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Clase N°3
Clase N°3
Management)
Es en este punto es que nos encontramos con un importante hito que aparece con fuerza a fines de
la década de los 1970’s y principios de los 1980’s. Hasta esa fecha los mercados estaban dominados
por los productos provenientes de Norteamérica y Europa. Por ejemplo si hablábamos del sector
automotriz escuchábamos hablar de los automóviles Ford (empresa emblemática de los Estados
Unidos) o Peugeot y Renault de Francia, Fiat de Italia y Volkswagen en Alemania. Si nos referíamos
a los artículos electrónicos surgían marcas como Motorola, Phillips, General Electric, etc.
No obstante, desde varias décadas antes, específicamente desde el término de la segunda guerra
mundial en 1945, se comenzaron a potenciar y crear nuevas marcas que irrumpirían en los mercados
y que harían tambalear a los gigantes mencionados. Todas ellas venían del oriente, específicamente
de Japón, el último país en rendirse a las fuerzas aliadas, luego de un feroz ataque nuclear a las
ciudades de Nagasaki e Hiroshima y que pronto fue ocupado por las fuerzas norteamericanas. Fue
justamente este escenario el que daría origen a uno de los movimientos de la calidad más
importante de la historia: La Calidad Total o TQM (Total Quality Management), cuyos aportes al
sector de la manufactura y de servicios siguen siendo utilizados con éxito en todo el mundo.
Por otra parte, el ejército norteamericano que ocupaba Japón para hacerse cargo del periodo de
posguerra en este país, necesitaba ganarse la confianza de la población, aún golpeada físicamente
y en su orgullo por todo lo que había sucedido. Para eso necesitaba difundir los mensajes de paz y
el llamado a trabajar en conjunto por la reconstrucción; pero se encontraron con un obstáculo, en
Japón no habían radios por lo que rápidamente montaron una fábrica para su confección. No
obstante la mano de obra disponible no era de las mejores por lo que los resultados fueron aparatos
de mala calidad. Después de varias iniciativas para mejorar esta situación, finalmente se orientaron
los esfuerzos a la capacitación en calidad de las nuevas generaciones de ingenieros y
administradores, agrupados en la Unión de Científicos e Ingenieros del Japón (JUSE, Japan Union of
Scientists and Engineers).
En sus inicios contaron con la colaboración de Joseph Juran, Licenciado en derecho e ingeniero
electrónico, quien inició su carrera técnica en la empresa Western Electric en Hawthorne Works,
Chicago, hasta llegar al puesto de Gerente de Calidad, para luego dedicarse a la consultoría en el
tema. Luego solicitaron el apoyo de otro experto, Walter Shewhart, conocido como el “padre” del
Control Estadístico de Procesos (SPC), pero su falta de disponibilidad hizo que recomendara a un
ingeniero que trabajaba con él y que estaba dispuesto a colaborar, de nombre William Edwards
Deming. Este episodio sería clave en el desarrollo de la calidad en Japón como veremos a
continuación.
Las enseñanzas de estos expertos cayeron en terreno fértil; los alumnos (principalmente
empresarios y profesionales japoneses) entendían que este proceso podía ser clave para la
recuperación de su país y tomaron la tarea como un imperativo patriótico. No hubo espacio para la
Pero este proceso de enseñanza no fue simplemente un traspaso de técnicas y metodologías, sino
también el espacio para crear conocimientos, que luego dieron forma al modelo de Calidad Total.
Entre los alumnos destacados debemos mencionar varios nombres que se repiten al momento de
hablar de la historia de la calidad: Kaoru Ishikawa, Taiichi Ohno, Masaaki Imai, Genichi Taguchi,
Shigeo Shingo, entre otros. Cada uno de ellos aplicó lo aprendido en las empresas donde trabajaban,
principalmente Toyota (automotriz), Fujitsu (telefonía y comunicaciones) y Matsushita
(electrodomésticos).
Lo esencial de todo este trabajo, originalmente orientado a controlar la calidad de los productos y
los procesos del sector de manufactura y particularmente de las áreas de producción, fue la
constatación de que las técnicas y herramientas de calidad adquiridas eran perfectamente
aplicables en las actividades de servicios, por ejemplo, para mejorar la expedición de las órdenes de
compra, la recepción y pago de facturas, la mantención de equipos e instalaciones, los procesos de
capacitación al personal, etc. es decir, tenían un impacto a nivel de todos los procesos de la
organización, es decir, “Calidad Total”
No obstante este trabajo no fue de la noche a la mañana, sino que el resultado de la perseverancia,
disciplina y por sobre todo confianza, en lo que se estaba desarrollando; particularmente esto
último ya que la historia a veces nos muestra lo positivo pero se olvida de los momentos de
desaliento o donde las cosas no salen como se esperan, y existe la tentación de interrumpir los
procesos de mejora y cambiar de estrategia. En ese sentido Japón le da una lección a occidente ya
que alcanzar una posición competitiva en los mercados les llevó cerca de 35 años, contados desde
el fin de la guerra hasta inicio de los años 80, donde sus productos comienzan a conquistar
posiciones en mercados previamente dominados por norteamericanos o europeos (piense unos
momentos el impacto para la Ford la competencias de los autos Toyota). Nada mejor para
representar esto, es la frase que utiliza Deming en su muy famoso libro “Out of the Crisis” (La Salida
de la Crisis), cuando menciona lo que le dice Yago a Rodrigo en la Obra Teatral “Otelo” de William
Shakespeare: “Que pobres son los que no tienen paciencia”.
Hemos detallado los orígenes de la filosofía de la Calidad Total para entender que lo que descubrió
el mundo occidental a principios de los 80 era principalmente el resultado de décadas de estudios,
desarrollos y aplicación en la industria Japonesa.
Cuenta la historia que las primeras delegaciones se vieron decepcionadas al no ver nada nuevo en
materias primas, tecnología o infraestructura. La realidad es que no es fácil, para quien está
prisionero de un paradigma, entender que el secreto no estaba en estas cosas más tangibles, sino
que en otro tipo de elementos que requerían de una observación libre de prejuicios.
Las siguientes visitas fueron con un ojo avizor y oídos en alerta. Esto les permitió darse cuenta que
la diferencia estaba en las práctica de gestión. Descubrieron, por ejemplo, que cuando en un área
había un problema, se juntaban sus integrantes en lo que ellos llamaban “círculos de calidad”, donde
todos pensaban y tenían voz para dar su opinión al respecto incluyendo ingenieros, otros
profesionales y trabajadores. Incluso, quien lideraba las reuniones no era necesariamente el jefe del
área (quien actuaba más bien como facilitador de la discusión), sino que podía ser un técnico o el
operador del equipo bajo análisis. Esto por supuesto rompía con principios clásicos de
administración.
Sumado a lo anterior, el personal trabajaba en equipo, es decir con objetivos comunes y con sentido
de colaboración independiente del nivel jerárquico o su dependencia funcional; por ejemplo, el
personal de producción, mantención y administración trabajaban en conjunto para lograr un
objetivo o salvar un obstáculo.
También observaron el uso intensivo de herramientas gráficas y de Estadística, como es el caso del
Diagrama de Ishikawa para el análisis de causas o los gráficos de control (los mismos que Walter
Shewhart había desarrollado para la empresa Telefónica Bell entre los años 1930’s y 1950’s).
Además se dieron cuenta que todos los trabajadores estaban “obsesionados” por la calidad y evitar
los errores. Estos últimos no eran escondidos por temor a las represalias de la jefatura, sino que
eran declarados en cuanto ocurrían y en vez de castigo, el trabajador recibía una felicitación por
haber descubierto “un tesoro” (a esta altura el lector estará pensando que estamos exagerando
pero no es así). Escuchaban constantemente la palabra “Kaizen” que significaba “Mejora Continua”
y la búsqueda incesante de los “Muda” que se traduce como “Desperdicios”. Junto con lo anterior
todas las personas tenían un sentido común del trabajo: la satisfacción del cliente.
Finalmente, como guinda de la torta, cuando revisaron la estructura organizacional de las empresas
japonesas observaron con gran sorpresa que estas eran bastante “planas”, con pocos niveles: Un
gerente o Jefe de Fábrica, Jefes de Línea o Supervisores y los Operarios (aquí la pregunta era, ¿cómo
se puede hacer carrera en esta pirámide tan pequeña?). Detrás de esto se encuentra el pensamiento
de que la gente puede trabajar motivada sin necesidad de ser constantemente controlada y que los
Supervisores o Jefes de Línea no están para mandar sino para servir. En este último punto hay otro
aspecto que es fundamental, los jefes eran en realidad líderes, personas que eran reconocidas por
sus trabajadores como tales y que eran capaces de motivarlos y comprometerlos en la tarea; todo
esto rodeado de un clima laboral positivo y desafiante.
¡Menuda tarea se venía por delante!: La implementación de la filosofía de la Calidad Total o TQM
no sólo requería la aplicación de conocimientos y técnicas sino que cambiar modelos mentales sobre
la operación y administración de las fábricas y la dirección de personas. Había que romper con casi
un siglo de Taylorismo.
En este punto podemos mencionar dos hechos relevantes. El 24 de junio de 1980, los
estadounidenses vieron por televisión un documental de la NBC titulado "Si Japón puede... ¿Por
qué no podemos hacerlo nosotros? (ver: https://www.youtube.com/watch?v=vcG_Pmt_Ny4). Este
documental sobre la competencia industrial en constante crecimiento entre los Estados Unidos y
Japón, introdujo al Dr. Deming a los estadounidenses. Por primera vez los espectadores se enteraron
que un estadounidense de 80 años, era uno de los más importantes responsables del resurgimiento
industrial japonés después de la Segunda Guerra Mundial.
El segundo hito es una publicación del profesor de la Universidad de Harvard David A. Garvin en la
versión de Septiembre de 1983 de la revista Harvard Business Review titulado “Quality on the Line”
donde hace un análisis de la calidad y la productividad en Estados Unidos y Japón, lo que incentiva
a los lectores, muchos de ellos directivos de empresas, a conocer con mayor detalle cuál es el
modelo de gestión utilizado por los orientales y aplicarlo en sus lugares de trabajo.
La aplicación del TQM en occidente tuvo resultados diversos. Hubo grandes éxitos pero también
sonados fracasos. ¿La razón? No es fácil lidiar con formas de pensar y las resistencias al cambio. Tal
como hemos mencionado TQM no es un conjunto de técnicas y herramientas a aplicar, es una forma
distinta de dirigir las organizaciones y de gestionar a las personas. Por ejemplo pasar de ser un jefe
autoritario a un líder que sirve, no se consigue de la noche a la mañana leyendo un libro o asistiendo
a un taller de liderazgo. Aplanar las organizaciones, eliminado niveles de control cuando el
pensamiento dice que la única manera de que los trabajadores sean productivos es estar “encima
de ellos” o que la única manera de lograr un desarrollo laboral es escalar en el organigrama, no es
una tarea trivial.
No obstante estas dificultades, es posible hacerlo y para eso se debe partir por cumplir un requisito
fundamental: el absoluto convencimiento, apoyo y liderazgo de la alta dirección. Las organizaciones
que lo han conseguido pueden dar fe de ello.
De entre todas las posibles barreras, la mencionada en el párrafo anterior es con seguridad la más
alta en países como Chile. Las altas direcciones de las organizaciones, tanto privadas como públicas
están organizadas sobre la base de un mando individual o a lo más de un pequeño grupo (muchas
veces una familia que es dueña exclusiva o mayoritaria). Algo totalmente equivalente sucede en
nuestra Administración Pública, donde la Dirección de un Servicio tiene un mando absoluto sobre
todos los funcionarios del mismo.
Cuando nos referimos a los principios de la Calidad Total, nuevamente nos debemos remontar al
trabajo de W. Edwards Deming en Japón, quien planteó las bases de este movimiento. Una primera
constatación empírica del resultado de aplicar las técnicas y herramientas de calidad fue que: “al
mejorar la calidad aumenta la productividad”. Esto que parece lógico y obvio no lo era para la
tradición occidental que por décadas decía (y hasta hoy aún resuena en la cabeza de algunos
gerentes) que la calidad y la productividad eran incompatibles, es decir, lo uno o lo otro. No obstante
lo que nos muestra la realidad es todo lo contrario. Esto quedó plasmado en una gráfica (la reacción
en cadena de Deming) que se empezó a publicar en todas las pizarras de las salas de reuniones de
los directivos japoneses:
Es importante para el lector entender que detrás de estos catorce puntos hay un contexto (lugar y
tiempo) que hay que considerar. Esto lo decimos especialmente si algunos de estos puntos les
generan alguna disonancia. Por ejemplo nos puede parecer extraño el punto 11 que habla de
eliminar los objetivos y metas numéricas. En este sentido Deming expresaba lo siguiente “dime
como mides y te diré lo que haces”, queriendo decir que estas expresiones numéricas focalizan todo
el quehacer de las personas hacia su cumplimiento y que de alguna manera estas se las arreglan
para cumplirlas (a veces con prácticas reñidas con la ética). Lo que Deming quería poner en el tapete
era la siguiente cuestión: ¿Cuál es el propósito de nuestro trabajo, lograr calidad en los productos
Estos puntos fueron evolucionando y derivando a los actuales principios de la Calidad Total que son
nueve y que a continuación detallamos:
2. Orientación hacia satisfacer (y ojalá maravillar, superando las expectativas) a los clientes
externos, que proveen recursos a la organización.
Aquí se juega la efectiva “orientación al cliente” de la organización, clave de una gestión
moderna de la Calidad y, en realidad, de una “gestión moderna” sin apellido.
4. Realizar planificación global y de los detalles (muchas veces es en los detalles donde se pierde
calidad, y por ende, competitividad).
Ambos tipos de planificación son muy importantes y la planificación de los detalles en el diseño
e implementación de los procesos cobra creciente importancia al buscar la excelencia. (En Chile
se ha desarrollado una interesante capacidad para Planificación Global, pero en materia de
detalles falta muchísimo. En los detalles, es donde se juega muchas veces el cliente, y donde se
define la competitividad de una organización)
Tal como hemos mencionado varias veces la Calidad Total es una filosofía para abordar el tema de
la calidad en las organizaciones. Para esto se aplican los principios que detallábamos en el punto
anterior y se apoya en la aplicación de una serie de métodos y herramientas, muchas de ellas
proveniente de la Estadística que aportan en su conjunto a lograr un alto desempeño.
Entre las estrategias y metodologías que forman parte de la Calidad Total podemos distinguir los
siguientes:
• Kaizen: La expresión Kaizen viene de las palabras japonesas “kai” y “zen” que en conjunto
significan la acción del cambio y el mejoramiento continuo, gradual y ordenado. El Kaizen se
centra en la eliminación de los desperdicios de los sistemas productivos (bienes y servicios), en
la lógica de que cada acción de mejora, por pequeña es un avance en la calidad y que la suma
de estos nos lleva a niveles de excelencia.
• Jidoka: Metodología que busca que cada proceso tenga su propio control de calidad. El sentido
de este método es detener un equipo o línea de producción cuando se detecten síntomas de
fallas y evitar seguir funcionando en esas condiciones que conduzca a una falla mayor, que
implique mayores costos de mantención y pérdidas de producción. En su aplicación se realizan
los siguientes pasos:
1. Identificación y localización de un problema (en forma automática por sensores o
manualmente por avisos de los operadores o supervisores)
2. Detención momentánea de la línea de producción
3. Se buscan soluciones rápidas para corregir los efectos del problema y así reanudar la
producción lo antes posible
4. Se analiza la causa raíz del problema para implementar una solución definitiva que evite
una nueva ocurrencia del problema. Para esto se puede requerir detener nuevamente la
producción pero de manera planificada
• Genchi – Genbutso: Esta expresión se puede traducir como “Ve y Observa” y se aplica para la
reducción de desperdicios o actividades que no agregan valor al cliente. El sentido de este
método es que para encontrar los desperdicios en un proceso, lo primero es ir al lugar de los
hechos y observar cómo funcionan las cosas durante el tiempo que sea necesario hasta
detectarlos. Lo anterior implica reconocer que en la mayoría de las veces los desperdicios son
invisibles a la mirada rutinaria y rápida que le damos a las cosas y que una observación paciente
y sin presión hace que surjan.
• Poka Yoke: término que proviene del japonés “Poka”: error inadvertido y “Yoke”: prevenir. Esta
técnica fue desarrollada por Shingeo Shingo en los años 60. La técnica Poka Yoke se basa en la
idea de que la inspección o detección de los defectos por sí sola no mejora el desempeño de un
proceso sino que se debe enfrentar los problemas desde su causa para actuar antes de que el
error o defecto ocurra, previa comprensión de cómo actúan los elementos o dispositivos
diseñados. Otro aspecto que considerar es el hecho de que las personas cometen errores sin
premeditación y que también olvidan por lo que las acciones de capacitación no son suficientes
Por otra parte, las personas están sometidas a la fatiga, el stress, la presión de las urgencias, lo
que limita su capacidad de razonamiento y las hace realizar actos que pueden tener graves
consecuencias y que se podrían evitar con un sistema a prueba de errores.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, los dispositivos diseñados con la técnica Poka Yoke
pueden ser de dos tipos: preventivos, es decir, que no permiten que ocurra el error
especialmente cuando este puede tener graves consecuencias o, detectores, que mandan una
Con respecto a las herramientas estadísticas podemos mencionar las “Siete Herramientas Básicas
de Calidad” y el Control Estadístico de Procesos.
• Diagramas de Flujo
• Planillas de Registro
• Diagrama de Pareto
• Diagramas de Causa Efecto o de Ishikawa
• Histogramas
• Diagramas de Dispersión
• Gráficos de Control
Las seis primeras herramientas serán revisadas en detalle en la Clase N°6 y los Gráficos de Control,
como parte del tema de Control Estadístico de Procesos, en la Clase N°7
Gutiérrez, Humberto; De la Vara, Román (2013), Control Estadístico de la Calidad y Seis Sigma; Mc Graw Hill