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De acuerdo con la 

Ley de Protección del Ambiente Atmosférico, se define como


contaminación atmosférica: "La presencia en el aire, de sustancias y formas de
energía, que alteran la calidad del mismo, de modo que implique riesgo, daño o
molestia grave, para las personas y bienes de cualquier naturaleza".

Y de igual manera se define como "contaminantes": las sustancias y formas de


energía, que potencialmente pueden producir riesgos, daño o molestias graves a
las personas, ecosistemas o bienes en determinadas circunstancias. A su vez
los contaminantes químicos, se definen como primarios: si son vertidos
directamente a la atmósfera y como secundarios: si su presencia en la atmósfera,
es consecuencia de las transformaciones y reacciones químicas y fotoquímicas,
de los contaminantes primarios en la atmósfera.

Los focos de emisión, de los que el hombre es responsable, podemos


considerarlos como fijos (industriales y domésticos) y móviles (vehículos, aviones
y barcos).Las industrias, producen en términos generales, grandes cantidades de
compuestos químicos, que lanzan a la atmósfera y cualitativamente de ellas
procede la más amplia gama de contaminantes atmosféricos. 

Los mayores contaminantes, son el dióxido de azufre (SO 2), óxidos de nitrógeno
(NOx) y las definidas como partículas sólidas, de las que los sedimentos secos con
dióxido de azufre, son tan destructivos como la "lluvia ácida".

Los efectos relacionados con la exposición a la contaminación atmosférica son


diversos. Los más estudiados son aquellos que se producen a corto plazo,
habitualmente menos de una semana, después de la exposición. Estos
efectos mantienen una gradación tanto en la gravedad de sus consecuencias
como en la población a riesgo afectada. A la hora de hablar de los efectos de
la contaminación atmosférica sobre la salud es conveniente diferenciar entre la
contaminación más típica del invierno (winter smog) y la que es más
característica del verano (summer smog). En invierno los episodios de
contaminación pueden ocurrir debido a condiciones de estancamiento del aire,
cuando los contaminantes procedentes de la combustión se acumulan en la
atmósfera. Los contaminantes principales son el SO, y las partículas en
suspensión, aunque éstos simplemente sirven como indicadores de mezclas
de contaminantes mucho más complejas. El SO, es un gas irritante que a
altas concentraciones en individuos normales y más bajas en individuos
asmáticos, puede producir bronco-constricción.

En verano los episodios de contaminación pueden ocurrir en los días


calurosos y soleados, en los que las reacciones fotoquímicas de los óxidos
de nitrógeno y los hidrocarburos llevan a la formación de ozono y otras
sustancias con capacidad tóxica. El ozono es considerado generalmente
como el componente más tóxico de esta mezcla. Sin embargo, no todos los
efectos de la contaminación fotoquímica pueden ser atribuidos al ozono. Así,
algunas de las molestias causadas por la contaminación como, por ejemplo,
la irritación ocular, lo son por compuestos tales como los nitratos orgánicos y
los aldehídos.

En los últimos años se ha registrado un aumento en la incidencia de alergias


(reacción exagerada del sistema de defensas ante un alérgeno o elemento que el
organismo considera dañino, como polvo, polen o pelo de animales) en vías
respiratorias, tales como rinitis (comezón en nariz, paladar, garganta y ojos,
estornudos, escurrimiento nasal, dolor de cabeza, tos, fiebre) y asma (inflamación
de los bronquios que impide adecuada respiración; se manifiesta con tos y en
ocasiones genera asfixia). Este hecho se debe, de acuerdo a los expertos, a una
combinación de factores hereditarios y contaminación; concretamente, estudios
estadísticos muestran una relación directa entre el aumento de dióxido de sulfuro
ambiental y la presencia de estas enfermedades en el árbol bronquial.

El smog, llamado también niebla tóxica, es la forma de contaminación atmosférica


más conocida; se produce cuando compuestos químicos que emiten las
chimeneas de las fábricas y los automóviles se combinan con la humedad del aire.
Este tipo de vapor queda como niebla flotando en el ambiente y sólo desciende a
través de la lluvia; no obstante, este hecho y la combinación de gases con las
nubes da lugar a la lluvia ácida, que envenena a los lagos y animales que viven en
ellos, a la vez que daña a las plantas, afecta al suelo y perjudica la salud del ser
humano.

El plomo es el componente más peligroso del smog para el cerebro, ya que se


acumula paulatinamente haciendo que la persona se vuelva menos reflexiva,
alterando también su capacidad de concentración y provocando conductas
agresivas. Estudios realizados con niños que registran altos niveles de este metal
en la sangre (problema conocido como saturnismo) demuestran que su
rendimiento escolar es más bajo debido a un coeficiente intelectual menor y
dificultad para aprender.

El smog también genera problemas en el sistema circulatorio. Un estudio realizado


en Inglaterra estimó que 1 de cada 50 pacientes con problemas cardiacos tratados
en hospitales de Londres pudo haber sido afectado por gases tóxicos. Los
investigadores aseguraron que muchas muertes pudieron evitarse mediante un
mejor control de los contaminantes, en particular de los gases generados por los
vehículos.

Finalmente, cabe mencionar que el exceso de dióxido de carbono, contaminante


resultado de quemar carbón, madera y derivados del petróleo, es responsable del
"efecto invernadero", fenómeno que eleva la temperatura del planeta debido a que
este gas permite el ingreso de energía luminosa y calorífica procedente del Sol,
pero no su disipación por la noche, lo que ha generado graves alteraciones
climáticas con consecuencias aún por cuantificar tanto en los ecosistemas como
en la salud de los seres humanos.

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