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Al hablar de la Corona debemos hacer mención al artículo 1.3 CE que establece que la
forma política del Estado Español es la monarquía parlamentaria.
El Título II de nuestra CE se rotula “ De la Corona”, ello supone el reconocimiento de un
órgano estatal complejo, cuyo titular es el Rey. El concepto corona referencia una
institución del Estado de carácter permanente, y lo hace de forma impersonal,
independientemente de la persona que la encarne en cada momento, si bien se establece
en el art. 57.1 que tiene carácter hereditario “en los sucesores de S.M Don Juan Carlos I de
Borbón...”.
Sucesión a la Corona
El orden sucesorio que recoge el art. 57.1 CE tiene su origen en las Leyes de Partidas de
Alfonso X el Sabio, y está presente a lo largo de todas las constituciones monárquicas del s.
XIX.
De esta forma se establece que “La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.
M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica”.
El art.57.1 continua estableciendo que “La sucesión en el trono seguirá el orden regular de
primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las
posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el
varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos.” Este
mecanismo sucesorio. Al ser automático, provoca que el derecho de suceder el trono sólo
lo tiene en cada momento una persona.
También tiene fundamento histórico desde 1388 el apartado 2 del art. 57 al establecer la
denominación de Príncipe o Princesa de Asturias para el sucesor de la Corona. Aunque la
figura está contemplada en nuestra norma fundamental, no se le encomiendan funciones,
si bien puede ejercerlas por delegación del Rey. El Príncipe heredero, desde su nacimiento
o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de
Príncipe de Asturias y los demás títulos vinculados tradicionalmente al sucesor de la
Corona de España.
De forma concreta el art. 57.4 establece que “Aquellas personas que teniendo derecho a la
sucesión en el trono contrajeren matrimonio contra la expresa prohibición del Rey y de las
Cortes Generales, quedarán excluidas en la sucesión a la Corona por sí y sus
descendientes.”
Por último, el art. 58 CE establece una discriminación que viene constituida por la
denominación de la mujer del Rey como Reina Consorte. Pero independientemente de las
denominaciones, lo relevante constitucionalmente es que ninguno de ellos puede asumir
funciones constitucionales, salvo lo dispuesto para la Regencia.
La Regencia es una forma interina de ejercer la Jefatura del Estado y nuestra Constitución
la prevé para dos supuestos: por minoría de edad del Rey menor o por inhabilitación de
éste. Para desempeñar la Regencia es preciso ser español y mayor de edad, ejerciéndose
en todo caso por mandato constitucional y en nombre del Rey.
Tanto para el supuesto de Regencia por inhabilitación del Rey, como por minoría de edad,
“si no hubiera ninguna persona a quien corresponda la Regencia, ésta será nombrada por
las Cortes Generales, y se compondrá de una, tres o cinco personas”. El ejercicio de la
Regencia es inmediato, con objeto de que no se produzca vacío en la Jefatura del Estado.
Tutela testamentaria
Será tutor del Rey menor la persona que en su testamento hubiere nombrado el Rey
difunto, requiriendo en toda caso que sea español de nacimiento y mayor de edad.
Teniendo en cuenta que la tutela rige en al ámbito privado, y que el tutor, al contrario que
el Regente, no ejerce funciones constitucionales, hay que deducir que este acto no
requiere refrendo.
Tutela legítima
En el supuesto de no existir tutor testamentario habrá de seguirse el orden sucesorio
establecido en la CE, de tal forma que le correspondería la tutela del Rey menor al padre o
a la madre, mientras permanezcan viudos.
Tutela dativa
Si no pudiera darse el ejercicio de la tutela por ninguna de las persona previstas en los dos
casos anteriores, el art. 60.1 prevé que lo nombran las Cortes Generales, si bien no podrán
acumularse los cargos de Regente y tutor, salvo en al caso de padre, madre o ascendientes
directos del Rey.
Por último, el art. 60.2 CE hace incompatible el ejercicio de la tutela con el de todo cargo
público o de representación política, con objeto de alejar esta función de la disputa política
o de las aspiraciones de poder.
3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán
siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64, careciendo de validez sin
dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65, 2.
De esta forma, la participación del Rey deviene como constitucionalmente obligada. Son
actos formalmente del Monarca, pero cuya responsabilidad, contenido y voluntad,
pertenecen al refrendante, o a otro órgano constitucional. Así ocurre con la expedición de
Decretos acordados en Consejo de Ministros, con la concesión de empleos civiles y
militares, con el nombramiento y separación de los miembros del Gobierno, por poner
algunos ejemplos.
Para realizar la clasificación constitucional de las funciones del Jefe del Estado partimos de
tres grandes grupos de funciones, simbólica, moderadora y arbitral, y en cada uno de ellas
insertamos las competencias atendiendo al criterio de la relación con otros poderes del
Estado. Entendemos como ajustada al contenido de la Constitución la siguiente
clasificación de las funciones del Jefe del Estado
• Asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales
• Convoca elecciones
• Ser informado de los asuntos de Estado y presidir a estos efectos las sesiones del
Consejo de Ministros
Función arbitral
Mientras que el segundo dispone “Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente
del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes. La propuesta y el
nombramiento del Presidente del Gobierno, y la disolución prevista en el artículo 99, serán
refrendados por el Presidente del Congreso.
De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden”.
El refrendo se extiende a todos los actos que realiza el Rey como titular de la Jefatura del
Estado, pero no los que afectan a su vida privada. Por ello los primeros son refrendados
por el Presidente del Gobierno o los Ministros, o si afectan a las Cámaras los realiza el
Presidente del Congreso. Por el contrario, la administración del presupuesto para el
sostenimiento de su familia y casa y el nombramiento del personal civil y militar al servicios
de la Casa del Rey, no requieren refrendo.
ANEXO
A los descendientes del primogénito le seguirán el resto de hijos o hijas del Rey, con
preferencia de los hombres sobre las mujeres y de los mayores sobre los menores,
respetando igualmente el derecho de representación de sus descendientes con
preferencia sobre el resto de los descendientes del Rey (los descendientes del hijo de
mayor edad, tendrán preferencia sobre el resto de hijos y sus descendientes).
En caso de ausencia de descendientes del Rey, serán herederos los hermanos y hermanas
del Rey y los demás parientes según el grado de proximidad, siempre en orden de edad y
con preferencia de los hombres sobre las mujeres entre las personas con igual grado de
parentesco, respetando igualmente los derechos de representación de los descendientes
de cada sucesor en el orden de preferencia.
La línea de sucesión al trono de España está dispuesta, tras la proclamación de Felipe VI, en el
siguiente orden:[12]
Juan Carlos I (n. 1938).
Felipe VI (n. 1968).
1. Leonor de Borbón y Ortiz, princesa de Asturias (n. 2005).
2. Sofía de Borbón y Ortiz, infanta de España (n. 2007).
3. Elena de Borbón y Grecia, infanta de España y duquesa de Lugo (n. 1963).
4. Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón, grande de España (n. 1998).
5. Victoria Federica de Marichalar y Borbón, grande de España (n. 2000).
6. Cristina de Borbón y Grecia, infanta de España (n. 1965).
7. Juan Valentín Urdangarin y Borbón, grande de España (n. 1999).
8. Pablo Nicolás Sebastián Urdangarin y Borbón, grande de España (n. 2000).
9. Miguel Urdangarin y Borbón, grande de España (n. 2002).
10. Irene Urdangarin y Borbón, grande de España (n. 2005).