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Centenario

Calderón

VIDA, SUEÑO Y
REALIDAD EN
CALDERON
(DISTINTAS LECTURAS DE «LA VIDA
ES SUEÑO»)

Teófllo Rodríguez Neira


xisten muy distintas formas de acerca­
miento a las grandes obras literarias,
a los grandes escritores y pensadores.
En ocasiones ocurre que la creación
ca nos sorprende. Sucede como si saltase de
impro�iso sobre nosotros y, cerrándonos el ca­
mino, envolviéndonos en la presencia súbita de su
aparición, nos obligase a fijar la mirada y percibir
inmediatamente su sentido. Hablamos en tales
circunstancias de revelación, de deslumbramiento,
de visión numinosa. De esta manera nos cuenta
Descartes que, un día de invierno, al amor del
fuego, se encontró atrapado por una nueva idea de
verdad y un nuevo método de conocimiento. Y
Descartes pasó a sentirse poseído por esta nueva
idea y este nuevo método.
Baste indicar que no es ésta la posición desde la
que se pretende plantear una relectura de «La
vida es sueño», de Calderón. Tampoco debe en­
tenderse este empeño como una simple curiosidad
de aficionado más o menos dado a elucubraciones
subjetivas. Parte de un intento de interpretación
fundado en la presentación de algunos recursos
que, comparados con otros que de hecho ya han
sido ejercitados, permitan contrastar hasta qué
punto ofrecen aspectos dignos de interés.
Los críticos y comentaristas acostumbran intro­
ducirse en las producciones literarias desde dos
niveles básicos: El primero y más elemental es el
descriptivo. Enumeran y perfilan los distintos ma­
teriales que en las obras se presentan. Practican,
como detector de sentido, la sensibilidad estética
y arguyen desde las vivencias personales que, a su
vez, podrán ser sometidas a revisiones periódicas
o generacionales.
El segundo sistema utiliza como aparato herme­
néutico, plataforma de sondeo, un conjunto de
supuestos, implícitos en algunos casos, que auto­
máticamente proporcionan claves de análisis y
comprensión.
Situados en este último estrato podemos organi­
zar gran parte de las interpretaciones ofrecidas
por los especialistas y comprobar los resultados
alcanzados, la finura de las herramientas utiliza­
das.
LA RESOLUCION DEL BARROCO
La línea divisoria del barroco desempeña, desde
esta perspectiva, la función detectora más inme­
diata.
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complejidad exuberante de las formas barrocas: la


línea recta -simplista, esquemática- cede su
puesto a la curva voluptuosa, infinita; las horizon­
tales y verticales, a la diagonal; el círculo, a la
elipse; las superficies lisas son recubiertas y aún
borr�das por una pomposa ornamentación, que
adqmere valor sustantivo; lo estático es conmo­
vido, arrebatado por lo dinámico, la majestad apo­
línea, reemplazada en las bacanales de Dionisio.
«�ntusiasmo y movimiento a toda costa», que
dice Burckhardt. Convulsiones de batallas, viven­
cias místicas, expresiones eróticas, manos palpi­
tantes..., todo eso apasiona al abigarrado barro­
quismo, que gusta del claroscuro y también de la
policromía» (2).
Hecho este planteamiento ya es fácil realizar
una lectura elaborada de las obras de Calderón.
La vida es sueño, por ejemplo, será el reino del
claroscuro. «Rosaura y Clarín» surgen «a la me­
drosa luz que aún tiene el día»; en la torre, la
claridad de un candil «en trémulos desmayos...
/ hace más tenebrosa / la oscura habitación...»,
etcétera (3).
El hombre barroco, por otra parte, puede ser
considerado como «sicológicamente, impar,
aplasta los raquitismos del vulgo con su yo des­
CON: PUVILIOI(), mesurado, quiere deslumbrar con su ingenio... Su
•----._
-M-u,.;
--j ,.:..-..:;;J-;¡;¡:; S; 'i:: estilo es elegante y enigmático; la esquisitez lo
vuelve artificioso, la pasión violenta lo torna paté­
1''fl,,I! Q6',,itJJ, W·'lflflHl'l"il,tril JJ
tico y declamador. El patetismo y el lenguaje de­
Portada de «Primera parte de comedias» de Calderón (Ma­
clamatorio culminan en el teatro»... Y Segis­
drid, 1640). mundo se convierte, sometido a esta óptica, en un
protagonista nítido, a cuyo «alrededor se agrupan
Calderón, se dice, es un escritor típicamente los demás agonistas ... Segismundo, prisionero,
barroco. Comprende (1600-1681) casi toda la montaraz... Como todo egocentrista, Segismundo
etapa, nacimiento, esplendor y muerte, de este monologa sin pausa. El mundo está poblado de
género arquitectónico, pictórico, científico y lite­ seres que, monologando, pulverizan toda posible
rario. Por eso, tal es el criterio al que recurre interlocución. Con estos poseídos el diálogo no es
Augusto Cortina (1), conviene caracterizar de la más que tímido conato. Cobran impulso, como en
manera más precisa posible este movimiento artís­ un trampolín, en los balbuceos de su interlocutor
tico. Sólo así, concluye, entenderemos los secre­ y ostentan los saltos ornamentales de su dialéctica
tos de las creaciones calderonianas y de los auto­ incontrovertible. El monólogo, efusión de un yo
res de esta época. más o menos hipertrofiado, es unas veces confi­
Puestos a ello, nos encontramos con que el ba­ dencia personal; otras, relación de lo que no se
rroco «huye de la simetría», con frecuencia el eje muestra en las tablas. Los personajes monologan
dominante se halla fuera del ámbito central. En la cuando, ardidos por llama pasional, se deprimen o
arquitectura, en la pintura barroca, tridimensiona­ se acrecientan: entonces, como Hamlet, como Se­
les, la profundidad fluye sin término; así como en gismundo, hablan más que sus parciales o sus
la escultura, también tridimensional, se abandona antagonistas ... Los soliloquios de Segismundo no
la línea por el contorno para ofrecer múltiples se reducen al célebre «¡Ay, mísero de mí, ay,
puntos de vista. En el barroco todo se vigoriza: el infelice!» y al no menos célebre «Sueña el rey que
temblor del claroscuro y la pompa del colorido, el es rey»; son varios, o -si se quiere- uno solo, que
naturalismo y el ilusionismo, la tensión y la fluidez, reaparece avasallador y desborda sobre los diálo­
el dinamismo, el patetismo, lo aparentemente irra­ gos, así como Segismundo descuella sobre los cir­
cional, lo grandioso. El deseo de captar el mundo cunstantes» (4).
tras la devoción por el paisaje; el prurito de extra­
verter la psiquis entroniza lo individual, apresa los LA VISION TEOLOGICA Y OTRAS
gestos huidizos; la belleza se humaniza, se copia CONSIDERACIONES
lo feo y lo grotesco, la erótica y la mística se
abrazan, surgen los pícaros, los hampones, los Es de suponer, si modificamos un poco el punto
gigantes y los enanos ... de referencia, que el escritor nace y vive en un
A la sencillez de las formas clásicas se opone la _ámbito cultural. Y los problemas, no sólo el estilo,
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Calderón

que preocupan e interesan al medio intelectual Calderón, no se contenta con ser una facultad del
deberán estar formulados, planteados en el propio hombre, en cuanto realidad definible y encerrable
escritor. En este orden de referencias deben men­ en una especie biológica. La libertad tiene funcio­
cionarse las creaciones de Gianbattista Basile, nes trascendentales, apetencias desmesuradas y
Camoens y Manuel Tomás, Góngora (1561-1627) y sus puntas de irreverencia.
Quevedo (1580-1645), John Donne (1572-1631) y «Porque el hado más esquivo
Milton (1608-1674) y Joost van den Vondel (1587- la inclinación más violenta
1679). También hay que tener en cuenta la revolu­ El planeta más impío
ción científica que suponen: Giordano Bruno Sólo el albedrío inclinan
(1548-1600), Campanella (1568-1639) -en 1623 se No fuerzan el albedrío».
publica la « Ciudad del Sol»-, Galileo (1564-1642)
-el Diálogo sopra i due massimi sistemi del «... que siendo
mondo aparece en 1632-, Francis Bacon (1561- Prudente, cuerdo, benigno,
1626) -el Novum Organum Scientiarum se ter­ Desmintiendo en todo al hado»
minó en el año 1620-, Hobbes (1588-1679) -en
1650 publica el Leviathan y en el año 1658 el De «Porque el hbmbre
homine-, Descartes (1596-1650) -el Discurso del predomina en las estrellas».
Método se conoce en 1637, pocos años después
que Calderón escribiese La vida es sueño. Habrá «Que vencerás a las estrellas,
que mencionar también como componente ideoló­ porque es posible vencellas
gico a Luis de Molina (1536-1600). En 1588 edita un magnánimo varón».
la Concordia liberi arbitrii cum gratiae doni. En
torno a las cuestiones de la libertad y predestina­ «Haciendo noble desprecio
ción se van a centralizar constantes debates de los De la inclemencia del Hado».
teólogos cristianos. Suárez muere en 1617. Las
Disputaciones se publican por primera vez en Sa­ Y el pueblo... -el vulgo, bandidos y plebeyos-,
lamanca, en 1597. No ha de olvidarse el contacto van a tentar a Segismundo a su desierto, y la
de Calderón con los Jesuitas, sobre todo en el tentación es Libertad:
«Colegio Imperial de la Compañía», donde per­ «Sal, pues; que en este desierto
manecen, controvertidas, las opiniones de Pedro Ejército numeroso
de Fonseca, Melchor Cano y Domingo Báñez. De bandidos y plebeyos
Situándonos en este horizonte podemos com­ Te aclama; la libertad
prender algunas interpretaciones desde las que Te espera, oye sus acentos».
Calderón es considerado como un «temperamento Y la libertad es el frenesí o sin frenos de la vida
sintético, sistematizador», que «supo en los autos superior, y sus actos dan aquella certidumbre que
más construidos dar unidad dramática a los prin­ puede desafiar los efectos mareadores de la duda
cipios teológicos de laSumma de Santo Tomás. Si metódica y de los planes de ciencia media. Por
Suárez, se ha escrito, fue el último gran tomista esto Segismundo, cauto con el recuerdo de la ex­
original, Calderón lo fue al dar la última forma periencia pasada en que para defenderse sólo
creadora importante de la teología católica en pudo aprontar su componente de fiera y la gallar­
dramas de una profunda alegoría y una forma día y frenesí de sus razones empíricas, comienza
magnífica. Su doctrina de la Trinidad aparece en por decir:
forma plástica, hondamente conseguida, en la se­
gunda redacción en d auto La vida es sueño... Así «Pues no ha de ser, no ha de ser
aparece la teoría del libre albedrío, que surge en Mirarme otra vez sujeto
diversos autos, y aún en la misma comedia La A mi fortuna; y pues sé
vida es sueño; la Gracia será la ayuda del hombre, Que toda esta vida es sueño,
pero no la única responsable de sus actos; y así en Idos, sombras, que fingís,
la Comedia de la vida hará el papel del apunta­ Hoy a mis sentidos muertos
dor» (5). Cuerpo y voz, siendo verdad
Que ni tenéis voz ni cuerpo»...
Pero, desde el mismo círculo cultural, Calderón «Que, desengañado ya,
ha sido interpretado y La vida es sueño ha sido Sé bien que la vida es sueño»...
leída como una crítica, como una alternativa ori­
ginal y fuerte a la promoción física de Báñez y a la (Pero Segismundo termina rompiendo el cerco de
Ciencia Media de Malina. Incluso como aliento su propio encantamiento y termina atreviéndose a
renovador de los sistemas dogmáticos estableci­ todo. Porque el atrevimiento, continúa García
dos, participando con Bruno, Galileo y Descartes Bacca, es la única manera de manejárselas en una
en un proceso que, superando a estos mismos vida que es sueño y ensueños).
autores, ha sido la revolución más importante de Para esta interpretación, batallan en el drama
la cultura occidental. Es García Bacca quien ha calderoniano tres modelos de hombre: Uno repre­
hecho esta revisión de las tesis calderonianas: «La sentado por la concepción apriorístico-matemá­
libertad, escribe intentando tornar más Calderón a tica, racionalista; otro por la concepción del hom-
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El Corral de La Pacheca.

bre en cuanto fiera, es decir: el hombre pasional; Para otras lecturas psicológicas, la realizada por
Y otro, el hombre ético. Será este tipo de hombre Cesáreo Bandera, el eje sobre el que gira toda la
el victorioso. Pero sólo en cuanto la ética está obra es la violencia, la estructura trimembre del
enraizada en la propia colectividad (6). deseo y la creación de un proceso anticatártico
«Segismundo, por su atrevimiento individual rigurosamente original. «En La vida es sueño,
(por su implantación ética), guiado vitalmente por comenta este autor, no hay héroes. La vida es
el alma del pueblo, no comienza por resolver la sueño es una tragedia sin catarsis, una tragedia
cuestión de «realismo o idealismo», sueño o en­ decididamente antiaristotélica. Todo intento de
sueño. Se coloca, más bien, en el caso racional­ clasificarla según trasnochadas preceptivas poéti­
mente, ontológicamente, más desesperado: que la cas resulta ilusorio. En cierto sentido no puede
vida sea «sueño» y lo que en ella nos pasa, «en­ darse mejor alabanza a la genial profundidad de
sueños»; y la dirección y los alicientes para la Calderón que las objeciones de algunos críticos
superación de la individualidad y de los escrúpu­ que se quejan de la falta de catarsis en la obra, de
los de la razón cicatera será la Moral ... Ante la que al final destruya Calderón el efecto trágico y,
actitud de realismo ético: «hacer el bien» y «ha­ por consiguiente, la estructura heroica de los per­
cerlo para su pueblo y llevado por él», fracasan sonajes... El proceso catártico consiste precisa­
definitivamente todos los experimentos con que la mente en absorber una cierta dosis de violencia,
Razón embaucó y venció a Segismundo la primera artísticamente calculada, por medio de la cual el
vez» (7). espectador queda purgado, es decir, inmunizado,
contra la violencia... A través de la catarsis el
espectador participa de la heroicidad del héroe.
LA VIDA ES SUEÑO COMO METATEATRO Lo que ocurre es que, a diferencia de Aristóteles,
Si, a partir de aquí, pasamos a otros modelos, Calderón no cree en la realidad de esa cura. Lo
nos encontraremos con una serie de lecturas nue­ que para Aristóteles era un remedio, es para Cal­
vas. Destacan las hechas ,desde planteamientos derón un veneno, el veneno por excelencia, el
psicológicos, estructural istas y neopositivistas. veneno que convierte la vida en una ficción. Toda
Para el psicoanálisis, por ejemplo, las relaciones La vida es sueño puede verse como la revelación
de Segismundo y Basilio, como protagonistas cen­ de que esa inmunización catártica contra la vio­
trales de La vida es sueño, son relaciones funda­ lencia y la muerte no sólo es una cura ilusoria, un
mentalmente edípicas (8). espejismo, sino que es precisamente ese espe-
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jismo, esa ilusión la que en realidad introduce en LA IDEA DE BIEN EN «LA VIDA ES SUEÑO»
el mundo la violencia y la muerte» (9).
Lo que hemos llamado aportación neopositi­ Lo importante, sin embargo, de una verdadera
vista está representada por Everett W. Hesse, que creación literaria es que rebasa siempre toda lec­
sigue las sugerencias de Lionel Abel (10). Estos tura formulada. Las posibilidades internas des­
críticos dan un vuelco a las lecturas hasta ahora b?rdan los juicios críticos, los análisis y las explica­
realizadas. Para ellos, La vida es sueño de Calde­ c10nes dadas. Por eso debe acompañamos una clara
rón es «un destacado ejemplo de metateatro en el conciencia de los límites que cualquier interpreta­
cual la tragedia que Basilio ha leído en las estrellas ción implica. Y, con más razón, si cabe, la propia.
tocante a su propia muerte a manos de su hijo El esquema de La vida es sueño es sencillo, de
recién nacido se evita. Para impedir la tragedia todos conocido. Basilio, rey de Polonia, descubre,
predicha, a Basilio se le permite por Calderón, por porque es hombre sabio, versado en las ciencias
así decirlo, que escriba la comedia de nuevo, sus­ positivas, que su hijo Segismundo ha de traerle a
tituyendo una de su propia invención por la predi­ él y a su reino entero grandes daños y males (12).
cha por el hado. El resultado es que la tragedia se
aborta, puesto que Basilio no muere, como las
estrellas habían pronosticado, pero sí que sufre
una humillación a manos de su hijo». De esta
manera «el metateatro ha reemplazado a la trage­
dia». «La vida es sueño es un drama dentro de un
drama y del designio más sutil»... «Puesto que
Basilio es una de las víctimas designadas del ho­
róscopo (la otra es su esposa, quien falleció des­
pués del parto), inventa un esquema por medio del
cual su hijo, Segismundo, ha de sufrir un examen
para determinar si ha de ser su asesino. Basilio ha
compuesto en su mente el bosquejo de una acción
que ha de ser una improvisación fundada en un
tema. Esta técnica en que los personajes improvi­
san sus versos mientras se desenvuelve la acción
estrechamente se parece a la encontrada en la
commedia dell' arte. La acción improvisada simula
los sucesos fortuitos en la vida de cada hijo de
vecino, aunque han sido ideados y dominados por
Calderón. Siendo astrólogo, Basilio ha descu­
bierto en su lectura de las estrellas el pronóstico
de que Segismundo humillará (vv. 710-25), y ma­
tará a su padre (vv. 648-51). Ha decidido narcoti­
zar al Príncipe para probar el horóscopo funesto.
Dejará al Príncipe que reine sin saber su verda­
dera identidad (v. 797)... Como el realizador, Basi­
lio pondrá la comedia en la escena del palacio,
donde Segismundo entrará en contacto con otra
gente. El Rey espera que Segrsmundo aprenda de
su experiencia a reprimir cualquier impulso que
tenga para actuar como otra persona civilizada y
que trata a todos con respeto. Para guiarle en sus
actos, las gentes que le rodean sirven de apunta­
dores para reprenderle cuando se comporta irres­
petuosamente. Los personajes que hacen el papel
de apuntadores no ocupan una concha, como hace Y o (informa Basilio), acudiendo a mis estudios,
el apuntador para recordar los versos olvidados a en ellos y en todo miro
los actores durante una representación. Apuntan que Segismundo sería
al Príncipe en cuanto al tema general de «obrar el hombre más atrevido,
bien» cuando sus actos rompen las amenidades el príncipe más cruel
sociales»... (11). Así, realmente, se desarrolla un y el monarca más impío
drama dentro de otro drama. Y esta técnica incor­ por quien su reino vendría
pora uno de los recursos más fértiles en la historia a ser parcial y diviso,
del teatro. El mundo como teatro y la vida como escuela de las traiciones
sueño serán productos específicos del proceso y academia de los vicios; ... Jor. I, ese. VI
creador del metateatro. Y Basilio decide, para evitar que se cumpla tan
funesto vaticinio notificar a la corte y al pueblo que
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condiciones experimentales. De modo que si Se­


gismundo responde a la fiera condición que se le
había asignado, pueda rápidamente ser devuelto a
su encierro sin que se dé cuenta de su verdadero
origen y poder. En efecto, Segismundo irrumpe en
palacio con el más absoluto desprecio de toda
norma, de toda ley. Y Segismundo, para quien la
prueba ha sido vivida como un sueño, porque
como tal había sido organizada, retorna a sus ca­
denas. Mas el pueblo, percatado de la existencia
del príncipe, opta por rescatarlo, por darle el go­
bierno que le pertenece. Y así llega de nuevo al
poder. La experiencia pasada, sin embargo, no ha
sido inútil. Ahora Segismundo hace gala de una
refinada cordura, de un tacto, de un tino sutil. Y
termina con la más feliz de las soluciones:
¿Qué os admira? ¿Qué os espanta,
si fue mi maestro el sueño
y estoy temiendo en mis ansias
que he de despertar y hablarme
otra
.. vez
, en mi cerrada
su hijo había nacido muerto, mientras ordena que pns10n ?....
Segismundo sea encarcelado en una torre que Jor. III, ese. XIII
hace construir en un lugar alejado y abrupto
donde nadie pueda tener acceso, «donde apenas la La obra, de esta guisa simplificada, queda sin
luz ha hallado camino». vida. No obstante, es suficiente esta leve línea
Segismundo, entre cadenas, permanece hasta argumentativa, para entreteger los acontecimien­
que el rey, deseando verificar sus teorías y no tos y para retornar desde la idea principal, que
encontrando razón alguna que justifique su propio domina el proceso y la grandiosidad expositiva de
comportamiento, Calderón. Esta idea principal es la idea de bien.
Lo cual quiere decir que la lectura se está ha­
... pues ninguna ley ha dicho ciendo desde el plano de las ideas y el sistema de
que por reservar yo a otro construcción utilizado.
de tirano y de atrevido, Desde luego, la idea de bien no ha sido formu­
pueda yo serlo, supuesto lada por Calderón en términos abstractos, en el
que si es tirano mi hijo, sentido de que esté definida en sí misma y como
por que él delitos no haga, correlato de alguna entidad, sino que simplemente
vengo yo a hacer los delitos. id. id. está usada en los actos personales como algo que
se inclina a devolver a su hijo a Palacio y permi­ únicamente en éstos puede ejercerse. Por eso se
tirle gobernar. Pero quiere hacerlo en las mejores expresa en la conducta y en las obras:
-- -- ----- ----- Clotaldo.- ¿Qué dices?
Segismundo.- Que estoy soñando y que quiero
obrar bien, pues no se pierde
el hacer bien, aún en sueños

Clotaldo.- Pues, señor, si el obrar bien


es ya tu blasón, es cierto
que no te ofenda el que yo
hoy solicite lo mesmo.
Jor. III, ese. IV
El obrar y el hacer son formas de comporta­
miento acotadas por la idea de bien·y, a su vez, la
idea de bien resulta delimitada por el obrar y el
hacer.
Esta idea, decimos, es la idea principal por
cuanto está recogida al modo de conclusión gene­
ral a la que llega Calderón casi al final de la obra:

1 «A reinar, fortuna, vamos;


-------- -- ---- -- _, J no me despiertes, si duermo,
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y si es verdad, no me aduermas;
mas sea verdad o sueño,
obrar bien es lo que importa;
si fuera verdad, por serlo;
si no, por ganar amigos
para cuando despertemos».
Jor. III, ese. IV.
Pero, además, es idea principal porque preside
toda la trama de La vida es sueño. Hasta podría­
mos decir que Calderón la ha construído como un
método gnoseológico que lo lleva a una confronta­
ción dialéctica y a un sistema en sí mismo dialéc­
tico.
Lo primero que Calderón establece en La vida
es sueño es la imposibilidad y el éxito de las cien­
cias positivas como único conocimiento de la rea­
lidad. Lo científico es objeto de análisis en un
nivel que sobrepasa la ciencia, aunque implique,
por otra parte, el hecho científico sin el cual nin­
gún análisis podrá ser efectuado. Es desde esta
perspectiva desde la que ha de leerse el fracaso y
la necesidad de Basilio. Pues como representante
y prototipo de la ciencia actúa en La vida es
sueño:
Sabio Tales...
Doctor Euclides...
'o"�

que entre signos...
que entre estrellas ...
hoy gobiernas...
hoy resides... ::;:�-------------------�
y sus caminos... Pedro Calderón de la Barca.
sus huellas
describes
tasas y mides... Jor. I, ese. VI. renuncia a hallar soluciones lógicas, y se abraza,
agnósticamente, al sentido de la buena conducta,
También como sabio se presenta: a la conciencia de que, aun en sueño, no se pierde
Ya sabéis (estadme atentos, el hacer bien... Es, en una palabra, la futura solu­
amados sobrinos míos, ción de Kant, el «primado de la razón práctica»,
corte ilustre de Polonia, que da a la creencia el hueco que deja la razón
vasallos, deudos y amigos), abdicada, para centrarse en la conciencia íntima
ya sabéis que yo en el mundo del deber como único testimonio del destino tras­
por mi ciencia he merecido cendente del hombre, contando con las ideas de
el sobrenombre de docto... Dios y de la realidad externa «como si» estuvieran
Jor. I, ese. VI demostradas.
Ocurre así que Calderón, expresión terminal de
Este reconoc1m1ento, hecho explícito por Cal­ una larga era de hegemonía del pensamiento orto­
derón, es precisamente el antecedente más claro doxo de orientación teológica -lo que se suele
de la filosofía moderna, y ha servido varias veces llamar «pensamiento medieval» pero que en Es­
de modelo de interpretación. paña llega hasta el Barroco-, al sintetizar en su
«La vida es sueño anticipa y resume, como ha crepúsculo la «edad teológica», al mismo tiempo
señalado Valverde, la aventura filosófica del espí­ anuncia con clarividencia poética lo que será el
ritu europeo desde el propio Descartes hasta destino del pensamiento humano «secularizado».
Kant. Igual que el filósofo francés junto a su estu­ Calderón de esta manera, viene a ser un enlace, o
fa, el príncipe Segismundo -una especie de Ham­ más exactamente, un plateu tourna nt entre las dos
let silogístico- se plantea el «problema crítico»: grandes edades de Europa, medievo y modernidad
¿la vida es sueño? ¿Cómo saber si nos movemos -igual que en un orden más limitado y técnica­
en la realidad o en una alucinación vitalicia qu e mente filosófico-, lo fue desde el siglo XVI el
nos impone a lo largo de nuestros años un «espí­ jesuita granadino Francisco Suárez, cuyas Dispu­
ritu maligno»? Descartes creyó encontrar solucio­ tationes Metaphysicas sirvieron para la fundación
nes tranquilizadoras: Segismundo, adelantándose del racionalismo en las Universidades alemanas de
a los acontecimientos en la historia de la filosofía, fin del XVII y principio del XVlll, y por tanto,
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Como fenómeno científico tiene el sueño una


objetividad más acá de las cosas en sí mismas. Y
es a partir de esta instauración fenoménica, y de
su cumplimiento, cómo la vida deja de ser algo
radical para transformarse, para ser entendida y
comprendida como transitoriedad, como evanes­
cente, sin consistencia interna:
... pues estamos
en mundo tan singular
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando...
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende...
Jor. II, ese. XIX.
El sueño, por consiguiente, como ya se ha di­
cho, es un fenómeno objetivo que, en cuanto cien­
tíficamente aislado, supone la ininteligibilidad de
todo lo transfenoménico. Su representatividad
viene dada por los criterios desde los que se ha
implantado. Y con ella la visión apariencia! de la
formaron el eslabón que une la escolástica medie­ vida. Pero, surge inmediatamente la negación, que
val con los predecesores inmediatos de Kant» (13). ocurre por la presencia desmedida del mal. Nada
En esta lectura de Valverde, sin embargo, que puede poner coto -si la vida es inconsistente-, a la
pasa inmediatamente a lo escenográfico como va­ transgresión, a la muerte, al aniquilamiento que
lor teatral fundamental de La vida es sueño, falta Segismundo lleva a cabo implacablemente en toda
la referencia al elemento dialéctico rigurosamente la jornada segunda.
incorporado por Calderón, quien va incluso más El mal, por otra parte, supone como contraco­
allá del límite establecido por Goldman (14). rrelato la idea de bien. No es posible hablar de
El sueño, y en este sentido la diferencia con mal sin formular su propia negación, es decir, sin
Descartes es clara, representa un producto cientí­ que la idea de bien sea inmediatamente dada. Por
fico, ya que es Basilio, el sabio, el que decide eso la idea de bien, como negación de la negación,
narcotizar a Segismundo y urde todo el entramado como superación de la ciencia, está latente en
para que la realidad vivida sea sometida a la estra­ toda la obra, aunque sólo se exprese en el mo­
tegia que su cuño categorial implica. La función mento en que el sueño y el mal han sido cumpli­
básica es establecer hasta qué punto es posible la dos.
ciencia, hasta dónde alcanza su poder. El inicio mismo del drama, en cuanto clamor
Quiero examinar si el cielo, por la libertad, la exige de alguna manera. Pues la
que no es posible que mienta, libertad se fundamenta y radicaliza al establecer la
y más habiéndonos dado opción del bien y del mal.
de su rigor tantas muestras, El conjunto de los personajes: Rosaura, Clarín,
en su cruel condición, Clotaldo, Astolfo, Estrella, soldados y vasallos,
o se mitiga, o se templa constituyen el cortejo en el que se realizan, desde
por lo menos, y vencido múltiples niveles, los mismos planteamientos.
con valor y con prudencia Tiene la obra de Calderón un antecedente literal
se decide; porque el hombre en el mito de la caverna de Platón. También allí es
predomina en las estrellas. la idea de bien la que permite desenmascarar las
Esto quiero examinar... ficciones, los propios encadenamientos. Pero el
Jor. II, ese. I método calderoniano supone un desarrollo interno
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Calderón

nuevo. No sólo culmina con él la concepción di­


rectamente dialéctica de la obra dramática, en
cuanto a su estructura teatral, sino que los mismos
contenidos, tal como en La vida es sueño los
presenta, están dialécticamente tratados. De ahí
que las contradicciones sean imprescindibles y
constantemente superadas. Sueño y realidad, fre­
nesí y ficción, gloria y desdicha, fidelidad y trai­
ción, honor y deshonra, hado y libertad, son los
materiales de los que está tejida nuestra existen­
Prólogo de Cándido
cia. Y sólo quien con corrección los usa, sabrá
con corrección superarlos:
Aunque el hado, señor, sabe
todos los caminos y halla
a quien busca entre lo espeso
de las peñas, no es cristiana
determinación decir
que no hay reparo en su saña.
Sí hay, que el prudente varón
victoria del hado alcanza ...
Jor. III, ese. XIII.
Las contraposiciones son constantes, porque
son imprescindibles una vez que este método ha
PENTHAI.m sido instaurado. Verdad y falsedad, certeza y
ediciones duda retornan con una insistencia exasperante.
Obsérvese la reacción de Segismundo ante la pre­
sencia de Rosaura en la jornada tercera, después
que se ha cumplido su último y definitivo asalto al
poder:
Cielos, si es verdad que sueño,
Y��géuK suspendedme la memoria,
que no es posible que quepan
en un sueño tantas cosas.
�¿i&'� ¡Válgame Dios, quién supiera,
o saber salir de todas,
o no pensar en ninguna!
¿ Quién vio penas tan dudosas?
Si soñé aquella grandeza
en que me vi, ¿cómo ahora
esta mujer me refiere
unas señas tan notorias?
Luego fue verdad, no sueño;
y si fue verdad (que es otra
confusión y no menor),
¿cómo mi vida le nombra
sueño? Pues ¿tan parecidas
a los sueños son las glorias,
que las verdaderas son
tenidas por mentirosas
y las fingidas por ciertas?
¿ Tan poco hay de unas a otras,
que hay cuestión sobre saber
si lo que se ve y se goza

PENTHALON
es mentira o es verdad?...
Jor. III, ese. X
ediciones Solamente cuando se ha dado un salto cualita­
tivo, rompiendo la dimensión en la que las contra­
Apartado de �eos 33.059 posiciones se establecen, es posible descubrir al­
Madrid-23 - Teléf: 207 12 86 guna salida. Y Calderón nos invita a realizar este
giro copernicano. Los sentimientos y afecciones,
16
1600

1681

las luces y sombras terminarán enloqueciéndonos


si no somos capaces de quebrantar el cero e insta­ novedades
larnos en una realidad distinta, que ha de ser dia­
riamente construída. Esta nueva realidad, esta
coartada de la razón, exige audacia, valor y tem­
planza, esto es, un género distinto de sabiduría.
Pero únicamente así la verdad y la falsedad, el
sueño y la realidad, dejarán de ser esa dicotomía narrativa española
insalvable para transformarse en instrumentos .de OCTUBRE, OCTUBRE
seguridad personal y de personal estabilidad. José Luis Sampedro
La supremacía de la razón práctica, esta nueva (3.ª edición)
sabiduría a la que hemos aludido, no ha sido in­
troducida por Calderón como suplantación de la narrativa cubana
razón pura, sino cuando la razón pura ha culmi­ GALLEGO
nado su propio proceso, ha desarrollado sus posi­ Miguel Barnet
bilidades. Y adviene la razón práctica como razón
necesaria, no como ilusión utópica o como ensa­ narrativa de len ua alemana
ñamiento demagógico en pro o en contra de cual­ EL MOMENTO DE
quier situación subjetiva. En un mundo totalmente LA SENSACION VERDADERA
reducido por la razón crítica, la vida y el hombre Peter Handke
no pueden sobrepasar el nivel de los fenómenos. Traducción de Genoveva Oieterich
Por eso pierde el sentido de lo real en sí, pierde
incluso la capacidad de preguntar por tal sentido. EL HOMBRE APARECE EN EL

o
Hacer que la razón práctica se recupere es resti­ HOLOCENO
tuir a la vida humana su puesto especial Max Frisch
Traducción de Eustaquio Barjau
en el universo, un puesto en el que la
ética significa el último y el único recurso narrativa portuguesa
para sobrevivir.
LA SIBILA
Agustina Bessa-Luís
Traducción de Isaac Alonso Estravis
NOTAS
(1) Augusto Cortina, El barroco en «La vida es sueño» y
LO QUE DICE MOLERO
«El alcalde de Zalamea», Prólogo a la Edición de Espasa­ Dinis Machado
Calpe, Madrid, 1955. Traducción de Angel Crespo
(2) Id. p. XI-XIII.
(3) Id. p. XIII. narrativa brasileña
(4) Id. p. XIV y XXXIII.
(5) A. Valbuena Prat, Historia de la literatura española, MANOLON Y MIGUELIN
Vol. II, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1957, pp. 502-503. Joao Guimaraes Rosa
(6) J. D. García Bacca, Sentido «dramático» de la filosofía Traducción de Pilar Gómez Bedate
española: «La vida es sueño», en tres jornadas filosóficas, en
Introducción literaria a la filosofía, Ed. de la Biblioteca de la narrativa francesa
Univ. Central de Venezuela, 1964, p. 262 y ss.
(7) Id. p. 264. "LES DAMES DE FRANCE"
(8) Gisele Fea! y Carlos Feal-Deibe, «La vida es sueño: De Angelo Rinaldi
la psicología al mito», Reflexión 2, 1 (1972), pp. 35-55. Traducción de Carlos R. de Oampierre
(9) Cesáreo Bandera, Mimesis conflictiva. Ficción literaria
y violenta en Cervantes y Calderón, Ed. Gredos, Madrid, narrativa inglesa
1974, p. 250 y SS.
(10) Everett W. Hesse, Interpretando la comedia, Ed. J. HENRY Y CATO
Porrúa Turanza, Madrid, 1977, p. 115. Iris Murdoch
(11) Id. p. 117-118. Vid. para otras interpretaciones: J. Traducción de Luis Lasse
Casalduero. Sentido y forma de «La vida es sueño», en Estu­
dios sobre el teatro español, Ed. Gredos, Madrid, 1972, p. 163
y ss. M. F. Sciacca. Verdad y sueño de La vida es sueño de
narrativa rusa
Calderón de la Barca, en Clavileño, 1, 2 (marzo-abril, 1950), PETERSBURGO
pp. 1-9. Edward M. Wilson. «La vida es sueño», en Rev. de la
Univ. de Buenos Aires, 3.ª época, años IV, n. 0 3-4 (1946), pp.
Andrei Biely
Traducción de José Fernández Sánchez
61-78. E. Frutos. La filosofía de Calderón en sus «Autos Sa­
cramentales», Zaragoza, 1952. A. L. Cilveti. El significado de
«La vida es sueño», Ed. Albatros, Valencia, 1971. narrativa italiana
(12) Las citas están tomadas de la edición preparada por LAS HERMANAS MATERASSI
Augusto Cortina y publicada por «Clásicos Castellanos», Aldo Palazzeschi
Espasa-Calpe, Madrid, 1955.
Traducción de Emilio-Germán Muñiz
(13) Martín de Riquer, J. M.ª Valverde, Historia de la
literatura universal, Ed. Planeta, Barcelona, 1968, vol. II, pp. EDICIONES ALFAGUARA, S.A..
301-302. a
Prináprdl' Vn�ara, 81. /.º • M dritl-6
(14) L. Goldman, El hombre y lo absoluto, Ed. Península,
Barcelona, 1968, p. 311. Distribuye ITACA
Lrípn.d,H1ryoJ. /.//·• Madrid-2

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