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Domingo 26 de septiembre NRC:7472

LA MEMORIA EMOCIONAL

Carlos Arismendi Vera


Damián Vega Delgado
Introducción

El ser humano desde el inicio de su existencia ha ido evolucionando y


adaptándose a los nuevos desafíos que el medio externo le propone, para esto
fueron necesarias que las conductas posteriores se desarrollaran para así permitir
la supervivencia a través de los años, entonces, para desarrollar aquellas
funciones necesarias para la adaptación y la supervivencia, el cerebro del ser
humano utiliza estructuras que pueden agruparse en instintivos y emocionales.
Aquellas estructuras que se ven involucradas con el desarrollo de tales conductas
son en pocas palabras; el sistema límbico, la amígdala, el hipocampo y el
neocórtex. Estas estructuras, que están formadas por más estructuras
subyacentes, en resumen, nos permiten controlar nuestras emociones, memoria,
nuestro comportamiento, entre otras capacidades adaptativas.
Es así, que en nuestra vida cotidiana, inconscientemente actuamos de
manera en que no pongamos en peligro o en una situación delicada a nosotros
mismos, ya que, con el pasar de los años paulatinamente vamos acumulando
experiencias de las cuales vamos aprendiendo, ya sean experiencias buenas o
malas, siempre aprendemos de aquellas, sin embargo, a las experiencias que
fueron bruscas en nuestra experiencia de vida, les ponemos “barreras” o más bien
dicho, actuamos de manera en que disminuya la probabilidad de que ocurra de
nuevo o para simplemente para evitar “X” suceso, aunque obviamente eso
dependerá siempre del sujeto, de su ambiente, personalidad, motivación, y entre
otros procesos cognitivos y emocionales que condicionarán el comportamiento del
sujeto.
Comportamientos de auto sabotaje (Carlos)
1. Ser incapaz de recibir llamadas telefónicas; ya sean conocidos, familiares o
números aleatorios, ya que, durante una época de mi vida, recibía llamados
de mi exnovia, relación la cual consideré muy tóxica, llamados los cuales
siempre me hacían sentir muy mal, por la insistencia, y porque cuando
contestaba siempre recibía gritos, insultos y descalificaciones por su parte.
Considero que este es un comportamiento de auto sabotaje ya que
reiteradas veces siento que hago un mal a no responder tales llamadas, ya
que pueden ser de urgencia, pero es inevitable no sentir un tipo de
“presión” o estrés por recibir una llamada
2. Siempre “olfatear” los alimentos o bebidas que voy a ingerir: Este hábito lo
hago siempre que voy a ingerir algo, ya sea comida o bebida, siempre la
huelo antes de ponerla en mi boca, supongo que fue por alguna experiencia
que tuve en el pasado por el cual no estaba seguro de lo que iba a comer y
el sabor no era lo que me esperaba… Tal registro de sensación asquerosa
de alguna forma quedó “registrada” en mi cerebro y cada vez que voy a
ingerir algo, repito la conducta que me “salvará” para que no ocurra de
nuevo.
3. Procrastino todo lo pendiente que tengo que hacer, académicamente
hablando; siempre he tenido la manía de infravalorar las tareas, el repaso o
el estudio que tengo que hacer, es decir que siempre postergo lo que tengo
que hacer para el día siguiente porque pienso que es una tarea que es fácil
y la puedo realizar al momento, aunque hasta el momento me ha resultado,
aunque obviamente no funcionara siempre, y me encontraré en situaciones
que me pueden provocar ansiedad, estrés, o el sentimiento de fracaso y
arrepentimiento, pero hasta el momento, sigo procrastinando, es un mal
hábito.
4. Nunca tuve un horario predefinido para comer mis alimentos del día a día;
Puedo almorzar a las 5 de la tarde o cenar a las 2 de la mañana y es que
durante casi toda mi vida comí a cualquier hora del día (excepto a la hora
de desayuno y almuerzo, a causa del colegio), nunca en mi vida sentí que
tuve un horario para comer, tal acción de no tener un horario para comer,
puede tener reacciones adversas como cambios en las sustancias químicas
del cerebro que puedan alterar nuestro ciclo circadiano, también, pude
haber llegado al punto de tener algún trastorno grave de la alimentación y
además afectar mi salud psicológica y/o emocional.
A modo de conclusión de mis malos hábitos, propongo que lo que nos “cuida”
de situaciones estresantes o que nos puedan afectar emocionalmente es la
amígdala, ya que según investigué, esta amígdala (ubicada en los lóbulos
temporales) asocia y almacena nuestras experiencias pasadas y las relaciona
con las emociones provocadas por tal experiencia, de tal forma que no
repitamos tal experiencia para no tener que pasar un mal rato, generar
situaciones que nos provoquen estrés o afectar a nuestro equilibro
homeostático.

Bibliografía/Linkografía

Saavedra Torres, J. S., Díaz Córdoba, W. J., Zúñiga Cerón, L. F., Navia
Amézquita, C. A., & Zamora Bastidas, T. O. (2015). Correlación funcional del
sistema límbico con la emoción, el aprendizaje y la memoria. Morfolia, 7(2), 29 -
44. Recuperado a partir de
https://revistas.unal.edu.co/index.php/morfolia/article/view/52874
Revista Interamericana de Psicologia/Interamerican Journal of Psychology
(IJP) 2014, Vol., 48, No. 2, pp. 347-354
Sánchez-Navarro, J. P., & Román, F. (2004). AMIGDALA, CORTEZA
PREFRONTAL Y ESPECIALIZACION HEMISFERICA EN LA EXPERIENCIA Y
EXPRESION EMOCIONAL. Anales de Psicología / Annals of Psychology, 20(2),
223–240. Recuperado a partir de
https://revistas.um.es/analesps/article/view/27351

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