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PRENSA AL DÍA

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AGUA DE MAR PARA TRATAR Y


Una forma de descubrir lo que no te quieren contar

PREVENIR ENFERMEDADES

Publicado el 2 mayo, 20212 mayo, 2021 por Prensa al día

¿Remedios mágicos de Rafa Nadal, ingredientes secretos


de chefs elitistas u otra locura New Age? La historia
olvidada de René Quinton

Prensa al día (h ps://t.me/prensadia)

Introducción
Numerosos estudios y más de cien años de práctica hospitalaria avalan que el agua de mar,
correctamente tratada bajo el protocolo descubierto por Quinton, favorece el equilibrio homeostático de
nuestro organismo.

El uso de agua de mar con fines medicinales se conoce desde tiempos remotos. Ya Hipócrates, padre de
la medicina, describió su uso por vía externa en afecciones de la piel, y tratamiento del dolor. Luego,
Avicena, Celso y Galeno explicaron las virtudes terapéuticas del mar y lo recomendaron para recuperar
la salud perdida.

En el siglo XVI, el rey de Francia, Enrique III, recibió tratamientos marinos por consejo de su médico,
que consideró los efectos benéficos de los baños marinos como “fortificantes, astringentes,
antipiógenos”, entre otros. El primer libro sobre talasoterapia fue escrito en Oxford por el doctor Richard
Russell en 1753, titulado El uso de agua de mar en las enfermedades de las glándulas. En él describe cómo las
personas -y en especial los niños- que habitaban en los pueblos costeros tenían en general mejor salud
que los del interior. Por eso recomendó los baños de mar e incluso la ingesta de agua marina,
difundiéndose su uso en Gran Bretaña, Francia, Holanda y Alemania.

El océano, imperio sin límites de la estabilidad química y térmica, pero también ámbito de la movilidad
mecánica e iónica, es un medio por excelencia. En el seno de su agua madre, todos los elementos están más o
menos presentes. En esta formidable masa fluida, enriquecida por todas las sales arrancadas a las rocas de los
fondos o aportadas por los ríos, cada litro es “panatómico”, es decir que contiene la totalidad de los elementos
existentes.

Esa masa recibe especialmente la luz y capta todas las energías. Eternamente removida y penetrada por el aire,
atravesada en su transparencia por las radiaciones y los efluvios cósmicos, vibrante y tibia, pone en
comunicación a todos los elementos con las fuerzas universales. Así es el océano, y sólo él, es capaz de dar a luz
a la vida terrestre.

Henry Diffin

Aunque el conocimiento de las propiedades curativas del agua de mar se remonta muchos siglos atrás
en la historia del saber humano no fue hasta principios del XX cuando el agua marina empezó a
aplicarse por vía subcutánea como alternativa terapéutica para tratar y curar hasta enfermedades
presuntamente mortales. Se asegura que los tratamientos dirigidos con ella por René Quinton
(h ps://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Quinton), filósofo francés y apasionado defensor de la
aplicación terapéutica del agua de mar, permitieron en su época la curación de pacientes con cólera,
tuberculosis y desnutrición.

Las ideas de Quinton nacieron como consecuencia de la similitud fisiológica que encontró entre el agua
de mar y el plasma sanguíneo de los mamíferos –incluidos, por tanto, los humanos- y que le llevó a
inferir que quizás fuera posible curar enfermedades sustituyendo simplemente el plasma sanguíneo del
enfermo por plasma marino –agua de mar- debidamente tratado. Y el caso es que la excentricidad de sus
postulados y lo revolucionario de su técnica curativa le convirtieron en uno de los hombres más famosos
a principios del siglo pasado.
Louis Pasteur acababa de morir (1895) tras haber desarrollado su trabajo basado en el ataque a los
microbios invasores. Sin embargo, el mismo Pasteur había reconocido en su lecho de muerte que “el
terreno lo es todo”. Quinton ya tenía claro con antelación, que para vencer a la enfermedad, todo lo que
había que hacer era reforzar “el terreno”, el medio interno de la persona, esencialmente agua de mar,
pero “isotónica”. Al tomar agua del mar o al sernos inyectada, nuestro medio interno recupera su poder.
Y un medio interno correcto ya no hace falta perseguir a los microbios nocivos, porque allí ellos no
pueden prosperar. El suero marino da fuerza biológica a la célula para oponerse a la mayoría de las
enfermedades.

Si tenemos en cuenta que las enfermedades se desarrollan en entornos ácidos, nos será fácil entender que
el agua de mar, con propiedades alcalinas, funciona como alcalinizador de nuestro organismo, lo que
nos puede ayudar a prevenir enfermedades. Es decir, al beber agua de mar, nuestro organismo se
desintoxica, oxigena, alcaliniza, nutre y restaura.
En 1904 Quinton editó su primera obra denominada “El agua de mar, medio orgánico”, donde sintetiza sus
trabajos y reflexiones fruto de más de diez años de investigación constante. En ella, el sabio francés
asegura y ofrece diversas pruebas de que la vida animal apareció en el mar y que todas las especies
zoológicas, incluido el hombre, tienden a mantener, a través de la serie evolutiva, las condiciones en que
se originó su existencia y, gracias a las cuales formuló sus Leyes de Constancia General, aún
desconocidas por muchos en el ámbito científico.

Ley de la Constancia Térmica: Frente al enfriamiento del globo, la vida animal, aparecida en estado de
célula a una temperatura determinada, para su elevado funcionamiento celular, en los organismos
indefinidamente suscitados a este efecto, tiende a mantener esta temperatura de los orígenes.

Ley de la Constancia Marina: La vida animal, aparecida en estado de célula en los mares, tiende a
mantener las células constitutivas de los organismos para su funcionamiento celular elevado, a través de
las series zoológicas, en el medio marino de los orígenes.

Ley de la Constancia Osmótica: La vida animal, aparecida en estado de célula en mares de una
concentración salina determinada, ha tendido a mantener, para su funcionamiento celular elevado, a
través de la serie zoológica, esta concentración de los orígenes.

Ley de la Constancia General: Frente a las variaciones de todo orden que pueden sufrir en el curso de
las eras los diferentes hábitats de la vida animal, aparecida celularmente en condiciones físicas y
químicas determinadas, ésta tiende a mantener, para su funcionamiento celular.

Las teorías de Quinton nos daban una visión del origen humano y de la salud basadas en la Vida y en el
equilibrio holístico. En cambio la Teoría de la Evolución atribuida a Darwin y la Teoría de los Gérmenes
de Pasteur (que en aquellos años competían intelectualmente en igualdad con las ideas de Quinton) se
centraban en la competitividad, en la lucha, el desequilibrio y la muerte. El plasma de Quinton fortalecía
el organismo en su conjunto. El suero de Pasteur (las vacunas) intentaba aniquilar un tipo de
microorganismo concreto declarado enemigo, era específico y por tanto no servía para destruir otro
microbio diferente (ni las fantasiosas “mutaciones” derivadas del supuesto enemigo).

Historia

René Quinton nació el 15 de diciembre de 1866 en Chaumes, Brie (Francia). Hijo de un médico y alcalde
de la ciudad, Quinton no recibió formación científica particular alguna, sin embargo como muchos
grandes hombres de la historia, fue un autodidacta sumamente culto que estaba al tanto de los
principales avances y descubrimientos científicos de su época. Después de estudiar letras y hacer
algunos cursos en el Museo de Historia Natural, comenzó su peculiar y genial carrera en el ámbito
científico que revolucionó los paradigmas de la época. La academia de ciencias francesa no dudó en
decir que después de Darwin, nadie sino Quinton había hecho aportes tan relevantes en el campo de la
biología. Sin embargo sin ánimo de entablar batalla contra nadie, demostró al mismo Chard Darwin que
“la vida no se somete al medio, sino al contrario, es el medio el que se somete a la vida, a la célula”.
En 1897, aquejado de tuberculosis, Quinton consultó a un jesuita amigo suyo que le refirió un texto de
Platón donde el filósofo griego cuenta cómo unos sacerdotes egipcios le trataron positivamente con una
“cura marina” que consistía en estar en contacto con el mar y beber sus aguas previamente tratadas.
Decidido a probar, René Quinton se trasladadó una temporada a vivir en una vivienda ubicada cerca del
mar donde después de un tiempo tratándose se curó; en ese tiempo estudiando e investigando descubrió
que la composición química del agua del mar es muy semejante a la de la sangre de los vertebrados,
retomando así los trabajos del célebre fisiólogo Claude Bernard
(h ps://es.wikiquote.org/wiki/Claude_Bernard). De esta forma nació el célebre “Plasma de Quinton”,
utilizado en los dispensarios marinos que él mismo creó para salvar miles de vidas en diversas ciudades
francesas y extranjeras.

René Quinton aparece en la escena científica a los 30 años. Él dijo: “el plasma marino es sustituto del plasma
sanguíneo”. Fue un joven excepcional y sus hipótesis terminan por confirmarse de manera oficial
causando un revuelo sin precedentes en la historia académica francesa. Sus teorías se vuelven Leyes.
Bajo su impetuoso liderazgo los dogmas se desmoronan y el conocimiento aparece con una nueva luz.
Su celebridad sube como la espuma y su intelecto se impone por la fuerza de la razón y de las pruebas
que una tras otra establecen su teoría marina. Francia y el mundo se rinden a sus pies.

Cuenta André Mahé en su libro El secreto de nuestros orígenes


(h p://doylet.org/aguaDeMar/libros/elPlasmaDeQuinton.pdf)(1962) -reeditado luego bajo el título El
plasma de Quinton en 1999- que hacia 1897, en el laboratorio de Fisiología y Patología de estudios
Superiores del Colegio de Francia, René Quinton sustituyó toda la sangre de un perro callejero por agua
de mar isotónica (diluida con agua dulce en una proporción de 2/3 agua del mar por uno dulce). El
animal se recuperó completamente. y éste no solo no murió sino que mejoró de forma evidente su estado
de salud sin efecto secundario negativo alguno. En apenas unos días, el organismo del perro volvió a
reproducir los glóbulos y plaquetas que convierten el agua marina en sangre. Razón por la que decidiría
probar en pacientes terminales a los que pondría inyecciones intravenosas de agua de mar isotónica, es
decir, diluida en agua destilada. Una práctica que modificaría con el paso del tiempo sustituyendo el
agua destilada –muy ácida- por agua de manantial filtrada. Aunque posteriormente sustituiría la vía
intravenosa por la subcutánea.

A partir de ese momento Quinton aplicaría su tratamiento marino con notable éxito en hospitales, asilos
y servicios de París, Mouleaux, Lalesque y Festal asistiendo a pacientes con gastroenteritis infecciosa,
sífilis, tuberculosis y muchas otras patologías que se superarían completamente o mejorarían de forma
notable. Quinton experimentaría asimismo con suero fisiológico pero pronto lo desecharía al constatar
que los resultados con agua de mar son mejores. El éxito sería tan notable que en 1903 el uso del plasma
marino de Quinton sería reconocido por la Sanidad francesa; de hecho la Seguridad Social gala decidiría
costearlo hasta 1982.

En 1975, en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de la laguna


(Santa Cruz de Tenerife), se llevaron a cabo experimentos con varios perros similares a los de Quinton,
bajo los Protocolos de La Comunidad Europea, con agua isotónica. Los resultados fueron satisfactorios y
los perros se recuperaron perfectamente. Con ello se demostró que el agua del mar que contiene los 118
elementos de la tabla periódica, es más eficaz que el suero artificial. Durante la Primera Guerra Mundial,
el ejército francés empleó agua de mar para compensar la pérdida de sangre de los heridos en combate.
En diciembre del 2003, en la misma Universidad de La Laguna, se practicaron el desangrado de diez
perras y se les trasplantó esta vez agua hipertónica como plasma sanguíneo, es decir, recogida
directamente del Océano Atlántico, recuperándose todas perfectamente y sin ningún problema.

En un tercer grupo de experimentos Quinton conseguiría demostrar que los glóbulos blancos, tan
delicados que son incapaces de sobrevivir en un medio artificial, sí sobreviven en cambio en agua de
mar. Para ello experimentó con glóbulos blancos de un pez (concretamente de una tenca), de un batracio
(una rana), de un reptil (un lagarto) y de tres mamíferos: conejo, perro y ser humano. Lo que hizo fue
simplemente extraer sangre de cada especie y diluirla en agua de mar. Y en todos los casos los glóbulos
blancos bañados en agua de mar se mantuvieron vivos y con todas sus propiedades.
El caso es que Quinton abriría su primer dispensario marino en un pequeño local de Paria cercano a la
estación de Montparnasse en marzo de 1907 siendo centenares las madres que le confiarían a sus hijos
moribundos llegándose a administrar en él más de 300 inyecciones de agua de mar al día. Sin pagar los
indigentes y abonando las personas con recursos lo que podían. Con tal éxito que pronto se harían eco
de ello medios de comunicación nacionales e internacionales. Henri de Parville, director de La Nature,
diría al respecto: “Lo que desde el principio hizo confiar en las inyecciones marinas es la rapidez de su acción
curativa”.

“Una hora después de la primera inyección un niño que llegó moribundo y vomitaba todo logró retener un
biberón de agua; y una hora después un biberón de leche. En la mayoría de los casos la facultad digestiva
suprimida se restablece; tan bien que un niño aumenta 500 gramos de peso en 24 horas porque fija el agua en
los tejidos con avidez, con la misma facilidad que antes la dejaba escapar de su organismo. Menos de dos horas
después de la inyección de agua de mar una fisonomía muy mejorada había reemplazado el inolvidable aspecto
del agonizante enfermo de cólera”.

Dr. Jean Jarricot en su obra El dispensario marino publicada en 1912

La terapia alcanzaría tal fama que en el verano de 1912, ante la muerte cada semana de 700-900 niños en
El Cairo a consecuencia del cólera, médicos egipcios de la Sociedad Protectora de la Infancia y el propio
gobernador –Horatio Kitchener– pedirían al Lollo francés que acudiera a ayudarles. Y éste fue y detuvo
rápidamente la epidemia ¡sólo con agua de mar! Lo que llevaría al Chefik Pacha a despedirle con un
discurso repleto de alabanzas: “Que me sea permitido unir mi voz a los hosannas de alegría que por todas partes
saludan al prestigioso mago que ha venido a expulsar la plaga maldita de las madres y ha traído así la alegría a
nuestras familias”
En los años siguientes aparecerían dispensarios marinos en Italia, Suiza, Bélgica, Holanda y Argelia. Y
en Estados Unidos algunos hospitales -como el Children’s Hospital de Boston- adoptarían el suero marino
en sus tratamientos. Cabe añadir que sólo en Francia aparecieron hasta 1914 más de 150 títulos, obras y
tesis doctorales sobre lo que a partir de entonces empezó a llamarse plasma de Quinton. Sin embargo ese
año daría comienzo la I Guerra Mundial y todo su trabajo se difuminaría. Simplemente, el poder de la
industria farmacéutica había empezado a asentarse. Al punto de que terminaría impidiéndose que el
agua de mar isotónica pueda ser inyectada; una prohibición que se mantiene ¡hasta hoy!

El olvido de Quinton

Al morir prematuramente, René Quinton estaba en la cima de su gloria y era reconocido universalmente;
sus Dispensarios florecían y su número aumentaba sin cesar; su laboratorio de acondicionamiento de
agua de mar (en Pessac) funcionaba a pleno rendimiento.
Sin embargo, tras su muerte fue viniendo un sucesivo olvido de su obra y dirección.

La aparición de los antimicrobianos y de los instrumentos modernos de reanimación, así como la muerte
de sus compañeros de aventura, provocó que uno a uno los dispensarios cerrasen; el olvido cubrió lenta
y silenciosamente su obra. Ediciones de sus libros fueron destruidas y el laboratorio de Pessac quedó
anticuado y cerrado definitivamente en 1980, a raíz de los problemas insalvables con el Ministerio de
Sanidad.

Es incomprensible e inaceptable que la ausencia de un pedazo de papel universitario, pueda ocasionar


semejante daño a la humanidad. Quinton poco a poco fue apartado de su popularidad bajo un escenario
de guerra y posguerra donde las multinacionales comenzaban a despertar de sus lúgubres cavernas y
convertirse en un verdadero cáncer de la sociedad.
Los médicos, tras apoyarle antes de la guerra, le olvidaron, ya que veían en él y en sus curaciones, un
peligro que ponía en evidencia el prestigio de su profesión y sus métodos de cura sin darse cuenta que,
paulatinamente, estaban cavando su propia tumba.

Las farmacéuticas con las vacunas y fármacos despertaban de su letargo y extendieron sus garras y
raíces en sus clientes favoritos, los enfermos, ocultando el poder del agua del mar y sometiendo a los
médicos a los protocolos de aprobación de medicamentos y terapias desarrollados por las grandes
multinacionales farmacéuticas a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Este ha sido uno de los grandes lastres de la actual medicina porque lo que se planteó como un
instrumento para salvar vidas hoy se usa para marginar y anular la experiencia clínica de muchos
profesionales llevando a la muerte a millones de personas que, quizás, hubieran podido salvarse si se
valoraran más los resultados clínicos -es decir, los obtenidos con la práctica médica diaria- y se
divinizaran menos, tanto las meras teorías como las discutibles evidencias “científicas” que en realidad,
casi siempre, se apoyan en puros datos estadísticos.

Es hora pues de rebatir el manido argumento que pretende descalificar las sorprendentes -para los
médicos más ortodoxos- curaciones obtenidas con la medicina natural, alternativa o complementaria
alegando que sus protocolos de actuación no han sido “científicamente constatados” porque ello implica
menospreciar al paciente y despreciar la experiencia clínica de numerosos profesionales de la salud.

En pocas palabras, es hora de entender que la evidencia clínica es mucho más importante que la llamada
evidencia científica. Porque la primera demuestra que hay personas que mejoran o superan por
completo sus problemas de salud con productos y tratamientos no iatrogénicos y la segunda que hay
productos –normalmente sintéticos y de graves interacciones y efectos secundarios- y tratamientos –
basados casi siempre en fármacos patentados- que parecen “mejorar” el estado del enfermo –nunca
curarle- según parecen sugerir ¡las estadísticas!

Esta estampa que degrada la imagen humana, donde las guerras prevalecen por intereses económicos,
donde gobiernos corruptos permiten que su pueblo muera de hambre y pobreza mientras ellos viven
despilfarrando y ciegos de poder, donde las multinacionales roban los recursos de los que mueren de
hambre, ante la pasividad de un sistema capitalista y neoliberal que está amenazando la propia
estructura social de la humanidad, es por desgracia, la estampa de un mundo que agoniza dentro de
otro mundo infernal.

El mar está esperando para acabar con la desnutrición, un mar infinito que da vida en lugar de muerte,
esperanza en lugar de enfermedades, alegrías en lugar de tristezas. Pero como siempre, nos topamos con
multinacionales interesadas para que esto no salga a la luz, políticos que no les interesa solucionar tan
grave problema y sólo buscan un beneficio propio, científicos oficialistas y de cara cuadrada que no
comprenden que de sus negativas a aceptar la evidencia, desprenden que estamos ante un muro
acientífico impenetrable y destructor de los nuevos paradigmas que podrían aumentar el bienestar de la
humanidad.

Un futuro utópico
Si te gusta el deporte, habrás podido ver cómo en los últimos años muchos deportistas de élite emplean
una misteriosa ampolla para recuperarse. El caso que más llamó la atención por su trascendencia
mediática fue el de Rafael Nadal en enero de 2015 cuando, a causa de las fuertes temperaturas y la gran
humedad del ambiente, el tenista sufrió un golpe de calor y una deshidratación que ralentizaron sus
movimientos. Hacia la mitad del partido, su entrenador y tío, Toni Nadal, le hizo llegar a través del
recogepelotas una misteriosa ampolla. La bebida obró el milagro y Rafa terminó alzándose con la
victoria. Muchos otros profesionales han introducido estas ampollas, basadas en las propiedades del
agua de mar, (ahora comercializadas en sobres) en sus rutinas. Entre ellos figuran grandes deportistas de
la NBA o de la F1.

Hoy en día el agua de mar se comercializa en herbolarios y farmacias de numerosos países. Sin embargo
hay quienes afirman que no es necesario en absoluto microfiltrarla y que la simple agua de mar recogida
de la playa en un lugar no contaminado, si se deja reposar el tiempo suficiente, puede beberse sin
peligro. Y así parecen demostrarlo los 80 dispensarios marinos abiertos en Nicaragua desde el año 2003
que actualmente la distribuyen de forma gratuita a más de 20.000 personas cada año tal como indica la
doctora española María Teresa Ilari, que coordina en Managua la distribución central del agua de mar y
quién imparte, mensualmente, conferencias a nivel nacional para difundir esta nueva medicina y
representa a Nicaragua en los congresos internacionales que tratan la ingesta de agua de mar.

Nicaragua, tierra de lagos y volcanes, cuna de poetas y soñadores, es pionera en el desarrollo


institucional de esta práctica curativa que lleva un siglo y medio de existencia. Los pacientes que son
tratados por la doctora María Teresa Ilari, en un 95% de los casos son curados. Beben un promedio de
medio litro de agua de mar diario. Se han comprobado sus efectos en numerosas patologías y
enfermedades: de la piel, diabéticos, hipertensos, esclerosis, enfermedades cardiovasculares y otros
cuadros médicos incluido el cáncer. En los archivos y expedientes de la Clínica Santo Domingo y de
otros centros médicos de Nicaragua, centenares de casos clínicos demuestran, sin lugar a dudas, las
propiedades curativas del agua de mar.
Lógicamente podemos coger nuestra propia agua, siempre que tomemos ciertas precauciones. Evitar
tomarla de playas muy frecuentadas, la orilla, los días de oleaje o mar revuelto o las desembocaduras de
ríos. Basta con adentrarse unos metros, que el agua le llegue a los hombros. Después sumergir la botella
a la altura de las rodillas, es decir, al menos a medio metro de profundidad. El mejor sitio es en mar
abierto y costa rocosa. Conviene guardarla en sitio fresco y sin luz. Y mejor en recipiente de cristal.

Con respecto a la contaminación marítima, los microorganismos patógenos de procedencia accidental


terrestre se inactivan en el mar por diferentes mecanismos que versan en el libro del Dr. Ángel Gracia y
del Dr. Héctor Bustos: “El poder curativo del agua de mar. Nutrición orgánica”. El examen microbiológico
del agua realizado en el Ministerio de Salud de Nicaragua ha reportado resultados satisfactorios.

El Dr. Ángel Gracia es un doctor veterinario, que además, suma una larga lista de certificaciones,
especializaciones, premios y menciones en diferentes partes del mundo. Este hombre viaja por el mundo
para propagar la idea de que el agua de mar no sólo es potable sino que además posee una cantidad
enorme de beneficios para el ser humano, como la prevención de enfermedades y el sostenimiento de un
buen nivel de calidad de vida.

Ángel Gracia Rodrigo nació en Lucemi, Zaragoza en 1931. Es doctor en Veterinaria por la Universidad
Complutense de Madrid y doctor en Medicina Vegetariana por la Universidad Central de Venezuela. Es
miembro de la American Association of Nutritional Consultants (CNC), de la Sociedad Europea de
Medicina Naturista Clásica y de la Sociedad Española de Agricultura y Ganadería Ecológicas.

El Dr. Gracia es también autor de “La dieta del delfín”, en la que afirma que todos los seres vertebrados
están compuestos de agua de mar y «cuando la ingerimos, recibimos la información con la que se hizo la
primera célula de la vida». Además, apunta que el agua de mar es diurética y limpia el colon. En la dieta
recomienda beber agua directamente del mar exenta de ningún tratamiento, y predica su idea con el
ejemplo, bebiendo más de medio litro de agua de mar al día.
“Todas las enfermedades son ácidas, en los alimentos donde hay oxígeno no puede haber enfermedades, como ya
lo demostró el científico O o Warburg, premio Nobel en 1931. Nosotros fomentamos el agua de mar como una
cultura de la salud contra la cultura de la enfermedad en la que nos tiene sumergido el sistema”.

“La naturaleza es lo más sabio que existe, si usted tiene una mente lo suficientemente amplia para utilizar el
sentido común y observar los hechos de la naturaleza, usted aprenderá como nuestros hermanos, los mamíferos
marinos, viven en alta mar dentro de un estilo de vida que les permite no enfermar. En alta mar no hay
enfermedades y estos mamíferos, viven de engullir el agua con todos sus nutrientes. Mientras que los seres
vivos más grandes de la naturaleza se alimentan así, nosotros dejamos que la gente se muera de hambre. La
gente debería imitar el estilo de vida de estos mamíferos que viven alcalinamente, que hacen ejercicio y se
mueven sin ningún estrés. El agua del mar nos permite vivir y morir sanos”.

“Todo lo que ha salido de las vacunas del ébola, todo es un cuento para hacer negocio. Todo ello lo tenemos
gratis en el agua marina… y no lo digo yo, simplemente repito lo que investigadores reconocidos difundieron ya
en sus libros. Actualmente hay gente que pretende ridiculizarnos y que vende el agua de mar a cien euros el
litro, cuando la podemos tener gratis”.

Dr. Ángel Gracia – Diario de Mallorca (h ps://www.diariodemallorca.es/part-


forana/2014/08/21/cocine-paella-agua-mar-vera-3806797.html)

Cómo beber el agua de mar

Del mismo modo que la sed no la determina únicamente la falta de agua, sino también la falta de
minerales (de ahí el uso de las aguas isotónicas en el deporte y el de sueros isotónicos en los hospitales),
así también en los mecanismos que regulan el nivel de saciedad, el equilibrio de minerales de la ingesta
es determinante. Por eso, uno de los mecanismos más sencillos para controlar la ansiedad alimentaria es
aportar suficiente cantidad de minerales (mediante la adición de agua de mar); porque el aporte justo de
minerales hace funcionar a la perfección el mecanismo de aviso de saciedad, con lo que se asegura una
reducción de la necesidad de comida. Eso nos ayuda a reducir la dieta sin sufrir hambre ni ansiedad.

El aprendizaje para beber agua de mar debe hacerse poco a poco. Las formas de prepararla y beberla
dependerán del fin terapéutico o nutricional que se persiga. La administración de agua de mar por vía
oral puede tener estos dos formatos: isotónica o hipertónica.

El agua de mar isotónica es el agua de mar que tiene igual salinidad que el cuerpo humano y se prepara
con tres partes de agua potable y una de agua de mar en un litro. Puede utilizarse como agua para beber,
o añadida a los jugos naturales y a las infusiones. En tanto el agua de mar hipertónica tiene un nivel o
‘tono’ de salinidad superior al nuestro. Corresponde al agua de mar pura, sin diluir y se utiliza como
regulador del tránsito intestinal, purgante, digestivo, antes de las comidas para reducir el hambre y la
ansiedad, como dentífrico o como enjuagues en la cavidad bucal, en la cocina para salar los alimentos y
para tratamientos tópicos en forma de baño o apósitos.

Agua de mar hipertónica


Se dice que un líquido es hipertónico cuando la concentración de sales es superior a 9 gr por litro. Este es
el caso del agua de mar pura, que tiene una concentración de 36 gr de sales por litro. El agua de mar
hipertónica tiene aproximadamente cuatro veces el contenido de sales del agua de mar isotónica.

Agua de mar isotónica

Se trata de agua de mar mezclada con agua dulce en proporción 1 a 3. Presenta una concentración de
sales minerales equivalente a la que tienen las células del organismo humano (unos 290 mOsm/l) y que,
a su vez, se corresponden con una concentración de sales de 9 gramos por litro de agua, es decir, la
misma concentración que contiene un litro de sangre. Este es el llamado “Plasma de Quinton”, debido a
la sorprendente similitud entre el agua de mar isotónica y los fluidos corporales, en particular la sangre.

El agua de mar en la cocina

¿Cocinar con agua de mar? Por sorprendente que parezca, se hace. Y el resultado culinario es estupendo.
El hecho de utilizarla en la cocina no es nuevo. Desde la antigüedad los pescadores guardaban sus
capturas en agua marina. Así se limpiaban y además se mantenían en perfectas condiciones. Y luego
cocinaban los productos con el mismo líquido.

“Todo apunta, y cada vez con más determinación, a que la ingesta de agua de mar en las formas que
mejor acepta y agradece nuestro paladar, puede ser una de las más potentes herramientas que nos
ayuden a luchar contra la obesidad y contra la hipertensión y la diabetes que la acompañan” asegura la
médica clínica y endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía.

El agua de mar puede usarse para cocinar los platos más diversos, desde sopas hasta guisos pasando por
arroz, verduras y caldos. Para hacerlo, se debe encontrar la proporción adecuada de agua dulce y agua
de mar (tal como suele hacerse con la sal), puesto que ni todos tienen la misma necesidad de minerales
ni por tanto el mismo paladar, ni todos los alimentos requieren la misma cantidad de sal.
“Se debe tantear la proporción de agua dulce y agua de mar, empezando por la forma isotónica: tres partes de
agua dulce y una de agua de mar, y a partir de ahí ir variando según la demanda de nuestro paladar.

Para fritos y asados, la forma de mineralizar es mediante marinado o maceración en agua de mar hipertónica
(sin rebajar) durante varias horas, previas a la cocción. El tiempo de marinado dependerá también de la textura
y grosor de cada alimento y de la demanda del paladar.

Una fórmula interesante para salar barbacoas, asados y parrilladas, es ir echando un chorro muy suave de agua
de mar a todo el contenido de la parrilla, y dando la vuelta a las piezas cuando ya están asadas. Se va
evaporando el agua y quedan los minerales, lo cual le da un sabor muy singular, mucho más sano y sabroso que
con sal ordinaria”.

Alejandra Rodríguez Zía, María Teresa Ilari Valentí y Mariano Arnal, autores del libro El agua de mar.

Son muchos los cocineros que echan mano de el agua de mar para cocinar. Tal es el caso de Ferrán
Adriá. (h ps://okdiario.com/gastronomia/ferran-adria-pudo-haber-sido-221914)“En El Bulli la
utilizábamos para elaborar platos tradicionales. Por ejemplo para hacer el fumet de pescado. Y es que el pescado sabe
más a pescado, el marisco sabe más a marisco. Cualquier cosa que se cocine con agua de mar tiene más sabor”.
Puede resultar curioso, pero también se utiliza para hacer pizzas. El Chef Mauro Palomba, en su
restaurante londinense, elabora la base de la pizza con este líquido. “La forma de cocinar proviene de los
pescadores italianos. La masa queda más suave y menos crujiente. Es más ligera y fácil de digerir”.

Huelga decir que este artículo no trata de aglutinar todo el conocimiento atesorado sobre los
descubrimientos de René Quinton, en la bibliografía encontraréis muchísima más información que
completa y complementa lo aquí expuesto. Estamos viviendo una época donde muchos paradigmas se
empiezan a desplazar. Algunas ideas nos pueden parecer un disparate, pero otras pueden hacer que nos
replanteemos nuestros viejos esquemas. Como se suele decir, cuando se trata de temas que ponen en
duda nuestras creencias, lo mejor es investigar, estudiar y sacar, cada uno, sus propias conclusiones.

Fuentes: DSalud (h ps://www.dsalud.com/reportaje/el-agua-de-mar-purificada-cura-diversas-


enfermedades/) 1, DSalud (h ps://www.dsalud.com/reportaje/dispensarios-marinos-previniendo-y-
tratando-todo-tipo-de-enfermedades/) 2, Wikipedia
(h ps://ca.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Quinton), Mind Surf (h ps://www.mind-
surf.net/dfir/page6.html), FronteraD (h ps://www.fronterad.com/rene-quinton-un-sabio-en-el-
olvido/), El agua de mar medicina natural (h ps://elaguademarmedicinanatural.wordpress.com/rene-
quinton-sabio-del-siglo-xx/), Diario de Mallorca (h ps://www.diariodemallorca.es/part-
forana/2014/08/21/cocine-paella-agua-mar-vera-3806797.html), Revista Esfinge
(h ps://www.revistaesfinge.com/2014/12/dr-angel-gracia-el-agua-de-mar-y-su-dieta-de-delfin/),
Infobae (h ps://www.infobae.com/salud/2019/02/12/las-propiedades-del-agua-de-mar-beberla-hace-
bien-a-la-salud/), Ok Diario (h ps://okdiario.com/gastronomia/cocinar-agua-mar-mejora-platos-
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