando la fórmula de Poisson.
T EOREMA 26.10 (Ecuación funcional de la función zeta de Riemann). La función ζ ∗ (s) admite una
prolongación analı́tica a todo el plano complejo, salvo los puntos s = 0, s = 1, donde posee polos
simples con residuos
res(ζ ∗ ; 0) = −1, res(ζ ∗ ; 1) = 1.
Además satisface la ecuación funcional
(26.42) ζ ∗ (s) = ζ ∗ (1 − s),
i.e.
s s 1−s 1−s
(26.43) π − 2 Γ( )ζ(s) = π − 2 Γ( )ζ(1 − s).
2 2
D EMOSTRACI ÓN . En efecto
Z ∞ Z Z
dt 1 1 dt 1 1 s/2 dt
ζ ∗ (s) = ψ(t)ts/2 + θ(t)ts/2 − t
1 t 2 0 t 2 0 t
Z ∞ Z 1
dt 1 dt 1
= ψ(t)ts/2 + θ(t)ts/2 − .
1 t 2 0 t s
Para calcular la segunda integral de la derecha, hacemos el cambio de variable t → 1/t y usamos la
ecuación funcional de θ(s). Entonces,
Z 1 Z 1
dt 1 −s/2 −dt
θ(t)ts/2 = θ t
0 t +∞ t t2
Z +∞ Z ∞
1 −s/2 dt 1−s dt
= θ t 2
= θ(t)t 2
1 t t 1 t
Z ∞ Z ∞
1−s dt 1−s dt
=2 ψ(t)t 2 + t 2
1 t 1 t
Z ∞
1−s dt 2
=2 ψ(t)t 2 −
1 t 1 − s
De donde Z +∞
1 1
ζ ∗ (s) = ψ(t)[ts/2 + t−s/2 ]dt −−
1 s 1 − s
para ℜ(s) > 1. Pero la integral anterior esta definida para todo valor de s (pues ψ(t) decrece rápida-
mente), esto nos da la continuación analı́tica de ζ ∗ (s) para todo s. Además (26.42) es evidente de última
expresión.
Localización de los ceros de ζ(s) 119
C OROLARIO 26.11. La función ζ(s) admite una prolongación analı́tica a todo el plano complejo,
salvo el punto s = 1, donde tiene un polo simple. Ella satisface la ecuación funcional
ξ(s) = ξ(1 − s)
para todo s ∈ C, donde
1
ξ(s) = s(s − 1)ζ ∗ (s)
2
es una función entera.
Un estudio más fino de la función gamma permite mostrar que la función ξ es de hecho una función
entera de orden 1, lo que implica que posee una factorización de la forma
Y s s/ρ
ξ(s) = eA+Bs 1− e
ρ
ρ
para s ∈ C.
Finalmente, mencionamos la siguiente conjetura con respecto a la localización de los ceros: Hipótesis
1
de Riemann. Los ceros no triviales de la función zeta de Riemann se encuentran en la recta σ = , esto
2
1
es, si s ∈ C, 0 < σ < 1 y ζ(s) = 0, entonces σ = .
2
La distribución de los números primos y la de los ceros de la función zeta de Riemann se encuentran
estrechamente relacionadas, por lo que toda información relevante sobre la distribución de los ceros de
la función zeta de Riemann tiene implicaciones aritméticas; el lector interesado en la función zeta puede
revisar el texto clásico de Titchmarsh [20].
Capı́tulo 27
Este capı́tulo tiene como objetivo dar una pequeña muestra de mi propio trabajo sobre el estudio de
estabilidad de funciones enteras y su relación con problemas de la teorı́a de números.
1. Funciones estables
D EFINICI ÓN 27.1. Sea h(s) una función entera y a ∈ R; diremos que h(s) es estable con respecto
a la recta σ = a, si todos sus zeros están en el semiplano σ < a (y le diremos simplemente estable en
el caso a = 0).
Reenunciamos un resultado originalmente debido a de Branges [6, Lemma 5], y redescubierto por
Lagarias en [10, Lemma 2.2].
P ROPOSICI ÓN 27.2. Sea h(s) una función entera estable con respecto a la recta σ = a, y tal que
la función
h(2a − s)
F (s) =
h(s)
satisface
|F (s)| < 1 para σ > a.
Entonces
I ) las funciones f (s) = f ± (s) = h(s) ± h(2a − s) poseen todos sus ceros sobre la recta σ = a;
II ) toda función de fase ϕ(τ ) = arg h(a + iτ ), es una función estrictamente creciente. Por lo tanto,
todos los ceros de las funciones f ± (s) son simples y se encuentran intercalados sobre la recta
σ = a.
D EMOSTRACI ÓN . Para σ > a, |f (s)| > |h(s)| 1 − |F (s)|) > 0, luego por la ecuación funcional,
para σ < a, se tiene que 2a − σ > a y |f (s)| = |f (2a − s)| = |f (2a − s)| > 0. Eso muestra
(I ). Reenviamos al lector a la demostración de [10, Lemma 2.2] para la prueba de que la función ϕ es
creciente. Siendo
h(a + iτ ) = h(a + iτ )eiϕ(τ ) ,
tenemos que
f + (a + iτ ) = h(a + iτ ) + h(a − iτ ) = h(a + iτ ) + h(a + iτ )
= 2ℜh(a + iτ ) = 2h(a + iτ )| cos ϕ(t)
y
f − (a + iτ ) = h(a + iτ ) − h(a − iτ ) = h(a + iτ ) − h(a + iτ )
= 2iℑh(a + iτ ) = 2ih(a + iτ )| sen ϕ(t),
lo que muestra que los ceros de f + y f − son intercalados.
Un argumento simple muestra Yque un polinomio estable no constante satisface las condiciones de la
proposición 27.2. Sea p(s) = a0 (s − ρ) la factorización de p(s), y F (s) = p(−s)/p(s). Se tiene que
ρ
p(−s) Y −s − ρ Y s + ρ
F (s) =
p(s) = s−ρ = s − ρ .
ρ ρ
121
122 Estabilidad de funciones enteras
Sea ρ = β + iγ un cero de p(s); se tiene que β < 0. Para s = σ + iτ , la desigualdad |s + ρ| < |s − ρ|,
donde
(σ + β)2 + (τ − γ)2 < (σ − β)2 + (τ − γ)2
es
equivalente
a 4σβ < 0. Dado que β < 0, debemos tener que σ > 0. Esto muestra que la desigualdad
F (s) < 1 es satisfecha, al serlo para cada término del producto que la determina.
Volemos extender la condición de la proposición 27.2 a funciones enteras. El procedimiento dado
por los polinomios es también válido para las funciones de género 0 [12, Part I, §4.2], que se factorizan
del mismo modo que los polinomios. Sin embargo, las funciones en las que se esperan las aplicaciones,
tales como la función ξ(s) de Riemann o las funciones L, son de género 1, y poseen una factorización
menos sencilla que la de las de género 0.
El siguiente resultado es establecido por Suzuki y Lagarias en [11, Theorem 4, §2] para funciones
reales sobre la recta real. Puede ser comparado al resultado clásico de Pólya [16, Hilfssatz II].
2. Un criterio de estabilidad
T EOREMA 27.3. Sea h(s) una función entera de género 0 o 1, que satisface una ecuación funcional
de la forma
(27.45) h(2a − s) = eiθ h(s)
para algún 0 6 θ < 2π, y tal que sus ceros se encuentran incluidos en una banda vertical
|σ − a| < b,
donde b > 0, y α > b. Entonces
h(s − α)
h(s + α) < 1 para σ > a.
y 1/ρ − 1/ρ = −2iγ/|ρ|2 . Por lo tanto, podemos redistribuir las constantes y escribir
Y s c(ρ)s
A+Bs
h(s) = e 1− e ,
ρ
ρ
donde c(ρ) = −iγ/|ρ|2 (lo que aquı́ es importante es el hecho que ℜ c(ρ) = 0), y el producto (ası́ como
todos los productos en adelante) es condicionalmente convergente,
Y s c(ρ)s Y s c(ρ)s
1− e = lı́m 1− e .
ρ
ρ T →∞ ρ
|ρ|<T
Mostraremos que cada término de este producto satisface la desigualdad esperada. La desigualdad
(27.47) |ρ − s − α| < | − ρ − s + α|
es equivalente a
(β − σ − α)2 + (γ − τ )2 < (−β − σ + α)2 + (γ − τ )2
o (β − α)σ < 0. Como β − α < b − α 6 0, entonces se tiene que (27.47) si y solo si σ > 0. Esto nos
da la conclusión del teorema en este caso.
Volviendo al caso general, si s = 0 es un cero de multiplicidad m de h(s), podemos escribir h(s) =
sm h1 (s), donde h1 (0) 6= 0, h1 (−s) = eiθ1 h(s) (θ1 = θ si m est par, θ1 = θ ± π si m est impar) y
podemos obtener las desigualdades esperadas para h1 (s). Además
s − α
s + α < 1 para σ > 0,
es una función entera, estudiada por Pólya en [16]. En este trabajo, Pólya ubica los ceros de la función
en la banda |σ| < 1 = b, para después mostrar que son simples y están alineadas sobre la recta σ = 0,
gracias a la identidad
sKs (2A) = A K1+s (2A) − K1−s (2A) .
La última parte del trabajo correspondiente puede ser reemplazada con nuestro tratamiento, en el caso
a = 0. El trabajo de Pólya es claramente un precursos de nuestro trabajo; es sorprendente la relación
que tiene con los problemas de estabilidad de funciones que estudiamos.
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