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6 22 1 PB
6 22 1 PB
Luego
de
haber
repasado
y
analizado
las
múltiples
y
justificadas
razones
para
justificar
el
porque
no
debieran
haber
emprendedores
y
muchos
de
ellos
exitosos
en
América
Latina,
en
particular,
si
nos
guiamos
por
los
preceptos
científicos,
que
incluso
antes
de
un
estudio
de
mercado,
nos
obliga
a
evaluar
las
decisiones
bajo
perspectivas
puramente
racionales
como
las
condiciones
externas
(
macro
económicas,
normativas,
regulatorias,
seguridad
y
otras),
teóricamente
no
existirían
las
mas
mínimas
condiciones
para
que
alguien
con
un
mínimo
de
“juicio”
se
arriesgue
a
emprender
en
el
continente
con
mayor
cantidad
de
católicos
en
el
mundo.
Precisamente
allí,
nace
buena
parte
de
las
respuestas
a
esa
interrogante,
que
nos
contrapone
lo
técnica
y
científicamente
viable
con
la
realidad
que
vivimos
desde
México
hasta
Argentina…
La
“Fuerza”
de
los
emprendedores
es
tan
contundente,
que
ha
llegado
en
muchos
de
los
casos
a
reemplazar
y
sustituir
en
indicadores
a
los
sectores
industriales
formalmente
establecidos.
Pareciera
que
la
fuerza
de
la
mayoría
de
los
emprendedores
del
continente,
no
esta
apoyada
necesariamente
en
aspectos
técnicos,
a
los
cuales
por
cierto,
la
mayoría
de
ellos
no
tiene
acceso
por
múltiples
razones,
desde
económicas,
de
tiempo
y
finalmente
oportunidades
de
haberlas
conocido;
por
el
contrario
la
fortaleza
del
riesgo
a
tomar,
a
lanzarse
a
lo
desconocido,
a
la
aventura
de
buscar
su
propia
independencia
financiera,
se
apoya
en
la
fe
y
sus
creencias…
aquellos
que
le
piden
en
México
a
la
virgen
de
Guadalupe,
en
Colombia
a
la
virgen
de
Sipaquira,
en
Bolivia
a
la
virgen
de
Urkupiña,
a
la
virgen
de
Lujan
en
Argentina
y
así
en
cada
una
de
las
naciones
a
sus
respectivas
patronas,
la
fortaleza
y
el
augurio
de
prosperidad
en
sus
emprendimientos.
Pareciera
estar
allí
buena
parte
de
la
respuesta
a
sus
razones
“no
científicas”
que
lleva
a
lo
largo
del
continente
a
millones
de
jóvenes,
adultos
e
incluso
ancianos
a
correr
el
riesgo
de
emprender
en
las
condiciones
ya
ampliamente
detalladas
en
los
párrafos
precedentes.
La verdadera razón que inspira a la gente de nuestro continente a emprender es…
Bueno
precisamente
allí
está
la
respuesta,
incluso
religiosa
de
las
causales
que
generan
emprendedores
en
América
latina.
Ese
contexto
tan
adverso
descrito
en
las
paginas
precedentes,
han
llevado
a
tener
países
hoy
por
hoy,
no
solo
con
los
más
altos
índices
de
inseguridad,
delincuencia
y
otro
tipo
de
lastres
sociales,
sino
que
sumado
a
las
condiciones
muy
diversas
que
muchos
estados
y
gobiernos
no
generan
precisamente
a
favor
de
las
“Oportunidades”
de
negocios,
pensados
e
identificados
con
esa
visión,
han
generado
más
bien,
un
estamento
social
que
al
formar
parte
del
ejercito
de
desempleados
en
cada
país
de
la
región,
deban
tomar
la
“Valiente”
decisión
de
emprender
no
por
oportunidad
alguna,
sino
por
una
simple
razón
y
esta
vez
absolutamente
científica
llamada
:
“Hambre”..!!
Con
lo
cual,
la
causal
“Oportunidad”
prácticamente
desaparece
del
mapa
del
95%
de
los
emprendedores
de
la
región,
siendo
la
principal
causa
de
generación
de
emprendedores
en
América
Latina,
un
motivo
más
que
científico
incluso
fisiológico….
“El
Estomago”…
Es
así,
que
con
más
de
520
millones
de
habitantes
América
latina,
es
hoy
por
hoy
una
verdadera
fabrica
de
emprendedores
por
“Necesidad”
antes
que
por
oportunidad,
inspirados
en
razones
esencialmente
fisiológicas
y
esenciales
de
supervivencia,
muy
alejados
de
las
oportunidades,
que
clásicamente
se
aprenden
en
las
aulas
de
las
universidades
de
todo
el
mundo;
y
con
un
componente
motivacional
y
compensatorio
en
la
generalidad
de
las
veces
a
los
apoyos
gubernamentales,
institucionales
e
incluso
familiares,
en
esencia
el
apoyo
es
puramente
la
fe
y
la
esperanza
de
que
el
espíritu
cristiano
sea
parte
coadyuvante
en
permitir
a
millones
de
emprendedores
de
este
Precisamente
ahí
es
donde
entramos
a
evaluar
ese
gran
potencial
que
han
desarrollado
los
emprendedores
en
América
Latina,
y
que
en
aquellos
que
pudieron
superar
las
dificultades
encontradas
en
el
camino,
de
la
manera
mas
firme
en
primera
instancia
e
inteligente
en
segunda,
es
decir,
combinando
dos
cualidades
fundamentales
del
éxito