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Agua: consumo, patrones de uso e infraestructura


residencial. Un análisis comparativo de tres regiones
del área metropolitana de Lima

Daniel R. Rondinel-Oviedo y Jaime M. Sarmiento-Pastor

Para citar este artículo: Daniel R. Rondinel-Oviedo & Jaime M. Sarmiento-Pastor (2020): Agua:
consumo, patrones de uso e infraestructura residencial. Un análisis comparativo de tres regiones en el
área metropolitana de Lima, Water International, DOI:10.1080 / 02508060.2020.1830360

Para vincular a este artículo: https://doi.org/10.1080/02508060.2020.1830360

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INTERNACIONAL DEL AGUA
https://doi.org/10.1080/02508060.2020.1830360

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

Agua: consumo, patrones de uso e infraestructura


residencial. Un análisis comparativo de tres regiones del
área metropolitana de Lima
Daniel R. Rondinel-Oviedo y Jaime M. Sarmiento-Pastor
Instituto de Investigaciones Científicas, Universidad de Lima, Perú
ayudar a establecer políticas de manejo del agua
y desarrollar el diseño de infraestructura
ABSTRACTO residencial para un uso eficiente y sostenible del
Este estudio examina el impacto de la infraestructuraagua.
y los patrones de uso del agua de los residentes
(factores internos) y el clima (factor externo) en el
consumo de agua de los hogares. A través de
información cuantitativa del proveedor de servicios y
Introducción
datos cualitativos de 900 encuestas en tres áreas con
HISTORIA DEL ARTÍCULO
diferentes Recibido el 13 de marzo de 2019 Aceptado el 27 de septiembre de
niveles socioeconómicos (alto, medio y bajo) en el 2020
área metropolitana de Lima, se determina un perfil
de usuario promedio para cada área. los PALABRAS CLAVE

los resultados se evalúan más a fondo y se comparan con el consumo de agua;


establecer el impacto de los procesos internos y externos infraestructura residencial; patrones de uso del agua;
Área metropolitana de Lima; Perú
factores sobre el consumo de agua. Estos resultados

Perú ocupa el puesto 17 entre los países en escasez de agua dulce para la población
urbana (FAO, 2016), y se prevé un severo estrés hídrico para 2040 (Luo et al., 2015),
especialmente en varias megaciudades desérticas y semidesérticas de rápido crecimiento,
como Lima (Biswas et al., 2004). Además, debido al cambio climático, el agua ya es escasa y la
creciente población está aumentando la demanda (Programa de las Naciones Unidas para los
Asentamientos Humanos,2011), provocando una crisis en el sistema de agua de la ciudad,
especialmente en los distritos de bajos ingresos densamente poblados (Grupo del Banco
Mundial, 2016).
Según la Organización Mundial de la Salud, se necesitan 100 litros de agua por día
para satisfacer de manera óptima las necesidades básicas de una persona (Howard et al.,
2003). Existe una considerable desigualdad en el uso de recursos en el área
metropolitana de Lima. Según los registros de los proveedores de servicios de agua
locales, en algunos distritos más ricos el consumo varía de 260 a 445 litros por persona
por día, mientras que en los distritos de menores ingresos es de 16 a 41 litros por
persona por día (AQUAFONDO et al.,2016; SEDAPAL,2017).
Los factores externos e internos afectan el consumo de agua de los hogares. Los factores
externos como el clima, los precios, las políticas públicas y el crecimiento de la población tienden a
ser indirectos y no pueden ser controlados por el usuario. Sin embargo, los factores internos como
el tipo de vivienda, los dispositivos, el número de miembros del hogar y el estilo de vida tienen un
impacto directo y son controlados por el usuario. Además, estos factores implican patrones de uso
del agua e infraestructura, que constituyen las diferencias

CONTACTO Daniel R. Rondinel-Oviedo drondine@ulima.edu.pe


Se puede acceder a los datos complementarios de este artículo en https://doi.org/10.1080/02508060.2020.1830360
© 2020 El autor (es). Publicado por Informa UK Limited, que cotiza como Taylor & Francis Group. Este es un artículo de acceso
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Los comunes
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2 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

en el consumo de agua en varios distritos. Si bien los factores externos influyen en los
internos, esta investigación prioriza el análisis de los factores internos porque están
directamente relacionados con el usuario.
Los factores internos, representados por los patrones de consumo o el estilo de vida
de las personas, inciden en el consumo de agua potable (Sánchez García & Blanco
Jiménez, 2012); las variables que influyen en los patrones de consumo se analizarán más
adelante en el artículo. Definir el comportamiento del consumidor con respecto al uso
del agua ayuda a tomar decisiones relevantes para la implementación de sistemas
destinados a reducir el uso del recurso (Shan et al.,2015). La infraestructura también
afecta el consumo de agua. En las áreas urbanas, particularmente en el sector
residencial, se requiere la implementación de políticas de gestión del agua y la
promoción de infraestructura adecuada para el uso eficiente y sostenible de los recursos.
Esto se debe a que, además de alinearse con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 6 y
11, benefician tanto a las entidades como a los usuarios (Manco et al.,2012).
Existe una brecha de información sobre la relación entre la infraestructura de la
vivienda y el consumo de agua en Perú, donde un código inicial para el agua
la eficiencia existe, pero no es obligatoria.1 Si bien se dispone de datos sobre el consumo de agua
en los distritos del área metropolitana de Lima, no existe una base de datos sobre los patrones de
uso del agua y el impacto de la infraestructura en el consumo de agua. Esto limita las propuestas
de soluciones de conservación de agua basadas en datos locales.
Mediante la recolección de datos cuantitativos y cualitativos de tres distritos del
área metropolitana de Lima, esta investigación determina un perfil de usuario
promedio considerando tres niveles socioeconómicos y posteriormente establece el
impacto de factores internos y externos en el consumo de agua en cada caso. La primera
sección de este artículo describe el objetivo de la investigación y su justificación, además
de resumir la situación del agua en Lima. La siguiente sección revisa la literatura sobre
los factores que influyen en el consumo de agua y clasifica las variables revisadas. La
tercera sección revisa nuestra metodología principal y la cuarta presenta los resultados.
La última sección analiza la interpretación de los resultados y proporciona
recomendaciones de acuerdo con los estudios de caso.

Revisión de literatura

Recursos hídricos en el área metropolitana de Lima


Perú contiene aproximadamente el 5% del agua dulce del mundo, con alrededor de 74.000 m3
por persona por año (Comité Nacional del Libro Azul para el Perú, 2016, pag. 36).2
En 2008, de la cantidad total de agua extraída, el 88,7% se utilizó para fines
agrícolas, el 9,2% para uso municipal y el 2,1% para uso industrial (incluido el 1,1%
para minería). Además, el 75% de la población vive en el área urbana. Aunque 26,2
millones de habitantes tienen conexión de agua, 4,2 millones no la tienen y
necesitan obtener agua por otros medios (pág. 52).
Lima casi no llueve (7,7 mm / año).3 De la población nacional, el 35% vive en esta
ciudad, que cuenta con 9,900,000 habitantes y una densidad poblacional promedio de
3.300 por km2 (INEI, 2015). Lima tiene tres cuencas, con un suministro total de agua de
36,6 metros3/ s (Comité Nacional del Libro Azul para el Perú, 2016, pag. 39).4 Esta
resultó en una demanda de agua insatisfecha de 3,25 m3/ s en 2013 y 3,33 m3/ s en 2015
(AQUAFONDO et al., 2016), así como una brecha en el servicio entre las áreas centrales,
cubierta en un 92%, y las áreas periurbanas en un 50%, donde el 33% de la población
vive en extrema pobreza y se abastece de agua a través de camiones cisterna.
(Kámiche, 2012).5 En
INTERNACIONAL DEL AGUA 3

En otras palabras, 1,5 millones de ciudadanos no tienen acceso seguro al agua


potable (INEI, 2016). Además, la red de agua potable se encuentra en mal estado,
con pérdidas por fugas debido a un sistema de tuberías antiguo, bajo
mantenimiento y conexiones ilegales. Las pérdidas ascienden a más del 36% del
suministro de agua procesada y tratada (SWITCH,2011), que se acerca al promedio
de América Latina (38%); donde el máximo es 51% en Costa Rica y el mínimo 34% en
Argentina (Lentini,2015).

Factores internos y externos que afectan el consumo de agua de los hogares

Los factores que afectan el consumo de agua y sus diversos componentes se


mencionan y clasifican a través de diferentes enfoques en la literatura. Figura 1
ilustra estos factores a partir de los criterios adoptados para esta investigación,
con el clima como factor externo, y profundiza en los aspectos internos.

Factores internos
Los factores internos incluyen los patrones de uso y la infraestructura. Patrones de uso
incluyen aspectos sociales, económicos y culturales, mientras que la infraestructura involucra el
tipo de vivienda, la tecnología de los dispositivos existentes y el consumo relacionado con las
habitaciones donde se utiliza el servicio (cocina, lavandería e instalaciones sanitarias).

Figura 1. Clasificación de las variables que inciden en el consumo de agua de los hogares. Las
áreas coloreadas representan los aspectos a desarrollar en esta investigación. (Elaborado por el
autor).
4 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Patrones de uso
Los patrones de uso se clasificaron en sociales, económicos y culturales
(Barberán & Salvador, 2010; Manco Silva y col.,2012), y la ubicación de algunas
variables se reformuló en consecuencia. Se incluyeron las características de
educación y población (edad, sexo y número de miembros del hogar) debido a su
potencial para lograr ahorros importantes (Lowe et al.,2015).
Desde la perspectiva social, las condiciones primarias para la estimación del
consumo incluyen el número de miembros del hogar (Cubillo et al., 2008),
estrato social, educación (Manco et al., 2012) y horas activas (Oliver & Brümmer,
2007). Los estratos más poblados son los que consumen más recursos (Peña-
Guzman et al.,2016); así, la mayor densidad poblacional representa un cambio
en el consumo de agua potable de los hogares (Fercovic & Melo,2010). Aunque
más personas en un hogar significa mayor consumo
el consumo per cápita disminuye (Barberán & Salvador, 2010; Ojeda-De la Cruz
et al.,2016). Menos personas por hogar significa un menor consumo (Rockaway
et al.,2011).
En cuanto a los ocupantes del hogar, la población puede ser flotante o
residente (Sánchez García & Blanco Jiménez, 2012) y de diferente sexo o rango
de edad (Shan et al., 2015). Además, los patrones de consumo se relacionan
con los niveles sociodemográficos, y la cantidad consumida por persona es similar en
muchos casos, especialmente entre las personas más ricas (Loureiro et al., 2006), lo que nos
permite extrapolar valores en distritos similares.
Los factores culturales son cruciales para evaluar el comportamiento del consumo de agua
y sopesar la implementación (o no) de las medidas de eficiencia. Estos incluyen variables
como estilo de vida, valores, estándares y modelos sociales, creencias ambientales
relacionadas con el comportamiento y educación, además del mantenimiento (goteos y fugas)
y la gestión (frecuencia de inspección, informes y velocidad de respuesta) (Oliver & Brümmer ,
2007), que no se incluyen en la presente investigación pero es importante mencionarlos para
estudios futuros. La preocupación por el medio ambiente y la educación aumentan la
adopción de dispositivos de ahorro de agua (Grafton et al.,2011) e influir en el uso, el
mantenimiento adecuado y el sonido
administración de infraestructura (Barberán & Salvador, 2010).6 Finalmente, el suministro de
datos desagregados sobre el consumo ayuda a minimizarlo (Shan et al.,2015).

Los factores económicos incluyen dos componentes internos de la economía del


hogar: el poder adquisitivo o el ingreso per cápita (Sánchez García & Blanco Jiménez,
2012) y nivel de ingresos (Cubillo et al., 2008) o presupuesto familiar (Durán,2015);
sin embargo, esto no incluye el precio del agua (un factor externo). Además,
conviene distinguir la renta y el consumo. Por un lado, Mainieri et al. (1997, citado
por Harlan et al.,2009) mencionó que existen razones para pensar que la opulencia
podría reducir el uso del agua, ya que las personas más ricas viven en hogares más
nuevos y eficientes; Por otro lado, un ingreso familiar alto significa casas más
grandes y áreas verdes más grandes, lo que lleva a un mayor consumo de agua
(Rockaway et al.,2011), por lo que existe un vínculo directo entre el ingreso y el
consumo (Shan et al., 2015).
Algunos autores atribuyen principalmente esta relación a la resistencia de las personas a
cambiar sus hábitos; por ejemplo, aunque un alto ingreso familiar facilita la compra de dispositivos
inteligentes, el hábito de lavar la ropa frecuentemente reduce los ahorros potenciales (Shan et al.,
2015). Por el contrario, es posible que una familia de bajos ingresos no pueda comprar dispositivos
inteligentes, pero puede adoptar hábitos de ahorro de agua. Finalmente, las familias de altos
ingresos tienen un consumo más estable
INTERNACIONAL DEL AGUA 5

patrones y son menos flexibles con respecto al precio que las familias de bajos
ingresos (Grafton et al., 2011).
El uso residencial de agua tampoco responde inmediatamente a las variaciones de
precios. En particular, se espera que el agua para usos esenciales (como beber, cocinar e
higiene personal) sea altamente inelástica porque una gran parte del agua consumida
depende de equipos duraderos o de hábitos desarrollados a lo largo del tiempo
(Martínez-Espiñeira & Nauges,2004). Para tener el efecto deseado, los cambios de precios
deben ir acompañados de cambios en las regulaciones y la conciencia, así como el
conocimiento sobre los consumidores (Barrett,2004). Esto sucedió en Sidney a fines de la
década de 1970, como lo menciona Davies (citado en Lucas & Cordery,2019).

Según Hurd (2006), la educación y la conciencia públicas pueden conducir a cambios


significativos en el comportamiento del consumidor, pero por otro lado, Gutzler y Nims
(2005), Hamilton (1983) y De Oliver (1999) encontraron que las familias de mayores ingresos
no responden tan fácilmente como los hogares de bajos ingresos a las campañas de
conservación educativa (todos estos son citados por Harlan et al., 2009).

Infraestructura
El consumo de agua vinculado con la infraestructura depende principalmente de dos
características centrales de la vivienda: el tamaño y la infraestructura sanitaria. Las
variables incluyen el tipo de casa, el tamaño, la edad, la presencia de piscinas y jardines,
y el tipo actual de tecnología de ahorro de agua (Cubillo et al.,2008; Domene y Saurí,2006
; Shan y col.,2015).
En cuanto a las características de la vivienda, el tipo de edificación (vivienda
unifamiliar, vivienda plurifamiliar, condominio) y la densidad habitacional afectan el
consumo de agua, al igual que el tamaño de la familia; en consecuencia, ciertas
economías de escala no se aplican a los hogares pequeños (Domene & Saurí,2006). En
promedio, una vivienda unifamiliar consume 330 litros más de agua por día que una
vivienda plurifamiliar, principalmente porque cuenta con áreas verdes y albercas (Cubillo
et al.,2008). Además, cuanto más grande es la casa, más complejo es el ajuste para incluir
nueva infraestructura de ahorro de agua (Rockaway et al.,2011), porque las casas más
grandes tienden a tener más habitaciones y más electrodomésticos para reemplazar.

No existe consenso sobre si la tecnología de ahorro de agua (inodoros de doble


descarga, sanitarios eficientes, reductores de presión, contadores) reduce el consumo
(Oliver & Brümmer, 2007) y siempre resulta en un menor uso de agua (Grafton et al.,2011
) o incluso lo aumenta (Freire-González, 2019). La instalación de medidores
beneficia tanto a la EPS7 (hasta un 50%) y los usuarios (Silva et al., 2012), proporcionando
ahorros del 20% (Manco Silva et al., 2012). Aunque los medidores crean conciencia sobre el
consumo de agua, la mayor motivación, particu
principalmente en los distritos de bajos ingresos, está ahorrando dinero (Shan et al., 2015; Lee
y col.,2013; Sims y col.,2013). Sin embargo, la implementación de tecnología de ahorro de
agua es menos frecuente en hogares de bajos ingresos (Clarke & Brown,2006), y para ser
eficaz, medidas adicionales
medidas como la tributación (Freire-González, 2019). Los autores han clasificado el
uso final del agua en hidratación, alimentación, higiene personal, vajilla, lavandería
y drenaje, entre otras categorías, por ejemplo, riego, lavado de autos y ocio (Castillo-
Avalos & Rovira-Pinto,2013; Rockaway y col.,2011). Identificar el uso final del agua
nos ayuda a ver dónde se deben hacer ajustes para reducir
consumo (Manouseli et al., 2019).8 Para el agua exterior, varias tecnologías pasivas
(limitación del lavado de aceras o riego durante las horas pico) ofrecen ahorros del 29% y las
herramientas de modificación para ahorrar agua ahorran un 9% (Otaki et al.,2011).

6 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Factores externos
Precio
El precio del agua es un factor externo efectivo y altamente influyente, uno de los
mecanismos más comunes para reducir el consumo (Durán, 2015; Sánchez García &
Blanco Jiménez,2012; Grafton y col.,2011; Peña-Guzman et al.,2016; Shan y col.,2015
). Pero algunos autores han concluido que el consumo tiende a ser rígido en
términos de precio (Domene & Saurí,2006), mientras que otros han visto una
relación negativa entre precio y consumo (Grafton et al.,2011) o que los hogares
pequeños se adapten mejor a la variación de precios, reduciendo su consumo
(Barberán & Salvador, 2010).

Clima
Se deben considerar tres aspectos en el contexto del clima: precipitación media,
temperatura media y el índice de sequía de Palmer (Rockaway et al., 2011) o
humedad relativa (Manco Silva et al., 2012) - juntos denominados
'climatología' (Sánchez García & Blanco Jiménez, 2012). Métricas más específicas
incluyen la temperatura máxima y el número de días de lluvia (Barberán & Salvador,
2010). Existe una estrecha asociación entre la temperatura, las precipitaciones y el
consumo de agua residencial per cápita, con patrones cambiantes y un mayor
consumo en el verano (Fercovic & Melo,2010). Esto es más cierto en las viviendas de
baja densidad (probablemente por la presencia de jardines) que en las de densidad
media o alta, cuyo consumo tiende a ser más estable a lo largo del año (Domene &
Saurí,2006).

Políticas
Esta variable incluye leyes y reglamentos, subsidios, campañas de reducción del uso de agua
o cualquier otro aspecto diseñado por el Estado o el prestador del servicio para afectar el
consumo de agua de los hogares.

Revisión de la estrategia de ahorro de agua


Es necesario centrarse en reducir la demanda (Adler, 2011). Las estrategias para ahorrar
agua mencionadas con mayor frecuencia en la literatura revisada se contaron y
clasificaron en cuatro tipos: patrones, infraestructura, política y precio (Figura 2). Muchos
autores han propuesto estrategias relacionadas con el cambio en los patrones de uso y
la mejora de la infraestructura, mientras que otros se han referido a estrategias
relacionadas con los precios y al uso de políticas. Entre las variables de patrón, se
menciona ampliamente la educación (p. Ej., Sensibilización sobre el ahorro de agua). En
la variable infraestructura, la estrategia central es la instalación de medidores (micro
medición), seguida de sanitarios ahorradores de agua. En cuanto a las variables
externas, las más mencionadas son precios más altos, subsidios y restricción de uso en
horas pico.

Metodología
La investigación fue diseñada para brindar información para estudiar la relación
entre consumo, patrones de uso e infraestructura en tres distritos del área
metropolitana de Lima con diferentes perfiles de consumo: alto (San Isidro, 346 L
por persona por día), medio.
INTERNACIONAL DEL AGUA 7

Figura 2. Estrategias de ahorro de agua mencionadas en la literatura revisada, preparadas utilizando


información de Abderrahman (2000), Araral y Wang (2013), Da-ping et al. (2011), Grafton
y col. (2011), Koh (2020), Lowe et al. (2015), Oliver y Brümmer (2007), Sánchez García y
Blanco Jiménez (2012), Saurií (2003) y Tate (1989).

(Breña, 155 L por persona por día) y baja (Villa el Salvador, 70 L por persona por
día) (SEDAPAL, 2017Estos distritos también tienen diferentes
niveles: alto, medio y bajo, respectivamente.9
Como primer paso, las variables internas y externas a evaluar en el
Las investigaciones fueron seleccionadas según lo sugerido por la literatura
revisada. La influencia del clima en el consumo anual de agua de los hogares se
revisó considerando los aspectos internos (patrones e infraestructura) y externos.
No se consideraron ni los precios ni las políticas públicas.
A continuación, se recopiló información cuantitativa y cualitativa a través de
diferentes instrumentos. Aquí, la información cuantitativa son datos anuales sobre el
consumo de agua por casa por distrito, proporcionados por SEDAPAL. Esto se refiere al
100% del agua facturada y no considera las pérdidas en el sistema (en promedio 36%
del agua procesada).
Para obtener datos cualitativos, un encuestador realizó encuestas personales, puerta
a puerta, diseñadas para ser respondidas por cada jefe de hogar. Para evitar el sesgo de
los sujetos, la encuesta se presentó como parte de una investigación académica. Para
mayor objetividad, se informó a las personas que los datos son confidenciales y que la
encuesta no reflejaría su caso particular, pero se usaría para preparar estadísticas sobre
el estado del uso del agua en el distrito; por lo tanto, no hubo respuestas correctas o
incorrectas. Además, para reducir el sesgo de deseabilidad social, se aclaró que no
existía ninguna relación con el gobierno o el proveedor de servicios.
La encuesta recopiló información que permitió comprender el impacto de las variables
internas en el consumo de agua. El trabajo de campo fue realizado por la Universidad de
Lima, con un tamaño de muestra de 900 viviendas, para un margen de error de
± 5%.10 Las preguntas se organizaron en cuatro secciones y se clasificaron en dos
variables internas principales: características de la vivienda (infraestructura) y
características de la población (patrones de consumo) (tabla 1).
Las encuestas se diseñaron siguiendo las variables internas y externas
previamente
definido. Se revisaron varios estudios para desarrollar cada sección de
la encuesta, identificando variables relacionadas con las características de la casa y su
residentes, costo del agua, hábitos de consumo (Ojeda-De la Cruz et al., 2016),
(Rajala y Katko,
8 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Tabla 1. Clasificación de preguntas en dos variables. La forma en que se agrupan las preguntas se indica
a continuación. El número de la pregunta se indica entre paréntesis. Elaborado por el autor.
Sección 1: Información general Dirección, tipo de vivienda, número de plantas Sección 2: Características
de los residentes Datos sociodemográficos como el número de personas que viven en el
casa, ocupación, ingresos y educación
Sección 3: Infraestructura Sección 4: Patrones de usoTipo de
carcasa (1.05) Dispositivos de ahorro de agua (3.05)
Superficie habitable (m2) (1.07) Uso / consumo de agua - ducha (4.01, 4.02) Antigüedad de la
vivienda (2.01) Uso / consumo de agua - inodoro (4.03)
Número y tipo de habitación (3.01) Uso / consumo de agua - cocina (3.03)
Características sanitarias (no. De grifería, Uso / consumo de agua - lavandería
baños, duchas) (3.02) Características
de la cocina y el lavadero (3.03) Uso / consumo de agua -
(grifo / dispensador / lavadero) (3.03)
jardín (4.04)

Área de jardín (m2) (3.06, 3.07, 3.08) Uso / consumo / agua - piscina (3.11, 3.12) Área de la
piscina (m2) (3.09, 3.10) Hábitos de ahorro de agua (4.05 / 4.06 / 4.07 / 4.08)
Número de personas (2,03)
Número de familias que viven en la propiedad (2.02)
Habitacion durante el dia (2.04)
Habitacion durante la noche (2.05)
Otras preguntas: Monto de la última factura y método de pago (2.06, 2.07)

2004), y la frecuencia de uso de los equipos sanitarios. También se


consideraron: el factor tiempo (en uso de agua y miembros del hogar), la
densidad del hogar y su perfil socioeconómico (Cubillo et al.,2008; Domene y
Saurí,2006; Gogiel,2011; González et al.,2008; Grafton y col.,2011; Loureiro y
col.,2006; Borg y col.,2013; Grafton y col., 2011; Servicio Geológico de EE. UU.,
2004). Algunas encuestas que revisamos organizaron la recopilación de
información desglosando el uso del agua, entendiendo los problemas
psicológicos asociados y evaluando el comportamiento de los usuarios (Shan et
al.,2015). También vale la pena incluir el mes en el que se realizó la encuesta y
compararlo con el consumo anual para detectar variabilidad en el consumo
(Loureiro et al.,2006).
Los indicadores sobre infraestructura son directamente cuantificables y medibles,
mientras que varios patrones de uso no lo son, aunque pueden estimarse o
tabularse. Así, para la estimación de litros de agua utilizados por inodoros, grifos y
equipos, se utilizaron estándares internacionales de consumo, en este caso, los de la
certificación EDGE (International Finance Corporation,2017) - y multiplicado por el
número de personas que viven en cada hogar. Los hábitos de consumo y las
actitudes hacia el consumo se clasificaron en tres grupos según
a sus acciones y sus métodos de ahorro de agua.11
Además del perfil de cada distrito, se procesaron encuestas y se elaboró una
ficha resumen para cada hogar, presentando las características de la vivienda,
usuarios y consumo. Estos datos facilitaron analizar cómo el consumo se ve
afectado por diferentes variables. Así, las encuestas se procesaron en una hoja
de cálculo, se filtraron los casos que cumplían con la variable y se obtuvo el
consumo por variable.
En cada hoja se especificaron tres valores de consumo suplementarios. El
primero fue
consumo medio anual de agua de junio de 2016 a junio de 2017, por
SEDAPAL.12 El segundo y tercer valor se basaron en las encuestas.
parcela, desde

y su cualitativo datos. El segundo fue información del encuestado sobre


el tamaño (en metros cúbicos) de la última factura de agua del hogar y solo se utilizó
como referencia para establecer
INTERNACIONAL DEL AGUA 9

Figura 3. Consumo estimado versus cuantitativo.


percepción del consumo. El tercero se obtuvo a partir de preguntas sobre frecuencia
y tiempo de uso de los aparatos y accesorios sanitarios (que también es consumo
percibido). Estos valores se obtuvieron del jefe de hogar. Como el uso del agua es un
comportamiento socialmente aprendido, el jefe de familia influye en el uso del agua
del resto de la familia; además, conocen el consumo de los demás. Por lo tanto, esta
respuesta se utilizó para calcular el consumo de agua de los hogares. Debemos
aclarar que el tercer valor no consideró el agua utilizada para usos internos
(procesamiento de alimentos, higiene personal) y usos externos (riego de jardines,
piscina), que se discutirán a continuación.
La información cualitativa de las encuestas fue contrastada con la información
cuantitativa proporcionada por SEDAPAL (figura 3). Esto produjo razones y
porcentajes, generando hojas y perfiles por distrito, como se presenta en la sección
de Resultados.
La información cuantitativa del proveedor del servicio de agua (SEDAPAL) se
considera precisa, ya que es de los medidores de agua. Estos datos se utilizaron como la
fuente primaria a partir de la cual se calculó el consumo, tanto en términos de
infraestructura como de consumo de los usuarios. Por ejemplo, los datos de SEDAPAL
sobre casas con un baño se filtraron para encontrar su consumo promedio. A esto le
siguieron las casas con dos baños, etc. La información cualitativa se utilizó para calcular
el consumo de agua en cada vivienda para ducharse, descargar inodoro, lavar ropa y
jardinería (utilizando como indicador el área verde). Al calcular estos factores, se pueden
comparar con los datos de consumo total para identificar qué porcentaje representa del
total obtenido de SEDAPAL.

Resultados

Los resultados globales del consumo de agua incluyen los tres valores de consumo,
expresados en litros por persona y día. El consumo percibido en los tres distritos es
similar, difiriendo en solo 33 litros por día entre San Isidro y Villa el Salvador. Para
este último, destaca la cercanía de los tres valores, lo que indica que una cantidad
significativa de uso de agua (aproximadamente el 80%) está vinculada a baños y
duchas (Figura 4).
El consumo obtenido de los contadores de agua y el consumo reflejado en la
factura del agua superan siempre el consumo percibido. La diferencia entre
estos valores puede representar el agua utilizada para la higiene personal y la
dieta. Para los tres valores, el volumen en San Isidro superó el volumen en
Breña, que superó al de Villa el Salvador; en otras palabras, en promedio, los
hogares socioeconómicos más altos usaron más agua que los de niveles más
bajos, lo cual es consistente con varios estudios (Rockaway et al.,2011; Grafton y
col.,2011; Hussien y col.,2016; y Xue et al., Russell y Fielding, Mondéjar-Jiménez
et al. y Willis et al., todos citados en Koop et al.,2019).
10 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR
Figura 4. Consumo medio de agua por comarca según información tanto cuantitativa
como cualitativa. Cabe destacar la diferencia entre el consumo registrado por SEDAPAL
y el consumo reportado en las encuestas (duchas, baños y lavadoras). Cuanto mayor es
el nivel socioeconómico, mayor es la diferencia.

En cuanto a los factores externos que inciden en el consumo de agua, a partir de los
montos de consumo proporcionados por SEDAPAL, se observó un comportamiento
similar en el uso del agua en los tres distritos con respecto a las variables climáticas. En
Lima, el clima también impactó el consumo: el consumo es mayor en verano y menor en
invierno, con variación de 26% en San Isidro, 21% en Breña y 22% en Villa el Salvador (
Figura 5). La muestra de SEDAPAL fue anual, mientras que la encuesta se realizó en
octubre, mes en el que el consumo es 5% superior al promedio anual.

En cuanto a los datos cualitativos, se procesaron las 900 encuestas (300 por distrito)
por el equipo de investigación durante los primeros meses de 2018,13 Desarrollar un perfil
para cada distrito en términos de factores internos de consumo de agua y en base a los cuatro
apartados de la encuesta: información de la vivienda, características de los habitantes,
infraestructura sanitaria.
tura y patrones de uso.
En San Isidro, la tipología más representativa es la vivienda unifamiliar con
área de más de 100 m2 y mayores de 30 años. Aquí, el 97% de ellos tenía una lavandería,
el 88% tenía dos o más instalaciones sanitarias completas, el 97% usaba lavadoras, el
44% usaba dispensadores de agua, el 50% tenía jardines, el 3% tenía piscinas, el 32%
tenía doble descarga. inodoros y el 6% poseía aireadores y reductores de presión. Con
respecto a los patrones de uso, el número promedio de personas por hogar fue
3,7; utilizaron un volumen mensual de 23 m3, con gasto mensual de S / 94. La persona
promedio usaba la ducha seis veces a la semana durante un promedio de 11 minutos; el baño
se usaba 3.4 veces al día; y el ciclo de lavado se utilizó una vez por semana. Finalmente, el 75%
de ellos mostró un nivel de ahorro de agua moderado; El 65% dijo que principalmente
ahorraba agua para evitar desperdiciarla, y el 49% de ellos lo hacía para ahorrar dinero. Hay
más información disponible en el Material suplementario 1.
INTERNACIONAL DEL AGUA 11

Figura 5. Consumo anual de agua en parcelas seleccionadas por distrito, en base a datos de SEDAPAL. En
verano, el consumo aumenta para todos los casos, independientemente del nivel socioeconómico.

En Breña, la tipología más representativa fue la vivienda unifamiliar con


área de 50–100 m2 y mayores de 50 años. Aquí, el 67% poseía una lavandería, el 74%
tenía una instalación sanitaria completa, el 72% usaba lavadoras y el 22% usaba
dispensadores de agua. El ocho por ciento tenía jardines, pero ninguno tenía piscina.
Además, el 12% tenía inodoros de doble descarga, el 7% poseía aireadores y el 6% tenía
presión. reductores. El número medio de personas por hogar fue de 4,3. Ellos
uso un volumen mensual de 20,45 m3, con gasto mensual de S / 57. La persona usó la
promedio ducha seis veces a la semana durante un promedio de 10 minutos;
el inodoro se utilizó 3,27 veces al día, y el ciclo de lavado se utilizó una vez
semana. Finalmente, El 85% de ellos mostró un nivel de ahorro de agua moderado; 65% declaró
que el primario La razón por la que ahorraron agua fue para evitar desperdiciarla, y el 64% lo hizo.
para ahorrar dinero. Para obtener más información, consulte el Material complementario 2.

El tipo más representativo en Villa El Salvador fue la vivienda unifamiliar


con una superficie superior a 100 m2 y de 16 a 30 años. Aquí, el 81% poseía una
lavandería, el 74% tenía una instalación sanitaria completa, el 72% usaba lavadoras y el
11% usaba dispensadores de agua; El 17% tenía jardines, pero solo el 1% tenía piscinas.
Aproximadamente el 16% tenía inodoros de doble descarga y el 4% poseía aireadores y
reductores de presión. El número medio de personas por hogar fue de 4,7. Usaron un
volumen mensual de 15,81 m3, con gasto mensual de S / .44. La persona promedio
usaba la ducha cinco veces a la semana durante un promedio de 10 minutos; el
baño se usaba 3 veces al día; y el ciclo de lavado se utilizó 0.85 veces al
semana. Finalmente, el 85%
12 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

mostró un nivel moderado de ahorro de agua y el 65% declaró que la razón principal por la que ahorraron agua
fue para ahorrar dinero. Para obtener más información, consulte el Material suplementario 3.
Para evaluar cómo los factores internos afectan el consumo de agua en un hogar, se
desagregaron los datos de perfil de cada distrito para luego compararlos, enfocándose
en cada variable interna. Los casos que cumplían con cada condición bajo investigación
(como el tipo de vivienda, la frecuencia de uso del baño y la presencia de aparatos
ahorradores de agua) se clasificaron para cada variable. Se ha visualizado el valor de
consumo medio de agua específico para cada condición de acuerdo con los datos
cuantitativos proporcionados por SEDAPAL.

Resultados del patrón de uso


Variables sociales
Para la variable social población, el promedio de personas por hogar es de 4.2, con
3.3 en San Isidro, 4.3 en Breña y 4.7 en Villa el Salvador. Si esta información está
relacionada con el consumo de agua de los hogares, entonces cuantas más
personas por hogar, mayor es el consumo por hogar (Figura 6). Sin embargo, cuanto
mayor es el número de personas que viven en una casa, menos agua es utilizada
por cada uno de ellos. Por ejemplo, en Villa El Salvador, para los hogares con hasta
dos miembros, se consumieron 3,3 litros más (por persona y día) que en las casas
con más de cinco habitantes.
En el caso de Lima, se puede afirmar que en promedio, cuanto mayor es la
persona, más agua consume. En los hogares sin niños o adolescentes, el
consumo aumenta entre un 7% y un 18%, según el distrito, lo que coincide con
Clark y Finley (2007) y Davies et al. (2014, citado en Koop et al.,2019). Además, en
Villa El Salvador y Breña, los hogares con adolescentes consumieron un 2,75%
más que los hogares con niños pero sin adolescentes; esto podría atribuirse a
lluvias más largas, como lo mencionaron Randolph y Troy (2008). Es decir, en
Lima, la presencia de niños y adolescentes no se corresponde con un aumento
significativo del consumo de agua en los hogares. Tal vez esto se deba a que los
jóvenes
Figura 6. Personas por hogar (según encuesta) vs. consumo de agua en el hogar
(según datos de SEDAPAL).
INTERNACIONAL DEL AGUA 13

los niños usan pañales, tienen un baño controlado y, a medida que crecen, el uso de
dispositivos sanitarios suele estar bajo la supervisión de sus padres, lo que lleva a un menor
uso de agua. Por el contrario, la ocupación de una vivienda solo por adultos resultó en un
mayor consumo de agua; esto está relacionado con la idea de que las personas mayores viven
en casas más antiguas, y cuanto más antiguo es el edificio, es menos probable que se
adopten equipos de uso eficiente del agua (consulte el Material complementario 4).
Se encontraron pequeñas diferencias en cuanto al impacto del género en el consumo de
agua. En todos los casos, la presencia de hombres en el hogar correspondió a un mayor
consumo, lo que es consistente con Clark y Finley (2007). Esto quizás se deba a la diferencia
en la actividad física entre hombres y mujeres en el deporte y el tipo de trabajo. A nivel local,
es más común que los hombres practiquen deporte que las mujeres (Seclén Palacín & Jacoby,
2003; Grupo de Opinión Publica de la Universidad de Lima,2008). Y alrededor del 75% de la
población activa femenina está vinculada a actividades que requieren un menor esfuerzo
físico (Insitituto Nacional de Estadística e Informática,2016). Estas dos diferencias podrían
significar un mayor uso de agua por parte de los hombres para la higiene personal. Cuando
se comparó el consumo por sexo y distrito, observamos que en San Isidro, un hogar con más
hombres que mujeres consumía solo 1,6 litros adicionales por día; en Villa El Salvador fue de
19 litros; y en Breña la diferencia fue de 37 litros diarios (ver Material Complementario 5).

En cuanto a la presencia de personas a lo largo del día, se encontró que durante la mañana
y la tarde, los tres distritos indicaron una presencia similar de 1-2 personas (66% en Villa El
Salvador, 69% en Breña y 74% en San Isidro). . Por lo tanto, en los distritos de bajos ingresos,
la reducción del consumo no es el resultado de que las personas se queden en la casa todo el
día. De hecho, solo el 3% de las viviendas encuestadas en Villa El Salvador estaban
habitualmente habitadas durante el día, mientras que en San Isidro, esto fue del 10%. Por lo
tanto, la presencia de residentes durante este tiempo no fue tan determinante como los
hábitos de uso del agua de los usuarios o la infraestructura (ver Material Complementario 6).
Figura 7. Relación entre ingresos (según encuesta) y consumo de agua (según datos de
SEDAPAL).
14 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Variables económicas
Con referencia a la variable económica, podemos verificar que, al emparejar
familias con niveles de ingresos similares en los tres distritos, el consumo de
agua es aún mayor en San Isidro. Esto puede deberse al tipo de infraestructura
(más baños, piscina y jardín), así como al entorno socioeconómico en el que se
ubica la vivienda, que podría ser más determinante que el ingreso per cápita de
la familia. Asimismo, aunque las familias con más ingresos en Villa El Salvador y
San Isidro consumieron menos agua, este no fue el caso en Breña. Una vez más,
esto puede explicarse por las diferencias en infraestructura y uso (Figura 7).

Variables culturales
Finalmente, con referencia a las variables culturales, la educación casi siempre fue
proporcional a la eficiencia del uso del agua: a mayor educación, menor consumo. Sin
embargo, es fundamental mencionar aquí la contradicción: las personas con alto nivel
educativo tienen trabajos mejor remunerados, lo que corresponde a un mayor consumo
de agua (Figura 8).
Los hábitos de consumo derivados de las estrategias de ahorro de agua llevaron a un
menor uso del agua; cuantas más estrategias de ahorro de agua se implementaron en
un hogar, menor consumo se registró. Así, los participantes que informaron usar más
estrategias (p. Ej., Cerrar el grifo mientras se duchaban, enjabonarse o cepillarse los
dientes; lavar la ropa de manera eficiente; arreglar grifos con fugas) también informaron
un 12% menos de consumo en San Isidro, un 90% menos en Breña y 18% menos en Villa
El Salvador que aquellos que informaron usar menos estrategias. Quizás esto se deba
principalmente a la infraestructura. Si bien San Isidro y Villa el Salvador presentan
diferentes tipologías de vivienda, alrededor del 85% de la población de Breña vive en
casas entre 0 y 100 m2 en la zona. Como la infraestructura es similar, la
predisposición a ahorrar agua es más visible (ver Material Suplementario 7 y 8).

Del mismo modo, los hogares con miembros más educados tenían más dispositivos
de ahorro de agua. Este hallazgo refuerza la idea de la importancia general
de la educación y sugiere desarrollar programas y medidas para
Educación ambiental. Sin embargo, si bien varios estudios han encontrado que la educación es un
indicador confiable de preocupación, no es un

Figura 8. Relación entre nivel educativo (según encuesta) y consumo de agua (según
datos de SEDAPAL).
INTERNACIONAL DEL AGUA 15

predictor significativo del comportamiento (Wolters, 2014). Esto también es cierto en nuestro
estudio, ya que la mayoría de la población encuestada reportó preocupaciones ambientales
moderadas, pero ninguna reducción en el consumo de agua.

Resultados de infraestructura
La casa típica en los tres distritos es la vivienda unifamiliar: 99,7% en Villa El
Salvador, 68% en Breña y 56% en San Isidro. El segundo variado más frecuente
por el distrito, siendo departamentos en San Isidro (38%) y el quinta14 en
Breña (21%).15 Si relacionamos el tipo de vivienda con el consumo de agua,
podemos afirmar que con respecto a los cuatro tipos predominantes, siendo la
vivienda unifamiliar la más privada y quinta siendo el más público, hay una
tendencia decreciente del consumo de agua (11% en San Isidro y 15,6% en
Breña). Esto puede deberse a la densidad, la cantidad de áreas comunes o la
huella de estos diferentes tipos de edificios (Figura 9). El mayor consumo de
agua en casas unifamiliares podría atribuirse a casas más grandes y jardines
más grandes (Ghavidelfar et al.,2018)
Si evaluamos la relación entre superficie habitable y consumo de agua por
persona, se puede afirmar que a mayor superficie, mayor consumo.
Viviendas de más de 100 m2 utilizó un promedio de 196 litros por día por persona;
los de 51-100 m2 usó un promedio de 171; y los de menos de 50 m2 usó un promedio de
132. Cuanto más grande es la vivienda, mayor es el número de personas, instalaciones
sanitarias, artículos de tocador y áreas de jardín, además del uso más frecuente de baños
y ciclos de lavado, lo que se traduce en un mayor consumo de agua (Figura 10).

También se puede ver una relación directa entre la edad de la casa y el consumo
de agua. En todos los casos, hubo un aumento entre las casas de 0 a 15 años y las
de más de 50 años; la diferencia varió del 19% al 47%. Las instalaciones sanitarias
inadecuadas (con fugas) en las casas antiguas podrían explicar parcialmente
para tales hallazgos. Pero lo que se encuentra es que cuanto más antiguo es el edificio, mayor es el
consumo de agua (Figura 11).
Después de integrar el número de servicios sanitarios encontrados en la muestra, vemos que las
viviendas de niveles socioeconómicos más altos tienen más instalaciones sanitarias, natación

Figura 9. Relación entre tipo de vivienda (según encuesta) y consumo de agua


(según datos de SEDAPAL).
16 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Figura 10. Relación entre el tamaño de la vivienda (según la encuesta) y el consumo de agua
(según los datos de SEDAPAL).
Figura 11. Relación entre la edad de la vivienda (según la encuesta) y el consumo de agua
(según los datos de SEDAPAL).

piscinas y jardines. El número promedio de instalaciones sanitarias por hogar en San


Isidro es el doble que en Breña y Villa El Salvador; cuanto más alto es el nivel
socioeconómico, mayor es el número de instalaciones sanitarias. En San Isidro, el 89% de
los hogares tenía más de dos baños; el promedio fue de 2.7. En contraste, en Breña y
Villa El Salvador, el 73% de las viviendas contaba con una instalación sanitaria; el
promedio fue de 1.3. Y en niveles socioeconómicos altos, cuanto más instalaciones
sanitarias hay en un hogar, mayor es el consumo de agua por persona. Sin embargo,
este no fue el caso en los niveles socioeconómicos bajos. Esto puede deberse a que los
accesorios sanitarios no ahorran agua o no están necesariamente consolidados
(completos); consulte los Materiales suplementarios 9 y 10.
En cuanto a las áreas verdes, en San Isidro el 50% de los hogares encuestados
jardines, y de estos el 20% eran mayores de 20 m2. Aunque tanto Breña como
Villa El Salvador tenían un porcentaje significativo de hogares con huertos,
eran generalmente menores de 5 m2. Así, en San Isidro el consumo de agua de los
hogares aumentó en un 24% con la presencia de un jardín, pero no hubo tal
correspondencia en los otros dos distritos. Esto es consistente
INTERNACIONAL DEL AGUA 17

Figura 12. Consumo de aparatos de agua (según encuesta) y su representación en


consumo final (basado en datos de SEDAPAL), con jardín o sin él.

con Jorgensen et al. (2009), Hussien y col. (2016), Wong y Mui (2005), Cubillo et al. (
2008), Domene y Saurí (2006) y Shan et al. (2015). La presencia de grupos en la
muestra no fue suficiente para el análisis (solo 12 tenían un grupo y también tenían
datos de SEDAPAL). Se requieren estudios adicionales para identificar si las piscinas
influyen directamente en el consumo (ver Material complementario 11).

En cuanto a la tecnología de ahorro de agua, el 32% de los hogares de San Isidro


contaba con inodoros ahorradores de agua, pero solo el 16% en Breña y el 12% en Villa El
Salvador. La cantidad ahorrada osciló entre el 3% y el 22%. Cuanto más bajo es el nivel
socioeconómico, menos dispositivos y menos agua se ahorra. Breña ahorró 19% en
propiedades que usaban baños con tecnología de ahorro de agua y Villa El Salvador
ahorró 8.2%. Esto sugiere oportunidades futuras para minimizar el consumo de agua en
tales áreas (ver Material suplementario 13).
Finalmente, consideramos la incidencia de jardines. En las casas sin espacios verdes,
las duchas utilizan entre el 40% y el 60% del agua, los inodoros utilizan entre el 12% y el
18% y las lavadoras utilizan el 6%. En los hogares con jardines, los números de inodoros y
lavadoras fueron similares, pero los números de duchas fueron del 38 al 48%. Solo en
San Isidro, los espacios verdes representaron el segundo mayor consumo. En promedio,
las duchas son la actividad que más agua consume (alrededor del 60%) - en San Isidro, 96
litros; en Breña, 71 litros; y en Villa El Salvador, 78 litros. La segunda instalación que más
agua consume son los baños, con un 25%. Por tanto, las políticas y estrategias
orientadas al ahorro de agua deben centrarse en la eficiencia del uso del agua en dichos
aparatos (Figura 12).

Conclusiones

La población urbana de Lima tiene vulnerabilidad hídrica y demanda de agua insatisfecha que
afecta a 1,5 millones de personas que no tienen acceso seguro a este recurso. Sin embargo, la
cantidad de consumo varía ampliamente según el distrito. Dado que enfrentaremos un estrés
hídrico significativo en los próximos años, es necesario estudiar mecanismos que ofrezcan un
acceso equitativo al agua.
18 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

Esta investigación tiene como objetivo comprender el comportamiento del consumidor,


que es fundamental no solo para reducir el consumo de agua sino también para mejorar la
distribución de recursos. Las variables que impactan el consumo de agua se clasificaron en
externas e internas, centrándose en los patrones de uso, la infraestructura de la vivienda y el
medio ambiente (clima, precios y políticas). La muestra y su análisis se realizaron para un
escenario donde el acceso al agua es seguro. Sin embargo, para un mayor alcance, la
investigación futura debe considerar escenarios que incluyen escasez.
Descubrimos que el consumo de agua se ve profundamente afectado por las características de la
vivienda. El uso del agua relacionado con el comportamiento, la actitud o la educación está
condicionado por las características de la vivienda y los tipos de dispositivos empleados en los
baños. Por ello, es fundamental centrar los esfuerzos en el diseño de las viviendas, especialmente
en las duchas y los aseos, que son los que más agua consumen. Asimismo, Perú tiene un déficit
habitacional cercano a 1.8 millones de unidades, y esta investigación representa una oportunidad
para desarrollar políticas de diseño de infraestructura capaces de ahorrar agua y abordar el
problema habitacional.
Un aporte significativo de esta investigación es comprender el uso del agua en
relación a perfiles de usuarios específicos y tipologías de vivienda, llenando vacíos de
información sobre la relación entre ellos y brindando información relevante y detallada
que nos ayude a comprender la gestión de la demanda de agua en Lima.
El estudio relaciona los datos cuantitativos sobre el consumo de agua de los hogares con
la información cualitativa de las encuestas. Estos datos nos permiten construir un perfil de
usuario para cada tipo de usuario y vivienda. También nos permiten estimar la
representatividad e impacto de cada variable cualitativa en el consumo general de agua y
comprender cómo el consumo de agua se ve afectado por aspectos específicos de cada perfil
de usuario.
Cada perfil proporciona ratios y valores que podrían extrapolarse a distritos con
infraestructura y características de usuario similares en Lima y otras ciudades del Perú, para
planificar políticas de gestión de la demanda de agua más adecuadas.

Notas
1. Aunque existe un código técnico sostenible para fomentar la eficiencia hídrica
(Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, 2016), no es exigible y aún no
existen indicadores claros.
2. Según el Libro Azul, la disponibilidad de agua explotable bajará de 74.000 m3
por persona en 2003 a 54.000 m3 per cápita en 2020.
3. Promedio, 2001-2014.
4. El caudal en las tres cuencas (Lurín, Rímac y Chillón) ha ido disminuyendo en
los últimos años. En enero de 2016 el promedio del río Rímac era de 22,2 m3/ s,
41,9% menos que el año anterior y 46,9% menos que con la media histórica
(41,8 metros3/s). El caudal en el río Chillón fue de 2,2 m3/ s, 77,8% menos que el
año anterior (INEI, 2016).
5. SEDAPAL cobra a personas conectadas a redes de agua y alcantarillado 4.9 Peruano
soles por m3 para agua potable y 2,2 soles peruanos para drenaje. Las familias sin redes
de abastecimiento deben comprar el recurso en camiones cisterna a un costo de 15
soles peruanos (Comité Nacional del Libro Azul para el Perú,2016, pag. 52).
6. Según un estudio de Fernández y Viñuales, por ejemplo, un programa de educación
en Zaragoza logró un ahorro del consumo de los hogares del 5,6%. Además, hubo
un aumento en el número de familias que adoptan, pero no necesariamente
mantienen en el tiempo, hábitos ahorrativos (del 20% al 50%) y nuevas tecnologías
(del 13% al 15%) (Manco et al.,2012).
INTERNACIONAL DEL AGUA 19

7. EPS, por sus siglas en español, Empresas Prestadoras de Servicios de Saneamiento,


proveedores de servicios de saneamiento.
8. En los Países Bajos, por ejemplo, el 40% se usa en duchas, el 28% en inodoros y el 12%
en lavadoras (Shan et al., 2015). En Gran Bretaña, el 25% del agua se utiliza en las
duchas. En los EE. UU., El 59% es para uso al aire libre, y el resto incluye 27% en
inodoros, 22% en lavadoras y 17% en duchas. En Australia, el 22% es para uso en
exteriores y el resto se compone de un 25% para duchas, 19% para lavabos, 18% para
lavadoras y 13% para inodoros. En la ciudad de Hong Kong, el agua consumida por los
inodoros representa el 30% del consumo interno de agua doméstica
ción (Wong y Mui, 2005).
9. El método de Quintiles de Ingresos es utilizado en Perú por el Instituto Nacional de Estadística,
que divide a la población en cinco grupos más o menos iguales. El primer quintil agrupa a los
más pobres, es decir, a los de menores ingresos, y el quinto quintil a los de mayores ingresos.
En esta investigación, San Isidro es principalmente el quinto quintil, Breña principalmente el
tercero y Villa el Salvador es el segundo quintil.
10. Para la selección de hogares se utilizó un muestreo aleatorio multietapa. En la primera etapa, los
conglomerados se seleccionaron mediante una muestra aleatoria simple para cada distrito. Este
método también se utiliza para la segunda etapa, donde se seleccionó una manzana. Para la
selección de la vivienda se utilizó un muestreo sistemático. Finalmente, para la selección de hogares
se utilizó un muestreo aleatorio estratificado por edad. Este procedimiento garantiza un nivel
óptimo de dispersión de la vivienda.
11. Se preguntaron diez aspectos a cada jefe de familia y luego se evaluaron para estimar el
nivel de ahorro (actitud) de la familia: tres estrategias de ahorro de agua (uso de
inodoro de bajo nivel, aireadores de grifería, reductor de presión de agua) y siete
hábitos diarios (apagar el grifo al tomar una ducha / cepillarse los dientes / lavar los
platos / regar el jardín; recoger la ropa para lavar; arreglar rápidamente las goteras;
conciencia de la familia sobre el uso del agua). Se consideró que los hogares que aplica
al menos ocho de estos tienen fuertes valores ambientales; de cinco a siete, valores
ambientales moderados; y cuatro o menos, valores ambientales bajos (ver Material
suplementario 7).
12. En promedio, el 82% de las parcelas tienen datos de medidores de agua de SEDAPAL: 270 (de
300) en Villa El Salvador, 244 en Breña y 220 en San Isidro.
13. Se utilizaron hojas de cálculo de IBM SPSS Statistics 25 y Excel para procesar la información.
El equipo de investigación realizó un control de calidad mediante la verificación de
consistencia y la supervisión aleatoria del 30% de la muestra.
14. los quinta en Lima es un conjunto residencial colectivo formado por un conjunto de casas
construidas en lotes individuales y con acceso a través de un espacio común o directamente desde la
vía pública. 15. En este caso, un 'apartamento' es un edificio que contiene propiedades
en una disposición vertical,
mientras que en un 'condominio' la disposición es horizontal, y generalmente hay un
área común privada a nivel del suelo.

Expresiones de gratitud

Esta investigación ha sido posible gracias al apoyo del Instituto de Investigaciones Científicas de la
Universidad de Lima. También agradecemos al asistente de investigación Carlos Esponda Alva y a
los becarios de investigación Gabriela Champín Vidal y Jaione Aramburu Stuart.

Declaración de divulgación

Los autores no informaron ningún conflicto de intereses potencial.

Fondos
Este trabajo fue apoyado por el Instituto de Investigación Científica (IDIC), Universidad
de Lima [Concurso IDIC-2017].
20 DR RONDINEL-OVIEDO Y JM SARMIENTO-PASTOR

ORCID
Daniel R. Rondinel-Oviedo http://orcid.org/0000-0001-5575-6743
Jaime M. Sarmiento-Pastor http://orcid.org/0000-0002-3343-1953

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