B. LLORCA §. L.-R. GARCLA VILLOSLADA §, L.
F. J. MONTALBAN S. I.
HISTORIA
DE LA
IGLESIA CATOLICA
Il
EDAD NUEVA
La Iglesia en la época del Renacimiento
y de la Reforma catélica
POR
RICARDO GARCIA VILLOSLADA 6S. I.
PROPESOR DE HISTORIA HCLESIASNICA £N LA PONTIFICIA
UNIVERSIDAD GREGORIANA DE ROMA
\
BERNARDINO LLORCA S. I.
PROFESOR DE HUISTORIA ECLESIASTICA EN LA PONTIFICIA
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS
MADRID « MCMLX _vr INDICE GENERAL
Pags.
II. Roma y Avignon. Malia y Francia ......:.ccscscseeeseceeees
IV. Fracasa el plan de renuncia .
V. La marcha sobre Roma ....
VI. Consecuencias del cisma ....
CarituLo VIIL.—Pisa y Constanza. Fin deb Cistna .....ccicciiseesees
I, «Via conciliix, Pisa ....2
Il. Hl concilio de Constanza . oe
Ill. Eleccién de Martin V. Reforma y concordatos ...........25+
CapfruLo IX.—Las grandes herejias revolucionarias ..
I. El wyclefismo ....
, Bl anovimiento husita
CapiruLo X.—El Pontificado romano, en ducha con el conciliarismo,
I. El) papa Colonna
IL Eugenio IV y el concilio de! ‘Bisilea
TI. Bl concilio de Ferrara-Ploremcia ......:..cscseeeccsnneeeees
CapfiruLo XI—Huinanismo, cruzada y reforma en la Cdtedra de
San Pedro
I. Hl primer papa humanista (1447-1455)
Il, El primer papa Borja; Calixto TI (1455-1458)
Ti. Las letras y las armas ........... sents is
IV. Pawo II (1464-1473), fastuoso 3 y vvanbdioera apes ehessenania Waa
CapiruLo XII—El triunfo de la mundanidad en ROME qo. creer
I. Sixto IV, principe italiano del Renacimiento (1471-1484) ...
I. Imocencio VIII, blando y pusil4nime
Til. Alejandro VI (1492-1503)
CapfruLo XIII.—E! Renacimiento en su apogeo romano ..
I, Bl demonio de ‘la politica con los genios del arte
Il Leén X, al hijo del Magnifico ........ cee
CapiruLo XIV.—Prerreforma catdlica: reformas genérales ............
I. Bl problema de la reforma : 1a predicacién
II. La refonma del clero regular
Cariru,e XV.—El movimiento de Reforma en los Patses Bajos ...
T. Ta wdevotio modernay viieciciicceteeteierciseetedi eisai
IL. El programa erasmiano »........0ccccee ee teeeeesierceieeaets
CariruLo XVI.—Ensayos de reforma eclesidstica en Francia .........
I. La iglesia galicana y da reforma .
Il. Reformador medieval . .
III, Las reformas de Lefiivie ‘ae “Btaples ¥3 ao tla nce scoaRREM NE NES
209
218
224
231
238
238
246
260
268
268
281
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335
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371
383
393
393
40
419
479
479
499
513
513
539
539
553
558
558
564INDICE GENERAL VIT
Pégs.
Carizuto KVUL.—Conatos de -rveforma em Italia voce 675
I. Tépicos ¥ verdades .... 575
IL. Bajo da ensefia de da caridad . 58a
IKI, Bajo el signo de Erasmo ..., stinienenRY | BIS
Carituro XVIIL.—Renovacion eclesiéstica de Espavia a fines del
7.
SEBO KV we ceeeeiaese ce edbee ces seercee resi eeeveeaeee bab eedbie 595
I. La voluntad de unos reyes . 595
U. La accién de dos obispos . 607
IML. Ia reforma cultural y cientifiea occ tie GBT
PARTE I1.—Desde el levantamiento de Lutero a Ja paz de West-
alte HRPMEMA) ecscuccmrwoomenmeiemimacuniecavencne BAS
Rebelidn protestante y reforma catdlica 635
Carituto I.—El luteranismo hasta la paz de Augsburgo (1517-1555). 637
I. Desarrollo de la ideologia de Lutero v.00... we 638
IL. Primer desarrollo del iuteranismo. Proceso y eaiaenan én
de [utero 643
Tl. Desarrollo ulterior ded movimiento een aati, ie eate:
sién de Augsburgo (1530) . vinta 650
IV. #] iuteranismo, en pleno deaairolta Hana la paz a6) wage
burgo (1555) - 661
V. Causas dal ‘rinnfo. del “gistentantians a 670
Capirulo Li—La falsa reforma en Suiza e Inglaterra wissen. 673
I, Zuinglio : fla innevacién en Ja Suiza alemana . 674,
II. Calvino, La iglesia reformada ......., 681
II. Hl cisma de Inglaterra: anglicanismo .... 602
CapfruLo IL.—El protestantiomo en otros territorios voce 717
J. #l protestantismo en los pafses del Norte ........ ERIN fens 7
Il. El protestantismo en el oriente europeo Jat
III. La falsa refonma en Francia y los Pafses Bajos yay
IV. Conatos del protestantismo en Italia y Espafia ........c..00 732
Cariruo IV.—Principio de la reforma catdélica, Primera etapa del
concilio de Trento 738
I. Reforma catélica, no contrarreforma . 738
I. La verdadera reforma antes de Trento . 74l
III. Principio del concilio de Trento 747
IV. El concilio, en pleno desarrollo. Primeros resultados po-
sitivos ...........
759NOTA PRELIMINAR
DE los cuatro voliimenes de que consta la Histrorra DE La IGLesIa
cATOLICA publicada por la B. A. C., éste, que es el tercero, ha sido el
tiltimo en ver la luz publica. Muchos lectores impacientes nos han pre-
guntado repetidas veces la razdn de tan largo retraso, tanto mds de extra-
fiar cuanto que veian saliy la segunda edicién de los voltimenes II y IV
en 1958 y titimamente, en 1960, la tercera edicién det volumen I.
La explicacién es tan sencilla como dolorosa, El P. Pedro de Le-
turia, S. I., eximio historiador y maestro de historiadores, que no sin
ilusién se habla comprometido a componer este volumen III, se vid for-
zado a renunciar a ello por una gravisima enfermedad, que al fin le arreba-
té la vida en 1955. Encargdronse entonces de sustituirle los PP. Bernar-
dino Llorca y Ricardo Garcia Villoslada, autores, respectivamente, de
los voltmenes I y Il. La redaccién no podia improvisarse, y si quizdas
resulté algo lenta y laboriosa, creemos que ha sido con ventaja de la obra.
Seguramente que los lectares no lamentardn el retraso de su publicacién
cuando vean que, gracias a ello, pueden disponer de una historia seria y
concienzuda sobre problemas de historia de la Iglesia tan trascendentales
como el gran cisma de Occidente, los papas del Renacimiento, la Prerre-
forma eclesidstica (especialmente la espafiola) del siglo XV, la Revolu-
cién protestante, el concilio de Trento, el desarrollo de la restauracién
catdlica y la evangelizacién de América.
Como se verd, comprende este volumen dos partes: la’ primera—que
abarca desde el exilio papal de Avignon hasta la insurreccién luterana—
ha sido redactada por el P. Ricarno G.* Vitroszana, S, I.; la segunda
—desde Lutero hasta la paz de Westfalia—es obra del P. BERNARDINO
Lrorca, S. I.
Respecto de la primera parte hay que advertir una cosa: los que tan
sélo conozcan la primera edicién del volumen II (Edad Media) se pre-
guntardn por qué el volumen IIT no empieza con Bonifacio VIII, término
exclusivo del volumen precedente. Se les responde que dicho pontificado
ud incluido en la segunda edicidn de 1958; con ella, y no con la primera
de 1953, empalma justamente este volumen III (Edad Nueva). Sin em-
bargo, 4 fin de que no salgan perjudicados los que sdlo poseen la edicidn
Primera, hemos reproducido al fin de este volumen, a manera de apéndice
¥en letra menor, el capitulo sobre el papa Bonifacio VIII (1294-1303).VOLUMEN TERCERO
EDAD NUEVA
1303-1648
La Iglesia en Ia época del Renacimiento y de la Reforma catdlicaINTRODUCCION BIBLIOGRAFICA
En el volumen precedente (Edad Media) pusimos una «Introduc-
cién bibliogr4ficay amplia y detallada, a la cual remitimos al lector,
pues allf podra encontrar citadas las colecciones de fuentes mas impor-
tantes y otra bibliografia histévica, que tienen validez no sdlo para el
Medioevo, silo también para la Edad Nueva, que ahora tratamos de
historiar.
A fin de completar aquella «Introduccién» en lo que se refiere a los
tiempos nuevos,’ serviran estas indicaciones adicionales.
I. REPERTORIOS BIBLIOGRAFICOS
A los subsidios de bibliografia histérica enumerados en el tomo 2
(Cuevarier, PortHast, Morinrer, SANCHEZ ALonso, etc.) débense
afiadir para la Edad Nueva los siguientes:
H. Hauser, Les sources de l'histoire de France: le XVI siéele: 1494-1610 (Pa-
ris 1906-1915) 4 vols.
E. Bourceois-L. Anpret, Les sources de Vhistoire de France: le XVIF siécle: 1610-
1715 (Paris 1913-1935) 8 vols.
Courers Reap, Bibliography of the British History. Tudor Period 1485-1603 (Ox-
ford 1933).
O, Lorenz, Deutschlands Geschichtsquellen (Berlin 1886-87) 2 vols.
K. SCHOTTENLOHER, Bibliographie zur deutschen Geschichte im Zeitalter der Glau-
bensspattung (Leipzig 1933-40) 6 vols.
R. cae Dinpincer, Bibliotheca Missionum (Munster 1916-55); hasta ahora
yols,
Serdn utiles también algunas obras de historiografia; {v.gr., E. FureTr, Historia
de la historiografia moderna trad. esp. (Buenos Aires 1953) 2 vols.; G, Wor,
Quellenkunde der deutschen Reformationsgeschichte (Gotha 1915-23) 3 vols.;
R. G.-VituosLapa, Los historiadores de las misiones. Origen y desarrollo de la
historiografia misional (Bilbao 1956).
H. Fuesnres DE LA HISTORIA ECLESIASTICA
Las fuentes medievales recogidas en el tomo precedente valen en
parte también para los tiempos nuevos, especialmente los bularios
generales, coleccién de concilios, etc., pero deberaén agregarse las si-
guientes:
1) Documentos pontificios.—A falta de los Regesta de Jarrt
y de Potruast, la «Bibliotheque des Ecoles frangaises d’Athénes et
de Rome» publica Jos registros, no completos, de los papas de Avignon:
Les Registres des papes (Paris 1884ss); aunque los editores se limitan
frecuentemente a los documentos relativos a Francia, la obra resulta
indispensable para la historia general (la cita exacta véase luego en los
capitulos correspondientes), Labor semejante para Espafia prepara el
Instituto Espafiol de Estudios Eclesidsticos, de Roma.
Analecta Vaticano-Belgica, Collection de documents..., publiés par PInstitut histo-
rique belge 4 Rome (Roma, Brujas, Paris 1906-1942) 15 vols,4 INTRODUCCION BIBLIOGRAFICA
Monumenta Vaticana Historiam regni Hungariae illustrantia (Budapest 1884-1887)
6 vols.
A, Tuumner, Codex diplomaticus dominii temporalis S. Sedis (Roma 1861-62) 3 vols,
F, X. HernAez, Coleccién de bulas, breves y otros documentos relativos q la Iglesia
de América (Bruselas 1879) 2 vols,
B, Lrorca, Bulario pontificio de la Inquisicién espafiola: 1478-1525 (Roma 1949),
Las principales drdenes religiosas tienen igualmente publicados sus respectivos
bularios. Otros muchos documentos pontificios sacados del Archivo Vaticano
se hallaran en la continuacién de Baronio: O. RAINALDI, Annales eccles,
2) Concilios y legisldcién canénica.—Ademés de las colecciones
generales ya citadas, las particulares ofrecen material ‘mds abundante:
HL. VON DER HARDT, Magnum oecumenicum Constantiense Concilium (Berlin 1697+
1700) 6 vols.
H. Fixe, Acta Concilii Constantiensis (Minster 1898-1928) 4 yols.
J. Hauer, Concilium Basileense. Studien und Quellen (Basilea 1896-1926) 7 vols.
Monumenta Conciliorum Generalium saeculi XV: Concilium Basileense. Ed. F. Pa-
LACKY, E, Birk, R. Beer (Viena 1857-1935) 4 vols,
Concilium Florentinum., Ed. G., HOFMANN, M. CANDAL, J. GILL ex Pont. Instit.
Orient. (1940-1954); hasta ahora 5 vols,
Concilium Tridentinum. Diariorum, Actorum, Epistolarum, Tractatuum nova col-
dectio (Friburgo de Br. 1901-50), por la Socm:pAD GOERRESIANA; 13 vols.
Sacrae Romanae Rotae Decisiones recentiores selectae (Venccia 1697).
Decreta authentica Congregationis sacrorum rituum (Roma 1898). Aqui sdlo inte«
resa el primero de los seis voliimenes.
S. Pattotrini, Collectio omnium conclusionum et resolutionum quae in causis pro-
positis apud S. Congr, Concilii prodierunt ab anno 1564 (Roma 1867-93) 17 vols.
Para la historia, constitucién interna y legislacién de las érdenes re-
ligiosas véanse sus bularios respectivos, catalogados en
CC. DB SMEDT, Introductio generalis ad Historiam ecclesiasticam (Gante 1876) p.347-
82; y en particular, ademas, MIRABUS y ALBERS.
A, MiRanus, Regulae ez constitutiones clericorum in congregatione viventium, Fra-
trum Vitae communis, Theatinorum... (Venecia 1747).
BE. Suny Vetus disciplina canonicorum regularium et saecularium (Venecia 1747-48)
vols,
«Monumenta historica Societatis Iesu»; Monumenta Ignatiana, Ser.3, Constitutio-
nes Soc. Jesu (Roma 1934-38). Texto espafiol y latino con documentos previos,
Del texto cspafiol hay ediciém mds manejable, por I. IPARRAGUIRRE, Obras
completas de San Ignacio de Loyola (BAC, Madrid 1952) p.341-562.
3) Libros litargicos,
Missale Romanum. Ed. milanesa de 1474, reeditada por R, Lipre en la coleceién
«Henry Bradsbaw Society» (Londres 1899-1907), vol.17 y 23,
The Colbertine Breviary. Ed, T. R. GAMBIER-PARRY (Londres 1912-13) 2 yols.;
vol.43-44 de la «Henry Bradshaw Society»; es, con algunas modificaciones,
el Breviarium Romanum del cardenal de Santa Cruz F. DE QuINONES, reeditado
en Cambridge (1888) por W. Lrac.
The second Recension of the Quignon Breviary. Bd. J. W. Lecc (Londres 1908-12),
vol. 41-42 do la «Henry ‘Bradahine Society».
Para la liturgia postridentina véaso el Missale Romanum y el Breviarium Romanum
desde la edicién ordenada por Pio V hasta Jas tiltimas ediciones tipicas. Llimase
«editio typica» la que sale de la Tipografia Pontificia Vaticana o de otra tipo-
grafia con licencia y aprobacién de la Sagrada Congregacién de Ritos, Lo mismo
se diga de los otros libros liturgicos, como el Rituale Romanum, el Pontificale
Romanum, etc.
4) Libros de simbolos de la fe.—Para los catélicos, el Enchiridion
de Denzinarr, etc., ya citado. Para los protestantes:
C. F. K. Murer, Die Bekenntnisschriften der reformierten Kircher in authent.
Tovédcen (Delonacm 16%)FUENTES DE WA HISTORIA KCLRSIASTICA 5
K. MUbxter-Ta, Kowpr, Die symbolischen Biicher der evangetisch-lutherischen Kir-
che (Giltersioh 1912); en latin y aleman,
Die Hekonntnisschriften der evangelisch-lutherischen Kirche (Gottingen 1930), por
una comisién de la Iglesia evangélica alemana,
5) Escritores.
Corpus catholicorum (Minster 1919ss). Esta coleccién, iniciada por J. Grevina,
pretende publicar los escritos de los controversistas antiluteranos ‘del siglo xva;
en, 1952 salié el fasc.26, Es obra paralela, por no decir una respuesta, al Corpus
reformatorum, iniciada en Halle 1827 por el tedlogo protesiante Bretschneider,
J.T. Rocaperti, Biblioteca maxima pontificia (Roma 1698-99) 21 vols., con escri-
tos do los mas famosos tedlogos «pro Sancta Sede Romana».
A. Mat, Spicilegium romanum (Roma 1839-44) 10 vols. Interesan aqui los t.1.2.8,
9,10 por las obras que contienen de cronistas y humanistas italianos de los
siglos XV-XVI.
Studi e testi (Ciudad del Vaticano 1900ss), En 1956 se publicéd el vol,188; son no.
3 los volimenes que pertenecen a nuestra historia.
Biblioteca de Autores Cristianos (Madrid 1944s). La BAC ha publicado los eseri-
tos de los principales fundadores de ordenes religiosas, santos, ascetas y misti-
cos espafioles,
Biblioteca de Autores Espanoles (Madrid. 1845ss). Esta Biblioteca, llamada de M. Ri-
badencira, del nombre de su iniciador, fué continuada por M. Menéndez y
Pelayo bajo el titulo de Nueva Biblioteca de Autores Espadioles, y sigue en curso
bajo Ia direccién de la Academia de la Lengua.
. Memorial kistérico espafiot, Coleccién de documentos, opisculos y antigtiedades,
ublicados por la Real Acad. de la Historia en 48 vols, (Madrid 1851-1917).
Coleccién de documentos inéditos refativos al descubrimiento, conquista y coloniza-
aids ee Jas posesiones espafiolas en América y Oceania (Madrid 1864-1932)
vols,
L. A, Reweto pa Sitva, Corpo diplomatico portuguez. Relagdes com a curia romana
(Lisboa 1862-99) 14 vols,
i oe GRACS Barrero, Bullarium Patronatus Portugalliae regum (Lisboa 1868-79)
vols,
Recueil de voyages et de documents pour servir a l'histoire de 1a Géographie depuis
Je xm siécle jusqu’é la fin du xvi siéclo, publié par C. Scuererr-H. Cor-
DIER (Paris 1882-1917) 25 yols.
6) Biografias de papas y cardenales.—Lo que para la antigiie-
dad es el Liber Pontificalis y para la Edad Media la coleccién de Wat-
terich, para el siglo x1v es la obra de E. Baluze, anotada criticamente
por G, Mollat,
BaLuze-MoLLat, Vitae paparum avenionensium (Paris 1914-22) 4 vols,
B. Platina, De vitis Pontificum (Colonia 1568); ed. anotada por Panvini.
O. Paxyini, Romani Pontifices et Cardinales S. R. E. a Leone 1X ad Paulum IV
creati (Venecia 1557).
J. P. Micne, Dictionnaire des papes, Dictionnaire des cardinaux (Paris 1857) 2 vols,
J. Patazzi, Fasti Cardinalium omnium S. R. Eeciestae (Venecia 1701-3),
G. J. Eaas, Purpure doeta, seu vitae, legationes, resgestae, obitus S. R, E, Cardi-
nalium (Munich 1710-1714) 3 vols. .
7) Cartularios.—Los cartularios mondsticos publicados no suelen
pasar del siglo xm. En cambio, desde esta época empiezan los uni-
Versitarios.
La Hierarchia catholica de Eupe., continuada por VAN GULIK, Rurz.er y SEFRIN,
llega ya hasta 1799 y sustituye con gran ventaja, en la parte medieval y moderna,
a la Series episcoporum de GAMs,
Al Chartularium Universitatis Parisiensis, cuyos t.3-4 contienen documentos de los
siglos xIv y xv, debe afiadirse et Auctarium Chartularii Univ. Par., cuyos dos
primeros tomos estén Day eres por Drntece-CHATeLAin (Paris 1894-97),
y los siguientes 3-5 por C, SAMARAN y E. VAN Mog (Paris 1935-42),6 INTRODUCCION: BIBLIOGRAPICA
C. JourDatn, Index chronologivus chartarum pertinentium ad histariam Universita-
tis Parisiensis (Paris 1862).
S. Grson, Statufa antiqua Universitatis Oxoniensis (Oxford 1931).
«Universitatis Bononiensis Monumenta», T.1, I pit antichi Statuti della Facolta
teologica di Bologna. Ed, P. Harte (Bolonia 1932),
Statuti einen deila Université di Pavia dall’anno 1361 all’anno 1859 (Pa-
via 5
M. ea Les Statuts et priviléges des Universités francaises (Paris 1890-92)
vols.
Otros cartularios o colecciones de documentos pueden hallarse en algunas histo-
rias de umiversidades; v.gr., M. ALCOCER, Historia de la Universidad de Vafla-
dolid (Valladolid 1918-31) 7 vols.; E. EspRRAbé, Historia pragmdtica e interna
de la Universidad de Salamanca (Salamanca 1914); L. A. EauiGuren, Historia
de la Universidad de San Marcos (Lima 1951) 2 vols., etc.
TI, Crencras AuxiLiares
En la Historia de la Edad Media hemos enumerado las obras fun-
damentales de paleografia, diplomatica, cronologia, etc. Para la Edad
Nueva serdn utiles, ademas, las siguientes:
A. Mmtarts Caruo-J. J. MANTECON, Album de paleografta hispancamericana de
los siglos XVI » XVII (Méjico 1955).
M. PROU, Manuel de paléographie latine et francaise du VI* au XVIIP siécle (Pa-
ris 1910).
J. Musioz Rrsero, Manual de paleografia y diplomatica espafiola de los siglos XI
al XVII (Madrid 1889). *
J. Acusti-P. Vocres-J. Vives, Manual de cronologla espatiola y universal (Ma-
ade berks Moy util para la Edad Media espafiola y para Ja universal y ecle-
sidstica.
F, BONANNI, Numismata Pontificum Romanorum a Martino V usque ad annum 1698
(Roma 1699).
C. Serarini, Le monete et le bolle pontificie del medagliere vaticano I-IV (Mi-
jan 1910-28).
G. Gus.rt, Dizionario araldico (Milén 1921): Manuales «Hoeplin.
E. Mate, L’art religieux en France 4 la fin du moyen dge (Paris 1922).
Ip., L’art religieux aprés le Concile de Trente (Paris 1932).
R, Scunemer, La formation du génie moderne dans l'art de I’Occident (Paris 1936),
E. MUnrz, Les aris é la cour des papes pendant le XV¢ et le XVI° siécle (Paris 1878-
98) 4 vols.
E. WorELEFLIN, Rinascimento e Barocco. Trad. L, Filippi (Florencia 1928).
‘W. WEISSBACH, El barroco, arte de la Contrarreforma (Madrid 1948),
A. VENTURI, Storia dell'arte italiana (Milan 1901-36) 22 yols.
IV. EncicropepIasS Y REVISTAS
A los diccionarios y publicaciones periddicas resefiadas en el tomo
anterior pueden afiadirse las que van a continuacién:
Anthologica Annua (Iglesia nacional espafiolay (Roma 1953ss).
Archivo Ibero-Americano (Madrid 1914ss).
Annales d'Histoire économique et sociale (Paris 1929ss).
Archivum Historicum Societatis Tesu (Roma 1932ss).
Archivio Storico Italiano (Florencia 1842ss).
Archivio della Societa R. di Storia patria (Roma 1878ss).
Analecta Sacra Tarraconensia (Barcelona 1925ss).
Archivo Teolégico Granadino (Granada 1938ss).
Bulletin of the Institute of Historical Research (Londres 1923ss).
Carmelus (Roma 195dss),
Collectanea Franciscana (Roma 1930s).
Church History (Chicago 1932ss).
Enciclopedia cattolica (Roma 1950-54) 12 vols.HISTORIAS GENERALES 7
Enciclopedia ecclesiastica (Marietti, Turin 1942ss).
Gesammelte Aufsdtze zur Kulturgeschichte Spaniens (Minster 1928).
The Journal of Ecclesiastical History (Londres 1950ss).
Journal of Modern History (Chicago 1929ss).
Una nueva edicién del Lexikon fir Theologie und Kirche ha em-
pezado a publicarse en 1957.
Mélanges d’Archéologie et d'Histoire (Paris, Roma 1881ss).
Missionswissenschaft und Religionwissenschaft (Minster 1937ss),
Misceldnea Comillas (Universidad Pontificia de Comillas, 1943ss),
Missionalia Hispanica (Madrid 1944ss). *
Revista de Historia de América (Méjico 1938ss),
Revista de Indias (Madrid 1940ss).
Revue Historique du Droit frangais et étranger 4.° serie (Pa-
ris 1922ss).
RHAF. . Revue d’Histoire de P Amérique frangaise (Montreal 1947s).
RHM.. Revue d’Histoire moderne (Paris 1899s).
No tienen periodicidad determinada Miscellanea Historiae Pontificiac (Roma 1939ss)
y Studia Missionalia (Roma 1943ss), publicadas por la Facultad de Historia
Eclesidstica y la Facultad de Misionologia de la Universidad Gregoriana.
V. Hisrortas GENERALES
Con objeto de completar la lista de historias de la Iglesia ¢ his-
torias universales sefialadas en el tomo 2, apuntamos las siguientes:
J. CALMErTE, Introduction aux études historiques: «Clio». T.5 (por CALMETTE),
L’élaboration du monde moderne (Paris 1942); t.6 (por H. SEE-A, REBILLON-
E. Preécum), Le XVI° siécle (Paris 1942); t.7 (por Précum-V. L. Tarie), Le
XVIE* siécle (Paris 1943); t.10 (por P. LAVEDAN), Histoire de Part: Mayen dge
et Temps modernes (Paris 1944-1950). .
The Cambridge Modern History. T.1, The Renaissance; t.2, The Reformation; t.3,
The Wars of Religion; t.4, The Thirty Years’ War (Cambridge 1907), por
A. W. Waxp, G. W. Protuero y S. LEATHER.
M. CranGuton, A History of the Papacy during the period of the Reformation (Lon-
don 1882-1894) 5 yols,
A. Durourco, L‘Avenir du Christianisme. T.6, Le Christianisme et la désorgattisa-
tion individualiste: 1294-1527 (Paris 1924); t.8-9, Le Christianisme et la réorga-
nisation absolutiste: 1527-1622-1789 (Paris 1935-36).
K. Eper, Die Geschichte der Kirche im Zeitalter des konfessionellen Absolutismus:
4555-1648 (Viena 1949). Forma parte de la Kirchengeschichte que empezé a
publicar Kirsch, continuador de Hergenroether.
FLICHE-MaARtIN, Histoire de P’ Eglise. T.15 (por R, Aupsnas y R. Ricarp), L’Eglise
et la Renaissance: 1449-1517 (Paris 1951); t.16 (por E. pg Moreau, P. JourDA
y P. JANELLE), La Crise religieuse du XVI° siécle (Paris 1950); t.7 (por L. Cris-
TIAN), L’Eglise a [’époque du Concile du Trente (Paris 1948).
G. Gotz, Histoire générale. T.20 (por R. FAwTiEn), L’Europe occidentale de 1270
@ 1380 (Paris 1940); ¢.21 (por J. CALMETTE y E, Diprez), La France et l’Angle-
terre en conflict (Paris 1937); t.22 (por los mismos), Les premicres grandes puis-
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*INTRODUCCION HISTORIOLOGICA:
LA EDAD NUEVA
,
1. Sus limites.—Repetidas veces en esta historia hemos manifes-
tado nuestra opinién de que la Edad Media—la tipica Edad Media—
concluye con el siglo x1. Durante el pontificado de Bonifacio VIII
(1294-1303) tiene lugar el choque violento entre los ideales eclesids-
tico-polfticos de esa Edad, que no se resigna a perecer, y la ideologia
nueva, que trata de superar la antigua para regir al hombre por otros
derroteros. Los hombres m4s genuinamente representativos del si-
glo x1v no pueden apellidarse, sin m4s ni mds, medievales. Bastaria
esa razon para poder afirmar que esa centuria debe incorporarse a una
edad nueva. Recuérdense los nombres de Felipe IV el Hermoso y
Luis de Baviera; Guillermo Nogaret, Cola di Rienzo, Francisco Pe-
trarca y Coluccio Salutati; Nicolas Oresme, Guillermo de Ockham y
Marsilio de Padua; Juan Wiclef y Juan Huss. {No representan una
mentalidad muy diferente de la medieval? {No son, en muchos pun-
tos, anunciadores de tiempos nuevos?
Es cierto que, aun después del viraje mental significado por esos
y otros semejantes personajes, se producen retrocesos y estancamientos
histéricos; pero no cabe duda que un Petrarca, padre del humanismo
europeo, y un Ockham, padre de la filosoffa moderna, marcan las guias
que ha seguido Europa en su crecimiento y desarrollo intelectual
durante la Edad Nueva y la Edad Moderna, Tanto los humanistas
como los filésofos nominalistas, y aun los discipulos espirituales de
Groote y Radewijns, repiten hasta la saciedad que ellos son hombres
nuevos—neotéricos o modernos—, porque se apartan conscientemente ,
de las vias antiguas o medievales. Por eso, para designar a la edad his~
térica que ellos inauguran, no hallamos nosotros un término més
propio que el de Edad Nueva.
No hay que conceder demasiado valor a las periodizaciones de la
historia. No tiene pausas ni interrupciones el fluir histérico, como
no los tiene la vida del hombre. Pero es oportuno distinguir una edad
de otra. Si esos cortes o finales de capitulo se hacen certeramente, las
divisiones 0 perfodos que de ahi surgen pueden alcanzar también
un mas hondo sentido historiolégico, representando sintesis y carac-
terizaciones epocales no del todo subjetivas. La periodizacién acer-
tada es un ensayo de levantar el conocimiento positivo de los hechos
concretos a un nivel y categor{fa de ciencia histérica.
Dijimos en el tomo anterior (p,30-32) que el “término final» de
la Edad Media era, para nosotros, el afio 1303, en que todo aquel
edificio eclesidstico-polftico de unién arménica entre Iglesia y Estado,
entre Sacerdocio e Imperio, se derrumba., Esa misma fecha, y por
idénticas razones, ser4 el «término inicial» o arranque de la Edad Nueva.
Llamamos Edad Nueva a ese lapso de tiempo que se inaugura
con el siglo x1v y se cierra a mediados del siglo xvir (atentado de10 INIRODUCCION HISTORIOLOGICA : LA EDAD NURVA
Anagni, 1303-paz de Westfalia, 1648). Después del tratado de West-
falia, o de Miinster, la escisién que Luteroe provocé en la cristiandad
queda confirmada y sellada definitivamente, Nuevas fuerzas espiri-
tuales entran en actividad y nuevas preponderancias politicas domi-
nan el juego de Europa y del mundo. Es que desde 1648 la Edad
Nueva es reemplazada por la Edad Moderna.
Lo que en este volumen tenemos que historiar es la Edad Nueva.
+ Ese lapso de tiempo, que abarca tres siglos y medio, no esemuy
uniforme. Podemos contemplarlo dividide en dos bloques, o sea, en
dos épocas sucesivas, que se denorninan Renacimiento y Contrarreforma,
con tal que no se escrupulice mucho en la exactitud de tal denominacién.
El Renacimiento, o primera época de la Edad Nueva, abarcaria,
segtin eso, desde 1303 hasta 1545; es decir, desde la muerte de Boni-
facio VIII hasta la apertura del concilio de Trento. Y¥ la segunda época,
que ahora decimos Contrarreforma, se extenderia desde Trento hasta
Westfalia (1545-1648),
2. Caracteres de la Edad Nueva.—Vamos a intentar deseribir
a grandes l{neas las notas especificas de la Edad Nueva, atendiendo
principalmente a los rasgos que la diversifican de la edad precedente.
Si el Medioevo, como escribe J. Lortz, era tel tiempo del universalismo,
del objetivismo y del clericalismo», la Edad Nueva surge marcada con
el nacionalismo, el subjetivismo y el laicismo.
a) Crisis de la unidad ecristiana de los pueblos.—La unidad cristiana
medieval no se rompe hasta Lutero, pero empieza a resquebrajarse
en el siglo x1v con el traslado de los sumos pontifices a Avignon,
ciudad que no tiene la universalidad de Roma; y se agudiza la crisis
con el cisma de Occidente, que escinde la cristiandad en dos obe-
diencias contrarias. Iniciase la descomposicién de aquella Europa unida,
cuyos pueblos formaban una gran familia bajo la autoridad paternal
y espiritual del papa y bajo la proteccién del emperador. Esos dos po-
. deres, el pontificio y el imperial, pierden autoridad y prestigio, al
paso que el nacionalismo se desarrolla, no en forma tan exacerbada
como en los tiempos modernos, pero si lo suficiente para que las na-
ciones ya no parezcan hermanas en la gran familia de la cristiandad,
sino mas bien rivales y aun enemigas.
Los reyes, comenzando desde Felipe IV el Hermoso (} 1314),
Eduardo Iil de Inglaterra (+ 1377), Luis de Baviera (+ 1347), no se
preocupan mas que de los particulares intereses de su nacién, de ro-
bustecer su poder politico y econémico frente a cualquier otro poder
extrafio; niéganse a admitir el arbitraje del papa en los conflictos
con otro soberano, apelando a la espada, y ponen dificultades a que el
mismo romafio pontifice, con sus reservaciones, diezmos, anatas y
otros impuestos sobre los beneficios eclesidsticos, pueda sacar oro y
plata del territorio nacional.
El Sacro Romano Imperio comienza a vaciarse de sentido catélico,
universalista. No sdlo en la prdctica, también en la teorla. Ya el con-
cepto imperial de Dante es muy diverso del genuino concepto cristiano
medieval. Mucho mas el de Marsilio de Padua. Y nada digamos de
los peritos del derecho romano, que van elaborando un concepto pa-INTROPUCCION HISTORIOLOGICA : LA HDAD NURVA ia
ganamente absolutista del principe y del Estado, (Entiéndase que en
todo esto nos referimos a primeros brotes, no a realizaciones plenas.)
b) Laicismo creciente. No entendemos la palabra daicismo» en
su sentido peyorativo; queremos solamente significar por ella lo con-
trario de lo que en la Introduccién a la Edad Media Namabamos éecle-
siasticismo». El mundo seglar o laico, que tan insignificante papel
representaba en los tiempos medios, se hace sentir desde el siglo xiv,
es decir, desde el Renacimiento, con una fuerza, unas exigencias y unas
influencias cada dia mayores y més altas. Al lado y enfrente de las per-
sonas eclesidsticas, que hasta entonces eran las rectoras de la sociedad,
surgen las personas civiles—legistas, abogados, humanistas, poetas,
médicos, filésofos—, que aconsejan a los reyes, desempefian embajadas
y desde las catedras y los libros enderezan la cultura y la ideologia de
los pueblos por caminos mas laicos, queremos decir menos eclesidsticos
y clericales, aunque todavia dentro de los postulados fundamentales
del cristianismo y de la Iglesia catélica,
Burckhardt exagerd' esa nota renacentista, haciendo de la tendencia
laica, que rara vez es antieclesidstica, una especie de irreligiosidad
anticlerical y escéptica.
Pero es cierto que la autoridad del jefe espiritual de la cristiandad
se merma notablemente, parte por su unién demasiado estrecha con
Francia en Avignon, parte por el triste papel que desempefian los
que se disputan el sumo pontificado en el cisma de Occidente, parte
por la indignidad personal de algunos papas y cardenales, que sdlo se
cuidan de su poder politico y del acaparamiento de riquezas, y parte
por las nuevas ideas conciliaristicas y por las nuevas herejias, tremen-
damente radicales, como las de Wiclef y Huss, que anuncian la revo-
lucién de Lutero.
c) Repercusiones en la cultura. Ese daicismo», o mejor, esa «ten-
dencia laicizante), se manifiesta también en cierta «ecularizacién de
la cultura», La teologia se ve obligada a compartir su dominio con las
letras humanas. El escolasticismo como método y sistema cae en des-
crédito, mientras prospera y triunfa la retérica clasica y cierto modo
de filosofar m4s personal, En este tiempo la cultura se hace mas pro-
funda (mayor conocimiento de la antigitedad grecolatina, tanto de
la pagana como de la cristiana; mds intima inspeccién psicoldgica;
sélo la metafisica se superficializa) , mds amplia (descubrimientos cien-
tificos en geografia, astronomfa, fisica, medicina, historia natural),
mds universalmente difundida (fundacién de nuevas universidades y
estudios, multiplicacién de colegios y escuelas municipales y de peda-
gogos humanistas, invencién de la imprenta}.
Al hacerse més extensa, la cultura deja de ser patrimonio de los
clérigos (clericus ya no es sinénimo, como en la Edad Media, de homo
litteratus). Los seglares reciben una formacién que antes apenas cono-
cian, Comienzan los juristas, siguen los humanistas; hasta las mujeres
distinguidas reciben alguna educacién literaria. Asi la ciencia se huma-
niza, secularizindose. La nueva filosofia, tefida a veces de averro{smo,
no se resigna a ser ancilla theologiae; aspira a ser independiente y aut6-
noma. Sélo con limitaciones se puede admitir «el descubrimiento del12 INTRODUCCION HISTORIOLOGICA : LA EDAD NUEVA
hombre y ¢el descubrimiento del mundo» de que hablaron Michelet
y Burckhardt,
d) Individualismo y subjetivismo. Contra Ia autoridad y contra la
jerarquia se levanta la razén individual, que busca en s{ misma y en
la naturaleza de las cosas los fundamentos de su propia filosofia. El
individuo vive para s{ m4s que para la comunidad, supeditando egols-
ticamente el bien ajeno al propio. En la vida econémica se tiende hacia
l liberalismo y en la vida religiosa se empieza a-buscar la relacidn del
hombre con Dios directamente, sin intermediarios humanos, menos-
preciando la misién de la Iglesia; esto es claro en ciertos herejes;
en los fieles catélicos se ve la propensién a una piedad o devocién
mas individualista, mientras decae la liturgia, Hacese del individuo el
criterio de todos los valores y se exalta la personalidad humana. Ast
se abre camino al subjetivismo religicso, al racionalismo y, finalmente,
al naturalismo (Sequere naturam!), como si todas las tendencias de la
naturaleza fuesen buenas y como si el fin del hombre consistiese en la
felicidad terrestre.
Por otra parte, los filésofos del siglo x1v se rebelan contra los
grandes sistemas metafisicos, que admitian conceptos universales e
indagaban la ciencia de las causas, y en su lugar propugnan el nomina-
lismo, que niega realidad objetiva a los conceptos y estudia el mundo
subjetivo (légica y psicologia) mas que el mundo objetivo (metafisica
y dogmatica), con lo que el subjetivismo penetra en el campo filoséfico
y en el religioso,
e) Ruina del feudalismo. No menos importante es la transforma-
cién que se opera en el aspecto social. Observamos un fenémeno ente-
ramente opuesto al que vimos en'las postrimerias de la Edad Antigua:
prosperan las ciudades a expensa de los campos, Comienza la nobleza
a abandonar los castillos que posela en las provincias y en medio de
sus vastas posesiones agrarias, para poner sus moradas estables en las
ciudades y en la corte del monarca. No pudiendo los nobles feudales
rexistir al rey con tanta soberbia y arrogancia, procuran su favor, y se
convierten en cortesanos aduladores y en instrumentos de su politica.
También con el gran desarrollo del comercio y de la industria
crecen las ciudades, especialmente las costeras (Venecia, Génova, Bar-
celona, Brujas, Amberes, Londres), que multiplican en los mares
sus I{neas de navegacién, y las que surgen en las principales encruci-
jadas de los caminos (Lyén, Parls, Augsburgo, Nuremberg), 0 las
que se asocian con pactos comerciales, como la Liga Hansedtica de
Liibeck, Bremen, Hamburgo, etc. Como consecuencia de este incre-
“mento del comercio y de la industria, aparece el capitalismo de los
ricos mercaderes y banqueros, salidos generalmente de la clase media,
o burguesia. As{ a la economia agricola sucede la economfa comercial,
especialmente en ciertos paises.
Entre tanto se va imponiendo en Jas naciones el absolutismo real de
plenos poderes, ya que los monarcas se reservan todos los derechos y
ejercen su potestad omnimoda y directa sobre el entero territorio
nacional. Con habilidad y fuerza van poco a poco debilitando a nobles
y magnates, despojindolos de sus derechos feudales, centralizando elINTRODUCCION HISTORIOLOGICA ; LA EDAD NUEVA 18
régimen y la administraci6n del reino en sus propias manos y distri-
buyendo los cargos y dignidades no sélo entre los nobles, sino entre
los burgueses que por sus riquezas o por su talento pueden ser efica-
ces cooperadores de su politica,
Cobra tanto incremento el absolutismo centralizador, que el rey
no se contenta con gobernar y dar leyes en lo politico, civil y finan-
ciero; invade también lo eclesidstico, dapdo origen a diversas formas
de regalismo.
3. Acotaciones a Burckhardt.—Esos caracteres de la Edad Nueva
que hemos descrito apuntan y se inician ciertamente en la época del
Renacimiento (siglos x1v, xv y primera mitad del xv1); pero desde el
concilio de Trento hasta la paz de Westfalia, o sea, en la segunda parte
de la Edad Nueva, que llamamos Contrarreforma, producese en el
campo eclesidstico una fuerte reaccién, que se extiende a lo social y
cultural; reaccién que en su lugar describiremos, y que en un princi-
pio parece triunfar sobre el Renacimiento, cristianizando algunos de sus
caracteres y mitigando otros, pero que al fin cae vencida por aquellas
fuerzas que dieron origen a la Edad Nueva, y que, rebrotando con
mayor intensidad y radicalismo en el siglo xvi, caracterizan plenamente
la Edad Moderna,
Sélo en el siglo de la Tlustracién se dié aquel «hombre moderno
que retraté Jacobo Burckhardt como t{pico del Renacimiento italiano.
E] error de este insigne culturalista no fué tan grande como algunos his-
toriadores actuales le achacan; consistié en reforzar ciertas notas y en
tomar lo germinal como desarrollado y maduro. Prescindimos ahora
de su equivocada confusién de Renacimiento y Humanismo, que en
otra parte explicaremos.
Desearlamos que tampoco el lector entendiese en un sentido abso-
luto y sin reservas nuestra descripcién de los caracteres de la Edad
Nueva. Mas que rasgos definidos y universales, son muchas veces
étendencias nuevas®, que poco a poco se yan desarrollando, No con-
viene contraponer demasiado agudamente las épocas y las edades his-
téricas. Ciertos esquemas pueden ser utiles para los alumnos y aun
para los filésofos de la historia, pero a condicién de que se los mire
de lejos y no se haga mucho hincapié en ellos,
Asi, algunos discfpulos de Burckhardt han acentuado el contraste
entre Edad Media y Renacimiento. (Pongamos, en vez de Renaci-
miento, Edad Nueva.) Y han buscado una antftesis Ilamativa entre una
y otra Edad.
Contra el cristianismo de la Edad Media, el supuesto paganismo de
la Edad Nueva; contra las firmes creencias religiosas de aquélla, el
escepticismo religioso de ésta; contra la teologla escoldstica, las huma-
nidades clasicas y la filosofia libre; contra el sentido de la trascendencia,
el sentido de la inmanencia; contra el espiritualismo, el naturalismo
sensual; contra el hombre ascético, penitente, melancélico, el hombre
amoral, gozador alegre de la vida y de las formas bellas; contra el sen-
tido colectivista y comunitario, el valor descollante de la persona o del
individuo; contra lo objetivo y ontolégico, lo subjetivo y psicolégico.
Por falsa que sea tan neta contraposicién, podr4 tener alguna uti-