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ANÁLISIS COMPLEJO

Y APLICACIONES

Oswaldo Velásquez Castañón1

1Instituto de Matemática y Ciencias Afines y Facultad de Ciencias, Universidad Nacional de Ingenierı́a, Lima.
Índice general

Índice de figuras V

Parte 1. Preliminares 1
Capı́tulo 1. Números complejos 3
1. Definición y propiedades 3
2. Módulo y conjugado, partes real e imaginaria 3
Capı́tulo 2. Espacios métricos y normados 5
1. Espacios métricos 5
2. Espacios normados 6
Capı́tulo 3. Sucesiones y series 7
1. Sucesiones y series numéricas 7
2. Sucesiones de Cauchy y completitud 7
3. Series y convergencia 8
Capı́tulo 4. Nociones básicas de topologı́a 11
1. Conjuntos abiertos 11
2. Conjuntos cerrados 12
3. Puntos de acumulación 13
4. Conjuntos compactos 13
Capı́tulo 5. Funciones en espacios métricos y normados 15
1. Lı́mites 15
2. Continuidad 15
3. Curvas 16
4. Conjuntos conexos 17
5. Sucesiones de funciones 18
6. Familias de funciones 19

Parte 2. Análisis complejo 21


Capı́tulo 6. Funciones holomorfas o analı́ticas 23
1. La derivada y sus propiedades básicas 23
2. Ecuaciones de Cauchy-Riemann 23
3. Funciones holomorfas 25
Capı́tulo 7. Series de potencias 27
1. Convergencia de las series de potencias 27
2. Holomorfı́a y continuidad 27
Capı́tulo 8. La función exponencial 31
1. Definición y propiedades 31
2. Sobre las funciones trigonométricas 33
3. Representación polar 34
4. Logaritmo complejo 34
I
II Índice general

Capı́tulo 9. Integración sobre arcos 35


1. Arcos 35
2. Integral a lo largo de un arco 35
3. Índice de un arco cerrado 37
Capı́tulo 10. Teorı́a local de Cauchy 39
1. Teorema de Cauchy, caso convexo 39
2. Fórmula de Cauchy, caso convexo 43
3. Representación local de una función holomorfa 43
4. Derivando la fórmula de Cauchy 44
Capı́tulo 11. Estructura de ceros de una función holomorfa 47
1. Estructura de ceros 47
Capı́tulo 12. Consecuencias del teorema de Cauchy 49
1. El teorema de Liouville para funciones enteras 49
2. El teorema fundamental del álgebra 49
3. El principio del módulo máximo 50
4. Logaritmo y raı́ces holomorfas en un dominio convexo 51
Capı́tulo 13. El teorema de la aplicación abierta 53
1. Preliminares 53
2. El caso inyectivo 54
3. Caso general 55
Capı́tulo 14. Convergencia de una sucesión de funciones holomorfas 57
1. Convergencia uniforme en compactos 57
2. Holomorfı́a de una función lı́mite 57
Capı́tulo 15. Singularidades 59
1. Singularidades removibles o evitables 59
2. Clasificación de las singularidades 60
Capı́tulo 16. Teorema homológico de Cauchy 63
1. Cadenas, ciclos y sus integrales 63
2. Teorema de Cauchy homológico 64
Capı́tulo 17. El teorema homotópico de Cauchy 67
1. Homotopı́as 67
2. Conjuntos simplemente conexos 67
3. Conservación del ı́ndice y sus consecuencias 68
4. Logaritmos, raı́ces y demás, caso simplemente conexo 71
Capı́tulo 18. Serie de Laurent 73
1. El resultado 73
Capı́tulo 19. Variación de argumento 75
1. Determinación y variación continua del logaritmo y del argumento 75
2. Cálculo de la variación 76
Capı́tulo 20. Cálculo práctico del ı́ndice 79
1. Posicionamiento de una curva respecto de una semirecta 79
2. Cálculo del ı́ndice 80
Capı́tulo 21. Funciones meromorfas y cálculo de residuos 83
1. Funciones meromorfas 83
2. Cálculo de residuos 83
III

Capı́tulo 22. Contando ceros y polos al interior de un contorno 87


1. El teorema base 87
2. El principio del argumento 87
3. El teorema de Rouché 89
4. El teorema de Hurwitz 89
Capı́tulo 23. Productos infinitos 91
1. Definición y convergencia 91
2. Producto de funciones holomorfas 93
3. El teorema de Weierstrass 93
Capı́tulo 24. El teorema del mapeo conforme de Riemann 97
1. Transformaciones de Schwarz 97
2. Conservación de ángulos 98
3. Familias normales 99
4. Equivalencia conforme 100
Capı́tulo 25. Funciones de orden finito 103
1. Orden de una función entera 103
2. Fórmulas de Schwarz y Nevanlinna 104
3. La fórmula de Jensen 106
4. Cálculo del orden de una función entera 108
5. El exponente de convergencia de una sucesión 110
6. El teorema de Hadamard 111
Capı́tulo 26. Las funciones gamma y zeta 115
1. La función gamma de Euler 115
2. La función zeta de Riemann 116
3. Localización de los ceros de ζ(s) 119
Capı́tulo 27. Estabilidad de funciones enteras 121
1. Funciones estables 121
2. Un criterio de estabilidad 122
Bibliografı́a 125
Índice de figuras

7.1 Ilustración de la prueba del teorema 7.2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

10.1 Subdivisiones en el caso (a) del teorema 10.3. Hemos separado los triángulos que en
realidad están juntos, para hacer visiblemente notorios los lados adyacentes de los
triángulos de la descomposición, que se compensan al integrar . . . . . . . . . . . . . . 40
10.2 Situaciones del punto p en el teorema 10.3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42

13.1 Ilustración de los conjuntos en el teorema 13.4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

16.1 Ejemplos de ciclo y cadena. También se puede ver el conjunto como una sola cadena . . 64
16.2 Ilustrando gráficamente la condición (16.16) del teorema de Cauchy . . . . . . . . . . . 65

17.1 Deformaciones progresivas en la homotopı́a entre γ0 y γ1 . Los puntos indicados en el


gráfico no pertenecen al dominio donde vive la homotopı́a . . . . . . . . . . . . . . . . 67
17.2 Contornos del ejemplo 17.9. Observe que puede deformarse el contorno del cuadrado
R al cı́rculo |z| = 2 sin tocar los puntos ±1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

18.1 Anillo r < |z − z0 | < R y ciclo Γ en la prueba del teorema 18.1 . . . . . . . . . . . . . 73

20.1 Posición relativa de un punto z ∈ C \ L a la semirecta L que parte del punto p . . . . . 79


20.2 Una curva γ atravesando primero positivamente (+), luego negativamente (−) una
semirecta L. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
20.3 Ilustración de la prueba de la proposición 20.3. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
20.4 Ilustración del resultado de la proposición 20.3. Indicamos con + las veces que γ
atraviesa la semirrecta elegida positivamente, con − las veces que atraviesa negativa-
mente. Colocamos el balance, el ı́ndice calculado, al interior . . . . . . . . . . . . . . . 81
20.5 Gráfica correspondiente al ejercicio 20.1. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

21.1 Contorno del ejemplo 21.5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

22.1 Contorno del ejemplo 22.3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88


22.2 Ilustración del movimiento de los ceros del ejemplo 22.8 en el caso m = 6 . . . . . . . 90

24.1 Ángulos formados por las curvas α, β : [0, 1] → C, α(t) = t, β(t) = t + it, en
t = 0 (punto P = 0) y sus imágenes mediante f (z) = (z + 1)2 , α∗ (t) = f α(t) y
β ∗ (t) = f β(t) en Q = f (0) = 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

V
VI Índice de figuras

oswaldo@imca.edu.pe
Parte 1

Preliminares
Capı́tulo 1

Números complejos

1. Definición y propiedades
En adelante, asumiremos conocidas por el lector todas las propiedades del conjunto de números
reales R, en particular la existencia y propiedades de las operaciones aritméticas.
D EFINICI ÓN 1.1. Definimos el conjunto de los números complejos, como el conjunto
C = {(a, b) : a, b ∈ R}
provisto de las operaciones binarias de suma y producto
+ : C × C → C
(a, b), (c, d) 7→ (a, b) + (c, d) = (a + c, b + d)
· : C × C → C
(a, b), (c, d) 7→ (a, b) · (c, d) = (ac − bd, ad + bc)
P ROPOSICI ÓN 1.2. El conjunto de los números complejos satisface las siguientes propiedades
(propiedades de cuerpo conmutativo):
S1) Asociatividad de la suma: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, (z1 + z2 ) + z3 = z1 + (z2 + z3 )
S2) Conmutatividad de la suma: para todo z1 , z2 ∈ C, z1 + z2 = z2 + z1 .
S3) Existencia del cero: si 0 = (0, 0), entonces para todo z ∈ C, 0 + z = z + 0 = z.
S4) Neutro aditivo: para todo z ∈ C, z = (a, b), el elemento w = (−a, −b) ∈ C satisface z + w =
w + z = 0. Se denota w = −z.
M1) Asociatividad del producto: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, (z1 · z2 ) · z3 = (z1 · z2 ) · z3 .
M2) Conmutatividad del producto: para todo z1 , z2 ∈ C, z1 · z2 = z2 · z1 .
M3) Existencia de la unidad o neutro multiplicativo: si 1 = (1, 0), entonces para todo z ∈ C,
1 · z = z · 1 = z. 
a −b
M4) Inverso multiplicativo: para todo z ∈ C∗ = C\{0}, z = (a, b), el elemento w = a2 +b 2 , a2 +b2 ∈
C es tal que z · w = w · z = 1. Denotamos w = z . −1

D) Distributividad del producto en la suma: para todo z1 , z2 , z3 ∈ C, z1 ·(z2 +z3 ) = z1 ·z2 +z1 ·z3 .
E JERCICIO 1.1. Demuestre la proposición 1.2.
El conjunto {(a, 0) : a ∈ R} es un subcuerpo de C isomorfo a R, mediante el homomorfismo
R → C, a 7→ (a, 0). Escribimos (a, 0) ≡ a y
(a, b) = (a, 0) + (0, 1) · (b, 0) = a + i b
con i = (0, 1). Es por esto que nos permitimos escribir
C = {a + bi : a, b ∈ R},
donde se siguen las reglas algebraicas en R, y el número i satisface i2 = −1.

2. Módulo y conjugado, partes real e imaginaria


D EFINICI ÓN 1.3 (Conjugado). Definimos el conjugado de z = (a, b) = a + ib como
z = (a, −b) = a − ib
P ROPOSICI ÓN 1.4. Para z1 , z2 ∈ C:
a) z1 + z2 = z1 + z2
3
4 Números complejos

b) z1 · z2 = z1 · z2
D EFINICI ÓN 1.5 (Módulo). Se define el módulo de un complejo | · | : C → R por
p
|z| = |(a, b)| = |a + ib| = a2 + b2
P ROPOSICI ÓN 1.6. Se cumplen, para z1 , z2 ∈ C:
a) |z1 | > 0;
b) |z1 | = 0 si y sólo si z1 = 0;
c) |z1 + z2 | 6 |z1 | + |z2 |;
d) z1 · z1 = |z1 |2 ;
e) |z1 · z2 | = |z1 ||z2 |.
En particular, si z 6= 0,
z
z −1 = .
|z|2
D EFINICI ÓN 1.7. Dado un número complejo z = a + ib, con a, b ∈ R, definimos sus partes real e
imaginaria, respectivamente, como los números
a = ℜz, b = ℑz.
Observe que ambos son números reales, y
z = ℜz + i ℑz.
P ROPOSICI ÓN 1.8. Se cumplen, para z ∈ C
z+z z−z
ℜz = , ℑz = .
2 2i
E JERCICIO 1.2. Demuestre las proposiciones 1.4, 1.6 y 1.8.
Capı́tulo 2

Espacios métricos y normados

1. Espacios métricos
D EFINICI ÓN 2.1 (Métrica, espacio métrico). Sea X un conjunto. Una métrica sobre X es una
aplicación d : X × X → R que satisface las siguientes propiedades:
I) d(x, y) > 0 para todo x, y ∈ X; d(x, y) = 0 si y sólo si x = y;
II ) d(x, y) = d(y, x) para todo x, y ∈ X;
III ) d(x, y) 6 d(x, z) + d(z, y) para todo x, y, z ∈ X.
El par (X, d) es llamado espacio métrico.
E JEMPLO 2.2. Fijado n ∈ N, consideramos el espacio n-dimensional

Rn = (x1 , x2 , . . . , xn ) : xi ∈ R, i = 1, 2, . . . , n .
Sobre Rn , podemos definir las métricas d1 , d2 , d∞ : Rn × Rn → R para x = (x1 , x2 , . . . , xn ), y =
(y1 , y2 , . . . , yn ) mediante
v
n u n
X uX
d1 (x, y) = |xi − yi |, d2 (x, y) = t |xi − yi |2 ,
i=1 i=1

d∞ (x, y) = máx |xi − yi |,


i=1,...,n

Los espacios (Rn , d1 ), (Rn , d2 ), (Rn , d∞ )


son métricos. Las métricas mencionadas son, respectiva-
mente, la métrica de la suma, la euclidiana y la del máximo. Observamos que

d∞ (x, y) 6 d2 (x, y) 6 n · d∞ (x, y),

d∞ (x, y) 6 d1 (x, y) 6 n · d∞ (x, y)


para cualesquiera x, y ∈ Rn .
E JEMPLO 2.3. Especificando el ejemplo anterior, (R, d) y (C, d) son espacios métricos con d(x, y) =
|x − y|, considerando en el primer caso la función | · | como el valor absoluto, y en el segundo como el
módulo complejo.
E JEMPLO 2.4. Sea [a, b] ⊂ R un intervalo cerrado. el conjunto

C [a, b] = {f : [a, b] → Rn ; f es continua}
es un espacio métrico, provisto de la métrica

d(f, g) = sup f (x) − g(x) .
x∈[a,b]

E JEMPLO 2.5. Cualquier conjunto X se convierte en un espacio métrico con la métrica discreta
d : X × X → R definida por

0, si x = y,
d(x, y) =
1, si x 6= y.

5
6 Espacios métricos y normados

2. Espacios normados
D EFINICI ÓN 2.6. Sea E un K-espacio vectorial, donde K = R o C. Una norma sobre E es una
aplicación k · k : E → R que satisface las siguientes propiedades:
I ) kxk > 0 para todo x ∈ E; kxk = 0 si y sólo si x = 0;
II ) kλxk = |λ| · kxk para x ∈ E y λ ∈ K;
III ) kx + yk 6 kxk + kyk para x, y ∈ E.
El par (E, k · k) se denomina espacio normado.
E JERCICIO 2.1. Toda norma k · k : E → R induce una métrica de la siguiente manera: la función
d : E × E → R definida por
d(x, y) = kx − yk, x, y ∈ E
es una métrica, y se denomina métrica inducida por la norma.
E JERCICIO 2.2. Pruebe que la función d definida a partir de la norma k · k en el ejemplo 2.1, es
efectivamente una métrica sobre el espacio vectorial E.
E JEMPLO 2.7. Las métricas del ejemplo 2.2 son inducidas por las siguientes: para x = (x1 , x2 , . . . , xn )
en Rn , se definen v
n u n
X uX
kxk1 = |xi |, kxk2 = t |xi |2 ,
i=1 i=1
kxk∞ = máx |xi |,
i=1,...,n
Los espacios (Rn , k
· k1 ), (Rn , k
· k2 ), (Rn , k
· k∞ ) son entonces espacios normado. Las normas se
denominan, respectivamente, la norma de la suma, la euclidiana y la del máximo.
E JERCICIO 2.3. Verifique que las funciones k · k1 , k · k2 y k · k∞ del ejemplo 2.7 son normas sobre
Rn .
En particular, los conjuntos R y C, con sus respectivo valor absoluto y módulo, son espacios norma-
dos.
Capı́tulo 3

Sucesiones y series

1. Sucesiones y series numéricas


D EFINICI ÓN 3.1 (Sucesión). Una sucesión en un conjunto A es una función x : N → A La imagen
de un elemento n ∈ N se denota por x(n) = xn , y denotamos {xn }n>1 en lugar de x.
En ocasiones exhibiremos sucesiones del tipo {xn }n>0 o con otros conjuntos numerables, extendi-
endo ası́ la definición anterior. También, en un abuso de notación, escribiremos {xn } ⊂ A para indicar
una sucesión en A, cuando es simplemente la imagen de la función que define x la que está contenida
en A.
D EFINICI ÓN 3.2 (Lı́mite de una sucesión). Sea (X, d) un espacio métrico, {xn }n>1 una sucesión
en X. Decimos que la sucesión {xn }n>1 es convergente si existe un elemento x ∈ X, denominado
lı́mite de la sucesión, tal que, para cada ε > 0, existe n0 ∈ N tal que si n > n0 , entonces d(xn , x) < ε.
Escribimos entonces
x = lı́m xn .
n→∞
Si la sucesión no es convergente, decimos que es divergente.
P ROPOSICI ÓN 3.3. El lı́mite de una sucesión convergente en un espacio métrico es único.
D EFINICI ÓN 3.4 (Subsucesión). Sea (X, d) un espacio métrico. Una subsucesión de una sucesión
x = {xn }n>1 en X, es la composición de y = x◦k de la sucesión con una función creciente k : N → N.
Denotamos la subsucesión y por {xkn }n>1 .
P ROPOSICI ÓN 3.5. En un espacio métrico, si una sucesión es convergente, entonces toda subsuce-
sión de ella es convergente, y converge al mismo lı́mite.
P ROPOSICI ÓN 3.6. Sean {xn }n>1 y {yn }n>1 sucesiones de números complejos (con la métrica
usual, inducida por el módulo), tales que
lı́m xn = a, lı́m yn = b.
n→∞ n→∞
Entonces
1) la sucesión {xn + yn }n>1 es convergente y lı́m (xn + yn ) = a + b;
n→∞
2) si λ ∈ C, la sucesión {λxn }n>1 es convergente y lı́m (λxn ) = λa;
n→∞
3) la sucesión {xn yn }n>1 es convergente y lı́m xn yn = a · b;
nx o n→∞
n xn a
4) si b 6= 0, la sucesión es convergente y lı́m = .
yn n>1 n→∞ yn b

2. Sucesiones de Cauchy y completitud


D EFINICI ÓN 3.7 (Sucesión de Cauchy). Sea (X, d) un espacio métrico, {xn }n>1 una sucesión en
X. Decimos que la sucesión {xn }n>1 es de Cauchy si, para cada ε > 0, existe n0 ∈ N tal que si
m, n > n0 , entonces d(xm , xn ) < ε.
P ROPOSICI ÓN 3.8. En un espacio métrico (X, d), toda sucesión convergente es una sucesión de
Cauchy.
La afirmación recı́proca no es necesariamente cierta, lo que lleva a la siguiente definición.
7
8 Sucesiones y series

D EFINICI ÓN 3.9 (Espacio métrico completo). Se dice que un espacio métrico (X, d) es completo si
toda sucesión de Cauchy es convergente.
D EFINICI ÓN 3.10 (Espacio de Banach). Un espacio normado (E, k · k) es un espacio de Banach si
es completo con la métrica inducida por su norma.
D EFINICI ÓN 3.11 (Conjunto acotado). Sea (X, d) un espacio métrico, A ⊂ X. Decimos que el
conjunto A es acotado si existen M > 0 y x ∈ X tales que d(y, x) 6 M para todo y ∈ A.
Con el mismo espı́ritu, decimos que una sucesión {xn }n>1 ⊂ X es acotada si lo es el conjunto de
imágenes {xn : n ∈ N}.
Observamos que en la definición de conjunto acotado, podemos reemplazar x por cualquier otro
punto de X. En particular, en el caso de un espacio normado (E, k · k), un subconjunto A ⊂ E es
acotado si y sólo si existe M > 0 tal que kxk 6 M para todo x ∈ A.
P ROPOSICI ÓN 3.12. En un espacio métrico (X, d), si una sucesión de Cauchy posee una subsuce-
sión convergente, entonces la sucesión es convergente.
P ROPOSICI ÓN 3.13. Toda sucesión de Cauchy es acotada.
P ROPOSICI ÓN 3.14 (Bolzano-Weierstrass). Toda sucesión acotada en (Rn , k · k2 ) posee una sub-
sucesión convergente.
Como consecuencia de este resultado, (Rn , k · k2 ) es un espacio métrico completo. En efecto, si
{xn }n>1 es una sucesión de Cauchy, es acotada por la proposición 3.13, de donde por el teorema anterior,
posee una subsucesión convergente {xkn }n>1 . Esto junto con la proposición 3.12 implica que {xn }n>1
es convergente. Por lo tanto, Rn es completo.

3. Series y convergencia
EFINICI ÓN 3.15. Sea (E, k · k) un espacio normado y {xn }n>1 una sucesión en E. Definimos la
DP
serie xn como la sucesión {sn }n>1 de sumas parciales de {xn }n>1 , definida por
s n = x1 + x2 + · · · + xn , n > 1.
P
Decimos que la serie xn es convergente si lo es la sucesión de sumas parciales sn . El lı́mite de esta
sucesión se denota por
X∞
xn = lı́m sn ,
n→∞
n=1
P
y se denomina la suma de la serie xn .
Si la sucesión de sumas parciales no es convergente, decimos que la serie es divergente.
P
En un abuso de notación, también denotaremos en ocasiones por ∞ n=1 xn a la serie y no necesari-
amente la suma de la misma.
P
P ROPOSICI ÓN 3.16. Sea (E, k · k) un espacio normado. Si la serie xn en E es convergente,
entonces lı́m xn = 0.
n→∞
P
D EFINICI ÓN 3.17. Sea (E, k · k) un espacio
P normado. Decimos que la serie xn es absolutamente
convergente si la serie de números reales kxn k es convergente.
P
T EOREMA 3.18. Sea P(E, k · k) un espacio de Banach. Si una serie xn es absolutamente conver-
gente, entonces la serie xn es convergente.
X
T EOREMA 3.19. Sea (E, k · k) un espacio de Banach. La serie xn converge absolutamente si
n>1
1/n 1/n
lı́m sup kxn k < 1 y diverge si lı́m sup kxn k > 1.
n→∞ n→∞
Series y convergencia 9

p
D EMOSTRACI ÓN . Sea 0 < r < 1 tal que lı́m sup n kxn k < r < 1. Como lı́m sup · es el mayor
p n→∞ n→∞
p
valor de adherencia de la sucesión n kxn k n>1 , entonces existe n0 ∈ N tal que n kxn k < r para
n > n0 . Luego,
kxn k < r n para n >0 , con r < 1.
P
El criterio de comparación [13,PCorolario del Teorema 16, Capı́tulo IV] implica que kxn k converge,
de donde por el teorema 3.18,p xn converge. p
Por otro lado, si lı́m sup n kxn k > 1, existe una subsucesión {xkn } ⊂ {xn } tal que lı́m sup n kxn k >
n→∞ n→∞
1 para n > n1 . Luego kxkn k > 1 para n > n1 , y en particular lı́m xn 6= 0 (en concordancia con la
P n→∞
proposición 3.5), de donde xn diverge (proposición 3.16). 

El siguiente lema nos proporciona una manera sencilla de calcular el lı́mite en el teorema anterior
(cf. [13, Teorema 20, Capı́tulo IV]).
an+1
L EMA 3.20 (Criterio de la razón). Sea {an }n>1 una sucesión de números reales > 0. Si lı́m =
n→∞ an

L, entonces lı́m n an = L.
n→∞

E JEMPLO 3.21. El criterio anterior nos permite probar que


√ p
lı́m n n = 1, lı́m n n(n − 1) = 1,
n→∞ n→∞
p
y en general, lı́mn→∞ n p(n) = 1, si p(x) = an xn + an−1 xn−1 + · · · + a1 x + a0 es un polinomio,
ai ∈ R, an > 0, 0 6 i 6 n, n ∈ N.

n
n!
E JERCICIO 3.1. Halle el lı́m .
n→∞ 2n + 1

X ∞
X ∞
X
P ROPOSICI ÓN 3.22. Sean an y bn series convergentes de números complejos, con an =
n=1 n=1 n=1

X
A, bn = B. Entonces
n=1

X ∞
X
1) la serie (an + bn ) es convergente y (an + bn ) = A + B;
n=1 n=1

X ∞
X
2) si λ ∈ C, la serie (λan ) es convergente y (λan ) = λA.
n=1 n=1

X ∞
X
T EOREMA 3.23 (Producto de Cauchy de series). Sean an y bn series convergentes de
n=1 n=1

X ∞
X ∞
X ∞
X
números complejos, an absolutamente convergente con an = A, bn convergente con bn =
n=0 n=0 n=0 n=0
By
n
X
cn = ak bn−k , n>0
k=0

X
entonces la serie cn , denominada producto de Cauchy de las anteriores, converge, y su suma es
n=0

X
cn = AB.
n=0
10 Sucesiones y series

D EMOSTRACI ÓN . Sean, para n > 0


n
X n
X
An = ak , Bn = bk ,
k=0 k=0
y
n
X n X
X i 
Dn = ci = ak bi−k .
i=0 i=0 k=0
Intercambiando los ı́ndices de la suma
X n Xn n
X n
X
Dn = ak bi−k = ak Bn−k = an−k Bk ,
k=0 i=k k=0 k=0
y luego
n
X
Dn − AB = (Bi − B)an−i + B(An − A).
i=0
Dado ε > 0, escogemos N ∈ N tal que
Xn
sup |Bi − B| < ε, |ai | < ε y |An − A| < ε para n > N.
i>N i=n−N +1
Luego, para n > N
N
X −1 n
X
|Dn − AB| 6 |Bi − B||an−i | + |Bi − B||an−i | + |B||An − A|
i=0 i=N
N
X −1 n
X
6 máx |Bi − B| · |an−i | + sup |Bi − B| · |an−i | + |B| · |An − A|
06i6N −1 i>N
i=0 i=N

X
6 sup |Bi | + |B|) · ε + ε · |an | + |B| · ε = K · ε,
i>0 n=0
donde K > 0 no depende de n. Esto finaliza la prueba. 
Capı́tulo 4

Nociones básicas de topologı́a

1. Conjuntos abiertos
En adelante, en un espacio métrico (X, d), denotamos por

D(a, r) = x ∈ X : d(x, a) < r
el disco abierto de centro en a ∈ X y radio r > 0.
D EFINICI ÓN 4.1 (Punto interior. Interior). Sea (X, d) un espacio métrico. Decimos que a ∈ X es
punto interior de A ⊂ X, si existe ε > 0 tal que D(a, ε) ⊂ A.
El conjunto de puntos interiores de A se denomina interior de A, y se denota int(A).
Evidentemente int(A) ⊂ A.
D EFINICI ÓN 4.2 (Conjunto abierto). Un subconjunto A ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
abierto si todo punto de A es punto interior de A.
Equivalentemente, int(A) = A.

La familia de subconjuntos abiertos de un espacio métrico X se denomina topologı́a inducida por d.


Las siguientes son propiedades de la topologı́a de un espacio: contiene los subconjuntos triviales de X,
es cerrada bajo intersección finita y unión arbitraria de sus elementos. Una familia de subconjuntos de
X con estas propiedades se denomina en general una topologı́a en X, y permite estudiar los conceptos
futuros de convergencia, continuidad y demás en el espacio, aún en ausencia de una métrica.
P ROPOSICI ÓN 4.3. Sea (X, d) un espacio métrico.
I) Los discos D(a, r) son abiertos.
II )Los conjuntos X y ∅ son abiertos.
III )Si A y B son subconjuntos abiertos de X, entonces A ∩ B es abierto.[
IV ) Si {Ai }i∈I es una familia de subconjuntos abiertos de X, entonces Ai es abierto.
i∈I

D EMOSTRACI ÓN . Ver [15, Proposición 1, Proposición 2, Cap. 3, & 3]. 


O BSERVACI ÓN . Si en el item IV de la proposición anterior consideramos intersecciones de abiertos
en lugar de uniones, el resultado es falso en general. Por ejemplo,
\ considere X = R con la métrica usual
1 1
y An =] − n , n [, para cada n ∈ N. En este caso tenemos An = {0}, que no es un conjunto abierto.
n∈N

Dado un subconjunto de un espacio métrico, podemos restringir la métrica al subconjunto, convir-


tiendo a este en un espacio métrico en sı́ mismo, con la métrica heredada. Esto genera la noción de
abierto relativo.
D EFINICI ÓN 4.4 (Abierto relativo). Sea (X, d) un espacio métrico y A ⊂ X. Decimos que U ⊂ A
es un abierto relativo en A si existe un subconjunto abierto U ′ ⊂ X tal que U = A ∩ U ′ .
E JEMPLO 4.5. Sean X = R y A = [0, 1]. Se tiene que el conjunto U = [0, 1[ es un abierto relativo
a A pero no es abierto en R.
11
12 Nociones básicas de topologı́a

2. Conjuntos cerrados
D EFINICI ÓN 4.6 (Punto de adherencia. Clausura). Sea (X, d) un espacio métrico y A ⊂ X. El
punto x ∈ X es un punto de adherencia de A si, para cada r > 0
D(x, r) ∩ A 6= ∅.
El conjunto de puntos de adherencia de A se denomina clausura de A y se denota1 por A .
Es fácil probar el siguiente hecho, que es muy utilizado.
P ROPOSICI ÓN 4.7. El punto x ∈ X es punto de adherencia de A, si y sólo si existe una sucesión
{xn }n>1 de elementos de A, tal que x = lı́m xn .
n→∞

Se verifica directamente que para cualquier conjunto A, A ⊂ A. Nos interesa saber cuándo la
inclusión se vuelve una igualdad.
D EFINICI ÓN 4.8 (Conjunto cerrado). Un subconjunto F ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
cerrado si todo punto de adherencia de F pertenece a F .
Escrito de otro modo, F es cerrado si F = F .
E JEMPLO normado (X, d), fijado a ∈ X y r > 0, la clausura del disco abierto
 4.9. En un espacio
D(a, r) = x ∈ X : kx − ak < r es el disco cerrado

D(a, r) = x ∈ X : kx − ak 6 r .
P ROPOSICI ÓN 4.10. Un subconjunto F ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es cerrado si y sólo si
X \ F es abierto.
D EMOSTRACI ÓN . Ver [15, Proposición 7, Cap. 3, & 3]. 
La proposición 4.3, via la proposición 4.10, implica el siguiente resultado.
P ROPOSICI ÓN 4.11. Sea (X, d) un espacio métrico.
I ) Los conjuntos X y ∅ son cerrados.
II ) Si A y B son subconjuntos cerrados de X, entonces A ∪ B es cerrado.\
III ) Si {Ai }i∈I es una familia de subconjuntos cerrados de X, entonces Ai es cerrado.
i∈I

E JEMPLO 4.12. Dado A ⊂ X de un espacio métrico (X, d), su clausura A es un conjunto cerrado,
esto es A = A.
D EFINICI ÓN 4.13. Sea (X, d) un espacio métrico. La distancia entre un punto x ∈ X y A ⊂ X es
el número
d(x, A) = ı́nf{d(x, y) : y ∈ A}.
P ROPOSICI ÓN 4.14. Sea (X, d) un espacio métrico. La distancia satisface las siguientes propiedades:
I ) d(x,
si x ∈ A.
A) = 0 si y sólo
II ) d(x, A) − d(y, A) 6 d(x, y) para todo x, y ∈ X.

D EMOSTRACI ÓN . I) Supongamos que d(x, A) = 0. De la definición de infimo podemos construir


una sucesión {xn } ⊂ A tal que d(x, xn ) → 0, lo que es equivalente a decir que lı́m xn = x. Por lo tanto
n→∞
x ∈ A. Supongamos ahora que x ∈ A. Entonces, existe una sucesión {xn }n>1 tal que lı́m xn = x.
n→∞
Luego, d(x, A) 6 d(x, xn ), para todo n ∈ N . Tomando lı́mite cuando n tiende a ∞ obtenemos que
d(x, A) = 0.
II) Es una aplicación directa de la desigualdad triangular. 
1el sı́mbolo · de clausura no debe ser confundido con el de conjugación, que utilizamos sobre números complejos
Conjuntos compactos 13

D EFINICI ÓN 4.15 (Frontera). Sea (X, d) un espacio métrico. Definimos la frontera del conjunto
A ⊂ X mediante
∂A = A ∩ X \ A.
Equivalentemente podemos decir ∂A esta formado por los puntos x ∈ X, tal que cada disco abierto
centrado en x contiene al menos un punto de A y un punto de X \ A.
O BSERVACI ÓN . Para todo conjunto A ⊂ X se cumple que
A = int(A) ∪ ∂A ∪ int(X \ A).
D EFINICI ÓN 4.16. Sea (X, d) un espacio métrico y A ⊂ X un conjunto acotado. El diámetro de A
es el número
diam(A) = sup{d(x, y) : x, y ∈ A}.
T EOREMA 4.17. Sea (X, d) un espacio métrico completo. Si {Fn }n>1 es una sucesión de subcon-
juntos cerrados, no vacı́os de X con Fn+1 ⊂ Fn para cada n > 1, y lı́m diam(Fn ) = 0, entonces
n→∞
existe x ∈ X tal que

\
Fn = {x}.
n=1

3. Puntos de acumulación
En lo que sigue, en un espacio métrico (X, d) denotaremos por

D ′ (a, r) = x ∈ X : 0 < d(x, a) < r}
el disco de centro en a ∈ X y radio r > 0, desprovisto de a, esto es D ′ (a, r) = D(a, r) \ {a}.
D EFINICI ÓN 4.18 (Punto de acumulación). Sea (X, d) un espacio métrico. Se dice que el punto
a ∈ X es punto de acumulación del conjunto A ⊂ X si, para cada r > 0
D ′ (a, r) ∩ A 6= ∅.
El conjunto de puntos de acumulación de A se denota A′ .
A diferencia de en el caso de la clausura, no necesariamente A′ ⊂ A. Pero en todo caso, A′ ⊂ A
para todo A ⊂ X.

4. Conjuntos compactos
D EFINICI ÓN 4.19 (Cubrimiento). Un cubrimiento de un subconjunto C ⊂ X de un espacio métrico
(X, d) es una familia {Ai }i∈I de subconjuntos de X, tales que
[
C⊂ Ai .
i∈I

Decimos que el cubrimiento {Ai }i∈I es abierto si Ai es abierto para todo i ∈ I. Ası́mismo, decimos que
el cubrimiento {Ai }i∈I es finito si I es finito. Por último, un subcubrimiento del cubrimiento {Ai }i∈I
es una subfamilia de conjuntos {Ai }i∈J con J ⊂ I.
D EFINICI ÓN 4.20 (Conjunto compacto). Un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es
compacto si todo cubrimiento por abiertos de K admite un subcubrimiento finito. Más precisamente, si
{Ai }i∈I es un cubrimiento abierto de K, esto es
[
K⊂ Ai ,
i∈I
entonces existen i1 , i2 , . . . , in ∈ I (n ∈ N) tales que
n
[
K⊂ Aij .
j=1
14 Nociones básicas de topologı́a

E JERCICIO 4.1. Dado x ∈ X, donde (X, d) es un espacio métrico, el conjunto unitario {x} es
compacto.
P ROPOSICI ÓN 4.21. Si un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es compacto, entonces
K es cerrado.
T EOREMA 4.22. Un subconjunto K ⊂ X de un espacio métrico (X, d) es compacto, si y sólo si,
toda sucesión {xn }n>1 en K admite una subsucesión {xkn }n>1 convergente a un elemento en K.
P ROPOSICI ÓN 4.23. Un subconjunto de Rn es compacto si y sólo si es cerrado y acotado.
L EMA 4.24 (Descomposición de un abierto en compactos). Si Ω es abierto en Rn , entonces existe
una familia de compactos {Kn }n>1 en Rn tal que
I ) Para todo n > 1, Kn ⊂ int(Kn+1 )
II ) Si K es compacto y K ⊂ Ω entonces existe N = N (K) tal que K ⊂ KN .
[
III ) Ω = Kn .
n>1

D EMOSTRACI ÓN . Probaremos el resultado en el caso Ω 6= Rn ; el caso Ω = Rn , que es más


sencillo, se deja como ejercicio al lector. Para esto fijamos primero una norma k · k cualquiera en Rn .
Para cada n > 1, definimos
 n 1o
Kn = x ∈ Rn : kxk 6 n ∩ x ∈ Rn : d(x, Rn \ Ω) > .
n
Si x ∈ Kn , entonces d(x, Rn \ Ω) > n1 ; en particular x ∈ / Rn \ Ω, o x ∈ Ω. Esto prueba que Kn ⊂ Ω.
n
Observamos que R \ Ω es cerrado, de donde por la proposición 4.14  (la continuidad de x 7→
d(x, R \ Ω)) cada Kn es cerrado, y además acotado (al estar contenido en x ∈ Rn : kxk 6 n ).
n

Además, d(x, Rn \ Ω) = 0 si y sólo si x ∈ Rn \ Ω. 


1
Evidentemente Kn ⊂ Kn+1 . Dado z ∈ Kn , veamos que D z, n(n+1) ⊂ Kn+1 . Dado w ∈
1

D z, n(n+1) tendremos que como z ∈ Kn , kzk 6 n, de donde kwk 6 kzk + 1 6 n + 1. Como además
d(z, Rn \ Ω) > n1 , nuevamente por la proposición 4.14
1 1 1
d(w, Rn \ Ω) > d(z, Rn \ Ω) − kw − zk > − = .
n n(n + 1) n+1
Por lo tanto w ∈ Kn+1 . Esto prueba la afirmación y (I ).
Dado x ∈ Ω, tendremos que d(x, Rn \ Ω) > 0. Tomamos n > 1 tal que d(x, Rn Ω) > n1 y kxk 6 n,
entonces x ∈ Kn . Esto prueba (III ).
Finalmente, si K ⊂ Ω, entonces [
K⊂ int Kn+1 ,
n>1
lo que nos da un cubrimiento por abiertos del compacto K. Luego, K posee un subcubrimiento finito, y
N
[
K⊂ int(Kj0 ) ⊂ Kj0
i=1
donde j0 = máx16i6N ji . Esto prueba (II ) y finaliza la prueba. 
E JERCICIO 4.2. Demuestre el resultado anterior en el caso Ω = Rn .
E JERCICIO 4.3. La descomposición establecida en el lema 4.24 no es única. Por ejemplo, para
a ∈ R el semiplano
Ω = {z ∈ C : ℜz > a}
se descompone con
n 1 o
Kn = z ∈ C : a + 6 ℜz 6 a + n, |ℑz| 6 n , n > 1.
n
Capı́tulo 5

Funciones en espacios métricos y normados

1. Lı́mites
D EFINICI ÓN 5.1 (Lı́mites). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A′
y l ∈ Y . Decimos que la función f tiene lı́mite l cuando x tiende a a, y escribimos
lı́m f (x) = l
x→a

si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que dY f (x), l < ε si x ∈ A, 0 < dX (x, a) < δ.
P ROPOSICI ÓN 5.2. El lı́mite de una función definida sobre un espacio métrico en un punto, si existe,
es único.
P ROPOSICI ÓN 5.3. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A ∩ A′ y
l ∈ Y . Se cumple que
lı́m f (x) = l
x→a
si y sólo si lı́m f (xn ) = l para toda sucesión {xn }n>1 ⊂ A \ {a} con lı́m xn = a.
n→∞ n→∞

P ROPOSICI ÓN 5.4. Sean f, g : X → C funciones entre un espacio métrico (X, d) y el plano
complejo C, provisto de la métrica inducida por el módulo, y sea a ∈ A′ tal que ambas funciones tienen
lı́mite en a y lı́m f (x) = r, lı́m g(x) = s. Entonces
x→a x→a
1) f + g tiene lı́mite en a y lı́m (f + g)(x) = r + s;
x→a
2) si λ ∈ C, λf tiene lı́mite en a y lı́m (λf )(x) = λr;
x→a
3) f g tiene lı́mite en a y lı́m (f g)(x) = rs;
x→a
f f  r
4) si s 6= 0, tiene lı́mite en a y lı́m (x) = .
g x→a g s
También hay propiedades de lı́mites en cuanto a la composición, pero no las mencionaremos aquı́.
Referimos al lector interesado a [14, Capı́tulo VI].
E JERCICIO 5.1. Demuestre la proposición 5.4.

2. Continuidad
D EFINICI ÓN 5.5 (Continuidad). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A →
Y , a ∈ A. Decimos
 que la función f es continua en a si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que
dY f (x), f (a) < ε si x ∈ A, dX (x, a) < δ. Decimos que f es continua en A (o simplemente continua)
si es continua en todo punto de A.
Denotamos el conjunto de las funciones continuas en A por
C(A) = {f : A → Y ; f es continua en A}.
P ROPOSICI ÓN 5.6. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y , a ∈ A.
La función f es continua en a si y sólo si lı́m f (xn ) = a para toda sucesión {xn }n>1 ⊂ A con
n→∞
lı́m xn = a.
P ROPOSICI ÓN 5.7. Sean f, g : X → C funciones entre un espacio métrico (X, d) y el plano
complejo C, provisto de la métrica inducida por el módulo, y sea a ∈ A tal que ambas funciones son
continuas en a. Entonces
15
16 Topologı́a y funciones

1) f + g es continua en a;
2) si λ ∈ C, λf es continua en a;
3) f g es continua en a;
f
4) si g(a) 6= 0, es continua en a.
g
E JERCICIO 5.2. Sea (X, d) un espacio métrico, f : X → C continua y
Z(f ) = {a ∈ X; f (a) = 0}.
Entonces, Z(f ) es un subconjunto cerrado de X.
P ROPOSICI ÓN 5.8. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . La función f es
continua si y sólo si, la imagen inversa de un abierto U en Y , f −1 (U ), es un abierto en A.
D EFINICI ÓN 5.9 (Función abierta). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y .
La función f es abierta si f (U ) es abierto (en Y ) para todo U ⊂ A abierto en A.
Con esta definición y la última proposición, tenemos el siguiente hecho: si f : X → Y es abierta y
biyectiva, entonces f −1 : Y → X es una función continua.
P ROPOSICI ÓN 5.10. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . Si f es
continua y K ⊂ A es compacto, entonces f (A) es compacto.
C OROLARIO 5.11. Sea (X, d) un espacio métrico, K ⊂ X compacto y f : K → R continua.
Entonces, f alcanza un máximo y un mı́nimo en K.
D EFINICI ÓN 5.12 (Continuidad uniforme). Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f :
A → Y . Decimos que la función f es uniformemente continua en A (o simplemente uniformemente
continua) si, para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que dY f (x), f (y) < ε si x, y ∈ A, dX (x, y) < δ.
E JEMPLO 5.13. Fijado un subconjunto A de un espacio métrico (X, d), la función distancia x 7→
d(x, A) en la proposición 4.14 es uniformemente continua.
P ROPOSICI ÓN 5.14. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, K ⊂ X y f : K → Y . Si K es
compacto y f es continua, entonces f es uniformemente continua.
E JERCICIO 5.3. Pruebe que las funciones C → C, z 7→ ℜz, z 7→ ℑz z 7→ |z|, z 7→ z son
uniformemente continuas.

3. Curvas
En la siguiente definición, [a, b] es un intervalo compacto de la recta, con la métrica usual.
D EFINICI ÓN 5.15 (Curva). Una curva en un espacio métrico (X, d) es una aplicación α : [a, b] →
X continua. La imagen de la curva α es el conjunto α∗ = α [a, b] .
Si α(a) = α(b), decimos que la curva α es cerrada.

E JEMPLO 5.16. Dados dos puntos x, y en un espacio normado E, k · k , definimos α : [0, 1] → E
mediante α(t) = (1 − t)x + ty. Esta función α es una curva, y su imagen α∗ es el segmento que une x
ey 
[x, y] = α∗ = (1 − λ)x + λy; λ ∈ [0, 1] .
Cuando no hay lugar a confusión, podemos denotar la curva y el segmento ambos por [x, y].
D EFINICI ÓN 5.17 (Reparametrización). Dada una curva α : [a, b] → X en un espacio métrico
(X, d), una reparametrización de α es una curva β : [c, d] → X de la forma β = α ◦ s, donde
s : [c, d] → [a, b] es una función continua y biyectiva.
La reparametrización es positiva si s es una función creciente, y negativa si s es decreciente.
Ası́mismo, la reparametrización es regular si s es una función derivable y s′ (x) 6= 0 para todo
x ∈ [c, d]; en este caso las reparametrizaciones positivas cumplen s′ (x) > 0 para x ∈ [c, d], mientras
que las negativas s′ (x) < 0 para x ∈ [c, d].
Conjuntos conexos 17

Observamos que si β es una reparametrización de α, entonces β ∗ = α∗ .


E JERCICIO 5.4. Toda curva puede ser reparametrizada positivamente en una curva definida sobre
[0, 1], y en general en cualquier intervalo compacto, por medio de un cambio de variable lineal.
D EFINICI ÓN 5.18 (Curva opuesta). Si α : [0, 1] → X es una curva, la curva −α : [0, 1] → X,
definida por
(−α)(t) = α(1 − t)
es una reparametrización negativa de α, llamada la opuesta de α.
D EFINICI ÓN 5.19 (Yuxtaposición de curvas). Sean α : [0, 1] → X, β : [0, 1] → X dos curvas sobre
el espacio métrico (X, d), parametrizadas en el intervalo [0, 1], tales que α(1) = β(0). La yuxtaposición
de α y β es la curva α ∗ β : [0, 1] → X definida por

α(2t), 0 6 t 6 21 ,
(α ∗ β)(t) =
β(2t − 1), 12 6 t 6 1.
E JERCICIO 5.5. Pruebe que, efectivamente, la función α ∗ β de la definición anterior es una curva,
probando su continuidad. Además, (α ∗ β)∗ = α∗ ∪ β ∗ .

D EFINICI ÓN 5.20 (Curva poligonal). Una curva poligonal en un espacio normado E, k · k es una
curva de la forma
[x1 , x2 ] ∗ [x2 , x3 ] ∗ [x3 , x4 ] ∗ · · · ∗ [xn−1 , xn ],
donde x1 , x2 , x3 , x4 , . . . , xn−1 , xn son n puntos de E, la yuxtaposición tomada en cualquier orden.
E JERCICIO
 5.6. En efecto, si x1 , x2 , x3 , x4 ∈ E,  E espacio normado, entonces las curvas [x1 , x2 ]∗
[x2 , x3 ] ∗ [x3 , x4 ] y [x1 , x2 ] ∗ [x2 , x3 ] ∗ [x3 , x4 ] son reparametrizaciones positivas la una de la otra,
lo que prueba una especie de asociatividad de la yuxtaposición que será usada más adelante.

4. Conjuntos conexos
D EFINICI ÓN 5.21. Sea (X, d) un espacio métrico. Decimos que Y ⊂ X es conexo si, dados dos
conjuntos abiertos relativos a Y , A ⊂ Y y B ⊂ Y tales que Y = A ∪ B y A ∩ B = ∅, se tiene
forzosamente que A = ∅ o B = ∅.
E JEMPLO 5.22. En R, los únicos subconjuntos conexos son los intervalos.
P ROPOSICI ÓN 5.23. Sean (X, dX ), (Y, dY ) espacios métricos, A ⊂ X, f : A → Y . Si f es
continua y C ⊂ A es conexo, entonces f (C) es conexo.
E JEMPLO 5.24. Los subconjuntos conexos de la recta R son los intervalos.
D EFINICI ÓN 5.25. Un subconjunto C de un espacio métrico (X, d) es conexo por caminos si, dados
x, y ∈ C cualesquiera, existe una curva α : [a, b] → C tal que α(a) = x, α(b) = y.
P ROPOSICI ÓN 5.26. Si un subconjunto A de un espacio métrico (X, d) es conexo por caminos,
entonces A es conexo.
D EMOSTRACI ÓN . Supongamos primero que A es conexo por caminos, y por reducción al absurdo,
que A no es conexo. Entonces A = U ∪ V con U y V abiertos, U ∩ V = ∅ y U 6= ∅, V 6= ∅.Escogemos
x ∈ U , y ∈ V y una curva α : [a, b] → A con α(a) = x, α(b) = y. Como α∗ = α [a, b] ⊂ U ∪ V ,
entonces
[a, b] = α−1 (U ) ∪ α−1 (V ).
Observamos entonces que α−1 (U ) ∩ α−1 (V ) = ∅, α−1 (U ) 6= ∅ pues a ∈ α−1 (U ), α−1 (V ) 6= ∅ pues
b ∈ α−1 (U ), pero además α−1 (U ) y α−1 (V ) son abiertos relativos en [a, b]. Siendo el intervalo [a, b]
conexo, esto es una contradicción. Por lo tanto A es conexo. 
D EFINICI ÓN 5.27 (Conjunto convexo). Un subconjunto C de un espacio vectorial E es convexo si,
dados x, y ∈ C y λ ∈ [0, 1], se tiene que [x, y] ⊂ C.
18 Topologı́a y funciones

E JEMPLO 5.28. Si C es un subconjunto convexo de un espacio normado (E, k · k), entonces C es


conexo por caminos. La curva α definida en el ejemplo 5.16 cumple α(0) = x, α(1) = y.
En consecuencia, todo subconjunto convexo de un espacio normado E, en particular el espacio E
mismo, es un conjunto conexo.
P ROPOSICI ÓN 5.29. Un subconjunto abierto C de Rn es conexo si y sólo si es conexo por caminos
poligonales, esto es, dos puntos cualesquiera de C están unidos por un camino poligonal.
D EMOSTRACI ÓN . Una de las afirmaciones acaba de ser probada, de modo que probaremos la
recı́proca. Sea A ⊂ Rn . La relación en A, denotada por x ∼ y y definida por “x e y están unidos por un
camino poligonal en A” es una relación de equivalencia. La reflexividad se sigue de que el camino cons-
tante x une el punto x consigo mismo, la simetrı́a del hecho que si α es un camino poligonal uniendo x
con y, entonces el camino opuesto −α une y con x. La transitividad se prueba observando que, si α es
un camino poligonal uniendo x e y, y β un camino poligonal uniendo y y z, entonces la yuxtaposición
α ∗ β es un camino poligonal uniendo x y z.
Fijado x0 ∈ A, A abierto conexo, consideramos el conjunto
A0 = {y ∈ A : y ∼ x0 }.
Veamos que A0 es abierto: en efecto, dado y ∈ A0 , siendo y ∈ A, A abierto, existe r > 0 tal que
D(y, r) ⊂ A. Dado z ∈ D(y, r), siendo D(y, r) un conjunto convexo, z ∼ y (esto mediante el segmento
[z, y]). Pero además y ∼ x0 por definición, de modo que z ∼ x0 . Esto prueba que D(y, r) ⊂ A0 .
De manera completamente análoga se prueba que el complemento de A0 , el conjunto A \ A0 =
{y ∈ A : y 6∼ x0 } es abierto. Siendo A = A0 ∪ (A \ A0 ), unión de dos abiertos disjuntos, y conexo,
forzosamente A \ A0 y A0 = A. 
E JERCICIO 5.7. Dado un conjunto A ⊂ X, donde (X, d) es un espacio métrico, y x ∈ A, pruebe
que existe un subconjunto Cx ⊂ A conexo tal que
1. x ∈ Cx ;
2. si D ⊂ A es conexo y x ∈ D, entonces D ⊂ Cx .
Tal conjunto Cx es llamado componente conexa del conjunto A.
E JERCICIO 5.8. Todo subconjunto abierto de Rn es escribe como unión numerable de abiertos
conexos, disjuntos dos a dos (las componentes conexas del abierto).

5. Sucesiones de funciones
D EFINICI ÓN 5.30 (Convergencia puntual). Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones de X en Y ,
donde (Y, d) es un espacio métrico. Decimos que la sucesión {fn }n>1 converge puntualmente a la
función f : X → Y si, para cada x ∈ X
f (x) = lı́m fn (x).
n→∞

D EFINICI ÓN 5.31 (Convergencia uniforme). Con las notaciones de la definición 5.30, decimos que
la sucesión {fn }n>1 converge uniformemente a la función f : X → Y si, para cada ε > 0, existe n0 ∈ N
tal que, para todo n > n0 y x ∈ X

d fn (x), f (x) < ε.
D EFINICI ÓN 5.32 (Convergencia uniforme en compactos). Con las notaciones de la definición 5.30,
decimos que la sucesión {fn }n>1 converge uniformemente
 en compactos a la función f : X → Y si,
para cada K ⊂ X compacto, la sucesión de funciones fn |K : K → Y n>1 converge uniformemente
a la función f |K : K → Y .
P ROPOSICI ÓN 5.33. Sean (X, dX ) e (Y, dY ) espacios métricos, y {fn }n>1 ⊂ C(X) que converge
uniformemente a una función f : X → Y . Entonces, f ∈ C(X).
Familias de funciones 19

E JERCICIO 5.9. Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones continuas fn : [a, b] → R, n > 1, donde
[a, b] es un intervalo compacto de R, que convergen uniformemente a una función f : [a, b] → R.
Entonces, f es continua (por lo anterior) y
Z b Z b

f (x)dx − fn (x)dx 6 sup f (x) − fn (x) · (b − a).
a a x∈[a,b]

Como el último término converge a 0 cuando n → ∞, concluimos que


Z b Z b
f (x)dx = lı́m fn (x)dx.
a n→∞ a

Usaremos un hecho similar más adelante.


T EOREMA 5.34 (Criterio M de Weierstrass). Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones de un conjunto
A en un espacio de Banach (Y, k · k). Si {an }n>1 ⊂ R es una sucesión tal que para un cierto n0 ∈ N,
se cumple que
fn (z) 6 an para n > n0 ,
P P
y la serie |an | es convergente, entonces la serie fn (z) converge absoluta y uniformemente a una
función f : A → Y .

6. Familias de funciones
D EFINICI ÓN 5.35. Sea F ⊂ {f : X → C}, donde (X, d) es un espacio métrico.
I ) Decimos que F es (uniformemente) equicontinua si para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que

para cada f ∈ F y x, y ∈ X, d(x, y) < δ implica f (x) − f (y) < ε.
En particular, cada f ∈ F es uniformemente continua.
II ) Decimos que F está acotada puntualmente si para x ∈ X, existe M = M (x) ∈ R tal que

para cada f ∈ F, f (x) 6 M (x).
III ) Decimos que F está acotada uniformemente en X si existe M ∈ R tal que

para cada x ∈ X y f ∈ F, f (x) 6 M.
T EOREMA 5.36 (Arzelá-Ascoli). Supongamos que F es una familia equicontinua, puntualmente
acotada de funciones complejas en un espacio métrico X que contiene en un subconjunto denso nu-
merable. Entonces, toda sucesión {fn }n>1 ⊂ F posee una subsucesión uniformemente convergente en
subconjuntos compactos de X.
D EMOSTRACI ÓN . Escribimos E = {xn }n>1 para indicar el subconjunto denso, numerable de X.
Sea S0 = N. Supongamos k > 1 y que un subconjunto infinito Sk−1 ⊂ S0 ha sido previamente elegido,
lı́m fn (xj ) converge para todo 1 6 j 6 k − 1 (en el caso k = 1 no exigimos esto). Como
tal que n→∞
n∈Sk−1

fn (xk ) : n ∈ Sk−1 es acotada, esto es, para cada n > 1, fn (xk ) 6 M (xk ) (observe que cada
M = M (xk ) depende de k), entonces posee una subsucesión convergente. Extraemos  entonces esta
sucesión Sk ⊂ Sk−1 , de modo que n→∞lı́m fn (xk ) existe. Siendo cada sucesión fn (xj ) : n ∈ Sk ⊂
 n∈Sk
fn (xj ) : n ∈ Sk−1 , 1 6 j 6 k − 1, tendremos que n→∞lı́m fn (xj ) converge para cada 1 6 j 6 k.
n∈Sk
El procedimiento inductivo anterior genera una sucesión de conjuntos
N = S0 ⊃ S1 ⊃ S2 ⊃ · · · ⊃ Sn−1 ⊃ Sn ⊃ . . .
lı́m fn (xj ) existe para todo 1 6 j 6 k.
tal que n→∞
n∈Sk
Escogemos ahora r1 ∈ S1 , r2 ∈ S2 con r2 > r1 , y prosiguiendo, rk ∈ Sk con rk > rk−1 , y
escribimos S = {r1 , r2 , . . . , rk , . . . }. Para cada k > 1, hay a lo más k − 1 términos de S que no están
20 Topologı́a y funciones

en Sk (pues rk ∈ Sk para j > k), a saber rj , 1 6 j 6 k − 1. Por lo tanto, para cada k > 1 lı́m frj (xk )
j→∞
converge. Esto prueba que para cada x ∈ E, n→∞
lı́m fn (x) existe.
n∈S
Sea K compacto y ε > 0, por equicontinuidad de {fn } ⊂ F, existe δ > 0 tal que, para cada n > 1
y p, q ∈ X, d(p, q) < δ implica fn (p) − fn (q) < ε. Siendo K compacto y teniendo un cubrimiento
[
por abiertos K ⊂ D(x, δ/2), existe un subcubrimiento finito
x∈X
m
[
(5.1) K⊂ D(xi , δ/2).
i=1
Como E es denso en X, para cada 1 6 i 6 m, existe pi ∈ E ∩ D(xi , δ/2) 6= ∅. Como pi ∈ E, existe
lı́m fn (pi ), y por lo tanto es una sucesión de Cauchy, existiendo Ni ∈ N tal que si l, n ∈ S, l, n > Ni ,
n→∞
n∈S

fl (pi )−fn (pi ) < ε. Tomando N = máx Ni , tenemos que para todo 1 6 i 6 m y l, n ∈ S, l, m > N ,
16i6m
fl (pi ) − fn (pi ) < ε.
Finalmente, dado x ∈ K, por (5.1) existe 1 6 i 6 n tal que x ∈ D(xi , δ/2), esto es d(x, xi ) < δ2 .
Luego, si l, n ∈ S y l > N , n > N , entonces

(5.2) fl (x) − fn (x) 6 fl (x) − fl (pi ) + fl (pi ) − fn (pi ) + fn (pi ) − fn (x) < 3ε.

Por lo tanto fn (x) n∈S es una sucesión de Cauchy en C, y converge a un valor
lı́m fn (x).
f (x) = n→∞
n∈S
Haciendo l → ∞ en (5.2), obtenemos que para todo x ∈ K, existe N ∈ N tal que, para n > N

f (x) − fn (x) 6 3ε,
lo que prueba la convergencia uniforme de la sucesión {fn } en K.
Como punto final, observamos que la construcción de f (x) con x ∈ K no depende de K, y que
reuniendo los compactos {x} con x ∈ X, definimos una función f : X → C con la propiedad de que
{fn }n>1 ⊂ F converge uniformemente a f en compactos de X. 
Parte 2

Análisis complejo
Capı́tulo 6

Funciones holomorfas o analı́ticas

1. La derivada y sus propiedades básicas


D EFINICI ÓN 6.1. Sea Ω un subconjunto de C, f : Ω → C y z0 ∈ Ω ∩ Ω′ . La derivada de f en z0
se define, si existe, por el lı́mite
f (z0 + h) − f (z0 )
f ′ (z0 ) = lı́m .
h→0 h
En este caso, se dice que f es derivable en z0 .
P ROPOSICI ÓN 6.2. Sea Ω ⊂ C, f, g : Ω → C y z0 ∈ Ω ∩ Ω′ . Si f y g son derivables en z0 , entonces
1. f + g es derivable en z0 y (f + g)′ (z0 ) = f ′ (z0 ) + g′ (z0 );
2. f · g es derivable en z0 y (f · g)′ (z0 ) = f ′ (z0 )g(z0 ) + f (z0 )g′ (z0 );
3. f + g es derivable en z0 y (f + g)′ (z0 )=f ′ (z0 ) + g′ (z0 );

f f ′ (z0 )g(z0 )−f (z0 )g ′ (z0 )
4. si g(z0 ) 6= 0, f /g es derivable en z0 y g (z0 ) = g(z0 )2
;

P ROPOSICI ÓN 6.3. Sean Ω, Γ ⊂ C, f : Ω → C, g : Γ → Ω, z0 ∈ Γ ∩ Γ′ con g(z0 ) ∈ Ω ∩ Ω′ . Si g


es derivable en z0 y f es derivable en g(z0 ), entonces f ◦ g : Γ → C es derivable en z0 y

(f ◦ g)′ (z0 ) = f ′ g(z0 ) · g ′ (z0 ).
P ROPOSICI ÓN 6.4. Si z0 ∈ Ω ∩ Ω′ , Ω ⊂ C y f : Ω → C es derivable en z0 , entonces f es continua
en z0 .
E JERCICIO 6.1. Demuestre la proposiciones 6.2, 6.3 y 6.4.
E JEMPLO 6.5. Sea f : C → C definida por f (z) = an z n + · · · + a1 z + a0 , donde an , an−1 ,
. . . , a1 , a0 son números complejos, n > 1 entero. Entonces f es derivable en todo punto z ∈ C, con
f ′ (z) = nan z n−1 + · · · + a1 .

2. Ecuaciones de Cauchy-Riemann
D EFINICI ÓN 6.6. Dado Ω ⊂ C y una función f : Ω → C, definimos las partes real e imaginaria,
respectivamente, como las funciones u, v : Ω → R (visto Ω como subconjunto de R2 ) definidas por
u(x, y) = ℜf (x + iy), v(x, y) = ℑf (x + iy),
para x + iy ∈ Ω, x, y ∈ R. Escribimos, para estos valores de x e y
f (x + iy) = u(x, y) + i v(x, y).
E JERCICIO 6.2. Con las notaciones anteriores, dado z0 = x0 + iy0 ∈ Ω′ (x0 , y0 ∈ R) y l ∈ C,
tenemos que
lı́m f (z) = l
z→z0

si y sólo si
lı́m u(x, y) = ℜl y lı́m v(x, y) = ℑl.
(x,y)→(x0 ,y0 ) (x,y)→(x0 ,y0 )

23
24 Funciones holomorfas o analı́ticas

P ROPOSICI ÓN 6.7. Sea Ω un subconjunto abierto de C, f : Ω → C y z0 = x0 + iy0 ∈ Ω,


donde x0 , y0 ∈ R. Sean u y v las partes real e imaginaria de la función f , respectivamente, funciones
continuamente diferenciables en (x0 , y0 ). Entonces, f es derivable en z0 si y solamente si se satisfacen
las ecuaciones de Cauchy-Riemann en z0 :
∂u ∂v ∂v ∂u
(x0 , y0 ) = (x0 , y0 ) ; (x0 , y0 ) = − (x0 , y0 ).
∂x ∂y ∂x ∂y
D EMOSTRACI ÓN . Supongamos que f es derivable en z0 . Entonces, existe el lı́mite

′ u(x, y) + iv(x, y) − u(x0 , y0 ) + iv(x0 , y0 )
f (z0 ) = lı́m
(x,y)→(x0 ,y0 ) x + iy − (x0 + iy0 )

u(x, y) − u(x0 , y0 ) + i v(x, y) − v(x0 , y0 )
= lı́m
(x,y)→(x0 ,y0 ) x − x0 + i(y − y0 )
Este lı́mite de dos variables puede desarrollarse de dos maneras:
I) Si x → x0 , y = y0 , entonces

′ u(x, y0 ) − u(x0 , y0 ) + i v(x, y0 ) − v(x0 , y0 )
f (z0 ) = lı́m
x→x0 x − x0
∂u ∂v
= (x0 , y0 ) + i (x0 , y0 ).
∂x ∂x
II ) Considerando ahora x = x0 , y → t0 , obtenemos

′ u(x0 , y) − u(x0 , y0 ) + i v(x0 , y) − v(x0 , y0 )
f (z0 ) = lı́m
y→y0 i(y − y0 )

1 ∂u ∂v 
= (x0 , y0 ) + i (x0 , y0 )
i ∂y ∂y
∂v ∂u
= (x0 , y0 ) − i (x0 , y0 ).
∂y ∂y
Igualando las expresiones obtenidas (el lı́mite es único), obtenemos las ecuaciones de Cauchy-
Riemann.
Dejamos la prueba de la afirmación recı́proca para el lector.

E JERCICIO 6.3. Complete la prueba de la proposición 6.7 según la siguiente pauta: las funciones
u y v son derivables, de lo que podemos desarrollar u(x, y) alrededor de (x0 , y0 ) en primer orden por
definición, y luego v(x, y) del mismo modo. Las ecuaciones de Cauchy-Riemann permiten ensamblar
f (x + iy) = u(x, y) + iv(x, y) obteniendo
 ∂u ∂v 
f (x + iy) = f (x0 + iy0 ) + (x0 , y0 ) + i (x0 , y0 ) (z − z0 ) + δ(x, y),
∂x ∂x
donde
δ(x, y)
lı́m p = 0.
(x,y)→(x0 ,y0 ) (x − x0 )2 + (y − y0 )2

E JEMPLO 6.8. La función f : C → C, definida por f (z) = |z|2 , es derivable sólo en el punto z = 0.
En efecto, para esta función, las partes real e imaginaria u, v : R2 → R son
u(x, y) = x2 + y 2 , v(x, y) = 0.
Luego, las ecuaciones de Cauchy-Riemann (verificar) dan 2x = 0, 2y = 0, lo que nos deja el punto
z = 0.
Funciones holomorfas 25

3. Funciones holomorfas
D EFINICI ÓN 6.9 (Función holomorfa). Sea Ω un abierto no vacı́o de C. Decimos que una función
es holomorfa en Ω si f es derivable en todo punto de Ω. El conjunto de funciones holomorfas se denota
por
H(Ω) = {f : Ω → C : f es holomorfa en Ω}.
Si f ∈ H(C), decimos que f es una función entera.
O BSERVACI ÓN . Para todo Ω ⊂ C, H(Ω) ⊂ C(Ω).
P ROPOSICI ÓN 6.10. El conjunto de funciones holomorfas en Ω, H(Ω) es un anillo con respecto a
las operaciones de suma y producto de funciones. En particular, si f, g ∈ H(Ω), entonces f +g ∈ H(Ω),
f · g ∈ H(Ω).
E JERCICIO 6.4. Demuestre la proposicion 6.10.
Capı́tulo 7

Series de potencias

En adelante, dado z0 ∈ C y r > 0, escribimos, como antes,



D(z0 , r) = z ∈ C; |z − z0 | < r
el disco de centro en z0 y radio r > 0.
Las series de potencias nos proporcionan ejemplos no triviales de funciones holomorfas, después de
los polinomios.

1. Convergencia de las series de potencias


T EOREMA 7.1. Sea {an }n>0 ⊂ C, y R definida por la fórmula de Hadamard 1
(7.3) R−1 = lı́m sup |an |1/n .
n→∞
La serie de potencias X
an (z − z0 )n
n>0
converge absolutamente si |z − z0 | < R, y diverge si |z − z0 | > R. Además, la serie converge uniforme-
mente para todo disco cerrado |z − z0 | 6 r con r < R.
D EMOSTRACI ÓN . Apelamos al criterio de la raı́z enésima (teorema 3.19). Calculamos
p p
lı́m sup n |an (z − z0 )n | = |z − z0 | · lı́m sup n |an | = |z − z0 |R−1 .
n→∞ n→∞
P
Luego, si |z − z0 | < R, el anterior lı́mite es < 1, y la serie n>0 an (z − z0 )n converge absolutamente.
Si en cambio |z − z0 | > R, el mencionado lı́mite es > 1, y la serie diverge.
Si r < R y |z − z0 | 6 r
p
lı́m sup n |an (z − z0 )n | = |z − z0 |R−1 6 rR−1 < 1.
n→∞

Tomando q con rR−1 < q < 1 tenemos como en la prueba del teorema 3.19, que para n > n0

an (z − z0 )n 6 q n .
P
Por el criterio M de Weierstrass (teorema 5.34), la serie n>0 an (z − z0 )n converge absoluta y uni-
formemente en D(z0 , r). 

2. Holomorfı́a y continuidad
T EOREMA 7.2. Con las notaciones del teorema 7.1, la serie de potencias
X∞
f (z) = an (z − z0 )n
n=0
es continua para |z − z0 | < R; además es diferenciable y

X

f (z) = nan (z − z0 )n−1 , |z − z0 | < R
n=1

1Si obtenemos R−1 = 0, escribimos R = ∞ y interpretamos que a < ∞ para todo a ∈ R; si R−1 = ∞, escribimos
R=0
27
28 Series de potencias

δ
z0
R 0

R′

F IGURA 7.1. Ilustración de la prueba del teorema 7.2

D EMOSTRACI ÓN . La continuidad de f en cualquier disco D(z0 , r) con r < R está asegurada por
la proposición 5.33: se trata de la convergencia uniforme de polinomios (las sumas parciales de la serie)
en el compacto D(z0 , r). Como todo elemento de D(z0 , R) está en algún D(z0 , r) para algún r < R,
obtenemos la continuidad de f en D(z0 , R).
Ahora vamos a probar la diferenciabilidad. Suponemos, sin pérdida de generalidad, que z0 = 0. La
función f toma la forma

X
f (z) = an z n .
n=0

Definimos la serie

X
g(z) = nan z n−1 ;
n=1

el radio de convergencia de esta serie es


p √ p
lı́m sup n |nan | = lı́m sup n n n |an | = R−1 .
n→∞ n→∞

Sea z0 ∈ D(0, R), y δ > 0 tal que D(z0 , δ) ⊂ D(0, R′ ) con R′ < R. Dado z ∈ D(z0 , δ), calculemos,
para z 6= z0

X  zn − zn
f (z) − f (z0 ) 
(7.4) − g(z0 ) = an 0
− nz0n−1 ;
z − z0 z − z0
n=2

observe la desaparición del término para n = 1. Recordamos ahora que


n−1
X
n
z − z0n = (z − z0 ) z0k z n−1−k ,
k=0

expresión que al ser derivada respecto de z0 (con z fijo), nos da


n−1
X n−1
X
−nz0n−1 =− z0k z n−1−k + (z − z0 ) kz0k−1 z n−1−k .
k=0 k=1

Luego
n−1
z n − z0n X
− nz0n−1 = (z − z0 ) kz0k−1 z n−1−k .
z − z0
k=1
Holomorfı́a y continuidad 29

Introduciendo esta expresión en (7.4) obtendremos


f (z) − f (z ) X∞ n−1
X
0
k(R′ )k−1 (R′ )n−1−k

− g(z0 ) 6 |z − z0 | |an |
z − z0 n=2 k=1
∞ n−1 ∞
X X |z − z0 | X
6 |z − z0 | |an | k(R′ )n−2 6 |an |n(n − 1)(R′ )n−2 .
n=2
2 n=2
k=1
La serie al lado derecho converge pues
p
lı́m sup n |an n(n − 1)(R′ )n−2 | = R′ · R−1 < 1.
n→∞
Haciendo z − z0 , obtenemos
f (z) − f (z0 )
f ′ (z0 ) = lı́m = g(z0 ),
z→z0 z − z0
como se buscaba. 

X 1
E JEMPLO 7.3. La serie f (z) = z n es convergente y tiene suma f (z) = para |z| < 1
1−z
n=0
(R = 1 es su radio de convergencia).

X zn
E JEMPLO 7.4. La serie ϕ(z) = tiene radio de convergencia R = ∞. Aplicando el lema
n!
n=0
1
3.20, calculamos, para an = , n > 1
n!
an+1 1
lı́m = lı́m = 0,
n→∞ an n→∞ n + 1

de donde en la fórmula de Hadamard R−1 = 0. Esto muestra que R = ∞.


E JERCICIO 7.1. Desarrolle z 7→ (1 − z)−m , m > 1 en serie de potencias alrededor de z = 0.
2z+3
E JERCICIO 7.2. Desarrolle z 7→ z+1 en potencias de z − 1. ¿Cuál es el radio de convergencia de
la serie?
E JERCICIO 7.3. Encuentre el radio de convergencia de las series de potencias
X X zn X X 2  X n!
np z n , , n!z n , q n z n |q| < 1 , z .
n!
X X
E JERCICIO 7.4. Si an z n y bn z n poseen radios de convergencia R1 y R2 , entonces el radio
X
de convergencia de an bn z n es por lo menos R1 R2 .
P
E JERCICIO 7.5. SeaPS = cn z n una serie de potencias de radio de convergencia igual a 1.
∞ n
Suponemos que f (x) = 0 cn x admite un lı́mite l cuando x tiende hacia 1.
P
1. ¿Podemos afirmar que la serie cn es convergente?
2. ¿Qué podemos decir si los cn son > 0?
3. a) Muestre que para todo x < 1 y todo entero n, se tiene que
X n n
X 1
ck − f (x) 6 (1 − x) |kck | + sup |ck |.
1 − x k>n
k=0 k=0
P
b) Deducir que si lı́m ncn = 0, entonces la serie cn es convergente y tiene por suma l
n→∞
(teorema de Tauber).
E JERCICIO 7.6.
Sea (an ) una sucesión de números complejos que admiten un lı́mite l ∈ C.
30 Series de potencias


X an
1. ¿Cuál es el radio de convergencia de la serie de potencias zn?
n!
n=0

X an
2. Determine lı́m e−x xn .
x→+∞ n!
n=0

E JERCICIO 7.7. 1. Muestre que función f definida por


1
f (z) =
1 − z − z2
es holomorfa en una vecindad del 0.
2. Descomponiendo f en elementos simples (fracciones parciales), determine sus coeficientes de
Taylor an en 0.
3. Utilizando la identidad (1 − z − z 2 )f (z) = 1, muestre que la sucesión (an ) verifica la relación
de recurrencia lineal
an+2 = an+1 + an .
Deducir que los an son enteros positivos. Los an son llamados números de Fibonacci.

X an n
4. Determine lı́m x .
x→+∞ n!
n=0
Capı́tulo 8

La función exponencial

1. Definición y propiedades
Se define exp : C → C dada por la serie

X zn
exp(z) :=
n=0
n!
Se cumple: R = ∞, de donde exp ∈ H(C) (la exponencial es una función entera), ver el ejemplo
7.3.
Gran parte de las propiedades de la función exponencial provienen de la siguiente.
P ROPOSICI ÓN 8.1 (Fórmula de adición). Dados a, b ∈ C, se cumple
exp(a) · exp(b) = exp(a + b).
D EMOSTRACI ÓN . Calculamos
∞ ∞ k  
X (a + b)k X 1 X i k−i i
exp(a + b) = = a b
k! k! k
k=0 k=0 i=0
∞ X
k
X ak−i bi
= · ,
(k − i)! i!
k=0 i=0
pues, para 0 6 i 6 k,  
k k!
= .
i (k − i)!i!
Puesto que se cumplen las condiciones del teorema 3.23,
∞ ∞
X ak  X bk 
exp(a + b) = · = exp(a) · exp(b).
k! k!
k=0 k=0

Como consecuencia de la última proposición, y dado que exp(0) = 1, podemos probar que exp(mz) =
exp(z)m para todo m ∈ Z y z ∈ C. Esto nos sugiere usar una notación de potencia para la función:
e ≡ exp(1), ez = exp(z).
T EOREMA 8.2. Para la función exponencial se cumplen:
a) Para todo z ∈ C, ez 6= 0.
d z
b) La función exp es holomorfa en C y e = ez , para todo z ∈ C.
dz
c) La restricción de exp a la recta real x 7→ ex , para x ∈ R es monótona creciente, ex → ∞ cuando
x → ∞, ex → 0 cuando x → −∞.
d) x → ex es una suryección de R sobre el conjunto de números reales positivos (0, +∞).
e) Existe una constante π tal que eπi/2 = i y
z
ez = 1 si y sólo si ∈Z
2πi
En particular, la función exp es periódica de perı́odo 2πi. 
f) t 7→ eit es una suryección de R sobre la circunferencia unitaria z ∈ C : |z| = 1}.
31
32 La función exponencial

g) El rango de la función exponencial es C \ {0}.


D EMOSTRACI ÓN . a) Para todo z ∈ C

exp(z) · exp(−z) = exp z + (−z) = exp(0) = 1,
de donde exp(z) 6= 0.
b) En el cı́rculo de convergencia C, por el teorema 7.2


X k k−1
exp (z) = z = exp(z).
k!
k=1
c) Como exp(0) = 1 y exp(x) 6= 0, para todo x ∈ R, entonces exp(x) > 0 para todo x ∈ R por
continuidad. Del ı́tem anterior
exp′ (x) = exp(x) > 0,
de donde x 7→ ex es monótona creciente en R.
Además, para x > 0, exp(x) > 1 + x, de donde lı́m exp(x) = +∞; y como exp(x) =
x→∞
−1
exp(−x) , entonces lı́m exp(x) = 0.
x→−∞
d) Basta con utilizar el teorema del valor intermedio y el ı́tem anterior.
e) Observamos que para todo z ∈ C, por continuidad de la conjugación
∞ ∞
X zn X zn
exp(z) = = = exp(z).
n! n!
k=0 k=0

Tomando z = it, t ∈ R, tenemos exp(it) = exp(−it) y



exp(it) 2 = exp(it) · exp(it) = 1,

o simplemente exp(it) = 1 para todo t ∈ R.
Definimos las funciones sen, cos : R → R mediante
sen(t) = ℑeit , cos(t) = ℜeit ,
de modo que eit = cos(t) + i sen(t) 1. Derivando respecto de t (tomando lı́mite en cada componente,
proposición 6.2), tenemos
− sen(t) + i cos(t) = ieit = cos′ (t) + i sen′ (t),
de donde
cos′ (t) = − sen(t), sen′ (t) = cos(t).
Por otro lado
t2 t3 t4
exp(it) = 1 + it − −i − −·
2! 3! 4!
de donde
t2 t4 t6
cos(t) = 1 − + − +·
2! 4! 6!
y
t3 t5
sen(t) = t − + −·
3! 5!
Siendo cos(2) una serie alternada
22 24 1
cos(2) < 1 −
+ =− ,
2! 4! 3
y como cos(0) = 1 y cos es una función continua, existe un primer número t0 > 0 tal que cos(t0 ) =
0. Definimos π = 2t0 , de donde cos(π/2) = 0. Además
sen2 (π/2) = cos2 (π/2) + sen2 (π/2) = 1,
1esta fórmula es conocida como la fórmula de Euler
Sobre las funciones trigonométricas 33

de donde sen(π/2) = ±1. Como sen(0) = 0, sen′ (t) = cos(t) > 0 para t ∈]0, t0 [; concluimos que
sen(π/2) = 1 y por lo tanto
π
ei 2 = i.
Se sigue que eiπ = i2 = −1, ei2π = (−1)2 = 1 y para cada n ∈ Z, e2πin = 1. En particular
exp(z + 2πi) = exp(z) · exp(2πi) = exp(z)
Sea ahora z = x + iy, donde x, y ∈ R. Si ez = 1, entonces

ex = ex · eiy = |ez | = 1,
de donde x = 0, puesto que e0 = 1 y x 7→ ex , x ∈ R es inyectiva. Nos queda entonces resolver
eiy = 1.
y y
Sea m = ⌊ 2π ⌋; m ∈ Z y m 6 2π < m + 1. Definiendo y ′ = y − 2πm, tendremos 0 6 y ′ < 2π.

Luego eiy = 1. Supongamos ahora que 0 < y ′ < 2π, y sea
y′
ei 4 = u + iv, donde u, v ∈ R.
y′
Como 0 < 4 < π2 , entonces u > 0, v > 0, de donde

eiy = (u + iv)4 = u4 − 6u2 v 2 + v 4 + 4iuv(u2 − v 2 ).
y′
De eiy = 1, obtenemos uv(u2 − v 2 ) = 0 y luego u2 = v 2 . Pero u2 + v 2 = |ei 4 | = 1, lo que con lo

anterior, nos da u2 = v 2 = 21 . Por lo tanto eiy = −1, una evidente contradicción. Esto prueba que

y ′ = 0, y por lo tanto y = 2πm, con m ∈ Z.


f) Sea w ∈ C con |w| = 1. Escribimos w = u + iv con u, v ∈ R.
Suponemos que u > 0, v > 0. Como u 6 1, por definición de π existe 0 6 t 6 π2 tal que
cos(t) = u. Luego
sen2 (t) = 1 − u2 = v 2
y como sen(t) > 0 para 0 6 t 6 π2 , concluimos que sen(t) = v. Esto muestra que w = eit .
Si ahora suponemos que u > 0, v < 0, entonces u + iv = −i(−v + iu) y, por lo anterior,
π
−v + iu = eit para algún t ∈ R. De ahı́ u + iv = ei(t− 2 ) . Los casos u < 0, v < 0 y u < 0, v > 0
se dejan como ejercicio al lector.
g) Dado z 6= 0, escribimos z = |z|w, donde |w| = 1. De los ı́tems anteriores |w| = ex para algún
x ∈ R, y w = eiy para algún y ∈ R. Defininiendo q = x + iy, tendremos z = eq .


2. Sobre las funciones trigonométricas


La prueba del teorema 8.2 nos lleva la siguiente definición.
D EFINICI ÓN 8.3 (Seno, coseno). Definimos las funciones complejas seno y coseno sen, cos : C →
C por
eiz − e−iz eiz + e−iz
sen(z) = , cos(z) =
2i 2
Las funciones seno y coseno son funciones enteras con
sen′ (z) = cos(z), cos′ (z) = − sen(z)
para todo z ∈ C. Son funciones periódicas de periodo 2π, y satisfacen la relación
cos2 (z) + sen2 (z) = 1
para todo z ∈ C. Además, sen(z) = 0 si y sólo si z = πk, con k ∈ Z. Otras propiedades de estas
funciones complejas son similares a las de sus contrapartes reales.
√ 
E JERCICIO 8.1. Muestre que la función f :]0, +∞[→ R, definida por f (x) = cos x , se extiende
a una función entera. Determine su expansión en serie de potencias en el origen.
34 La función exponencial

3. Representación polar
z
D EFINICI ÓN 8.4. Dado un número z ∈ C∗ , el número A[z] = , que cumple A[z] = 1, es la
|z|
dirección unitaria de z.
Dado z ∈ C∗ , escribimos por lo anterior z = |z|w, donde |w| = 1. Por el teorema 8.2 (f), w = eiθ
para algún θ ∈ R. Por la propiedad (e) del mismo teorema, podemos reemplazar θ por θ + 2kπ para
cualquier k ∈ Z.
D EFINICI ÓN 8.5 (Representación polar). La representación de un número complejo como
z = reiθ ,
donde r > 0 es el módulo de z, y θ es el argumento de z, es llamada representación polar del número z.
Por la observación anterior, siempre podemos elegir θ ∈ [0, 2π[ en la representación de un número
complejo,

4. Logaritmo complejo
Si restringimos el valor del argumento, podemos definir una función logaritmo sin ambigüedad.
Consideramos z = |z|eiθ la representación polar de z 6= 0, con 0 6 θ < 2π. Entonces z = eln |z|+iθ .
Restringimos la función hallada a un conjunto abierta, con el objeto de estudiar su holomorfia más
adelante.
D EFINICI ÓN 8.6 (Rama principal del logaritmo). Definimos la rama principal del logaritmo como
la función log : C\] − ∞, 0] → C que asigna, a cada número complejo z ∈ C\] − ∞, 0], el número
log z = ln |z| + iθ,
donde ln es la función logaritmo real, y θ es el único número en ] − π, π[ tal que z = |z|eiθ . Denotamos
arg z = θ el argumento principal de z.
De la definición, se deducen rápidamente las siguientes propiedades:
I) para todo z ∈ C \ {0}, log(ez ) = z;
II ) para todo z ∈ C\] − ∞, 0], elog z = z;
III ) para todo z ∈ C\] − ∞, 0], arg z = ℑ log z;
IV ) la imagen de log es el abierto R×] − π, π[.
Capı́tulo 9

Integración sobre arcos

1. Arcos
D EFINICI ÓN 9.1 (Curva, arco). Una curva en C es una aplicación continua γ : [α, β] → C, donde
[α, β] es un intervalo compacto de R. El rango de la curva se denota por

γ ∗ = γ [α, β] .
Si γ(α) = γ(β) decimos que la curva es cerrada.
La curva γ : [α, β] → C se dice que es un arco si γ es continuamente diferenciable excepto quizás
en un número finito de puntos ti ∈ [α, β], donde existen las derivadas por la izquierda y la derecha.

E JEMPLO 9.2. Fijados z0 ∈ C, R > 0, el arco cerrado


γ : [0, 1] → C
t 7→ γ(t) = z0 + Re2πit

tiene como imagen γ ∗ = ∂D(z0 , R) = z ∈ C : |z − z0 | = R . En ocasiones, confundiremos al
conjunto con la curva, siendo la anterior su parametrización natural (en sentido antihorario, alrededor de
z0 ).
E JEMPLO 9.3. Sean z1 = x1 + iy1 , z2 = x2 + iy2 números complejos, con xi , yi ∈ R, i = 1, 2,
x1 < y1 , x2 < y2 . El arco γ : [0, 1] → C,


 x1 + 4t(x2 − x1 ) + y1 i, 0 6 t 6 14
 
 x2 + y1 + (4t − 1)(y2 − y1 ) i, 14 6 t 6 12
γ(t) =

 x1 + (4t − 2)(x1 − x2 ) + y1 i, 12 6 t 6 34

 
x1 + y2 + (4t − 3)(y1 − y2 ) i, 34 6 t 6 1
representa el borde del rectángulo [x1 , y1 ] × [x2 , y2 ], recorrido en sentido antihorario con respecto a su
centro. Esta es una curva poligonal.

2. Integral a lo largo de un arco



D EFINICI ÓN 9.4. Para una función g : [α, β] → C, g ∈ C [α, β] , definimos la integral
Z β Z β Z β
 
g(t)dt = ℜ g(t) dt + i ℑ g(t) dt,
α a a
donde las integrales del lado derecho son integrales de Riemann de funciones reales de variable real.
Si g es continua sobre [α, β], salvo en un número finito de puntos α = t0 < t1 < t2 < . . . < tn = β
que pueden o no incluir α y β, donde g posee lı́mites a izquierda y derecha, definimos
Z β Xn Z tk
g(t)dt = g(t)dt.
α k=1 tk−1

D EFINICI ÓN 9.5 (Integral a lo largo de un arco). Para un arco γ : [α, β] → C y f ∈ C(γ ∗ ),
definimos la integral de f a lo largo de γ mediante
Z Z β

f (z)dz = f γ(t) γ ′ (t)dt
γ α
35
36 Integración sobre arcos

Definimos ası́mismo Z Z β 
f (z)|dz| = f γ(t) |γ ′ (t)|dt.
γ α

La definición de integral a partir de la integral de Riemann en el caso real hace que se hereden
propiedades tales como la linealidad de la misma con respecto a la función f , fijada la curva γ; es un
simple ejercicio para el lector probar esta linealidad. Estamos ahora interesados en otras propiedades.
Primero llevamos al caso diferenciable la definición 5.17.
D EFINICI ÓN 9.6 (Reparametrización regular). Una reparametrización regular (o simplemente reparametrización)
de un arco α : [a, b] → C es un arco β : [c, d] → C de la forma β = α ◦ s, donde s : [c, d] → [a, b] es
una función continuamente derivable, tal que s′ (x) 6= 0 para todo x ∈ [c, d].
La reparametrización es positiva si s′ (x) > 0 para todo x ∈ [c, d], negativa si s′ (x) < 0 para todo
x ∈ [c, d].
P ROPOSICI ÓN 9.7. Se cumplen:
I ) Si α es un arco, f ∈ C(α∗ ) y β es una reparametrización positiva de α, entonces f ∈ C(β ∗ ) y
Z Z
f (z)dz = f (z)dz.
α β

II ) Si α es un arco y f ∈ C(α∗ ), entonces f ∈ C (−α)∗ y
Z Z
f (z)dz = − f (z)dz.
−α α

III )  f ∈
Si α y β son arcos, C(α∗ ) ∩ C(β ∗ ) y los arcos admiten una yuxtaposición α ∗ β, entonces
f ∈ C (α ∗ β)∗ y
Z Z Z
f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz.
α∗β α β

D EFINICI ÓN 9.8 (Longitud de arco). Para un arco γ : [α, β] → C, la longitud de arco de γ es
Z Z β

ℓ(γ) = |dz| = γ (t) dt.
γ α

La siguiente proposición, con toda su simplicidad, es la clave para muchas pruebas, y se utiliza con
tanta frecuencia que omitiremos referenciarla en lo que sigue.
P ROPOSICI ÓN 9.9. Dados un arco γ : [α, β] → C y f ∈ C(γ ∗ ),
Z Z

f (z)dz 6 |f (z)||dz|.
γ γ

En particular
Z

f (z)dz 6 máx∗ f (z) · ℓ(γ).
γ z∈γ
Z
D EMOSTRACI ÓN . Sea I = f (z)dz. Escribimos I = |I|eiϕ para algún ϕ ∈ R. Entonces, por
γ
propiedades de la integral de Riemann
Z β  
 
|I| = ℜ|I| = ℜ e−iϕ I = ℜ e−iϕ f γ(t) γ ′ (t) dt
α
Z β Z β Z β
−iϕ  ′  ′ ′
6 e f γ(t) γ (t) dt = f γ(t) γ (t) dt 6 M γ (t) dt = M · ℓ(γ),
α α α

donde M = máx∗ f (z) . 
z∈γ
Índice de un arco cerrado 37

3. Índice de un arco cerrado


Un primer ejemplo no trivial de una integral que nos acompañará a lo largo del texto es el ı́ndice
de un arco cerrado. El ı́ndice también se conoce como la función “número de vueltas”, aunque esto no
quedará completamente bien comprendido sino hasta haber probado el teorema 17.6.
D EFINICI ÓN 9.10 (Índice). Dado un arco cerrado γ y z ∈/ γ ∗ , definimos el ı́ndice del arco γ con
respecto a z mediante
Z
1 dξ
(9.5) indγ (z) = .
2πi γ ξ − z
Definimos el ı́ndice del arco γ como la función
indγ : C \ γ ∗ → C
dada por (9.5).
Si γ : [α, β] → C, (9.5) se escribe explı́citamente como
Z β
γ ′ (t)
indγ (z) = dt.
α γ(t) − z

E JERCICIO 9.1. Muestre que para toda curva γ en C, el conjunto abierto C \ γ ∗ posee una única
componente conexa no acotada. ¿Puede estar C \γ ∗ conformado por un número infinito de componentes
conexas?
T EOREMA 9.11. Para un arco γ en C, se cumplen las siguientes propiedades:
a) indγ ∈ H(C \ γ ∗ ).
b) indγ (C \ γ ∗ ) ⊂ Z.
c) En cada componente conexa de C \ γ ∗ , indγ toma un valor constante.
d) En la componente no acotada de C \ γ ∗ toma el valor 0.
D EMOSTRACI ÓN . a) Efectuamos
Z Z  
indγ (z) − indγ (z0 ) 1 dξ 1 1  1 1  1
− = − − dξ
z − z0 2πi γ (ξ − z0 )2 2πi γ z − z0 ξ − z ξ − z0 (ξ − z0 )2
Z
z − z0 dξ
= .
2πi γ (ξ − z0 )2 (ξ − z)
Sea d = d(z0 , γ ∗ ) > 0. Tomando z ∈ C \ γ ∗ tal que |z − z0 | < d/2, y ξ ∈ γ ∗ , tenemos
|ξ − z0 | > d y |ξ − z| > |ξ − z0 | − |z0 − z| > d/2,
y luego
indγ (z) − indγ (z0 ) 1 dξ |z − z0 | 2
− 2
6 · 3 ℓ(γ).
z − z0 2πi (ξ − z0 ) 2π d
Haciendo z → z0 , tenemos Z
1 dξ
ind′γ (z0 ) = .
2πi γ (ξ − z0 )2
Sea ϕ : [α, β] → C definida por
Z t 
γ ′ (t)
ϕ(t) exp dt .
α γ(t) − z0
Entonces 
ϕ(β) = exp 2πi · indγ (z0 ) .
Luego, indγ (z0 ) ∈ Z, si y sólo si ϕ(β) = 1.
Derivando logarı́tmicamente (justifique cuidadosamente)
ϕ′ (t) γ ′ (t)
=
ϕ(t) γ(t) − z0
38 Integración sobre arcos

para t ∈ [α, β], salvo en un número finito de puntos. Además, fuera de esos puntos
  
d ϕ(t) ϕ′ (t) γ(t) − z0 − γ ′ (t)ϕ(t)
= 2 = 0.
dt γ(t) − z0 γ(t) − z0
ϕ(t)
Por lo tanto, t 7→ es constante, de donde
γ(t) − z0
ϕ(α) ϕ(β)
= .
γ(α) − z0 γ(β) − z0
Siendo γ cerrada, tenemos γ(α) = γ(β) y por lo tanto ϕ(β) = ϕ(α) = 1.
Sea n = indγ (z0 ). Como indγ ∈ H(C \ γ∗) ⊂ C(C \ γ∗), podemos tomar r > 0 tal que
indγ D(z0 , r) ⊂ D(n, 1/2). Pero por el ı́tem anterior indγ D(z0 , r) ⊂ Z, entonces f D(z0 , r) ⊂
D(n, 1/2) ∩ Z = {n}. Por lo tanto, indγ (z) = n para todo z ∈ D(z0 , r). Esto muestra que indγ es
localmente constante.
Un argumento más directo nos da lo siguiente. Si C es la componente conexa de z0 en C \γ ∗ , siendo
indγ continua, indγ (C) es un conjunto conexo. Pero como indγ (C) ⊂ Z, forzosamente indγ (C) = {n}
para algún n ∈ Z.
Como γ ∗ es acotado (al ser compacto), podemos tomar R > 0 tal que γ ∗ ⊂ D(0, R). Luego, para
|z| > R + ℓ(γ) y ξ ∈ γ ∗ ,
|ξ − z| > |z| − |ξ| > |z| − R > ℓ(γ),
de donde Z dξ Z Z
indγ (z) = 1
1 |dξ| 1 |dξ| 1
6 6 = < 1.
2π γ ξ − z 2π γ |ξ − z| 2π γ ℓ(γ) 2π
Como indγ (z) ∈ Z, tenemos que indγ (z) = 0 para |z| > R + ℓ(γ). Por el ı́tem anterior, esto vale para
todo z en la componente conexa no acotada de C \ γ ∗ . 
E JEMPLO 9.12. Fijados k ∈ Z, z0 ∈ C y R > 0, consideramos el arco cerrado γ : [0, 1] → C
definido por
γ(t) = z0 + Re2πikt , t ∈ [0, 1].
Entonces 
k, |z − z0 | < R,
indγ (z) =
0, |z − z0 | > R.
De hecho, C \ γ ∗ está conformado de las componentes conexas indicadas arriba
{z ∈ C : |z − z0 | < R} y {z ∈ C : |z − z0 | > R}.
Para z con |z − z0 | > R, la componente conexa no acotada de C \ γ ∗ , tendremos indγ (z) = 0 por el
teorema anterior. Ahora bien,
Z 1 Z 1 Z 1
1 γ ′ (t) 1 Re2πikt 2πik 1
indγ (z0 ) = dt = dt = 2πik dt = k,
2πi 0 γ(t) − z0 2πi 0 (z0 + Re2πit ) − z0 2πi 0
por lo que indγ (z) = k en toda la componente conexa {z ∈ C : |z − z0 | < R} que contiene z0 .
Capı́tulo 10

Teorı́a local de Cauchy

Consideramos el siguiente análogo del teorema fundamental del cálculo en el plano.


T EOREMA 10.1 (Teorema local de Cauchy). Supongamos que F ∈ H(Ω) y F ′ ∈ C(Ω). Entonces
Z
F ′ (z)dz = 0
γ

para todo arco cerrado γ en Ω.



D EMOSTRACI ÓN . En efecto, si γ ′ ∈ C [α, β] , entonces podemos aplicar el teorema fundamental

del cálculo a las componentes real e imaginaria de G′ (t), donde G : [α, β] → C, G(t) = F γ(t) ,
obteniendo
Z Z β Z β
′ ′
 ′
F (z)dz = F γ(t) γ (t)dt = G′ (t)dt
γ α α
 
= G(β) − G(α) = F γ(β) − F γ(α) = 0.
Si γ ′ posee discontinuidades (que serán a lo más finitas), procedemos a dividir [α, β] y considerar el
procedimiento en cada subintervalo. 
E JEMPLO 10.2. Para toda curva cerrada γ en C y n entero > 0,
Z
z n dz = 0.
γ
1
En efecto, zn = F ′ (z) para F (z) = n+1 z
n+1 , F ∈ H(C). Lo mismo ocurre para n ∈ Z en general,
/ γ∗.
n 6= −1, si 0 ∈

1. Teorema de Cauchy, caso convexo

 un triángulo). Sea ∆ un triángulo contenido en Ω, abierto


T EOREMA 10.3 (Teorema de Cauchy para
en C y p ∈ Ω. Si f ∈ C(Ω) ∩ H Ω \ {p} , entonces
Z
f (z)dz = 0
∂∆

O BSERVACI ÓN . Podrı́amos haber reemplazado la condición en el teorema por la condición más
simple que f ∈ H(Ω). Sin embargo, necesitaremos de esta condición técnica en la prueba de la fórmula
de Cauchy, teorema 10.5.
D EMOSTRACI ÓN . Sean a, b y c los vértices del triángulo ∆; de ser necesario escribiremos ∆a,b,c
para explicitar la dependencia de los vértices.
a) Primer caso: p no pertenece a ∆. Este es el caso más representativo a desarrollar.
Sea ∆(0) = ∆, y supongamos que para algún k > 1, ∆(k−1) está definido. Dividimos este
triángulo por los puntos medios de sus lados, construyendo, como en la figura 10.1, cuatro triángulos
∆i , i = 1, 2, 3, 4 idénticos (salvo
S4 rotaciones y(k−1)
traslaciones), semejantes al primero que cumplen
a) ∆j ⊂ ∆ (k−1) , 1 6 j 6 4, j=1 ∆j = ∆ ;
b) ℓ(∂∆ (k−1) ) = 2 · ℓ(∂∆j ), 1 6 j 6 4;
c) diam(∆(k−1) ) = 2 · diam(∆j ), 1 6 j 6 4.
39
40 Teorı́a local de Cauchy

F IGURA 10.1. Subdivisiones en el caso (a) del teorema 10.3. Hemos separado los
triángulos que en realidad están juntos, para hacer visiblemente notorios los lados ady-
acentes de los triángulos de la descomposición, que se compensan al integrar

Además
Z 4 Z
X
f (z)dz = f (z)dz,
∂∆(k−1) j=1 ∆j

bien entendido que las integrales en los lados que aparecen dos veces en la figura, en sentidos op-
uestos, se anulan. Luego, existe 1 6 j0 6 4 tal que
Z Z


f (z)dz
6 4
f (z)dz ;

∂∆(k−1) ∂∆j0

definimos entonces ∆(k) = ∆j .


El procedimiento anterior nos lleva a construir una sucesión {∆(k) }k>0 de triángulos cerrados,
tales que
(10.6) ∆ = ∆(0) ⊃ ∆(1) ⊃ . . . ⊃ ∆(k−1) ⊃ ∆(k) ⊃ . . .
y para k > 1
a) ℓ(∂∆(k−1) ) = 2 · ℓ(∂∆(k) );
b) diam(∆ (k−1) ) = 2 · diam(∆(k) );
Z Z

c)
f (z)dz 6 4
f (z)dz .
∂∆ (k−1) (k)
∂∆
Por (10.6) y el hecho que diam(∆(k) ) = 2−k diam(∆) → 0 cuando k → ∞, tenemos por el teorema
4.17, que existe z0 ∈ ∆ tal que
\∞
∆(k) = {z0 }.
k=0
Sea ε > 0 cualquiera, y tomemos, por diferenciabilidad de f en z0 , δ > 0 tal que

f (z) − f (z0 ) − f ′ (z0 )(z − z0 ) < ε|z − z0 |

si |z − z0 | < δ. Tomamos además n > 0 tal que diam(∆(n) ) < δ/2; de este modo ∆(n) ⊂ D(z0 , δ).
Entonces, agregando términos nulos provenientes del teorema local de Cauchy (ejemplo 10.2, casos
n = 0, 1)
Z Z
n


f (z)dz 6 4
f (z)dz
∂∆ (n)
Z∂∆
n
 ′

64 f (z) − f (z0 ) − f (z0 )(z − z0 ) dz
∂∆(n)
Z
n
64 ·ε |z − z0 ||dz| 6 4n · ε diam(∆(n) )ℓ(∂∆(n) )
∂∆(n)
n −n
=4 ·ε·2 diam(∆) · 2−n ℓ(∂∆) 6 ε · ℓ(∂∆)2 .
Teorema de Cauchy, caso convexo 41

Haciendo ε → 0, obtenemos Z
f (z)dz = 0.
∂∆
Observe que no necesitamos realmente que p ∈ / ∆. Lo que ocurre es que no sabemos a qué punto cor-
responderá z0 , y lo que interesa es que z0 6= p, siendo p el único punto donde f no es necesariamente
derivable.
b) Segundo caso: p es uno de los vértices del triángulo. Suponemos p = a sin pérdida de generalidad.
Escogemos a′ ∈ [b, c], b′ ∈ [a, c] y escribimos
Z Z Z Z
f (z)dz = + + = 0.
∂∆ ∂∆c,b,a′ ∂∆c,a′ ,b′ ∂∆b′ ,a′ ,p

Las integrales sobre los triángulos que no contienen p son iguales a cero, por el caso (a). En el
triángulo restante, usamos
Z

f (z)dz 6 máx f (ξ) · ℓ(∂∆b′ ,a′ ,p ) 6 máx f (ξ) · ℓ(∂∆b′ ,a′ ,p ).
∂∆b′ ,a′ ,p ξ∈∂∆b′ ,a′ ,p ξ∈∂∆

Haciendo a′ → p y b′ → p, tendremos que ℓ(∂∆b′ ,a′ ,p ) → 0 y por lo tanto


Z
f (z)dz → 0.
∂∆b′ ,a′ ,p

c) Tercer caso: p no es uno de los vértices del triángulo, pero se encuentra sobre su frontera. Suponemos
en efecto que p ∈ [a, b].
Z Z Z
f (z)dz = + = 0,
∂∆ ∂∆c,b,p ∂∆p,a,c
siendo cada integral nula por el caso (b).
d) Cuarto caso: p es un punto interior del triángulo.
Z Z Z Z
f (z)dz = + + = 0,
∂∆ ∂∆c,b,p ∂∆b,a,p ∂∆a,c,p

siendo nuevamente cada integral nula por el caso (b).



T EOREMA 10.4 (Teorema de Cauchy para un abierto convexo Ω). Sea Ω un abierto convexo de

Z y f ∈ C(Ω) ∩ H Ω \ {p} , p ∈ Ω. Entonces existe F ∈ H(Ω) tal que f = F . En particular,
C
f (z)dz = 0 para todo arco cerrado γ en Ω.
γ

D EMOSTRACI ÓN . Fijamos un elemento a ∈ Ω y definimos F : Ω → C mediante


Z
F (z) = f (ξ)dξ.
[a,z]

Siendo Ω convexo, [a, z] ⊂ Ω, de modo que F está bien definida. Dados z0 , z ∈ Ω con z 6= z0 , nueva-
mente por convexidad, el triángulo de vértices a, z0 , z está contenido en Ω, de donde, por el teorema de
Cauchy para un triángulo (teorema 10.3)
Z
f (ξ)dξ = 0.
∂∆

Pero ahora escribimos el borde del triángulo como yuxtaposición ∂∆ = [a, z0 ] ∗ [z0 , z] ∗ (−[a, z]), de
donde la última ecuación se escribe como
Z
F (z0 ) + f (ξ)dξ − F (z) = 0,
[z0 ,z]
42 Teorı́a local de Cauchy

b b

a′

a c p = a b′ c

(a) (b)
b b

p
p

a c a c

(c) (d)

F IGURA 10.2. Situaciones del punto p en el teorema 10.3

de donde
Z
F (z) − F (z0 ) 1
− f (z0 ) = f (ξ)dξ − f (z0 )
z − z0 z − z0 [z0 ,z]
Z
1  
= f (ξ) − f (z0 ) dξ
z − z0 [z0 ,z]
Por lo tanto

F (z) − F (z0 ) 1 
− f (z )
0 6
máx f (ξ) − f (z0 ) ℓ [z, z0 ]
z − z0 |z − z0 | ξ∈[z0,z]

= máx f (ξ) − f (z0 )
ξ∈[z0 ,z]

Haciendo z → z0 , tenemos que [z0 , z] → z0 , y usando la continuidad de f en z0 , concluimos que


F ′ (z0 ) = f (z0 ). La última afirmación viene del teorema 10.1. 
2
E JERCICIO 10.1. Muestre que para todo a ∈ C, la función t 7→ e−(t+a) es integrable sobre R, y
Z ∞ Z ∞
−(t+a)2 2
e dt = e−t dt.
−∞ −∞

E JERCICIO 10.2. Integrando z 7→ e −z 2


sobre la frontera de los sectores {Reiθ ; 0 6 θ 6 π
4 },
R > 0, calcule las integrales de Fresnel
Z ∞ Z ∞
2
cos(x )dx, sin(x2 )dx.
0 0

E JERCICIO 10.3. Sea f ∈ H(Ω), y R un rectángulo contenido en Ω, salvo por un número finito de
puntos z1 , . . . zn interiores de R, en los cuales
lı́m (z − zk )f (z) = 0, 1 6 k 6 n.
z→zk
Representación local de una función holomorfa 43

Entonces Z
f (z)dz = 0.
∂R

2. Fórmula de Cauchy, caso convexo


T EOREMA 10.5 (Fórmula de Cauchy para un abierto convexo). Sea Ω convexo abierto en C, γ un
arco cerrado en Ω y f ∈ H(Ω). Si z ∈ Ω \ γ ∗ , entonces
Z
1 f (ξ)
f (z) · indγ (z) = dξ
2πi γ ξ − z
D EMOSTRACI ÓN . Consideramos la función g : Ω → C definida por

 f (w) − f (z)
, w 6= z,
g(w) = w−z
 ′
f (z), w = z.

Aplicamos el teorema 10.4 a la función g, pues g ∈ H Ω \ {z} ∩ C(Ω). 

3. Representación local de una función holomorfa


T EOREMA 10.6. Sea Ω abierto en C, y f ∈ H(Ω). Entonces f se puede representar localmente por
una serie de potencias, de la siguiente manera: si z0 ∈ Ω y para algún r > 0, D(z0 , r) ⊂ Ω,

X
(10.7) f (z) = cn (z − z0 )n , para todo z ∈ D(a; r),
n=0
donde los coeficientes cn están dados por
Z
1 f (ξ)
cn = dξ, n > 0.
2πi ∂D(z0 ,r) (ξ − z0 )n+1
D EMOSTRACI ÓN . Parametrizamos ∂D(z0 , r) en sentido antihorario. Por la fórmula de Cauchy
(teorema 10.5), para z ∈ D(z0 , r)
Z
1 f (ξ)
f (z) = dξ.
2πi ∂D(z0 ,r) ξ − z
Para z ∈ D(z0 , r) y ξ ∈ γ
1 1 1 1
= = · ;
ξ−z ξ − z0 − (z − z0 ) ξ − z0 1 − z−z
ξ−z0
0

|z−z0 | |z−z0 |
y como |ξ−z0 | 6 r < 1, la serie
∞  ∞
1 1 X z − z0 k X (z − z0 )k
= · =
ξ−z ξ − z0 ξ − z0 (ξ − z0 )k+1
k=0 k=0

converge uniformemente para |ξ − z0 | = r, de donde


∞  Z 
X 1 f (ξ)
f (z) = (z − z0 )k
2πi ∂D(z0 ,r) (ξ − z0 )k+1
k=0

para z ∈ D(z0 , r ′ ).
Por el teorema 7.1, la serie de f (z) converge absoluta y uniformemente para |z − z0 | 6 r ′ < r. 
O BSERVACIONES . Si R el radio de convergencia de la serie dada por (10.7) y D(z0 , r) ⊂ Ω,
entonces R > r. En particular,
1. Si Ω = C (la función es entera), R = ∞. Este es el caso de la función exp;
44 Teorı́a local de Cauchy

2. Si Ω 6= C, entonces R = d(z0 , C \ Ω) es la distancia de z0 al complemento de Ω. Por ejemplo,


1
en el caso de la función z 7→ 1−z , que tiene expansión en el origen

1 X
= zn ,
1−z
k=0

esto nos dice que el radio de convergencia de la serie a la derecha es igual a R = 1.


E JERCICIO 10.4. Una función u : A → R, A ⊂ R2 es armónica si ∆u = 0, donde
∂2u ∂2u
∆u = + 2
∂x2 ∂y
está bien definido. Verifique que si f : Ω → C es holomorfa sobre Ω, entonces sus partes real e
imaginaria u y v son funciones armónicas sobre Ω∗ .

4. Derivando la fórmula de Cauchy


L EMA 10.7. Sea γ un arco en el abierto Ω, f ∈ C(γ ∗ ) y k un entero > 1. Si definimos Hk :
C \ γ ∗ → C mediante
Z
f (ξ)
(10.8) Hk (z) = dξ,
γ (ξ − z)k
entonces, para k > 1 y z ∈ C \ γ ∗
(10.9) Hk′ (z) = k · Hk+1 (z).
En pocas palabras, la derivación con respecto a z puede realizarse bajo el sı́mbolo integral.
D EMOSTRACI ÓN . La prueba de este teorema guarda gran similitud con la de la parte (a) del teorema
9.11. Realizaremos esta prueba por inducción sobre k, con la siguiente hipótesis inductiva: para un cierto
k > 1, la fórmula (10.9) vale para una función Hk definida por (10.8) a partir de cualquier f ∈ C(γ ∗ ),
siendo γ ∗ fijo.
Sea k = 1. Escribimos, para z0 , z ∈/ γ ∗ , z 6= z0
Z  
H1 (z) − H1 (z0 ) 1  1 1  1
− H2 (z0 ) = − − f (ξ)dξ
z − z0 γ z − z0 ξ − z ξ − z0 (ξ − z0 )2
Z
f (ξ)dξ
= (z − z0 ) 2
.
γ (ξ − z0 ) (ξ − z)

Sea d = d(z0 , γ ∗ ) > 0. Tomando z ∈ C \ γ ∗ tal que |z − z0 | < d/2, y ξ ∈ γ ∗ , tendremos


|ξ − z0 | > d y |ξ − z| > |ξ − z0 | − |z0 − z| > d/2,
y luego

H1 (z) − H1 (z0 ) 2
− H2 (z0 ) 6 |z − z0 | · 3 máx∗ f (ξ) ℓ(γ).
z − z0 d ξ∈γ
Haciendo z → z0 , obtenemos H1′ (z0 ) = H2 (z0 ).
Supongamos el resultado válido para un cierto k − 1. Esto vale entonces tanto para Hk−1 como para
la función Gk−1 , donde Gk : C \ γ ∗ → C se define por
Z
f (ξ)
Gk (z) = k
dξ,
γ (ξ − z) (ξ − z0 )

y es una función del mismo tipo que Hk , obtenida cambiando f por ξ 7→ f (ξ)/(ξ −z0 ), función también
continua en γ ∗ . Notamos que Gk (z0 ) = Hk+1 (z0 ).
Derivando la fórmula de Cauchy 45

Calculamos
Z  
1 1 1
Hk (z) − Gk−1 (z) = k−1 ξ − z
− f (ξ)dξ
γ (ξ − z) ξ − z0
Z
f (ξ)
= (z − z0 ) k
dξ = (z − z0 )Gk (z).
γ (ξ − z) (ξ − z0 )
Tomando como antes z ∈ C \ γ ∗ tal que |z − z0 | < d/2, tendremos
k
Gk (z) 6 2 máx f (ξ) ℓ(γ).

d k+1 ξ∈γ ∗

Siendo Gk (z) acotada en una vecindad de z0 , haciendo z → z0 en la identidad arriba,


lı́m Hk (z) = lı́m Gk−1 (z) = Gk−1 (z0 ) = Hk (z0 ),
z→z0 z→z0
dado que por hipótesis inductiva, Gk−1 es continua en z0 . Esto muestra que Hk es continua en z0 ; lo
mismo valdrá entonces para Gk en z0 .
Por último, escribimos
Hk (z) − Hk (z0 ) = (z − z0 )Gk (z) + Gk−1 (z) − Gk−1 (z0 )
o
Hk (z) − Hk (z0 ) Gk−1 (z) − Gk−1 (z0 )
= Gk (z) + ;
z − z0 z − z0
haciendo z → z0 , por la continuidad de Gk y hipótesis inductiva (10.9) aplicada a Gk−1 en z0 , tenemos
Hk′ (z0 ) = Gk (z0 ) + (k − 1) · G′k−1 (z0 ) = Gk (z0 ) + (k − 1) · Gk (z0 )
= k · Gk (z0 ) = k · Hk+1 (z0 ).
Esto prueba la hipótesis inductiva para k y nos permite concluir. 
T EOREMA 10.8. Con las condiciones de la fórmula integral de Cauchy (teorema 10.5)
Z
(k) k! f (ξ)
f (p) · indγ (p) = dξ
2πi γ (ξ − p)k+1
para todo k > 0.
D EMOSTRACI ÓN . Derivamos sucesivamente la fórmula de Cauchy a ambos lados usando el lema
anteriores y el hecho que ind′γ (z) = 0 para todo z ∈ Ω \ γ ∗ . 
C OROLARIO 10.9. Si Ω ⊂ C es abierto y conexo, f ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω y f (k)(z0 ) = 0, para todo
k > 0, entonces f (z) = 0, para todo z ∈ Ω.
D EMOSTRACI ÓN . Sea

A = z ∈ Ω : f (k) (z) = 0 para todo k > 0 .
El conjunto A es cerrado en Ω, al ser intersección de los conjuntos Ak = {z ∈ Ω : f (k) (z) = 0}, k > 0,
los que son a su vez cerrados en Ω por la continuidad de cada función f (k) , k > 0.
Veamos que A es abierto. Dado z0 ∈ A, escogemos r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂ Ω y

X
f (z) = cn (z − z0 )n
n=0
para todo z ∈ D(z0 , r), del teorema 10.6. Vemos entonces (procediendo a evaluar en z0 , luego derivando
f (n)
y evaluando las derivadas sucesivamente) que cn = para todo n > 0, de donde, siendo z0 ∈ A,
n!
obtenemos cn = 0 para todo n > 0. Por lo tanto f (z) = 0 para todo z ∈ D(z0 , r). Pero esto basta para
probar que cada z ∈ D(z0 , r) está en A, haciendo el desarrollo local de f en cada uno de estos puntos.
Por lo tanto D(z0 , r) ⊂ A.
Ahora Ω es unión de sus abiertos relativos disjuntos A y Ω \ A. Como Ω es conexo y A 6= ∅ por
hipótesis del corolario, entonces Ω = A; en particular f (z) = 0 para todo z ∈ Ω. 
46 Teorı́a local de Cauchy

C OROLARIO 10.10. Si Ω ⊂ C es abierto y conexo, f, g ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω y f (k) (z0 ) = g(k) (z0 ),


para todo k > 0, entonces f (z) = g(z), para todo en z ∈ Ω.
E JERCICIO 10.5. Pruebe el corolario 10.10.
E JERCICIO 10.6. Sea ϕ(z, t) una función continua de dos variables cuando z ∈ Ω, Ω ⊂ C abierto
y conexo, y α 6 t 6 β. Supongamos además que ϕ(z, t) es analı́tica como función de z ∈ Ω para cada
t fijo. Entonces
Z β
F (z) = ϕ(z, t)dt
α
es analı́tica en z y
Z β
′ ∂ϕ(z, t)
F (z) = dt.
α ∂z
Para esto, represente ϕ(z, t) como integral de Cauchy
Z
1 ϕ(ζ, t)
ϕ(z, t) = dζ
2πi C ζ − z
y complete los detalles necesarios para obtener
Z  Z β  dζ
1
F (z) = ϕ(ζ, t)dt .
C 2πi α ζ−z
Luego apele al lema 10.7.
E JERCICIO 10.7. Sea u una función holomorfa en C∗ = C \ {0}. Demuestre que existe una función
entera f tal que para todo r > 0, se tiene que
Z
u(ζ)
f (z) = dζ
∂D(0,r) − z
ζ
en el disco D(0, r).
Capı́tulo 11

Estructura de ceros de una función holomorfa

1. Estructura de ceros
Ahora queremos estudiar el comportamiento de una función analı́tica en la vecindad de un cero.
T EOREMA 11.1. Sea Ω una región (abierto y conexo), f ∈ H(Ω) y
Z(f ) = {a ∈ Ω : f (a) = 0}
Entonces Z(f ) = Ω o Z(f ) no tiene punto de acumulación en Ω.
En este último caso, para cada z0 ∈ Z(f ), existe un entero m = m(z0 ) > 1 tal que
(11.10) f (z) = (z − z0 )m g(z), para todo z ∈ Ω
donde g ∈ H(Ω) y g(z0 ) 6= 0. Además Z(f ) es contable.
D EFINICI ÓN 11.2. Dada f ∈ H(Ω) no idénticamente nula y z0 ∈ Z(f ), el único número entero
m = m(z0 ) > 1 tal que se cumple (11.10) con las condiciones dadas sobre g en el teorema, es llamado
multiplicidad de z0 como cero de f .
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . Por el corolario 10.9, si existe z0 ∈ Ω tal que, siendo r > 0 tal
que D(z0 , r) ⊂ Ω y la expansión en serie de potencias de f en z0

X f (n) (z0 )
(11.11) f (z) = cn (z − z0 )n , con cn = para n > 0,
n=0
n!

se cumple que cn = 0 para todo n > 0, entonces f es idénticamente nula. En este caso Z(f ) = ∅.
Supongamos entonces, por el contrario, que para todo a ∈ Ω, en la expansión (11.11), no todos los
cn , n > 0 son 0. Sea z0 ∈ Z(f ); tenemos f (z0 ) = c0 = 0. Entonces, existe un menor ı́ndice m > 1 tal
que cm 6= 0. Esto implica la factorización

X
m
(11.12) f (z) = (z − z0 ) cn+m (z − z0 )n , z ∈ D(z0 , r).
n=m

Por lo tanto, f (z) = (z − z0 )m g(z), donde g : Ω → C



(z − z0 )−m , z 6= z0 ,
g(z) =
cma , z = z0 .

X

Evidentemente g ∈ H Ω \ {z0 } , pero además, por (11.12) g(z) = cn+m (z − z0 )n para z ∈
n=m
D(z0 , r). Por lo tanto g es derivable en z0 , g ∈ H(Ω), y g(a) = cm 6= 0.
Siendo además g continua en z0 con g(z0 ) 6= 0, podemos escoger r ′ > 0 tal que g(z) 6= 0 para
z ∈ D(z0 , r). Esto implica que Z(f ) ∩ D(z0 , r ′ ) = {z0 }, y por lo tanto todo z0 ∈ Z(f ) es un punto
aislado de Z(f ).
Finalmente, para probar que Z(f ) es a lo más numerable, consideremos una familia de subconjuntos
compactos {Kn }n>1 de Ω con las propiedades del lema 4.24. Para cada n > 1, Z(f ) ∩ Kn es también
[
compacto, y no teniendo punto de acumulación en Ω, finito; la unión de estos conjuntos es Ω = (Ω ∩
n>1
Kn ), una unión numerable de conjuntos finitos. 
47
48 Estructura de ceros de una función holomorfa

E JERCICIO 11.1. Pruebe que si f ∈ H(Ω), a ∈ Ω, entonces f posee un cero de multiplicidad m en


z0 si y sólo si
f (z0 ) = f ′ (z0 ) = f ′′ (z0 ) = · · · = f (m−1) (z0 ) = 0 y f (m) (z0 ) 6= 0.
C OROLARIO 11.3. Sean f, g ∈ H(Ω), Ω región y f (z) = g(z) para todo z ∈ D, donde D ⊂ Ω
posee un punto de acumulación Ω. Entonces f = g.
E JERCICIO 11.2. Demuestre el corolario 11.3.
E JEMPLO 11.4. La condición de que en el teorema anterior, el punto de acumulación de Z(f )
esté en Ω no puede confundirse. Consideramos f : U → C, donde U = {z ∈ C : ℑz > 0}, dada por
π 
f (z) = sin .
z
Entonces es fácil verificar que Z(f ) = {1/k, k entero > 1}. Este conjunto tiene punto de acumulación
0∈/ U, lo que no se contradice con el hecho que f no es idénticamente nula.
E JERCICIO 11.3. Sea f ∈ H(Ω), Ω abierto y conexo tal que Ω ∩ R 6= ∅. Si f es real sobre la recta
real (esto es f (x) ∈ R para x ∈ R), entonces, para todo z ∈ Ω tal que z ∈ Ω, se tiene que
f (z) = f (z).
Para esto
1. Sea Ω0 = {z | z ∈ Ω}. Verifique que f ∈ H(Ω0 ), donde f (z) = f (z).
2. Verifique ahora que f |A = fA donde A = Ω ∩ R ⊂ Ω ∩ Ω0 es un conjunto con punto de
acumulación. Concluya.
Capı́tulo 12

Consecuencias del teorema de Cauchy

1. El teorema de Liouville para funciones enteras


T EOREMA 12.1 (Liouville). Si f ∈ H(C) (entera) y f es acotada, entonces f es constante.

D EMOSTRACI ÓN . Supongamos que existe M > 0 tal que f (ζ) 6 M para todo ζ ∈ C. Escribimos
por el teorema 10.6 (aquı́ z0 = 0)
X∞
f (z) = cn z n ,
n=0
para todo z ∈ C (el radio de convergencia de la serie es ∞), donde
Z
1 f (ζ)
cn = dζ,
2πi ∂D(0,r) ζ n+1
para todo n > 0, y cn independiente de r > 0. Entonces, para n > 1
Z
1 M 1 M  1 M M
|cn | 6 n+1
|dζ| = · n+1 ℓ ∂D(0, r) = · n+1 2πr = n ,
2π ∂D(0,r) |ζ| 2π r 2π r r
independientemente de r > 0. Haciendo r → ∞, obtenemos cn = 0 para todo n > 1. Por lo tanto,
f (z) = c0 para todo z ∈ C, por lo que f es constante. 
E JERCICIO 12.1. Sea f ∈ H(C) tal que lı́m f (z) = 0. Entonces, f (z) = 0 para todo z ∈ C.
|z|→∞

E JERCICIO 12.2. Sea f una función entera. Supongamos que existen A, B ∈ R, k ∈ N tales que
|f (z)| < A + B|z|k
para todo z ∈ C. Pruebe que f es un polinomio.
E JERCICIO 12.3. Sea f una función entera tal que ℜf (z) es acotada en C. Demuestre que f es
constante.

2. El teorema fundamental del álgebra


n
X
T EOREMA 12.2 (Teorema fundamental del álgebra). Si P (z) = ar z r , n > 1, an 6= 0, entonces
r=0
existe z0 ∈ C tal que P (z0 ) = 0.

P (z)
D EMOSTRACI ÓN . Como lı́m = |an | =
6 0, entonces existe R > 0 tal que |P (z)| >
|z|→∞ |z|n
|an |
2 |z|
n > |a2n | Rn para |z| > R.
Supongamos, por reducción al absurdo, que Z(P ) = ∅. Siendo
ası́, la función f = P1 cumple que
f ∈ H(C). Como f es continua, existe N > 0 tal que f (z) 6 N para |z| 6 R. Luego, para todo
z∈C n o
f (z) 6 máx N, 2

.
|an |Rn
Por el teorema de Liouville, f debe ser constante, de donde P también lo debe ser. Esta clara contradic-
ción implica que Z(P ) 6= ∅. 
49
50 Consecuencias del teorema de Cauchy

3. El principio del módulo máximo


T EOREMA 12.3 (Principio del módulo máximo). Sea Ω un abierto convexo, f ∈ H(Ω), γ un arco
cerrado en Ω y p ∈ Ω \ γ ∗ . Si indγ (p) 6= 0, entonces se cumple que

|f (p)| 6 máx f (z)
z∈γ ∗

y si se cumple f (p) = máx∗ f (z) , entonces f es constante sobre Ω.
z∈γ

D EMOSTRACI ÓN . Sólo probaremos la desigualdad. Dado n > 1 entero, fijo pero arbitrario, la
fórmula de Cauchy (teorema 10.5) aplicada a f n nos da
Z n
n 1 f (ξ)
f (p) · indγ (p) = dξ.
2πi γ (ξ − p)

Escribiendo d = d(p, γ ∗ ) > 0 y M = máx∗ f (z) ,
z∈γ
n
f (p) n · indγ (p) 6 1 M ℓ(γ);

2π d
tomando raı́z n-ésima en la última desigualdad y haciendo n → ∞, obtenemos la desigualdad esperada.

E JERCICIO 12.4. Complete la prueba del principio del módulo máximo.
E JERCICIO 12.5.
Suponemos que Ω es una región no acotada. Sea f : Ω → C continua sobre Ω, holomorfa en Ω, y tal
que
lı́m f (z) = 0.
|z|→∞
Muestre que f es acotada y que
sup |f | = sup |f |.
Ω ∂Ω

E JERCICIO 12.6. Determine todas las funciones enteras f verificando



lı́m f (z) = +∞.
|z|→∞

E JERCICIO 12.7. Denotamos por U el semiplano σ > 0. Sea f : U → C continua sobre U


y holomorfa en U . Suponemos que f es acotada sobre ∂U , y además, que existen α ∈ [0, 1[ y una
constante C tales que

f (z) 6 Ce|z|α
para todo z ∈ Ω.
β
1. Sea β tal que α < β < 1. Para ε > 0, definimos fε : U → C por fε (z) = e−ε(z+1) f (z).
Justificando la definición de fε , y muestre que lı́m|z|→∞ fε (z) = 0.
2. Utilizando el ı́tem y el ejercicio anterior, mueste que f es acotada sobre Ω, y que
sup |f | = sup |f |
Ω ∂Ω

(principio de Phragmén-Lindelöf).
E JERCICIO 12.8. Sea Ω ⊃ D = D(0, 1). ¿Existe una función f ∈ H(Ω), sin ceros en D, tal que

f (z) > 1 si |z| = 1

y f (0) = 12 ? Justifique.

E JERCICIO 12.9. Supongamos que h(z) es entera, h(0) = 3 + 4i, y h(z) 6 5 si |z| < 1. ¿Cuánto
vale h′ (0)? Justifique.
Logaritmo y raı́ces holomorfas en un dominio convexo 51

4. Logaritmo y raı́ces holomorfas en un dominio convexo


T EOREMA 12.4 (Logaritmo holomorfo). Sea Ω abierto convexo, f ∈ H(Ω), Z(f ) = ∅. Entonces
existe g ∈ H(Ω) tal que
f = exp(g).

D EMOSTRACI ÓN . En efecto, por las condiciones del teorema, tenemos que ff ∈ H(Ω). Luego, por
f′
el teorema 10.4, existe F ∈ H(Ω) tal que F ′ = en Ω. Pero entonces
f
′
f · exp(−F ) = f ′ · exp(F ) − f · exp(F )F ′ = exp(F )(f ′ − f · F ′ ) = 0,
de donde f · exp(−F ) es una función constante, digamos f · exp(−F ) = c, y claramente c 6= 0.
Escribiendo c = exp(λ) para algún λ ∈ C, tendremos que f = exp(F + λ) en Ω. 
T EOREMA 12.5 (Raı́z p-ésima). Sea Ω abierto convexo, f ∈ H(Ω), Z(f ) = ∅. Entonces, para todo
n ∈ N, existe gn ∈ H(Ω) tal que
(gn )n = f.
D EMOSTRACI ÓN . Sea g ∈ H(Ω) la función del teorema anterior, exp(g) = f . Para n ∈ N, la
función gn : C → C definida por gn (z) = exp(g(z)/n), satisface (gn )n = f en Ω. 
Capı́tulo 13

El teorema de la aplicación abierta

Vamos a mostrar que en el caso complejo

1. Preliminares
E JEMPLO 13.1. Si f : R → R, f (x) = x2 , entonces f (R) = [0, +∞[. Esto muestra que una
función derivable f , definida sobre R, no necesariamente lleva abiertos en abiertos.
L EMA 13.2. Sea f ∈ H(Ω), Ω abierto en C y sea g : Ω × Ω → C definida por

 f (z) − f (w)
, z 6= w,
(13.13) g(z, w) = z−w
 ′
f (z), z = w.
Entonces, g ∈ C(Ω × Ω).
D EMOSTRACI ÓN . Evidentemente, g es continua en cualquier punto (z, w) ∈ Ω × Ω con z 6= w.
Veamos la continuidad de g en un punto (z0 , z0 ) ∈ Ω × Ω.
Como f ∈ H(Ω), entonces ′
′ f ∈ H(Ω) ⊂
C(Ω). Fijado ε > 0, tomamos r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂
Ω y para cada ξ ∈ D(z0 , r), f (ξ) − f ′ (z0 ) < ε. Sea (z, w) ∈ D(z0 , r) × D(z0 , r) ⊂ Ω × Ω. Como

D(a, r) es convexo, para cada t ∈ [0, 1], ζ(t) = (1 − t)z + tw ∈ D(a, r). Entonces
Z 1 Z 1
 1  1 
f ′ ζ(t) dt = f ′ ζ(t) ζ ′ (t)dt = f (w) − f (z) .
0 w−z 0 w−z
Luego, si w 6= z
Z 1 
f (w) − f (z) ′

g(w, z) − g(z0 , z0 ) = − f (z0 ) = f ′ ζ(t) − f ′ (z0 ) dt
w−z 0
de donde Z 1


f ζ(t) − f ′ (z0 ) dt < ε.
g(w, z) − g(z0 , z0 ) 6
0
Si en cambio w = z, Z 1 
f ′ ζ(t) dt = f ′ (z) = g(z, z)
0
y también
Z 1
′  ′
g(z, z) − g(z0 , z0 ) 6 f ζ(t) − f (z0 dt < ε.
)
0
Esto prueba el resultado deseado. 
L EMA 13.3. Sea f ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω, r > 0, tal que D(z0 , r) ⊂ Ω. Si f no tiene ceros en el disco
D(z0 , r), entonces, para cada z ∈ D(z0 , r)

f (z) > mı́n f (ξ) .
ξ∈∂D(z0 ,r)

D EMOSTRACI
 ÓN . Basta aplicar el principio del módulo máximo, teorema 12.3 a la función 1/f ∈
H D(z0 , r) , y observar que
1 1
máx f (ξ) =

f (ξ) .

ξ∈∂D(z0 ,r) mı́n
ξ∈∂D(z0 ,r)

53
54 El teorema de la aplicación abierta

2. El caso inyectivo
T EOREMA 13.4. Sea f ∈ H(Ω), z0 ∈ Ω y f ′ (z0 ) 6= 0. Entonces Ω contiene un entorno V de z0 tal
que:
1) f es inyectiva en V ;
2) W = f (V ) es abierto; y 
3) si ψ : W → V con ψ f (z) = z, entonces ψ ∈ H(W ). Luego, f |V : V → W tiene inversa
holomorfa.

D EMOSTRACI ÓN . La función g : Ω × Ω → C definida por (13.13) es continua por el lema 13.2.
Fijando
z0 ∈ Ω, tenemos
por continuidad de g en (z0 , z0 ), que para cada ε > 0, existe δ > 0 tal que, si
(z1 , z2 ) − (z0 , z0 ) < δ, entonces
f (z ) − f (z )
1 2
− f ′ (z0 ) < ε.


z1 − z2

f (z0 )
En particular, para ε = , existe un entorno abierto V de z0 tal que si z1 , z2 ∈ V con z1 6= z2 ,
2
entonces

f (z0 ) f (z1 ) − f (z2 )
6 ,
2 z1 − z2
o
f (z1 ) − f (z2 ) > 1 f ′ (z0 ) |z1 − z2 |.

2
Esto en particular implica (1)
Sea a ∈ V y r > 0 tal que D(a, r) ⊂ V ⊂ Ω; por lo anterior, para todo θ ∈ [−π, π]

f (a + reiθ ) − f (a) > 1 f ′ (z0 ) r = 2c > 0.



2

Sea λ ∈ D f (a), c), esto es f (a) − λ < c, entonces para todo θ ∈ [−π, π]

λ − f (a + reiθ ) > f (a) − f (a + reiθ ) − f (a) − λ| > 2c − c = c

Luego

mı́n λ − f (a + reiθ ) > c > f (a) − λ .
θ∈[−π,π]

Por el lema 13.3, λ − f debe poseer un cero en D(a, r), luego existe z ∈ D(a, r) tal que λ = f (z) ∈
f D(a, r) ⊂ f (V ). Luego D f (a), c ⊂ f (V ), lo que muestra (2).
Fijemos ahora w0 ∈ W , y probemos que existe ψ ′ (w0 ). Como w0 ∈ W = f (V ), existe un único
z0 ∈ V tal que w0 = f (z0 ). Si w ∈ W y ψ(w) = z ∈ V , tenemos que
ψ(w) − ψ(w0 ) z − z0 1
= = f (z)−f (z0 )
.
w − w0 f (z) − f (z0 )
z−z0

Haciendo z → z0 , obtenemos por continuidad w → w0 ; además z 6= z0 implica w 6= w0 . Esto nos da


1
ψ ′ (w0 ) = ,
f ′ (z0 )
lo que muestra que ψ ∈ H(W ), esto es (3). 
Caso general 55

Ω C

V f W

z0
f (z0 )

F IGURA 13.1. Ilustración de los conjuntos en el teorema 13.4

3. Caso general
D EFINICI ÓN 13.5. Para un entero m > 1, definimos la potencia m-ésima πm : C → C mediante
πm (z) = z m .
Sabemos que si w 6= 0, entonces w = πm (z) para m valores distintos de z. Explı́citamente, si
2πk
w = reiθ en forma polar (r > 0, θ ∈ R), entonces z = r 1/m ei(θ+ m ) , para k = 0, 1, . . . , m − 1.
L EMA 13.6. Para todo m > 1, la aplicación πm es abierta.
D EMOSTRACI ÓN . Si V es abierto y 0 ∈
/ V , entonces πm (V ) es abierto por el teorema 13.4.
Si 0 ∈ V , escogemos r > 0 tal que D(0, r) ⊂ V ; luego

πm D(0, r) = D(0, r m ) ⊂ πm (V )
por la observación anterior. Esto prueba la afirmación. 
O BSERVACI ÓN . Claramente la composición de dos aplicaciones abiertas es una aplicación abierta,
por lo que, en particular πm ◦ ϕ ∈ H(Ω) es abierta si ϕ ∈ H(Ω) con Z(ϕ′ ) = ∅.
T EOREMA 13.7. Sea Ω un abierto y f ∈ H(Ω) no constante, z0 ∈ Ω y w0 = f (z0 ) (f − w0 tiene un
cero en z0 ). Sea m el orden del cero de f −w0 . Entonces, existe una vecindad V ⊂ Ω de z0 y ϕ ∈ H(V ),
tal que:
m
1. f (z) = w0 + ϕ(z) para todo z ∈ V ;
2. Z(ϕ′ ) ∩ V = ∅ y ϕ es invertible de V sobre el disco D(0, r).
Equivalentemene, f − w0 = πm ◦ ϕ (luego f será abierta).
C OROLARIO 13.8. Si Ω es un abierto y f ∈ H(Ω) es no constante, entonces f es abierta.
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . Sea z0 ∈ Ω, w0 = f (z0 ) y r ′ > 0 tal que D(z0 , r ′ ) ⊂ Ω;
escribimos f (z) − w0 = (z − z0 )m g(z), donde m > 1 es entero, g ∈ H(Ω) y g(z0 ) 6= 0. Reduciendo
r ′ de ser necesario, por continuidad,
 aseguramos que g(z) 6= 0 para todo z ∈ D(z0 , r ′ ). Por el teorema
12.5, existe h ∈ H D(z0 , r ) tal que g = hm ; además h(z0 ) 6= 0. Definiendo ϕ : D(z0 , r ′ ) → C,

ϕ(z) = (z − z0 )h(z), tenemos que f (z) − w0 = ϕ(z)m para todo z ∈ D(z0 , r ′ ), donde ϕ(z0 ) y
ϕ′ (z0 ) 6= 0. Por el teorema 13.4 existe una vecindad V ⊂ D(z0 , r ′ ) de z0 que cumple las condiciones
buscadas, reduciendo ϕ(V ) = W de ser necesario. 
C OROLARIO 13.9. Sea Ω un abierto. Si f ∈ H(Ω) es inyectiva, entonces Z(f ′ ) = ∅ y f −1 ∈ H(U )
con U = f (Ω).
E JERCICIO 13.1. Demuestre el corolario 13.9.
E JEMPLO 13.10. La función exponencial
 exp restringida a Ω = R×] − ×, ×[, es una función
inyectiva, con exp Ω = R×] − ×, ×[ = C\] − ∞, 0]. Concluimos del corolario anterior que su inversa,
la rama principal del logaritmo log de la definición 8.6 es una función holomorfa en C\] − ∞, 0].
Capı́tulo 14

Convergencia de una sucesión de funciones holomorfas

1. Convergencia uniforme en compactos


La convergencia uniforme en compactos, dada en la definición 5.32, es en el caso de las fun-
ciones holomorfas más importante y esperable que la convergencia uniforme de funciones. La condi-
ción aparece de manera natural en el teorema de Arzelá-Ascoli (teorema 5.36). Observamos el siguiente
ejemplo.
E JEMPLO 14.1. Sea fn : C → C, fn (z) = nz , n > 1. Entonces fn ∈ H(C), y la sucesión {fn }n>1
converge puntualmente a la función idénticamente nula, pero no uniformemente.
Un ejemplo tan simple como el anterior no serı́a simple de analizar de exigir convergencia uniforme.
Felizmente, podemos “dividir” un abierto cualquiera en compactos, gracias al lema 4.24; esto simplifica
el estudio y lo reduce a compactos.
Sea γ una curva en Ω. Siendo γ ∗ un compacto, si {fn }n>1 converge a f uniformemente en com-
pactos,
Z Z
f (z)dz − fn (z)dz 6 sup f (ξ) − fn (ξ) ℓ(γ ∗ ),

γ γ ξ∈γ ∗

donde lı́m sup f (ξ) − fn (ξ) = 0, de donde
n→∞ ξ∈γ ∗
Z Z
f (z)dz = lı́m fn (z)dz.
γ n→∞ γ

T EOREMA 14.2 (Morera). Sea f ∈ C(Ω), Ω abierto, tal que


Z
f (z)dz = 0, para todo triángulo ∆ ⊂ Ω.
∂∆
Entonces f ∈ H(Ω).
D EMOSTRACI ÓN . La prueba es esencialmente la misma que la del teorema 10.4, con la diferencia
de que la condición que damos en este teorema es la que antes probábamos mediante el teorema 10.3.


2. Holomorfı́a de una función lı́mite


T EOREMA 14.3. Sea {fn }n>1 ⊂ H(Ω) una sucesión de funciones holomorfas en el abierto Ω. Si
existe f : Ω → C tal que la sucesión {fn }n>1 converge uniformemente en compactos de Ω, entonces
f ∈ H(Ω), y {fn′ }n>1 converge a f ′ uniformemente en compactos.
D EMOSTRACI ÓN . Primero veamos que f ∈ C(Ω). Sea z0 ∈ Ω fijo pero arbitrario; tomamos r > 0
tal que el compacto K = D(z0 , r) ⊂ Ω. Como fn ∈ C K) para todo n > 1, y fn converge a f
uniformemente en K, entonces f ∈ C(K). En particular, f es continua en z0 .
Probemos ahora que f ∈ H(Ω). Fijado un triángulo ∆ ⊂ Ω, tenemos, por el teorema de Cauchy
10.3 que Z
fn (z)dz = 0
∂∆
para n > 1. La convergencia uniforme de fn a f en ∂∆ implica entonces que
Z
f (z)dz = 0.
∂∆
57
58 Convergencia de una sucesión de funciones holomorfas

Siendo ∆ un triángulo arbitrario en Ω, el teorema de Morera 14.2 implica que f ∈ H(Ω).


Sea z0 ∈ Ω y r > 0 tal que D(a, 2r) ⊂ Ω. Para z ∈ D(a, r) tenemos, por la fórmula de Cauchy
(teorema 10.8) Z
′ 1 f (ξ)
f (z) = dξ,
2πi ∂D(a,2r) (ξ − z)2
y la misma fórmula reemplazando f por fn , n > 1. Observamos que |z − z0 | < r y |ξ − z0 | = 2r
implican |ξ − z| > r; luego esto junto con ℓ ∂D(z0 , 2r) = 4πr da
Z
′ 1 f (ξ) − f n (ξ) 1 f (ξ) − fn (ξ)
f (z) − fn′ (z) =


6 máx · 4πr.
2π ∂D(z0 ,2r) (ξ − z)2 2π ξ∈∂D(z0 ,2r) r2
Haciendo n → ∞, obtenemos que fn′ converge a f uniformemente en D(z0 , r). Finalmente, dado
un compacto cualquiera K ⊂ Ω, podemos cubrir K con un número finito de discos D(zi , r) con las
condiciones anteriores, de modo que fn′ converge uniformemente a f en cada disco D(zi , r), luego en
K (al estar contenido en una unión finita de dichos conjuntos). 
Capı́tulo 15

Singularidades

1. Singularidades removibles o evitables


D EFINICI ÓN 15.1. Si z0 ∈ Ω y f ∈ H(Ω \ {z0 }), decimos que f tiene una singularidad aislada en
z0 . Decimos que la singularidad es removible o evitable si existe g ∈ H(Ω) tal que g|Ω\{z0 } = f .
E JEMPLO 15.2. La función f : C∗ → C definida por f (z) = sinz z , tiene una singularidad removible
en z = 0: puede ser redefinida poniendo f (0) = 1. En efecto, la función g : C → C definida por la serie
(de radio de convergencia ∞)

X z 2n
g(z) =
(2n + 1)!
n=0
para z ∈ C, cumple g|C∗ = f . La verificación de estas afirmaciones se deja al lector.
∗ 1
E JEMPLO 15.3. La función
f : C → C definida por f (z) = z no posee una singularidad removible
en z = 0, pues lı́m|z|→0 f (z) = ∞, de donde f no puede coincidir con una función continua (y tanto
menos holomorfa) en z = 0.

T EOREMA 15.4. Si f ∈ H Ω \ {z0 } y f está acotada en
D ′ (z0 ; r) = {z ∈ C; 0 < |z − z0 | < r}
para algún r > 0, entonces f tiene una singularidad removible en z0 .
D EMOSTRACI ÓN . Definamos h : Ω → C mediante

(z − z0 )2 f (z), z 6= z0
h(z) =
0, z = z0 .

Entonces h ∈ H Ω \ {z0 } , pero además es fácil ver que
h(z0 ) = 0 = lı́m h(z)
z→z0
y
h(z)
h′ (z0 ) = lı́m = lı́m (z − z0 )f (z) = 0,
z→z0 z − z0 z→z0
de lo que concluimos que h ∈ H(Ω).
Luego h puede desarrollarse (teorema 10.6) en una serie de potencias en una vecindad de z0 , esto
es, dado r > 0 con D(z0 , r) ⊂ Ω, para z ∈ D(z0 , r)

X
h(z) = ck (z − z0 )k .
k=0
Pero c0 = h(a) = 0, c1 = h′ (a) = 0, de donde

X
h(z) = (z − z0 )2 ck+2 (z − z0 )k
k=0
para todo z ∈ D(z0 , r).
Definiendo g : Ω → C mediante

f (z), z 6= z0
g(z) =
c2 , z = z0 ,
59
60 Singularidades

tenemos que g ∈ H(Ω \ {z0 }) tal como f , pero para z ∈ D(z0 , r)



X
g(z) = ck+2 (z − z0 )k ,
k=0
de modo que g es derivable en z0 . Concluimos que g ∈ H(Ω) y la singularidad de f en z0 es removible.

O BSERVACIÓN . El teorema anterior implica el siguiente hecho: si para algún p ∈ Ω, Ω abierto,
f ∈ H Ω \ {p} ∩ C(Ω), entonces f ∈ H(Ω). Compare esto con la condición tı́pica que hallamos en
el capı́tulo 10.
E JEMPLO 15.5. Comparamos esto con el caso real. Sea f : R \ {0} → R, f (x) = sin(1/x) para
x 6= 0; la función f es acotada, pero no se puede extender de manera continua a R. Pero observamos
también que al extender esta función al plano, F : C∗ → C, F (z) = sin(1/z), obtenemos una función
que no es acotada en ninguna vecindad del cero. En efecto,
x −x x
sin(−ix) = e − e = e (1 − e−2x ) → ∞

2i 2

cuando x → +∞, de donde sin(−i/x) → ∞ cuando x → 0.

2. Clasificación de las singularidades


T EOREMA 15.6. Si z0 ∈ Ω y f ∈ H(Ω \ {z0 }), entonces una y sólo uno de los siguientes casos
debe ocurrir:
I ) f tiene una singularidad removible en z0 .
II ) Existe {c1 , · · · , cm } ⊂ C, n > 1, con cm 6= 0, tal que
m
X ck
f (z) −
(z − z0 )k
k=1
tiene una singularidad removible en z0 .
III ) Si r > 0 y D(z0 ; r) ⊂ Ω, entonces

f (D ′ (z0 ; r)) = C.
D EFINICI ÓN 15.7 (Polo y singularidad esencial). Sea z0 ∈ Ω y f ∈ H(Ω \ {z0 }). Siguiendo las
notaciones y casos del teorema 15.6:
a) en el caso (II ), se dice que f tiene un polo de orden m en z0 y c1 se denomina el residuo de f en z0
y se le denota por res(f ; z0 ), y
m
X ck
(z − z0 )k
k=1
es la parte principal de f en z0 .
En el caso particular m = 1, decimos que el polo es simple.
b) En el caso (III ), se dice que f tiene una singularidad esencial en z0 .
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . La condición (III ) se escribe como sigue: para cada r > 0 y cada
w ∈ C, existe una sucesión {zn }n>1 ⊂ D ′ (z0 , r) tal que zn → z0 y f (zn ) → w.
Supongamos que no se cumple (III ), entonces existen ε > 0, r > 0 y w ∈ C tales que

(15.14) 0 < |z − z0 | < r implica f (z) − w > ε.
Sea h : Ω \ {z0 } → C definida por
1
h(z) = .
f (z) − w
Por (15.14), h está acotada por 1/ε en D ′ (z0 , r). Por lo tanto, h posee una singularidad removible en z0
(teorema 15.4), de donde puede extenderse a h ∈ H(Ω).
Clasificación de las singularidades 61

De ahı́ en adelante se dan dos posibilidades. En el primer caso, h(z0 ) 6= 0. Esto implica que
1
(1/h)(z0 ) 6= 0, y luego f (z) = w + es acotada en la vecindad D ′ (z0 , r). Concluimos que f
h(z)
posee una singularidad evitable en z0 (nuevamente por el teorema 15.4), esto es, el caso (I ).
Puede ocurrir en otro caso que h(z0 ) = 0. Escribimos h(z) = (z − z0 )m g(z), donde m > 1 es un
entero y g ∈ H(Ω) con g(z0 ) 6= 0 (teorema 11.1). Por (15.14) h no tiene ceros en D ′ (z0 , r). Escribimos
nuevamente
1
f (z) = w + ,
(z − z0 )m g(z)
para z ∈ D ′ (z0 , r), donde 1/g no tiene ceros en D(z0 , r) (observando por separado z 6= z0 y z = z0 ),
y por lo tanto 1/g es holomorfa en D ′ (z0 , r). Expandiendo 1/g en serie de potencias alrededor de z0
(teorema 10.6)

1 X
= bk (z − z0 )k
g(z)
k=0
para z ∈ D(a, r), con b0 = (1/g)(z0 ) 6= 0. De ahı́

1 X
f (z) = w + bk (z − z0 )k
(z − z0 )m
k=0
m−1 ∞
X bk X
= + w + bk+m (z − z0 )k .
(z − z0 )m−k
|k=0 {z } | k=0
{z }
(z−z0 )k ,k<0 (z−z0 )k ,k>0

En esta última igualdad, obtenemos la parte principal de f en z0 tomando bk = cm−k , k = 0, . . . , m − 1;


aquı́ b0 = cm 6= 0 y vemos que la serie de potencias a la derecha tiene apenas una singularidad removible
en z0 . Esto nos da el caso (II ).

E JEMPLO 15.8. La función F del ejemplo 15.5 posee una singularidad esencial en z = 0. Desar-
rollando la serie de sen z e introduciendo en la serie 1/z en lugar de z, vemos que la expansión en 01 no
corresponde ni a la singularidad removible, ni al polo en la definición 15.7, de modo que corresponde a
una singularidad esencial.
O BSERVACI ÓN . Es curioso cómo podemos clasificar el tipo de singularidad en función sólo del
comportamiento del módulo de la función alrededor de la singularidad:

a) si f (z) está acotada cuando z → a, la función posee una singularidad removible en a;
b) si f (z) → ∞ cuando z → a, la función posee un polo en a;
c) si f (z) aproxima cualquier valor real > 0 cuando z → a (o simplemente no se da uno de los casos
anteriores), la función posee una singularidad esencial en a.
O BSERVACI ÓN . En el caso de un polo de orden m en z = a
m
X ck
f (z) = g(z) + ,
(z − a)m
k=0

donde g ∈ H D(a, r) , de donde
lı́m (z − a)m f (z) = cm 6= 0.
z→a

Luego z 7→ (z − a)m f (z) posee una singularidad removible en a, de donde podemos escribir
g(z)
(15.15) f (z) = ,
(z − a)m
1a ver más adelante, expansión de Laurent
62 Singularidades


donde g ∈ H D(a, r) , y g(a) 6= 0. La afirmación recı́proca también es cierta: una función que se
escribe como (15.15) posee un polo de orden m en a. Comparar esta expresión con (11.10) nos dice que
podemos ver un polo de una función como un cero de multiplicidad negativa.
z2
E JEMPLO 15.9. Consideramos f : C \ {−3} → C definida por f (z) = . Escribiendo
z+3
9
f (z) = z − 3 +
z+3
6 −3, vemos que f posee un polo simple en z = −3 con res(f ; −3) = 9.
para z =
E JEMPLO 15.10. La función f : C \ {kπ : k ∈ Z} → C, definida por
1
f (z) =
sin z
posee polos simples en cada punto z = kπ, k ∈ Z (verifique esta afirmación).
E JEMPLO 15.11. Sean f, g ∈ H(Ω), a ∈ Z(g). Escribimos
f (z) = (z − a)m f1 (z), g(z) = (z − a)n g1 (z),
donde f1 , g1 ∈ H(Ω), f1 (a) 6= 0, g1 (a) 6= 0. Sea f = hg . Entonces h ∈ H(Ω \ {a}) y para z ∈ Ω \ {a},
f1
h(z) = h1 (z)(z − a)m−n , con h1 = ∈ H(Ω), h1 (a) 6= 0.
g1
Entonces:
1. si m > n, h posee una singularidad removible en a.
a) si m = n, h se extiende a h ∈ H(Ω) (usamos la misma notación para la extensión) con
h(a) 6= 0;
b) si m > n, h se extiende a h ∈ H(Ω) con un cero de multiplicidad m − n en a;
2. si m < n, h tiene un polo de orden n − m en a.
E JERCICIO 15.1. Deduzca lo que ocurre en el ejemplo anterior
 con el producto de dos funciones
con un polo común. En particular, deduzca que si f ∈ H Ω \ {a} con a ∈ Ω, posee un polo de orden
m en a, y k > 1 entero, entonces f k posee un polo de orden mk en a.
E JERCICIO 15.2. Determinar las singularidades aisladas de las funciones siguientes y precisar su
naturaleza:
1. f (z) = sinz z ; 
2. g(z) = z 21−1 cos z+1
πz
;
1/z

3. h(z) = z e − 1 .
E JERCICIO 15.3. Sea f una función entera no constante. Muestre que f (C) es denso en C.
Capı́tulo 16

Teorema homológico de Cauchy

1. Cadenas, ciclos y sus integrales


D EFINICI ÓN 16.1 (Cadena, ciclo). Sean γ1 , · · · , γn arcos en el plano C; para toda f ∈ C(γ1∗ ∪ · · · ∪
γn∗ ) definimos funcionales lineales
Z
γ˜i (f ) = f (z)dz.
γi
n Z
X Z
La suma f (z)dz se define como f (z)dz, donde Γ es la suma formal de los arcos γi
i=1 γi Γ

Γ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn .

Estas sumas formales se denominan cadenas y si los γi ’s son cerrados se denominan ciclos.

D EFINICI ÓN 16.2 (Suma de cadenas, ciclo opuesto). Sea Γ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn un ciclo.
La cadena opuesta de la cadena Γ es la cadena −Γ definida por

−Γ = (−γ1 )+̇(−γ2 )+̇ · · · +̇(−γn ),

donde los −γi son los opuestos de los arcos γi , i = 1, . . . , n. Observamos que (−Γ)∗ = Γ∗ .
Por otro lado, si ∆ = δ1 +̇δ2 +̇ · · · +̇δm es otra cadena, definimos la suma de las cadenas Γ + ∆
como la cadena
Γ + ∆ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn +̇δ1 +̇δ2 +̇ · · · +̇δm .
Observamos que (Γ + ∆)∗ = Γ∗ ∪ ∆∗ . Denotamos además Γ − ∆ = Γ + (−∆).

Es trivial ver que la cadena opuesta de un ciclo es un ciclo, y la suma de dos ciclos es también un
ciclo.

P ROPOSICI ÓN 16.3. Se cumplen:


I) Si Γ es una cadena y f ∈ C(Γ∗ ), entonces
Z Z
f (z)dz = − f (z)dz.
−Γ Γ

II ) Si Γ y ∆ son cadenas y f ∈ C(Γ∗ ∪ ∆∗ ), entonces


Z Z Z
f (z)dz = f (z)dz + f (z)dz.
Γ+∆ Γ ∆

D EFINICI ÓN 16.4 (Índice de un ciclo). Si Γ = γ1 +̇γ2 +̇ · · · +̇γn es un ciclo, entonces


n
X
indΓ (α) = indγi (α).
i=1

Con esta preparación, ahora podemos generalizar el teorema de Cauchy para ciclos.
63
64 Teorema homológico de Cauchy

F IGURA 16.1. Ejemplos de ciclo y cadena. También se puede ver el conjunto como
una sola cadena

2. Teorema de Cauchy homológico


T EOREMA 16.5 (Teorema de Cauchy). Sea f ∈ H(Ω), Ω abierto en C y Γ un ciclo en Ω que
satisface
(16.16) indΓ (α) = 0, para todo α ∈
/Ω
entonces Z
1 f (w)
f (z) · indΓ (z) = dw, para todo w ∈ Ω \ Γ∗
2πi Γ w−z
Z
y f (z)dz = 0. Además si Γ0 y Γ1 son ciclos en Ω tales que
Γ
indΓ0 (α) = indΓ1 (α), para todo α ∈
/Ω
entonces Z Z
f (z)dz = f (z)dz.
Γ0 Γ1

D EMOSTRACI ÓN . Por el lema 13.2, la función g : Ω × Ω → C, definida por



 f (w) − f (z)
, w 6= z
g(z, w) = w − z
 f ′ (z), w=z
es continua en Ω × Ω. Definimos h : Ω → C mediante
Z
1
h(z) = g(z, w)dw.
2πi Γ
Como z ∈ Ω \ Γ∗ , la fórmula de Cauchy equivale a probar que h(z) = 0.
Verifiquemos que h ∈ H(Ω). Como g es continua, entonces es uniformemente en todo compacto
contenido en Ω×Ω. Si z ∈ Ω y zn ∈ Ω, lı́m zn = z, entonces lı́m g(zn , w) = g(z, w) uniformemente
n→∞ n→∞
para w ∈ Γ∗ , de donde
Z Z
1 1
lı́m h(zn ) = lı́m g(zn , w)dw = g(z, w)dw = h(z).
n→∞ n→∞ 2πi Γ 2πi Γ
Esto muestra que h ∈ C(Ω).
Sea ∆ ⊂ Ω un triángulo, entonces
Z Z Z 
1
h(z)dz = g(z, w)dz dw,
∂∆ 2πi Γ ∂∆
intercambiando el orden de las integrales que aparecen. Además, g(·, w) ∈ H(Ω) para cada w ∈ Ω
fijo, pues la singularidad en z = w es removible, ver la observación al teorema 15.4. Luego, para cada
Teorema de Cauchy homológico 65

11111111
00000000 α 1111111111
0000000000
0000000000
1111111111

00000000
11111111

0000000000
1111111111 γ

00000000
11111111 γ
0000000000
1111111111
00000000
11111111
00000000
11111111 0000000000
1111111111
0000000000
1111111111
α

00000000
11111111 0000000000
1111111111
00000000
11111111 0000000000
1111111111
cumple 0000000000
1111111111 no cumple

F IGURA 16.2. Ilustrando gráficamente la condición (16.16) del teorema de Cauchy

w ∈ Γ∗ Z
g(z, w)dw = 0,
∂∆
de donde Z
h(z)dz = 0.
∂∆
Por lo tanto, por teorema 14.2 se sigue que h ∈ H(Ω).
 el teorema de Morera,
Sea Ω1 = z ∈ C : indΓ (z) = 0 y h : Ω1 → C definida por
Z
1 f (w)
h1 (z) = dw.
2πi Γ w − z
Si z ∈ Ω ∩ Ω1 , entonces por definición de Ω1 y la hipótesis del teorema sobre Ω, h(z) = h1 (z). Por lo
tanto, existe una función ϕ ∈ H(Ω ∪ Ω1 ) tal que ϕ|Ω = h1 y ϕ|Ω1 = h1 . Como para todo α ∈ / Ω, se
tiene que indΓ (α) = 0, entonces C \ Ω ⊂ Ω1 ; luego Ω ∪ Ω1 = C y ϕ ∈ H(C).
Además, Ω1 contiene la componente no acotada de C \ Γ∗ , donde el ı́ndice es cero; por lo tanto
lı́m ϕ(z) = lı́m h1 (z) = 0,
|z|→∞ |z|→∞

la última igualdad como en la prueba del teorema 9.11 (d).


Por lo tanto, por el teorema de Liouville (teorema 12.1) concluimos que ϕ(z) = 0 para todo z ∈ C,
lo que prueba que h(z) = 0, para todo z ∈ C \ Γ∗ . Esto prueba la fórmula de Cauchy.
Sea a ∈ Ω \ Γ∗ fijo pero arbitrario. Si ahora consideramos F (z) = (z − a)f (z), entonces por lo
demostrado Z Z
1 F (w)
0 = F (a) · indΓ (a) = dw = f (w)dw.
2πi Γ w − a Γ
Por último, si para todo α ∈/ Ω, se cumple que indΓ0 (α) = indΓ1 (α), entonces, definiendo Γ =
Γ1 − Γ0 , tendremos que indΓ (α) = 0 para todo α ∈ / Ωy
Z Z Z
f (z)dz = f (z)dz − f (z)dz.
Γ Γ0 Γ1

Capı́tulo 17

El teorema homotópico de Cauchy

1. Homotopı́as
D EFINICI ÓN 17.1. Sean γ0 , γ1 curvas cerradas en un espacio métrico (X, d), ambas parametrizadas
por el intervalo I = [0, 1]. Diremos que γ0 y γ1 son X-homotópicas (o simplemente homotópicas) si
existe una aplicación continua, llamada homotopı́a H : [0, 1] × [0, 1] → X tal que
I ) H(s, 0) = γ0 (s), para todo s ∈ I;
II ) H(s, 1) = γ1 (s), para todo s ∈ I;
III ) H(0, t) = H(1, t), para todo t ∈ I.

O BSERVACI ÓN . Dada una homotopı́a H como dada arriba, para cada s ∈ [0, 1].
γt (s) = H(s, t)
define una curva en X. Esta familia infinita de curvas representa las “deformaciones” sucesivas que sufre
la curva γ0 para “convertirse” en γ1 . Esto se ilustra en la figura 17.1.
E JERCICIO 17.1. La relación de homotopı́a es una relación de equivalencia en el conjunto de curvas
en X. Denotamos γ0 ∼ γ1 para indicar que las curvas cerradas γ0 y γ1 son X-homotópicas.
D EFINICI ÓN 17.2. Si γ0 es X-homotópica a una aplicación constante γ1 , se dice que γ0 es ho-
motópicamente nula.

2. Conjuntos simplemente conexos


D EFINICI ÓN 17.3. Si X es conexo y toda curva cerrada en X es homotópicamente nula, entonces
se dice que X es simplemente conexo.
T EOREMA 17.4. Si Ω es un abierto convexo, entonces es simplemente conexo.
D EMOSTRACI ÓN . Si γ0 , γ1 : [0, 1] → Ω son curvas cerradas, definimos H : [0, 1] × [0, 1] → Ω por
H(s, t) = (1 − t)γ0 (s) + tγ1 (s).

γ0
γ1/3
γ2/3
γ1

F IGURA 17.1. Deformaciones progresivas en la homotopı́a entre γ0 y γ1 . Los puntos


indicados en el gráfico no pertenecen al dominio donde vive la homotopı́a
67
68 El teorema homotópico de Cauchy

Evidentemente H es una aplicación continua y, para todo s, t ∈ [0, 1], H(s, t) ∈ Ω por convexidad. Las
condiciones (I )-(III ) de la definición 17.1 son claramente satisfechas. Por lo tanto, dos curvas cerradas
cualesquiera en Ω son homotópicas. En particular, toda curva cerrada γ1 en un convexo es homótopa a
una curva constante γ0 (s) = x, x ∈ Ω. 
E JERCICIO 17.2. En Ω = C∗ , si γ : [0, 1] → C∗ es una curva cerrada y n = indγ (0) ∈ Z, entonces
γ es homotópica a γn : [0, 1] → C∗ , definida por γn (s) = e2πins , s ∈ [0, 1]. Grafique la situación
y observe que se puede obtener el resultado llevando primero la curva al cı́rculo unitario, haciéndola
γ(s)
homotópica a α(s) = |γ(s)| , s ∈ [0, 1], luego reparametrizando la curva α.

3. Conservación del ı́ndice y sus consecuencias


L EMA 17.5. Si γ0 y γ1 son arcos cerrados parametrizados por I = [0, 1] y si α ∈ C es tal que

γ1 (s) − γ0 (s) < α − γ0 (s) , para todo s ∈ [0, 1]
entonces
indγ1 (α) = indγ0 (α).
/ γ0∗ ∪ γ1∗ , lo que es necesario para definir el ı́ndice. Sea
D EMOSTRACI ÓN . Vemos primero que α ∈
γ1 − α
γ= .
γ0 − α
Entonces, para todo t ∈ [0, 1]
γ0 (t) − γ1 (t)
1 − γ(t) =
γ0 (t) − α < 1,


y en particular ℜγ(t) > 1 − 1 − γ(t) > 0. Luego,
0 ∈ {z ∈ C : ℜz 6 0} ⊂ C \ γ ∗ ,
es decir 0 pertenece a la componente conexa no acotada de C \ γ ∗ . Esto implica que indγ (0) = 0.
Derivando logarı́tmicamente γ, obtenemos
γ′ γ1′ γ0′
= − ,
γ γ1 − α γ0 − α
de donde, integrando sobre [0, 1], obtenemos
0 = indγ (0) = indγ1 (α) − indγ0 (α),
esto es indγ1 (α) = indγ0 (α). 
T EOREMA 17.6. Si γ0 y γ1 son arcos cerrados Ω-homotópicos en un abierto Ω y si α ∈
/ Ω, entonces
indγ1 (α) = indγ0 (α).
C OROLARIO 17.7. Si Ω es una región simplemente conexa y Γ un ciclo en Ω, entonces
indΓ (α) = 0, para todo α ∈
/ Ω.
D EMOSTRACI ÓN DEL TEOREMA . Sabemos que existe una función H : [0, 1] × [0, 1] → Ω con las
condiciones de la definición 17.1. 
En primer lugar, como H es continua y [0, 1] × [0, 1] es compacto, entonces K = H [0, 1] × [0, 1]
es compacto. Como ahora α ∈ / K, d(α, K) > 0, o mejor dicho d(α, K) > 4ε para algún ε > 0. Esto lo
podemos reescribir de la siguiente manera: existe ε > 0 tal que, si (s, t) ∈ [0, 1] × [0, 1], entonces

α − H(s, t) > 4ε.
Por las mismas hipótesis anteriores, H es uniformemente continua en [0, 1] × [0, 1], de donde pode-
1
mos hallar n ∈ N tal que, si |s − s′ | + |t − t′ | 6 (esta es la distancia de la suma en C), entonces
n

H(s, t) − H(s′ , t′ ) < ε.
Conservación del ı́ndice y sus consecuencias 69

Definimos, para k = 0, . . . , n, las curvas


 i k i − 1 k 
γ̃k (s) = H , (ns + 1 − i) + H , (i − ns)
n n n n
i−1 i
para 6 s 6 , i = 1, . . . , n.
n n
i
Cada γ̃k es un arco poligonal cerrado. En efecto, en cada punto s = , i = 1, . . . , n − 1, γ̃k (s) se
n
evalúa de dos maneras coincidentes como
i  i k
γ̃k =H , ,
n n n
i h i h i i+1 i
según s = ∈ i−1 n ∩ n , n , que a su vez resultan los lı́mites a izquierda y derecha de γ̃k (s) en ese
n
punto. Además
 i k i − 1 k 
γ̃k′ (s) = n · H , −n·H ,
n n n n
i−1 i
para < s < , i = 1, . . . , n. Por lo tanto es un arco, diferenciable en [0, 1], salvo posiblemente
n n
i
en los puntos , i = 1, . . . , n − 1, puntos donde es continuo y las derivadas laterales por la izquierda y
n
derecha existen.
i−1
Ahora escribimos, para 6 s 6 ni , i = 1, . . . , n
n
 k
γ̃k (s) − H s,
 n   k     k 
i k i − 1 k
= H , − H s, (ns + 1 − i) + H , − H s, (i − ns)
n n n n n n
de donde
 
γ̃k (s) − H s, k

n
  k   k 
i k i − 1  i − 1 k 
n s − i
6 H
, − H s, n s − + H , − H s,
n n n n n n n n
 
i k   k  i − 1 k   k 
6 H , − H s, + H , − H s, < 2ε,
n n n n n n
debido a la continuidad uniforme de H. Por lo tanto, para todo s ∈ [0, 1],
 k 

(17.17) γ̃k (s) − H s, n < 2ε.

Tomando en particular k = 0 y k = n obtenemos respectivamente, para s ∈ [0, 1]



(17.18) γ̃0 (s) − γ0 (s) < 2ε, γ̃n (s) − γ1 (s) < 2ε.
De manera completamente análoga a la prueba de (17.17) probamos que para k = 1, . . . , n y s ∈ [0, 1]

(17.19) γ̃k (s) − γ̃k−1 (s) < 2ε.
Pero al mismo tiempo, para s ∈ [0, 1] y k = 0, . . . , n
 k   k 

α − γ̃k (s) > α − H s, − H s, − γ̃k (s) > 4ε − 2ε = 2ε.
n n
Utilizamos estos hechos de manera ordenada para aplicar el lema 17.5, como sigue: para s ∈ [0, 1]

α − γ̃0 (s) > 2ε > γ̃0 (s) − γ0 (s) ,
de donde indγ̃0 (α) = indγ0 (α),

α − γ̃k (s) > 2ε > γ̃k (s) − γ̃k−1 (s) ,
70 El teorema homotópico de Cauchy

2i 2i
H

−2 −1 1 2 −2 −1 1 2

−2i −2i

F IGURA 17.2. Contornos del ejemplo 17.9. Observe que puede deformarse el contorno
del cuadrado R al cı́rculo |z| = 2 sin tocar los puntos ±1

de donde indγ̃k (α) = indγ̃k−1 (α), para k = 1, . . . , n, y



α − γ̃n (s) > 2ε > γ̃n (s) − γ1 (s) ,

de donde finalmente indγ̃n (α) = indγ1 (α). Esta cadena de igualdades prueba el teorema. 

El poder de este resultado se nota cuando se combina junto con el teorema de Cauchy, teorema 16.5.
Obtenemos directamente el siguiente corolario.

C OROLARIO 17.8. Sea Ω ⊂ C abierto y f ∈ H(Ω). Si γ0 y γ1 son dos arcos cerrados, homotópicos
en Ω, entonces
Z Z
f (z)dz = f (z)dz.
γ0 γ1

E JEMPLO 17.9. Queremos integrar la función f : C \ {±1} → C, definida por


1
f (z) =
z2 −1
a lo largo del contorno del rectángulo R de vértices ±2 ± 2i, recorrido en sentido antihorario. De la
descomposición en fracciones parciales de f , se calcula que
Z
f (z)dz = πi · ind∂R (1) − πi · ind∂R (−1).
∂R

Gracias al corolario 17.8, estas integrales se calculan fácilmente, ya que el contorno es homotópico en
C \ {±} al contorno |z| = 2, como se observa en la figura 17.2; esto requiere una verificación rigurosa
que realizará el lector. De ahı́
Z
f (z)dz = πi · 1 − πi · 1 = 0.
∂R
Este ejemplo ilustra en general como calcular el ı́ndice de curva deformándola convenientemente.
iz 
E JERCICIO 17.3. Integrando ez sobre la frontera de las semicoronas ℑz > 0, ε 6 |z| 6 R ,
0 < ε < R, calcular la integral
Z ∞
sin x
I= dx,
0 x
luego de haber justificado su existencia.
Logaritmos, raı́ces y demás, caso simplemente conexo 71

4. Logaritmos, raı́ces y demás, caso simplemente conexo


P ROPOSICI ÓN 17.10. Si Ω ⊂ C abierto y simplemente conexo, entonces:
I) Para toda f ∈ H(Ω) y todo arco cerrado γ en Ω,
Z
f (z)dz = 0.
γ
II )Toda f ∈ H(Ω) admite una primitiva holomorfa, esto es admite F ∈ H(Ω) tal que F ′ = f .
III )Toda f : Ω → C∗ holomorfa admite un logaritmo holomorfo, esto es h ∈ H(Ω) tal que exp(h) =
f.
IV ) Si f : Ω → C∗ es holomorfa y k entero, k > 1, entonces existe g ∈ H(Ω) tal que g k = f .

D EMOSTRACI ÓN . I ) Es una simple consecuencia del corolario 17.8, considerando que todo arco
cerrado γ es homotópico a un arco constante.
II ) Tomamos un punto z0 ∈ Ω fijo pero arbitratio. Por la proposición 5.29, dado z ∈ Ω cualquiera,
existe un camino poligonal γz uniendo z0 y z. Definimos entonces
Z
F (z) = f (ξ)dξ.
γz
Veamos que F está bien definida. Si ηz es otro camino poligonal partiendo de z0 y finalizando en
z, entonces γz + (−ηz ) es un camino poligonal cerrado en Ω, de donde por (I )
Z Z Z
f (ξ)dξ − f (ξ)dξ = f (ξ)dξ = 0.
γz ηz γz +(−ηz )
Z Z
Esto implica que f (ξ)dξ = f (ξ)dξ. Por lo tanto, F está bien definida, al no depender del
γz ηz
camino poligonal que une z0 y z.
Sea z ∈ Ω, y sea r > 0 tal que D(z, r) ⊂ Ω. Dado w ∈ Ω, [z, w] ⊂ D(z, r) por convexidad,
y luego, si γz es un camino poligonal uniendo z0 y z, entonces γz + [z, w] es un camino poligonal
uniendo z0 y w. Esto implica que
Z Z Z
F (w) = f (ξ)dξ = f (ξ)dξ + f (ξ)dξ.
γz +[z,w] γz [z,w]
Z
= F (z) + f (ξ)dξ.
[z,w]

Esta igualdad, como en la prueba del teorema 10.4, nos lleva a probar que F ′ (z) = f (z).
Las pruebas de los ı́tems (III ) y (IV ) son idénticas a aquellas de sus contrapartes en el caso convexo,
los teoremas 12.4 y 12.5, ahora que se ha demostrado el ı́tem (II ), necesario para sus pruebas. 
E JEMPLO 17.11. Sea Ω = C\] − ∞, 0]. Entonces Ω es simplemente conexo y f (z) = z no posee
ceros en Ω. Por la proposición anterior, f posee un logaritmo holomorfo h; si además fijamos h(1) = 0,
obtenemos nada menos que h(z) = log z, la rama principal del logaritmo, definición 8.6. Observe
el rol fundamental de la conexidad simple para definir este logaritmo: en general, podrá definida un
logaritmo conveniente en cualquier subconjunto simplemente conexo de C∗ , como por ejemplo, el plano
C desprovisto de cualquier semirecta que parte del origen. Intentar aumentar cualquier punto extra al
conjunto destruye la conexidad simple e imposibilita definir el logaritmo.
E JERCICIO 17.4. Sean a0 , . . . , aN ∈ C no todos nulos. Mostrar que si Ω es simplemente conexo,
entonces, para toda función holomorfa f ∈ H(Ω), la ecuación diferencial
N
X
ak g(k) = f
k=0
admite una solución g ∈ H(Ω).
Capı́tulo 18

Serie de Laurent

1. El resultado
T EOREMA 18.1 (Serie de Laurent). Consideremos f holomorfa en el anillo
Ω = {z ∈ C : r < |z − z0 | < R},
donde 0 6 r < R < ∞, entonces existe una sucesión {an }n∈Z ⊂ C tal que, para z ∈ Ω

X
f (z) = an (z − z0 )n ,
n=−∞

donde Z
1 f (ξ)
an = dξ para n ∈ Z, r < ρ < R.
2πi ∂D(z0 ,ρ) (ξ − z0 )n+1

D EMOSTRACI ÓN . Fijamos r1 , r2 con r < r1 < ρ < r2 < R, y formamos el ciclo
Γ = ∂D(z0 , r2 ) − ∂D(z0 , r1 ).
Podemos verificar que Γ satisface las condiciones del teorema 16.5: si |z − z0 | < r, entonces indΓ (z) =
ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) = 1 − 1 = 0, y si |z − z0 | > R indΓ (z) = ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) =
0 − 0 = 0. Para z con r1 < |z − z0 | < r2
indΓ (z) = ind∂D(z0 ,r2 ) − ind∂D(z0 ,r1 ) = 1 − 0 = 1,
y la fórmula de Cauchy nos da
Z Z Z
1 f (ξ) 1 f (ξ) 1 f (ξ)
f (z) = dξ = dξ − dξ
2πi Γ ξ − z 2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z 2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z
A partir de ahı́, el procedimiento de prueba del teorema 10.6 nos da
Z ∞
1 f (ξ) X
dξ = an (z − z0 )n
2πi ∂D(z0 ,r2 ) ξ − z
k=0

r
ρ
z0

F IGURA 18.1. Anillo r < |z − z0 | < R y ciclo Γ en la prueba del teorema 18.1
73
74 Serie de Laurent

donde Z
1 f (ξ)
an = dξ, para n > 0,
2πi ∂D(z0 ,r2 ) (ξ − z0 )n+1
y
Z −1
1 f (ξ) X
dξ = an (z − z0 )n
2πi ∂D(z0 ,r1 ) ξ−z
k=−∞
donde Z
1 f (ξ)
an = dξ, para n 6 −1.
2πi ∂D(z0 ,r1 ) (ξ − z0 )n+1
Finamente, el teorema de Cauchy homotópico (corolario 17.8) nos permite desplazar las integrales que
dan an , n ∈ Z de r1 y r2 a ρ, por homotopı́as. 
C OROLARIO 18.2. Si r < R1 < R2 < R la serie de Laurent converge uniformemente en el disco
cerrado
{z/R2 6 |z − z0 | 6 R1 }.
Ası́, la serie de Laurent converge uniformemente en compactos de Ω.
E JERCICIO 18.1. Complete las pruebas del teorema y corolario anteriores.
O BSERVACI ÓN . Como en el caso de los polos, sea Ω = {z ∈ C/0 < |z − z0 | < R}. Si a−n 6= 0
para infinitos n’s, entonces f tiene una singularidad esencial en z0 y a−1 se denomina el residuo de f
en z0 y se escribe
res(f ; z0 ) = a−1 .
La serie

X a−n
(z − z0 )n
n=1
se denomina la parte principal de f en z0 . Esto completa la clasificación de singularidades en función
de la serie de Laurent de f :
a) Si an = 0 para todo n < 0, f posee una singularidad removible en z0 ;
b) si an = 0 para todo n < m para algún m < 0, pero am 6= 0, f posee un polo de orden N en z0 ;
c) si an 6= 0 para infinitos valores de n < 0, f posee una singularidad esencial en z0 .
Capı́tulo 19

Variación de argumento

1. Determinación y variación continua del logaritmo y del argumento


D EFINICI ÓN 19.1 (Determinación continua). Si γ : [a, b] → C es un arco, denominamos determi-
nación continua del logaritmo a lo largo de γ a una aplicación continua l : [a, b] → C tal que
el(t) = γ(t), para todo t ∈ [a, b].
Definimos ası́mismo la determinación continua del argumento a lo largo de γ como una aplicación
continua θ : [a, b] → R tal que
γ(t)
eiθ(t) = , para todo t ∈ [a, b].
γ(t)
E JEMPLO 19.2. Sea γ : [0, 2π] → C \ {0}, dada por γ(t) = e2πit , t ∈ [0, 2]. Vemos que l(t) = 2πit
es una determinación continua del logaritmo a lo largo de γ(t), y θ(t) = 2πt es una variación continua
del argumento a lo largo de γ.
D EFINICI ÓN 19.3. Con las notaciones de la definición 19.1, la variación de argumento a lo largo
de γ es el número
∆γ arg = θ(b) − θ(a).
E JEMPLO 19.4. Si γ : [a, b] → C\] − ∞, 0], podemos dar una variación continua del logaritmo a lo
largo de γ mediante
l(t) = log γ(t), t ∈ [a, b].
Además, tenemos una variación continua del argumento a lo largo de γ, dada por
θ(t) = arg γ(t) = ℑ log γ(t), t ∈ [a, b].
En este caso, la variación de argumento a lo largo de γ, un arco cerrado, es igual a 0.
En general, esto ocurre para cualquier arco cerrado contenido en un subconjunto abierto simple-
mente conexo de C \ {0} (caracterı́sticas que aseguran que en un tal subconjunto se admita un logaritmo
holomorfo).
Si buscamos una variación de argumento no trivial, debemos buscar una curva no homotópicamente
nula en C∗ , tal como γ : [0, 1] → C, γ(t) = e2πit , para la cual ∆γ arg = 2π.
P ROPOSICI ÓN 19.5. Sea γ : [a, b] → C∗ un arco.
1. Si l : [a, b] → C es una determinación continua del logaritmo a lo largo de γ : [a, b] → C,
entonces
θ(t) = ℑl(t), t ∈ [a, b]
es una variación continua del argumento a lo largo de γ.
2. Recı́procamente, si θ : [a, b] → R es una determinación continua del argumento a lo largo de
γ, entonces
l(t) = ln γ(t) + iθ(t)
es una determinación continua del logaritmo a lo largo de γ.
O BSERVACI ÓN . Por la conexidad de I = [a, b], dos determinaciones continuas del logaritmo a lo
largo de γ difieren en un múltiplo entero de 2πi.
Del mismo modo, dos variaciones continuas del argumento a lo largo de una curva γ difieren en un
múltiplo de 2π.
75
76 Variación de argumento

2. Cálculo de la variación
Fijado z0 ∈ C∗ ,r > 0 tal que D(z0 , r) ⊂ C∗ , podemos hallar un logaritmo holomorfo local, esto
es, F ∈ H D(z0 , r) tal que
eF (z) = z, para todo z ∈ D(z0 , r).
En particular, si γ : [a, b] → C∗ , t0 ∈ [a, b] fijo, podemos hallar δ > 0 tal que si t0 ∈]t0 −δ, t0 +δ[∩[a, b]
(z0 = γ(t0 )),
eF (γ(t)) = γ(t).

Luego l(t) = F γ(t) es una determinación del logaritmo a lo largo de γ|]t0 −δ,t0 +δ[ . Observe luego
que basta con “pegar” un número finito de estas funciones (siendo [a, b] compacto, podemos obtener un
cubrimiento finito de intervalos ]t0 − δ, t0 + δ[ con t0 ∈ [0, 1] y δ > 0 como se busca) para obtener una
determinación del logaritmo a lo largo de γ.
Si γ es un arco, siendo F holomorfa, l será también un arco, derivable en los puntos donde γ es
derivable pues

l′ (t) = F ′ γ(t) γ ′ (t).
Si l1 es cualquier determinación continua del logaritmo a lo largo de γ,
el1 (t) = γ(t) = eF (γ(t)) , t ∈]t0 − δ, t0 + δ[
de donde el1 (t)−F (γ(t)) = 1 y por continuidad

l1 (t) = F γ(t) = 2πki, k ∈ Z.
Por lo tanto, l1 es derivable, salvo en un número finito de puntos, tal como γ.
Como el(t) = γ(t), entonces fuera de los puntos antes mencionados
el(t) l′ (t) = γ ′ (t),
o γ(t)l′ (t) = γ ′ (t), de donde
γ ′ (t)
l′ (t) = .
γ(t)
Esto nos da el siguiente resultado.
P ROPOSICI ÓN 19.6. Si γ : [a, b] → C∗ es un arco y l : [a, b] → C una determinación continua del
logaritmo a lo largo de γ, entonces
Z
dz
l(b) − l(a) = .
γ z
En particular, si θ : [a, b] → C es una determinación continua del argumento a lo largo de γ, entonces
Z dz 
θ(b) − θ(a) = ℑ ,
γ z

donde θ es una determinación continua del argumento a lo largo de γ. Si además γ es un arco cerrado,
entonces Z
1 dz 1 
indγ (0) = = θ(b) − θ(a) .
2πi γ z 2π
P ROPOSICI ÓN 19.7. Sea γ : [a, b] → C∗ un arco. Si V es la variación de argumento a lo largo de
γ, entonces
Z γ(b)
dz
= ln + iV.
γ z γ(a)
Por último, notamos que siempre podemos hallar una determinación continua del logaritmo en
fórmula cerrada.
Cálculo de la variación 77

P ROPOSICI ÓN 19.8. Si γ : [a, b] → C∗ es un arco y w es un logaritmo de γ(a) (esto es, un número
complejo tal que ew = γ(a)), entonces l : [a, b] → C, definida por
Z t ′
γ (s)
l(t) = w + ds,
a γ(s)
es una determinación continua del logaritmo a lo largo de γ.
P ROPOSICI ÓN 19.9. Si γ es un arco cerrado y p ∈ C \ γ ∗ , entonces
∆γ−p arg = 2π indγ (p).
Capı́tulo 20

Cálculo práctico del ı́ndice

1. Posicionamiento de una curva respecto de una semirecta


D EFINICI ÓN 20.1. Si L ⊂ C es una semirecta de origen p ∈ C, decimos que el punto z ∈ C \ L
está situado a la izquierda de L, si el ángulo orientado formado entre L y el segmento [p, z[ es menor
que π/2 y mayor que 0.
Análogamente, diremos que p está situado a la derecha de L, si el ángulo orientado entre L y el
segmento [p, z[ es mayor que −π/2 y menor que 0.

D EFINICI ÓN 20.2. Una curva γ : [a, b] → C atraviesa la semirecta L en c ∈]a, b[ si γ(c) 6= p y si
existe ε > 0 tal que γ(t) esté a la derecha de L para t ∈]c − ε, c[ y a la izquierda de L para t ∈]c, c + ε[
o viceversa.
En el primer caso, diremos que γ atraviesa L positivamente, y en el otro caso diremos que γ
atraviesa L negativamente.

L L
z

p p

p a la izquierda de L p a la derecha de L

F IGURA 20.1. Posición relativa de un punto z ∈ C \ L a la semirecta L que parte del


punto p

+ − L
p

F IGURA 20.2. Una curva γ atravesando primero positivamente (+), luego negativa-
mente (−) una semirecta L.
79
80 Cálculo práctico del ı́ndice

γ(c3 ) γ(c5 )
γ(c4 ) γ(c2 ) γ(c1 ) 0

F IGURA 20.3. Ilustración de la prueba de la proposición 20.3.

2. Cálculo del ı́ndice


P ROPOSICI ÓN 20.3. Sea p ∈ C y γ un arco en C \ {p}. Supongamos que existe una semirecta
L de origen p, tal que E = γ −1 (L) es un conjunto finito, y que γ atraviese L en todo punto de E.
Sean n+ el número de veces que γ atraviesa positivamente L, y n− el número de veces que γ atraviesa
negativamente L. Entonces
indγ (p) = n+ − n− .
D EMOSTRACI ÓN . Por una rotación y traslación convenientes, podemos suponer que p = 0, L =
] − ∞, 0]. Sea γ : [a, b] → C y c1 , c2 , . . . , cm con a < c1 < c2 < . . . < cm los puntos de E.
Definimos εi = +1 si γ atraviesa L positivamente en ci , y εi = −1 si γ atraviesa L negativamente en
ci . Consideramos la rama principal del logaritmo, la función log : C\] − ∞, 0] → C, con log(1) = 0.
Con ella, definimos la determinación continua del argumento arg : C\] − ∞, 0] → R con arg(1) = 0,
dada por arg(z) = ℑ log(z). Entonces, t 7→ arg γ(t) es continua sobre [a, b] \ E, y por definición de εi ,
para i = 1, . . . , m
lı́m arg γ(t) = εi π, lı́m arg γ(t) = −εi π.
t→c−
i t→c+
i

Por otro lado, la variación de argumento a lo largo de γ[a,c1 ] y γ[cm,b] es ε1 π − arg γ(a) y arg γ(b) + εn π
respectivamente. Para i = 1, . . . , m − 1, la variación de argumento a lo largo de γ[ci ,ci+1] es (εi+1 + εi )π.
Finalmente, como γ(b) = γ(a), la variación total de argumento de γ es igual a
n−1
X
V = ε1 π + εn π + (εi+1 + εi )π = 2π(n+ − n− ).
i=1


E JERCICIO 20.1. El arco γ de la figura 20.5 es simple y su sentido de recorrido es antihorario,


respecto del punto resaltado en la figura. Determine los valores de indγ en las componentes conexas de
C \ γ ∗.
Cálculo del ı́ndice 81

+
+

+ +
2
1 +
2


−1
− 0
1

F IGURA 20.4. Ilustración del resultado de la proposición 20.3. Indicamos con + las
veces que γ atraviesa la semirrecta elegida positivamente, con − las veces que atraviesa
negativamente. Colocamos el balance, el ı́ndice calculado, al interior

F IGURA 20.5. Gráfica correspondiente al ejercicio 20.1


Capı́tulo 21

Funciones meromorfas y cálculo de residuos

1. Funciones meromorfas
D EFINICI ÓN 21.1 (Función meromorfa). Si Ω es abierto decimos que f es una función meromorfa
en Ω si existe A ⊂ Ω tal que
a) A no tiene punto lı́mite en Ω.
b) f ∈ H(Ω \ A).
c) f tiene un polo en cada punto de A.
El conjunto A se denomina conjunto de polos de f y se denota A = P (f ). El conjunto de funciones
meromorfas sobre Ω se denota por
M (Ω) = {f : f es meromorfa en Ω}.
Si f ∈ M (C), decimos simplemente que f es meromorfa.
Observamos que Ω \ A es abierto y además A es cerrado.
O BSERVACIONES . Se cumplen, para un abierto Ω ⊂ C:
1. H(Ω) ⊂ M (Ω);
2. El conjunto P (f ) es cerrado y no tiene punto lı́mite, tal como el conjunto de ceros de una
función holomorfa en Ω. En particular, P (f ) es a lo más numerable.
3. El conjunto M (Ω) es un anillo. En particular, f, g ∈ M (Ω) implican que f + g ∈ M (Ω) y
f · g ∈ M (Ω). En general P (f + g) ⊂ P (f ) ∪ P (g) y P (f · g) ⊂ P (f ) ∪ P (g), pero no
se da la igualdad en general. Esto se prueba siguiendo los argumentos del ejemplo 15.11 pero
con m, n ∈ Z y recordando el desarrollo local de una función meromorfa en un poco, ecuación
(15.15).
4. Los argumentos anteriores también muestran que si f ∈ M (Ω), entonces 1/f ∈ M (Ω), pero
más aún, Z(f ) = P (1/f ) y P (f ) = Z(1/f ). Si f tiene un cero (respectivamente polo) de
multiplicidad m > 0 (respectivamente, de orden m < 0), entonces 1/f tendrá un polo (respec-
tivamente cero) de orden −m < 0 (respectivamente, de multiplicidad −m > 0).

2. Cálculo de residuos
m
X ck
T EOREMA 21.2. Si Q(z) = es la parte principal de f en a, entonces f − Q tiene una
(z − a)k
i=1
singularidad removible en a y
1 dm−1  
c1 = res(f ; a) = lı́m m−1
(z − a)m f (z) .
z→a (m − 1)! dz

E JERCICIO 21.1. Demuestre el teorema 21.2.


C OROLARIO 21.3. Si f posee un polo simple en a, entonces
res(f ; a) = lı́m (z − a)f (z).
z→a

T EOREMA 21.4 (Teorema del residuo). Sea f una función meromorfa en Ω y A en conjunto de los
polos de f . Si Γ es un ciclo en Ω \ A tal que
indΓ (α) = 0, para todo α ∈
/Ω
83
84 Funciones meromorfas y cálculo de residuos

entonces Z
1 X
f (z)dz = res(f ; a) indΓ (a).
2πi Γ a∈A

La suma que aparece en el enunciado del teorema es finita. Sea



B = a ∈ P (f ) : indΓ (α) 6= 0 ;
la suma mencionada se reduce a este conjunto. Sea W = C \ Γ∗ . Sabemos que el ı́ndice es constante en
cada componente conexa de W .
Además, existe R > 0 tal que ind( γ)(α) = 0 para |z| > R. Esto implica que

B ⊂ z ∈ C : |z| 6 R .
Por lo tanto, B es un conjunto acotado, y por ser B ⊂ P (f ), no contiene punto de acumulación.
Concluimos que B es finito.
D EMOSTRACI ÓN . Primero observamos que si Q(z) es la parte principal de f en a, como en el
teorema 21.2, entonces
Z n Z
1 1 X
Q(z)dz = ck (z − a)−k dz
2πi Γ 2πi Γ
k=1
Z
1 dz
= c1 = c1 · indΓ (a) = res(f ; a) · indΓ (a).
2πi Γ z−a
Sea B = {a1 , . . . , am } y sea Qi (z) la parte principal de f en ai , para cada i = 1, . . . , m. Entonces,

g = f − (Q1 + · · · + Qm ) posee singularidades removibles en a1 , a2 , . . . , am . Sea Ω0 = Ω \ P (f ) \ B .
Entonces Ω0 es abierto, y para cada α ∈ / Ω, o bien α ∈ / Ω, y de la hipótesis del teorema tenemos
indΓ (α) = 0, o bien α ∈ P (f ) \ B, en cuyo caso indΓ (α) = 0 por definición de B. Por el teorema de
Cauchy (teorema 16.5) Z
g(z)dz = 0,
Γ
lo que equivale a
Z n Z n
1 X 1 X
f (z)dz = Qk (z)dz = res(f ; ak ) · indΓ (ak ).
2πi γ 2πi Γ
k=1 k=1

E JEMPLO 21.5. Vamos a determinar
Z ∞
dx
I=
−∞ (x2 + 1)3
en valor principal, es decir,
Z R
dx
I = lı́m .
R→+∞ −R (x2 + 1)3
Sea
1
f (z) = ;
(z 2 + 1)3
una función meromorfa con dos únicos polos, z = ±i, ambos de orden 3, lo que es claro de la factor-
1
ización f (z) = . Para R > 1, consideramos el contorno γ formado por el segmento
(z + i) (z − i)3
3

[−R, R] y el arco de circunferencia t 7→ Reit , t ∈ [0, π], recorrido en sentido antihorario. Este contorno
encierra el polo z = i, pero deja fuera el polo z = −i, obteniendo indγ (i) = 1, indγ (−i) = 0. Además,
por el teorema 21.2
1 d2  3
res(f ; i) = lı́m 2
(z − i)3 f (z) = lı́m 6(z + i)−5 = − i.
z→i 2! dz z→i 8
Cálculo de residuos 85

−R 0 R

F IGURA 21.1. Contorno del ejemplo 21.5

Luego, el teorema del residuo 21.4 nos da


Z
1 3
f (z)dz = res(f ; i) · indγ (i) + res(f ; −i) · indγ (−i) = − i.
2πi γ 16
Dividiendo la integral a la izquierda, obtenemos
Z Z π
1  R dx Reit i  3
+ dt = − i.
2πi −R (x2 + 1)3 0 (R 2 e2it + 1)3 16
Ahora bien, |R2 e2it + 1|3 > (R2 − 1)3 , de donde
Z π Reit i Z π Reit i πR

2 2it 3
dt 6 2 2it 3 dt 6
0 (R e + 1) 0 (R e + 1) (R − 1)3
2

Por lo tanto, obtenemos


Z π
Reit i
lı́m dt = 0,
R→∞ 0 (R2 e2it + 1)3
de donde Z
1  R dx  3
lı́m 2 3
= − i.
R→∞ 2πi −R (x + 1) 8
Por lo tanto Z ∞
dx 3π
= .
−∞ (x2 + 1)3 4

E JEMPLO 21.6. Para a > 0, determinamos


Z ∞
cos x
I(a) = dx.
0 x2 + a2
Usaremos el mismo contorno γ dependiendo de R del ejemplo anterior, esta vez con R > a. La
función a considerar es ahora
eiz
f (z) = 2 ;
z + a2
función meromorfa con polos en z = ±ia. Observamos, por simples argumentos de paridad, que
Z Z Z
1 ∞ cos x i ∞ sen x 1 ∞
I(a) = I(a) + i0 = dx + dx = f (x)dx,
2 −∞ x2 + a2 2 −∞ x2 + a2 2 −∞
integral calculada en valor principal.
Observamos que el polo en z = ia queda dentro del contorno, mientras que aquél en z = −ia
queda fuera, obteniendo como antes indγ (ia) = 1, indγ (−ia) = 0. Por otro lado, el residuo en z = ia
es (siendo este polo simple, corolario 21.3)
eiz e−a
res(f ; ia) = lı́m = .
z→ia z + ia 2ia
86 Funciones meromorfas y cálculo de residuos

Luego, el teorema del residuo nos da


Z Z π iReit it
1  R e Re i  e−a
f (x)dx + it 2 2
dt = .
2πi −R 0 (Re ) + a 2ia
Al mismo tiempo
Z π eiReit Reit i Z π e−R sen t R πR

dt 6
it )2 + a2 2 − a2
dt 6 2 .
0 (Re 0 R R − a2
Por lo tanto, haciendo R → ∞, obtenemos
Z ∞
1 1 e−a
I(a) = f (x)dx = ,
πi 2πi −∞ 2ia
πe−a
de donde I(a) = .
2a
E JERCICIO 21.2. Sea f = P/Q una función racional sin polos reales, con deg(Q) > 2 + deg(P ).
1. La integral Z +∞
I= f (t)dt
−∞
es absolutamente 
convergente.
+
2. Si P = P (f ) ∩ z ∈ C : ℑ(z) > 0 , entonces
X
I = 2πi res(f, a).
a∈P +
3. Aplique este resultado al cálculo de
Z +∞ Z
dt 1 +∞ dt
I= = .
0 1 + t6 2 −∞ 1 + t6
Capı́tulo 22

Contando ceros y polos al interior de un contorno

1. El teorema base
T EOREMA 22.1. Sea f una función meromorfa en Ω, abierto en C, y γ un arco cerrado en Ω tal
que
i) indγ (α) = 0, para todo α ∈ / Ω.
ii) [Z(f ) ∪ P (f )] ∩ γ ∗ = ∅.
Donde Z(f ) es el conjunto de ceros de f y P (f ) es el conjunto de polos de f . Entonces
Z ′
1 f (z) X X
dz = ma indγ (a) − mb indγ (b),
2πi γ f (z)
a∈Z(f ) b∈P (f )

donde ma es la multiplicidad del cero a y mb es el orden del polo b.


D EMOSTRACI ÓN . Evidentemente f ′ /f ∈ M (Ω). Ahora observamos que, si a ∈ Z(f ), por el
ma
 f (z) = (z − a) g(z) con ma > 1 entero, la multiplicidad de a como cero
teorema 11.1, escribimos
de f , g ∈ H D(a, r) para algún r > 0, y g(a) 6= 0. De ahı́
f ′ (z) ma g′ (z)
= + ,
f (z) z−a g(z)

siendo g′ /g ∈ H D(a, r) ; concluimos que
f′ 
res ; a = ma .
f
Si en cambio b ∈ P (f ), por (15.15) escribiremos f (z) = (z − b)−mb g(z), donde mb > 1 es un entero,
el orden de b como polo de f , obteniendo análogamente
f′ 
res ; b = −mb .
f
Aplicando el teorema del residuo, teorema 21.4 a f ′ /f , obtenemos el resultado. 

2. El principio del argumento


Finalmente, gracias al teorema 19.9, podremos ver que la integral anterior es simplemente un ı́ndice,
el de la curva f ◦ γ aldededor del 0.
T EOREMA 22.2 (Principio del argumento).
 Si f es meromorfa en Ω, y γ un arco cerrado en Ω tal
/ Ω y Z(f ) ∪ P (f ) ∩ γ ∗ = ∅, entonces
que indγ (α) = 0, para todo α ∈
Z ′
∆f ◦γ arg 1 f (z)
= dz.
2π 2πi γ f (z)
Esto, junto con el teorema 22.1, nos da un método de conteo de ceros y polos de una función, y que
no requiere determinarlos explı́citamente, como mostraremos enseguida.
O BSERVACI ÓN . Antes de presentar el próximo ejemplo presentamos la siguiente notación: es-
cribiremos f (r) = o(1) para indicar que lı́m f (r) = 0.
r→∞

E JEMPLO 22.3. Calculamos el número de ceros de f (z) = 1 + z + z 3 en el semiplano ℜz > 0.


87
88 Contando ceros y polos

−R

F IGURA 22.1. Contorno del ejemplo 22.3

Consideramos, para r > 0, el contorno γ consistente del segmento dirigido [ir, −ir], yendo en el
sentido de ir a −ir, y el semicı́rculo t 7→ reit , − π2 6 t 6 π2 . Para r > 0 lo suficientemente grande, este
contorno encierra todos los ceros de f en el semiplano ℜz > 0.
De hecho, f no posee ceros sobre la recta imaginaria iR. Para z = iy, y ∈ R
f (iy) = 1 − i(y − y 3 ),
de donde f (iy) 6= 0 para y ∈ R; además

arg f (iy) = arctan −(y − y 3 ) ,
π
de donde lı́m f (iy) = ± . Por lo tanto, la variación de f en [ir, −ir] cuando r → ∞ es
y→±∞ 2
∆f ◦[ir,−ir] arg = π + o(1).
En el arco de circunferencia
f (reit ) = 1 + reit + r 3 e3it = r 3 e3it (1 + r −2 e−2it + r −3 e−3it ),
pero
|r −2 e−2it + r −3 e−3it | 6 r −2 + r −3 ,
por lo que escribimos r −2 e−2it + r −3 e−3it = o(1) y

f (reit ) = r 3 e3it 1 + o(1) .
Por lo tanto, la variación de argumento de f en el arco, variando t en [− π2 , π2 ] es
∆f ◦rei(·) arg = 3π + o(1).
Esto implica que la variación total de argumento de f a lo largo de γ es
∆f ◦γ arg = 4π + o(1).
Siendo γ una curva cerrada, la variación de argumento de f a lo largo de γ es un múltiplo entero de 2π,
de donde para r suficientemente grande
∆f ◦γ arg = 4π.
Por los teoremas 22.1 y 22.2, el número de ceros de f al interior de γ es igual a 2, coincidiendo este con
el número de ceros en el semiplano ℜz > 0.
El teorema de Hurwitz 89

3. El teorema de Rouché
T EOREMA 22.4 (Rouché). Sean f, g funciones meromorfas en Ω, abierto en C y γ un arco cerrado
en Ω tal que
todo α ∈
I ) indγ (α) = 0, para / Ω.
II ) f (z) − g(z) < f (z) , para todo z ∈ γ ∗ .
 
III ) Z(f ) ∪ P (f ) ∩ γ ∗ = ∅.
Entonces Z ′ Z ′
1 g (z) 1 f (z)
dz = dz
2πi γ g(z) 2πi γ f (z)
D EMOSTRACI ÓN . Observe que por (II ), g no puede tener ceros ni polos sobre γ ∗ , de modo que (III )
se cumple para g al igual que para f . El resultado es una simple reformulación del lema 17.5 para α = 0,
γ0 = f ◦ γ, γ1 = g ◦ γ; esto nos da
Z ′ Z ′
1 g (t) 1 f (t)
= indg◦γ (0) = indf ◦γ (0) = ,
2πi γ g(t) 2πi γ f (t)
las integrales siendo válidas a la condición III y la observación anterior. 
E JERCICIO 22.1. Halle el número de raı́ces de la ecuación
z 2 − 4 2z 2 − 1
+ 2 =0
z2 + 4 z +6
que se encuentran en el disco |z| 6 1.

4. El teorema de Hurwitz
T EOREMA 22.5 (Hurwitz). Sea {fn }n>1 ⊂ H(Ω) que converge uniformemente en compactos a
f ∈ H(Ω), y z0 ∈ Ω. Si f posee un cero de multiplicidad m > 0 en z0 entonces, para cada ε > 0 tal
que
D(z0 , ε) ⊂ Ω y D(z0 , ε) ∩ Z(f ) = {z0 },
existe n0 ∈ N tal que, para n > n0 , fn posee exactamente m ceros en D(z0 , ε), contando multiplici-
dades.
D EMOSTRACI ÓN . Sean γ = ∂D(z0 , ε) y
Z
1 f ′ (z)
m= dz
2πi γ f (z)
el número de ceros de f al interior de γ, contando multiplicidades (cf. teorema 22.1). Sea

δ = mı́n f (z) > 0.
z∈γ ∗

Por el teorema 14.3, fn converge uniformemente a f en γ ∗ , de donde existe n0 ∈ N tal que, para n > n0
y z ∈ γ∗
f (z) − fn (z) < δ 6 f (z) .
Luego, por el teorema de Rouché, para n > n0
Z ′
1 fn (z)
dz = m,
2πi γ fn (z)
de donde la conclusión del teorema. 
C OROLARIO 22.6. Sea {fn }n>1 ⊂ H(Ω) que converge uniformemente en compactos a una función
f ∈ H(Ω) no idénticamente nula. Si existe n0 ∈ N tal que Z(fn ) = ∅ para n > n0 , entonces Z(f ) = ∅.
E JEMPLO 22.7. Las conclusiones del teorema anterior no se dan sin la condición de que f no sea
z
idénticamente nula, como lo muestra el ejemplo de la sucesión fn : C → C, fn (z) = en , n > 1.
90 Contando ceros y polos

n=1 n=2 n=3

F IGURA 22.2. Ilustración del movimiento de los ceros del ejemplo 22.8 en el caso m = 6

E JEMPLO 22.8. Para m > 1, sea fn : C → C definida por fn (z) = z m − 1/n, para n > 1. La
función lı́mite f (z) = z m posee un único cero en z = 0, de multiplicidad m, mientras que cada función
fn posee m ceros simples, dados por
1 2πik
zk = m √ e m , k = 0, 1, . . . , m − 1.
n
Variando n, los ceros de fn se “desplazan” hacia el cero múltiple en 0, lo que se ilustra en la figura 22.2.

E JERCICIO 22.2. Pruebe que si un polinomio no constante p(z) con coeficientes complejos posee
todas sus raı́ces en el semiplano ℜz > 0, entonces todas las raı́ces de su derivada se encuentran en el
mismo semiplano.
Capı́tulo 23

Productos infinitos

1. Definición y convergencia
Q
D EFINICI ÓN 23.1. Dada una sucesión {sn }n>1 de números complejos, la productoria sn es la
sucesión de productos parciales {pn }n>1 , definidos por
n
Y
pn = sk = s1 s2 · · · sn , n > 1.
k=1
Q
D EFINICI ÓN 23.2. Diremos que la productoria sn converge si existe el lı́mite

Y
pn = lı́m pn .
n→∞
n=1

L EMA 23.3. Si {ui }ni=1 ⊂ C, definiendo


n
Y n
Y 
pn = (1 + ui ), p∗n = 1 + |ui |
i=1 i=1
tenemos
n
X 
(23.20) p∗n 6 exp |ui | , |pn − 1| 6 p∗n − 1.
i=1

D EMOSTRACI ÓN . Observamos que para x > 0, 1 + x 6 ex . Tomando x = |uk |, k = 1, . . . , n,


1 + |uk | 6 e|uk | ,
y multiplicando estas desigualdades, obtenemos la primera desigualdad de (23.20).
Probemos la segunda desigualdad de (23.20), junto con la desigualdad |pn | 6 p∗n para todo n > 1,
por inducción sobre n. Para n = 1, esto es trivial. Suponiendo esta desigualdad válida para un cierto n,
entonces

|pn+1 − 1| = pn (1 + un+1 ) − 1 6 |pn − 1| + |pn ||un+1 |
6 p∗n − 1 + |pn ||un+1 | 6 p∗n − 1 + p∗n |un+1 |
= p∗n+1 − 1.
Esto prueba ambas desigualdades para n + 1, luego para todo n > 1 por el principio de inducción. 
P
O BSERVACI ÓN . Una consecuencia del lema es la siguiente: si |an | converge, entonces la sucesión
{p∗n } asociada converge, siendo monótona no decreciente y acotada superiormente.
T EOREMA 23.4. Sea {un }n>1 una sucesión de funciones
P un : S → C, donde S ⊂ C. Supongamos
que las funciones un , n > 1, son acotadas en S, y que ∞ n=1 un (s) es uniformemente convergente en

S. Entonces:
I ) el producto
Y∞

f (s) = 1 + un (s)
n=1
es uniformemente convergente en S;
II ) f (s0 ) = 0 para algún s0 ∈ S, si y sólo si un (s0 ) = −1 para algún n > 1;

91
92 Productos infinitos

III ) si ϕ : N → N es una biyección (recordenamiento de ı́ndices), entonces para cada s ∈ S



Y 
f (s) = 1 + uϕ(k) (s) .
k=1

D EMOSTRACI ÓN . Para cada n > 1, existe cn > 0 tal que, para cada s ∈ S, un (s) 6 cn .
X∞

Afirmamos que un (s) es acotada en S. Como esta serie es uniformemente convergente en S, existe
n=1
X
n0 ∈ N tal que un (s) < 1. Luego
n>n0

X X n0 n0
X X
un (s) 6 un (s) + un (s) 6 1 + cn ,
n=1 n>n0 n=1 n=1
lo que prueba la acotación.
n0
X
Tomando c = exp(1 + ck ), tenemos que para todo s ∈ S y n > 1
k=1
P
pn (s) 6 p∗n (s) 6 e nk=1 |uk (s)| 6 c,
donde
n n 
Y  Y 
pn (s) = 1 + uk (s) , p∗n (s) = 1 + uk (s) .
k=1 k=1

X
Sea δ > 0 fijo. Tomamos N0 tal que un (s) < δ. Como ϕ : N → N es sobreyectiva, dado N > N0 ,
n=N0
hallamos M > N tal que

{1, 2, . . . , N } ⊂ ϕ(1), ϕ(2), . . . , ϕ(M ) .
Sea
M
Y 
qM (s) = 1 + uϕ(k) (s) .
k=1
Entonces Y 

qM (s) − pN (s) = pN (s) 1 + uj (s) − 1 ,
j∈A

donde A = ϕ(1), ϕ(2), . . . , ϕ(M ) \ {1, 2, . . . , N }; en particular todo j ∈ A cumple j > N > N0 .
Por el lema
Y  
qM (s) − pN (s) 6 pN (s) · 1 + |uj (s)| − 1
j∈A
 X  
6 c · exp |uj (s)| − 1
j∈A
 X  
6 c · exp |uj (s)| − 1 6 c · (eδ − 1).
j>N0

Observemos que en lo anterior, por continuidad de exp en 0, para todo ε > 0, podemos elegir δ > 0 tal
que c · (eδ − 1) < ε. En conclusión, dado ε > 0, existe N0 ∈ N tal que para M > N > N0 y todo s ∈ S

(23.21) qM (s) − pN (s) < ε.
Si ϕ es la función identidad de N en N, obtenemos qM (s) = pM (s). Si ε > 0 es arbitrario, obtenemos
N0 ∈ N tal que para N > N > N0 y s ∈ S

(23.22) pM (s) − pN (s) < ε.
El teorema de Weierstrass 93

Esto prueba que la sucesión {pN (s)}N >1 es de Cauchy para cada s ∈ S, de donde existe f (s) =
lı́mN →∞ pN (s). Esto define una función f : S → C; si en (23.22) hacemos M → ∞, obtendremos

(23.23) f (s) − pN (s) 6 ε;

probando la convergencia uniforme de {pN }N >1 a f en S.


Si ahora ϕ es arbitraria, combinando (23.21) y (23.23) obtenemos, para s ∈ S

qM (s) − f (s) 6 2ε.

Por lo tanto, qM converge a f uniformemente en S.


Regresando sobre los cálculos obtenemos, que para cada δ > 0, existe N0 ∈ N tal que si M > N >
N0 , se tiene la desigualdad

pM (s) − pN (s) 6 pN (s) (eδ − 1)

para s ∈ S. Fijado 0 < ε < δ


1/2, esto nos interesa para ε > 0 tal que e − 1 < 2ε < 1, y
en particular
N = N0 + 1. Esto nos da pM (s) − pN0 +1 (s) 6 pN0 +1 (s) 2ε, de donde

pM (s) > pN +1 (s) (1 − 2ε).
0

Tomando M → ∞, obtenemos

f (s) > pN +1 (s) (1 − 2ε).
0

En consecuencia, si f (s0 ) = 0, y como 1 − 2ε > 0, forzosamente pN0 (s) = 0, de donde existe n ∈ N,


con 1 6 n 6 n0 , tal que un (s0 ) = −1. 

2. Producto de funciones holomorfas


T EOREMA 23.5. Sea Ω ⊂ C abierto y {fn }n>1 ⊂ H(Ω), tales que ninguna función fn es idéntica-
mente en ninguna componente de Ω, y

X
1 − fn (z)
n=1
es uniformemente convergente en compactos de Ω. Entonces, el producto

Y
f (z) = fn (z)
n=1

es uniformemente convergente en compactos de Ω y define una función f ∈ H(Ω). Además, si mz (f )


denota la multiplicidad del complejo z ∈ Ω como cero de f , entonces

X
mz (f ) = mz (fk ),
k=1

siendo esta última suma siempre finita.

3. El teorema de Weierstrass
D EFINICI ÓN 23.6. Definimos los factores elementales E0 (z) = 1 − z,
 z2 zn 
En (z) = (1 − z) exp z + + ··· + , para n > 1.
2 n
Está claro que cada factor elemental posee un único cero simple en z = 1.
L EMA 23.7. Para |z| 6 1 y n > 0

1 − En (z) 6 |z|n+1 .
94 Productos infinitos

D EMOSTRACI ÓN . Para n = 0 esto es evidente.


Sea n > 1. Calculamos
 z2 zn 
−En′ (z) = z n exp z + + ··· + ,
2 n
de donde se ve de inmediato que −En′ (z) posee un cero de multiplicidad n en z = 0. Luego, observando
que Z
1 − En (z) = En′ (ξ)dξ
[0,z]
y 1 − En (0) = 0, tenemos que (1 − En )(z) posee un cero de multiplicidad n + 1 en z = 0.
k
Por otro lado, teniendo cada factor exp zk con k > 0 una representación serie de potencias
alrededor de z = 0 de coeficientes > 0, lo mismo vale para el producto −En′ (z); en particular, si

X
f (z) = an z n con an > 0 para todo n > 0, entonces, para |z| 6 c
k=0
∞ ∞
X X
f (z) 6 an |z|n 6 an cn = f (c).
k=0 k=0
1 − En (z)
Sea ϕ(z) = , por lo anterior ϕ se extiende a una función entera y sus coeficientes son
z n+1
> 0, concluimos que para |z| 6 1
ϕ(z) 6 ϕ(1),
lo que se reescribe como
1 − E (z) 1 − E (1)
n n
6 = 1.
z n+1 1n+1
Esto nos da la conclusión del lema. 
T EOREMA 23.8. Sea {zn }n>1 ⊂ C tal que zn 6= 0 para todo n > 1, y |zn | → ∞ cuando n → ∞
(es decir, la sucesión no tiene punto de acumulación). Si {pn }n>1 es una sucesión de enteros > 0 tal
que
∞ 
X r 1+pn
(23.24) converge para todo r > 0,
n=1
|zn |
entonces

Y z
P (z) = Epn
n=1
zn
define una función entera con un cero en cada z = zn y sin otros ceros.
Si α aparece m veces en {zn }, entonces P (z) posee un cero de multiplicidad m en z = α.
La condición (23.24) siempre es siempre satisfecha eligiendo pn = n − 1.
D EMOSTRACI ÓN . Supongamos que pn = n − 1, n > 1. Dado r > 0, tomamos n0 ∈ N tal que, si
n > n0 entonces |zn | > 2r, y
 r n  1 n
<
|zn | 2
y se cumple la convergencia en (23.24).
Sea z en un compacto de C; podemos elegir r > 0 tal que |z| 6 r. Entonces
  1+pn  r 1+pn
1 − Epn z 6 z

6 .
zn zn |zn |
Luego por (23.24), la serie
∞  
1 − Epn z
X

n=1
zn
El teorema de Weierstrass 95


es uniformemente convergente en z ∈ C : |z| 6 r (luego en cualquier compacto de C). Por lo tanto,
Y∞ z
el producto Epn es uniformemente convergente en compactos de C, y es igual a 0 si y sólo si
n=1
zn
z z
Epn = 0 para algún n, esto es = 1 o z = zn . 
zn zn

X 1
E JEMPLO 23.9. Si es convergente, entonces podemos tomar pn = 0 para n > 1, y el
|zn |
n=1
producto canónico
∞ z Y ∞ 
Y z
f (z) = E0 = 1−
n=1
z0 n=1
zn
define una función entera.
∞ ∞
X 1 X 1
E JEMPLO 23.10. Si diverge pero converge, podemos tomar pn = 1, y el producto
|zn | |zn |2
n=1 n=1
infinito
∞ ∞ 
z
Yz Y z z
g(z) = E1 = 1− e n
n=1
z0 n=1
zn
define ahora la función entera con los ceros prescritos buscada.
El siguiente teorema vale reemplazando A ⊂ C por A ⊂ Ω, donde Ω es un abierto cualquiera, siendo
A un conjunto sin punto de acumulación en Ω, y obteniendo f ∈ H(Ω) como resultado. Sin embargo,
para mantener la simplicidad, nos remitiremos a este caso especial; detalles sobre el caso general pueden
hallarse en [18, Chapter 15].
T EOREMA 23.11. Sea A ⊂ C un conjunto sin punto de acumulación, tal que a cada elemento
a ∈ A, se le asigna un número entero ma > 1. Entonces, existe f ∈ H(C) tal que Z(f ) = A, y la
multiplicidad de cada a ∈ A como cero de f es exactamente ma .
D EMOSTRACI ÓN . El caso más simple ocurre cuando A es finito. En este caso A = {ak }16k6n y
cada ak tiene asociado el entero mk > 1. El polinomio
n
Y
P (z) = (z − ak )mk
k=1

cumple las condiciones deseadas.


Supongamos ahora que A es infinito numerable y 0 ∈ / A. Podemos escribir A como una sucesión
{an }n>1 de valores distintos, y ordenarla en valor absoluto creciente
|a1 | 6 |a2 | 6 . . . |an | . . .
de modo que lı́mn→∞ |an | = +∞ (de otro modo halları́amos un punto de acumulación en el plano).
Definimos una sucesión {zn }n>1 repitiendo mk veces cada elemento ak :
z1 , z2 , . . . , = a1 , . . . , a1 , a2 , . . . , a2 , . . ., . . .
| {z } | {z }
m1 m2

La sucesión {zn }n>1 genera una función entera P (z) con las condiciones deseadas, mediante el teorema
23.8.
Finalmente, si 0 ∈ A, consideramos A1 = A \ {0}, y aplicamos el caso anterior a A1 , obteniendo
P1 ∈ H(C) con Z(P1 ) = A1 y las multiplicidades deseadas para los ceros no nulos. Luego
P (z) = z m0 P1 (z)
cumple los requisitos del teorema. 
96 Productos infinitos

O BSERVACI ÓN . Con las notaciones del teorema anterior, una de las funciones P (z) que satisfacen
las condiciones toma, en el último caso, la forma
∞  z z z k−1
m0
Y z  bk + 2b2k +···+ (k−1)bk−1
P (z) = z 1− e k .
bk
k=1

C OROLARIO 23.12. Si f ∈ M (C), entonces existen g, h ∈ H(C) tales que


g
f= .
h
D EMOSTRACI ÓN . Sea A = P (f ). Por el teorema anterior, existe una función h ∈ H(C) con
Z(h) = P (f ), y para la que hacemos coincidir las multiplicidades ma de los ceros a ∈ Z(h) con los
órdenes oa de los polos de g, ma = oa . Por lo tanto, la función g = hf , g ∈ M (C), posee singularidades
removibles en los puntos de P (f ), y por lo tanto se extiende a una función entera (que denotamos de la
misma manera), g ∈ H(C). Esto prueba el resultado. 
Capı́tulo 24

El teorema del mapeo conforme de Riemann

1. Transformaciones de Schwarz
En lo que sigue, denotaremos por

D = z ∈ C : |z| < 1
el disco unitario centrado en el origen, y

T = z ∈ C : |z| = 1
el cı́rculo unitario centrado en el origen.

L EMA 24.1 (Schwarz). Sea f ∈ H(D) tal que f (z) 6 1 para todo z ∈ D, y f (0) = 0. Entonces

(24.25) para todo z ∈ D, f (z) 6 |z|,
y

(24.26) f (0) 6 1.
Si se da la igualdad en (24.25) para algún z ∈ D \ {0} o en (24.26), entonces existe λ ∈ C con |λ| = 1
tal que
para todo z ∈ D, f (z) = λz.
f (z)
D EMOSTRACI ÓN . Como f (0) = 0 y f es derivable en 0, entonces la función z 7→ posee una
z
f (z)
singularidad removible en z = 0. Luego, existe h ∈ H(D) tal que, para todo z 6= 0, h(z) = .

z
Observe además que h(0) = f (0). Si z ∈ D, z 6= 0, |z| < r < 1, entonces, por el principio del módulo
máximo aplicado (teorema 12.3) a h

f (z)
f (ξ) 1
6 máx 6 .
z |ξ|=r |ξ| r
f (z)
Haciendo r → 1− , obtenemos

6 1, esto es f (z) 6 |z|, para todo z ∈ D. Si z → 0, obtenemos
′ z
f (0) 6 1,

Si f (z) = |z| para algún z ∈ D, z 6= 0, o f ′ (0) = 1, entonces h(z) = 1 para algı́n z ∈ D.
Nuevamente, el principio del módulo máximo implica h es constante, esto es, existe λ ∈ C tal que
h(z) = λ, para
todo z ∈ D. Volviendo a f , esto nos dice que f (z) = λz para todo z ∈ D; además
|λ| = h(z) = 1. 
L EMA 24.2. Dado α ∈ D, sea
z−α
(24.27) ϕα (z) = .
1 − αz
Entonces:
I ) ϕα es un mapeo inyectivo tal que ϕα (T) = T, ϕα (D) = D, y ϕα (α) = 0.
II ) La inversa de ϕα es ϕ−α .
III ) ϕ′α (0) = 1 − |α|2 .
1
IV ) ϕ′α (α) = .
1 − |α|2
97
98 El teorema del mapeo conforme de Riemann


D EMOSTRACI ÓN . Vemos directamente que ϕα ∈ H C \ {1/α} , con 1/α ∈ / D pues |1/α| > 1.
Ahora
z−α
1−αz + α
  z−α 
ϕ−α ϕα (z) = ϕ−α =   =z
1 − αz z−α
1 + α 1−αz

e, intercambiando α por −α, ϕα ϕ−α (z) = z, de donde ϕα es una biyección de C \ {1/α} en C \
{−1/α}. Esto prueba (II ) y parte de (I ).
Para t ∈ R
it it it
ϕα (eit ) = e − α · 1 = e − α = |e − α| = 1,

1 − αeit |e−it | e−it − α |e−it − α|
de modo que ϕα (T) ⊂ T. Del mismo modo ϕα (T) ⊂ T, de donde
(24.28) T = ϕα ◦ ϕ−α (T) ⊂ ϕα (T) ⊂ T
y por lo tanto ϕα (T) = T.
Por el principio del módulo máximo (teorema 12.3), para cada z ∈ D

ϕα (z) 6 máx ϕα (ξ) = 1.
|ξ|=1

El principio
del módulo máximo, unido al hecho que ϕα no es constante, implica que para cada z ∈ D,
ϕα (z) < 1, y ϕα (z) ∈ D; en este caso ϕ(D) ⊂ D. Por lo tanto, análogamente a (24.28), tendremos
que ϕ(D) = D. 
E JERCICIO 24.1 (Principio de subordinación). Sean f y F dos funciones holomorfas en D. Supong-
amos que f (0) = F (0), f (D) ⊂ F (D), y que F es inyectiva. Muestre que para todo r < 1, se tiene
que  
f D ⊂ F D(0, r) ,
y por lo tanto
sup f (z) 6 sup F (z) .
|z|=r |z|=r

2. Conservación de ángulos
Recordemos la definición de dirección unitaria A[z] de un número z ∈ C∗ (definición 8.4).
D EFINICI ÓN 24.3 (Conservación de ángulos). Sea Ω un abierto de C, f : Ω → C, z0 ∈ Ω tal que
existe r > 0 con la propiedad de D(z0 , r) ⊂ Ω y para todo z ∈ D ′ (z0 , r), f (z) 6= f (z0 ). Diremos que
f preserva ángulos en z0 si  
lı́m e−iθ A f (z0 + reiθ ) − f (z0 )
r→0+
existe y no depende de θ ∈ R.
T EOREMA 24.4. Sea Ω ⊂ C abierto y f : Ω → C. Si f ′ (z0 ) existe para algún z0 ∈ Ω y f ′ (z0 ) 6= 0,
entonces f preserva ángulos en z0 .
D EMOSTRACI ÓN . Sin pérdida de generalidad, suponemos z0 = 0 y f (z0 ) = 0. Si f ′ (0) = a 6= 0,
entonces
  f (reiθ ) f (reiθ )/(reiθ ) a
e−iθ A f (reiθ ) = e−iθ iθ
=
iθ iθ

f (re ) f (re )/(re ) |a|
+
cuando r → 0 . 

O BSERVACI ÓN . Observamos que si reiθ1 , reiθ2 para r > 0, son dos rayos partiendo de z = 0 en la
prueba anterior, entonces
h f (reiθ2 ) i
A ≈ ei(θ2 −θ1 ) ,
f (reiθ1 )
mostrando que las imágenes de los rayos forman el mismo ángulo en el punto imagen. Dado que estas
imágenes son curvas en la imagen, lo que de hecho calculamos es el ángulo formado por sus tangentes.
Esto es ilustrado en la figura 24.1.
Familias normales 99

f β∗
β
π π
4 4

0 α 1 α∗

F IGURA 24.1. Ángulos formados por las curvas α, β : [0, 1] → C, α(t) = t, β(t) =
t + it, en t = 0 (punto P = 0) y sus imágenes mediante f (z) = (z + 1)2 , α∗ (t) =
f α(t) y β ∗ (t) = f β(t) en Q = f (0) = 1

3. Familias normales
D EFINICI ÓN 24.5 (Familia normal). Sea Ω ⊂ C un abierto conexo, F ⊂ H(Ω). Se dice que F es una
familia normal si toda sucesión de elementos de F posee una subsucesión que converge uniformemente
en compactos de Ω.
Más precisamente, dada {fn }n>1 ⊂ F, existe {fkn }n>1 ⊂ {fn }n>1 y f : Ω → C tal que fkn → f
uniformemente en compactos de Ω (no necesariamente f ∈ F, pero en todo caso f ∈ H(Ω) por el
teorema 14.3).
T EOREMA 24.6. Supongamos que F ⊂ H(Ω) es una familia uniformemente acotada en compactos
de Ω. Entonces F es normal.
D EMOSTRACI ÓN . Sea {Kn }n>1 una sucesión de compactos, asociada a Ω, con las propiedades del
lema 4.24; en este lema, asociado a cada n > 1, tomamos δn > 0 tal que para todo z ∈ Kn y ξ ∈ Ω con
1
|z − ξ| < 2δn , se tiene que ξ ∈ Kn+1 (en la prueba del lema δn = 2n(n+1) ). Todo compacto K ⊂ Ω
está contenido en algún KN para algún N > 1, por lo que las propiedades probadas para elementos de
las familia {Kn }n>1 .
Sean z ′ , z ′′ ∈ Kn con |z ′ − z ′′ | < δn y γ = ∂D(z ′ , 2δn ); entonces para cada f ∈ F, por la fórmula
de Cauchy (teorema 10.5)
Z  1
f (z ) − f (z ′′ ) = 1
′ 1 
2πi f (ξ) ξ − z ′ − ξ − z ′′ dξ
γ
Z ′ ′′
1 f (ξ) |z − z | |dξ|,

6
2π γ |ξ − z ′ ||ξ − z ′′ |
y
|ξ − z ′ | = 2δn , |ξ − z ′′ | > |ξ − z ′ | − |z ′ − z ′′ | > 2δn − δn = δn ,
de donde
′ ′′
f (z ) − f (z ′′ ) 6 1 Mn |z − z | (2π · 2δn ) = 1 Mn |z ′ − z ′′ |,

2π 2δn2 δn
donde Mn es una constante tal que

para todo f ∈ F y ξ ∈ Kn+1 , f (ξ) ,
n o
εδn
constante existente gracias a la hipótesis del teorema. Por lo tanto, dado ε > 0, tomando δ = mı́n M n
, δn >

0, tendremos que si z ′ , z ′′ ∈ Kn , y |z ′ − z ′′ | < δ, entonces f (z ′ ) − f (z ′′ ) < ε. Esto prueba que F es
equicontinua.
Además F es puntualmente acotada en Kn , pues para cada x ∈ Ω, F es uniformemente acotada en
el compacto {x}. Por el teorema de Arzelá-Ascoli (teorema 5.36), F es una familia normal. 
100 El teorema del mapeo conforme de Riemann

E JERCICIO 24.2. Sea {fn }n>1 una sucesión de funciones holomorfas en un abierto conexo Ω ⊂ C.
Supongamos que {fn } está acotada en H(Ω), las fn no se anulan nunca, y lı́m fn (z0 ) = 0 para un
n→∞
cierto punto z0 ∈ Ω. Muestre que la sucesión {fn } converge a 0 uniformemente sobre todo compacto
de Ω.

4. Equivalencia conforme
D EFINICI ÓN 24.7 (Equivalencia conforme). Sean Ω1 , Ω2 subconjuntos abiertos, conexos de C. Di-
remos que Ω1 es conformemente equivalente a Ω2 si existe ϕ ∈ H(Ω1 ) inyectiva con ϕ(Ω1 ) = Ω2 .
O BSERVACI ÓN . Por consecuencia del corolario 13.9, si ϕ : Ω1 → Ω2 es una biyección holomorfa,
entonces ϕ−1 : Ω2 → Ω1 también lo es. Luego, la relación de equivalencia conforme es una relación de
equivalencia en los abiertos conexos de C.
T EOREMA 24.8. Todo abierto simplemente conexo de C, distinto de C, es conformemente equiva-
lente al disco unitario D.
El teorema nos dice que los abiertos conexos del plano están clasificados en dos clases de equiva-
lencia conforme, la del plano y la del disco unitario.
D EMOSTRACI ÓN . Sea Ω ⊂ C un abierto simplemente conexo y w0 ∈
/ Ω. Sea

Σ = ψ : Ω → D; ψ ∈ H(Ω) es inyectiva .
Vamos a probar que un elemento de Σ es una función sobreyectiva, probando el teorema.
Primera etapa: verificamos que Σ 6= ∅. Como Ω es simplemente conexo, si f : Ω → C f (z) = z −
w0 , entonces Z(f ) = ∅, de donde, por proposición 17.10 (IV ) existe ϕ ∈ H(Ω) tal que ϕ(z)2 = z − w0
para todo z ∈ Ω. Esta propiedad prueba por definición la inyectividad de ϕ, pero además prueba que, si
ϕ(z1 ) = −ϕ(z2 ), entonces z1 = z2 , de donde a su vez ϕ(z1 ) = 0 = ϕ(z2 ), lo que es absurdo.
Además, ϕ es abierta, al ser holomorfa y no constante (corolario 13.8). Existe entonces D(a, r) ⊂
ϕ(Ω) con 0 < r < |a|. De ahı́, si w ∈ D(−a, r) ∩ ϕ(Ω), esto es |w + a| < r, entonces | − w − a| < r y
por lo tanto −w = ϕ(z1 ) con z1 ∈ Ω. Pero w ∈ ϕ(Ω), de donde w = ϕ(z2 ) con z2 ∈ Ω. Por lo anterior,
la igualdad −ϕ(z2 ) = ϕ(z1 ) es contradictoria. Concluimos que D(a, r) ∩ ϕ(Ω) = ∅.
Definimos ψ : Ω → C mediante
r
ψ(z) = .
ϕ(z) + a
Como D(−a, r) ∩ ϕ(Ω) = ∅, ψ está correctamente definida, y es una función inyectiva y holomorfa
sobre Ω, y además, para z ∈ Ω

ψ(z) = r
ϕ(z) + a 6 1,

esto es ψ(Ω) ⊂ D. Como ψ(Ω) es abierto, entonces ψ(Ω) ⊂ D. Por lo tanto ψ ∈ Σ y Σ 6= ∅.


Segunda etapa: mostramos que si ψ ∈ Σ, ψ(Ω) 6= D y z0 ∈ Ω entonces existe ψ1 ∈ Σ tal que

ψ1 (z0 ) > ψ ′ (z0 ) .

Sea ψ ∈ Σ, y α ∈ D \ ψ(Ω). Entones, ϕα ◦ ψ ∈ Σ, donde ϕα está definida por (24.27). Como ϕα ◦ ψ no


/ ψ(Ω), como antes, existe g ∈ H(Ω) tal que g 2 = ϕα ◦ψ. Iguales argumentos,
tiene ceros en Ω, pues α ∈
junto con la propiedad del lema 24.2 (I ), que ϕα (D) = D, muestran que g es inyectiva, y g(Ω) ⊂ D,
esto es, de hecho g ∈ Σ.
Si ahora ψ1 = ϕβ ◦ g, donde β = g(z0 ), entonces del mismo modo, se prueba que ψ1 ∈ Σ
(ψ1 (Ω) ⊂ D, pero además ψ1 (z0 ) = ϕβ (β) = 0. Denotando s(w) = w2 , tenemos
ψ = ϕ−1 2
α ◦ g = ϕ−α ◦ s ◦ g = ϕ−α ◦ s ◦ ϕ−β ◦ ψ1 = F ◦ ψ1 ,

donde F = ϕ−α ◦ s ◦ ϕ−β . Por lo tanto



ψ ′ (z0 ) = F ′ ψ1 (z0 ) · ψ1′ (z0 ) = F ′ (0) · ψ1′ (z0 ).
Equivalencia conforme 101

Observe que F (D) ⊂ D y F no es inyectiva


D, de donde por el lema de Schwarz (lema 24.1) F no
en
puede ser una rotación, y forzosamente F ′ (0) < 1. Esto nos da

ψ (z0 ) < ψ1′ (z0 ) .
Tercera etapa: fijado z0 ∈ Ω, sea
n o
η = sup ψ ′ (z0 ) : ψ ∈ Σ
(podrı́a darse que η = ∞). Entonces, existe {ψn }n>1 ⊂ Σ tal que

lı́m ψn′ (z0 ) = η.
n→∞
Siendo Σ una familia uniformemente acotada, al ir las imágenes de sus elementos al disco unitario,
aplicamos el teorema 24.6 para concluir que Σ es normal. Luego, {ψn }n>1 posee una subsucesión,
la que denotaremos también {ψn }n>1 , uniformemente convergente en compactos de Ω a una función
ψ ∈ H(D), con ′
ψ (z0 ) = η;
recuerde que para esto ψn′ converge a ψ ′ por el teorema 14.3. Como Σ 6= ∅, entonces η > 0, y luego ψ
no es constante. Como ψn (Ω) ⊂ D para todo n > 1, entonces ψ(Ω) ⊂ D, pero al ser ψ una aplicación
abierta, ψ(Ω) es abierto y ψ(Ω) ⊂ D.
Veamos que ψ es inyectiva. Sean z1 , z2 ∈ Ω, z1 6= z2 . Escribimos α = ψ(z1 ), αn = ψn (z1 ) para
n > 1. sea D = D(z2 , r) con z1 ∈/ D tal que ψ − α no tenga ceros en ∂D. Entonces, lı́m ψn − αn =
n→∞
ψ − α uniformemente en D. Vemos que las funciones ψn − αn no tienen ceros en D, al ser funciones
inyectivas, y tienen un cero en z1 . Por el teorema de Hurwitz (teorema 22.5) ψ − α no tiene ceros en D,
ψ(z2 ) 6= ψ(z1 ). Por lo tanto ψ es inyectiva, de donde ψ ∈ Σ. Además, por construcción
y en particular
ψ maximiza ψ ′ (z0 ) , de donde por lo probado en la segunda etapa de la prueba, ψ(Ω) = D. 
Capı́tulo 25

Funciones de orden finito

1. Orden de una función entera


Dada una función entera f no nula, definimos, para r > 0, el número

Mf (r) = sup f (z) .
|z|=r

Por el principio del módulo máximo (teorema 12.3), la función r 7→ Mf (r) para r > 0 es creciente y
lı́m Mf (r) = ∞.
r→∞

D EFINICI ÓN 25.1 (Función de orden finito). Una función entera f es de orden finito si, para algún
k > 0 y r0 > 0, se tiene que
k
Mf (r) < er
para r > r0 . En este caso, el orden de la función entera f es el ı́nfimo de los valores de k > 0 para los
cuales se cumple esta desigualdad asintótica.
Si f no es una función de orden finito, decimos que es de orden infinito.
N OTACI ÓN (Desigualdades asintóticas). Dadas funciones reales f (r) y g(r) definidas para r > 0,
denotamos
f (r) <c g(r)
para indicar que existe r0 > 0 tal que f (r) < g(r) para r > r0 , mientras que usamos
f (r) <
n g(r)

para indicar que f (r) < g(r) para una sucesión r = rn de valores con lı́m rn = ∞.
n→∞

E JERCICIO 25.1. Sean f (r), g(r) funciones de la variable r > 0, y g(r) > 0 para r > 0. Con las
notaciones anteriores,
f (r)
α = lı́m sup
r→∞ g(r)
si y sólo si, para cada ε > 0
(α − ε)g(r) < <
n f (r) c (α + ε)g(r).

L EMA 25.2. Si f es una función entera de orden finito y ρ su orden, entonces


ln ln Mf (r)
ρ = lı́m sup .
r→∞ ln r
D EMOSTRACI ÓN . Para cada ε > 0, por definición de orden
ρ−ε ρ+ε
er <
n Mf (r) <c er
de donde, tomando logaritmos dos veces
(ρ − ε) ln r < ln ln Mf (r) <c (ρ + ε) ln r.
n

Concluimos usando el ejercicio anterior. 


103
104 Funciones de orden finito

E JEMPLO Sea P un polinomio no constante y k > 1 su grado. Entonces, para ε > 0, si |z| = r
25.3.
y r grande, P (z) < r k+ε , o Mf (r) < r k+ε . Luego
ln ln Mf (r) ln(k + ε) + ln ln r
06 < ,
ln r ln r
de donde ρ = 0.
E JEMPLO 25.4. Si f es una función entera, representable para z ∈ C bajo la forma
X∞
f (z) = an z n ,
n=0
donde an > 0 para todo n > 0, entonces
Mf (r) = f (r).
Concluya que la función f (z) = ez cumple Mf (r) = er , de donde ρ = 1.
E JEMPLO 25.5. Sean f y g dos funciones enteras de orden finito ρf y ρg , respectivamente. Entonces,
si ρf 6= ρg , las funciones suma f + g y producto f · g son de orden finito y
ρf +g = máx{ρf , ρg }, ρf ·g = máx{ρf , ρg }.
En general, sólo tenemos que ρf +g 6 máx{ρf , ρg } y ρf ·g 6 máx{ρf , ρg }; dé ejemplos de casos donde
no se da la igualdad.

2. Fórmulas de Schwarz y Nevanlinna


L EMA 25.6 (Poisson). Sea f ∈ H(Ω), donde Ω ⊃ D(0, R) para algún R > 0. Entonces, para
z ∈ D(0, R), escrito como z = reiθ , r > 0, θ ∈ R
Z 2π
1 R2 − r 2
(25.29) f (z) = f (Reiϕ ) 2 dϕ.
2π 0 R − 2Rr cos(θ − ϕ) + r 2
2
D EMOSTRACI ÓN . De la fórmula de Cauchy, teorema 10.5, para z ∗ = Rr eiθ , siendo |z| < R y

|z | > R
Z Z
1 f (ζ) 1 f (ζ)
f (z) = f (z) − 0 = dζ − dζ
2πi ∂D(0,R) ζ − z 2πi ∂D(0,R) ζ − z ∗
Z h 1
1 1 i
= f (ξ) − dζ.
2πi ∂D(0,R) ζ − z ζ − z∗
Escribiendo ζ = Reiϕ , con 0 6 ϕ 6 2π
R2 iθ R R
ζ − z ∗ = Reiϕ − e = − ei(θ+ϕ) (Re−iϕ − re−iθ ) = − ei(θ+ϕ) · ζ − z,
r r r
R 2 r 2 − R2 R 2 − r2
z − z ∗ = reiθ − eiθ = eiθ = − eiθ ,
r r r
de donde
2 2
h 1 1 i z − z∗ − R −r eiθ
− dζ = dζ = r
Reiϕ i dϕ
ζ − z ζ − z∗ (ζ − z)(ζ − z ∗ ) − Rr ei(θ+ϕ) |ζ − z|2
R2 − r 2
= i dϕ.
|ζ − z|2
Finalmente, vemos que
 
|ζ − z|2 = |ζ|2 − 2ℜ ζz + |z|2 = |ζ|2 − 2ℜ Rrei(ϕ−θ) + |z|2
= R2 − 2Rr cos(ϕ − θ) + r 2 ,
lo que completa el cálculo. 
Fórmulas de Schwarz y Nevanlinna 105

O BSERVACI ÓN . Rápidamente se observa que la fórmula anterior se escribe como


Z 2π
1 |ζ|2 − |z|2
f (z) = f (Reiϕ ) dϕ
2π 0 |ζ − z|2
y, observando que
ζ + z  |ζ|2 − |z|2
ℜ = ,
ζ −z |ζ − z|2
tenemos también la fórmula
Z 2π ζ + z 
1
(25.30) f (z) = f (Reiϕ )ℜ dϕ.
2π 0 ζ −z
De ahı́ se sigue además que
Z 2π
1
(25.31) f (0) = f (Reiϕ )dϕ.
2π 0

T EOREMA 25.7 (Schwarz). Sea f ∈ Ω, donde Ω ⊃ D(0, R). Escribimos f (z) = u(z) + iv(z),
donde u, v : Ω → R. Entonces
Z 2π
1 ζ +z
f (z) = u(ζ) dϕ + iv(0),
2π 0 ζ −z
donde ζ = Reiϕ , 0 6 ϕ 6 2π.
D EMOSTRACI ÓN . Consideremos a : Ω \ ∂D(0, R) → C definida por
Z 2π
1 ζ +z
a(z) = u(ζ) dϕ;
2π 0 ζ −z
esta función es holomorfa y su integral puede calcularse derivando bajo el signo integral, como en el
lema 10.7 (esto se ve separando el numerador y calculando dos integrales). Definiendo ahora F (z) =
ef (z)−a(z) , se cumple que

F (z) = eℜf (z)−ℜa(z) = e0 = 1,
por la ecuación (25.30). Por el principio del módulo máximo, teorema 12.3, concluimos que F (z) es
constante, de donde f (z) − a(z) es una función constante K, esto es
Z 2π
1 ζ +z
f (z) = u(ξ) dϕ + K,
2π 0 ζ −z
y evaluando para z = 0, tomando parte real en (25.31)
u(0) + iv(0) = u(0) + K,
de donde K = iv(0). 
T EOREMA 25.8 (Nevanlinna). Sea f una función entera y a1 , . . . , an los ceros de f en el disco
D(0, R), repetidos según multiplicidad, y f (z) 6= 0 para z ∈ ∂D(0, R), f (0) 6= 0. Sea D el subconjunto
abierto obtenido de D(0, R) retirando los rayos {λam : λ > 1} y {λR2 /am : λ > 1}, de modo que D
es un subconjunto abierto, simplemente conexo y denso de D(0, R). Definimos un logaritmo holomorfo
log : D → C.
Sea z ∈ D(0, R). Escribiendo z = reiθ con r > 0 (r < R), θ ∈ R
Z 2π
1 Reiϕ + z X R(z − am )
(25.32) log f (z) = ln f (Reiϕ ) iϕ dϕ + log 2 + iC,
2π 0 Re − z R − zam
|am |<R

donde C ∈ R, y
Z 2π
1 R2 − r 2 X R(z − a )
m
ln f (Reiϕ ) 2

(25.33) ln f (z) =

2
dϕ + ln 2 .
2π 0 R − 2Rr cos(θ − ϕ) + r R − zam
|am |<R
106 Funciones de orden finito

D EMOSTRACI ÓN . Partimos del caso más simple, esto es, supongamos que f (z) 6= 0 para z ∈
D(0, R). Entonces, la función log f (z) es holomorfa y, por el teorema de Schwarz 25.7, para z ∈
D(0, R)
Z 2π
1 Reiϕ + z
log f (z) = ln f (Reiϕ ) iϕ dϕ + iC,
2π 0 Re − z

donde C ∈ R. Esto corresponde a la fórmula (25.32).


Consideramos ahora el caso general, en el que f tiene ceros en D(0, R) y no tiene ceros en ∂D(0, R).
Definimos
Y R2 − am z
ϕ(z) = f (z) · .
R(z − am )
|am |<R

Observe que de hecho, estamos retirando los ceros de f con los denominadores de las fracciones, mien-
tras que los numeradores no agregan nuevos ceros en el disco D(0, R), pues R2 − am z = 0 implica que
|z| = R2 /|am | > R.
Escribiendo z = Reiϕ con ϕ ∈ R, tenemos que para cada m > 1
2
R − am z R − am eiϕ iϕ
= · 1 = |R − am e |
R(z − am ) Reiϕ − am |e−iϕ | |R − am e−iϕ |

R − am e−iϕ
= = 1.
|R − am e−iϕ |

Por lo tanto, ϕ(Reiϕ ) = f (Reiϕ ) para z ∈ ∂D(0, R), mientras que ϕ(z) 6= 0 para |z| 6 R. El caso
anterior se aplica, y podemos calcular log ϕ(z) reemplazando f por ϕ al interior de la fórmula:
Z 2π
1 Reiϕ + z
log ϕ(z) = ln f (Reiϕ ) iϕ dϕ + iC,
2π 0 Re − z

Sólo queda combinar esta fórmula con

X R(z − am )
log ϕ(z) = log f (z) − log
R 2 − am z
|am |<R

para obtener (25.32). Tomando la parte real de esta ecuación, obtenemos (25.33). 

3. La fórmula de Jensen
D EFINICI ÓN 25.9 (Función de conteo de ceros). Sea f una función entera. La función de conteo de
ceros de f es la función n = n(t), que a cada t > 0, le asigna el número de ceros de f (z) con |z| 6 t,
contando sus multiplicidades.

L EMA 25.10. Sea f una función entera tal que f (0) 6= 0, y R > 0 tal que f no posee ceros en
∂D(0, R). Entonces
Z R
X R n(t)
ln = dt.
|am | 0 t
|am |<R
La fórmula de Jensen 107

D EMOSTRACI ÓN . Sean 0 = t0 < t1 < t2 < . . . < tk = R tales que n(t) es constante en cada
intervalo [t0 , t1 , ]tj−1 , tj ], j = 2, . . . , k. Entonces n(0) = n(t0 ) = 0, n(R) = n(tk ) y
Z R k Z tj k
n(t) X dt X tj−1
dt = n(tj−1 ) = n(tj−1 ) ln
0 t tj−1 t tj
j=1 j=1
k
X k
X
= n(tj−1 ) ln tj − n(tj−1 ) ln tj−1 + n(t0 ) ln t1
j=2 j=2
k
X 
= n(tk ) ln tk − n(tj−1 ) − n(tj ) ln tj
j=1
k
X X
= n(R) ln R − ln tj .
j=1 |am |=tj
X X X R
= ln R − ln |am | = ln .
|am |
|am |<R |am |<R |am |<R

T EOREMA 25.11 (Fórmula de Jensen). Sea f una función entera con f (0) 6= 0; entonces para
R>0
Z R Z 2π
n(t) 1
dt = ln f (Reiϕ ) dϕ − ln f (0) .
0 t 2π 0
D EMOSTRACI ÓN . Consideramos el caso f (0) = 1. La fórmula de Nevanlinna 25.33 en z = 0 nos
da
Z 2π
1 X R
ln f (0) = ln f (Reiϕ ) dϕ − ln .
2π 0 |am |
|am |<R

Aplicando el lema anterior, concluimos. 

O BSERVACI ÓN . Si f (0) = 0, siendo f no idénticamente nula, siendo k = n(0) > 1 la multipli-
cidad de z = 0 como raı́z de f , aplicando el teorema anterior a z 7→ f (z)/z k , obtenemos en toda su
generalidad la fórmula:
Z R Z 2π (k)
n(t) − k 1

f (0)
dt + k ln R = ln f (Re ) dϕ − ln
.
0 t 2π 0 k!
P ROPOSICI ÓN 25.12. Sea f una función entera y n(r) su función de conteo de ceros. Entonces,
para r > 0
(k)
f (0)
n(r) < k + ln Mf (er) − ln ,
k!
donde k = n(0) es la multiplicidad de z = 0 como cero de f .

D EMOSTRACI ÓN . Si f (0) = 1, entonces para todo r > 0
Z er Z er Z er
n(t) n(t) dt
ln Mf (er) > dt > dt > n(r) = n(r).
0 t r t r t
Por lo tanto n(r) < ln Mf (er).
Si f (0) 6= 0 en general, entonces aplicamos lo recién probado a z 7→ f (z)/f (0) en lugar de f .
Finalmente, en el caso general agregamos n(0), la multiplicidad de z = 0 como cero de f . 
108 Funciones de orden finito

4. Cálculo del orden de una función entera


L EMA 25.13 (Desigualdad de Cauchy). Sea f una función entera, que se escribe bajo la forma

X
(25.34) f (z) = cn z n
n=0
para z ∈ C. Entonces, para todo n > 0 y r > 0
Mf (r)
|cn | 6 .
rn
D EMOSTRACI ÓN . El argumento de prueba ya fue utilizado en la demostración del teorema 12.1.

L EMA 25.14. Sea f entera tal que, para algunas constantes A > 0 y k > 0
k
Mf (r) <c eAr
entonces
 eAk n/k
|cn | <c .
n
 n 1/k
D EMOSTRACI ÓN . Definiendo r = tenemos, aplicando el lema 25.13 que para n > 0
Ak
k
eAr k n n n n eAK
 eAk n/k
|cn | <c = eAr −n ln r = eA· Ak − k ln( Ak ) = e k ln( n ) = .
rn n

L EMA 25.15. Si f entera se escribe como en (25.34), y
 eAk n/k
(25.35) |cn | <c
n
entonces, para todo ε > 0
k
Mf (r) <c e(A+ε)r .
D EMOSTRACI ÓN . Observamos que si la condición (25.35) ocurre para una función f , entonces
también ocurre para f + P , donde P es un polinomio cualquiera. Además, el ejemplo 25.3 muestra que
esto no afecta el resultado final. Siendo ası́, podemos cambiar un número finito de coeficientes cn , de
modo que podemos suponer que en lugar de (25.35), se tiene c0 = 0 y
 eAk n/k
|cn | <
n
para todo n > 1.
Observamos entonces que para |z| = r
∞ ∞ 
X n
X eAk n/k n
f (z) 6 |cn |r 6 r .
n
n=1 n=1
k 1
Siendo m = ⌊n/k⌋, tenemos que 6 y n m
 eAk n/k  k n/k
r k = (eAr k )n/k
n n
 1 m+1  eAr k m+1
6 (eAr k )m+1 = .
m m
(m−1)m
Hacemos un paréntesis ahora. Escribiendo am = (m−1)! para m > 2, vemos que
am+1 mm+1 (m − 1)!  m m  1 m
= · = = 1 +
am m! (m − 1)m m−1 m−1
Cálculo del orden de una función entera 109

y luego
am+1
lı́m = e,
m→∞ am
de donde por el criterio de la razón, lema 3.20
 mm+1  1 √
m+1
lı́m = lı́m m+1 am+1 = e.
m→∞ m! m→∞

Por lo tanto, dado ε > 0, existe m0 > 0 tal que, para m > m0
eA  mm+1  1
m+1
<
A + 2ε m!
o
 eA m+1 (A + ε )m+1
2
< .
m m!
Esto nos permite escribir, para una constante C0 > 0 conveniente y m > 1
 eA m+1 (A + 2ε )m+1
< C0 .
m m!

Reintroduciendo este estimado en el de f (z) tenemos finalmente

X (A + 2ε )m+1 k m+1  ε  k (A+ ε )rk k
f (z) 6 C0 (r ) 6 C0 A + r e 2 <
c e(A+ε)r ,
m=1
m! 2
como se esperaba. 
T EOREMA 25.16. Si f es una función entera de orden ρ, con una representación (25.34), entonces
n ln n
ρ = lı́m sup .
n→∞ ln 1/|cn |
Observe que esto incluye el caso en que el orden de f es infinito, obteniendo como convenimos
previamente ρ = ∞.
D EMOSTRACI ÓN . La combinación de los lemas 25.14 y 25.15 nos da, para ε > 0, que
ρ−ε ρ+ε
er <
n Mf (r) <c er
implica
 e(ρ − ε)  n  e(ρ + ε)  n
ρ−ε < ρ+ε
n |cn | <c .
n n
Tomando entonces logaritmos y manipulando
ρ−ε < n ln n < ρ+ε
 n c ,
ln e(ρ−ε) ln |c1n | ln e(ρ−ε)
1− ln n 1+ ln n
de donde se sigue el resultado. 
E JEMPLO 25.17. La fórmula anterior implica que si una función entera f es de orden ρ, entonces
su derivada f ′ es también de orden ρ.
E JEMPLO 25.18. Fijado un número real ρ > 0, la función

X 1 n
f (z) = n/ρ
z
n=1
n
tiene orden ρ.
E JERCICIO 25.2. Encuentre dos funciones enteras, una de orden 0, otra de orden infinito.
110 Funciones de orden finito

5. El exponente de convergencia de una sucesión


D EFINICI ÓN 25.19 (Exponente de convergencia). Dada una sucesión de números complejos {an }n>1 ,
con an para todo n > 1 y lı́m |an | = ∞, definimos el exponente de convergencia de la sucesión
n→∞
{an }n>1 como el ı́nfimo de los números reales λ para los cuales, la serie

X 1
(25.36)
|an |λ
n=1
converge.
D EFINICI ÓN 25.20 (Función de conteo y orden). Sea {an }n>1 una sucesión de números complejos,
y sea n la función de conteo de la sucesión, esto es, para r > 0, n(r) denota el número de elementos am
con |am | < r. El orden de la función de conteo n(r), si existe, es el ı́nfimo de los números reales ρ para
los cuales
n(r) <c r ρ .
El procedimiento de prueba del teorema 25.16 implica inmediatamente el siguiente resultado.
P ROPOSICI ÓN 25.21. Con las notaciones de la definición 25.20, el orden ρ de la función de conteo
n(r) puede calcularse por
ln n(r)
ρ = lı́m sup .
r→∞ ln r
L EMA 25.22. Para r > 0 y λ 6= 0
Z r
X 1 n(r) n(t)
λ
= λ +λ dt.
|am | r 0 tλ+1
|am |<r

D EMOSTRACI ÓN . La prueba de este resultado de sigue de manera completamente análoga a la del
lema 25.10. 
L EMA 25.23. Si la serie

X 1
n=1
|an |λ
converge para algún λ > 0, entonces la integral
Z ∞
n(t)
dt
0 tλ+1
converge, y
n(t)
lı́m = 0.
t→∞ tλ

D EMOSTRACI ÓN . Del lema anterior, obtenemos la cota, para todo r > 0
Z r ∞
n(t) X 1
λ+1
dt 6 ,
0 t |an |λ
n=1

siendo la integral que depende de R creciente. De esto se sigue la convergencia de la integral impropia.
Pero además, trivialmente
Z ∞
n(r) n(r)
6 λ dt,
rλ r t λ+1

de donde se sigue el lı́mite. 


P ROPOSICI ÓN 25.24. El exponente de convergencia de la sucesión {an }n>1 es igual al orden de su
función de conteo.
El teorema de Hadamard 111

D EMOSTRACI ÓN . Sea λ0 el exponente de convergencia de la sucesión y ρ0 el orden de su función


de conteo. Sea λ > λ0 . Entonces, la serie en (25.36) converge, y por el lema 25.23
n(r)
lı́m = 0.
r→∞ rλ
Lueg ρ0 6 λ, y siendo λ arbitrario, tenemos que ρ0 6 λ0 .
Por otro lado, para cada ε > 0
n(t) <c tρ0 +ε/2 ,
de donde la integral
Z ∞
n(t)
dt
0 tρ0 +1+ε
n(r)
converge y lı́m ρ0 +ε = 0. Se sigue del lema 25.22 que la serie en (25.36) converge para λ = ρ0 + ε,
r→∞ r
de donde λ0 6 ρ0 + ε. Haciendo ε → 0, obtenemos λ0 6 ρ0 . 
T EOREMA 25.25 (Hadamard). El exponente de convergencia de la sucesión de ceros de una función
entera no excede el orden de crecimiento de la función.
D EMOSTRACI ÓN . De la proposición 25.12,
n(r) < ln Mf (er) + C,
donde C es una constante independiente de r > 0. De ahı́
ln n(r) ln ln Mf (er) ln ln Mf (r)
lı́m sup 6 lı́m sup 6 lı́m sup .
r→∞ ln r r→∞ ln r r→∞ ln r
El exponente de convergencia de la sucesión resulta ser el término al lado izquierda de la anterior de-
sigualdad, por medio de las proposiciones 25.21 y 25.24, mientras que el orden de convergencia resulta
ser el término a la derecha, por la proposición 25.16. 

6. El teorema de Hadamard
T EOREMA 25.26 (Hadamard). Una función entera f de orden finito ρ puede ser desarrollada en la
forma

Y z 
(25.37) f (z) = z m eP (z) Ep ,
an
n=1

donde a1 , a2 , . . . , son todas las raı́ces no nulas de la función f , repetidas según su multiplicidad, m es
la multiplicidad de z = 0 como raı́z de f , p 6 ρ, y P (z) es un polinomio de grado q 6 ρ.
D EMOSTRACI ÓN . Por el teorema 25.25, en el teorema 23.8 podemos tomar pn = p = ⌊ρ⌋ para
n > 1, de modo que el producto infinito en (25.37) converge. Esto a su vez garantiza la buena definición
de la función definida por
∞ 
X  z  z zp i
P (z) = log f (z) − log 1 − + + ··· + p .
n=1
an an pan

Esta función está definida en el plano complejo C desprovisto de la colección de rayos {λan : λ > 1},
generando un conjunto D ∗ , abierto, simplemente conexo y denso en C.
Derivando p + 1 veces la función P , obtenemos

(p+1)
 (p+1) X p!
(25.38) P (z) = log f (z) − .
(an − z)p+1
n=1
112 Funciones de orden finito

Por otro lado, derivando p + 1 veces la fórmula (25.32) del teorema 25.8 tenemos, para R > 0
Z
 (p+1) X p! (p + 1)! 2π
iϕ 2Reiϕ
log f (z) + = ln f (Re ) dϕ
(an − z)p+1 2π 0 (Reiϕ − z)p+2
|am |<R
(25.39)
X p!am p+1
+
(R2 − am z)p+1
|am |<R

Vamos a estimar los términos al lado derecho de esta última ecuación. Sea 0 < ε < 1, recordemos que
ln Mf (R) <c Rρ+ε , n(R) <c Rρ+ε ,
la última desigualdad asintótica dado que el orden de la función de conteo de ceros iguala al exponente
de convergencia de la sucesión de ceros, y éste no excede el orden de crecimiento de la función.
Siendo |z| = r, el primer término al lado derecho de (25.39) se estima como
(p + 1)! 2r < 2Rρ+1+ε
|·| 6 ln Mf (R) · 2π c (p + 1)!,
2π (R − r)p+1 (R − r)p+1
mientras que el segundo se estima como
X p!Rp+1 n(R)p! < Rρ+ε p!
|·| 6 = c .
(R2− Rr)p+1 (R − r)p+1 (R − r)p+1
|am |<R

Por lo tanto, tomando R → ∞ en (25.39), tenemos en (25.38), que


P (p+1) (z) = 0.
Esto implica que P (z) es un polinomio en z de grado q 6 p 6 ρ.
Por lo tanto, hemos probado (25.37) en D ∗ , que siendo denso en C, implica el resultado para todo
z ∈ C. 
D EFINICI ÓN 25.27. En el teorema de Hadamard, teorema 25.26, sea p el menor entero para el cual

X 1
|a
n=1 n
|p+1

converge. Entonces, el entero q correspondiente es único, y el número


g = máx{p, q}
es llamado el género de la función entera f .
Se sigue inmediatamente del teorema de Hadamard que g 6 ρ, el orden de f ; incluso g 6 ⌊ρ⌋.
E JEMPLO 25.28. Con las notaciones del teorema, toda función entera f de género 0 se factoriza en
la forma
∞ 
Y z 
f (z) = Cz m 1− ,
am
n=1
donde C es constante. Vemos que si f (0) 6= 0, entonces C = f (0).
E JEMPLO 25.29. Consideremos la función entera f dada por

X (−1)k π 2k
f (z) = zk
(2k + 1)!
k=0

para z ∈ C. Como para z 6= 0


sen(πz)
f (z 2 ) = ,
πz
El teorema de Hadamard 113

la función f es una función entera de orden 1/2 (y por lo tanto género 0), con ceros simples en los
puntos z = n2 , n entero > 1, y f (0) = 1. Luego, f se factoriza como
∞ 
Y z 
f (z) = 1− 2 .
n
n=1
Desarrollando f (z 2 ), obtenemos la factorización canónica de la función seno:
∞ 
Y z2 
sen(πz) = πz 1− 2
n
n=1
para z ∈ C.
E JEMPLO 25.30. Con las notaciones del teorema, toda función entera f de género 1 se factoriza en
la forma
∞ 
Y z  az
f (z) = z m eaz+b 1− e m,
am
n=1
donde a y b son constantes.
Capı́tulo 26

Las funciones gamma y zeta

1. La función gamma de Euler


D EFINICI ÓN 26.1. Definimos la función gamma de Euler para ℜs = σ > 0 mediante la fórmula
Z ∞
Γ(s) = e−t ts−1 dt.
0

Para verificar la buena definición de Γ(s), verificamos la convergencia de la integral que define Γ(s).
En efecto, para t > 1, si k > σ + 1, tenemos
|ts−1 e−t | = |t|σ−1 e−t 6 k!|t|−2 ,
entonces la integral
Z +∞
ts−1 e−t dt
1
converge absolutamente para todo s ∈ C (no es necesario asumir σ > 0). Para σ > 0, 0 6 t 6 1,
tenemos
|ts−1 e−t | 6 |t|σ−1 ,
entonces la integral
Z 1
ts−1 e−t dt
0
es absolutamente convergente. Por tanto tenemos la convergencia de la integral sobre compactos del
semiplano σ > 0.
Para σ > 1,
Z +∞ +∞ Z +∞
s −t s −t
Γ(s + 1) = t e dt = [−t e ] +s ts−1 e−t dt,
0 0 0

de donde
(26.40) Γ(s + 1) = sΓ(s).
Además
Z +∞ +∞
−t −t
Γ(1) = e dt = [−e ] = 1,
0 0

de donde Γ(n) = (n − 1)! para n entero > 1.


Estando definida Γ(s) para σ > 0, rescribiendo (26.40) como
Γ(s + 1)
Γ(s) = ,
s
lo que nos permite definir Γ(s) para σ > −1 gracias a que la expresión a la derecha tiene sentido, salvo
por s = 0, que corresponde a un polo simple. Si repetimos este razonamiento, podremos mostrar el
siguiente resultado de inmediato.
T EOREMA 26.2. La función Γ se extiende a una función meromorfa (en C), con polos simples en
0, −1, −2, −3, . . . y sin ceros.
115
116 Las funciones gamma y zeta

2. La función zeta de Riemann


2.1. Definición y primeras propiedades.
D EFINICI ÓN 26.3. La función zeta de Riemann es definida para ℜs = σ > 1 por
+∞
X 1
ζ(s) = .
ns
n=1

L EMA 26.4. Sea s ∈ C con σ > 1. Denotamos por p1 = 2, p2 = 3, . . . , pn , . . . la sucesión de


números primos ordenados de manera creciente. Para m ∈ Z, m > 1 definimos
Sm = {n ∈ N : pi ∤ n para 1 6 i 6 m}.
Entonces
m  
Y 1 X 1
(26.41) ζ(s) 1− s = .
pi ns
i=1 n∈Sm

D EMOSTRACI ÓN . Haremos la prueba por inducción. Para n = 1, tenemos


  ∞   X ∞ ∞
1 X 1 1 1 X 1
ζ(s) 1 − s = s
1 − s
= s

2 n 2 n (2n)s
n=1 n=1 n=1
X 1
= .
ns
n∈P1

Si (26.41) es válida para m, entonces


n+1
Y  X 1 
1 1
ζ(s) 1− s = 1− s
pi ns pm+1
i=1 n∈Sm
X 1 X 1
= −
ns (pm+1 n)s
n∈Sm n∈Sm
X 1
= ,
ns
n∈Sm+1

desde que Sm+1 = Sm \ pm+1 Sm para m > 1. 


Ahora probaremos la llamada fórmula del producto de Euler para la función zeta.
T EOREMA 26.5. Para σ > 1, tenemos
Y 1 −1
ζ(s) = 1− ,
p
ps

donde el producto a la derecha se extiende sobre el conjunto de los números primos, y la convergencia
del producto es uniforme para σ > a > 1. En particular, ζ(s) no posee ceros en el semiplano σ > 1.
D EMOSTRACI ÓN . Tenemos
Y ∞
1 −1 Y X 1 k X 1
1− s = = ,
p6q
p p6q
ps ns
k=0 n∈Sq

donde Sq es el conjunto de todos los enteros que son producto de números primos 6 q (incluyendo
n = 1). Tenemos N∗ \ Sq ⊂ {n ∈ Z, n > q + 1} por el teorema fundamental de la aritmética, y
Y ∞

ζ(s) − 1 −1 X 1
1 − s
6 .
p
p6q
nσ n=q+1

La cota de la derecha es convergente a 0 cuando q → ∞, lo que nos da la fórmula deseada. 


La función zeta de Riemann 117

2.2. La función theta. Ahora introducimos una función auxiliar que nos permitirá estudiar las
simetrı́as de la función zeta de Riemann.
D EFINICI ÓN 26.6. Para ℜ(z) > 0, escribimos
X 2
θ(z) = e−πn z .
n∈Z

L EMA 26.7 (Fórmula de Poisson). Sea f : R → R una función C ∞ tal que (1 + x2 )n f (x) es
acotada para todo n ∈ Z. Entonces
X X
f (n) = fˆ(n).
n∈Z n∈Z

D EMOSTRACI ÓN . Introducimos la función


X
F (x) = f (x + n).
n∈Z

Esta serie es absolutamente y uniformemente convergente, además F (x) tiene periodo 1. De donde F (x)
posee una expansión de Fourier X
F (x) = am e−2πimx
m∈Z
con coeficientes
Z 1 Z 1 X
2πimx
am = F (x)e dx = f (x + n)e2πimx dx
0 0 n∈Z
XZ 1 XZ 1
2πimx
= f (x + n)e dx = f (x + n)e2πim(x+n) dx
n∈Z 0 n∈Z 0
XZ n+1 Z ∞
= f (x)e2πimx dx = f (x)e2πimx dx = fˆ(m).
n∈Z n −∞

Entonces X
F (x) = fˆ(m)e−2πimx
m∈Z
Evaluando en x = 0 obtenemos el resultado. 
T EOREMA 26.8 (Ecuación funcional de θ(t)). Para t > 0
1 1
θ(t) = √ θ .
t t
2
D EMOSTRACI ÓN . Consideramos ft (x) = e−πtx y calculamos
Z ∞ Z ∞
2
ˆ
ft (y) = ft (x)e2πixy
dx = e−πtx · e2πixy dx
Z−∞

−∞
2 2
= e−πt(x−iy/t) −π/ty dx
−∞
Z ∞
2 2
= e−π/ty e−πt(x−iy/t) dx
−∞
Un desplazamiento en la variable del integrando no altera su valor (ejercicio 10.1). Tenemos asi
Z ∞ Z ∞ Z ∞
2 2 1 2 1
e−πt(x−iy/t) dx = e−πtx dx = √ e−πx dx = √ .
−∞ −∞ t −∞ t
En consecuencia
1
fˆt = √ f1/t .
t
118 Las funciones gamma y zeta

Desde que
X
θ(t) = ft (n),
n∈Z
obtenemos el resultado usando la fórmula de Poisson. 

2.3. La ecuación funcional de la función ζ(s).


D EFINICI ÓN 26.9. Definimos
ζ ∗ (s) = π −s/2 Γ(s/2)ζ(s),
y
θ(x) − 1 X −πn2 x
ψ(x) = = e .
2
n>1

T EOREMA 26.10 (Ecuación funcional de la función zeta de Riemann). La función ζ ∗ (s) admite una
prolongación analı́tica a todo el plano complejo, salvo los puntos s = 0, s = 1, donde posee polos
simples con residuos
res(ζ ∗ ; 0) = −1, res(ζ ∗ ; 1) = 1.
Además satisface la ecuación funcional
(26.42) ζ ∗ (s) = ζ ∗ (1 − s),
i.e.
s s 1−s 1−s
(26.43) π − 2 Γ( )ζ(s) = π − 2 Γ( )ζ(1 − s).
2 2
D EMOSTRACI ÓN . En efecto
Z ∞ Z Z
dt 1 1 dt 1 1 s/2 dt
ζ ∗ (s) = ψ(t)ts/2 + θ(t)ts/2 − t
1 t 2 0 t 2 0 t
Z ∞ Z 1
dt 1 dt 1
= ψ(t)ts/2 + θ(t)ts/2 − .
1 t 2 0 t s

Para calcular la segunda integral de la derecha, hacemos el cambio de variable t → 1/t y usamos la
ecuación funcional de θ(s). Entonces,
Z 1 Z 1  
dt 1 −s/2 −dt
θ(t)ts/2 = θ t
0 t +∞ t t2
Z +∞   Z ∞
1 −s/2 dt 1−s dt
= θ t 2
= θ(t)t 2
1 t t 1 t
Z ∞ Z ∞
1−s dt 1−s dt
=2 ψ(t)t 2 + t 2
1 t 1 t
Z ∞
1−s dt 2
=2 ψ(t)t 2 −
1 t 1 − s
De donde Z +∞
1 1
ζ ∗ (s) = ψ(t)[ts/2 + t−s/2 ]dt −−
1 s 1 − s
para ℜ(s) > 1. Pero la integral anterior esta definida para todo valor de s (pues ψ(t) decrece rápida-
mente), esto nos da la continuación analı́tica de ζ ∗ (s) para todo s. Además (26.42) es evidente de última
expresión. 
Localización de los ceros de ζ(s) 119

C OROLARIO 26.11. La función ζ(s) admite una prolongación analı́tica a todo el plano complejo,
salvo el punto s = 1, donde tiene un polo simple. Ella satisface la ecuación funcional
ξ(s) = ξ(1 − s)
para todo s ∈ C, donde
1
ξ(s) = s(s − 1)ζ ∗ (s)
2
es una función entera.
Un estudio más fino de la función gamma permite mostrar que la función ξ es de hecho una función
entera de orden 1, lo que implica que posee una factorización de la forma
Y s  s/ρ
ξ(s) = eA+Bs 1− e
ρ
ρ
para s ∈ C.

3. Localización de los ceros de ζ(s)


Concluimos del teorema 26.5 que la función ζ(s) no posee ceros en la región σ > 1. Además, de
la ecuación funcional obtenemos que ζ(s) = 0 para s = 2k con k ∈ Z, k < 0 (s entero par negativo).
Llamamos a estos ceros los ceros triviales de la función zeta.
Los ceros no triviales de la función zeta, se encuentran en la banda 0 6 σ 6 1, estando distribuidos
de manera simétrica respecto a la recta σ = 1/2. Mostraremos que la función ζ(s) no posee ceros en la
recta σ = 1 (y por tanto tampoco en la recta σ = 0).
L EMA 26.12. Para σ > 1, tenemos
4
(26.44) ζ(σ)3 ζ(σ + iτ ) ζ(σ + 2iτ ) > 1.
D EMOSTRACI ÓN . Por el teorema 26.5 tenemos para σ > 1,
X XX ∞
log ζ(s) = − log(1 − p−s ) = m−1 p−ms
p p m=1

XX
= m−1 p−mσ e−miτ log p
p m=1
y

XX
ℜ log ζ(s) = m−1 p−mσ cos(mτ log p).
p m=1
A partir de la desigualdad
2
3 + 4 cos(θ) + cos(2θ) = 2 1 + cos(θ) > 0
y la última ecuación, obtenemos
log ζ(σ) + 4ℜ log ζ(σ + iτ ) + ℜ log ζ(σ + 2iτ ) > 0,
de donde obtenemos (26.44). 
1
Supongamos que ζ(1 + iτ ) = 0 con τ 6= 0. Cuando σ → 1, tenemos que ζ(σ) ∼ y
σ−1
m
ζ(σ + it) ∼ (σ − 1) para algún m > 1 (por hipótesis de anulación de ζ(s)), y ζ(σ + 2it) es acotada
cuando σ ∼ 1 (pues ζ(s) es holomorfa en s = σ + 2it). Cuando reemplazamos las estimaciones en la
ecuación (26.44), obtenemos que el lado izquierdo es el producto de una función acotada por el factor
(σ − 1)4m−3 , esto es una función que converge hacia 0 cuando σ → 1, un absurdo.
T EOREMA 26.13. Los enteros pares negativos s = −2, −4, −6, . . . son ceros simples de la función
zeta de Riemann, llamamos a éstos ceros triviales. Los ceros no triviales de ζ(s) se encuentran en la
banda crı́tica 0 < σ < 1, distribuidos de manera simétrica a la recta crı́tica σ = 1/2.
120 Las funciones gamma y zeta

Finalmente, mencionamos la siguiente conjetura con respecto a la localización de los ceros: Hipótesis
1
de Riemann. Los ceros no triviales de la función zeta de Riemann se encuentran en la recta σ = , esto
2
1
es, si s ∈ C, 0 < σ < 1 y ζ(s) = 0, entonces σ = .
2
La distribución de los números primos y la de los ceros de la función zeta de Riemann se encuentran
estrechamente relacionadas, por lo que toda información relevante sobre la distribución de los ceros de
la función zeta de Riemann tiene implicaciones aritméticas; el lector interesado en la función zeta puede
revisar el texto clásico de Titchmarsh [20].
Capı́tulo 27

Estabilidad de funciones enteras

Este capı́tulo tiene como objetivo dar una pequeña muestra de mi propio trabajo sobre el estudio de
estabilidad de funciones enteras y su relación con problemas de la teorı́a de números.

1. Funciones estables
D EFINICI ÓN 27.1. Sea h(s) una función entera y a ∈ R; diremos que h(s) es estable con respecto
a la recta σ = a, si todos sus zeros están en el semiplano σ < a (y le diremos simplemente estable en
el caso a = 0).
Reenunciamos un resultado originalmente debido a de Branges [6, Lemma 5], y redescubierto por
Lagarias en [10, Lemma 2.2].
P ROPOSICI ÓN 27.2. Sea h(s) una función entera estable con respecto a la recta σ = a, y tal que
la función
h(2a − s)
F (s) =
h(s)
satisface
|F (s)| < 1 para σ > a.
Entonces
I ) las funciones f (s) = f ± (s) = h(s) ± h(2a − s) poseen todos sus ceros sobre la recta σ = a;
II ) toda función de fase ϕ(τ ) = arg h(a + iτ ), es una función estrictamente creciente. Por lo tanto,
todos los ceros de las funciones f ± (s) son simples y se encuentran intercalados sobre la recta
σ = a.
D EMOSTRACI ÓN . Para σ > a, |f (s)| > |h(s)| 1 − |F (s)|) > 0, luego por la ecuación funcional,
para σ < a, se tiene que 2a − σ > a y |f (s)| = |f (2a − s)| = |f (2a − s)| > 0. Eso muestra
(I ). Reenviamos al lector a la demostración de [10, Lemma 2.2] para la prueba de que la función ϕ es
creciente. Siendo
h(a + iτ ) = h(a + iτ ) eiϕ(τ ) ,
tenemos que
f + (a + iτ ) = h(a + iτ ) + h(a − iτ ) = h(a + iτ ) + h(a + iτ )

= 2ℜh(a + iτ ) = 2 h(a + iτ )| cos ϕ(t)
y
f − (a + iτ ) = h(a + iτ ) − h(a − iτ ) = h(a + iτ ) − h(a + iτ )

= 2iℑh(a + iτ ) = 2i h(a + iτ )| sen ϕ(t),
lo que muestra que los ceros de f + y f − son intercalados. 
Un argumento simple muestra Yque un polinomio estable no constante satisface las condiciones de la
proposición 27.2. Sea p(s) = a0 (s − ρ) la factorización de p(s), y F (s) = p(−s)/p(s). Se tiene que
ρ

p(−s) Y −s − ρ Y s + ρ
F (s) =
p(s) = s−ρ = s − ρ .

ρ ρ

121
122 Estabilidad de funciones enteras

Sea ρ = β + iγ un cero de p(s); se tiene que β < 0. Para s = σ + iτ , la desigualdad |s + ρ| < |s − ρ|,
donde
(σ + β)2 + (τ − γ)2 < (σ − β)2 + (τ − γ)2
es
equivalente
a 4σβ < 0. Dado que β < 0, debemos tener que σ > 0. Esto muestra que la desigualdad
F (s) < 1 es satisfecha, al serlo para cada término del producto que la determina.
Volemos extender la condición de la proposición 27.2 a funciones enteras. El procedimiento dado
por los polinomios es también válido para las funciones de género 0 [12, Part I, §4.2], que se factorizan
del mismo modo que los polinomios. Sin embargo, las funciones en las que se esperan las aplicaciones,
tales como la función ξ(s) de Riemann o las funciones L, son de género 1, y poseen una factorización
menos sencilla que la de las de género 0.
El siguiente resultado es establecido por Suzuki y Lagarias en [11, Theorem 4, §2] para funciones
reales sobre la recta real. Puede ser comparado al resultado clásico de Pólya [16, Hilfssatz II].

2. Un criterio de estabilidad
T EOREMA 27.3. Sea h(s) una función entera de género 0 o 1, que satisface una ecuación funcional
de la forma
(27.45) h(2a − s) = eiθ h(s)
para algún 0 6 θ < 2π, y tal que sus ceros se encuentran incluidos en una banda vertical
|σ − a| < b,
donde b > 0, y α > b. Entonces
h(s − α)
h(s + α) < 1 para σ > a.

D EMOSTRACI ÓN . Sn pérdida de generalidad, podemos considerar el caso a = 0. Supondremos


inicialmente además que h(0) 6= 0. Consideramos la factorización de Weierstrass de h(s)
Y s  s/ρ
(27.46) h(s) = eA+Bs 1− e ,
ρ
ρ
X 1
donde 2
< +∞, |ρ| < b para todo ρ. La ecuación funcional h(−s) = eiθ h(s) implica que si
ρ
|ρ|
h(ρ) = 0, entonces h(−ρ) = e−iθ h(ρ) = 0. Luego, podemos reagrupar los ceros ρ = β + iγ en bloques
de la forma B(ρ) = {ρ, −ρ} para β 6= 0, y B(ρ) = {ρ} para β = 0. Esto nos da
Y s  s  s(1/ρ−1/ρ) Y  s  s(1/ρ)
h(s) = eA+Bs 1− 1+ e 1− e
ρ ρ ρ ρ
B(ρ)
β6=0 β=0

y 1/ρ − 1/ρ = −2iγ/|ρ|2 . Por lo tanto, podemos redistribuir las constantes y escribir
Y s  c(ρ)s
A+Bs
h(s) = e 1− e ,
ρ
ρ

donde c(ρ) = −iγ/|ρ|2 (lo que aquı́ es importante es el hecho que ℜ c(ρ) = 0), y el producto (ası́ como
todos los productos en adelante) es condicionalmente convergente,
Y s  c(ρ)s Y s  c(ρ)s
1− e = lı́m 1− e .
ρ
ρ T →∞ ρ
|ρ|<T

La derivada logarı́tmica de h(s) (de (27.46)) evaluada en s = 0 es h′ (0)/h(0) = B, y por la


ecuación funcional
h′ (0) h′ (−0)
B= =− = −B,
h(0) h(−0)
de donde ℜ(B) = 0.
Un criterio de estabilidad 123

Luego, para α > b, s = σ + iτ


s−α

h(s − α) Y 1 − ρ
Y ρ − s + α
h(s + α) = =

1 − s+α ρ − s − α
ρ ρ ρ

y nuevamente por la simetrı́a de los ceros



h(s − α) Y ρ − s + α
=
−ρ − s − α .

h(s + α)
ρ

Mostraremos que cada término de este producto satisface la desigualdad esperada. La desigualdad
(27.47) |ρ − s − α| < | − ρ − s + α|
es equivalente a
(β − σ − α)2 + (γ − τ )2 < (−β − σ + α)2 + (γ − τ )2
o (β − α)σ < 0. Como β − α < b − α 6 0, entonces se tiene que (27.47) si y solo si σ > 0. Esto nos
da la conclusión del teorema en este caso.
Volviendo al caso general, si s = 0 es un cero de multiplicidad m de h(s), podemos escribir h(s) =
sm h1 (s), donde h1 (0) 6= 0, h1 (−s) = eiθ1 h(s) (θ1 = θ si m est par, θ1 = θ ± π si m est impar) y
podemos obtener las desigualdades esperadas para h1 (s). Además

s − α
s + α < 1 para σ > 0,

lo que junto con la desigualdad para h1 (s) nos da el resultado. 


Debido a la ecuación funcional, el teorema 27.3 establece que la función h(s + α) verifica las
condiciones de la proposición 27.2. Ahora describimos rápidamente ciertas aplicaciones obtenidas al
combinar estos resultados. Conservamos la notación del teorema 27.3 para a = 12 , α y b.

E JEMPLO 27.4. Sean h(s) = ξ(2s − 21 ), a = 21 , b = α = 41 . La función ξ(2s) = h s + 14 satisface
las condiciones de la proposición 27.2, de donde la función
ξ(2s) − ξ(2 − 2s)
1
posee todos sus ceros simples, alineados sobre la recta σ = . Fue para probar esto que el teorema
2
27.3, aplicado a una función real sobre la recta real, fue introducido por Lagarias y Suzuki en [11].
Esta función habı́a sido anteriormente introducida en el estudio de argumentos heurı́sticos a favor de la
hipótesis de Riemann.
E JEMPLO 27.5. La función ξ(s + α) satisface las condiciones de la proposición 27.2 incondicional-
mente para α > 21 (a = 21 , b = 12 ), y bajo la hipótesis de Riemann para α > 0 (en este caso b es
cualquiera). Esto nos lleva a resultados sobre la ubicación de los ceros para las funciones
ξ(s + α) ± ξ(s − α);
Lagarias estudió estas funciones como perturbaciones de las funciones ξ(s), mostrando su relación con
la conjetura GUE para la hipótesis de Riemann (cf. [10])
E JEMPLO 27.6. Las funciones ξ(s + α, χ), asociadas a los caracteres primitivos de conductor N >
1, satisfacen las condiciones de la proposición 27.2 incondicionalmente para α > 21 , y bajo la hipótesis
de Riemann para L(s, χ) para α > 0. Estas funciones han sido también consideradas por Lagarias en
[10].
E JEMPLO 27.7. La función de Bessel K(·) (2A) dependiendo del parámetro A > 0, definida por
Z ∞
2Ks (2A) = e−2A cosh τ esτ dτ
−∞
124 Estabilidad de funciones enteras

es una función entera, estudiada por Pólya en [16]. En este trabajo, Pólya ubica los ceros de la función
en la banda |σ| < 1 = b, para después mostrar que son simples y están alineadas sobre la recta σ = 0,
gracias a la identidad 
sKs (2A) = A K1+s (2A) − K1−s (2A) .
La última parte del trabajo correspondiente puede ser reemplazada con nuestro tratamiento, en el caso
a = 0. El trabajo de Pólya es claramente un precursos de nuestro trabajo; es sorprendente la relación
que tiene con los problemas de estabilidad de funciones que estudiamos.
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